Вы находитесь на странице: 1из 1

Para el artista mexicano revolucionario, su expresión no solo consistía en plasmar su obra,

sino dar un testimonio de lo que era ser mexicano. ¿Cómo imaginaron los artistas a la
revolución misma? Un Diego Rivera quién celebró la revolución al mezclar revoluciones
estéticas y políticas, por David Alfaro Siqueiros que hizo un llamado por el arte
revolucionario del futuro, también José Clemente Orozco que traduciría sus percepciones
acerca del salvajismo del conflicto en una denuncia universal a la guerra o incluso Dr. Atl
cuyas ideologías nacionalistas radicales avalaron el nacimiento del muralismo, todo
conjugado por esfuerzos institucionales que aspiraban a consolidar un proyecto cultural de
independencia nacional.

No todos vivieron la revolución igual, en el caso de Rivera que vivía en París, en donde
realizaría su icónico Paisaje zapatista , sin la experiencia directa de la lucha; una
representación visual que mediaría la implicación del artista con la vanguardia europea y su
conocimiento indirecto de los sucesos en México. A diferencia de otros artistas como Orozco o
Goita que vivieron en carne propia y capturaron la naturaleza de la revolución, en especial
ante situaciones de indígenas y rurales que sufrían por sus derechos civiles, con especial
atención a las mujeres, quienes eran las más vulnerables.

La mayor necesidad de la elite cultural mexicana era subrayar la necesidad de reconstruir la


infraestructura y reparar las fisuras sociales y económicas causadas por conflictos de hace
mucho tiempo. Un proyecto de construir una historia compartida a partir de las cenizas .En
1922 en la Ciudad de México, se inauguró oficialmente el edificio de la Secretaría de
Educación Pública, José Vasconcelos tuvo la idea de convertirlo en un recinto lleno de saber y
arte, para regenerar y exaltar el espíritu nacional, los pintores invitados fueron Diego Rivera,
Jean Charlot, Roberto Montenegro, Carlos Mérida y Xavier Guerrero. Los murales de Rivera, el
corrido de la revolución, se dividen en el corrido de la revolución agraria y en el corrido de la
revolución proletaria, 124 tableros pintados.

La siguiente tarea de Rivera comenzaría en 1929 en el Palacio Nacional, donde pintaría su


famosa “Historia de México a través de los siglos” dando pie a la nueva década de los 30, en
dónde dos artistas muy diferentes comenzarían a plasmar sus objeciones en sus trabajos,
David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo, este ultimo criticaba la mexicanidad superficial de
los murales anteriores, creía que el arte debe ser leal a los valores plásticos puros y no a la
política y prefirió respetar el legado de la escultura mesoamericana, en el canto y la música, su
primer mural, podemos ver esto.

Siqueiros también estaba en desacuerdo del folclorismo de Rivera o como el lo llamaba


“Mexican Curious”, pero a diferencia de Tamayo el creía en volver a las raíces de la política,
creía en la producción colectiva y estaba en contra de pintar en edificios gubernamentales. El
quería hacer un mural cinematográfico, aprovechando las técnicas de Sergei Einsenstein ,
ejemplo de esto es “Retrato de la burguesía” en la sede del sindicato de electricistas.

La primera mitad del siglo XX en México fue un lugar fértil para las artes y las ideas. Los
artistas volvieron suyo ese afán de transformación y lo combinaron con una gran cantidad de
técnicas europeas de vanguardia y al mismo tiempo un ideal característico de la conciencia
mexicana, para crear un arte tan único, tan especial, que solo pudo salir de mexicanos.

Вам также может понравиться