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Capítulo VI. Circulación General de la Atmósfera.

VI.1. Concepto y causas de la circulación general de la atmósfera.


La atmósfera es una máquina térmica y el sol es la fuente de energía. La radiación solar
atraviesa la atmósfera y calienta la superficie, y el suelo por contacto con la atmósfera,
entrega a ésta su calor. Está claro que el sol no calienta siempre igual. Día, noche, Polo,
Ecuador, mar y continente, bosques y desiertos, marcan grandes diferencias. Se dice entonces
que la atmósfera sufre un "calentamiento diferencial".
En aquellos lugares donde la superficie se calienta, el aire calentado tiende a elevarse y ser
reemplazado por aire más frío. Esto ocurre por ejemplo con la brisa de mar: Durante el día,
cuando el tiempo está bueno y casi no hay viento, la costa se calienta por la radiación solar. El
aire entonces se eleva y el lugar que deja es ocupado por aire relativamente más frío que
proviene desde el mar. Por la noche, ocurre el efecto contrario, la playa se enfría, pero el mar
conserva su temperatura, por lo tanto el aire se eleva desde el mar y su lugar es ocupado por
aire más fresco proveniente de la costa, a este fenómeno se lo conoce como brisa de tierra. Lo
mismo sucede en mayor escala entre el Ecuador y el Polo.
Si la Tierra permaneciera inmóvil, y su superficie fuera uniforme, el aire en superficie iría de
los polos al Ecuador y en la altura del Ecuador a los Polos. Es decir que tendríamos viento
Sur siempre en el Hemisferio sur y Viento Norte siempre en el Hemisferio Norte. Pero esto no
es así porque la Tierra no es uniforme y además gira.
Dijimos que la Tierra gira, por lo tanto el flujo del aire se desvía, a la izquierda en el
Hemisferio Sur y a la derecha en el hemisferio Norte. Entonces tendríamos viento sudeste en
el Hemisferio Sur y noreste en el Hemisferio Norte y en altura Noroeste en el hemisferio Sur y
Sudoeste en el Hemisferio Norte.
A lo anterior hay que agregarle otro factor que es el rozamiento con la superficie terrestre. Si
la circulación fuera la descripta en el párrafo anterior la Tierra se frenaría, ya que todas las
fuerzas sobre la superficie de la Tierra serían hacia el oeste. Por lo tanto debe existir una
franja en la que el viento sople del oeste, de tal manera de compensar las fuerzas que tienden
a frenar la Tierra con otras que tiendan a acelerarla. Esta franja está en las latitudes medias.
Queda definida entonces la circulación general de la atmósfera de la siguiente manera:
a) Una franja de poco viento y presión relativamente baja, las calmas Ecuatoriales. Como allí el
aire asciende y al hacerlo se enfría, el vapor de agua que contiene se condensa formando
nubes de tormenta, llamadas Cumulonimbus y se observan intensos chaparrones y tormentas.
Esta zona, llamada Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) tiene un desplazamiento hacia
el hemisferio en el que es verano.
b) A ambos lados soplan los vientos alisios, del noreste en el hemisferio Norte y del sudeste en el
hemisferio Sur. Abarcan una zona de aproximadamente 30º.
c) A medida que nos alejamos del Ecuador, cerca de los 30º de latitud sur y norte, encontramos
las calmas de Ross, zonas ocupadas por los grandes anticiclones subtropicales
semipermanentes. Aquí el aire es calentado y secado por la compresión de los movimientos
descendentes. Esto determina la ausencia total de precipitaciones por lo que en esta zona
encontramos los grandes desiertos del mundo.
d) Entre los 30 y 60º de latitud norte y sur soplan los vientos del oeste. Esta zona se caracteriza
por la variabilidad del tiempo. ES NUESTRA ZONA. Aquí el aire caliente tiende a ponerse
debajo del aire frío aumentando cada vez más el contraste meridional de temperatura y la
inestabilidad del flujo atmosférico. Este contraste térmico lleva a enfrentar masas de aire muy
distintas formándose los frentes y sus fenómenos asociados (lluvias, tormentas, ráfagas de
viento y hasta tornados).
e) De 60º hacia los Polos predominan nuevamente los vientos del este. En los 60º la presión es
mínima, por esa razón por allí transitan los grandes ciclones subpolares (que originan
temporales intensos y fuertes nevadas). Hacia los Polos vuelve a subir la presión y el tiempo se
hace más apacible aunque, naturalmente muy frío.

VI.2. Teorías sobre la circulación general de la atmósfera. Condiciones medias de la


circulación atmosférica y sus variaciones.
La circulación general de la atmósfera está determinada tanto por causas térmicas como por
causas dinámicas. Los factores térmicos conducen al establecimiento de una circulación
meridiana, al tiempo que los factores mecánicos llevan al establecimiento de una circulación
zonal. Sin embargo, la circulación real es mucho más compleja y es el resultado de una
combinación de ambos efectos.
Como se ha planteado anteriormente, el sistema atmosférico es una gigantesca máquina
térmica que funciona e interactúa constantemente entre las fuentes cálida y fría asociadas a
la radiación solar y a la irradiación terrestre respectivamente.
La yuxtaposición de las masas de aire tropical y polar es la disposición atmosférica sobre el
globo. En altitud circula una corriente cálida desde las altas presiones ecuatoriales hacia las
bajas polares, es decir, desde el ecuador hacia el polo.
Las primeras teorías de la circulación general atmosférica (Halley, 1686 y Hadley, 1735)
fueron explicaciones puramente térmicas, con la característica de ser simples, coherentes y
claras y en resumen se planteaba la elevación del aire por convección y verticalmente en el
suelo próximo al Ecuador, formándose un doble flujo, a nivel del suelo hacia el Ecuador y en
altitud dirigido hacia latitudes superiores o polares. Posteriormente Hadley trata de explicar
por primera vez la desviación de los vientos Alisios e introduciendo los efectos de rotación de
la Tierra produciendo la desviación de los vientos hacia la derecha en el hemisferio Norte.
Ambas teorías consideraban que existía un intercambio directo entre el Ecuador y los Polos.

Las observaciones e investigaciones posteriores determinaron el abandono de estas teorías, en


especial cuando se constató que el máximo de calor no ocurre en el Ecuador, sino en los
trópicos, quedando sin explicación térmica las altas presiones subtropicales ubicadas sobre el
aire cálido ni las bajas presiones ecuatoriales, sin considerar que un viento del E constante
sobre toda la superficie del planeta frenaría su velocidad de rotación.
Más adelante, William Ferrel, en 1856, aplicando el teorema enunciado por Coriolis en 1835
al movimiento de la atmósfera, postuló que todo cuerpo que se mueve libremente en nuestro
planeta es desviado a la derecha de su trayectoria en el hemisferio Norte y a la izquierda en el
hemisferio Sur, y propuso un modelo de circulación general regido por la fuerza de Coriolis,
donde se insinúa la existencia de la faja de altas presiones subtropicales con vientos de
dirección distinta al Norte y al Sur de las mismas, completando su esquema en 1889
introduciendo los cinturones de calmas asociados a las zonas de alta presión polar y
subtropical, que conocemos como “doldrums”.
Estas ideas ya esbozadas por Ferrel son retomadas por Bergeron (1928) y Rossby (1941),
vinculadas a los esquemas tricelulares. Rossby examinó los efectos de la rotación del globo
sobre el doble flujo meridiano que resulta del contraste de temperaturas y presiones en la
superficie y en altitud entre los Polos y el Ecuador. En el hemisferio Norte el cambio
meridiano sobre un globo inmóvil consistiría en una corriente N – S en superficie y S – N en
altitud, sin embargo la rotación de la Tierra modifica este esquema:
a. En primer lugar, las dos corrientes son desviadas por la fuerza de Coriolis, al tiempo que la
fuerza geostrófica crece con la latitud, por lo cual la corriente N –S en superficie sobre un
globo inmóvil se transforma, en condiciones reales en una corriente del E, al tiempo que la
corriente S – N se convierte en una corriente del W.
b. En segundo lugar, las fuerzas presentes no permiten la existencia de un gran torbellino
rotacional o circuito único, por lo cual, los ajustes que ocurren llevan a una fragmentación de
la circulación general. Aquí la acción retardadora de los vientos del Este se compensa por la
aceleración procedente de uno o varios anillo de viento del W soplando en superficie.
c. Como tercer elemento de su teoría, en este momento, Rossby discute los efectos centrífugos de
la rotación de la Tierra sobre los movimientos relativos del aire con relación a la superficie del
globo terráqueo. A partir de este razonamiento, y en definitiva, el ajuste, tanto del viento como
de la presión atmosférica conduce a una concepción tricelular de la circulación general. Las
tres células o anillo corresponden a las zonas planetarias situadas entre las grandes
estructuras atmosféricas, a saber: i) altas presiones polares, bajas presiones subpolares (60°);
ii) altas presiones subtropicales (30°) y bajas presiones ecuatoriales. Entre estos cinturones de
presión, deben circular vientos del W en superficie en latitudes medias, estableciéndose así la
compensación que Rossby había estimado indispensable para asegurar una velocidad de
rotación constante de la Tierra, y se establece el esquema tricelular en la circulación general.

Esquema tricelular de la circulación propuesto por Rossby en 1941.


En síntesis, en el campo de superficie, los vientos del E soplan en las regiones polares y en el
anillo ecuatorial, los alisios. Entre ambos anillos, los vientos del W soplan en la célula media
o de Ferrel, los cuales se denominan “westerlies”. El flujo del W del anillo ecuatorial de
altura, el “contra Alisio”, se divide en dos ramas cuando alcanza la superficie. Mientras la
rama Sur constituye la corriente del E de retorno hacia el ecuador (Alisios), la rama Norte se
dirige hacia el polo (Westerlies) que debe elevarse por encima de los vientos del E polares
hacia los 60 ° (Frente Polar). En altura los vientos del Oeste son constantes en todos los
anillos de acuerdo al gradiente de presión.
Posteriormente se ha determinado que los anticiclones casi estacionarios y los ciclones y
anticiclones que migran en las proximidades de la superficie terrestre actúan conjuntamente
con las células superiores relacionadas con ellos.
Este mecanismo puede resultar insuficiente para llevar a cabo todo el transporte de energía
que se estima necesario para un equilibrio energético de la faja de latitudes bajas. En
particular, el principal transporte vertical de calor se produce en la celda de Hadley, en los
cumulonimbus asociados a perturbaciones organizadas en la vaguada ecuatorial de bajas
presiones, el cual es difundido a través de intercambios descendentes que se producen en el
seno de las masas de aire tropicales que nutren esta célda. Es decir, que la Celda de Hadley es
la fuente cálida del sistema climático en la faja latitudinal de balance energético positivo
hasta los 35° - 40°. Las temperaturas muestran una gran homogeneidad, con escasas
diferencias entre los 30° - 35° y el ecuador.
Actualmente, la concepción más admitida es que existe un segundo mecanismo que
conjuntamente con el celular condiciona la circulación general, y es el del papel de las
corrientes en chorro (Jet Stream) y su papel en la formación de los ciclones.
Según esta teoría, los procesos capitales para la formación de los ciclones y de la variabilidad
atmosférica se desarrollan alrededor de los 12 km de altura y en función de la corriente en
chorro.
Por otra parte, se incrementan los estudios con respecto al papel de los océanos y las
corrientes marinas en su interacción con la atmósfera.
VI.3. Tipos e índices de la circulación.
Durante la década de los años 80 el interés por conocer el funcionamiento de la variabilidad
de baja frecuencia de la presión troposférica queda reflejado en una serie de trabajos que
aíslan diversos modos de variabilidad que se conocen como patrones de anomalías de
circulación atmosférica o patrones teleconectivos.
Estas teleconexiones se definen como asociaciones estadísticas entre variables climáticas
separadas por largas distancias y se identifican espacialmente como diversos centros de
anomalías de presión de diferente o mismo signo.
VI.3.1. El fenómeno de la Oscilación del Sur-El Niño (ENSO)
El fenómeno de la Oscilación del Sur-el Niño (ENSO) implica grandes intercambios de calor
entre el océano y la atmósfera que afectan a la temperatura media global de la Tierra y crean
situaciones extremas en el ciclo hidrológico como pueden ser lluvias torrenciales y sequías en
diferentes partes del mundo.
La Oscilación Sur se refiere a cambios en el sistema de presiones de las zonas subtropicales
que afectan a la fuerza y dirección de los vientos Alisios en el Pacífico y el fenómeno del Niño
hace referencia a cambios en la temperatura superficial del agua en la zona ecuatorial del
Pacifico debido a la intensificación de la corriente contraecuatorial que provoca cambios en
la posición de la termoclina permanente e impide el afloramiento de aguas profundas frente a
la costa occidental de Sudamérica.
Los mecanismos que dan lugar a este fenómeno aún están investigándose pues no hay
acuerdo entre los científicos sobre los modelos propuestos
En condiciones normales, los vientos alisios del hemisferio Norte y Sur, que soplan sobre el
Pacífico tropical, convergen en el Oeste cargados de humedad en una zona donde la
superficie del mar está relativamente caliente, lo que provoca una intensa advección de aire,
produciendo grandes lluvias sobre el Norte de Australia y el Sureste Asiático.
Parte del aire que se eleva vuelve seco por la troposfera superior hacia el Este, produciendo
una subsidencia de aire seco sobre América del Sur. A esta circulación se la denomina Célula
de Walker.

Sin embargo, la posibilidad de que las diferencias meteorológicas entre las costas americana y
asiática del Pacífico tengan una relación causal entre ellas (Circulación de Walker) resulta
cuestionable para muchos científicos que consideran que los movimientos de compensación
de las anomalías de presión entre las dos zonas no pueden tener una escala de tales
dimensiones.
A veces se produce una alteración del patrón de la presión atmosférica y las células
anticiclónicas subtropicales se debilitan hasta el extremo de que los vientos Alisios dejan de
soplar. En esta situación la formación de nubes y precipitación también emigra hacia
América, dando lugar a un episodio del Niño.
Actualmente se considera que la fuerza de la gravedad ejerce un papel determinante en el
cambio de dirección de las corrientes ecuatoriales cuando ocurre el fenómeno de El Niño, que
nivela la altura del nivel del mar entre las costas de Sudamérica e Indonesia.
Los cuantificadores del ENSO y los otros índices internacionales de circulación, se pueden
obtener vía Internet (principalmente de la NOAA, NASA y CODAS de USA), con series
temporales comunes del período: 1948-2003.
Índices de la Cupla océano-atmósfera:
1) Las Temperaturas Superficiales del Mar (SST), observadas en las áreas denominadas El
Niño 1+2, El Niño 3, El Niño 4 y El Niño 3+4 (NOAA), (Rasmusson y Wallace, 1983).
2) La Oscilación Decadal Pacífica (PDO) que se obtiene del primer componente principal de
las anomalías de SST mensuales en el Océano Pacífico Norte.
3) El Índice del Atlántico Sur Tropical (TSA), es la anomalía del promedio de la SST mensual
desde el Ecuador a 20ºS y desde 10ºE a 30ºW. GISS (Goddard Institute for Space Studies-
NASA-), NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) y SOI (El Niño-
Southern Oscillation) usan conjuntos de datos satelitales oceánicos para crear este índice
(Enfield y otros, 1999).
4) Anomalía de la Temperatura Mínima Media de Río de Janeiro (ATRIO) que esta asociada
al estado térmico del Océano Atlántico, principal fuente de humedad del territorio argentino
(Aceituno, 1987).
Los índices de circulación atmosférica regional son:
5) La Oscilación Cuasi-Bienal (QBO) que se calcula a partir del promedio del viento zonal en
30mb sobre el Ecuador. Es una fluctuación cuasi-periódica del viento zonal ecuatorial, entre
los vientos del Este y del Oeste en la estratosfera tropical, con un período medio de 28 meses.
Los regímenes alternos del viento se desarrollan en la cima de la más baja estratosfera y se
propagan hacia abajo aproximadamente un kilómetro por mes, hasta que se disipan en la
tropopausa tropical. El movimiento descendente de los Alisios es normalmente más irregular
que los Oestes (Climate Predition Center- NOAA-, 2010). La amplitud de la fase oriental es
dos veces más fuerte que la de la fase occidental. En el tope del rango de la QBO vertical, los
“Estes” dominan, mientras que en la base, lo hacen los “Oestes” (Baldwing et al., 2001).
6) La Oscilación Antártica (AAO), que se utiliza para identificar los modelos de las
principales teleconexiones en la circulación atmosférica. Se aplican funciones empíricas
ortogonales (EOF) a la media de anomalías mensuales de altura entre los 1000 hPa en el
Hemisferio Norte y 700 hPa en el Hemisferio Sur, desde los 20°S hasta el Polo Sur. Las EOF
principales extraen la cantidad máxima de varianza explicada. El NCEP/NCAR emplea una
resolución horizontal de 2.5° x 2.5° en latitud y longitud para el período 1979 a 2007. (Gong y
Wang 1998).
VI.4.1.1. Índice de la Oscilación Sur (SOI)
Los cambios en la circulación de los vientos Alisios debidos a perturbaciones de la dinámica
atmosférica relacionados con cambios en los sistemas de presión a nivel del mar se conoce
como Oscilación Sur. El índice de la Oscilación Sur (SOI) se mide como la anomalía de la
diferencia de la presión media mensual entre Tahití (Polinesia Francesa) y Darwin (Norte de
Australia).
La gráfica muestra la variación de las anomalías de presión en Tahiti y Darwin en el periodo
de 1960-1985.

La gráfica muestra la variación de las anomalías de presión en Tahití y Darwin en el periodo


de 1960-1985. Se observa que las anomalías de presión de ambas localidades están
inversamente correlacionadas.

La siguiente gráfica muestra la variación del índice SOI en el periodo de 1860-2010.

Los valores en azul indican anomalías positivas de la presión a nivel del mar y por
consiguiente condiciones de La Niña. Los valores en rojo indican anomalías negativas de la
presión a nivel del mar y por consiguiente condiciones de El Niño. La línea negra suavizada
indica la variación decanal del índice SOI.
VI.3.1.2. Índice Oceánico de “El Niño” (ONI)
Durante un episodio de “El Niño” la contracorriente ecuatorial se intensifica por lo que el
máximo de temperatura superficial del mar que había en la zona occidental del Pacífico
gradualmente se desplaza hacia el Este y, alrededor de seis meses después, alcanza la costa de
América del Sur.
El Índice Oceánico del Niño (ONI) se calcula como la media de 3 meses consecutivos de las
anomalías de la temperatura superficial del mar medidas por el sensor ERSST.v3 en la región
3.4 del Niño (5ºN - 5ºS, 120º - 170ºW), tomando como referencia el periodo de 1971 - 2000.
Se consideran episodios cálidos y fríos cuando las anomalías superan el umbral de + / - 0.5
ºC. Cuando dicho umbral es cubierto durante un mínimo de 5 meses consecutivos se definen
como episodios del Niño (+) o de la Niña (-).

En la siguiente gráfica se indican con números de color rojo y azul los episodios cálidos y
fríos.
Los índices de circulación permiten reflejar las características de la circulación en un punto o
zona determinada (p.e., Niedzwiedz, 1994) y para un periodo determinado.
Aunque se han desarrollado muchos tipos de índices dependiendo del problema del que se
trate, podemos mencionar los desarrollados por Murray y Lewis (1966). Estos autores
construyen en cada punto geográfico escogido unos índices que informan de la situación
atmosférica en dicho punto y conjuntamente de la situación sinóptica en el área. Son los
llamados, índice de ciclonidad, (índice C), índice de componente sur, (índice S), índice de
meridionalidad (índice M) e índice de progresividad (índice P). Se calculan para un punto
dado y para un periodo determinado de días, en este caso para un mes.
Una descripción detalla de este método y su aplicación a la regionalización a las salidas de
modelos climáticos de circulación general puede encontrarse en (Martín y Petisco, 2006). Los
índices se calculan a partir de los valores de geopotencial o presión y se relacionan
posteriormente con los volúmenes de precipitación calculados a partir de las observaciones en
las cuencas hidrográficas. Los índices de circulación tal y como plantearon sus autores
constituyen, más que una técnica de mejora de resolución, una técnica complementaria de
regionalización para el cálculo de otra variable derivada.
VI.4. La circulación zonal.
En ambas estaciones y hemisferios hay zonas de vientos del este a baja latitud. Es decir, la
Tierra se mueve más de prisa que el aire, de manera que observamos vientos de componente
este.
Estas dos zonas se llaman cinturones de los alisios y abarcan un área extensa entre 30° norte
y 30° sur. En el hemisferio norte vemos los vientos alisios del nordeste y en el hemisferio sur
los vientos alisios del sudeste.
Ambos alisios convergen hacia el ecuador donde se encuentra un anillo de calmas o vientos
flojos y variables. Esta zona se llama corrientemente de convergencia intertropical, o cinturón
de las calmas ecuatoriales.
En las latitudes medias (norte y sur) el aire se mueve más de prisa que la Tierra, de manera
que los vientos tienen componente oeste. Estas dos zonas, comprendidas aproximadamente
entre los paralelos 33° y 55°, se llaman cinturones de los oestes dominantes.
En cada hemisferio existe la separación de las zonas de flujo zonal medio del este y del oeste.
El aire se mueve con una velocidad igual a la de la Tierra y hay vientos flojos y variables,
apreciándose, a unos 30° de latitud (norte y sur), un anillo de calmas.
En las latitudes próximas a los dos polos encontramos vientos superficiales del este y
constituyen los cinturones de los Estes polares.
La separación entre los Oestes dominantes y los Estes polares es una zona de vientos de
dirección y velocidad variables con frecuentes tempestades móviles.
La distribución de tierras y mares y, sobre todo, las influencias debidas a las principales
barreras montañosas modifican considerablemente el esquema anterior basado en una tierra
uniforme y lisa.
VI.5. Modelos de la circulación general.
En la actualidad no cabe duda de que las fluctuaciones extraordinarias de la intensidad y
distribución de los vientos del Oeste o de Ferrel, están ligados a los intercambios de cantidad
de movimiento, de calor y de vapor de agua entre los subtrópicos y las regiones polares. Se
sabe ahora que los excedentes tropicales de los tres elementos físicos mencionados, deben ser
transportados por la circulación atmosférica.
Hasta hace poco se creía que este movimiento requería la existencia de una circulación
meridional (a lo largo de los meridianos), según celdas verticales del tipo que se menciona en
los textos de geografía o climatología.
Se proponían así tres celdas: la celda de los alisios, la celda de las latitudes medias y la polar
(Figura VI.X.).
Modelo de circulación meridional propuesto por Hadley en 1735.
La hipótesis más simple, propuesta por el físico inglés George Hadley en 1735 toma en cuenta
primero el factor calentamiento. Así, el aire cerca del ecuador se eleva y fluye hacia los polos;
luego se enfría y desciende para regresar a un nivel inferior hacia el ecuador. La circulación
según este modelo forma una celda vertical en cada hemisferio.
En la siguiente etapa de esta hipótesis se agrega el efecto de la rotación de la Tierra; el aire
que fluye hacia los polos se mueve también hacia el este junto con la Tierra. En el ecuador lo
hace al mismo ritmo; pero a medida que se mueve hacia los polos lo hace más aprisa, debido
al principio de la conservación de la cantidad de movimiento angular, ya que se encuentra
cada vez más cerca del eje de rotación (Figura XX). Así, las corrientes que van hacia los polos
en la altura, se deflexionan hacia el este formando los vientos del Oeste a una velocidad
mayor que la rotación de la Tierra.
Por otra parte, el aire que retorna al ecuador pierde velocidad de rotación a medida que se
desplaza, alejándose del eje de giro, desarrollándose los alisios cuya velocidad de rotación es
menor aun que la de la superficie de la Tierra a esas latitudes. Esta distribución unicelular
siempre se descompone, debido a la fricción, en las tres celdas propuestas por Hadley.
Mucho más recientemente, el meteorólogo finlandés, Palmén, ha modificado el modelo
anterior. Este investigador eliminó la celda polar razonando que en las regiones polares la
circulación es casi horizontal en forma de grandes vórtices poco profundos. El modelo
propuesto por Palmén aparece en la figura siguiente.
Cantidad de movimiento de rotación trasmitido de la Tierra al aire que es acarreada hacia los
Polos por vórtices horizontales..... Las celdas verticales contribuyen poco a la energía total
(Wexler, 1955).

Modelo de circulación meridional según Palmen (1951). Sólo subsiste la celda tropical
(tomado de Wexler, 1955).
Con el fin de mostrar una panorámica del movimiento medio de la atmósfera, en la figura se
muestra la distribución media meridional de la temperatura hasta una altura de 20 km para el
invierno y el verano. Estas secciones tomadas de Peterssen (1956), representan el promedio de
18 secciones meridionales tomadas a intervalos de cada 20° de longitud, comenzando por el
meridiano de Greenwich y desde el ecuador hasta la latitud 75° N.
El nivel donde las isotermas muestran su máxima curvatura se denomina la tropopausa,
mientras que la capa que queda por debajo, caracterizada por un decrecimiento de la
temperatura con la altura, se llama la troposfera. La capa encima de la tropopausa es la
estratosfera, aquí, la temperatura casi no varía con la vertical.
Distribución meridional promedio de la temperatura del aire en invierno y verano
(en grados Celsius; Petterssen, 1956).
En las figuras a continuación, tomadas del mismo trabajo de Peterssen, se muestra para el
invierno y verano, la componente zonal (es decir, a lo largo de los paralelos de latitud) del
viento geostrófico. En las grandes depresiones extratropicales, el aire se mueve manteniendo
un equilibrio entre la fuerza de gradiente de presión y la fuerza debida a la rotación de la
Tierra llamada fuerza de Coriolis. El movimiento que satisface este equilibrio es el viento
geostrófico que sopla a lo largo de las isóbaras. Arriba de la capa de fricción, este viento
teórico se aproxima bastante al viento real observado.
Componente zonal media (a lo largo de los paralelos)
del viento geostrófico (en m/s; Petterssen, 1956).

1. Se observa la capa poco profunda de vientos del Este sobre la región polar en ambas
estaciones.
2. Los vientos alisios de los trópicos son poco profundos (menos de tres kilómetros) entre
el ecuador y los 30° de latitud en el invierno, y arriba de ellos soplan los vientos de Ferrel. A la
latitud de la Ciudad de México, por ejemplo, estos vientos del Oeste alcanzan un máximo
promedio de 36 m/seg a unos 13 km de altura. Durante el verano, en cambio, el núcleo de
máxima de los vientos de Ferrel se desplaza hasta la latitud de 45° y a la latitud de la ciudad
de México prevalecen entonces en promedio los vientos del Este -o alisios en toda la
profundidad, 20 km considerados en la figura. Durante la estación calurosa, los alisios
intertropicales se extienden a gran altura prolongándose hacia los polos arriba de los 18 km.
3. Se observa una fuerte circulación del oeste en la troposfera de las latitudes medias,
con un máximo pronunciado en la intensidad del viento al nivel de los 12 ó 13 km. La médula
de esta fuerte corriente zonal (en el sentido de los paralelos) se llama corriente de chorro.
Fue en 1933, cuando el meteorólogo noruego Bjerkness calculó las primeras secciones
meridionales con ayuda de unas cuantas estaciones de radio-sondeo a lo largo de un
meridiano. Bjerkness convirtió el gradiente de presión a viento geostrófico y obtuvo la
distribución del viento zonal. Los resultados fueron parecidos a los de las figuras anteriores.
El descubrimiento de Bjerkness no llamó mucho la atención sino hasta el año de 1940 cuando
se multiplicaron las estaciones de radio-sondeo y de globos piloto. Se descubrió entonces que
las fuertes corrientes de vientos del Oeste se observaban en forma continua en la troposfera
alta. En 1945 los pilotos norteamericanos que volaban de Hawai al Japón, encontraron los
fuertes vientos de la corriente de chorro de hasta 350 km/hora, lo que reducía
considerablemente la velocidad de los aviones en vuelo hacia el continente asiático a esas
latitudes.
El problema despertó el interés de otros meteorólogos y condujo a investigaciones sinópticas
de los vientos superiores. Conviene hacer notar que, normalmente la intensidad de los vientos
varía apreciablemente a lo largo de eje de la corriente de chorro con áreas elongadas de
velocidad máxima, separadas por regiones donde hay confluencia o difluencia de la corriente.
Según la OMM (1992) la corriente en chorro se define como una corriente de aire en forma
de un estrecho tubo, casi horizontal, generalmente cerca de la tropopausa, cuyo eje se ubica a
lo largo de una línea de máxima velocidad y se caracteriza por tener grandes velocidades y
fuertes cortantes verticales y horizontales. El núcleo de la corriente en chorro es la línea a lo
largo de la cual las velocidades del viento son máximas tanto en la vertical como en la
horizontal.
Una definición más detallada de la corriente en chorro se encuentra en McIntosh (1972). Una
corriente en chorro suele tener varios miles de kilómetros de longitud, cientos de kilómetros
de ancho y varios kilómetros de espesor. Son reconocidos dos tipos principales de corriente en
chorro, (i) la subtropical (del oeste) y (ii) la polar o del frente polar (del oeste). La corriente en
chorro subtropical es relativamente constante en posición en una dada estación y domina las
cartas medias estacionales de viento; en cambio, la corriente en chorro del frente polar es
altamente variable en su posición día a día sobre un amplio rango de latitudes templadas y por
consiguiente está enmascarada en dichas cartas. Además, a veces ocurre una "corriente en
chorro de la noche polar" (latitudes altas en invierno) dentro de la estratosfera por encima de
50 hPa, y una corriente en chorro del Este en la estratosfera en la banda ecuatorial del
hemisferio Este.
Aun en promedio, la intensidad del viento varía a lo largo de la corriente como encontraron
los meteorólogos Namias y Clapp (1949). Las corrientes de chorro no se limitan a ubicarse en
la latitud de 30° sino que pueden ocurrir en cualquier latitud al norte de 25°; pero según
apunta Petterssen, en las latitudes altas el chorro forma meandros y oscila dentro del límites
muy amplios, con el resultado de que los mapas promedio muestran el chorro ubicado en
latitudes donde el viento es más persistente. También hay que hacer notar que en las latitudes
menores de 30°,, el parámetro de Coriolis es muy pequeño, como ya se vio, y la conversión de
gradiente isobárico a los vientos geostróficos introduce cierto error.
Sin embargo, los diagramas de Namias y Clapp muestran las características esenciales del
movimiento medio zonal. La posición media de la corriente de chorro, en invierno cruza por
la mitad norte de México, tocando la punta de la península de Baja California, corta en
diagonal desde Mazatlán hacia la desembocadura del río Bravo con intensidad de unas 60 a
70 millas por hora. El máximo de esta corriente sobre Norteamérica a la altura del cabo
Hateras es de 95 millas por hora, mientras que el máximo, que ocurre frente a las costas de
China y al sur de Japón, es de 122 millas por hora.
Durante el verano el eje de la corriente de chorro sobre Norteamérica se desplaza al norte,
cerca de la frontera con Canadá. Si se realiza un corte a lo largo de un meridiano
comprendido desde la latitud 25° hasta los 70°, se observará la corriente de chorro con un
máximo de viento geostrófico de 80 m/seg a la latitud de 47° y a unos 11 km de altura. Al norte
de los 60° de latitud, aparecen los vientos polares del Este que llegan a una altura de 13 km
sobre la latitud de 64° en este caso particular. Por otra parte, los alisios tropicales se observan
al sur de los 30°. Palmén planteó que la posición de la tropopausa se encuentra fracturada en
la región de la corriente de chorro con una doble tropopausa al sur y una sencilla hacia el
norte. Esta fractura, que es típica de las corrientes de chorro intensas, permite el intercambio
de aire entre la troposfera y la estratosfera.
Entre los escasos trabajos previos sobre la corriente en chorro subtropical (en adelante
referida como JST) en América del Sur, se encuentran a Hordij y Bordón (1987), quienes
utilizaron una estrecha banda longitudinal (60°O-65°O) para hacer un estudio diagnóstico
sobre corrientes en chorro asociadas a los frentes en Argentina. En particular calcularon
valores medios de intensidad y posición del JST a partir de cartas diarias analizadas de altura.
En su trabajo, Doyle (1994) determinó las características de los máximos de viento en los
niveles de 200 y 300 hPa sobre América del Sur. Al igual que Hordij y Bordón (1987) ella
también utilizó datos diarios para determinar la posición e intensidad de los máximos de
viento, encontrando comportamientos similares a los obtenidos por autores anteriores pero
con valores diferentes.
Una descripción de la circulación en 200 hPa en el Hemisferio Sur se encuentra en Berbery
(1993). El campo medio de viento zonal muestra rasgos distintivos como la corriente en
chorro subtropical en invierno que casi desaparece en verano. Sobre América del Sur existe
una discontinuidad en el eje de vientos máximos. La variabilidad interanual del viento zonal
estaría relacionada con El Niño (Kiladis y Mo 1998), pero esa no es la única fuente de
variabilidad. La variabilidad intraestacional está concentrada alrededor de 30ºS, cerca de los
vientos máximos, indistintamente de la estación.
Por otro lado, Antico y Berri (1999) en su estudio hallaron una relación entre la intensidad
del JST y la temperatura de la superficie del mar en el Océano Pacífico. Durante eventos con
anomalías calientes de la temperatura de la superficie del mar en el Océano Pacífico
ecuatorial, el JST es más intenso, particularmente durante primavera.
La Figura muestra la distribución del JST durante el año. La mayor frecuencia se observa en
invierno (JJA) y primavera (SON), mientras que en verano no siempre fue posible identificar
al JST. En particular, durante los meses de septiembre y octubre se identificó al jet en todos
los años que abarca el período, por lo tanto la frecuencia en dichos meses es del 100%. El
valor más bajo corresponde al mes de diciembre con 68%, seguido por febrero con 73%. Por
lo tanto en verano, el JST se manifiesta con menor frecuencia en los campos medios
mensuales.
La intensidad del JST está dominada por un ciclo anual bien definido, con el máximo en
invierno y el mínimo en verano. El máximo de 35 m s-1 ocurre en junio, y los valores se
mantienen elevados alrededor de 34 m s-1 durante el invierno y el comienzo de la primavera,
cuando vuelve a ocurrir un máximo levemente inferior a 35 m s-1 en octubre. Berbery (1993)
también notó la existencia de un máximo de la corriente en chorro el cual solamente ocurre
sobre América del Sur durante la primavera.

Frecuencia de ocurrencia del JST medio mensual para cada mes del año. Valores expresados
en porcentaje.
En este momento, la corriente en chorro comienza un continuo debilitamiento hasta alcanzar
una intensidad mínima en febrero, con 25 m s -1. Durante el resto del verano y el otoño, el JST
se intensifica nuevamente. La persistencia de altos valores de intensidad durante fines del
invierno y comienzos de la primavera constituye una característica distintiva del JST sobre
América del Sur.

Intensidad del JST medio mensual para cada mes del año. Valores expresados en m s-1.
El JST manifiesta un desplazamiento latitudinal durante el año. Alcanza su posición extrema
norte en invierno y su posición extrema sur en verano. Durante el invierno y comienzo de la
primavera (desde junio hasta septiembre) el JST permanece al norte de 28°S. Es en esta época
del año cuando alcanza su posición extrema norte en 26°S (en junio y julio). En septiembre y
octubre, el JST cambia abruptamente su posición de 27°S a 30°S respectivamente. Durante el
resto de la primavera y comienzo del verano, continúa moviéndose hacia el sur pero en forma
gradual. Sin embargo, justo antes de alcanzar su posición extrema sur en enero en 35°S, el
JST muestra nuevamente un abrupto desplazamiento desde la posición de diciembre en 32°S.
Lo mismo sucede cuando se mueve de su posición en enero a la de febrero, en 32°S. Durante
el resto del verano y el comienzo del otoño, el JST prácticamente se mantiene alrededor de
32°S. Entre abril y mayo, otra vez se desplaza abruptamente desde 31°S a 27°S, hasta alcanzar
nuevamente la posición de invierno.
Se distinguen claramente dos comportamientos, con respecto a la latitud del JST, según sea
invierno o verano. Mientras que durante el invierno el JST permanece aproximadamente en
la misma latitud de 27°S, durante el verano queda perfectamente diferenciada la posición
extrema del mes de enero. La transición entre el invierno y el verano transcurre durante
sendos períodos de dos meses correspondientes a abril y mayo, en otoño, y a octubre y
noviembre, en primavera.
La intensidad y posición latitudinal del núcleo del JST también tiene un ciclo anual bien
definido. Por definición la intensidad del núcleo es mayor que la del JST. Además dado que la
intensidad de éste último se obtuvo promediando la componente zonal del viento en una banda
longitudinal, es de esperar que la diferencia entre ambas intensidades sea aún mayor. Se
encontró entonces que el núcleo del JST presenta una variabilidad similar y una intensidad
un 25% mayor a la obtenida para el JST.

Posición en latitud del JST medio mensual para cada mes del año. Valores expresados en
grados de latitud Sur.
El núcleo del JST presenta un comportamiento similar al del JST a lo largo del año. Debido a
la gran dispersión geográfica de su posición en el sentido zonal, no es posible obtener un
valor de longitud geográfica que represente a la misma. De la comparación con estudios
realizados por otros autores acerca del núcleo del JST se observa que nuestros valores de
intensidad son inferiores, mientras que las posiciones en latitud coinciden.
La posición geográfica del núcleo del JST muestra características bien definidas. Existe una
zona de máxima frecuencia del núcleo del JST medio mensual que se extiende sobre el este de
Argentina y Uruguay. También se determinó la existencia de un máximo de frecuencia
secundario situado sobre el Océano Pacífico en latitudes más bajas. Durante el verano, la
posición preferida del núcleo del JST se ubica sobre el continente, mientras que en el invierno
éste presenta una mayor dispersión en la dirección zonal.
Esto último sugiere la acción de distintos mecanismos que originan al JST sobre América del
Sur. La característica más sobresaliente de la circulación del hemisferio sur en el nivel de 200
hPa durante el invierno austral es el máximo sobre el Océano Pacífico asociado al núcleo del
JST, tal como se ve, por ej. , en la Fig. 3 de Berbery (1993) y en la Fig. 1.30 de Hurrell y otros
(1998). Dicho máximo de viento se extiende hacia el este hasta alcanzar América del Sur. Es
posible entonces que durante el invierno, el núcleo del JST sobre América del Sur sea una
extensión del JST del Océano Pacífico. Esto explicaría la gran dispersión zonal observada
durante los meses de invierno. Sin embargo, este mecanismo no explicaría la intensificación
del JST sudamericano durante la primavera. Durante el verano, en cambio, el sistema de la
Alta Boliviana domina la circulación de altura en América del Sur, y probablemente
determine la existencia de un único máximo de viento sobre el continente.
La dispersión de la posición geográfica obtenida en este estudio puede ser considerada como
una medida de la variabilidad interanual de la posición del núcleo del JST sobre América del
Sur. En este sentido, Berbery (1993) obtuvo un máximo en la variabilidad interanual de la
componente zonal del viento en 200 hPa sobre América del Sur en invierno que prácticamente
coincide en forma y extensión con la región sobre la cual se encuentra al núcleo del JST en
esa época del año.
Los patrones de circulación atmosférica sobre Sudamérica presentan una clara variación
estacional, que obedece a procesos termodinámicos no lineales, relacionados con el balance
de energía. Aunado a esto, se tiene la presencia de un factor físico que modula el clima en la
región: la Cordillera de Los Andes.
Esta barrera natural orientada aproximadamente de norte a sur, divide en dos vertientes
(occidental y oriental) al continente sudamericano, las cuales presentan climas antagónicos;
la vertiente oriental se caracteriza por un clima con mayor presencia de humedad y
consecuentemente mayor ocurrencia de precipitaciones en especial en los meses de verano,
mientras que la vertiente occidental desde 3°S a 30°S presenta un clima árido/semiárido e
incluso, la zona costera del sur del Perú y norte de Chile, es considerada una de las zonas más
áridas del mundo (franja desértica de la costa occidental - norte de Chile y sur de Perú).
En las regiones tropicales de Sudamérica, el ciclo anual de las precipitaciones está asociado a
patrones de circulación sobre Sudamérica y océanos adyacentes (Nishizawa y Tanaka, 1983;
Chu, 1985). Las configuraciones atmosféricas típicas de verano e invierno, definen la
variación estacional de las precipitaciones, siendo el verano típicamente la estación lluviosa, y
el invierno la temporada seca o de estiaje.

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