Вы находитесь на странице: 1из 14

COMENTARIOS BREVES AL DELITO DE FRAUDE PROCESAL

Manuel Cervantes Hernández

INTRODUCCIÓN.

Hay otras manifestaciones del fraude en figuras penales ajenas al régimen de los delitos
contra la propiedad. Se trata en suma de aquellas conductas que también aparejan
despliegue de un engaño, aprovechamiento de determinadas circunstancias para
alcanzar un objetivo indigno. Tal es el caso del denominado fraude procesal, en que se
utiliza el proceso (un medio de solución pública de los conflictos, que el Estado pone al
alcance de todos los individuos por medio del servicio público de justicia) como vehículo
de injustas pretensiones.

En la práctica del litigio resulta muy común que abogados postulantes con tal de obtener
una sentencia favorable o un beneficio económico realicen diversos actos con el fin de
viciar la voluntad del juzgador; situación que acontece muy comúnmente en materia civil,
administrativa y del trabajo, razón suficiente para que el legislador en su labor preventiva
lo constituyera un delito al que le denominó FRAUDE PROCESAL, delito que castiga
las conductas tendientes a la “trapa” por así decirlo en que pueden ocurrir las partes en
una contienda judicial o los abogados de estas.

Adviértase que esta especie defraudadora, que corresponde a los delitos en contra de
la administración de la justicia, la cadena de falacias, engaños, artificios, vertidos como
actos jurídicos o alteraciones de probanzas, no se inicia con el proceso mismo: comienza
antes y acaso mucho antes, enderezando esos actos y alteraciones hacia el proceso, con
la idea de obtener, por sorpresa sobre el juzgador o aprovechamiento indebido de
ciertos principios procesales- así la verdad formal y las reglas de admisión y valoración
de pruebas-, una sentencia favorable. Así la mentira usurpa el lugar de la verdad legal
en la sentencia, que consagra dicha supuesta verdad legal con la fuerza de la cosa
juzgada.

El fraude procesal, se presentaba como el lobo cubierto con piel de oveja, es decir, bajo
una apariencia de legalidad, para obtener ventajas patrimoniales menos peligrosas, que
otras formas de defraudar.1

La delincuencia en nuestros tiempos, esta caracterizada por la proliferación de los


delitos contra la administración de la justicia, ya que para el delincuente “refinado” y
“preparado”, los tribunales pueden ser un trampolín, sin riesgos aparentes, por ser
menos peligrosos y más fructíferos que otras formas de mayor brutalidad o violencia
para viciar la voluntad de los juzgadores.

En México, y concretamente en el Distrito Federal, cuando se regía por la misma


Legislación Penal Federal, la justicia penal no intervenía cuando un fraude se cometía a
través de los tribunales, hasta que finalmente se tipificó esa conducta delictiva.
Su antecedente más remoto quizá puede encontrarse en las Partidas en la
Ley XLIV, titulo II.

El autor español OLIVA GARCIA, sostiene que existen muchas definiciones del fraude
o estafa procesal. Este autor lo define como “aquellos artificios desplegados en un proceso
directamente encaminados a que el Juez por error dicte, una resolución injusta que
comporte un daño para alguna persona con el consiguiente lucro indebido para otra.” 2

A lo largo del presente trabajo se verán los elementos objetivos y subjetivos del delito,
con una singular profundización, por lo que para tal efecto, me permito insertar el
artículo 310 del Código Penal para el Distrito Federal;

ARTÍCULO 310. Al que para obtener un beneficio indebido para sí o para otro, simule
un acto jurídico, un acto o escrito judicial o altere elementos de prueba y los presente
en juicio, o realice cualquier otro acto tendiente a inducir a error a la autoridad
judicial o administrativa, con el fin de obtener sentencia, resolución o acto
administrativo contrario a la ley, se le impondrán de seis meses a seis años de prisión
y de cincuenta a doscientos cincuenta días multa. Si el beneficio es de carácter económico,
se impondrán las penas previstas para el delito de fraude.

Este delito se perseguirá por querella, salvo que la cuantía o monto exceda de cinco mil
veces el salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, al momento de realizarse
el hecho.

ELEMENTOS DEL DELITO

SUJETO ACTIVO Y PASIVO

El sujeto activo, es la persona física que ejecuta la conducta descrita en la ley penal, la
que vulnera el bien jurídico penalmente protegido, al trasgredir la prohibición o precepto
previsto en la ley penal. En otra forma similar, MARQUEZ PIÑERO señala que: sujeto
activo: “es toda persona humana que normativamente tiene la posibilidad de concretizar
el contenido semántico de los elementos descritos en el particular tipo penal”.3

El autor Raúl F. Cárdenas Rioseco dice que es un “tipo especial propio” porque si bien lo
puede cometer cualquier persona, esta debe realizarlo en un procedimiento judicial o
administrativo.4

Anteriormente el tipo de fraude procesal, tal y como ahora está regulado, no existía,
algunas de las conductas descritas en el delito de referencia, se encontraban contenidas
en el delito de fraude especifico y el bien jurídico tutelado era el patrimonio, pero el nuevo
Código Penal incorporó el delito de fraude procesal en el Titulo vigésimo primero, cuyo
titulo se denomina: “Delitos contra la procuración y administración de la justicia
cometido por particulares”, siendo que el cambio de ubicación de este nuevo tipo penal,
ha sido fundamental para determinar quien o quienes pueden ser objeto pasivo del delito
de fraude procesal, ya que dejo de ser un delito prioritariamente “patrimonial”, para ser
considerado como delito contra la procuración y administración de la justicia, por lo que
es laautoridad, o sistema de procuración de justicia el sujeto pasivo del
fraudeprocesal.
OBJETO MATERIAL

La doctrina considera que el objeto material es el ente corpóreo, sobre la cual recae la
conducta del sujeto pasivo que provoca la lesión o puesta en peligro del bien jurídico
protegido y la trasgresión a la norma jurídica, provocando por tanto el delito.

MALO CAMACHO, pone los siguientes ejemplos para entender lo anterior: “es el
cuerpo de la persona humana que recibe los golpes de puñal que originan su muerte; es la
persona humana que sufre en su cuerpo la lesión en el delito de lesiones; son las joyas
robadas, etcétera. Este concepto se distingue del bien jurídico que en los últimos ejemplos
corresponde a los bienes jurídicos “vida”, “integridad corporal” y “patrimonio”.5

El objeto material como ente corpóreo en el registro donde se guarda el proceso o fraude
procesal. Al respecto el autor antes citado opina que es donde recae la conducta del sujeto
activo, trasgrediendo la ley penal se traduce en: a) actos jurídicos, actos o escritos
judiciales simulados; b) los elementos de prueba alterados; c) los actos tendientes a
inducir a error a la autoridad judicial o administrativa.6

BIEN JURÌDICO TUTELADO

El bien jurídico tutelado En el delito de fraude procesal la administración y procuración


de justicia

El bien jurídico para MALO CAMACHO es” el eje en torno al cual gira todo el orden
jurídico, con el fin de protegerlo y tutelarlo.”7 En virtud de que en el fraude procesal se
vulnera más de un bien jurídico el autor Raúl F. Cárdenas Rioseco señala que es de
carácter “pluriofensivo”, pone el acento en la procuración y administración de la justicia,
judicial o administrativa y también en segundo término el patrimonio.6

No obstante lo anteriormente señalado el autor antes citado menciona que el fraude


procesal siempre es usado como un vehiculo para obtener ventajas patrimoniales
indebidas, aun cuando el bien jurídico tutelado sea la administración de justicia, ya que
en opinión de dicho autor es a través de la enorme apariencia de la legalidad, que da la
intervención de un Tribunal, lo que puede atraer aparejado un beneficio económico, que
si se da o no, en realidad constituye el motivo o razón del delincuente a cometer dicho
delito, por lo que insiste que el fraude procesal es de carácter preponderantemente
patrimonial y en segundo termino de administración y procuración de justicia, ya que el
defraudador procesal, al engañar al juez, lo que persigue es una ventaja económica, por
lo que el daño se le causa a un sujeto distinto del engañado. El engañado de acuerdo con
la nueva estructura del delito es el tribunal, pero la ventaja patrimonial normalmente la
resiente un tercero, que junto con las autoridades del Estado, serán los sujetos pasivos de
ese delito. 8

LA CONDUCTA

LA SIMULACIÓN DE UN ACTO JURIDICO, UN ACTO O ESCRITO JUDICIAL.


LA ALTERACIÓN DE ELEMENTOS DE PRUEBA
CUALQUIER OTRO ACTO TENDIENTE A INDUCIR AL ERROR A LA AUTORIDAD
JUDICIAL O ADMINISTRATIVA
A) LA SIMULACIÓN DE UN ACTO JURIDICO, UN ACTO O ESCRITO JUDICIAL

Todas las conductas anteriores tienen como común denominador, que pueden inducir
al error a la autoridad judicial o administrativa, con el fin de obtener sentencia,
resolución o acto administrativo contrario a la ley; también su realización puede ser
alternativa, ya que puede consumarse por cualquiera de las tres diversas conductas
antes referidas.

Simular en el lenguaje corriente significa, según Francisco FERRARA: “hacer aparecer


lo que no es; mostrar una cosa que realmente no existe. El origen etimológico confirma
este concepto: similar es hacer similar, dar aspecto y semejanza a lo que no es
verdadero…el que alude a la simulación quiere crear una apariencia falsa para
engañar…negocio simulado, es el que tiene una apariencia contraria a la realidad, o
porque no existe en absoluto o porque es distinto de cómo aparece.”9

Actualmente aún se encuentra en debate si este delito penal si realiza bilateralmente o


unilateralmente. El último autor referido señala que en su monografía sobre la
simulación de los actos jurídicos no se puede dar unilateralmente y pone como
ejemplos: el otorgamiento de un poder, la revocación de un mandato, la constitución de
una corporación o bien la deliberación de una asamblea de socios, en estos últimos
casos considera que son actos jurídicos complejos ya que concurren varias voluntades
pero finalmente es una declaración unitaria.

Para efectos didácticos el Código Penal, no nos brinda un concepto de simulación y


entonces tenemos que recurrir a la legislación civil y el artículo 2180 de dicho
ordenamiento señala que: “Es simulado el acto en que las partes declaran o confiesan
falsamente lo que en realidad no ha pasado o no se ha convenido entre ellas”. Lo más
característico es entonces es la discrepancia intencional entre voluntad y declaración. Lo
interno, lo querido y lo externo, lo declarado, están en oposición consciente.

Las partes no quieren el negocio; quieren solamente hacerlo parecer y por eso emiten
una declaración disconforme con su voluntad, que predetermina la nulidad del acto
jurídico y al mismo tiempo, sirve para provocar una ilusión falaz de su existencia. Los
que simulan, pretenden que a los ojos de terceros aparezca formada una relación que,
en realidad, no debe existir, pero de la cual se quiere mostrar una exterioridad
engañadora mediante una declaración que carece de contenido volitivo.

El negocio simulado es el medio más frecuente y más terrible a que acuden los deudores
para hacerse insolventes en apariencia y escapar al cumplimiento de sus obligaciones.
Los ejemplos más comunes de simulación de acto jurídico son los del deudor que,
amenazado de una ejecución inminente, simula vender sus bienes a favor de terceras
personas que, secretamente están de acuerdo con él para figurar como adquirentes,
cuando en realidad, el enajenante fingido ha de conservar la propiedad de los bienes; o
bien simula la contratación de créditos, para que sus falsos acreedores se apoderen de
sus bienes, en perjuicio de sus acreedores auténticos. Los anteriores no son sino algunos
de los múltiples medios de los que se valen los deudores para burlar a sus acreedores.

Característica fundamental de la simulación es la bilateralidad. La disconformidad entre


lo querido y lo declarado en común a ambas partes y concertada entre ellas. Existe un
acuerdo para emitir la declaración deliberadamente divergente. La simulación supone
un concierto, una inteligencia entre las partes; estas cooperan juntas en la creación del
acto aparente, en la producción del “fantasma jurídico” que constituye el acto simulado.
Sin el concurso de todos, la simulación no es posible; no basta con el propósito de uno
solo, pues con ellos se tendría una reserva mental, no una simulación.

Al igual que la simulación contractual, el primer elemento de la simulación procesal es


la bilateralidad. Entre el actor y el demandado no existe contienda alguna que haya
necesidad de resolver; pero ellos se sirven del juicio como medio para conseguir otro
fin. Tratan, principalmente de obtener con la sentencia el que alguno quede obligado a
ceder un derecho o a tomar sobre sí una obligación, aunque en realidad por las
relaciones de derecho material existentes entre los litigantes, semejante transferencia
u obligación sea infundada y solo querida en apariencia. Ambas partes, pues, son
responsables del delito, en tanto que el perjudicado es siempre un tercero que no es
parte del juicio simulado.

El delito a estudio se consuma tan pronto como los activos, es decir, las partes en un
juicio, simulan un acto o escrito judicial “con perjuicio de otro o para obtener cualquier
beneficio indebido”. Basta pues con que procedan con ánimo de lucro, no es necesario
para la consumación del delito, que se cause, real y efectivamente un perjuicio
patrimonial. Estamos ante un delito de peligro.

La jurisprudencia ha reiterado, en forma constante, la exigencia de que ambas partes en


juicio simulen, en perjuicio de un tercero ajeno al juicio y en forma igualmente constante,
ha reiterado que no puede darse simulación procesal unilateral, en la que una sola de las
partes fuera el delincuente simulador y la otra parte fuera la victima de la simulación. A
continuación inserto para fines ilustrativos la jurisprudencia intitulada: FRAUDE POR
SIMULACIÓN DE UNACTO JUDICIAL. PARA QUE SE CONFIGURE ESE
DELITO ES REQUISITO INDISPENSABLE QUE EXISTA BILATERALIDAD
EN SU REALIZACIÓN (LEGISLACIONES DEL ESTADO DE PUEBLA Y DEL
DISTRITO FEDERAL).

Novena Época
Registro: 181959
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XIX, Marzo de 2004
Materia(s): Penal
Tesis: 1a./J. 66/2003
Página: 61

FRAUDE POR SIMULACIÓN DE UN ACTO JUDICIAL. PARA QUE SE


CONFIGURE ESE DELITO ES REQUISITO INDISPENSABLE QUE EXISTA
BILATERALIDAD EN SU REALIZACIÓN (LEGISLACIONES DEL ESTADO DE
PUEBLA Y DEL DISTRITO FEDERAL).
Para que se actualice el ilícito de fraude por simulación cometido mediante la realización
de un acto judicial, es requisito indispensable que exista unabilateralidad, en cuanto
a la realización del acto o escrito simulados, es decir, que se dé el concierto entre dos
personas o partes, y que ello traiga consigo un perjuicio a otro o la obtención de
cualquier beneficio indebido. Lo anterior es así, aun cuando entre el actor y el
demandado no exista contienda alguna que deba resolverse, sino que se sirven del juicio
como medio para conseguir otro fin, de manera ficticia, merced a la proyección irreal de
una situación jurídica en la que se aparentó que en virtud de la sentencia, quedaron
obligados a ceder un derecho o asumir una obligación, aunque en realidad, por las
relaciones de derecho material existentes entre los litigantes, dicha transferencia u
obligación es infundada y sólo querida en apariencia, siendo responsables del delito
ambas partes, en tanto que el perjudicado siempre es un tercero que no es parte en el juicio
simulado. En otras palabras, la simulación en actos o escritos judiciales requiere cierta
actitud bilateral de las diversas partes con aparentes intereses opuestos, lo que da
por consecuencia que el Juez reconozca como válidas sus acciones o excepciones fictas,
esto es, que los simuladores no contienden en realidad, sino conciertan un simulacro de
controversia, donde el actuar criminoso de los copartícipes en la comisión del delito
coincide y sus intereses son comunes, pues actor y reo pretenden el mismo resultado, y
para producirlo se requiere el previo concurso de voluntades, predeterminando así el
sentido de la sentencia, de manera que no es dable concebir una simulación procesal
unilateral en la que una sola de las partes fuera el delincuente simulador y la otra la
víctima de la simulación.

Contradicción de tesis 136/2002-PS. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal


Colegiado en Materia Penal del Sexto Circuito y el Tercer Tribunal Colegiado en Materia
Penal del Primer Circuito. 19 de noviembre de 2003. Unanimidad de cuatro votos.
Ausente: Humberto Román Palacios. Ponente: Humberto Román Palacios; en su
ausencia hizo suyo el asunto Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Salomón Haríz Piña.

Tesis de jurisprudencia 66/2003. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en
sesión de diecinueve de noviembre de dos mil tres.

B) LA ALTERACIÓN DE ELEMENTOS DE PRUEBA

Alterar para el Diccionario de la Lengua Española, significa: “Cambiar la esencia o forma


de una cosa.”10 Para efectos de este trabajo la anterior definición debe relacionarse con el
concepto de prueba. La prueba en sentido estricto de acuerdo con el nuevo Diccionario
Jurídico Mexicano: “es la obtención del cercioramiento del juzgador acerca de hechos,
discutidos y discutibles, cuyo esclarecimiento resulte necesario para la resolución del
conflicto sometido al proceso. En ese sentido, la prueba es la verificación o confirmación
de las afirmaciones de hecho expresadas por las partes. En sentido amplio se
designa como prueba a todo conjunto de actos desarrollados por las partes con el
objeto de obtener el cercioramiento judicial sobre los hechos discutidos o discutibles.
Por último, por extensión también se suele denominar pruebas a los medios, instrumentos
y conductas humanas con las cuales se pretende lograr la verificación de las
afirmaciones de hecho. Así se habla de la prueba confesional, prueba testimonial…”11

De acuerdo con la anterior definición para efectos de este tipo penal, debe preguntarse
si se apreciará este delito considerando la prueba en sentido amplio, es decir, a todo el
conjunto de actos desarrollados por las partes con el objeto de lograr la obtención del
cercioramiento judicial, o bien, si el tipo se refiere solo a los medios o elementos de
prueba que se refieren en las legislaciones procesales: civil, penal, laboral,
administrativa, etc, como son por ejemplo, la confesión, la instrumental, pericial,
inspección judicial, testimonial, reconstrucción de hechos.

C) CUALQUIER OTRO ACTO TENDIENTE A INDUCIR AL ERROR A LA AUTORIDAD


JUDICIAL O ADMINISTRATIVA.

En ese sentido diversos autores señalan que esta ultima parte del artículo 310 del Código
Penal, viola el principio de taxatividad o determinación de la ley que se exige en la
redacción de las leyes penales, ya que cuando se emplean conceptos vagos, en los que
existe una indeterminación y vaguedad, se rompe con el principio de legalidad penal,
previsto en el artículo 14 Constitucional y Tratados internacionales suscritos por nuestro
país, según demostramos infra.

RESULTADO
La cuestión relativa a la clase de resultado que el fraude procesal presenta resulta muy
interesante. La postura más aceptada es la siguiente:
1.- Es un delito de resultado formal o de mera actividad. Para tener por consumado el
delito de fraude procesal no se requiere un resultado material, sino con que basta con
que se simule un acto jurídico, acto o escrito judicial, se alteren elementos de prueba y
se presenten a juicio o se realice cualquier otro acto tendiente a inducir al error a la
autoridad. No parecería razonable si se pensara que, así como se requiere una
simulación apreciable en el mundo exterior o la alteración concreta de elementos de
prueba, de la misma forma fuera necesaria esa mutación del mundo exterior, que es
palpable, por ejemplo, en un expediente judicial y, por lo tanto, se estaría ante un delito
de resultado material.

La anterior postura es la más aceptada, ya que simular y alterar como meras conductas
positivas del sujeto activo que pueden o no provocar una resolución errónea o contraria
a la ley de autoridad judicial o administrativa, lo cual sería en ciertos casos, el resultado
de las acciones, pero que, en definitiva, el tipo penal no requiere para su integración,
por lo que en ningún caso es dable hablar de un resultado material como elemento
objetivo de la figura típica de fraude procesal.

Como se ha clasificado a este delito, de acuerdo con su resultado, dentro del grupo de
delitos de mera actividad o de resultado formal, no puede influir en la definición del
momento o consumación del delito el contingente e innecesario resultado material
derivado de la conducta, porque es precisamente la ausencia de relevancia de ese
resultado material y los de mera actividad; aun cuando en la sentencia no hayan sido
tomados en cuenta los elementos de prueba alterados y aportados, o los actos jurídicos,
actos o escritos judiciales, o cualquier otro acto, tendremos que la conducta ya ha
consumado el delito en cuestión, sin importar de manera alguna si de facto la conducta
desencadenó en la actualización de la voluntad.12

El delito de fraude procesal y de su inclusión en el título denominado "Delitos contra la


administración de justicia", se concluye que se trata de una figura típica compleja, pues
protege dos bienes jurídicos, la administración de justicia primordialmente y en forma
secundaria el patrimonio, pues es frecuente que se utilice fraudulentamente a los
tribunales con el fin de obtener beneficios de orden patrimonial y para su consumación
basta con que se dé la simulación de actos jurídicos o la alteración de elementos de
prueba, con el fin de obtener una resolución jurisdiccional de la que se derive
alternativamente el perjuicio de alguien o un beneficio indebido, con lo que se afecta el
primer bien jurídico tutelado; y por lo que se refiere al segundo de ellos, no se requiere
necesariamente la disposición ni la disminución del patrimonio, dado que se trata de un
delito de peligro patrimonial, pues en su descripción penal se modifica el requisito de
cosa o del logro del lucro indebido, necesario para la consumación del fraude genérico.

Se insiste que la intención del legislador en este tipo penal fue la de proteger el buen
desarrollo de la administración de justicia; por lo que se exige que las actuaciones
derivadas del procedimiento judicial estén apegadas a las leyes y se resuelva a favor de
quien legalmente tiene la razón.

ELEMENTOS SUBJETIVOS

Los elementos subjetivos distan de los elementos objetivos en tanto que aquellos
(subjetivos) nunca son perceptibles: los sentidos no tienen la posibilidad de captarlos.
Un elemento es subjetivo en tanto que no se exteriorice, es decir, siempre y cuando se
trate de un factor interno del sujeto activo.

El dolo es conceptuado unánimemente por la doctrina jurídico-penal como el


conocimiento y la voluntad respecto de los elementos objetivos del tipo.

El dolo es consustancial al tipo de fraude procesal por lo que cada uno de los supuestos
de hecho típicos que contempla este deberá entenderse como realizado con conocimiento
y voluntad del desarrollo (formal). Es decir, en el delito de estudio de este trabajo el
elemento subjetivo es querer obtener sentencia, resolución o acto administrativo
contrario a la ley.
OSTEADO EL DOMINGO, OCTUBRE 27, 2013 // COMENTAR

La sociedad no puede estar a expensa ni mostrarse indiferente al constante


bombardeo que los actos y las aventuras humanas producen contra los
intereses individuales de las personas, o lo que es lo mismo, deben existir
mecanismos que impidan que los más astutos puedan obrar sin
consecuencias contra aquellos que resulten desposeídos de los medios para
hacer valer el reconocimiento de sus derechos.

Para su protección la sociedad ha erigido instituciones tras las cuales impedir


que la astucia de los menos se sobreponga a los intereses y derechos de los
más, y así, a grandes rasgos se ha llegado a enclaustrar en el seno social lo
que se da por llamar el estado de derecho, que no es más que los principios,
reglas y fuentes del derecho, bajo los cuales deben guiarse todos los que
constituimos esencia comunitaria, los que obligan a todos por igual, sin
excepción.

El desarrollo de la sociedad romana, por ejemplo, le ha aportado a occidente


lo más lúcido de su desarrollo jurídico, de la cual ha sobrevenido una
doctrina rica desplegada de mentalidades y de pensamientos preclaros y que
gracias a una cultura de cientos de años ha arrojado de manera adicional, una
basta y amplísima tesis jurisprudencial sobre la cual nos sostenemos, así
como un conjunto de adagios, principios y normas que aunque no han sido
del todo objeto de integración legislativa, son fuentes de incalculable valor
para nuestro sistema de socialización.

Uno de estos principios lo es el adagio que reza: “Fraus Omnia Corrumpit”


-el fraude lo corrompe todo-, el cual viene a cercar las desviaciones de los
que pretenden urdir maquinaciones perversas contra la integridad social.

El Fraus Omnia Corrumpit es adagio de derecho no ajustado al criterio


adjetivo de la ley, sino por pura asimilación, pero que sí ha sido un soporte
de extraordinaria trascendencia a la jurisprudencia, tal y como lo ha sido el
adagio que encausa “El enriquecimiento sin causa” y el que reza: “No hay
nulidad sin agravios”, entre otros.

Este adagio proviene de la teoría de la apariencia creadora de derecho, que


fundamenta que todo acto o hecho jurídico que promuevan los particulares
frente a sus iguales y frente al Estado mismo deben contar con la anuencia
de los requisitos formales imperantes, pero sobre todo, deben ser hechos bajo
la buena fe “bona fides” de los romanos, por contraposición al principio
la “Malitiis non est indulgendum”, -no se debe tolerar las maldades-, lo que
significa que la persona que sin salirse de los límites de su derecho usa de él
en detrimento ajeno por pura maldad, puede ser condenada a pagar daños y
perjuicios_[1].

A la ley le basta conocer que un hecho ha sido auspiciado con la sola


intención de vulnerar los derechos de un particular para decretar su nulidad,
su improcedencia, su desconocimiento.

El fraude se aplica a toda materia y que el acto tachado de fraude puede ser
objeto de una acción en nulidad.[2]_

El maestro Philippe Debelecque, al tratar el tema de fraude y de la máxima


jurídica que comentamos, establece que: “Existe una diversidad de
sanciones que se vinculan a la teoría del fraude. Puede tratarse de la nulidad
del o de los contratos, de una ineficacia privando al acto del efecto
fraudulento buscado, hacer recibibles acciones que no lo son. Un acto
obtenido por fraude, no puede crear derechos en beneficio de los autores de
este fraude…”.[3]

La jurisprudencia francesa ha sido constante al aplicar el adagio “Fraus


Omnia Corrumpit” y ha decidido: “…. Que tal acto, por el solo hecho de
haber sido obtenido por fraude, puede ser revocado ya que se reputa no haber
jamás devenido definitivo”.[4]

Pero también ha dicho esta alta corte de justicia, que:


“Cualquier persona víctima de un fraude puede demandar que el acto
fraudulento no le sea oponible, aún cuando el fraude hubiera sido dirigido
contra otro.[5]

También ha sido juzgado que:


“Todo acto creador de derechos obtenido por fraude puede ser
cancelado”.[6]

En una acción de referimiento provisión entablada por el sosegado pero


enérgico, constante y estudioso abogado, el doctor George Lopez Hilario, la
primera en su género que ha obtenido ganancia de causa por ante nuestros
tribunales, en la especie en la que el esposo había distraído con simulación,
habiendo transferido los bienes de la comunidad en ocasión de un proceso
de divorcio, este ilustre abogado, quien representaba los intereses de la
esposa defraudada, se abrigó bajo el amparo del adagio Fraus Onmia
Corrumpit alegando que:

Honorable Magistrada:
“El principio FRAUS OMNIA CORRUMPIT -el fraude lo corrompe todo-,
originario del derecho greco-romano, adoptada por nuestra legislación de
origen_ y, en consecuencia, por nuestra legislación, doctrina y
jurisprudencia constante, significa, que ella se aplica no sólo a un acto
aislado, sino a todos los actos y actuaciones que fueren consecuencia
inmediata del acto originario. La jurisprudencia francesa se ha encargado
de aclarar la aplicación de esta máxima por parte de los tribunales, al
establecer que los tribunales pueden fundar una inoponibilidad y sus
consecuencias sobre el principio general citado, que autoriza a los jueces a
declarar inoponible los efectos fraudulentos por causa ilícita o inmoral,
entre otras.

George Andrés López Hilario logró tener, como hemos dicho, ganancia de
causa asentando entre nosotros la jurisprudencia del referimiento
provisión, el cual ha comenzado a ser utilizado por muchos abogados en
ejercicio.

Aunque el aforismo “Fraus Omnia Corrumpit" es una auténtica regla moral,


que ha sido elevada a principio jurisprudencial tanto en Francia como entre
nosotros, le debemos a la fuente positiva enarbolada en el Artículo 1353 del
Código Civil su asimilación al dolo_.

En cuanto a la prescripción que debe tomarse en consideración para accionar


contra la malitusproveniente de los desaprensivos, nos inclinamos a la figura
contenida en el adagio: Mala fides superveniens non impedit usurpaciones,
o lo que es lo mismo, la mala fe sobreviniente no impide la prescripción _.

El fraude a la ley es un hecho jurídico que se prueba libremente, o lo que es


lo mismo, el legislador ha desistido para la demostración de estos hechos, el
sistema de prueba intrínseco.

Fraude procesal
Se lo ha definido como "toda maniobra de las partes, de los terceros,
del juez o de sus auxiliares, que tienda a obtener o dictar
una sentencia con o sin valor de cosa juzgada, o la homologación
de un acuerdo procesal u otra resolución judicial, con fines ilícitos, o a
impedir su pronunciamiento o ejecución.

El fraude puede ser unilateral o bilateral, realizado con el proceso


dentro del proceso, para inducir a engaño al juez o a una de las partes y
en perjuicio de estas, de terceros o del ordenamiento jurídico".

El fraude puede producirse: a) en el proceso (dentro del proceso; Ver


Gr., Notificación falsa); y b) con el proceso (proceso fraudulento).

En el proceso fraudulento, no solo una etapa o acto del mismo es


ilegítimo, sino que todo el es falso o simulado y cuenta con
la complicidad de ambas partes en perjuicio de un tercero (Ver
Gr., Deudor que se hace ejecutar su único bien para no pagar a
sus legítimos acreedores; esposo que hace embargar y rematar un bien
ganancial para perjudicar a su cónyuge).

Cuando el proceso fraudulento es descubierto antes de la sentencia,


no hay discrepancia doctrinaria en cuanto a admitir
la intervención del tercero cuando este demuestre un interés legítimo.

Cuando la parte, mediante el fraude procesal, ha consumado su


propósito y ha obtenido una sentencia pasada en autoridad de cosa
juzgada, la solución no es simple y los remedios son diversos, según
la posición quien se adopte, tanto en doctrina como en los
distintos ordenamientos legales.

En principio la doctrina moderna, ante el fraude procesal, sostiene


la posibilidad de revisión (acción revocatoria; recurso de revisión) de
la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. A
la sentencia obtenida mediante fraude es aplicable la máxima: fraus
omnia corrumpit.

Códigos penales relativamente modernos (Ver Gr., El italiano de


1930, art. 374) contemplan la figura delictiva del fraude procesal.
El delito se configura por determinadas acciones u omisiones en
las prácticas forenses.

Se destaca que la virtualidad específica del dolo procesal es


sumamente grave, porque trata de transformar el errorprocesal en error
judicial, deformando el conocimiento del juez o defraudando el
mecanismo fundamental de la actividad del mismo.

Obtención dolosa de una sentencia, a fin de substraer determinados


bienes al procedimiento ejecutivo, con elperjuicio consiguiente para
los acreedores del dueño de esos bienes, en concepto de Carnelutti. |
La noción procesalde fraude reviste mayor amplitud, por cuanto
comprende toda resolución judicial en que el juzgador ha
sido víctima de un engaño, por una de las partes, debido a
la presentación falaz de los hechos, a probanzas irregulares, en
especial por testigos amañados o documentos alterados, e incluso por
efecto de una argumentación especiosa.

Fraude procesal
El concepto tradicional de fraude procesal se refiere a una conducta procesal dolosa, destinada a obtener
una decisión jurisdiccional en apariencia legal, pero que, en realidad, encierra un fin ilícito. Esta finalidad
dolosa implica una violación al principio de la buena fe procesal.- Peyrano lo define sosteniendo que "…
existe fraude procesal cuando media toda conducta activa u omisiva, unilateral o concentrada,
proveniente de los litigantes, de terceros, del oficio o de sus auxiliares, que produce el apartamiento
dañoso de un tramo del proceso o del proceso todo, de los fines asignados; (...)"
Sin perjuicio de lo dicho hasta aquí, actualmente se entiende que la revocación de la cosa juzgada
procede no sólo por existencia de fraude procesal, sino por la de un "entuerto", concepto éste más
inclusivo porque engloba tanto a las maquinaciones intencionales propias del fraude procesal como a toda
circunstancia, objetiva o subjetiva, dolosa o fortuita, que haya incidido para que la sentencia
con calidad de cosa juzgada no reflejara la verdadera voluntad del ordenamiento.- Resumiendo, para que
prospere una pretensión de nulidad de sentencia firme deben concurrir los siguientes requisitos: 1) mediar
una sentencia de mérito pasada en autoridad de cosa juzgada; 2) su dictado debe haber obedecido a la
interferencia de un "entuerto"; 3) debe invocarse, como en toda nulidad, un perjuicio; 4) el perjuicio que se
invoque debe tener relación de causalidad adecuada con la cosa juzgada que se pretende revisar; 5)
conforme los lineamientos básicos en materia de preclusión, el nulidicente debe haber agotado los
remedios legales dentro del proceso cuya sentencia pide anular. Al decir de Peyrano, en los últimos
tiempos ha triunfado un movimiento de moralización del proceso. Y este fenómeno "conlleva el colocar en
cabeza del sentenciador nuevas, y a veces ilimitadas, atribuciones ejercitables de oficio… implica cargar
sobre sus espaldadas una nueva responsabilidad: la de efectuar detenidos análisis del proceder de los
participantes en ella"[26]. Coincide Devís Echandía, para quien "el juez debe tener facultades oficiosas
para prevenir, investigar y sancionar" la mala fe y el fraude procesal.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos88/lealtad-probidad-y-buena-fe-derecho-procesal/lealtad-


probidad-y-buena-fe-derecho-procesal2.shtml#ixzz3ZxqjCiKi

Вам также может понравиться