Podríamos definir sindicatos como un medio que utilizan los
trabajadores de una profesión para la defensa de sus intereses laborales entre las que figuran la reivindicación de sus salarios y otros aspectos relevantes; el salario es una categoría social que se origina en el acontecer económico expresándose, con toda su fuerza, en el ámbito político, por eso se dice que los sindicatos muchas veces se subordinan a líneas partidistas para crear una maquinaria política que se estribe en todas sus funciones.
Los sindicatos venezolanos a través de convenciones colectivas
actúan de una manera secundaria o casi nula ya que el Gobierno impone un protagonismo que asfixia al resto de los actores sociales. Prueba de ello es la imposición de políticas públicas, como la del incremento del salario mínimo, sin un proceso necesario de consulta y diálogo, las cuales terminan por convertirse en cascarones vacíos de poco o ningún efecto positivo real.
Por otra parte la gran cantidad de contratos colectivos vencidos,
especialmente en el sector público, es una tarea pendiente a la que el Gobierno ha venido dándole largas, subestimando su importancia y desvirtuando su esencia como institución. Luego de los sucesos ocurridos entre los años 2002 y 2003 a partir de entonces se han impuesto decisiones tomadas de manera unilateral por el Gobierno, especialmente en materias salarial (salario mínimo) y de empleo (inamovilidad laboral).
El desequilibrio entre los actores se evidencia en el excesivo
protagonismo del Estado como regulador y empresario, ejerciendo gran influencia en las políticas laborales, negociación colectiva y promoción de planes con la intención de introducir cambios en las relaciones de trabajo. Cuando el estado es autoritario y no admite la discusión abierta o enfoques diferentes, estamos ante una imposibilidad de negociar, salvo que haya convenio expreso del sindicato y sus trabajadores con el estado para negociar las condiciones de trabajo.
Para que la negociación colectiva de los sindicatos en Venezuela
pueda funcionar con propiedad se requieren ciertas condiciones de orden jurídico y estructural. En primer lugar, es fundamental la existencia de sólidos cimientos democráticos y un marco jurídico que aseguren la independencia y participación efectiva de los interlocutores sociales, y esto se sabe que en Venezuela no existe, mientras que existan están condiciones desfavorables los sindicatos no podrán actuar libremente o su participación en la formación de sueldos será inexistente o nula.