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Señor Juez:
Marcelo Alejandro Rapoport, en mi carácter de Fiscal Federal ante
el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río Grande, Tierra del
Fuego, en la causa n° 1777/07 caratulada “Pierre, Pedro Valentín y otros s/
delito de acción público”, me presento ante V.S. a fin de formular requerimiento
de instrucción, instar la acción penal y requerir la declaración indagatoria de
PARADA, Omar Edgardo; TERÁN, Emilio (DNI 8.338.668); GARDE, Miguel
Ángel (DNI 6.442.887); CADELAGO, Jorge Aníbal Santiago (DNI 11.957.699);
LÓPEZ, Jorge Luis (DNI 4.956.946); CALDERINI, Gustavo; VLCEK, Horacio
(DNI 7.600.753); LUGO OLIVER, Jorge Reynaldo (D.N.I. 11.303.539; N.I.
204.698); MASIRIZ, Raúl (DNI 7795615); GASSINO, Eduardo Luis (DNI
12.549.161); DÍAZ, Jorge Guillermo (DNI 11.452.805); AFRANCHINO RUMI,
Belisario Gustavo (DNI 12884360); ALBARRACÍN, Oscar (D.N.I. 14.141.145;
N.I. 249.589); LEIVA, Ramón Desiderio (DNI 13183622); RIVERO, Francisco
Gabriel (DNI 11.429.238); FERRANTE, Jorge Oscar (DNI 14742565);
TARANTO, Jorge Eduardo (D.N.I. 13.092.178; N.I. 232.340); MANZUR, Luis
Alfredo (DNI 11858860); LINARES, Raúl Antonio (DNI 12.506.013);
HERNÁNDEZ, Pablo Emilio (DNI 16043651); GUEVARA, Sergio Alberto
(DNI 14969660); SAMYN DUCO, Emilio José (DNI 13232503); ROMANO,
Jorge Arnaldo (DNI 13006916); CARO, Ramón Eduardo (DNI 11466173);
CONTRERAS, Oscar Luis (DNI 13389577); TAMAREU, Claudio (DNI
16787598); de quienes se desconocen demás datos filiatorios. Todo ello, en los
términos de los artículos 5, 65, 188, 199, 294 y concordantes del Código Procesal
Penal de la Nación —ley 23.984—.
A efectos de facilitar la lectura y comprensión del presente escrito se
adelanta que éste consta de una primera parte introductoria, en la que se explica,
de modo somero, el proceso de priorización de casos mediante el cual se
determinó la base fáctica sobre la que versa esta presentación (I. a) y se agrega un
glosario con los conceptos a los que remiten las abreviaturas utilizadas (I. b).
Seguidamente, se describen algunas circunstancias en torno a las cuales se adoptó
la decisión de recuperar las Islas Malvinas (II. a), la materialidad de cada uno de
los hechos (II. b) y la política posterior orientada al ocultamiento de estos
crímenes (II. c). Luego se analiza la responsabilidad que a priori le cabe a cada
una de las personas cuya declaración indagatoria se requiere respecto de estos
hechos (III) y se desarrollan las figuran penales en las que se subsumen los
delitos descriptos (IV). Por último, se realizan consideraciones vinculadas con la
obligación internacional del Estado argentino de investigar estos hechos (V) y,
previo al petitorio final, se proponen una serie de diligencias probatorias
orientadas a consolidar el avance de esta investigación (VI).
1
I. INTRODUCCIÓN
I.B. GLOSARIO
I. HECHOS.
1
Esta presentación no tiene por objeto analizar la responsabilidad de la Junta Militar y demás
autoridades no trasladadas al teatro de operaciones sobre la implementación generalizada de
tormentos a la tropa. Ello será materia de estudio para próximas presentaciones.
2
El estaqueamiento consistía en colocar al conscripto atado de pies y manos, con las
extremidades extendidas y sujetas a estacas, desprovisto de abrigo en temperaturas extremas,
cubierto por un plástico que impedía la visión, por lo general en situaciones de peligro y
vulnerabilidad absoluta como, por ejemplo, durante bombardeos enemigos o sujetando
granadas. El enterramiento consistía en colocar a los soldados parados o arrodillados en un pozo
o zanja sin abrigo ni casco, que generalmente por las condiciones del suelo de la zona se
llenaba de agua helada, y luego se los cubría hasta el cuello con tierra, nieve y rocas. También
se cuenta con prueba en la causa que indica que en las islas los conscriptos sufrieron
simulacros de fusilamiento con armas de fuego, congelamiento de partes de su cuerpo —se los
arrojaba a pozos de agua helada o se los forzaba a introducir pies o manos en agua helada— o
prácticas denigrantes, como obligarlos a comer excremento, ser orinados, etcétera.
3
Hay muchos elementos probatorios que dan cuenta de que los oficiales y suboficiales no
padecieron la escasez de alimentos que sufrió la tropa. Más adelante se verá en detalle, pero
esta circunstancia surge de múltiples declaraciones (cfr., por ejemplo, el testimonio de Sánchez
—fs. 2679—, Lencina —fs. 2683—, Mario Benjamín Romero —fs. 420/1— y Martínez
González —fs. 577—).
4
A continuación, se desarrollan cada uno de los aspectos que
sostienen las últimas afirmaciones.
4
Informe Rattenbach. Investigación confidencial sobre la conducción política y estratégico-
militar de las Fuerzas Armadas argentinas en la Guerra de Malvinas, Ediciones fin de siglo, pg.
27.
5
Ibídem pág. 28.
6
Ibídem.
5
Los integrantes de la Comisión “al no recibir directivas precisas, se
autofijaron los objetivos a lograr” y, bajo las deficitarias circunstancias descriptas,
elaboraron los documentos que darían origen a la ocupación de las Islas
Malvinas7.
El primer documento elaborado fue una DEMIL y el informe al
que se viene haciendo referencia señala que lo correcto hubiera sido la
elaboración previa de una ARENAC. El Brigadier General Lami Dozo requirió
que se cambiara el nombre del documento, aunque ello no corrigió el error por
completo pues antes de la DENAC “se debió confeccionar —o consultar— una
ARENAC”8.
Si bien este documento debía presentarse ante la Junta Militar en
pleno, éste fue expuesto individualmente por cada miembro de la Comisión a su
Comandante en Jefe para su aprobación. “Esto, obviamente, atentó, desde el
inicio, contra el logro de una adecuada coordinación en todas las actividades a
desarrollar”9.
Con posterioridad, la Comisión de Trabajo confeccionó un Plan de
Campaña Esquemático, basado en la DENAC 1/82, cuando, tal como indica el
Informe Rattenbach, en su lugar hubiera correspondido elaborar una
AREMIL/DEMIL. Este plan preveía la ocupación de las islas, la instalación de
un gobierno militar y un posterior repliegue de fuerzas, entre otras cuestiones.
Los documentos mencionados fueron aprobados por el COMIL el
16 de Marzo de 1982 y ese mismo día el Comité asignó al Estado Mayor
Conjunto responsabilidades en la planificación posterior de la alternativa militar.
El 26 de marzo, mientras el Estado Mayor Conjunto se encontraba
abocado a la tarea encomendada, la Junta Militar decidió la ocupación de
Malvinas, sin que se hubiera completado la planificación correspondiente10.
Así es como el informe concluye que el Estado Mayor Conjunto
no alcanzó a elaborar el Plan de Campaña Esquemático, correspondiente a la
DEMIL 1/82, debido a la intempestiva decisión de la Junta Militar de
recuperar Malvinas antes de que se completara la planificación
correspondiente.
Del análisis de los documentos emitidos —DENAC 1/82,
DENAC 2/82, DEMIL 1/82 y Plan Esquemático de Campaña del Teatro de
Operaciones Malvinas— surge la falta de observación y cumplimiento de las más
elementales normas de planificación vigentes en la Fuerzas Armadas y en el
Sistema Nacional de Planeamiento.
Con respecto al DEMIL 1/82, el informe señala omisiones en el
planeamiento de los objetivos y las operaciones para lograrlos. A su vez, aclara
que no se analizaron las características del Teatro de Operaciones, que “tampoco
resultaban propicias a las fuerzas propias, habida cuenta de que la fecha en que se
iniciaron las operaciones bélicas presuponía para la Fuerza Aérea Argentina,
accionar en el peor período del año (condiciones meteorológicas adversas,
período mínimo de luz diurna). Por otra parte, dichas características climáticas
afectaban también, en mayor medida, a las fuerzas terrestres propias que a las del
enemigo, mejor adiestrado, equipado y ambientado a este tipo de clima y
7
Ibídem, pág. 29.
8
Ibídem, pág. 30.
9
Ibídem, pág. 29.
10
Ibídem, pág. 31.
6
terreno”11. Se aclara también que el aviso previo a las unidades para cumplir
misiones de guerra fue muy escaso, las tropas fueron sin adiestramiento y
equipamiento adecuado, no se completó la puesta a punto de las Fuerzas
Aeronaval y Submarina, y se improvisó respecto de las tácticas de ataque a
buques y armamento a utilizar por parte de la Fuerza Aérea Argentina.
El informe sobre capacidades del enemigo era tan deficiente que
no se tuvo en cuenta que éste podía enviar, como de hecho lo hizo, el grueso de
su flota y que además contaría con el apoyo de los EEUU, el Mercado Común
Europeo y la OTAN.
Respecto del Plan Esquemático de Campaña del TOM, el informe
observó, primero, que los modos de acción elegidos no fueron los correctos para
el logro del objetivo. En este mismo sentido, señala que el adelanto de 45 días
para la realización de la operación afectó su desarrollo y produjo: fallas de
coordinación en los comandos para las acciones posteriores a la recuperación de
las Islas, déficits de preparación tanto de personal como de material; falta de
información del enemigo y de análisis de sus capacidades; falta de tiempo de
adiestramiento específico y conjunto de los distintos elementos intervinientes, así
como deficiencias de orden logístico, técnico, de inteligencia y
comunicacionales12.
Entre las conclusiones de carácter general, el Informe Rattenbach
señala que “cuando el COMIL decidió el 23 de marzo ocupar las Islas hizo
efectiva esta decisión el 26 de Marzo, y aun cuando el 2 de abril las islas se
reincorporaron a nuestro patrimonio nacional, no existía en concreto un plan
para su defensa, en el caso de que Gran Bretaña decidiera recuperarlas por la
fuerza. Este plan de defensa, materializado en el Plan Esquemático del Teatro de
Operaciones del Atlántico Sur, fue emitido el día 12 de Abril de 1982, diez días
después de ocupadas las Islas. Gran Bretaña inició la recuperación antes de
que Argentina hubiera previsto como defender las Islas”13 (el resaltado no
está en el original).
En relación directa con los hechos de esta investigación, resulta
importante remarcar que una de las falencias consignadas en las conclusiones del
informe respecto del planeamiento propiamente dicho fue que “dadas las
características del Teatro de Operaciones, se debieron incluir directivas y
previsiones respecto de la obtención, reunión y transporte de los abastecimientos
con destino a Malvinas”14.
Del análisis que el Informe Rattenbach realiza sobre el “Planeamiento
Contribuyente” surgen dos circunstancias relevantes. La primera está referida a
que en el planeamiento nacional y militar estaba contemplada la hipótesis de
guerra con Chile, y que frente a todo el poderío de Gran Bretaña, ante el cual los
propios medios eran escasos, la Junta debió abandonar la hipótesis de guerra en
dos frentes, concluyendo que ante esa situación se debió postergar el
enfrentamiento, o bien resolver diplomáticamente el conflicto con Chile. La
segunda está vinculada con la necesaria modificación del objetivo inicialmente
fijado por la Junta. En efecto, se pasó de aquel “ocupar para negociar” que
inspiró la primera decisión de ocupación a un “reforzar para disuadir a Gran
11
Ibídem, pág. 34.
12
Ibídem, pág. 35/6.
13
Ibídem, pág. 39.
14
Ibídem, pág. 40/1.
7
Bretaña de recuperar las islas por la fuerza y obligarla a negociar”, lo que, sin
ningún margen de maniobra política, conllevó que aquellos primeros 500
hombres que desembarcaron se transformaran en 3 Brigadas15.
El Informe realiza una evaluación y análisis crítico del accionar de
las distintas fuerzas en el TOAS, donde respecto del Comandante en Jefe del
Ejército señala, entre otras críticas, que se enfrentó una hipótesis de guerra
inédita, y que el ejército argentino no se hallaba debidamente adiestrado ni
capacitado para tal fin. Se informa que la clase 1962 había sido dada de baja,
mientras que la 1963 apenas había completado su incorporación, y por ello
mismo no había finalizado su instrucción básica. Esto implicó que muchos
soldados fueran al TOAS sin haber completado la instrucción básica de tiro y
combate. También se informa que no fue acertada la selección de las Unidades
enviadas, por cuanto éstas no estaban adaptadas ni equipadas al clima de las islas.
No se previeron, continúa el informe, las necesidades de orden
logístico. Asimismo, el envío de la Brigada de Infantería III fue consecuencia de
una orden del Comandante en Jefe del Ejército sin consulta a las autoridades
involucradas (CTOAS, COMIL), lo cual provocó no sólo una invasión de
jurisdicciones, sino también un agravamiento de la situación logística.
En esta misma línea, en el documento Conflicto Malvinas se
consignó con toda claridad que, si bien el objetivo de ese trabajo no era efectuar
consideraciones relativas a la conducción política y a la estrategia militar del
conflicto bélico, resultaba necesario mencionar algunos factores de ese nivel que
“por su significación y magnitud, influyeron y condicionaron el planeamiento y
desarrollo de las operaciones terrestres, a la vez que tuvieron estrecha relación en
su resultado final”16. Se aclara, en este sentido, que “los cuadros y tropas del
Ejército Argentino […] no fueron nunca organizados, equipados e instruidos
para enfrentar adversarios capacitados para emprender operaciones a nivel
mundial. Los costos y esfuerzos que ello implicaba estaban totalmente fuera de
las posibilidades de nuestro país”17.
Como vemos el nivel de improvisación ante el conflicto bélico fue
alarmante. Las alternativas de una solución diplomática o negociada fueron
desdeñadas por la Junta Militar. En efecto, la designación de un militar en la
Gobernación de las islas —en desmedro de una persona civil— resultó un gesto
que no indicaba a priori predisposición al diálogo por parte de la Junta.
Respecto del Comandante de la III Brigada de Infantería, el
informe concluye que éste fue enviado a Puerto Yapeyú (Howard) con su
Unidad, mediante una orden sin misión inmediata alguna. Agrega que el esfuerzo
requerido a las tropas era superior a sus posibilidades y esto obedeció al escaso
conocimiento del Comandante de Brigada sobre el estado general de éstas y las
características del terreno, debido a su ausencia en el dispositivo de sus unidades.
Describe el informe que tanto el RI 5 como el RI 12 actuaron con
una capacidad disminuida en un 40% a 50%, dado que carecían de vehículos, una
corriente asegurada de abastecimientos y de municiones. Respecto del ejercicio
del Comando concluye que existió una profunda ignorancia sobre el estado de las
Fuerzas, con un Comandante ausente, ya que éste se instaló en su puesto en una
15
Ibídem, pág. 148.
16
Informe Oficial Ejército Argentino, Conflicto Malvinas, Tomo I, Desarrollo de los
acontecimientos, pág, 14.
17
Ibídem, pag. 15.
8
casa en Puerto Argentino —extremo oriente de la Isla Soledad, donde vivía con
parte de su Estado Mayor y personal de seguridad—. No cumplió con sus
funciones de Delegado Comisionado por el Gobernador para la Gran Malvina,
por cuanto concurrió solo una vez a su zona de responsabilidad.
El informe da cuenta de otras consecuencias de la manifiesta falta
de alistamiento de las fuerzas argentinas. Explica, al respecto, que “al iniciarse el
conflicto con el Reino Unido, la Fuerza Aérea no se hallaba operacionalmente
lista para enfrentar esa hipótesis de guerra inédita. […] La eficacia de [sus]
ataques también estuvo considerablemente disminuida por la cantidad de bombas
que hicieron impacto y no explotaron. […] Esto sucedió con el 60% de las
bombas que hicieron blanco en los buques británicos. Ello se debió a que las
bombas disponibles no tenían su tren de fuego preparado para blancos navales,
ni para la forma de ataque empleada, única posibilidad que permitía lanzar las
armas propias con alguna probabilidad de supervivencia ante las modernas armas
antiaéreas enemigas”18.
El documento oficial Conflicto Malvinas hace referencia específica a
la situación de la unidad militar en Puerto Yapeyú (Howard), sitio en el que
tuvieron lugar los crímenes que serán descriptos a continuación. Al respecto, se
explica que “la unidad sufre las consecuencias del aislamiento y bloqueo británico
en lo que respecta al abastecimiento de víveres. En dos oportunidades […] La
unidad soporta la absoluta falta de víveres secos. En esos lapsos, especialmente
en el último, sólo se dispone de carne ovina local, la que se hierve y consume
como único alimento, sin contarse si quiera con sal para hacer más tolerable su
sabor”. El documento aclara, seguidamente, que esas circunstancias, sumadas al
cansancio, incertidumbre, frío y humedad, deterioran el estado físico de “cuadros
y tropa”, lo que produjo “cuadros de desnutrición verdaderamente alarmantes” 19.
Este informe oficial, previsiblemente, no da cuenta de la práctica
de las torturas que se implementó para hacer frente, de manera ilegal, a los actos
desesperados con los que los conscriptos reaccionaban ante tremendas penurias.
No obstante, sí se consigna en el documento que esta situación produjo la
evacuación de 70 hombres, el fallecimiento de dos soldados conscriptos —uno
en la isla y otro en el continente— y una pérdida de peso promedio del personal
entre 15 y 20 kg.20.
En suma, las circunstancias reseñadas permiten darle pleno valor a
la conclusión del Informe Rattenbach, referida a que “la ocupación estuvo influida
por la conveniencia de producir una circunstancia significativa que revitalizara el
llamado Proceso de Reorganización Nacional”21. El móvil de esta decisión, tal
como pudo observarse, fue más fuerte que los inexorables pronósticos que cabía
formularse por entonces respecto a las penurias que atravesarían miles de
soldados conscriptos enviados a la guerra contra una potencia bélica, en un
territorio inhóspito y con enormes déficits de formación, equipamiento y
alimentación.
18
Ibídem, pág. 162.
19
Informe Oficial Ejército Argentino, Conflicto Malvinas, cit., pág, 126.
20
Ibídem.
21
Informe Rattenbach, cit., pág. 58.
9
II. B. HECHOS EN PARTICULAR
Plana Mayor
i1
10
REGIMIENTO DE INFANTERÍA 5
COMPAÑÍA COMANDO
13
Por último, relató que una vez fuera de la zona de combate, más
precisamente en Campo de Mayo, personal militar de inteligencia le hizo firmar
una planilla o documento donde se le prohibía todo tipo de comentario o relato
del conflicto y sobre los sucesos vividos en las Islas Malvinas a periodistas y
familiares.
15
Por último, Gallardo indicó que al momento que le dieron de baja,
personal militar de inteligencia le hizo firmar una planilla o documento donde se
le prohibía todo tipo de comentario o relato del conflicto como así tampoco
sobre los sucesos vividos en Islas Malvinas a periodistas y familiares.
16
Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta la rendición el 14 de
junio de 1982.
Nis relató que alrededor del 1 de mayo de 1982, privado de
alimentos y hambreado, ingresaron con otros compañeros soldados en la casa de
un kelper en busca de comida y se llevaron una oveja. Fueron castigados
enterrándolos hasta el cuello durante aproximadamente 9 horas en un pozo que
les ordenaron cavar. Como dijéramos, fueron enterrados Solís, junto con
Antonio Gallardo, Carlos Rodas, Jorge Diez, y Elvio Nis.
La orden del castigo fue dada por Mabragaña, Fernández y Garde y
participaron en su ejecución el Tte. Díaz, el subteniente Gassino y los cabos
Leiva y Albarracín, este último obligó a los soldados Díaz y Valenzuela a enterrar
a sus compañeros.
18
Como dijéramos, la orden del castigo fue dada por Mabragaña,
Fernández y Garde y participaron en su ejecución el Tte. Díaz, el subteniente
Gassino y los cabos Leiva y Albarracín, este último obligó a los soldados Díaz y
Valenzuela a enterrar a sus compañeros.
Por otro lado, Rodas señaló que el día 14 de junio se embarcaron de
regreso al continente en el buque Canberra, y arribaron a Puerto Madryn cinco
días después. Conforme surge del libro de Guerra, el 15 de junio, luego de la
rendición, embarcaron en el Buque Inglés Canberra.
En Puerto Madryn, refirió que fueron recibidos por el Regimiento
de Infantería N° 8 y les dieron alimentos en abundancia. Uno o dos días más
tarde fueron trasladados en avión a la provincia de Buenos Aires, donde lo
proveyeron de un nuevo uniforme y armamento. Posteriormente, volvieron a la
provincia de Corrientes. Agregó que cuando llegaron al Regimiento de Infantería
N° 5, en Paso de los Libres, prestó servicios hasta el día 5 de julio y luego fue
dado de baja.
19
FRÍAS, Oscar Orlando (DNI 14.898.492)
Informe JF RG: hecho n° 61
Requerimientos Fiscales: RIF n° 1728/08 de fecha 4/28/2008 obrante a fs.
797/804, hecho nro. 68; RIF n° 3990/16 de fecha 3/17/2016 obrante a fs. fs.
3979/3984, hecho nro. 2.
Informe PCCH: caso nro. 19
20
de Mayo quedó internado, por un mes aproximadamente, por congelamiento de
un pie (pie de trinchera).
Por último, relató que encontrándose en Campo de Mayo, personal
militar de inteligencia le hizo firmar una planilla o documento donde se le
prohibía todo tipo de comentario o referencia del conflicto como así tampoco
sobre los sucesos vividos en Islas Malvinas a periodistas y familiares.
COMPAÑÍA “A”
COMPAÑÍA “B”
24
en el agua fría por dormirse en una guardia y que el sargento Vega lo insultaba y
golpeaba para que haga guardia.
Refirió que conoció a Remigio Fernández, quien fue su compañero
de carpa, y vio que murió por inanición. Señaló que sobre el estado de Remigio le
avisaron a Vega y que los superiores también sabían, pero la única respuesta fue
que así era la guerra, el que no aguantaba se moría.
Respecto de los estaqueamientos señaló que el Teniente Taranto y otro
subteniente estaquearon el cabo Manes por intentar ayudar a los soldados a
alimentarse, que lo ataron de pies y manos, boca arriba y lo tuvieron cinco días y
cinco noches así.
Una vez entregada la rendición cayó prisionero de los ingleses y,
como tal, ingresó en el Buque Canberra. Devuelto al continente, debió
permanecer internado durante un mes en el Hospital Militar de Campo de Mayo
(CARI-Cdo II MM), luego en el de Corrientes y posteriormente en el de San
Miguel dado el deterioro de su estado de salud.
La Junta Médica Ah Hoc del CARI concluyó que el diagnóstico era
“pies de trinchera bilateral” y el 2do Comandante y Jefe del Estado Mayor del
Cdo Br I III, coronel Hugo FERRARI, declaró que “la afección que padeció el
soldado conscripto Juan de la Cruz MARTINEZ (C 1962. D.N.I. 14.816.953 –
DM CORRIENTES) está en relación con los actos de servicio”.
26
Permaneció en esa situación por 6 horas aproximadamente, atado
de pies y manos, cubierto por un poncho de lluvia bajo la nieve y a bajas
temperaturas.
29
- Declaración testimonial de Emilio Rodríguez prestada el 6 de Marzo
del 2009 ante el Fiscal de Investigación N°3 -Dr. Mario Zovak- a fs.
1979-1980.
- Informe del equipo de relevamiento EA del 24/11/2016, pgs. 51 a 64.
COMPAÑÍA “C”
33
- Declaración de José Raúl Lencina del 19 de marzo de 2008 prestada ante la
Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados del Chaco
obrante a fs. 752 y 2671.
Luego del conflicto, las Fuerzas Armadas llevaron adelante una clara
política orientada al control de la información sobre lo acontecido en las islas,
para lo cual se realizaron medidas de acción psicológica sobre los soldados y se
efectuó inteligencia ilegal sobre combatientes y organizaciones que los nuclearon.
Los documentos y declaraciones a los que se alude seguidamente son sobrada
prueba de la instalación de esta política de ocultamiento.
Con relación a medidas de acción psicológica cabe traer a colación,
primeramente, lo ocurrido en los Centros de Recuperación en los que fueron
alojados los combatientes inmediatamente después de la guerra. Para ello se
formó “[…] un Pelotón o Grupo de Contra Inteligencia con el objetivo de
confeccionar las nomas de C/Icia [Contrainteligencia] a las cuales deberá
ajustarse el personal, tanto mientras dure su permanencia en los Equipos y
Centro de Recuperación Integral, como cuando se reincorpore a la vida civil”. Se
dispuso también la creación de un Pelotón de Acción Sicológica para elaborar
“las medidas de AS [acción psicológica] a ejecutar en los Equipos y Centro de
Recuperación Integral, sobre la base de las pautas propuestas por el órgano de
AS de la jurisdicción”22.
A partir de las entrevistas individuales realizadas al personal
internado en el CARI, el Jefe de la Sección de Inteligencia de ese Centro, Tte. 1ro
Ramón Antonio Ojeda, elevó un informe sobre experiencias con un conjunto de
proposiciones al Jefe del Destacamento de Inteligencia 20123. De las conclusiones
22
SHE, CEM, Personal, Caja 39, Carpeta 5, folios Nº 1-23.
23
Cfr. Fuente: Servicio Histórico del Ejército, Comisión Especial Malvinas. Ubicación: SHE,
CEM, Caja 1, Carpeta 4.
37
extraídas de esas entrevistas surge que un porcentaje elevado del personal
entrevistado, con el más alto índice entre los soldados, no deseaba volver al
frente de batalla en razón de que:
1. Aprecian existe gran desorganización y errores de conducción por parte
de los Oficiales, que les ha costado heridos y muertos entre sus camaradas.
2. El mal trato recibido por parte de los Suboficiales, quienes en muchos
casos llegan a esconder comida o a tomar mayor parte que la que le corresponde,
en detrimento de los soldados e incluso algunos manifiestan haber recibido
castigos corporales al intentar quejarse por esta situación.
3. La falta de comida, el frío y el no contar con el equipo necesario para el
caso, como así también el armamento recibido que no consideran adecuado para
combatir. Al final del apartado, se aclaró que “si bien muchas de estas
manifestaciones no las hacen en el momento del interrogatorio, por temor a
posibles consecuencias, sí lo hacen en conversaciones confidenciales y se tiene la
certeza de que esto es repetido entre familiares o personal de sanidad y de
instituciones que se encuentran colaborando con la fuerza”.
Consecuentemente, se formuló como proposición la
implementación de “una campaña de Acción Sicológica preventiva a nivel
individual sobre los internados en dicho Hospital de manera que al ser
evacuados, se evite el efecto ´bola de nieve´ que trae como consecuencia los
comentarios por ellos realizados. Así también será quizás lo más importante, la
puesta en conocimientos a los Comandantes o Jefes de los comentarios o
declaraciones hechas por sus subordinados, a fin de que se adopten las medidas
que crean convenientes para solucionar o prevenir hechos que afectan a la moral
o a las operaciones”24.
A propósito de lo que surge de la tercera conclusión aludida
previamente —vinculada con el temor de los declarantes de manifestar
formalmente sus penurias— es muy relevante detenerse en el “Informe
Operaciones Atlántico Sur Buque Hospital ARA AlteIrizar”25. De éste surge que
dos oficiales de inteligencia —Mayor Goëing de Fuerza Aérea y Mayor Del Pino
de Ejército— se hicieron pasar por psicólogos y entrevistaron a soldados en el
Buque Hospital Irizar. El Mayor Del Pino, incluso, coordinó luego una
“operación de contrainteligencia” porque entre el personal evacuado había gente
de Télam que, según comentarios del momento, habían tomado fotos cuya
difusión no se consideraba conveniente26.
De modo simultáneo a las acciones psicológicas dirigidas contra los
soldados, se ordenó la prohibición de dar declaraciones a la prensa y se efectuó
un control sobre lo que era publicado en los medios de comunicación. “[E]n un
Mensaje Militar Conjunto con fecha 31/05/1982 (transferido a todos los
24
Informe efectuado por el Equipo de Relevamiento y Análisis de documentación en guarda
en los archivos de las Fuerzas Armadas de la Dirección Nacional de los Derechos Humanos y
el Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa de la Nación del 26 de
noviembre de 2016, p. 8 y ss. Cfr. SHE, CEM, Personal, Caja 39, Carpeta 6., Documento
COAC 0074, documento COAC 0099, SHE, Personal, Caja 36, Carpeta 5, foja 180, SHE,
CEM, Operaciones, Caja 2, Carpeta 5 y SHE, Personal, caja 36, carpeta 5, foja 149.
25
Sección Documental Comisión de Análisis de Acciones de Combate – COAC. Informe del
Equipo de Relevamiento de la ARA, cit.
26
Enrique José Del Pino, vale recordar, fue condenado en el juicio conocido como “CCDT
Atlético-Banco-Olimpo”, por acciones realizadas en el marco de su rol de oficial de inteligencia
(G2) del grupo de tareas que operó en esos centros clandestinos.
38
Comandos, Unidades, Institutos, Organismos del Ejército e Islas Malvinas) el
Comandante en Jefe del Ejército comunicó por disposición del Presidente de la
Nación que:
1. Toda difusión y publicación de noticias relacionadas a las Islas del Sud
deberá ser previo aviso postal aprobada por el Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto.
(…)
2. Lo precedente expresado es por necesidad de establecer un criterio de
estricta coherencia con directiva impartida por PEN, instruida a todo
personal de la Fuerza por gente de Inteligencia cualquier jerarquía
evacuado o reemplazante de Malvinas, sobre prohibición de realizar
declaraciones de prensa, de baja del enemigo o de propia tropa, estado
de personal y de logística, instalación, acción de combate y todo dato
de interés militar. (…).”.
Mediante Orden n° 4/82 del Jefe del V Cuerpo Comando del
Ejército, "Para el repliegue y desmovilización", del 19/06/1982, entre las
actividades a ejecutar se estableció la “adopción de medidas de inteligencia y
contrainteligencia”. Además especificó que los medios de comunicación social
sólo deben proporcionar información que fuera previamente fiscalizada y que no
vulnere las normas de contrainteligencia. Por último, planteó que se deberá
"realizar una evaluación de los ciudadanos antes de su desmovilización (en
especial ideología) a efectos de lograr antecedentes para futuras eventualidades"27.
En esta misma línea, tal como surge de las declaraciones
testimoniales de Jorge Ramón Diez, Antonio Horacio Gallardo, Oscar Orlando
Frías, Daniel Martínez González, Américo Aguilar, José Alberto Yanevich, entre
otros, en muchos casos se obligó a los soldados a firmar documentos en los que
se comprometían a guardar silencio.
Además de todas las medidas aludidas, se hizo seguimiento de
soldados y agrupaciones de veteranos que realizaron denuncias. El 21 de julio de
1982 se dictó la Orden Especial n° 763/82 “Para el apoyo a ex combatientes del
Ejército en las Malvinas”. Este documento fue complementado con la Orden n°
778/83 “Para la creación del Departamento VIII Apoyo a Ex Combatientes del
Ejército”. Allí se expresó que, ante la necesidad de “disponer de un elemento
orgánico de la Fuerza centralizador de los requerimientos, ofrecimientos,
necesidades de los ex combatientes y sus familiares como así también para la
vinculación y control de las distintas organizaciones”, se ordenó que la Secretaría
General del Ejército organizara un Departamento para coordinar las acciones que
se ejecuten en el marco del cumplimiento de la OECJE 763/82 con el fin de
lograr mayor efectividad en la satisfacción de las necesidades espirituales y
materiales de familiares de los muertos, desaparecidos y discapacitados28.
Al respecto, se ordenó también que la Jefatura II de Inteligencia
brindara el apoyo mediante el desarrollo de las siguientes actividades:
“Proporcionar información sobre ideología de organizaciones de apoyo a ex
combatientes” y “coordinar la acción sicológica específica”. Una de las funciones
del Departamento consistió en “evitar la formación de comisiones (de apoyo a
los ex combatientes) similares que se superpongan a las ya reconocidas, en
27
Fuente: Servicio Histórico del Ejército Ubicación: SHE, Personal, Caja 36, Carpeta 5, foja
180.
28
Informe del Equipo de Relevamiento, cit., pág. 8 y ss.
39
especial aquellas que se integren con fines insidiosos”. En segundo lugar, la
Orden Especial del CJE [Comando en Jefe del Ejército] Nro 783/83 creó el
“Sistema de apoyo a ex combatientes del Ejército en las Malvinas”. A fin de
implementar el Sistema de Apoyo impartido en las OECJE n° 763/82 y 778/83,
se dispuso la conveniencia de ajustar dicho sistema “asignando a sus GGUUB
[Grandes unidades de Batalla] la responsabilidad de ejecutar las acciones
necesarias en sus respectivas jurisdicciones, manteniendo la conducción
centralizada del sistema por parte del (Sec Grl Ej) para lograr la recuperación
moral y física de dichos ex combatientes y la consolidación espiritual con la
Institución”. Una de las nuevas misiones generales del Sistema era, entre otras,
“implementar medidas para mantener contacto permanente y favorecer la
integración de los ex combatientes y su vínculo espiritual con el Ejército,
neutralizando la acción de organizaciones políticas o ideológicas que intenten
captarlos para servir a sus propios fines” y la de “apoyar a las organizaciones de
ex combatientes de cada jurisdicción previa evaluación de sus posibles
implicancias políticas”. En el Anexo 4 de la presente OE figura una lista de
organizaciones de apoyo a ex combatientes clasificadas según su “predisposición
o tendencia favorable a las Fuerzas Armadas”, “predisposición desfavorable o
dudosa hacia las Fuerzas Armadas”, y aquellas que “no han adquirido relevancia
(por reciente constitución, escasa actividad, no haber hallado apoyo a respuesta
favorable en la población, etc.)”. A continuación, se encuentra un análisis de cada
una, con datos sobre la fecha de su constitución, la sede, información sobre sus
dirigentes, la tendencia ideológica de la organización, principales actividades,
vínculos y contactos.
Como ejemplo de esta actividad de inteligencia sobre las
organizaciones de ex combatientes existe un Informe elaborado por la Comisión
Especial Malvinas (CEM) del 21 de diciembre de 1989 ante la publicación del
libro “Informe Rattenbach, el drama de Malvinas”, patrocinado por el Centro de
Ex Combatientes de La Plata (CECIM). En el Anexo 2 consta un informe de
inteligencia sobre dicha organización, se registra la constitución para 1982 y la
finalidad: de nuclear a los ex combatientes y brindarles apoyo sicológico, laboral y
jurídico. La tendencia ideológica es definida como “izquierdista, y en tanto tal
cuenta con el apoyo de partidos de izquierda, organizaciones de solidaridad y
entidades de derechos humanos”. Hay además un análisis de los antecedentes de
cada uno de los integrantes del Consejo Directivo como también de las diferentes
actividades que realizaron29.
Por otro lado, en un informe firmado por el Cnl (R) Miguel Raúl
Gentil de la Comisión Especial Malvinas del 9 de septiembre de 1992, se
comunica al Subjefe del EMGE [Estado Mayor General del Ejército] sobre los
antecedentes de denuncias por fusilamientos de soldados argentinos en las Islas
Malvinas ante la publicación del libro “Viaje al infierno” de Vincent Bramley. En
el documento se informa que el CECIM “está integrado en su mayoría por ex
combatientes enrolados en las filas del PC y del MAS, los que publicaron una
versión tergiversada del Informe RATTENBACH (…). El mencionado centro
no desperdicia oportunidad de denostar al EA y en especial a sus superiores”.
Más adelante, se citan las declaraciones hechas por ex conscriptos de diferentes
Unidades de las Fuerzas Armadas. Por último, en el Anexo 7 del Informe están
29
SHE, CEM, Caja 3, Carpeta 13.
40
los antecedentes del CECIM, donde se informaba quienes eran su presidente, su
vicepresidente, las actividades que desarrollaban y de las que participaban.
También hay copias de los sus relatos testimoniales compartidos por ellos en el
XII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, realizado en Moscú en
julio de 198530.
Por último, hay prueba en la causa que demuestra que se adoptaron
medidas tendientes a que las sanciones frente a cualquier denuncia por hechos
del tipo de los que centra esta investigación no excedieran lo disciplinario.
Se cuenta, al respecto, con la nota de fecha 30/12/1982 del CJE,
Tte. Grl. Cristino Nicolaides, que acompañó la remisión de información al
Comandante del V Cuerpo del Ejército sobre los antecedentes reunidos por
presuntas infracciones de personal perteneciente a elementos dependientes de ese
Comando. Allí se aclaró que en aquellos casos en que “se acreditare alguna
infracción, las respectivas resoluciones no excederán el ámbito disciplinario,
dentro de pautas de mesura, guardando la adecuada reserva, de modo tal de evitar
su conocimiento en el frente externo y preservar la tranquilidad del frente
interno. En tal sentido, resulta de particular importancia la selección de las
medidas probatorias que se arbitren”. En aquellos casos excepcionales donde “se
apreciara que el hecho no se puede resolver en el ámbito disciplinario, deberá
informarse tal circunstancia dándose debidamente razón de ello al Comandante
en Jefe del Ejército, quien decidirá sobre el particular”. Por último, se estableció
que “en todos los casos las actuaciones y su resolución serán elevadas a este
CJE”. Dicha orden se encontró replicada a las distintas unidades que habían
participado en el Conflicto del Atlántico Sur, y establecía que las denuncias
relevadas en el proceso de vuelta de los soldados, quedaran dentro de la
institución, que no salieran al “exterior” y que fueran contenidas en el marco de
una sanción disciplinaria31 .
30
Informe del Equipo de Relevamiento, cit., p. 8 —cfr. documento ubicado en SHE, CEM,
Caja 2, Carpeta 10—.
31
Informe del Equipo de Relevamiento, cit, pág. 11 y ss. Ver, en este sentido, Sección
Comisión de Evaluación, Ubicado: SHE, CEM, COM-EVAL, Caja 2, Carpeta 15, Fojas n° 1 y
2.
41
CONTRERAS, Oscar Luis; RIVERO, Francisco Gabriel, ALBARRACÍN,
Oscar; LEIVA, Ramón Desiderio y CALDERINI, Gustavo.
La estructura de la Unidad militar objeto de esta presentación —
graficada en el cuadro que obra al inicio del punto II. B— permite observar la
cadena de mando, los niveles de responsabilidad y operatividad de la
organización, como así también la posición de los nombrados en ese esquema de
organización.
En este sentido, más allá de lo evidente de la aclaración, está claro
que los hechos delictivos previamente descriptos no fueron acontecimientos
aislados e inconexos, ni respondieron a móviles personales de sus ejecutores.
Contrariamente, tal como ya hemos hecho referencia, las torturas en Malvinas
fueron una práctica generalizada a la que fueron sometidos los conscriptos por
parte de las autoridades militares como una forma de “controlar” los problemas
vitales que generaba entre la tropa los déficits de alimentación y abrigo,
fundamentalmente.
Dicho en otros términos, desde la cúpula de las estructuras militares
asentadas en las islas se implementó un método ilegal orientado a contener a la
tropa ante los abrumadores problemas de planeamiento de la recuperación de las
islas, que consistió en infligir torturas y otros tratos inhumanos a los soldados
conscriptos que, ante el hambre que generaba la falta de comida —exacerbada
por la carencia de abrigo que permitiera palear el intenso frío—, decidieran
procurarse alimentos por sí mismos, ya sea robando alimentos de los almacenes,
cazando animales, etcétera32.
Ello demuestra que cada uno de los hechos delictivos que integran
esta presentación no sólo contó con personas que lo ejecutaran sino con
personas que ordenaron la comisión de ese crimen y generaron las condiciones
para su ocurrencia.
Consecuentemente, variarán las formas en que, a criterio de este
Ministerio Público Fiscal, corresponde imputar estos hechos a las distintas
personas que se identifican como eventualmente responsables.
A continuación, entonces, serán desarrollados los rasgos teóricos de
las distintas formas de participación por las que, en principio, corresponde
reprochar estos hechos a los imputados de autos (apartado III.A).
Como adelanto, en este punto, vale decir que quienes detentaron las
jefaturas de la Brigada de Infantería III y del Regimiento de Infantería 5, así
como los integrantes de las planas mayores respectivas, se los considera a priori
responsables como autores mediatos de la totalidad de los hechos delictivos
descriptos en el punto anterior (III.A.1).
Con la misma forma de autoría se entiende que corresponde
reprochar penalmente a los jefes de las cinco (5) Compañías que durante el
conflicto bélico dependieron del Regimiento aludido, aunque, en sus casos, sólo
por los hechos ocurridos en el ámbito de incumbencia de las (sub)unidades
militares a su cargo (III.A.2). Entre los autores mediatos, como se verá a
continuación, se establecen además relaciones de coautoría.
32
Sobre los extremos de esta situación, cfr. Lorenz Federico, “Todo lo que necesitás sobre
Malvinas”, editorial Paidós, 2014, pág. 147.
42
Por otra parte, quienes se desempeñaron como jefes de Secciones o
subalternos de éstos serán considerados en principio responsables por cada uno
de los hechos delictivos con cuya ejecución se involucraron físicamente (III.A.3).
En la segunda y última parte de este punto, se desarrollará
individualmente y en detalle la situación de cada uno de los veintiséis (26)
imputados que abarca esta presentación (apartado III.B).
33
Zaffaroni, Alagia, Slokar, op. cit., pág 774.
43
enemigo34. Esto último podemos sostenerlo a partir del concepto finalista de
acción, según el cual ésta se define como comportamiento humano que conforme a
sentido se exterioriza con efectos en cierto contexto del mundo. La definición abarca tanto
conductas comisivas como omisivas, puesto que la acción se define
esencialmente por el sentido y no requiere necesariamente una mutación en el
mundo, como se entendía con el concepto causal de acción.
Ahora bien, otra cuestión que se presenta es la de la imputación
como propia de los hechos ejecutados por subalternos. Debe verse que, en el
marco de la distribución de tareas de la Unidad militar, los tormentos imputados
en autos fueron realizados por cabos, sargentos, subtenientes y tenientes —se
detectaron casos, incluso, en los habrían participado personalmente el Jefe de la
Unidad o el My GARDE, quien era miembro de la Plana Mayor—. Analizaremos
esta cuestión desde los postulados de la doctrina de la autoría mediata.
Al respecto, diversos son los pronunciamientos a lo largo del país en
causas por crímenes contra la humanidad35que acuden a la teoría de Roxin sobre
la autoría mediata por dominio de un aparato organizado de poder. Esta
teoría sostiene que un autor puede dominar el hecho, aun cuando el ejecutor
directo actúe él mismo con dominio del hecho, lo que en las tesis tradicionales
excluiría al primer agente del ámbito de la autoría.
A partir de la obra de Claus Roxin "Autoría y dominio del hecho en
Derecho Penal"36 se admitió en forma mayoritaria por nuestra jurisprudencia la
adopción de la teoría del dominio del hecho, esto es, la comisión de determinada
tipología de delitos a través de aparatos organizados de poder cuyos integrantes
responden eficazmente a la organización y su cúpula.
Según esta tesis, se domina el episodio por medio de la orden dada a
través de un aparato de poder que, aún sin mediar coacción o engaño, lleva a
cabo la maniobra criminosa, en tanto, supuesto el incumplimiento por alguno de
sus miembros, el aparato posee otros encargados que pueden suplir al omitente.
Luego —señala Roxin—, “la fungibilidad, es decir, la posibilidad ilimitada de
reemplazar al autor inmediato, es lo que garantiza al hombre de atrás la ejecución
del hecho y le permite dominar los acontecimientos. El actor inmediato
solamente es un ´engranaje´ reemplazable en la maquinaria del aparato de poder".
En el derecho penal argentino el fundamento legal de esta forma de
autoría encuentra basamento legal en el concepto de determinación del art. 45 del
CP que impone la pena de los autores a quienes “hubiesen determinado directamente a
otro” a cometer el delito.
De acuerdo con los postulados de la teoría de Roxin, en el caso de
autos, los ejecutores físicos manejaron la causalidad de cada crimen —su
configuración fina— en tanto engranajes de un sistema que pre-configuraba de
modo general la práctica en la que se enmarcó cada uno de estos hechos. Los
34
Uno de los casos más extremos en este sentido es el de Yanevich, quien perdió la vista por
no poder resguardarse al estar estaqueado en un bombardeo. Otro caso similar fue el de los
miembros de la Compañía de Ingenieros Pablo Martínez y Jose Manuel Ledesma.
35
Ha sido sostenida, por ejemplo, en la Causa 13/84, en los Fallos “Simón” 04/8/2006,
T.O.F. nº 5 Capital Federal; “Etchecolatz”, “Von Wernich” del T.O.F. nº 1 de La Plata de 26
de septiembre de 2006 y noviembre de 2007, respectivamente.-. Expte. 032/10 sent. del 14-12-
2010 y expte. 653/10, sent. del 2-5-2011, de la CFAS entre otros
36
Claus Roxin. Autoría y Dominio del Hecho en Derecho Penal. Marcial Pons Ediciones
Jurídicas y Sociales SA. Madrid 2000, pg 10.
44
responsables del aparato organizado de poder desde donde se pergeñó y sostuvo
la configuración general de esa práctica se situaron en las jefaturas de la Brigada
de Infantería III y del Regimiento de Infantería 5, así como en las planas mayores
respectivas.
Ahora bien, dado que, como vimos, los hechos fueron cometidos
por una pluralidad de autores que ocuparon diversas posiciones ejecutivas, de
mando, de coordinación o de subordinación.
En ese sentido, se parte de la base que la Jefatura de Brigada y
Regimiento, así como la Plana Mayor y los jefes de Compañías tuvieron el dominio
funcional de los hechos en un sentido horizontal y vertical.
En función de las formas de autoría aludidos, entendemos que las
conductas de los imputados deben ser encuadradas como una coautoría
mediata. Ello sin perjuicio de la inmediatez en el contacto de los imputados con
algunas de sus víctimas, lo cual se detallará en cada caso que corresponda.
La forma de autoría propuesta capta de modo más adecuado la
complejidad de la estructura organizativa de las distintas unidades que actuaron
en la guerra. Al respecto, podemos señalar que la coautoría mediata tiene
sustento jurisprudencial y doctrinario, por cuanto en el año 2008, el Tribunal
Penal Internacional aplico este tipo autoría en el caso Katanga37. Este fue el primer
caso en donde se utilizó, en la historia de la Corte, la coautoría mediata,
combinando la aplicación conjunta de la coautoría basada en el dominio
funcional del hecho y de la autoría mediata a través del dominio de la
organización38.
Asentadas las bases teóricas de la imputación que se formula en el
presente, cabe ahora realizar una serie de consideraciones vinculadas con la
reglamentación vigente al momento de los hechos, en virtud de la cual se
deslindaban funciones de las distintas posiciones en la organización militar.
Primeramente, corresponde aclarar que la reglamentación aplicable a
la organización y funcionamiento de los Estados Mayores es aplicable en todo a
la organización y funcionamiento de la Plana Mayor.
Así, el Reglamento, RC-3-30 “Organización y Funcionamiento de los
Estados Mayores. Tomo I” del año 1966 aprobado por el Comando General del
Ejército, establece las bases doctrinarias para el funcionamiento y organización de
un Estado Mayor y determina las responsabilidades y funciones del Comandante
y Estado Mayor.
En el citado reglamento se define que el Comandante es el único
responsable de lo que su gran unidad haga o deje de hacer, que esta
responsabilidad no podrá ser delegada ni compartida y que, para ejercer las
funciones de Comando, el Comandante será asistido por un 2do Comandante y
un Estado Mayor, de esta forma el Comandante y su Estado Mayor constituyen
37
CPI. FISCAL c. GERMAIN KATANGA y MATHIEU NGUDJOLO CHUI. Sentencia del
28 de julio de 2010. Disponible en https://www.icc-
cpi.int/CourtRecords/CR2011_18003.PDF
38
OLÁSOLO, Héctor. “El Desarrollo en Derecho Penal Internacional de la Coautoría
Mediata”. En: Derecho Penal Contemporáneo – Revista Internacional, ISSN 2145-1567, Nº
27, abril-junio, 2009. Esta forma de autoría también se encuentra tratada en Jeschek Hans-
Heinrich, Tratado de Derecho Penal, Parte General. Volumen II, pág. 889, 3a. Edición, pág.
937 y en Zaffaroni, Alagia, Slokar, Derecho Penal – Parte General, Buenos Aires, Ediar, 2002,
pág. 786.
45
una sola entidad militar y tendrá un único propósito: el exitoso cumplimiento de
la misión que ha recibido el Comandante.
Asimismo, este Reglamento establece que el Comandante
comandará su Estado Mayor a través de un Jefe de Estado Mayor que lo dirigirá
y supervisará. Y el Comando se ejercerá a lo largo de una cadena de comando
perfectamente determinada. A través de ella, el Comandante hará a cada
comandante (jefe) dependiente, responsable de todo lo que sus respectivas
fuerzas hagan o dejen de hacer.
Teniendo en cuenta este aspecto surge del Reglamento RC–3–30 en
su “Capítulo II, Organización del Estado Mayor”, que la organización de un
Estado Mayor no es rígida y debe considerar los siguientes aspectos relacionados
entre sí: misión a ser cumplida, actividades a realizar para cumplir la misión de la
fuerza, importancia que adquieren determinados campos de interés, leyes y
reglamentaciones militares, necesidades y exigencias particulares de los
comandantes.
El Reglamento RC–3–30 dispone también que al organizarse los
Estados Mayores deben aplicarse los principios de la “unidad de comando”,
extensión del control, delegación de autoridad y el agrupamiento de las
actividades compatibles e interrelacionados.
El Estado Mayor está encabezado por un Jefe de Estado Mayor,
quien es responsable de la ejecución de las tareas del Estado Mayor, de su
eficiente y rápida reacción y del esfuerzo coordinado de sus miembros.
Normalmente cuenta con cinco miembros principales, que se denominan jefes y
están a cargo de cada uno de los amplios campos de interés: a. El jefe de personal
(G-1); b. El jefe de inteligencia (G-2); c. El jefe de operaciones (G-3); d. El jefe
de logística (G-4).
Como vimos el General de Brigada Omar Edgardo PARADA se
desempeñó como Jefe del Comando de Brigada de Infantería III, de la cual entre
otras unidades dependía el Regimiento de Infantería N° 5 comandado por el
Coronel Juan Ramón MABRAGAÑA(fallecido). Por otro lado, el Teniente
Coronel Jorge Luis LÓPEZ comandaba la Compañía de Ingenieros N° 3, que
fue agregada al RI 5 durante el conflicto bélico.
Así, y tal como lo establecen las normas citadas, tanto la Jefatura de
la Brigada, como la del RI 5, esto es PARADA; MABRAGAÑA y LÓPEZ no
podían desconocer absolutamente ninguna de las circunstancias descritas por los
miembros de la tropa que sufrieron hambre, frío extremo y fueron objeto de
tormentos. Al respecto, podemos citar el testimonio del soldado Arnoldo, quien
contó que cuando llegaron Puerto Yapeyú, el Tte. 1° Megías dio la orden de
matar corderos para comer y que luego habría sido castigado por ello por el Gral.
PARADA y reemplazado posteriormente por el Tte. 1° Stella. Este testimonio es
coincidente con el formulado por el mismo MABRAGAÑA para la Comisión de
Análisis y Evaluación de las responsabilidades políticas y estratégico militares en
el conflicto del Atlántico Sur (CAERCAS- Informe Rattenbach)39, como así
también coincide con lo consignado con fecha 26 de abril de 1982 tanto en el
parte de guerra, como en libro histórico del RI 540.
39
CAERCAS; Declaraciones; Tomo V FS 1014/1024.
40
Agregado a Fs. 4770/4771.
46
Asimismo, y sin perjuicio de la aplicación del reglamento
mencionado, también resulta aplicable el RV-200-10, Servicio Interno. El texto
de introducción de la norma citada establece los conceptos fundamentales así
como las disposiciones generales y reglas que rigen el desempeño del personal del
Ejército en los comandos, institutos, unidades y organismos que lo integran.
En la Sección III, del reglamento citado, el mismo establece en el
punto 1.050. Generalidades, que: “La plana mayor de la unidad al mando del 2do
jefe, constituirá el órgano de trabajo y asesoramiento del jefe de la unidad, para la
conducción integral de la misma (mando, administración, gobierno, instrucción,
etc.). La plana mayor estará compuesta por el Oficial de Personal (S1), Oficial de
Inteligencia (S2), Oficial de Operaciones (S3) y Oficial de Logística (S4). Además,
contará con un grupo de oficiales asesores que estará integrado por el jefe de la
compañía comando y servicio, jefe de la sección morteros pesados, jefe de la
sección comunicaciones, jefe de la sección antitanque, oficial de arsenales, oficial
de intendencia, oficial médico, oficial veterinario y otros que, para cumplir
misiones especiales, eventualmente pudieren designarse. Esta integración de la
Plana Mayor Especial podrá variar de acuerdo con las necesidades particulares de
cada unidad. Dichos oficiales tendrán acceso directo a todos los miembros de la
plana mayor, para la consideración de los asuntos que estos deban atender. En tal
sentido, solo a través de tal instancia, presentarán sus problemas y/o
proposiciones al jefe de la unidad, salvo cuando se tratare de asuntos técnicos
particulares, en cuyo caso podrán hacerlo directamente”.
El punto 1.051 del Reglamento establece que: “El jefe de la unidad
empleará su plana mayor para preparar los planes y órdenes, de tal manera que
sus resoluciones se transformen en acción”. A su vez el punto 1.052, expresa:
“En forma directa o a través del 2do jefe, mantendrá estrecha relación con los
oficiales de su plana mayor, fomentando en ellos las francas apreciaciones y la
libre expresión de sus ideas. Del mismo modo, los mantendrá informados acerca
de todos aquellos aspectos que interesen a cada uno de ellos y, en caso oportuno,
les delegará la autoridad que considerare conveniente”.
En estrecha relación con el presente análisis, podemos citar algunos
fallos donde se analizan las funciones y responsabilidades de los miembros de
una Plana Mayor. Así, el Tribunal Oral de Mar del Plata en la causa causa Nº
33004447 “PERTUSIO, Roberto Luis y otros s/privación ilegal libertad agravada
(art.142 inc.1), imposición de tortura agravada (art.144 ter.inc.2), homicidio
agravado p/el conc. de dos o más personas y asociación ilícita” sostuvo:
“La estructura de la Plana Mayor resulta relevante para este decisorio puesto que
muchos de los imputados tenían directa intervención en ella, como es el caso del
encausado Alfredo Manuel Arrillaga.
El Reglamento RC-3-1, contiene una sección denominada
―Organización y Funcionamiento de los Estados Mayores-, aplicable al funcionamiento
de las Planas Mayores. Entre sus más relevantes funciones, se encuentran las de
colaborar y auxiliar al Jefe, así como la de supervisar las operaciones, y siempre
destacando las tareas de inteligencia que le eran propias. Luego, el Reglamento
RV 200-10 “Servicio Interno”, expresa en su art. 1050 “La Plana Mayor de la unidad de
mando del 2do Jefe, constituirá el órgano de trabajo y asesoramiento del jefe de la unidad, para
la conducción integral de la misma (mando, administración, gobierno, instrucción etc.). Esta
tarea de ayuda, soporte, de inteligencia y de elaboración de distintas operaciones,
fue precisamente la tarea de Arrillaga al integrar la sección individualizada como
47
“Operaciones” dentro de la plana.” En otra parte del mismo fallo señalo: “El S3
debía conocer las características, capacidades y limitaciones de los elementos de
combate y de apoyo de combate dependientes, preparar y difundir planes y
órdenes de operaciones; supervisar y coordinar la ejecución de las operaciones
tácticas de los elementos de combate y de apoyo de combate; proponer las
prioridades para la distribución del personal, abastecimientos y equipos; revisar
los planes correspondientes a la defensa aérea, operaciones sicológicas, asuntos
civiles y aquellos otros requeridos para las operaciones tácticas; proponer la
seguridad en las operaciones que realizara la fuerza; planear en coordinación con
el Jefe de Logística (S4) los movimientos de tropa y determinar la seguridad
durante el movimiento; planear las operaciones psicológicas, incluyendo su
coordinación con las operaciones psicológicas de carácter estratégico operacional
y con las actividades de asuntos civiles; y planear las operaciones no
convencionales.
La normativa determinaba que el Jefe de Operaciones debía
mantener informados a los Jefes de la Plana Mayor y de la Unidad respecto de las
actividades que caían dentro de su campo de interés y efectuar las proposiciones
correspondientes.”
En la causa N° 71005145/2006 del Tribunal Oral Federal n° 1 de la
Rioja caratulada: “PEZZETTA, Ángel Ricardo s/homicidio agravado p/el
conc.de dos o más personas, privación ilegal de libertad (art.144 bis inc.1) y
tortura” se sostuvo respecto de un imputado miembro de una Plana mayor como
S2: “[…] su rol de Jefe de la sección de inteligencia-sumado a las explicaciones
que he arrimado sobre el funcionamiento y el rol de las áreas de inteligencia y sus
responsables –aparece como un sinsentido que desconociera estas actividades y
su finalidad. Y aparece como lógico y esperable que -como era práctica común
entre los jefes de inteligencia de otras unidades militares – las planeara en
combinación con el resto de la plana mayor, las retransmitiera a sus subordinados
y les garantizara los medios para su ejecución e impunidad”.
Como vemos, los fallos citados confirman la responsabilidad de los
miembros de Plana Mayor en delitos cometidos por miembros de las unidades en
las cuales tenían poder operativo y de ejecución, tal como sucedió en el presente
caso.
Así, como surge de la documentación incorporada en la causa, el
jefe de la Compañía de Ingenieros 3 era el Teniente Coronel Jorge Luis LÓPEZ;
asimismo, la Plana Mayor del Regimiento de Infantería 5 estaba compuesta por el
2° Jefe del RI 5 el Tte. Cnel. Norberto Enrique FERNÁNDEZ (fallecido), el
entonces Capitán Emilio TERAN, como S2; el Mayor Miguel Ángel GARDE
como S3, teniendo como auxiliar al Teniente primero Daniel Eduardo STELLA;
el Mayor Dardo Ernesto LEDESMA, como S4, junto al Capitán Carlos
Francisco MENDE como auxiliar; y el Teniente Jorge Aníbal Santiago
CADELAGO, como S1. Cabe aclarar que el último de los nombrados reemplazó
al mayor LEDESMA en su cargo desde el 27 de abril.
Asimismo, el grupo de oficiales asesores estaría conformado por el
Capitán Horacio VLCEK, jefe de la compañía de Comando; el Subteniente
Belisario Gustavo AFRANCHINO RUMI, jefe de la sección morteros pesados;
el Subteniente Eduardo Luis GASSINO, jefe de la sección comunicaciones; el
Teniente Primero Mario DOTTO, jefe de la sección antitanque; Teniente Juan
48
José Antonio RICO, oficial de arsenales; el Subteniente Hugo Eduardo José
GARGANO, oficial de intendencia.
Se aclara que de estos últimos nombrados solo serán imputados los
que revistaron como jefes de Compañías, por cuanto no surge de la
documentación y testimonios incorporados en la causa que el grupo de oficiales
asesores haya tenido funciones operativas o ejecutivas, las cuales si eran
atribuciones de la Plana Mayor.
Siguiendo con el reglamento, en la Sección IV Oficial de Personal (S
1), se establece en el punto 1.053. Conceptos generales que “El Oficial de Personal (S
1) será el miembro de la plana mayor que tendrá responsabilidad primaria en
todos los aspectos relacionados con el estudio, planeamiento, dirección y
ejecución de las tareas relacionadas con el personal, tanto militar como civil”. En
el punto 1.054 establece las principales funciones: a. Mantenimiento de efectivos.
1) Efectivos. a) Llevará y tramitará los informes y registros con los efectivos. b)
Determinará las necesidades de personal de los cuadros que deban ser cubiertas,
y preparará la documentación para efectuar el requerimiento correspondiente. c)
Mantendrá actualizada la carta de situación de efectivos de la unidad. d)
Mantendrá actualizada la documentación de personal y propondrá las
modificaciones que la práctica sugiere. e) Intervendrá en la redacción de órdenes
que tengan relación con el mantenimiento de los efectivos (medidas de seguridad
contra accidentes, cuidado de la salud, etc). 2) Registros e informes. b) Clasificará
y reunirá los informes que correspondan, de tal manera que ellos posibiliten su
rápido estudio y consulta, para conocer la situación de personal por subunidades,
especialidades, grado, etc. c) Tramitará y elevará al comando del cual depende la
unidad, los informes que éste hubiere ordenado. b. Administración de personal.
1) Propondrá al jefe de la unidad el destino interno del personal de cuadros
asignado a la misma, de acuerdo con la información contenida en las fichas
individuales y con las necesidades existentes. 3) Asesorará al jefe acerca de la
mejor manera de cumplimentar las directivas que sobre incorporación hubieren
impartido las instancias correspondientes, y propondrá la asignación del personal
de soldados a las subunidades y/o sección destinos, teniendo en cuenta su
capacidad físico-intelectual y las necesidades orgánicas de las mismas. c.
Disciplina, y orden. 1) Llevará actualizada la situación disciplinaria, conforme con
las directivas particulares impartidas. 2) Elevará, periódicamente, informes sobre
el estado disciplinario de la unidad, de acuerdo con las órdenes recibidas. 3)
Propondrá las medidas preventivas convenientes, para eliminar las causas que
provocan faltas. 4) Propondrá se informe a la instancia superior, cuando las faltas
sean producidas por hechos que no puedan ser corregidos por la unidad. d.
Mantenimiento de la moral. 1) Evaluará el estado moral y el espíritu de cuerpo de
la unidad, y propondrá al jefe las medidas convenientes para neutralizar aspectos
negativos y/o acrecentar los positivos, de manera de obtener, mantener y
aumentar el estado ampliamente satisfactorio de dichas condiciones.
Tal como surge de los puntos citados del reglamento, el S1, en este
caso Jorge Aníbal Santiago CADELAGO debía estar al tanto de la salud de los
integrantes de la unidad; asimismo, para cumplir con sus funciones debía estar al
tanto también de las capacidades físicas e intelectuales de los soldados; debía
saber o registrar los castigos, y los motivos de los mismos como así también sus
consecuencias; elevar informes al respecto; proponer medidas preventivas a fin
de eliminar las causas que provocaban faltas y, fundamentalmente, debía
49
proponer informes a la instancia superior, cuando las faltas sean producidas por
hechos que no puedan ser corregidos por la unidad. Como vimos en los
testimonios de las víctimas, en la totalidad de los casos de estaqueamiento la causa
era el robo de comida, ya sea de los lugares donde se encontraba almacenada la
misma, o del robo o caza de animales salvajes o de los kelpers. Si bien Mabragaña
menciona en su testimonio que en una oportunidad se compraron ovejas para
alimentar a la tropa, no existen registros de medidas propuestas por el S1 para
resolver el problema de alimentación, ya que la causa de los robos no era la
afición al delito de ningún soldado, sino el hambre que padecieron los mismos,
por exclusiva responsabilidad de sus superiores.
Respecto del último punto citado, la totalidad de las víctimas
expresaron no solo el maltrato sino también el temor por sus superiores, sin que
los mismos hagan mención sobre algún intento de neutralizar esa situación por
parte de los miembros de la Plana Mayor, muy por el contrario, cuando
mencionaron a algunos de ellos lo hicieron en situaciones que reproducían o
avalaban las conductas violatorias de sus derechos más elementales, como
sucedió en el caso de GARDE, MABRAGAÑA y PARADA.
En la Sección VI Oficial de Operaciones (S 3), punto 1.057.
Conceptos generales, se establece que: “El Oficial de Operaciones (S 3) será el
miembro de la plana mayor que tendrá responsabilidad primaria sobre todos los
aspectos relacionados con organización, instrucción y operaciones”. Asimismo, el
punto 1.058 establece las “Principales funciones. a. Organización. 1) Mantendrá
permanentemente actualizado el CO de la Unidad, verificará la exactitud de sus
previsiones, y propondrá, oportunamente, las modificaciones que considerare
necesarias. 2) Propondrá los ajustes necesarios a la organización de la Unidad,
acorde con las órdenes impartidas por el comando superior, adecuándolos al
personal, equipo y material disponible y a las previsiones contenidas en el CO. 3)
Propondrá las prioridades a fijar en la asignación de personal y provisión de
material y equipo a las subunidades, de acuerdo con las exigencias operacionales
de la Unidad. 4) Asesorará a los jefes de subunidades sobre problemas
relacionados con la organización de sus elementos. 5) Mantendrá actualizados los
estados de personal, armas, vehículos, etc, a fin de asegurar que la unidad se
encuentre en las mejores condiciones para cumplir con su misión. c.
Operaciones: 1) Realizará la apreciación de situación de operaciones. 2) Preparará
y difundirá planes y órdenes de operaciones a quienes corresponda, y supervisará
su ejecución. 3) Revisará los planes y ordenes de apoyo a las operaciones a
ejecutar. 9) Vigilará las condiciones de la unidad para su alistamiento. 10)
Mantendrá actualizadas las profundidades de marcha de la unidad y órganos
constitutivos, según sus efectivos en condiciones de operar”.
Conforme surge del Diario de Guerra del RI 5, oficiaba de S3 el
Mayor Miguel Ángel GARDE, y como vimos en los testimonios las víctimas
de esta causa, en particular de los miembros de la Compañía de Comando a cargo
del capital VLCEK, GARDE en persona se encargó del castigo de quienes en un
estado extremo de hambre robaron comida, golpeando a los soldados y luego
ordenando que los mismos sean enterrados, esto confirma lo expresado en
párrafos anteriores respecto del conocimiento por parte de los miembros de la
plana mayor del trato propinado a la tropa, y que las circunstancias que
desencadenaban los castigos era perfectamente conocidas por quienes tomaban
50
las decisiones en el más alto nivel de la Unidad, conforme surge de los elementos
probatorios el hambre y el frío solo tuvieron como reacción la tortura.
En la Sección VII Oficial de Logística (S 4), punto 1.059. Conceptos
generales, se establece que: “El Oficial de Logística (S 4) será el miembro de la
plana mayor que tendrá responsabilidad primaria sobre todos los aspectos
relacionados con el apoyo logístico”. En el punto 1.060. se establece: “Principales
funciones. a. Abastecimiento. 1) Determinará las necesidades de abastecimiento,
elevando, por los canales correspondientes, aquellos requerimientos orgánicos
que deban ser satisfechos por los escalones superiores. 2) Realizará todas aquellas
actividades referentes a formulación de pedidos, obtención, almacenamiento,
seguridad, distribución y documentación de los efectos logísticos provistos o
adquiridos. 3) Determinará las necesidades de abastecimiento de materiales de
adquisición local, proponiendo su obtención al jefe de la unidad. 4) Adjudicará,
según las prioridades establecidas por el S 3, el armamento, munición y otros
elementos que constituyan efectos regulados y/o controlados. 5) Dirigirá las
tareas de evacuación (recolección) y disposición final de los efectos. B.
Mantenimiento. Controlará las tareas de reparación, inspección, prueba, servicio,
evacuación (reunión) y clasificación, en lo que respecta a las condiciones de
servicio, de materiales y/o elementos, y la recuperación de los mismos. c.
Transporte y movimiento de tropa. 1) Planeará y dirigirá el transporte de las
subunidades (fracciones), de personal y de abastecimiento, por todos los modos.
d. Evacuación y hospitalización de personal. 1) Fiscalizará las tareas de
evacuación y hospitalización, abastecimiento y mantenimiento de efectos de
sanidad y medicina preventiva, incluyendo saneamiento y atención odontológica.
f. Varios. 2) Controlará que se cumplan las disposiciones referentes al tipo,
calidad y cantidad de la alimentación del personal. 3) Fiscalizará los inventarios y
las existencias de los efectos provistos, que constituyan el patrimonio de la
unidad”.
Tal como se describió precedentemente, el cargo de S4 era ejercido
por el Mayor Dardo Ernesto LEDESMA41; aunque conforme surge tanto del
mismo diario de guerra, como así también del Libro Histórico del RI 5, el 27 de
Abril el Comandante de la Brigada ordena el regreso del S4 de la Unidad, Mayor
LEDESMA, y por ese motivo el Jefe del RI 5 ordena al oficial S1 que desempeñe
ese puesto, siendo este último el Teniente Jorge Aníbal Santiago CADELAGO.
Conforme surge del informe Rattenbach, y en el caso particular del RI 5, el
abastecimiento de alimentación y vestimenta afectaron las exigencias
operacionales de la unidad, estos dos temas no registran actuaciones tendientes a
ser solucionadas. Así, el testimonio de Mabragaña en el informe mencionado
señala que ante la orden de una operación en la Isla Soledad el mismo respondió
que la unidad no estaba en condiciones de hacer veintiocho kilómetros a pie por
desnutrición. Cabe aclarar que esta situación fue sobre el final del conflicto, el 13
de junio según consta en el diario de guerra42de la unidad. Sin embargo no existen
registros de ajustes necesarios para la organización de la unidad por parte del S1.
Así, no hay lugar a dudas respecto de que la oficialidad y el jefe de la unidad
sabían de la situación crítica de salud y alimentación de los soldados, sin
embargo, no se tomó medida alguna, dejando a los mismos sin ración durante
41
Conforme surge del diario de Guerra en el cuadro de Escalafón Oficiales.
42
Diario de Guerra 13 Jun 2000hs.
51
días y aplicando severos castigos ante supuestas faltas vinculadas a la
autoprovisión de alimentos.
Como vimos en las normas citadas, el S4 actúa conforme las
prioridades establecidas por el S3, y conforme la documentación que venimos
citando, esto es el Diario de guerra y el libro Histórico del RI 5, tanto el frío
como el abastecimiento de vívieres fueron un tema que debían tener en cuenta,
sin embargo, no surge de la documentación analizada, informe o pedido de
mayor abastecimiento de abrigo para la tropa, como tampoco alguna medida que
asegure la alimentación de la misma. En este punto corresponde analizar las
contradicciones que surgen de los documentos mencionados, como así también
de lo informado por el Jefe de la unidad, el Coronel Mabragaña, contradicciones
que, por cierto, demuestran la responsabilidad de los imputados en los hechos
investigados.
Si tenemos en cuenta lo consignado en los cuadros de Actividades y
Acontecimientos del Diario de guerra respecto del abastecimiento de víveres y la
salud de la tropa, podemos mencionar como primer registro al respecto el de
fecha 26 de Abril (1200 hs), donde se asienta: “El J RI 5 adquiere dos corderos y medio
para suplir déficit raciones entregadas”. Esto coincide con lo expresado por Mabragaña
al relatar en su testimonio el incidente en el cual el Jefe del Comando de Brigada
de Infantería III, Comandante Omar Parada relevó al teniente 1° Megías, jefe de
la compañía “A”, aunque en este caso con alguna diferencia en cuanto a las
fechas. Asimismo, en el Libro Histórico del RI 5 figura el relevo del J Ca I “A”
por parte del Cte. Br. I. III. En fecha 26 de Abril.
El segundo registro al respecto data del 27 de abril donde se ordena
la racionalización de los víveres existentes, tanto en el Diario de guerra como en
el Libro Histórico del RI 5. Al día siguiente, en ambos registros se consigna que
arriba el buque “Mozumen”. Se aloja al personal de la Ca I “B” en el puerto. “Se
bajan los víveres y se los clasifica”.
El cuarto registro es del 3 de mayo, esto es 6 días después, donde
también, en ambos casos, se informa sobre el arribo del Buque “Forest” y una
descarga de víveres frescos para 20 días.
Luego del registro mencionado, recién el 29 de Mayo se informa a la
Brigada que se carecen de víveres esenciales y que el estado físico de la tropa en
general es alarmante.
Como vemos, este último registro da cuenta de un estado que en el
Diario de guerra se informa como preocupante y, más allá de los términos, en
ambos casos se denota la magnitud del problema. Sin embargo, no parece haber
existido una medida de acción al respecto.
Luego del último registro mencionado, el 6 de junio, se informa
sobre cuatro viajes en helicóptero descargando víveres secos. El 7 de junio se
informa que el Jefe del RI reúne a sus jefes de elementos para imponerlos de la
distribución de víveres, dando prioridad al personal de las posiciones. Cabe
señalar que esta parece ser la única medida de distribución tomada, aunque sin
embargo por los testimonios de las víctimas y testigos de la causa a esta altura de
los acontecimientos la medida resulta ser sumamente tardía, y contraria a la
conducta de los oficiales y suboficiales, quienes se garantizaron alimentos dulces
y salados, bebidas de todo tipo, que finalizado el conflicto fue tirada. Como
vimos, el mismo Mabragaña da cuenta de un problema de alimentos el 26 de
52
abril43, y durante todo su relato reiteró problemas de esa índole desde la llegada
de la unidad a Puerto Yapeyú. Así, dijo que a principios de mayo faltaban fideos y
harina, que pan no tuvieron nunca. Después dijo que alrededor del 21 de mayo
empezó el segundo tramo agudo en lo que hace a víveres, que ante su informe
sobre la situación el Comandante de Brigada le ordenó que siguiera racionando lo
que tenía. Dijo que el 25 de mayo fue el último día que la unidad pudo desayunar,
hasta el 6 de junio. Dijo que hubo casos de desnutrición y que “hubo,
desgraciadamente, que emplear mano muy dura porque la gente se desesperaba mucho por la
comida”. Agregó que tuvo que “bajar alrededor de sesenta soldados de las posiciones porque
prácticamente no se podían mantener en pie.” Tanto lo consignado en los documentos
analizados, como lo informado por Mabragaña contrasta con lo testimoniado por
las víctimas y los testigos de la causa en cuanto en su gran mayoría dijeron que
apenas llegaron a Puerto Yapeyú comenzaron los problemas de alimentos y que
vieron o sabían que los oficiales y suboficiales tenían con que resguardarse del
frío y con que alimentarse, que estos tomaban bebidas calientes y comían carne,
recibiendo los soldados solo las sobras en la mayoría de los casos. En este
sentido, la víctima Rodas relató que durante toda su permanencia en la isla sufrió
problemas de alimentación, debido a que comía una vez por día o cada día y
medio, y que dicha comida constaba de un plato de sopa o caldo y que, también
con la misma asiduidad, recibía una “ración fría” que estaba compuesta por un
trozo de carne y un trozo de chocolate, ambos pequeños. Manifestó que los
problemas de alimentación eran soportados solo por los soldados, ya que los
oficiales se alimentaban correctamente. Juan Humberto Díaz dijo que fue
hospitalizado en Puerto Argentino debido a un cuadro de desnutrición aguda
luego de pasar más de 15 días sin recibir alimentos en Puerto Howard. Marcos
Omar Ojeda dijo que desde que llegaron a Puerto Howard se discontinuó el
suministro de comida y las comunicaciones en general. Dijo que transcurrido un
mes, la mayoría de los soldados estaban desnutridos y que Remigio Fernández
falleció por causa de la falta de alimentos, agregando que él mismo perdió 20kg
de su peso. Daniel Martínez González dijo que el hambre, que llevó a
compañeros suyos a la muerte por desnutrición, a él lo hizo perder 20 kg, y que
conociendo el almacenamiento de productos, que no eran distribuidos entre los
soldados, extrajo de la carpa de Taranto una caja de cigarrillos, un queso y una
barra de dulce de membrillo. Gustavo Andrés Nadal, de la compañía “B”, dijo
que su compañía estaba destinada en la punta del cerro, custodiando un radar.
Con el transcurrir de los días, la alimentación comenzó a menguar habiendo días
enteros en que no recibían alimento y, cuando lo hacían, era insuficiente. Razón
por la cual comenzaron a comer deshechos que conseguían de los suboficiales.
En ocasión de ir a hurtar comida de un almacén, fue descubierto y castigado con
estaqueamiento. Américo Aguilar de la compañía “C” dijo que cuando estuvieron
en Puerto Howard en posición defensiva les ordenaron permanecer en un pozo de
trinchera durante 15 días y no recibieron nada de comida, y que los oficiales y
suboficiales se encontraban cerca sí disponían de comida. Yanevich, de la misma
compañía declaro en idéntico sentido. Remigio Fernández llegó a Puerto Howard
con bajo peso según refieren sus compañeros de tropa, con el transcurrir de los
días y la falta de alimentos, fue lentamente perdiendo fuerzas hasta quedar
postrado en su carpa. Sus compañeros refieren que debían cargarlo para
43
Si bien el menciona que fue el 30 de los registros surge que efectivamente ocurrió el 26
53
trasladarlo a las posiciones que le correspondía cubrir, y que a pesar de informar
a sus superiores no fue asistido. En este caso resulta importante tener en cuenta
que la compañía “B”, a la cual pertenecía Fernández llego a Puerto Horward el
27 de Abril. El 5 de junio llega el buque Hospital “Bahía Paraíso”, y el 6 no solo
evacua heridos y enfermos, sino que también descarga víveres. La pregunta que
se impone es ¿Por qué no fue evacuado Fernández, o en su defecto porque no
recibió alimentos? Nótese que según los registros el mismo fallece, o al menos se
informa de ello el 10 de junio a las 2030 hs. La misma pregunta cabe respecto del
resto de la tropa enferma o desnutrida.
Lo relatado nos lleva a la conclusión que tanto los suboficiales como
los oficiales no tuvieron problemas de alimentación, y vestimenta o resguardo
como los que aquejaron a la tropa, y que más allá de los registros sobre el
abastecimiento, evidentemente los mencionados solo garantizaron su bienestar y
el de sus superiores, sino que lo hicieron en detrimento de los soldados. Prueba
de ello surge del mismo Diario de guerra donde sin fecha, pero luego del 28 de
mayo se registran 42 enfermos entre los soldados y solo 2 oficiales y un
suboficial. Asimismo, el número total de muertos solo pertenecen a los soldados
(7).
Como vimos, el oficial S4 actuaba según las prioridades establecidas
por el S3, a su vez el S1 no solo debía estar al tanto de la salud de los miembros
de la unidad, sino que también debía saber y o registrar los castigos, y los motivos
de los mismos como así también sus consecuencias; elevar informes al respecto;
proponer medidas preventivas a fin de eliminar las causas que provocaban faltas.
Todo ello bajo con la necesaria participación del S2 como parte de la Plana
Mayor, y bajo el mando del jefe de la Unidad, quien a su vez dependía del
Comandante de la Brigada. En línea descendente, los oficiales de la Plana Mayor
sabían y conocían sobre la conducta y acciones de los jefes de las subunidades, en
virtud de las funciones que les correspondían, y a su vez los jefes de sección
actuaban en cumplimiento de las órdenes impartidas respecto de la distribución
de comida, el resguardo de la tropa, la salud y bienestar de los mismos, y
aplicaban los tormentos referidos junto a los cabos y sargentos a su cargo, e
incluso junto a personal superior presente en los hechos. Sin perjuicio de algunos
hechos en particular, todos los miembros de la Plana Mayor estaban
perfectamente al tanto de los castigos impuestos, y tenían funciones operativas y
ejecutivas respecto de toda la Unidad.
De acuerdo con las consideraciones teóricas y reglamentarias
precedentes, este Ministerio Público Fiscal considera que PARADA, Omar
Edgardo; TERAN, Emilio; GARDE, Miguel Ángel; CADELAGO, Jorge
Aníbal Santiago deben ser considerados a priori responsables, en calidad de
couautores mediatos, de los crímenes descritos en el punto II.B, cuya calificación
—según las figuras de tormentos y lesiones— se desarrolla en el punto IV de esta
presentación.
F'a'a |'v'a[.Io'
Tie Santiago Cadelago [-9.‘, S-'-1, Oi. Fri-
Cao Emilio Teran [S21-
iuiy Miguel Angel Garde [S31-
54 ha‘.-2"os
5.1 bate-"'os. S.1ba'.e~'-as - Clio Claudio
- Cabo U-scar SJ ha ‘.-E‘ "os - Bio Luis MANZUR TAMAREU
ALBARRACIN - Bro Raul LIHARES - Che Jorge
- C-abo Ramon - Cb-:1 _PaIJ|o ROMAHO
LENA HERNANDEZ - [ho Ramon CARD
- Cabo Francisco - Che Sergio - Cbo Oscar
RNERD GUEVARA COHTRERAS
60
CDO BR I III - JEFATURA
REGIMIENTO INFANTERÍA 5
PLANA MAYOR
44
CAERCAS; Declaraciones; Tomo II FS. 428/444
61
ejercido por el Mayor Dardo Ernesto LEDESMA, junto al Capitán Carlos
Francisco MENDE como auxiliar; aunque conforme surge tanto del mismo
Diario de guerra (n° de orden 15) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja
1, Carpeta 3, CC], como así también del Libro Histórico del RI 5 (n° de orden
11, p. 2 y 7) [agregado a Fs. 4770/4771], el 27 de Abril el Comandante de la
Brigada ordena el regreso del S4 de la Unidad, Mayor LEDESMA, y por ese
motivo el Jefe del RI 5 ordena al oficial S1 que desempeñe ese puesto, siendo
este último el Teniente Jorge Aníbal Santiago Cadelago.
Asimismo, la presencia de Cadelago en el TOAS surge también de
los testimonios de las víctimas, como por ejemplo Julio Más, quien dijo que en
una oportunidad vio a Mabragaña junto a Cadelago [fs. 439/440].
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Aníbal Santiago
CADELAGO sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido
elementos probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza
requerido en esta instancia, que debe responder como coautor mediato por los
delitos de imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por
víctimas a: Jorge Ramón DIEZ; Carlos Raimundo RODAS; Elvio Emilio NIS;
Antonio Horacio GALLARDO; Román Orlando SOLÍS; Oscar Orlando FRÍAS;
Carlos Argentino PEREYRA; Edgardo ARNOLDO; Daniel MARTÍNEZ
GONZÁLEZ, Julio César MÁS; Gustavo Andrés NADAL; Marcos Omar
OJEDA; Rosendo PRADO; Emilio RODRÍGUEZ; José Alfredo SÁNCHEZ;
Américo AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA;
Juan de la Cruz MARTINS; José Alberto YANEVICH; Pablo MARTÍNEZ y
Jose Manuel LEDESMA; y por el delito de lesiones gravísimas respecto de José
Alberto YANEVICH. Ello en tanto el imputado formó parte de la Plana Mayor
del RI 5.
TERÁN, EMILIO
Al momento de los hechos revestía como Capitán, Procedente de la
Escuela Superior de Guerra, destinado en el cargo de oficial S2 (Inteligencia),
nombrado conforme ODR/82, del 9 de abril de 1982, con alta ese mismo día, y
baja el 15 de julio de ese mismo año. Ello conforme lo consignado en el Diario
de Guerra de la Unidad, Escalafón Oficiales del RI 5 (n° de orden 6) [Fuente:
SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC]. Asimismo, surge del
registro de “Actividades y Acontecimientos”, del mismo documento, y con fecha
9 de Abril: “Se presentan un Jefe, 17 Of subal. y 26 Subof. agregados al RI 5”,
figurando con nombre y apellido en el asiento de fecha 13 de Abril del mismo
año.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Emilio TERÁN sea llamado a prestar
declaración indagatoria por haberse reunido elementos probatorios suficientes
que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido en esta instancia, que
debe responder como coautor mediato por los delitos de imposición de
tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a: Jorge Ramón
DIEZ; Carlos Raimundo RODAS; Elvio Emilio NIS; Antonio Horacio
GALLARDO; Román Orlando SOLÍS; Oscar Orlando FRÍAS; Carlos Argentino
PEREYRA; Edgardo ARNOLDO; Daniel MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Julio
César MÁS; Gustavo Andrés NADAL; Marcos Omar OJEDA; Rosendo
PRADO; Emilio RODRÍGUEZ; José Alfredo SÁNCHEZ; Américo
AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA; Juan de la
Cruz MARTINS; José Alberto YANEVICH; Pablo MARTÍNEZ y Jose Manuel
LEDESMA; y por el delito de lesiones gravísimas respecto de José Alberto
YANEVICH. Ello en tanto el imputado formó parte de la Plana Mayor del RI 5.
65
Marcos Omar Ojeda (Fs. 402-403) refirió que revistó en la compañía que estaba a
cargo del Teniente Lugo Oliver.
José Antonio Delgado (fs. 431/432) refirió que revistó en el RI 5 en la Ca B y
que el jefe era el Teniente 1° Lugo [Oliver].
Oscar Torres (denuncia presentada ante el Juzgado Federal de Chaco obrante a
fs. 4014/vta. ratificada a fs. 4016) refirió que sus superiores eran el Tte. 1° Jorge
Reynaldo Lugo Oliver y Mabragaña y que teniendo conocimiento de las torturas
a las que eran sometidos nunca intentaron evitarlas y prestaron su
consentimiento a esas prácticas inhumanas.
Julio Más (fs. 439-440) refirió que el Jefe de la Ca B del RI 5 era el Tte. 1° Lugo
Oliver y dijo que Lugo Oliver y los demás oficiales cercanos comían bien y
estaban en una situación diferente a la de los soldados. Asimismo, refirió que ni
Lugo ni Mabragaña pasaban a ver el estado de los soldados.
Juan De la Cruz Martins (fs. 426-427) refirió que el Tte. Lugo era el jefe de la Ca
B.
Daniel Martínez González (fs. 576/577 y 4569/4571) refirió que fue estaqueado y
que fue testigo del estaqueamiento de Rosendo Prado. Al respecto, señaló que esos
“eran los castigos que imponía el Teniente Primero Lugo”.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Reynaldo LUGO OLIVER
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Juan de la Cruz MARTINS, Daniel MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Julio César
MÁS, Gustavo Andrés NADAL, Marcos Omar OJEDA, Rosendo PRADO,
Emilio RODRÍGUEZ y José Alfredo SÁNCHEZ.
66
informe en el que recomendó que “no se adopten medidas disciplinarias con el
sargento primero Carlos Alberto VEGA” por su actuación durante el conflicto
bélico (SHE, Sección Comisión Evaluación, Caja 2, Carpeta 10, Fojas 4 a 16).
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
- Jorge Humberto González (en su declaración obrante a fs. 430) quien dijo que
Masiriz era el jefe de la compañía C durante el conflicto bélico.
- Américo Aguilar (en su declaración obrante a fs. 423/424) refirió también que el
jefe de la compañía C del RI 5 durante el conflicto bélico era el Capitán Masiriz.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Raúl MASIRIZ sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Américo AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA; José
Alberto YANEVICH; y respecto de este último también por el delito de lesiones
gravísimas. Ello en tanto el imputado fue Jefe de la Compañía “C”
67
Conforme lo expuesto, solicitamos que Eduardo Luis GASSINO
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS, Elvio Emilio NIS, Antonio
Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS, Carlos Argentino PEREYRA, y
Oscar Orlando FRÍAS.
68
División Legajos, Dirección General de Bienestar; y Legajo Personal Nº 65.522
(B). Ubicación: Archivo General del Ejército].
También figura en el Diario de Guerra del RI 5 con su grado y
función (n° de orden 22) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1,
Carpeta 3, CC] y en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 15, p.
7) [agregado a Fs. 4770/4771]. Por último, su nombre figura en la lista de
personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 15)
[obrante a fs. 284-329].
Conforme surge de su legajo, revistaba en el RI 5 como Jefe de la
Sección Mortero Pesado y marcha formando parte de la unidad a la zona sur del
país en tren hasta Paraná el 17 de abril de 1982, de Paraná a Comodoro Rivadavia
el 18 de abril del mismo año, marcha a Puerto Argentino en las Islas Malvinas el
23 de abril y de Puerto Argentino a Puerto Yapeyú en la Isla Gran Malvina el
26de abril. Se presenta en su unidad en Paso de los libres el 14 de julio del mismo
año.
Como dijéramos, por su función y conforme el Reglamento RV-
200-10, punto 1.050 y ss., integraba el grupo de asesores de la Plana Mayor del RI
5, conformando la Plana Mayor Especial. En el diario de Guerra del RI 5, ya
citado, se deja constancia que el 2 y 3 de abril, previamente al traslado a las Islas,
se reúne la Plana Mayor y la Plana Mayor especial con la Jefatura del RI 5.
Es nombrado por la víctima Oscar Orlando Frías [fs. 796] quien
dijo que el día del enterramiento de varios soldados conscriptos de su sección fue
interceptado por el subteniente AFFRANCHINO RUMI quien lo amenazó con
“pegarle un tiro en la cabeza” y lo golpeó con puños y patadas hasta provocarle
la pérdida de conocimiento.
En el Requerimiento n° 3990/16 de fecha 17/3/2016 en la causa
N° 7929/15 caratulada “N.N. S/ A DETERMINAR (LESA HUMANIDAD)”
acumulada a la causa FCR 63001777/07, se lo identifica como imputado.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Belisario Gustavo
AFFRANCHINO RUMI sea llamado a prestar declaración indagatoria por
haberse reunido elementos probatorios suficientes que permiten afirmar, con el
grado de certeza requerido en esta instancia, que debe responder como coautor
funcional por los delitos de imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616)
que tuvieron por víctimas a: Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS,
Elvio Emilio NIS, Antonio Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS, y
Oscar Orlando FRÍAS.
70
conscripto Jorge Ramón Diez que revistaba en el RI 5 [Fuente: Folio Nº21,
AJM].
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
Elvio Emilio Nis [fs. 356/359, fs. 422] quien refiere que el cabo 1° Leiva y el
cabo Albarracín ejecutan la orden del enterramiento dada por Mabragaña y
Garde.
Jorge Ramón DIEZ [fs. 782/vta., 4020/vta., 4181 4233/4235], quien refirió que
Garde, Gassino y Leiva ordenaron su enterramiento.
Fue identificado como imputado en los requerimientos de
instrucción n° 1664/07 de fecha 19/9/07 [Fs. 466/476]; y n° 3984/16 de fecha
15/3/2016.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Ramón Desiderio LEIVA
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS, Elvio Emilio NIS, Antonio
Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS y Oscar Orlando FRÍAS.
71
COMPAÑÍA B (CA B)
75
de Diputados del Chaco obrante a fs. 2673; denuncia de fs. 3987/vta ratificada a
fs. 3992).
- Oscar Torres (denuncia presentada ante el Juzgado Federal de Chaco obrante a
fs. 4014/vta. ratificada a fs. 4016) refiere que el Sargento Ramón Antonio Linares
fue testigo de las torturas que sufrieron Rosendo Prado y Martínez González.
Se lo identifica como imputado en los requerimientos de instrucción n° 1692/07
(fs. 603/604) del 14 de diciembre de 2007; en el nro. 1734/08 (fs. 845/847) del
12 de mayo de 2008; y n° 3984/16 del 15/3/2016.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Raúl Antonio LINARES sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Gustavo Andrés Nadal y José Alfredo Sánchez.
76
nombre consta en la lista de personal que participó en el conflicto bélico con el
RI 5 (n° de orden 353) donde se deja constancia de su DNI [obrante a fs. 284-
329].
Es nombrado por las siguientes víctimas:
- Julio Más (declaración obrante a fs. 439/440) relató haberse ido de su posición
cuando se enteró de la muerte de Remigio Fernández y, al regresar, dijo que
“…me dicen que me andaba buscando el cabo Guevara, que era mi jefe
inmediato. Me presento ante él y me dice que el Subt. Ferrante le dio la orden de
que me estaquearan […] Allí estuve entre doce y dieciocho horas…”.
- Emilio Rodríguez (fs. 1979-1980) dijo que sus superiores fueron el coronel Juan
Ramón Mabragaña, el subteniente Taranto, el sargento Manzur y el cabo
Guevara.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Sergio Alberto GUEVARA
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctima a
Julio Cesar Más.
78
Conforme surge de los documentos desclasificados, Daniel Espíndola refirió que
“Sus superiores fueron el J Sec subt MENÉNDEZ y el inmediato superior el J
Gpo cbo ROMANO” [informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de
Defensa del EA del 24/11/2016, p. 62].
Se lo identifica como imputado en el requerimiento de instrucción n° 3984/16 de
fecha 15/3/2016 y n° 5123/18 del 26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Arnaldo ROMANO
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvo por víctima a José
Alberto Yanevich y Jorge Humberto González y por el delito de lesiones
gravísimas que tuvo por víctima a José Alberto Yanevich.
79
José Raúl Lencina (declaración del 19 de marzo de 2008 ante la Comisión de
Derechos Humanos de la Cámara de Diputados del Chaco obrante a fs. 2671)
refirió que “me estaquearon por 15 minutos […] los que me pegaron fueron con
una cachiporra y con las manos el Subteniente Menéndez […] el cabo Primero
Caro y el Cabo Contreras [...]”.
José Alberto Yanevich (declaraciones obrantes a fs. 2120 y 4556/4559; denuncia
obrante a fs. 4009, ratificada a fs. 4011) relató que cuando fue descubierto el robo
de la oveja, el subteniente Mario Benjamín MENÉNDEZ (h) con la
colaboración del entonces Cabo Jorge Arnaldo ROMANO lo agredieron
verbalmente y lo “estaquearon” en un calabozo de campaña por más de dos (2)
días. Que le rompieron la nariz de un “culatazo”, y que al soldado González y
Guayare los estaquearon con él, por el mismo motivo.
Se lo identifica como imputado en los requerimientos n° 1664/07
del 19/9/07; n° 1728/08 de 28/4/08; y en el n° 5123/18 del 26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Oscar Luis CONTRERAS
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
José Raúl Lencina, José Alberto Yanevich, Jorge Humberto González y por el
delito de lesiones gravísimas que tuvo por víctima a José Alberto Yanevich.
CA Ing. 3 (agregada al RI 5)
CALDERINI, GUSTAVO
Al momento de los hechos revistaba con el cargo de Teniente
Primero de la Compañía de Ingenieros 3, integrada al RI 5. Su nombre y grado
aparecen en manuscrito en el documento en que consta la estructura orgánica del
80
RI 5 obrante en el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de
Defensa del EA del 24/11/2016 [p. 52]
En este informe es mencionado respecto de una denuncia
formulada por el mismo en relación al desempeño del Sargento Ayudante
González Cabrera (SHE, Comisión de Evaluación, Caja 1, Carpeta 3, Folio s/nº).
Asimismo, la presencia de Calderini en el TOAS surge de los testimonios de
Pablo Martínez (fs. 3754/3755); José Manuel Ledesma (fs. 3752/3753); Juan
Esteban Niveiro de (fs. 360/366 y fs. 786) y Carlos Alberto Benítez (fs. 333 a
339) quienes lo señalan como superior responsable.
Fue identificado como imputado en el Requerimiento n° 1664/07
de fecha 19/09/2007.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Gustavo CALDERINI sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Pablo MARTÍNEZ y José Manuel LEDESMA. Ello en tanto el imputado fue
uno de los Jefes en el grupo conformado por la Compañía de Ingenieros 3.
46
La ley 23.097 que modificó el arto 144 ter CP explicitó esta circunstancia: "funcionario público
que impusiere a personas, legítima o ilegítimamente privadas de su libertad, cualquier clase de tortura. Es
indiferente que la víctima se encuentre jurídicamente a cargo del funcionario, bastando que éste tenga sobre
aquélla poder de hecho."
47
El artículo 884 del Código de Justicia Militar establece que “se considera que una fuerza está en
campaña, cuando operare en plazas o territorios declarados en estado de guerra, aunque ostensiblemente no
aparezca enemigo armado, y cuando por razones de gobierno o estado, la autoridad militar dispusiere que las
tropas practiquen servicio como en tiempo de guerra.”
82
suerte de gradualidad en la severidad, fijando el calabozo dentro de las de menor
gravedad. “La sanción de calabozo consiste en recluir al autor de la falta” (art. 572, CJM).
De nuevo en el análisis de los rasgos típicos de la figura de
tormentos, no se requiere que el sujeto activo tenga trato directo con los
detenidos. Por el contrario, reúne sin lugar a dudas la cualidad exigida por la ley
quien tenga el control total o parcial del lugar donde se encuentren las víctimas,
aspecto por demás verificado en los casos de autos.
Asimismo, para encuadrar correctamente los hechos, describiremos
el sujeto pasivo del delito: "presos", utilizado en sentido amplio. Según ella, este
concepto abarca a personas arrestadas, detenidas, condenadas y, en general, a
cualquier persona privada de la libertad. La amplitud debe entenderse en dos
sentidos. Por un lado, no sólo están incluidas las personas privadas de su libertad
en virtud de una sentencia condenatoria firme de un tribunal penal, sino también
aquellas encarceladas o detenidas durante el proceso o incluso antes de que exista
un proceso. Por otro, el concepto comprende a personas privadas de su libertad
con independencia de la legalidad o legitimidad de tal privación. Un funcionario
público está obligado a tratar dignamente a una persona detenida más allá de
cualquier vicio o ilegitimidad que pueda presentar la detención.
Lo que interesa aquí es la relación que de hecho existe entre el
funcionario público y la persona detenida; es decir, la sujeción fáctica de éste
último respecto del primero. La única condición está dada, entonces, por el
hecho de que la persona se encuentre privada de la libertad por acto de un
funcionario público.
Así descripto, sabemos que la conducta debe ser realizada por un
funcionario público siendo el sujeto pasivo de esa acción “el preso que guarda”.
El término “preso”, -según sentenció la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal al fallar en la Causa n° 13,
conocida como Juicio a las Juntas, y sostuvo la jurisprudencia en forma pacífica-
comprende tanto los casos de detenciones legales como las ilegales. En efecto, la
CNACyCF señaló: “Para la figura penal en análisis, resultaba indiferente que hubieran sido
o permanecido legal o ilegalmente detenidos”48. Entonces, el sujeto pasivo que la figura
exige se debe encontrar privado de su libertad, siendo indiferente que esa
privación sea por una causa legítima o no.
Debe tomarse dimensión acerca de que las sanciones por las
alegadas indisciplinas —cuyo objeto era procurarse alimentos en un contexto de
hambre y desnutrición—, consistían en colocar al sujeto atado de pies y manos,
desprovisto de abrigo en temperaturas extremas, cubierto por una manta que le
impidiera ver en una posición de peligro y vulnerabilidad absoluta, incluso
durante bombardeos y, como regla, así quedaba durante toda su detención. De la
misma manera, los conscriptos también podían ser enterrados con temperaturas
que llegaron a los 18 grados bajo cero49, mojados, bajo la nieve, sin la
indumentaria adecuada —muchas veces se les exigía que se quitaran abrigo para
empeorar el padecimiento—50.
Soler4 indica que pueden constituir tormentos aquellas conductas
que no persigan la obtención de declaraciones por parte de la víctima: “En esta
48
Fallos 309:1526, considerando 5°, punto 2, párr. 5.
49
Ver anotación datada 29 de Mayo 0800 hs. en “Diario de Guerra del Regimiento de
Infantería 5” y “Libro Histórico del RI 5”.
50
Ver los casos de Yanevich, Ledesma, Gallardo, Solís, Rodas, Diez, Nis.
83
última hipótesis la calificación estará dada por la intensidad y por la presencia de dolor físico o
de dolor moral”, y es justamente lo ocurrido en el caso de autos.
Núñez, por su parte, afirma que el “...maltrato material o moral
constituye tormento cuando es infligido intencionalmente para torturar a la víctima, sea, según se
usaba y se usa, como medio de prueba respecto de sospechados y testigos; sea para ejercer
venganzas o represalias; sea con otra finalidad malvada, pues la ley reprime cualquier especie de
tormento, caracterizado por su modo, gravedad o fin.”51
Vale recordar la particularidad que adquieren estas condiciones de
detención, que se inscribirían dentro del tormento propiamente52. Al respecto
existe prolífica jurisprudencia tanto de tribunales locales como internacionales
que entienden que determinadas formas de detención o privación de libertad son,
en sí mismas, tortuosas53. No podemos olvidar que, además de la severidad del
método empleado para el “calabozo de campaña”, se sucedían bombardeos
frecuentes que agravaban las condiciones y constituían un peligro tal que podría
encuadrarse dentro de la tortura psicológica54.
En igual sentido lo receptaron nuestros tribunales desde el fallo en
la causa 13/84: “…asimismo, durante el secuestro, se imponía a los cautivos condiciones
inhumanas de vida, que comprendían a muchos el déficit casi total de alimentación, el
alojamiento en lugares insalubres, en los que no podían sustraerse de percibir los lamentos o
ruidos que se producían al torturarse a otros cautivos y el permanente anuncio, a través de
hechos y de palabras de que se encontraban absolutamente desprotegidos y exclusivamente a
merced de sus secuestradores. De los relatos de todos los testigos que fueron víctimas de
secuestros, se desprende el total estado de indefensión en que se hallaban pues, principalmente de
hecho aunque también de palabra, se le hacía conocer que se encontraban absolutamente
desprotegidos y sometidos a la exclusiva voluntad de los secuestradores (…) las amenazas de
toda índole; la escasa y mala comida; la precariedad cuando no la ausencia de medios para
satisfacer las necesidades fisiológicas; la falta de higiene y de atención médica; los quejidos; el
desprecio y mal trato de los guardias; y todas las demás vivencias que fueron relatadas con
detalle en el curso de la audiencia (…) Todo ello debía seguramente crear en la víctima una
sensación de pánico cuya magnitud no es fácil comprender ni imaginar, pero que, en sí,
constituye también un horroroso tormento…”55
51
NÚÑEZ, Ricardo. “Tratado de Derecho Penal”, Tomo IV, parte especial, Córdoba, Lerner,
1989, p. 57.
52
Sobre este punto, la entonces Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas
por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado, actual
Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, produjo un documento pertinente:
“Tratamiento penal de las condiciones de detención en los centros clandestinos frente al tipo
penal del art. 144 ter, CP”, disponible en http://www.mpf.gob.ar/lesa/recurso/
53
TEDH (plenario), Irland v. The United Kingdom, sentencia del 18 de enero de 1978, par.
167; Aydin v. Turkey, sentencia del 25 de septiembre de 1997, par. 82; TEDH, Ribitsch v.
Austria, del 4 de diciembre de 1995, par. 38; CorteIDH, Loayza Tamayo vs. Perú, sentencia del
17 de septiembre de 1997 (fondo), par. 57; "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) vs.
Guatemala, sentencia del 19 de noviembre de 1999, par. 166; Maritza Urrutia vs. Guatemala,
sentencia del 27 de noviembre de 2003, par. 89; Tibi vs. Ecuador, del 7 de septiembre de 2004,
par. 147; CorteIDH, Baldeón Garda vs. Perú, sentencia del 6 de abril de 2006, par. 119.
54
CortelDH, Maritza Urrufia vs. Guatemala, sentencia del 27 de noviembre de 2003, par. 92;
Tibi vs. Ecuador, sentencia del 7 de septiembre de 1004, pars. 147 y 149; Penal Miguel Castro
Castro vs. Pení, sentencia del 25 de noviembre de 2006, par. 272; Saldeón Garda vs. Perú,
sentencia del 6 de abril de 2006, par. 119; similar 19 Comerciantes vs. Colombia. sentencia del
5 de julio de 2004, par. 149.
55
Fallos 309:204 y ss. Se debe señalar que, a pesar de la descripción y la valoración, la Cámara
no condenó por tormentos, no es claro si se trató simplemente de una inconsecuencia o si se
debió a alguna razón no explicitada.
84
No es dable soslayar en este punto que tanto la oficialidad como los
suboficiales se encontraban obligados por la normativa militar vigente al
momento de los hechos, no sólo a cumplir con los procedimientos
correspondientes en caso de indisciplinas por algún miembro de la unidad, sino
también a informar de las mismas, teniendo los superiores el control
correspondiente al respecto a fin de la imposición de algún sanción tal como fue
descripto en el punto III- Responsabilidad.
Estos hechos se dan en un contexto general de privación de
alimentos y hambre por parte de la tropa, que es lo que los arrastra a los
supuestos actos de indisciplina por los que serán castigados con lo que
bautizaron “calabozo de campaña” que no fue más que un tormento impuesto
como castigo por procurarse alimentos.
A través de la prueba reunida, podemos afirmar que las víctimas de
esta causa, sufrieron de una serie de mortificaciones y padecimientos que, por su
intensidad y contexto, provocaron un dolor físico y moral que encuadra en la
figura de tormentos en los términos referidos.
En cuanto a la concurrencia de dolo en los autores queda
comprobada a través del conocimiento que tuvieron los imputados de cada una
de las circunstancias que permitieron considerar las conductas como constitutivas
del delito de tormento.
En este punto resulta sumamente ilustrativo reiterar lo expresado
por Magrabaña en su testimonio contenido en el Informe Rattenbach, donde
dice: “hubo, desgraciadamente, que emplear mano muy dura porque la gente se desesperaba
mucho por la comida”. Como vemos, el jefe de la unidad tenía pleno conocimiento
de los tormentos que se aplicaban a la tropa, lo cual demuestra que resulta
imposible que sus oficiales y suboficiales subordinados ignoren lo sucedido.
En conclusión, entendemos que en los casos en estudio se ha
corroborado que los aquí imputados han participado en la medida referida
oportunamente de las torturas infligidas a los soldados bajo su cargo y
responsabilidad. Así, los elementos detallados permiten subsumir los hechos en el
tipo penal de imposición de tormentos previstos en el art. 144 ter del C.P. (según
ley 14.616).
Los hechos de los que resultó víctima José Alberto Yanevich están
suficientemente descriptos en el punto II.B. No obstante, cabe someramente
señalar que aquí calificaremos lo atinente a la ceguera que padece desde entonces
producto de una deflagración de una bomba que lo hirió mientras se encontraba
estaqueado bajo la responsabilidad de los subtenientes Mario Benjamín
MENÉNDEZ (h) –fallecido- y Emilio José SAMYN DUCO, con la intervención
de los Cabos Jorge Arnaldo ROMANO y Oscar Luis CONTRERAS.
En función de lo antedicho, entendemos que, además del delito de
tomentos, asisten los mencionados como coautores de las lesiones gravísimas
sufridas producto del accionar criminal. Cabe destacar que las lesiones
producidas derivaron en la incapacidad total y permanente de Yanevich.
Recordemos: causar un daño en el cuerpo o en la salud de otro por cualquier
medio es la acción prevista en el tipo base del art. 89 del código sustantivo. El
85
carácter gravísimo de las lesiones está dado por la incapacidad permanente para el
trabajo y la pérdida de un sentido (art. 91, CP).
Tratándose de daños cometidos a través de la imposición de
tormentos, ninguna duda cabe de su carácter doloso. Esto así, en tanto el tipo
de lesiones producidas resultan consecuencias previsibles, por idoneidad de los
medios empleados en la tortura: estaquear a una persona desprovista de cualquier
tipo de protección y reparo durante un bombardeo56.-
Las circunstancias que impone la aplicación de la agravante prevista
en el art. 80 inc. 2° del código de fondo, son tanto el enseñamiento como la
alevosía en la ejecución del delito. Respecto de ésta hemos de remitirnos a lo
dicho al tratar los homicidios alevosos cometidos.
A este respecto, es interesante para reforzar nuestra postura, citar el
fallo “Stricker, Carlos Andrés y otros s/ recurso de casación”57, de los Dres.
Ledesma, Slokar y David, “Respecto de la faz subjetiva, explicó el tribunal que por tratarse
los "daños cometidos a través de la imposición de torturas, ninguna duda cabe de su carácter
doloso [-], en tanto el tipo de lesiones producidas resultan consecuencias previsibles, por
idoneidad de los medios empleados en la tortura: aplicación de electricidad y golpes reiterados;
vale decir, la intención para producir estas pérdidas en las funciones vitales o lograr la
incapacidad, resulta claro pues mediante ellas se llegó a esas situaciones que, indudablemente, se
pudieron prever y evitar, pero la intención de dañar fue mayor toda vez que dichas prácticas
han sido desarrolladas con ensañamiento y alevosía, buscando un aumento deliberado e
inhumano del dolor producido a las víctimas", circunstancias éstas que fueron referidas
acabadamente incluso por las propias víctimas”
Por lo tanto, y de conformidad con lo expuesto, los imputados
Omar Edgardo PARADA, Santiago CADELAGO, Emilio TERÁN, Miguel
Ángel GARDE, Jorge Raúl MASIRIZ, Emilio José SAMYN DUCO, Jorge
Arnaldo ROMANO y Oscar Luis CONTRERAS, deben ser considerados
autores del delito de lesiones gravísimas calificadas por alevosía (art. 91, 92, conf.
art. 80, incs. 2 y 6, todos del CP) en perjuicio de José Alberto Yanevich.
Corresponde el agravante de alevosía –inc. 2do del art. 80 del CP-
ya que fue cometido procurando y aprovechando el estado de indefensión de la
víctima, sometiéndolo al progresivo deterioro de su salud a partir de la falta de
comida, destruyéndolo físicamente y privándolos de posibilidad de procurarse
cualquier tipo de alimentación por otro medio toda vez que, de hacerlo, se verían
expuestos a padecer tormentos como los anteriormente descriptos, circunstancias
que constituyen esa situación objetiva/subjetiva que es procurada y/o
aprovechada por los sujetos activos. Debe resaltarse que "el fundamento de la
agravante está dado por la menor posibilidad de defensa de la víctima y el mayor temor que el
suceso despierta debido al modo en el que se ejecuta el hecho; como así también el menor riesgo
para el victimario. La mayor punibilidad está dada entonces, porque los medios empleados por
el autor impiden que la víctima pueda alertarse o defenderse” 58
56
Cabe señalar que de la declaración del Coronel Mabragaña para el Informe Rattenbach,
referido ut supra, surge la habitualidad de los bombardeos, al menos 2 veces por semana
durante la noche.
57
Sala II, Causa Nro. FBB 93001067/2011/TO1/4/CFC4 'Stricker, Carlos Andrés y otros s/
recurso de casación"
58
Creus, Carlos, et. al. 'Derecho Penal. Parte especial'; 72 edición, Astrea, Buenos Aires, 2007,
pág. 33 y Verde, Claudia en Baigún, David y Zaffaroni, E. Raúl -Dir.-, Terragni, M. -Coord.-,
'Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial', Hammurabi,
Buenos Aires, 2008, Tomo 3.
86
A su vez, corresponde imputarles la agravante prevista en el inc. 6to
del art. 80 del C.P. –concurso premeditado de dos o más personas- toda vez
que está acreditado que el hecho se produjo como consecuencia del accionar de
todos los responsables no sólo de la Compañía B y, por ende, directamente del
estado de estos dos conscriptos, sino también de la distribución de los alimentos.
59
La Cámara Federal de Casación Penal, a través de su Sala I, también intervino en las estas
actuaciones (“Taranto”, reg. 14.927, del 3/11/2009). En virtud de lo resuelto en ese
precedente, los hechos que tuvieron como víctimas a Juan de la Cruz Martins, Daniel Martínez
González y Gustavo Andrés Nadal —que conformaban la imputación de Jorge Eduardo
Taranto al momento de ese fallo— no integran el reproche que ahora se le formula al
nombrado. Por lo demás, a través de esta presentación se desarrollan argumentos relativos a la
subsunción de estos hechos en la categoría de crímenes contra la humanidad no introducidos
en esta investigación con anterioridad a la resolución casatoria aludida.
87
sujetando sus ataduras a estacas clavadas en el piso, dejarlo así acostado sobre el
fango helado durante horas, inmovilizado y sin ninguna protección contra el
clima inhóspito del Atlántico Sur, hasta que estuviera al borde de la muerte por
enfriamiento, para así, con el pretexto de castigarlo, intimidar a él y al resto de la
tropa es en sí una forma de maltrato incuestionablemente cruel, brutalmente
inhumano e intencionadamente degradante; una de las formas de maltrato, en fin,
para las que reservamos el término tortura”.
Sentado entonces que los hechos descriptos en el punto II.B de esta
presentación son torturas —y, en ese carácter, ilícitos pasibles de ser capturados
por la categoría de los crímenes contra la humanidad—, resta analizar si su
ocurrencia tuvo lugar en un contexto tal que, de manera concreta, las convierta
en un crimen de lesa humanidad.
Con relación a este aspecto —único que merece desarrollarse en el
estudio sobre la subsunción de estos delitos en esa categoría de crímenes
internacionales—, el análisis debe comenzar recordando que, según la definición
cristalizada en el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional,
para que un acto de tortura constituya un crimen contra la humanidad debe
haberse cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la
población civil.
A partir de ello, podemos avanzar con otra premisa no
controvertida; esta es, que en la Argentina, entre —al menos— los años 1975 y
1983, las autoridades militares desplegaron un plan de desaparición forzada,
tortura y exterminio que tuvo como víctimas a miles de personas60.
De lo dicho se puede colegir que, de manera coetánea a las torturas
que constituyen el objeto de esta investigación, en nuestro país tenía lugar un
ataque generalizado y sistemático del tipo del que exige el derecho penal
internacional para la configuración de crímenes contra la humanidad.
No obstante, la superposición en tiempo y lugar de las torturas con
el ataque no es suficiente para afirmar que aquellas son parte de éste. Esa relación
entre acto ilícito particular y contexto general debe estar fundada en algo más que
un lugar y un momento en común.
Nuevamente, es de lo más atinente la consideración realizada sobre
este punto en el dictamen “Taranto”. Allí se aclaró que “[l]a jurisprudencia
internacional que ha interpretado ese requisito legal favorece una interpretación
más bien amplia de lo que él exige. De conformidad con esa jurisprudencia, no es
necesario que el delito particular sea una parte constitutiva del ataque contra la
población civil correspondiente, sino que es suficiente con que haya sido
cometido ´ en el contexto´ del ataque —y no sólo ´con ocasión´ de él—, o que,
por sus características o consecuencias, sea de esperar que el delito lo favorezca
de algún modo.
El caso en el que el delito en cuestión es instigado o dirigido por el
gobierno u organización responsable por el ataque, como una parte constitutiva
del ataque mismo, es sólo el caso más claro en el que esa relación contextual o de
favorecimiento está satisfecha. Fuera de ese caso central, tribunales
internacionales y comentaristas sitúan también dentro de la categoría de crímenes
contra la humanidad casos en los que el delito particular no es instigado o
dirigido por el gobierno o la organización a la que se atribuye el ataque —sino
60
Cfr. dictamen “Taranto”, p. 7.
88
que es sólo tolerado por éstos en el contexto del ataque—, así como casos en los
que el delito particular se comete fuera del ataque en sí mismo pero está, sin
embargo, suficientemente relacionado con él (cf., entre muchas otras fuentes,
Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, in re ´Prosecutor v. Tadic´,
IT -94-1-A, sentencia de la cámara de apelaciones del 15 de julio dc 1999, párr.
251; ´Prosecutor v. Kunarac et al.". IT-96-23-T & 1T-96-231l-T, sentencia de la
cámara de juicio del 22 de febrero de 2001, párr 417-420; Simon Chesterman,
´An Altogcther Different Order: Defining the Elements of Crimes against
Humanity´, Duke Joumal of Comparative and Intemational Law, vol. 307 (2000),
págs. 307 ss., especialmente págs. 317-321; Guénaël Mettraux, ´lnternational
Crimes and the ad hoc Tribunals´, Oxford University Press, 2005, págs. 161-163)”.
Los hechos de esta investigación probablemente no hayan sido el
móvil originario del plan criminal que guió el ataque generalizado y sistemático
contra la población argentina en esos años.
Sin embargo, a la luz de las consideraciones del punto II de este
escrito, puede afirmarse que las torturas cometidas por integrantes de las fuerzas
armadas argentinas contra soldados conscriptos durante el conflicto bélico de
Malvinas están fuertemente relacionadas con ese ataque. En este sentido, alcanza
con reiterar algunas de las conclusiones del Informe Rattenbach, especialmente
aquellas que vinculan la guerra del Atlántico Sur con la crisis socio-económica
reinante en nuestro país y con la conveniencia de producir una circunstancia
significativa que revitalizara el llamado Proceso de Reorganización Nacional61.
Si bien la categoría de los crímenes contra la humanidad no exigen
una motivación en particular para los actos de tortura —como sí ocurre, por
ejemplo, con el delito de persecución—, de las circunstancias que inspiraron la
guerra de Malvinas puede deducirse válidamente que las víctimas de estos hechos
estuvieron sometidas al mismo estado de indefensión y desamparo que, por
ejemplo, las víctimas de centros clandestinos de detención.
En todo caso, el gobierno dictatorial que dirigió el plan de
persecución y extermino contra la población argentina fue también el que
decidió, improvisada y precipitadamente, la recuperación de las islas con enormes
déficits de capacitación, de equipamiento y de logística en materia de víveres,
abrigo y armamento. Consecuencia necesaria de esa decisión fue el incremento
deliberado y exponencial de los riesgos de privaciones y padecimientos de
inclemencias propios de toda guerra librada en un territorio tan inhóspito como
el de Malvinas. La aplicación generalizada de tormentos a la tropa resultó
entonces la represión ilegal con la que las autoridades militares hicieron frente a
los actos desesperados con los que los conscriptos —verdaderas víctimas de la
hambruna, tal como antes se explicó— reaccionaron ante tremendas penurias.
En esta medida, más allá de las evidentes diferencias entre un caso y
otro, en lo que ahora importa es válido afirmar que el riesgo específico que
generaba el ataque que por entonces asolaba a la población argentina se
materializaba tanto en una tortura en un centro clandestino de detención como
en un estaqueamiento en Puerto Yapeyú. Dicho en otros términos, las víctimas de
ambos crímenes estuvieron igualmente desamparadas e impedidas de solicitar
auxilio o de acudir a las autoridades competentes para que hicieran cesar los
delitos que padecían o para que investigaran lo ocurrido. Ello no es más que el
61
Informe Rattenbach, cit., pág. 58.
89
incremento del peligro específico que generaba el ataque, del que ambos hechos
fueron parte62.
En suma, más allá de la centralidad que corresponda otorgarles a los
hechos de este proceso en el plan de persecución, tortura y exterminio que
padeció la población argentina, puede concluirse que éstos fueron
inexorablemente parte del ataque.
Es crucial en este punto reconocer la diferencia entre el concepto de
plan criminal y de ataque generalizado o sistemático. El primero expresa el
objetivo principal al que se dirigen las acciones delictivas —persecución,
secuestro, tortura y, eventualmente, eliminación de opositores políticos—. El
segundo es más amplio y engloba a todos los hechos criminales que, beneficiarios
del riesgo específico que representa el respaldo de las autoridades orquestaron y
ejecutaron el plan, aumentaron la capacidad ofensiva del agresor y el desamparo
de las víctimas63.
V. B. LOS HECHOS COMO CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (Y
COMO PARTE DE UN ATAQUE GENERALIZADO Y SISTEMÁTICO DIRIGIDO
CONTRA JÓVENES RECLUTADOS Y TRASLADADOS A LA GUERRA DEL
ATLÁNTICO SUR)
62
Cfr., al respecto, “El derecho actual sobre crímenes en contra de la humanidad”, de Steffen
Wirth, en “Temas de Derecho Penal Internacional y Europeo”, Kai ambos, pp. 206
63
Cfr., en este sentido, “El nexo entre los actos ilícitos y el ataque en los crímenes contra la
humanidad”, en Jurisprudencia Penal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, editorial
Hammurabi, tomo 9, pág. 287.
90
una población civil independiente del proceso de desaparición forzada de
personas que caracteriza a la dictadura militar que ocupó el gobierno entre 1976 y
1983, La razón de esta consideración reside en que no es posible descartar —en
mi opinión— que, en general, constituya una forma de ataque sistemático contra
una población civil la propia movilización de miles de jóvenes reclutados
forzosamente por un gobierno ilegitimo, a quienes se les impone un estado
militar y, sin instrucción de combate, equipamiento apropiado ni apoyo logístico
adecuado, se los traslada a un frente de guerra ubicado, en la mayoría de los
casos, a miles de kilómetros de sus regiones de procedencia, enfrentándolos al
hambre, a un frío inusual para ellos, y al fuego letal de una potencia enemiga,
militarmente superior”.
Esta fundamentación subsidiaria de la calificación de los hechos
como crímenes de lesa humanidad es a todas luces convincente.
La contundencia de los argumentos principales —enunciados en el
punto previo—y la instancia procesal por la que transita esta causa eximen de
realizar, por ahora, un minucioso análisis sobre cada uno de los elementos
exigidos por la categoría de los crímenes contra la humanidad a la luz de la
hipótesis de un ataque generalizado o sistemático específico para el caso de
Malvinas, que habría tenido lugar de modo simultáneo al ataque contra la
población civil argentina aludido anteriormente.
No obstante, tiene sentido adelantar que: a) las decisiones militares
que llevaron a librar precipitadamente una guerra en condiciones de absoluta
precariedad técnica y logística, b) la extensiva práctica de aplicación de tormentos
a los soldados que reaccionaron ante la hambruna generada por los serios
problemas en el planeamiento de la recuperación de las islas y c) la política estatal
posterior orientada a ocultar esos crímenes, son circunstancias a priori
compatibles con la idea de un ataque generalizado contra los miles de soldados
conscriptos trasladados a la guerra del Atlántico Sur.
En síntesis, los hechos del caso constituyen crímenes contra la
humanidad y, por esa razón, están alcanzados por una norma del derecho
internacional (ius cogens) que, desde tiempo antes de su comisión, establece la
imprescriptibilidad de este tipo de delitos (criterio receptado invariablemente por
la jurisprudencia argentina desde el caso Arancibia Clavel de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación —fallos 327:3312—).
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
estableció en el caso “Barrios Altos vs Perú” que “son inadmisibles las
disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento
de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y
sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos
tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las
desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos
inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos”64.
64
Párr. 41, sentencia del 14 de marzo de 2001.
91
V. C. LOS HECHOS COMO GRAVES VIOLACIONES A LOS
DERECHOS HUMANOS
65
Párr. 117, sentencia del 19 de mayo de 2011.
66
Cfr., en este sentido, dictamen del doctor Eduardo Casal, del 3 de febrero de 2014, en causa
“Funes Gustavo Javier”, F.294.XLVII.
67
Caso “Vélez Restrepo y familiares vs Colombia”, sentencia del 3 de septiembre de 2012,
párr. 282 y caso “Vera Vera”, antes citado, párr. 118.
68
Caso Suarez Peralta vs Ecuador, sentencia del 21 de mayo de 2013, párr. 175, y caso “Vera
Vera”, ya aludido, párr. 117.
93
ciertas circunstancias, formar parte de esa categoría y, consecuentemente, impedir
la prescripción.
Dado entonces, por un lado, el carácter de graves violaciones a los
derechos humanos que detentan los hechos del caso y, por otro, el alcance que
en esa materia la Corte Interamericana le ha otorgado a las reglas de prescripción,
corresponde afirmar la plena vigencia de la acción penal respecto de los crímenes
analizados.
En suma, la presente investigación constituye en sí misma el
cumplimiento por parte del Estado argentino de la obligación asumida
internacionalmente de respetar y garantizar el pleno ejercicio de los derechos a la
integridad personal, garantías judiciales y protección judicial consagrados en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículos 5.1, 5.2, 8.1 y 25, en
función del artículo 1.1 de ese tratado). Esta obligación de investigar se ve
reforzada por lo dispuesto en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, de acuerdo con los cuales el
Estado se encuentra obligado a tomar medidas efectivas para prevenir y
sancionar la tortura en el ámbito de su jurisdicción, así como a prevenir y
sancionar otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”69.
69
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso “Bueno Alves vs. Argentina”, sentencia
del 11 de mayo de 2007, párr. 88.
94
Ramón Desiderio LEIVA (DNI 13183622); Francisco Gabriel
RIVERO; Omar Edgardo PARADA; Emilio TERAN; Miguel Ángel
GARDE; Jorge Aníbal Santiago CADELAGO; Jorge Luis LÓPEZ;
Jorge Reynaldo LUGO OLIVER; Raúl MASIRIZ; Emilio José
SAMYN DUCO; DÍAZ, Jorge Guillermo; LINARES, Raúl Antonio;
HERNÁNDEZ, Pablo Emilio; VEGA, Carlos Alberto; TAMAREU,
Claudio; ROMANO, Jorge Arnaldo; CARO, Ramón Eduardo;
CONTRERAS, Oscar Luis; CALDERINI, Gustavo; Norberto
Enrique FERNÁNDEZ (fallecido); Mario DOTTO; Juan José
Antonio RICO; Hugo Eduardo José GARGANO; Juan Ramón
MABRAGAÑA(fallecido); Sergio Alberto GUEVARA; Francisco
Gabriel RIVERO (DNI 11.429.238); AMODIO; GAUNA.
- Remita los legajos y cualquier información o documentación útil para
identificar al Subteniente Guillermo Raúl LÓPEZ y al Sargento
LÓPEZ, ambos señalados como miembros de la Ca. I “B” del RI 5
en 1982.
- Remita cualquier información o documentación que sirva para
identificar a un Cabo de apellido Bodeley, Podelet o Podeley que
revistara en la Ca. “B” del RI 5.
- Remita cualquier información o documentación útil para identificar a
un S/C de apellido PÉREZ, probablemente Domingo David. De la
compulsa de los listados de veteranos de la Guerra de Malvinas
publicados por el Ministerio de Defensa en su web
(http://www.veteranos.mindef.gov.ar/index.php) surgen las
constancias de que Domingo David PÉREZ, DNI 14828303, fue
soldado conscripto del Ejército y falleció post conflicto.
- Remita toda información disponible sobre el S/C Juan VALDEZ.
Particularmente un archivo digital correspondiente a la Actuación
ante la Justicia Militar (AJM) Nº 13.192 instruida en el Cuartel de la
Escuela de Ingenieros (CARI, Cdo II MM).
- Remita toda documentación del Hospital Militar de Campo de Mayo
sobre la atención médica e historias clínicas de Emilio
RODRÍGUEZ, Juan Carlos VALDEZ, y Daniel ESPÍNDOLA.
- Remita información relativa a: i) la cantidad de víveres transportados
en el buque “Mozumen” hacia puerto Horward el 27 de abril de
1982, si lo hubiera con detalle del mismo; si transportó personal
herido o enfermo, en su caso cuántos y quiénes. ii) El detalle de los
víveres transportados en el buque “Forest” hacia Puerto Yapeyú
(Howard) el 03 de mayo de 1982; si transportó personal herido o
enfermo, en su caso, cuántos y quiénes. ii). El detalle de la misión del
buque Hospital “Bahía Paraíso” del 06 de Junio de 1982 en Puerto
Yapeyú (Howard). Cantidad de enfermos y heridos transportados,
capacidad de atención y transporte, como así también detalle de
víveres transportados y descargados en ese puerto.
3. Se libre oficio al Registro Nacional de las Personas para que informe sobre
el último domicilio de cada uno de los imputados y, en caso de
fallecimiento, remita copias de la partida correspondiente o documento
que lo acredite.
4. Se libre oficio a la Cámara Nacional Electoral para que informe sobre el
último domicilio de cada uno de los imputados.
5. Se libre oficio a la Cruz Roja a fin de solicitarle copia de la declaración de
MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Daniel (DNI 14.799.784) —recibida en
Puerto Madryn tras la finalización del conflicto bélico—. Solicítese
también toda declaración que se haya recibido a conscriptos durante o
después del combate, así como todo informe que al respecto se haya
producido.
6. Se incorporen como elementos de prueba los archivos que obran en el CD
adjunto al presente, a saber: i) el «Informe Oficial del Ejército Argentino
“Conflicto Malvinas”; Tomo I “Desarrollo de los acontecimientos” y
Tomo II “Abreviaturas, anexos y fuentes bibliográficas”», publicado en
1983 por el EA; que se remite en formato digital. ii) Todos los archivos
del Servicio Histórico del Ejército (SHE) de la sección documental Comisión
Especial Malvinas (CEM) que se remiten adjuntos en formato digital; ello
en razón de que se detectaron faltantes de documentación en los anexos
remitidos junto con el Informe del equipo de relevamiento EA del
24/11/2016, ya citado.
VI.B. DETENCIONES
Guillermo Rafael Navarro y Roberto Raúl Daray; Código Procesal Penal de la Nación. Análisi
70
s doctrinal y jurisprudencial, Tomo II; Editorial Hammurabi; Buenos Aires; 4° ed. 2010; p. 411.
71
Ver fallos “Acosta”, CSJN-Fallos, 335:533; “Vigo, Alberto Gabriel”, V. 621. XLV, del
14/09/2010; “Pereyra” P. 666 XLV, del 13/11/2010; “Binotti” B. 394 -XLV- del 14/12/10;
“Clements” C. 412 -XLV- del 14/12/10; “Altamira” A. 495 -XLV- del 14/12/10, entre otros.
72
Causa Nº 350/06, resuelta el 18/12/07.
98
encuentra su debido fundamento –tal como lo exige el artículo 319 C.P.P.N.–, en el indicio
que si buscó al cometerse los hechos una modalidad que asegurara la impunidad futura, este
mismo afán de sustraerse al juzgamiento podría tener una posterior secuela al otorgarse la
libertad al procesado”.
Coincidentemente, la Cámara Nacional Federal Criminal y
Correccional ha postulado que “la gravedad y la cantidad de los hechos que se le endilgan
al imputado, el compromiso estatal de investigarlos y la cantidad de víctimas, ponen de
manifiesto la posibilidad concreta de que aquél, en el caso de recuperar su libertad, eluda la
acción de la justicia”, agregando que “… resulta razonable inferir que quienes fueron
capaces de edificar un plan tendiente a obstaculizar el esclarecimiento de lo sucedido, en caso de
recuperar su libertad continuarán con actitudes tendientes a impedir que pueda arribarse a ese
cometido”73.-
Lo expuesto justifica la solicitud de detención de todas las personas
imputadas por los hechos comprendidos en la presente.
VII.- PETITORIO
73
“Cuomo, Daniel Néstor”, del 29/09/2008
99