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Pensar la relación con “el otro” desde la


Filosofía
Viernes, 8 de noviembre de 2013 Una gran convocatoria tuvo la disertación que Darío
Sztajnszrajber brindó en el espacio Julio Le Parc titulada: “El otro imposible: entre el amor y la
justicia”. Este viernes presentará el espectáculo “Desencajados: filosofía música”.
Por: Eugenia Cano - en Twitter @EugeCanon

“La filosofía rompe con la utilidad de lo cotidiano”, dice Darío Sztajnszrajber mientras una multitud
que copa la Sala Circular del Espacio Julio Le Parc lo mira y escucha con atención. Será el inicio
de un encuentro de dos horas dedicado a pensar. Un momento de reflexión para abrir las puertas
de la conciencia a preguntas existenciales. Esas que no tienen una respuesta concreta y que bien
sabe formular el conductor de los ciclos televisivos “Mentira la verdad”, “El amor al cine” y tantos
otros.

“Una de las conclusiones a las que rápidamente se llega haciendo filosofía es que nada es
definitivo. Nada es de una manera absoluta. Y si nada es definitivo, todo puede ser de otra
manera.Que nada es definitivo significa que todo cambia, que todo lo real deviene, cambia todo el
tiempo. Incluso los formatos que ordenan nuestro sistema social cambian”, continúa Sztajnszrajber.
Y de esta manera prepara el terreno de la disertación a la que fue convocado por la UNCuyo cuyo
tema es: “El otro imposible: entre el amor y la justicia”.

Con esta mirada donde todo puede ser abordado de diversas perspectivas es que el también
ensayista y profesor introdujo la charla hacia el tópico convocante planteando en primera instancia
el concepto que tenemos sobre el amor. Y para empezar lo hizo desde la fenomenología. Es decir,
despojándolo de todo su marco teórico y dejando al descubierto tal cual se nos presenta. En este
sentido expresó: “En el amor hay un yo, un otro y un vínculo. Una relación con otro que está basada
en el afecto”.

Para inmediatamente explayarse: “Hay muchas formas de entender el amor muy distintas
entre sí pero en general esta historia del amor que nos estructura responde a la historia
cultural de la que provenimos. La forma que tenemos de pensar el amor está totalmente
atravesada por el amor griego, el amor cristiano y el amor moderno, de ahí provenimos. Entonces
se arma un combo que es el siguiente, pensamos al amor superponiendo cinco categorías:
el amor, el matrimonio, la sexualidad, la reproducción y la monogamia. Se nos presentan
culturalmente como parte de lo mismo. Si se quiere, es la mirada conservadora del amor que
establece que esas cinco categorías se entraman y que tienen una misma lógica”.
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Partiendo de esta estructura de pensamiento impuesta es que devienen preguntas como ¿El
matrimonio como institución social representa ese estado de ánimo amoroso que me liga con el
otro?, ¿lo expande? A tal punto el matrimonio es una institución, dice Darío Sztajnszrajber, que
legalmente la palabra amor casi no tiene nada que ver con su lógica. Es por esto que entonces es
posible también razonar al revés. Que en general el matrimonio con sus prácticas, derechos y
obligaciones en vez de representar el amor, lo mata, lo opaca, lo encorseta, lo condiciona.

Estrechamente ligado al matrimonio como institución es que el filósofo reflexiona sobre la


monogamia como idea intrínseca ligada también al amor y dice: “La monogamia aparece detrás del
matrimonio. La monogamia lo que plantea es una relación de apropiación. De reciprocidad y
exclusividad y eso nos coloca en otra perspectiva, que es pensar al amor como propiedad. La
monogamia es el lugar donde mejor se nos plantea el conflicto en nuestra relación de amor con el
otro ¿Qué es el otro para mí?, ¿es algo mío?”.

Mientras que sobre la reproducción abre el debate con el siguiente razonamiento: “Esta relación de
amor objetivada en el matrimonio que cuya única manera posible de darse es de modo monogámico
tiene como objetivo la reproducción de la especie. Otra locura, que ahí la tecnología viene
resquebrajando hace rato este paradigma ¿Alguien cree que de acá hasta que nos muramos se
pueda vivir en un mundo donde la reproducción humana pueda darse sin ningún tipo de concreción
sexual natural?”.

El otro y la relación imposible

Luego de visualizar las supuestas verdades sobre el amor y pensarlas bajo la lupa de la filosofía,
Darío comienza a desgranar el vínculo que se establece con el otro. Relación que va a decir,
siempre es imposible y está en una tensión constante.

“Se supone que si yo amo doy todo por el otro, hay una entrega. Esta lectura como entrega
es el tipo de amor que nosotros aprendimos de chiquitos. Esta muy instituido y después
nos encontramos que todo lo que hacemos o ponemos bajo el concepto del amor esta
puesto en algo para el yo, para cada uno de nosotros”,explica y continúa: “La otredad sólo
tiene sentido en el vínculo amoroso sólo si me completa. Entonces el otro pasa a ser ese resto
que yo necesito para sentirme completo. Platón decía eso, uno ama lo que no tiene. El amor es la
búsqueda de un faltante (…) Todos somos falta. Somos carentes. Cuando yo voy a buscar lo
que me falta, lo que primero genero es el modelo de pareja a la que quiero buscar, que es
el modelo que justo encaja en lo que yo necesito. El otro me importa un comino, lo que quiero
es que el otro encaje en ese ideal que yo produzco. Ese modelo es una exaltación del yo. El otro
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siempre viene siempre diferente. Lo ‘desotramos’ al otro para que me llene. Mi yo se expande,
pero aniquilo al otro”.

Es ahí donde entonces surge otra pregunta ¿Entonces cómo nos relacionamos con el otro? Y
Sztajnszrajber plantea: “La relación con el otro siempre es una relación imposible y ¿por
qué es una relación imposible? Porque si me vinculo con el otro, el otro tiene que encajar
en lo que yo pretendo, al encajar deja de ser otro. Y tiene una consecuencia peor, porque como
ya encaja en lo que pretendo y yo soy siempre falta me va a dejar de interesar y voy a salir a buscar

otro. La relación es imposible con el otro en tanto que otro. Toda relación con el otro tiene el
siguiente problema, como siempre voy hacia la otredad desde lo que soy yo, al otro siempre lo
pienso, lo valoro desde mis categorías nunca puedo acceder a la otredad en sí misma. Estoy
condicionado por mí mismo. ‘Yoifico’ todo lo que veo”.

Ante esta complejidad va a decir Sztajnszrajber que el ser humano construye otredades tolerables
y deja completamente afuera lo intolerable. ¿Qué es lo que queda por pensar entonces? Que no
puedo desprenderme de mi yo, pero tampoco absolutizarlo. “Tampoco se trata de solo pensar en
mí yo o no pensar en nada de mi yo. Es ‘entre’ el yo y el otro. El ‘entre’ es un interesante lugar
porque es una zona intermedia entre el otro y yo pero donde el otro no es cerradamente el otro ni
yo soy cerradamente el yo. Estamos abriendo la circulación entre ambos”, va a señalar el también
conductor de radio para ir concluyendo lo que fue una interesantísima charla que se extendió más
de lo pautado y de la que participaron estudiantes y público en general. Aunque antes dejó abierta
otra puerta: “Ese entre tampoco es armónico, ni es un equilibrio, es un lugar de tensión, me estoy
midiendo”.

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