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REGISTRO PENAL n° /18.

FORMULA REQUERIMIENTO DE INSTRUCCIÓN. INSTA LA


ACCIÓN PENAL. PROPONE MEDIDAS. SOLICITA INDAGATORIAS

Señor Juez:
Marcelo Alejandro Rapoport, en mi carácter de Fiscal Federal ante
el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río Grande, Tierra del
Fuego, en la causa n° 1777/07 caratulada “Pierre, Pedro Valentín y otros s/
delito de acción público”, me presento ante V.S. a fin de formular requerimiento
de instrucción, instar la acción penal y requerir la declaración indagatoria de
PARADA, Omar Edgardo; TERÁN, Emilio (DNI 8.338.668); GARDE, Miguel
Ángel (DNI 6.442.887); CADELAGO, Jorge Aníbal Santiago (DNI 11.957.699);
LÓPEZ, Jorge Luis (DNI 4.956.946); CALDERINI, Gustavo; VLCEK, Horacio
(DNI 7.600.753); LUGO OLIVER, Jorge Reynaldo (D.N.I. 11.303.539; N.I.
204.698); MASIRIZ, Raúl (DNI 7795615); GASSINO, Eduardo Luis (DNI
12.549.161); DÍAZ, Jorge Guillermo (DNI 11.452.805); AFRANCHINO RUMI,
Belisario Gustavo (DNI 12884360); ALBARRACÍN, Oscar (D.N.I. 14.141.145;
N.I. 249.589); LEIVA, Ramón Desiderio (DNI 13183622); RIVERO, Francisco
Gabriel (DNI 11.429.238); FERRANTE, Jorge Oscar (DNI 14742565);
TARANTO, Jorge Eduardo (D.N.I. 13.092.178; N.I. 232.340); MANZUR, Luis
Alfredo (DNI 11858860); LINARES, Raúl Antonio (DNI 12.506.013);
HERNÁNDEZ, Pablo Emilio (DNI 16043651); GUEVARA, Sergio Alberto
(DNI 14969660); SAMYN DUCO, Emilio José (DNI 13232503); ROMANO,
Jorge Arnaldo (DNI 13006916); CARO, Ramón Eduardo (DNI 11466173);
CONTRERAS, Oscar Luis (DNI 13389577); TAMAREU, Claudio (DNI
16787598); de quienes se desconocen demás datos filiatorios. Todo ello, en los
términos de los artículos 5, 65, 188, 199, 294 y concordantes del Código Procesal
Penal de la Nación —ley 23.984—.
A efectos de facilitar la lectura y comprensión del presente escrito se
adelanta que éste consta de una primera parte introductoria, en la que se explica,
de modo somero, el proceso de priorización de casos mediante el cual se
determinó la base fáctica sobre la que versa esta presentación (I. a) y se agrega un
glosario con los conceptos a los que remiten las abreviaturas utilizadas (I. b).
Seguidamente, se describen algunas circunstancias en torno a las cuales se adoptó
la decisión de recuperar las Islas Malvinas (II. a), la materialidad de cada uno de
los hechos (II. b) y la política posterior orientada al ocultamiento de estos
crímenes (II. c). Luego se analiza la responsabilidad que a priori le cabe a cada
una de las personas cuya declaración indagatoria se requiere respecto de estos
hechos (III) y se desarrollan las figuran penales en las que se subsumen los
delitos descriptos (IV). Por último, se realizan consideraciones vinculadas con la
obligación internacional del Estado argentino de investigar estos hechos (V) y,
previo al petitorio final, se proponen una serie de diligencias probatorias
orientadas a consolidar el avance de esta investigación (VI).

1
I. INTRODUCCIÓN

I. A. OBJETO DE LA PRESENTACIÓN Y CRITERIOS DE


PRIORIZACIÓN

Las presentes actuaciones se dirigen a esclarecer los crímenes que


sufrieron soldados conscriptos argentinos en el contexto bélico del Atlántico Sur
y a determinar la responsabilidad penal que le caben a las autoridades militares
nacionales por esos sucesos.
La propuesta de esta Fiscalía, materializada en esta presentación, es
comenzar a analizar de los hechos de este proceso a la luz de un análisis
probatorio integral, que permita un avance ordenado y escalonado de la
investigación. En virtud de ello, se comienza con la imputación de los hechos
mejor consolidados mientras que, a la par, se producen diligencias dirigidas a
apuntalar los restantes.
Con ese objetivo, se trabajó sobre la base de dos criterios de
priorización: uno geográfico-militar y otro sustantivo. En virtud del primero, se
decidió avanzar con ilícitos circunscriptos al ámbito de actuación de una de las
unidades militares que se asentaron en las islas durante la guerra. De acuerdo con
el segundo, se escogieron los casos de esa unidad militar que, a la luz de la prueba
que actualmente obra en la causa, se presentan como mejor afianzados y revisten
gravedad manifiesta.
De tal modo, esta presentación está integrada por veintidós (22) de
los hechos delictivos más graves que ocurrieron en el ámbito de actuación del
Regimiento de Infantería n° 5, cuyo enclave orgánico y despliegue en las islas se
expondrá más adelante con detalle. Esos crímenes les serán imputados a
veintiséis (26) personas con desempeño en esa unidad militar.

I.B. GLOSARIO

EA: Ejército Argentino Tte Grl: Teniente General.


TOM: Teatro de Operaciones Malvinas Grl Br: General de Brigada.
TOAS: Teatro de Operaciones del Cnl: Coronel.
Atlántico Sur My: Mayor.
CTOAS: Comandante del Teatro de Cap: Capitán.
Operaciones del Atlántico Sur. Tte 1º: Teniente Primero.
DEMIL: Directiva Estratégica Militar Tte: Teniente.
AREMIL: Apreciación y Resolución de Subt: Subteniente.
Estrategia Militar
DENAC: Directiva Estratégica Nacional SUBOFICIALES
ARENAC: Apreciación y Resolución de Sarg Ay: Sargento Ayudante.
Estrategia Nacional Sarg: 1º: Sargento Primero.
COMIL: Comité Militar Sarg: Sargento.
OTAN: Organización del Tratado del Cbo 1º: Cabo 1º.
Atlántico Norte Cbo: Cabo.
JF RG: Juzgado Federal Rio Grande
RIF: Requerimiento de Instrucción Fiscal S/C: Soldado conscripto.
PCCH: Procuraduría de Crímenes Contra
la Humanidad CARGOS:
2º J: Segundo Jefe.
GRADOS Cte: Comandante.
OFICIALES
2
Cte Br I: Comandante Brigada de -RI 4: Regimiento de Infantería 4.
Infantería. - RI 5: Regimiento de Infantería 5.
G-1; S1: Jefe de Personal. - Regimiento de Infantería 12 (RI 12)
G-2; S2: Jefe de Inteligencia.
G-3; S3: Jefe de Operaciones. CENTROS DE RECUPERACIÓN DE
G-4; S4: Jefe de Logística. LA FUERZA - HOSPITALES
G-5; S5: Jefe de Asuntos Civiles. CARI: Centro de Apoyo a la Recuperación
Integral.
ELEMENTOS CARI II MM: Centro de Apoyo a la
Br: Brigada. Recuperación Integral Institutos Militares
Ca: Compañía. de Campo de Mayo.
Cpo: Cuerpo. Buque Hospital (ARA) “Almirante Irízar”.
DM: Distrito Militar. Buque Hospital (ARA) “Bahía Paraíso”.
Ej: Ejército.
Esc: Escuadrón. OTRAS ABREVIATURAS
Gpo: Grupo. ARA: Armada Argentina.
EC: Equipo de Combate.
COMBINACIÓN DE SIGLAS EMC: Estado Mayor Conjunto.
Br I: Brigada de Infantería. C/Icia: Contrainteligencia
Br I Mec: Brigada de Infantería EMGE: Estado Mayor General del
Mecanizada. Ejército.
Ca Cdos: Compañía de Comandos. Eno: Enemigo.
Cpo Ej: Cuerpo Ejército. Ex-PG: Ex prisionero de guerra.
RI: Regimiento de Infantería. FFAA: Fuerzas Armadas.
RI Mec: Regimiento de Infantería Expte: Expediente.
Mecanizado. OB: Orden de Batalla.
Ca Ing: Compañía de Ingenieros. OO: Orden de Operaciones.

ROL DE COMBATE ARCHIVOS Y DOCUMENTACIÓN


2do Gpo: Segundo Grupo. AJM: Actuación de Justicia Militar.
J RI: Jefe de Regimiento. BRE: Boletín Reservado de Ejército.
J Ca: Jefe de Compañía. CAERCAS: Comisión de Análisis y
J de Eq: Jefe de Equipo. Evaluación relacionada con el Conflicto del
J Gpo de la Ca “A”: Jefe de Grupo de la Atlántico Sur.
Compañía A. CEM: Comisión Especial Malvinas.
J Sec: Jefe de Sección OE: Orden Especial.
OCJE: Orden Especial del Comandante en
GRAN UNIDAD DE COMBATE: Jefe del Ejército.
UNIDADES SHE: Servicio Histórico del Ejército
Br I III: Brigada de Infantería III.

I. HECHOS.

La hipótesis delictiva sobre la que se basa el trabajo de este


Ministerio Público Fiscal en el caso está conformada por actos inhumanos
ocurridos durante la guerra de Malvinas. No obstante, ésta contempla eventos de
suma relevancia que tuvieron lugar antes y después del conflicto bélico del
Atlántico Sur.
En efecto, con un grado de verosimilitud superior al requerido
para esta instancia procesal, puede darse por probado que:
a) la tercera Junta Militar que detentó el poder de facto en nuestro
país entre 1981 y 1982, con miras a palear la profunda crisis política y social
reinante, pergeñó y libró la guerra de Malvinas. Esa decisión fue adoptada con
manifiesta inobservancia de reglas militares fundamentales que rigen la
preparación de todo conflicto bélico y con plena conciencia de que las tropa
argentina iría a la guerra con un bajísimo nivel de capacitación, con enormes
3
déficits en materia de alimentos, abrigo y armamento, y frente a una potencia
bélica mundial;
b) durante la guerra, las autoridades militares con asiento en las
1
islas ordenaron y ejecutaron contra cientos de soldados conscriptos diversos
actos de tortura —entre los que obtuvieron triste fama el estaqueamiento y el
enterramiento2—, como forma de “controlar” los problema vitales que generó,
fundamentalmente, la falta de abrigo y comida.
c) tras el conflicto bélico, las Fuerzas Armadas implementaron, a
través de múltiples acciones, una política tendiente al ocultamiento de aspectos
relevantes del conflicto bélico —entre ellos, principalmente, las torturas infligidas
a los conscriptos—. Para ello, entre otras medidas, se dispuso el control de la
información mediante acciones psicológicas sobre los soldados e inteligencia
ilegal sobre éstos y las organizaciones que los nuclean.
Expuesta en sus rasgos generales la plataforma fáctica, vale
realizar algunas aclaraciones fundamentales. En primer lugar, ninguna de las
premisas que se toman como punto de partida para las imputaciones del caso se
construyó desconociendo que toda guerra conlleva severas penurias para quienes
participan en ella. Por otro lado, también se asumió como cierto que esos
padecimientos propios de cualquier conflicto bélico se exacerban cuando éste
tiene lugar en un territorio inhóspito como el de las Islas Malvinas.
Ahora bien, el reproche penal que propugna este Ministerio
Público Fiscal se funda en que las autoridades militares de nuestro país, a través
de diversas decisiones, incrementaron deliberada y exponencialmente esos
riesgos de privaciones y padecimientos de inclemencias por parte de los
conscriptos3 que llevaron a la guerra.
Luego de ello, y ante la previsible realización de esos peligros —
esto es, frente al intenso frío y la hambruna de la tropa—, reprimieron
ilegalmente los actos desesperados con los que los conscriptos reaccionaban ante
tremendas penurias mediante la práctica generalizada de aplicación de tormentos.
Finalmente, el mecanismo de supervisión ilegal montado sobre
las víctimas de esos tormentos tras el conflicto bélico tampoco puede
considerárselo propio de los males de toda guerra.

1
Esta presentación no tiene por objeto analizar la responsabilidad de la Junta Militar y demás
autoridades no trasladadas al teatro de operaciones sobre la implementación generalizada de
tormentos a la tropa. Ello será materia de estudio para próximas presentaciones.
2
El estaqueamiento consistía en colocar al conscripto atado de pies y manos, con las
extremidades extendidas y sujetas a estacas, desprovisto de abrigo en temperaturas extremas,
cubierto por un plástico que impedía la visión, por lo general en situaciones de peligro y
vulnerabilidad absoluta como, por ejemplo, durante bombardeos enemigos o sujetando
granadas. El enterramiento consistía en colocar a los soldados parados o arrodillados en un pozo
o zanja sin abrigo ni casco, que generalmente por las condiciones del suelo de la zona se
llenaba de agua helada, y luego se los cubría hasta el cuello con tierra, nieve y rocas. También
se cuenta con prueba en la causa que indica que en las islas los conscriptos sufrieron
simulacros de fusilamiento con armas de fuego, congelamiento de partes de su cuerpo —se los
arrojaba a pozos de agua helada o se los forzaba a introducir pies o manos en agua helada— o
prácticas denigrantes, como obligarlos a comer excremento, ser orinados, etcétera.
3
Hay muchos elementos probatorios que dan cuenta de que los oficiales y suboficiales no
padecieron la escasez de alimentos que sufrió la tropa. Más adelante se verá en detalle, pero
esta circunstancia surge de múltiples declaraciones (cfr., por ejemplo, el testimonio de Sánchez
—fs. 2679—, Lencina —fs. 2683—, Mario Benjamín Romero —fs. 420/1— y Martínez
González —fs. 577—).
4
A continuación, se desarrollan cada uno de los aspectos que
sostienen las últimas afirmaciones.

II. A. LA DECISIÓN DE RECUPERAR LAS ISLAS MALVINAS

En el presente apartado se desarrollan las circunstancias en torno a


las cuales miembros de las Fuerzas Armadas decidieron la recuperación de las
Islas Malvinas y generaron las condiciones necesarias para la ocurrencia de los
hechos criminales que serán abordados en el apartado siguiente.
A tal fin, como podrá observarse, se hace especial hincapié en dos
valiosos documentos históricos. Por un lado, el Informe Rattenbach, en el que
constan las conclusiones de una investigación sobre la conducción política y
estratégico-militar de las Fuerzas Armadas en la guerra de Malvinas. El informe
está basado en testimonios de los oficiales intervinientes en el conflicto y en
importante cantidad de documentación. Por otra parte, se acude a la información
obrante en los dos tomos del Informe Oficial del Ejército Argentino
denominado Conflicto Malvinas.
Como primer antecedente de planeamiento del conflicto el Informe
Rattenbach señala una reunión de la Junta Militar realizada el 5 de enero de 1982
en el edificio Libertad —la que no habría quedado formalizada en ningún acta—,
en la que se analizó la trayectoria de las negociaciones con el Reino Unido desde
1965 hasta ese momento. Allí también se resolvió emprender una acción
diplomática agresiva respecto de Malvinas, con el objeto de reactivar esfuerzos
para una solución de la disputa. Para el caso que Gran Bretaña dilatara esas
negociaciones se tomó una decisión que, según el informe, “constituyó el
embrión formal de la alternativa militar”, esta fue la de “iniciar los estudios para
analizar la factibilidad y conveniencia de una ocupación de las Islas”4.
El 12 de enero de ese mismo año la Junta Militar designó una
Comisión de Trabajo a fin de “analizar la previsión del empleo del Poder Militar
para el caso Malvinas, con un enfoque político militar que especificara los
posibles modos de acción”. En este punto el informe señala que resulta inédita
una directiva de ese tipo en los procesos de planeamiento, dado que simplemente
se estaba previendo la materialización de una hipótesis de guerra no desarrollada
hasta ese momento, y que “lo normal hubiera sido que esa tarea fuera asignada al
Estado Mayor Conjunto, organismo específico para ella” 5.
También resalta este informe que la Comisión de Trabajo no pudo
realizar la elaboración del planeamiento en forma correcta, principalmente
porque “hubo restricciones en el manejo de la información” que implicaron la
falta de consulta a otros organismos del Estado y la ausencia de toda
consideración respecto de información y documentación fundamental que ya
existía para entonces en la Secretaría de Planeamiento6.

4
Informe Rattenbach. Investigación confidencial sobre la conducción política y estratégico-
militar de las Fuerzas Armadas argentinas en la Guerra de Malvinas, Ediciones fin de siglo, pg.
27.
5
Ibídem pág. 28.
6
Ibídem.
5
Los integrantes de la Comisión “al no recibir directivas precisas, se
autofijaron los objetivos a lograr” y, bajo las deficitarias circunstancias descriptas,
elaboraron los documentos que darían origen a la ocupación de las Islas
Malvinas7.
El primer documento elaborado fue una DEMIL y el informe al
que se viene haciendo referencia señala que lo correcto hubiera sido la
elaboración previa de una ARENAC. El Brigadier General Lami Dozo requirió
que se cambiara el nombre del documento, aunque ello no corrigió el error por
completo pues antes de la DENAC “se debió confeccionar —o consultar— una
ARENAC”8.
Si bien este documento debía presentarse ante la Junta Militar en
pleno, éste fue expuesto individualmente por cada miembro de la Comisión a su
Comandante en Jefe para su aprobación. “Esto, obviamente, atentó, desde el
inicio, contra el logro de una adecuada coordinación en todas las actividades a
desarrollar”9.
Con posterioridad, la Comisión de Trabajo confeccionó un Plan de
Campaña Esquemático, basado en la DENAC 1/82, cuando, tal como indica el
Informe Rattenbach, en su lugar hubiera correspondido elaborar una
AREMIL/DEMIL. Este plan preveía la ocupación de las islas, la instalación de
un gobierno militar y un posterior repliegue de fuerzas, entre otras cuestiones.
Los documentos mencionados fueron aprobados por el COMIL el
16 de Marzo de 1982 y ese mismo día el Comité asignó al Estado Mayor
Conjunto responsabilidades en la planificación posterior de la alternativa militar.
El 26 de marzo, mientras el Estado Mayor Conjunto se encontraba
abocado a la tarea encomendada, la Junta Militar decidió la ocupación de
Malvinas, sin que se hubiera completado la planificación correspondiente10.
Así es como el informe concluye que el Estado Mayor Conjunto
no alcanzó a elaborar el Plan de Campaña Esquemático, correspondiente a la
DEMIL 1/82, debido a la intempestiva decisión de la Junta Militar de
recuperar Malvinas antes de que se completara la planificación
correspondiente.
Del análisis de los documentos emitidos —DENAC 1/82,
DENAC 2/82, DEMIL 1/82 y Plan Esquemático de Campaña del Teatro de
Operaciones Malvinas— surge la falta de observación y cumplimiento de las más
elementales normas de planificación vigentes en la Fuerzas Armadas y en el
Sistema Nacional de Planeamiento.
Con respecto al DEMIL 1/82, el informe señala omisiones en el
planeamiento de los objetivos y las operaciones para lograrlos. A su vez, aclara
que no se analizaron las características del Teatro de Operaciones, que “tampoco
resultaban propicias a las fuerzas propias, habida cuenta de que la fecha en que se
iniciaron las operaciones bélicas presuponía para la Fuerza Aérea Argentina,
accionar en el peor período del año (condiciones meteorológicas adversas,
período mínimo de luz diurna). Por otra parte, dichas características climáticas
afectaban también, en mayor medida, a las fuerzas terrestres propias que a las del
enemigo, mejor adiestrado, equipado y ambientado a este tipo de clima y
7
Ibídem, pág. 29.
8
Ibídem, pág. 30.
9
Ibídem, pág. 29.
10
Ibídem, pág. 31.
6
terreno”11. Se aclara también que el aviso previo a las unidades para cumplir
misiones de guerra fue muy escaso, las tropas fueron sin adiestramiento y
equipamiento adecuado, no se completó la puesta a punto de las Fuerzas
Aeronaval y Submarina, y se improvisó respecto de las tácticas de ataque a
buques y armamento a utilizar por parte de la Fuerza Aérea Argentina.
El informe sobre capacidades del enemigo era tan deficiente que
no se tuvo en cuenta que éste podía enviar, como de hecho lo hizo, el grueso de
su flota y que además contaría con el apoyo de los EEUU, el Mercado Común
Europeo y la OTAN.
Respecto del Plan Esquemático de Campaña del TOM, el informe
observó, primero, que los modos de acción elegidos no fueron los correctos para
el logro del objetivo. En este mismo sentido, señala que el adelanto de 45 días
para la realización de la operación afectó su desarrollo y produjo: fallas de
coordinación en los comandos para las acciones posteriores a la recuperación de
las Islas, déficits de preparación tanto de personal como de material; falta de
información del enemigo y de análisis de sus capacidades; falta de tiempo de
adiestramiento específico y conjunto de los distintos elementos intervinientes, así
como deficiencias de orden logístico, técnico, de inteligencia y
comunicacionales12.
Entre las conclusiones de carácter general, el Informe Rattenbach
señala que “cuando el COMIL decidió el 23 de marzo ocupar las Islas hizo
efectiva esta decisión el 26 de Marzo, y aun cuando el 2 de abril las islas se
reincorporaron a nuestro patrimonio nacional, no existía en concreto un plan
para su defensa, en el caso de que Gran Bretaña decidiera recuperarlas por la
fuerza. Este plan de defensa, materializado en el Plan Esquemático del Teatro de
Operaciones del Atlántico Sur, fue emitido el día 12 de Abril de 1982, diez días
después de ocupadas las Islas. Gran Bretaña inició la recuperación antes de
que Argentina hubiera previsto como defender las Islas”13 (el resaltado no
está en el original).
En relación directa con los hechos de esta investigación, resulta
importante remarcar que una de las falencias consignadas en las conclusiones del
informe respecto del planeamiento propiamente dicho fue que “dadas las
características del Teatro de Operaciones, se debieron incluir directivas y
previsiones respecto de la obtención, reunión y transporte de los abastecimientos
con destino a Malvinas”14.
Del análisis que el Informe Rattenbach realiza sobre el “Planeamiento
Contribuyente” surgen dos circunstancias relevantes. La primera está referida a
que en el planeamiento nacional y militar estaba contemplada la hipótesis de
guerra con Chile, y que frente a todo el poderío de Gran Bretaña, ante el cual los
propios medios eran escasos, la Junta debió abandonar la hipótesis de guerra en
dos frentes, concluyendo que ante esa situación se debió postergar el
enfrentamiento, o bien resolver diplomáticamente el conflicto con Chile. La
segunda está vinculada con la necesaria modificación del objetivo inicialmente
fijado por la Junta. En efecto, se pasó de aquel “ocupar para negociar” que
inspiró la primera decisión de ocupación a un “reforzar para disuadir a Gran
11
Ibídem, pág. 34.
12
Ibídem, pág. 35/6.
13
Ibídem, pág. 39.
14
Ibídem, pág. 40/1.
7
Bretaña de recuperar las islas por la fuerza y obligarla a negociar”, lo que, sin
ningún margen de maniobra política, conllevó que aquellos primeros 500
hombres que desembarcaron se transformaran en 3 Brigadas15.
El Informe realiza una evaluación y análisis crítico del accionar de
las distintas fuerzas en el TOAS, donde respecto del Comandante en Jefe del
Ejército señala, entre otras críticas, que se enfrentó una hipótesis de guerra
inédita, y que el ejército argentino no se hallaba debidamente adiestrado ni
capacitado para tal fin. Se informa que la clase 1962 había sido dada de baja,
mientras que la 1963 apenas había completado su incorporación, y por ello
mismo no había finalizado su instrucción básica. Esto implicó que muchos
soldados fueran al TOAS sin haber completado la instrucción básica de tiro y
combate. También se informa que no fue acertada la selección de las Unidades
enviadas, por cuanto éstas no estaban adaptadas ni equipadas al clima de las islas.
No se previeron, continúa el informe, las necesidades de orden
logístico. Asimismo, el envío de la Brigada de Infantería III fue consecuencia de
una orden del Comandante en Jefe del Ejército sin consulta a las autoridades
involucradas (CTOAS, COMIL), lo cual provocó no sólo una invasión de
jurisdicciones, sino también un agravamiento de la situación logística.
En esta misma línea, en el documento Conflicto Malvinas se
consignó con toda claridad que, si bien el objetivo de ese trabajo no era efectuar
consideraciones relativas a la conducción política y a la estrategia militar del
conflicto bélico, resultaba necesario mencionar algunos factores de ese nivel que
“por su significación y magnitud, influyeron y condicionaron el planeamiento y
desarrollo de las operaciones terrestres, a la vez que tuvieron estrecha relación en
su resultado final”16. Se aclara, en este sentido, que “los cuadros y tropas del
Ejército Argentino […] no fueron nunca organizados, equipados e instruidos
para enfrentar adversarios capacitados para emprender operaciones a nivel
mundial. Los costos y esfuerzos que ello implicaba estaban totalmente fuera de
las posibilidades de nuestro país”17.
Como vemos el nivel de improvisación ante el conflicto bélico fue
alarmante. Las alternativas de una solución diplomática o negociada fueron
desdeñadas por la Junta Militar. En efecto, la designación de un militar en la
Gobernación de las islas —en desmedro de una persona civil— resultó un gesto
que no indicaba a priori predisposición al diálogo por parte de la Junta.
Respecto del Comandante de la III Brigada de Infantería, el
informe concluye que éste fue enviado a Puerto Yapeyú (Howard) con su
Unidad, mediante una orden sin misión inmediata alguna. Agrega que el esfuerzo
requerido a las tropas era superior a sus posibilidades y esto obedeció al escaso
conocimiento del Comandante de Brigada sobre el estado general de éstas y las
características del terreno, debido a su ausencia en el dispositivo de sus unidades.
Describe el informe que tanto el RI 5 como el RI 12 actuaron con
una capacidad disminuida en un 40% a 50%, dado que carecían de vehículos, una
corriente asegurada de abastecimientos y de municiones. Respecto del ejercicio
del Comando concluye que existió una profunda ignorancia sobre el estado de las
Fuerzas, con un Comandante ausente, ya que éste se instaló en su puesto en una
15
Ibídem, pág. 148.
16
Informe Oficial Ejército Argentino, Conflicto Malvinas, Tomo I, Desarrollo de los
acontecimientos, pág, 14.
17
Ibídem, pag. 15.
8
casa en Puerto Argentino —extremo oriente de la Isla Soledad, donde vivía con
parte de su Estado Mayor y personal de seguridad—. No cumplió con sus
funciones de Delegado Comisionado por el Gobernador para la Gran Malvina,
por cuanto concurrió solo una vez a su zona de responsabilidad.
El informe da cuenta de otras consecuencias de la manifiesta falta
de alistamiento de las fuerzas argentinas. Explica, al respecto, que “al iniciarse el
conflicto con el Reino Unido, la Fuerza Aérea no se hallaba operacionalmente
lista para enfrentar esa hipótesis de guerra inédita. […] La eficacia de [sus]
ataques también estuvo considerablemente disminuida por la cantidad de bombas
que hicieron impacto y no explotaron. […] Esto sucedió con el 60% de las
bombas que hicieron blanco en los buques británicos. Ello se debió a que las
bombas disponibles no tenían su tren de fuego preparado para blancos navales,
ni para la forma de ataque empleada, única posibilidad que permitía lanzar las
armas propias con alguna probabilidad de supervivencia ante las modernas armas
antiaéreas enemigas”18.
El documento oficial Conflicto Malvinas hace referencia específica a
la situación de la unidad militar en Puerto Yapeyú (Howard), sitio en el que
tuvieron lugar los crímenes que serán descriptos a continuación. Al respecto, se
explica que “la unidad sufre las consecuencias del aislamiento y bloqueo británico
en lo que respecta al abastecimiento de víveres. En dos oportunidades […] La
unidad soporta la absoluta falta de víveres secos. En esos lapsos, especialmente
en el último, sólo se dispone de carne ovina local, la que se hierve y consume
como único alimento, sin contarse si quiera con sal para hacer más tolerable su
sabor”. El documento aclara, seguidamente, que esas circunstancias, sumadas al
cansancio, incertidumbre, frío y humedad, deterioran el estado físico de “cuadros
y tropa”, lo que produjo “cuadros de desnutrición verdaderamente alarmantes” 19.
Este informe oficial, previsiblemente, no da cuenta de la práctica
de las torturas que se implementó para hacer frente, de manera ilegal, a los actos
desesperados con los que los conscriptos reaccionaban ante tremendas penurias.
No obstante, sí se consigna en el documento que esta situación produjo la
evacuación de 70 hombres, el fallecimiento de dos soldados conscriptos —uno
en la isla y otro en el continente— y una pérdida de peso promedio del personal
entre 15 y 20 kg.20.
En suma, las circunstancias reseñadas permiten darle pleno valor a
la conclusión del Informe Rattenbach, referida a que “la ocupación estuvo influida
por la conveniencia de producir una circunstancia significativa que revitalizara el
llamado Proceso de Reorganización Nacional”21. El móvil de esta decisión, tal
como pudo observarse, fue más fuerte que los inexorables pronósticos que cabía
formularse por entonces respecto a las penurias que atravesarían miles de
soldados conscriptos enviados a la guerra contra una potencia bélica, en un
territorio inhóspito y con enormes déficits de formación, equipamiento y
alimentación.

18
Ibídem, pág. 162.
19
Informe Oficial Ejército Argentino, Conflicto Malvinas, cit., pág, 126.
20
Ibídem.
21
Informe Rattenbach, cit., pág. 58.
9
II. B. HECHOS EN PARTICULAR

El despliegue militar argentino en las islas quedó finalmente


configurado de la siguiente manera: en la isla Gran Malvina se instalaron las
fuerzas de tareas Valle y Yapeyú, y la Estación Aeronaval Calderón. En la Isla
Soledad se asentaron la fuerza de tareas Mercedes y la Agrupación Puerto
Argentino —ambos asentamientos estuvieron acompañados de bases aéreas
militares y, en el caso de Puerto Argentino, de un Apostadero Naval—.
Esta presentación se circunscribe a hechos que ocurrieron en la
Isla Gran Malvina, específicamente en el ámbito de la Fuerza de Tareas Yapeyú.
Allí tuvo desempeño el Regimiento de Infantería n° 5 — dependiente de la III
Brigada de Infantería— al que estaban subordinadas cuatro (4) Compañías, con
sus respectivas Secciones y Grupos, y al que se había agregado la Compañía de
Ingenieros n° 3, como surge del cuadro posterior.

Jefe del Comando de Brigada de


lnfanteria Ill (Cdo Brl Ill}
Conientes

Plana Mayor

Jeie del Regimiento de


lnfanteria Mecanizada n° 5 (RI
Mec 5)
Paso de Ice libree

Plana Mayor —--—--—--- I I

i1

Jefe Jefe Jefe Jefe Jefe Compafiia


Com pafiia Compafiia Compafiia Compafiia de |ngenier°S 3
Comando A B C Monte Caseros
(CA Cdo) (CA A} (CA B) (CA C}

Jefes de Jefes de Jefes de Jefes de


seomén seomén seo<:|<':-n se<;<:|<'>n

Jefes de Jefes de Jefes de J9f95 <19


Grupo Grupo Grupo G"“P°

Los veinticinco (22) casos cuya materialidad se describe a


continuación se agrupan de acuerdo con la Compañía en la que sucedieron.

10
REGIMIENTO DE INFANTERÍA 5

COMPAÑÍA COMANDO

SOLÍS, Román Orlando (DNI 14936433)


Informe JF RG: hecho n° 51
Requerimientos Fiscales: RIF n° 1613/07 de fecha 5/8/2007 obrante a fs.
127/144 — hecho 1; y RIF n° 1897/09 de fecha 5/19/2009 obrante a fs.
2016/2017 - hecho nro. 59 -.
Informe PCCH: caso nro. 49

SOLÍS fue soldado conscripto en el Regimiento de Infantería N° 5,


sección exploración de la Compañía Comando, de la ciudad de Paso de los
Libres, provincia de Corrientes, y durante la guerra de Malvinas prestó servicios
en Puerto Yapeyú (Howard), con el mencionado Regimiento. En su declaración,
Solís dijo que cuando llegaron a Malvinas los llevaron a una costa a hacer guardia
y estuvieron allí cuatro días. Luego los trasladaron a Puerto Argentino y allí
estuvieron dos días, y después los mandaron en un buque comercial a Puerto
Yapeyú. Conforme surge del Libro de Guerra el RI 5 llega a Puerto Argentino el
24 de abril y a Puerto Howard entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta
la rendición el 14 de junio de 1982.
Solís mencionó que desde que llegaron a Puerto Yapeyú, no
conocieron lo que es el pan, la carne y ningún tipo de comida, que se
alimentaron durante toda su estadía con sopa, “que era agua con cebolla”.
Afirmó que, sin embargo, había comida, porque cuando los tomaron prisioneros,
los superiores abrieron un hangar y comenzaron a repartirla diciéndoles “coman
rápido antes de que coman los ingleses”. Dijo que en ese hangar había muchísima
comida, cosas dulces, picadillos, sardinas, y que sus superiores durante todo el
conflicto se alimentaron muy bien, vestían limpio y dormían bien. Que los
soldados rasos solo pudieron bañarse una sola vez en todo el conflicto.
Señaló que por el hambre que pasaban, con otros compañeros
soldados tuvieron que robar una oveja de la casa de un inglés para poder comer.
Dijo que en esa oportunidad un policía militar lo detuvo por haber robado la
oveja, dirigiéndolo hacia su campamento. Que en el camino, se encontraron con
el Coronel Mabragaña, quien le preguntó al policía militar que lo había detenido
hacia donde lo llevaban. El policía Militar, le comento que Solís, había robado
una oveja. Ante ello, Mabragaña le pidió que lo deje ahí con él. Dijo que luego de
un cruce de palabras con Mabragaña sobre los motivos del robo, este le dijo que
era mentira, porque ellos comían y dormían bien, y con calefacción. Ante ello,
Mabragaña lo golpeó en la cara, luego le pegó una patada y le ordenó que se
presentara ante el Mayor Garde para que le dé un castigo. Señaló Solís que
cuando se presentó ante Garde, este le dijo “así que vos eras el que robaste la
oveja”, entonces, lo agarró, y, con el Cabo Albarracín, comenzaron a golpearlo en
el estómago.
Dijo que posteriormente Garde y Albarracín hicieron formar a los
34 soldados que integraban el grupo de exploración y delante de ellos, seguían
11
pegándole y preguntando “quienes habían comido”. Varios soldados fueron
castigados, entre ellos Solís con Antonio Gallardo, Carlos Rodas, Jorge Diez, y
Elvio Nis. Que Garde dio la orden de que desarmen sus posiciones y luego
ordenó al Cabo Albarracín que “los haga poner frente a frente parados en el
pozo”. Luego, comenzaron a echarle tierra y piedras encima, y los enterraron
hasta el cuello.
Contó que estuvieron aproximadamente diez horas enterrados hasta
el cuello, y que durante todo el tiempo que duró el castigo, no les dieron comida
ni agua. Que mientras estaban enterrados caía agua nieve y bombardeaban. Que
se encontraban totalmente desprotegidos y que sentían miedo a morir, por los
bombardeos constantes del enemigo, lo cual provocó que Rodas llorara toda la
noche. Siguiendo con su testimonio, dijo que cuando los desenterraron, Gallado
fue sacado de allí en camilla y luego fue internado.
De las declaraciones obrantes en la causa surge que la orden del
castigo fue dada por Mabragaña, Fernández y Garde y participaron en su
ejecución el Tte. Díaz, el subteniente Gassino y los cabos Leiva y Albarracín,
este último obligó a los soldados Díaz y Valenzuela a enterrar a sus compañeros.
Una vez terminado el conflicto, fueron trasladados a Campo de
Mayo, en lo que se llamó “operativo engorde”. Refirió que allí les dieron de
comer, y que mientras estuvieron en Campo de Mayo no los dejaron hablar con
la prensa ni con sus familiares.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Román Orlando Solís del 8 de abril de 2008
prestada ante el JF RG obrante a Fs. 773-774.
- Declaración testimonial de Jorge Ramón Diez prestada el 4 de agosto de
2008 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 782/vta. Denuncia de Jorge Ramón Diez
obrante a fs. 4020/vta. y declaración de fecha 10 de junio de 2016 ante el
Juzgado Federal de Resistencia obrante a fs. 4181 en la que ratifica dicha
denuncia. Denuncia obrante a fs. 4233/4235.
- Declaración testimonial de Carlos Raimundo Rodas prestada en fecha 8 de
abril de 2008 ante el JF RG obrante a fs. 776-777 y denuncia agregada a fs.
4228/4233.
- Declaraciones testimoniales de Oscar Orlando Frías de fecha 4/8/2008
obrante a fs. 768/vta. y de fecha 4/9/2008 obrante a fs. 796.
Denuncia obrante a fs. 4237/4239.
- Declaración testimonial de Elvio NIS ante la Subsecretaría de Derechos
Humanos de la Provincia de Corrientes el 18/07/2007 obrante a fs. fs.
356/359; y ante el JF RG, ratificando lo denunciado, el 15/08/2007
obrante a fs. 422.
- Declaración testimonial de Carlos Argentino Pereyra del 18de julio de
2007 obrante a fs. 367/370 y del 15 de agosto de 2007 obrante a fs.
419/vta.;
- Declaración testimonial de José Félix Díaz del 08/04/2008 obrante a fs.
771/772;
- Declaración testimonial de Mario Benjamín Romero del 15 de agosto de
2007 de fs. 420/421);
12
- Declaración testimonial de Antonio Horacio Gallardo de fecha 8 de abril
de 2008 prestada ante el JF RG obrante a fs. 780-781/vta.
- Informe del equipo de relevamiento EA del 24/11/2016, pgs. 51 a 64.

DIEZ, Jorge Ramón (D.N.I 14.923.451)


Informe JF RG: hecho n° 53
Requerimientos Fiscales: RIF nro. 1693/07 obrante a fs. 605/607, hecho nro. 56;
RIF nro. 3984, obrante a fs. 4035/4040, hecho nro. 6.
Informe PCCH: caso nro. 27

En el mes de marzo de 1981, el Sr. Jorge Ramón DIEZ ingresó al


Ejército Argentino en calidad de soldado conscripto, siendo asignado en la
Compañía Comando en la Sección Exploración, con el rol de combate de
Tirador FAL, del Regimiento de Infantería 5 con asiento en la ciudad de Paso de
los Libres, provincia de Corrientes.
Cuando se desencadenó el conflicto bélico entre Argentina y el
Reino Unido de Gran Bretaña, Diez es trasladado en un avión de la Fuerza Aérea
a Puerto Argentino en las Islas Malvinas. Conforme surge del Libro de Guerra el
RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de
abril, donde permanecen hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Diez relató que “para resguardarse de los ataques estaban en un
pozo de zorro, junto a su compañero Valentín Cena y el Cabo Primero Leiva,
que era el que distribuía las guardias y las posiciones por orden del Mayor
Garde y el Subteniente Gassino. Que el pozo se llenaba de agua y se
mantenían mojados y con frío”.
Diez contó que durante los primeros días recibieron alimentación
pero que luego dejaron de recibir comida y agua por lo que, al pasar hambre, con
varios soldados mataron una oveja.
De este hecho tomaron conocimiento los oficiales y se ordenó
castigar a los soldados que habían participado. El castigo consistió en enterrarlos
hasta el tórax o el cuello sin abrigo, ni casco, a cien metros de la posición de
guardia, bajo la nieve y fuego enemigo, permaneciendo inmóviles y sufriendo
congelamiento. Estuvo enterrado con otros compañeros soldados de la misma
sección, entre los que se encontraban Carlos Raimundo Rodas, Elvio Emilio Nis,
Antonio Horacio Gallardo y Román Orlando Solís.
Como dijéramos, la orden del castigo fue dada por Mabragaña,
Fernández y Garde y participaron en su ejecución el Tte. Díaz, el subteniente
Gassino y los cabos Leiva y Albarracín, este último obligó a los soldados Díaz y
Valenzuela a enterrar a sus compañeros.
Diez contó que mientras se encontraban allí, el Subteniente Gassino
les dijo que tenían suerte que no los fusilaran.
Posteriormente, Diez continuó en su puesto de combate, sin
alimento ni vestimenta y con un grave deterioro del estado físico y psíquico, falta
de higiene y escaso material bélico hasta que cesó el fuego el 14 de junio de 1982,
pues en esa fecha son tomados prisioneros y llevados a Puerto Argentino. Luego,
son trasladados a Puerto Madryn y finalmente a Campo de Mayo, donde los
recuperan del estado de bajo peso. Diez refirió que se fue a Malvinas con 72 kilos
de peso y regresó con 48 kilos.

13
Por último, relató que una vez fuera de la zona de combate, más
precisamente en Campo de Mayo, personal militar de inteligencia le hizo firmar
una planilla o documento donde se le prohibía todo tipo de comentario o relato
del conflicto y sobre los sucesos vividos en las Islas Malvinas a periodistas y
familiares.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Jorge Ramón Diez prestada el 4 de agosto de
2008 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 782/vta. Denuncia de Jorge Ramón Diez
obrante a fs. 4020/vta. y declaración de fecha 10 de junio de 2016 ante el
Juzgado Federal de Resistencia obrante a fs. 4181 en la que ratifica dicha
denuncia. Denuncia obrante a fs. 4233/4235.
- Declaración testimonial de Carlos Raimundo Rodas prestada en fecha 8 de
abril de 2008 ante el JF RG obrante a fs. 776-777 y denuncia agregada a fs.
4228/4233.
- Declaraciones testimoniales de Oscar Orlando Frías de fecha 4/8/2008
obrante a fs. 768/vta. y de fecha 4/9/2008 obrante a fs. 796.
Denuncia obrante a fs. 4237/4239.
- Declaración testimonial de Elvio NIS ante la Subsecretaría de Derechos
Humanos de la Provincia de Corrientes el 18/07/2007 obrante a fs. fs.
356/359; y ante el JF RG, ratificando lo denunciado, el 15/08/2007
obrante a fs. 422.
- Declaración testimonial de Carlos Argentino Pereyra del 18de julio de
2007 obrante a fs. 367/370 y del 15 de agosto de 2007 obrante a fs.
419/vta.;
- Declaración testimonial de José Félix Díaz del 08/04/2008 obrante a fs.
771/772;
- Declaración testimonial de Mario Benjamín Romero del 15 de agosto de
2007 de fs. 420/421);
- Declaración testimonial de Antonio Horacio Gallardo de fecha 8 de abril
de 2008 prestada ante el JF RG obrante a fs. 780-781/vta.
- Declaración testimonial de Román Orlando Solís del 8 de abril de 2008
prestada ante el JF RG obrante a Fs. 773-774.
- Informe del equipo de relevamiento y análisis documental del Min Def. EA del 24 de
noviembre de 2016; pp. 62-63.
- Documentos desclasificados: Folio Nº5, AJM 16203
- Informe del equipo de relevamiento y análisis documental del Min Def. de 2015; p. 5.

GALLARDO, Antonio Horacio (DNI 16.165.545)


Informe JF RG: hecho n° 50
Requerimientos Fiscales: RIF nro. 1693/07 obrante a fs., Hecho nro. 56; RIF
nro. 3990/16, obrante a fs. 3979/3984, Hecho nro. 3.
Informe PCCH: caso nro. 20

Antonio Horacio GALLARDO ingresó en el mes de marzo de 1981


al Ejército Argentino como soldado conscripto, siendo asignado a la Compañía
14
Comando en la Sección Exploración del Regimiento de Infantería 5 con asiento
en la ciudad de Paso de los Libres, provincia de Corrientes. Durante el conflicto
bélico, fue enviado a Comodoro Rivadavia y, posteriormente, a Puerto Darwin
en las Islas Malvinas. A los pocos días fueron trasladados a Puerto Yapeyú
(Howard) en la Isla Gran Malvina, lugar donde permaneció hasta el cese del
fuego. Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el
24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta
la rendición el 14 de junio de 1982.
Gallardo relató que el grupo estaba a cargo del Cabo Primero
Rivero, quien dependía del Subteniente Gassino; y que el jefe del Regimiento era
el Coronel Ramón Mabragaña, el segundo jefe era el Tte. Coronel Fernández y el
tercero en la cadena de mando era el Mayor Garde.
Contó que al haber transcurrido aproximadamente un mes del
conflicto, comenzó a evidenciarse la falta de suministros de armamento,
vestimenta adecuada y alimentación, lo que desembocó en la pérdida de peso de
muchos de los soldados y vio a muchos desnutridos.
En cuanto a los padecimientos específicos sufridos, Gallardo
recordó que el mayor Garde lo acusó, sin razón alguna, de apropiarse de un
poncho plástico y ordenó al cabo 1° Rivero su estaqueamiento en la intemperie bajo
la nieve sin ninguna protección por más de 6 hs., solamente vestido con
pantalón, camisa liviana y un par de medias, lo que causó que perdiera el
conocimiento y sufriera hipotermia. Luego, lo envolvieron en mantas y un
plástico y lo dejaron en un galpón sin paredes donde permaneció por más de 3
días hasta que se recuperó un poco y lo mandaron a la posición de tirador. Allí,
permaneció por más de 10 días.
Durante el transcurso de esos días, a los soldados no les dieron
comida por lo que sufrieron hambre, circunstancia que se vio agravada por el frío
y el constante bombardeo de las fuerzas inglesas. Frente a ello, un grupo de
soldados decidieron carnear una oveja para alimentarse. Ello fue descubierto por
el Mayor Garde, quien acusó a los soldados del robo de alimentos y ordenó su
enterramiento, que consistió en enterrarlos en un pozo hasta el cuello, sin abrigos
ni casco por más de diez horas, bajo temperaturas extremas y sin alimentos,
sufriendo las contingencias del clima y suelo congelado. En el pozo fueron
enterrados Carlos Raimundo Rodas, Orlando Solís, Jorge Diez y Gallardo. Todos
ellos, cuando fueron sacados de allí, evidenciaban signos de congelamiento en
distintas partes del cuerpo. Gallardo refirió no recordar cuándo fue sacado del
pozo, y que lo dejaron 4 días en el galpón sin paredes y que, luego, fue arrastrado
hasta el Hospital de Campaña de Puerto Yapeyú donde estuvo internado 3 días.
En ese lugar no recibió tratamiento ni medicación alguna.
La orden del castigo fue dada por Mabragaña, Fernández y Garde, y
participaron en su ejecución el Tte. Díaz, el subteniente Gassino y los cabos
Leiva y Albarracín, este último obligó a los soldados Díaz y Valenzuela a enterrar
a sus compañeros.
Luego de la rendición de Argentina, refiere que fue trasladado por
los soldados ingleses en helicóptero hasta la Isla San Carlos donde recibió
tratamiento médico. Luego de 10 días, lo llevaron en un buque inglés a
Comodoro Rivadavia. Gallardo contó que llegó a las Is. Malvinas con 70 kilos y
cuando terminó la guerra pesaba 48.

15
Por último, Gallardo indicó que al momento que le dieron de baja,
personal militar de inteligencia le hizo firmar una planilla o documento donde se
le prohibía todo tipo de comentario o relato del conflicto como así tampoco
sobre los sucesos vividos en Islas Malvinas a periodistas y familiares.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Antonio Horacio Gallardo de fecha 8 de abril
de 2008 prestada ante el JF RG obrante a fs. 780-781/vta. y denuncia
obrante a fs. 3972.
- Declaración testimonial de Jorge Ramón Diez prestada el 4 de agosto de
2008 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 782/vta. Denuncia de Jorge Ramón Diez
obrante a fs. 4020/vta. y declaración de fecha 10 de junio de 2016 ante el
Juzgado Federal de Resistencia obrante a fs. 4181 en la que ratifica dicha
denuncia. Denuncia obrante a fs. 4233/4235.
- Declaración testimonial de Carlos Raimundo Rodas prestada en fecha 8 de
abril de 2008 ante el JF RG obrante a fs. 776-777 y denuncia agregada a fs.
4228/4233.
- Declaraciones testimoniales de Oscar Orlando Frías de fecha 4/8/2008
obrante a fs. 768/vta. y de fecha 4/9/2008 obrante a fs. 796.
Denuncia obrante a fs. 4237/4239.
- Declaración testimonial de Elvio NIS ante la Subsecretaría de Derechos
Humanos de la Provincia de Corrientes el 18/07/2007 obrante a fs. fs.
356/359; y ante el JF RG, ratificando lo denunciado, el 15/08/2007
obrante a fs. 422.
- Declaración testimonial de Carlos Argentino Pereyra del 18de julio de
2007 obrante a fs. 367/370 y del 15 de agosto de 2007 obrante a fs.
419/vta.;
- Declaración testimonial de José Félix Díaz del 08/04/2008 obrante a fs.
771/772;
- Declaración testimonial de Mario Benjamín Romero del 15 de agosto de
2007 de fs. 420/421);
- Declaración testimonial de Román Orlando Solís del 8 de abril de 2008
prestada ante el JF RG obrante a Fs. 773-774.

NIS, Elvio Emilio (DNI 14828359)


Informe JF RG: hecho n° 38
Requerimiento de Instrucción: RIF nro. 1664/07 de fecha 19/9/2007 obrante a
fs. 467/476, hecho nro. 42.
lnforme PCCH: caso nro. 23.

NIS revistó como soldado conscripto en el Regimiento de Infantería


nro. 5 en la Compañía de Comando, sección exploración, a cargo del Teniente
Jorge Díaz, durante el conflicto armado en las Islas Malvinas. Conforme surge
del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de abril y a Puerto

16
Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta la rendición el 14 de
junio de 1982.
Nis relató que alrededor del 1 de mayo de 1982, privado de
alimentos y hambreado, ingresaron con otros compañeros soldados en la casa de
un kelper en busca de comida y se llevaron una oveja. Fueron castigados
enterrándolos hasta el cuello durante aproximadamente 9 horas en un pozo que
les ordenaron cavar. Como dijéramos, fueron enterrados Solís, junto con
Antonio Gallardo, Carlos Rodas, Jorge Diez, y Elvio Nis.
La orden del castigo fue dada por Mabragaña, Fernández y Garde y
participaron en su ejecución el Tte. Díaz, el subteniente Gassino y los cabos
Leiva y Albarracín, este último obligó a los soldados Díaz y Valenzuela a enterrar
a sus compañeros.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Elvio NIS ante la Subsecretaría de Derechos
Humanos de la Provincia de Corrientes el 18/07/2007 obrante a fs.
356/359; y ante el JF RG, ratificando lo denunciado, el 15/08/2007
obrante a fs. 422.
- Declaración testimonial de Antonio Horacio Gallardo de fecha 8 de abril
de 2008 prestada ante el JF RG obrante a fs. 780-781/vta.
- Declaración testimonial de Jorge Ramón Diez prestada el 4 de agosto de
2008 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 782/vta. Denuncia de Jorge Ramón Diez
obrante a fs. 4020/vta. y declaración de fecha 10 de junio de 2016 ante el
Juzgado Federal de Resistencia obrante a fs. 4181 en la que ratifica dicha
denuncia. Denuncia obrante a fs. 4233/4235.
- Declaración testimonial de Carlos Raimundo Rodas prestada en fecha 8 de
abril de 2008 ante el JF RG obrante a fs. 776-777 y denuncia agregada a fs.
4228/4233.
- Declaraciones testimoniales de Oscar Orlando Frías de fecha 4/8/2008
obrante a fs. 768/vta. y de fecha 4/9/2008 obrante a fs. 796.
Denuncia obrante a fs. 4237/4239.
- Declaración testimonial de Carlos Argentino Pereyra del 18de julio de
2007 obrante a fs. 367/370 y del 15 de agosto de 2007 obrante a fs.
419/vta.;
- Declaración testimonial de José Félix Díaz del 08/04/2008 obrante a fs.
771/772;
- Declaración testimonial de Mario Benjamín Romero del 15 de agosto de
2007 de fs. 420/421);
- Declaración testimonial de Román Orlando Solís del 8 de abril de 2008
prestada ante el JF RG obrante a Fs. 773-774.

RODAS, Carlos Raimundo (DNI 16003733)


Informe JF RG: hecho n° 3
Requerimientos Fiscales: RIF n° 1613/07 de fecha 5/8/2007, obrante a fs.
127/144, hecho 1; RIF n° 1897/09 de fecha 5/19/2009 obrante a fs. 2016/201,
hecho nro. 81; RIF 5123/2018 de fecha 26/01/2018 [figura como Roa].
17
Informe PCCH: caso nro. 25

RODAS prestó servicios durante el conflicto bélico del año 1982 en


el Regimiento de Infantería N° 5, Paso de los Libres, Corrientes, Compañía
Comando, Sección Exploración. Desembarcó en Puerto Argentino en el mes de
abril. Luego, fue trasladado, en helicóptero, junto con los soldados de la Sección,
a Puerto Yapeyú (Howard). Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a
Puerto Argentino el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde
permanecen hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Rodas declaró que, mientras prestaba servicio en el conflicto, su jefe
inmediato superior fue el Cabo Albarracín y que los oficiales a cargo del
Regimiento eran el Coronel Mabragana, el Teniente Coronel Fernández y el
Mayor Garde. Dijo que el oficial a cargo de la Sección en la que prestaba
servicios era el Subteniente Gassino.
Relató que durante toda su permanencia en la isla sufrió problemas
de alimentación, debido a que comía una vez por día o cada día y medio, y que
dicha comida constaba de un plato de sopa o caldo, y que también, con la misma
asiduidad, recibía una “ración fría” que estaba compuesta por un trozo de carne y
un trozo de chocolate, ambos pequeños. Manifestó que los problemas de
alimentación eran soportados solo por los soldados, ya que los oficiales se
alimentaban correctamente.
Agregó que cuando regresó de las Islas Malvinas pesaba cuarenta y
nueve (49) kilogramos, por lo que le costaba mucho soportar el peso de su arma.
Que debido a la carencia de alimentos, junto a otros soldados de su
sección cazaron un cordero de la zona, que quien lo tomó fue el soldado Orlando
Solís y él comió del producto de esa cacería.
El Mayor Garde formó en línea a los soldados del grupo y les
solicitó que manifestaran quienes habían comido el animal. Ante tal
requerimiento, el soldado Solís admitió haberlo hecho y justificó su accionar
diciendo que lo hizo porque tenía hambre. Varios soldados (entre seis y ocho)
fueron castigados; incluido Rodas. Dijo que el castigo consistió en haber sido
enterrado en los pozos que los soldados habían construido para protegerse del
fuego enemigo. Precisó que fue enterrado parado, tapado hasta el nivel del cuello,
solo con el uniforme, con los borceguíes puestos, sin ropa de abrigo y sin casco.
Fue enterrado junto con los soldados Orlando Solís, Antonio Gallardo, Jorge
Ramón Diez, y Elvio Nis. Permaneció enterrado, al igual que el resto, por el
lapso de ocho horas aproximadamente, desde las 10 u 11 de la mañana, mientras
nevaba. También dijo que durante el tiempo que estuvieron enterrados, fuego
enemigo cayó en las inmediaciones, a 300 metros de su posición. Manifestó que
el Cabo Albarracín caminaba alrededor de su cabeza y de la de los demás
soldados mientras estaban enterrados. Agregó que la orden de enterrarlos fue de
parte del Mayor Garde y que obligaron a excavara los soldados Valenzuela, Oscar
Frías y otros cuyo nombre no pudo recordar; todos compañeros en la misma
Sección. Hizo referencia a la tristeza en los rostros de los soldados que ejecutaron
la orden. Dijo que luego de desenterrados todos los soldados, fueron arrastrados
hasta una construcción precaria de madera, ubicada en las inmediaciones, en la
que permanecieron unos momentos. Que recuerda que no podía caminar y que
no pudo hacerlo hasta transcurridas dos horas.

18
Como dijéramos, la orden del castigo fue dada por Mabragaña,
Fernández y Garde y participaron en su ejecución el Tte. Díaz, el subteniente
Gassino y los cabos Leiva y Albarracín, este último obligó a los soldados Díaz y
Valenzuela a enterrar a sus compañeros.
Por otro lado, Rodas señaló que el día 14 de junio se embarcaron de
regreso al continente en el buque Canberra, y arribaron a Puerto Madryn cinco
días después. Conforme surge del libro de Guerra, el 15 de junio, luego de la
rendición, embarcaron en el Buque Inglés Canberra.
En Puerto Madryn, refirió que fueron recibidos por el Regimiento
de Infantería N° 8 y les dieron alimentos en abundancia. Uno o dos días más
tarde fueron trasladados en avión a la provincia de Buenos Aires, donde lo
proveyeron de un nuevo uniforme y armamento. Posteriormente, volvieron a la
provincia de Corrientes. Agregó que cuando llegaron al Regimiento de Infantería
N° 5, en Paso de los Libres, prestó servicios hasta el día 5 de julio y luego fue
dado de baja.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Carlos Raimundo Rodas prestada en fecha 8 de
abril de 2008 ante el JF RG obrante a fs. 776-777 y denuncia agregada a fs.
4228/4233.
- Declaración testimonial de Elvio NIS ante la Subsecretaría de Derechos
Humanos de la Provincia de Corrientes el 18/07/2007 obrante a fs. fs.
356/359; y ante el JF RG, ratificando lo denunciado, el 15/08/2007
obrante a fs. 422.
- Declaración testimonial de Antonio Horacio Gallardo de fecha 8 de abril
de 2008 prestada ante el JF RG obrante a fs. 780-781/vta.
- Declaración testimonial de Jorge Ramón Diez prestada el 4 de agosto de
2008 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 782/vta. Denuncia de Jorge Ramón Diez
obrante a fs. 4020/vta. y declaración de fecha 10 de junio de 2016 ante el
Juzgado Federal de Resistencia obrante a fs. 4181 en la que ratifica dicha
denuncia. Denuncia obrante a fs. 4233/4235.
- Declaraciones testimoniales de Oscar Orlando Frías de fecha 4/8/2008
obrante a fs. 768/vta. y de fecha 4/9/2008 obrante a fs. 796.
Denuncia obrante a fs. 4237/4239.
- Declaración testimonial de Carlos Argentino Pereyra del 18de julio de
2007 obrante a fs. 367/370 y del 15 de agosto de 2007 obrante a fs.
419/vta.;
- Declaración testimonial de José Félix Díaz del 08/04/2008 obrante a fs.
771/772;
- Declaración testimonial de Mario Benjamín Romero del 15 de agosto de
2007 de fs. 420/421);
- Declaración testimonial de Román Orlando Solís del 8 de abril de 2008
prestada ante el JF RG obrante a Fs. 773-774.
- Informe del equipo de relevamiento EA del 24/11/2016, pp. 51 a 64. En
la p. 95 consta que hay información en los archivos desclasificados sobre
el soldado conscripto Rodas

19
FRÍAS, Oscar Orlando (DNI 14.898.492)
Informe JF RG: hecho n° 61
Requerimientos Fiscales: RIF n° 1728/08 de fecha 4/28/2008 obrante a fs.
797/804, hecho nro. 68; RIF n° 3990/16 de fecha 3/17/2016 obrante a fs. fs.
3979/3984, hecho nro. 2.
Informe PCCH: caso nro. 19

En el mes de marzo de 1981, FRÍAS ingresó al Ejército Argentino


en calidad de soldado conscripto en la Compañía Comando del Regimiento de
Infantería 5, con asiento en la ciudad de Paso de los Libres, Provincia de
Corrientes. Estando incorporado al EA comenzó el conflicto bélico entre
Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña, siendo trasladado vía ferrocarril
hasta la ciudad de Paraná y luego embarcado vía aérea a la ciudad de Comodoro
Rivadavia. Después de unos días fue trasladado en avión de la Fuerza Aérea a
Puerto Argentino, para luego ser enviado a Puerto Yapeyú (Howard), lugar
donde permaneció hasta que fue tomado como prisionero por el ejército
británico. Conforme surge del Libro de Guerra el RI 5 llega a Puerto Argentino
el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen
hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
En Puerto Yapeyú refirió que entró en combate contra las fuerzas
inglesas bajo las órdenes del Subteniente Eduardo Luis Gassino y el Coronel Juan
Ramón Mabragaña, desempeñándose en la división comunicaciones.
Tras haber transcurrido un mes del conflicto, dijo que comenzó a
evidenciarse la falta de elementos bélicos, de vestimenta adecuada y alimentación,
lo que desembocó en la pérdida de peso de muchos soldados. Ante tales
circunstancias, agravadas por el frío y el hambre, un grupo de compañeros del Sr.
Frías, decidió carnear una oveja para alimentarse. Al ser descubierta dicha
maniobra por un superior, se los acusó de robo de alimentos y se ordenó su
enterramiento en un pozo hasta cuello, sin abrigos, sin cascos, por más de diez
horas, bajo temperaturas extremas y sin alimentos, sufriendo las contingencias del
clima y suelo congelado. Como dijéramos, fueron enterrados Carlos Raimundo
Rodas, Orlando Solís, Antonio Gallardo, Jorge Ramón Diez, y Elvio Nis. Y la
orden del castigo fue dada por Mabragaña, Fernández y Garde y participaron en
su ejecución el Tte. Díaz, el subteniente Gassino y los cabos Leiva y Albarracín,
este último obligó a los soldados Díaz y Valenzuela a enterrar a sus compañeros.
El Sr. Frías fue testigo de estos hechos y quiso ponerlos en
conocimiento del Coronel Juan Ramón Mabragaña, suponiendo que no sabía,
pero fue interceptado por el subteniente Affranchino Rumi, quien lo amenazó
con “pegarle un tiro en la cabeza” y lo golpeó con puños y patadas hasta
provocarle la pérdida de conocimiento.
Posteriormente, el soldado Frías continuó con sus tareas, pasando
hasta diez días sin comer, con poca vestimenta y un grave deterioro de su estado
físico y psíquico, perdiendo aproximadamente 23 kilos. Por otro lado, refirió que
estuvieron sin bañarse los 74 días que duró el conflicto.
Luego del cese del fuego y la rendición de Argentina, fueron
tomados como prisioneros y trasladados al continente. En el Hospital de Campo

20
de Mayo quedó internado, por un mes aproximadamente, por congelamiento de
un pie (pie de trinchera).
Por último, relató que encontrándose en Campo de Mayo, personal
militar de inteligencia le hizo firmar una planilla o documento donde se le
prohibía todo tipo de comentario o referencia del conflicto como así tampoco
sobre los sucesos vividos en Islas Malvinas a periodistas y familiares.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaraciones testimoniales de Oscar Orlando Frías de fecha 4/8/2008
obrante a fs. 768/vta. y de fecha 4/9/2008 obrante a fs. 796.
Denuncia obrante a fs. 4237/4239.
- Declaración testimonial de Carlos Raimundo Rodas prestada en fecha 8 de
abril de 2008 ante el JF RG obrante a fs. 776-777 y denuncia agregada a fs.
4228/4233.
- Declaración testimonial de Elvio NIS ante la Subsecretaría de Derechos
Humanos de la Provincia de Corrientes el 18/07/2007 obrante a fs. fs.
356/359; y ante el JF RG, ratificando lo denunciado, el 15/08/2007
obrante a fs. 422.
- Declaración testimonial de Antonio Horacio Gallardo de fecha 8 de abril
de 2008 prestada ante el JF RG obrante a fs. 780-781/vta.
- Declaración testimonial de Jorge Ramón Diez prestada el 4 de agosto de
2008 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 782/vta. Denuncia de Jorge Ramón Diez
obrante a fs. 4020/vta. y declaración de fecha 10 de junio de 2016 ante el
Juzgado Federal de Resistencia obrante a fs. 4181 en la que ratifica dicha
denuncia. Denuncia obrante a fs. 4233/4235.
- Declaración testimonial de Carlos Argentino Pereyra del 18de julio de
2007 obrante a fs. 367/370 y del 15 de agosto de 2007 obrante a fs.
419/vta.;
- Declaración testimonial de José Félix Díaz del 08/04/2008 obrante a fs.
771/772;
- Declaración testimonial de Mario Benjamín Romero del 15 de agosto de
2007 de fs. 420/421);
- Declaración testimonial de Román Orlando Solís del 8 de abril de 2008
prestada ante el JF RG obrante a Fs. 773-774.

PEREYRA, Carlos Argentino (DNI 14356945)


Informe JF RG: hecho n° 37
Requerimiento de Instrucción: RIF n° 1664 de fecha 19/09/2007, s/n
lnforme PCCH: caso nro. 47

PEREYRA revistó en el Regimiento de Infantería nro. 5, en la


Compañía Comando, sección exploración, al mando del Teniente Jorge Díaz.
Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de
abril y a Puerto Yapeyú (Howard) entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen
hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Refirió que el Teniente Díaz ordenó que lo estaquearan por un
supuesto robo de comida. Allí permaneció durante 9 horas bajo una nevada, lo
21
que le provocó severas lesiones en las extremidades con congelamiento que lo
dejaron fuera de combate y por las que debió ser atendido médicamente y
trasladado al hospital. Luego, por ese hecho enterraron a varios soldados,
pudiendo escuchar él mismo, como el teniente Díaz impartió la orden para que
esos soldados fueran enterrados, pudiendo ver como se iban caminando seis
soldados para ser castigados, reconociendo a uno de ellos de apellido Nis.
Jorge Ramón Diez refirió que Garde y Gassino ordenaron el
estaqueamiento del soldado Pereyra.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaraciones testimoniales de Carlos Argentino Pereyra ante la
Subsecretaría de Derechos Humanos de Corrientes obrante a fs. 367/370
y ante el JF RG obrante a fs. 419/vta.
- Declaraciones testimoniales de Elvio Nis ante la Subsecretaría de
Derechos Humanos de la Provincia de Corrientes el 18/07/2007 obrante
a fs. fs. 356/359; y ante el JF RG, ratificando lo denunciado, el
15/08/2007 obrante a fs. 422.
- Declaración testimonial de Jorge Ramón Diez prestada el 4 de agosto de
2008 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 782/vta. Denuncia de Jorge Ramón Diez
obrante a fs. 4020/vta. y declaración de fecha 10 de junio de 2016 ante el
Juzgado Federal de Resistencia obrante a fs. 4181 en la que ratifica dicha
denuncia. Denuncia obrante a fs. 4233/4235.
- Declaración testimonial de José Félix Díaz del 08/04/2008 obrante a fs.
771/772, quien declara que fue obligado a enterrar a este soldado.

COMPAÑÍA “A”

ARNOLDO, Edgardo Oscar (DNI 16.017.751)


Informe JF RG: hecho n° 43
Requerimientos Fiscales: de fs. 467/476, hecho nro. 47.
Informe PCCH: caso nro. 26

Edgardo Oscar ARNOLDO prestó servicio como soldado


conscripto oficiando de radio operador del grupo Comando de la compañía A del
Regimiento de Infantería n° 5. Durante en conflicto bélico, el Sr. Arnoldo contó
que fueron llevados a Puerto Yapeyú, en la Isla Gran Malvina. Conforme surge
del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de abril y a Puerto
Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta la rendición el 14 de
junio de 1982.
Arnoldo refirió que cuando llegaron el Tte. 1° Megías dió la orden
de matar corderos para comer y que luego habría sido castigado por ello por el
Gral. Parada y reemplazado posteriormente por el Tte. 1° Daniel Stella.
En Puerto Yapeyú, Arnoldo desarrollaba la actividad de
comunicación en un establo donde varios oficiales tenían sus pertenencias. Él se
encargaba de las guardias nocturnas en las que pudo ver como numerosos
oficiales, en su mayoría subtenientes, sacaban comida y los amenazaban a él y sus
22
compañeros para que no hablen al respecto. Durante este tiempo, se acercó Julio
Más, soldado conscripto de la compañía B, muy deteriorado y desnutrido. Más le
pidió comida y permaneció unas horas pero era buscado por la policía militar.
Luego, Arnoldo comenzó a sacar comida de los cofres para él y sus
compañeros en los días que había bombardeos. En una oportunidad, el
subteniente Taranto lo descubrió y como castigo ordenó que lo estaquearan.
Estuvo 4 o 5 horas atado de manos y pies abiertos con un nylon cubriéndolo
durante un bombardeo nocturno. Luego fue liberado porque lo necesitaban para
operar la radio. Arnoldo resaltó que los oficiales comían diferente que los
soldados.
Por último, Arnoldo señaló que, ya terminada la guerra y antes de
salir de baja, el Teniente primero Megías reunió a los soldados y les ordenó que
no comentaran lo sucedido en las Is. Malvinas respecto del hambre, el
sufrimiento y el maltrato padecidos.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaraciones testimoniales de Edgardo Oscar Arnoldo, obrantes a fs.
441-442 y Fs. 637-638 vta.
- Declaración testimonial de Julio Más de fecha 16 de agosto de 2007
prestada ante el JF RG obrante a fs. 439-440.
- Declaración Informativa de Juan Ramón Mabragaña, Informe Rattenbach,
Tomo V, fs. 1014-1024. Que da cuenta que el Jefe de la Compañía A fue
castigado y enviado al Continente, lo que es coincidente con el relato de
Arnoldo.

COMPAÑÍA “B”

MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Daniel (DNI 14.799.784)


Informe JF RG: hecho n° 67.
Requerimiento de Instrucción: n° 1734/08, caso n° 74 del de fecha 12/05/2008
(fs. 845/) y el nro. 3984/16 del 15/03/2016 (fs. 4035/4040).
Informe PCCH: caso nro. 22.

MARTÍNEZ GONZÁLEZ prestó servicios en el Regimiento de


Infantería nro. 5 de Paso de los Libres, Corrientes, en la Compañía B. Si bien
cuando se inició el conflicto ya estaba por finalizar la conscripción, fue
convocado al frente, siendo sus jefes inmediatos el Sargento Linares y el
Subteniente Jorge Eduardo Taranto. Refirió que en las Islas fueron llevados a
Puerto Yapeyú. Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto
Argentino el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde
permanecen hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Debido al hambre que llevó a compañeros suyos a la muerte por
desnutrición y a él lo hizo perder 20 kg, y a las privaciones padecidas, conociendo
el almacenamiento de productos que no eran distribuidos entre los soldados,
Martínez González extrajo de la carpa de Taranto una caja de cigarrillos, un
queso y una barra de dulce de membrillo. Por ello fue obligado junto a su
23
compañero Rosendo Prado a realizar movimientos vivos sobre el barro con
hielo, bajo la nieve y sufriendo amenazas de ejecución. Martínez González no se
podía levantar debido al cansancio y al frío, por lo que ante esa situación, Taranto
sacó la pistola y efectuó entre 6 o 7 disparos entre sus piernas. Luego, los hizo
parar firmes mientras les pegaba con una barra de acero que se utilizaba para
limpiar los cañones de fusiles. Como no reconocieron el hecho, Taranto estaqueó
a su compañero Rosendo Prado, atándolo de pies y manos durante 10 o 12 hs.
Dijo que esos castigos eran los que imponía el Teniente Primero Lugo.
Una vez finalizado el conflicto, retornó a Puerto Madryn donde
miembros de la Cruz Roja y una fuerza de seguridad local le tomaron declaración
y él refirió todo lo sufrido, aunque nunca supo qué sucedió con esa denuncia.
Posteriormente, fue trasladado a Campo de Mayo durante 2
semanas donde lo retuvieron comiendo 24 hs. con el objetivo de “engordarlo” y
ocultar la desnutrición.
Fue convocado durante la década del 90 –no pudiendo precisar la
fecha- al Regimiento de Chaco donde le dieron una suma de dinero y lo hicieron
firmar una declaración diciendo que no tenía nada más que reclamar.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaraciones testimoniales de Daniel Martínez González obrante a fs.
576/577 y 4569/4571.
- Denuncias de Oscar Torres obrante a fs.4014/ vta. y a 4224/4225.

MARTINS, Juan de la Cruz (DNI 14816953)


Informe JF RG: hecho n° 15
Requerimiento de Instrucción: caso n° 10 en el requerimiento de instrucción
fiscal n° 1623/07 de fecha 08/05/2007 (fs. 127/144) y también fue tratado en
nro. 1664/07 de fecha 19/09/2007 (fs. 466/476)
Informe PCCH: caso nro. 28.

Durante el conflicto bélico en Islas Malvinas prestó servicios en la


Compañía “B” del RI 5, a cargo del Teniente Primero Lugo Oliver, teniendo
como jefe inmediato en su Sección al Subteniente Jorge Eduardo Taranto.
Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de
abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta la
rendición el 14 de junio de 1982.
El día 28 de mayo encontrándose en su lugar de combate, comenzó
a sentir fuertes dolores en ambos pies y debilidad a causa de estar varios días sin
alimentos. Al respecto, dijo que había comida, pero que la comían solo los
suboficiales y oficiales. MARTINS finalizó el conflicto pesando 39 kg., habiendo
llegado a Malvinas con 62.
Por otro lado, hizo referencia a las torturas a las que fue sometido.
Contó que fue golpeado sistemáticamente, sumergido en agua helada, insultado y
amenazado con una pistola cuando reclamaba o cuando le exigían que cumpla
tareas que no podía realizar dada su debilidad física por la pérdida excesiva de
peso. Dijo que en una oportunidad el subteniente Taranto le sumergió la cabeza

24
en el agua fría por dormirse en una guardia y que el sargento Vega lo insultaba y
golpeaba para que haga guardia.
Refirió que conoció a Remigio Fernández, quien fue su compañero
de carpa, y vio que murió por inanición. Señaló que sobre el estado de Remigio le
avisaron a Vega y que los superiores también sabían, pero la única respuesta fue
que así era la guerra, el que no aguantaba se moría.
Respecto de los estaqueamientos señaló que el Teniente Taranto y otro
subteniente estaquearon el cabo Manes por intentar ayudar a los soldados a
alimentarse, que lo ataron de pies y manos, boca arriba y lo tuvieron cinco días y
cinco noches así.
Una vez entregada la rendición cayó prisionero de los ingleses y,
como tal, ingresó en el Buque Canberra. Devuelto al continente, debió
permanecer internado durante un mes en el Hospital Militar de Campo de Mayo
(CARI-Cdo II MM), luego en el de Corrientes y posteriormente en el de San
Miguel dado el deterioro de su estado de salud.
La Junta Médica Ah Hoc del CARI concluyó que el diagnóstico era
“pies de trinchera bilateral” y el 2do Comandante y Jefe del Estado Mayor del
Cdo Br I III, coronel Hugo FERRARI, declaró que “la afección que padeció el
soldado conscripto Juan de la Cruz MARTINEZ (C 1962. D.N.I. 14.816.953 –
DM CORRIENTES) está en relación con los actos de servicio”.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Juan de la Cruz Martins prestó declaración testimonial el 15/08/2007
obrante a fs. 426/427 ante el JF de Río Grande.
- Declaración testimonial de Raimundo Aquino, ante el Juzgado Federal de
Corrientes obrante a fs. 1374/vta. , dice haberles llevado comida a Martins
y Remigio Fernández que se encontraban muy desnutridos.
- Informe del Equipo de relevamiento y análisis documental del Min Def. EA del 24 de
noviembre de 2016; p. 59.
- Documentos desclasificados:
- En la AJM Nº 18.799 (disponible en soporte digital de documental
desclasificada como AJM-JUAN-DE-LA-CRUZ-MARTINEZ-CC) se
encuentra el Acta instruida en el Cuartel de la Escuela de Ingenieros,
Campo de Mayo (CARI-Cdo II MM). El Acta fue realizada el 29 de Julio
de 1982 con el fin de investigar y comprobar la enfermedad sufrida como
consecuencia de la participación en el conflicto del Atlántico Sur.
- Lista de “Heridos y enfermos procedentes del TOAS internados en la
guarnición Campo de Mayo”, en la que figura Martins. La fecha de ingreso
es del 20 de Junio de 1982 y el diagnóstico “trastornos vasculares agudos
de ambos M.I. Desnutrición.” (SHE, Sección Personal, Caja 5, Carpeta 3,
Folio Nº 152 [disponible en soporte digital de documental desclasificada
como PERSONAL-CAJA-5-CAR-3-CC-PDF]).

MÁS, Julio Cesar (DNI 14684387)


Informe JF RG: hecho n° 34
Requerimiento de Instrucción: n° 1664 de fecha 19/09/2007 (fs.467/476), hecho
nro. 37
Informe PCCH: caso nro. 38
25
Julio MÁS prestó servicios como soldado conscripto en la
Compañía B del RI 5. Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto
Argentino el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde
permanecen hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Una semana antes de la rendición, habiendo terminado su guardia,
se dirige a buscar algo de comida encontrándose con el Jefe del Regimiento, Juan
Ramón Mabragaña, y el Teniente Santiago Cadelago. El Sr. Más le manifestó a
Mabragaña que no les daban de comer y éste le respondió que él siempre se
quejaba, que estaba exagerando y le dio una taza de mate cocido. Luego, le dijo
que volviera a su compañía porque su jefe de compañía lo iba a sancionar. Más
recordó que para esa fecha ya había perdido 20kg.
En lugar de volver a su compañía, Más contó que se acercó al
refugio del radio operador de la compañía A, Edgardo Arnoldo, quien le dio
comida. Luego, logró cazar una avutarda y la cocinó. A la mañana siguiente,
regresó a su puesto y se encontró con el Cabo Guevara, que era su jefe
inmediato, quien le informó que el subteniente Ferrante, jefe de la sección,
ordenó que lo estaquearan. Estuvo entre doce y dieciocho horas estaqueado,
hasta que durante un bombardeo Guevara lo soltó, pidiéndole que cuando
termine el bombardeo volviese a su estaqueamiento porque si no lo castigarían a él.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Julio César Más obrante a fs. 439/440.
- Declaración testimonial de Eduardo Rodríguez obrante a fs. 1991/vta.
- Declaración testimonial de Edgardo Oscar Arnoldo obrante a fs. 637/638.

NADAL, Gustavo Andrés (DNI 14856299)


Informe JF RG: hecho n° 49
Requerimiento de Instrucción: nro. 1692, fecha 14/12/2007 (fs. 603/604), hecho
nro. 54
Informe PCCH: caso nro. 46

Durante el conflicto bélico, NADAL revistó como soldado


conscripto en el Grupo de Apoyo de la Compañía B del RI 5. La compañía
estaba al mando del Teniente Primero Lugo Oliver. Sus jefes en la sección que
revistaba fueron el Subteniente Taranto, el Sargento Linares y el Cabo
Hernández. Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto
Argentino el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde
permanecen hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Su compañía estaba destinada en la punta del cerro, custodiando un
radar. Con el transcurrir de los días, la alimentación comenzó a menguar
habiendo días enteros en que no recibían alimento y, cuando lo hacían, era
insuficiente. Razón por la cual comenzaron a comer deshechos que conseguían
de los suboficiales. En ocasión de ir a hurtar comida de un almacén, fue
descubierto y castigado con estaqueamiento ejecutado por Linares y Hernández y
ordenado por Taranto.

26
Permaneció en esa situación por 6 horas aproximadamente, atado
de pies y manos, cubierto por un poncho de lluvia bajo la nieve y a bajas
temperaturas.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaraciones testimoniales de Gustavo Andrés Nadal prestada ante la
Secretaría de Estado de DDHH de la provincia de Santa Fe el
25/09/2007, obrante a fs. fs. 566; y ante el Juzgado Federal de Rosario el
22/06/2009 ratificó sus dichos, obrante a fs. 2359/vta. Volvió a ratificar
sus dichos el 5 de diciembre de 2017 ante el Juez de Río Grande (fs.
4560/4562).

OJEDA, Marcos Omar (DNI 14981237)


Informe JF RG: hecho n° 23
Requerimiento de Instrucción: nro. 1613/07 y 1664/07 (fs. 127/144 y 467/476),
hecho nro. 24
Informe PCCH: caso nro. 29

OJEDA revistó en la Compañía B del RI 5 y participó del conflicto


bélico en Malvinas, en Puerto Yapeyú (Howard), como tirador 1-FAL. Cuando
fue convocado ya había cumplido su servicio y salido de baja. Refirió que sus
jefes eran el Teniente Primero Lugo [Oliver] y el Sargento Primero Manzur.
Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de
abril y a Puerto Howard entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta la
rendición el 14 de junio de 1982.
Señaló que desde que llegaron a Puerto Yapeyú se discontinuó el
suministro de comida y las comunicaciones en general. Transcurrido un mes, la
mayoría de los soldados estaban desnutridos. Remigio Fernández, un compañero
de carpa, falleció por causa de la falta de alimentos. Al respecto, dijo: “…a
mediados de guerra un compañero mío de carpa murió por desnutrición, él se
llamaba Remigio Fernández […] Yo di parte infinidad de veces de que mi
compañero estaba mal, pedí parte con Manzur para hablar con él, quien nos
trataba de infelices, de inservibles, nos golpeaba, sólo por pedir hablar con él”.
Recordó que Remigio Fernández estuvo dos semanas sin ingerir nada.
Por otro lado, refirió que un soldado de apellido Delgado, en el
último tiempo compartió carpa con Manzur y vió como éste se guardaba los
pocos víveres que había y los consumía él solo. Dijo que fueron maltratados por
los jefes que mencionó. Afirmó que él mismo perdió 18 kg de su peso. En este
contexto, siendo los primeros días de junio de 1982, decidió junto con otros
compañeros salir en busca de comida, situación en la que fue descubierto,
recibiendo por ello todo tipo de maltratos físicos y verbales. Luego, lo
estaquearon durante aproximadamente 4 horas hasta que perdió el
conocimiento. Lo último que recuerda es que le iban sacando prendas de vestir y
había comenzado a nevar y las temperaturas estaban bajo 0°C. Cuando recobró la
conciencia estaba en camisa y descalzo, y sintió los primeros síntomas de
congelamiento de sus miembros inferiores.
A su regreso, el 20 de junio de 1982 fue atendido médicamente por
padecer “pie de trinchera”, el diagnóstico fue “trastornos vasculares agudos en
27
ambos M.I.”. Posteriormente, el 2 de julio de 1982 se lo entrevistó sobre su
participación en el frente con el fin de investigar o comprobar la enfermedad
sufrida como consecuencia de la participación en el conflicto. Estuvo internado
en el Hospital de Campo de Mayo (CARI) para la recuperación total,
aproximadamente por veinte días, y en ese tiempo no se le permitió hablar con la
prensa ni con ningún civil, no pudiendo contar la verdad de sus padecimientos.
A continuación, la Junta Médica Ad Hoc del CARI reconoció al
S/C OJEDA y registró que la enfermedad padecida la contrajo “ocupando
posiciones de combate en pozos de zorro. Los primeros síntomas fueron dolor
y edema de ambos pies”. Las conclusiones de dicha Junta diagnosticaron “pie
de trinchera bilateral” y que la enfermedad guardaba relación con los “actos de
servicio”.
Cuando regresó a su vida habitual padeció depresión y nadie quería
emplearlo, relata una fuerte indiferencia de la sociedad y temor a denunciar lo que
habían sufrido.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Marcos Omar Ojeda ante la Subsecretario de
Derechos Humanos de la Provincia de Corrientes y del 14/08/2007 (fs.
402/403); y la declaración testimonial de Delgado Jorge Antonio del
15/08/2007 (fs. 431/432)
- Asimismo, surge de la documental acompañada por el Ministerio de
Defensa, identificada como:
- SHE, Sección Personal, Caja 25, Carpeta 5, Folios Nº 110-115
[disponible en soporte digital de documental desclasificada como
PERSONAL-CAJA-25-CAR-5-CC]
- SHE, Sección Personal, Caja 5, Carpeta 3, Folio Nº 168 [disponible en
soporte digital de documental desclasificada como PERSONAL-CAJA-5-
CAR-3-CC-]
- AJM Nº 22.215 se encuentra el Acta instruida en el Cuartel de la Escuela
de Ingenieros, Campo de Mayo (CARI--‐Cdo II MM) [disponible en
soporte digital de documental desclasificada como AJM-OJEDA-
MARCOS-CC-]
- AJM Nº 13.192 se encuentra el Acta de Recepción del S/C OJEDA
instruida en el Cuartel de la Escuela de Ingenieros (CARI, Cdo II MM).
- Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa de 2015;
pp. 13-14.
- Informe del equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del
24/11/2016; p. 62.

PRADO, Rosendo (DNI 14677594)


Informe JF RG: s/d
Requerimiento de Instrucción: RIF nro.5123/18 de fecha 26/01/2018.
lnforme PCCH: caso nro. 32

PRADO fue soldado conscripto del Regimiento de Infantería nro. 5


de Paso de los Libres, Corrientes, durante la Guerra de Malvinas. Como tal,
28
estuvo apostado junto a su tropa en Puerto Yapeyú, bajo la conducción del Cnel.
Mabragaña, el Subtte. Taranto y el Tte. I Lugo Oliver. Conforme surge del Libro
de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre
el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Ante una sospecha de Taranto respecto a un hurto de comida,
Prado fue estaqueado y obligado a realizar ejercicios cuerpo a tierra sobre hielo y
barro bajo la nieve junto a Martínez González. Ante la negativa de los soldados
de reconocer el supuesto hurto, los jefes Taranto y Lugo Oliver efectuaron 6 o 7
disparos a sus pies para amedrentarlos y amenazarlos.
A su regreso de las Islas padeció rechazo, falta de contención y
tratamiento. Sufrió alcoholismo que derivó en una cirrosis que le ocasionó su
muerte prematura.
Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes
elementos probatorios:
- Declaraciones testimoniales de Martínez González obrantes a fs. 576/577
577 y 4569/4571;
- Declaraciones de Oscar Torres en su denuncia ante la Justicia Federal de
Resistencia obrante a fs. 4014/vta., 4016 y 4224/4225;
- Declaración testimonial de Daniel Eduardo Chávez obrante a fs. 4019/
vta.

RODRÍGUEZ, Emilio (DNI 14.766.797)


Informe JF RG: hecho n° 72
Requerimientos Fiscales: fs. 2014/2015 — hecho 80
Informe PCCH: caso nro. 30

Emilio RODRÍGUEZ prestó servicios como soldado conscripto de


la Ca B del RI 5. Durante el conflicto bélico en las Islas Malvinas en 1982 fue
llevado a Puerto Yapeyú, según su testimonio, como “apuntador de Fap”.
Conforme surge del Libro de Guerra, el RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de
abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de abril, donde permanecen hasta la
rendición el 14 de junio de 1982.
Dijo que sus superiores fueron el coronel Juan Ramón Mabragaña,
el subteniente Taranto, el sargento Manzur y el cabo Guevara. Señaló que solo
por órdenes de los jefes buscaban carne de oveja para alimentarse y que una vez,
por el hambre que lo agobiaba, llevó más carne de lo indicado y que por ello fue
estaqueado. Que el castigo fue ordenado por el Sargento Manzur y ejecutado por
soldados que no podían desobedecer dicha orden. Que duro más o menos dos
horas y, que por ese motivo, tuvo principio de congelamiento en las piernas y en
las manos y un fuerte resfrió con sinusitis, quedando hasta el día de hoy con un
sesenta por ciento de sordera en el oído izquierdo.
También refirió que sufrió mala alimentación, que se deshidrató y
que estuvo internado en el Hospital Militar de Campo de Mayo, y con
tratamiento por cuatro o cinco años.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:

29
- Declaración testimonial de Emilio Rodríguez prestada el 6 de Marzo
del 2009 ante el Fiscal de Investigación N°3 -Dr. Mario Zovak- a fs.
1979-1980.
- Informe del equipo de relevamiento EA del 24/11/2016, pgs. 51 a 64.

SÁNCHEZ, José Alfredo (DNI 14.810.250)


Informe JF RG: hecho n° 57
Requerimiento Fiscal: fs. 797/804 - hecho nro. 1 -.
Informe PCCH: caso nro. 18

José Alfredo SÁNCHEZ ingresó al Ejército en calidad de soldado


conscripto en marzo de 1981. En noviembre de ese mismo año se le otorgó una
licencia hasta que se produjo la baja de su clase, categoría 1962, por lo que
regresó a su lugar de residencia ubicado en la localidad de Colonias Unidas,
Provincia del Chaco. Al inicio del conflicto bélico con el Reino Unido, Sánchez
fue convocado de urgencia para que se reintegrara al Regimiento de Infantería 5
para viajar a la zona del conflicto. Estuvo destinado a la compañía B, a cargo del
Teniente Primero Jorge Reynaldo Lugo Oliver, con el cargo de radio operador de
la tercera sección. Sánchez manifestó que sufrieron falta de comida, hasta el
punto de perder 17 kilos, y contaban con vestimenta inadecuada
Durante el conflicto bélico pudo establecer amistad con un isleño de
nombre Ian Goss quien le ofreció comida. En una oportunidad, al regresar a su
puesto con alimentos, fue acusado de robo por el sargento ayudante Luis Alfredo
Manzur y por Ramón Antonio Linares, quienes lo agredieron verbalmente, lo
obligaron a hacer movimientos vivos por más de media hora en el barro, el hielo
y el agua y, posteriormente, lo estaquearon. Permaneció durante 13 horas tirado
en el piso sin poder levantarse ni moverse, cubierto por un poncho de plástico
con cuatro estacas en los extremos de su cuerpo, soportando la nieve y la lluvia,
en una temperatura de 20 grados bajo cero. Sánchez afirmó que el jefe de
compañía Lugo Oliver no evitó el estaqueamiento y que, por el contrario, avaló y
prestó su consentimiento a las prácticas crueles y denigrantes a las que fue
sometido. También dijo que fueron testigos de los castigos mencionados Martín
Villalba; y Luis Federico Dorsh.
Confirmando lo declarado por Sánchez, en el Informe del equipo de
relevamiento EA del 24/11/2016 [p. 64] se consigna que «fue destinado al RI 5
Compañía B y que su rol de combate era el de radio operador de la 3ra. Sección
de Tiro. El jefe de sección era el subteniente Jorge Ferrante y el superior
inmediato el encargado de sección sargento Luis Alfredo Manzur. Sánchez es
mencionado en un listado de heridos y enfermos provenientes del TOAS
internados en la guarnición de Campo de Mayo. Ingresó el 20 de junio de 1982 y
le diagnosticaron “trastornos vasculares agudos ambos MI”. También forma
parte del Acta de Recepción como ex prisionero de guerra del 1 de julio de 1982
realizado por el Centro de Recuperación de ex prisioneros de guerra (CREPG-
Cdo II MM) en Campo de Mayo.
Asimismo, con fecha 8 de julio de 2002 la Dirección de Asuntos
Jurídicos del Ministerio de Defensa elaboró un dictamen en donde le otorga el
beneficio de la Ley 24310. En el acta confeccionada el 23 de junio de 1982 por el
Centro de Recuperación Integral (CARI) se describe que Sánchez padeció pie de
30
trinchera y gastroenterocolitis, que empezó a sentir dolores el 10 de junio de 1982
estando en la sección y que luego es trasladado al puesto asistencial de la III
Brigada donde le practicaron curaciones. Con posterioridad, fue evacuado a la
Compañía de Ingenieros 3 para su total rehabilitación y ahí es tomado prisionero
el 15 de junio, para luego ser trasladado en el Buque Canberra hasta el continente
(n° 53057, refoliado n°10).
El certificado médico definitivo realizado por la Junta Médica
Especial del CARI el 1 de julio de 1982 concluye que está apto para todo servicio
sin disminución en su capacidad laborativa, afectado de pies de trinchera
bilateral, enfermedad que está en estricta relación con los actos del servicio
militar (n° 53027, refoliado n° 14).

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de José Alfredo Sánchez del 19 de marzo de
2008 ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de
Diputados del Chaco obrante a fs. 2673; denuncia de fs. 3987/vta
ratificada a fs. 3992.
- Declaraciones testimoniales de Martín Sebastián Villalba obrantes a
fs. 766/767 y 3018/3019.
- Informe del equipo de relevamiento EA del 24/11/2016, p. 63
- Documentos desclasificados:
- Listado de heridos y enfermos provenientes del TOAS, SHE,
Sección Personal, Caja 5, Carpeta 3, Folio N°170,
PERSONAL‐CAJA‐5‐CAR‐3‐CC.
- Acta de recepción de ex prisionero de guerra, SHE, Sección
Personal, Caja 23, Caja 6, Folios N° 65‐66,
PERSONAL‐CAJA‐23‐CAR‐6‐CC.
- AJM N° 22.737, Archivo General del Ejército,
AJM‐22737‐SANCHEZ‐JOSE‐ALFREDO.
- AJM N° 53.027, Folios Nº 47, Archivo General del Ejército,
AJM‐SANCHEZ‐JOSE‐ALFREDO CC.
-

COMPAÑÍA “C”

AGUILAR, Américo (DNI 16003733)


Informe JF RG: hecho n° 3
Requerimientos Fiscales: fs. 127/144 — hecho 1 - y fs. 2016/2017 - hecho nro.
81 -.
Informe PCCH: caso nro. 25

Américo AGUILAR prestó servicios como soldado conscripto en la


compañía C, de Yapeyú, del Regimiento de Infantería 5; durante el conflicto
bélico en las Islas Malvinas en 1982, refirió que el Jefe de la Compañía era
MASIRIZ. Fue convocado luego de haber terminado el servicio militar
obligatorio y trasladado a Comodoro Rivadavia donde permanecieron 15 días
antes de ser enviados a las Islas, primero a Puerto Argentino y luego se
trasladaron a Puerto Yapeyú (Howard). Conforme surge del Libro de Guerra, el
31
RI 5 llega a Puerto Argentino el 24 de abril y a Puerto Yapeyú entre el 26 y 27 de
abril, donde permanecen hasta la rendición el 14 de junio de 1982.
Durante el tiempo que estuvo en las Islas Malvinas fue estaqueado en
tres oportunidades por sus superiores jerárquicos como castigo por ir a buscar
comida. Aguilar contó que el cabo Pérez, como le tenía aprecio, le daba comida y
que el subteniente Emilio José Samyn Duco le sacaba la comida y lo castigaba
con patadas, golpes y estaqueos en los que sufrió mucho frío. La orden de
infringirle tales castigos era dada por el subteniente Samyn Duco y ejecutada por
el cabo Tamareu.
Por otro lado, Aguilar contó que cuando estuvieron en Puerto
Yapeyú, en posición defensiva, les ordenaron permanecer en un pozo de trinchera
durante 15 días y no recibieron nada de comida. Que eran en total 52 soldados,
que algunos escaparon pero los que permanecieron en la posición pasaron
hambre. Los oficiales y suboficiales se encontraban cerca y sí disponían de
comida. Contó que llegó a las Islas Malvinas con 70 kilos y volvió con 39.
También recordó que vio morir de hambre a un soldado de otra sección en ese
tiempo.
Cuando volvieron al continente les hicieron firmar un compromiso
de silencio y durante mucho tiempo refiere que tuvo miedo de hablar sobre lo
sucedido en las islas.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración de Américo AGUILAR prestada en sede administrativa ante
la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Corrientes
obrante a fs. 100 124.
- Declaración testimonial de Américo AGUILAR prestada el 15 de agosto
de 2007 en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río
grande (JF RG) obrante a fs. 423 -424.
- Libro “Corrientes en Malvinas”, Vassel Pablo Andrés (Compilador),
Colección Memorias de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la
Provincia de Corrientes; pp. 87 a 103.

GONZÁLEZ, Jorge Humberto (DNI 14930562)


Informe JF RG: hecho n° 40
Requerimientos Fiscales: RIF 1664/07 de fecha 9/19/2007 obrante a fs.
466/476. , hecho nro. 44.
Informe PCCH: caso nro. 21.

GONZÁLEZ prestó servicios en el Regimiento de Infantería 5, en


la compañía C, de Yapeyú. Si bien se fue de baja del servicio militar obligatorio
en el año 1981, el día 8 de abril de 1982 fue convocado y reincorporado para ser
enviado al conflicto bélico. El 24 de abril de 1982 fue llevado a Puerto Argentino
en las Islas Malvinas y el 27 de abril trasladado a Puerto Yapeyú, donde
permaneció hasta la rendición. El jefe de la Compañía era el Capitán Masiriz y el
jefe de sección era el Subteniente Menéndez (h).
En Puerto Yapeyú, González relató que fue estaqueado durante seis
horas por el Cabo Contreras siguiendo las órdenes del Subteniente Menéndez
32
por haberse negado a hacer saltos de rana cargando una caja de municiones.
Junto con él estaban estaqueados otros soldados, recuerda que uno de ellos era
de apellido Yanevich.
Además, contó que el Subteniente Menéndez lo amenazaba
permanentemente de muerte. Que en una oportunidad estuvo tres días sin comer
como castigo, ordenado también por Menéndez, y que lo único que pudo comer
fue pasta dental. Respecto a la alimentación agregó que era escasa porque el
Subteniente Menéndez y el Cabo Contreras se guardaban la comida y no la
repartían. Dijo que las veces que dispuso de comida era porque le acercaba su
amigo Francisco Sánchez que oficiaba de asistente del Capitán Masiriz. Recordó
que durante su permanencia en las Islas nunca pudo higienizarse, recién en el
Buque Canberra pudo hacerlo y notó el deterioro físico que padecía y el marcado
descenso de peso, que estima fue de 20 kilos.
Luego de la rendición, González fue llevado en el Buque Canberra
hasta Puerto Madryn. En esa ciudad un civil le prestó el teléfono y pudo llamar a
su familia. Cuando volvió a la base, Menéndez lo golpeó nuevamente por haberse
retirado sin aviso.
Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes
elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Jorge Humberto González obrante a fs. 430 de
fecha 5 de agosto de 207 prestada ante el Juzgado Federal de primera
Instancia de Río Grande.

LENCINA, José Raúl (DNI 14869373)


INFORME JF RG: hecho n° 56
Requerimiento de Instrucción: nro. 1728/08 del 28/4/2008 (fs. 797/804), hecho
nro. 63
lnforme PCCH: caso nro. 54

A pocos días de iniciado el conflicto bélico por las Islas Malvinas, el


5 de abril de 1982, LENCINA fue incorporado como soldado conscripto en el
RI 5 en la Compañía “C” y, posteriormente, enviado a las Islas. Lencina refirió
que entró en combate el 1 de mayo de ese mismo año en la Isla Soledad.
Privado de alimentos, fue estaqueado y golpeado, por robar comida
enlatada y carnear ovejas, a lo que llegó a causa del hambre padecida durante su
servicio. El mismo dijo que “por robar comida […] porque no dábamos más del
hambre, me pegaron a mí y a dos soldados más, luego me estaquearon por 15
minutos, cuando me pegaban estaba atado de manos y en el estaqueamiento de pies
y manos. Los que me pegaron con una cachiporra y con las manos fueron el
Subteniente Menéndez, hijo del Gobernador de las Islas, el cabo Primero Caro y
el cabo Contreras”.
Los malos tratos tolerados le ocasionaron posteriores trastornos
psicológicos que todavía lo aquejan.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:

33
- Declaración de José Raúl Lencina del 19 de marzo de 2008 prestada ante la
Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados del Chaco
obrante a fs. 752 y 2671.

YANEVICH, José Alberto (DNI 14.909.957)


Informe JF RG: hecho n° 41
Requerimiento Fiscal: RIF n° 3984/16 de fecha 3/15/2016 obrante a fs
4035/4040, hecho n° 3.
Informe PCCH: caso nro. 51

YANEVICH ingresó en el Ejército Argentino el 10 de marzo de


1981, en la Compañía “C" del Regimiento de Infantería 5 con asiento en la
ciudad de Yapeyú, en la provincia de Corrientes. En los primeros días del mes de
abril de 1982, le dan la baja como soldado, pero la misma no se hace efectiva
atento a que se inicia el conflicto bélico con el Reino Unido de Gran Bretaña.
Yanevich declaró que les comunicaron que tenían que viajar a la zona de
conflicto y fueron trasladados vía ferrocarril hasta la ciudad de Paraná y luego
embarcados vía aérea a la ciudad de Comodoro Rivadavia (Chubut), donde días
después fueron llevados en avión de de la Armada Argentina a Puerto Argentino
en las Islas Malvinas, el 24 de abril. Después de estar unos días en Puerto
Argentino fue trasladado a Puerto Yapeyú en la Isla Gran Malvina, entre el 26 y
el 27 de abril, permaneciendo en dicho lugar hasta el cese del fuego, el 14 de
junio. En esa zona entró en combate contra las fuerzas inglesas, bajo las órdenes
del Subteniente Emilio José Samyn Duco y del Subteniente Mario Benjamín
Menéndez (h), quienes dependían del Jefe del Regimiento, Coronel Juan Ramón
Mabragaña.
Yanevich dijo que, estando en situación de combate, 120 camaradas
fueron destinados a la primera línea de fuego de defensa del puerto.
Aconteciendo las acciones bélicas y evidenciándose con el transcurso de los días
la falta de vestimenta adecuada, alimentación suficiente, ante el hambre que
sufrían, es que decidió matar una oveja para alimentarse, luego la puso en el hielo
para que se congele y comer la carne cruda. Refirió también que los jefes comían
bien, ignorando las raciones, reafirmando que le consta que comían bien. Relató
que cuando fue descubierto el robo de la oveja, el subteniente Mario Benjamín
Menéndez (h) y el Cabo Jorge Arnaldo Romano lo agredieron verbalmente y lo
estaquearon en un calabozo de campaña por más de dos (2) días. Dijo que le
rompieron la nariz de un “culatazo” y que a los soldados González y Guayare los
estaquearon con él, por el mismo motivo. Detalló que el estaqueamiento consistía
en estar tirado en el piso cubierto por un poncho plástico con cuatro estacas en
los extremos, soportando la humedad de la turba, la nieve, la lluvia y una
temperatura de 20 grados bajo cero, sin poder levantarse ni moverse,
permaneciendo inmóvil, sufriendo daño psicológico y corporal por tal situación.
Agregó que estando estaqueado, se produjo un bombardeo, y la deflagración de
una bomba le provocó una ceguera momentánea que derivó en permanente en la
actualidad. Dijo que los Subtenientes Samyn Duco y Menéndez, avalaron y
ordenaron estas prácticas y que fueron testigos de este estaqueamiento todos los
integrantes de su compañía, recordando a Valentín Aranda y Juan Carlos Ávalos.
Añadió que permaneció durante más de dos semanas con ceguera
sin ser trasladado al Destacamento de Sanidad, sufriendo además "pie de trinchera",
34
congelamiento en distintas partes del cuerpo, agudizándose el cuadro por la falta
alimento y de vestimenta. Así, continuó deteriorándose el estado psicofísico de
todos por falta de higiene de los soldados, el escaso material bélico y los
constantes bombardeos hasta el cese del fuego en fecha 14 de Junio de 1982, que
fueron tomados prisioneros. Luego, fueron traslados a Puerto Argentino y,
posteriormente, a Puerto Madryn (Chubut). Por último, fueron trasladados a
Campo de Mayo, donde refiere que seguía con la vista nublada, y de ahí al
Regimiento en Corrientes, donde se le da la baja definitiva y se le hace entrega de
su DNI.
Dijo que solo cuando fueron detenidos por los ingleses les dieron
de comer y los trataron bien. En su segunda declaración aclaró, que estando en
Campo de Mayo, personal militar de inteligencia le hizo firmar una planilla o
documento donde les prohibían todo tipo de comentario, referencia o relato del
conflicto y los sucesos vividos durante el mismo a periodistas y familiares.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaraciones de José Alberto Yanevich obrantes a fs. 2120 y
4556/4559; denuncia obrante a fs. 4009, ratificada a fs. 4011.
- Declaración de Jorge Humberto González obrante a fs. 430.

COMPAÑÍA DE INGENIEROS N° 3 (agregada al RI 5)

MARTÍNEZ, Pablo (DNI 14954958)


Informe JF RG: hecho n° 45
Requerimientos Fiscales: fs. 467/476
Informe PCCH: caso nro. 62

MARTÍNEZ fue conscripto en la Compañía de Ingenieros 3 con


asiento en la Ciudad de Monte Caseros. Declaró que durante el conflicto bélico
en las Islas Malvinas los jefes de su compañía eran el Teniente Calderini, el 2do
jefe era el Subteniente Amodio y, luego, el Subteniente Blanco. Dijo que
pertenecía al primer Grupo de la 1ra Sección destinada sobre el mar en la bahía
donde llegaban los barcos.
Respecto de la alimentación dijo que comían cada 24 horas y
cuando llegaba la ración era insuficiente. Señaló que los pobladores ingleses de la
zona le daban ovejas a los jefes, quienes comían la carne y a los soldados les
daban una sopa (caldo) sin nada de carne y que, por ese motivo, padecían
hambre. Afirmó que los jefes comían muy bien en comparación con el resto de la
tropa, dijo que eso lo veían todos y que resultaba ser una actitud chocante para
todos los soldados.
Por otro lado, contó que fue estaqueado junto a otros diez solados
aproximadamente, que cree que fue el día 7 de junio, desde horas del mediodía
hasta la tarde. Que dicha maniobra consistía en clavar estacas en el suelo,
ponerlos boca arriba con los brazos abiertos hasta el máximo, con las piernas
separadas, con los miembros atados a las estacas y tapados con un poncho
35
plástico. Relató que con la nieve y el frío que reinaba se congelaba todo el
cuerpo. Dijo que el motivo del castigo fue porque el soldado Horacio Vergara
había robado del depósito una oveja carneada y que durante la guardia la
comieron entre todos los soldados que estaban presentes. Que la orden del
castigo la dio el teniente Calderini y fue ejecutada por los mismos soldados de la
compañía. Que les raparon la cabeza, les sacaron el casquete de abrigo y el casco
para tener mayor sufrimiento por el frío. Mencionó entre los estaqueados a José
Manuel Villalba; a Ledesma; a Horacio Vergara; a Milessi, a Rodríguez y a otros
que no pudo recordar el nombre.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración testimonial de Pablo Martínez obrante a fs. 3754/3755.
- Declaración testimonial de José Manuel Ledesma obrante a fs.
3752/3753.
- Declaraciones testimoniales de Juan Esteban Niveiro de obrante a fs.
360/366 y fs. 786.
- Declaración ante la Subsecretaría de DDHH de la provincia de
Corrientes de Carlos Alberto Benítez obrante a fs. 333 a 339.
- Informe del equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa EA del
24/11/2016, p. 51.

LEDESMA, José Manuel (DNI 16.163118)


Informe JF RG: hecho n° 46
Requerimientos Fiscales: fs. 467/476
Informe PCCH: caso nro. 61

LEDESMA fue soldado conscripto en la Compañía de Ingenieros 3


con asiento en la Ciudad de Monte Caseros. Declaró que durante el conflicto
bélico en las Islas Malvinas, los jefes de su compañía eran el Teniente Calderini,
el 2do jefe el Subteniente Amodio, y también el cabo Gauna. Dijo que pertenecía
al primer Grupo de la 1ra Sección destinada sobre el mar en la bahía donde
llegaban los barcos.
Respecto de la alimentación, señaló que comían cada 24 horas y que
cuando llegaba la ración era insuficiente, que la misma consistía en un pan y una
sopa de cordero con fideos. Dijo que los jefes comían muy bien, aclarando que se
comían lo mejor, la carne, y con el resto hacían la sopa para la tropa.
Ledesma contó que fue estaqueado junto a otros ocho solados
aproximadamente, todos de la guardia saliente, desde horas del mediodía hasta la
tarde. Que dicha maniobra consistía en clavar estacas en el suelo, ponerlos boca
arriba con los brazos abiertos hasta el máximo, con las piernas separadas, con los
miembros atados a las estacas, y tapados con un poncho plástico. También les
raparon la cabeza, les sacaron el casquete de abrigo y el casco para tener mayor
sufrimiento por el frío
Dijo que el motivo del castigo fue porque el soldado Horacio
Vergara había robado del depósito una oveja carneada, que durante la guardia
habían comido entre todos por el hambre que tenían. Que la orden del castigo la
dio el teniente Calderini y fue ejecutada por los mismos soldados de la compañía.
Mencionó entre los estaqueados a Villalba, a Horacio Vergara, a Milessi, a
36
Rodríguez, a Jorge Rividatti y a Fonseca, añadiendo que había otros respecto de
los cuales no pudo recordar el nombre. Agregó que ese mismo día fueron
llevados a un cerro que estaba allí, en el lugar de la posición de guerra; y, al llegar
a la cumbre más alta, les ataron las manos por detrás del cuerpo, les sacaron el
casco y casquete de abrigo, los taparon con los ponchos, y los pusieron en línea
para que fueran vistos por toda la compañía como escarmiento por haber robado
la ración que le correspondía a los jefes. Dijo que cuando los subieron al cerro los
dejaron solos y todos observaban desde abajo, es decir, sin armamento ni
tampoco custodia como defensa, el tiempo que duró el castigo fue unos 30
minutos aproximadamente mientras sucedían los bombardeos de barcos y
aviones enemigos.

Estos hechos se encuentran acreditados por los siguientes


elementos probatorios:
- Declaración de José Manuel Ledesma obrante a fs. 3752/3753.
- Declaración de Pablo Martínez obrante a fs. 3754/3755.
- Declaración de Niveiro, Juan Esteban obrante a fs. 360/366 y 786.
- Declaración ante la Subsecretaria de DDHH de la provincia de
Corrientes de Carlos Alberto Benítez obrante a fs. 333 a 339.

II. C. POLÍTICA DE OCULTAMIENTO POSTERIOR AL CONFLICTO


BÉLICO

Luego del conflicto, las Fuerzas Armadas llevaron adelante una clara
política orientada al control de la información sobre lo acontecido en las islas,
para lo cual se realizaron medidas de acción psicológica sobre los soldados y se
efectuó inteligencia ilegal sobre combatientes y organizaciones que los nuclearon.
Los documentos y declaraciones a los que se alude seguidamente son sobrada
prueba de la instalación de esta política de ocultamiento.
Con relación a medidas de acción psicológica cabe traer a colación,
primeramente, lo ocurrido en los Centros de Recuperación en los que fueron
alojados los combatientes inmediatamente después de la guerra. Para ello se
formó “[…] un Pelotón o Grupo de Contra Inteligencia con el objetivo de
confeccionar las nomas de C/Icia [Contrainteligencia] a las cuales deberá
ajustarse el personal, tanto mientras dure su permanencia en los Equipos y
Centro de Recuperación Integral, como cuando se reincorpore a la vida civil”. Se
dispuso también la creación de un Pelotón de Acción Sicológica para elaborar
“las medidas de AS [acción psicológica] a ejecutar en los Equipos y Centro de
Recuperación Integral, sobre la base de las pautas propuestas por el órgano de
AS de la jurisdicción”22.
A partir de las entrevistas individuales realizadas al personal
internado en el CARI, el Jefe de la Sección de Inteligencia de ese Centro, Tte. 1ro
Ramón Antonio Ojeda, elevó un informe sobre experiencias con un conjunto de
proposiciones al Jefe del Destacamento de Inteligencia 20123. De las conclusiones

22
SHE, CEM, Personal, Caja 39, Carpeta 5, folios Nº 1-23.
23
Cfr. Fuente: Servicio Histórico del Ejército, Comisión Especial Malvinas. Ubicación: SHE,
CEM, Caja 1, Carpeta 4.
37
extraídas de esas entrevistas surge que un porcentaje elevado del personal
entrevistado, con el más alto índice entre los soldados, no deseaba volver al
frente de batalla en razón de que:
1. Aprecian existe gran desorganización y errores de conducción por parte
de los Oficiales, que les ha costado heridos y muertos entre sus camaradas.
2. El mal trato recibido por parte de los Suboficiales, quienes en muchos
casos llegan a esconder comida o a tomar mayor parte que la que le corresponde,
en detrimento de los soldados e incluso algunos manifiestan haber recibido
castigos corporales al intentar quejarse por esta situación.
3. La falta de comida, el frío y el no contar con el equipo necesario para el
caso, como así también el armamento recibido que no consideran adecuado para
combatir. Al final del apartado, se aclaró que “si bien muchas de estas
manifestaciones no las hacen en el momento del interrogatorio, por temor a
posibles consecuencias, sí lo hacen en conversaciones confidenciales y se tiene la
certeza de que esto es repetido entre familiares o personal de sanidad y de
instituciones que se encuentran colaborando con la fuerza”.
Consecuentemente, se formuló como proposición la
implementación de “una campaña de Acción Sicológica preventiva a nivel
individual sobre los internados en dicho Hospital de manera que al ser
evacuados, se evite el efecto ´bola de nieve´ que trae como consecuencia los
comentarios por ellos realizados. Así también será quizás lo más importante, la
puesta en conocimientos a los Comandantes o Jefes de los comentarios o
declaraciones hechas por sus subordinados, a fin de que se adopten las medidas
que crean convenientes para solucionar o prevenir hechos que afectan a la moral
o a las operaciones”24.
A propósito de lo que surge de la tercera conclusión aludida
previamente —vinculada con el temor de los declarantes de manifestar
formalmente sus penurias— es muy relevante detenerse en el “Informe
Operaciones Atlántico Sur Buque Hospital ARA AlteIrizar”25. De éste surge que
dos oficiales de inteligencia —Mayor Goëing de Fuerza Aérea y Mayor Del Pino
de Ejército— se hicieron pasar por psicólogos y entrevistaron a soldados en el
Buque Hospital Irizar. El Mayor Del Pino, incluso, coordinó luego una
“operación de contrainteligencia” porque entre el personal evacuado había gente
de Télam que, según comentarios del momento, habían tomado fotos cuya
difusión no se consideraba conveniente26.
De modo simultáneo a las acciones psicológicas dirigidas contra los
soldados, se ordenó la prohibición de dar declaraciones a la prensa y se efectuó
un control sobre lo que era publicado en los medios de comunicación. “[E]n un
Mensaje Militar Conjunto con fecha 31/05/1982 (transferido a todos los

24
Informe efectuado por el Equipo de Relevamiento y Análisis de documentación en guarda
en los archivos de las Fuerzas Armadas de la Dirección Nacional de los Derechos Humanos y
el Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa de la Nación del 26 de
noviembre de 2016, p. 8 y ss. Cfr. SHE, CEM, Personal, Caja 39, Carpeta 6., Documento
COAC 0074, documento COAC 0099, SHE, Personal, Caja 36, Carpeta 5, foja 180, SHE,
CEM, Operaciones, Caja 2, Carpeta 5 y SHE, Personal, caja 36, carpeta 5, foja 149.
25
Sección Documental Comisión de Análisis de Acciones de Combate – COAC. Informe del
Equipo de Relevamiento de la ARA, cit.
26
Enrique José Del Pino, vale recordar, fue condenado en el juicio conocido como “CCDT
Atlético-Banco-Olimpo”, por acciones realizadas en el marco de su rol de oficial de inteligencia
(G2) del grupo de tareas que operó en esos centros clandestinos.
38
Comandos, Unidades, Institutos, Organismos del Ejército e Islas Malvinas) el
Comandante en Jefe del Ejército comunicó por disposición del Presidente de la
Nación que:
1. Toda difusión y publicación de noticias relacionadas a las Islas del Sud
deberá ser previo aviso postal aprobada por el Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto.
(…)
2. Lo precedente expresado es por necesidad de establecer un criterio de
estricta coherencia con directiva impartida por PEN, instruida a todo
personal de la Fuerza por gente de Inteligencia cualquier jerarquía
evacuado o reemplazante de Malvinas, sobre prohibición de realizar
declaraciones de prensa, de baja del enemigo o de propia tropa, estado
de personal y de logística, instalación, acción de combate y todo dato
de interés militar. (…).”.
Mediante Orden n° 4/82 del Jefe del V Cuerpo Comando del
Ejército, "Para el repliegue y desmovilización", del 19/06/1982, entre las
actividades a ejecutar se estableció la “adopción de medidas de inteligencia y
contrainteligencia”. Además especificó que los medios de comunicación social
sólo deben proporcionar información que fuera previamente fiscalizada y que no
vulnere las normas de contrainteligencia. Por último, planteó que se deberá
"realizar una evaluación de los ciudadanos antes de su desmovilización (en
especial ideología) a efectos de lograr antecedentes para futuras eventualidades"27.
En esta misma línea, tal como surge de las declaraciones
testimoniales de Jorge Ramón Diez, Antonio Horacio Gallardo, Oscar Orlando
Frías, Daniel Martínez González, Américo Aguilar, José Alberto Yanevich, entre
otros, en muchos casos se obligó a los soldados a firmar documentos en los que
se comprometían a guardar silencio.
Además de todas las medidas aludidas, se hizo seguimiento de
soldados y agrupaciones de veteranos que realizaron denuncias. El 21 de julio de
1982 se dictó la Orden Especial n° 763/82 “Para el apoyo a ex combatientes del
Ejército en las Malvinas”. Este documento fue complementado con la Orden n°
778/83 “Para la creación del Departamento VIII Apoyo a Ex Combatientes del
Ejército”. Allí se expresó que, ante la necesidad de “disponer de un elemento
orgánico de la Fuerza centralizador de los requerimientos, ofrecimientos,
necesidades de los ex combatientes y sus familiares como así también para la
vinculación y control de las distintas organizaciones”, se ordenó que la Secretaría
General del Ejército organizara un Departamento para coordinar las acciones que
se ejecuten en el marco del cumplimiento de la OECJE 763/82 con el fin de
lograr mayor efectividad en la satisfacción de las necesidades espirituales y
materiales de familiares de los muertos, desaparecidos y discapacitados28.
Al respecto, se ordenó también que la Jefatura II de Inteligencia
brindara el apoyo mediante el desarrollo de las siguientes actividades:
“Proporcionar información sobre ideología de organizaciones de apoyo a ex
combatientes” y “coordinar la acción sicológica específica”. Una de las funciones
del Departamento consistió en “evitar la formación de comisiones (de apoyo a
los ex combatientes) similares que se superpongan a las ya reconocidas, en
27
Fuente: Servicio Histórico del Ejército Ubicación: SHE, Personal, Caja 36, Carpeta 5, foja
180.
28
Informe del Equipo de Relevamiento, cit., pág. 8 y ss.
39
especial aquellas que se integren con fines insidiosos”. En segundo lugar, la
Orden Especial del CJE [Comando en Jefe del Ejército] Nro 783/83 creó el
“Sistema de apoyo a ex combatientes del Ejército en las Malvinas”. A fin de
implementar el Sistema de Apoyo impartido en las OECJE n° 763/82 y 778/83,
se dispuso la conveniencia de ajustar dicho sistema “asignando a sus GGUUB
[Grandes unidades de Batalla] la responsabilidad de ejecutar las acciones
necesarias en sus respectivas jurisdicciones, manteniendo la conducción
centralizada del sistema por parte del (Sec Grl Ej) para lograr la recuperación
moral y física de dichos ex combatientes y la consolidación espiritual con la
Institución”. Una de las nuevas misiones generales del Sistema era, entre otras,
“implementar medidas para mantener contacto permanente y favorecer la
integración de los ex combatientes y su vínculo espiritual con el Ejército,
neutralizando la acción de organizaciones políticas o ideológicas que intenten
captarlos para servir a sus propios fines” y la de “apoyar a las organizaciones de
ex combatientes de cada jurisdicción previa evaluación de sus posibles
implicancias políticas”. En el Anexo 4 de la presente OE figura una lista de
organizaciones de apoyo a ex combatientes clasificadas según su “predisposición
o tendencia favorable a las Fuerzas Armadas”, “predisposición desfavorable o
dudosa hacia las Fuerzas Armadas”, y aquellas que “no han adquirido relevancia
(por reciente constitución, escasa actividad, no haber hallado apoyo a respuesta
favorable en la población, etc.)”. A continuación, se encuentra un análisis de cada
una, con datos sobre la fecha de su constitución, la sede, información sobre sus
dirigentes, la tendencia ideológica de la organización, principales actividades,
vínculos y contactos.
Como ejemplo de esta actividad de inteligencia sobre las
organizaciones de ex combatientes existe un Informe elaborado por la Comisión
Especial Malvinas (CEM) del 21 de diciembre de 1989 ante la publicación del
libro “Informe Rattenbach, el drama de Malvinas”, patrocinado por el Centro de
Ex Combatientes de La Plata (CECIM). En el Anexo 2 consta un informe de
inteligencia sobre dicha organización, se registra la constitución para 1982 y la
finalidad: de nuclear a los ex combatientes y brindarles apoyo sicológico, laboral y
jurídico. La tendencia ideológica es definida como “izquierdista, y en tanto tal
cuenta con el apoyo de partidos de izquierda, organizaciones de solidaridad y
entidades de derechos humanos”. Hay además un análisis de los antecedentes de
cada uno de los integrantes del Consejo Directivo como también de las diferentes
actividades que realizaron29.
Por otro lado, en un informe firmado por el Cnl (R) Miguel Raúl
Gentil de la Comisión Especial Malvinas del 9 de septiembre de 1992, se
comunica al Subjefe del EMGE [Estado Mayor General del Ejército] sobre los
antecedentes de denuncias por fusilamientos de soldados argentinos en las Islas
Malvinas ante la publicación del libro “Viaje al infierno” de Vincent Bramley. En
el documento se informa que el CECIM “está integrado en su mayoría por ex
combatientes enrolados en las filas del PC y del MAS, los que publicaron una
versión tergiversada del Informe RATTENBACH (…). El mencionado centro
no desperdicia oportunidad de denostar al EA y en especial a sus superiores”.
Más adelante, se citan las declaraciones hechas por ex conscriptos de diferentes
Unidades de las Fuerzas Armadas. Por último, en el Anexo 7 del Informe están

29
SHE, CEM, Caja 3, Carpeta 13.
40
los antecedentes del CECIM, donde se informaba quienes eran su presidente, su
vicepresidente, las actividades que desarrollaban y de las que participaban.
También hay copias de los sus relatos testimoniales compartidos por ellos en el
XII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, realizado en Moscú en
julio de 198530.
Por último, hay prueba en la causa que demuestra que se adoptaron
medidas tendientes a que las sanciones frente a cualquier denuncia por hechos
del tipo de los que centra esta investigación no excedieran lo disciplinario.
Se cuenta, al respecto, con la nota de fecha 30/12/1982 del CJE,
Tte. Grl. Cristino Nicolaides, que acompañó la remisión de información al
Comandante del V Cuerpo del Ejército sobre los antecedentes reunidos por
presuntas infracciones de personal perteneciente a elementos dependientes de ese
Comando. Allí se aclaró que en aquellos casos en que “se acreditare alguna
infracción, las respectivas resoluciones no excederán el ámbito disciplinario,
dentro de pautas de mesura, guardando la adecuada reserva, de modo tal de evitar
su conocimiento en el frente externo y preservar la tranquilidad del frente
interno. En tal sentido, resulta de particular importancia la selección de las
medidas probatorias que se arbitren”. En aquellos casos excepcionales donde “se
apreciara que el hecho no se puede resolver en el ámbito disciplinario, deberá
informarse tal circunstancia dándose debidamente razón de ello al Comandante
en Jefe del Ejército, quien decidirá sobre el particular”. Por último, se estableció
que “en todos los casos las actuaciones y su resolución serán elevadas a este
CJE”. Dicha orden se encontró replicada a las distintas unidades que habían
participado en el Conflicto del Atlántico Sur, y establecía que las denuncias
relevadas en el proceso de vuelta de los soldados, quedaran dentro de la
institución, que no salieran al “exterior” y que fueran contenidas en el marco de
una sanción disciplinaria31 .

III. RESPONSABILIDAD PENAL

El presente apartado está destinado al análisis de la situación de


quienes, conforme a la prueba incorporada en la causa, serian a priori
responsables de los delitos descriptos previamente. Esas personas, respecto de las
que se pedirá su citación a indagatoria, son: PARADA, Omar Edgardo; TERAN,
Emilio; GARDE, Miguel Ángel; CADELAGO, Jorge Aníbal Santiago; LÓPEZ,
Jorge Luis; VLCEK, Horacio; LUGO OLIVER, Jorge Reynaldo; MASIRIZ,
Raúl; AFRANCHINO RUMI, Belisario Gustavo; GASSINO, Eduardo Luis;
FERRANTE, Jorge Oscar ; TARANTO, Jorge Eduardo; SAMYN DUCO,
Emilio José; DÍAZ, Jorge Guillermo; MANZUR, Luis Alfredo; LINARES, Raúl
Antonio; HERNÁNDEZ, Pablo Emilio; TAMAREU, Claudio; ROMANO,
Jorge Arnaldo; CARO, Ramón Eduardo; GUEVARA, Sergio Alberto,;

30
Informe del Equipo de Relevamiento, cit., p. 8 —cfr. documento ubicado en SHE, CEM,
Caja 2, Carpeta 10—.
31
Informe del Equipo de Relevamiento, cit, pág. 11 y ss. Ver, en este sentido, Sección
Comisión de Evaluación, Ubicado: SHE, CEM, COM-EVAL, Caja 2, Carpeta 15, Fojas n° 1 y
2.
41
CONTRERAS, Oscar Luis; RIVERO, Francisco Gabriel, ALBARRACÍN,
Oscar; LEIVA, Ramón Desiderio y CALDERINI, Gustavo.
La estructura de la Unidad militar objeto de esta presentación —
graficada en el cuadro que obra al inicio del punto II. B— permite observar la
cadena de mando, los niveles de responsabilidad y operatividad de la
organización, como así también la posición de los nombrados en ese esquema de
organización.
En este sentido, más allá de lo evidente de la aclaración, está claro
que los hechos delictivos previamente descriptos no fueron acontecimientos
aislados e inconexos, ni respondieron a móviles personales de sus ejecutores.
Contrariamente, tal como ya hemos hecho referencia, las torturas en Malvinas
fueron una práctica generalizada a la que fueron sometidos los conscriptos por
parte de las autoridades militares como una forma de “controlar” los problemas
vitales que generaba entre la tropa los déficits de alimentación y abrigo,
fundamentalmente.
Dicho en otros términos, desde la cúpula de las estructuras militares
asentadas en las islas se implementó un método ilegal orientado a contener a la
tropa ante los abrumadores problemas de planeamiento de la recuperación de las
islas, que consistió en infligir torturas y otros tratos inhumanos a los soldados
conscriptos que, ante el hambre que generaba la falta de comida —exacerbada
por la carencia de abrigo que permitiera palear el intenso frío—, decidieran
procurarse alimentos por sí mismos, ya sea robando alimentos de los almacenes,
cazando animales, etcétera32.
Ello demuestra que cada uno de los hechos delictivos que integran
esta presentación no sólo contó con personas que lo ejecutaran sino con
personas que ordenaron la comisión de ese crimen y generaron las condiciones
para su ocurrencia.
Consecuentemente, variarán las formas en que, a criterio de este
Ministerio Público Fiscal, corresponde imputar estos hechos a las distintas
personas que se identifican como eventualmente responsables.
A continuación, entonces, serán desarrollados los rasgos teóricos de
las distintas formas de participación por las que, en principio, corresponde
reprochar estos hechos a los imputados de autos (apartado III.A).
Como adelanto, en este punto, vale decir que quienes detentaron las
jefaturas de la Brigada de Infantería III y del Regimiento de Infantería 5, así
como los integrantes de las planas mayores respectivas, se los considera a priori
responsables como autores mediatos de la totalidad de los hechos delictivos
descriptos en el punto anterior (III.A.1).
Con la misma forma de autoría se entiende que corresponde
reprochar penalmente a los jefes de las cinco (5) Compañías que durante el
conflicto bélico dependieron del Regimiento aludido, aunque, en sus casos, sólo
por los hechos ocurridos en el ámbito de incumbencia de las (sub)unidades
militares a su cargo (III.A.2). Entre los autores mediatos, como se verá a
continuación, se establecen además relaciones de coautoría.

32
Sobre los extremos de esta situación, cfr. Lorenz Federico, “Todo lo que necesitás sobre
Malvinas”, editorial Paidós, 2014, pág. 147.
42
Por otra parte, quienes se desempeñaron como jefes de Secciones o
subalternos de éstos serán considerados en principio responsables por cada uno
de los hechos delictivos con cuya ejecución se involucraron físicamente (III.A.3).
En la segunda y última parte de este punto, se desarrollará
individualmente y en detalle la situación de cada uno de los veintiséis (26)
imputados que abarca esta presentación (apartado III.B).

III. A. CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y REGLAMENTARIAS EN


APROXIMACIÓN A LOS IMPUTACIONES DEL CASO

III.A.1 RESPONSABILIDAD DE LA JEFATURA Y PLANA MAYOR

La calidad de autor tiene su basamento legal en el art. 45 del CP que


se refiere a “los que tomasen parte en la ejecución de un hecho” para los cuales el CP
establece que tendrán la pena prevista para el delito.
La doctrina y la jurisprudencia penales han desarrollado y precisado
este concepto con el objetivo de distinguirlo de otras formas de participación
(complicidad, instigación). Con ese propósito, para caracterizar las formas de
autorías, la doctrina mayoritaria acude a la teoría del dominio del hecho. En base a
esta teoría se considera autor a quien domina el hecho, quien retienen en sus manos el
curso causa, quien puede decidir la configuración central del acontecimiento33. Las formas que
puede adoptar el dominio del hecho son variadas y deben analizarse en concreto.
Así, el dominio del hecho puede presentarse a) como dominio de la
acción, b) como dominio funcional del hecho (división de tareas en la etapa ejecutiva)
o c) como dominio de la voluntad (dominio de la voluntad de otro que realiza una
conducta atípica o justificada).
En primer lugar analizaremos el supuesto de dominio funcional del
hecho, que está referido a algunos casos de co-autoría.
La coautoría por dominio funcional del hecho se presenta cuando
existe en el proceso ejecutivo de un delito una división de tareas, en este caso la
correspondiente tanto a los autores mediatos como así también a los directos de
la Unidad. Como se sabe, en estos casos ninguno de los autores realiza la
totalidad del hecho. El hecho o pragma se configura por la sumatoria de los actos
parciales de todos los intervinientes.
Así, la coautoría funcional requiere dos elementos: a) la decisión común
al hecho, b) la ejecución de esta decisión mediante la división del trabajo.
Como venimos sosteniendo, tanto la oficialidad como los
suboficiales decidieron el sometimiento de la tropa mediante el hambre y los
tormentos aplicados como castigo.
En este caso, en los tormentos aplicados a los soldados la co-
autoría, se da mediante la aplicación de golpes, la falta de alimentación, el
enterramiento y los estaqueamientos, los cuales fueron ejecutados en forma directa
por sargentos, cabos, subtenientes, tenientes, e incluso por el mismo Mayor
GARDE. Asimismo, jamás fueron interrumpidos los cursos lesivos
correspondientes, por parte de la superioridad, incluso bajo el bombardeo

33
Zaffaroni, Alagia, Slokar, op. cit., pág 774.
43
enemigo34. Esto último podemos sostenerlo a partir del concepto finalista de
acción, según el cual ésta se define como comportamiento humano que conforme a
sentido se exterioriza con efectos en cierto contexto del mundo. La definición abarca tanto
conductas comisivas como omisivas, puesto que la acción se define
esencialmente por el sentido y no requiere necesariamente una mutación en el
mundo, como se entendía con el concepto causal de acción.
Ahora bien, otra cuestión que se presenta es la de la imputación
como propia de los hechos ejecutados por subalternos. Debe verse que, en el
marco de la distribución de tareas de la Unidad militar, los tormentos imputados
en autos fueron realizados por cabos, sargentos, subtenientes y tenientes —se
detectaron casos, incluso, en los habrían participado personalmente el Jefe de la
Unidad o el My GARDE, quien era miembro de la Plana Mayor—. Analizaremos
esta cuestión desde los postulados de la doctrina de la autoría mediata.
Al respecto, diversos son los pronunciamientos a lo largo del país en
causas por crímenes contra la humanidad35que acuden a la teoría de Roxin sobre
la autoría mediata por dominio de un aparato organizado de poder. Esta
teoría sostiene que un autor puede dominar el hecho, aun cuando el ejecutor
directo actúe él mismo con dominio del hecho, lo que en las tesis tradicionales
excluiría al primer agente del ámbito de la autoría.
A partir de la obra de Claus Roxin "Autoría y dominio del hecho en
Derecho Penal"36 se admitió en forma mayoritaria por nuestra jurisprudencia la
adopción de la teoría del dominio del hecho, esto es, la comisión de determinada
tipología de delitos a través de aparatos organizados de poder cuyos integrantes
responden eficazmente a la organización y su cúpula.
Según esta tesis, se domina el episodio por medio de la orden dada a
través de un aparato de poder que, aún sin mediar coacción o engaño, lleva a
cabo la maniobra criminosa, en tanto, supuesto el incumplimiento por alguno de
sus miembros, el aparato posee otros encargados que pueden suplir al omitente.
Luego —señala Roxin—, “la fungibilidad, es decir, la posibilidad ilimitada de
reemplazar al autor inmediato, es lo que garantiza al hombre de atrás la ejecución
del hecho y le permite dominar los acontecimientos. El actor inmediato
solamente es un ´engranaje´ reemplazable en la maquinaria del aparato de poder".
En el derecho penal argentino el fundamento legal de esta forma de
autoría encuentra basamento legal en el concepto de determinación del art. 45 del
CP que impone la pena de los autores a quienes “hubiesen determinado directamente a
otro” a cometer el delito.
De acuerdo con los postulados de la teoría de Roxin, en el caso de
autos, los ejecutores físicos manejaron la causalidad de cada crimen —su
configuración fina— en tanto engranajes de un sistema que pre-configuraba de
modo general la práctica en la que se enmarcó cada uno de estos hechos. Los
34
Uno de los casos más extremos en este sentido es el de Yanevich, quien perdió la vista por
no poder resguardarse al estar estaqueado en un bombardeo. Otro caso similar fue el de los
miembros de la Compañía de Ingenieros Pablo Martínez y Jose Manuel Ledesma.
35
Ha sido sostenida, por ejemplo, en la Causa 13/84, en los Fallos “Simón” 04/8/2006,
T.O.F. nº 5 Capital Federal; “Etchecolatz”, “Von Wernich” del T.O.F. nº 1 de La Plata de 26
de septiembre de 2006 y noviembre de 2007, respectivamente.-. Expte. 032/10 sent. del 14-12-
2010 y expte. 653/10, sent. del 2-5-2011, de la CFAS entre otros

36
Claus Roxin. Autoría y Dominio del Hecho en Derecho Penal. Marcial Pons Ediciones
Jurídicas y Sociales SA. Madrid 2000, pg 10.
44
responsables del aparato organizado de poder desde donde se pergeñó y sostuvo
la configuración general de esa práctica se situaron en las jefaturas de la Brigada
de Infantería III y del Regimiento de Infantería 5, así como en las planas mayores
respectivas.
Ahora bien, dado que, como vimos, los hechos fueron cometidos
por una pluralidad de autores que ocuparon diversas posiciones ejecutivas, de
mando, de coordinación o de subordinación.
En ese sentido, se parte de la base que la Jefatura de Brigada y
Regimiento, así como la Plana Mayor y los jefes de Compañías tuvieron el dominio
funcional de los hechos en un sentido horizontal y vertical.
En función de las formas de autoría aludidos, entendemos que las
conductas de los imputados deben ser encuadradas como una coautoría
mediata. Ello sin perjuicio de la inmediatez en el contacto de los imputados con
algunas de sus víctimas, lo cual se detallará en cada caso que corresponda.
La forma de autoría propuesta capta de modo más adecuado la
complejidad de la estructura organizativa de las distintas unidades que actuaron
en la guerra. Al respecto, podemos señalar que la coautoría mediata tiene
sustento jurisprudencial y doctrinario, por cuanto en el año 2008, el Tribunal
Penal Internacional aplico este tipo autoría en el caso Katanga37. Este fue el primer
caso en donde se utilizó, en la historia de la Corte, la coautoría mediata,
combinando la aplicación conjunta de la coautoría basada en el dominio
funcional del hecho y de la autoría mediata a través del dominio de la
organización38.
Asentadas las bases teóricas de la imputación que se formula en el
presente, cabe ahora realizar una serie de consideraciones vinculadas con la
reglamentación vigente al momento de los hechos, en virtud de la cual se
deslindaban funciones de las distintas posiciones en la organización militar.
Primeramente, corresponde aclarar que la reglamentación aplicable a
la organización y funcionamiento de los Estados Mayores es aplicable en todo a
la organización y funcionamiento de la Plana Mayor.
Así, el Reglamento, RC-3-30 “Organización y Funcionamiento de los
Estados Mayores. Tomo I” del año 1966 aprobado por el Comando General del
Ejército, establece las bases doctrinarias para el funcionamiento y organización de
un Estado Mayor y determina las responsabilidades y funciones del Comandante
y Estado Mayor.
En el citado reglamento se define que el Comandante es el único
responsable de lo que su gran unidad haga o deje de hacer, que esta
responsabilidad no podrá ser delegada ni compartida y que, para ejercer las
funciones de Comando, el Comandante será asistido por un 2do Comandante y
un Estado Mayor, de esta forma el Comandante y su Estado Mayor constituyen

37
CPI. FISCAL c. GERMAIN KATANGA y MATHIEU NGUDJOLO CHUI. Sentencia del
28 de julio de 2010. Disponible en https://www.icc-
cpi.int/CourtRecords/CR2011_18003.PDF
38
OLÁSOLO, Héctor. “El Desarrollo en Derecho Penal Internacional de la Coautoría
Mediata”. En: Derecho Penal Contemporáneo – Revista Internacional, ISSN 2145-1567, Nº
27, abril-junio, 2009. Esta forma de autoría también se encuentra tratada en Jeschek Hans-
Heinrich, Tratado de Derecho Penal, Parte General. Volumen II, pág. 889, 3a. Edición, pág.
937 y en Zaffaroni, Alagia, Slokar, Derecho Penal – Parte General, Buenos Aires, Ediar, 2002,
pág. 786.
45
una sola entidad militar y tendrá un único propósito: el exitoso cumplimiento de
la misión que ha recibido el Comandante.
Asimismo, este Reglamento establece que el Comandante
comandará su Estado Mayor a través de un Jefe de Estado Mayor que lo dirigirá
y supervisará. Y el Comando se ejercerá a lo largo de una cadena de comando
perfectamente determinada. A través de ella, el Comandante hará a cada
comandante (jefe) dependiente, responsable de todo lo que sus respectivas
fuerzas hagan o dejen de hacer.
Teniendo en cuenta este aspecto surge del Reglamento RC–3–30 en
su “Capítulo II, Organización del Estado Mayor”, que la organización de un
Estado Mayor no es rígida y debe considerar los siguientes aspectos relacionados
entre sí: misión a ser cumplida, actividades a realizar para cumplir la misión de la
fuerza, importancia que adquieren determinados campos de interés, leyes y
reglamentaciones militares, necesidades y exigencias particulares de los
comandantes.
El Reglamento RC–3–30 dispone también que al organizarse los
Estados Mayores deben aplicarse los principios de la “unidad de comando”,
extensión del control, delegación de autoridad y el agrupamiento de las
actividades compatibles e interrelacionados.
El Estado Mayor está encabezado por un Jefe de Estado Mayor,
quien es responsable de la ejecución de las tareas del Estado Mayor, de su
eficiente y rápida reacción y del esfuerzo coordinado de sus miembros.
Normalmente cuenta con cinco miembros principales, que se denominan jefes y
están a cargo de cada uno de los amplios campos de interés: a. El jefe de personal
(G-1); b. El jefe de inteligencia (G-2); c. El jefe de operaciones (G-3); d. El jefe
de logística (G-4).
Como vimos el General de Brigada Omar Edgardo PARADA se
desempeñó como Jefe del Comando de Brigada de Infantería III, de la cual entre
otras unidades dependía el Regimiento de Infantería N° 5 comandado por el
Coronel Juan Ramón MABRAGAÑA(fallecido). Por otro lado, el Teniente
Coronel Jorge Luis LÓPEZ comandaba la Compañía de Ingenieros N° 3, que
fue agregada al RI 5 durante el conflicto bélico.
Así, y tal como lo establecen las normas citadas, tanto la Jefatura de
la Brigada, como la del RI 5, esto es PARADA; MABRAGAÑA y LÓPEZ no
podían desconocer absolutamente ninguna de las circunstancias descritas por los
miembros de la tropa que sufrieron hambre, frío extremo y fueron objeto de
tormentos. Al respecto, podemos citar el testimonio del soldado Arnoldo, quien
contó que cuando llegaron Puerto Yapeyú, el Tte. 1° Megías dio la orden de
matar corderos para comer y que luego habría sido castigado por ello por el Gral.
PARADA y reemplazado posteriormente por el Tte. 1° Stella. Este testimonio es
coincidente con el formulado por el mismo MABRAGAÑA para la Comisión de
Análisis y Evaluación de las responsabilidades políticas y estratégico militares en
el conflicto del Atlántico Sur (CAERCAS- Informe Rattenbach)39, como así
también coincide con lo consignado con fecha 26 de abril de 1982 tanto en el
parte de guerra, como en libro histórico del RI 540.

39
CAERCAS; Declaraciones; Tomo V FS 1014/1024.
40
Agregado a Fs. 4770/4771.
46
Asimismo, y sin perjuicio de la aplicación del reglamento
mencionado, también resulta aplicable el RV-200-10, Servicio Interno. El texto
de introducción de la norma citada establece los conceptos fundamentales así
como las disposiciones generales y reglas que rigen el desempeño del personal del
Ejército en los comandos, institutos, unidades y organismos que lo integran.
En la Sección III, del reglamento citado, el mismo establece en el
punto 1.050. Generalidades, que: “La plana mayor de la unidad al mando del 2do
jefe, constituirá el órgano de trabajo y asesoramiento del jefe de la unidad, para la
conducción integral de la misma (mando, administración, gobierno, instrucción,
etc.). La plana mayor estará compuesta por el Oficial de Personal (S1), Oficial de
Inteligencia (S2), Oficial de Operaciones (S3) y Oficial de Logística (S4). Además,
contará con un grupo de oficiales asesores que estará integrado por el jefe de la
compañía comando y servicio, jefe de la sección morteros pesados, jefe de la
sección comunicaciones, jefe de la sección antitanque, oficial de arsenales, oficial
de intendencia, oficial médico, oficial veterinario y otros que, para cumplir
misiones especiales, eventualmente pudieren designarse. Esta integración de la
Plana Mayor Especial podrá variar de acuerdo con las necesidades particulares de
cada unidad. Dichos oficiales tendrán acceso directo a todos los miembros de la
plana mayor, para la consideración de los asuntos que estos deban atender. En tal
sentido, solo a través de tal instancia, presentarán sus problemas y/o
proposiciones al jefe de la unidad, salvo cuando se tratare de asuntos técnicos
particulares, en cuyo caso podrán hacerlo directamente”.
El punto 1.051 del Reglamento establece que: “El jefe de la unidad
empleará su plana mayor para preparar los planes y órdenes, de tal manera que
sus resoluciones se transformen en acción”. A su vez el punto 1.052, expresa:
“En forma directa o a través del 2do jefe, mantendrá estrecha relación con los
oficiales de su plana mayor, fomentando en ellos las francas apreciaciones y la
libre expresión de sus ideas. Del mismo modo, los mantendrá informados acerca
de todos aquellos aspectos que interesen a cada uno de ellos y, en caso oportuno,
les delegará la autoridad que considerare conveniente”.
En estrecha relación con el presente análisis, podemos citar algunos
fallos donde se analizan las funciones y responsabilidades de los miembros de
una Plana Mayor. Así, el Tribunal Oral de Mar del Plata en la causa causa Nº
33004447 “PERTUSIO, Roberto Luis y otros s/privación ilegal libertad agravada
(art.142 inc.1), imposición de tortura agravada (art.144 ter.inc.2), homicidio
agravado p/el conc. de dos o más personas y asociación ilícita” sostuvo:
“La estructura de la Plana Mayor resulta relevante para este decisorio puesto que
muchos de los imputados tenían directa intervención en ella, como es el caso del
encausado Alfredo Manuel Arrillaga.
El Reglamento RC-3-1, contiene una sección denominada
―Organización y Funcionamiento de los Estados Mayores-, aplicable al funcionamiento
de las Planas Mayores. Entre sus más relevantes funciones, se encuentran las de
colaborar y auxiliar al Jefe, así como la de supervisar las operaciones, y siempre
destacando las tareas de inteligencia que le eran propias. Luego, el Reglamento
RV 200-10 “Servicio Interno”, expresa en su art. 1050 “La Plana Mayor de la unidad de
mando del 2do Jefe, constituirá el órgano de trabajo y asesoramiento del jefe de la unidad, para
la conducción integral de la misma (mando, administración, gobierno, instrucción etc.). Esta
tarea de ayuda, soporte, de inteligencia y de elaboración de distintas operaciones,
fue precisamente la tarea de Arrillaga al integrar la sección individualizada como
47
“Operaciones” dentro de la plana.” En otra parte del mismo fallo señalo: “El S3
debía conocer las características, capacidades y limitaciones de los elementos de
combate y de apoyo de combate dependientes, preparar y difundir planes y
órdenes de operaciones; supervisar y coordinar la ejecución de las operaciones
tácticas de los elementos de combate y de apoyo de combate; proponer las
prioridades para la distribución del personal, abastecimientos y equipos; revisar
los planes correspondientes a la defensa aérea, operaciones sicológicas, asuntos
civiles y aquellos otros requeridos para las operaciones tácticas; proponer la
seguridad en las operaciones que realizara la fuerza; planear en coordinación con
el Jefe de Logística (S4) los movimientos de tropa y determinar la seguridad
durante el movimiento; planear las operaciones psicológicas, incluyendo su
coordinación con las operaciones psicológicas de carácter estratégico operacional
y con las actividades de asuntos civiles; y planear las operaciones no
convencionales.
La normativa determinaba que el Jefe de Operaciones debía
mantener informados a los Jefes de la Plana Mayor y de la Unidad respecto de las
actividades que caían dentro de su campo de interés y efectuar las proposiciones
correspondientes.”
En la causa N° 71005145/2006 del Tribunal Oral Federal n° 1 de la
Rioja caratulada: “PEZZETTA, Ángel Ricardo s/homicidio agravado p/el
conc.de dos o más personas, privación ilegal de libertad (art.144 bis inc.1) y
tortura” se sostuvo respecto de un imputado miembro de una Plana mayor como
S2: “[…] su rol de Jefe de la sección de inteligencia-sumado a las explicaciones
que he arrimado sobre el funcionamiento y el rol de las áreas de inteligencia y sus
responsables –aparece como un sinsentido que desconociera estas actividades y
su finalidad. Y aparece como lógico y esperable que -como era práctica común
entre los jefes de inteligencia de otras unidades militares – las planeara en
combinación con el resto de la plana mayor, las retransmitiera a sus subordinados
y les garantizara los medios para su ejecución e impunidad”.
Como vemos, los fallos citados confirman la responsabilidad de los
miembros de Plana Mayor en delitos cometidos por miembros de las unidades en
las cuales tenían poder operativo y de ejecución, tal como sucedió en el presente
caso.
Así, como surge de la documentación incorporada en la causa, el
jefe de la Compañía de Ingenieros 3 era el Teniente Coronel Jorge Luis LÓPEZ;
asimismo, la Plana Mayor del Regimiento de Infantería 5 estaba compuesta por el
2° Jefe del RI 5 el Tte. Cnel. Norberto Enrique FERNÁNDEZ (fallecido), el
entonces Capitán Emilio TERAN, como S2; el Mayor Miguel Ángel GARDE
como S3, teniendo como auxiliar al Teniente primero Daniel Eduardo STELLA;
el Mayor Dardo Ernesto LEDESMA, como S4, junto al Capitán Carlos
Francisco MENDE como auxiliar; y el Teniente Jorge Aníbal Santiago
CADELAGO, como S1. Cabe aclarar que el último de los nombrados reemplazó
al mayor LEDESMA en su cargo desde el 27 de abril.
Asimismo, el grupo de oficiales asesores estaría conformado por el
Capitán Horacio VLCEK, jefe de la compañía de Comando; el Subteniente
Belisario Gustavo AFRANCHINO RUMI, jefe de la sección morteros pesados;
el Subteniente Eduardo Luis GASSINO, jefe de la sección comunicaciones; el
Teniente Primero Mario DOTTO, jefe de la sección antitanque; Teniente Juan

48
José Antonio RICO, oficial de arsenales; el Subteniente Hugo Eduardo José
GARGANO, oficial de intendencia.
Se aclara que de estos últimos nombrados solo serán imputados los
que revistaron como jefes de Compañías, por cuanto no surge de la
documentación y testimonios incorporados en la causa que el grupo de oficiales
asesores haya tenido funciones operativas o ejecutivas, las cuales si eran
atribuciones de la Plana Mayor.
Siguiendo con el reglamento, en la Sección IV Oficial de Personal (S
1), se establece en el punto 1.053. Conceptos generales que “El Oficial de Personal (S
1) será el miembro de la plana mayor que tendrá responsabilidad primaria en
todos los aspectos relacionados con el estudio, planeamiento, dirección y
ejecución de las tareas relacionadas con el personal, tanto militar como civil”. En
el punto 1.054 establece las principales funciones: a. Mantenimiento de efectivos.
1) Efectivos. a) Llevará y tramitará los informes y registros con los efectivos. b)
Determinará las necesidades de personal de los cuadros que deban ser cubiertas,
y preparará la documentación para efectuar el requerimiento correspondiente. c)
Mantendrá actualizada la carta de situación de efectivos de la unidad. d)
Mantendrá actualizada la documentación de personal y propondrá las
modificaciones que la práctica sugiere. e) Intervendrá en la redacción de órdenes
que tengan relación con el mantenimiento de los efectivos (medidas de seguridad
contra accidentes, cuidado de la salud, etc). 2) Registros e informes. b) Clasificará
y reunirá los informes que correspondan, de tal manera que ellos posibiliten su
rápido estudio y consulta, para conocer la situación de personal por subunidades,
especialidades, grado, etc. c) Tramitará y elevará al comando del cual depende la
unidad, los informes que éste hubiere ordenado. b. Administración de personal.
1) Propondrá al jefe de la unidad el destino interno del personal de cuadros
asignado a la misma, de acuerdo con la información contenida en las fichas
individuales y con las necesidades existentes. 3) Asesorará al jefe acerca de la
mejor manera de cumplimentar las directivas que sobre incorporación hubieren
impartido las instancias correspondientes, y propondrá la asignación del personal
de soldados a las subunidades y/o sección destinos, teniendo en cuenta su
capacidad físico-intelectual y las necesidades orgánicas de las mismas. c.
Disciplina, y orden. 1) Llevará actualizada la situación disciplinaria, conforme con
las directivas particulares impartidas. 2) Elevará, periódicamente, informes sobre
el estado disciplinario de la unidad, de acuerdo con las órdenes recibidas. 3)
Propondrá las medidas preventivas convenientes, para eliminar las causas que
provocan faltas. 4) Propondrá se informe a la instancia superior, cuando las faltas
sean producidas por hechos que no puedan ser corregidos por la unidad. d.
Mantenimiento de la moral. 1) Evaluará el estado moral y el espíritu de cuerpo de
la unidad, y propondrá al jefe las medidas convenientes para neutralizar aspectos
negativos y/o acrecentar los positivos, de manera de obtener, mantener y
aumentar el estado ampliamente satisfactorio de dichas condiciones.
Tal como surge de los puntos citados del reglamento, el S1, en este
caso Jorge Aníbal Santiago CADELAGO debía estar al tanto de la salud de los
integrantes de la unidad; asimismo, para cumplir con sus funciones debía estar al
tanto también de las capacidades físicas e intelectuales de los soldados; debía
saber o registrar los castigos, y los motivos de los mismos como así también sus
consecuencias; elevar informes al respecto; proponer medidas preventivas a fin
de eliminar las causas que provocaban faltas y, fundamentalmente, debía
49
proponer informes a la instancia superior, cuando las faltas sean producidas por
hechos que no puedan ser corregidos por la unidad. Como vimos en los
testimonios de las víctimas, en la totalidad de los casos de estaqueamiento la causa
era el robo de comida, ya sea de los lugares donde se encontraba almacenada la
misma, o del robo o caza de animales salvajes o de los kelpers. Si bien Mabragaña
menciona en su testimonio que en una oportunidad se compraron ovejas para
alimentar a la tropa, no existen registros de medidas propuestas por el S1 para
resolver el problema de alimentación, ya que la causa de los robos no era la
afición al delito de ningún soldado, sino el hambre que padecieron los mismos,
por exclusiva responsabilidad de sus superiores.
Respecto del último punto citado, la totalidad de las víctimas
expresaron no solo el maltrato sino también el temor por sus superiores, sin que
los mismos hagan mención sobre algún intento de neutralizar esa situación por
parte de los miembros de la Plana Mayor, muy por el contrario, cuando
mencionaron a algunos de ellos lo hicieron en situaciones que reproducían o
avalaban las conductas violatorias de sus derechos más elementales, como
sucedió en el caso de GARDE, MABRAGAÑA y PARADA.
En la Sección VI Oficial de Operaciones (S 3), punto 1.057.
Conceptos generales, se establece que: “El Oficial de Operaciones (S 3) será el
miembro de la plana mayor que tendrá responsabilidad primaria sobre todos los
aspectos relacionados con organización, instrucción y operaciones”. Asimismo, el
punto 1.058 establece las “Principales funciones. a. Organización. 1) Mantendrá
permanentemente actualizado el CO de la Unidad, verificará la exactitud de sus
previsiones, y propondrá, oportunamente, las modificaciones que considerare
necesarias. 2) Propondrá los ajustes necesarios a la organización de la Unidad,
acorde con las órdenes impartidas por el comando superior, adecuándolos al
personal, equipo y material disponible y a las previsiones contenidas en el CO. 3)
Propondrá las prioridades a fijar en la asignación de personal y provisión de
material y equipo a las subunidades, de acuerdo con las exigencias operacionales
de la Unidad. 4) Asesorará a los jefes de subunidades sobre problemas
relacionados con la organización de sus elementos. 5) Mantendrá actualizados los
estados de personal, armas, vehículos, etc, a fin de asegurar que la unidad se
encuentre en las mejores condiciones para cumplir con su misión. c.
Operaciones: 1) Realizará la apreciación de situación de operaciones. 2) Preparará
y difundirá planes y órdenes de operaciones a quienes corresponda, y supervisará
su ejecución. 3) Revisará los planes y ordenes de apoyo a las operaciones a
ejecutar. 9) Vigilará las condiciones de la unidad para su alistamiento. 10)
Mantendrá actualizadas las profundidades de marcha de la unidad y órganos
constitutivos, según sus efectivos en condiciones de operar”.
Conforme surge del Diario de Guerra del RI 5, oficiaba de S3 el
Mayor Miguel Ángel GARDE, y como vimos en los testimonios las víctimas
de esta causa, en particular de los miembros de la Compañía de Comando a cargo
del capital VLCEK, GARDE en persona se encargó del castigo de quienes en un
estado extremo de hambre robaron comida, golpeando a los soldados y luego
ordenando que los mismos sean enterrados, esto confirma lo expresado en
párrafos anteriores respecto del conocimiento por parte de los miembros de la
plana mayor del trato propinado a la tropa, y que las circunstancias que
desencadenaban los castigos era perfectamente conocidas por quienes tomaban

50
las decisiones en el más alto nivel de la Unidad, conforme surge de los elementos
probatorios el hambre y el frío solo tuvieron como reacción la tortura.
En la Sección VII Oficial de Logística (S 4), punto 1.059. Conceptos
generales, se establece que: “El Oficial de Logística (S 4) será el miembro de la
plana mayor que tendrá responsabilidad primaria sobre todos los aspectos
relacionados con el apoyo logístico”. En el punto 1.060. se establece: “Principales
funciones. a. Abastecimiento. 1) Determinará las necesidades de abastecimiento,
elevando, por los canales correspondientes, aquellos requerimientos orgánicos
que deban ser satisfechos por los escalones superiores. 2) Realizará todas aquellas
actividades referentes a formulación de pedidos, obtención, almacenamiento,
seguridad, distribución y documentación de los efectos logísticos provistos o
adquiridos. 3) Determinará las necesidades de abastecimiento de materiales de
adquisición local, proponiendo su obtención al jefe de la unidad. 4) Adjudicará,
según las prioridades establecidas por el S 3, el armamento, munición y otros
elementos que constituyan efectos regulados y/o controlados. 5) Dirigirá las
tareas de evacuación (recolección) y disposición final de los efectos. B.
Mantenimiento. Controlará las tareas de reparación, inspección, prueba, servicio,
evacuación (reunión) y clasificación, en lo que respecta a las condiciones de
servicio, de materiales y/o elementos, y la recuperación de los mismos. c.
Transporte y movimiento de tropa. 1) Planeará y dirigirá el transporte de las
subunidades (fracciones), de personal y de abastecimiento, por todos los modos.
d. Evacuación y hospitalización de personal. 1) Fiscalizará las tareas de
evacuación y hospitalización, abastecimiento y mantenimiento de efectos de
sanidad y medicina preventiva, incluyendo saneamiento y atención odontológica.
f. Varios. 2) Controlará que se cumplan las disposiciones referentes al tipo,
calidad y cantidad de la alimentación del personal. 3) Fiscalizará los inventarios y
las existencias de los efectos provistos, que constituyan el patrimonio de la
unidad”.
Tal como se describió precedentemente, el cargo de S4 era ejercido
por el Mayor Dardo Ernesto LEDESMA41; aunque conforme surge tanto del
mismo diario de guerra, como así también del Libro Histórico del RI 5, el 27 de
Abril el Comandante de la Brigada ordena el regreso del S4 de la Unidad, Mayor
LEDESMA, y por ese motivo el Jefe del RI 5 ordena al oficial S1 que desempeñe
ese puesto, siendo este último el Teniente Jorge Aníbal Santiago CADELAGO.
Conforme surge del informe Rattenbach, y en el caso particular del RI 5, el
abastecimiento de alimentación y vestimenta afectaron las exigencias
operacionales de la unidad, estos dos temas no registran actuaciones tendientes a
ser solucionadas. Así, el testimonio de Mabragaña en el informe mencionado
señala que ante la orden de una operación en la Isla Soledad el mismo respondió
que la unidad no estaba en condiciones de hacer veintiocho kilómetros a pie por
desnutrición. Cabe aclarar que esta situación fue sobre el final del conflicto, el 13
de junio según consta en el diario de guerra42de la unidad. Sin embargo no existen
registros de ajustes necesarios para la organización de la unidad por parte del S1.
Así, no hay lugar a dudas respecto de que la oficialidad y el jefe de la unidad
sabían de la situación crítica de salud y alimentación de los soldados, sin
embargo, no se tomó medida alguna, dejando a los mismos sin ración durante

41
Conforme surge del diario de Guerra en el cuadro de Escalafón Oficiales.
42
Diario de Guerra 13 Jun 2000hs.
51
días y aplicando severos castigos ante supuestas faltas vinculadas a la
autoprovisión de alimentos.
Como vimos en las normas citadas, el S4 actúa conforme las
prioridades establecidas por el S3, y conforme la documentación que venimos
citando, esto es el Diario de guerra y el libro Histórico del RI 5, tanto el frío
como el abastecimiento de vívieres fueron un tema que debían tener en cuenta,
sin embargo, no surge de la documentación analizada, informe o pedido de
mayor abastecimiento de abrigo para la tropa, como tampoco alguna medida que
asegure la alimentación de la misma. En este punto corresponde analizar las
contradicciones que surgen de los documentos mencionados, como así también
de lo informado por el Jefe de la unidad, el Coronel Mabragaña, contradicciones
que, por cierto, demuestran la responsabilidad de los imputados en los hechos
investigados.
Si tenemos en cuenta lo consignado en los cuadros de Actividades y
Acontecimientos del Diario de guerra respecto del abastecimiento de víveres y la
salud de la tropa, podemos mencionar como primer registro al respecto el de
fecha 26 de Abril (1200 hs), donde se asienta: “El J RI 5 adquiere dos corderos y medio
para suplir déficit raciones entregadas”. Esto coincide con lo expresado por Mabragaña
al relatar en su testimonio el incidente en el cual el Jefe del Comando de Brigada
de Infantería III, Comandante Omar Parada relevó al teniente 1° Megías, jefe de
la compañía “A”, aunque en este caso con alguna diferencia en cuanto a las
fechas. Asimismo, en el Libro Histórico del RI 5 figura el relevo del J Ca I “A”
por parte del Cte. Br. I. III. En fecha 26 de Abril.
El segundo registro al respecto data del 27 de abril donde se ordena
la racionalización de los víveres existentes, tanto en el Diario de guerra como en
el Libro Histórico del RI 5. Al día siguiente, en ambos registros se consigna que
arriba el buque “Mozumen”. Se aloja al personal de la Ca I “B” en el puerto. “Se
bajan los víveres y se los clasifica”.
El cuarto registro es del 3 de mayo, esto es 6 días después, donde
también, en ambos casos, se informa sobre el arribo del Buque “Forest” y una
descarga de víveres frescos para 20 días.
Luego del registro mencionado, recién el 29 de Mayo se informa a la
Brigada que se carecen de víveres esenciales y que el estado físico de la tropa en
general es alarmante.
Como vemos, este último registro da cuenta de un estado que en el
Diario de guerra se informa como preocupante y, más allá de los términos, en
ambos casos se denota la magnitud del problema. Sin embargo, no parece haber
existido una medida de acción al respecto.
Luego del último registro mencionado, el 6 de junio, se informa
sobre cuatro viajes en helicóptero descargando víveres secos. El 7 de junio se
informa que el Jefe del RI reúne a sus jefes de elementos para imponerlos de la
distribución de víveres, dando prioridad al personal de las posiciones. Cabe
señalar que esta parece ser la única medida de distribución tomada, aunque sin
embargo por los testimonios de las víctimas y testigos de la causa a esta altura de
los acontecimientos la medida resulta ser sumamente tardía, y contraria a la
conducta de los oficiales y suboficiales, quienes se garantizaron alimentos dulces
y salados, bebidas de todo tipo, que finalizado el conflicto fue tirada. Como
vimos, el mismo Mabragaña da cuenta de un problema de alimentos el 26 de

52
abril43, y durante todo su relato reiteró problemas de esa índole desde la llegada
de la unidad a Puerto Yapeyú. Así, dijo que a principios de mayo faltaban fideos y
harina, que pan no tuvieron nunca. Después dijo que alrededor del 21 de mayo
empezó el segundo tramo agudo en lo que hace a víveres, que ante su informe
sobre la situación el Comandante de Brigada le ordenó que siguiera racionando lo
que tenía. Dijo que el 25 de mayo fue el último día que la unidad pudo desayunar,
hasta el 6 de junio. Dijo que hubo casos de desnutrición y que “hubo,
desgraciadamente, que emplear mano muy dura porque la gente se desesperaba mucho por la
comida”. Agregó que tuvo que “bajar alrededor de sesenta soldados de las posiciones porque
prácticamente no se podían mantener en pie.” Tanto lo consignado en los documentos
analizados, como lo informado por Mabragaña contrasta con lo testimoniado por
las víctimas y los testigos de la causa en cuanto en su gran mayoría dijeron que
apenas llegaron a Puerto Yapeyú comenzaron los problemas de alimentos y que
vieron o sabían que los oficiales y suboficiales tenían con que resguardarse del
frío y con que alimentarse, que estos tomaban bebidas calientes y comían carne,
recibiendo los soldados solo las sobras en la mayoría de los casos. En este
sentido, la víctima Rodas relató que durante toda su permanencia en la isla sufrió
problemas de alimentación, debido a que comía una vez por día o cada día y
medio, y que dicha comida constaba de un plato de sopa o caldo y que, también
con la misma asiduidad, recibía una “ración fría” que estaba compuesta por un
trozo de carne y un trozo de chocolate, ambos pequeños. Manifestó que los
problemas de alimentación eran soportados solo por los soldados, ya que los
oficiales se alimentaban correctamente. Juan Humberto Díaz dijo que fue
hospitalizado en Puerto Argentino debido a un cuadro de desnutrición aguda
luego de pasar más de 15 días sin recibir alimentos en Puerto Howard. Marcos
Omar Ojeda dijo que desde que llegaron a Puerto Howard se discontinuó el
suministro de comida y las comunicaciones en general. Dijo que transcurrido un
mes, la mayoría de los soldados estaban desnutridos y que Remigio Fernández
falleció por causa de la falta de alimentos, agregando que él mismo perdió 20kg
de su peso. Daniel Martínez González dijo que el hambre, que llevó a
compañeros suyos a la muerte por desnutrición, a él lo hizo perder 20 kg, y que
conociendo el almacenamiento de productos, que no eran distribuidos entre los
soldados, extrajo de la carpa de Taranto una caja de cigarrillos, un queso y una
barra de dulce de membrillo. Gustavo Andrés Nadal, de la compañía “B”, dijo
que su compañía estaba destinada en la punta del cerro, custodiando un radar.
Con el transcurrir de los días, la alimentación comenzó a menguar habiendo días
enteros en que no recibían alimento y, cuando lo hacían, era insuficiente. Razón
por la cual comenzaron a comer deshechos que conseguían de los suboficiales.
En ocasión de ir a hurtar comida de un almacén, fue descubierto y castigado con
estaqueamiento. Américo Aguilar de la compañía “C” dijo que cuando estuvieron
en Puerto Howard en posición defensiva les ordenaron permanecer en un pozo de
trinchera durante 15 días y no recibieron nada de comida, y que los oficiales y
suboficiales se encontraban cerca sí disponían de comida. Yanevich, de la misma
compañía declaro en idéntico sentido. Remigio Fernández llegó a Puerto Howard
con bajo peso según refieren sus compañeros de tropa, con el transcurrir de los
días y la falta de alimentos, fue lentamente perdiendo fuerzas hasta quedar
postrado en su carpa. Sus compañeros refieren que debían cargarlo para

43
Si bien el menciona que fue el 30 de los registros surge que efectivamente ocurrió el 26
53
trasladarlo a las posiciones que le correspondía cubrir, y que a pesar de informar
a sus superiores no fue asistido. En este caso resulta importante tener en cuenta
que la compañía “B”, a la cual pertenecía Fernández llego a Puerto Horward el
27 de Abril. El 5 de junio llega el buque Hospital “Bahía Paraíso”, y el 6 no solo
evacua heridos y enfermos, sino que también descarga víveres. La pregunta que
se impone es ¿Por qué no fue evacuado Fernández, o en su defecto porque no
recibió alimentos? Nótese que según los registros el mismo fallece, o al menos se
informa de ello el 10 de junio a las 2030 hs. La misma pregunta cabe respecto del
resto de la tropa enferma o desnutrida.
Lo relatado nos lleva a la conclusión que tanto los suboficiales como
los oficiales no tuvieron problemas de alimentación, y vestimenta o resguardo
como los que aquejaron a la tropa, y que más allá de los registros sobre el
abastecimiento, evidentemente los mencionados solo garantizaron su bienestar y
el de sus superiores, sino que lo hicieron en detrimento de los soldados. Prueba
de ello surge del mismo Diario de guerra donde sin fecha, pero luego del 28 de
mayo se registran 42 enfermos entre los soldados y solo 2 oficiales y un
suboficial. Asimismo, el número total de muertos solo pertenecen a los soldados
(7).
Como vimos, el oficial S4 actuaba según las prioridades establecidas
por el S3, a su vez el S1 no solo debía estar al tanto de la salud de los miembros
de la unidad, sino que también debía saber y o registrar los castigos, y los motivos
de los mismos como así también sus consecuencias; elevar informes al respecto;
proponer medidas preventivas a fin de eliminar las causas que provocaban faltas.
Todo ello bajo con la necesaria participación del S2 como parte de la Plana
Mayor, y bajo el mando del jefe de la Unidad, quien a su vez dependía del
Comandante de la Brigada. En línea descendente, los oficiales de la Plana Mayor
sabían y conocían sobre la conducta y acciones de los jefes de las subunidades, en
virtud de las funciones que les correspondían, y a su vez los jefes de sección
actuaban en cumplimiento de las órdenes impartidas respecto de la distribución
de comida, el resguardo de la tropa, la salud y bienestar de los mismos, y
aplicaban los tormentos referidos junto a los cabos y sargentos a su cargo, e
incluso junto a personal superior presente en los hechos. Sin perjuicio de algunos
hechos en particular, todos los miembros de la Plana Mayor estaban
perfectamente al tanto de los castigos impuestos, y tenían funciones operativas y
ejecutivas respecto de toda la Unidad.
De acuerdo con las consideraciones teóricas y reglamentarias
precedentes, este Ministerio Público Fiscal considera que PARADA, Omar
Edgardo; TERAN, Emilio; GARDE, Miguel Ángel; CADELAGO, Jorge
Aníbal Santiago deben ser considerados a priori responsables, en calidad de
couautores mediatos, de los crímenes descritos en el punto II.B, cuya calificación
—según las figuras de tormentos y lesiones— se desarrolla en el punto IV de esta
presentación.

III. A. 2 RESPONSABILIDAD DE LOS JEFES DE COMPAÑÍA


El análisis teórico realizado en el punto anterior respecto de los jefes
de Brigada y Regimiento, así como de la Plana Mayor, se puede extender a la
situación de quienes dirigieron las Compañías. Por ello, seguidamente se abordara
exclusivamente la cuestión reglamentaria atinente a estos casos.
54
El Reglamento RV-200-10, Servicio Interno, en la Sección X Jefe
de Subunidad. 1.066. Autoridad y responsabilidad, establece que: es jefe
inmediato de la subunidad y tendrá las atribuciones y facultades disciplinarias
establecidas por las prescripciones en vigencia, siendo la compañía, escuadrón o
batería el núcleo base para la educación, instrucción y disciplina de la unidad.
Entre los jefes de las distintas subunidades y conforme surge del
diario de guerra se encontraban el Capitán Horacio VLCEK, jefe de la compañía
de Comando; el Teniente Primero Daniel Stella, como jefe de la compañía “A”,
quien reemplazó al Teniente Primero Miguel Ángel Megías relevado por orden
del General de Br Parada; el teniente primero Jorge Reynaldo LUGO OLIVER,
como jefe de la compañía “B”; y el capitán Raúl MASIRIZ, jefe de la compañía
“C”. Asimismo, el Teniente Primero Gustavo CALDERINI habría revistado
como uno de los jefes de los efectivos de la Compañía de Ingenieros n° 3
integrada al RI 5.
El punto 1.068 establece que: “Los principios de autoridad y de
responsabilidad que rigen las funciones del jefe de la unidad con respecto al
mando de la misma, serán igualmente aplicables al jefe de compañía, escuadrón o
batería, con respecto a su subunidad. La aplicación de este principio no deberá
jamás extenderse a los subordinados del jefe de compañía, escuadrón o batería.”
El 1.069. Deberá, en particular: a. Asegurar la preparación para la guerra,
mediante una esmerada instrucción y educación constante, férrea disciplina y
adecuado entrenamiento físico. b. Ejecutar las órdenes y servicios dispuestos
según las intenciones del jefe de la unidad, tomando al efecto, todas las medidas
que, por su iniciativa, le dictare, con el fin de lograr la máxima eficiencia. d.
Proporcionar el máximo bienestar posible al personal de la subunidad, tanto en el
orden físico como moral y espiritual. 1.070. Preparación para la guerra. Los
deberes impuestos al jefe de la subunidad y los medios que empleará en la
preparación de la misma para la guerra estarán dados por; a. La disciplina; b. La
educación militar; c. La instrucción de cuadros y tropa; d. La custodia,
conservación y buen empleo del material con que cuente la subunidad; e. La
vigilancia del estado sanitario y de la higiene de hombres, ganado y locales que
pertenezcan a la subunidad» 1.071. Administración. La administración de la
subunidad impondrá, al jefe de la misma: a. Realizar prolijas fiscalizaciones del
material, vestuario, equipo, etc, puestos con cargo a disposición de la subunidad.
c. Mantener actualizados los inventarios, libro de armamento, etc, de manera que
en cualquier momento pueda ser posible comprobar las existencias de la
subunidad. e. Controlar que la alimentación de sus hombres sea sana, abundante
y variada. 1.072. Mando, disciplina y educación militar. El jefe de la subunidad
ejercerá el mando con método, justicia y firmeza. 1.073. Con su ejemplo
personal, inducirá a sus subordinados al fiel cumplimiento del deber, así como
con el ejercicio equitativo de su autoridad les infundirá confianza en el superior y
afianzará la disciplina de conjunto. Buscará alcanzar y mantener, sobre la
subunidad, un gran ascendiente moral que, unido a los consejos con que guíe a
sus subordinados, le permitan obtener la mejor disciplina y la más alta corrección
de procedimientos. Si los citados medios no fueren suficientes, recurrirá, sin
vacilación, a las facultades que le confieren las leyes y reglamentos en vigor,
aplicándolas con criterio, mesura, serenidad y, sobre todo, con insospechable
espíritu de justicia. El jefe de subunidad será el único que graduará los castigos
disciplinarios que impongan sus oficiales al personal de la misma.
55
Tal como surge tanto de los testimonios como del resto de la
prueba de la causa, podemos afirmar que la normativa citada fue violada
sistemáticamente por los distintos jefes de cada subunidad, quienes tenían a su
cargo el bienestar; estado sanitario, el vestuario, control de la alimentación sana
abundante y variada de la tropa, como así también que la disciplina sea aplicada
bajo ciertos parámetros, entre otros el de “justicia”, y la debida graduación de los
castigos.
Al respecto tenemos el testimonio de Román Orlando Solís, quien si
bien dijo que GARDE y ALBARRACÍN hicieron formar a los 34 soldados que
integraban el grupo de exploración para torturar a los que había robado comida,
también dijo que desde que llegaron a Puerto Howard, no conocieron lo que es el
pan, la carne y ningún tipo de comida, que se alimentaron durante toda su estadía
con sopa, “que era agua con cebolla”. Afirmó que, sin embargo, había comida,
porque cuando los tomaron prisioneros, los superiores abrieron un hangar y
comenzaron a repartirla diciéndoles “coman rápido antes de que coman los
ingleses”. Dijo que en ese hangar había muchísima comida, cosas dulces,
picadillos, sardinas, y que sus superiores durante todo el conflicto se alimentaron
muy bien, vestían limpio y dormían bien. Que los soldados rasos solo pudieron
bañarse una sola vez en todo el conflicto, a lo que añadió que por el hambre que
pasaban, con otros compañeros soldados tuvieron que robar una oveja de la casa
de un inglés para poder comer. Similar testimonio brindaron tanto Diez como
Gallardo; Rodas y Frías, todos de la misma compañía.
Por su parte, el soldado Pereyra, Carlos dijo que el Teniente DÍAZ
ordenó que lo estaquearan por un supuesto robo de comida, que permaneció
durante 9 horas bajo una nevada, lo que le provocó severas lesiones en las
extremidades con congelamiento que lo dejaron fuera de combate y por las que
debió ser atendido médicamente y trasladado al hospital.
Como vemos todas estos padecimientos, previos y o concomitantes
al robo de la oveja, tiene una relación estrecha con la normativa señalada, que en
este caso tenía como Jefe de la Subunidad al Capitán Horacio Francisco VLCEK.
Respecto del Teniente LUGO OLIVER, el soldado Martínez
González Daniel dijo que por el hambre —que llevó a compañeros suyos a la
muerte por desnutrición y a él lo hizo perder 20 kg— y las privaciones padecidas,
conociendo el almacenamiento de productos que no eran distribuidos entre los
soldados, extrajo de la carpa de Taranto una caja de cigarrillos, un queso y una
barra de dulce de membrillo, y que por ello fue obligado a realizar movimientos
vivos sobre el barro con hielo, mientras nevaba bajo amenazas de ser ejecutado.
Tal como consta en la causa LUGO OLIVER fue el Teniente al
mando de la Compañía B.
En relación con el entonces Capitán MASIRIZ, quien revisto como
jefe de la compañía C, Jose Alberto Yanevich dijo que estando en situación de
combate, 120 camaradas fueron destinados a la primera línea de fuego de defensa
del puerto. Aconteciendo las acciones bélicas y evidenciándose con el transcurso
de los días la falta de vestimenta adecuada, alimentación suficiente, ante el
hambre que sufrían, es que decidió matar una oveja para alimentarse. Refirió
también que los jefes comían bien, ignorando las raciones, reafirmando que le
consta que comían bien. Relató que cuando fue descubierto el robo de la oveja lo
“estaquearon” en un calabozo de campaña por más de dos (2) días. Que este
castigo fue impuesto por el subteniente Mario Benjamín MENÉNDEZ (h) con
56
la colaboración del entonces Cabo Jorge Arnaldo ROMANO. Que tanto
SAMYN DUCO como MENÉNDEZ, avalaban estas prácticas. En el mismo
sentido Américo Aguilar dijo que cuando estuvieron en Puerto Howard en
posición defensiva les ordenaron permanecer en un pozo de trinchera durante 15
días y no recibieron nada de comida y que los oficiales y suboficiales se
encontraban cerca y sí disponían de comida. Contó que llegó a las Islas Malvinas
con 70 kilos y volvió con 39. Dijo que el subteniente Emilio José SAMYN
DUCO le sacaba la comida y lo castigaba con patadas, golpes y estaqueos.
Jorge Humberto González dijo que el Subteniente Menéndez lo
amenazaba permanentemente de muerte, y que en una oportunidad lo tuvo tres
días sin comer como castigo. Respecto a la alimentación agregó que era escasa
porque el Subteniente Menéndez y el Cabo CONTRERAS se guardaban la
comida y no la repartían. Dijo que las veces que dispuso de comida era porque le
acercaba su amigo Francisco Sánchez que oficiaba de asistente del Capitán
MASIRIZ. Recordó que durante su permanencia en las Islas nunca pudo
higienizarse, recién en el Buque Canberra pudo hacerlo y notó el deterioro físico
que padecía y el marcado descenso de peso, que estima fue de 20 kilos.
Al igual que el resto de los jefes de compañías, en esta caso tanto la
higiene, como al alimentación, vestimenta y los castigos debían ser controlados
por MASIRIZ conforme la normativa citada, este no podía desconocer ninguna
de estas circunstancias.
En suma, este Ministerio Público Fiscal considera que VLCEK,
Horacio; LUGO OLIVER, Jorge Reynaldo; MASIRIZ, Raúl; LÓPEZ,
Jorge Luis y CALDERINI, Gustavo deben ser considerados a priori
responsables, en calidad de autores mediatos, de aquellos crímenes descritos en el
punto II.B que hayan ocurrido en el ámbito de las Compañías a su cargo, cuya
calificación —según las figuras de tormentos y lesiones— se desarrolla en el
punto IV de esta presentación.

III. A. 3 RESPONSABILIDAD DE LOS JEFES DE SECCIONES Y


SUBALTERNOS

Lo expuesto hasta aquí deja en evidencia que la práctica de los


tormentos estuvo exclusivamente dirigida a la tropa; esto es, a los soldados rasos
—conscriptos— que integraron las unidades analizadas.
La oficialidad del RI 5 y de la Ca. de Ingenieros 3, identificada
anteriormente como autores mediatos, actuaron como superiores jerárquicos
inmediatos de quienes ejecutaron de propia mano los delitos denunciados. Ello,
como dijimos, sin perjuicio de los casos en que lo hicieron en forma directa.
Así fue como los oficiales que comandaron las distintas secciones
que conformaban cada compañía, junto a los suboficiales bajo su mando, fueron
los que realizaron de propia mano los delitos cometidos en los hechos descriptos.
Tal como lo hicimos en los casos anteriores, entendemos oportuno citar en
forma previa la normativa que regía la conducta de quienes fueron oficiales y
suboficiales en las unidades objeto de la presente.
En la Sección XI. Oficiales de la Subunidad —jefes de secciones—,
el reglamento RV 200-10 establece las siguientes normas: 1.120. Serán los
auxiliares del jefe de la subunidad, quien los empleará en los distintos puestos y
actividades del mando, conducción, educación, instrucción y servicios de la
57
subunidad. 1.121. Desempeñarán sus funciones ajustándose al sentido y espíritu
de las órdenes impartidas por su jefe, a fin de secundarlo con la mayor amplitud
posible y en todo momento, en las distintas tareas y actividades de la vida diaria
de la subunidad. 1.122. Para poder cumplir con eficiencia las tareas de auxiliares
del jefe de la subunidad, será imprescindible que los oficiales de la misma estén
perfectamente compenetrados de la importancia de sus funciones, de la
obligación de ser fieles intérpretes del espíritu de su jefe y correctos ejecutores de
sus órdenes, del deber de secundarlo en todo momento con insospechable
lealtad, comprensión y gran espíritu de colaboración, de ser en todo momento
modelos intachables de sus subordinados, tanto por su patriotismo, abnegación,
espíritu de sacrificio y amor al servicio, cuanto por su absoluta corrección, en
todos los aspectos de la vida diaria. 1.123. La naturaleza de las funciones que les
corresponde desempeñar, exigirá que los oficiales de la subunidad convivan con
su personal y que ninguna actividad que se realice en la misma escape a su
fiscalización, a fin de prevenir todo acto, procedimiento o actividad que pudiere
menoscabar la disciplina, malograr o desvirtuar los resultados de la educación
moral y espiritual del soldado, la que deberá ser constante y cuidadosamente
desarrollada. 1.124. Serán responsables ante su jefe, de la fracción de la
subunidad puesta bajo sus órdenes directas en todo lo concerniente a orden
interno, disciplina, higiene, educación e instrucción. Asimismo, le serán con
respecto al cuidado y conservación del material, armamento, ganado y demás
efectos provistos al personal, y de los depósitos que se encuentren bajo su
fiscalización. Para ello pasarán, por lo menos una vez al mes, la revista de equipo
correspondiente, dando cuenta de su resultado al jefe de la subunidad, a los
efectos de su registro en el libro de revistas de efectos provistos. 1.126.
Inculcarán a la tropa a sus órdenes, la subordinación, el valor y el amor al
servicio, y estimularán el espíritu de iniciativa, solidaridad y camaradería. 1.127.
Velarán por la rápida y fiel ejecución de las órdenes dadas por el jefe de la
subunidad, así como por el cumplimiento exacto de las disposiciones y consignas
generales existentes, prescribiendo por sí mismos las medidas necesarias de
detalle, para que jamás se omita nada en las diversas partes del servicio, cuyo
buen funcionamiento tienen el deber de asegurar. 1.128. Deberán conocer a
fondo a los suboficiales y soldados de la fracción que mandaren. Del mismo
modo, procurarán conocer al resto del personal de la subunidad. Al efecto,
visitarán diariamente el alojamiento de la fracción puesta bajo su mando y darán
cuenta del resultado de la visita médica y veterinaria, cambios, permisos, castigos,
efectos perdidos o deteriorados, así como, en general, de todos los detalles que
debe y necesita conocer el jefe de subunidad. 1.129. Interrogarán con frecuencia a
sus soldados, se asegurarán de que nada les falte, de que su alimentación sea
suficiente y de buena calidad, y de una manera general, demostrarán constante
interés por todo lo que concerniere al personal a sus órdenes.
Como vemos, también los jefes de las distintas secciones tenían a su
cargo el bienestar; estado sanitario, el vestuario, control de la alimentación de la
tropa, como así también que la disciplina de la misma. Lógicamente en el nivel
analizado y teniendo el control de los superiores.
A fin de no resultar reiterativos, nos remitimos a los testimonios
citados en el punto anterior respecto de los imputados SAMYN DUCO;
MENENDEZ; TARANTO; ROMANO; LUGO OLIVER; GARDE;
ALBARRACÍN; CONTRERAS Y DIAZ.
58
En relación con el resto de los imputados resulta relevante lo
declarado por el soldado Oscar Orlando Frías, de la Compañía de Comando,
quien dijo que participaron en el enterramiento de Carlos Raimundo Rodas,
Orlando Solís, Antonio Gallardo, Jorge Ramón Diez, y Elvio Nis el Tte. DÍAZ,
el subteniente GASSINO y los cabos LEIVA y ALBARRACÍN. A lo cual añadió
que cuando quiso poner en conocimiento del Coronel Juan Ramón
MABRAGAÑA sobre lo sucedido, suponiendo que no sabía, fue interceptado
por el subteniente AFRANCHINO RUMI, quien lo amenazó con “pegarle un
tiro en la cabeza” y lo golpeó con puños y patadas hasta provocarle la pérdida de
conocimiento.
Emilio Rodríguez declaro que solo por órdenes de los jefes
buscaban carne de oveja para alimentarse y que una vez, por el hambre que lo
agobiaba, llevo más carne de lo indicado, y que por ello fue estaqueado, por
orden del Sargento MANZUR. Asimismo Jose Alfredo Sánchez relato que en
una oportunidad, al regresar a su puesto con alimentos, fue acusado de robo por
el sargento ayudante Luis Alfredo MANZUR y Ramón Antonio LINARES,
quienes lo estaquearon, permaneciendo durante 13 horas tirado en el piso sin
poder levantarse ni moverse, cubierto por un poncho de plástico con cuatro
estacas en los extremos de su cuerpo, soportando la nieve y la lluvia, con una
temperatura de 20 grados bajo cero. Julio Cesar Mas manifestó que fue
estaqueado por orden de Ferrante.
Gustavo Andrés Nadal dijo que con el transcurrir de los días en la
posición asignada, en un cerro, la alimentación comenzó a menguar habiendo
días enteros en que no recibían alimento y, cuando lo hacían, era insuficiente, por
lo cual comenzaron a comer deshechos que conseguían de los suboficiales. En
ocasión de ir a hurtar comida de un almacén, fue descubierto y castigado con
estaqueamiento ejecutado por LINARES y HERNÁNDEZ y ordenado por
TARANTO.
Américo Aguilar declaró que durante el tiempo que estuvo en las
Islas Malvinas fue estaqueado en tres oportunidades por sus superiores
jerárquicos como castigo por ir a buscar comida. Dijo que el subteniente Emilio
José SAMYN DUCO le sacaba la comida y lo castigaba con patadas, golpes y
estaqueos en los que sufrió mucho frío, y que la orden era ejecutada por el cabo
TAMAREU.
En relación con los entonces Teniente Primero CALDERINI
podemos citar los testimonios de los soldados de la Compañía de Ingenieros
Pablo Martínez, José Ledesma y Esteban Niveiro, quienes señalaron que los
superiores comían muy bien y que los soldados padecían hambre y frío. Que por
ese motivo el soldado Horacio Vergara había robado del depósito una oveja
carneada y que durante la guardia la comieron entre todos los soldados. Que por
ese motivo fueron estaqueados, y que la orden del castigo la dio el teniente
CALDERINI. Que les raparon la cabeza, les sacaron el casquete de abrigo y el
casco para tener mayor sufrimiento por el frío.
Por lo detallado, este Ministerio Público Fiscal considera que
FERRANTE, Jorge Oscar; AFFRANCHINO RUMI, Belisario Gustavo;
TARANTO, Jorge Eduardo; SAMYN DUCO, Emilio José; GASSINO,
Eduardo Luis; DÍAZ, Jorge Guillermo (todos los nombrados jefes de las
distintas secciones); MANZUR, Luis Alfredo; LINARES, Raúl Antonio;
HERNÁNDEZ, Pablo Emilio; TAMAREU, Claudio; ROMANO, Jorge
59
Arnaldo; CONTRERAS, Oscar Luis; ALBARRACÍN, Oscar; LEIVA,
Ramón Desiderio; GUEVARA, Sergio Alberto; CARO, Ramón Eduardo y
RIVERO, Francisco Gabriel deben ser considerados a priori responsables, en
calidad de autores o coautores funcionales directos, de los crímenes descriptos en
el punto II.B con cuya ejecución se hayan involucrado físicamente, tal
como en el punto siguiente de destacará para cada caso en particular.
Ello, de acuerdo con las figuras de tormentos y lesiones
desarrolladas en el punto IV de esta presentación y, claro está, sin perjuicio de la
posibilidad de que el avance de esta investigación permita identificar otros
eventuales responsables de estos delitos.

III. B. IMPUTACIONES EN PARTICULAR

Se sitúan en el siguiente cuadro las personas imputadas según su


posición en la organización de la Unidad militar.

Omar Edgardo PARADA


Jefe del Coo Br I Ill

Cne|.Juan Ramon lllabragafia (f)


Jefe -:1e|Fl| Me-:3 5

Cnel. Norberto Fernandez [fl E‘ -J y-Jeia


-:2-2 a PM

F'a'a |'v'a[.Io'
Tie Santiago Cadelago [-9.‘, S-'-1, Oi. Fri-
Cao Emilio Teran [S21-
iuiy Miguel Angel Garde [S31-

-Jeie C4’-'\ Coo -Jefe CA B -Jeie C.-'-‘= C -Jefe CA I-H; 3-


Cap Horacio -Jefe Jorge Rey naido Jorge Haul T1-2 O"-2 Jorge
VLCEK C.-'-'\ A IMSIRE Luis LOPEZ
LUGD Oliver

-Jefes ca seoco-' -Jefesce seocor -.lefesc-aseoc-5'


T1-E ' '
- SJ btie Eduardo -Jefes ce - 54 bi:-2 Jorge - Sabtie Emilio
FE RRANTE Gustavo
GASSINQ seoc-:':|-' SAMYN DUCD
- Tie Jorge DIAZ - SJb1ie Jorge CALDE RINI
- S.Ib1iE' Mario
- 5.152‘.-2 Belisario TARAI"-ITO HENENDEZ [fi
AFFHANCHIND
RUMI

54 ha‘.-2"os
5.1 bate-"'os. S.1ba'.e~'-as - Clio Claudio
- Cabo U-scar SJ ha ‘.-E‘ "os - Bio Luis MANZUR TAMAREU
ALBARRACIN - Bro Raul LIHARES - Che Jorge
- C-abo Ramon - Cb-:1 _PaIJ|o ROMAHO
LENA HERNANDEZ - [ho Ramon CARD
- Cabo Francisco - Che Sergio - Cbo Oscar
RNERD GUEVARA COHTRERAS

60
CDO BR I III - JEFATURA

PARADA, OMAR EDGARDO


Al momento de los hechos, Parada se desempeñaba con el grado de
General de Brigada como Jefe del Comando de Brigada de Infantería III de
Corrientes. Como tal, estuvieron bajo sus órdenes y dirección el Regimiento de
Infantería (RI) 5, el RI 4, el RI 12, la CA Com 3, la CA Ing 3, el B Log 3, el GA
3.
En el Diario de Guerra del RI 5 se consignó que el 26 de abril de
1982, cuando se encontraban en Puerto Yapeyú, « [E]l Cte. Br I III releva al J Ca
“A”, sin conocimiento del JRI 5» [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja
1, Carpeta 3, CC].
Ello es coincidente con el relato de Edgardo Oscar ARNOLDO
[declaraciones obrantes a fs. 441-442 y 637-638 vta.] quien refirió que el día que
llegaron a Puerto Yapeyú el Tte. 1° Megías, jefe de la Ca “A”, dio la orden de
matar corderos para comer y que luego habría sido castigado por ello por el Gral.
Parada y reemplazado posteriormente por el Tte. 1° Daniel Stella.
Tambien se confirma la presencia de PARADA en el TOAS mediante su
testimonio para el Informe Rattenbach44.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Omar Edgardo PARADA
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ; Carlos Raimundo RODAS; Elvio Emilio NIS; Antonio
Horacio GALLARDO; Román Orlando SOLÍS; Oscar Orlando FRÍAS; Carlos
Argentino PEREYRA; Edgardo ARNOLDO; Daniel MARTÍNEZ
GONZÁLEZ, Julio César MÁS; Gustavo Andrés NADAL; Marcos Omar
OJEDA; Rosendo PRADO; Emilio RODRÍGUEZ; José Alfredo SÁNCHEZ;
Américo AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA;
Juan de la Cruz MARTINS; José Alberto YANEVICH; Pablo MARTÍNEZ y
José Manuel LEDESMA; y por el delito de lesiones gravísimas respecto de José
Alberto YANEVICH. Ello en tanto el imputado formó parte del Estado Mayor
de la Brigada de Infantería III.

REGIMIENTO INFANTERÍA 5
PLANA MAYOR

CADELAGO, JORGE ANÍBAL SANTIAGO


Al momento de los hechos revestía como Teniente formando parte
de la Plana mayor como S1 (Personal) y S4 (Logística). Este último cargo era

44
CAERCAS; Declaraciones; Tomo II FS. 428/444
61
ejercido por el Mayor Dardo Ernesto LEDESMA, junto al Capitán Carlos
Francisco MENDE como auxiliar; aunque conforme surge tanto del mismo
Diario de guerra (n° de orden 15) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja
1, Carpeta 3, CC], como así también del Libro Histórico del RI 5 (n° de orden
11, p. 2 y 7) [agregado a Fs. 4770/4771], el 27 de Abril el Comandante de la
Brigada ordena el regreso del S4 de la Unidad, Mayor LEDESMA, y por ese
motivo el Jefe del RI 5 ordena al oficial S1 que desempeñe ese puesto, siendo
este último el Teniente Jorge Aníbal Santiago Cadelago.
Asimismo, la presencia de Cadelago en el TOAS surge también de
los testimonios de las víctimas, como por ejemplo Julio Más, quien dijo que en
una oportunidad vio a Mabragaña junto a Cadelago [fs. 439/440].
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Aníbal Santiago
CADELAGO sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido
elementos probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza
requerido en esta instancia, que debe responder como coautor mediato por los
delitos de imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por
víctimas a: Jorge Ramón DIEZ; Carlos Raimundo RODAS; Elvio Emilio NIS;
Antonio Horacio GALLARDO; Román Orlando SOLÍS; Oscar Orlando FRÍAS;
Carlos Argentino PEREYRA; Edgardo ARNOLDO; Daniel MARTÍNEZ
GONZÁLEZ, Julio César MÁS; Gustavo Andrés NADAL; Marcos Omar
OJEDA; Rosendo PRADO; Emilio RODRÍGUEZ; José Alfredo SÁNCHEZ;
Américo AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA;
Juan de la Cruz MARTINS; José Alberto YANEVICH; Pablo MARTÍNEZ y
Jose Manuel LEDESMA; y por el delito de lesiones gravísimas respecto de José
Alberto YANEVICH. Ello en tanto el imputado formó parte de la Plana Mayor
del RI 5.

GARDE, MIGUEL ÁNGEL


Al momento de los hechos integraba la Plana Mayor, siendo S3
(Operaciones) de la misma con el grado de Mayor. Ello conforme surge del
Diario de Guerra de la Unidad (n° de orden 3) [Fuente: SHE, Sección Diarios
de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC], como del Libro Histórico (n° de orden 5, p. 2
y 7) [agregado a Fs. 4770/4771].
La presencia de Garde en el TOAS y el conocimiento y ejecución de
los hechos denunciados surge de diversos testimonios. En el sentido apuntado
tenemos testimonios de seis víctimas mencionadas en este escrito que señalan a
Garde ordenando o ejecutando hechos de tormentos junto al jefe de Unidad y los
jefes de secciones. Así, Solís; Diez; Gallardo; Nis; Rodas y Frias fueron víctimas
de hechos donde reconocen la presencia de Garde, y su grado de Mayor.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Miguel Ángel GARDE sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ; Carlos Raimundo RODAS; Elvio Emilio NIS; Antonio
Horacio GALLARDO; Román Orlando SOLÍS; Oscar Orlando FRÍAS; Carlos
Argentino PEREYRA; Edgardo ARNOLDO;; Daniel MARTÍNEZ
GONZÁLEZ, Julio César MÁS; Gustavo Andrés NADAL; Marcos Omar
62
OJEDA; Rosendo PRADO; Emilio RODRÍGUEZ; José Alfredo SÁNCHEZ;
Américo AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA;
Juan de la Cruz MARTINS; José Alberto YANEVICH; Pablo MARTÍNEZ y
Jose Manuel LEDESMA; y por el delito de lesiones gravísimas respecto de José
Alberto YANEVICH. Ello en tanto el imputado formó parte de la Plana Mayor
del RI 5.

TERÁN, EMILIO
Al momento de los hechos revestía como Capitán, Procedente de la
Escuela Superior de Guerra, destinado en el cargo de oficial S2 (Inteligencia),
nombrado conforme ODR/82, del 9 de abril de 1982, con alta ese mismo día, y
baja el 15 de julio de ese mismo año. Ello conforme lo consignado en el Diario
de Guerra de la Unidad, Escalafón Oficiales del RI 5 (n° de orden 6) [Fuente:
SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC]. Asimismo, surge del
registro de “Actividades y Acontecimientos”, del mismo documento, y con fecha
9 de Abril: “Se presentan un Jefe, 17 Of subal. y 26 Subof. agregados al RI 5”,
figurando con nombre y apellido en el asiento de fecha 13 de Abril del mismo
año.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Emilio TERÁN sea llamado a prestar
declaración indagatoria por haberse reunido elementos probatorios suficientes
que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido en esta instancia, que
debe responder como coautor mediato por los delitos de imposición de
tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a: Jorge Ramón
DIEZ; Carlos Raimundo RODAS; Elvio Emilio NIS; Antonio Horacio
GALLARDO; Román Orlando SOLÍS; Oscar Orlando FRÍAS; Carlos Argentino
PEREYRA; Edgardo ARNOLDO; Daniel MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Julio
César MÁS; Gustavo Andrés NADAL; Marcos Omar OJEDA; Rosendo
PRADO; Emilio RODRÍGUEZ; José Alfredo SÁNCHEZ; Américo
AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA; Juan de la
Cruz MARTINS; José Alberto YANEVICH; Pablo MARTÍNEZ y Jose Manuel
LEDESMA; y por el delito de lesiones gravísimas respecto de José Alberto
YANEVICH. Ello en tanto el imputado formó parte de la Plana Mayor del RI 5.

JEFES DE COMPAÑIAS (SUBUNIDADES)

JEFE CA CDO VLCEK, HORACIO FRANCISCO


Durante el conflicto bélico, Vlcek se desempeñaba con el grado de
Capitán como Jefe de la Compañía Comando del Regimiento de Infantería n° 5,
de Paso de los Libres, provincia de corrientes, del EA. Como tal, era el superior
jerárquico de todos los que revistaban en la compañía Comando.
En el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA
del 24/11/2016 aparece con su grado y función en la estructura orgánica del RI 5
[p. 52. Fuente: SHE, Sección Personal, Caja 41, Carpeta 3 ] y como superior
jerárquico durante el conflicto bélico del Sarg. Osvaldo Samuel VEGA, y del
Cbo. Oscar Rolando ALBARRACÍN [p. 57 del informe citado; Fuente: Legajo
Personal Nº 814. Ubicación: División Legajos, Dirección General de Bienestar; y
Legajo Personal Nº 65.522 (B). Ubicación: Archivo General del Ejército,
respectivamente].
63
Su grado y función constan también en el Diario de Guerra del RI 5
(n° de orden 8) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta
3, CC] y en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 7, y p. 7)
[agregado a Fs. 4770/4771] en que aparece con el grado de Capitán como jefe de
la CA Comando y Oficial S 2. Por último, su nombre figura en la lista de personal
que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 743) [obrante a fs.
284-329]
Conforme surge de su legajo, revistaba en el RI 5 como Oficial S 2 y
jefe de la compañía comando. Marcha formando parte de la unidad a la zona sur
del país el 17 de abril de 1982. Va desde Comodoro Rivadavia a las Islas Malvinas
el 23 de abril y regresa el 14 de julio del mismo año.
Como dijéramos, por su función y conforme el Reglamento RV-
200-10, punto 1.050 y ss., integraba el grupo de asesores de la Plana Mayor del RI
5, conformando la Plana Mayor Especial. En el diario de Guerra del RI 5, ya
citado, se deja constancia que el 2 y 3 de abril, previamente al traslado a las Islas,
se reúne la Plana Mayor y la Plana Mayor especial con la Jefatura del RI 5.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Horacio Francisco VLCEK
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS, Elvio Emilio NIS, Antonio
Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS, Oscar Orlando FRÍAS y Carlos
Argentino PEREYRA.

JEFE CA B LUGO OLIVER, JORGE REYNALDO


Al momento de los hechos, se desempeñaba con el grado de
Teniente Primero como Jefe de la Compañía “B” del RI 5 [Fuente: Anexo 1 del
Legajo Personal. Ubicación: Asuntos Humanitarios (AAHH)].
En el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA
del 24/11/2016 aparece con su grado y función en la estructura orgánica del RI 5
[p. 52, Fuente: SHE, Sección Personal, Caja 41, Carpeta 3]. En sentido
coincidente, en el Informe del equipo de relevamiento del Min. Def. de 2015 se señala
que «El Jefe de la Ca “B” era el teniente primero Jorge Reynaldo LUGO
OLIVER. (SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, Folio Nº 86)» [p.
9]. También en el Diario de Guerra del RI 5 figura su grado y función (n° de
orden 14) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC] y en
el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 10) [agregado a Fs.
4770/4771]. Por último, su nombre figura en la lista de personal que participó en
el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 410) [obrante a fs. 284-329].
En el “Resumen al Informe Inicial de Personal” (del Anexo al
Informe Final del CAERCAS) se asienta que el Tte 1° Gustavo Adolfo
CALDERNI (Ca Ing 3) y el Tte José Francisco LAFUENTE declaran que “el
desempeño del mencionado oficial [LUGO OLIVER] fue deficiente en Puerto Howard, no
ejerciendo un control efectivo del elemento a su mando, permitiendo que se cometieran faltas,
estando involucrado en forma directa en la comisión de alguna de ellas”. También se aclara
que “los soldados Clase 62 FERNANDEZ Gabriel Arcángel, VEGA Eduardo,
MONTENEGRO Alberto, DIAZ Juan Humberto, efectúan una declaración similar a la
64
anterior.” En la descripción de los hechos, además de las declaraciones citadas más
arriba, se agrega que “un integrante no identificado de la Ca Ing 3 declara: ‘es muy
lamentable ver morir a un soldado por falta de alimentos, mientras que los mismos se los
guardaba el Jefe de la Compañía, Tte 1ro LUGO’ (SHE, Sección Varios, Caja 2,
Carpeta 6, Foja 5 [disponible en soporte digital de documental desclasificada
como MAL-SECCION-VARIOS-CAJ-2-CAR-6-CC]).
A partir de estas declaraciones es que el 1 de marzo de 1983, el Jefe
de la Sec Auditoría del Cdo Br I III Tte 1° Aníbal Guillermo TOSETTI,
consideró que Lugo Oliver habría cometido infracciones que debían ser
instruidas por la Justicia Militar. El 27 de julio de 1983 el Cte Br I III Gral Br
Braulio Argentino SÁNCHEZ ÁVALOS, elevó un informe al Cte del Cdo Cpo
Ej II, con el fin de informar las actuaciones instruidas por las presuntas
infracciones en el TOM. En la nota se informa que “no se ha tomado declaración
a ningún personal de tropa, a fin de evitar la trascendencia de los hechos en el
medio civil y preservar la tranquilidad en el frente interno”.
A continuación, se encuentra una “Nómina del personal
involucrado y causas que la motivaron”. En la entrada correspondiente al tte 1°
LUGO OLIVER, se informa que se lo sancionó con 30 días de arresto por
“Desempeñarse como J Ca en el TOM, en forma deficiente al no distribuir en debida forma y
tiempo el racionamiento destinado a sus subalternos, sancionar las faltas disciplinarias de una
manera no equitativa, permanecer en su puesto de comando sin recorrer las distintas posiciones
las veces necesarias y no controlar en forma estricta los actos realizados por el personal a sus
órdenes”. [(SHE, Sección Comisión de Evaluación, Caja 2, Carpeta 13 (disponible
en soporte digital de documental desclasificada como COM-EVAL-CAJ-2-CAR-
13-CC)].
Por otro lado, en la p. 89 del informe de 2016 citado, se deja
constancia de los archivos relacionados con Lugo Oliver:
- Anexo al Informe Final del CAERCAS, “Resumen al Informe Inicial de
Personal”; SHE, Sección Comisiones de Evaluación, Caja 1, Carpeta 3; COM-
EVAL-CAJ-1-CAR-3-CC.
- Cdo Cpo Ej II: Informes sobre actuaciones instruidas; SHE, Sección
Comisiones de Evaluación, Caja 2, Carpeta 13; COM-EVAL-CAJ-2-CAR-13-CC.
- Dictamen N° 7168; SHE, Sección Varios, Caja 2, Carpeta 6, Folio Nº 5; MAL-
SECCION-VARIOS-CAJ-2-CAR-6-CC.
- Anexo 1 del Legajo personal; Asuntos Humanitarios (AAHH); TTE 1RO
LUGO OLIVER
Se presentó el pedido de instrucción formal con pedido de
indagatoria de Lugo Oliver en el requerimiento de instrucción n° 1664/07 del
19/9/07; nro. 1734/08 (fs. 845/847) del 12 de mayo de 2008; n° 3781/15 del
17/09/2015; y n° 3984/16 del 15/3/2016.
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
 José Alfredo Sánchez refirió que revistó en el RI 5 Ca B y el jefe de Ca era el
Teniente 1° Jorge Reynaldo Lugo Oliver. Dijo que “El Jefe de Compañía el Tte.
1° Lugo Oliver jamás se interpuso para evitar el estaqueamiento, avalando y
prestando consentimiento a estas prácticas”. (Declaración del 19 de marzo de
2008 ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados del
Chaco obrante a fs. 2673, denuncia de fs. 3987/vta ratificada a fs. 3992).

65
 Marcos Omar Ojeda (Fs. 402-403) refirió que revistó en la compañía que estaba a
cargo del Teniente Lugo Oliver.
 José Antonio Delgado (fs. 431/432) refirió que revistó en el RI 5 en la Ca B y
que el jefe era el Teniente 1° Lugo [Oliver].
 Oscar Torres (denuncia presentada ante el Juzgado Federal de Chaco obrante a
fs. 4014/vta. ratificada a fs. 4016) refirió que sus superiores eran el Tte. 1° Jorge
Reynaldo Lugo Oliver y Mabragaña y que teniendo conocimiento de las torturas
a las que eran sometidos nunca intentaron evitarlas y prestaron su
consentimiento a esas prácticas inhumanas.
 Julio Más (fs. 439-440) refirió que el Jefe de la Ca B del RI 5 era el Tte. 1° Lugo
Oliver y dijo que Lugo Oliver y los demás oficiales cercanos comían bien y
estaban en una situación diferente a la de los soldados. Asimismo, refirió que ni
Lugo ni Mabragaña pasaban a ver el estado de los soldados.
 Juan De la Cruz Martins (fs. 426-427) refirió que el Tte. Lugo era el jefe de la Ca
B.
 Daniel Martínez González (fs. 576/577 y 4569/4571) refirió que fue estaqueado y
que fue testigo del estaqueamiento de Rosendo Prado. Al respecto, señaló que esos
“eran los castigos que imponía el Teniente Primero Lugo”.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Reynaldo LUGO OLIVER
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Juan de la Cruz MARTINS, Daniel MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Julio César
MÁS, Gustavo Andrés NADAL, Marcos Omar OJEDA, Rosendo PRADO,
Emilio RODRÍGUEZ y José Alfredo SÁNCHEZ.

JEFE CA C MASIRIZ, JORGE RAÚL (DNI 7795615)


Durante el conflicto bélico por las Islas Malvinas, Masiriz se
desempeñó con el grado de Capitán como jefe de la Compañía “C”. En el Informe
del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del 24/11/2016 aparece
con su grado y función en la estructura orgánica del RI 5 [p. 52, Fuente: SHE,
Sección Personal, Caja 41, Carpeta 3].
En el Diario de Guerra del RI 5 figura su grado y función (n° de
orden 14) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC], y
también en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 10) [agregado a
Fs. 4770/4771]. Por último, su nombre figura en la lista de personal que participó
en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 447) [obrante a fs. 284-329].
Conforme surge de su legajo personal n° 533, estuvo 75 días en el
TOAS (nota sobre cómputos para el retiro voluntario del 20 de febrero de 200,
p. 6). Asimismo, del Informe de calificación del año 1981/82 surge que revistaba
en el RI 5 y fue enviado a Comodoro Rivadavia, de ahí a Puerto Argentino, y el
25 de abril de 1982 llegó a Puerto “Yapeyú” (Puerto Howard). Finalmente, se
deja asentado que el 14 de julio se presenta en su unidad en Paso de los libres [p.
197, del legajo de mención]. En diciembre de 1982 es promovido a S 1 del RI 5.
En las Actuaciones de Justicia Militar instruidas en el marco de las
averiguaciones solicitadas por las denuncias del soldado conscripto Juan
Humberto DÍAZ al sarg 1° Carlos Alberto VEGA, el Cap. Masiriz suscribe un

66
informe en el que recomendó que “no se adopten medidas disciplinarias con el
sargento primero Carlos Alberto VEGA” por su actuación durante el conflicto
bélico (SHE, Sección Comisión Evaluación, Caja 2, Carpeta 10, Fojas 4 a 16).
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
- Jorge Humberto González (en su declaración obrante a fs. 430) quien dijo que
Masiriz era el jefe de la compañía C durante el conflicto bélico.
- Américo Aguilar (en su declaración obrante a fs. 423/424) refirió también que el
jefe de la compañía C del RI 5 durante el conflicto bélico era el Capitán Masiriz.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Raúl MASIRIZ sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Américo AGUILAR; Jorge Humberto GONZÁLEZ; José Raúl LENCINA; José
Alberto YANEVICH; y respecto de este último también por el delito de lesiones
gravísimas. Ello en tanto el imputado fue Jefe de la Compañía “C”

JEFES DE SECCIONES Y SUBALTERNOS


Compañía Comando (Ca Cdo)

GASSINO, EDUARDO LUIS (DNI 12.549.161)


Al momento de los hechos, Gassino se desempeñaba con el grado
de Subteniente como Jefe de la sección Comunicación de la Compañía Comando
del RI 5. Su nombre, grado y función constan en la estructura orgánica del RI 5
obrante en el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del
24/11/2016 [p. 52, Fuente: SHE, Sección Personal, Caja 41, Carpeta 3], también
en el Diario de Guerra del RI 5 (n° de orden 21) [Fuente: SHE, Sección Diarios
de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC] y en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982
(n° de orden 14) [agregado a Fs. 4770/4771] en que aparece con el grado de
Subteniente. Por último, su nombre figura en la lista de personal que participó en
el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 292) [obrante a fs. 284-329].
Como dijéramos, por su función y conforme el Reglamento RV-
200-10, punto 1.050 y ss., integraba el grupo de asesores de la Plana Mayor del RI
5, conformando la Plana Mayor Especial. En el diario de Guerra del RI 5, ya
citado, se deja constancia que el 2 y 3 de abril, previamente al traslado a las Islas,
se reúne la Plana Mayor y la Plana Mayor especial con la Jefatura del RI 5.
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
 Jorge Ramón DIEZ [fs. 782/vta., 4020/vta., 4181 4233/4235], quien refirió que
Garde, Gassino y Leiva ordenaron su enterramiento. Y que Garde y Gassino
ordenaron el estaqueamiento del soldado Pereyra.
 Juan Andrés Cáceres [fs. 433/vta.] quien refirió que el Subtte. Gassino era el jefe
de sección de comunicaciones donde revistaba en la Ca Comando.
 José Félix Díaz [fs. 771/772];
 Carlos Raimundo Rodas [fs. 776-777, 4228/4233].
Fue identificado como imputado en los requerimientos de instrucción n°
1732/08 de fecha 8/5/08 [fs. 843/844]; n° 3990/16 de fecha 17/3/2016 [Fs.
3979/3984]; y n° 3984/16 de fecha 15/3/2016 [Fs. 4035/4040].

67
Conforme lo expuesto, solicitamos que Eduardo Luis GASSINO
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS, Elvio Emilio NIS, Antonio
Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS, Carlos Argentino PEREYRA, y
Oscar Orlando FRÍAS.

DÍAZ, JORGE GUILLERMO (DNI 11.452.805)


Al momento de los hechos, Díaz se desempeñaba con el cargo de
Teniente como Jefe de la Sección Exploración, de la Compañía Comando, del RI
5. Su grado y función aparecen en la estructura orgánica del RI 5 obrante en el
Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del 24/11/2016 [p.
52]. También en el Diario de Guerra del RI 5 en donde consta que con el grado
de Teniente su función durante el conflicto bélico fue de Jefe de la Sección
exploración y revistaba en comisión siendo su procedencia el LMGSM - Liceo
Militar General San Martín- (n° de orden 16) [Fuente: SHE, Sección Diarios
de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC]. En vista de que estaba destinado en comisión,
no figura en el Libro Histórico del año 1982 del RI 5 [agregado a Fs. 4770/4771];
no obstante lo cual, su nombre si figura en la lista de personal que participó en el
conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 197) [obrante a fs. 284-329].
Conforme surge de su legajo, el 17 de abril de 1982 marcha con el
RI 5 al TOAS como Jefe Sec. Exploradores y regresa el 15 de junio.
Es nombrado por la víctima Carlos Pereyra (fs. 367/370 y 419/vta.)
quien refirió que el Teniente Díaz era jefe de sección y ordenó su estaqueamiento.
Asimismo, refiere que escuchó cuando ordenó el enterramiento de otros
compañeros soldados conscriptos entre los que se encontraba Nis.
Fue identificado como imputado en el requerimiento n° 1664/07 de
fecha 19/9/07 [Fs. 466/476].
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Guillermo DÍAZ sea
llamado a prestar de declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Carlos Argentino PEREYRA, Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS,
Elvio Emilio NIS, Antonio Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS, y
Oscar Orlando FRÍAS.

AFFRANCHINO RUMI, BELISARIO GUSTAVO (DNI 12884360)


Al momento de los hechos, Affranchino Rumi revistaba en el RI 5
con el grado de subteniente como Jefe de la sección Mortero Pesado. En el
Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del 24/11/2016
consta su nombre, grado y función en la Estructura orgánica del RI 5 [p. 52,
Fuente: SHE, Sección Personal, Caja 41, Carpeta 3] y aparece nombrado como
Subt. Affranchino Rumi desempeñándose como jefe de sección del RI 5 como
superior del Sarg. Osvaldo Samuel VEGA y el Cbo. Oscar Rolando
ALBARRACÍN, [pp. 58-59. Fuente: Legajo Personal Nº 814. Ubicación:

68
División Legajos, Dirección General de Bienestar; y Legajo Personal Nº 65.522
(B). Ubicación: Archivo General del Ejército].
También figura en el Diario de Guerra del RI 5 con su grado y
función (n° de orden 22) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1,
Carpeta 3, CC] y en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 15, p.
7) [agregado a Fs. 4770/4771]. Por último, su nombre figura en la lista de
personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 15)
[obrante a fs. 284-329].
Conforme surge de su legajo, revistaba en el RI 5 como Jefe de la
Sección Mortero Pesado y marcha formando parte de la unidad a la zona sur del
país en tren hasta Paraná el 17 de abril de 1982, de Paraná a Comodoro Rivadavia
el 18 de abril del mismo año, marcha a Puerto Argentino en las Islas Malvinas el
23 de abril y de Puerto Argentino a Puerto Yapeyú en la Isla Gran Malvina el
26de abril. Se presenta en su unidad en Paso de los libres el 14 de julio del mismo
año.
Como dijéramos, por su función y conforme el Reglamento RV-
200-10, punto 1.050 y ss., integraba el grupo de asesores de la Plana Mayor del RI
5, conformando la Plana Mayor Especial. En el diario de Guerra del RI 5, ya
citado, se deja constancia que el 2 y 3 de abril, previamente al traslado a las Islas,
se reúne la Plana Mayor y la Plana Mayor especial con la Jefatura del RI 5.
Es nombrado por la víctima Oscar Orlando Frías [fs. 796] quien
dijo que el día del enterramiento de varios soldados conscriptos de su sección fue
interceptado por el subteniente AFFRANCHINO RUMI quien lo amenazó con
“pegarle un tiro en la cabeza” y lo golpeó con puños y patadas hasta provocarle
la pérdida de conocimiento.
En el Requerimiento n° 3990/16 de fecha 17/3/2016 en la causa
N° 7929/15 caratulada “N.N. S/ A DETERMINAR (LESA HUMANIDAD)”
acumulada a la causa FCR 63001777/07, se lo identifica como imputado.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Belisario Gustavo
AFFRANCHINO RUMI sea llamado a prestar declaración indagatoria por
haberse reunido elementos probatorios suficientes que permiten afirmar, con el
grado de certeza requerido en esta instancia, que debe responder como coautor
funcional por los delitos de imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616)
que tuvieron por víctimas a: Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS,
Elvio Emilio NIS, Antonio Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS, y
Oscar Orlando FRÍAS.

ALBARRACÍN, OSCAR (D.N.I. 14.141.145; N.I. 249.589)


Al momento de los hechos, Albarracín revistaba con el grado de
cabo en el RI 5, de Paso de los Libres, Provincia de Corrientes.
Conforme surge del Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de
Defensa del EA del 24/11/2016 «[…] El 17 de abril de 1982, el cbo
ALBARRACÍN se trasladó con su Unidad a la zona de Comodoro Rivadavia
como J Gpo Sec Exploración de la Ca Cdo. El 26/04 el RI 5 ocupó posiciones
en Puerto Argentino y Puerto Yapeyú (Isla Gran Malvina). Finalmente, se
presentó de regreso en su Unidad el 27 de junio de 1982. Sus superiores fueron el
Jefe de Sección subt Belisario Gustavo RUMI AFFRANCHINO y el Jefe de la
Ca Cdo cap Francisco ULCER [Vlcek]» [pp. 58-59].
69
También figura su nombre y grado en el Libro Histórico del RI 5
del año 1982 (n° de orden 71) [agregado a Fs. 4770/4771] y su nombre figura en
la lista de personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden
25) [obrante a fs. 284-329].
Además, en el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa
del EA del 24/11/2016, consta que Albarracín aparece en otros documentos
desclasificados, entre los cuales destacamos «En el acta de recepción de ex
prisioneros de guerra de la ESPAC Gral. Lemos, en el punto actividades en las
Islas Malvinas en el área personal, el cbo describe “sanciones disciplinarias no
acorde con el clima” (SHE, Sección Personal, Caja 22, Carpeta 5, Folio Nº239)
[pp. 58-59].
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
 Elvio Emilio Nis [fs. 356/359, fs. 422] quien refiere que el cabo 1° Leiva y el
cabo Albarracín ejecutan la orden del enterramiento dada por Mabragaña y
Garde.
 José Féliz Díaz [fs. 771/772],
 Carlos Pereyra (fs. 367/370 y 419/vta.),
 Carlos Raimundo Rodas [fs. 776-777, 4228/4233] quien dijo que cuando fueron
enterrados el cabo Albarracín les caminaba alrededor de la cabeza.
 Román Orlando Solís [fs. 773-774] quien refirió que cuando lo acusan de robar
una oveja, antes del enterramiento, Garde y Albarracín lo agarran y comienzan a
golpearlo. Que luego Garde da la orden del enterramiento para que la ejecute el
cabo Albarracín.
En los requerimientos de instrucción n° 1664/07 de fecha
19/9/07 [Fs. 466/476]; el n° 1728/08 de fecha 28/4/08; el n° 1732/08 de
fecha 8/5/08[fs. 843/844]; el n° 3990/16 de fecha 17/3/2016 [Fs. 3979/3984];
n° 3984/16 de fecha 15/3/2016 [Fs. 4035/4040]; y n° 5123/2018 de fecha 26 de
enero de 2018 [4703/4729]; actualmente todos obrantes en la causa FCR
63001777/07 de referencia, se lo identifica a Albarracín como imputado.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Oscar ALBARRACÍN sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS, Elvio Emilio NIS, Antonio
Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS y Oscar Orlando FRÍAS.

LEIVA, RAMÓN DESIDERIO (DNI 13183622)


Al momento de los hechos, Leiva se desempeñaba como Cabo
Primero de la sección exploración de la Compañía Comando del Regimiento de
Infantería n° 5 de Paso de los libres, Corrientes, del EA. Su nombre y grado
figura en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 66) [agregado a Fs.
4770/4771] y su nombre figura en la lista de personal que participó en el
conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 391) [obrante a fs. 284-329].
En el informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA
del 24/11/2016 [p. 62] figura un cabo 1° Leiva como superior del soldado

70
conscripto Jorge Ramón Diez que revistaba en el RI 5 [Fuente: Folio Nº21,
AJM].
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
 Elvio Emilio Nis [fs. 356/359, fs. 422] quien refiere que el cabo 1° Leiva y el
cabo Albarracín ejecutan la orden del enterramiento dada por Mabragaña y
Garde.
 Jorge Ramón DIEZ [fs. 782/vta., 4020/vta., 4181 4233/4235], quien refirió que
Garde, Gassino y Leiva ordenaron su enterramiento.
Fue identificado como imputado en los requerimientos de
instrucción n° 1664/07 de fecha 19/9/07 [Fs. 466/476]; y n° 3984/16 de fecha
15/3/2016.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Ramón Desiderio LEIVA
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Jorge Ramón DIEZ, Carlos Raimundo RODAS, Elvio Emilio NIS, Antonio
Horacio GALLARDO, Román Orlando SOLÍS y Oscar Orlando FRÍAS.

RIVERO, FRANCISCO GABRIEL (DNI 11.429.238)


Al momento de los hechos, se desempeñó como sargento de la
sección exploración de la Compañía Comando del RI 5 de Paso de los libres
Corrientes, del EA. Su nombre y grado figura en el Libro Histórico del RI 5 del año
1982 (n° de orden 45) [agregado a Fs. 4770/4771] y su nombre figura en la lista
de personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 575)
[obrante a fs. 284-329].
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
 Antonio Horacio Gallardo [780-781/vta.] quien refirió que Garde le dio la orden
al cabo primero Rivero para que lo pongan en calabozo de campaña que era el
estaqueamiento;
 Jorge Ramón DIEZ [fs. 782/vta., 4020/vta., 4181 4233/4235].
Se lo identifica como imputado en el requerimiento de instrucción n° 3990/16 de
fecha 17/3/2016 [fs. 3979/3984], indicando que sería responsable por los hechos
que tuvieron por víctima a Antonio Horacio Gallardo. En el requerimiento de
instrucción n° 1728/08 de fecha 28/4/08 [fs. 797/804] se haría referencia a esta
persona como Rivera.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Francisco Gabriel RIVERO
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor por los delitos de imposición
de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctima a: Antonio
Horacio GALLARDO.

71
COMPAÑÍA B (CA B)

FERRANTE, Jorge Oscar (DNI 14742565)


Al momento de los hechos, Ferrante se desempeñaba con el grado
de Subteniente como Jefe de la 3ra Sección Tiradores de la compañía B del RI 5.
En el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del
24/11/2016 aparece con su grado y función en la estructura orgánica del RI 5 [p.
52, Fuente: SHE, Sección Personal, Caja 41, Carpeta 3]. También en el Diario de
Guerra del RI 5 en donde consta que con el grado de Subteniente su función
durante el conflicto bélico fue de Jefe de la Sección tiradores y revistaba en
comisión siendo su procedencia el Colegio Militar Nacional -CMN- (n° de orden
32) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC]. En vista
de que estaba destinado en comisión, no figura en el Libro Histórico del año
1982 del RI 5 [agregado a Fs. 4770/4771]; no obstante lo cual, su nombre sí
figura en la lista de personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de
orden 253) [obrante a fs. 284-329].
En su acta de recepción refiere al fallecimiento de Remigio
Fernández y también a los soldados Montenegro y Rodríguez que se habrían auto
infringido disparos de arma de fuego (3er y 1er grupo) [disponible en versión
digital como PERSONAL-CAJA-22-CAR-5-CC-PDF].
Hay testimonios de víctimas que lo nombran o se refieren al mismo:
 Julio Más declaró, a fs. 439/440, que: “…toda la compañía sabía el estado en que
se encontraba Remigio, era ‘vox populi´. La Sección donde estábamos Remigio y
yo era del Subteniente Ferrante (…) dio la orden de que me estaquearan (…)
Mientras estaba atado, se acercó Ferrante y me dijo que era un cobarde, que no
me la aguantaba…”
 Daniel González Martínez (fs. 4569/4571) refiere que sus superiores tenían
conocimiento del estado de salud de Juan Quintana –el jefe de Juan era Ferrante-.
 Oscar Torres (denuncia presentada ante el Juzgado Federal de Chaco obrante a
fs. 4014/vta. ratificada a fs. 4016) refirió que el Jefe de sección era el Subtte.
Oscar Ferrante quien le ordenó cavar la fosa donde es enterrado Remigio
Fernández.
Oportunamente se lo identificó como imputado en los
requerimientos de instrucción n° 1664/07 del 19/9/07 y nro. 5123 del
26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Oscar FERRANTE
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor por los delitos de imposición
de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctima a Julio Cesar
Más.

TARANTO, Jorge Eduardo (D.N.I. 13.092.178; N.I. 232.340)


Al momento de los hechos, Taranto se desempeñaba con el grado
de subteniente como Jefe de la Sección de Apoyo de la Compañía “B” del RI 5.
Su nombre, grado y función constan en la estructura orgánica del RI 5 obrante en
el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del 24/11/2016
72
[p. 52; Fuente: SHE, Sección Personal, Caja 41, Carpeta 3], también en el Diario
de Guerra del RI 5 (orden n° 25) [Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja
1, Carpeta 3, CC] y en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (orden n° 18)
[agregado a Fs. 4770/4771]. Por último, su nombre figura en la lista de personal
que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (orden n° 686) [obrante a fs. 284-
329].
Según consta en su Legajo Personal, el 17 de abril de 1982 partió
hacia Comodoro Rivadavia. Desde allí se dirigió, en modo aéreo, a Puerto
Argentino el 23 de abril y, posteriormente, hacia Puerto Yapeyú en la Isla Gran
Malvina (Puerto Howard) el 26 del mismo mes. Finalizada la Guerra, se presentó
en el asiento de paz de su Unidad el 23 de junio. El 30 de diciembre de 1983
recibió un distintivo y diploma por haber participado en el “Conflicto Armado
con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte por la recuperación de
las Islas Malvinas” (Legajo Personal Nº 65. Ubicación: División Legajos,
Dirección General de Bienestar citado en el “Informe del Equipo de
relevamiento del Ministerio de Defensa del EA del 24/11/2016”, pp. 52-62).
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
 Gustavo Andrés Nadal relató haber sido estaqueado por Linares y Hernández
por orden de Taranto (fs. 2359). En su segunda declaración hizo referencia a la
pérdida de peso y desnutrición que sufrió y respecto del estaqueamiento al que fue
sometido dijo que “[…] el Sargento Linares le da la orden al Cabo Hernández
que se presente ante el Jefe de Sección, Jorge Taranto. El Cabo Hernández lo
lleva haciéndolo con saltos de rana hasta la carpa en que estaba Taranto [quien] le
dice a Hernández que lo hagan estaquear” y así permaneció durante 5 o 6 horas
(fs. 4560/4562).
 Daniel González Martínez (fs.576/577 vta.) declaró que Taranto los “bailó” por
creer que él y Prado habían robado comida y dijo que mientras hacían los
movimientos vivos les disparó 6 o 7 veces a las piernas y que los golpeaba con un
baquetón de acero. En otra declaración, señaló que Taranto lo hizo estaquear por
matar una oveja para comer, tanto a él como a Rosendo Prado. Asimismo, refirió
que sus superiores tenían conocimiento del estado de salud de Juan Quintana –el
jefe de Juan era Ferrante- (fs. 4569/4571).
 En sentido coincidente, Oscar Torres en la denuncia presentada ante el Juzgado
Federal de Chaco (fs. 4014/vta. ratificada a fs. 4016) refirió que: “…El Subt.
Taranto los hace realizar movimientos vivos (raneo) a dos soldados (Rosendo
Prado fallecido y Martínez González) en el barro, hielo, nieve, agua, etc. y
escucho (…) ´si no cantan los voy a ejecutar´ (…) Taranto saca la pistola y efectúa
de 6 o 7 disparos entre las piernas de Martínez González para que se levante (…)
posteriormente estaquea a Prado por varias horas…”.
 Juan de la Cruz Martins relató que el hambre y la debilidad hicieron que se
duerma durante una guardia ante lo que “…vino el Subteniente Taranto y me
mete la cabeza con el agua fría y nos apretaba la cabeza contra el agua, me decía
que me iba a matar” (fs. 426/427).
 Edgardo Oscar Arnoldo refirió que, si bien revistaba en la Ca “A”, fue asignado
para realizar la guardia del lugar donde se almacenaban las provisiones y
pertenencias de suboficiales y oficiales. En una oportunidad, el subteniente
TARANTO lo acusó de robar provisiones y como castigo ordenó que lo
estaquearan. Estuvo 4 o 5 horas atado de manos y pies abiertos (fs. 637/8)
73
Fue identificado como imputado en los requerimientos de instrucción n°
1613/07 de fecha 8/5/07 (fs. 127/144) del 8 de mayo de 2007; n° 1692/07 (fs.
603/604) del 14/12/07; n° 1734/08 del 12/5/08; n° 3984/16 de fecha
15/3/2016 y n° 5123 del 26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Eduardo Taranto sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos que tuvieron por víctima a Rosendo Prado y como
autor directo por el delito de imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616)
que tuvo por víctima a Edgardo Oscar Arnoldo.
Debe tenerse presente, en este último aspecto, que el
sobreseimiento que recayó sobre el nombrado en el marco del incidente de
prescripción que llevó su nombre —al que se hará alusión en el punto V de esta
presentación— no obsta a la imputación que aquí se realiza, en tanto ésta no
incluye los hechos que tuvieron como víctimas a Juan de la Cruz Martins, Daniel
Martínez González y Gustavo Andrés Nadal y que conformaban su imputación
al momento de aquella resolución desincriminatoria, fechada en septiembre de
2010.

MANZUR, LUIS ALFREDO (DNI 11858860)


Al momento de los hechos, Manzur se desempeñaba con el grado
de Sargento de la Ca B de la Tercera Sección Tiradores. Su superior jerárquico
inmediato era el Subte. Jorge Ferrante [Informe del Equipo de relevamiento del
Ministerio de Defensa del EA del 24/11/2016”, p. 64]. Su nombre y grado figura en
el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 29) [agregado a Fs. 4770/4771]
y su nombre figura en la lista de personal que participó en el conflicto bélico con
el RI 5 (n° de orden 431) [obrante a fs. 284-329].
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
- Marcos Omar Ojeda (fs. 402-403) declaró que por el hambre desesperante que
sufría en Puerto Howard optó por escaparse y que por ese hecho fue apresado y
por orden de Manzur lo estaquearon durante cuatro horas Asimismo, dijo: “…a
mediados de guerra un compañero mío de carpa murió por desnutrición, él se llamaba Remigio
Fernández […] Yo di parte infinidad de veces de que mi compañero estaba mal, pedí parte con
Manzur para hablar con él, quien nos trataba de infelices, de inservibles, nos golpeaba, sólo por
pedir hablar con él”. Consultado si desea agregar algo, volvió a referirse a la
actuación de Manzur ante el estado de Fernández que lo condujo a la muerte.
Marcos Ojeda regresó de Islas Malvinas pesando 18 kg menos.
- Jorge Antonio Delgado (fs. 431/432) refirió que el sargento Manzur estaba en la
Tercera sección de la Ca B del RI 5 y fue quien ordenó el estaqueo de Marcos
Ojeda.
- José Alfredo Sánchez refirió que «Alfredo Manzur, que fue el que me estaqueó y
otros Suboficiales, uno era de apellido Linares […] Quiero que quede claro que el
Jefe de la Compañía en ese momento [Jefe de Compañía Lugo Oliver] no hizo
nada para impedir los actos de tortura como el denunciado». En su denuncia,
luego ratificado ante el Juzgado, dijo que: « […] Fui acusado de robo de
alimentos por el Sargento Ayudante Luis Alfredo Manzur y Ramón Antonio
Linares, quienes me agreden verbalmente y me someten a un “raneo”
74
(movimientos vivos) por más de media hora entre barro, nieve, agua y hielo,
culminando en un estaqueamiento, en un calabozo de campaña. Este estaqueamiento
consistía en estar tirado en el piso cubierto por un poncho plástico con cuatro
estacas en los extremos sobre el cuerpo de uno, soportando la humedad de la
turba, la nieve, lluvia y temperatura de 20 grados bajo cero, desde las 10 hs. Hasta
las 23 hs., esto es, durante 13 hs. Sin poder moverme, permaneciendo inmóvil,
sufriendo daño psicológico y corporal por tal situación. En ese momento se
produce un bombardeo naval de la artillería británica […]» (Declaración del 19 de
marzo de 2008 ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de
Diputados del Chaco obrante a fs. 2673; denuncia de fs. 3987/vta ratificada a fs.
3992).
- Emilio Rodríguez (fs. 1979-1980) dijo que sus superiores fueron el coronel Juan
Ramón Mabragaña, el subteniente Taranto, el sargento Manzur y el cabo
Guevara. Señaló que solo por órdenes de los jefes buscaban carne de oveja para
alimentarse y que una vez, por el hambre que lo agobiaba, llevo más carne de lo
indicado y que por ello fue estaqueado por orden del Sargento Manzur.
Fue identificado como imputado en los requerimientos de instrucción n°
1664/07 del 19/9/07, n° 1896/09 del 18 de mayo de 2009, donde se solicitó que
el mismo sea llamado a prestar declaración indagatoria; y, posteriormente, en el
nro. 3984/16 del 15 de marzo de 2016.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Luis Alfredo MANZUR sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Marcos Omar Ojeda, José Alfredo Sánchez y Emilio Rodríguez.

LINARES, RAÚL ANTONIO (DNI 12.506.013)


Al momento de los hechos, Linares se desempeñaba como Sargento
de la Compañía B del RI 5. Su nombre y grado figura en el Libro Histórico del RI 5
del año 1982 (n° de orden 40) [agregado a Fs. 4770/4771] y su nombre figura en la
lista de personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 396)
[obrante a fs. 284-329].
Es nombrado por las siguientes víctimas y testigos:
- Andrés Nadal relató haber sido estaqueado por Linares y Hernández por orden
de Taranto. Dijo: “Lo que recuerdo es quienes fueron los autores directos del
hecho [su estaqueamiento] y fueron los jefes de mi sección: el cabo Hernández y el
Sargento Linares, cuyos nombres no recuerdo. Es decir el sargento le dio la
orden al cabo para que me trasladaran al jefe de compañía que se llama
Subteniente Jorge Taranto quien da la orden del estaqueo. Después el que yo
recuerdo que cumplió esa orden fue el cabo Hernández” (fs. 2359-2360, obra
otra declaración coi8ncidente a fs. 4560/4562).
- José Alfredo Sánchez refirió que “Alfredo Manzur, que fue el que me estaqueó y otros
Suboficiales, uno era de apellido Linares (…) Quiero que quede claro que el Jefe de la
Compañía en ese momento [Jefe de Sección Ferrante y Jefe de Compañía Lugo
Oliver] no hizo nada para impedir los actos de tortura como el denunciado…” (Declaración
del 19 de marzo de 2008 ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara

75
de Diputados del Chaco obrante a fs. 2673; denuncia de fs. 3987/vta ratificada a
fs. 3992).
- Oscar Torres (denuncia presentada ante el Juzgado Federal de Chaco obrante a
fs. 4014/vta. ratificada a fs. 4016) refiere que el Sargento Ramón Antonio Linares
fue testigo de las torturas que sufrieron Rosendo Prado y Martínez González.
Se lo identifica como imputado en los requerimientos de instrucción n° 1692/07
(fs. 603/604) del 14 de diciembre de 2007; en el nro. 1734/08 (fs. 845/847) del
12 de mayo de 2008; y n° 3984/16 del 15/3/2016.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Raúl Antonio LINARES sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Gustavo Andrés Nadal y José Alfredo Sánchez.

HERNÁNDEZ, PABLO EMILIO (DNI 16043651)


Al momento de los hechos, Hernández se desempeñaba con el
grado de Cabo como Jefe de Grupo de la Compañía B del RI 5. Arribó a Puerto
Yapeyú el 26 de abril de 1982 (conforme surge de la planilla remitida por el
Ministerio de Defensa titulada “Antecedentes del Personal Veteranos de la
Guerra de Malvinas” obrante a fs. 526.
Su nombre y grado figura en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982
(n° de orden 89) [agregado a Fs. 4770/4771] y su nombre consta en la lista de
personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 360) donde
aparece su DNI [obrante a fs. 284-329].
Fue mencionado por la víctima Gustavo Andrés Nadal quien relató
haber sido estaqueado por Linares y Hernández por orden de Taranto. Dijo: “Lo
que recuerdo es quienes fueron los autores directos del hecho [su estaqueamiento] y
fueron los jefes de mi sección: el cabo Hernández y el Sargento Linares, cuyos
nombres no recuerdo. Es decir el sargento le dio la orden al cabo para que me
trasladaran al jefe de compañía que se llama Subteniente Jorge Taranto quien da
la orden del estaqueo. Después el que yo recuerdo que cumplió esa orden fue el
cabo Hernández” (fs. 2359-2360, obra otra declaración coi8ncidente a fs.
4560/4562).
Se lo identificó como imputado en el requerimiento de instrucción
n° 1692/07 (fs. 603/604) del 14 de diciembre de 2007.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Pablo Emilio
HERNÁNDEZ sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse
reunido elementos probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de
certeza requerido en esta instancia, que debe responder como coautor funcional
por los delitos de imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que
tuvieron por víctima a: Gustavo Andrés Nadal.

GUEVARA, SERGIO ALBERTO (DNI 14969660)


Guevara se desempeñó como Cabo de la Compañía B del RI 5
durante el conflicto bélico de Islas Malvinas. Su nombre y grado figura en el Libro
Histórico del RI 5 del año 1982 (n° de orden 87) [agregado a Fs. 4770/4771] y su

76
nombre consta en la lista de personal que participó en el conflicto bélico con el
RI 5 (n° de orden 353) donde se deja constancia de su DNI [obrante a fs. 284-
329].
Es nombrado por las siguientes víctimas:
- Julio Más (declaración obrante a fs. 439/440) relató haberse ido de su posición
cuando se enteró de la muerte de Remigio Fernández y, al regresar, dijo que
“…me dicen que me andaba buscando el cabo Guevara, que era mi jefe
inmediato. Me presento ante él y me dice que el Subt. Ferrante le dio la orden de
que me estaquearan […] Allí estuve entre doce y dieciocho horas…”.
- Emilio Rodríguez (fs. 1979-1980) dijo que sus superiores fueron el coronel Juan
Ramón Mabragaña, el subteniente Taranto, el sargento Manzur y el cabo
Guevara.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Sergio Alberto GUEVARA
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctima a
Julio Cesar Más.

COMPAÑÍA “C” (CA. “C”)

SAMYN DUCO, EMILIO JOSÉ (DNI 13232503)


Al momento de los hechos, Samyn Duco con el grado de
Subteniente estaba a cargo de la 1er Sección de Tiradores de la Ca. “C” del RI 5
bajo el mando directo del Cap. Masiriz. En el Informe del Equipo de relevamiento del
Ministerio de Defensa del EA del 24/11/2016 aparece con su grado y función en la
estructura orgánica del RI 5 [p. 52, Fuente: SHE, Sección Personal, Caja 41,
Carpeta 3]. También figura en el Diario de Guerra del RI 5 (n° de orden 24)
[Fuente: SHE, Sección Diarios de Guerra, Caja 1, Carpeta 3, CC] y en el Libro
Histórico del RI 5 del año 1982 (orden n°17) [agregado a Fs. 4770/4771]. Por
último, su nombre consta en la lista de personal que participó en el conflicto
bélico con el RI 5 (n° de orden 630) [obrante a fs. 284-329].
A fs. 525 obra un documento remitido por el Ministerio de Defensa
sobre “Antecedentes del Personal Veteranos de la Guerra de Malvinas- Personal
Militar en actividad” en donde consta que el Oficial Subt. I Emilio José Samyn
Duco revistó en el RI 5, Ca. I “C”, con la función de Jefe de Sección, y llegó a
Puerto Yapeyú (Puerto Howard) el 26/04/1982.
Fue nombrado por las siguientes víctimas:
 Américo Aguilar (declaración obrante a fs. 423/424 y ratificada a fs. 1373) refirió
que el subteniente Emilio José SAMYN DUCO le sacaba la comida y lo castigaba
con patadas, golpes y estaqueos en los que sufrió mucho frío. La orden de
infringirle tales castigos era dada por el subteniente SAMYN DUCO y ejecutada
por el cabo TAMAREU.
- José Alberto Yanevich (denuncia obrante a fs. 4009, ratificada a fs. 4011;
declaraciones obrante a fs. 2120, 4556/4559) refirió que fue castigado por matar
una oveja para comer por sus superiores el Cabo Romano y el Subt Menéndez. A
fs. 4556/4559 vta. amplía sus dichos mediante declaración testimonial en la que
refiere que la orden de su estaqueo la dieron Samyn Ducó y Menéndez. El
estaqueamiento duró 2 días durante los cuales como secuelas padeció no sólo
77
congelamiento y “pié de trinchera” sino que además la deflagración de una
bomba durante un bombardeo, mientras permanecía estaqueado, le ocasionó
ceguera absoluta que aún padece.
Se lo identifica como imputado en los requerimientos de instrucción
n° 1613/07 del 8/5/2007, en el n° 3984/16 de fecha 15/3/2016 y n° 5123/18
del 26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Emilio José SAMYN
DUCO sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido
elementos probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza
requerido en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los
delitos de imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por
víctimas a: José Alberto Yanevich, Américo Aguilar y Jorge Humberto González
y por el delito de lesiones gravísimas que tuvo por víctima a José Alberto
Yanevich.

TAMAREU, CLAUDIO (DNI 16787598)


Al momento de los hechos, Tamareu revistó como cabo de la
compañía C del RI 5. Su nombre consta en la lista de personal que participó en el
conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 685) [obrante a fs. 284-329]. Al estar
destinado en comisión no figura en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982.
Fue nombrado por la víctima Américo Aguilar (declaración obrante
a fs. 423/424 y ratificada a fs. 1373) quien refirió que el subteniente Emilio José
SAMYN DUCO le sacaba la comida y lo castigaba con patadas, golpes y estaqueos
en los que sufrió mucho frío. La orden de infringirle tales castigos era dada por el
subteniente SAMYN DUCO y ejecutada por el cabo TAMAREU.
Tamareu fue señalado como imputado en el requerimiento de
instrucción de nro. 1897/09 de fs. 2016/2017.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Claudio TAMAREU sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor por el delito de imposición de
tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvo por víctima a: Américo Aguilar.

ROMANO, JORGE ARNALDO (DNI 13006916)


Al momento de los hechos, el Cabo Romano se desempeñó como
Jefe de Grupo en la Compañía “C” del RI 5. Su nombre consta en la lista de
personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 602)
[obrante a fs. 284-329] y en el Libro Histórico del RI 5 del año 1982 (orden n°
75) [agregado a Fs. 4770/4771].
Fue nombrado por las siguientes víctimas:
 José Alberto Yanevich relató que cuando fue descubierto el robo de la oveja, el
subteniente Mario Benjamín MENÉNDEZ (h) con la colaboración del entonces
Cabo Jorge Arnaldo ROMANO lo agredieron verbalmente y lo “estaquearon” en
un calabozo de campaña por más de dos (2) días. Que le rompieron la nariz de
un “culatazo”, y que al soldado González y Guayare los estaquearon con él por el
mismo motivo.

78
 Conforme surge de los documentos desclasificados, Daniel Espíndola refirió que
“Sus superiores fueron el J Sec subt MENÉNDEZ y el inmediato superior el J
Gpo cbo ROMANO” [informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de
Defensa del EA del 24/11/2016, p. 62].
Se lo identifica como imputado en el requerimiento de instrucción n° 3984/16 de
fecha 15/3/2016 y n° 5123/18 del 26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Arnaldo ROMANO
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvo por víctima a José
Alberto Yanevich y Jorge Humberto González y por el delito de lesiones
gravísimas que tuvo por víctima a José Alberto Yanevich.

CARO, RAMÓN EDUARDO (DNI 11466173)


Al momento de los hechos, se desempeñaba como Cabo Primero
de la Compañía C del RI 5. Su nombre y grado aparecen en el Libro Histórico del
RI 5 del año 1982 (n° de orden 62) [agregado a Fs. 4770/4771].
José Raúl Lencina (declaración del 19 de marzo de 2008 ante la
Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados del Chaco obrante
a fs. 2671) refirió que “me estaquearon por 15 minutos […] los que me pegaron
fueron con una cachiporra y con las manos el Subteniente Menéndez […] el cabo
Primero Caro y el Cabo Contreras [...]”.
Se lo identifica como imputado en el requerimiento de instrucción
n° 1728/08 del 28/4/08 y n° 5123/18 del 26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Ramón Eduardo CARO sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como autor por el delito de imposición de
tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvo por víctima a José Raúl Lencina.

CONTRERAS, OSCAR LUIS (DNI 13389577)


Al momento de los hechos, Contreras se desempeñaba como Cabo
de la Compañía C del RI 5. Su nombre y grado figura en el Libro Histórico del RI 5
del año 1982 (n° de orden 66) [agregado a Fs. 4770/4771] y su nombre figura en la
lista de personal que participó en el conflicto bélico con el RI 5 (n° de orden 391)
[obrante a fs. 284-329].
Fue nombrado por las siguientes víctimas:
 Jorge Humberto González (declaración obrante a fs. 430 de fecha 5 de agosto de
207 prestada ante el Juzgado Federal de primera Instancia de Río Grande) relató
que en Puerto Howard fue estaqueado durante seis horas por el Cabo Contreras
siguiendo las órdenes del Subteniente Menéndez por haberse negado a hacer
saltos de rana cargando una caja de municiones. Junto con él estaban estaqueados
otros soldados, recuerda que uno de ellos era de apellido Yanevich. Además,
contó que la alimentación era escasa porque el Subteniente Menéndez y el Cabo
Contreras se guardaban la comida y no la repartían.

79
 José Raúl Lencina (declaración del 19 de marzo de 2008 ante la Comisión de
Derechos Humanos de la Cámara de Diputados del Chaco obrante a fs. 2671)
refirió que “me estaquearon por 15 minutos […] los que me pegaron fueron con
una cachiporra y con las manos el Subteniente Menéndez […] el cabo Primero
Caro y el Cabo Contreras [...]”.
 José Alberto Yanevich (declaraciones obrantes a fs. 2120 y 4556/4559; denuncia
obrante a fs. 4009, ratificada a fs. 4011) relató que cuando fue descubierto el robo
de la oveja, el subteniente Mario Benjamín MENÉNDEZ (h) con la
colaboración del entonces Cabo Jorge Arnaldo ROMANO lo agredieron
verbalmente y lo “estaquearon” en un calabozo de campaña por más de dos (2)
días. Que le rompieron la nariz de un “culatazo”, y que al soldado González y
Guayare los estaquearon con él, por el mismo motivo.
Se lo identifica como imputado en los requerimientos n° 1664/07
del 19/9/07; n° 1728/08 de 28/4/08; y en el n° 5123/18 del 26/01/2018.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Oscar Luis CONTRERAS
sea llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor funcional por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
José Raúl Lencina, José Alberto Yanevich, Jorge Humberto González y por el
delito de lesiones gravísimas que tuvo por víctima a José Alberto Yanevich.

CA Ing. 3 (agregada al RI 5)

LÓPEZ, JORGE LUIS


Al momento de los hechos, se desempeñaba con el grado de
Teniente Coronel como Jefe de la Compañía de Ingenieros n° 3 de Monte
Caseros, Provincia de Corrientes. De esta compañía se enviaron 2 secciones a las
Islas Malvinas que formaron parte del RI 5.
En el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de Defensa del EA
del 24/11/2016 en el anexo titulado “Elementos del Ejército en TOAS” figura
López con su grado y función de jefe de la CA Ing 3 dentro de las unidades
dependientes de la BR I III. Y en la planilla titulada “Elementos del Ejército
Argentino desplegados en las Islas Malvinas (Abril- Junio 1982)” [obrante a fs.
4754 y ss.) surge que la Ca. Ing. 3 estuvo agregada al RI 5.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Jorge Luis LÓPEZ sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Pablo MARTÍNEZ y José Manuel LEDESMA. Ello en tanto LÓPEZ era Jefe de
la mencionada Compañía.

CALDERINI, GUSTAVO
Al momento de los hechos revistaba con el cargo de Teniente
Primero de la Compañía de Ingenieros 3, integrada al RI 5. Su nombre y grado
aparecen en manuscrito en el documento en que consta la estructura orgánica del
80
RI 5 obrante en el Informe del Equipo de relevamiento del Ministerio de
Defensa del EA del 24/11/2016 [p. 52]
En este informe es mencionado respecto de una denuncia
formulada por el mismo en relación al desempeño del Sargento Ayudante
González Cabrera (SHE, Comisión de Evaluación, Caja 1, Carpeta 3, Folio s/nº).
Asimismo, la presencia de Calderini en el TOAS surge de los testimonios de
Pablo Martínez (fs. 3754/3755); José Manuel Ledesma (fs. 3752/3753); Juan
Esteban Niveiro de (fs. 360/366 y fs. 786) y Carlos Alberto Benítez (fs. 333 a
339) quienes lo señalan como superior responsable.
Fue identificado como imputado en el Requerimiento n° 1664/07
de fecha 19/09/2007.
Conforme lo expuesto, solicitamos que Gustavo CALDERINI sea
llamado a prestar declaración indagatoria por haberse reunido elementos
probatorios suficientes que permiten afirmar, con el grado de certeza requerido
en esta instancia, que debe responder como coautor mediato por los delitos de
imposición de tormentos (144 ter, según ley 14.616) que tuvieron por víctimas a:
Pablo MARTÍNEZ y José Manuel LEDESMA. Ello en tanto el imputado fue
uno de los Jefes en el grupo conformado por la Compañía de Ingenieros 3.

IV. CALIFICACION LEGAL

Los hechos descriptos en el punto II.B., imputados en los términos


y según las formas de participación señalados en el punto anterior, resultan a
priori subsumibles en los delitos previstos y reprimidos por los artículos 144 ter y
91 y 92 —en el caso concreto de Yanevich— del Código Penal.

IV.A LOS TORMENTOS (ART. 144 TER DEL C.P.)

La tortura fue definida en la Convención contra la Tortura y otros Tratos


o Penas Crueles, Inhumanas y Degradantes (ONU, N. York, 10/12/84), e incorporada
con jerarquía constitucional tras la reforma constitucional de 1994, que establece
en su art. 1.1.:“A los efectos de la presente Convención, se entenderá por el término ‘tortura’
todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves,
ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una
confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, o de
intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo
de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario
público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia...”.
Asimismo, el criterio jurisprudencial aplicado en la causa "Suarez
Mason y otros s/ privación ilegal de la libertad…"45, establece que ya las condiciones
inhumanas de detención pueden ser consideradas un caso de tormento. En
efecto, allí se ha dicho que "todo el conjunto abyecto de condiciones de vida y muerte a que
se sometiera a los cautivos, si son analizados desde sus objetivos, efectos, grado de crueldad,
sistematicidad y conjunto, han confluido a generar el delito de imposición de tormentos de una
45
C.N.C y Correc. Fed. Cap. Fed., causa N° 14.216/03, sentencia del 20/10/2005.
81
manera central, al menos conjunta con la figura de la detención ilegal, y de ningún modo
accesoria o tangencial a ésta... Tales tratos están incluidos en la prohibición jurídica
internacional de la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes y encuadran en el delito
de imposición de tormentos que expresamente castiga al funcionario que impusiere "cualquier
especie de tormento".
En Argentina, la tortura fue prohibida desde el comienzo mismo de
nuestra vida institucional, habiendo sido abolida ya por la Asamblea de 1813 y en
nuestra primer Constitución en 1853 por el artículo 18. Asimismo, Se encontraba
tipificado en nuestro primer Código Penal, en 1921 en el art. 143, posteriormente
modificado mediante la ley 14.616 que elevó las penas y diferenció este delito de
los apremios ilegales y vejaciones.
El art. 144 ter, vigente al momento en que ocurrieron los hechos (ley
14.616, B.O. 17/10/1958), establecía: “Será reprimido con prisión o reclusión de 3 a 10
años e inhabilitación absoluta y perpetua el funcionario público que impusiere, a los presos que
guarde, cualquier especie de tormento. El máximo de la pena privativa de la libertad se elevará
hasta 15 años si la víctima fuese un perseguido político.”46
El texto en su redacción actual no resulta una disposición más
benigna ya que contempla penas más severas, por lo cual no es aplicable a los
hechos que aquí se analizan por lo que promoveremos la aplicación del art. 144
ter., primer párrafo, según el texto de la ley 14.616. El delito se consuma en el
momento en que la tortura es efectivamente impuesta, sin requerir que con su
empleo se persiga una determinada finalidad y exige un accionar doloso.
De la redacción del tipo penal, se desprende que el delito de
tormentos exige por un lado que el autor sea funcionario público y, por otro, que
esté a cargo de la guarda, custodia o vigilancia de la víctima (este segundo
requisito fue modificado en la redacción más reciente) respecto de quién
impusiere cualquier forma de agresión contra la integridad física y mental.
Lo anterior se encuentra suficientemente acreditado toda vez que,
conforme la normativa castrense, la jerarquía militar tenía bajo su órbita de
custodia y cuidado a “la tropa”, independientemente de cualquier sanción que les
pudiera caber por indisciplinas cometidas.
Es preciso señalar, en este punto, que las prácticas lesivas como el
estaqueamiento y los enterramientos que aquí se imputan son tan ilegales como viejas
dentro de las Fuerzas Armadas argentinas. En efecto, se implementaban estos
métodos para hacer cumplir sanciones de calabozo cuando las fuerzas se
encontraban “en campaña”47.
Así está establecido en el Código de Justicia Militar, que prevé las
distintas sanciones en los casos de faltas cometidas en la esfera miliciana
distinguiendo las faltas disciplinarias de los delitos (arts. 508 y 509, CJM) y los
mecanismos de sanción en tiempos de guerra. Dentro de las posibles penas, el
art. 549 del CJM fija una enumeración que, si bien no es taxativa, establece una

46
La ley 23.097 que modificó el arto 144 ter CP explicitó esta circunstancia: "funcionario público
que impusiere a personas, legítima o ilegítimamente privadas de su libertad, cualquier clase de tortura. Es
indiferente que la víctima se encuentre jurídicamente a cargo del funcionario, bastando que éste tenga sobre
aquélla poder de hecho."
47
El artículo 884 del Código de Justicia Militar establece que “se considera que una fuerza está en
campaña, cuando operare en plazas o territorios declarados en estado de guerra, aunque ostensiblemente no
aparezca enemigo armado, y cuando por razones de gobierno o estado, la autoridad militar dispusiere que las
tropas practiquen servicio como en tiempo de guerra.”
82
suerte de gradualidad en la severidad, fijando el calabozo dentro de las de menor
gravedad. “La sanción de calabozo consiste en recluir al autor de la falta” (art. 572, CJM).
De nuevo en el análisis de los rasgos típicos de la figura de
tormentos, no se requiere que el sujeto activo tenga trato directo con los
detenidos. Por el contrario, reúne sin lugar a dudas la cualidad exigida por la ley
quien tenga el control total o parcial del lugar donde se encuentren las víctimas,
aspecto por demás verificado en los casos de autos.
Asimismo, para encuadrar correctamente los hechos, describiremos
el sujeto pasivo del delito: "presos", utilizado en sentido amplio. Según ella, este
concepto abarca a personas arrestadas, detenidas, condenadas y, en general, a
cualquier persona privada de la libertad. La amplitud debe entenderse en dos
sentidos. Por un lado, no sólo están incluidas las personas privadas de su libertad
en virtud de una sentencia condenatoria firme de un tribunal penal, sino también
aquellas encarceladas o detenidas durante el proceso o incluso antes de que exista
un proceso. Por otro, el concepto comprende a personas privadas de su libertad
con independencia de la legalidad o legitimidad de tal privación. Un funcionario
público está obligado a tratar dignamente a una persona detenida más allá de
cualquier vicio o ilegitimidad que pueda presentar la detención.
Lo que interesa aquí es la relación que de hecho existe entre el
funcionario público y la persona detenida; es decir, la sujeción fáctica de éste
último respecto del primero. La única condición está dada, entonces, por el
hecho de que la persona se encuentre privada de la libertad por acto de un
funcionario público.
Así descripto, sabemos que la conducta debe ser realizada por un
funcionario público siendo el sujeto pasivo de esa acción “el preso que guarda”.
El término “preso”, -según sentenció la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal al fallar en la Causa n° 13,
conocida como Juicio a las Juntas, y sostuvo la jurisprudencia en forma pacífica-
comprende tanto los casos de detenciones legales como las ilegales. En efecto, la
CNACyCF señaló: “Para la figura penal en análisis, resultaba indiferente que hubieran sido
o permanecido legal o ilegalmente detenidos”48. Entonces, el sujeto pasivo que la figura
exige se debe encontrar privado de su libertad, siendo indiferente que esa
privación sea por una causa legítima o no.
Debe tomarse dimensión acerca de que las sanciones por las
alegadas indisciplinas —cuyo objeto era procurarse alimentos en un contexto de
hambre y desnutrición—, consistían en colocar al sujeto atado de pies y manos,
desprovisto de abrigo en temperaturas extremas, cubierto por una manta que le
impidiera ver en una posición de peligro y vulnerabilidad absoluta, incluso
durante bombardeos y, como regla, así quedaba durante toda su detención. De la
misma manera, los conscriptos también podían ser enterrados con temperaturas
que llegaron a los 18 grados bajo cero49, mojados, bajo la nieve, sin la
indumentaria adecuada —muchas veces se les exigía que se quitaran abrigo para
empeorar el padecimiento—50.
Soler4 indica que pueden constituir tormentos aquellas conductas
que no persigan la obtención de declaraciones por parte de la víctima: “En esta
48
Fallos 309:1526, considerando 5°, punto 2, párr. 5.
49
Ver anotación datada 29 de Mayo 0800 hs. en “Diario de Guerra del Regimiento de
Infantería 5” y “Libro Histórico del RI 5”.
50
Ver los casos de Yanevich, Ledesma, Gallardo, Solís, Rodas, Diez, Nis.
83
última hipótesis la calificación estará dada por la intensidad y por la presencia de dolor físico o
de dolor moral”, y es justamente lo ocurrido en el caso de autos.
Núñez, por su parte, afirma que el “...maltrato material o moral
constituye tormento cuando es infligido intencionalmente para torturar a la víctima, sea, según se
usaba y se usa, como medio de prueba respecto de sospechados y testigos; sea para ejercer
venganzas o represalias; sea con otra finalidad malvada, pues la ley reprime cualquier especie de
tormento, caracterizado por su modo, gravedad o fin.”51
Vale recordar la particularidad que adquieren estas condiciones de
detención, que se inscribirían dentro del tormento propiamente52. Al respecto
existe prolífica jurisprudencia tanto de tribunales locales como internacionales
que entienden que determinadas formas de detención o privación de libertad son,
en sí mismas, tortuosas53. No podemos olvidar que, además de la severidad del
método empleado para el “calabozo de campaña”, se sucedían bombardeos
frecuentes que agravaban las condiciones y constituían un peligro tal que podría
encuadrarse dentro de la tortura psicológica54.
En igual sentido lo receptaron nuestros tribunales desde el fallo en
la causa 13/84: “…asimismo, durante el secuestro, se imponía a los cautivos condiciones
inhumanas de vida, que comprendían a muchos el déficit casi total de alimentación, el
alojamiento en lugares insalubres, en los que no podían sustraerse de percibir los lamentos o
ruidos que se producían al torturarse a otros cautivos y el permanente anuncio, a través de
hechos y de palabras de que se encontraban absolutamente desprotegidos y exclusivamente a
merced de sus secuestradores. De los relatos de todos los testigos que fueron víctimas de
secuestros, se desprende el total estado de indefensión en que se hallaban pues, principalmente de
hecho aunque también de palabra, se le hacía conocer que se encontraban absolutamente
desprotegidos y sometidos a la exclusiva voluntad de los secuestradores (…) las amenazas de
toda índole; la escasa y mala comida; la precariedad cuando no la ausencia de medios para
satisfacer las necesidades fisiológicas; la falta de higiene y de atención médica; los quejidos; el
desprecio y mal trato de los guardias; y todas las demás vivencias que fueron relatadas con
detalle en el curso de la audiencia (…) Todo ello debía seguramente crear en la víctima una
sensación de pánico cuya magnitud no es fácil comprender ni imaginar, pero que, en sí,
constituye también un horroroso tormento…”55
51
NÚÑEZ, Ricardo. “Tratado de Derecho Penal”, Tomo IV, parte especial, Córdoba, Lerner,
1989, p. 57.
52
Sobre este punto, la entonces Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas
por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado, actual
Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, produjo un documento pertinente:
“Tratamiento penal de las condiciones de detención en los centros clandestinos frente al tipo
penal del art. 144 ter, CP”, disponible en http://www.mpf.gob.ar/lesa/recurso/
53
TEDH (plenario), Irland v. The United Kingdom, sentencia del 18 de enero de 1978, par.
167; Aydin v. Turkey, sentencia del 25 de septiembre de 1997, par. 82; TEDH, Ribitsch v.
Austria, del 4 de diciembre de 1995, par. 38; CorteIDH, Loayza Tamayo vs. Perú, sentencia del
17 de septiembre de 1997 (fondo), par. 57; "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y otros) vs.
Guatemala, sentencia del 19 de noviembre de 1999, par. 166; Maritza Urrutia vs. Guatemala,
sentencia del 27 de noviembre de 2003, par. 89; Tibi vs. Ecuador, del 7 de septiembre de 2004,
par. 147; CorteIDH, Baldeón Garda vs. Perú, sentencia del 6 de abril de 2006, par. 119.
54
CortelDH, Maritza Urrufia vs. Guatemala, sentencia del 27 de noviembre de 2003, par. 92;
Tibi vs. Ecuador, sentencia del 7 de septiembre de 1004, pars. 147 y 149; Penal Miguel Castro
Castro vs. Pení, sentencia del 25 de noviembre de 2006, par. 272; Saldeón Garda vs. Perú,
sentencia del 6 de abril de 2006, par. 119; similar 19 Comerciantes vs. Colombia. sentencia del
5 de julio de 2004, par. 149.
55
Fallos 309:204 y ss. Se debe señalar que, a pesar de la descripción y la valoración, la Cámara
no condenó por tormentos, no es claro si se trató simplemente de una inconsecuencia o si se
debió a alguna razón no explicitada.
84
No es dable soslayar en este punto que tanto la oficialidad como los
suboficiales se encontraban obligados por la normativa militar vigente al
momento de los hechos, no sólo a cumplir con los procedimientos
correspondientes en caso de indisciplinas por algún miembro de la unidad, sino
también a informar de las mismas, teniendo los superiores el control
correspondiente al respecto a fin de la imposición de algún sanción tal como fue
descripto en el punto III- Responsabilidad.
Estos hechos se dan en un contexto general de privación de
alimentos y hambre por parte de la tropa, que es lo que los arrastra a los
supuestos actos de indisciplina por los que serán castigados con lo que
bautizaron “calabozo de campaña” que no fue más que un tormento impuesto
como castigo por procurarse alimentos.
A través de la prueba reunida, podemos afirmar que las víctimas de
esta causa, sufrieron de una serie de mortificaciones y padecimientos que, por su
intensidad y contexto, provocaron un dolor físico y moral que encuadra en la
figura de tormentos en los términos referidos.
En cuanto a la concurrencia de dolo en los autores queda
comprobada a través del conocimiento que tuvieron los imputados de cada una
de las circunstancias que permitieron considerar las conductas como constitutivas
del delito de tormento.
En este punto resulta sumamente ilustrativo reiterar lo expresado
por Magrabaña en su testimonio contenido en el Informe Rattenbach, donde
dice: “hubo, desgraciadamente, que emplear mano muy dura porque la gente se desesperaba
mucho por la comida”. Como vemos, el jefe de la unidad tenía pleno conocimiento
de los tormentos que se aplicaban a la tropa, lo cual demuestra que resulta
imposible que sus oficiales y suboficiales subordinados ignoren lo sucedido.
En conclusión, entendemos que en los casos en estudio se ha
corroborado que los aquí imputados han participado en la medida referida
oportunamente de las torturas infligidas a los soldados bajo su cargo y
responsabilidad. Así, los elementos detallados permiten subsumir los hechos en el
tipo penal de imposición de tormentos previstos en el art. 144 ter del C.P. (según
ley 14.616).

IV.B. LESIONES GRAVÍSIMAS (ARTS. 91 Y 92, CP)

Los hechos de los que resultó víctima José Alberto Yanevich están
suficientemente descriptos en el punto II.B. No obstante, cabe someramente
señalar que aquí calificaremos lo atinente a la ceguera que padece desde entonces
producto de una deflagración de una bomba que lo hirió mientras se encontraba
estaqueado bajo la responsabilidad de los subtenientes Mario Benjamín
MENÉNDEZ (h) –fallecido- y Emilio José SAMYN DUCO, con la intervención
de los Cabos Jorge Arnaldo ROMANO y Oscar Luis CONTRERAS.
En función de lo antedicho, entendemos que, además del delito de
tomentos, asisten los mencionados como coautores de las lesiones gravísimas
sufridas producto del accionar criminal. Cabe destacar que las lesiones
producidas derivaron en la incapacidad total y permanente de Yanevich.
Recordemos: causar un daño en el cuerpo o en la salud de otro por cualquier
medio es la acción prevista en el tipo base del art. 89 del código sustantivo. El
85
carácter gravísimo de las lesiones está dado por la incapacidad permanente para el
trabajo y la pérdida de un sentido (art. 91, CP).
Tratándose de daños cometidos a través de la imposición de
tormentos, ninguna duda cabe de su carácter doloso. Esto así, en tanto el tipo
de lesiones producidas resultan consecuencias previsibles, por idoneidad de los
medios empleados en la tortura: estaquear a una persona desprovista de cualquier
tipo de protección y reparo durante un bombardeo56.-
Las circunstancias que impone la aplicación de la agravante prevista
en el art. 80 inc. 2° del código de fondo, son tanto el enseñamiento como la
alevosía en la ejecución del delito. Respecto de ésta hemos de remitirnos a lo
dicho al tratar los homicidios alevosos cometidos.
A este respecto, es interesante para reforzar nuestra postura, citar el
fallo “Stricker, Carlos Andrés y otros s/ recurso de casación”57, de los Dres.
Ledesma, Slokar y David, “Respecto de la faz subjetiva, explicó el tribunal que por tratarse
los "daños cometidos a través de la imposición de torturas, ninguna duda cabe de su carácter
doloso [-], en tanto el tipo de lesiones producidas resultan consecuencias previsibles, por
idoneidad de los medios empleados en la tortura: aplicación de electricidad y golpes reiterados;
vale decir, la intención para producir estas pérdidas en las funciones vitales o lograr la
incapacidad, resulta claro pues mediante ellas se llegó a esas situaciones que, indudablemente, se
pudieron prever y evitar, pero la intención de dañar fue mayor toda vez que dichas prácticas
han sido desarrolladas con ensañamiento y alevosía, buscando un aumento deliberado e
inhumano del dolor producido a las víctimas", circunstancias éstas que fueron referidas
acabadamente incluso por las propias víctimas”
Por lo tanto, y de conformidad con lo expuesto, los imputados
Omar Edgardo PARADA, Santiago CADELAGO, Emilio TERÁN, Miguel
Ángel GARDE, Jorge Raúl MASIRIZ, Emilio José SAMYN DUCO, Jorge
Arnaldo ROMANO y Oscar Luis CONTRERAS, deben ser considerados
autores del delito de lesiones gravísimas calificadas por alevosía (art. 91, 92, conf.
art. 80, incs. 2 y 6, todos del CP) en perjuicio de José Alberto Yanevich.
Corresponde el agravante de alevosía –inc. 2do del art. 80 del CP-
ya que fue cometido procurando y aprovechando el estado de indefensión de la
víctima, sometiéndolo al progresivo deterioro de su salud a partir de la falta de
comida, destruyéndolo físicamente y privándolos de posibilidad de procurarse
cualquier tipo de alimentación por otro medio toda vez que, de hacerlo, se verían
expuestos a padecer tormentos como los anteriormente descriptos, circunstancias
que constituyen esa situación objetiva/subjetiva que es procurada y/o
aprovechada por los sujetos activos. Debe resaltarse que "el fundamento de la
agravante está dado por la menor posibilidad de defensa de la víctima y el mayor temor que el
suceso despierta debido al modo en el que se ejecuta el hecho; como así también el menor riesgo
para el victimario. La mayor punibilidad está dada entonces, porque los medios empleados por
el autor impiden que la víctima pueda alertarse o defenderse” 58

56
Cabe señalar que de la declaración del Coronel Mabragaña para el Informe Rattenbach,
referido ut supra, surge la habitualidad de los bombardeos, al menos 2 veces por semana
durante la noche.
57
Sala II, Causa Nro. FBB 93001067/2011/TO1/4/CFC4 'Stricker, Carlos Andrés y otros s/
recurso de casación"
58
Creus, Carlos, et. al. 'Derecho Penal. Parte especial'; 72 edición, Astrea, Buenos Aires, 2007,
pág. 33 y Verde, Claudia en Baigún, David y Zaffaroni, E. Raúl -Dir.-, Terragni, M. -Coord.-,
'Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial', Hammurabi,
Buenos Aires, 2008, Tomo 3.
86
A su vez, corresponde imputarles la agravante prevista en el inc. 6to
del art. 80 del C.P. –concurso premeditado de dos o más personas- toda vez
que está acreditado que el hecho se produjo como consecuencia del accionar de
todos los responsables no sólo de la Compañía B y, por ende, directamente del
estado de estos dos conscriptos, sino también de la distribución de los alimentos.

V. LA OBLIGACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO DE INVESTIGAR LOS


HECHOS DE ESTE PROCESO

De manera escalonada y subsidiaria, se describen a continuación las


razones por las que el Estado argentino se encuentra internacionalmente
obligado a investigar y juzgar a los responsables de estos crímenes.

V. A. LOS HECHOS COMO CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (Y


COMO PARTE DEL ATAQUE GENERALIZADO Y SISTEMÁTICO CONTRA LA
POBLACIÓN ARGENTINA)

La caracterización de un crimen como de lesa humanidad conlleva,


entre otras consecuencias, su imprescriptibilidad.
Ahora bien, para que un delito pueda subsumirse en esa categoría
deben verificarse requisitos vinculados, por un lado, con el ilícito en sí y, por
otro, con el contexto en el que éste ocurre.
Las características de las conductas delictivas que son objeto de esta
investigación han sido específicamente analizadas en esta misma causa por el ex
Procurador General de la Nación interino, doctor Luis Santiago González
Warcalde, en el dictamen “Taranto Jorge Eduardo s/ causa n° 14.969”59.
Allí se dijo, en efecto, que “[n]o está en discusión aquí el carácter de
severas violaciones de derechos humanos que poseerían los hechos sobre los que
versa este proceso. En efecto, la tortura y otras formas de trato equivalentes, al
violar una prohibición absoluta e inderogable del derecho internacional de los
derechos humanos (cf., por ejemplo, Corte IDH, in re "Bueno Alves vs.
Argentina", sentencia del 11 de mayo de 2007, parrs. 76 a 79), constituyen tipos
de atrocidades explícitamente incluidas en la categoría de crimen de lesa
humanidad (cf., por ejemplo. arto 7.1 (f) y (k) del Estatuto de la Corte Penal
Internacional; arto 5 (f) e (i) del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la
Ex Yugoslavia; arto 3 (f) e (i) del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para
Ruanda).
Las conductas imputadas en este proceso, a su vez, caen sin
inconvenientes en el concepto de tortura. Para limitarse sólo al caso más
frecuente: atar de pies y manos a un muchacho debilitado por el hambre y el frío,

59
La Cámara Federal de Casación Penal, a través de su Sala I, también intervino en las estas
actuaciones (“Taranto”, reg. 14.927, del 3/11/2009). En virtud de lo resuelto en ese
precedente, los hechos que tuvieron como víctimas a Juan de la Cruz Martins, Daniel Martínez
González y Gustavo Andrés Nadal —que conformaban la imputación de Jorge Eduardo
Taranto al momento de ese fallo— no integran el reproche que ahora se le formula al
nombrado. Por lo demás, a través de esta presentación se desarrollan argumentos relativos a la
subsunción de estos hechos en la categoría de crímenes contra la humanidad no introducidos
en esta investigación con anterioridad a la resolución casatoria aludida.
87
sujetando sus ataduras a estacas clavadas en el piso, dejarlo así acostado sobre el
fango helado durante horas, inmovilizado y sin ninguna protección contra el
clima inhóspito del Atlántico Sur, hasta que estuviera al borde de la muerte por
enfriamiento, para así, con el pretexto de castigarlo, intimidar a él y al resto de la
tropa es en sí una forma de maltrato incuestionablemente cruel, brutalmente
inhumano e intencionadamente degradante; una de las formas de maltrato, en fin,
para las que reservamos el término tortura”.
Sentado entonces que los hechos descriptos en el punto II.B de esta
presentación son torturas —y, en ese carácter, ilícitos pasibles de ser capturados
por la categoría de los crímenes contra la humanidad—, resta analizar si su
ocurrencia tuvo lugar en un contexto tal que, de manera concreta, las convierta
en un crimen de lesa humanidad.
Con relación a este aspecto —único que merece desarrollarse en el
estudio sobre la subsunción de estos delitos en esa categoría de crímenes
internacionales—, el análisis debe comenzar recordando que, según la definición
cristalizada en el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional,
para que un acto de tortura constituya un crimen contra la humanidad debe
haberse cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la
población civil.
A partir de ello, podemos avanzar con otra premisa no
controvertida; esta es, que en la Argentina, entre —al menos— los años 1975 y
1983, las autoridades militares desplegaron un plan de desaparición forzada,
tortura y exterminio que tuvo como víctimas a miles de personas60.
De lo dicho se puede colegir que, de manera coetánea a las torturas
que constituyen el objeto de esta investigación, en nuestro país tenía lugar un
ataque generalizado y sistemático del tipo del que exige el derecho penal
internacional para la configuración de crímenes contra la humanidad.
No obstante, la superposición en tiempo y lugar de las torturas con
el ataque no es suficiente para afirmar que aquellas son parte de éste. Esa relación
entre acto ilícito particular y contexto general debe estar fundada en algo más que
un lugar y un momento en común.
Nuevamente, es de lo más atinente la consideración realizada sobre
este punto en el dictamen “Taranto”. Allí se aclaró que “[l]a jurisprudencia
internacional que ha interpretado ese requisito legal favorece una interpretación
más bien amplia de lo que él exige. De conformidad con esa jurisprudencia, no es
necesario que el delito particular sea una parte constitutiva del ataque contra la
población civil correspondiente, sino que es suficiente con que haya sido
cometido ´ en el contexto´ del ataque —y no sólo ´con ocasión´ de él—, o que,
por sus características o consecuencias, sea de esperar que el delito lo favorezca
de algún modo.
El caso en el que el delito en cuestión es instigado o dirigido por el
gobierno u organización responsable por el ataque, como una parte constitutiva
del ataque mismo, es sólo el caso más claro en el que esa relación contextual o de
favorecimiento está satisfecha. Fuera de ese caso central, tribunales
internacionales y comentaristas sitúan también dentro de la categoría de crímenes
contra la humanidad casos en los que el delito particular no es instigado o
dirigido por el gobierno o la organización a la que se atribuye el ataque —sino

60
Cfr. dictamen “Taranto”, p. 7.
88
que es sólo tolerado por éstos en el contexto del ataque—, así como casos en los
que el delito particular se comete fuera del ataque en sí mismo pero está, sin
embargo, suficientemente relacionado con él (cf., entre muchas otras fuentes,
Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, in re ´Prosecutor v. Tadic´,
IT -94-1-A, sentencia de la cámara de apelaciones del 15 de julio dc 1999, párr.
251; ´Prosecutor v. Kunarac et al.". IT-96-23-T & 1T-96-231l-T, sentencia de la
cámara de juicio del 22 de febrero de 2001, párr 417-420; Simon Chesterman,
´An Altogcther Different Order: Defining the Elements of Crimes against
Humanity´, Duke Joumal of Comparative and Intemational Law, vol. 307 (2000),
págs. 307 ss., especialmente págs. 317-321; Guénaël Mettraux, ´lnternational
Crimes and the ad hoc Tribunals´, Oxford University Press, 2005, págs. 161-163)”.
Los hechos de esta investigación probablemente no hayan sido el
móvil originario del plan criminal que guió el ataque generalizado y sistemático
contra la población argentina en esos años.
Sin embargo, a la luz de las consideraciones del punto II de este
escrito, puede afirmarse que las torturas cometidas por integrantes de las fuerzas
armadas argentinas contra soldados conscriptos durante el conflicto bélico de
Malvinas están fuertemente relacionadas con ese ataque. En este sentido, alcanza
con reiterar algunas de las conclusiones del Informe Rattenbach, especialmente
aquellas que vinculan la guerra del Atlántico Sur con la crisis socio-económica
reinante en nuestro país y con la conveniencia de producir una circunstancia
significativa que revitalizara el llamado Proceso de Reorganización Nacional61.
Si bien la categoría de los crímenes contra la humanidad no exigen
una motivación en particular para los actos de tortura —como sí ocurre, por
ejemplo, con el delito de persecución—, de las circunstancias que inspiraron la
guerra de Malvinas puede deducirse válidamente que las víctimas de estos hechos
estuvieron sometidas al mismo estado de indefensión y desamparo que, por
ejemplo, las víctimas de centros clandestinos de detención.
En todo caso, el gobierno dictatorial que dirigió el plan de
persecución y extermino contra la población argentina fue también el que
decidió, improvisada y precipitadamente, la recuperación de las islas con enormes
déficits de capacitación, de equipamiento y de logística en materia de víveres,
abrigo y armamento. Consecuencia necesaria de esa decisión fue el incremento
deliberado y exponencial de los riesgos de privaciones y padecimientos de
inclemencias propios de toda guerra librada en un territorio tan inhóspito como
el de Malvinas. La aplicación generalizada de tormentos a la tropa resultó
entonces la represión ilegal con la que las autoridades militares hicieron frente a
los actos desesperados con los que los conscriptos —verdaderas víctimas de la
hambruna, tal como antes se explicó— reaccionaron ante tremendas penurias.
En esta medida, más allá de las evidentes diferencias entre un caso y
otro, en lo que ahora importa es válido afirmar que el riesgo específico que
generaba el ataque que por entonces asolaba a la población argentina se
materializaba tanto en una tortura en un centro clandestino de detención como
en un estaqueamiento en Puerto Yapeyú. Dicho en otros términos, las víctimas de
ambos crímenes estuvieron igualmente desamparadas e impedidas de solicitar
auxilio o de acudir a las autoridades competentes para que hicieran cesar los
delitos que padecían o para que investigaran lo ocurrido. Ello no es más que el

61
Informe Rattenbach, cit., pág. 58.
89
incremento del peligro específico que generaba el ataque, del que ambos hechos
fueron parte62.
En suma, más allá de la centralidad que corresponda otorgarles a los
hechos de este proceso en el plan de persecución, tortura y exterminio que
padeció la población argentina, puede concluirse que éstos fueron
inexorablemente parte del ataque.
Es crucial en este punto reconocer la diferencia entre el concepto de
plan criminal y de ataque generalizado o sistemático. El primero expresa el
objetivo principal al que se dirigen las acciones delictivas —persecución,
secuestro, tortura y, eventualmente, eliminación de opositores políticos—. El
segundo es más amplio y engloba a todos los hechos criminales que, beneficiarios
del riesgo específico que representa el respaldo de las autoridades orquestaron y
ejecutaron el plan, aumentaron la capacidad ofensiva del agresor y el desamparo
de las víctimas63.
V. B. LOS HECHOS COMO CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (Y
COMO PARTE DE UN ATAQUE GENERALIZADO Y SISTEMÁTICO DIRIGIDO
CONTRA JÓVENES RECLUTADOS Y TRASLADADOS A LA GUERRA DEL
ATLÁNTICO SUR)

Las consideraciones que siguen representan una variante de la


fundamentación del apartado anterior, introducido en estas actuaciones por el
entonces Procurador General interino González Warcalde, que también conduce
a la subsunción de estos hechos en la categoría de crímenes contra la humanidad.
En el ya citado dictamen “Taranto” se dijo que “[l]a imposición de
tormentos y otros tratos crueles o degradantes como aquellos sobre los que
versan estas actuaciones constituyen crímenes contra la humanidad si son
cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una
población civil. La decisión apelada y su impugnación han girado sobre la
relación existente entre los tormentos y el proceso de desaparición forzada y
exterminio de personas atribuible al gobierno de facto que concluyó el 10 de
diciembre de 1983. Ese proceso constituye indiscutiblemente un caso de ataque
sistemático contra una población civil y, por ello, si las torturas están
debidamente relacionadas con él ellas son crímenes contra la humanidad en el
sentido interpretado por V.E. en el precedente de Fallos: 330:3074.
Ahora bien, con independencia de si en efecto están debidamente
vinculadas con ese ataque sistemático o no lo están, las torturas imputadas en este
proceso constituirían ya crímenes contra la humanidad si es que hubieran sido
cometidas como parte de algún otro ataque generalizado o sistemático contra una
población civil. Nada impide, por cierto, que haya una pluralidad de ataques
atribuibles a una misma organización con los que una misma violación de
derechos pueda estar relacionada.
Considero que, al menos a esta altura del procedimiento, no es
posible descartar que las violaciones imputadas hayan sido parte de un ataque a

62
Cfr., al respecto, “El derecho actual sobre crímenes en contra de la humanidad”, de Steffen
Wirth, en “Temas de Derecho Penal Internacional y Europeo”, Kai ambos, pp. 206
63
Cfr., en este sentido, “El nexo entre los actos ilícitos y el ataque en los crímenes contra la
humanidad”, en Jurisprudencia Penal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, editorial
Hammurabi, tomo 9, pág. 287.
90
una población civil independiente del proceso de desaparición forzada de
personas que caracteriza a la dictadura militar que ocupó el gobierno entre 1976 y
1983, La razón de esta consideración reside en que no es posible descartar —en
mi opinión— que, en general, constituya una forma de ataque sistemático contra
una población civil la propia movilización de miles de jóvenes reclutados
forzosamente por un gobierno ilegitimo, a quienes se les impone un estado
militar y, sin instrucción de combate, equipamiento apropiado ni apoyo logístico
adecuado, se los traslada a un frente de guerra ubicado, en la mayoría de los
casos, a miles de kilómetros de sus regiones de procedencia, enfrentándolos al
hambre, a un frío inusual para ellos, y al fuego letal de una potencia enemiga,
militarmente superior”.
Esta fundamentación subsidiaria de la calificación de los hechos
como crímenes de lesa humanidad es a todas luces convincente.
La contundencia de los argumentos principales —enunciados en el
punto previo—y la instancia procesal por la que transita esta causa eximen de
realizar, por ahora, un minucioso análisis sobre cada uno de los elementos
exigidos por la categoría de los crímenes contra la humanidad a la luz de la
hipótesis de un ataque generalizado o sistemático específico para el caso de
Malvinas, que habría tenido lugar de modo simultáneo al ataque contra la
población civil argentina aludido anteriormente.
No obstante, tiene sentido adelantar que: a) las decisiones militares
que llevaron a librar precipitadamente una guerra en condiciones de absoluta
precariedad técnica y logística, b) la extensiva práctica de aplicación de tormentos
a los soldados que reaccionaron ante la hambruna generada por los serios
problemas en el planeamiento de la recuperación de las islas y c) la política estatal
posterior orientada a ocultar esos crímenes, son circunstancias a priori
compatibles con la idea de un ataque generalizado contra los miles de soldados
conscriptos trasladados a la guerra del Atlántico Sur.
En síntesis, los hechos del caso constituyen crímenes contra la
humanidad y, por esa razón, están alcanzados por una norma del derecho
internacional (ius cogens) que, desde tiempo antes de su comisión, establece la
imprescriptibilidad de este tipo de delitos (criterio receptado invariablemente por
la jurisprudencia argentina desde el caso Arancibia Clavel de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación —fallos 327:3312—).
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
estableció en el caso “Barrios Altos vs Perú” que “son inadmisibles las
disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento
de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y
sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos
tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las
desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos
inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos”64.

64
Párr. 41, sentencia del 14 de marzo de 2001.
91
V. C. LOS HECHOS COMO GRAVES VIOLACIONES A LOS
DERECHOS HUMANOS

Las consideraciones que siguen fundan la imposibilidad del Estado


argentino de desentenderse de la investigación de estos hechos, aun cuando se
conciba que éstos no formaron parte de un ataque generalizado o sistemático y,
por tanto, no constituyen crímenes de lesa humanidad.
El derecho a no ser sometido a torturas es una norma imperativa del
derecho internacional (ius cogens) respecto de la cual ningún Estado puede
sustraerse. Su protección obtuvo amplio desarrollo en el derecho internacional
humanitario y en el derecho internacional de los derechos humanos. En este
último ámbito, en el plano regional, consagran este derecho la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y por la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura.
La imprescriptibilidad, por otro lado, no es un atributo exclusivo de
los crímenes contra la humanidad, sino que se extiende, entre otros ámbitos del
derecho internacional, a las graves violaciones a los derechos humanos.
En efecto, la Corte Interamericana, en el caso Vera Vera, expresó
que “[…]La Corte ya ha señalado que la prescripción en materia penal determina
la extinción de la pretensión punitiva por el transcurso del tiempo y que,
generalmente, limita el poder punitivo del Estado para perseguir la conducta
ilícita y sancionar a sus autores. Como señaló la Comisión, el Tribunal precisó en
la Sentencia dictada en el caso Albán Cornejo vs. Ecuador el criterio consistente
en que ´[s]in perjuicio de lo anterior, la prescripción de la acción penal es
inadmisible e inaplicable cuando se trata de muy graves violaciones a los derechos
humanos en los términos del Derecho Internacional. La jurisprudencia constante
y uniforme de la Corte así lo ha señalado´. Por lo tanto, la improcedencia de la
prescripción no fue declarada en dicho caso por no tratarse de una violación
grave a los derechos humanos, conforme al criterio de la Corte ya señalado. De
manera más reciente, en la Sentencia dictada por el Tribunal en el caso Ibsen
Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia, se reiteró dicho criterio al establecer que ´en
ciertas circunstancias el Derecho Internacional considera inadmisible e
inaplicable la prescripción [,] así como las disposiciones de amnistía y el
establecimiento de excluyentes de responsabilidad, a fin de mantener vigente en
el tiempo el poder punitivo del Estado sobre conductas cuya gravedad hace
necesaria su represión para evitar que vuelvan a ser cometidas´. Este criterio,
particularmente, la improcedencia de la prescripción, fue aplicado al caso
mencionado al tratarse de ´la tortura o el asesinato cometidas durante un
contexto de violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos´. Ahora
bien, aunque no se trató de un caso en el cual se haya alegado la prescripción
penal, en la Sentencia emitida también recientemente en el caso Gomes Lund y
otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil la Corte reiteró su jurisprudencia en el
sentido de que ´son inadmisibles las […] disposiciones de prescripción […] que
pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las
violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones
sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas
prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos’. Esta jurisprudencia también fue
sostenida en el último caso en conocimiento de la Corte a la fecha en el cual se
92
alegaron violaciones graves a derechos humanos, es decir, en Gelman vs.
Uruguay”65.
Ahora bien, dado que las torturas de este caso son hechos que
configuran una violación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, toda
consideración respecto de la vigencia de la acción penal emergente de estos
delitos debe acudir a la interpretación que sobre esta materia realiza la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, pues ella refleja las condiciones de vigencia
con las que los instrumentos internacionales aludidos adquieren jerarquía
constitucional (artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional).
Esto es, tanto esta Fiscalía como V.S. se encuentran en la obligación
de ejercer, en el marco de sus respectivas competencias, un control de
convencionalidad ex officio entre el orden jurídico interno y la Convención
Americana, a la luz de la interpretación que de ésta realiza la Corte
Interamericana66.
Arrojados a la tarea de ese control de convencionalidad,
corresponde concluir que las disposiciones de nuestro Código Penal respecto a la
extinción de la acción penal por prescripción no pueden oponerse al avance de
esta investigación. Es más, no sólo que tales disposiciones no pueden ser óbice a
la prosecución de este proceso, sino que el Estado argentino se ha comprometido
internacionalmente a impulsar investigaciones serias y sin dilaciones de hechos de
las características de los presentes.
En reiteradas ocasiones la Corte Interamericana ha establecido que
“toda violación a los derechos humanos supone una cierta gravedad por su
propia naturaleza, porque implica el incumplimiento de determinados deberes de
respeto y garantía de los derechos y libertades a cargo del Estado a favor de las
personas. Sin embargo ello no debe confundirse con lo que el Tribunal a lo largo
de su jurisprudencia ha considerado como ´violaciones graves a los derechos
humanos´, las cuales, tienen una connotación y consecuencias propias”67.
Complementando esta idea, la Corte Interamericana expresó que
“de acuerdo con la jurisprudencia constante y uniforme del Tribunal, en ciertas
circunstancias, el Derecho Internacional considera inadmisible e inaplicable la
prescripción a fin de mantener vigente en el tiempo el poder punitivo del Estado
sobre conductas cuya gravedad hace necesaria su represión para evitar que
vuelvan a ser cometidas, tales como la desaparición forzada de personas, la
ejecución extrajudicial y tortura”68.
La evolución del derecho internacional de los derechos humanos ha
dado lugar a que en la categoría de graves violaciones a los derechos humanos se
inscriban actos individuales de especial trascendencia, aun cuando éstos no
ocurran en contextos de ataques masivos o sistemáticos. Las torturas, las
desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales tienen la entidad para, en

65
Párr. 117, sentencia del 19 de mayo de 2011.
66
Cfr., en este sentido, dictamen del doctor Eduardo Casal, del 3 de febrero de 2014, en causa
“Funes Gustavo Javier”, F.294.XLVII.
67
Caso “Vélez Restrepo y familiares vs Colombia”, sentencia del 3 de septiembre de 2012,
párr. 282 y caso “Vera Vera”, antes citado, párr. 118.
68
Caso Suarez Peralta vs Ecuador, sentencia del 21 de mayo de 2013, párr. 175, y caso “Vera
Vera”, ya aludido, párr. 117.
93
ciertas circunstancias, formar parte de esa categoría y, consecuentemente, impedir
la prescripción.
Dado entonces, por un lado, el carácter de graves violaciones a los
derechos humanos que detentan los hechos del caso y, por otro, el alcance que
en esa materia la Corte Interamericana le ha otorgado a las reglas de prescripción,
corresponde afirmar la plena vigencia de la acción penal respecto de los crímenes
analizados.
En suma, la presente investigación constituye en sí misma el
cumplimiento por parte del Estado argentino de la obligación asumida
internacionalmente de respetar y garantizar el pleno ejercicio de los derechos a la
integridad personal, garantías judiciales y protección judicial consagrados en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículos 5.1, 5.2, 8.1 y 25, en
función del artículo 1.1 de ese tratado). Esta obligación de investigar se ve
reforzada por lo dispuesto en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, de acuerdo con los cuales el
Estado se encuentra obligado a tomar medidas efectivas para prevenir y
sancionar la tortura en el ámbito de su jurisdicción, así como a prevenir y
sancionar otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”69.

VI. SOLICITA MEDIDAS


VI.A. DILIGENCIAS PROBATORIAS.

Sin perjuicio de las medidas probatorias que V. S. considere


pertinentes, para el esclarecimiento de los hechos materia de investigación,
solicito:

1. Se libre oficio al Ministerio de Defensa de la Nación a fin de requerirle:


- Remita la lista de solados conscriptos que participaron en el conflicto
bélico por las Islas Malvinas de la Compañía de Ingenieros n° 3 de
Monte Caseros, Corrientes.
- Remita el Libro Histórico de 1982 y el Diario de Guerra de la CA de
Ing. 3 de Monte caseros, Corrientes.
- Remita el «Informe Oficial del Ejército Argentino “Conflicto
Malvinas”; Tomo I “Desarrollo de los acontecimientos” y Tomo II
“Abreviaturas, anexos y fuentes bibliográficas”», publicado en 1983
por el EA.
- Remita los legajos de Daniel STELLA; Lucio Mario CANDIA; Jorge
Oscar FERRANTE; Jorge Eduardo TARANTO (Legajo Personal
N° 65); Ricardo AROMANDO; Osvaldo GONZÁLEZ CABRERA
(Legajo Personal Nº 336); Raúl Antonio LINARES; Luis Alfredo
MANZUR; Horacio Francisco VLCEK, (DNI 7.600.753); , Eduardo
Luis GASSINO (DNI 12.549.161); Jorge Guillermo DÍAZ (DNI
11.452.805); Belisario Gustavo AFFRANCHINO RUMI (DNI
12884360); Oscar ALBARRACÍN (D.N.I. 14.141.145; N.I. 249.589);

69
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso “Bueno Alves vs. Argentina”, sentencia
del 11 de mayo de 2007, párr. 88.
94
Ramón Desiderio LEIVA (DNI 13183622); Francisco Gabriel
RIVERO; Omar Edgardo PARADA; Emilio TERAN; Miguel Ángel
GARDE; Jorge Aníbal Santiago CADELAGO; Jorge Luis LÓPEZ;
Jorge Reynaldo LUGO OLIVER; Raúl MASIRIZ; Emilio José
SAMYN DUCO; DÍAZ, Jorge Guillermo; LINARES, Raúl Antonio;
HERNÁNDEZ, Pablo Emilio; VEGA, Carlos Alberto; TAMAREU,
Claudio; ROMANO, Jorge Arnaldo; CARO, Ramón Eduardo;
CONTRERAS, Oscar Luis; CALDERINI, Gustavo; Norberto
Enrique FERNÁNDEZ (fallecido); Mario DOTTO; Juan José
Antonio RICO; Hugo Eduardo José GARGANO; Juan Ramón
MABRAGAÑA(fallecido); Sergio Alberto GUEVARA; Francisco
Gabriel RIVERO (DNI 11.429.238); AMODIO; GAUNA.
- Remita los legajos y cualquier información o documentación útil para
identificar al Subteniente Guillermo Raúl LÓPEZ y al Sargento
LÓPEZ, ambos señalados como miembros de la Ca. I “B” del RI 5
en 1982.
- Remita cualquier información o documentación que sirva para
identificar a un Cabo de apellido Bodeley, Podelet o Podeley que
revistara en la Ca. “B” del RI 5.
- Remita cualquier información o documentación útil para identificar a
un S/C de apellido PÉREZ, probablemente Domingo David. De la
compulsa de los listados de veteranos de la Guerra de Malvinas
publicados por el Ministerio de Defensa en su web
(http://www.veteranos.mindef.gov.ar/index.php) surgen las
constancias de que Domingo David PÉREZ, DNI 14828303, fue
soldado conscripto del Ejército y falleció post conflicto.
- Remita toda información disponible sobre el S/C Juan VALDEZ.
Particularmente un archivo digital correspondiente a la Actuación
ante la Justicia Militar (AJM) Nº 13.192 instruida en el Cuartel de la
Escuela de Ingenieros (CARI, Cdo II MM).
- Remita toda documentación del Hospital Militar de Campo de Mayo
sobre la atención médica e historias clínicas de Emilio
RODRÍGUEZ, Juan Carlos VALDEZ, y Daniel ESPÍNDOLA.
- Remita información relativa a: i) la cantidad de víveres transportados
en el buque “Mozumen” hacia puerto Horward el 27 de abril de
1982, si lo hubiera con detalle del mismo; si transportó personal
herido o enfermo, en su caso cuántos y quiénes. ii) El detalle de los
víveres transportados en el buque “Forest” hacia Puerto Yapeyú
(Howard) el 03 de mayo de 1982; si transportó personal herido o
enfermo, en su caso, cuántos y quiénes. ii). El detalle de la misión del
buque Hospital “Bahía Paraíso” del 06 de Junio de 1982 en Puerto
Yapeyú (Howard). Cantidad de enfermos y heridos transportados,
capacidad de atención y transporte, como así también detalle de
víveres transportados y descargados en ese puerto.

2. En relación con las declaraciones testimoniales, solicitamos:


- A fin de individualizar al Soldado Conscripto AYALA y en vista de
que habría 6 soldados conscriptos de apellido Ayala que fueron
enviados a la Guerra de referencia con el RI 5: Agustín (DNI
95
16317602); Cresencio Salvador (DNI 16320451 ); Francisco (DNI
14898742); Lido René (DNI 16232264 ); Porfirio (DNI 16061418);
Raúl Argentino (DNI 16095047) [Nómina de veteranos de Malvinas
obrante a fs. 284-329]; se cite a declarar a Juan Andrés CÁCERES a
fin de consultarle por el nombre del soldado Ayala de quien dijo ser
amigo o, en su defecto, se cite a prestar declaración testimonial a
Agustín Ayala (DNI 14766751); Cresencio Salvador Ayala (DNI
16295550); Francisco Ayala (DNI 11342335); Lido René Ayala (DNI
14828500); Porfirio Ayala (DNI 16079869); Raúl Argentino Ayala
(DNI 12884360) a fin de consultarles si fueron víctimas de
estaqueamiento, u otros hechos que podrían configurar delitos, durante
el conflicto bélico que nos ocupa.
- Se cite a declarar a Juan Humberto DÍAZ, (DNI 14911626) quien
revistó en la CA B del RI 5 y fue estaqueado durante el conflicto
bélico.
- Se individualice y cite a declarar a José Manuel VILLALBA; Horacio
VERGARA; MILESSI; RODRÍGUEZ; Jorge RIVIDATTI; y
FONSECA. Los mismos habrían sido estaqueados junto con Pablo
Martínez y José Manuel Ledesma durante el conflicto bélico y
revistaban en la CA Ing 3.
- Se cite a declarar a Carlos Alberto BENÍTEZ (DNI 14.351.065) con
último domicilio conocido en B° Malvinas Mzana “C” Casa N° 18 de
Monte Caseros; por los hechos acaecidos en relación a la Ca. Ing. 3,
de Monte Caseros.
- Se cite a declarar a Juan Carlos VALDEZ (DNI 14.878.779) quien
revistó en la CA B del RI 5 y sufrió desnutrición y congelamiento de
las extremidades (pie de trinchera) durante el conflicto bélico.
- Se cite a declarar a Daniel ESPÍNDOLA (D.N.I. 14.898.464) quien
estuvo internado en el Hospital de Campo de Mayo por desnutrición,
congelamiento de las extremidades (pie de trinchera) y estrés
postraumático luego del conflicto bélico.
- Se cite a prestar declaración testimonial a Luis Federico DORSH por
los hechos que tuvieron por víctima a José Alfredo Sánchez u otros
hechos que podrían configurar delitos, durante el conflicto bélico que
nos ocupa.
- Se cite a declarar a Valentín ARANDA; Juan Carlos ÁVALOS y
GUAYARE por los hechos que tuvieron por víctima a José Alberto
Yanevich u otros hechos que podrían configurar delitos, durante el
conflicto bélico que nos ocupa.
- Se cite a prestar declaración testimonial a Daniel Eduardo CHÁVEZ
para que amplíe información sobre los hechos que tuvieron por
víctima a Daniel Martínez González y a Rosendo Prado; u otros
hechos que podrían configurar delitos, durante el conflicto bélico que
nos ocupa.
- Se cite a ampliar su declaración a Sergio Omar MAKARCHUK
(declaró a fs. 783/784), a Rodolfo ROJAS y a Carlos Raymundo
ROJAS para que amplíen su dichos respecto a lo ocurrido con el S/C
Pérez; u otros hechos que podrían configurar delitos, durante el
conflicto bélico que nos ocupa.
96
- Se cite a prestar declaración testimonial a S/C 62 Alberto
MONTENEGRO para que declare sobre la actuación de Osvaldo
González Cabrera (ver documentación ubicada en: SHE, Comisión
de Evaluación, Caja 1, Carpeta 3, Folio s/nº); u otros hechos que
podrían configurar delitos, durante el conflicto bélico que nos ocupa.
- Se cite y se consulte a los soldados que revistaron en la CA B del RI 5
sobre la actuación del Sargento Osvaldo González Cabrera durante el
conflicto bélico, en particular sobre la provisión de alimentos y su rol
al respecto.

3. Se libre oficio al Registro Nacional de las Personas para que informe sobre
el último domicilio de cada uno de los imputados y, en caso de
fallecimiento, remita copias de la partida correspondiente o documento
que lo acredite.
4. Se libre oficio a la Cámara Nacional Electoral para que informe sobre el
último domicilio de cada uno de los imputados.
5. Se libre oficio a la Cruz Roja a fin de solicitarle copia de la declaración de
MARTÍNEZ GONZÁLEZ, Daniel (DNI 14.799.784) —recibida en
Puerto Madryn tras la finalización del conflicto bélico—. Solicítese
también toda declaración que se haya recibido a conscriptos durante o
después del combate, así como todo informe que al respecto se haya
producido.
6. Se incorporen como elementos de prueba los archivos que obran en el CD
adjunto al presente, a saber: i) el «Informe Oficial del Ejército Argentino
“Conflicto Malvinas”; Tomo I “Desarrollo de los acontecimientos” y
Tomo II “Abreviaturas, anexos y fuentes bibliográficas”», publicado en
1983 por el EA; que se remite en formato digital. ii) Todos los archivos
del Servicio Histórico del Ejército (SHE) de la sección documental Comisión
Especial Malvinas (CEM) que se remiten adjuntos en formato digital; ello
en razón de que se detectaron faltantes de documentación en los anexos
remitidos junto con el Informe del equipo de relevamiento EA del
24/11/2016, ya citado.

VI.B. DETENCIONES

Las pruebas reunidas en las actuaciones dan lugar a que se ordene la


detención de aquellos imputados individualizados en el punto III. B, a fin de
lograr su comparecencia y la respectiva declaración indagatoria prevista en el art.
294 del CPPN.
Lo peticionado se fundamenta en la gravedad de los delitos que se
investigan y en la pena prevista para los éstos, encontrándose reglado en el art.
283 del CPPN el cual expresa “salvo lo dispuesto en el artículo anterior, el Juez librará
orden de detención para que el imputado sea llevado a su presencia, siempre que haya motivo
para recibirle declaración indagatoria”.
En efecto, el artículo 283 CPPN prevé que la condición para
legitimar y ordenar la detención de la persona imputada, además de las hipótesis
de casos de flagrancia y de las incomparecencias previstas en los supuestos del
97
artículo 282 del CPPN, es que se hallen reunidos los extremos para recibirle
declaración indagatoria, en orden a un delito reprimido con pena privativa de la
libertad cuya sanción, tanto por su penalidad como por una disposición especial
de la ley o los antecedentes del imputado, no pueda ser objeto de una condena de
ejecución en suspenso70. En cambio, la citación de los imputados a declarar sólo
procede cuando el delito investigado no esté reprimido con pena privativa de la
libertad o parezca procedente una condena de ejecución condicional (artículo 282
del CPPN).
En este sentido, en el fallo “Barrionuevo , José Luis” de la Cámara
Nacional en lo Criminal y Correccional, del 20/12/2004, se especifican las tres
condiciones que deben darse para que proceda la detención de una persona
imputada de la comisión de un delito: “1) el delito que se le atribuye esté previsto con
pena privativa de la libertad; 2) no parezca procedente la pena de ejecución condicional;
y 3) se haya acreditado alguno de los peligros procesales (art. 280 contrario sensu, 282,
283 y 284 del C.P.P.N.). Si no concurren estas circunstancias corresponde disponer su
citación a prestar declaración indagatoria.”
Así pues, en el caso de autos los delitos que se imputan son los
previstos en los arts. 144 ter, 90 y 91 del CP, que prevén una pena privativa de la
libertad que, a priori, no permite la condena de ejecución condicional.
En cuanto al último de los requisitos enunciados en el fallo citado,
relativo a los riesgos procesales —entorpecimiento de la investigación y el peligro
de su fuga— la Corte Suprema de la Nación ha reafirmado en numerosa
jurisprudencia el especial deber de cuidado que deben observar los jueces al
momento de evaluar riesgos procesales en causas por crímenes de lesa
humanidad71.
La especial naturaleza del delito investigado —graves violaciones a
los derechos humanos— fue contemplada por el Alto Tribunal (entre otras
cuestiones) para rechazar el beneficio liberatorio solicitado por la defensa en la
causa “Carlos Alberto Mulhall s/ excarcelación”72.
Así también, ello ha sido tenido especialmente en cuenta en el fallo
plenario de la Cámara Nacional de Casación Penal emitido en los autos “Díaz
Bessone, Ramón Genaro s/ recurso de inaplicabilidad de ley”. Allí se expresa lo
siguiente: “Por lo demás, y en lo concerniente puntualmente a la naturaleza del crimen
investigado como pauta indicativa de la viabilidad del beneficio, no puedo dejar de mencionar
que –en el caso que diera origen a la presente convocatoria plenaria– los hechos que se le
atribuyen al encausado se encuentran comprendidos en la categoría de los denominados delitos de
lesa humanidad, razón por la cual adquiere vocación aplicativa la doctrina sentada por nuestra
más Alto Tribunal in re ‘Nicolaides, Cristino s/ incidente de excarcelación’ –CSJN Nº
XXXVII, rta. el 16/03/04 (Fallos 327:496)– donde se señaló que la desaparición forzada
de personas –y los hechos colaterales– eran considerados ya para la época de su comisión, tanto
en el derecho interno como en el internacional, delitos de lesa humanidad, no resultando pues
arbitraria la presunción de los tribunales inferiores de que quien está imputado de estos delitos
gravísimos, en caso de ser puesto en libertad atentará contra los fines del proceso, conjetura que

Guillermo Rafael Navarro y Roberto Raúl Daray; Código Procesal Penal de la Nación. Análisi
70

s doctrinal y jurisprudencial, Tomo II; Editorial Hammurabi; Buenos Aires; 4° ed. 2010; p. 411.
71
Ver fallos “Acosta”, CSJN-Fallos, 335:533; “Vigo, Alberto Gabriel”, V. 621. XLV, del
14/09/2010; “Pereyra” P. 666 XLV, del 13/11/2010; “Binotti” B. 394 -XLV- del 14/12/10;
“Clements” C. 412 -XLV- del 14/12/10; “Altamira” A. 495 -XLV- del 14/12/10, entre otros.
72
Causa Nº 350/06, resuelta el 18/12/07.
98
encuentra su debido fundamento –tal como lo exige el artículo 319 C.P.P.N.–, en el indicio
que si buscó al cometerse los hechos una modalidad que asegurara la impunidad futura, este
mismo afán de sustraerse al juzgamiento podría tener una posterior secuela al otorgarse la
libertad al procesado”.
Coincidentemente, la Cámara Nacional Federal Criminal y
Correccional ha postulado que “la gravedad y la cantidad de los hechos que se le endilgan
al imputado, el compromiso estatal de investigarlos y la cantidad de víctimas, ponen de
manifiesto la posibilidad concreta de que aquél, en el caso de recuperar su libertad, eluda la
acción de la justicia”, agregando que “… resulta razonable inferir que quienes fueron
capaces de edificar un plan tendiente a obstaculizar el esclarecimiento de lo sucedido, en caso de
recuperar su libertad continuarán con actitudes tendientes a impedir que pueda arribarse a ese
cometido”73.-
Lo expuesto justifica la solicitud de detención de todas las personas
imputadas por los hechos comprendidos en la presente.

VII.- PETITORIO

De acuerdo con todo lo expuesto a lo largo de esta presentación,


solicito al señor juez:
a) se tenga por presentado requerimiento de instrucción fiscal en
los términos del art. 188 y concordantes del CPPN, respecto
de los hechos delictivos —constitutivos de crímenes contra la
humanidad— descriptos en el punto II.B.
b) se cite a prestar declaración indagatoria, de acuerdo con lo
previsto en el artículo 294 del CPPN, a PARADA, Omar
Edgardo; TERAN, Emilio; GARDE, Miguel Ángel;
CADELAGO, Jorge Aníbal Santiago; LÓPEZ, Jorge Luis;
VLCEK, Horacio; LUGO OLIVER, Jorge Reynaldo;
MASIRIZ, Raúl; AFRANCHINO RUMI, Belisario Gustavo;
GASSINO, Eduardo Luis; FERRANTE, Jorge Oscar ;
TARANTO, Jorge Eduardo; SAMYN DUCO, Emilio José;
DÍAZ, Jorge Guillermo; MANZUR, Luis Alfredo;
LINARES, Raúl Antonio; HERNÁNDEZ, Pablo Emilio;
TAMAREU, Claudio; ROMANO, Jorge Arnaldo; CARO,
Ramón Eduardo; GUEVARA, Sergio Alberto;
CONTRERAS, Oscar Luis; RIVERO, Francisco Gabriel,
ALBARRACÍN, Oscar; LEIVA, Ramón Desiderio y
CALDERINI, Gustavo, de acuerdo con los motivos y
respecto de los hechos mencionados en el punto III.
c) Se produzcan, tal como establece el artículo 199 y 283 del
CPPN, las diligencias probatorias y detenciones requeridas en
el punto VI.

Fiscalía Federal de Río Grande, de mayo de 2018.

73
“Cuomo, Daniel Néstor”, del 29/09/2008
99

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