Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
itogramas
Blanca Solares
Leticia Flores Farfan
Coordinadoras
México 2003
BL304
M57 Mitogramas. / Blanca Solares y Leticia Flores Farfán, coords.
Cuernavaca: UNAM, Centro Regional de Investigaciones Mul-
tidisciplinarias; Universidad Autónoma del Estado de Morelos;
México; Los Reyes. 2003.
135 p.
ISBN: 968-5237-05-0
ISBN: 968-5237-05-0
Dar cuenta de ese talante ontológzco de los mitos que los erige en
«testigos del pasudb), «puntales de la memoria» (García GuaZ)en don-
de se resguarda y custodia todo lo que una comunidad humana esti-
m a como modelos ejemplares de conducta o paradigrnas a partir de
los cuales los hombres conforman su campo de creencias, saberes y
comprensiones, fie el pre-texto entregado a cada uno de los partici-
pantes cuando los invitamos a formar parte de este libro. De ahí su
titulo: Mitogramas, engramas míticos, es decil; impresiones míticas
inscritas en la memoria colectiva. El reto fue lanzado, quedan ante
ustedes los textos.
No pcdemos dejar de destacar que la edición del presente libro,
así como la organización y realización del diplomado Análisis del
mito: Arte, Educación y Cultura que tuvo lugar en 2002, son fruto
de la colaboración intennstitucional entre el Centro Regional de
Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional
Autónoma de México y el Instituto de Ciencias de la Educación de la
Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Agradecemos a ambas
instituciones el apoyo que nos brindaron para el buen logro de estas
actividades.
A Manuel Lavaniegos, de manera especial, le agradecemos su
apoyo y disposición incondicional en el desarrollo de las actividades
que hemos organizado, así como la afortunada sugerencia del titu-
lo que resguarda estos ensayos.
Asimismo, deseamos dar las gracias a Erika Lindig y Raquel
Cuernavaca, Morelos
Primavera de 2003
MITOLOGIA
Y LEGPTIMAGIÓN
DEL CONOCIMIEN'FO:
EL INSTINTO D E SOBREVIVENCIA
Introducción
les principes comme des dieux et comme nés des dieux, ils disent que les &tresn'a-
yant pas goúté le nectar et I'ambroisie sont nés mortels. Ces expressions avaient
en vue du plaisir, en effet, que les dieux touchent a ces breuvages, le nectar et I'arn-
broisie ne sont nullement les causes de leur &re; si c'est, au contraire, en vue de leur
1) las que se apoyó para escribir una de sus «vidas»:"Ojalá estuviera e n nuestra mano
10 a Julieta Espinosa
que, depurado con la razón, lo de tinte mítico cediera y tomara aspecto de historia;
pero si en algún momento le trae sin cuidado la credibilidad y no admite la fusión
con lo verosímil, lectores comprensivos necesitaremos y que acojan con buena dis-
posición las tradiciones antiguas." Plutarco, Rseo, 1, en Vidus Pnrnlelns, [trad. A. Pérez
Jiménez], España, Planeta-De-Agostini, 1995.
3"De sorte qu'il ne faut pas vouloir absolument s'en tenir aux fables de la tra-
dition, sur lesquelles roulent nos tragédies. C'est meme la un souci ridicule puisquc
les histoires connues ne sont connues que d'un petit nombre et n'en réjoiiissent pas
rnoins tous les spectateurs.", Aristote, Poétique, 1451b, [trad. J . Hardy], Paris, Galli-
4"Vouloir donner de ces faits [el que un astro se posicione detrás de otro] enco-
re une explication unique ne convient q u ' i ceux qui aiment provoquer I'étonnement
de la multitude par des histories invraisemblables.", Epicure, Lettre a Pytlzocl?~,e n
Doctrines et maximes, [trad., notes et préface de M. Solovine, Intr., J.-P. Faye, Illus-
tration par Ubac], Paris, Hermann, 1965, 114, p. 93.
sM?butearrive d'une maniere inflexible au sein de toutes les choses qui, en
accord avec les phénomknes, sont expliqués de plusieurs facons, si l'on admet cc
qu'il e n est affirmé de probable. Mais si l'on s'avise de retenir ceci et de rejeter
cela, quoique I'un et l'autre concordent avec le phénomene, il est évident qu'on
quitte cornpletement le domaine de la physique et qu'on tombe dans celui de la
mythologie.", Ibidem, 87, p. 78-79.
SiiNotemamos insistir demasiado en esta gran verdad histórica: que la razón
humana incipiente adoró a alguna potencia, Un ser que se creía por encima del poder
ordinario, ya sea el Sol, la Luna 0 las estrellas; que la razón humana cultiv¿ida adoró,
pese a todos sus errores, a un Dios supremo, amo de los elementos y de 10s otros
dioses; y que todas las naciones civilizadas, desde el Indo hasta el fondo de Europa,
creyeron e n general e n una vida por venir, aunque algunas sectas de fil<isofostuvie-
sen una opinión contraria.", Voltaire, Filosofía de la historia, [trad. M. Capamós], Madrid,
Tecnos, 2001, p. 133.
75. Starobinsky subraya la importancia de la disertación de Fontenelle: Origine
des fables, por el resumen que representa de la posiciiin del siglo xviii frente a las
fábulas. Starobinsky retomando a Fontenelle, explica: "Todo ha c:orneiiz;ido, para el
salvaje y el niño, por una enojosa propensión a las explicaciones falsas, hasta el
momento e n que nuestra inteligencia, lenta y progresivamente desengañada, fue
capaz de reír de sus creencias infantiles e, incluso, de saber por qué se dejó arras-
trar hacia la fabulación.", "Fable et mythologie aux XVlI et XVIIl siecles", en Le reme-
de dans le mal, Paris, Gallimard, 1989, pp. 252-253. [Ti-ad.J . E.].
Mitología y legitimación del conocimiento o 11
pas étre vraiment un homme-non, ce qui fait peur, c'est i'idée de n'avoir pas été jus-
te. En effet, si llame anive aux portes de llHadks, toute remplie d'injustices, elle
se trouvera dans la pire des conditions et souffrira les maux les plus douloureux",
[trad., intr. y notas M. Canto], Paris, Flammarion, 1987. [Raducción J. E.].
14 e Julieta Espinosa
"lbidem, 523d., "Entre leur Ame et celle de I'homme qu'ils jugent, ils ont des
yeux, des oreilles et tout un corps, dont ils sont enveloppés. Or c'est justement
cela, tout ce qui enveloppe les juges et enveloppe les hommes qu'ils jugent, c'est
cela qui fait obstacle" [-aducción J. E.].
16 * Julieta Espinosa
'8ibidem, 524a - b.
lQLafunción ejemplar del castigo, se encuentra e n las Leyes, 1X 862e.
Zoibidem. 525d.
Mitología y legitimación del conocimiento 17
26UL'idéede vérité ne fait son appantion que lorsqu'on prend auhui en compte; elle
n'est pas premiere; elle révkie une secrkte fblure. D'ou vient que la vérité soit si peu
vraie? Elle est la pellicule d'autosatisfactions grégaire qui nous sépare de la volonté de
puissance.", paul V e y n e , Les Grecs ont-11s cm a leur mythes?, Paris, Editions du Seuil,
1983, p. 137. [Cursivas nuestras].
27lbidem, 527d.
20 Julieta Espinosa
allá regido por las leyes "mejoradas" de los dioses. Mejor arri-
marse al espacio del discurso que ha inventado un refugio con
doble arista: el lado de la vida protegido con la convicción de
que es mejor cuidar la justicia y sufrir la injusticia; el lado de la
muerte que consuela del juicio de los hombres, y ofiece a los
justos, el castigo que recibirán los injustos. La filosofía, así, en-
cuentra un asidero en el último minuto; ahí donde parecería
estar condenada a callar, se levanta airosa y con nuevo ímpetu:
mejor las bellas fábulas, las historias con razonamiento, los cuen-
tos de las buenas mujeres; lo que sea, menos el silencio.
Uno de los momentos con los que se inicia la filosofía del pen-
samiento occidental, es claro en su exposición sobre la necesi-
dad de tomar en cuenta a los mitos. Es cuando las característi-
cas de la verdad instaurada ya no alcanzan, cuando una situación
en la vida señala su fin inminente, que la filosofía recurre a otras
formas de exposición. Fuera38de ella, surgieron ámbitos que le
eran inalcanzables.
La trayectoria de la filosofía nos muestra otros momentos,
en donde se encontrará incapaz de continuar para sí misma, de
alimentarse por sí misma. El símbolo,39los variados imagina-
38En espacios que no son directamente del orden filosófico, las creencias en
los mitos, también ayudaron e n su conformación. Cuando aparecieron la filosofía
y la ciencia griegas: "...les croyances traditionnelles, y compris les superstitions et
«la magiea, ne furent pas détruites; continuerent a y adhérer non seulement -on
peut le croire- la plupart des Grecs, mais aussi quantité d'écrivains de haut niveau,
et elles apparaissent chez des champions de I'historié tels qulHérodote. On peut m i m e
dire que, d'une certaine facon, leur croissance et leur développement accompagnent et
reproduisent l'évolution de la science et de la philosophie, puisque c'est e n partie sous
leur influence que ces croyances se compliquent et se systématisent: ainsi en va-t-il
de I'interprétation des reves et des autres formes de divination, de I'astrologie et de 1'
~alchimien.",G. E. R. Lloyd, Origines et développement de la science Grecque, [trad. J . Car-
lier et F. Regnot], Paris, Champs-Flammarion, 1990, p. 232-233.
3g"Surgeahora otro aspecto importante de nuestro problema general: el problema
de la dependencia en que se halla el pensamiento relacional con el pensamiento simbó-
lico. Sin un sistema complejo de simbolos, el pensamiento relacional no se produci-
Mitología y legitimación del conocimiento 23
1 i
Desde tiempos inmemoriales, Atenea reina Atenas. Cuando era
el tiempo en que los inmortales se estaban disputando los timai
((honores)),el mundo sublunar, el territorio de los hombres, se
volvió un campo de batalla. Poseidón y Atenea se enfrentaron
por el Ática. A golpe de tridente el dios hizo brotar un pozo de
agua marina de un hueco de la Acrópolis; Atenea, por su parte,
hizo nacer el olivo de la roca sagrada. Un tribunal de justicia,
convocado por Cecrope e integrado por todos los hombres y
las mujeres que habitaban la región, le otorgó a la diosa virgen
el triunfo y la ciudad tomó su nombre.] Para aplacar la c9lera de
Poseidón, quien asoló la tierras con olas gigantescas por su derro-
ta, se decidió castigar a las mujeres, que por un voto de más habí-
an logrado el triunfo de Atenea, negándoles a partir de ese mo-
mento el derecho al voto, la posibilidad de que los hijos lleven
el nombre de la madre y que se les llame a t e n e a ~A . ~partir de
este momento, y como si siempre y desde el principio se hubiera
decidido de esta manera, el relato mítico condena a las mujeres
a la exclusión política y liga a la ciudad con el poder masculino
de los andres.
l
Esta lectura cívica de los mitos, propuesta por Nicole Loraux
desde Les enfants d'Athéna: Ia'ées athéniennes sur la n'toyenneté et la
división des ~ e x e sha
, ~abierto nuevos derroteros para la reflexión
sobre la vida política ateniense. Esta lectura implica, sin embar-
go, dejar de lado una consideración del mito como fábula y asu-
mirlo como un testigo del pasado, como una historia sagrada de
envergadura ontológica, como afirma EliadeI4en donde se gestio-
na lo real, se informa la experiencia, se rigen los ritos, se garan-
tiza la eficacia de los cultos, se codifican las creencias, se fun-
dan las reglas morales, se determina cada una de las prácticas
cotidianas, toda una manera de concebir, de analizar, de coordi-
nar, de reaccionar, de pensar, de expresarse. El imaginario so-
cia15 de una comunidad se cobija en sus mitos porque en esas
historias sagradas investidas del ((tiempoprestigioso de los co-
mienzos)),se resguarda lo que para una cultura es eminente al
grado de considerarlo sagrado, separado, protegido; es en el tiem- 1
po inaugural en donde tiene lugar el acontecimiento fundador
de la significación que cobija la legitimidad de la historia cultural
que da cuenta, retrospectivamente, de la identidad de una so-
ciedad dada y expresa lo que los miembros de esa comunidad
quieren e imaginan que son. Las historias sagradas se erigen
entonces en el soporte de todas las conductas, valores y com-
prensiones porque es en ellas en donde se resguardan las claves
del conocimiento y la acción y en donde se custodia lo que para
una cultura es eminentemente significativo.
1
Atenas, ciudad de Atenea 6 27
"as traducciones de todos los textos de los trágicos griegos citados en este
artículo son de la editorial Gredos.
7Con su apropiación de la función femenina en el alumbramiento detuvo de
manera definitiva la cadena de reemplazos de hijo padre en el mundo de los dio-
ses consolidando su poderío en el Olimpo y en el mundo de los hombres.
8La guerra es una de las principales funciones que un ciudadano deberá cum-
plir en la polis si quiere formar parte de ella con pleno derecho. "Atenea, gran diosa
de la ciudad, política e industriosa al mismo tiempo, es quien domina a Ares, al sus-
tituir la lucha furiosa de los héroes por el combate político ordenado. Atenea reina
sobre la guerra en la medida en que la guerra es una función de la ciudad en su con-
junto. Pone al servicio de la guerra política la astucia técnica de los herreros: Atenea
Promachos está revestida de pies a cabeza con el atuendo político (casco, coraza, escu-
28 Leticia Flores Farfán
do, lanza). Pero Atenea extrae especialmente su fuerza de u n objeto mágico, como
corresponde a una potencia de la soberanía [...] se trata de la égida, arma a la vez de-
fensiva y ofensiva. La Égida, coraza en cuyo centro se encuentra la horrorosa cabe-
za de Gorgona, la cual petrifica para toda la eternidad a todo aquel que se atreve a
hacerle frente. La posesión de la égida es lo que le ha permitido a Atenea garanti-
zar la victoria de Zeus sobre los gigantes sublevados y consolidar de manera decisiva
el orden olímpico amenazado. Gracias a Atenea, la guerra se ha domesticado, se ha
sometido a la función de la soberanía y se ha puesto al servicio tanto del orden macro-
cósmico de la Ciudad de los Dioses como del orden microcósmico de la ciudad de los
hombres", Jean Pierre Darmon, "Las divinidades de la guerra. Ares y Atenea" en Yves
Bonnefoy (dit), Diccionario de las rnitologías. Volumen 11 Grecia, Destino, Barcelona,
1997,p. 216.
eLa versión no mítica sobre la autoctonía ateniense se encuentra en nicidides,
Historia de la Guerra del Peloponeso 1, 1-2, [Introducción general, traducción y notas
de Juan José Torres Esbarranch], 4 tomos, Gredos, Madrid, 2000.
1OCf. Nicole Loraux, "L'afiontement d'Athena et de Poséidon. Le mythe d'Erich-
toniosn en Né de la terre. Mythe et politique h Athénes, Éditions du Seuil, París, 1996,
PP. 51-53.
IlNicole Loraux afirma en el capítulo 1 de Les enfants dAthéna: Idées athéniennes
sur la citogenneté et la división des seues, que antes de que en el Ion Eurípides hiciera
a Erecteo hijo de Erictonio, Erictonio y Erecteo eran dos nombres que se usaban indis-
tintamente. Sin embargo, afirma Loraux, aunque son similares no son uno y el mismo.
Erictonio nace en la Acrópolis, Erecteo muere ahí. Erictonio es el nniño milagroson
hijo de Atenea por mediación de Gaia mientras que Erecteo es el rey adulto, ciuda-
dano patriota que sacrifica a su hija para salvar a la ciudad y el epónimo héroe trá-
gico de Atenas. Son dos destinos que se unen: el nacimiento de Enctonio funda el
orden humano de la polis y la muerte de Erecteo asegura su permanencia ya que su
muerte se asocia a la defensa de la tierra. Asimismo, en este capitulo la autora abor-
da el problema del valor histórico que puede dársele al mito de Erictonio con base
en los cultos que en su celebración le referían.
Atenas, ciudad de Atenea 29
"P 1982.
z o u [ . , , ] todos los hombres juntos nos sentimos de alguna manera más fuertes para
?(
233, 80, 6.
24U[.,.]la radical novedad de la política social de Pericles estriba en las gratifica-
ciones públicas, los misthoí, que no son una mera transferencia de dinero o de otra
forma de asistencia entre particulares, ni se basa en la generosidad individual. El pro-
ceso se desano]]a enteramente en el ámbito público, pues se trata de dinero público
distribuido como recompensa por el ejercicio de una función pública: jurado, conseje-
ro, magistrado, soldado", en Domenico Musti, Demokrntía Orígenes de una idea, Filo-
sofia y pensamiento/Alianza Editorial, Madrid, 2000, p. 99. Confróntese también a
Valeno Massimo Manfredi en op nt.,p. 173 para analizar la relación entre la retribu-
ción de los cargos públicos y el fortalecimiento de la democracia radical y el impena-
lismo.
34 Leticia Flores Farfán
32No Otro fin, sino el de cuidar este ethos de philía es el que tiene la legislación
ateniense sobre el ostracismo; su aparición Se ofrece como un mecanismo institu-
cional en contra de los intereses individualistas que pudieran resquebrajar la unidad
del cuerpo ciudadano. Por ello, uno de 10s ciudadanos en conflicto deberá sufrir un
exilio transitorio que garantice que la ciudad no estalle por efecto de las divisiones
y de los antagonismos políticos.
33Ética sin religidn, Alianza, Madrid, 1993, p. 149.
-
3QII,40,2.
4o"~ualquier ciudadano podía levantarse también para hacer una propuesta, pero
debía andarse con cuidado con lo que decía, pues, en caso de hacer una propuesta
necia o causar simplemente una perdida de tiempo a la aaamblen, podin ser multedo
incluso con gran Cuando una decision era aprobada por mayoría, el secre-
tario redactaba el decreto, que siempre comenzaba con la fórmula: ((LaCiudad y el
Pueblo han decidido que...n", Valeri0 Maseimo Manfredi, op. cit., p. 184.
40 Leticia Flores Farfán
esta habilidad con la retórica erística y perdido el ethos del "bien común", el cortejo
fúnebre de la ciudad democrática dio comienzo.
4BNarra F. Chatelet, "Las ideologías paganas del poder" en Chatelet et al, Histo-
ria de las ideologías, Tomo 1, Premia, México, 1990, p. 138, que "El temor a la tiranía,
al poder personal es tal en Atenas, que al prytano epistato -que tiene los sellos de la
polis y que la representa oficialmente- se le sortea todos los días, pierde su cargo al
final de la jornada, cargo que sólo puede ocupar una vez en la vida",
47MichelNarcy, "¿Qué modelos, qué política, qué griegos?" e n Barbara Cassin
(comp.), Nuestros griegos y sus modernos. Estrategias contemporáneasde aprupiación de
h antiguedad, Manantial, Buenos Aires., 1994, p. 83.
Atenas, ciudad de Atenea 43
4BCynthia Farrar, "La teoría política de la antigua Grecia como respuesta a la de-
mocracia" en John Dunn (dir.), Democracia. El viaje inacabado (508 a.c.-1993d.C.),
nisquets, Barcelona, 1995, p. 31.
49Aquí debemos hacer hincapié que 10s atenienses hicieron fuertes criticas a los
demagogos que más que persuadir, es decir, más que dar razones razonables para obte-
ner el convencimiento, seducían apelando a las pasiones y temores de los hombres.
5 0 ~respeto
1 a la ley integra tanto a las leyes escritas como a las de la tradición
oral (nicídides 11 37,3). En cuanto a las leyes ágrafas nunca escritas pero siempre
presentes e n la conciencia humana, confrbntese S6focles Edipo rey 863-870 y Anti-
gona 450-461.
44 Leticia Flores Farfán
1 R. Sánchez Ferlosio, Mientras no cambien los dioses nada habrá cambiado, Des-
=A.Koyrb, Estudios de historia del pensamiento científico, Siglo XXI, México, 1977,
Revolución: el mito de la modernidad 53
, ,
1
1
1
1
1
54 Patxi Lanceros
l
l
/
!
montes. Ella igualmente parió al piélago de agitadas olas, el Ponto,
sin mediar el grato comercio. Luego, acostada con Urano, alumbró
¡Yi
l a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápe-
P8
to, a Tea, a &a, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a
II
la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Cronos, de men- 4
/I te retorcida, el más terrible de 10s hijos...'
9
Il Gea, fecunda, siguió alumbrando: justicia y violencia, dio-
lIl
ses, titanes, monstruos.
1 li
n m b i é n la Revolución alumbró primero a la Historia, con su
i:! I
De la "revolución copernicana" resistía ~610la dura ley
inmanente de una necesidad que ahora era histórica.
Inexorable, la Revolución impuso su prosa y SU poesía, arrai-
gó como mito. Y conquistó todas las dimensiones de lo posible,
I j1
1
todos los territorios de la teoría y de la praxis.
Pronto, ella y sus hijos exigieron reverencia, absoluta sumi-
sión, exigieron sacrificios en justa retribución por las bendicio-
I; nes prometidas, por los paraísos ya visibles, todavía no -siempre
¡ no- tangibles.
No es que la Revolución fuera inhumana. Era ya suprahuma-
l
l
na. Invariable, como las órbitas celestes, insobornable y riguro-
l
1
Li
1 Revolución: el mito de la modernidad 55
¿EL ARTEHOY?
UN NAUFRAGIO Y EL SIMBOLO
1 DE LO ARCAICO
'
3
'
I
/
i' I
l
ll
Naufragio y herencia de Dadá
1
I
J
I Entre las innumerables y fatuas celebraciones del cambio de
1
siglo y "milenio", abundaron las entrevistas a los famosos y doc-
l
1 tos. No dedico mi atención a ello. Sin embargo, de las pocas leí-
1 das, cuyo tono general era más bien el desconcierto, saltaron a
1I mis ojos las palabras dichas por el cineasta alemán Werner
Herzsog, que interrogado acerca de la situación actual del arte,
'
'
1
(
l
en el contexto del prematuro invierno posmoderno, escueta-
mente respondió: "¿El arte?, el arte hoy es un naufragio". Y la
tajante frase no se apaga, sino más bien se amplifica y resuena
casando justa, con el trasfondo superestimulado y, a la vez,
embotado por completo, de un panorama que ya no escandaliza
a nadie. En efecto, se naufraga.
Que el realizador de las cintas El enigma de Gaspar Hauser o
de Aguirre, la ira de Dios, avezado en sondear las zonas oscuras
y abismáticas del antihéroe occidental, formule tan desolada
visión sobre el destino contemporáneo del arte, viene a corro-
borar una situación de hecho, la de la irrefrenable disolvencia
de las configuraciones o los fragmentarios "estilemas" de las
vanguardias, hoy llamadas "históricas", dentro del cauce domi-
nante de la novedad elevada a fetiche, -una ley histórica de
empaque mercantil, adecuada a la obsolescencia para el consu-
mo, en una mecánica de retroalimentación, ya revelada tem-
Werner Hofmann, Los fundamentos del arte moderno, península, Barcelona, 1992.
¿El Arte hoy? U n Naufragio e 59
Las formas del arte como sybaíein como signos rotos "hacen apa-
recer" en el plano sensible e inteligible lo ausente, lo que por su
naturaleza psíquica y espiritual no puede ser presentado a la
percepción, en términos de Kant es el "modo indirecto o analó-
gico" de manifestación de lo desconocido, de lo indecible, de la
"cosa en sí" o, en los términos de P. Klee consisten en "El hacer
visible lo invisible'! Así concebido, el arte es la zona de producción
de significaciones mas compleja y virulenta de la cultura. Su
quehacer configura objetos, instala situaciones, desata aconteci-
mientos polisémicos y meta/empíncos, supra/inshumentaZes, abier-
tos y necesitados de activa interpretación. Su proceso imagina1
completo da a luz, de manera sensible y singular, en la obra de
arte, a un mundo pleno en la elaboración de Sentido, a la cosmi-
zación de Za Mater/matena, genera una Forma, dona de figura
concreta en el espacio/tiempo irreductible y singular, a lo no
existente hasta su acción. El arte viene a ocupar el vórtice de los
procesos de la imaginación o del proceso imginal, como prefiere
nombrarle H. CorbinI14que "lejos de limitarse sólo a la facultad de
formar imágenes, es, sobretodo, una putencia que deforma (o
transfigura) las copias pragmáticas suministradas por la percepción,
en el sentido de un dinamismo reformador de las sensaciones
que llega a ser el fundamento de la vida psíquica entera1! según
la perspectiva de la Imaginación simbólica de Gilbert Durand.I5
NOS referimos a estudiosos de la talla de Erwin Panofsky, E. H. Grombrich,
Fritz Saxl, Edward Wind, Raymond Klíbansky y Kenneth Clark, entre otros; además
al papel de la Biblioteca Warburg, que con su gran legado ha sido un centro de inves-
tigación para muchos significativos pensadores en todas las disciplinas humanisti-
Gas. Ver E. H. Gombnch, Aby Warburg, Una biografi intelectual,Alianza, Madrid, 1986.
14Hen1-y Corbin, La imaginacidn creadora, en el sufimo de Ibn-Arabi, Destino,
Barcelona, 1993.
l5Gilbert Durand, La imaginación simbólica. Amorrortu, Buenos Aires, 1968.
70 Manuel Lavaniegos
dado a este término por Mircea Eliade [ver, Vatado de historia de las religiones. ERA,
México, 19921, de manifestaciones sensibles, histórico/concretas de lo sagrado. En
]a perspectiva de una caracterización del arte Antiguo y Padicional, ninguna tan estric-
ta y tan nítida, como punto de partida, como la desarrollada por el notable pensador
hindú Ananda K. Coomaraswamy, que considera que hay una unidad de concep-
ción objetiva de las artes en sentido tradicional, compartida tanto por Oriente como
por Occidente, radicalmente diferenciada del transcurso moderno, a partir del Rena-
cimiento, que se orienta por una concepción subjetiva del quehacer artístico en todos
sus componentes. Ver entre otras obras de A. K. Coomaraswamy, Sobre la doctrina
tradicional del arte, ?adición ~nánime/J.J.Olañeta,Barcelona, 1983 y Lafilosofia cris-
tiana y tradicional del arte, 'iaurus, ~ a d r i d 1980.
,
17 George Kubler, La configuración del tiempo, Nerea, Madrid, 1988, p. 77.
72 Manuel LavanlEgos
/
l
de un modo inmejorable el panorama subyacente a la génesis del
arte moderno que el presente texto deseaba abrir al lector.
i
GUNTHER GERZSO,Jemez, 1974.
Litografia.
p ~ c ~ s sLas
o , señoritas de Aviñón.
KANDINSKY,primera obra abstracta. Acuarela. 1910.
M I T O Y MENTIRA EN LA POLÍTICA
DE LA MEMORIA
3"El universo espiritual de la polis" en Los orígenes del pensamiento griego, Pai-
dós, Barcelona, 1992.
Mito y mentira en la política de la memoria 87
~
l
en lo bueno y no en el miedo y la ambigüedad ética de la fábu-
la. Levinas7ha insistido con frecuencia en sus libros que el sub-
texto del pensamiento ontológico platónico es el rechazo a la
diversidad, a la diferencia, a la no unanimidad. Pensamiento de
lo Mismo, ontoteología de lo propio que el escritor judío encuen-
tra como Zeit motiv en toda la metafísica occidental que se recla-
, ma deudora de la tradición inaugurada por Platón. Para Levinas
l es más que un prejuicio político, se trata de una suerte de exclu-
1
I
sión de la diferencia que parasita la filosofía y de la cual pocos
i pensadores han logrado escapar. Prejuicio o miedo a lo Otro, al
I
I
I disruptor, al que por venir de afuera ve lo que nosotros, por vivir
1i en el interior de lo acostumbrado ya no alcanzamos a distinguir,
l
este rechazo como quiera que le llamemos, ha tomado la figura
1 racional y aceptable del principio de no-contradicción o princi-
pio de identidad. Nietzsche parece haberse quedado corto cuando
en La Voluntad de Poderío8ha referido este principio fundamen-
tal de la metafísica a una cierta tara empírica o antropológica: el
hecho de que nuestra experiencia habitual nos muestra, advierte
y confirma que donde se coloca un objeto no puede colocarse
otro al mismo tiempo. El principio de identidad es de manera
mucho más lamentable el temor a la otredad que debe ser con-
trarrestado mediante campañas militares, que no son sino cam-
pañas programadas de terror. ¿Qué otra cosa puede significar la
declaración platónica en la RepúbHca de que se debe "mirar el
Estado desde la guerra"? Cualquier ciudad adquiere identidad
propia en principio una vez que se diferencia del extranjero, sea
amigo o enemigo y con toda seguridad adversario. La censura y
prohibición de ciertos mitos tiene como soporte este odio a lo
otro, no solo porque quizá el rostro más atemorizador del Otro
7Cf. Humanismo del otro hombre, Siglo XXI,MBxico, 1993.
~ E D A F ,Madrid, 1981.
90 Ana Mana Martínez de la Escalera
;
l
distincion entre verdad y mentira pueda parecer poco sutil,
11 poco refinada. Una de las maneras para pensar con rigor es a
partir de una historia de la mentira, en ella las bellas mentiras
l 111
útiles y nobles platónicas, es decir el papel del mito en la políti-
I ca tiene el privilegio de ocupar uno de los primeros, en sentido
~ 1
1I
cronológico, lugares. Merece pues un examen cuidadoso.
En la RepúbZica el mito útil que Platón llama también "men-
tira necesaria" y "mentira noble" y el narrador de historias son
l 1
parte fundamental de la estructura administrativa de la ciudad
1
I tanto como lo serán los gobernantes, los guardianes y sus auxi- I
1
'1
liares a los que se refiere en el Libro 111. Pero, ¿qué significa ]la-
1 mar "noble" a la mentira útil? En lo que se refiere a la naturale-
l za y a la dignidad de la política o a la naturaleza y la dignidad de 1
l la verdad, el adjetivo noble o bello no parecen corresponder con la
l
insistencia platónica de que su ciudad ideal conduce al bien de
1
los ciudadanos. Más bien Platón parece estar más interesado en
Mito y mentira en la política de la memoria 95
cal divina o sagrada sino que es tratada por Platón como un fun-
cionamiento puramente técnico inserto en la estructura misma
del Estado antes que en el ánimo de los oyentes o el espíritu del
narrador. No es pues un asunto de "consciencia1!La fijación de
los tipos constituye una política de la memoria obligatoria, com-
pulsiva, autoritaria, regida por la retoricidad de la lengua. Otro
asunto técnico preocupante sobre "la manera de decir" del relato
lo constituye su diferencia de la mímesis que puede dar lugar a
descripciones o diégesis, o a parlamentos y argumentos seguros, es
decir razonables. Platón tratará con atención esta otra cuestión
técnica si hacemos abstracción de un descuido: el parlamento,
el impersonar con voz y ademán a otro como en la tragedia que
ha sido desacreditada por el filósofo porque un individuo no
puede ser a la vez uno y otro no es sino la manera de decir del
diálogo a la que él claramente ha preferido sobre otras formas
del decir. ¿Será acaso el inevitable poder del phamzakon, de la
escritura tan temida en el Fedro, el enemigo que ha logrado con-
fundir y alterar el pensamiento del filósofo? El poder disruptor
del pharinakon está presente en toda forma de repetición o deri-
vación; así no sólo la escritura es caracterizada como el poder
del olvido sino el rumor, es decir la repetición de un mito noble
en la ciudad es vista como dismpción de la distinción entre lo
verdadero y lo falso, y por lo tanto la extensión de la fuerza del
I8En República 111, 413 c, Platón llama "mentiras que se hacen necesanasn,"men-
tiras nobles" a los mitos que como el "relato fenicion"no se trata de nada nuevon sino
de un relato con el que los poetas han persuadido a la gente en muchas partes pero
"que entre nosotros no ha sucedido ni creo que suceda -considera Platón- pues se
necesita mucho poder de persuasión para llegar a convencern.
?
Mito y mentira en la política de la memoria 99
101
102 Blanca Solares
lector declara:
hijo, de sirviente y arado! ;Maldito sea Mammón, cuando con tesoros nos
incita a arrojadas empresas, cuando para el placer ocioso nos apareja
mullidos almohadones! ;Maldito sea el balsámico zumo de la uva! ;Mal-
ditos sean los favores supremos del amor! ;Maldita sea la esperanza!
¡Maldita sea la fe y maldita sobre todo la paciencia!
"Viaje iniciático".
Fausto quiere alcanzar nuevos objetivos, escenarios más
difíciles, de pronto se encuentra con Mefistófeles, en medio de
unos "sombríos corredores". ¿Dónde conducen?
No me gusta descubrirte tan alto misterio. Hay unas Diosas que reinan
altivas en soledad, sin tener en tomo suyo ni lugar ni tiempo; hablar
de ellas produce confusión. ¡Son las Madres!
~ q u yace
í el cuerpo y cuando el alma lo abandone, le mostraré de
inmediato el pacto sellado con sangre.
l
Las hediondas fauces del infierno se abren a la izquierda,
según la acotación escénica. Pero para sorpresa nuestra, los planes
del diablo se ven frustrados por un coro de jóvenes ángeles,
mensajeros de la gracia, que descienden del cielo con rosas y las
depositan cantando nada n~enosque frente a Mefistófeles.
iiMefistófele~se siente no sólo confundido sino sexualmente
atraído por los jóvenes ángeles!! Cómicamente, resulta atrapado
en su propio deseo sexual, intentando detener sin éxito a los
ángeles.
7Sobre Las raíces de la violencia en la educación del niño, ver Alice Miller, Por
tu propio bien, msquets, España, 2001.
8Remito al lector a la importante revisión del libro de Joseph Campbell, El héroe
de la mil caras. ~sicoanálisisdel mito, FCE, MBxico, 1998.
MITO P ROMANTICISMO.
EL TEMA DEL "DOBLE", DEL "OTRO"
121
122 Adnana Yánez Vilalta
~l tema del "doble", del "otro", del alter ego, fue una de las gran-
des obsesiones del romanticismo alemán. Para definirlo, Jean-Paul
Richter, en 1796, acuña el término de Doppelganger, que quiere
decir literalmente, el "doble que camina a un lado", el tradicional
compagnon de route, aquél que como nuestra propia sombra nos
acompaña.l
IJean-Paul Richter, Werke. VI Bande. Carl Hanser ~ e í i a g Munich,
, 1959-1966.
Cf. Principalmente las novelas: Siebenküs, Flegeljahre, Die unsichtbare Loge, Titan y
Hesperus.
124 Adnana Yánez Vilalta
Pero el auge que cobró este mito del "doble" en la época del
romanticismo, no debe hacernos olvidar que se trata en realidad
de un arquetipo muy antiguo. Recordemos el mito del hombre
esférico, del hombre doble, que evoca Platón en el B a n q ~ e t eO
.~
pensemos en la división entre el alma y el cuerpo, que proponen
las religiones tradicionales. Así podríamos recorrer la historia
del pensamiento y de la literatura, hasta llegar a nuestros días.
Octavio Paz afirma, por ejemplo, en Piedra de sol: "Soy otro cuan-
do soyiiI3 Jorge Luis Borges nos habla de Borges y yo, es decir, yo
y el "otro".4
La idea de la dualidad de la persona humana: masculino y
femenino, hombre y animal, alma y cuerpo, vida y muerte, se
apoya generalmente en una teoría de la reencarnación e implica,
casi siempre, la idea del hombre como responsable de su propio
destino. Prácticamente todas las mitologías ponen en relieve
este aspecto, benéfico y maléfico, del ser humano. Encontramos
también estas figuras simbólicas en la religión cristiana: ángeles
y demonios. El siglo xx ha insistido en las interpretaciones psi-
cológicas o psicoanalíticas del "otro"Yo. Pensemos en Freud, en
Jung o en Lacan.
Desde el punto de vista literario Y conceptual, el romanti-
cismo francés y muy especialmente Gérard de Nerval, hereda
esta preocupación, digámoslo Con sus Propias palabras; "de la
vieja Alemania, madre de todos nosotros, Teutonia1!5 Recorde-
mos la influencia que tuvieron en la obra de Nerval, Jean-paul
y Goethe. Nerval maneja el tema en 10s dos sentidos, en el sen-
tido del romanticismo y en el sentido fáustico. Pero, en ambos
casos, se trata de los conflictos del alma en busca de sí misma.
El mito del "doble" se convierte en una metáfora o en un sím-
bolo de búsqueda interior de la identidad.
2Plat6n, El Banquete. Cf. Discurso de ~ristófanes.
30ctavio Paz, Libertad bajo palabra, "Piedra de sol", Colección Letras Mexica-
nas, Fondo de Cultura Económica, México, 1960, p. 252.
1 4Jorge Luis Borges, Obras completas, EMECE, Buenos Aires, 1974, p. 808.
5Cf. Dictionnaire des Mythes Littéraires, Sous la direction de Pierre Bmnel, Edi-
tions du Rocher, 1988, p. 50
l
l
í
1 '
Mito y romanticismo 0 125
Y más adelante:
lo ibidem, p. 86.
l1 Ibidem, p. 762.
12 Ibidem, pp. 782 y 783.
'3 Ibidem, p. 784.
l4 N e ~ a l Oeuvres
, complktes. Les poésies de Henri Heine, lbmo 1, BibliothBque
de la PIéiade, GaIIimard, París, 1993,p. 1132.
128 Adriana Yánez Vilalta
Sabed que desde mis veintiún años estoy casado con Satán, en
pleno conocimiento de causa, después de haberlo reflexionado lar-
gamente, pleno de valor, orgullo y temeridad. Para conquistar la
gloria de este mundo, he concluido pacto y alianza con él, de tal suer-
te que todo lo que he realizado durante un período de veinticuatro
años y que los hombres juzgan ciertamente con desconfianza, fue
gracias a su ayuda... Es por eso que hoy debemos rendir homena-
je al diablo, ya que para llevar a cabo grandes empresas y obras de
calidad, tenemos que contar con él.I9
I8Thomas Mann, Erzahlungen. Tonio Kroger, Band IX. Aufbau-Verlag,Frankfurt
am Main, 1975, p. 306.
lgThomas Mann, Doctor Faustus, Band VI. Aufbau-Verlag, Frankfurt am Main,
132 Adriana Yánez Vilalta
1974.
d
e
1
I
Mito y romanticismo 133
VII
'1
l un descubrirse simultáneo con el "otro1!La fusión va más allá de
l los límites de la personalidad. lbdo aquello que niega las fron-
l teras del yo se convierte en el escenario fantasmagórico del
deseo. El deseo de comunión no es un proyecto, se hace posible
en la acción, en la pasión erótica.
1 22Robert Musil, Der Mann ohne Elgenschaflen, Rowohlt Verlag, Hamburg, 1952.
23André Breton, Nadja,Editions Gallimard, París, 1964.
I.~
134 Adriana Yánez Vilalta