Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Como hemos dicho, son muchos los instrumentos filosóficos que funcionan
en Badiou como un tratamiento preliminar a su elaboración filosófica. Sin
duda, uno de los modos de captar la potencia de su obra es cuando la
misma se realiza discutiendo paso por paso el atravesamiento del fin de la
metafísica propuesto por Heidegger y la antifilosofía sugerida por Lacan.
Pero a su vez, no podemos olvidar su relación con quien él considera su
maestro, Louis Althusser. En este caso, sólo nos referiremos a esos últimos
textos donde Althusser habla de una corriente subterránea del materialismo,
que ha sido relegada y olvidada por la historia. Se trata de la lluvia de
átomos que se efectúa antes del surgimiento del mundo, se trata de los
primeros materialistas como Epicuro y Lucrecio, se trata del “clinamen”
que con su repentino desvío contingente provoca en la lluvia de átomos un
choque en el vacío, y a partir de allí, la configuración de un mundo. Este
materialismo aleatorio y contingente, apartado de la teleología hegeliana
que impregna, según Althusser, al materialismo dialéctico, es una nueva
llave, una nueva palanca que nos permite cambiar la gravitación del
materialismo filosófico en la historia. Cómo no ver en el desarrollo de
Alain Badiou una respuesta construida reglón por reglón, en su dialéctica
materialista de la excepción, una respuesta donde esta vez el materialismo
abandona su soporte físico y se abre a la dimensión ontológica propia del
matema.
En definitiva, la aventura filosófica de ese vigilante nocturno que es
Badiou, despierta, por fin, en la filosofía transformándola hasta las últimas
consecuencias con su noción de verdad. Para que la verdad obedezca al
mandato radical de la máxima igualitaria que postula que todo ser hablante
es igual a otro ser hablante. De este modo, tal vez podamos apreciar el
trayecto que va de la excepción aleatoria del acontecimiento al “para todos
– igualitario”, donde Badiou ensaya una y otra vez sobre el fondo de
nuestra contemporaneidad la formulación de una hipótesis comunista
apropiada al deseo de despertar en la historia. Para compatibilizar la verdad
con la máxima igualitaria es necesario que la verdad se disponga y se
sostenga en tres atributos que hasta ahora hemos intentado ir presentando
por distintos ángulos y travesías teóricas de la obra de Badiou. Primero: la
verdad depende de su surgimiento y no de una estructura. Esto implica
reordenar la oposición verdad – saber, presente como hemos dicho antes,
tanto en Heidegger como en Lacan, en una nueva composición conceptual.
Segundo: toda verdad es universal, en un sentido radical, a saber, la misma
prescribe un para todos – igualitario, puro, sin determinaciones
particulares. Esto será lo que constituye su carácter genérico. Pero esta
universalidad será diferenciada a lo largo de toda la obra de Badiou de la
dialéctica perteneciente al Absoluto hegeliano. Tercero: la verdad
constituye a su sujeto y no a la inversa. Y esto será sin duda, lo que se
puede denominar la dimensión militante de la verdad, de tal manera que el
nudo verdad, sujeto, militancia, exigirá interrogarse por el tipo de
organización política que se pueda hacer cargo de dicho anudamiento,
especialmente cuando se prescribe que la forma Partido, sometida según
Badiou a la forma Estado, es incapaz de mantenerse a la altura de la
relación entre la verdad y su subjetivación.