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Introducción
El hombre como ser mismo, llega a entenderse de manera tan abstracta que su naturaleza es
una cuestión filosófica que atañe el ámbito antropológico necesariamente. Ya que el carácter
conductual del entendimiento de la naturaleza humana establece problemáticas tanto de
convivencia social como de concepción ontológica.
El fin de este estudio es poder deliberar cuestiones a través de una visión meramente
antropológica, que de paso al debate y la precisión de conceptos empleados de manera
adecuada en la construcción del argumento.
Desarrollo
El hombre
Meramente como ser natural (naturaleza humana), el hombre viene a ser, a la vez, un algo
sin determinación alguna, si bien tiene factores conceptuales que lo entiendan como hombre
en distinción de otros seres animales Scheler hace referencia a que no ha derivado del animal,
sino que sigue siendo animal y lo será siempre ya que es, esencialmente, un ser animado
(“provisto de animación”).
Sin embargo, a esto, dentro del mundo, es a partir de ser entendido como animal. Se
comprende al hombre como el peor adaptado, el más indefenso y el más desgraciado: se halla
en clara desventaja biológica frente a la mayoría de otros animales.
Pero, poniendo referencia al concepto dualista que Scheler denota del hombre, se trata de un
ser espiritual, la presencia del espíritu lo define y es, por ende, un ser trascendente; en realidad,
dice Scheler es “el ser que ora y busca a Dios”. Considerado de esta manera, es la alabanza
objetiva que la naturaleza tributa a su Creador: “No es que el hombre, sino que es él la oración
de la vida y de la materia toda” Sólo en cuanto buscador de Dios rompe el hombre las barreras
de la naturaleza, sólo como tal se eleva a la dignidad de persona. La persona es, finalmente,
“la expresión resplandeciente del ser”. “Se ve claro que lo verdaderamente humano, en el
bípedo que camina erecto, es sólo lo que hay en él de divino”
Scheler indica que hay una diferencia esencial, porque el hombre posee algo que, estando por
encima de la inteligencia práctica y de la facultad de elegir, es un principio ajeno y opuesto
a la vida: es el espíritu.
Scheler demuestra una idea sociológica cultural del hombre para poder aterrizar su
perspectiva antropológica donde determina los grados por los que el ser natural de hombre
llega para culminar en el proceso con una entidad que se denominaría mas como persona que
como hombre.
El espíritu, que viene a ser la nota esencial y característica del ser humano, es la culminación
de una serie de grados ónticos que se inician con el mundo inorgánico, al cual le sigue el
Edith Posada Briceño Antropología
ser vivo, el animal y finalmente el hombre. Los seres vivientes a diferencia de la realidad
inorgánica se caracterizan por tener un centro óntico con unidad e individualidad. La
diferencia existente entre los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre, es una
diferencia gradual, a excepción de la espiritualidad que es una nota exclusiva y
característica del hombre. A esa diferencia gradual la llama él los grados del ser psicofísico
y son cuatro:
1) El impulso afectivo, que está presente en las plantas y es el grado ínfimo de lo psíquico.
En este grado no hay conciencia, ni sensación, ni representación, falta también la
orientación o finalidad específica hacia algo como el alimento o la satisfacción sexual.
2) El instinto, que se caracteriza por: a) tener sentido; b) por transcurrir con cierto ritmo;
c) ser importante para la vida de la especie; d) ser innato y hereditario; e) ser independiente
del número de ensayos realizados.
3) La memoria asociativa, cuya base es el reflejo condicionado de Pavlov y que con respecto
al instinto es un poderoso instrumento de liberación.
Es en este modo que demuestra y argumenta que la estructura de comportamiento del hombre
llega a ser meramente social con distintos cortes filosóficos, que van desde el teológico, el
ideológico, y el que es de manera obvia, antropológico.
En respuesta a esto se podría argumentar que, si bien el sentido del hombre de manera social
se determina por inercia, habría que tomar en cuenta el carácter ontológico de las entidades
de los conceptos como lo son el hombre y su humanidad, ya que ensimismado en la acción
de los contingentes, procedería a quizá dejar de lado las notas esenciales que le permite al
hombre ser en si mismo por naturaleza.
Edith Posada Briceño Antropología
Habría que iniciar entendiendo que Scheler realmente no entiende un realce sobre la
naturaleza contingente, no encuentra otra distinción más que la razón para poder entender al
hombre bajo este concepto. Husserl llega a tener concordancia con el en su libro Filosofía
como ciencia estricta:
La razón es el elemento específico del hombre en tanto que ser cuya vida se expresa en
actividades y hábitos personales. Considerada desde el ángulo personal, esta vida es un
devenir constante, traspasado por una intencionalidad constante de desarrollo. Lo que está
en devenir en el curso de esta vida es la persona misma. Su ser es incesante devenir. De la
relación de correlación que une el ser personal aislado y el ser personal de orden
comunitario, se puede aplicar este carácter a uno y otro, al hombre y a las esferas de
humanidad que los unifican.
El sistema ético de Max Scheler es un sistema fundado en los valores materiales. Todo
conocimiento científico y toda ciencia se basan en la experiencia, del mismo modo la ética
ha de estar basada según la visión scheleriana de la misma en la experiencia. Wojtyla (1980,
p. 9) advierte al respecto que la experiencia en la que se basan las ciencias exactas no puede
ser la misma en la que se fundamenta el conocimiento ético. En ética no cabe el método
empírico-inductivo. El bien o el mal no son obtenidos mediante inducciones, estos datos
según el sistema de Scheler son a priori, mas no al modo Kantiano en el que son meras
construcciones mentales. El punto atómico de observación ética son los hechos “materiales”,
los valores objetivos que llama Wojtyla. Esta, según como la entienden Max Scheler y
Wojtyla es la experiencia fenomenológica. Los valores dice Max Scheler son objeto de la
experiencia emocional. Los actos humanos son “la cosa en sí” volcados hacia el valor
objetivo
Conclusión
Entendiendo la postura Scheler, se concluye que el giro que da es todo el problema que la
antropología le puede dar a la ontología, ya que delibera la acción de los conceptos a partir
del contingente de la naturaleza, haciendo que la subordinación de los entes permita la
participación de todos los seres en general.
Podría tomarse de manera incluyente o bien acercarlo al carácter teológico para poder
entender una clase de panteísmo, al no haber jerarquías ónticas que puedan determinar una
creación estructurada, por ende, tampoco, notas esenciales que permitan la categorización de
los seres existentes.
Bibliografía
Husserl, E. (1951). La Filosofía como ciencia estricta. Buenos Aires: universidad de Buenos
Aires
Edith Posada Briceño Antropología