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Concepto de ídolo

Un ídolo, término procedente del griego εἴδωλον, de donde pasó al latín “idōlum” es
una persona o una imagen que genera devoción en un grupo social, por
reconocérsele características especiales, mejores que las que poseen el resto de los
mortales. Tiene una connotación religiosa, ya que el ídolo es objeto de culto, aunque
los ídolos además de religiosos, pueden ser políticos, artísticos, deportivos, etcétera.
Ejemplos: “Mi ídolo es mi padre, no existe persona más honrada y trabajadora que él”,
“Maradona es un ídolo del fútbol” o “Gandhi es un ídolo de virtud”.
La existencia de ídolos surge como un modo de buscar modelos a imitar, y en
la necesidad de identificación; y surgen a veces de modo espontáneo, aunque muchos
son generados a través de los medios masivos de comunicación, que muestran a
ciertos humanos como superiores y diferentes al resto. Al ídolo se lo respeta, se lo
reverencia, se lo acepta sin discusión, pues en la mente de quien así lo considera, no
tiene defectos. El sujeto se coloca en una posición subordinada con respecto a su ídolo,
quien pasa a tener una categoría de divinidad.
Ya desde que el hombre se organizó bajo formas de liderazgo, buscó un líder, que
cuando lo conformó y deslumbró, se convirtió en ídolo para seguir o para adorar, con
el fin de que le sirva de guía en la búsqueda de su camino vital. Las antiguas religiones
paganas, buscaron imágenes como ídolos para adorar, lo que fue condenado por el
judaísmo, y luego también por el Islam.

Concepto de idolatría
La idolatría, palabra de origen griego, proviene de “eidolatria”, y es la práctica de
adorar a ídolos (seres humanos u otros vivientes, fenómenos naturales o cosas)
representándolos figurativamente y/o rindiéndoles culto.

El Antiguo Testamento cuenta que el pueblo de Israel, cansado de esperar el regreso


de Moisés que había subido al Monte Sinaí, donde le serían entregados los 10
Mandamientos, se reunió junto a Aarón (hermano de Moisés) a quien le entregaron
oro con el que fabricó un becerro, que se convirtió en objeto de veneración o idolatría,
al ser honrado con rezos, cantos, danzas y sacrificios, por parte del pueblo, y al que
creían necesitar como guía espiritual ante la tardanza de Moisés. Esta actitud provocó
un gran enojo de Dios, y el becerro fue destruido por Moisés.
Como puede observarse la idolatría es religiosamente condenada por las religiones
monoteístas, quienes prohíben adorar imágenes. Los católicos cuentan con imágenes
en sus iglesias, pero son representaciones de quienes se consideran vírgenes y santos,
y no falsas deidades, que intentan reemplazar a Dios, como el becerro de oro de Aarón.

Cuando los europeos arribaron a América, condenaron la religión de los pueblos


aborígenes y la consideraron idolatría, siendo esta acusación uno de los cargos
imputados al jefe Atahualpa, a quien Pizarro condenó a muerte, aunque Colón, a partir
de su primer contacto con la población autóctona, en un documento enviado a España
expresaba que estos individuos no tenían secta ni idolatría.
También se usa para designar a todo amor incondicional y extremo, ya sea por otro o
por uno mismo. La idolatría del cuerpo se muestra cuando nos colocamos adornos
excesivos, tatuajes, y a veces puede perjudicarlo, como cuando se lo somete a dietas
tan rigurosas para encajar en el modelo de belleza impuesta, que terminamos
condenándolo al dolor y a la enfermedad.

Imágenes e Ídolos
Cuando en la Biblia se lee el libro del éxodo u otros donde aparentemente se prohíbe
tener imágenes no se está refiriendo a cualquier tipo de imágenes, sino a los ídolos.
Aquí está el tremendo error de muchas sectas religiosas. Ellos creen que una imagen
es lo mismo que un ídolo y eso no es así.

Hay una gran diferencia entre una imagen y un ídolo. Una imagen es cualquier tipo de
estatua o fotografía que representa a alguien o algo, mientras que un ídolo es un falso
dios que se pone en lugar de Dios, como en el caso del becerro de oro. Cuando en la
Biblia se "habla de prohibición de imágenes" está refiriendo a los ídolos y no a cualquier
tipo de imagen. De hecho, si leemos atentamente, en el versículo anterior se habla
claramente de "otros dioses".
No habrá para ti otros dioses delante de mí (Ex 20,3). Como verás, la prohibición es
sobre el tener ídolos o falsos dioses, y eso es algo que tú no tienes, sino simplemente
imágenes

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