Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Sin embargo, la posibilidad de que las diferencias meteorológicas entre las costas americana y
asiática del Pacífico tengan una relación causal entre ellas (Circulación de Walker) resulta
cuestionable para muchos científicos que consideran que los movimientos de compensación
de las anomalías de presión entre las dos zonas no pueden tener una escala de tales
dimensiones.
A veces se produce una alteración del patrón de la presión atmosférica y las células
anticiclónicas subtropicales se debilitan hasta el extremo de que los vientos Alisios dejan de
soplar. En esta situación la formación de nubes y precipitación también emigra hacia
América, dando lugar a un episodio del Niño.
Actualmente se considera que la fuerza de la gravedad ejerce un papel determinante en el
cambio de dirección de las corrientes ecuatoriales cuando ocurre el fenómeno de El Niño, que
nivela la altura del nivel del mar entre las costas de Sudamérica e Indonesia.
Los cuantificadores del ENSO y los otros índices internacionales de circulación, se pueden
obtener vía Internet (principalmente de la NOAA, NASA y CODAS de USA), con series
temporales comunes del período: 1948-2003.
Índices de la Cupla océano-atmósfera:
1) Las Temperaturas Superficiales del Mar (SST), observadas en las áreas denominadas El
Niño 1+2, El Niño 3, El Niño 4 y El Niño 3+4 (NOAA), (Rasmusson y Wallace, 1983).
2) La Oscilación Decadal Pacífica (PDO) que se obtiene del primer componente principal de
las anomalías de SST mensuales en el Océano Pacífico Norte.
3) El Índice del Atlántico Sur Tropical (TSA), es la anomalía del promedio de la SST mensual
desde el Ecuador a 20ºS y desde 10ºE a 30ºW. GISS (Goddard Institute for Space Studies-
NASA-), NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) y SOI (El Niño-
Southern Oscillation) usan conjuntos de datos satelitales oceánicos para crear este índice
(Enfield y otros, 1999).
4) Anomalía de la Temperatura Mínima Media de Río de Janeiro (ATRIO) que esta asociada
al estado térmico del Océano Atlántico, principal fuente de humedad del territorio argentino
(Aceituno, 1987).
Los índices de circulación atmosférica regional son:
5) La Oscilación Cuasi-Bienal (QBO) que se calcula a partir del promedio del viento zonal en
30mb sobre el Ecuador. Es una fluctuación cuasi-periódica del viento zonal ecuatorial, entre
los vientos del Este y del Oeste en la estratosfera tropical, con un período medio de 28 meses.
Los regímenes alternos del viento se desarrollan en la cima de la más baja estratosfera y se
propagan hacia abajo aproximadamente un kilómetro por mes, hasta que se disipan en la
tropopausa tropical. El movimiento descendente de los Alisios es normalmente más irregular
que los Oestes (Climate Predition Center- NOAA-, 2010). La amplitud de la fase oriental es
dos veces más fuerte que la de la fase occidental. En el tope del rango de la QBO vertical, los
“Estes” dominan, mientras que en la base, lo hacen los “Oestes” (Baldwing et al., 2001).
6) La Oscilación Antártica (AAO), que se utiliza para identificar los modelos de las
principales teleconexiones en la circulación atmosférica. Se aplican funciones empíricas
ortogonales (EOF) a la media de anomalías mensuales de altura entre los 1000 hPa en el
Hemisferio Norte y 700 hPa en el Hemisferio Sur, desde los 20°S hasta el Polo Sur. Las EOF
principales extraen la cantidad máxima de varianza explicada. El NCEP/NCAR emplea una
resolución horizontal de 2.5° x 2.5° en latitud y longitud para el período 1979 a 2007. (Gong y
Wang 1998).
VI.4.1.1. Índice de la Oscilación Sur (SOI)
Los cambios en la circulación de los vientos Alisios debidos a perturbaciones de la dinámica
atmosférica relacionados con cambios en los sistemas de presión a nivel del mar se conoce
como Oscilación Sur. El índice de la Oscilación Sur (SOI) se mide como la anomalía de la
diferencia de la presión media mensual entre Tahití (Polinesia Francesa) y Darwin (Norte de
Australia).
La gráfica muestra la variación de las anomalías de presión en Tahiti y Darwin en el periodo
de 1960-1985.
Los valores en azul indican anomalías positivas de la presión a nivel del mar y por
consiguiente condiciones de La Niña. Los valores en rojo indican anomalías negativas de la
presión a nivel del mar y por consiguiente condiciones de El Niño. La línea negra suavizada
indica la variación decanal del índice SOI.
VI.3.1.2. Índice Oceánico de “El Niño” (ONI)
Durante un episodio de “El Niño” la contracorriente ecuatorial se intensifica por lo que el
máximo de temperatura superficial del mar que había en la zona occidental del Pacífico
gradualmente se desplaza hacia el Este y, alrededor de seis meses después, alcanza la costa de
América del Sur.
El Índice Oceánico del Niño (ONI) se calcula como la media de 3 meses consecutivos de las
anomalías de la temperatura superficial del mar medidas por el sensor ERSST.v3 en la región
3.4 del Niño (5ºN - 5ºS, 120º - 170ºW), tomando como referencia el periodo de 1971 - 2000.
Se consideran episodios cálidos y fríos cuando las anomalías superan el umbral de + / - 0.5
ºC. Cuando dicho umbral es cubierto durante un mínimo de 5 meses consecutivos se definen
como episodios del Niño (+) o de la Niña (-).
En la siguiente gráfica se indican con números de color rojo y azul los episodios cálidos y
fríos.
Los índices de circulación permiten reflejar las características de la circulación en un punto o
zona determinada (p.e., Niedzwiedz, 1994) y para un periodo determinado.
Aunque se han desarrollado muchos tipos de índices dependiendo del problema del que se
trate, podemos mencionar los desarrollados por Murray y Lewis (1966). Estos autores
construyen en cada punto geográfico escogido unos índices que informan de la situación
atmosférica en dicho punto y conjuntamente de la situación sinóptica en el área. Son los
llamados, índice de ciclonidad, (índice C), índice de componente sur, (índice S), índice de
meridionalidad (índice M) e índice de progresividad (índice P). Se calculan para un punto
dado y para un periodo determinado de días, en este caso para un mes.
Una descripción detalla de este método y su aplicación a la regionalización a las salidas de
modelos climáticos de circulación general puede encontrarse en (Martín y Petisco, 2006). Los
índices se calculan a partir de los valores de geopotencial o presión y se relacionan
posteriormente con los volúmenes de precipitación calculados a partir de las observaciones en
las cuencas hidrográficas. Los índices de circulación tal y como plantearon sus autores
constituyen, más que una técnica de mejora de resolución, una técnica complementaria de
regionalización para el cálculo de otra variable derivada.
VI.4. La circulación zonal.
En ambas estaciones y hemisferios hay zonas de vientos del este a baja latitud. Es decir, la
Tierra se mueve más de prisa que el aire, de manera que observamos vientos de componente
este.
Estas dos zonas se llaman cinturones de los alisios y abarcan un área extensa entre 30° norte
y 30° sur. En el hemisferio norte vemos los vientos alisios del nordeste y en el hemisferio sur
los vientos alisios del sudeste.
Ambos alisios convergen hacia el ecuador donde se encuentra un anillo de calmas o vientos
flojos y variables. Esta zona se llama corrientemente de convergencia intertropical, o cinturón
de las calmas ecuatoriales.
En las latitudes medias (norte y sur) el aire se mueve más de prisa que la Tierra, de manera
que los vientos tienen componente oeste. Estas dos zonas, comprendidas aproximadamente
entre los paralelos 33° y 55°, se llaman cinturones de los oestes dominantes.
En cada hemisferio existe la separación de las zonas de flujo zonal medio del este y del oeste.
El aire se mueve con una velocidad igual a la de la Tierra y hay vientos flojos y variables,
apreciándose, a unos 30° de latitud (norte y sur), un anillo de calmas.
En las latitudes próximas a los dos polos encontramos vientos superficiales del este y
constituyen los cinturones de los Estes polares.
La separación entre los Oestes dominantes y los Estes polares es una zona de vientos de
dirección y velocidad variables con frecuentes tempestades móviles.
La distribución de tierras y mares y, sobre todo, las influencias debidas a las principales
barreras montañosas modifican considerablemente el esquema anterior basado en una tierra
uniforme y lisa.
VI.5. Modelos de la circulación general.
En la actualidad no cabe duda de que las fluctuaciones extraordinarias de la intensidad y
distribución de los vientos del Oeste o de Ferrel, están ligados a los intercambios de cantidad
de movimiento, de calor y de vapor de agua entre los subtrópicos y las regiones polares. Se
sabe ahora que los excedentes tropicales de los tres elementos físicos mencionados, deben ser
transportados por la circulación atmosférica.
Hasta hace poco se creía que este movimiento requería la existencia de una circulación
meridional (a lo largo de los meridianos), según celdas verticales del tipo que se menciona en
los textos de geografía o climatología.
Se proponían así tres celdas: la celda de los alisios, la celda de las latitudes medias y la polar
(Figura VI.X.).
Modelo de circulación meridional propuesto por Hadley en 1735.
La hipótesis más simple, propuesta por el físico inglés George Hadley en 1735 toma en cuenta
primero el factor calentamiento. Así, el aire cerca del ecuador se eleva y fluye hacia los polos;
luego se enfría y desciende para regresar a un nivel inferior hacia el ecuador. La circulación
según este modelo forma una celda vertical en cada hemisferio.
En la siguiente etapa de esta hipótesis se agrega el efecto de la rotación de la Tierra; el aire
que fluye hacia los polos se mueve también hacia el este junto con la Tierra. En el ecuador lo
hace al mismo ritmo; pero a medida que se mueve hacia los polos lo hace más aprisa, debido
al principio de la conservación de la cantidad de movimiento angular, ya que se encuentra
cada vez más cerca del eje de rotación (Figura XX). Así, las corrientes que van hacia los polos
en la altura, se deflexionan hacia el este formando los vientos del Oeste a una velocidad
mayor que la rotación de la Tierra.
Por otra parte, el aire que retorna al ecuador pierde velocidad de rotación a medida que se
desplaza, alejándose del eje de giro, desarrollándose los alisios cuya velocidad de rotación es
menor aun que la de la superficie de la Tierra a esas latitudes. Esta distribución unicelular
siempre se descompone, debido a la fricción, en las tres celdas propuestas por Hadley.
Mucho más recientemente, el meteorólogo finlandés, Palmén, ha modificado el modelo
anterior. Este investigador eliminó la celda polar razonando que en las regiones polares la
circulación es casi horizontal en forma de grandes vórtices poco profundos. El modelo
propuesto por Palmén aparece en la figura siguiente.
Cantidad de movimiento de rotación trasmitido de la Tierra al aire que es acarreada hacia los
Polos por vórtices horizontales..... Las celdas verticales contribuyen poco a la energía total
(Wexler, 1955).
Modelo de circulación meridional según Palmen (1951). Sólo subsiste la celda tropical
(tomado de Wexler, 1955).
Con el fin de mostrar una panorámica del movimiento medio de la atmósfera, en la figura se
muestra la distribución media meridional de la temperatura hasta una altura de 20 km para el
invierno y el verano. Estas secciones tomadas de Peterssen (1956), representan el promedio de
18 secciones meridionales tomadas a intervalos de cada 20° de longitud, comenzando por el
meridiano de Greenwich y desde el ecuador hasta la latitud 75° N.
El nivel donde las isotermas muestran su máxima curvatura se denomina la tropopausa,
mientras que la capa que queda por debajo, caracterizada por un decrecimiento de la
temperatura con la altura, se llama la troposfera. La capa encima de la tropopausa es la
estratosfera, aquí, la temperatura casi no varía con la vertical.
Distribución meridional promedio de la temperatura del aire en invierno y verano
(en grados Celsius; Petterssen, 1956).
En las figuras a continuación, tomadas del mismo trabajo de Peterssen, se muestra para el
invierno y verano, la componente zonal (es decir, a lo largo de los paralelos de latitud) del
viento geostrófico. En las grandes depresiones extratropicales, el aire se mueve manteniendo
un equilibrio entre la fuerza de gradiente de presión y la fuerza debida a la rotación de la
Tierra llamada fuerza de Coriolis. El movimiento que satisface este equilibrio es el viento
geostrófico que sopla a lo largo de las isóbaras. Arriba de la capa de fricción, este viento
teórico se aproxima bastante al viento real observado.
Componente zonal media (a lo largo de los paralelos)
del viento geostrófico (en m/s; Petterssen, 1956).
1. Se observa la capa poco profunda de vientos del Este sobre la región polar en ambas
estaciones.
2. Los vientos alisios de los trópicos son poco profundos (menos de tres kilómetros) entre
el ecuador y los 30° de latitud en el invierno, y arriba de ellos soplan los vientos de Ferrel. A la
latitud de la Ciudad de México, por ejemplo, estos vientos del Oeste alcanzan un máximo
promedio de 36 m/seg a unos 13 km de altura. Durante el verano, en cambio, el núcleo de
máxima de los vientos de Ferrel se desplaza hasta la latitud de 45° y a la latitud de la ciudad
de México prevalecen entonces en promedio los vientos del Este -o alisios en toda la
profundidad, 20 km considerados en la figura. Durante la estación calurosa, los alisios
intertropicales se extienden a gran altura prolongándose hacia los polos arriba de los 18 km.
3. Se observa una fuerte circulación del oeste en la troposfera de las latitudes medias,
con un máximo pronunciado en la intensidad del viento al nivel de los 12 ó 13 km. La médula
de esta fuerte corriente zonal (en el sentido de los paralelos) se llama corriente de chorro.
Fue en 1933, cuando el meteorólogo noruego Bjerkness calculó las primeras secciones
meridionales con ayuda de unas cuantas estaciones de radio-sondeo a lo largo de un
meridiano. Bjerkness convirtió el gradiente de presión a viento geostrófico y obtuvo la
distribución del viento zonal. Los resultados fueron parecidos a los de las figuras anteriores.
El descubrimiento de Bjerkness no llamó mucho la atención sino hasta el año de 1940 cuando
se multiplicaron las estaciones de radio-sondeo y de globos piloto. Se descubrió entonces que
las fuertes corrientes de vientos del Oeste se observaban en forma continua en la troposfera
alta. En 1945 los pilotos norteamericanos que volaban de Hawai al Japón, encontraron los
fuertes vientos de la corriente de chorro de hasta 350 km/hora, lo que reducía
considerablemente la velocidad de los aviones en vuelo hacia el continente asiático a esas
latitudes.
El problema despertó el interés de otros meteorólogos y condujo a investigaciones sinópticas
de los vientos superiores. Conviene hacer notar que, normalmente la intensidad de los vientos
varía apreciablemente a lo largo de eje de la corriente de chorro con áreas elongadas de
velocidad máxima, separadas por regiones donde hay confluencia o difluencia de la corriente.
Según la OMM (1992) la corriente en chorro se define como una corriente de aire en forma
de un estrecho tubo, casi horizontal, generalmente cerca de la tropopausa, cuyo eje se ubica a
lo largo de una línea de máxima velocidad y se caracteriza por tener grandes velocidades y
fuertes cortantes verticales y horizontales. El núcleo de la corriente en chorro es la línea a lo
largo de la cual las velocidades del viento son máximas tanto en la vertical como en la
horizontal.
Una definición más detallada de la corriente en chorro se encuentra en McIntosh (1972). Una
corriente en chorro suele tener varios miles de kilómetros de longitud, cientos de kilómetros
de ancho y varios kilómetros de espesor. Son reconocidos dos tipos principales de corriente en
chorro, (i) la subtropical (del oeste) y (ii) la polar o del frente polar (del oeste). La corriente en
chorro subtropical es relativamente constante en posición en una dada estación y domina las
cartas medias estacionales de viento; en cambio, la corriente en chorro del frente polar es
altamente variable en su posición día a día sobre un amplio rango de latitudes templadas y por
consiguiente está enmascarada en dichas cartas. Además, a veces ocurre una "corriente en
chorro de la noche polar" (latitudes altas en invierno) dentro de la estratosfera por encima de
50 hPa, y una corriente en chorro del Este en la estratosfera en la banda ecuatorial del
hemisferio Este.
Aun en promedio, la intensidad del viento varía a lo largo de la corriente como encontraron
los meteorólogos Namias y Clapp (1949). Las corrientes de chorro no se limitan a ubicarse en
la latitud de 30° sino que pueden ocurrir en cualquier latitud al norte de 25°; pero según
apunta Petterssen, en las latitudes altas el chorro forma meandros y oscila dentro del límites
muy amplios, con el resultado de que los mapas promedio muestran el chorro ubicado en
latitudes donde el viento es más persistente. También hay que hacer notar que en las latitudes
menores de 30°,, el parámetro de Coriolis es muy pequeño, como ya se vio, y la conversión de
gradiente isobárico a los vientos geostróficos introduce cierto error.
Sin embargo, los diagramas de Namias y Clapp muestran las características esenciales del
movimiento medio zonal. La posición media de la corriente de chorro, en invierno cruza por
la mitad norte de México, tocando la punta de la península de Baja California, corta en
diagonal desde Mazatlán hacia la desembocadura del río Bravo con intensidad de unas 60 a
70 millas por hora. El máximo de esta corriente sobre Norteamérica a la altura del cabo
Hateras es de 95 millas por hora, mientras que el máximo, que ocurre frente a las costas de
China y al sur de Japón, es de 122 millas por hora.
Durante el verano el eje de la corriente de chorro sobre Norteamérica se desplaza al norte,
cerca de la frontera con Canadá. Si se realiza un corte a lo largo de un meridiano
comprendido desde la latitud 25° hasta los 70°, se observará la corriente de chorro con un
máximo de viento geostrófico de 80 m/seg a la latitud de 47° y a unos 11 km de altura. Al norte
de los 60° de latitud, aparecen los vientos polares del Este que llegan a una altura de 13 km
sobre la latitud de 64° en este caso particular. Por otra parte, los alisios tropicales se observan
al sur de los 30°. Palmén planteó que la posición de la tropopausa se encuentra fracturada en
la región de la corriente de chorro con una doble tropopausa al sur y una sencilla hacia el
norte. Esta fractura, que es típica de las corrientes de chorro intensas, permite el intercambio
de aire entre la troposfera y la estratosfera.
Entre los escasos trabajos previos sobre la corriente en chorro subtropical (en adelante
referida como JST) en América del Sur, se encuentran a Hordij y Bordón (1987), quienes
utilizaron una estrecha banda longitudinal (60°O-65°O) para hacer un estudio diagnóstico
sobre corrientes en chorro asociadas a los frentes en Argentina. En particular calcularon
valores medios de intensidad y posición del JST a partir de cartas diarias analizadas de altura.
En su trabajo, Doyle (1994) determinó las características de los máximos de viento en los
niveles de 200 y 300 hPa sobre América del Sur. Al igual que Hordij y Bordón (1987) ella
también utilizó datos diarios para determinar la posición e intensidad de los máximos de
viento, encontrando comportamientos similares a los obtenidos por autores anteriores pero
con valores diferentes.
Una descripción de la circulación en 200 hPa en el Hemisferio Sur se encuentra en Berbery
(1993). El campo medio de viento zonal muestra rasgos distintivos como la corriente en
chorro subtropical en invierno que casi desaparece en verano. Sobre América del Sur existe
una discontinuidad en el eje de vientos máximos. La variabilidad interanual del viento zonal
estaría relacionada con El Niño (Kiladis y Mo 1998), pero esa no es la única fuente de
variabilidad. La variabilidad intraestacional está concentrada alrededor de 30ºS, cerca de los
vientos máximos, indistintamente de la estación.
Por otro lado, Antico y Berri (1999) en su estudio hallaron una relación entre la intensidad
del JST y la temperatura de la superficie del mar en el Océano Pacífico. Durante eventos con
anomalías calientes de la temperatura de la superficie del mar en el Océano Pacífico
ecuatorial, el JST es más intenso, particularmente durante primavera.
La Figura muestra la distribución del JST durante el año. La mayor frecuencia se observa en
invierno (JJA) y primavera (SON), mientras que en verano no siempre fue posible identificar
al JST. En particular, durante los meses de septiembre y octubre se identificó al jet en todos
los años que abarca el período, por lo tanto la frecuencia en dichos meses es del 100%. El
valor más bajo corresponde al mes de diciembre con 68%, seguido por febrero con 73%. Por
lo tanto en verano, el JST se manifiesta con menor frecuencia en los campos medios
mensuales.
La intensidad del JST está dominada por un ciclo anual bien definido, con el máximo en
invierno y el mínimo en verano. El máximo de 35 m s-1 ocurre en junio, y los valores se
mantienen elevados alrededor de 34 m s-1 durante el invierno y el comienzo de la primavera,
cuando vuelve a ocurrir un máximo levemente inferior a 35 m s-1 en octubre. Berbery (1993)
también notó la existencia de un máximo de la corriente en chorro el cual solamente ocurre
sobre América del Sur durante la primavera.
Frecuencia de ocurrencia del JST medio mensual para cada mes del año. Valores expresados
en porcentaje.
En este momento, la corriente en chorro comienza un continuo debilitamiento hasta alcanzar
una intensidad mínima en febrero, con 25 m s -1. Durante el resto del verano y el otoño, el JST
se intensifica nuevamente. La persistencia de altos valores de intensidad durante fines del
invierno y comienzos de la primavera constituye una característica distintiva del JST sobre
América del Sur.
Intensidad del JST medio mensual para cada mes del año. Valores expresados en m s-1.
El JST manifiesta un desplazamiento latitudinal durante el año. Alcanza su posición extrema
norte en invierno y su posición extrema sur en verano. Durante el invierno y comienzo de la
primavera (desde junio hasta septiembre) el JST permanece al norte de 28°S. Es en esta época
del año cuando alcanza su posición extrema norte en 26°S (en junio y julio). En septiembre y
octubre, el JST cambia abruptamente su posición de 27°S a 30°S respectivamente. Durante el
resto de la primavera y comienzo del verano, continúa moviéndose hacia el sur pero en forma
gradual. Sin embargo, justo antes de alcanzar su posición extrema sur en enero en 35°S, el
JST muestra nuevamente un abrupto desplazamiento desde la posición de diciembre en 32°S.
Lo mismo sucede cuando se mueve de su posición en enero a la de febrero, en 32°S. Durante
el resto del verano y el comienzo del otoño, el JST prácticamente se mantiene alrededor de
32°S. Entre abril y mayo, otra vez se desplaza abruptamente desde 31°S a 27°S, hasta alcanzar
nuevamente la posición de invierno.
Se distinguen claramente dos comportamientos, con respecto a la latitud del JST, según sea
invierno o verano. Mientras que durante el invierno el JST permanece aproximadamente en
la misma latitud de 27°S, durante el verano queda perfectamente diferenciada la posición
extrema del mes de enero. La transición entre el invierno y el verano transcurre durante
sendos períodos de dos meses correspondientes a abril y mayo, en otoño, y a octubre y
noviembre, en primavera.
La intensidad y posición latitudinal del núcleo del JST también tiene un ciclo anual bien
definido. Por definición la intensidad del núcleo es mayor que la del JST. Además dado que la
intensidad de éste último se obtuvo promediando la componente zonal del viento en una banda
longitudinal, es de esperar que la diferencia entre ambas intensidades sea aún mayor. Se
encontró entonces que el núcleo del JST presenta una variabilidad similar y una intensidad
un 25% mayor a la obtenida para el JST.
Posición en latitud del JST medio mensual para cada mes del año. Valores expresados en
grados de latitud Sur.
El núcleo del JST presenta un comportamiento similar al del JST a lo largo del año. Debido a
la gran dispersión geográfica de su posición en el sentido zonal, no es posible obtener un
valor de longitud geográfica que represente a la misma. De la comparación con estudios
realizados por otros autores acerca del núcleo del JST se observa que nuestros valores de
intensidad son inferiores, mientras que las posiciones en latitud coinciden.
La posición geográfica del núcleo del JST muestra características bien definidas. Existe una
zona de máxima frecuencia del núcleo del JST medio mensual que se extiende sobre el este de
Argentina y Uruguay. También se determinó la existencia de un máximo de frecuencia
secundario situado sobre el Océano Pacífico en latitudes más bajas. Durante el verano, la
posición preferida del núcleo del JST se ubica sobre el continente, mientras que en el invierno
éste presenta una mayor dispersión en la dirección zonal.
Esto último sugiere la acción de distintos mecanismos que originan al JST sobre América del
Sur. La característica más sobresaliente de la circulación del hemisferio sur en el nivel de 200
hPa durante el invierno austral es el máximo sobre el Océano Pacífico asociado al núcleo del
JST, tal como se ve, por ej. , en la Fig. 3 de Berbery (1993) y en la Fig. 1.30 de Hurrell y otros
(1998). Dicho máximo de viento se extiende hacia el este hasta alcanzar América del Sur. Es
posible entonces que durante el invierno, el núcleo del JST sobre América del Sur sea una
extensión del JST del Océano Pacífico. Esto explicaría la gran dispersión zonal observada
durante los meses de invierno. Sin embargo, este mecanismo no explicaría la intensificación
del JST sudamericano durante la primavera. Durante el verano, en cambio, el sistema de la
Alta Boliviana domina la circulación de altura en América del Sur, y probablemente
determine la existencia de un único máximo de viento sobre el continente.
La dispersión de la posición geográfica obtenida en este estudio puede ser considerada como
una medida de la variabilidad interanual de la posición del núcleo del JST sobre América del
Sur. En este sentido, Berbery (1993) obtuvo un máximo en la variabilidad interanual de la
componente zonal del viento en 200 hPa sobre América del Sur en invierno que prácticamente
coincide en forma y extensión con la región sobre la cual se encuentra al núcleo del JST en
esa época del año.
Los patrones de circulación atmosférica sobre Sudamérica presentan una clara variación
estacional, que obedece a procesos termodinámicos no lineales, relacionados con el balance
de energía. Aunado a esto, se tiene la presencia de un factor físico que modula el clima en la
región: la Cordillera de Los Andes.
Esta barrera natural orientada aproximadamente de norte a sur, divide en dos vertientes
(occidental y oriental) al continente sudamericano, las cuales presentan climas antagónicos;
la vertiente oriental se caracteriza por un clima con mayor presencia de humedad y
consecuentemente mayor ocurrencia de precipitaciones en especial en los meses de verano,
mientras que la vertiente occidental desde 3°S a 30°S presenta un clima árido/semiárido e
incluso, la zona costera del sur del Perú y norte de Chile, es considerada una de las zonas más
áridas del mundo (franja desértica de la costa occidental - norte de Chile y sur de Perú).
En las regiones tropicales de Sudamérica, el ciclo anual de las precipitaciones está asociado a
patrones de circulación sobre Sudamérica y océanos adyacentes (Nishizawa y Tanaka, 1983;
Chu, 1985). Las configuraciones atmosféricas típicas de verano e invierno, definen la
variación estacional de las precipitaciones, siendo el verano típicamente la estación lluviosa, y
el invierno la temporada seca o de estiaje.