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Perniola Mario

El horizonte estético

La existencia de un horizonte estéti-


MARIO PERNIOLA co depende de la coexistencia de múlti-
Es profesor Titular de Estética la revista Ágalma, revista de
en la Universidad de Roma “Tor estudios culturales y de estética. ples factores de distinta naturaleza que
Vergata” desde 1983. Director Entre sus obras, han sido interactúan entre ellos. No bastan las
del Departamento de traducidas al castellano El sex reflexiones en torno a lo bello y al arte
Investigaciones Filosóficas de la appeal de lo inorgánico, Madrid, para crear un horizonte estético. La pa-
misma Universidad entre 1996 Trama, 1998; Estética del XX labra “estética” es introducida en el
y 1999. Ha sido “Visiting siglo, Madrid, visor, 2001; El arte
professor” en numerosas y su sombra, Madrid, Cátedra, Settecento por la filosofía para indicar
universidades y centros de 2002. una articulación disciplinar propia que
investigación (En Francia, en Su último libro es Contra la pudiera ubicarse cerca de la lógica; esta
Dinamarca, en Canadá, en comunicación, Torino, Einaudi, circunstancia histórica, sin embargo, no
Brasil y en Japón). Es director de 2004. debe hacernos olvidar que la filosofía es
desde su nacimiento en la antigua Gre-
cia un elemento esencial en el horizon-
te estético. A estos tres elementos, se le
agrega después un cuarto que pertene-
ce a la acción y a la socialización: éste
puede ser definido como el estilo de vida
ejemplar.
Para que exista un horizonte estéti-
co es por lo tanto necesario que estén
presentes en su interior cuatro elemen-
tos: lo bello, el arte, la filosofía y el estilo
de vida ejemplar. Cada uno de estos es
en sí mismo muy problemático y puede
ser considerado de muchas maneras.
Como variaciones de lo bello se deben
tomar en cuenta lo sublime, lo gracioso,
lo sutil, lo interesante, lo refinado y otras
nociones cercanas. El arte como concep-
to unitario bajo el cual puedan ser pen-
sadas cosas tan distintas entre sí como

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la poesía y la arquitectura, el teatro y la de modelos de vida ejemplar impide el


escultura, la música y la pintura, la lite- surgimiento de la admiración, la cual
ratura y la danza (para no mencionar a constituye el más potente estímulo del
la fotografía y al cine) se ha ido forman- compromiso estético: no por casualidad
do lentamente sólo a partir del Renaci- la educación ha sido reconocida como un
miento. La filosofía, en el curso de su elemento esencial del horizonte estéti-
milenaria vida, ha adoptado todos los co. Además, las tendencias contra-cultu-
géneros literarios, de la poesía al trata- rales que se han manifestado, por ejem-
do, de la historia al fragmento, del ensa- plo, durante la controversia de la segun-
yo al discurso poligráfico, sin dejar de da mitad del Novecento, forman parte
lado el caso límite de una transmisión del horizonte estético.
exclusivamente oral (como Sócrates y Raramente ha sucedido que los cuatro
Pirrón en la Antigüedad y Lacan en el elementos que conforman el horizonte
Novecento). Finalmente, los estilos de estético hayan estado de acuerdo entre
vida ejemplares han sido extremada- ellos: esta situación se verificó en el
mente variados: desde el héroe al santo, Settecento y está en estrecha relación con
desde el mártir al dandy, desde el filóso- el movimiento neo-clásico y con la consti-
fo a la femme fatale, desde el poeta al tución de la estética como disciplina au-
sex symbol y combinándose en muchísi- tónoma. Es entonces cuando la bella na-
mos modos. turaleza, el arte bello, el bello pensar y la
La amplitud del horizonte estético no educación estética establecieron entre
implica sin embargo que él mismo pue- ellos un pacto vinculante. Limitar el hori-
da contener todo: se trata justamente de zonte estético a aquel particular momen-
un horizonte. Como dice la etimología de to histórico, considerando como prehisto-
la palabra (del griego orízo, limitar, se- ria de la estética a todo aquello que pre-
ñalar los confines), ella se determina so- cede y descomposición de la estética a
bre la base de aquello que excluye. An- todo aquello que sigue, es demasiado res-
tes que nada, no me parece que se pue- trictivo y también demasiado aburrido.
da hablar de horizonte estético si falta la Por otra parte, también en plena edad
idea de uno de los elementos indicados. neoclásica, se han escuchado voces con-
Un mundo en el cual se esté completa- trarias a este acuerdo, que ha tenido no
mente ajeno a la idea de las parejas obstante una duración muy breve.
antinómicas “bello-feo” y “arte – no arte” Por estas razones estimo mucho más
es extraño al horizonte estético. Con esto provechoso considerar al horizonte esté-
no quiero decir que debamos pronun- tico como a un territorio en el cual cua-
ciarnos a favor de lo bello o a favor del tro contendientes (lo bello, el arte, la filo-
arte, sino solamente que resulta necesa- sofía y el estilo de vida ejemplar) se en-
rio conocer lo que estas nociones han sig- frentan, confrontan y discuten entre ellos
nificado en el curso de la historia: el ata- dando lugar a las más variadas situacio-
que que el arte contemporáneo ha traí- nes estratégicas. Por eso, el horizonte es-
do a la noción de belleza forma parte en tético no es para nada un lugar simbóli-
su totalidad del horizonte estético; la co de paz y de armonía; está caracteriza-
misma cosa debe sostenerse con relación do por un dinamismo permanente que
a las teorías del fin o de la muerte del arte de tanto en tanto se manifiesta en abier-
o del anti-arte del Novecento. tos conflictos, pero que está siempre atra-
Igualmente, un mundo en el cual el vesado por tensiones y fricciones.
lugar de la filosofía ha sido enteramente Los contendientes que actúan en el
tomado por la tecno-ciencia o por la reli- interior de dicho horizonte no son
gión, ha suprimido el horizonte estético: identificables de manera esencial, inde-
forman parte de éste las críticas que los pendientemente de las relaciones que
artistas y los poetas han dirigido muchas paso a paso establecen los unos con los
veces a la filosofía. Finalmente, la falta otros. Quien se pregunta acerca de sus

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identidades, es decir, se interroga qué la realidad efectiva, en la cual están


cosa es el arte, qué cosa es lo bello, qué inmersos los mundos de la técnica, de la
cosa es lo estético (entendido lo neutro política y de la economía. Más aún, la li-
como el objeto por excelencia de la dis- bertad que rige en el horizonte estético
ciplina estética), qué cosa es la conduc- no debe ser confundida con el arbitrio
ta ejemplar, corre el riesgo de llegar a ni con el capricho; aquí es mucho más
resultados nulos. Esta aproximación fácil equivocarse porque no existen nor-
metodológica, si bien está precedida por mas codificadas. Estando regulado por el
una amplia reseña histórica acerca de las esprit de finesse, en lugar de por el es-
distintas maneras en las cuales han sido prit de gèomètrie, es necesario en cada
pensados lo bello, el arte, lo estético y el ocasión tomar tanto la regla como la ex-
estilo de vida ejemplar, llega a la cepción. En cuanto a su carácter simbó-
desilusionadora conclusión de que todo lico, no resulta necesario pensar que se
puede ser considerado como bello (tam- pueda proceder sin tener en cuenta la
bién lo feo en sus distintas apreciacio- realidad efectiva; a diferencia de la mo-
nes), como arte (también el anti-arte), ral y de la religión, en las cuales muchas
como lo estético (también lo antiestéti- veces se atribuye a la pureza de la inten-
co), como estilo de vida ejemplar (tam- ción subjetiva más importancia que a los
bién lo despreciable). resultados efectivos o bien se recurre al
Es un hecho que los lazos más allá y a la trascendencia, el horizon-
interrelacionales entre los actores del te estético queda esencialmente terre-
horizonte estético son mucho más im- nal; lo que lo caracteriza es propio de la
portantes que sus determinaciones es- pretensión de valer y de afirmarse en el
pecíficas: cada uno de ellos establece y mundo según dispositivos que son abso-
muta su propia identidad sobre la base lutamente diferentes de aquellos de la
de la interacción con los otros y con refe- guerra, de la política y de la economía. El
rencia a una visión estratégica integral. plano sobre el que se coloca al horizonte
Lo bello, el arte, lo estético y el estilo de estético es por así decir intermedio res-
vida ejemplar no son entidades que exis- pecto del idealismo o del de la efectivi-
tan en sí mismas, separadamente de su dad: no se encuentra demasiado eleva-
relación; ellas no pueden ser sacadas de do en el reino de los ideales inútiles y de
su horizonte estético, en cuyo interior las utopías, ni demasiado bajo en la ido-
han nacido y se han desarrollado. Se tra- latría del hecho y del suceso. La grande-
ta de nociones abiertas y fluidas que se za estética no nace del esfuerzo hacia
posicionan y se mueven en el horizonte metas inalcanzables, ni por la manía de
estético según las circunstancias y las vencer a cualquier costo: la misma se co-
oportunidades, organizando de vez en loca en el espacio intermedio entre los
cuando alianzas y antagonismos, concor- valores incapaces de ser realidades o las
dancias y contrastes. realidades privadas de esplendor.
Hay, sin embargo, una especie de lí- Se trata entonces de un horizonte
mite insuperable de cuyo mantenimien- muy singular en el cual las exigencias
to depende la existencia misma del ho- espirituales y las prácticas de la vida hu-
rizonte estético. En vías de aproxima- mana están juntas, reconocidas y nega-
ción, se podría hablar de la libertad que das, o mejor aún están sacadas de su con-
caracteriza al horizonte estético, el cual texto habitual y transferidas a otro ám-
estaría por eso opuesto a la necesidad bito, caracterizado por un excepcional
que rige en el mundo natural, que usual- dinamismo, debido a la presencia simul-
mente se presume está regulado por le- tánea de cuatro elementos bastante
yes científicas. Igualmente por vías de heterogéneos entre sí. Este texto se pro-
aproximación, se podría sostener que el pone dar especial relevancia a los mo-
horizonte estético tiene un carácter sim- mentos más salientes del acontecimien-
bólico y por ello netamente separado de to estético y resaltar sus particularidades:

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el horizonte estético no debe ser consi- tre ellas; los artistas están en competen-
derado como algo obvio, descontado, o cia no solamente con otros artistas con-
tal vez algo adquirido para siempre. Pue- temporáneos sino en mayor medida con
de ser que en el futuro, cada uno de los los artistas del pasado. Es esencial a la
cuatro elementos que lo componen – lo idea misma de filosofía la confrontación
bello, el arte, la filosofía y el estilo de vida entre diferentes tendencias. Finalmente,
ejemplar – tomen caminos completa- el estilo de vida ejemplar se concretiza
mente independientes el uno del otro, en tanto implica una decisión y una elec-
sin tener más la posibilidad de confron- ción que excluye todas las otras. No se
tarse y de oponerse. No es difícil imagi- trata de una guerra de todos contra to-
nar que lo bello termine por ser absorbi- dos, justamente porque las relaciones
do por completo desde una perspectiva que existen en el interior del horizonte
hedonístico-cosmética, privada de cual- estético no son belicosas. De hecho, na-
quier relación con los otros actores del die puede dejar de reconocerlo y esto es
horizonte estético; la tendencia a trans- tanto más válido y fuerte cuanto más
formar el arte en un simple business es adversas son las partes de las cuales pro-
muy fuerte en la sociedad contemporá- viene: sin la apreciación y la admiración
nea y no resulta fácil contrastarlos eficaz- no se tiene horizonte estético. El horizon-
mente; la filosofía por su lado, puede te estético está lleno de estrategias in-
abandonar lo bello, el arte y los estilos de geniosas y paradojales, cuyo último pro-
vida fútiles y atrincherarse en un pósito no es ciertamente la nulidad de
cientificismo duro y pretencioso o en una las multiplicidades ni la negación de los
erudición encerrada en sí misma; en adversarios... Aquel que se propusiera
cuanto a los estilos de vida ejemplares, a dichas metas, se trasladaría del horizon-
partir del momento en que se disuelven te estético hacia el horizonte político-
en simples look a asumir momentánea- militar; pero es sabido que el recurrir a
mente, ellos pierden no sólo la grandeza fuerzas externas para prevalecer en la
fatal sino hasta cada posibilidad de cons- arena estética es objeto de reprobación
tituir una moda. Sin embargo, no son los y de desprecio. Al mismo tiempo, si bien
fenómenos de degradación en sí mismos el santo fue un modelo estético ejemplar
los que constituyen una amenaza para muy importante, queda una diferencia
el horizonte estético. Por el contrario, el esencial entre la esfera moral-religiosa,
mismo cobra gran vigor desde las posi- caracterizada por lo categórico y por lo
ciones encontradas; el peligro reside en permanente, y la esfera estética, carac-
el menosprecio de la energía emocional terizada por lo mundano y por el dina-
y en el sumergirse en la inercia de un mismo. Con esto no se quiere decir que
consumismo autodestructivo. el horizonte estético es ineficiente sino
El horizonte estético presenta efecti- que las vías a través de las cuales logra la
vamente un aspecto paradojal: su valor efectividad son diferentes de las políti-
no depende de la invariabilidad como co-militares. Tampoco se quiere decir
sucede en la esfera religiosa y moral ni que el horizonte estético es efímero, sino
su fuerza de la unidad como sucede en que las vías a través de las cuales logra
la esfera militar y política. Aquel adquie- una larga duración son diferentes de
re valía y potencia no por la invariabili- aquellas ético-religiosas.
dad ni por el consenso plebiscitado, sino Muchas veces se ha planteado que la
por el surgimiento de las diferencias y de estética no provee un núcleo de principios
la novedad. El aspecto combativo no se teóricos y de métodos de investigación
refiere solamente a los cuatro elementos compartidos por la mayoría de sus
que lo componen sino que se encuentra cultores, como sucede en las disciplinas
obviamente en el interior de cada uno científicas. El único punto sobre el cual
de ellos: no existe una sólo noción de lo existe un consenso casi unánime es la re-
bello, sino muchas en concurrencia en- ferencia al diccionario histórico sobre los

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conceptos estéticos, pero a este tipo de establecer una relación de amistad o de


aproximación se le escapa necesariamen- enemistad. Pero, con relación al enemi-
te el aspecto sincrónico de las experien- go ajeno al horizonte estético y que se
cias estéticas (y de sus respectivos con- presenta como la trascendencia o como
ceptos clave) en pugna entre ellas. El he- la violencia, la posibilidad de un acuer-
cho es que en el horizonte estético, el as- do entre los cuatro factores en juego
pecto científico y el militar están presen- debe ser mantenida. La palabra común
tes: el pensador estético es un poco cien- en este acuerdo puede variar: la misma
tífico y otro poco guerrero. La investiga- será de tanto en tanto el clasicismo, el
ción estética une en sí misma el aspecto saber o la cultura según las vicisitudes y
teórico y el práctico y de esta mezcla de- las circunstancias históricas.
riva su interés: es como una habitación Una última observación se refiere a
que se ilumina por dos lados. Bajo el as- la pluralidad y a la heterogeneidad de los
pecto científico, se presenta como una estilos de vida involucrados en el horizon-
historia de conceptos y por eso está com- te estético. Pertenecen plenamente al
pletamente compenetrada en la discu- mismo los estilos de vida ascéticos, reli-
sión acerca de los métodos y los fines de giosos, políticos y militares, como así
la historiografía filosófica. Desde el aspec- también aquellos explícitamente orien-
to militar, tiene una relación de cercanía tados hacia lo bello y la práctica de las
con las poéticas artísticas, con los estudios artes. No es su contenido lo que resulta
culturales y de igual modo con la práctica importante, sino la idea de la perfectibi-
de las artes y con las modas. lidad del ser humano, la referencia ha-
Puede dar perplejidad el hecho de cia cualquier forma de grandeza y, por lo
que en la determinación del horizonte tanto, el sometimiento a pruebas y a jui-
estético se introduzca también la filoso- cios. De eso deriva aquella unión entre
fía como actor que juega en el interior la estética y la educación, muchas veces
de un campo; la filosofía es considerada señalada por los cultores de la estética.
no como espectadora externa de aque- Quien pretende sustraerse a cualquier
llo que sucede en el campo de lo bello, tipo de prueba y de juicio cae fuera del
del arte y de los estilos de vida, sino como horizonte estético: de hecho o favorece
parte involucrada. Parecería así compro- la existencia de jerarquías fijas, estable-
metida su dimensión científica, es decir cidas de una vez para siempre y deter-
la posibilidad de consenso de la mayor minadas sobre la base del estatuto de
parte de sus cultores sobre algún núcleo pertenencia, o tal vez se aplana todo en
mínimo de premisas teóricas y de méto- un mismo nivel, eliminando cualquier
dos. Pero se olvida que resulta de interés tipo de dinámica de valoración o de des-
para todos los actores presentes en el valorización. Resulta, en cambio, un as-
horizonte estético el que este consenso pecto esencial del horizonte estético el
perdure. Esto sería un último análisis a hecho de que las pruebas y los juicios no
favor de la defensa de la autonomía del sean nunca definitivos y que exista siem-
horizonte estético, por un lado, con rela- pre un espacio para la competencia y
ción a la religión y la moral y, por el otro, para el desafío. De eso deriva la impor-
con relación a la política y la economía. tancia que ha sido siempre atribuida por
Por otra parte, si la filosofía fuese saca- los cultores de la estética a la energía
da del campo estético y puesta en un rol emocional, que ha sido siempre pensa-
de espectadora desinteresada o peor aún da y denominada en el trascurso de los
desempeñando el papel de juez en el siglos de distintas maneras: inspiración,
campo estético, se convertiría en algo entusiasmo, furor heroico, impulso vital,
demasiado débil respecto del horizonte sobreinversión o performance.
religioso y político. En otras palabras,
hacia el interior del horizonte estético,
las cuatro entidades en juego pueden

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