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Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Lecturas recomendadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Apéndice 1. Las estrategias de afrontaniiento . . . . . . . . . . . .
Apénclice 2. Iiespuestas ncamativas del cnfermo al ,.liagnóstico de
una enferinedad grave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I Hace unos diez años, el profesor Mark Beyebach y yo tuvimos
que eiltrevistar, en el programa d e atención pri~nariadel Master Uni-
Capítulo 4. El impacto de La c:nferinedad en la pareja versitario d e Intervenciones en Psicoterapia de Salamanca, a una pa-
1. Enfermedad y pareja. El punto d e vista clínico . . . . . . . . . . 198 ciente de unos 24 años, afectada por la colza, con graves problemas
1.1. La intimidad de la pareja . . . . . . . . . . . . . . . . . . 190 neurológicos y que presentaba un cuadro de ansiedad. De aquel caso
1.2. El equilibrio de la ].elación de pareja. . . . . . . . . . . . . 200 recordamos dos cosas: su fragilidad física, lo que no le impedía ser el
1 . 3 Temas relacionados con la enferined;id . . . . . . . . . . . 215 terror de las monjas e n el colegio mayor en el que residía, y la pre-
Resunien. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218 dicción que ambos hacíamos d e cómo aquella doble injusticia (de co-
Lecturas recotnendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218 dicia y de mala suerte) le iba a impedir vivir la vida de las jóvenes d e
Apéndice: la investigación sobre los efectos de la enfermedad en la su edad. Nos asombraba, a pesar d e todo, su compromiso con los es-
pareja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219 L tudios, sil compromiso con no ponerse límites. Después, uno d e mis
alumnos me consultó porque ((teníaproblemas d e concentración en
Capítulo 5. Técnicas y prograiiyas de intervencicín los estudios,);resultó que su madre, que padecía una dolencia irrever-
1. Intervenciones psicosociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . sible y que estaba en los comienzos de la fase terminal, había sido
1.1. Intervenciones cn contextos de salud . . . . . . . . . . . . poco menos que abandonada a su suerte porque el padre no quería
1.2. Intervenciones psicosociales en asociaciones de a~ito:lyuda cuidarla (((esoera cosa d e los hijos.) y mi alumno, con 30 años, había
2. El papel profesional de los psic6logos sociales dz la saluci . . . decidido terminar su carrera y casarse. Mark y yo aprendimos que
Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . para hacer cosas horribles no hace falta ser un canalla; por el contra-
Lecturas 1-ecomendadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . rio, mi estudiante y su familia eran, y son, personas sensibles e inteli-
Apéndice 1: La comunicación cle un diagnóstico serio según Buck- gentes. Entonces, y ahora. nos parecía que el tratamiento meramente
ri1:in y Góinez Sancho. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . sintomático (la ansiedad y la falta de concentración) d e ambos casos
Apéndice 2: Utilidad de las experiencias de los grupos terapéuticos no podía tener éxito, había que relacionarlo con las enfermedades del
y de los gnipos comunitarios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . paciente, en un caso, y d e la madre, en el otro. Había que situar los
sínton~asen el corttexto de las demandaspsicosociales de la enjeme-
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 325 dad, y sólo ayudándoles a resolver esas demandas podríamos acceder
a la solución (al menos parcial) d e los síntomas. Aquéllas fueron his-
torias de errores saldadas con éxitos terapéuticos, para nuestro propio
asoml>ro,donde nos debatíamos en entender qué, e n concreto, aña-
día la enfermedad al comport:~inientode 1.a familia t:n gerieral y al d e n o abusar d e tintes sentiinentales e n la descripción) es, por momen-
nuestros pacientes en particular. I>el~atíai~ios cómo cintender la enfer- tos, c~nc~iderable, y el profesional debe poder ser c:ipaz (le seguir
iriedad desde el punto cle vi:;ta d e la Terapia Fainil~arSistéinica. Fue ayudando e n situaciones tan di-anifiticas como íntiiiias. Éste es un reto
una carrera contra reloj, urgitlos por dar respuesta a los pi-ohlernas d e no sólo profesional, sino también personal. Rollaritl e s rápitlo en con-
los pacientes y necesit:idos cle un cuerpo d e doctrina que apoy:ira fesar que est5 e n el área por razones personales: perdió a sil primer-a
nuestras actuaciones más al15 clc los dictados tle la irituición y del sen- esposa c~iancloinediaba los 20 anos. Al parecer; y a fiilta d e un entre-
tido común; porque, lainentablemente, es probable que ni Mark ni yo namiento foiinal, se necesita una experiencia personal con la en-
seanios gente sensata, o bien soinos ya d(:masiado ;icadémicos (:oino fermedacl que te dote d e unas habilidades que resultan difíciles d e
para fiarnos d e soluciones que no veamos contrast;~das,o ambas co- entrenar. Yo crecí e n un;i familia clonde la enferinedad estuvo cróni-
xis: somos académicos suspicaces. cainente presente. Perdí a mi herinano iilayor cuando tenía 1 2 años.
llespués siguieron viniendo algunos pacientes inás con proble- deseinprné el papel d e cuidador priinario tan niortalmente pi-eocupa-
mas físi<:os y fuimos acopiando inform;lcióii sobre la enfermedad d o por 1:i enfermedad d e mi madre como deseoso d e conseguir mis
destle el punto d e vista sistérnico; fue iinpagal~lela :iinabilidad d e l'e- objetivos e n los estutlios. Mis padres eran enferiiiel-os. nii liermano es
ter Steinglass, que nos remitió un inanual d e 1:i Unibersidad d e Wash- enfermero, y yo estaba destinado a ser médico. pero se me cruzaron
ington solx-e su modelo d e rehabilitación psicosoci;ll d e enterinos fí- por el camino la filosofía, la historia, la literatura, la física de partícu-
sicos crónicos. Invitamos a niiestro máster a John liolland, a Rainón las, la astronomía ..., por lo que resulta incomprensible que terminara
Bayés, invitarnos a Gerald Ciplan, que, desde un niodelo comunita- en la psicología, aunque una vez e n ella estaba claro que me hallaba
rio, nos enseñó intervencioní?~tan inteligentes como sensatas: encon- predestinado a los problemas médicos. N o sé si esta historia rios acre-
tramos su punto d e vista mucho más estratégico qulr el sistéinico, so- dita para algo, pero a1 parecer muchos d e aquellos que formamos la
bre todo en lo que se refiere a las relaciones con lo:; profesionales d e primera generación d e profesionales d e la Terapia Familiar aplicada a
la medicina. El lector podrá seguir lo ostensible tle todas estas in- los problemas médicos exhibimos un currículo parecido. Todo lo que
fluencias, y cómo, finalmente. el libro ha desembocado en un ii~anual puedo decir es que me resultó fácil desde el primer momento traba-
tie intervención psicosocial e n probleinas niédico.;, punto d e vista jar con estos problemas, coino si supiera qué respuestas dar. Hoy ya
que, pensamos, compleinenta modestamente el má:; individualista d e se pueden encontrar algunos programas de entrenamiento, aunque
la Psicología d e la Salud. no abundan.
Convencidos d e que e n la universitlad estamos para investigar, Permita el lector estas divagaciones tan personales en un texto
experimentar y enseñar, al cabo d e un cierto tiempcl pusiinos e n mar- que tiene un sesgo tan técnico, e n un área en que resulta f5cil el len-
cha un programa d e atención a familias con enferrnos físicos dentro guaje emocional. Sin estridencias, quisieni dejar claro tlesde el primer
cle nuestro máster. Proclive a olvidar, no reciierdo cómo fue tomada niomento que tener un buen conocimiento d e los prol~lemasy d e las
esa decisión, y todo lo que tengo es la impresión de que yo no fui técnicas ayuda a manejarse con los pacientes y sus familias, pero que,
quien eligió el tenla, más bien el tema ine eligió a iní; esta sensación como e n otros campos dentro d e la psicoterapia (la violencia, la tera-
es permanente en mi trabajo profesional, como lo es la d e que escri- pia cle parejas, por ejemplo). más bien pronto que tarde, aun cuando
bo y enseño urgido por la necesidad d e aclararme yo mismo un tema. está claro que el instrumento para hacer terapia sonlos nosotros mis-
Con todo, ni la presión d e los pacientes ni la necesidad d e apren- mos, los profesionales, uno se encuentra con un grado d e implicación
der para hacer terapia d e una forixa ética son suficilrntes para derivar personal que otras áreas d e la psicoterapia no ti: exigen. y, además,
hacia una especialización corno ésta. En esta área se conf~indenhas- se encuentra hablando d e temas que tainpoco son frecuentes con
ta lo inextricable lo personal y lo profesional; la carga einocional (por otros pacientes, como la religión, el sentido d e la enferniedad, d e la
14 E N F E R M E D A D Y FAMILIA
vida, d e los límites del al-nor... No estoy diciendo que perd-L L ~ Onues-
S
gio, pero lo cierto es que si no se crean e n condiciones casi d e labo-
tra actitud como profesionales; estoy diciendo c-cie,como profesiona- ratorio, difícilmente van a poder luego disemin:lrse a otros contextos
les, nos vemos arrastrados a esta intimidad con riuestros pacientes. No cori ciertas garantías d e que funcionen.
estoy seguro de que se rios pueda pedir esto, pero si lo estoy del he- De aquel folleto se conservan algunas fóril-iulasd e edición del tex-
cho d e que quien quiera trabajar e n el campo, tarde o teinprano, se to que 1-esultaron atractivas: la ejemplificación d e contenidos, resúme-
verá invitado a utilizarse e n una medida que t:n otras áreas podría, ne:, en medio del texto resaltados e n negro, los recuadros dedicados
con justicia, calificarse c!e inadecuada. Quizás, e n definitiva, ello se a puntosespecíficos explicados e n términos d e cómo sr hace. En este
deba a que las enfermedades graves cuestionan todos estos temas d e libro liemos añadido alguna idea más, coino la d e pequeños apéndi-
una forma que n o admite ev~isivas;e n la enfermedad, todo es verdad. ces al final d e los capítulos que sintetizan información, generalmente
d e investigación. En fin, hay todo un trabajo que pensamos innovador
e n la edición del libro cuya finalidad es hacerlo más títil, asumida su
Este libro ha tomado corno modelo otro más antiguo e n forma d e vocación d e manual. Lo hemos pensado para un rango amplio d e
folleto que la Junta d e Castilla y León publicó para los profesionales profesionales que tengan como denominador comun un interés e n
d e salud mental que trabajaban con familias d e personas discapacita- entender la reacción d e la red social del enfermo (y e n especial d e su
das (Navarro Góngora. 1999). Por espacio d e tres años recorrí las di- familia) a la enfermedad y que se planteen ayudarles. Estos profesio-
ferentes capitales castellanas para encontrarme con los profesionales nales serían el personal sanitario (médicos y enferineras), pero tam-
en sus propios centros y explicarles cómo trabajar con las familias d e bién todos aquellos que tienen que ver con la rehabilitación. Por su-
sus pacientes entrevistándolas delante d e ellos. De esta experiencia y puesto, los profesionales d e salud mental, psicólogos, psiquiatras d e
de la del máster d e la Facultad d e Psicología de: Salatiianca soy espe- atención primaria y trabajadores sociales, a quienes va dedicado d e una
cialmente deudor. Pero también d e otras: expliqué y apliqué mucho inancra muy especial con la intención d e que nuestra mirada deje d e
d e lo que aquí se describe en Uzbekistán y Tayikistan como consul- patologizar, y entendamos la reacción de' los enfermos y sus familias
tor d e la Unión Europea, cuando Asia Central n o estaba e n los perió- coiilo la respuesta, que en la mayoría d e los casos es adaptativa aun-
dicos, y casi ni e n el mapa. En el Hospital Clínico Universitario d e Sa- que sea muy aguda, a lo amenazante d e la situación. Pensamos que
lamanca se llevaron a cabo algunos d e los prolgramas y experiencias también pueden sacar provecho todas aquellas personas encuadradas
que se explican e n el texto. He sido, sigo sieiido, el lqxicólogo)) d e en el voluntariado social y que trabajan dentro d e asociaciones d e au-
una asociación d e leuckil-iicos. En todos los lugares trabajé como toayuda e n pro d e los enfermos y d e sus allegados. Quizás algunos
consultor, diseñando programas y planificando su supei-vivencia, en- enfermos y/o familiares puedan igualmente encontrar algún consue-
trenando a profesionales y voluntarios, entrevistando a pacientes y lo, aunque no se haya escrito como texto d e autoayuda. A todos ellos
familias. les trato d e retribuir, en la medida d e mis posil~ilidades,lo que me
Todas estas experiencias fueron modestas e n su dimensión y al- han enseñado.
bergo la esperanza (o la presunción) d e que alguna tenga cierta tras-
cendencia e n sus repercusiones. Lo que sí es cierto es que fueron
realizadas e n contextos privilegiados o disfrutando d e posiciones d e He dividido el libro e n cinco capítulos, a través d e los cuales se
privilegio: muy pocos profesionales tienen la c)portunidad d e definir presentan y analizan los problemas que hemos considerado más im-
sus condiciones d e trabajo como deseen, sin m i s límites que los d e la portantes que median entre el enfermo, su familia y los profesionales
etica profesional y el n o exceder los recursos puestos a su disposi- que le atienden y, finalmente, se ofrecen distintas fórmulas d e inter-
ción. Algunos programas que aquí se propont:n reflejan ese privile- vención desde la óptica psicosocial. En el capítulo 1 se aborda el tema
de la colaboración entre los profesiona1e:i de salucl niental y los de la de índole psicosocial tieneii un origen reconocible: la presencia de la
meclicina; se trata de exp1ic:ir cómo podemos organizar nuestra rela- enfermedad, lo cual significa que será inuy difícil resolvei-los si la en-
ción con el personal sanitario. El arguinento para la colaboracicíri lo fermcdad continúa presente. Ello iinplica que los profesionales de la
es cle tipo económico: el ahorro en ~iiedicación,tieiilpo dc estancia en salud descinpeñan un lxtpel iniportante, de hecho el mis iiiiportante,
el hospital y la mejora en la obsewanci:~de los tr:~tamientos resulta en el bienestar psicológico de enfermos y faiiiiliares en 1:i inedida en
elocuente, aunque el senticio común y la inejora eri el trato a pacien- que cui-en o no, o transniitan esperanzas o no. Las consecuencias son
tes y familiares deberían ser argumentos inis que suficientes. Un varias: el sistema con el que trabajamos se compone del eilfermo, su
~ipéndice,al final del capítulo, suministra los necesarios argumentos familia y allegados (red social) y los profesionales de la inedicina:
de investigación al respecto. El objetivo tlel capítulo es mostrar cóino quer(4mo.so no, tmbujunzos con u n a red s o c i ~ l'Trabajamos
. en un sis-
la colabomción ha llegado a convertirse en un p-ocedimiento alta- tema del que no tenemos el control, lo tieneri los profesionales de la
mente profesionalizado y sofisticado, muy lejos de un ejercicio anec- medicina, de uhila necesidad dc la colabol-ación. Ade~ilás,y en la me-
dótjco y cle buena voluntad. Gerald Caplan y otra serie dt: aiitores lian dida en que tratainos cuadros reactivos, nuestra capacidad de resolu-
creado toda una especialidacl al respecto, y el capítulo procede revi- ción de problemas se ve reducida. Entrenados, coino los médicos, a
sando sus ideas sobre el conlenido de la consulta y de la colaboración resolver problemas, el enfrentamiento a situaciones que no tienen so-
(el paciente del médico, las propias dificultades dtsl médico, la crea- lucióri exige un cambio cle actitud profesional que pasa por valorar la
ción o inejora de programa:; I~sicosocialesy los pi.oblenias entre fa- expresióri de emociones y el aconipafiar, técnicas que podríamos de-
cultativos que dificultan su ejercicio profesional), así como los tipos o nomji~arpaliativas. La inzposibilidud de r e s o l ~ ~ e r p ~ o b l eno
i n ~signifi-
~s
niveles de colaboración (a distancia, juntos pero autónonios, compar- cu q7le ?zopodanzos a-yudur; por el contrario, seguir ayudando, una
l o cierra con una serie de ideas sobre ccímo crear un
tida). El c a p í t ~ ~se vez está claro que nada puede resolverse, es quizá la expresión más
programa de colaboración. pura de un compromiso que incluye lo personal en lo profesional.
El capítulo 2 recoge los principios sol~relos que se asienta el tex- El capítulo 3 recoge el impacto de la enfermedad en la familia.
to. Se ha preferido relacionar aquellos principios 1:1ue están inAs di- Descie el primer momento se deja bien claro que el impacto natural-
rectamente vinculados con el quehacer terapéutico del experto en sa- mente procluce problemas y dolor, pero no ~iecesariamentepsicopa-
lud mental, y deliberadamente se ha huido de presentaciones más tologia. Se entiende el iiiipacto como ~~duptarivo, lo cual quiere decir
filosóficas, siguiendo esa vocación de manual a la que henios hecho que gracias a que sentiinos lo que sei-itimos es posible, después, un
referencia más arriba. De acuerdo con un modelo de terapia que pre- cierto control. Por eso se puede aprender y crecer corilo consecuen-
sentamos en otro lado (Navarro Gongora, 1986 y l5)92), la exposición cia de la enfermedad, aunque quienes no lo consiguen no por ello.fa-
procede definiendo los principios y las estrategias tSnla definición de llan; no es exigible concluir algo positivo clel dolor, ni se puede caer
las condiciones de trabajo, de creación de la relación, en la evalua- en el sarcasmo terapéutico de centrarse sólo en lo que la enfermedad
ción de problemas y en la intervención. En realidad lo que se hace es ha dado de posirivo al sujeto.
presentar un modelo terapéutico eligieiido como f6rmula para hacer- El catálogo de problemas se organiza en torno a dos coordena-
lo sus presupuestos y estraiegias. Mucho de lo que se presenta es das: :i quiénes hay que tener en cuenta cuando evaluanlos (el siste-
deudor de los planteamientos sistémicos de la Terapia Familiar (TF), ma, que en este caso se compone de tres subsistemas: el enfermo, su
tal J' como los expuse en el texto de 1992, pero los avatares de la psi- familia y red social y los profesionales que le atienden); se asume
coterapia en general y la naturaleza de los problemas obliga a una que cl conjunto de probleiiias tiene que ver con lo qiie pasa e n y en-
adaptación. Posiblemente 10:s cambios lo sean, f~~ndamentalmente, de tre los subsistemas. Y qué hay que tener en cuenta, es decir, los pro-
contenido y de actitud del profesional de salud inental. Los problemas bleinas más frecuentes desde el punto de vista de salud niental. Se
18 E N F JRMEDAD Y FAMILIA
proponen tres grandes categorías: alteraciories estructurales, d e pro- corno padres tiene la pareja, sino, más bien, qué ocurre e n la relación
ceso y de la respuesta emocional y cognitiva. Aurique las categorías rnutud. El punto d e partida es el descubrimiento d e que el bienestar
que hemos propuesto son ineramente c~rganizati\,asy, por lo tanto, del uno depende del bienestar del otro, en el sentido d e que la forina
prt:paradigmáticas (en el senticlo d e quí: no supo-?en un inodelo d e e n que el miembro enfermo afronta la enfermedad influye e n el bien-
furlcionamiento d e los tres subsisternas). sori, n o obstante, categorías estar del iniembro sano, y viceversa: el bienest~irdel enfermo depen-
clásicas d e la TF que tratan d e dar cuenta d e lo que ocurre e n un mo- d e igualniente d e cómo el mieinbro sano afronte la enfermedad, y
mento dado (visión estnictiiral), completándola con una visión dia- aunque e:ita realidad se vea matizada por cuestiones d e genéro, cons-
crónica que incluye no sólo el ciclo evolutivo fa111 liar, sino el propio tituye el punto d e partida. Después vuelve a aparecer una realidad
desarrollo de la enfermedad, y la combinación d e ambos: lo diferen- muy matizada en la que los factores clave podrían ser: las reacciones
te del impacto según el momento evolutivo d e la familia y según la emocionales, la cornunicación, la intimidad afectiva y sexual, el dese-
fase d e la enfermedad. El panorama se conipleta con lo que parece quilibrio en el balance d e prestaciones mutuas e n la pareja y el cómo
más característico d e la respuesta a la enfermedad las emociones. Lo se restituye el equilibrio, y el establecimiento d e límites (a la presen-
radical d e las emociones deriva, probableniente, del hecho d e que cia olxesiva d e la enfermedad en toda la casa, e n todas las conversa-
una enfermedad es algo con lo que hay que apre-?der a convivir, e n ciones; al papel del cuidador; a las necesidades del miembro enfermo,
el mejor d e los casos, o qul- te pone e n peligro d e pérdidas muy se- etc.). Aquí el triángulo clave parece ser: la pareja, la enfermedad y los
rias, incluida la perspectiva d e la muerte. En este senticlo, trunca ex- profesionales; Rolland (2000) habla del impacto d e incluir a un terce-
pectativas d e forma inevitable y fuerza realidades que hay que asumir, ro, el médico, e n una relación declinante.
se esté preparado para ello o no. De nuevo, y a pesar d e todo, el impacto no tiene por qué serdes-
Tomado todo ello e n conjunto, se sugiere un marco d e emociones tructivo. En general, las parejas se las apanan para mejorar su rela-
intensas dentro del cual se producen alteraciones estructurales y pro- ción: se vuelven más tolerantes, desarrollan alternativas inéditas hasta
cesuales del paciente, d e sil familia y red social y d e los profesiona- entonces. De hecho, el mejor predictor d é prohlemas inaritales tras la
les, asumiéndose que, naturalmente, tocto ello se coimplica y ref~ier- aparición d e una enfermedad es el estado previo d e la relación; la en-
za nlutuxnente, generando un cuadro coii~pleioqiie confiamos haber fermedad parece funcionar como una lente d e aumento o como un
sugerido. catalizador d e lo que previamente hay.
Cuando se analiza la literatura e n torno a la erifermedad desde el El capítulo 5 presenta un conjunto d e fórmulas terapéuticas divi-
punto d e vista psicosocial !r clínico, se pone d e manifiesto cierta ca- didas e n preventivas y d e intervención, aplicables a tres grandes con-
rencia de estudios que analicen qué pasa con los hermanos del en- textos: hospitales, centros d e salud mental y asociaciones d e auto-
fermo, qué ha d e hacer un esposo competente pxra ayudar a su es- ayuda. Dado que los psicólogos solemos intervenir e n problemas
posa que ejerce d e cuidadorri d e la persona enferma y cómo afecta la que, por 10 general, tienen una larga duración, no es d e extrañar que
enfermedad a la relación marital. De los tres primeros aspectos nos el monto d e los programas d e intervención se agrupe e n las asocia-
hemos cuidado d e aportar datos e n el capítulo 3; al último, el impac- ciones d e autoayuda, como el contexto más adecuado para la aten-
to de la enfermedad e n la pareja, le hemos dedicacllo el capítulo 4. La ción psicosocial a largo plazo. Enipezaremos por decir que la inter-
información se ha agnipado, d e nuevo sin intenciones d e definir un vención que mayor trascendenciii tiene es la forina e n que se da el
modelo de funcionamiento d e la pareja, y con un criterio clínico y diagnóstico, y que protocolizarla para que, e n la medida d e lo posi-
pragmático, en tres grandes categorías: la intimidad d e la pareja, el ble, genere un guión d e control y d e esperanza es la fórmula d e in-
equilibrio e n la relación y variables d e la enfermedad. El objetivo del tervención que resulta más rentable y eficaz a corto y largo plazo; por
capítulo no ha sido tanto describir el impacto en el rol ejecutivo que eso hemos suministrado bastante información al respecto, incluidos
20 E N F E R M E D A D Y FAMILLA
dos apéndicesal final del capítulo. Después liemo:; seguido varios cri-
terios para presentar prograinas: el mencionado d e los distintos con-
textos, fase de la enfermec ad, tipo d e intervenciím (terapia familiar, LA COLABORACIÓN DE LA FAMILIA Y DEL PROFESIONAL
experiencias de giupo de cuiclaclores, (le parejas de familias, iilter- DJE SALUD MENTAL CON LOS PROFESIONALES
veilción en redes), grado cle cualificación exigible al profc:sional que DE LA MEDICINA
lleva a cabo el programa y. finalmente, perfil d e fi-inciones del profe-
sional. En lo posible se ha huido d e presentar un catálogo d e fói-mu-
las de intervención, esforzándonos e n ofrecer criterios coilductores
que permitan al lector elaborar sus propios progr;imas siguiendo sus
necesidades: hemos tratado d e ofrecer progmmu.; tipo inhs que una PI-obal~lemente la inclusión de la familia en la atención al enfer-
lista. mo si)lo sea un problema de los profesionales tanto d e la medicina
Finalmente nos parece importante reflexionar sobre el perfil d e como de :salud mental. Antes cle que la inclusión se haya descubier-
funciones del profesional que parece dibujarse a partir cle la pro- to corrio tema de debate, la familia ya se sentí;l irremecliablemente in-
puesta cle programas que liaceinos. ti11 perfil que incluye el 1-01tradi- cluid(~en la enfermedad de uno d e sus miembros: sufriendo inevita-
cional de ayuda a pacientes y familias en la solucic~nd e los problemas blemente con su sufrimiento, cuidándolo, apoyánclolo. La discusión
psicosociales que presenta la enferinedad. El rol de consultor de otros profesional ha comenzado cuando se ha hecho evidente su papel en
profesionales y de instituciones, que tiene que ver más con asesorar, el proceso mismo del enfermar, en su desarrollo y en su recuperación.
el desarrollo de programas y el entrenamiento. Pero quizás el más in- A pesar d e su papel decisivo en la atención emocional y física, reco-
novador tiene que ver con el cle estructuraclor de la comunidad, con nocido descle siempre, y la influencia de ese cuiclado en la aparición,
una función muy específica en el desarrollo de gri.ipos de autoayuda, el desarrollo y resultado de 1á enfermedad, es clecir, en términos pos-
y las otras mismas funciones del consultor: asesoramiento, desarrollo modernistas, en el coste económico d e la atención al enfermo, el peso
de programas y entrenamiento, pero esta vez en el conlplejo y apa- d e una tradición asistencia: ha hecho que las prestaciones sigan con-
sionante mundo del volun~ariadosocial. Y ésta parece ser la pobla- centradas en la persona enferma, a pesar del loable esfuerzo de la me-
ción con la que, como psicólogos sociales de la salud, tenemos un dicina de familia. Desde el campo de la salud mental, hoy empezamos
coinpromiso: los enfermos y siis familias, los profesionales qiie los a tener programas psicosociales d e atención y apoyo a la familia, pero
tratan y el voluntariado social encuadrado en los griipos cie autoayu- todavía andamos muy lejos d e haber creado dispositivos asistenciales
da que luchan por mejorar la calidad d e los tratanrientos y su calidad que traduzcan ese interés y en los que la uniclad cle tratamiento e in-
de vida. Éste es el reto par:i el que se ha escrito este texto. tervención sea la familia. En este capítulo vamos a estucliar datos sobre
el costo de incluir a la familia en la atención al enfermo (porque, por
lo visto, no basta con argumentar descle la necesidad y el sufrimiento
Mi compañero Mark Beyebach leyó parte del manuscrito e hizo para reclamar iina prestación asistencial), y experiencias sobre colabo-
sugerencias que enriquecieron el texto. Beatriz González también ración entre profesionales de la medicina y de salud mental.
leyó el manuscrito y localizó incoherencias y oriiisiones. A ambos, La relación entre las Ciencias d e la Conducta y la Medicina ha
gracias por sus comentarios, pero sobre todo por el estiiilulo de su sido, cuanto menos, complicada, a caballo entre el incómodo recono-
amistad. cimiento de que en el enfermar y en el proceso del tratamiento me-
dian factores psicosociales, y la certidumbre de que, al final, son los
aspectos iniís biológicos los determinzlntes, tanto para el profesional
24 E N F E R M E D A D Y FAMILIA
los profesionales médicos y los de salud mental, en palabras d e Ca- tienzpo estrábico]. La sinto~natologíaoczllur renzitió y t!lz el momento de
plan, puede entenderse coiiio el paso de la consulta a la coluhom- la enireuista es tottalme~zteinuisible, no nsi 161 ~vlacionadacon laspier-
ción. El tema de cómo orgaiiizar esa relación entre profesionales no nas. que lo dejó m-) incapacitado p a m andar. Lógicanzente, el episo-
es: por supuesto, una necesidad puesta <le manifie.ito por la Terapia , siente inseguro .v busca obsesiva-
dio le 136 afectado p ~ f u n d a m e n t e se
Farr,iliar. El intento más serio proviene d e la Salud Mental Cornunita- meizte co?zjirmar que ?ZO ha perdido jacz~ltades,comprometié~zdo.see?z
ría, siendo Caplan uno d e los autores que más imaginativa y sistemá- múltiples cursos y actividades que I Z Opzlede, con7p1-e~7sil~lemente, abar-
ticainente han escrito sobre t:l terna. En u11 texto c1á:;ico (Caplan y Ca- cary inenos aún eiz rl t?stadod~ ansiedad en el que se encz,Lentra.La so-
breactividad y el.frucaso relativo trrl las tareas en las que se embarca
plari, 1997, en la edición castellana) los autores estiidian, sc)bre todo,
alimentan S Z L ansiedad e i~zsegz~ridad. iMu~zoloentiende que está in-
los 1-ipos de consulta, y dedican menos espacio y elaboran menos el
merso en excesivas actividades -y que todopasaría por seleccionar aque-
tema de la coluhoración. La consulta se define comio un tipo de ase- 110 que verdaderanzente le interesa, lo que es de buen pronóstico.
soramiento que el experto de salud mental ofrece, e n nuestro caso, al El neurólogo nos ha remitido el paciente porque entiende que está
personal sanitario sobre aspczctos psicosociales d e :;utrabajo. A dife- aquejado de proble~naspsicosocia1e.s que ~ z son i de su competencia ni
rencia de lo que se refleja en el apéndice del final del capítulo, este tierte tiempo para tratur. Espera u n diagnóstico psicosocial, que el pa-
asesoramiento no se limita sólo a aspectos relacicmados con cómo ciente sea tratado por el experto en salud mcwtal.~ que se le informe de
mariejar los múltiples prob1ein;is que el paciente y su familia presen- su evolución.
tan a los facultativos, pues se incluyen, igualmentt,, aspectos de en-
trenamiento en las habilidades psicosociales relacionadas con su ejer- Esta forma d e actuar constituye un buen ejemplo d e lo que Caplan
cicio clínico (cómo y cuando revelar un tliagnósticc), por ejemplo); la y Caplan (1997) denominan (consulta centrada en el paciente del con-
puesta en marcha de programas psicosociales d e atención a pacientes sultante)).El consultante es el neurólogo que deriva un paciente a otro
y sus familias o la mejora d e los existentes. Finalmente incluyen los especialista porque no sabe cómo tratarlo. El procediiniento tiene lar-
problemas organizativos que inciden en la marcha de los programas. ga tratlición en medicina; es el que vienen utilizando desde antiguo
Los ejemplos clínicos que ofrecernos a continuaciói~aclararán los di- los médicos d e medicina general cuando se encuentran con casos que
ferentes tipos d e consulta a los que nos estamos refiriendo. rebasan sus conocimientos. El procedimiento exige remitirlos al espe-
cialista, que los devuelve con un diagnóstico y un tratamiento.
El experto e n salud mental tiene e n estos casos un cometido do-
2.1.l.Consultu centrada en el paciente del médico ble. Uno con el paciente, que tiene que ver con su tratamiento, y otro
(Caplan y Caplan, 1997) con el médico, al que informa sobre lo que está pasando (tliagnósti-
CO) y el desarrollo del tratamiento. 'llna buena información sobre los
Manolo,' de 27 años de edad, a renzitido por su nez~rólogoal pro- dos aspectos cumple el tercer objetivo: sensibilizar al facultativo en
gmma de Terapia Familiar M6dica porque padece graves pro blemas de los aspectos psicosociales de la enfermedad e instruirle sobre cómo
ansiedad e insomnio. M~inoloha terminado sus estudios y est~iprepa- proceder en el futuro (Caplan y Caplan, 1997).
rando oposiciones; sus síntomas le impiden rendii. adeczraclamente, y
esa jalta de rendimiento le dispara aún más la ansiedad. Si le derivan un enfermo para que lo trate
Manolo ha tenido hace seis meses u n episodio de miopntí~ique le (consulta centrada en el paciente del consultante)
aj&cióa las piernas y a los múscz~losoculares (uno de los ojospasó u n
Lea cuidadosamente el informe d e quien lo deriva. Cuando un médico se
2. Lo? datos personales de los pacientes han sido niodificacios para ~>rest:i~ai.
sil decide a derivar un paciente a salud inental implica un alto grado d e sen-
intimidad; 1;is historias son reales, peso no neccsariarnente cle la misma persona. sibilidad hacia los psol~lernaspsicosociales y su papel e n la cnfesmedad;
E N F E R M E D A D Y FAMILIA
aprovcclielo leyendo siis ot~:jeivaciones.Lc,s profesion:iles dc s:ilud men- ciente: coino el facultativo. Los probleinas de índole psicosocial que
tal no tenemos la cxclusiva tle intuir los problenias d e iiuestros p:icienies. un rnédico puede tener son varios: falta de conociinientos, carencia
I'óngase en contacto con el in¿.ciico. UII contacto personal es rriejoi. q u e
de halilidades para utilizar esos conocirnientos, carencia de autocon-
una llainadii telefónica; unii 1l;imada telef6nica es inei<)sqiie una carta.
Aproveche el contacto para pregcintarle s ~ i puntos
s d e vista sobre los pro- fianza, y falta de objetividad profesiorial debiclo a la interferencia de
l~leriiaspsicosociales dcl paciente, sobre todo si en sii informe n c hace problemas personales (Caplan y Caplan, 1997). La meta del consultor
mencion 21 ellos. de salud mental es resolver los problemas que el méclico tenga con
No sea iniiy prolijo con la inf<)riiiaciónque deriianda dcl faciiltativo, a n o SU(S)paciente(s) como un medio de ayudarle a mejorar sus habilida-
ser c ~ i ela gravedad del caso lo requiera. En este primer contacto, confir- des profesionales y que deje de tener prol~lemassimilares en el futu-
me la recepción del paciente, esciiche el punto d e vista del n-iédico y com-
pi.ométase a enviarle periódicamente iin inhrme <le su cvolucióil.
ro. Se educa al consultante utilizando los probleinas que tiene con sus
Ccimpla su palabra y remita el informe. Ese informe h i d e recoger tanto pacientes. Corno en el anterior tipo de consulta, se trata d e ofrecer (o
aspectos <le diagnostico como d e trataniiento. No sea prolijo, bastan u i ~ a s alcanzar) un buen diagnóstico y un procedimiento de tratamiento.
cuantas líneas. Huya del lenguaje técnico, utilice un lenguaje dt~scriptivo 1;)s actuaciones del consultor experto en salud mental son de un
(fenornenológico) qcie presente los probleinas tlel pziciente como una rango amplio, y van desde la consulta grupa1 a personal médico so-
reacción normal a las circunstancias d e su enfermedad. Si, no obstante, el
bre sus dificultades con los pacientes (como se refleja en la ilustración
paciente hubiera desarrollado una psicopatología ideniificable, indíquelo
en su lenguaje tecnico. clínica que presentarnos a continuación), hasta el entrenamiento en
Cuando cl tratainicnto haya ~ioncluido,remita i i i ~inforrrie final breve. Sea ciertas habilidades d e cornunicació~i(véanse mas adelünte los proto-
agradable y educado, haga mención :i lo provechoso de la colal~oración colos d e información del diagnóstico). En estos casos es fundamental
para el paciente y para usted conio profesion:ll. Si piiecle, póngase e n obseivar ciertas reglas en la relación con los facultativos! reglas pro-
contacto con el médico, mejor personalmente que por teléfono. En c~ial- pias de la cultura de la consulta y que facilitan su clesarrollo e im-
qiiiera de los casos, remita por escrito su informe final.
plantación, que recogemos e n el cuadro 1.
Qiiede disponible para fiitui-as colaboraciorics.
Lo que, probablemente, hace tan peculiar la consulta es la ~iecesi-
dad de una relación igualitaria entre el consultor y el consultante. Li-
Si recibe un enfermo derivado por un médico, entre en contacto con el teralinente, la regla que preside su relación es y o digo lo yzie quiero .y
facultativo, pregúntele su opinión sobre el paciente, comprométase a remi- usted es libre de seguir o no lo que le sz~gie~o.
La relación que fomenta
tirle un informe diagnóstico y del tratamiento periódicamente, y otro final. una regla de este tipo es una en la que las ideas son seguidas por su
Sea breve en sus contactos. acierto y no por la subordinación a una jei-arqiiía. Esta cultura d e
No olvide que sus objetivos en estos casos son: coordinarse con el médi- igualdad y respeto se confirma con otras reglas, conlo la de que el
co, sensibilizarle con los aspectos psicosociales de las enfermedades (me-
consultor provenga de otra institución y que se prohíba, explícita-
diante sus informes) e instruirle sobre cómo manejar esos aspectos psicoso-
ciales, lo que conseguirá mediante sus informes. mente, referirse a los problemas personales del consultante, aunque
A no ser que se le pregunte, procure escuchar más que hablar. éstos sean el origen de sus problemas profesionales (con el límite ob-
vio d e poner en riesgo la integridad del paciente).
En el a6oposterior u bpuesta e17 nzarcha de z,inprogramapara ju-
miliares de enfemnos trasplanrados de m@~Iul~l, 161s tres enjermeras que
lo diHgejz deciden terle?-unas cuanrus rez~nionescon u n consz~ltorex-
perto en salud mental con el objetivo de resolver mejor algunas de las si-
En terminología d e Caplan y Caplan (19971, se trata d e la consul- tuaciones que se les plantean col? los fainiliures de los pacientes (los
ta centm~lae n el consultanie. Aquí el probleriia no es tanto el pa- únicos qiue acuden a las entrevistas; los enfetrizos se encz~enttzanen uni-
E N F t RMEDAD Y FAMILIA
2.1.3. Consulta centrada e71 elprograrna puede llegar a ser complicada en grado extremo debido 61 las persona-
lidades y a la historia del servicio. No e m &te el caso. el scivicio tenía
El problema radica aquí en el área de la planificacióii y adniinis- hien definidas las re.cpecrirw.s ámas de,fi~ncio~zes.ji de poder. existiendo
tración, en cómo desarrollar nuevos programas o mejorar los ya exis- entre el jefe de seniicio y la enfemzem suj)eivisom de planta una exce-
tentes. Se espera. aderilás, qcie como efecto secundario los coi~sultan- lente relación de truhajo y dc respeto personal Inuiuo. Al nzelzos desde el
tes aprendan a manejar prc)l,lenias de la misma índole en el f ~ ~ t u r o punto de vista estiwctzlrul (definición de roles, de,jerarqz~iasy de lími-
(Caplan y Caplan, 1997). Este tipo de consulta inclliye una serie coin- les), /a situación e m ti1~~-vpropicia,
pues se duhci esa condición que Ca-
pleja de temas desde el desarrollo (o inejora) del programa mismo, al plan (1974) entiei.de corno necesaria para institncio~zesaltamente je-
entrenamiento en las habilitlades específicas para llevarlo a caho, su izlqi~izadus hiei.2 orgai.zizadas; en estos con textos son ~zecesarios,el
permiso de los médicos y la colaboración de las e~?femzeras..En el caso
inserción dentro de la institución (problemas que t:1 programa puede
(p1eestanzos comentando, el que el progra~nuse lleziara conjuntumente
crear a la institución; desdt. redefinir roles profes.onales liasta cam-
entro los servicios de flematología y de Atención al Pacie~?teañadía u n
bios de estatus entre los profesionales), forma de presentarlo a las au- grado de complejidad más que en la práctica se mostró ii-relevante en
toridades, etc. Los problemas pueden sint(-tizars'r en dos grandes u n comienzo y que desempe12óalgzin p ~ ~ p etiarios
l unos ~ n ú starde. El
áreas: los derivados del programa niismo y los derivados tle las rela- organigrama afectado por elprogranza de aie~zcitiizu funziliares depa-
ciones del programa con la institución en la que st: lleva a caho. cients trasplantados de médula podría sintetizan-e de 162 ,forma indi-
cada en l a h u r a 1 .
Cuando el programc~ de atefzción a fc~miliarns de enflwnos tras-
plantados de mcídzrlu septlso en marcha, queríanzos u n proce(/ii77ieiito
La lectura de la figura queda probal~leinenteinás completa si aíia-
sencillo de bajo perfilprc~fesionalpt~esto que iba a ser aplicudoporpro-
dimos que los programas eran llevados a cabo por la supervisora de
fesionales no psicólogos. 11 szd vez debía ser una inter~encihnbreve (los
pacientes no pasan más ullú de ocho semanas en la unidad de tras- hematología y la enfermera jefe del servicio de atención a1 paciente
plante), de carácter inf?rinativo (de la condición del paciente, pero con la colaboración ocasional del personal auxiliar de este último ser-
tamhién de lus reglas qi.le rigen en una unidad de aisbmiei.zto), de vicio. El organigrama, lo niismo que el genograma en terapia familiar,
apo-);omutuo y de solución de problemas. Lógicanzente, coa respecto a puecle enriquecerse con la adición de inforniación; la más relevante
los contenidos de la inf0rmación mcídicay de régime7z interno no hubo
necesidad de entrenamiento, las ei!fkrtnenis, qzre eran las encargadas
de llevar a cabo elprogmnza, conocían la ii;formación aproporcionar. Unidad de Hematología Unidad de Atención al Paciente
En otros casos no es así,)!es preciso entre~zarles~ í z por
, ejemplo, cómo
d a r malas noticias.. S í hz~honecesidad depeifilc!r algo mhs los nzéto-
dos de desarrollo de apqyo mutuo elztre lospacie;.ztesy de solución de
Médicos titulares
Médicos contratados
mJefe de Servicio
pro hlenzas.
Cuando hay que evalz~arel deseqzrilihrio potcucial que u n progra-
ma pzrede cmar en 1ina unidad, el primer paso es dibzljar u n organi-
Médicos residentes
I Auxiliares
s~ieleincluir las relacione:; entre servicios j T entre personils (le los ser- ción, introduce nuevas competencias proSesionales. ¿Se invaden coni-
petencias d e otros profesionales?, jse verá afectüdo s ~ esratusi jerár-
vicios, funciones y roles :le las personas i-elevaiites de los servicios,
quico?
fechas relevantes (de tomas d e posesibn, cle jubilaciones. de cambios - C ó ~ n ovariarán el estaius y las funciones d e las personas que llevan a
ue jerarquías, etc.), ciertoti datos sobre la biblia ,:/elservicio (es decir, cabo el prograiila, y si dicho cambio :ilectará :i los clereckios. S~iriciones
las reglas que conforman la cultura d e los servicios), y en reiilidad y estatus d c los restantes profesionales d e los sei~1icios.l'regúntese
cualquier información que el consultor (y los coiisultantcs) juzgue(n1 quiénes son los más afectados.
- Cón.io ha d e variar La política asistenciril del seivicio o instit~icióncoiiio
significativa.
consecuencia d e la aplicaciori del programa. iSe necesit:iráii nuevos re-
cursos 1i~im:inosy/() econón~icospara la ;iplic-ación del nuevo progra-
~-
-- -
nia, o para suplir ac(~ie1losrecursos que s e dedicziron al prograina?
Si tiene que desarrollar un programa nuevo o mejorar - Cónio va a c:iimbiar el estatus del senricio que genera <:1 programa e n
uno ya existente relación con otros scr\,icios. iI,e va a siiponcr una mejora el<: recursos?,
Ev:ilíie lo que necesita con relación 211 progr:ima misino. ¿o niayor facilidad para adq~iirirlos,por ejerilplo. iiiayoi- facilidad para
Pida a quienes le Iian coritrat;ido corno consultor qlie redacten el progra- obtener l>ecas?
ma por s ~ cuenta,
i anúncieles que ~istecllo liara rariibién por sepaiado y
que, después, tendrán Lin;i puest:i e n coinún.
DeSina los objetivos a largo j->l:izo clel progr.ima. Por cjeiiiplo, reducir el
estrés de los familiares dc.enfermos trasplantados c l ~ médula. Si es requerido para una consulta centrada en el programa, puede orientarse
Una vez Lenga claro qué pretende (los ol->jeti\,os),retiacte el prograiiia por siguiendo tres ejes.
sul->melas(o áreas d e intcr\,en<:ión). l'oi ejeinplo, inlbrmación sohre la sa-
lud. medidas a ohsewar c:n las zonas de zlislaniiento, apoyo iilut~ioy so- 1. Defina el contenido del programa (metas, principales áreas de conteni-
lución d e probleinas. dos, contenidos de cada área, formato de entrevista, estructuración de las
Defina el formato d e enti-cvista (su cstnict~ir:~) que va a utili73r (véase el entrevistas, etc.).
cap. í),el número d e entrevistas y el contenido d e 'cada entrevista. 2. Evalúe los cambios potenciales en estatus, funciones o roles, de poiíti-
Ilefina las liabilidades necesiiiias par:( Ilevai- a cabo cada parte del pro- ca asistencia1y de recursos que implica el programa dentro del servicio
grama. y de la institución.
1lefin:i cóiiio va a evaluar los res~iltadosd e su inter\.enciÓii. 3. Evalúe los cambios del servicio que implicará el programa con respecto a
Lonlpare SLI prograinacicín con la que Iian heclio SL s consu1t;intes y pro- otros servicios (en estatus, en acceso a recursos).
ced:i a las rectificaciones y10 :linpliaciones qiie fueran nienesier.
Haga una primera pruel->:iexpcriinental sobre c ó ~ n opuecle S~incionarel Pida a sus consultantes que elaboren el programa y cotéjelo con el que us-
programa (puede hacerla con los propios coi~sultantesy/o con estudian- ted haya elaborado. Haga ensayos para ver cómo funciona, después de lo cual,
tes que se presten a ello). l;n función d e los resultaclos d e la prueba, rec- modifique lo que tenga que modificar.
tificl~ielo que tenga que reclificar. 13espuks d e habcr aplicado el progra- Evalúe el programa en función de los objetivos que se propuso; si puede,
ma en la realidad habrzin d e reunirse d e nuevc para inti.oducir las evalúe, también, qué otros efectos puede estar produciendo (por ejemplo, en
rectific:iciones que f~ierannecesarias. la reducción de consultas médicas, en la adhesión estricta a la medicación,
EvalUe las relaciones del programa con el resto d e la institución. Entre los en el acortamiento de permanencia hospitalaria, etc.).
ítem que debería evaluar estarían los siguienles: No se canse de escuchar los puntos de vatu, las razones y Eosprobkmm
de losprofesionales con los que trabaja, normalmente le resolverán, O le se-
- Clrganización jerárquica d e la institución ( o seivicios) inlplicada (o ran,fuente de inspiración,para su,función como consultor.
:ifectacla) por el progr:ii-ii:i.
-- Cónio s e verán afectacios los di.slintos escalon~-Sjerárqiiicos como
consecuencia d e la apiirición d e un nuevo progr;iiiia que, por desini-
34 E N F E R M E D A D Y FAMILIA
11 directa de casos en los que quede de manifiesto cuáles son los problemas de
los distintos profesionales, sus necesidades y limitaciones. Conocer que pasa
con los otros es la qlave. A partir de ese conocimiento se hará posible la rec-
entiencle que tiene que decir. y el consultante ton^:^ aquelic? que en-
tiende que tiene que tomar. En la colaboración n o existe tal libertad,
tanto el profesional d e salud mental como ios médicos están obliga-
1 tificación de estereotipos, una división de funciones más realista y L a cola-
/ boración. dos a transmitirse inforiración relevante para l;t elaboracicín de un
cliagnó,\tico y tratamiento del paciente, ambos están coinprometidos
por igual e n el bienestar d e sus pacientes.
Básicaniente la situación d e colaboracion implica que un profe-
sional cle salud mental trab:lja con otros profesionales, ocupándose d e
Ejercicio 1 los aspecto:; psicosociales d e los pacientes, para lo cual necesita esta-
Coino profesional de la s:.l~idincntal segucasnente se le 1i:i requerido para blecer algún tipo d e acuerdo y algún tipo de relación con los profe-
que ayude a otros psofcsic~n:iles. sionales, e n este caso, d e la medicina.
Con posterioridad se lian descrito taxonomías d e colaboración
0 Haga un;i lista cle las tres últimas pelicioncs.
m Identifiq~ieeii c:tcla una de las peticiones qué tipo (le consulia. es el cluc le que siguen dos criterios, uno el d e pf-oxin~i~lud.fiSica (Seaburn y
dcmanc1:tn entre los cci:itso quc hemos mencionado: cliente del consultan- otros, 19961, y otro el d e fzirieies (Dohert)., 19951, aunque es dudosa la
te. el corisultarite, el progrüinü adininisirativo y prohlemüs administr;ltivos. diferencia entre ambos, puesto que u i ~ amayor proximidad fisica no
m Trate cle reexariiin:tr :tlgcitia de las tres peticiones, las tres si le fuera posible, deja d e implicar un mayor nivel d e colaboración.
a la luz J e los criterios ofrecidos en cada uno de lo> tipos de cons~ilta.. De acuerdo con el criterio d e Seaburn y otros, habría v:irios tipos
Co1np:ti.e lo que hizo con el resciltado alcanzado en el punto tres. Coin-
d e colal->oraciói~.
pare la fonn;i e n qcie c~rgriniza(sistematiza) la información y las conclu-
siones a las que llegó.
n disto7lc.i~~.
Col~~bof-ació7.z Médico y profesional d e salud mental
trabajan en lugares s e p a ~ l d o sSuele
. ser el modelo tradicional. La dis-
cancia <,definey simboliza la naturaleza d e su comunicacióri~~ (1996,
pág. 62). Siiele haber un respeto mutuo, pero la con~unicaciónentre
38 ENFERMEDAD Y F A M ~ L I A
ainbos no suele ir más allá de una carta de derivación y, quizás, otra los pacientes. Se propone, pues. una inodalidad de tratainiento en el
al final del tratamiento. ([Surelación se caractei-iza por una frt:cuencia que el valor fundamental no es tanto la comunicación dentro del
y un contenido comunicacional inírlimos L..], el pacieiltt: es la clave equipo como la creación de una cultura de colahoración, en la que
de su relación, la única clave>)(1996, pág. 62). Sin eml>argo, lo cierto cada nueva consulta implica una oportunidad de trabajo conjunto y
es que bajo ciertas circ7~nstanciases mejor pa -a el pacierite ver a los en la que cada decisión se consulta previainente. De hecl-io, cl psico-
distintos profesionales en lugares diferentes. terapeuta interviene desde la primera consulta entre el iiiCclico y la
El modelo juntos-pc?ro-.sepurados. En esta inodalitlad mkdicos y familid. De suerte que el equipo médico inás experto en salud mental
profesionales de la salud mental comparten un mismo centro. Los mé- compone una unidad de igual estatus y en la cual trabajan conjunta-
dicos son siempre quienes dirigen y organizan la forma en que el cen- inente no sólo en la entrevista inicial. sino. como algún otro autor ha
tro presta sus servicios, aunque los clistiritos profesionales son libres a propuesto, durante todo el proceso de la enfermedad (Seaburn, y
la hora de definir cómo aplicarán los tracamieritos, constituyendo esta otros, 1996).
autonomía lo más característico y atractivo de la modalidad. Compar- Una segunda taxonomía, basada el1 la idea de <<niveles de colabo-
tir el espacio físico no lleva, necesariamente, a. la colaboración. ración~>,ha sido sugerida por Doherty (1995); el cuadro 2 la sintetiza.
El modelo compartido. En esta motlalidacl, ambos profesionales
trabíljan en el mismo centro ofreciendo servicios de salud física y
mental. El aspecto funclainental es que :imbos comparten un contex- Ejercicio 2
to en el que las diferencias son respetadas. Ello no significa que no Sueñe. Suponga que puede organizar sus relaciones con otros profesionales
(da igual que sean abogados, niédicos, rehal>ilit:idoi-es,cualqiiiei- profesional
haya jerarquías: existen pero son flexibles, de suerte que la persona de centros de cliscapacitados, etc.).
de mayor experiencia es la que tiene mayor estatus. ?Que tipo o nivel de colaboración elegiría?
Glenn (1987) describe una variante que deiiomina [juntos en el lu-
gar y en el aprendizaje)),en el que los mtSdicos no sólo trabajan con el Describa sus necesidades de trabajo en equipo (en qué materia necesi-
profesional de salud mental, sino que también aprenden habilidades ta que le asesoren); sus necesidades de contacto (cara a. cara, telefóni-
co, por cai-ta): la frecuencia de los contactos; qué temas serían objeto de
relacionadas con la atención psicosociz~l.En el proceso, el psicote-
trabajo en común.
rapeuta aprende también medicina. Por supuesto, el médico ejerce Cuál sería su papel.
como tal, y aquellos casos con una componente psicosocial impor- Descle un punto de vista estrictainente profesional, enumere qué pro-
tante, o que no quiere o no puede tratar por limitaciones de tiempo, blemas tiene con ciertos pacientes que se verán res~ieltos,al inenos par-
de interks o por carencia de conocimientos, san derivados al psicote- cialmente, mediante la colaboración con otros profesionales.
rapeuta. Haga una lista de los pasos que tendría que dar para llevar a cabo es-
tos sueños de colaboración interprofesiomil.
En otra variante de la misma idea llevada a cabo en Rochester,
médico y terapeuta son la <unidadprimaria de tratamiento>>. Su objeti-
vo es el de determinar qué pueden hacer de forma conjunta cuando
trab~ljancon un paciente y su familia. El modelo enfatiza la necesidad
de que uno y otro hallen una fórmula de traiamiento que respete a Dejamos para el final el tema probablemente inás delicado: jcómo
ambos profesionales y los objetivos de la familia. Adicionalmente, el se procede para crear programas de consulta o colahoración?
modelo reconoce la necesidad de definir una ((familiaclínica>),com- Quizás el factor clave para el experto en salud mental sea el ser
puesta por los profesionales (médico y psicoterapeuta) y la familia tie reconocido por los profesionales de la medicina como alguien útil
ENFERMEDAD Y FAMILIA
1
tcncial del otro y poca icsponsabilidad c i ~ n i p a r t i ~ ~ . liaccn difícil el encuentro; igualniente cuando ei paciente o la familia re-
Ainbos profesionales ncxesitan inaiitcners<aal coirientc d e lo que están sultLintri,rngul,tclos.
luciendo por separado, y, e n tanto que así lo hacen, el caso rriarclia co-
l rrectamente. ,Viuel 5:colnborncirin estrecha en u12 sistenia total1ne1lte integrado
/ Este nivel no resulta adccu:ido para casos con un;( comporienie psicoso- El profesional médico y el d e sali.id mental comparten un misino espacio
1 cid iinportante. físico, una niisma visión y los misinos sistemas d e una inisrna red biopsi-
cosocial. Todos los profesion:iles comparten una misma comprensión bio-
iViuel3: coluboraciólz bá.sic:ci in situ psicosocial d e los problei-iias y l-ian desarrollado una coinprensión pro-
En esta colaboración. :iiiil,o:; profesionales trabajai e n el misirio lugar fí- fclncla d e los roles mutuos y d e las culturas ~sisteiicialcs.
sico, pero inantienen pi.ocedimien~osdiferczntes. (:omparteii información Se tienen reuniones regulares para discutii- los prot~lcimasd e los pacientes
sobre los pacienlcs inediante llamadas telefónicas y carias, y, ocasional- y clc colaboración. Hay un esfuerzo consciente para tratar los problemas
mente, tienen contacto, cara a cara porque tralxi1:in en el inismo l~igar. internos del equipo, y equilibrar el poder y la iilflucncia entre los profe-
Cxia u n o aprecia la importancia del re11del otro. sionales d e acuerdo con sris roles y áreas cie expcriencia. Se trata d e un
Entiencien qcie pertenecen a un equipo que prob;il)leinente esté poco de- equipo que es capaz d e contener sus ansiedades y cliic puecle Ii~iceralgo
finido. N o coinparten un lenguaje común, ni un conociinienLo profundo constructivo.
de la ccilt~iraasistencia1 del otro. N o cs re;ilist:i pensar que todos los casos pueden ser manejados exitosa-
Los profesionales d e la ii-iedicina tienen iniicho n1:ís poder sobre los casos inerite en este nivel; aq~iellosque excedan d e los i-ecursos del equipo n o
que cualquier otro proSt.sional, lo que puede resultar contestacio por otros p i e d e n ser resueltos. Tainpoco aquellos en los qiie suced:~una ruptura
proSesionales. e n 1'1 co1;lboración con otros sistemas coniunitarios.
Con este nivel d e colaboración piicden manejarse casos con un inodera-
clo nivel d e problemas psicosociales que requieren un contacto cara a
cara ocasional que coordine tratainientos coinplejos. Pero resulta inapro-
pi;iclo para casos coinplcjos.
C:UADRO 3. Cultura asistencia1 d e lo. profesionales d e la medicina
c;i>~zJI~Ie~zciahclad
,.
y dc salud mental. (Adaptado cie Seabrirn otro:;, 1!)9(í).
Eritre estos ~>rofesionales resulta inis freciien~equc. se iiitei-c:liilt~ieninfor-
in,~ción.
ConfidijncialidatL más estricta.
Rosulkl r.ecoinen&able dc,firiir expectatia ;is razc~nal~lex sobrc-: la disponihi-
Letzgzrqe li<l:lcl y la itltetlsidad d e la <:oiiiunicacióii.
Orientado a la acción. Orienlado a la conipreiisión. -
O Coi-icreto e instrun~ental iMás t(!cirico.
Ctilizaii ii~uchosacróniii~os.
clifícil de diagnosticar y de ti-atar, cuyos síntomas sr: ven influidos por sobre el estaclo mental y físico del paciente. Esto no fue muy eficaz,
el rtstrés, lo que hace necesaria una buena relación de colaboración no sirvió ni para inejorar el tratainiento inédico, ni para que el pa-
cori el profesional d e salud inental. La evidencia dc que disponernos cientv siguiera mejor el tratamiento. En una segunda experiencia, el
muestra que aquellos pacierites que reciben psicotc'rapia junto con el paciente era visto dos veces tanto por el inédico como por el ex-
tratamiento médico habitual denotan una mejoría mayor que los pa- perto e n salud mental. Asimismo se le proporcionaba al paciente
cientes del grupo de control aquejados de enferinedades somáticas material psicoeducativo. Los resultados se compararon con un gru-
corno dolores abdominales y problemas de colon. Los pacientes tra- p o que recibió solamente un tratamiento traclicional. El grupo expe-
tados tenían, adeinás, menos síntomas depresivos y un mejor ajuste rimental inejoró e n variables como la observancia de la medicación,
psic:ológico en seguimientos realizados a los tres y quince rneses (les- la reclucción e n los síntomas depresivos y de la medicación antide-
putSs del tratamiento. Un segundo estudio realizado con pacientes presiva.
aquejados de úlcera péptica, mostraba cómo a los tres y quince me-
ses el grupo de tratamiento mejoraba en síntoinas somáticos, en habi-
lidades de afrontamiento, ailtoconfianza y la creencia en que poclían 2.2. Satisfacción de los profesionales
resolver sus propios problemas.
El asina es otra de las enfermedades en la qutt intervienen com- La relación entre la s;slud física y emocional e n el rendimiento en
ponentes biológicos, psicol(igicos y relacionales. Se han utilizado con el tral~ajoestá bien establecida. La detección temprana de los proble-
éxito técnicas conductual-cognitivas, educativas y (:le terapia familiar. mas en la una y en la otra incrementa la productividad y la moral de
Enseñar al paciente asmático estrategias de autoco-.itrol es uno de los los trabajadores.
componentes críticos para controlar los síntomas. Ida creación de una Existe una literatura sobre el efecto de la detección temprana del
relxción de colaboración del paciente y de la familia con el médico es alcoholisino en los trabajadores. Este tipo de programas son un buen
otro de los elementos esenciales de estas técnicas. ejemplo de colaboración entre el profesional de salud mental, los su-
Con pacientes cancerosos se ha utilizado la terapia d e gnipo. Los pervisores y los trabajadores. Algunos de estos programas incluyen a
resultados inmediatamente después de la finalización de la experien- la faiililia en el tratamiento del trabajador alcohólico. Los resultados
cia muestran que los pacientes estaban menos dep-rimidosy ansiosos, son iinportantes: McDonnell Douglas, una de las compañías que adop-
más activos y satisfechos. !,simismo, la actividad (le sus sisteinas in- taron estos programas familiares, informa de reducciones del 44% en
munológicos se había elevado. Sorprendentemente, los pacientes del los días d e trabajo perdidos, un 81% menos de desgaste, y de una re-
grupo de terapia vivían hasta dos veces más que los del grupo de con- ducción de 7.300 dólares en gastos de salud.
trol. Algunos miembros del grupo de control perm:inecían vivos doce
años después de la experiencia de gnipo, por ninguno del grupo de
control. 2.3. Efectos en la reducció~zde costos
d) Depresión: existe una abundante literatura sobre el tratamien-
to, tanto d e forma médica como con psicoterapia, de la depresión. La reducción de costos se produjo sobre todo por una disminu-
Como quiera que la depresión cursa con sintoinas muy diversos ción en las entrevistas y en las pruebas médicas a las que se soineten
colno dolores d e cabeza, fatiga crónica y otras dificultades somáti- los pacientes, pruebas como análisis clínicos, radiografías, etc. No
cas, muchos de estos pacientes acuden al niédico. Se han intentado obstante, las razones por las que se incluyen los cuidados de salud
diferentes fórmulas de colaboración entre médicos y profesionales mental el1 los servicios médicos tienen que ver no sólo con la reduc-
de la salud mental. Primero se les daba a los m6dicos información ción de gastos médicos, sino, igualmente, con el alivio de los proble-
(Srentc a f(írniii1as más prolongadas, tr:idicionales en salud inental); y,
mas d e índole psicosocial que lian dc cmfrentar l()S pacientes agudos finali~ieiitr-i,
los costos cuando los pacic:ntes se \-en aquejaclos también
y crónit,os. de un;i ccndición iilédica. La poblaciOii fiie cle 40.000 personas y se
Veinticinco estudios re;lliz:idos sohi-e pi.obleilias coino el alcoho- trabajo c o i ella duranle seix anos. El estudio 1-e\,eltiuna reducción de
li>,mo,1:i adicción y los trastornos ment:iles, mues,.ran cónio la combi- los co:;tes ~i?édicosd e eiitrc' u n 18 1. un 3090 cuando se utilizaban in-
nación d e tratamientos rn~klicos ineritales rediicen costes. Así, en tervericiories <le salud riicntal (particul~iriilentcla tci-apiri breve focali-
pi.ol->leniasde salud inental las reducciones se estiman e n un 20% e n zada). ¿os rcsultaclos dcl,c'n, no obstante, inteipretarse e n el contexto
pacientes tanto ambulatorios corno inttirnos. Los resultados son con- de las liinitaciones d e cliseno del estudio; pocos pacientes del grupo
vincentes: e n las adicciorics, la tasa d e ingresos pa:ia clel 2,02 al experimental utilizaron el programa breve d e s:ilud iiiental.
0,77 %o; riiientras que e n al caso de enfernios inentalex pasa clel 1,57 Otra revisión d e 58 estudios rea1iz;ida coi1 tecnicas d e metaaná-
al 0.43 (%o. Además, la ineclia d e utilizacion d e c:liiias taml,ién se res- lisis. encontró reciucciones d e coste en el 85% d e los estudios que
tringe. utiliz:il,an inteivenciones psicológicas junto con las propiamente riiC-
Un estudio clásico er. el campo (Follette 1 Curnmings, 19671, dicas. Las reducciones eran del 33,196 e n 1:i sul,pol->lación no aleato-
muestra cómo e n un grupo cle 152 pacientes rnclntales e n el que el rizada. rilicntras que en aquella que se distribuycí d e forma aleatoria
jtio/,~recihió únicamente la entrevista cle adniisión, un 27% terapia bre- la reducción era nienor pero tociavía signif'icativa. Aproximadamente
ve (de clos a ocho sesiones) y un 20(Yo terapiii prolongada, la i~tilización tres cuartas partes d e la reducción se dcbki :Lrecortes e n gastos d e
de servicios médicos no psicluiátricos se reducía clc foriiia significativa. 11ospitaliz:ición.
Eii los pacientes externos. la reducción se 1-nant~i~ o constante durante Las dclencias que cursan con soinatizaciones inlportantes consti-
cinco anos. Para pacientes internos, la utilización del hospital c:iyó du- tuyen el terreno natural d e colaboración entre expcrtos médicos y psi-
rante los primeros dos años, Sin embargo, eii el gnipo de conrrol la uti- cosociales. En un trabajo que coniparal~ael coste y el resultado d e in-
lización de servicios rnédicos no experi~nentócambios apreciables. tervenciones psicológicas en un grupo d e 38 pacientes asignados de
Lo que resultó aún rnis interesante fue el seguimiento realizado manera aleatoria a un grupo d e control (atención mkdica solamente)
ocho anos más tarde a aquellos pacientes (lue rec:ibierc~n terapia bre- y experimental (atención médica inás psicosocial). se coinpi-obó que
vc. Todos los pacientes menos uno recordaban lilber sido entrevista- e n el grupo experimental los costes niédicos clescendieron un 53O/o,
dos por un psicoterapeuta, aunque creían que el intertralo d e i-ienipo mientras que los clel grupo d e control no niostraron caii-ibio aprecia-
era de dos años y n o d e ocho. Lo más intet-esantti es que la gran ina- ble. Una t-ez que el grupo d e control recihió ti-ataii-iientopsicológico
yoría recordaba sus prol~lemassomáticos como c.le naturaleza psico- la reduccicín d e la factura médica fue del 49%. En ninbos casos, la re-
social, tal y como los habí;~definido el psicoterapeuta, y iio como un duccicín fiinciainentalmente se produje e n el 5rea cle la liospitaliza-
problerila físico, que fue, (le hecho, lo que les llevó a la consulta del ción. No se pudo hallar diferencias e11 el estatus d e salud ni e n la sa-
médico. Sin embargo, la gran inayoría entendía cjue la entrevista con tisfacción por los servicios entre los dos griipos.
el terapeuta n o les había sido d e i~luchaayuda, dado que por su cuen- Otro estudio (Finney, Riley y Catal~.io.199:L), evaluaba el impacto
ta ya habían tratado d e resolver sus problemas. En cualquier caso, del tratamiento psicológico eii 93 niiios cle 1 a 15 anos: aquejados d e
este estudio apoya la hipótesis d e que la toma cle conciencia d e los trastornos d e conducta (enuresis, prohleinas escolares, problemas psi-
problemas subyacentes reduce las son~atizaciont:~ y la consiguiente cosoniái.icos). Tanto los padres como sus hijos tuvieron d e una a seis
necesidad d e visitar al médico. entre\-istas psicológicas. L:is n1ejor:is e n los prol~leinüs fueron del
Un segundo estudio d e Cummings (Pallak, Cumrnings) Dorken y 74%, y hubo, igualmente, una alta satisfaccihn coi1 los seivicios reci-
Henke. 1994) se centró en examinar los costos niédicos, el efecto d e hidos. Hubo, además, un:i reducción importante e n la utilización d e
intervenciones psicológicas breves y centradas en objetivos concretos
584 E N F E R M E D A D Y FAMILIA
servicios méclicos e n el grupo experiinental, sir1 redticcióri aparente d o eri el 56% d e los casos, y que las peticiones d e consulta se habían
ttn el d e control. reducido en un 45%. El nú~lierod e prescripciones médicas se redujo
e n el 42% d e los casos, permanecieron igual e n el 5796, y se incre-
mentaron e n el 1 Vio.
;! .4. Efectos de la colabortzció~
1 sobw k3s p~ofesio:
zales En otra investigación e n la que se exaininaban los efectos d e la
colal)oración, los médicos informaban de que les era niás fácil reco-
El que los profesionales d e la medicina y lcs d e salud mental se nocer y iratar los problemas psicosociales, y se mejoraba, asimismo,
ueúnan para discutir sus dificultades con pacieiites coniplicados iin- su dispo:iición y la colal~oraciónentre profesionales. La mejora d e la
plica un apoyo mutuo que cuanto más complicado sea el caso posi- inocil parece asociarse a una mejora d e la información y d e la aten-
blemente se aprecie más. En uno d e los pocos estudios al respecto ción prestada a los enfermos.
realizado e n Inglaterra, se informa d e la satisfacción d e psiquiatras y Todos estos datos sobre los efectos d e la colaboración entre ex-
médicos por su colaboración mutua. Los efectos más apreciados fue- pertos e n salud mental y médicos l-ian sido más recientemente con-
ron, por parte d e los psiquiatras, la reducción d:l estigma asociado a trastados por González y n'orquist (1994) que. utilizando unos criterios
visitar a un experto e n sa.lud mental y la posibilidad de ensenar a los metodológicos estrictos y revisando 13 estudios, hallaron resultados
médicos aspectos relativos a los problemas d e orden psicosocial. Por desde modestos a muy positivos e n áreas como: síntomas mentales,
:;u parte, los médicos ent'endían que la comunic,ición con sus pacien- satisfacción d e los pacientes, funcionanliento social, visitas médicas y
ies mejoraba como consecuencia d e sus discusiones periódicas con uso de la inedicación. Dichos estudios recogían una diversidad d e
los psiquiatras, y también notaron que el anoriimato entre médicos métodos d e colaboración entre profesionales (trabajadores sociales,
generales y especialistas se reducía. C6mo la saiisfacción d e los pro- psicólogos, enfermeras! psiquiatras), d e fórmulas d e intervención (con-
fesionales repercute e n una mejora en la atención a los pacientes es sulta, terapia breve focalizada, colaboración), d e protocolos d e inves-
un área inexplorada. tigación, d e instrumentos d e medida y d e variables a medir. El hecho
d e que con tal diversidad los resultados sean consistentenlente positi-
vos resulta alentador (Seaburn, y otros. 1996).
2.5. Colaboración e n ate~zciónprimaria
teciiniento, una relación, cina perscma, una exp4.:rienc,ia)irifluye e n Cetitrarse sOlo en prol~ler-nasdui-an~e la entrevistx, inc.lu:;o en el mo-
otracs) c~onducta(s),relaciones. afectos, etc., y singulaimen~een el sin- niento d e la evaluación, Lieiie coiiio consecuencia descli<:liada,y se-
toma. Establezca la diferenciii entre un ante.<y el :ihora: <(Antessii liija guramente no querida, generar una iinagen clt. problei~iaticidadque,
no iba nunca al centro d e clía; ahora stilo !alta trzs días (:n semana>>, aunqur: en muchos casos (2s cierta, no cleja de ser sesgacia y estratégi-
(sc,speclie que algo ocurri0 para liacer variar la si-~iacitjn).E:;tabiezca cainefile iriadecuada. La klinilia tiene problemas quc se resolverán si
la diferencia con respecto :i tina circ1in:jt:incia: l(D<spt.iés(le que apa- tambic;n dispone d e recursos. Sólo si los desciil2ren y activan podrán
reciera su enfermedad, su hija rehusó ir al centro cle día^' (sospeche enfrentarse a los problenias. Tan inevitable coiiio saber qué les pasa,
que el ahsentisino se relaciona con el iriieclo a clejar sola a la inadre result:: ide.ntificar los recursos. Evaluar recursos les devuelve una ima-
enferma). Explore cómo ~ i n apersona !lact. variar un problema: ~ 6 u gen positi~~a d e sí niisnios que contrapesa la negativa reflejada por los
Iiija no se atreve a desobedecer a su inarido y a sil hijo>)!sospecIie uio- problemas. Resulta simple crear esa imagen positiva, basva, por ejein-
lelzcia). Si localiza las varial~lesque proclucen ca:ill~iost:n situaciones, plo, con preguntar qué es lo que han venido fiaciendo para resolver,
afectos, relaciones o c ~ n d ~ i c t atendrá
s, identificailas aqucllas claves aunque sea parcialmente, el probleina. Si lo que tienen es una histo-
que parecen desempeñar i.in papel decisivo en el síntoma. ria d e frac:-isos (algo dificil, normalmente todas las familias recuerdan
LJna vez se Iia a1canzac.o una evaluacióii, resulta muy natural en- haber hecho algo que por lo menos redujo la magnitud del proble-
tenderla e n térn-iinos d e vei.clacl. Lo que realmente está ocurriendo en ma), sieinpre puede pedirseles que iniaginen que lo han resuelto,
la fainilia es que el padre y el herinano pegan a Luisa cuando les de- para, a continuación, interrc>garles sobre cóino lo hicieron. Alternati-
sobedece; la madre, no, y por eso tiene problemas para : oi~trolarla. vamente se exploran otras áreas d e la 17ida familiar en las que funcio-
B1:~ncaesta depriinida y por eso descuicla a sus hijos. Todos c2llos son nan bjen. Si incluso ello resultara dificil, sienlpre puede decírseles que el
hechos I~ienestablecidos. Sin embargo, entender 1:i eval~iacióne n tér- hecho d e que hayan acudido a la entrevista iiliiestra el interés que tie-
minos d e hipótesis le ayudará a tener una actitud inás flexihle~l~usca- nen en resolver el probleixi.
rá más información si una inteivención falla. no dará por sentado que
[[realmentesabe))o tiene la versión ultima de lo que ocurre en una fa- Dedique más tiempo a evaluar los recursos de la familia que a evaluar sus
milia. En sit~iacionesd e crisis, el estado ernociorial de la fzmilia es problemas. Una imagen positiva es la condición de posibilidad del cambio.
mi.iy fluido, reeditándose agravios y experiencias tiistóricas cuyo sig-
nificado individual resulta inuy dificil d e determin:ir para el profesio-
nal, quizá también para los propios fainiliares, lo cual n o iinpicle que
produzcan efectos muy concretos e n térininos d e conductas, estados 4. Estrategias de intervención
emocionales, cambios d e relaciones, cambios d e formas d e pensar.
Así las cosas, concluir que tenemos una evaluacicin, incluso parcial, En el cuadro 4 (véase pág. 59) h e n ~ o srecogido los principios por
es, probablemente, ingenuo. La evaluación f~incionamás bien como los que se rige la intervención e n Terapia Fziiniliar aplicada a familias
iin mapa, algo que, colno tcípicamente se repite en Terapia Familiar, con miembros enfermos. Esos principios son susceptibles d e resuinir-
no debe confundirse con el territorio. se e n cuatro fundamentales: el pi-imei-o es el d e infol-mación. Infor-
maci611 sobre el p r o l ~ l e n ~psicosocial
a que padece la persona enfer-
ma, sobre sus consecuencias en todos, es decir, e n el resto d e la
Establecer diferencias identifica aquellas variables ckive en el comporta-
familia. Información sobre cómo pueden seguir siendo padres y her-
miento del síntoma. Entender la evaluación en términos de hipótesis le per-
mitirá cambiarla si no funciona. manos d e una persona enferina (más delante veremos este aspecto
en detalle). Finalinente. pero no menos importailte, sobre cómo el
66 ENFERMEDAD Y F4MILIA PRINCIPIOS O ESTRATEGIAS Q U E O R I E N T A N L.. .] 67
di;ignós~icoque recibieron al comienzo d e la enftrmeclad les ha con- que la familia se inotive a1 ver (jue no le rt:sult:~muv difícil canihiar. Fi-
diliionaclo su forma d e afrontarla, su vicla, sus relaciones, etc. nalmente, tainbién la pnideiicia aconseja que d e coexistir problemas
En segundo lugar, el objetivo d e la intervencitin es la ruptura d e e n los hijos con diferencias inatriinoniales, se ha d e einpezar por los
la secuencia familiar e n la que aparece el síntoma. Es decir, se busca hijos. Si la pareja consigue cooperar para resolverlos. pariir5ii d e un
que todas las conductas cle todos los niieinbros d e la Faniilia (pie se éxito muy valorado para afron~arsus propios problemas. Por lo gene-
relacionan con el síntoma se inodifiquen; desde el punto d e vista d e ral, los pi.oblen~asmatrimoniales suelen percibirse más amenazantes y
la Terapia Fanliliar sistémica, eso garantiza n o stilo el camliic), sino más difíciles d e resolver (Haley, 1985, 1991). No a s z ~ t ? qlle
~ a los hijos
tainbién su perdurabilidad. El tercer punto es que el objetivo d e la in- desurmlla~zsíntomas ($01.cj~nzplo,negcirse a seguir U I L L Ldietrl en casos
tervención se orienta a constniir una imagenpositi~iad e la familia; d e de diabetes in&i~ztil)porque los pad~*e.ssstr I l ~ ~ i omal.
n Espel-c a tener
nuevo hay que repetir que ésa es la condición para que se animen a p1+zlebas,/2h~lcientes cle ello. Si adopta la posición. ampliamente difun-
re:iolver sus problemas. El cuarto tiene que ver con el desanpollo de la dida e n el carilpo, d e asumir que porque los hijos tienen problemas
red social d e las familias con mienlbros enfermos. Por razones varias, eso significa que los padres taiilbién los tit:ilen, teiiderá a generar una
la red social suele verse reducida con el tiempo; los estudios confir- actitud d e cuipabilización. Cz.~ando unproj2siolzal de salud mental o de
man que esa deprivación social se correlaciona con la aparición d e se~wicios.socitale.s cu@ubiliza. sin prz~ebaso con prnlebas nzuy (endebleso
trastornos mentales a largo plazo. irlclz~sosblidas, Ina abandonaclo su papel de profesio~rnl.Si 1 1 0 existen
pruebas o son end~hlcs.la 1 ~ a c c i 6de n la familia es abnndor.zur las en-
trevistas, lo que, probabl~wzente,constituya u n índice de que hasta qué
A la hora de intervenir, informe sobre cómo afecta la enfermedad al pa-
punto csthn cuerdos. Obviainente perdieron un recurso: y es probable-
ciente y al resto de los familiares. Cree una imagen de competencia. Trate de
que el cambio lo sea de todas las conductas de todos los miembros de la fa-
que proyecten sobre los pi-óxiinos profesionales una imagen d e suspi-
milia relacionados con el síntoma. Trabaje para potenciar la red social de la cacia. Los profesionales d e salud niental y de servicios sociales estamos
familia. No se canse de escuchar a todos; a veces no podrá hacer otra cosa. para escuchar, coinprender y ayudar; a otros les toca juzgar.
Tenga e n cuenta que, a veces, el senticto común y el inás elemen-
tal sentitlo de la prudencia aconsejan hacer justo todo lo contrario d e
Los otros princilr>ios,aunque son importantes, resultan cornpleinen- la postura d e desc~ilpabilizaci6ndefendida e n el párrafo anterior.
tarios a los ya enunciados. Corno se recoge e n el recuadro anterior:
no se canse de escuchar a todos los miembros de kr.fanzilia. No asuma
Sea ante todo prudente: aconseje cambios lentos y cortos; motive a la fa-
que sólo la madre tiene un;l historia que contar. Es difícil ser padre d e
milia empezando por lo fácil y moviéndose hacia lo dificil. No asuma que los
~11-1hijo enfermo y esposo d e alguien que vive volcaílo, por razones
hijos tienen problemas porque los padres los tengan entre sí: inevitablemen-
obvias, en otra persona. Es m u y fdzficil ser hermario d e alguien enfer- te, con ello generará actitudes culpabiiizadoras.Ante todo, procure no hacer
mo, e hijos d e unos padres absortos e n los l~robleri~as que les plantea daño. Ahora bien, si el sentido común y la prudencia lo exigieran, olvídese
un hermano enfermo. De todo esto hablaremos niás adelante. de todos estos principios.
El principio d e prudencia tiene en Terapia Familiar varios enun-
ciados: haga que el cambio sea lento y a pasos cc~rtos(no se precipi-
te). Los cambios lentos y a pasos cortos hacen iilás protagonistas a Conviene n o terminar la entrevista sin un cainl~io:alguien cambia
quienes los dan; se aprende más d e ellos, y por tanto se reduce el nú- d e opinion, surge una nueva idea sobre cómo manejar una conducta,
mero d e recaídas. Una segunda versión del enunciado de prudencia un patrón d e interacción disfiincional entre dos personas canll~ia,etc.
aconseja proceder d e lo simple a lo complejo: con ello se consigue Dicho en po:;itivo, puede dar por terminada la entrevista cuando con-
68 E N F E R M E D A D Y FAMIL A PRINCIPIOS 3 ESTRATEGIAS Q U E 0I:IENTAN L.. .j 69
siga que se produzca un cambio. El cambio en la eritn:vista deniues- y de los prograiiias que las instituciones y los gi~iposcie autoayuda
tra a la familia que no está condeiiada al pr~.)hleiria,que hay motivos ofrec-en .ndiscriniinadan~e~~te a tocie 1:i población de pacientes (y fa-
para la esperanza. A veces, sólo esto iiiiplica la diferencia eiitre el éxi- 1nili;li-es).Solamente si todo ello se niostrara insuficiente sería aconse-
to y el fracaso. Conseguido el cambio, sierr~prepuede sup,erirse una jahlt' una intervención psicosocial realizada por profesionales d e sa-
tarea para casa que lo amplíe; ciespués, eri la siguiente entrevista, lud ineni.al.
pueden explorarse, a SLI vez, los cambios a los que dio I~igaria tarea.
Nornialmente, el canjbio en 121 entrevista va .~compariadode cierta in-
tensidad emocional; es bueno que así sea, y hay que perseguir esa in-
tensidad que tiene la f~incióiide propiciarlo ,; subrayarlo. Los cambios La 1-elación.Como sucede con m ~ ~ c h c ~ s p n l ~ce1~6t~aIes i l í t i ~ ~ con
~ di-
conseguidos en el contexto de emociones fuertes son más fáciles y jcziltades dc~conzii~licación,re.s~i1ta cotnplicado hablar con Luisa, lo
más perdurables. Aurique las justificaciones sstarían fuera d e lugar en que szlpone zin ohstdczilopam ~~~~~~~~~uir la relación. 2:-lpt-q/ksionaltien-
este nianual, baste, sin eiiibargo, decir que la investigación neurofi- de c~,/lnalizc~1-stuf7ases (lo mislno qile l ~ ~ J ¿ z ~ n i al i i~npncientauey
~l), a
siológica afirma que aquello que se aprende e n :situaciones emocio- pe~wzitirque otros ~nielnbrosde la,firrnilia sean SLI po~.tuvoz, o siinple-
nales resulta más difícil d e olvidar, siendo ésta la razón por la que las nzeizte tiende a hahlm- más con ellos. Elpatrón rc$roduco. por cierto, el
escenas traumáticas persisten en nuestra memoria. de ia ,funzilia: sutilnzente, el alilzeatlzicnto (117 la comzinicación se asi-
?nila al de la j u ~ i z i l i ~1;uisa
: no sólo presentr~tin p~~oblemu de comuni-
cación, tnrnhign es ~,~~c.trasada~,. Finalmetzte, Luisa ratqica la ap~~ecia-
Logre un cambio en la propia entrevista; con ello enfatizará la utilidad de ció7z co7npo1-túndosecon u n ~zotahleretraso intelect~~al, con lo que cl
lo que hace y promoverá la esperanza. Persiga qiie dicho cambio se dé den- cí?*culodisfzilncional queda cewado.
tro de un clima emocional: lo facilitará y subrayará. Apartir de aquí, ciertospresz~~z~~~.stos~f~~17~1an1~e1~t~~les giredan resen-
tidos: jcó1?20 LU a re.s1 ~ltarposiblet m ~ z sitir i ~u~? ~ imagen
u de ~7ecursos de
Luisa si, sistemáticaniente, se la nzargi~za?
Finalmente, toda la intervención deberá rotularse como ayuda m Condiictas concretas. Cz~andose pl~iniea eualz~arlos problemas,
momentos de crisis o cualquier otra perífrasis que evite transmitir el concret~ilrpasnpor uueriguar cuúles son la.. conductas es~~ecficas que
mensaje de que se les está tratandopsicolb:;ican7ente. En la mayoría resultan dijiíciles palz~la fa~izilia.de lo c~ilal~ * ( ? S ~ L Iel~ Usiguiente cuadro:
de los casos, una enf~mnedadgrave no lleva a una patología psicoló- queias de sel-pelrsegz~idaque no se reducen por a1gz~n7e~ztación lógica,
gica identificable. Familia y paciente están lógicamerite impactados negwse a obedecer en cosas tales como zlestirse, hace~? la cama, darse
por el problema, pero impacto no implica necesariamente trastorno p7,isa para to71zar el azitobús del colegio, en?pz!iones n 161 madre y ne-
psicológico. Si se les ofrece ayuda psicológica interpretan que se les gar.se a ilPal centro de día.
Circular-idad.Algu7?a.s con.dz~ctasde L ~ i s airnplica7z a la fanzilia,
ve perturbados, y si juzgan que no es el caso pueden rechazar una ayu-
otms deben entenderse tornando en cuenta el ceizlro de díu, además de
da que les podría venir bien. El profesional ciebe no conf~indiruna re-
la fatnilia. Por ejemplo, los empuio~~es se inscriben en una pauta de en-
acción d e dolor intenso con una psicopatología. Es lzotmal sentir do- frentamietzto en escalada: la madre k pide algo, Luisa se niega, la ma-
lo~:pero cuando la reacción intensa se proloriga iiiás d e un nies puede d ~ chilla,
r Ltiisa rezonga y se sicque nega~zdo;la m a d la ~ cz~lpabiliza,
afirriiarse que están :sufriendo cle estrés postraumáíico agudo. Si se ella la empzqa, la madre se tnarcha afia~zdosu condzilcta, dejándola,
prolonga más allá de seis meses, estarnos arte un estrés postraumáti- no obstunte, hacer stil uoluntad. La neg~iltivua ir al centro de día sigue
co crónico (Kinchin, 19981, aunque, lógicaiii:nte, estos plazos tempo- otmpauta:pzlede enqpezarpor hacel. algo poco atraciivo, opor u n roce
rales están sujetos a una variabilidad personal. La sitiiación se trata d e con u n compañero o compañem que e.$ castigudo con .tiempo fuera.
resolver primero a trr.vés d e la red so(:ial del paciente y de su familia por pat-te de los nzonitores. Al d í siguiente
~ ~ rezonga en la cama, la nza-
EPIFERhlEDAD Y FAMILIA PRINCIPIOS O ESTRA7i'EGIAS QI:E OItIEN7 A Y [. . .] 71
dre la urge a levantat:je, ella se niega, b madn>aufnenla la presión y n a s y p r el riesgo de 2 / 1 1 profzrndo de2erio1.0de las rc~l~~cioízes,/umilia-
ella su terquedad, la rtzadre no pzlede manejar/(/y oplu por dejarle hn- re.\\. En realidad no hay ninguna mzónpara 110 tnltar eIp~.oblemade
cer ~2.1voluntad. Elprcixiirzo problema qzie se le plantee oz el centro de rejbrencia .jJla zdole~zciaal misnzo tien~po;prohablenientt. ambos estén
dia serú manejado con 161 tizisma cstmtegia de euitacitin. de algzrna jorma conectados. En la prúctica no: zla~t~os a encontrar con
E v a l u a c i ó n de reciirsos. En los casos de discapacidaclJlsica o inte- que el paciente s~leleestur nzedicado por elpsiqzr ialm. El tnkdico espal--
lectual resulta fi~ncla~~zentc~l e.stablecef-desde el comievzzo una image?z te de los recursos, exactnn.ienle cotno nosotros, ha cle tratú~*.selecotno
de recursos. Si 161 persxzn cliscapacitada esta presente, zi izu estr-ategia tal aliado, con indepencle~zciadel critet-ioqzre tcrzga~izossobre el valor
precoz consiste en resallar sz4.s potencicilidades. Cofz Luisa esto podría de 1ap:;iqz~iatríao del que elp.siyuiatm o 11zc5dicoten,qn del ualor de la
conseguirse tratando de entender el código con el que se comunica. Si, psicologzi~.Las descal{ficaciones de prcfisiotzales sc vzrclucn a medio
como es el caso, las lintitaciones cie comunicacicí~zson serias, ecrnperlar- pltrzo contra quiene.~11~scl ~Iiizla7z:cuando ndetnás los p~r~j%sio~zales es-
se en una comunicac,'óa verbal con la persona discapuc-itada implica t617 obligados a colaborcirpor la índole de los yroblc?tnas, lci [)oIíticd dt-'
el riesgo de poner de mcr nqiesto azin nzás sz~slir;,lit~~ci»nes. flaj: (jue in- de.scal$cación es proJis?zdatnetzteperjtrdicial pcim sr~scliet!tes e indi-
tentar algo diferente, s~~hrn-pando los aspectos comurzica/ivos no uerba- caciora de poca co~izpetenciaprc@siotz~il.
les o alabando sus e~fi~~erzospor comt~~zicarse, o huscc~ndoi?;formación En o1 caso de L u i s ~.sci ~trataron las icleas de :.q/enwcin g1la violencia
sobre sz~scompetenci~~s en otrns dreas que no sean las de comunica- en prinlet- 1ugar.y la re~zrtenciaa asistil-al ceiitln clc dia :;egzlndo.La
ció~z. plcrnifzcación del tratntrlie?ztosiguió los sigziietztes pasos: a.vz~darlesa
En segundo lugar se establecen los recursos cle la j¿tiimilia,fwnte a los enlender el sign@cado de las conductas de ~e~~qtc.siij~~, desarrollo de ha-
proble~rzas.Esos recursos pasan por la reactivución de hhal~ilidadeso, bilidades de contención, de definsa, 61. tielrlpo./i~relzr.de utilización del
eventualmente, el apzndizaje de nuevas: entetider de otm jbrma las ni?ffut-'rzosocial. Resulta iitil etz esta etapa el colltcacto covr ell>.siquiatra,
conductas de la hija, dar otro tzpo de respuesta a las condz~ctnsde ma- a i:eces simplel~zentepara que sepa que esknnos abíypa~pai~zjorma~*le
nz$ulación, de agresicin, de obstinación. Finalnzerzte. -y si ello fuera nc- del tmtanziento que ,si<yuela janzilia. Finalnzc>n/ese ahordó el problema
cesario, se identqican recz~rsossociales que cumplan utza ,función dc) del absentis~no.La .sec~~t-'ncia de hechos en esle caso fue: e.m~nencon-
apoyo, respiro y aprendiz~qe:lo nlús a mano szlele~zser los ~ Y L L ~ de O SU U - jz177to Qumilia, por sz~pz~esto con Luisa presente. /mis 7nonitol.e.~del cen-
toayt~day el voluntan'ado. La fc~miliaextensa no debe ulilizarse a nzc-- tro de día, más nosotros) de losproble?nasqrre Luisa tenía el1 el centro.
nos que esté verdadenametzte compromelida; en los problemas crónicos ~zegocic~ció~z de canzbios a introducir mi el centro. liegociación de nnz-
suelen cansane más tt-lt.deo más tewrpralzo con lo que se corre elpe1igt.o dia'as en casa si Luisa sqq:~zi ía resistiekdose c~ ir nl cetziro.
r - - 1
de deteriorar relacioncis Inzy signijicativ~rs.Recl cérdesc que tpnpo blacio-
ves crónicas la provisión de apoyo social (de rekiciones, en defir~itivaj, Luisa
previene la aparición de trastornos mentales a L:irgo plazo.
Si reproduce el patrón de interacción o el sistema de valores de la familia,
Intervención le resultará difícil crear una relación sólida con todos sus miembros. A la hora
de evaluar los problemas, sea concreto, ello ayuda a la familia a dimensionar
La i n t e r v e n c i ó n coino p r o g r a m a . Elprimerpaso consiste en definir la gravedad de los problemas y a usted, a tener una idea clara de lo que tiene
u n orden deprioridacie.~,Luisa presenta varias condz~ctasqueparecen que cambiar.
tugentes: la ideación de referencia, las conduelas agresi~las,lc~renuen- Trace las secuencias de conductas dentro de la familia; si fuera preciso,
cia a atender el centro de d í a Az~nqnela sintomatología psiqz~iútrica defina las secuencias que tienen que ver con la institución.
Resalte los recursos de la persona enferma, de su familia y, eventualmen-
sea lo más llamativo, -v el contacto social y el aprendizaje de condtlct~~s
te, de aquella institución a la cual el enfermo acude. Recuerde que conectar a
de aatltosu.ciencia sean nzas que inzportantes, en los casos donde hay
la familia con una red social previene la aparición a largo plazo de trastornos
z:iolencia reiterada ésta debe ser la prioridad, por el riesgo de desborda- mentales.
t~zientoso accidentes qz~cpongan erz peligro la integridad de las perso-
7;! E N F E R M E D A D Y FAMILIA PRINCIPIOS O ES1.RATEGIAS QIJE O R I E N T A N [. . .] 73
tud, SUS sut~ñosy SUS p~-o.vectos quedarhn ~~enten~ldos~, en el cuidado
Defina un orden de prelación de los problemas. Si existiera violencia, tra- absorbente de los dos pequ~ños.Vino lzlego kl depresión: .y después el
te este problema en primer lugar. Si la índole del problema exige la participa- aba ~zdorloy el maltrato. con k ~seczcel~a
s cde ~ L nqación,
L la czllpa, la so-
ción de otros profesionales, tráteles como aliados, aunque no se sienta trata- breprotección, la .suspicacia de losprofisiona/es~etc. Ante tul historia, el
do como tal por ellos. Defina el programa de medidas a llevar a cabo. Esté
prq/i?siorzal fundamenta/mente escz~chcly izornzaliza las reacciones,
siempre listo a cambiar ese orden si las circunstancias lo aconsejaran. Dese
pero no tJxonemde responsubili~l~ld la madrepuede, .y debq tJncontrar
tiempo hasta que pueda formular elprograma de tratamiento. A veces no
es inmediatamente evidente. otms formas de controlar a sus hzjos. Conzpreizder S I L desesperación no
puede llc~vara disculpar lo que está haciendo. Aiuestru actitud es la de
a.yuci!ar a crearpautas alterizatiz~as,y en cierta medida a exigirlas, sin
deslizarizos hacia u n juicio. De eso, aj~rtunadame~zte, se encarga el
Blanca juez. Nuestm actitud, asimismo, es la de reconocer ante nosotros mis-
mos y, en el momento apropiado de la entrevista (cuando se creó ya la
La relación. Establecer una i-elaciónpositiv~r con una inadl-e que relación), ante la madre>que lo que está oczlnitJndoestá tipficado en
maltrata a sus hijos dii:capacitados, los tiene abízndonados y. ademús, el dc~rechocomo delito y como tal castigado, una buena razón para de-
niega que lo esté haciendo; resulta 7nz~ydijkil. Como seres humanos jar de hacerlo.
que somos, tenemos zLn línzite, y ese línzite, muy,f'recueztemnte, se 611- Por supuesto, Blanca esperaba que se le ajeara sz~conducta, como
canza en la violencia, so bi-e todo si se diyzke a .!nenoresindej&nsos.Si otros muchosprojesionales lo habían hecho antes. Las experiencias an-
éste e.s su caso deberá ?.emitirsus clientes a otrol)rofesional. teriores 3) su propio czimulo de e?nocione.~la hací~znmuy susceptible a
Si no es asz; una huena forma de ccomenz~lrla relucióiz es escu- los comentarios delp-fofesional.Crear la relación se hace dfícil. a ueces
chando la historia delporqz~ése ha llegacdo a donde se llegó. Suele ha- se tclrda varias entrevistas. pero merece lupena espemr si con ello se fa-
ber una historia de alguien que no pudo más y tesprobable que apren- cilitu el cambio.
diem a imponersefísicarrzente. Por supuesto, ello no exoneru de cuQa,
nos sirve para conocer cómo se dieron las cosa:; también para que la Evaluación
madre; en este caso, se sienta escuchada, no juzgada. Si logm estable-
cer la relación escuch~~ndo es posible que despt~i?spueda pedir, o suge- Evaluación de recursos. Resulta d@il que Blanca constru-ya una
rir otras,formas de marzgjar la situación. La alternativa es que el mal- imagen de sí como alguien competente. Tiene denzasiada evidencia de
trato siga y que nos veamos obligados a recurrir a medidas legales de lo contmrio: la violencia .y el abandono /a cel-tfican conzo .mala ma-
fuerza, que implican 161 iutirada de la pc~triapotestad y la .sustitución dre~>.Juslarnente es la con.strucción de la imagen positiva lo que resulta
de la madre. Tales medidas no hay que clescart~zrlas, pero resulta más más labo?-ioso,pero el jir~alde la violencia y del abandono dependen
sensible ganar la relación escuchando la historia, y a partir de ahíszl- mzscho de qque la adquiera. El hecho de que Bla?zca esté en la entreuis-
gerir medidas alternativas de control de los h?josy fórmulas de apoyo a tu es indicador de qque apesar de cómo estún las co.sasguarda cierta es-
la madre. perunza de poder ser de otra manera. Uno siempre puede alabarle el
En u n caso como éste encontrarú muchas ocasionespara entender que sea capaz de conserLJaresa esperanza, .v construir sobre qué ten-
elporqtk de la violencia; insistimos erz que eso no exonem de respon- dríi~que hacerpara que esa esperanza se confirme.
sabilidad. Blanca tiene dos hijos, ambos discclpacitudo.~.Hubo toda Por otro lado, el relato de la histoiia suele tumbiélz dar oportz~nida-
una historia de temor antes de tener el segundo que, lógicamente, f ~ l e despara la construcción de la autoestima. Sin enzbar;qo no ha-y que lla-
muy deseado, para encontrar, de nuevo. que era discapacitado. Des- marse a engaños. el proceso puede resz~ltarlento y azaroso; en cual-
pués, el marido se desentendió con la ju.stzj?cación del trabajo. Ella se quicr caso, el éxito. aunque sea 1-elatiuo, sobre 1a.spatrtas de violencia y
encontró con dos niños mu-y exigentes e incapaz de dur i-espuestu a abaizdorzo constituye la inejor evidencia para reconstruir z¿na imagen
esas exigencias sin ayuda, cada vez mús consciente de que su juven- detel-iomda.
P R I VCIPIOS O E S T R A T E G I A S Q U E ORIFN'I',~'L' [ . .] 75
Conductas concretas y circularidad. En los caso:: de uioleizcia coiz- y S:sila I ioleizcia j?cl aba.,ldorzo izo cesa 1x1x.Po-
.siotzal). Euenti~alnze~zte,
uiene empezar establecienclo la secuetzcitr en escalacla qz~c-, l l c ~ ~alaq ~ i - dría irs;]w 16: conuocutoricz de toda 1~ 7,c.d social (~*c~lj¿i~nilinl: 1716sami-
sodio.fi3ico. Qué hacen los nitios y cónzo ~*e.@o~zde ella a eso que huccun gos, ~nú.sprc!fesionales). Esto ~nc-~didcl se Iwei,riaría coino lílti~noI P C L L I ~ S O
hasta llegar a la uiolencin. cual es elpaj~eldel pad~-e la secz!enciu. La yprececlería al i~ziciodelpr»ceso de retira de^ de lapatt,iapotesiad si, fi-
idea corzsiste en encontmi zrn momento al comien.m de la secuentia nalmente, tunzhicj~z firllam.
qz~e,filncionecomo la señcil de que haji que hacer a&o distinlo. Esa :;e-
1áa1deberú estar al comiet/zo; si se pospone flzz~cho,e1 sujeto no p o d ~ ~ ú
co1ztI"olalise.
De.spz~éshharú que de311i1. las circzlnsta~~ciuse.riresalzte5 a 161 que
1 Blanca
estú sometida la persona ~:iole~z/a. Por momentos, ei' estr6s de la disca- Resulta normal que se encuentre con problemas a la hora de establecer la
pacidad (o de la enjkrmecl'~ld,en general) e.s más q ile szlficiente. ve- relación con una madre que maltrata y abandona a sus hijos enfermos. Escu-
ces, se Ilnen el alcoholi.smo del nzarido. otru cnfernz~dadcn ~ ~ l g ~ de uno che la historia de cómo se llegó a esa situación. No exonere de culpa, ase-
los abuelos. ausencia de reczlrsos que nziligue la caq!a a 1u qzre se ue so- gúrese de que 161 violencia cesa. Si la situación estú bajo control, no juz-
metida la madre, etc. In1e)-ceniren todas estas circzrnstancias rnejora, gue. Si no lo esta, tiene que actuar como un agente de control social y
de fol-nza indirecia pefu ejicaz. la viokncia -1,el abundono. Anzbos son denunciar la situación. Si existiera un procedimiento judicial en marcha,
colabore con él. No sustituya medidas judiciales por las psicosociales. En los
elz esios casos indicadores (deldesamparo en r.1 que S L encuentra la per-
casos de violencia y abandono resulta muy complicado dar con una imagen
sona que cuidu a los enjerinos.
positiva del cliente, el proceso puede resultar lento y con alternativas. A la
hora de evaluar, muévase desde cómo se da el episodio violento hacia el des-
cubrimiento de las fuentes de estrés y de recursos de la familia. Trate de es-
tablecer cómo se relaciona la violencia con el estrés que produce el cuidado
La intervencion coi~ioprograma. CUnzo hejnos t37encionado, czlun- de la persona enferma y la falta de recursos. Establecer la relación no signifi-
do la uiolencia está presenle, el primer nzovimiento es pamrla. En el ca justificar. Exija la responsabilidad de hacer otra cosa diferente de la vio-
caso de Blanca; el prqgmnza contemplaba los siguiente.^ objetivos:pa- lencia y el abandono. Interprete la violencia y el abandono como síntomas de
m r la ~~iolencia,,finalizu~-la situución de aahatzdofio, restablecer una desamparo y desesperación por parte de los padres, a menos que tenga evi-
autoimagen positiua, restuhlecer la colaboración con 1osprofe.sio11ale.s dencia de lo contrario.
del centro de día, potenciar los recursos~~lmi1iarc.sc sociales de los que Sipese a todo ello le resulta dzjiícil crear la relación, derive el caso a otro
profesional. .
disponía la madre la^ familia, en genemll pura enf i-entarsea 1 ~ situa-
1
Defina el programa de tratamiento basándolo en un orden de prioridades:
ción de enfermedad, .y, si ello juera izecesario fo pcsible). fortalecer la
comience por detener la violencia, muévase hacia las situaciones de estrés,
wlación depareja, implicc~ndomús al marido en el cuidado de sus bi- potencie la red social, involucre al marido en el cuidado de los hijos enfermos.
jos di.scapacitados. Si el pj-ugwma menciotzado se n?uelara i~rcapaz de Si fuera necesario, trabaje por mejorar la relación marital.
poner fzn n la uiolencia y al abandono, hab~.íaque cont~mplarelztcilz- En caso de que persista la violencia, inicie elproceso de retirada de la
ces la posibilidad de comerlzar u n proceso de retirada de la patria po- patriu potestad.
testad; la regla es que habríu que intentarlo todo si la sal~ld.y, mz~cho Combine sesiones individuales con sesiones de red profesional y, si el caso
más. la uida de los niños cowiem peligro. es muy rebelde, con sesiones de red social.
Elpropmma contempla, por lo tanto, zLn orden depriori~ladesque
emnpezuríí por detener la violencia, movicíndonos 1ut;qo hacia lo quepa-
rece relacionado con ella: ILLfulta de recursos de la madre. E~npezuria-
mospor el centro de día y .seguiríamos hasta su relación con el marido.
Elprogmma contemplaría sesiones que combinaríai~el trutanziento i ~ z -
diuidual con sesiones con /osprofesionales dc.1 centm de dia (redprqfe-
76 ENFEI<MEDADY FAMILIA PKINCIPIOS O ESTRATE<;IAS Q U E O R I E N T A N 1.. 1 77
l
Definir las condiciones bajo las cuales va a desarrollarse el tra-
tamiento rebaja el estado d e ansiedad e n el que suelen venir los
pacientes, además d e servir como orientación tanto a la familia
1 Lecturas recomendadas
1
trategias en psicote~~apia (Barcelona, Toray, 1971), y Las tucticas del
en cualquier otra inteivención psicosocial: que el paciente ( o la poder de]esuc?isto-y o t ~ o e7zsgyo.s
s (Warcelon:~,Paidós, 1991).
familia) sea capaz d e enfrentar el probleina por sí misrno(s1. No En el libro editado conjuntamente con el profesor Mark Beyebach
obstante, el profesional ha d e tener e n cuenta que la presencia (Navarro Góngora, J. y Beyebach, M., Avai~cc~s Terapia Familiar,
1
d e un estresor crónico. como lo es una enfermedad, los hace Barcelona, Paidós, 1995), el capítulo 2, ((Estrategiasen psicoterapia,,,
proclives a tener más crisis. por lo que su intt:rvención ( y por se ha dedicado inonográficamente al tema; e n él se identifica el con-
lo tanto su relación) puede ser corta en el tiempo (pero inten- junto d e estrategias que utilizamos más frecuenterilente en Terapia
sa) y a largo plazo. Familiar.
Evalúe contextos. Contvstos sociales: la relacdón del enfermo
con su familia, con los seivicios asistenciales ~:inédicos,d e re-
habilitación, sociales, ei.c.1. Contextos d e contlucta: e\-alúe las
LOS PROBLEMAS EN SU CONTEXTO. LA FAMILIA
BAJO EL IMPACTO DE LA ENFERMEDAD
1. La unidad de evaluación
1I
lo inenos, corno difícilmenre inodificables. Segundo, todo lo que tie-
Cultura y sociedad ne que ver con valores o con creencias n o suele ser percibido, asu-
miénd<)se,de forma acrítica, coino datos d e la realidad 1ni:;ma.
Ser1 icios niéclicos
--
-- --
Ejercaaio 5i
Para poner d e il~anifiestoel contexto ocioc cultural, se invita al lector a hacer
el sigiiiente ejercicio.
1-Paga una lista d e las creencias personales, farililiares y culturales que tc-
nia acerca d e la enfermedacl antes d e corrienzar a tralmjar c n el campo.
Lucgo haga una seglinda lista con las que tiene ahora.
Haga otras dos listas (siga el orden que sc le sugiere): en la primera reh-
I.'amilia y cioiie los medios con que c~icntae n su institlición; e n la segunda relacio-
recl social ne los niedios con que debcria contar.
Con 121s listas d e los plintos 1 y 2, haga, finaliilcnte, el sigiiientc ejercicio: tra-
1
- te d e especiilar que creencias socioc~ilt~~rales justificariail los servicios con
FIGURA2. Unidad d e evaluacicín c n casos d e enl'crmeclad seria. los que cuenta su institucicín, y qllé otras creencias ilistificarian los seivicios
con los que debería contar.
que pega a su rnadre (prol)lemas entre la persona enferma y su faini- 5. Prohlernas i r i s comunes entre la f ~ ~ i ~ ~1 i: ~lpersona
CUADICO ia. (mferiiia
lia). No aparecen prohlem;is, por lo rneiios en principio, eti la fainilia, 1' los s e ~ i c l o s .
ni en la institución, asurni12ndose que :;e los percibe coino recursos. l
Eri el caso d e Blanca, los re~viciosafirman que ISlanca pega y tiene
- - - -
at)andonados a sus hijos ((21 problema está entre la F~niilia las per-
:i) Es~ructurül
scnas con discapacidad; lógicamente, tambicn entre el sen~icioy la FA-
Coaliciones y exclusiones enlo-
milia, por eso el servicio pi'rle la consulta). no aparecen probl,rmas en- cionales. Fainilia/Kecl sociüi.
tre los hijos discapacitados y el servicio, antes al c.ontrario, el servicio I>atrc)nesrígidos. Fainili;l/Recl social/Ser\.icios.
aparece como recurso. Aislamieilto soci:il. Familia.
Cainl~iosen roles y fiinciones. Fainilia.
C~iidadorprimario F;~mi!iai-(res-
Defina las relaciones del problema con la institución, con la familia y con piso).
la persona enferma. No olvide que todo ello está mediado por factores socio-
culturales. t ~ )De procesos
Defina no sólo las relaciones, sino también lo que ocurre dentro de cada Compatibilidad.
subsistema (ia institución puede o no estar en crisis, la familia puede llevarse Los mecanisinos de afronta-
mal o bien entre sí, el enfermo puede o no aceptar lo que tiene). miento resultan difíciles de
ca111I)iar.
[nterdependencia entre los
[res ciclos (hiniliar, inclividual
v de 1a discapacidad).
2. La familia bajo el impacto de la enfermedald:
elementos de evaluacion c) Eii~ocional-cognitivo
Complejo einocional.
Las relaciones entre los tres subsistemas d e la figura 2 dan lugar a Alta expresión de einociones.
una serie d e problernas que vienen agudizados o paliados por las ca- Conspiración del silencio.
racterísticas d e la enfermeclad. En el cuadro 5 hemos recogido, sin ,Malas experiencias con los
ánimo de ser exhaustivos, algunos d e los inás iniporrantes (Navarro prof<:sionales de la s:llud.
Duelo.
Gcjngora y Beyebach, 1995; Rolland, 1994).
Búsclueda del significado.
El problema del conlrol.
Incertidumbre.
2.1. ALTERACIONES
ESTRUCTURALES El rol clel sistema de creenci:is
lamiliares.
Manolo
A veces surgen problei-i~asen la negociación riiisina del rol, lo que d e a iina pérdida periilai-ierite d e funciones, sobre toclo d e aquellas
rtssiilta más probable si la persona enferma es la inadre. Eii estos ca- que re,sultan más afectadas por la enfei-ineclad.
sos la adscripción cultural puede verse: desafiada por otros valores o Asumii nuevos roles y fi~ncionespor parte del esposo sano es, a
prioridades, como son que lais) hija(s) mayor(es) teriga(n) también veces, un proceso costoso. El padre sano :$e \,e obligaclo 3 aprender
posibilidades d e terminar una carrera y de formar relaciones d e pare- el rol tiel que enferma, siendo kste un proceso más o m<:i~oslargo y
jz.;disfrutar de los mismos privilegios que tuvieron los padres. L,a hija más o nienos fácil. Así, la i-i~adresana puede encontrar que no sabe
((21 hijo) puede considerar. que es función del padre el hiiccrse cargo cómo jugar roles d e control y ejecutivos coi1 los hijos, mientras que el
d e !a niadre enferma, al fin y al cabo es su esposa. padre sano descubre lo difícil que resulta desarrollar funciones afecti-
En los casos d e enfermedades gravemente incapacitantes d e Iras y cle s~?rvicios.En todos los casos, 13 familia por entero, pero so-
uno d e los padres (o d e uno d e los hijos con iin papel importante bre to(1o quien juega el rol de cuidador, descubre hasta c~u6punto el
dentro d e la familia), las funciones y roles que deseinpeñaba el en- problrhma interfiere con su proyecto d e vida e , incluso, con hábitos
fermo las tiene q u e asuniir el resto d e la famili;l, lo que exige, tam- elementalt:~d e la vida cotidiana.
hien, iina negociación m;is o inenos explícita entre quién tiene que C ~ i a n dlos
~ cuidadores familiares son los hijos pueden presentar-
clelegar la función y qui(tn(es) tiene(n) q u e asumirla. En este tipo se problemas alrededor d e la época d e emancipación. La aceptación
cle negociaciones resulta característico que la persona enferma en- del rol c1e cuidadora que se hizo e n un momento dado ve cuestiona-
tienda que puede retener más roles y funcione:^ que los que juzga da su validez cuando es tit:inpo (o coinienza a pasar el tiempo) d e
apropiados el resto d e la familia. Si tales roles v funciones llevaban que la lija lleve una vida indepeiidiente. Los problemas d e este tipo
aparejadas cuotas d e poder o d e prestigio (o una gran parce d e la iden- no han d e conteinplarse como producto del egoísino o la falta d e
tidad del padre dependía d e los roles q u e desempeñaba), el enfer- amor o d e escrúpulos d e la liija(o), sino más bien como expresión de
mo experimentará una pérdida considerable, con su consiguiente la necesidad d e vivir la propia vida, lo que es noriual, reclamando el
ciuelo. relevo e n un rol que desempeñó por cierto tiei-i~po.
El acto d e delegar funciones lleva aparejado ceconocerse como tal Por oti-o lado, se suele olvidar que asumir el rol d e cuidador pri-
enfermo. Ciertos probleriias a la hora de negociar los cambios y los mario implica un proceso d e ajuste entre dos personas: la cuidadora
roles no provienen d e la negociación misina y sí d e la pena d e la fa- y 13 pcrsoila enferma (Feigin, 1994), proceso lleno de miedos mutuos,
rnilia y del duelo del enft:rmo derivado dt.1 reconocimiento d e su de- d e intereses muy diferenles, que puede verse, además, con~plicado
finitivo estado. por factores culturales (Kolland, 1994) y d e la enfermedad misma
El rol de cuidczdoi-prirlznr-io. Con las enferrriedades intermitentes (Weingarten y Weingarlen Worthen, 1977). En el cuadro 6 hemos re-
(como, por ejemplo, la esclerosis múltiple), la alternancia d e recaídas cogido las conclusiones d e un estudio sobre el proceso d e ajuste mu-
con momentos de remision en los que el paciente recupera cierta fun- tuo en parejas con una discapacidad sobrevenida.
cionalidad, genera una dinámica propia. En estos casos. la familia se
ve forzada a negociar no sólo el rol d e cuidador, lo que suele zanjar-
se en la priniera recaída, sino que también, y ello resulta más compli-
cado, negocia en los momentos d e remisión qué funciones reasume En su caso se hapresenlado unp~vble~?za 141z tanto atzí>icoen la ads-
el enfermo y cuáles delega e n los períodos d e recaídas. No sólo sur- trnpción del rol de cuidador. .Ma~zolo,aun,qtle seriarnenle linzitado. toda-
gen complicaciones e n torno a cuáles serán las funciones retenidas y z)ía conserva bastante funcionalidad, de ?nodoq ~ ~IZO c .precisa de super-
cuáles las delegadas, sino e n la negociación misina: después d e varias ziisión .y uyud~lconstante. Claranzentc. 161 1i7adm se ha c!f'recido como
recaídas ernpieza a dejar d e tener sentido seguir negociando y se tien- (-itid~~dora,pero Ma?zoloIia 1-echaz~~do,por el nzonzcvzto, el ofrecimiento
ENFE1,:iMEDAD Y F A M I L I A LOS PROBLEMAS E N S U C O V T E X T O l...] 89
y se ha rqugiado en casa de los ahz~r~los
Probable?r:entet»d~luí~l
se cn- Falta ~ l treconocirnie~~to
. del sacrijlcio y e . ~ f z ~ e ?realizado.
m Uno
czrenlm rnllj' resentidopor lo que cal@ca de i~~esponsuhili~lad
de /aspa- d e los czimbios estructurales más iinportantes y trascendentes tiene
drespor haber tenido hijos sabzendo q21e se le>condeizaha a sz!fnr. que ver con la adscripción del rol d e cuidador prinlario. La adscrip-
ción, coino hemos inencionado, sigue criterios sociocultui-ales que
Perder el rol o la función familiar implica, al mismo tiempo, tener que designa11 a las mujeres (iiiadres, hijas mayores, otras hijas, nueras)
asumir la enfermedad. para estos menesteres. La trascendencia en sus vidas d e esta nueva
Asumir un rol no es un proceso automático: lleva el tiernpo de la negocia- función suele ser enornie: muchas tienen que dejar d e trabajar (un ter-
ción y lleva el tiempo que se tarda en aprender las habilickides ligadas al rol. cio d e las 1ii:idres puede continuar trabajando, frente a dos tercios del
gnlpo con hijos no discapacitados), renunciando a proyectos persona-
les, a tiempo d e pareja, a atender mas a sus otros hijos y dedicando
CUADIIOO. Conclusiones sobre el proceso d e ajuste mutuo e n .parejas energías físicas y psicológicas al cuidado d e la persona enferina.
~ - nlas qiie Lino d e los inienibros est5 afectado d e iina discapacidacl Resulta frecuente que estas cuidadoras se quejen utilizando un re-
sobre\,c.nida (Feigin, 1994).
gistro funcional ([[noine ayudáis~~, o [[estoyagotada))).Obteniendo, nor-
malmente, una respuesta igualmente funcional del tipo .ya te a y i -
Existe una relación significativa entre el ajuste de la persona discapacita-
damos)),o ~biiscarernosa alguien que te a j ~ i d eSi~ la
~ .provisión d e ayuda
tla y el cle sil esposo.
El esposo sano acepta mejor la discapaciclad, sc cnrol:i en más :ictivida-
n o reduce las quejas es que éstas no son materiales, sino morales: la
des d e tral~ajoy d e estiidio, cs socialinente inás activo (aunque en menor cuidadora n o encuentra apreciados su s~icrificioy dedicación. Si e n
gr;ido que antes d e la discapaciclatl) y goza d e inejor s:~ludqile sil parej:~ primer lugar n o se hace este reconociiniento, resultará poco probable
discapacitada. que, ni siquiera, acepte la ayuda material que parece estar reclaman-
I'aradójicamente, mientras que los individuos (liscapacitados son física- do. Finalmente, se instauva un circuito d e retroaliiiie~itación:cuanto
mente más dependientes, son, sin ernhargo sus esposos/as quienes lila- más s e queja, más se le ofrece ayiida material. y menos se siente com-
nifiestan irás miedo a la separación, mayor dependencia y iina inayor prendida, lo que aumenta las quejas.
viilnerabilidad. Se han dado varicls interpretaciones a este resiiltado pa-
En la tabla 1 hemos recogido algunos datos que ayudan a hacer-
radójico.
se una idea d e la carga del cuidador priniario.
El género no predice el ~ijiiste,lo cual se 1x1interpretado cm téimninos de que
c~iandoaparece iina discapacidad seria, el prol>lei!ia niiniiniza ciial(luier otra Agoturnic?nto. La cuidadora puede quedar agotada física y psicolo-
varialde clcmográfica. Las poc.;is cliferencias apiinian en la dirección de cliie gicamente como consecuencia d e la carga y la renuncia personal que
los Iioiiit,res invierten más tiempo que las miijeres en actjvidadcs de estudio implica cl cuidado de la enfermedad. Lógicaniente, las posibilidades
y trabajo. También se halló qiic las niujeres expresan 121 ansieclad niá:; qiie d e agotainieiito son mayores si la enfermedad es seria y demanda una
los hoinbres. Los hombres afrontan Iiaciendo y las iiii~jerc.s,estando. gran disponibilidad d e la cuidadora. Alcanzado el punto d e satura-
Is>s inecanismos de afrontamierito qiie 13 persona discapacitada lleva a su re- ción, la c:uidadora puede desarrollar trastornos psicológicos o físicos,
lación inarital, parecen depender del género de cliiien tiene la disc;lpacidad.
o abandonar al enfermo. En la mayoría de las situaciones, lo que está
Nilestras investigaciones sugieren que la intcivcnción psicosoci:d en pa-
detrás del abandono es una mezcla d e falta d e fuerzas físicas y psico-
rejas e n Iíls que uno d e ellos siifre una cliscapacidad dehe ay~idarles:i
conseguir iin eqiiilibrio en la consec~iciónd e las nece.iidades d c ainl>os. lógicas (debidas a la edad. por ejemplo), renuncia personal. falta d e
A largo pl~izo,prohahleniente, 121 intervención será irás eficaz si se 1i:~cc ayuda y una gran demanda de cuidados que desbordan las posibili-
con los dos iniembros d e la pareja en vez d e con la porsona discapacita- dades d e la cuidadora, y no una dejación d e funciones.
cl;i ~ 0 1 ~ 1 . I'or eso es tan importante el respiro. El que alguno d e la familia
tome el papel d e la cuidadora y la sustituya por uiias horas, o por un
90 E N F IiRMEDAD Y FAMILIA LOS PKOBLEMAS E N S U <.ONTEX'IO L...] 91
yoría d e los estudios establece claramente que el AS facilita la recu- El ,disponer de zlna red social cunzple vurios propósitos: recibir
peración d e los problemas d e salud. l'or ejemplo, la evidencia del im- nprob~ició?l;c o ~ ~ z ~ ~ ~ ~de~ aloc rapropiado
iórz de detenninadas crcen-
pacto del AS e n la recuperación d e las intt:rvenciones quirúrgicas es cim; alziljzar la expresiói~abierta de selztimientos; ayuda mntem'aly de
impresionante (Wori.man y Conway, 1985). irzJUmzación;creación de sisteijz~lsde apo-vo mutzLo. En. todas las expe-
Lo cierto es que, con independencia cle lo que la investigación rielzcias estresantes existen ciertas tureas adaptativas a ~1e.sarrolla~. El
viene diciendo sobre el valor d e las i-elacicnes sociales, las condicio- ,45 sólo es positivo c ~ l u n d oexiste 10 voluntad de reali.zur las tareas y
nes crónicas demandan ayuda a largo plazo que los sisteinas asisten- cuando el tipo de apo-yoprestado (i~zfomzaciÓ71,apoyo moral y mate-
ciales, al menos en Occidente, cubren inal, orientados como estcín ha- rial) se adecua a la ~zatzlmlezade la tarea.
cia los problemas agudos. El corolario es claro: mienti-as sigan así las Aunque pos lo general el disponer d e AS resu1t;i positivo, hajo
cosas, los interlocutores de las familias con miembros enfermos serán ciertas circunstancias puede ser negativo. Lo es si mina la autoestiina,
las asociaciones d e ayuda mutua. Hoy por hoy, n o stilo representan si se ofrece d e forina humillante o haciendo sentir al enfermo por de-
la posibilidad d e un apoyo emocional constante, sino también los ins- bajo d e otras personas, o si la sobresolicitud le lleva a sentirse miis in-
trumentos mediante los cuales crear y gestionar los servicios profe- capacitado; si quienes lo ofrecen mantienen concepciones equivoca-
sionales que necesitan. das sobre los procesos d e afrontamiento d e la enfermedad o carecen
- d e una coinprensión adecuada d e la enfermedad del paciente; si los
enfermos se ven abocados a relaciones que no son ni igualitarias, ni
Ejercicio 7
Teniendo en cuenta los siguientes p;irán~etios,:in:ilice v:irias d e las Eimilias
recíprocas; si los enfermos ven cómo sus relaciones más significativas
d e las que entrevista. Ilespués decida si \,ale la pena intervenir e n el área d e se caracterizan por la atnbivalencia d e sentimientos: lo que constitu-
sus relaciones socialc.;: ye. por otro lado, una respuesta típica a la enferinedad.
La literatura, por ejemplo Kaplan y Toshima (19901, recoge al me-
Tamano d e la red: níimero d e personds con las que niantienen contacto nos dos situaciones e n las que la provisión d e ,4S produce, frecuente-
\
cara a cara. (Los e:jtudios acreditan que las fainilias ''normales,>disponen
mente, la exacerbación d e una enfermedad. Los casos son los d e ado-
d e entre 25 y .40;aqiiellas con un inieinbro n<?urótico,de 12 a 15; con un
miembro adicto, d c iinos 14, y con un miemt~ropsicótico, d e 4 o 5. Tó-
lescentes diabéticos y los dolores lumbares. A los adolescentes les
mense las cifras coino indicadores, no coino síntoma d e patología.) resulta muy importante la aceptación de sus pares; es desde esta reali-
Frecuencia d e los contactos (cuanto más freciiente, más significativo). dad desde la que hay que comprender que: la mitad d e una muestra
Naturaleza de la relación: indague si las relaciones lo son d e apoyo. son d e adolescentes diabéticos les resulte embarazoso rechazar alimentos
negativas o ambivalentes. que sus amigos les ofrecen y que una tercera parte prefiera comer ali-
Reciprocidad: indagiic si las relaciones lo son in~ituas,es decir, si a veces
mentos que no deben antes d e reconocer ante sus amigos su condi-
se está en la posici<ín d e recibir y otras en 1:i posición de dar. O por el
contrario, se está s6lo en una d e las posicionos. ción. Igualmente un tercio cree que d e no ser diabéticos sus amigos
1
los apreciarían mrís y que disfrutarían más del colegio. Un séptimo re-
conoce que sus amigos les <'tientan>> para que coinan cosas que no de-
Las enjermedades .fi'sicas se aconzpañan de m i ~ d o s .ansiedades, I ben. Dada esta situación, no debe extrañar el que los estudios hayan
p).ohlemas por e/ deterioro progresivo, dolor, desjZgu~arniento,pérdida encontrado que la satisfacción d e los adolescentes diabéticos con su
de j'uerzzs, cambzos en la identidad. dependencza de otras personas, red social correlacione con un manejo deficiente d e su condición, y
etc Para nfrontarlos se necesita, por momentos, ayuda de los otros, . que si se quiere mejorar, uno d e los métodos más eficaces sea el d e
q z ~ e/es re~zsegzír(->n
~ Y que
L sus miedos son normalesy que /es muestren entrenarles e n habilidades sociales para poder resistir las incitaciones
afecto (apo-yoemocional). de sus amigos a transgredir la dieta (Kaplan y Toshima, 1990).
98 E N F E R M E D A D Y FAMII-IA LOS PR013LLhlAS E N S U <:<)N1'EXTO L...] 99
El dolor crónico limita la vida d e 'forma sevítra; quienes lo pade- ellos. Los padres se ~ ' e lCi I Z el dilenza t k ~dar ~ I ~ I L/~<.<pi~(>st(i
~ L I a S L L S ne-
cen se ven obligados a cambiar su actividsid física, han cie i.om;ir me- c~,sida¿les. En zin n~onielltodado to~naronltz decisióiz dc L . ~ L Lno ~ tuviem
clicación, tienen que reducir su trabajo, etc. Según la literatura sobre ~ z ~ i c c c i SoL~~~X~L~I s~ L ~e1
~ S~.ic>.igo
~ O Y que ello con?poi.tuha.uilnqi ie confonne
el tema, aquellas familias que snuestran su preoc,iipación por el sufri- pusahu el tietnpo se cu~.;tionaro~z ~ dec.isitjrl correclu. Los 25
s i y ~ i czina
awos dn LLIisu, que coilicidelz con los 60 dr los padres, coillienzan a
riliento del paciente, lo ci.iidan, lo suplen en sus tareas cuando se la-
pc~tf7laru 77 i z z ~ e ~prolile~~~a:
~o k2 UC$'Z dc' /o.: padre.^ -y el pori,v->r~ir de /u
rilenta por el dolor, o le periiliten n o hacer nada, generan no sólo una
h i j u di.;c¿~pacita¿la.Mi~chosp~ldresclesespcizldolosanlc el filtzcw i111i7e-
[)aja tolerancia al dolor, :sino que lo mantienen (Kaplan y ?'o:;hima, diclto co,neiztan: ,iOjald Diospennitielzr que se nz~/rieseal ~ni.sn?»tienz-
1990; Pitts y Phillips, 19923). po qzle yo!>,.
LJn comentario que siiele oírse a 1;ls familias con un sujeto enfer-
rno es que las asociaciones de autoayucla son el único ámbito e n el Mcinolo
-
-
que se sienten comprendidas, aunque otras se quejan d e que limitar-
se al contacto con las asociaciones les hsice perder el contacto con Malzolo tiole l i t ? pi~oblcnzasi71zilar.SLL~ ' i d i>tr!Jk.sion~~l
a ha tenido
realidades <(másnorn~alec.~>. Algunas, e n algún momento? tienen que yi ic rzwdapta~sedejbrnla dlsstica, teniendo qzrr i ~Z L Ii izciui.a prc)yectos
rlegir entre sentirse aceptatlos y entendidos o seguir teniendo acceso I I I I yi~eridos:
~ residir e77 cl extranjero conlo e.i^perto en clerecho intel'
a esa visión presuntamente 172Lís normal. i~~icional. Ha re~zz~~zcin~lo a lcis r~~lcicio~~es d e p u r ~ j u no
: qziiere conde-
Existe cierta evidencia d e que los eni-.ermo:, más graves son los iictr a sus posibles bajos la 117isn7auidu que ¿/ c>.sl¿í uiz'icnda qz,rejziz- J J
clue menos AS reciben. El éxito e n el m:inejo de la enferinedad es g¿i misemble. IZO co~ztetiiplatliza relación de parej~z.sin hijos. 7 10 la cree
posible. Szs enzalzcipación hci q ~ ~ e d u dincomnpleta:
o por cl r~~otizento no
también determinante a la llora d e recibir apoyo: quienes tienen más
pztcde .sali7-cle casa de S I L a l ~ u e len
~ ~la. qzle se ha 7*c?fugiadopor la i772-
Cxito reciben más apoyo.
posibilidad cle 7-csoluel-01 conjlicto con sus patlres. ;Vi los padres nIzi la
La,falta d e ASparece ,desenzpe~inrun papel e.,L la e~stahilizaciónd e abuela van a pasarpol* i ~ n a , f i ~de s e ,,lzido r'ricío,~.
ildenlús: e12 el caso de
laspautas d e maltrato y en el desarrollo d e imstornos m e n t a l e ~ ~ ~ ~ J i S i c o s . la ahzlclcr se ~lel-ue71 la 7lece.sidad de s~ipliru los padres de Manolo; no
sahemos qligpripel dese1npe7iaeso en s i l z~i~lu. ni si le gusta o no. Tani-
poco s~~ben?os elp~zpelyz~edese71zpeiiu PI di.~1al?cia7?zie~zto de los padres.
Los estudios muestran que disponer de AS previene la aparición de tras- pero es nn?~~j.tproliable qr~etengan z~naciertri S S C I ~ S Ude C jkaca.so
~ ~ ~ exis-
tornos mentales y físicos. Las familias con enfermos grüvemente discapacita-
telicial: seg~Lmnzente1 ~ 1dcp7-e.~ióndelpad7-c. no e.? ujena a esta sensa-
dos, tienden al aislamiento social, haciéndose, por lo tanto, más proclives a la
aparición de trastornos. cicín.
La provisibn de AS no siempre tiene resultados positivos. En ciertas con-
diciones resulta negativo.
j. El fracaso a la hora cle compatibilizar tiene consecu~nciasmuy nolo, por su parte, jtiene razón cuando se desespera p no ve posibili-
graves, de suerte que, sin exagerar, nluchos de lo:<conflictos dad de alcailzar, aunque sea bajo mínimos, sus sueños personales y
que se observan clín-camente pueden entenderse en eF,ta clave. de parejx?; jcuidar de su enfermedad significa tener que renunciar to-
Li resultante general es que o b i ~ m1;i faini ia se siente atrapa- talmente a su vida personal y a la posibilidad de iina pareja?; jestá
da por la enfermedad, sin otro horizonte q-.ie atenderla eri ex- Emilia sobrevalorando sus proyectos personales?
clusiva (siendo los correlatos el agotamienLo, la sensación de
que ya nada queda que hacer en la vida, e! resentimiento ha-
cia la persona enferma), o bien su abandorio (la institucionali-
zación del paciente y su olvido, lo que no se consigue sin un
costo psicológico prohibitivo). Cuando una enfermedad impacta en la familia, la situación puede
visualizarse como el solapainiento, la interferencia o la interrelación
de tres cursos evolutivos: el de la enfermedad, el de la fainilia y el de
15jercicio 8 sus individuos (Rolland, 1989, 2000). Lo que plantea varios fenóme-
'roine algunas d e las Fdlnilia,k con las cluc norniaiinente irahaja e n su cesitso nos a tener en cuenta.
v 2in2ilice con ellas hasta qli6 plinto ponen la "enfei-sned:id en s ~ l~igaii>.
i I'ani
cllo le siigerimos lo siguiente.:
La ~zecesidadde conzpntibilizar. Como los ejemplos clínicos han
l . Inví~elasa que elijan varizis decisiones qiic hayan tclrnaclo recienteiilcnte
puesto cle manifiesto, se ha de compntibilizar la cumplimentación de
o, iiiejor aún, que tengari que tomar en un fiitiii-o próxiiilo. Un par cie la tarea evolutiva (experiencia y habilidades) de la familia y de sus in-
ellas o tres es suficiente. dividuos con el cuidado de la enfermedad. Las tareas evolutivas pue-
2. En una hoja d c papel, trace una raya liorizontül paralela al borde siipe- den entenderse como la alternancia de momentos centrípetos (la ta-
rior,/infcrior. A continuación. expliqiic a sus familia.; que toclos aquellos rea está dentro de la fainilia, y por tanto, conviene mantener su
puntos que queclan encinia d e la línea hacia el borde superior clel papel,
estructura de funcionamiento; por ejemplo, la crianza de los hijos) y
representün que se está ciando d e más a la enfermedad; los que quedan
por clebajo, representan qiie se esth cuidando la enf(:rmedad iilenos d e lo centrífugos (la tarea familiar está fuera, y por ello conviene generar
c~iicrealmente deiranda ( y que, por lo ianto, se 11 descuida). Natliral- nuevas estructuras familiares de funcionamiento; por ejemplo, la
mente, los plintos sobre 1;i línea representan qiie se le está daiiclo acl~iello emancil->acicínde los hijos). Aunque la enfermedad plantea siempre
que merece, ni m á s ni meiios. Pueden jugar con la distancia a la línea ho- un movimiento centrípeto, según coincida con una u otra etapa evo-
rizontal: una gran distancia significaría que se le está dando muclio más o lutiva pueden esperarse dinámicas diferentes: si coincide con mo-
mucho menos.
3. A continuación, pídales que sitúen e n 1:i hoja las de( isiones que toriuron,
mentos centrípetos suelen presentarse situaciones de competencia
o bien que ubiquen las tlisiintas alternativas que s e les ocurran con res- por la atención familiar: competencia entre hermanos (si el enfermo
pecto a decisiones a tornar en cl futuro. es uno de ellos), competencia entre un padre y sus hijos (si el enfer-
4. Fin;ilmente, pueden clisciitir que tendrian quc hacer p a n que las decisio- mo es uno de los padres). Si el momento evolutivo es centrífugo, sue-
nes se acercaran a la línea. le prolongarse, al punto, en ocasiones, de no resolverse; así ocurría
en el caso de Einilia, hasva que tomó su trágica decisión, y así empe-
zó a ocurrir con Manolo quien se planteó renunciar a una vida en pa-
Los tres casos pueden entenderse en clave de compatibilización; reja y a tener hijos. A veces logran la emancipación, pero se encuen-
los padres de Luisa, ¿la están protegiendo más o menos de lo debido tran <ladisposición)>,como por un corto lapso de tiempo le sucedió a
cuando deciden que su hija no tiene derecho a uria vida afectiva?; Ma- Emilia, viéndose obligados a compatibilizar la atención de su familia
134 E ~ F E R M E D A DY F A M I L I A LOS PROBLEMAS E N SU C O N T E X T O [.. .] 105
((le su pareja), con el apoyo a su fainilia d e origen, eii 1;i que está el enferrnedatles y que Rollarid (1988, 2000) llaina ~~psicosociales~~, aun-
enfermo, y a sus propias necesidades individuales (descle el deseni- que taiiibién, en cierto moclo, de su natiiraleza, e n una proporción es-
peño profesional hasta su tienipo libre). timada entre el 85% par:{ la parte comUn y el 15% para 121 específica
No resulta fácil poner a la enfermedad en su !z~gcit: e n e! coiitexto (Hobbs y otros, 1985). Rolland menciona cuatro: cornie~zzo.curso, re-
de las necesidacles d e paieja, d e familia e inclivi,:luale:;. 1.0 normal es sultado y grado d e incaj)ucirución.
que haya una tensión, un:. elaborada, J . por momentos doloi.osa. toma Las enftxmedades tienen un comienzo aguclo o un cornienzo gra-
de decisiones constante que trata d e equilibrar 11.)que parece iiiequi- dual. Aunque el monto d e adaptación y de niovilización d e recursos
librable. Estas familias, por lo general, han d e acostumbrarse a vivir sea al final el nlismo, lo cierto es que en las primeras tienen que ha-
con esta tensión (estrks), que tiene que ver. con :olucionar problemas cerse d e forma súbita, mientras que en las segundas se distribuyen e n
d e compatibilización que otras familias no tiener , y con la imposibili- un 1ap:;o d e tiempo más prolongado. 1'0s ello. las enfermedades de
dad d e encontrar ese punto d e equilibrio, con el consiguiente sacrifi- comienzo agudo son, para las familias, más costosas.
cio d e necesidades d e pareja, d e familia o individuales (Rolland, 1989, Las enfermedades cursan d e tres formas: progre:jivaniente, por re-
2 000). caídas y d e forma constante. Una enfermedad progresiva (diabetes,
Aunque el sacn(j?cio y la ?"enunciaa ciertos proyecto:; y necesida- enfermedad d e Alzheimer. etc.) requiere una adaptación y cambio
cles es un problema serio) no es el único, ni probableniente el peor. permaiientes, se han d e incrementar los cuidados e incorporar nuevas
Coino ya hemos mencionado inás arriba, Sutkin (1984) 1ia puesto d e tareas J. funciones, con el peligro d e drenar los recursos físicos y psi-
manifiesto el efecto d e acz~~~77,iluciÓ~~
y los problemas d e identidad li- co1ógic.o~cle las familias, pero sobre todo d e los cuidaclores. Son en-
gaclos a la incorrecta cumpliinentación d e los tramos e\,olutivos. No fermedades que se viven como un problenia sin fin; la saturación es
resolver un tramo genera un déficit que aumenta en la medida e n que sólo cuesticín d e tiempo.
se acumula por el paso clel tiempo. Aún más, sonlos nuestras expe- Los cursos por recaídas (colitis ulcerosa, úlceras pépticas, esclero-
riencias y lo que aprendemos d e ellas, 10 uno y lo otro conforrnan sis múltiple, etc.), alternan períodos d e enferi-nr:dad e n los que las fa-
nuestra identidad. Carecer d e ellas empobrece lo que somos, empo- milias tienen que movilizarse, cuidar y suplir al enfermo en sus fun-
brece nuestra identidad. Por eso, tanto los enferilios como quienes los ciones, con períodos de recuperación e n los que el enfermo retonya
cuidan tienen la sensación d e que sus vidas han sido una estafa, una sus roles y la fainilia recupera, por un tieinpo. su fiiilcionainiento nor-
promesa incumplida, porque experiencias que deberían haber tenido mativo. Se necesita desarrollar una flexibilidad considerable que per-
(jugar como otros niños: relaciones d e pareja, deportes) etc.), final- mita negociar varias veces los roles y funciones d e la persona enfer-
mente no se tuvieron. ma, pero se sufre, asimismo, por la incertidunibre d e la próxima crisis
Después, la enfermedad puede venir e n un momento e n que y, dependiendo d e lo serio d e las crisis y d e la duración d e los perío-
se la espera (la vejez), o no. Aunque nunca hay una preparación dos d e remisión. así se sentirán d e extenuados.
completa, lo cierto es que existe una gran diferencia. Enfermedades En las enferinedades d e curso constante ha liabido un primer mo-
que aparecen e n monientos tempranos del ciclo evolutivo, afectan mento d e crisis que ha dejado tras d e sí un déficit residual; sucede así
su curso d e manera definitiva; la sensación dt. 110 haber cumplido e n casos d e infarto, d e amputaciones, etc. La persona enferma se ve
los sueños, d e no haber completado la vida, d e haber sido estafado, obligada a un ajuste, que se hace d e una vez, y que, después, n o ne-
es poderosa. cesita iilodificarse. Que la familia se vea o no extenuada ciepende d e
Problemas relacionados con los parúmetros psicosociales de la en- la magnitud d e la discapacidad residual.
jkrmedad. En realidad, el impacto d e la e n f e r m ~ d a dsobre la l2milia Hay varios tipos d e incapacitación: cognitiva. del moviiniento, d e
depende e n gran medida d e ciertos parámetros comunes a todas las la energía, por desfigurainiento, etc. Cacla tipo tiene sus problemas es-
106 EI\IFERMEDAD Y F A M I L I A
LOS IIR(IRLEMAS E N S U C O N T E X 1 ' 0 [.. .]
do:, conviene que la información perinita un cierto nivel de espei-an- En estos priineros moinentos se han de tomar, igualmente, deci-
za y control. Como vamos a ver más adelante, la información sriele siones que ;itañen a los profesionales de la medicina. Eil primer lu-
crear una crisis que puede dificultar su comprensitin. En t.stc)s casos gar, resiilta iinportante conseguir una idación de colut~o~zrció~z. El
ayuda llevar a alguien que pueda después repelir la inforniación. criterio para construir dicha c,olaboración (especialmente irilportante
Tarnbién anotar por adelantado las pregunt;is que se quieran hacer, cuanto más seria es la enfermedad) es que el paciente y su kti~iiliase
I
aurique en los momentos iniciales de la enférmecad sucede que no sientan cón-iodos con el profesional. Si el sisteina lo permite (y- hoy
todas las preguntas tienen respuesta. ~ ya va siendo posible en nuestro país), han de encontrar el inédico
La #reorganización de la vida))esconde un eufeinismo que abarca
desde un cambio en el sentido y las prioridades \.itales hast:~lo que ~ que les inspire inás confianza. No resulta descabellado pedir una se-
gunda opinión médica, siernpi-e y cuando no se posponga un trata-
en psicología de la salud denominamos estilos de vida)>;seguranien- miento que sea urgente, ni se inicie un peregrinaje que alimente la
te, lo uno y lo otro están muy conectaclos, y prohableinente resulte ilegaciOn de los problemas. En segundo lugar, se tienen que tomar
ingenuo intentar cambiar lo uno sin lo otro. Lo cierto es que resulta decisioilec con respecto a los tmturniclzto.~.Plantear los niiedos que
importante examinar el impacto de esos estilos en la salud y, bajo su- producen, discutir las opciones, tener una participación activa en la
toina de decisiones, des;irrolla una profunda sensación de control.
peivisión médica, animarse a cambiarlos. No resi.ilta fácil modificar
hál~itosde consumo de alcohol, de tabaco, de ejercicio, de dietas, 1 Puede y debe discutirse cóino ajustar la medicación al estilo de vida
etc. (Pitts, 1996), pero de conseguirlo, no sólo se <,onsigueinejorar la
salud (y la enfermedad), sino que también se inci.ementa cierta sen-
sación de control sobre la enfermedad.
.
1
1
del paciente, qué modalid;id, qué efectos secundarios tiene, etc. De
nuevo, no está de más buscar una segunda opiiiión, y discutir las po-
sibles discrepancias con el profesional con el que se tiene mayor
Se trata de reorganizar la vida para poder afrc.ntar los problemas confianza.
generados por la enfermedad. Paciente y familia se ven enfrentados a I En lercer lugar, es taiil1,ikn el momento de tomar decisiones vita-
problemas muy prácticos eii este momento (le1 diagnóstico. I'or ejem- les que put:den suponer un cam1,io más o inenos clrástico, y aunque
plo, a quién comunicar lo que está pasando. Coniunicar a otras per- continuar la vida como hasta entonces tiene la ventaja de la seguri-
soiias el diagnóstico lo hace más real, es una f o r r a de ir asumiéndo- dad, puede no resultar realista ni siquiera a medio plazo. E:s probable
lo. Además, sólo inforinando se puede movilizar la ayida (el apoyo que taiiipoc:o sea realista un canll~iodi-ainático. Quizá lo sensato sea
social), aunque también se crean dificultades con las relaciones. En
cualquier caso, toma cierto tieinpo conseguir la vuelta de la red social
a una cierta normalidad. A veces, no decir nada :;e percibe como lo
menos problemático dado el carácter de la enfermedad, como en el
1
i
repenszir el orden de prioridades, teniendo en cuenta que las decisio-
nes toiiladas en la fase aguda de la enfermedacl son tentativas, ade-
inás resulta iinportante discutirlas con las personas implicadas (Doka,
1993). ES e1 iilomento de hacer testameiito, de designar a alguien que
caso del sida. tome decisiones médicas en la eventualidad de que no le sea posible
La identidad puede quedar muy afectada en oiros sentidos. El en- hacerlo al enferino.
fermo puede sentir que su cuerpo le ha traicion.ado (por su fragili- La superación de la fase aguda no garantiza la superación de los
dad), o sentir que adquirió una identidad indeseatla (porque la enfer- miedos, del malestar psicológico, de la discriininación (en el trabajo,
medad le estigmatice), puede suceder que su identidad profesional se por ejemplo). Lo pasado puede reverberar durante toda la vida de for-
;ea profundamente afectada. Es importante discutir todas estas expe-
riencias allí donde el paciente encuentre audiencia: con su inédico,
~
1
ma más o inenos traumática. En algunos casos se desarrollan cuadros
de verdadero estrés posti-auinático.
con su pareja, con amistades, con grupos d e auto.ayuda, con psicólo- Fase crónica. Entendemos por una condición crónica aquella que
gos y de forma profesional, si ello resultara necesario. se prolonga por un período sustancial de tiempo (de tres meses a un
Los PKoHLEhtAs E N su ComExro L..] 113
a ñ ~ ) implicanclo
. frecuente:; períoclos d c hospitalii.ación cal irienos d e
CUADI~O 8. Tareas a cunipliiiientür por el eiiferrno y si.! faniilia en la fase
un mes por año), y que supone secuelas físicas iriportantes y, a me- c:rónica y en caso de i-ec.upei.aci611(o cui-acitin)del paciente.
nudo, incapacitantes (Hol,t)s, I'errin e Iseys, 1985). Estar aquejado de (Fuen~e:versión ligeramente: ~nodificadacic Gonzálcz. Steinglass v Reiss,
una enferinedad crónica e s algo que le suceilt: al 1 2 0/o d(-.la población 1987).
infantil (con un 2% d e limitaciones severas), (Hol~bs,l'ei-rin e Ii-eys,
19:35),al 25% d c la pob1aci:iri cilti-e 45 y 65 años, 1.- al 45Oh dt. los ina- Tai-eas en caso de recuperación
jure~lsde la fase cl-cínic-a
yores d e 65 años (Gonzále;!, Steinglass y Reiss, 19:17). El a\.-ariced e la
mc:dicina ha cronificado muchas enfermedades que antes tenían un Mii~ejarsíntoinas y efectos de la Negociar la recuperación de ro-
pri~nósticofatal, aumentando esta població~id e forma coiisidcrable. meilicación. les y íuilciones del enfermo y de
Por desgracia, este avance no se lia visto acoinpaíiado d e la creación Regímenes para rcciiperar la salud. los nuevos roles del resto de la
de los cori-espondientesdispositivos asistenciales, dispositivos que si- Manejar el estrés y eraiiiinar las F<~inilia.
guen muy centrados en el tratamiento d e probleinas agudos. est~ltcgiasde afroritnmiento que Kcsolver los efectos psicológicos,
vienen utilizando. físicos J- sociales de la postenfer-
La fase crónica viene m:lrcacla por la presencia permanente (y por
Atiiileilt:lr el apoyo social y redti- niedacl.
momentos obsesiva) de la linfermedad y su progrcsióil, cc)ri la consi-
cir el :iislainicnto. Afrontar los mied~>s y las ansieda-
guiente necesidad d e u11 cambio constante en las c,strategias cle afron- Normalii_ar 13 vida a peszir de la des por las posibles 1-raídas.
tamiento del enfermo y d e 5u familia. La enfermedad y su trataiiliento enfermedad. Revisión cle la vida y de los pro-
se viven día a día, convirtiéndose e n algo coticiian:~para todos: es un * ltesolver los probleinas ecoi16mi- blemas relacionados con los esti-
elemento ~ n á ds e sus vidas. Si la enfermedad tiene iin pronóstico fatal, cos provocados por la enkrn~edad. los de vida.
esta fase es un ticmpo ganailo, a veces un regalo inzsperado, e n el que Defender y preservar la identidad a Rcdefinir la relación con los pro-
se disfruta (si se puede) d e la persona eilferina. En otros casos, la car- ! propia y hrniliar. fesionales cle la medicina.
ga y el sufrirniei~toexcesivos la convierten en < u - i probleina sin fin)). Keclefinir las relaciories con los
Son varias las tareas que paciente y familia han d e afrontar. Si el otros.
Expresar sentimientos y miedos.
enfemlo inejora o , afortunadamei~te,se ciira, se verán obligados a re- Encontrar un sentido a la cronici-
vertir los acuerdos alcanz.aclos, una renegociación que puede coci~pli- dacl, la incertidumbre y el declinar.
carse. En el cuadro 8 heinos recogido las tareas :L cuniplimc-nt:i: en
ambos procesos.
A estas alturas de la enferinedad, la relación coa los iriédicos ya se poner w la enjbrrnedad err sz4 lugaf*y por aumentar los contactos so-
!
ha estabilizado, corno los patrones d e cuidado, siempre y cuando la ciales y su calidad.
enlerinedad sea de curso constante; cuando es progresiva resulta inuy Cuando la disfunción se apodera de la familia, su dinámica suele
importante la capacidad d e adaptación a s i l avance. Pero lo que qui- presenlar las siguientes características (GonzLílez, Steinglass y Reiss,
zá resulte mcís definitorio de este momento sea la necesiclad de com- 1987):
paginar el cuidado d e la eriferiiiedad con la vida flmiliar, d e pareja e
individual. Mucho del malestar psicológico e n esta etapa time que ver 1. Las necesidades de la familia s e someten a las del enfernio, con
con la mezcla d e una renuncia extrema en aras del cuidado d e la en- I
el consiguiente aumento del resentimiento y la frustración.
ferinedad con un progresivo aislamiento social. La presencia constan- 1 Prorito se descubre que la ei~ferinedadcrónica funciona como
te d e la enfermedad tiene ese doble efecto tan ine~.itablecomo perni- l
iina lente de a~inieiitoque potencia toclos estos selitimientos.
cioso. Las crisis suelen ser su expresión, y las soluciones pasan por l La fanlilia e s bien consciente d e la situacióil, pero puede en-
114 ENI'liRiMEDAD Y F A M I L I A LOS P R O I 3 L I h í A S E N SU <;OUTEXTO L...] 115
médico y otros padres e n las inismas circuilstancias consiituyen una cia d e los pediatras. A veces tainbién es ernocioilalmente inmadurc
inlpagable fuente de poyo, información y ilormalización. (el dt:sarrollo físico rio tiene por qué corresponderse con el emocio-
Para el niño d e pr.?escolar, la hospitalización puede constituir una nal), o no tiene el apoyo social suficiente corno para enfrentarse a
terrible experiencia (11:abandono. Su tendencia natural a sentirse res- cambio. La familia r-ambién puede poner inconvenientes. El traspasc
ponsable d e lo que le pasa puetle hacerle l:ls cosas aún más difíciles. a los sen'ricios d e adultos significa perder el control del tratamiento
A veces temen percler una parte d e su cueipo en una operación qui- los niédicos d e aclultos prefieren ver a sus pacientes solos, exiger
rúrgica. Según van crt:ciendo, el inundo del hospital se les va hacien- mayor responsabiliclad e independencia al eiiferino y que se les in-
d o más predecible, einpezando por constatar que los padres vuelven forme d e los inconvenientes sin la mediación de los padres, que po.
a internalos regulares. Ni que decir tiene que el rendimiento acadé- su parte sufren al considerar que su hijo es incapaz de cuidarse solo
mico se resiente, así como sus posibilidades d e hacer amigos. I,a familia también puede haber desarrollado su propia dependenci;
Para el adolescente que tiene qiie ho~pitalizarse,la experiencia tle unos profesionales que jugaron un papel iinport:inte e n la enfkr
puede resultarle tra~ii-nática,con independencia del níimero d e veces rnedad d e su hijo. Y los pediatras pueden tener resistencias a aban
que haya pasado por ella. Verse (de nuevo) e n la (inisma) habitación tlonar a un paciente que evoluciona d e forma positiva. A veces pien
del hospital puede depriinirle y aislarle, lo que resulta difícil d e re- san que los nuevos facultativos no tienen tanta experiencia coinc
vertir. La hospitalización le reactiva el mietlo a morir, a separarse d e ellos e n enfermedades infantiles. [,os clos servicios tienen formas di
sus amigos y familia. .llgunos d e ellos empiezan a escribir sus últimos ferentes d e enfocar la enfermeclad: el d e adtiltos hace más hincapic
deseos (Hobbs, Perriri e Ireys, 1985). e n un control estricto d e la enferinedad, porque conocen mejor la
2. El aburrimiento, la frustración y el dolor. Aunque las series d e complica<:iones a largo plazo d e los problemas crónicos; mientra
televisión retratan al personal médico coilio gente preocupada, efi- que los pediatras, además del control, tainbién se preocupan p o
ciente y humana, la realidad puede ser bien distinta: pueden estar cómo la enfermedad interfiere e n el rendimiento académico y e n la
exhaustos y reaccion;ir con insensibilidad. Sucede que, :I pesar d e lo relaciones familiares, por ejemplo. Por contra, todo esto resulta posj
sofisticado d e los métodos d e diagnóstico, los resultados pueden ser tivo para el adolescente, que se ve con mayor libertad para hacer pre
tan confusos que dudan sobre qué decisiories tornar. Los ninos enfer- guntas sobre temas d e los que n o habla delante d e sus padres, comc
mos tienen que esperar, y esperar mucho; la preocupaciónl la iinpa- el sexo y las drogas. Otro probleina serio es exponer al joven a la
ciencia y el miedo llenan unas horas que podían haber sido emplea- consecuencias a largo plazo d e la enfermedad! lo que sucede cuand(
das en la escuela o eil jugar. se encuentra a pacientes d e más edad en la sala cle espera d e la con
Además, muchos d e los procediinientc)~médicos son dolorosos, sulta. Finalmente, la transferencia a los servicios cle adultos n o es má
algo a lo que los profesionales no parecen dar muclla importancia, clue uno d e los muchos cambios que le van a suceder e n el paso d
preocupados por la enfermedad. Los niños necesitan apoyo y asisten- niño a adolescente, y que n o hace sino ponerlo d e manifiesto (Eisei
cia para enfrentarse a esta experiencia. 1993).
El cambio del servicio d e pediatría al d e adultos n o suele plantear 3. Obstáculos para hacer y iliantener amigos. La participación e
problemas, aunque hay una minoría que sí los tienen. Por lo general, los juegos y e n actividades sociales como bodas, bautizos, cumple2
resulta más difícil para las adolescentes. Son varias las situaciones po- ños, etc., son la forma que tienen los niños d e hacer amigos. Aunqu
tencialmente probleniáticas: los pediatras pueden pensar que el cam- muchos d e los crónicamente enfermos pueden participar e n todo, su
bio resulta inadecuatlo si prevén que no hay mucha esperanza d e enfermedades finalmente limitan sus posibilidades d e hacerlo y mar
vida. Cuando la vida n o corre peligro, pero la enfermedad es d e lar- tenerlo. La enfermedad los exilia, encerrándoles e n una soledad má
ga duración, el paciente puede haber generado una gran dependen- o menos acusada (Hobbs, Perrin e Ireys, 1985). El niño enfermo tien
12.t ENFERME 3 A D Y FAMILIA LOS PICCHLI>MAS E N SU CON'I'EX 1 0 [ .1 12'
que observar conductas y proceclimientos (dietas, controles, inyeccio- hargc), suele asuniii-se que !os aniigos ejercen una inilluencia negativa
nes, etc.) que lo aíslaii y separan de los sanos; estas diferencias le aver- Ello es consecuencia de los estudios solxe el consuino de drogas, er
güenzan, sin que la rnayor o inenor invisikilidad del problema ayude los que se compruet)a que la aclicción del grupo de ~->:ii-es predice 1:
demasiado: la enferniedad le ha ci-ea-douna ideiitidacl que definitiva- clel adc)lescente. Efectivamente pueden tener una inflciencia muy ne
mente difiere de la ':le los sanos. gativa e n las conductas de autocuiclado del adolescente enfermo
A veces son las í:i.eencias eri-6neas (conio que la diabetes o la epi- pero lo que sucede con mayor frecuencia cs que ignoran el trata
lepsia [se contagian)) lo que dificulta las ainistades, y ese rechazo re- iiiiento que lleva. Otras veces son au~6nticaiilentedestructivos, cuan
sulta inás importante que la verdad, al menos en esta edad. Quizá sea clo, aun conociéndolo, animan su no obscri-vancia.Finalmente, sucedc
ésta la razón por la ci~al,a pesar de las esp-ras, los miedos y el dolor, que el enferino encuentra difícil seguir el trat-ainiento cuando está coi
encuentran que el Iiospital es su refugio e n el que, al menos, hallan sus aniigos. Dados los hábitos alinientarios de los adolescentes, st
comprensión y e n cloncle sus problemas fí:;icos no provocan rechazo comprende que el grupo de pares deseinpene un papel iniportante ei
ni necesitan de explicaciones. la dieta del ainigo enfermo.
La sexualidad, u r área difícil d e manejar para la mayoría d e ado- El presupuesto de que los padres ejercen una influencia positiv;
lescentes, supone aún más problenias para quienes están enfermos. y que los amigos, en el iiiejor de los casos. son inconsistentes y, en t
¿Han d e comunicar al/la chico/& con el que salen la enfermedad que peor, son negativos, iio ha encontrado inucho apoyo empírico. L:
padecen?, jcuándo?, ,en la primera cita?, jc15mo afecta el sexo a la en- verdad parece más matizada, y lo cierto es que padres y pares ofre
fermedad?, jcómo aft:cta a su atractivo físico?, jcómo afecta a la capa- i
cen diferentes tipos de ayuda dependiendo d e la situación, y así, :
cidad de tener hijos? Los adolescentes deben tener alguien con quien
hablar de todas estas dudas. De no ser así, su exploración del sexo y
de las relaciones puede verse serianiente comprometida. Además, al-
i
l
Iien es cierto que los amigos ayudan menos que los padres, tambiéi
lo es que son más eficaces a la hora de ajustar sus horas d e comida
de ejercicio al régimen del diabético, por ejeinplo. También es prc
gunos tratamientos afectan a su apariencia física, como quedarse cal- Ixble que ciertos aspectos de la enfermedad sean más fáciles de di:
vos, lo que les pro\uca no poca vergüenza y embarazo. También se 1 cutir con los iguales que con los padres (Eiser, 1995).
ha encontrado que aquellos adolescentes :~iquejadosde fibrosis quís- I La forina en que el niño supera, o al rnenos maneja, su enferme
tica solamente comunican su enfermedad a sus amigos más íntimos, 1
dad, depende e n gran medida de la manera en que lo hace su fam
lo que parece una estrategia adecuada, pues ello evita el rechazo so- lia. Las familias enfrentan una carga y unos desafíos considerable:
cial, facilita la escolarización, encontrar trabajo, y ampliar su círculo 1 primero, el impacto del diagnóstico y la búsqueda frenética d e infoi
d e relaciones sociales (Hobbs, Perriii e Ireys, 1985). La otra gran ba- mación; después, la incertidumbre d e una enfermedad puntuada d
talla con el adolescente crónico es la de que asuma la responsabilidad
de su tratamiento, algo que es una Iuente interminable d e conflictos
1~ crisis; los problemas económicos; la terrible experiencia del sufr
miento del hijo sin poder protegerle tal y como se supone que deb
con los padres, especialmente cuando se ui:iliza como el principal ins- 1 hacerlo cualquier padre; el impacto del cansancio en la relación d
trumento d e oposición; si ello le lleva a una recaída que amenace su i
pareja; las preocupaciones por los hermanos, etc. Lo sorprendente t
vida, el conflicto escala al paroxismo. 1 que, norinalmente, las familias resuelven todos estos pi-oblenias, a pt
Confornie la influencia de los padres decrece y aumenta la del 1
sar d e la poca sensiblidad d e ciertos profesionales y de la carenci
grupo de pares (coilio es normativo en esre momento d e la vida), la 1
\ crónica d e recursos comunitarios.
tentación de experiiilentar con alcohol y drogas representa un nuevo Existen pocos estudios sobre cómo los distintos tipos de famili:
reto. Los adolescentes enfermos necesitan grupos d e pares que com- -uniparentales, del niisnio sexo, reconstituidas, adoptivas, etc.- er
prendan su enfermedad y apoyen el tratamiento (Eiser, 1995). Sin em- ! fren~any manejan la enfermedad infantil. A los niños crónicameni
126 E N F E R M E D A D Y FAIIIILIA
1.0s PROBLEMAS E N SU CONTEXTO l...] 127
2. Prevalencia de enfcririedades c:rónicas enii-e 6 y 17 anos
TABLA
enferinos. estos nuevos tipos de familia les afectan de forma seria.
(Hohbs. l'errin e Irey:, 1985).
Para muclios, el problenla de la enfermedad se añade a la tensión del
- --
divorcio, por ejerriplo: otros :;e preguntan si la enfermedad tuvo algo
por t)zil
1'1-~porción 1'ur.centuje de ctrsos
- que ver tkn la separación dc sus padres. Alguilos sospechan que sus
Prübleinas respiratorios 38.3 inadres s:icrificaron sus carreras en aras de su cuidado. A otros les cui-
Asina 8,5 dan familiares, ~ibueloso amigos que sabcn poco de la enfermedad o
Fiebre del heno 36,2 se sienten intiiuiclados por ella. En familias con uno o dos hijos, la
Otros 7,9 presencia de uno enfermo cuestiona tener más bien por miedo a que
tainbién enferrrien, bien porque suponen una carga excesiva. La re-
Si:;teina nervioso y órganos
ducción del tainaño de las familias implica, igualinente, la disminu-
de los sentidos
Sordera 9,9 ción de fr~n~iliares a los que 1,edir ayuda.
Errores de refracción 7,9 Los niños, en algún rrioiilento hacen preguntas sobre la muerte, el
Estrabísino 13 sexo, etc. En el contexto de la enfermedad, estas preguntas son aún
P:iráiisis ccret~ral 26 más dificiles de contestar. De alguna forina, el niño conoce que su
Epilepsia 2,6 muerte puede estar próxima. El que los p:ldres eviten hablar del tema,
Migrañas 4,O transmite qut: no debe hablarse de ello, aunque su necesidad de ha-
I'roblemas de leng~iaje S,6
cerlo sea urgente. Por lo general, les resulta excepcionalmente dificil
Piel y tejido subcutáneo 18,4 hablar: puede que n o sepan cpié decir, o que les resulte emocional-
mente muy costoso, o pensar que si dicen la verdad, el niño cesará sil
Sistema genitourinario 6,6 lucha; o lo que suele ser más común, todo a la vez. Por muy naturales
que sean estos miedos, hay que tener muy presente que el peor esce-
Sistema endocrino
nario que puede darse, y por lo tanto el que hay que evitar a toda cos-
Diabetes nrellitus 2,o
Otros 2,O ta, es aquel en el que el niño quiere, necesita, hablar y no tiene con
quien; eilcontrándose con que sus padres le fallan, y que ha de en-
Aparato digestivo 4.1 2,9 frentar la muerte solo. Los niños eligen la persona con quien hablar de
la muelle. Esta persona no tiene por qué dar respuestas directas o en-
Musculares, del esq~ieletoy dt.1
zarzarse en una discusión inuy profunda. Todo lo que tiene que hacer
tejido conjuntiva 4,0
es dejar claro lo legítimo de las preguntas y responderlas con toda se-
Aiioinalías congénitas riedad. Es importante que los profesionales no asuman el rol de los pa-
Cardiovasculares 2.0 dres y respondan por ellos. Por supuesto. si los enfermos no desean
Labio leporino y palatosquisis 0.7 hablar, se les respeta su decisión. Aunque todos tienen el derecho de
Miembros 0,7 saber, no todos sienten esa necesidad (Edwards y Davis, 1997). Nues-
Otros 8.0 5,s
tro papel es asegurarles que si quieren hablar tendrán un interlocutor,
puesto que resulta normal que en su situación tengan preguntas.
137.5 99,G
En el cuadro 11 hemos recogido información sobre cómo entien-
den la muerte los niños, información que debe tenerse en cuenta a la
hora de hablar con ellos.
LOS P R O B L E M A S I.:N S U [...l
<:ONTEX'TO 129
probableiiiente es lz única inanera cle poder resistir el clolor (Caplan, es posi3le controlar el tumor, y no pueden curarte. 1)ero sí pueden
1994). Pero tainbién es irnportarite clue en un momento tlaclo los pa- daiie rriedicamentos qrie alivien tus dolores de cabezal). No es acon-
dres den permiso al niño para que cleje dt. luchar. sejable fijar un plazo cle vida. Un:i vez el niño siente que la muerte
Por momentos los niños quieren una infoririacióri iliiiy específica 1 est;í príixiina es inuy irriportante la presencia y el apoyo de los padres.
que les ayude a prtpararsc para morir. Quieren sal~ercuándo y cómo
será. Pueden querer finalizar ciel-tas tareas rlntes de morirse, por ejem- La respuesta del niño a sil grave enfermedad depende en gran medida de
plo, completar una colección o conocer a un jugador, y clesean discutir , la forma en que la familia responde. Debido a lo muy afectados que se sienten
si ello va a ser posil>le.Algunos desean sahcr qué es lo que va a pasar ¡ los padres, responder de forma adecuada les resulta muy difícil. Algunas pau-
con sus tesoros má:; queridos y encomendar su custodia a alguien en 1 tas parecen claras: no dejar solo al niño muy enfermo (presencia continua, sc-
especial. Pueden qiierei- despedirse de las personas que inás quieren. bre todo cuando el fallecimiento es inminente); dar respuesta a lo que pre-
gunta, por comprometido que parezca (no hacerlo implica dejarle solo
Kesulta un auté111:ico desafío responder a todas esvas clemandas de
cuando quiere y necesita hablar); ser honestos en las respuestas y ajustarse a
forma tranquilizadora y honesta. Y sin eiilbargo, ello es importante lo que puede entender, enfatizar el apoyo de los padres y mantener la espe-
porque en muchas ocasiones una d e las cosas que mís consuela a los ranza (a menos que la muerte sea inminente, ponerla en un futuro lejano); si
padres después d e la muerte del hijo es haber estado cerca, haber lo necesitaran, es bueno que los padres busquen apoyo; reconocer y validar
sido honestos y coii1petentes. los seiltirnientos del niño (no darle el mensaje de que tiene sentimientos que
A la hora de hablar con un niño en fase terminal hay que poner no debería tener o expresar); apoyar la negación cuando el niño no tiene re-
cursos emocionales para afrontar lo que le pasa;permitirle tener un cierto prc-
buen cuidado en responder exactamente a lo que pregunta, por lo
que hay que tener aiuy claro qué quiere conocer (y qué es lo que ya II tagonismo sobre cómo manejar lo que le está pasando; reasegurarle en que no
sufrirá dolores; aceptar sus incongruencias (puede hablar de su muerte inrni-
conoce), y por qué quiere preguntar ese) ahora. La respuesta debe
adaptarse a su nivel d e desarrollo; el cuadi.0 11 (véase pág. 128) pue-
i nente, para a continuación hablar de lo que hará cuando sane).
El padre se muestm remiso a acudir a la entievista. disc~llparidosu 2.2.3.2. La enfermedad eii (21 adulto j o ~ ~ e i i
asistencia a través cle 1 4 madre. Sin tmbargo, no rcs~iltaclifícil l-iacerlk
cambiar de opinión p;ir:i que acuda. Suele confirmar quc si.1 mujer se Las iareas normativas del adulto joven se re:;uiiic;n en tres grupos
encarga dc casi todo, c:~ianclono de todo: se oc Lipa de 1 %casa, ~ de los que, d e hecho, son inseparables: individuales (el tiesarrollo d e una
otros hijos y del enfernio. Al mismo tieinpo ve sil propia iuncion como ética propia, por ejeinplo), familiares (consolidar una relación de pa-
f~indamental:él está e n todo y hace que la füinilia f~incioilc.,inostrán-
reja, enlancipación de la faniilia d e 01-igcii, por ejeinpln) y sociales
dose especialmente prc'ocupado por la contlición del muchacho. Su vi-
(asumir res~)onsabilidadesciviles: construir su red de relaciones, por
si6n de su conducta ei.r:ítica en el trabajo es que::se debtl entcrainente
a su preocupación por e1 hijo y a sus frecuentes visitas al hospital para
ejemplo). De nuevo. la aparici6n d e una enfermedad (o los efectos d e
ayudar a su esposa. Se suele mostrar bastante d(:scalificador dc la con- su tratainieiito) e n este inoniento puede akctar dram5ticainente la
ducta de su mujer: ella es demasiado perinisiv.~coi1 ei chico y no lc conseciicióii d e estas tareas; la sensación de que urio n o ha comple-
obliga a hacer lo que :;c. supone que debería hacer. Él e,s qiiicn garan- tado su vida y de estafii puede llegar a ser i n q r poderosa. I'robable-
tiza que los tratamient3.i se cuinplan estrictamerite, corrigiendo la ten- mente iiiás que en ningún otro grupo d e edad, i;c llega a seiitir que la
dencia de la madre a rio dar la medicación a una hora dctcrminadü vida se ha detenido.
('porque da igual darla a otra hora y así st: evita (que el niño coja un be- El joven adiilto que contrae una enfermedad puede sentirse obli-
'rrinche3>.Su rol es, poi lo tanto, crítico: es quieri asegura que los trata- gado a permanecer e n su fainilia d e origen: a vcccs ya se ha eman-
mientos se cumplan (1;iser; 1993). cipado, y esta vuelta atriís hace inevitable una sensación d e frz~caso
vital. Aliora bien, su vuelta no significa que se rctoiiien las relaciones,
La enfermedad se ha incorporado, finalment~:,a la vida cuaiido la normas y patrones d e interacción anteriores a su marcha: sc hace ne-
comunidad puede asimilar al enfermo (Hobbs, I'crrin e Ireys, 1<)85),y cesario negociar la relación d e nuevo, fundamentalniente en lo que se
no sólo cuando la familia t-s capaz cle respondei- d e f o r n ~ aadecuada, refiere a las pautas d e cuidado d e la enfermedad, y para que esa ne-
y ello porque el enfermo vive la mayor parte del tiempo en su coniu- gociacihn sea exitosa se debe alcanzar uii equilil~rioentre las necesi-
nidad. El presupuesto es que todos se enriquecen cuando los niños dades d e cuidado y la continuidad del progreso evolutivo d e todos
enfermos son capaces d e participar activamente en la comunidad. (Ireys y Keith Hurr, 1984).
Existen muchos riesgo:; e n este proceso d e asimilacihn, y algunos Si ya está casado, es su pareja quien se hacc cargo d e su cuidado,
proceden del propio enfermo y d e su familia. Azí, la facilidad d e trato siendo la situación proclive a un aumento d e la teiisión y :i la necesi-
con el personal del hospital (médicos, enfermec-as, etc.) lo convierte dad d e una redefinición de la relación; en cualquier caso se produce
en su hogar psicológico, e n detrimento d e la relación con la comuni- un desequilibrio: uno d e ellos pasará L: depender inás del otro; abor-
dad, que resulta más costosa. Otros probleiiias vienen d e la comunidad dareinos estos problenx~sd e forma monográfica eii el capítulo si-
inisma, la gente crea mitos sobre las enfermedatles que dificultan sus guiente.
relaciones con los niños (lue las padecen; a veces, simplemente, n o El joveii adulto, a diferencia del adolescente, ).a tiene iin grupo
han tenido oportunidad de aprender a sentirse cómodos con ellos. O social constniido. El impacto se da en su mantenimiento. y n o tanto,
sucede que n o tienen una idea clara d e qué se espera cle ellos cuan- pero también: e n su habilidad para crearlo. El impacto depende d e
d o el problema es crónico; y sin embargo, algo 1211sencillo como una factores coino las actitudes sociales hacia la enferniedad y del grado
llamada telefónica a los familiares del niño durante uiia d e sus hospi- en que la enfermedad interfiere con el contacto social (porque resul-
talizaciones constituye un medio poderoso para mantener la esperan- te embarazoso, por ejemplo). Pero hay otras ~rariables,coino el iin-
za e n períodos d e crisis (Hobbs: Perrin e Ireys, 1985). pacto social d e la enfermedad. Los programas cle información que re-
ciben los eiiferinos suelen hacer referencia mas o inenos extensa a las
136 13NI;ERMEDAD Y FAM LIA 1.0s PII013LEhlAS E N SU C O N T E X T O [...] 137
l
consecuencias soci:iles, pero raratilente se incluye ~ i n enti-enainienro
en las liahilidades i.elacionadas con un manejo efectivo d e esas con- hacer cosas, su autoconfianza, y aceptan mejor su agi.esividad y sus
secuencias. Cuando a enfermedad irnplica un pro1,lem:i serio d e dis- intereses personales. Otro dato iinportante es que la eniancipación d e
capacidad (física, sc:!isorial o inteleceual), es altainvnte recomendable los hijo:; lleva aparejado un cleclive e n la satisfacción iiiarital, declive
incluir el teina del ajuste social. E n proi;ram:i típico cubre los si- qut, se recupera una vez que se han emancipado. Frente a lo que pu-
guientes aspectos: .m: actitudes y valores frcnte a la enfermedad y a la diera parecer, la emancipación parece ser tan difícil para los padres
discapacidad que ísta conlleva; 2) entrenainiento en coinunicación; como para las madres (P.ustad, 1984). Es taii-ibién el inomento e n que
3) entrenainiento en asertividad; 4) entrenainiento e n situaciones so- se cla la mayor incidencia d e separaciones y divorcios.
ciales embarazosas: '3) entrenamiento e n el manejo del estres y e n re- Obviamente, en todas estas tareas la enferiiiedad va a tener un
lajación; y 6) mantenimiento del apoyo social e n la coiiiunidad iinpacto considerable. Iinpacto que podría resumirse diciendo que
(Glueckauf y Quittrier, 1984). desequilibra la relación d e pareja, dificulta la emancipación d e los hi-
La capacidad dt.1 joven para continuar con s ~trabajo
i depende tan- jos y deja a la generación anciana sin un apoyo importante. Además
to d e las limitaciones que le impongan 1z. enfermedad como d e sus se experimenta como no normativa, como c.f~ier¿id e iiioinento)).
expectativas (y las de su fainilia y ~iniigo:~),así corno del riesgo que A pesar d e ello, aproximadamente el 1.1% cle la población entre
quiera asuinir la eiiipresa; por lo común, a los patrones no les gusla 45 y 65 años padece a!guna forma d e dolencia crónica, como hiper-
contratar a alguien que vaya a faltar m u c l ~ opor ccilpa d e una enfer- tensión. enfermedades cardíacas, cáiicer, enfisema o xrtritis. Es tam-
inedad, aunque esta discriminación esté perseguicla por la ley. A ve- biéri el inoiiiento de la aparición de dolencias psiquiátricas, siendo las
, inás prevalentes el alcoholisiiio, la depresión y c:l suiciclio.
ces, la imposibilidacl de trabajar proviene cle la inadecuación del con- !
texto d e trabajo a las condiciones del t.nfermo (por ejemplo, por El efecto d e la enfermedad sobre la relación inarital puede ser se-
I
barreras arquitectónicas). Hoy e n día, los ;.lvances e n genética posibi- vero. Por ejemplo, se ha encontrado que 1115s d e la mitad d e las es-
litan conocer, e n el inoinento d e la contratación, las posibilidades d e
que alguien enfermt: en el futuro, y rechazar al candidato basándose
1
,
posas cle infartados todavía seguían mostrando signos d e desequili-
brio emocional un ano después, y que la cuarta parte d e ellas sufría
e n esas posibilidades. La política de las aseguradoras médicas priva- desajustes graves. En el misrno sentido, los cónyuges de pacientes
das parece encaniii~:irseen esta dirección. con dolor crónico informaban d e recliicciones significativas en el ajus-
te marital posteriores a la aparición del dolor (Rustad, 1984).
Si 1;i esposa era muy dependiente d e su inarido percibiéndolo
2.2.3.3. El impacto <le la enfermedad e n los años rnedios como alguien poderoso. dominante y protector. la inversión d e roles
d e la vida que im1,lica la enfermedad, que la coloca en la posicicín d e cuidado-
ra, le puede resultar muy difícil. A veces ocurre lo contrario: si la mu-
Las tareas de las fases inedias tienen que ver con la emancipación jer se vio relegada a uii segundo plano, la enfei.rnedad le da la posi-
l I~ilidadd e desempefiar un papel más activo. Si, e n este contexto, el
1
d e los hijos, el desai-rollo d e actividades d e tiempo libre, retomar la re-
lación d e pareja, el cuidado d e los padres ancianos y la aceptación d e marido n o acepta su dependencia, los conflictos pueden ser muy se-
los cambios físicos derivados d e la edad. Existe cierta evidencia d e que rios. Si la situación lo demandara, 1;1 esposa tiene que asumir respon-
e n estos momentos se da un cariibio d e intereses y d e metas, reto- I sabilidades económicas, ariadiendo su trabajo fuera d e casa al do-
inándose algunas que se ab:indonaron e n etap:is previas d e la vida. Y méstico y al d e cuidadora; si retonia una carrera profesional que
así, los hombres se mueven hacia una mayor sensibilidad emocional, l sieiiipre aiilieló desempeñar, el camhio es bienvenido, a pesar d e la
sensualidad y preoo~ipación por las relaciones interpersonales. Por carga que supone. Si n o tuviera interés alguno e n el trabajo, el cam-
LOS P R O B L E M A S 1zN b U CONTEX'I'O [. .] 139
I)io puede vivirse c.omo una autéiltica ~1tr;iición'la1 contrato original, ción de 1:i naturaleza de los pioblcii~asque sufren. SLI prevalencia y
conflicto también riluy clisrupti~.o.Por contra. los inatri~nonioscele- severidad tendrían una i1ilport:incia decisiva píirn su ;iciaptación a lar-
brados después de la enferiiledad parecen in1n~int.sa estos conflictos go p1a;:o y parti desnrrollar programas de inteil-enci6ii. Aunque exis-
v la investigación lo:, califica conlo inás felices (Rcstad, 1984). ten estidios que no han encontrado dift:rencias entre hijos con padres
Otra área de conflic~opotencial son Ics cambios en la sesiia1id:id enlermos y aquellos con padres sanos (Rustacl. 1984; Eiser, 1993). lo
~isociadosa una enfiirinedacl. Lo cierto es que estos años medios de cierto es que la experieilcia clínica muestr:~que, con independencia
la vida ven un declir-ar en la actividad sexiial, en donde jilegan su pa- del grado de normalidad de una familia. el período ininediatamente
pel no sólo fiictorei; Fisiológicos, sino tamhicn sociales y ~>sicológicos. posterior al comienzo de una enfer1iiecl:id seria es rnuy estresante y
En cualquier caso, (:1 declinar lilas abixipto parece producirse entre los que los hijos son particularn~entevillnei-ables ;i lo que sucede, ya que
45 y los 50 años. U11 49?h cle los hoiiibres el 58% de las mujeres ma- no sólo pierden la presencia del paclre enfermo, sino que son testigos
nifiestan 1i;iber ces:ldo las relaciones sexuz:les, siendo los hoinhres los de la ai~g~istia del otro y sufren por la imposibilidad de ayudarles ade-
que tom:in la iniciativa. Obviamente, la eiiferined:id, y muchas veces cu;idaniente. Si además son víctimas d e ese falso espíritu de protección
los tratamientos, dr:>,empenan sil papel eii la reducción del deseo, y que les clej:i al margen cle la información sobre lo que está pasando,
así, por ejen~plo,los datos muestran que liasta el SO(% de los pacien- lo que imaginan puede ser inás angustioso q u e 1:i realidad, siendo los
tes aquejados d e Iii1)eitensión tienen prol>lemas d e impotencia y d e r i i k pequeños 1115s proclives al fantaseo. Aunque los niayores pueden
cyaculación. Entre los iiifartados, el 50(?hdisminuye su actividad se- entender mejor lo que está pasando. lo cierto es que no suelen verse
xual, que juzgan c.:~inoun esfuerzo incoiilpatil~lecon su condicióil, libres d e la angustia de plantearse cuáles serhn las consecuencias a
i.einoi- compartido tainbién por sus niujeres. Entrc quienes sufrieron largo plazo d e la enfermedad, algo que, dr: forina realista, entienden
una eil~boliacerebral se obsei7;;i que hasta un 3096 ha perdido el de- que implicará un incremento d e sus responsabilidades, una pérdida
seo sexual. d e normalidad y cainbios familiares de los que henios denominado
Frecuentemente no es la falta de sexo lo que resulta un probleri~a, ~~estructi~rales~~(Rustad, 1984). Los hijos en proceso de einancipación
sino la carencia d e intimidad emocional y física. Quien se distancia suelen experimentar conflictos agudos entre completarla o continuar
puede ser acusado (_lefalta de interés o c.le amor, lo que genera un a clisposición de la familia; una vez quedan claras las exigencias de la
conflicto que, a vect,s, cede en cuanto se tlispone de una información enkrmeclad, generalmente se ven empujados a hacer de padres de
niédica clara. sus patlres.
Existe poca investigación sobre la adaptacitjn del varón ;il rol d e Si la enfermedad d e los padres hiera genética, su eclosión enfren-
cuidador. El esposo .ie ve en la obligación de asumir el rol d e liarno d e ta al joven a un destino incierto y a 13 iiecesiclad de replan~earsesus
casal),y además debe cuidar d e su niujer enferma y sustituirla, en ma- relacioiies d e pareja y su vida profesion:il. El impacto puecle afectar
yor o menor grado, en la relacitin con los hijos (si todavía estuvieran de manel-:i tan profunda que se dan casos en los que el joven se sien-
en casa). Como con:;ecuencia de ello, su carrera puede verse resenti- te cnferiiio a la inisma edad en que su padre sufrió el primer brote de
da: lo que puede crear un problema serio si estuviera inuy orientado la enfermedad (((síndromedel aniversario>>. que también se observa
hacia lo profesional. No obstante, si, corno suele ser normativo, ha entre hermanos: uno de ellos empieza a exhibir síntoiii:is cuando al-
enipezado a apreciar- iilás los roles afectivos, el canlbio puede ser gra- canza la inisma edad en que su hermano enfermó o iiiurió; e incluso
tificante (Rustad, 1984). d e padres hacia hijos: los padres se angustian cuando el hijo alcanza
Igualmente preocupante es la carencia d e investigación sobre los la edad d e otro que ha muerto).
efectos de la enfei-rnedad en los liiios qLietodavía permanecen en
casa, lo cual es p:~ri.icularmente desafort~inado,ya que la identifica-
LOS PROBLEMAS E N SU (:ON'I'EXl'O L...] 141
2.2.3.4. La enfern1c:clad e n la ancianiclad da, trasunto d e la depresión, como dolores d e espa1d:i y cefaleas. Una
cotnplicación irnpoi-tante d e la depresión es el suiciclio: los ancianos
En general puede afirinarse que el esti.6~asociado a la ancianidad son urio d e los gnipos sociales con índices más altos d e suicidio (un
tiene que ver con :as perdidas. Schienle J . Eiler (1981) h~ihland e tres 2í?h d e todos los suicidios); típicanlente no suelen amenazar, senci-
tipos d e perdidas: físicas, sociales y psicclógicas. La ancianidad es el llarnerite lo hacen. Otro probleina frecuente es la p:iranoia, a veces
momento en el qiie la decadencia y la erfermedad ilsic~ison norina- potenciada por la sordera. El anciano siente clue le espían, lo persi-
tivas: un 8 5 % d e ancianos sufre al meno.; un probleina físico. Si ha- giien, le engañan, le roban o lo c:ilumnian. Se ~nuesti-antambién hi-
hlainos de condiciones incapacitantes, el 53% d e los liombres y el pocondríacos, originanclo un gasto considcra1,le a los servicios d e sa-
41% d e las mujeres las padecen. Un 41%)cle toda la población sufre lud; si un médico les dice que todo son figuraciones, siinpleriiente lo
d e alguna incapacidad severa. Las enferinedades inás comunes son intentan con otro, que muy posibleinente les cli:ignosticarj alguno d e
las cardíacas, el cáncer, las cerebrovasculares y las respiratorias; todas los miichos problemas relacionados con la edacl. Finrilmente, es iiiuy
ellas afectan seria.1-iente su vicla diaria J . , eventualiilente, causan la probal3le que sufran algún trastorno derivado d e una lilala adaptación
muerte. La artritis, t:l reuina y el deterioro sensorial (de la vista y del a los cambios y pérdidas y que se iilanifiestan por un ániino depresi-
oído) incapacitan e1 niayor o inenor grado al 25%. Además, aproxi- vo, retraimiento, agresividad y ailomia. Este trastorno suele ser d e cor-
madamente un 59ó sufre algún tipo d e deterioro cerebral qiie les li- ta duración, desapareciendo cuando se controlan los estresores; sin
mita intelectualmente, y su carácter progresivo (corno en el Alzhci- embargo, d e persistir, puede desembocar en una incapacidad crónica.
mer) lo hace especialmente serio para la familia por la enorme carga Ciiando los profesionales no dan una información clara sobre cómo
clue supone. No ot~stante,los canlbios normativos cle la ancianiciad no manejar estos problenlas, la familia recurre a métodos coactivos, que
tienen por qué suponer una discapacidacl crónica; en ausencia cie los pueden desembocar en el maltrato del anciano (incluso agresiones fí-
problemas mencioriados, el anciano pueile funcionar correctamente,
t sicas) en un intento d e controlar su conducta (Walsh. 1989).
aunque su capaciclad adaptativa se encuc:ntre mermada. Lo cierto es que, a pesar del panorama presentado y del estereoti-
Las pérdidas sociales tienen que ver. fundamentalmente, con la po social predoininante, la inayoría d e las personas iuayores d e 65 años
discriminación que sufren los ancianos, a los que se percibe como rí- vi1-e en la comunidad y se cuida d e forina lmstante aceptable. Un 10%
gidos, seniles y cle>,fasadose n cuanto a valores jr modas. Mucho del tiene problemas serios d e funcionainiento, mientras que un 4-5% adi-
estereotipo se debe a que se los ve sin u11papel social relevante, y al cional vive en residencias asistidas. generalmente con cuadros d e de-
acelerado cambio t(xnológico, que vuelve obsoleto su saber. En una mencia, aunque la mayol-ía d e los ancianos dementes no están institu-
sociedad doiiiinacla por valores d e proclucción, el estar fuera d e la cionalizados. El cuadro más típico es el de iina persona mayor que vive
fuerza d e trabajo (por jubilación. por una enfermedad incapacitante), sola o con su cónyuge, que tiene uno o varios problemas d e salud,
sin otro rol d e recarilbio, deja sin valor al anciano. pero que se las a p ~ ~ npnr:I
r i ser totalmente independiente (o casi) en to-
Entre un 10 y un 20% necesita servicios d e salud mental. Los cs-
i
!
das las áreas d e su \.ida (Zarit y Zarit. 1984).
tuciios epicieiiiiológicos revelan clue existe una serie d e trastornos psi- Una vez el anciano ha contr:~íclo una enfermedad incapacitante,
cológicos cie alta inciclencia en esta población, como son la depresión
\ suelen ser los familiares quienes se encargan del 80 'Yo (de los c~iiciados
(que pasa por ser una característica d e la vejez), y que probablemen- que necesita, lo cual dista d e la iniagen de abandono que los soció-
te se produce por tlificultades a la hora (le afront-ar cambios físicos y logos predijeron a ~nediadosdel siglo xx. Fundainttntaliiiente su cón-
sociales. Los pacientes seriamente afectatlos pueden exhil>ir,adeinás, yuge es la enc:irgada (que es quien soporta iin estrés mayor, según la
iin funcionan~ientocognitivo deficiente, con síntomas cle desorienta- investigación), y después sus liijos (especialmente la hija nlayor, que
ción y d e distraccitjn. A veces muestran sintomatología física asocia- d e est:i forma se ve dividida entre atender a si1 propia familia y a sus
l
padres). Otras personas, conio los ainigos o la fii~ililiaexterisa, se con- /lado eficaz, 3' hacia 6'1 11ij0, que tanq~ocoeyudn. Aro sube por qué Lui-
vierten en ciiidadores cucriclo el anciano no dispone di: fiiniilia riuclear. sa se conzpo7T~~ conzo 10 hace. por y1r6 lel~egu-i' 161 urne?zaí:u,después ec(e
iodo lo que h ~ rhecho po7* ella. No 111/rdepor nrcraos qrlepensar qrre la
La institiicionalización :icoiitece más por incapacid~icldt:l c~iidador
hzia :;ecornpor-tu con ingratitud. Telzrr resc~~titnicvzto la czllpubiliza, y
primario que por deteric )so de la condicitin físic~ao nieiital del ancia-
[areFpiiesta u la CIL@C.L e: una sobr~~so!icit~d qzre / L / agota aún nzus, que
no; el cuidador en estos c:isos puede haber alcanzado sii límite físico. ~~zrrn~irtct el re.w~~linzieralo
-y por- /o tanto /a cuipa; se trata tk zkno de los
mental o de recursos ecc~i~óinicos. Los datos indican que si a los ciii- i~uric.spu/r-ontsde r-~~tr.o~~lir~ze~ztuci<ílr q u e p u e ~ l ehallursc
~i en Ie4s,farni-
dadores se les ayuda dc:,de el principio con 1)rogram;is de respiro, lias L 0 1 2 p1~)blc~1nascr.(jnicos. En r r 1 i ~ vueltu
i mus de tuc~rca.tor1o.s estos
son capaces de mantení:r al anciano en casa. ser el ciiidador de un .sentinzientos son co~zsiric~mdos LJetgorzzosos. indignos de fina inadre
anciano deteriorado supone U n d carga seria, la investigación indica .,cornoes debklo~,,-v.por lo tanto. los niantirnc. en secreto. los niega ante
qiie despiiés de un ano c l ejercer
~ el rol, más di_:un tercio informa de ot~aspcrso?zas e inclt~soante ella rrlisma.
qiie sii salud lia empeor::~do,citándose como lcs peores prot~lemasel
insoiiinio y las restriccioiic~sde la vida. social. Lai esposas se quejan de
que sus maridos enferino5 se vuelven miiy dependientes y las siguen
por todos lados. A los enfermos les disgusta terer qiie renunciar a ac- Lo peorpara Bla11c-aes descubrir hasta qziiplr nto S I ~~ i d estua cam-
tividades sociales, y espr:cialmente dejar cle conducir, algo qiie sus es- /)iandopor la prese11c.i~lde sus dos hijos co r 7 di.scapu¿irlud No pudo
/)rezlt,rel a bar7cc(orzo~1l. rt~urido.Tiene que h u c i el
~ dzlelo por la norma-
posas tienen que asiimir. Por contra. los esposos que cuidan de siis
lidad pedida. por I»spt.oj~ectossacrijicado.~,por la pareja azuente, por
~nujeresdeben asumir la l.esponsabilidad del hogar; se \-en en la obli-
szl juve~ztudinútil. yprohablementc~pors7r nzalernidad fallida. Tiene le4
gación de limitar las fun<c.ionesde su esposa ~cnlo que se refiere a .sensación de que ,fizl~a.sócor710 ~nuic~r. C.OI?ZOpar-cja y conro 117adre y
comprar y cocinar cuancio 121 enfermedad las torna iniposibles (Zarit y cjzte, desde luqqo, IzzLnca quiso 17ibnscó el ~no~lelo le persona, pareja y
Zarit, 1934). El estrés que produce el ciiidado del anciano depende, rr~udreqric le l7a tocado en suelfe. Bluncu ~ s t áelrplelzo duelo de lo que
como en otros casos, de una serie de variables c:omplejas y no sólo de rlunca podrá ser y I-ech~izando la identidad que sc~ve abocada a asu-
la carga de la enfermedac. Se han citado variables intrapersonales (se- rrzir. Se sien te. igualmente. confi,~sa,tiende r i pcnsar que ella es mala
veridad de la enferrnedatl y grado de dependencia, teinperamento y por las cosas que no puede dciar de huce?: o qzre, ulrernatizlamente,está
estilo de afrontamiento del enfermo), variable:; interpersonales (tem- 1 loca cumrdo 710p1.1c~de con e1 dolor_1:la ansiedad. J; adetnás, no puede
peranlento y estilo de afroiitainiento de la cuidadora), y variables so- Iiahlnr de todo esto con ~rurlie,sielztc>que no la ejrtienden y que la cul-
ciocognitivas (funcionaiiiiento ti~a~ital y familiar, estatiis socioeconó- pa hitiza~a.
1
inico, tamaño de la faii-iilia y utilización de lo3 servicios disponibles
[Eiser, 19931). Manolo
--
aduptarse y hund,'jse en 161 depresion (el modelo de afkontamiento que Incrediilidad. Ante noticias malas e inesper;id;is, resulta lógicc
parece haber ~~el<yidoJ, el padre].' Tiene ad~rnásotros n~odelosde ~Efron- que el individuo se resista a creerlas. No tiene sentido forzar 1
tamiento en szl propia,familia: su Iie?rna?iomayor. t~tmhiknujkctado, aceptación.
tms u n período in~ci~rl de u n ario de hundiruielzto, hace ahora una vida Shock. La característica fundamental del shock es un fallo en e
.socialyprífe.sionuI i?zlensaqzle noparece t(:lnermás wsrt-iccione.~ que las f~incionamientodel sujeto. pai-ticularinente en el proceso d
qzle le impone 16, .iill~de nledas el? la qz~(:.c>.stá conjzrlado. Manolo no
toma de decisiones por una sobrec;irga emocional. Muchos sor
sabe cuál e.s s u n7OdelO de ajrontamiento, el su.y~propio,y aunque duda
igualmente, incapaces de concentrarse, pensando que padece
seriamente sobre el valor de una vida v i z i ~ ben sus condiciones, ha cm-
pezudo a dejarse Lierpor sus antigtlas ami:;tades,comnprobando con ali- algún otro nuevo problema. Informarles de que lo único qu
vio que lo acogeiz con sorpresa. pero coi7 e! afecto de siempipe. padecen es un bloqueo mental les alivia considerablemente
Las personas víctimas de un shock no saben qué están hacier
En la madre de :~uisa,los sentimientos predominantes son los de do. El shock no es una emoción; ha de entenderse más bie
hartazgo, desesperan:<a,confusión, resentirniento y culpa. En Blanca, corno un indicador de que el grado de intensidad de las einc
los sentimientos son .os de duelo por la normalidad cie los hijos, por , ciones las torna inmanejables. El profesional hará bien en dejs
l
su propio destino, por la pareja perdida. J' en aiiil~oscasos la situa- ! unos minutos 3 SLI paciente para que las exprese, aunque, qu
ción se complica por el silencio, silencio culpable por sentimientos zá, la respuesta inás común a un shock sea el silencio.
calificados de impropios, silencio por la imposibilidad de que las com- En estado de shock, el paciente (y la familia) se hace mu
prendan, silencio para evitar la culpahilización de los familiares y de ~ vulnerable a la inforniación que se les dé, aceptándola sin de
1
los profesionales. El cuadro no deja de ser típico de la cronicidacl. iiiasiado exaiilen crítico. Esta información tiene la facultad d
Desde un punto de vista estadístico, amba:, madres no dejan de exlii- ! determinar las estrategias de afrontamiento, la manera en qu
I
bir respuestas emocionales normativris. se va a vivir la enfermedad, y los roles y funciones a desempe
Manolo está en cin momento pecxliar, tiene que decidir si la vida ñar por el enfermo y sus familiares en relación con ella (C:
merece ser vivida; para ello necesita hacer una profunda elaboración plan, 1994; Rolland, 2000).
del duelo: duelo por la seguridad finalmente perdida (no sabe si su I Negación. El paciente rehúsa aceptar la infornlación, creyendc
enfermedad progres:;,), duelo por los proyectos propios de una per- genuinamente, que es equivocada. En muchos casos la neg:
sona joven (divertirse. relaciones de pareja. hijos) y por su futuro pro- ción no lo es totalmente. quedando la sospecha, o el miedo, d
fesional (debe renunciar a puestos clue le alejen de la casa paterna). que aquello sea cierto. A veces la negación se expresa mediar
te una tarea repetitiva que el sujeio se niega a finalizar. Es u
mecanisiiio de defensa que protege de la paralización subs
2.3.1. La respuesta e~nocionaly cognitiva c ~ diagízcistico
l guiente a la recepción de noticias catastróficas; por consiguier
1
i
te, el profesional debe respetar su naturaleza protectora y acer
En la descripción de la respuesta al diagnóstico distinguiremos en- tarla como una respuesta temporal. La negación en el iiioinent
tre la reacción del paciente y la de la faiiiilia. de recibir las malas noticias es adaptativa en la medida en q u
, permite dosificar la aceptación de la realidad. Una negación pr(
La reacción del paciente (Huckman, 1992) (véase también al final
del capítulo, en el apkndice 2, niás información al respecto): I longada impide la adaptación e increinenta el sufrimiento.
Desplazamiento. En algunos casos, paciente y familiares real
1. I'lira una explicacion inks det;ill;itla y precisa de lo que se entiende por aJ'roil- cionan convirtiendo las emociones en actividades que persigue
la~nie~zto, véase al final tlel capít~iloel apériclice 1. con gran tenacidad y que característicamente producen las mi
146 ENFERMEDAD Y FAMILIA 1.0s PROIILEMAS [. .1
E N S ~ C:ONTI;XTO
J 147
Seducción. Los paiientes (difíciles)no s61o sor1 aquellos que ha- L a reacción La gani;i de reacciones de 1;i familia a 1:1s
luji~?~zilia.
cen cosas desag~adables.Tanibién lo son quienes se iiluestran ma1:is noticias tiene la misma ainplitud que la de los pacientes, aun-
seductores, lo que la mayt~riade las -;eces no significa algo que puede expresarla en momentos diferentes, falta dt: sintonía que
sexual, sino alabanzas excesivas y regalos, sobornos rilediante ya de por si puede suponer un problema (~Buckinan,1992). En cual-
los que buscan ~ i r trato
i de favor. quier caso, la regla es clue el paciente del7e ser la preocupación pri-
Negociación. Su finalidad última es ganxr control sobre una si- maria del profesional.
tuación que se juzga amenazante. No obstante, cuando es irreal t3uckman (1992) ha identificado las siguientes reaccioiies de la fa-
puede incremeniar la tensión e inipedir la adaptación. mili;^:
* Preguntas inquietantes. Son preguntas que el pcofesional tiene
dificultades en responder y que, en la rr~ayoríade los casos, ex- i Protección. Es la respuesta normal hacia 1:is personas que que-
presan más bien inquietudes que un d ~ ~ s genuino eo de saber. remos. En cualquier caso, lo primero es el derecho del pacien-
Por ejemplo, ((¿Vi\-irémucho?>)! q()ué va a pasar?,),~(¿Cón~o será te a estar inforn~ado,después resulta inevitable e inteligente re-
ini niuerte?~),q M e estoy niuriendo:))).Todas ellas expresan incer- conocer los deseos de la fainilia de protegerlo, aunque ello no
tidumbre, que e:; uno de los sentimientos más difíciles de so- iniplica su aceptación. Por lo general no es una buena política
t~rellevar.En t0di:I.i los casos, quizá. la iiiejor cstratt:gia pasa por que el profesional se una a la conspir:ición de silencio a la que
el reconocimienic-, clel estado emocion:tl del paciente (alinea- se somete a muclios eilfermos.
miento Buckman, 19921, y por repetir la inforniación médica Ribia. La violencia puede dirigirse a varios objetivos, contra el
en los términos que hemos definido. Si presiona inás y con , paciente (por su conducta, porque su inuerte se viva coino un
buenos argumentos, se le puede ofrecer un marco temporal al~andono),contra los inédicos (por no haberle detectado antes
aproximado, pero suficientemente amplio: (<Declos a tres meses el problema), etc. A veces, otros sentimientos coino el miedo y
hasta un plazo de cinco o seis]),o [(Probablemenievarios ineses)) la culpa se expresan en térininos de violeilcia.
(Buckman, 1992 ) . Duelo anticipado. Se desencadena si el resultado de la enfer-
Resulta importante que no se necesita cubrir toda medad es fatal. Si el pronóstico es de cronicidad con un mayor
la información en una sola entrevista, sobre todo si el paciente o menor grado de incapacidad, tanibién se produce un duelo
da inuestras de rcsultarle emocionalmetite muy costoso. 1
(tal como se recoge en el epígrafe correspondiente), pero esta
, vez relacionado con la hincionalidad, los proyectos y la nor-
1
En un trabajo hoy ya clásico, y cuestionado, Kübler Ross (1969) malidad definitiv;li~ienteperclidas.
ha planteado la adaptación del paciente (y dc la fainilia) a su muer- Buckrnan sugiere la posibilidad de que los inédicos remitan
te en térininos de p?-oct?so,proponiendo las siguientes fases: shock, a quienes reaccionan de forma muy descontrolada ante lo ine-
estupor y negación, rechazo, aislamiento, rabia, regateo, depresión 1 vitable de la perdida a una terapia de duelo.
( o decatexis) y una aceptación inayor o menor de la iiluerte. La apli- Culpa. Es otra reacción muy coinún. Una enfermedad seria sue-
cación rígida de este niarco llevó a tratar a los moribundos corno le poner de manifiesto aquello que las fainilias han dejado de
neuróticos, si no atravexiban las etapas prees~ablecidas(Góinez San- hacer durante la liistoria de su conviveilcia, y ello las hace sen-
cho, 1996). Lo cierto es que el orden no es hjo, los enferinos sufren l
I
tiíse culpables. Hay que normalizar estos sentimientos, y liacer-
avances y retrocesos en el proceso, pasando varias veces por la mis- I les ver que, en todo caso, sentirse culpable habla de la impor-
!
ina etapa o solapando reacciones correspoi~dientesa etapas dife- tancia de las relaciones entre ellos, animándoles a que liablen
rentes. de lo que sienten.
LOS l'ROHLI5MAS E N SU C O N T E X T O [...]
Miedo. Tener miedo resulta bastante ltigico. Las razones sur:len 14. Kcsp~iest3noriliativa a iina sitiiación de cirisis
CUADRO
ser varias: por la suertc: del enfermo, por el clesamp;iro econó- (Caplan. 1994)
mico en que pueden clueclar todos, por padecer la misma en- - --
fermedad. etc. M~icliasveces lo m;inifiestan mediante scunatiza- l . P6ldida de crte)rcicíny de okjetiz~o:el siijcto s~ili-eu n : ~desvizicicín iinpor-
ciones que recuerdan los síntoinas clel enfermo. En estos c;isos tzinic de su activiclacl normal, a lo cual se asocia iina búsqiieda de infor-
es importante no des(:;~lificarlo qtie si~icede,antes al contrario. ii1ac:ión sohrc el contcxto en el que se iilueve. 13 l~rol~leina se agrava por
hay que perinitir que expresen l o qut: clesec'n, y despiiks nor- los recuerdos ot)sesivos cle la catastrok y d e experiencias siini1;ires o d e
malizarlo afirmando crl-ie son las reacciones que calle esperar fra<...isos
. . anteriores. Estas obsesiones cstorl~aniin pensaiiiicnto ordenatlo
cucindo los vínculos familiares son significativos. eii cl aqiii y el 1,' 11or;i.
2. Ueterioru del ~ C C C ' S Ou 10.s ~~ecuer*dos:
e1 sipiiificado d e las percepciones co-
tidianas se oscurece porclue la capacidzld para relacionarlas con expe-
En cilalquier caso, la reac.ci6n inmedkcita d e familiares y pacientes
riei~ciasrelevantes tiel pasado se ha pert~irbaclo.
a un diagnóstico serio es d c shock y pánico. Esta primera fast: d e de- 3. De!erioln de ki cupucidud d~?Juicio Y de 101nade ~lc~ci.<io7zes: se totnan de-
siniegración cursa, igualmeriti-, con depresión, rabi:i y culpa. A los po- cisiones d e forixa impulsi\~a.siii convicción. ni coinproiiiiso. Todo ello se
cos días sobreviene la fase cie ajuste. Se comienza :i buscar informa- agrava por una desorientación espaciotempo~il.
ción, a hacer planes y a aco!nodarse einocionalm<:nte. Si el cnferino 4. BiJi~sió7zy conji~.sióndel nzltoco7?cep.plo:se c;lvida su icientidacl pre-crisis,
es el hijo, desarrollan con él u n vínciilo inás estrecho, especialmente cv:il~iándoseen t>ase a !SI confusión e inefic:ici;l presentes y a los recuer-
la inadre. En ciertos casos, ::I fase d e ajuste :;e deiiiora porque se ne- dos de otros fi-aczisos.
cesita tienlpo para asumir qiie sus vidas tenclrán qiie cambiar profun- 5. Itzcremcwto de b s~~gestio~zukilidud y de las ~/eccsidudes~ C ~.~flliucirín:
J el
sujeto ciepende cxcesivaiiieiiLe de 1 ; ~iinagen que lc trailsinitc el contexto.
damente, que habrán d e esforzarse en atencler a1 enfermo y que esa
6. Per.tzi~.bucione.sdL.l afecto y del Mlzirno e71 Itr cogtziciórz: c:l posiitiipacto se
atención no sienipre se ve;-21 recompensada con una mejoría. Todo car.ictei-iza por un congeiariiiento d e senliinientos. lo que contribuye al
ello produce, norinativameritc, pena y depresión. atascamiento cognitivo. Los scntiriiientos inás coinunes son el horror, la
L:i fase d e ajuste c ~ n l l e - ~inoinentos
~:i desagraclables: tendrán que ansiedad, la ang~istki?la culpa, el duelo, etc., qiie son consecuencia d e
explicar a familiares y amigos la condición dei enlkriiio. liacer frente la tonia d e conciencia d e la pérdicla y clel tiastorno dcl m~iiidohabitual.
a la incomprensión de cierta:; personas o a su extrrmada cortesía, así Hacia los dos días dcspiiés del impacto. los sujetos atraviesan una fase
coiilo reprimir sus respuestzis d c envidia hacia los sanos. Poco a poco clc euforia, p~irecidaa ~ i i i 2 irespuesta lii1,oiiianíaca. Dura dos o tres días, y
las preocupaciones se centran en el día a clki y e n las necesidades del da paso a un est~idod e depresión, friistración y cólera. Todo eilo produ-
ce una Ieiitificación del pensan~ientoy iina pi-eocupación por encontrar a
paciente.
alg~iicna quien culpar (le 1;i sitiiacion.
En la última fase, la d e reintegración. tratan d e poner el probleina 7. cfL>ctosde 1a.fatiga sobre la cog7rició7z.
en perspectiva (poner L a enfi.r.nledad e n .VA lugar), d e integrarlo en la
vida familiar, d e aprender las tecnicas d e cuidado. Algunas fainilias
emprenden una peregriiiaci6n d e mkdico eri inkdico busc;indo el re- gicas, lo recibido eii estos momentos d e crisis tiende a permanecer
medio a la enfermedad. (los engramas d e ~neinoriase fijan más fácilmerite e n inedio d e es-
En la fase inmediata a la comunicación del c.fagnó:;tico, que hernos lla- tados fuertemeiite emocionales), creando gz~ione.sd e esperanza y
mado de desintegmción, qiii(:il recibe la información se encuentra e n un control (al menos relativo) si se da correctamente, o de desesperan-
estado particularmente vcilnerable que ha sido desci-ito en el cuadro 14. za y rendición pasiva si se da iiicorrectaiiiente. Por eso es tan iin-
Sugestionabilidad y dependencia h:icen que se acepie la infor- portante que 121 inforn~aciónestk sujeta a protocolos que enfaticen la
mación sin crítica alguna. lJcx razones prol~ahlenienteneurofisioló- esperailza, el control y la coinpatihilidad dentro d e una visión rea-
!.OS PKOI3LEMAS E N SU C O N T E X T O L...] 155
lista del problema. Más :!clel:inte abordaremos estos protocolos d e sióii, agresividad, culpal,ilidad por fallar eil la proteccicín debida al
irlforii~:ición. hijo, injusticia, tenior al futuro propio y al d e la persona cnferma, de-
El eleiiiento clave en totla esta situación es que la i~~fol~macicín
de- seos (de muerte (para que deje d e sufrir o d e ser uila carga ) . Como res-
u;enc ~ L uL n guión que cle.c~rniin:i la inanera e n que la enfermedad va puesta a ~ s t o sseiitiinienros básicos, los faniiliares pueden sufrir :u-
a vivirse y afi-ontarse, lo t~ al vale tanto como dvcir que deterniinará siedad, aiigustia y culpa. Fi-ecuentei~ientela situación st. coiiiplic:~
1; forma en que todos se vc:rán afectados, por eso es tan decisivo que porque eiitienden que la expresión d e tales sentii~~ientosemociones
se tlé d e forma correcta. es in;idecciada, vt-rgonzosa, o resulta incompatible con la condición
d e la persona enferma (agravará su sufrimiento, o incluso einpeora-
ri), o porque nadie puede eiitenderlos. La iiilposibilidad d e airear
La información sobre t.1 diagnóstico suele sumir a quien /a recibe en
un estado de crisis que atrczviesa, normativameilte, tres etapas: desinte- sentiiiiientos pro\oca el aiiinento d e la respuesta eiilc)cional, que 211
gracicín, ajuste y reintegración. no expresarse dispara iiyás ansiedacl. Se trata d e un circuito, iiluy des-
La fase de desintegración .se caracteriza por una extremada sugestionabili- tnictivo, d e retroaliinentación.
dad y dependencia. En este icontexto resulta muy fácil que la información sea Se coinprende, por lo tanto. la necesidad. priiilei-o, d e aceptar y va-
asimilada acríticamente y generar u11guión que determine la forma en que la lidar los sentiiiiientos que tenga la k~iiiilia(~~o~~?~zulizacióvs.
llainamos a
1 enfermedad va a vivirse y afrontarse en el futuro. Por eso es tan importante
que aquello qiie se les da cree iin guión de realismo, esperanza y control.
~ este inoviiniei~to);segundo. d e ayidarles a expresarlos (airearlos), y
tercero, l e crear los rectii-sos d e apo1.o psicológico. Coiilo vereinos
más ;idelante, tales recui-sos no necesitan ser ni muy sofisticados pro-
- - fesionalinente ni inuy costosos.
Ejercicio 9 La iinpoi-tanci~iy necesidacl d e tales dispositi\,os se pone d e mani-
I'roponeiiios lilio~iiinci v;ii.i:irile cle un ejercicio anteric )r. I'reguiite a sus pü- fiesto especialmente e n c11feriiied:ides crónic:is, proclives a acumular
cientcss c~iáles5011 los mens:ijes que han oíclo con mayor fi-ecueiici:~e n boca tensiones muy destnictivas, y. por lo tanto. necesitadas d e una aten-
dc: loa pi-ofesiori:iles. A partir d e esos mensajes, trate d$-deducir cuil 11a sido ción a largo plazo. Los profesionales heiiios cle teiier bien presente (y
el guión que con respecto (Ic, la enferrncdad h ~ i ngenc.radc). Fin;ilrrieiite, co-
:iceptarlo) que expresar las emocione> ligadas a iiiia enfermedad no
mente con ellos si tal guión cxs o n o adecuacio y realista.
resuelve ('1 estrés (la enferinedad no se cura por ello); se trata d e una
medida paliativa, eficaz, pero paliativa, que necesita reeditarse cada
cierto tiempo, singularinente e n los iuonlentos cle c~iinhiod e etapa
evolutiva d e la familia, cie sus mieinbros o d e la enfermed:id misma.
La combinación d e una eiiferinedad y 111-ohlen1:is cle conducta
Normativamente, la fiiiiiilia da a la enfermedad una respuesta emo-
agrava aún inás el estrés que los padres ticneii que soportar. Ciertos
cional compleja e n la que se incluyen afectos positivos y negativos.
estuclios concluyen que hasta el punto de afectar su saliid. Los estu-
Lógicainente son los negativos los que mayor problema presentan,
dios revelan que más d e la ~nitadd e las madres con liijos con defi-
pues parecen cuestionar 10s positivos. Pi-ol->ableiiientees el cuidador
ciencia padecen depresión; d e ellas, pocas consu1t:in con iin especia-
primario familiar quien est5 más expuesto a sentimientos encontrados
lista, pues asumen que su estado es la consecuencia nnt~irald e la
y más difíciles d e asumir.
experiencia por 1:i que e s ~ í npasando. Los patlrcs, por su parte, sue-
La denominación d e complejo emocional)):iliide a una respuesta
len tener probleillas d e ajuste (en el trabajo, por ejemplo), ocultando
afectiv:i que incluye sentii~iientosmezclados, de naturaleza diversa y
sus sentirnientos bajo la facliada d e sentirse c~c;ins:idos~~o ~enFadados1).
en los que unos pueden >,errespuesta a otros. Hemos mencionado
Las madres que exhiben menos estrés y iiiiis satisfacción e n su vida
entre los sentimientos básic-os los d e contrariedacl, impotencia, depre-
I O S PROBLEMAS EN SU CONTEX'I.0 [. .] 157
son aquellas qiie tienen más tiempo para ellas y inás posit)iliclades cle de recaídas en el caso específico de la esquizofrenia. Pos inás que, ob-
salir de casa. Su estrés, en cualquier caso, depende de las característi- viamente, la enfermedad crónica es un prol~lemade una naturaleza
c:ss de la discapacidad de :;ti hijo y de la ayuda que reciben cie sus ma- muy (lifer<:nte.puede concluirse que un3 alta expresión de emociones
ridos (Frude, 1991). persistente afecta la salud mental de todos los implicados en el pa-
Tener un hijo enfermo puede llegar a cambiar los valores y la:; prio- trón cle inieracción.
ridades, en el sentido de (lar inenos impor~anciaa lo trivial y a lo ma- El profesional que detecte este patrón de sobreprotección, hostili-
terial. Otros estudios poner( de manifiesto que los hijos discapacitados dad e hipercri~icisinodelle tratar de corregirlo lo antes posil~le.Lo cual
se convierten en una fuente: de compaiiía muy apreciada para sus ma- significa que deberá tratar de ofrecer u n modelo de comunicación para
dres, quienes, además, a i.ravés de ellos consigucm establecer relacio- la familia inuy diferente del que están utilizando. Un inodelo en el que
nes sociales. quede claro qué es lo que se pide a quién: en el clue se pidan las co-
sas de un:* manera cortés pero firme (sin chillidos. sin minusvalorar a
la otr:~persona, sin hostilidad), y sin hacer aquello que el enfermo
Cuando aparece una enfermedad, los sentimientos suelen ser de con-
trariedad, impotencia, depresión, agresividad, culpabilidad, sensación de puede hacer. Sin repetir la petición inil veces y sin exasperarse. Se tra-
injusticia, temor con respecto al futuro de la familb y personal, deseos ta de un verdadero enti-enainiento en coinunic:~ci<ín,difícil de apren-
de que el problema se acabe Gpor una curación mil~zgrosa, por la muerte der, sobre todo si se 1leT.a inucho tiempo con el otro modelo, por-
del enfermo o por huida o abandono). que se encuentran cansados e irritados, porque ctstán persuadidos de que
Como respuesta a los seritimientos descritos suelen producirse ang~lstia, no hay otra manera de pedir las cosas (porque el enfermoka no aten-
ansiedad y culpa. A todo ello se une su falta de comunicacián, lo que suele
agravarlos.
derá, porque es u11 vago/a, porque es la única inanera de que apren-
Todos estos sentimientos constituyen una respuesta normal y coexis- da, etc.). En el recuadro que sigue se explica cónio proceder.
ten con sentimientos positivos de ternura, amor y reconocivniento de la
persona enferma.
Si itiene una familia con alta expresión de emociones
Iegio. Alternativamc:rile, pueden ignorar lo nc;:;iLivo, s o l ~ r etodo no deben La información constitu)le un terna q u e se reiterari eii la relación
dejarle s a l ~ e rlas c o r ~ s e ~ ~ i e n ccle
i a ssu mal coiiiportainicnto o terquedad fainili:~/seivicios asistenciales: desde el punto d e vist,~psicológico, la
(cxasperacion, inal Iiiiinor, etc.). Ilcscle luegl~,sieilipre e.; irrejor recorn- inlorniacicín es una foriria d e ganar control sobre un l~rol>lema. Ade-
pensar las cond~ic~:l> positi1.a~C ~ L casrigar
I ~ la:; negaiivaa.
Si no sig~ienlas clii-c.cti.i<esantiriores, cotnpcíiítcsr coi?zo 11r2 tnllro de cor-
mAs, si se da t.11 un n-ioinento de crisis tiene, coino herrios rnenciona-
dialidad: conserve 1.1 e s p e ~ l n z aa pesar dc la eviclenci:~(Ic (pie no cain- do, la posibilidad d e gcnci-ar guiones cjue determin:in las relaciones
I~ian,porqiie no qiii12i-eno no se fían: muéstrfrse persu:isi\,o: dé s ~ i srazo- dc toclos con la enfeimed:id. Es, por supuesto. un clei-echo legalmen-
nes. 'Iieizc) b obligciciói?ile t n a d e l ~ ~ r p u1ospndre.s
m la condzrct~rqzle zlsted te reconocido. El dilema que se 1t:s plantea n los profesionales es el
les e.s!úpirliendo r i i ~ csigan
. coiz sr1 h(jo. d e dar o n o una información que pueda causar un grave trastorno a
KepiCa las cosas Liiia o dos veces, no inás. Espere el momento oportiino,
quienes la reciben, sobre todo si. como sucede en t-iluchas enferme-
para volver a repetir las consignas. IJtilice forinulaciones tlistintas.
N o c~ilp;ihilice,no se exaspere si no sig~ien.;LIS directrices (770 %pita SLL d;ides, no se s:ibe muy I~iencóiiio \-:m a evolucionar. I<n la tabla 3 he-
patrón de conzt~rzic.ú.cióiz).Norin:~lmerite se trircia cierto t~einpoantes d e mos compilado algunas cifras que serviriín para dimensionar el pro-
que se animen a eii:.ay;lr lo que se les pide. blema. En el partado do cie intervenciones vamos a ofrecer protocolos
de información detallaílos, aquí :inticiparc-nlos algunas reglas a tener
- presentes para dar *tinalasiioticias~~.
La alta expresión de emociones (sobreprotección,hipercriticisrno, hosti-
lidad) constituye un patrón de interacción altamente perturbador si se hace
crónico. Es una de esas situaciones que necesariamente requieren corrección Reglas para dar ((malasnoticias.
porque de continuar pueden dar lugar a problemas serios, tanto en quien la
sufre (la persona enferma, que se siente aún más discapacitada de lo que es) 1. Sea claro ). sencillo.
como en quienes se comunican de forma tan perturbada (que se sienten cul- 2. Antes d e dar la ink)rrnación al packntc (a los fün~iliarea).pregúntese:
pables, exasperados, impotentes, desesperanzados y desbordados). ,,jQiié puede signi1'ic;ir este diagnóstico para esie enferino o esta familia
t.n sus circunstancias concretas?..
3. Conozca antes al paciente (o la kiiiiilia). Haga lo posil~lepor encontrar-
se con ellos en un terreno ncutral.
4 . Espere a que le pr~, '«unten.
2.3.4. Mrilcts experie)lc;ius con los sistelnas dc srilucl 5. No ciicstiorie la nezación d e la Pan~ilia( o (le1 paciente).
6. I'revea las posibles pregLintas cllic. \zyaii a hacerle.
Esas malas experiencias pueden ser d e índole muy diversa. Un nú- 7. N o destr~qra1:i esperzinza.
mero apreciable de criferinos se queja d e cómo les tratan los médicos y 8. No diga nada que no sea 1-erdad.
el personal sanitario. Iriablan de negligencias que, e n algunos casos, cau- 9. Si tiene diidas sol3i.c si es el rnoinento atlec,~iadopara d:lr cl diagnóstico,
preg~intcal pacienie si cree que es el iiiornciito pira hablar sobre lo que
saron sus enferme&iclcs. Con independencia de la veracidad d e tales sribe.
historias; lo cierto es que quienes las sostienen van 3 tener dificultades 10. Si no conoce 121 e\~oliicicíiide Lina eiifei-nieci'id. admita ~ L ignorancia
I e in-
para confiar e n cualcliiier pi-ofesio~~ril
que les preste algíin servicio (pro- certidiinibre (llolta, 1993).
fesionales d e la salud mental incluidos). Variantes de la negligencia son
la mentira, la brutaliclad a la hora d e inforni:ir, la falta d e información,
la incompetencia, etc. El resultado es el ini:,ino: una falta cle confianza El profesional ha d e asumir que, por regla general, debido a la
17 d e colaboración en y con aquellos profesionales que se supone de- conmoción que sufre el paciente cuanclo conoce el diagnóstico, es fa-
berían ser una parte iinportante de los recur:;os que la familia tiene para cil que haya nialentendidos. Tarnbikn es f5cil que parte d e la violen-
enfrentar la enfermeclad. ci:i que provoca la inforniación se dirija contra quien la da. Hay que
160 i+r\FEKMEDAD Y FAMILIA LOS PROBLEMAS E N SU CONTEXTO L...] 161
Ejercici.010
HLil~lecon algunas cle las kl~iiilkiscle personas cliscapacitadas so1)i.e las acti-
- Aceptación Mi, hlP MI3 IMF
vid:ides qiie realizan con ellas e11 casa. Si no re;iliziii :~ctividatlesque impli-
qiicn la pzirLicipación en su desarrollo, clisc~itacon cl1;is que ;ictividades de
reli:ll~iliiaciónpodrían rc;ilizar. Aníilielas :i hacerlas. de esra forilia participa-
Crisis toma Crisis toma
rán en r1 desarrollo físico e intelectual de sus hiiliiliaies.
de conciencia de conciencia
familia y del enfermo
profesionales
Ofrezca a los familiares la posibilidad de participar en el proceso de reha-
1. Fases de la toma (di- conciencia y de compartir la información: no saber
bilitación de sus enfermos: les estará dando la posibilidad de hacer algo sig-
nada; sospecliar alpo; fingir no saber; todos iaben todo. nificativo por ellos. Si el enfermo es un niño, de esta forma, además, define su
2. Fases de la aceptxción de la información: sliock; estupor y negación; re- proceso de maduración como algo que se hará en colaboración y con la res-
cl~azo;aislainiento: regateo: depresióii y aceptacióii. ponsabilidad compartida de padres y profesionales.
3. Proceso de decarc..ris: MS: muerte social; h1P: inilerie ~~sicológica;
MB:
muerte biológica; AIF: i~iuertefisio1ógic:l.
--
FIGURA
3. Proresos de la fase terininal ciesde el punto de vista 2.3.0. Lw particz$ació~z el tmto que 1-ecihenlos padres
de 1.a infoi.rnación (versión ligerai~icnteinodificada
eil los cenrros ?izédicos
de Gómez Sancho; 1996).
que no deja de ser ltjgico. En~reotros obje~ivos,el manual que tienen profunda con el afectado: algunos maridos resienten esta relación pri-
cn sus manos quiere poner de rrianifiesto algo que todos los profesio- vilegiada; otros reaccionan ayucihndola en sus inuchos deberes, apo-
nales del campo saben: que los enft:rmos tienen familias, muchas ve- yandola emocionalmente y sustituyéndola ocasionalniente. También
ces prof~indamenteafectadas, y que incluii-1:~sen los servicios que pres- respetan la relación estrecha entre su esposa y la persona enferma, lo
tan los profesionales no sólo responde a necesid:~desol~jetivas,sino que suele derivar en una relación iilediata (a través de ella) con el en-
que además es un:] 'de las formas inás eficaces de ayudar al enfermo. fermo. La esposa suele apreciar profundainente esta ayuda, lo cual
Probablemente la inclusión de l:~sfamilias implique una profunda dcsarrolla la relación cle pareja de una h r m a nunca prevista, pero
reorganización de los centros. Se ha afiriiiado (Wells y Singer, 1985) muy significativamente.
que su inclusión ha de seguir dos líneas, iina que implique la gestión Si el enfermo es el hijo, la pareja puede sentir que fallaron como
compartida con los l~rofesionalesde las actividades del centro, lo cual progenitores porque no pudieron engendrar un hijo *normal., y sue-
supone tanto la dei'iiiición de la política asistencia1 como la de los pro- len tener miedo a tener más hijos. Si efectivamante existiera algún
pios programas a aplicar. Implica, asimisiiio, la renuncia de los profe- problema tendrán que afrontar la pérdida de su capacidad repro-
sionales a cierta ciiota de poder. La otra línea implica su incorpora- dudora, o animarse a seguir métodos de reproducción asistida que
ción como objetivo:; de la intervención psicosocial, reconociendo las conllevan su propia problemática psicosocial (A4cDaniel y otros,
especiales necesidaldes de aquellos que tienen que vivir con un pro- 1997). Finalmente, y sin ánimo de ser exhaustivos, la pareja tiene que
blema crónico. En el último capítulo de este manual se podrán en- renunciar a tener una evolución normativa, en la que la progresiva
contrar algunas f6rmulas sobre cómo desarrollar las consecuencias autonomía de los hijos les permita arribar a una vejez en la que am-
prácticas de estas icleas. bos se reencuentren. La pareja será siempre iin trío, con un testigo
más o menos cómodo imposibilitado tle enianciparse.
Los hermanos del enfermo se ven obligados a otras renuncias,
con u n rnitwabro enfermo
2.3.7. El dz~eloen lrw,f;:~milias inuy diferentes de las de los padres o del afectado, pero tan serias y
dolorosas conio las de aquéllos. Renuncian a ser atendidos por sus
Varios son los sentidos en los que la familia con un miembro en- padres todo la que hubieran deseado, a los juegos (tienen que cuidar
fermo hace un duelo. Hay un sentido ii~dividual,que afecta a cada del hermano), han de superar el rechazo o la curiosidad, inofensiva o
miembro: se hace t 1 duelo por los proye<.tospersonales afectados por no, de amigos, conipañeros o de la gente en general. Renuncian, en
la presencia de la enfermedad. por la falta de libertad que comporta, mayor o menor grado, a una vida plena e intensa fuera de casa, en el
por el sacrificio de la normalitlad que otr:rs personas disfrutan, por los trabajo, en las relaciones (incluidas las de pareja), que se ve más o
planes o sueños que se tenían con la persona afectada. El enfermo, menos gravemente afectada. No cabe la menor duda de que la inter-
por supuesto, liace su duelo por las oportunidades, proyectos, rela- ferencia del hermano enfermo a lo largo de toda la vida enseña cier-
ciones, capacidades físicas o intelectualess, etc., que se ven disminui- tas habilidades; aporta, en definitiva, algo positivo, pero el precio que
das o a las que tiene que renunciar. Si la enfermedad es progresiva o se paga por esas enseñanzas puede llegar a ser muy alto.
por recaídas, el duelo tiene que ver con la pérdida de confianza en un Los hermanos de los enfermos están bastante olvidados, no sólo
funcionamiento nornial del organismo; l(ígicamente, éste es el sentido por sus familias, sino también por los senricios asistenciales. Con los
más serio y prof~~rido del duelo en la enfermedad (Doka, 1993). padres pasa algo muy parecido. El rol que juegan con la madre y
En el nivel de la pareja se teme perder (y de hecho algunas pier- con el hijo enfermo ha sido poco conlprendido y valorado. Si la ma-
den) una vida de relación intensa en aras del cuidado de la persona dre valora el rol de su marido, el profesional hará muy bien en pen-
enferma. Con mucha frecuencia la esposa desarrolla una relación muy sar que aunque a él le parezca un rol periférico y poco implicado,
168 E N F E R M E D A D Y FAMILIA I LOS P R O B L E M A S E N SU CONTEXTO [...] 169
milia (o el paciente) recibe en el momento del cliagncístico y que, vis-
debe de ser muy impc,rtante; por siipiiesto, hará bien en reconocer-
lo explícitamente. to desde la perspectiva de las creencias, configura creencias que se
Así pues, la familia corno un todo se ver:í afectada i~egativay PO- mantienen a lo largo del tiempo, determinando actitudes, conductas,
sitivanlente. En un sentido general. se verán ot->ligadosa atender al en- sentimientos, pensamientos y relaciones. Aqiiellas fainilias que creen
fermo, restando dispoilibilidad para otras actividades externas; algu- qiic lo (mormal))es no tener probleriias se verán seriamente frustradas
nas resultan imposibles de realizar, otras nc tanto, pero la pérdida y ciiaiido. inevitat)leriiente, aparezcan. Las creencias sobre cómo influ-
el duelo están ahí. ye la mente en el cuerpo tiñen la respiiesta enlocional de la familia,
- en <:1 sentido de valorar aquellas actitudes qiie juzgan tienen una in-
fluencia positiva en el enfermo o e n la enfermedad rnisina, actitudes
El duelo por las muchas pérdidas que comporta la aparición de una en-
conio la compasión, la paciencia, el amor (o sus contrarios). Aña-
fermedad es uno de los elementos claves para comprender la dinámica de es-
tas familias. Se pierde lo normativo, una niñez, una adolescencia, una juven- diendo algunas ideas más sobre el control, un control interno signifi-
tud, una ancianidad normales para la familia en su conjunto y para la persona ca que la familia cree qcie le será posible intervenir e n el resultado de
enferma en particular. una sitiiación; una orientación hacia un control externo significa que
Los padres y los hermanos de los enfermos 720 sólo suelen se?' los gmn- no creen que los resultados estén rttla(:ioilados con siis conductas;
des olvidados de suspropias familias y de los servicios, sino también, y en creen que, hagan lo que hagan, el ciirso de la enfermeclad no va a va-
muchas ocasiones, intensamente culpabilizados.
riar (Rolland, 2000).
Inevitablemente las familias construyen historias sol~relas causas
2.3.8. El papel del sistema de creencias.familiares de la enfermedad; ya heinos mencionaclo aquellas que culpan a los
profesionales. Sin embargo, los mitos más tóxicos son aqiiellos que
Igual que el tipo y la naturaleza de la enfermedad, las creencias culpan a alguien de la flairiilia, así coino los que entienden que la en-
familiares componer1 el marco desde el cual se vive y se afronta la fermedacl es algo vergonzoso. En estos casos resulta particularmente
importante discutirlos, por los efectos pemersos que pueden provocar
condición, facilitándola o complicánclola.
En el cuadro 15, heinos recogido sinópticamente esas creencias, a largo pkazo no sólo en el afrontamiento de la enfermedad, sino tam-
(Rolland, 2000). bién en las relaciones familiares. Tanto la famitia como los profesio-
Muchos de los ítem ya fueron comentados. Así, por ejemplo, los nales necesitan clarificar su participación en la historia de la enferme-
dad, en el sentido de definir cuál será su papel en cada momento; ello
acontecimientos enn;arcadoresl) se refiere a la información que la fa-
implica ser tlexil~les,y2 que en algún momento lo adecuado será tra-
1j. Creencias que condicionan la manera e n que la enfermedad
CUADRO tar cle controlarla, y en otros convivir con ella. Al respecto, quizá lo
es vivida y afrontada (liollarid, 2000). más importante sea la coincidencia de creencias entre profesionales y
familia (Rolland, 2000).
Acontecimientos entiiarcadores. Explorar las experiencias que la familia nuclear y las de origen
Creencias sobre lo que constituye una respucsta normal. han tenido con las enferineclades y ias pérdidas en general permite
Creencias sobre las relaciones entre el cuerpo y el alma. conocer el legado de mitos, tabúes, expectativas (catastróficas o no),
Control de la enferriiedad. creencias y valores con los que se enfrentan a la experiencia actual.
Flexibilidad del sistema de creencias. Finalmente, las diferencias étnicas, religiosas y culturales desempeñan
Herencia multigeneracional.
su papel, especialmente en los momentos de crisis. Por lo general, las
Creencias étnicas, n-ligiosas y culturales.
discrepancias suelen afectar a las siguientes áreas: creencias sobre el
170 E N F E R M E D A D 1. F A M I I [A LOS PROBLEMAS 1:N S U C O N T E X T O [ . . .] 171
control, definición de Lo que constituye el rc)l de ~ení'erino)). comunica- logía; por el contrario, se entiende que las alteraciones son fre-
ción sobre la enfern-it,clad.quiénes han de incluirse en el sisteina de cuenteniente adaptativas.
cuidador res)), quién clcbe ser el cuida(1or priiilario y cuáles los rituales Con respecto a las alteraciones estructurales, sc ha hecho hin-
ilormativos para los distintos momentos de la enfermedad (Rolland, capié en el clesarrollo y la negociación de los nuevos roles y
2000). funciones (singularmente el rol de cuidador priiiiario) que iin-
pone la enferiiiedad. En un segundo inoinento se han analiza-
do algunos de los patrones rígiclos de interacción nlis usuales
Ejercicio 11 entre familia-persona enferma-profesionales de la salud.
Coinplcte el ejercicio 2 (véase pág. 39); llaga uria listü de sus creencias con
Las alteraciones de proceso tienen que ver coii el solapanlien-
respecto a la enferinc.c;id, siguiendo el c,uüdro 15. Ponga espcci:il atención
en el examen de la coincidencia de creencias entre usted y las kimilias con to tle deinandas evolutivas diferentes de los individuos, de la
las que trabaja. Reanalice algunos de los conflictos que h ü y ~ itenido con al- familia, de la pareja y de la propia enferinedad. Todas estas de-
gunas de sus familias en clave de discrepancias 13.3 los sistemas dt: creencias. mandas resultan difíciles de satisfacer al mismo tiempo. El men-
-
saje más importante que puede extraerse de todo este análisis
es la necesidad de tratar de compatibilizar las demandas de cui-
dado de la enfermedad con las prioridacles personales y colec-
Las creencias determinan la forma en que la enfermedad es vivida y afron-
tada; constituyen, por to tanto, un marco. tivas de la familia.
De particiilar importancia es la coincidencia de creencias entre los profe- En un segundo niomento, y dentro de las alteraciones de pro-
sionales y la familia. ceso, se ha estudiado el impacto diferencial de la enfermedad
en la fainilia cuando aquélla lo es de un niño, de un adoles-
cente, de un joven, de un adulto o de un anciano.
Finalmente, en el apartado de respuestas emocionales y cogni-
Resumen tivas, en primer lugar se hizo un estudio matizado de la res-
puesta al diagnóstico tanto de la persona enferma como de la
Se han recogido :iqLiellos elementos de evaluación que de for- familia, con referencias a los probleinas que los profesionales
ma más habitual pueden encontrarse en una fainilia sujeta a suelen encontrar a la hora de impartir información. Después se
una condiciói-i i~lédica.Sin ningún áiiimo de generar un nuevo abordaron los sentimientos, las reacciones secundarias a esos
paradigma teórico, sino tan sólo con un criterio de organización sentimientos y los problemas a la hora de con~unicarlos.Se
clínica. se han ;igrupado en tres grandes categorías: alteraciones puso énfasis en la respuesta que llainainos de ((altaexpresión
estructurales, de proceso y de respuesta emocional y cognitiva. de emociones))por el potencial que tiene de generar malestar,
Todas éstas son alteraciones de tres subsistemas: paciente, fami- y finalmente patología. Los problemas con los profesionales
lia más su red social (familia extensa y amigos), y profesionales ocupan por derecho propio un apartado por la especial rela-
de la salud. Se sugiere que lo que siicede en las familias como ción de dependencia que familias y enfermos tienen con ellos.
consecuencia tle la enfermedad tiene que ver con la resultante Se analizó el teina de la rehabilitación como una de las pocas
del juego mutul:, tle estos tres subsisteinas, y por lo tanto, evaluar posibilidades que tienen los padres de participar en el desarro-
significa conoo-r lo que ocurre en y rxtre los subsistemas. llo normal de sus hijos enfermos. El duelo por la pQdida de con-
Se asume que iales alteraciones son (-1 producto del impacto de fianza en el norinal funcionamiento del cuerpo, y a partir de ahí
la enfermedad cuyo resultado no tizne por qué ser una pato- por la pérdida de f~incionalidad,de fuerzas. de apariencia, de
172 E N F E K M E G A D I' FAMII.IA LOS P R O B L E M A S f i N S U C O h T E X T O [...] 173
proyectos, etc , es otro de os elemeritos clave a la hora de cn- tipo de enferiiledades, incluidos ciertos tipos de cánceres y de enfer-
tender el implicto de la eni'ermedad. Los sistemas de creencias rrredades cardiovasculares. Esta relaciOn es tan potente que ha podi-
familiares son el marco deritro del cuil todo lo cleinAs acontece do documentarse igualmente en los animales: aquellos de mayor es-
complicando o facilitando el complej, 1 proceso de a1.rontamien- talus resultan inenos vulnerables a las infecciones que los de menor
to de la enferinedad. estatus.
Las estrategias de afrontainiento apuntan a cinco objetivos: modi-
ficar las condiciones ambientales; tolerar o ajustarse a lo negativo;
Lecturas recomencl;idas nyantener una autoimagen lo más positiva posible; mantener el equi-
1il)rio einocioilal; y inantener las relaciones sociales.
El texto de John Rolland Familias, e ~ f e r m e d ~,y~discapacidud
d Existen varios inodelos teóricos de afrontamiento, si bien todos
(Barcelona, Gedisa, 2000) recoge de forma amplia y profunda el im- ellos reconocen dos f6rmulas f~indamentales:a) intentar cambiar o
pacto de la enfermedad en la familia. Resultan asinlisino notables los controlar algún aspecto de quien sufre el estrés o del ambiente (esta
capítulos dedicados a la pareja y a la visiiin psicosocial de la erifer- e:;trategia se centra en el problema. y la denoiilinamos de control pri-
medad, y todo ello desde un punto de vista clínico. Es el manual de niario, o simplemente de control); b) a veces lo prioritario es manejar
referencia. o regular las einociones negativas asociadas al estresor. Decimos que
Muy diferente, pero profundamente sugestivo y lúcido, es el en- esta estrategia se centra en las enlociones. y la denominarnos de con-
sayo de Susan Sontag La enfermedad y sus 7netúfoms. El sidu y sz~snze- trol secundario o q:ie funciona por evitación.
taforas (Madrid, Ta~irus,1996), en el que sc2 analiza la percepción so-
cial de dos enfermedades, el cáncer y el sicla, desde la perspectiva de a) Las estrategias centradas en el problema pueden ser a su vez
alguien que sufrió la primera y padeció la forma en que socialmente de:
se percibe el cáncer.
Afrontamiento ~ictioo:requieren que el sujeto redoble sua esfuer-
zos y que paso a p:rso trate de resolver el problema.
Apéndice 1. Las estrategias de afrontamiento (Fawzy y otros, Plan!jicaciO??: requiere el desarrollo de una estrategia racional y
1990; Eiser,1993; Spira, 1997; Taylor, 1999) su traducción en acciones concretas.
Sz~pre.$iónde estmtegias que c o ~ n p i t ~entl-e
~ n sí: no distraerse y de-
Se define el afrontamiento corno ((elcambio cognitivc~o conduc- jar de lado otras tareas.
tual constante para nianejar demandas internas o externas específicas Contc~rzción:no actuar de forma prematura.
que se juzgan muy exigentes o que exceden los recursos de la perso- Biisyueda del ap(!yo social: es una estrategia centrada en el pro-
n a ~ El
~ . afrontamiento depende tanto de variables internas del sujeto blema cuando se busca el apoyo social para conseguir algo concreto.
como de sus recursos externos (tiempo, dinero, un trabajo decente,
hijos, amigos, educación, nivel de vida, experiencias positivas y la au- b) Las estrategias centradas en las emociones pueden ser:
sencia de otros estresores vitales). No obstante, una vez el estresor al-
canza cierta dimensión, los recursos de ccialquier tipo quedan des- Bíisqueda del apoyo social: cuando se busca en las personas apo-
bordados. Uno de los recursos externos relacionado con la salud más yo moral, simpatía o comprensión. Esta estrategia también puede ser
decisivo es el estatiis socioeconómico: las personas de mayor estatus malaclaptativa si el ventilar emociones lleva a un constante rumiar los
muestran una morbilidad y mortalidad menores, y ello afecta a todo problemas.
3 74 E VFERMEDAD Y FAMILIA LOS PROBLEMAS E N S U (:ONTEX?.O[...] 175
Inhibición conductt~cily emocioncal: puede t~rrnbiénser n~aladap- Estmtegia de distrc~cció~:incremento d e actividades sociales, lia-
tativa si impide los esfue!-zos activos (le ajiontainiento. cer algo positivo para uno mismo.
Reirzte~pretaciónposit.'z~a~ycrecimitwto: se buscan significados posi- Eslmtegiapasirla resignada: prepararse para lo peor. mantener en
tivos de la enfermedad qiic: permitan que el enfermo crezca. secreto los sentimientos propios.
Negación: es útil e n los primero:; moinent<)s d e la enfermedad
pero problemática a largo plazo. Los procesos de afrontamiento pueden entencierse coriio modos o
Aceptación: básicamc:rite, tratar dt: vivir con el problema. estrategias, y como recursos. Los modos o estmtegias incluyen activi-
Vuelta a la religión: 1.3 que permite reevaluar la situación y crecer dades directas e indirectas que varían txnfunción del grado en que se
~~sicológicamente. También puede tener un aspecto d e estrategia cen- adaptan a la fuente del problema, o , alternativamente, a los senti-
i:rada en el problema ciiando la comunidad rc-ligiosa ofrece ayuda mientos que genera.
jnrhctica.
A. Modos o estmtcgias cle ufiontamiento
A su vez, Fawzy y oti-os (1990) hablan d e [les metodos de afron-
.ainiento: a) Actividades clirectas centradas en el prol->leina;incluyen:
a) Métodos activos conductuales: mediante los cuales el paciente Actividades que operan s o h ~ el
e t7zz1t1do exIen10: técnicas de solu-
trata de cambiar alguno:; aspectos cle su enfermedad liaciendo, por ción de problemas, conductas asertivas, coino la búsqueda de fuentes
ejemplo, ejercicio, relajaciíin o consultando con su médico. externas de información.
11) Métodos activos cognitivos: mediante los que trat:l de compren- Activi~ladesque opera1.z sobre el mundo inte?-no:corrección de los
der la enfermedad y aceptar sus efectos, centrándose en los cambios errores de pensamiento (distorsiones cognitivas), reestructuración,
positivos que han ocurriclo desde el comienzo (:le la enfermedad. reetiqiietado (de un estímulo probleinático). Las distorsiones cogniti-
c) Métodos de evitaci6n: mediante los cuales esconde o evita sus vas ocurrt:n de forma a~itoinática,y preceden a una respuesta emo-
sentimientos sobre la enFc:rmedad, y rehúsa pensar en ella. cional negativa.
El objetivo de las intervenciones para el afrontamiento del estrés
Esta tipologia da lugar a ocho técnicas de afrontamiento: que se centran en aspectos cognitivos es hacer a los sujetos ni6s cons-
cientes de: 1) las situaciones en las que se evocan los errores d e pen-
Estrategia activa possitiva: aumento de la implicac.ión, de la plani- samiento; 2 ) la forma particular que toman esos errores d e pensa-
ficación de la acción, centrarse en el disfrute del momento. miento; 3) la estrecha relación entre las estim;tciones cognitivas y las
Estrategia activa exp~esiva:hablar con otras personas buscando respuestas emocionales; gr 4 ) las formas en que estos ((acontecimien-
inforn~acióny ofreciendo apoyo a otros enfermos. tos))cognitivo-emocionales configuran las conductas y la autoeficacia.
Estrategia activa de depc)nde~~cia: buscar la ayuda d e un amigo o Las actividades que tratan de controlar los sentimientos produci-
un familiar, o de un médico para una consulta. dos por el problema pueden dirigirse a la redzicciólz d e la tensión (re-
Estmtegia cognitiva positiva: entender la enfermedad, buscar su lajación y ejercicios físicos, por ejemplo), o bien, alternativamente, a
significado, pensar en cambios positivos. uirear sentimientos (pena, rencor, miedos, etc..).
Estrategia cognitiva pasiva: rumiar y soñar.
Estrategia de evitacicí?~solitariu: evitar a lo, otros, drogarse o fu- b) Acciones indirectas: se centran en mejorar las secuelas emocio-
mar más de lo normal. nales de los problemas ambientales. Las estrategias directas incluyen
176 f:UFEIIMEDAD Y FAMILIA LOS PROBLEMAS ES S U (;ONTEX*I.O L...] 177
de alcohol y consumo cle drogas. ],as indirec,tas operan niás clara- Y PiIDRES CON UN HIJO ENFERMO
niente en el nivel de los sentimientos, e incluyen la erradicacion clc al-
gunos de ellos, como la iinpotencia. Un creciente cuerpo cle irivesti- Eiser y Haverilians (:1()92) compararon las estrategias cle afronta-
gación viene mostrando cómo los sentimieliios cle abatiniiento y miento que padres y madres consideraban útiles a la hora de manejar
al3andono pueden acortar la supervivencia en ~.iertostipos cle c5ncer. cinco enfermedades diferentes de sus hijos (cliabetes, asilla, proble-
Una nota más: el us~:)de estrategias indirecias de solución de pro- mas cardíacos, epilepsia y leucemia). Se les pidió, ademAs, que eva-
hlemas (en vez de habl:ir coi1 el jefe, evitarlo: 1:oiner inás: belxr para luaran el grado en que la enfermedad interfería con quince aspectos
c~ilmarla ansiedad, etc.) lleva a generar sentiinientos indirectos (de de sus vidas, entre los que se incluían desde probleinas con la vi-
alivio por calmar la ansiedad de enfrentarse 211 jefe, pero asimisino vienda y el barrio, hasta la elección de muebles, las dificultades para
de baja autoestima, por t.jeniplo). Sentimientos que pueden generali- hacer deporte. practicar sus actividades favoritas, estar con los otros
zarse a otras áreas de fliricionamiento (distintas de hablar con el jeie, hijos y con los amigos. por ejemplo.
por ejemplo), generanclc) distorsiones cognitivas (((sie111pi.eme tratan El estudio concluyó cuatro factores, esencialinente los mismos
como si fuera de seguncla c:itegoría~~); Iaespuest:is no asertivas (<<no
ten- par3 padres y madres: cl factor 1, al que se le puede denominar au-
go derecho a esperar otni cosa difercntell); y aislamiento social (((no ndo el 3 , apoyo soc-ial e infor~nación;y el
tonomía; e1 2. c ~ ~ i ~ l 1116dico;
necesito a nadie para si.ll>erarestoj'). 4 , cqovo.fizrnilic.~r.
Los autores partieron de la hipótesis de que las puntuaciones de
las es~rategiasque los paclres considerarían más v:ilidas dependerían
B. Los recu?-sosde cfi-onlu~?ziento del tipo de enfermedad de sus hijos. De acuerdo con ella resultó que
los padres con hijos aquejados de problemas cardíacos y con epilep-
Son funda~nentalmer~te
dos: la informacióri y el apoyo social. sia puntuaron la az~tonomkzcomo la más importante, mientras que los
padres de leucémicos entendían que era la menos importante. El c ~ ~ i -
Información: se infor.ma sobre las respuest;ls d e estrés (cognitivas, dado ~nédicoera la más puntuada por los padres con hijos con pro-
emocionales, biológica:; y sociales), que identifican las seiisacic>i?es, blemas cardiovasculares, mientras que los de e~~ll&!pticos y diabéticos
frecuentemente abstractas, que tienen las per$.onasen los rnomentos se decantaban por el apo-yosocial. Los padres con hijos epilépticos y
de demandas excesivas .y que las ajxidan a reconocerias como :;eña- 1euct.niicos eran los que menos valoralxin el u p o ~ l o ~ f ~ m i l i n r .
les que requieren cain1,ios en las formas de realizar sus actividades No se encontraron diferencias en la utilidad de las estrategias en
coticlianas. función del tiempo transcurrido desde el diagnóstico. Sin embargo, sí
El inaterial para la iriforn~aciónes diverso: puetlen iitilizarse rnó- las hal->íaentre padres y inadres. Las madres tendían a aprobar, en ma-
dulos didácticos imparticlos por profesionales, 111att.i-ialcscrito que in- yor proporción que los padres, todas las estrategias; las mayores dife-
cluye registros, diagranias que presentan la naturaleza circular de las rencias se daban en los factores de apoyo social y cuidados nzédicos.
estrategias de solución de problemas y sus corisecuencias negativas, Las madres tenian más dificultades con las enfermedades de sus
etcétera. hijos que los padres. Ni la edad de los hijos ni el tiempo transcurrido
Apoyo social: lo constituyen las personas y las instituciones que desde el diagnóstico parecían relacionarse con el grado de las dificul-
pueden ayudar en los momentos difíciles de la vida. Alertan sobre los tades. Las madres con hijas entendían que tenían menos dificultades
estados de ánimo, sobre: lo incorrecto de ciertas acciones, sobre las que las madres con hijos varones. Mientras que las madres y los pa-
señales de peligro. dres con liijos leucémicos eran quienes mayores dificultades tenian,
178 E N F E R M E D A D Y FAMILIA LOS PROBLEMAS E N STJ C O N T E X T O [...] 179
!
los grupos de padres tk: diabéticos y de hijo:; con problen~ascardía- frimiento. Ambas pueden experiinentarse en los niveles psicológico,
cos eran los que menos. En un n i ~ ~ intermirdio
el estaban los padres soci;il, espiritual, sexual y financiero. Para muchas personas, el dolor y
con liijos epilépticos y a sináticos. I
el siifrimiento se conviei-ten en el problema crítico de la enferinedad.
El estudio pasaba, en segundo término, considerar en qué me-
did;~la percepción de las dificultades influía en la elección de estrate-
gias de afrontamiento. 'i' así, en las maclres, la estiiliacióri de una ma-
yor dificultad se re1acil:Inab:i con la elección de estrailegias de upo-yo
social; para estas madres, cuanto inás grave era la enfermedad del Shock: frecuenteinente la respuesta inicial a una enfermedad ame-
hijo, mayor alivio sentían hablando con otras personas en cii-cunstan- nazante es un profundo shock, con sus derivados concomitantes: al-
cias parecidas. Para lo:; padres, la percepción de gravedad se asocia- , tos iiiveles de esués, conf~~sión,
desorientación y embotamiento.
ba con el deseo de ixaritcnerse lo inás equili Irado posihle y con su- :Vegución: se trata de una de las respuestas inás complejas. Exis-
i~lergirseen el trabajo. 7'ainhién se halló que cuanto inayores eran las ten varios niveles de negación:
dificultades que la familia experiinentaba, menos útil se percibía la re-
lación o el apoyo del personal inédico; esta tendencia era iiyayor en :I) Negación de primer orden: es una ilegación de hechos. El su-
los padres que en las iiiacli-es. jeto niega los síntomas de la enfermedad. Este tipo de negación sue-
le ocurrir en la f:ise de prediagnóstico: puede llegar a retrasar la bús-
quecla de ayuda médica.
Apéndice 2. Respuestas normativas del enfermo al diagnóstico 11) Negaci6n de segundo orden: es más común en las últimas fa-
de una enfermedad grave ses de la enfermedad. El enfermo conoce los síntomas y el diagnósti-
t co, pero niega las implicaciones de este último. Suele centrarse en
En un libro muy citado en el campo, Dok:i (1993) habla de las si- cada síntoma, crisis o aconteciiniento corno un hecho aislado (por
guientes respuestas nor~na~ivas: ejemplo. el enferino se centra en una operación quirúrgica, pero nie-
I ga l:is implicaciones a largo plazo del cáncer que padece).
c) NegaciOn de tercer orden: t:imbién es coinún en las últimas fa-
ses de la enfermedad. Se produce cuando el enfermo reconoce que
está afectado de una enfermedad incurable, pero todavía la ve como
Mun~estacione.~ fficas del estr6.s: son de varios tipos, como in- susceptil~lede prolongarse indefinidamente.
somnio, dolores de cabeza, mareos, fatiga, náuseas, hormigueo, y una
serie de enfermedades ílsicas. La negación en las fases tempranas de kn enfermedad no es sólo
Preocupacionespor la salud: en enfermedades que amenazan la t común, sino que también es comprensible. Muchas enfermedades que
vida, muchas personas comienzan a centrar la atención en las sensa- amenazan la vida tienen una prognosis incierta, lo cual justifica, al
ciones internas y desarrollan una extremada sensibilidad a las señales menos en parte, que se nieguen ciertas implicaciones.
del cuerpo, en un intento de advertir el peligro lo antes posible. l La negación puede ser también funcion:Ll o adaptativa. No siem-
Dolor y sufrimiento: l-ia de distinguirse entre dolo^; que es la per- pre es negativa. Un cierto grado de negación permite continuar la pla-
cepción de ciertas sen:i:Lciones físicas: y el szcfrimiento, que es la res- nificación del futuro, incluso participar en el tratamiento, así como re-
puesta emocional a esa sensación física. Esta distinción nos permite ducir el miedo. Existe evidencia de que ciei-to grado de negación se
entender que la enferinedad no sólo causa dolor, también genera su- asocia con una mayor supervivencia. La negación solamente se con-
180 ENFEKM1:DAD Y FAMIL I A LOS PROBI.EMAS EN SU C O N 1 E X 1.0 [. . .] 181
siderarri un problema cuando constituya una aiiienazi para la salud CrznzOios en la imagen coiponrl .y el1 la nzttoestilila: Lodas las cul-
dcl enfernlo o para los allegados. tiiras tienen sus propios cjnones d e belleza jr vitalithd. La combi~la
Egocclztrisn!~.v }i?dzrcciórzde /O.$ iiltel-eses: e n la Fase d e diagnósti- ción (le enferineclacl y tr;rt:iinientc)s puédc producir una disiiiinución
co, el enfermo puedc: dejar d e interesarse por el nlurido externo y vol- del atractivo físico, afectando la imagen corpoi-al. lo clue constituye u r
verse hacia su munclo iriterno. Se torna egocéntrico. Iixisten inuchas pi-obleilla serio, dacia su relación con la sexualidad, la identidac
razones para ello. Es15 atento a las :;eñale:; d e su cuerpo. Desde el sexual, el autoconcepto y la autot:stima.
punto d e vista psicc~!ógico,la crisis del diagnóstico centra toda la Expel-iencias de cercal1íü de la nz/t011e:este tipo d e experiencias e:
atención e n la enfcrriedacl, la fuente del ~estrés.La fainilia también relativamente frecuente e n pacientes cuya vida está amenazada poi
puede exhibir la inisn~apauta d e egocentrismo. una t.nferinedad. No todas son reconfort:intes. Lo importante es qut
Según se va pasando d e la fase dt. diagriostico a la fase crónica, el quienes las h:in teniclo suelen interpretarlas. El profesional debe pre.
egocentrismo tiende a disminuir. Reemergen los deseos d e vivir, y se guntar si las lian tenido y periiiitir q u e las cuenten y las interpreten
retoinan roles y fun(:iones abandonadas, l o que favorece redirigir la Pertul-bacionc?~ del sz~eñoy del soliar.: son alteraciones coinunes
atención al exterior. E:n niuchos casos sigue: persistiendo cierto grado El estrés y la incerticlutnb1.e llevan a períodos d e insoilinio. Con fre
d e ensiinisinamiento: los síntoinas y t:l trataiiliento se encargan d e re- cuencia los sueños reflejan ansiedades d e tipo espiritual, especial
cordar q u e la enferniedacl continúa. mente en las fases agudas y terminales d e la enferinedad. No siemprt
Una vez la saluc! se deteriora ): se entr.3 en la fase terminal re-e- son sueños terroríficos. El profesional hará bien e n preguntar sobr(
inerge la falta d e interés e n el exterior. Fre.cuenteiiiente, la desvincu- los sueños y en aninlar a q u e los interpreten.
lación d e las otras personas es un sigrio d e la inminencia d e la muerte. Conzpromiso existe~zcial,reeualuació~/do la vida ,y n ~ o t ~ u l i d aed
Esta desvinculación puede deberse a varias causas: a una depresión y enfrentainiento con la muerte causa, tanto en los inclividuos corno er
a penas subyacentes. :I la iinposil->ilidadd e resolver la crisis d e salud, J
la familia. una revisiGn del sentido d e sus vidas, así con10 del presen
o puede reflejar la lucha del enferino que centra su atención en sus te y del f~ituro.Se examinan valores! creencias y prioridades, lo quc
propias necesidades espirituales. puede originar intensos sentiinieritos d e ansiedad, culpa, furia. Aun
Elpacto o la nqqociución: se tr:ita d e la creencia d e q u e haciendo t ~ u etambién tiene sus aspectos positivos.
(U omitiendo) ciert:ls cosas se podrfi evitar o al inenos prevenir la Altemciones intelectztalesy t~~asto~~ospsiqi~idt~z'cos:
se deben al estré
muerte o la enfermedad. Por ejemplo, puede exhibirse un pensamien- que supone verse con la vida ainenazada. Las alteraciones intelect~ial
to incluso ii~iigicoe r ~10 que se refiere a la adhesión a los tratainientos. suelen consis~iren olvidos, confusión. iinposibilidad d c concentrarse
El paciente siente que o b s e n ~ a n d ociei-tas prescripciones y cierta me- etc. La enferiiiedad puede reactivar dificultades previas no resueltas
dicación, hallará la cura o la renlisión. Durante algúil tiempo ello pue- crear tal estrés q u e hagan insuficientes los recursos personales.
d e servir para que siga la inedicación. lo que es positivo. Pero si n o se Los problemas psiquiátricos son más coinunes e n las persona
produce la cura, el p:iciente cae en el desencanto y- la desesperación, i con enfermeclades serias. Algunos estudios nluestran clue e n riiños qus
lo cual significa que es importante q u e los profesionales den mensajes sufren enfermedades graves las posibilidades d e contraer un trastorn~
realistas sobre lo que la iiiedicación puede conseguir. 1 psiquiátrico es siete veces inayor. Otro estudio encontró un 59% d
La naturaleza del pacto va cambiando ;i tenor tlel curso d e la en- ! pacientes con fil->rosisquística con algún grado d e trastorno psiquii
ferinedad y d e la experiencia q u e el paciente tiene sohre ella. Al prin- trico. Los pacientes que padecen sida suelen presentar síntomas com,
cipio se negocia una remisión o cura. En etapas terminales, el pa- disfonia, fobias y ansiedad.
ciente se conforina con poder disfrutar de ciertas experie11ci:ls (un Pensamientos stlicidus: si la muerte es la perspectiva, el pacient
cumpleaños, la boda d e una hija, vivir sin clolor, etc.). puede pensar q u e es mejor ahora q u e esperar su deterioro físico y c
182 EPIFERMEDAD Y FAMILIA LOS PROBLEMAS E N S U CONTEXTO [. . .l 183
pacleciiniento d e su familia. Como quiera que los pensamientos suici- morales. O se culpa por las oportunidacles perclidas por c:iusa d e la
cas suelen ser autoproféticos, es mejor resolverlcs antes d e :soineter al enfermedad. Pertenece a este mismo tipo d e culpa el sentirse una car-
paciente a tratamientos qiiirúrgicos o cle otro tipo. La ainent:za d e sui- ga para los demás.
cidio suele ceder e n la fci~ecrónica (después dr:l diagnhstico), pero Violencia: por razones coinprensibles, el paciente se sií:nte f~irio-
puede retornar en la fasc: terminal ante lo irrevN2rsible del detí:rioro. so por una enfermedad que le está coinplicando 5- amenazando la
Esperanza: suele existir a lo largo d e toda la enfermedad. Según vida. Puede dirigir esta violencia contra Dios. Se siente estafado, con
1:nuchos autores, mantener:a aumenta las hal~ilidridesd e afrontamien- un profundo sentimiento d e injusticia (lcipor qué yo?.). O piiede diri-
to e incluso influye en la supervivencia. Duranle la enfermedad, las girla a otras personas que entiende pueden haber desempeñado al-
razones para la esperanza pueden cainbiar. Por t:jemplo, en la fase d e gún papel en su enfermedaci (por hal~erleexpuesto a ciertos peli-
prediagnóstico se suelen centrar en que los síntomas o bien desapa- gros). Algunas veces se dirige contra los profesionales d e la medicina.
recerán o bien no t e n d r h un significado seric. Durante la kise d e Son también ol~jetivod e esa furia los familiares y amigos. No es inu-
cliagnóstico o en la fase aguda, la esperanza se centra e n que los re- sual que alguno en concreto se convierta en el cabeza cle turco por-
sultados serán optimísta~(el tratamiento curari. la enfermedad), en que se le considera insensible o porque rehúsa ayuclar.
que el diagnóstico n o an-icnazará la vida. Durante tocla la fase cróni- Aunque comprensible, la violencia llega a generar problemas in-
ca, la esperanza de una curación continúa. En 1z. última fase, la espe- terpersonales que aumentar? el estrés y acaban con la ayuda que pres-
ranza se centra en que el (leterioro será lento o 4l.n que t.1 dolor remi- tan algunas personas. No obstante, tainbién puede ser funcional; cier-
tirá. En la fase terminal, e n que se alcanzarán ciertos eventos, tales tos investigadores han encontrado que enfermos que reaccionan con
como aniversarios. violencia y 2isertividad tienen mayores expectativas d e supervivencia.
En las fases temprana.s d e la enfermedad, la esperanza es impor- Celosy envidia: el enfermo puede envidiar la buena salud d e los
tante porque preserva la ildentidad, las relacione-s sociales y anima a sanos o pensar que la malgastan. También puede envidiar a quienes
observar el tratamiento. E:ri la fase terminal, la esperanza se centra e n responclen bien a los tratamientos, o llevan inejor la enfermedad o re-
la vida ultraterrena u otras formas d e inmortalid:-d. ciben mayor apoyo. El hecho d e sentir celos les produce culpa. Los
profesionales deben reconocer estas emociones como normales y re-
visar el inocio e n que están akctnndo sus respuestas a la enfermedad
y a sus relaciones.
Miedo y ansiedad: la crisis del diagnóstico produce iniedo y an-
Culpa y vergüenza: son respuestas comunes a las enfermedades siedad. Miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, a la soledad, a la
serias. La culpa puede del>erse a que el paciente considera que cier- muerte, a la pérdida d e amigos y familiares, cle funciones corporales
tos estilos d e vida o ciertas conductas personale:; han contribuido a la y mentales, al dolor, al sufi-imiento. En algunos casos, el iniedo y la
enfermedad. Entiende que las conductas son en realidad expresión d e ansiedad es la respuesta a la enfermedad y los tratnmientos, al rol d e
ciertos problemas d e carácter que afectan a la personalidad; así por enfermo. Conforme se aproxima la fase terminal, la ansiedad se cen-
ejemplo, el hecho de fumar (que produce cáncer d e pulmón) termina tra e n el dolor, la indignidad, la soledad, y la depeildencia; también
por considerarse como signo d e debilidad d e carácter. Incluso ciertos por la situación e n que quedarán los familiares: por la suerte del in-
rasgos básicos d e la personalidad son considerados culpables d e de- dividuo después d e la muerte, el juicio d e Dios, el destino del cuer-
terminadas enfermedades (los caracteres violentc~scomo responsables po, el miedo a lo desconocido, etc.
d e problemas cardíacos). También existe tina lciilpa moral)]:el pacien- Duelo, pena .y depresión: el enfermo y sus familiares sufren por lo
ie percibe la enfermedad como castigo a ciertos -pecados)),u ofensas que han perdido, la salud; y por lo que preven, el declinar y even-
LOS PIIOBLEMAS E N SC CON'iEX'rC) [...1 185
1. Enfermedad y .pareja. El plinto de vista clínicc~ 16. F~nóiiicn1s c:ii-;ictei-ístic.osdel inip;icto dc. la eiiferniedacl
CUAUKO
cn la ~~:ii'ej;i
( f ~ i e n ~varios
e: ;i~itoi.cs).
En el cuadro 16 ce han recogido varios inodelos que tratan de dar
cuenta de los fen61ilenos n ~ i c;lrac-ierísticos
s que se dan en las pare- Ci)ylzey Fi.ske (199.2)
jas cuando uno de -,.llos cae eilf(mno. Iilterdependenciíl.
En la presentacitin del capítulo hablál>amo:i ciel est:ido prepara- Infl~iei~cia de ciertos paráiiieiros; clc. I.I etltcri~ied;i<l
en cl I'~i~icionaiiiiento
diginático en el que se encuentra el campo de parej;li y 1-nfei-inedad. de la pareja.
Con ello queremos S gniflcar que carecernos de un cuerpo teórico que 1Colc.s ligados a1 gCiiero.
Ciclo e\ olciti\ o.
exl~liquey sisternatice los fenómenos que observainos, que oriente la
investigación y qiie jiistifique las formas t,n que debemos inteivenir. Kessler (199.3)
1x1s modelos generales de fiincionarniento de pareja (por ejemplo) Evitación de pi-ofesioilalcs
Ilalford, Kelly y Nlarkinan, 1997; holler, Beach -J. Osgarby, 1997; y El ;il~íii~clono.
Weiss y Heyman, 1097) parecen desborciados por la ainplitud y la 1;a dohle vida.
profiindidad de los temas objeto de intervención clínica, sirviendo de (>arnl~ioadc roles.
poca ayuda. En cii7lquier caso, y obsen~andouii criterio clínico y
sieinpre corno orien:ación: es posible seíillar que los ternas de aten-
ción y tratamiento p;irecen agruparse en cuatro gr:incles áreas: parej:i, Coiniinicación.
enfermedad, ciclo evolutivo y servicios i~iédicos.Con respecto a la Ke<:qiiilihriode los scsgos en la relación.
priinera, la pareja, s r siielen diferenciar dos aspectos: la intimidad y el Auionomía c intiniidad.
equilibrio. El papel clel tiempo en la ecii;ición pareja-enfermedad se Los roles de paciente y de ciiidador priiiiario.
El sesgo de la reciiperación.
entiende en término5 de <cicloevoliitivo>>, :iludiendo con ello a que el
Déficit cognitivos 1 7 diCerencias.
impacto de la enfei-ineclad es diferente stgún cl moniento evolutivo La variable del génci-o.
de la pareja. Se entiende, igualmente, en términos de fases de la en- 1.a sexualidad.
feriiiedad. 11aciéiido:;e iin especial hincapiC en las fases de crisis y ter- Sesgos introducidos en el sisteiila de creencias.
minal. Aparece esta variable, por lo tanto, subsurnida dentro de las Sesgos debidos a diferencias en las eLapas del ciclo evolutivo.
dos mencionadas) l~irejay enfermedad. Parejas lesbianas y hoi~iosexualcs.
En relación con los servicios médicos se han [omado dos aspec- Intrusión de los clínicos en la relación de pareja.
tos: la inforiiiación y et papel de un tercero inevitable (el médico) en Huddud; Pitcec~th<v, :14cgtlire (1996)
la relación de pareja. 1nc.ertidumbre.
Aunque las área:; y los ternas dentro de cada área aparecen coino Impotencia.
enticlacles discretas. lo cierto es que, corno no poclía ser menos, exis- Rúsqiicd:r cle significado.
te una profiinda coi~nplicaciónentre toda, ellas que hace, hasta cier- Seiitimiento de fracaso.
to punto, arbitrarias las distinciones entre áreas y teinas, así como la Estigma.
aclscripción de ternas a áreas. Aislariliento.
Carencia de apoyo de los profesionales de 1:i s;il~id.
Kevisanclo las Areas y los temas, el lector podrá probablemente
Ef(:ctos secundarios de los tratanlieiltos.
concluir que la enf<:rniedad tiene la posibilidad cle afectar aspectos Problenias p~ícticos.
sustanciales cle la r(2Iación de pareja como son la definición misma de
190 E N F E R M E D A D Y FAMILIA E L IIvIPACTO D E LA ENFERMEDA11 E N LA P A R E J A 191
Cz~tronn(1996)
Interdependencia en,:re 121,s re;iccioiies emocioii:iles 1, la5 estrategias d e
afrontamiento (agresb~idad,resentimiento, culpa v i-esentimiento, soledad). Li interdependencia entre el esposo sano y el enfermo aparece de
Interdependencia cle 1:is liabilidaclcs d e ;ifrontariiiento.
varia5 formas (Coyne y Fiske. 1992). Por ejemplo el estres del espo-
Importancia d e uiia com~inicaciónabierta.
Mantenimiento d e la equidacl. so sano aparece i.elacionado con el clel enfei-mo. La eficacia del pa-
El esposo sano corno fuente d e estr(és. cientc para nlanejar su enfermedad aparece igualmente relacionada
Sobreprotección. con 1.1 del esposo sano a la hora de manejar los inisinos desafíos. Aun
El apoyo del cuidadcr coino impedimento para la rec~ipvración. más, la desesperanza y el estrés del iniemlxo sano tiene11un impacto
negativo en la rehabilitación del paciente. Puede afirinarse, en frase
Schma1i)rg y Sher (1997, de Cutrona (1996), que:
Intluer-icia d e la relac c?n de pareja en la salud fi,ica (estatus n~arit:il,satis-
facción con la relacihn).
El éxito d e ui-io d e los esposos e n el minejo d e la situricrcín d e estrés
Infl~ienciade I:I salucl :n la relación d e pareja ( e n el trah:tjo, en los roles
q u e implica la enfermedad e s u n iinportante determinante d e lo bien
familiares, en la relacitin marital).
q u e el otro ccinyuge la afrontará (pág. 83).
Otras variables que ii-illciyen en 13 relacitjn entri: salucl física y pareja (hi-
jos, depresión).
Kelación entre pareja y cond~ictasd e sallid (cuiriplimiento d c los consejos A pesar d e los beneficios que implica llevar conjuntamente una
médicos, ~itilizacióncl12 los servicios inédicos y participación en la toma enfermedad, pueden presentarse problemas serios (Coyne y Fiske,
d e decisiones médicas, adüpt.ación y afrontami(:nto, contiucta d e promo- 1992). En ciertos momentos, hacer aquello que más beneficia al pa-
ción d e la salud). ciente puede entrar e n conflicto c o lo~ que
~ se supone es una relación
de ailior. Por ejemplo, dejar que el esposo diabético sufra los efectos
de su falta de cuidado con la dieta y se arriesgue a un coma hipoglu-
cémico aumenta la responsabilidad del enfermo, pero choca con los
la relación emocional, t.1 equilibrio de dependencia niutua alcanzado imperativos d e una buena relación; lo cierto es que los enfermos se
antes de la enfermedad y la distribución de roles, introduciendo dese- preocupan inenos por los fallos en las dietas que sus parejas.
quilibrio~importantes. El impacto aparece niodulado primariamente La pareja se ve obligada a decidir sobre si toma o no iniciativas e n
por el momento del ciclo evolutivo de la pareja y la fase de la enfer- lo que respecta al cuidaclo del enfermo, aceptar o no ayuda, expresar
medad, y secundariamente, por los profesionales ii-iédicos. Kecuérde- o no su propio estrés, o dejar que el/la enfermo/a luche sin su ayuda.
se que ese impacto puede ser tanto positivo como negativo, aunque el Todci ello no sólo afecta al equilibrio d e la pareja, sino que tiene una
punto de vista clínico exesariamente se sesg.1 hacia los aspectos más influenci:~importante en su propio bienestar personal.
disfuncionales. Los estudios reconocen que los pacientes han de hacer por sí mis-
mos ciertas cosas que sólo les competen a ellos y que el bienestar de
la pareja depende d e que lo hagan. De moclo que los beneficios de
la relaci6n n o sólo se derivan del apoyo emocional, sino también
del control que ejerce sobre la forma e n la que el paciente maneja
En este apartado se recogen aquellos aspectos más einocionales su enfermedad.
d e la relación de pareja, conlo son la comuriicación, la sexualidad y A este respecto se han citado tres tareas básicas que han de afron-
las creencias. tar las víctimas de un infarto y sus cónyuges (Cuti-ona, 1996): manejar
1:i:ingustia que !es genera I;i enfcrmedacl ([:irea einc~cioiial):continuai- Las rt.stricciones q u c iiiiponeil las enferineclade.; son también
coi1 las responsabiliciades C J L I iii~.ier:in
~ antes y asu~nirlas nut:vas que fuente d e /*ese;ztimiento:se ah;.iiidonan provectos personales ni~iyque-
iin-~onela enfermedad (ti1 -tba ceiltrad:~e n el proh1em;i): y dar res- ridos, actjvidades recreativ:is y hasta rutinas diarias. Se acus:i. igual-
pu:sLa a las necesidades d~:1:~ personti eilferina (tarea relricioiial). A mente, al paciente de no po11t:r suficiente eiiipefio, retrasaiido con
veces, las necesidades del c6n);uge s a r ~ oson iilc:)inp:itibIes coi1 las ello su recuperación.
del enfesino. Por ejemplo. 121sesposas pueden ret<:ilei-1:i iiiforniación Los ebposos sanos sienten t:iiiihién una mezcla de c i l 4 1 ~ j 1~~ . c s e ~ ~ t i -
so1)rtr 1:i enfermedad sin c,:)nirirsela al [enfermo. !;c ha co~iir>r:)t)ado miento pc~rque,a veces, entienden que no están liacienclo toclc) lo posi-
qu: los enfermos e n estos ~:;lsosson ni5.s capaces d e e1ifií~n~rir:e a la ble para ~iycidara sus cónyuges, bien poi-clue ~xiiuansus neccsiidades
enikrmeclad, pero sus 1nujerí:s se resienten por el liecho d(: tcner que person:~les,bien porque los enfermos hacen denialidas excesivas, bien
asliinir la situación solas. porque son demasiado dependientes. Muchas veces estos sentimientos
Las carncteristicas personales y las estrategias c t- afri-ont.rmierrtode permanecen iiiexpresados y su acuinulacióii, con el lxiso del tiempo,
cada n~iernl~ro de la pareja afectan tanto a 121 forin;l d e mailejar la en- puede interferir e11 el proceso de a y i d ~ i Existe
. cierta evideilcia d e que
fertnedad como su resultad3. Así, por ejeinplo, se ha encoiltratlo que los cónyuges irás culpabi1iz:icios y resentidos son los inás sobiel~rotec-
la rendencia d e ciertas iniiicres a evitar hablar del alcol~olisinod e sus tores. Otro d e los resultados de esta desdichada sit~iacicínes la soledad
nxiridos crea una carga adic.i:~naleil éstos que, prc~l,ableinente, les in- del esposo sano por su imposibilidad d e comunicar todo este cúmulo de
cite a beber aún más. En el c5ncer de mama se ha Iiallado que la valo- sentimientos al enferino y de acceso a sus fuentes riatui-nles de apoyo.
ración positiva que el maric o hace d e la forma e n (que sil niujer al'ron-
ta ia enfermedad es un preciil~torsignificativo de la satisfiicción niarital.
La forma en que el c ó n y ~ g csano y el enfermo afrontan la enfermedad se Un pi.oblenia serio cuestiona los patrones previos d e comunic:i-
influyen mutuamente, condicionando su bieriestar personal y el de los dos. El ción, H~ihlarde cóino vivir con el iniedo a una recaída o a la iiiuerte.
beneficio de afrontar en pareja la enfermedad parece derivar del control que puede ser algo totalinente iliievo p:iia la pareja. Otros tópicos sobre
el esposo sano ejerce sobre la forma en que el enfermo debe cuidarse. A ve-
ces, hacer lo que conviene al enfermo puede entrar en conflicto con lo que
los que rtrsu1t:i difícil Iiablar incluyeii 1:i enkrinedad, sus deniandas y
se supone debería ser una relación de amor; en estos casos, puede llegar a su futuro: priorid~idespersonales, d e pareja y de la enfermedad, los
producirse un problema de pareja serio. roles de lpaciente y cuidador: deseos con respecto a la fase terminal.
- De todas iorinas, no tiene por qué compartirse todo, ili tienen por qué
coinunicarse lodos los pensainientos (Rolland, 2000).
Los inayores ii-ilpedimenios para una comunicación al~iertason
ciertos pensainientos y sentimientos calificados cie iresgonzosos. Sen-
ti~iiientosconio la violencia irracional, la ;~nil~ivalenci:i.los deseos d e
El cónyuge sano no sólo lidia con la enferrned;id, tanibién lo hace que el enfernio muera, las fantasías de abandono, etc. Norinalizarlos
con la respuesta emocional que 1'1 enfermedad de.ipierta e n su pareja puede seivir para que la pareja pueda hablar d e t:llos. La pareja tiene
(Cutrona, 1996). que aprender a tolerarse nlas y a perdonarse las ocasionales explo-
Llna d e las respuestas típicas es la d e ag1-esiuid,:rd.Un tercio d e los siones, producto de la tensión y la fatiga, que provoca la enfermedad.
esposos d e pacientes artríti~:oscitan el mal humor como una de 1:is si- Hay que :i)wdarlos a distinguir entre lo que es una explosión d e este
tuaciones con las que tienen q u e enfrentarse cotitlianamente. tipo y el abiiso físico y verbal (Rolland, 2000).
104 I.:NFERMEDAD 't F A M I L I A E L IMPA<:TO DE 1.A ENI:ERMl<I)I\D E N 1.A P A R E J A 195
Existe una cierta tendencia en las parejas con un problein:~de sa- gan. Los profesionales han cle ayudarles a ericontrar climt:nsiones de
lud importante a mantener una comunicación supei-ficial. El caso es su intimidad que no hayan explotado 11:i:;ta entoiices. pero i.:~inbi6na
que si no existe la posibilidad de ver,tilar sentirriientos, tampoco exis- expresar las necesidades no reveladas. norni:iliz~ndolesseriiirnientos
te la oportunidad de o b t ~ n e el
r bienestar que se: deriva de ello. La evi- difíciles (le aceptx, 1. estableciendo límites e11el sentido dt. q3oner a
dencia enlpirica sugiere que la expresión abierra de los iiiiedos y las la enferrriedad en su lugar>>. y de reequililxar relaciones cjuc puedan
penas puede estrechar rel:~ciones. 4quellos c:sposc~s que son más haberse sesgado (Rolland. 2000).
conscientes del estado einocional de su cóny~ige,son los q u e están Todas las relaciones de pareja dependen de un delicado ecluilibi-io
más satisfechos con la r<:lación,probablemente porque facilitan la ex- entre autonomía e inlirilidad. En las parejas en cliie uno de sus niiem-
presión de sentimientos (Cutrona, 1996). El valor. sin ernbargo, no es bros est5 enfermo, eiicontrai. ese equilibrio resulia un auténtico desa-
hablar a toda costa; la coi~iunicacióritiene un valor positivo cuando fío. El ruiembro sano puede experimentar fuei.tes sentimientos de
quien tiene el problema quiere hablar y puede liacerlo porque su cón- agresiviclad al comprobar cóirio la enfermedad liinita su autonomía;
yuge se presta a ello. no hablar de ello auinenta sil resentiiriiento y las ganas d e que el en-
fermo se niuera (> de abandonarlo ciiando la situ2icicín se vuelve into-
lerable. Ser presa de todos estos sentimientos provocri culpa, si la cul-
La enfermedad grave desafia las pautas de comui~icaciónprevias. La pa- pa se afronta con el silencio (:sustentado en la creencia de que si el
reja puede no tener experiencia alguna de hablar de temas sensibles y perso- paciente conociera todo el horror de lo que estk pasando enipeora-
nales, como su miedo a la muerte, la evolución de la enfermedad, lo que ne-
ría), el resultado niás plausible es inás culpa y inás resentimiento, a lo
cesita cada uno, etc. No obstante, no hay por qué comunicar todo. Además,
la comunicación tiene un valor positivo cuando quien quiere hablar puede que se rcsponde con rnás silencio. Se trata de un patrón que se auto-
hacerlo porque su cónyuge está preparado para escuchar. alimenta y que tiene mal pronóstico. El tenia de fondo es el de defi-
nir las necesidacles de intimidad del enfei-ino (seg~irainenteaunienta-
das) en el contexto de las necesidades cle autononiía del inieinbro
sano, que seguranlente necesita tonlar un sespiro <lelas exigencias de
1.1.4. Intimidad y enfern~edad la ei1fernieda.d e irse acostuiilbrando a tener una vida independiente,
si es que el probleiixi fuei-a fatal, (Rolland, 2000). E1 profesional ha de
Más arriba hemos n:lencionado qué se entiende por .inti~liidad>>. A tener en cuenta las dos necesidades, porque las <losestán presentes y
este concepto le dimos un contenido de coinunicación personal y negar una de ellas se hace a expensas de la otra.
afectiva en un contexto de confianza, así como de cripaddad d e cola- A veces existen miedos que distancian a las parejas, iniedos que
borar en proyectos y t:lt.eas conjuntas. El diagnóstico de una enfer- pueden ser comunes o personales. Por ejemplo, ambos temen que el
medad seria desafía las posibilidades de intirriidad y confronta a los dolor sea incontrolal->le.
dos miembros de la pareja con el hecho de que la intimidad aconte- Quizii lo que finalmente siiceda es que se pide a la relación que
ce en el contexto de la pérclida (Rolland, 2000). La respuesta de la pa- sirva para afrontar la enferinedad y la muerte siendo ambas experien-
reja a la posibilidad de la pérdida es? a veces, la sepamción compul- cias funclamentalrnente personales. Rolland (2000) ha captado esta
siva o la fusión. Con el tiempo aprenden a reorganizar la relación, en necesidad cuando afirma que:
el sentido de disfrutar rnás el presente. :iprentler a distinguir entre lo
importante y lo trivial, a v:ilorar más, si ello es posible, la compañía Una dc las iliisiones de la relación de pareja es que ofrece una for-
mutua que la sexualidziti. En general, las parejas se adaptan mejor ma cle manejar la soledLidexistencial. IJna enfermedad seria desafía esa
cuando pueden incluir e1 miedo a la separación que cuando lo nie- creencia. L.. ] La enfermedad terminal enfreiita el hecho ile que la
196 E N F E R M E D A D Y FAMILIA E L IMPACTO D E I.A E N F E R M E D A D E N LA P A R E J A 197
muerte acontece en sc~lcck~cl.Frecuenteniente I;i conciencia de que uno continuidad del compromiso cle atención al enfermo. Probablemente
se tendrá que separar 6 e quien quiere y la so1etl;id de la muerte se con- la consideración de la relación extramarital tiene que hacerse Lenien-
templan con un sufriiniento intoleral->le(pág. 2501. do en cuenta el grado en que el coinponiiso de cuidar al enfermo
queda afectado. Si fuera así, liay que asumir que la relación iliisma
está deteriorada, y tendría que enfrentarse la posibilidad de revelar la
1.1.5. La sexualidad relación. Si no fuera el caso y cl cliente insistiera en la revelación, ha-
bría que preguntarse, y preguntarle, qué es lo que resuelve hablar del
Casi cualquier enferme-dad afecta a la vida sexual. Las parejas ne- tema. Si lo que resuelve es poder expresar la culpa, habría que ayu-
cesitan saber hasta qué punto iina enfermedad particular o una disca- darle a ev:iluar 1:i infidelidad en el contexto tan particular de la enfer-
pacidad puede afectar SLI vida sexual, necesitan saber si las dificultacles medad. En cu:ilquier caso, la actitud del profesional debe ser la de
que pueden estar experiii-ien~andoserán pasajer;is o permanentes. Si la normalizar la necesidad cle intimidad de su cliente: la enfermedad no
dolencia afecta gravemcrite al ejercicio sexual, éste se convierte en la elimina necesariamente.
algo lleno de tensión y xiisiedad. El profesional debe ayudar a la pa-
reja a comunicarse sus liniitaciones, sus preferencias y emociones. Consuelo y Luis
Ciertas enfermedades y discapacidades cre;in problemas especia-
les. Por ejemplo, el cánc:~:r de mama afecta al canon de belleza tal y COrzsuelo ha quedado seriamente ajectuda dcsl~ri6.sde u n desajbrtu-
como lo entendernos en Occiden~e,mientras que el de útero afecta a nado accidente de trúfico crz el que ella fue la úrí7i(.u que resultó herida:
la capacidad reproductiva, confrontando a honibres y rnujeres con la tiene dijicultades para andar, y su rostro está dcsf igu iz~clopor r ina pro-
imposibilidad de tener ciescendencia y algún tipo de continuidad. .fi~nducicatriz, u n lraumatisnlo en la murrclíbulu infirior le causa gmves
Para quienes expresan 'iu intimidad prefereritemente a través del problemas para hablar. SILrelación preuia con Luis. n rontadoi- electri-
sexo, la enfermedad de >,upareja constituye un problema muy serio. cista dc>p7.of'esión,era tornz6.ntosa. pero siempre cle7ltl-o cle rrne~~ ~ t l ~ z c c i ó ~ z
mutua considerable. Conszielo es la que inicia la c:on.sziltapolzllie qrrie-
Esta situación es más coi-iiuri entre los hombres que entre las mujeres.
re separse. Quiere SLI libertad, nzensaje que repite inachaco7za~7ze7zte.No
A veces la actividad sexual no puede llevarse a cabo por limita-
es que Luis le haya coa~fadosu libertad previnmeizte, 7.20 nzús que en
ciones físicas o psico1ógic:as. La discusión abierta de estas dificultades cualquier otro mat7imoni0, asegum, pero ha llegado Z L ? ~nzon7ento en su
puede ser extremadamerite dolorosa, solxe toclo si la estrategia elegi- vida en que quiere-y nece.sita sentirse libre. Pa~vceque el accidente y sus
da de afrontamiento de problemas es la evitación. Ayudar a una dis- secuelas la han cambiado de fomna projundu. Dudas s l ~ slimitaciones
cusión abierta y franca puede saivar la relacióri. Aquellas parejas que .fiSicas severas, supvetensióiz cle autononzía suena, en pt-incipio, poco re-
pueden redefinir su relación en términos más :amplios que los sexua- alistu. Le sugerimos que inzlitc a Luis a las entreui.sta.s.
les se adaptarán con éxito a la pérdida de la componente sexual de Después de varias se.siones empieza a quedar- clavo que, además,
su relación. estú convencida de que ya no resulta atlzlctiva paru 5-11 nzarido: y que
Las relaciones extra~l-taritalesen el contexto de una enfermedad fí- él sólo está con ellu por piedad. Luis es una persona sincera, con gyan
sica pueden tener un significado diferente del que tienen en un con- expel-iencia de la zlida, con éxito en su p-fisión. Reconoce SIAS ewores
texto de no enfermedacl. Rolland (2000) sugiere mantener una actitud pasados, pero n~anijlestcique está comprometido col? sz~mujer: la ayu-
no juzgadora y una consideración muy cuidadc.)sa del contexto del af- dó e71 1osprimero.s n7on1e7zto.s del accidejlte. j1ahom la ayuda más to-
davía; se ha con.zjerficlo cc7z V I garante de que s ~ ir)zr[jersiga los trata-
faire. En el contexto cle la pérdida de la intimidad, sobre todo en
mientos y la dolorosa r~ehabilitacióna Iu que se l x J sonzeticla. Han
aquellas relaciones tipo cuidador/cuidado, la relación extramarital es tenido los roces habitrra1e.s erz estas situaciones: Consuelo oluida la me-
una forma de recuperar algo de intimidad. A veces ello posibilita la dicación .y esperezosa con los ejercicios de rehabilitczción,y Luis la con-
E L IMPACTO D E 1.A E N F E R M E D A D E N LA P I I R E J I I 199
trola hasta la discc!sión.,.ildemil::-dice- C'onsuelo :;eha vz/elto capri- cultural o religioso al que se pertenece. a los sintoinas o a ciertas en-
chosa, se ari-iesga 1 1 Inncer cosc~sque no debei-ín huce?;cot?lo rnontar en fermeclades; creencias sobre las expectaLivas de1 rol ligado al género,
bicicleta, me tiene c~szlstario:$ara esto qr~ic.>.c su libertad? A~fenzds,ne- en consonancia, igualmente, con el grupo social, étnico o religioso
cesita ay?/z~da JLsict! i,a?z~cieflws cosa:;.para bañarse>uestirpsi?,etc-6tet-a. de pertenencia; anticipación tie los puntos nodales dt.la enferinedad, de
Las discz~sionesen to?.noL/ todo ~.itOno jt~stijican~ Z L izo:; C scp.ptareinos,yo
los individiios y d e la familia en los que se requiera un carnbio d e creen-
no quiero separ-nzé. f f u ca~nhincl,~ ~ C ~ce~rái:tet..
~ . I , I ? Z Z SU O E/la sube q l ~ eno cias; encaje entre los sistemas d e creencias cle la pareja y los profe-
hrly olra(>crsona, q,le.)Jola quiero y be oylnclopol- ella c.lef»vnza since-
sionales del sistema asistencial.
m.. vad da de esto conzl(wcea í,O;?s~~elo. que sigue leci id ida a sepclrarse
De la simple lectura del listado anterior se deduce que las creen-
y demostrarse que ?.loes unnu inti~i/id(i. z4nlP lo infructz~osode su /lega-
tivu, Luis cede antes cleproz~ocnvIrtlcA sulidu hnrtcrl dc!Consuelo que de- cias sustentadas por cada miembro clt: la pareja )- d e la pareja con
teriore sin remedio I'a rvlación. respecto al sistema asistencia1 pueden ser muy diferentes, lo que
1Jn año ~?~cís LrLizlc. hicimos utz segui??~ii~tzto y h~/hl~inzos de ?zuezio constituye una importante fuente d e probleriias. Esos problemas se
co?z la pareja: ~ i g ~ b ~~ (l 7p a r a ~ Luis
l ~ s .nos cí:ientíl qz~c?sigue decidido a agudizan, especialinente, e n los rnonlentos de crisis, e n los que la ne-
recuperar la relucic;lz.que entienclc que Const~eloestd prohundo SU in- cesidad d e un cambio es condición para u ~ c:orrecta~ a adaptación.
torks, lo que leparec-e ~zorrnaidado sfi deter!oro,fiicv -y /as dudas sobre
si ~ o d ose reduce 61 (.ot~misemcicín. Cuenta tt?docon S I / habitual seguri-
dad sin arzgzdstbi. 'Jiven cerca, -v ellu le llariza c z l ~ n d onecesita peque- 1.1.7. Parejas lesbianas y honzosexuales
iios~favores,que 61 com~~lace. La invita a toniar café o salir'a paseal:. no
la presiona. .Sólo es cz~c~sticítz de tiempo qzle cornprerrd~ique me intere- Estas parejas tienen los nlismos desafíos que las convencionales
sa, que la quiero., c!?iade. cuando encaran una enfermedad, pero. adem:ís, han d e enfrentar el
estigma social. Cuando la enfermedad es una como el sida, que con-
cita rechazo social, los problemas s e multiplican. Resulta habitual
1.1.6. El papel de las c~.eencius que. como consecuencia d e la enfermedad, las familias d e origen se
encuentren, quizá por primera vez, con la pareja, y q u e igualmente
Un trabajo d e Kolland (1998) ha resumiclo el papel d e las creen- traten d e hacerse con el control d e la situación excluyendo a la pa-
cias en la enfermeclacl. La tesis del autor es q u e su importancia viene reja d e rituales importantes y d e la toma d e decisiones (Rolland,
dada porque facilitan o impiden la colaboración con ios profesionales 2000). También resulta típico, e n el contexto del sida, que el recurso
de la salud. Los sistemas d e creencias tieneri que ver con lo biológi- a las familias d e origen coinplique aún más las cosas, hasta el punto
co, lo social y lo individual: a este respecto el autor sigue el pensa- de romper con ellas, con lo que la pareja hoiilosexual se ve ohliga-
miento, ya clásico, d e Kleiman (1988). En concreto propone que los da a hacerse cargo, sin ayuda d e sus familiares. de una enfermedad
profesionales deben sitender a una serie d e creencias que ya hemos con una carga d e significado social tan especial como el sida (Son-
mencionado en el capitulo anterior y que serían, brevemente, las si- tag, 1991; Walker, 1992). La incomodidad que experimentan algunos
guientes: información enmarcadora (es la que los profesionales dan a profesionales para trabajar con estas parejas constituye un problema
sus pacientes e n el nlomento del cliagnósticc)); creencias sobre lo q u e adicional.
constituye la normalidad; creencias sobre la relación cuerpo-mente;
sobre el control y lo que constituye u n mariejo correcto d e la enfer-
medad; ideas sobre lo que causa la enfermedad y es capaz d e inodi-
ficar su curso y resultado; significados asign;tdos por el grupo etnico,
200 15NFElZiMEDAti Y F A M I L I A El. IMPACTO DI? L.A ENFERlMEDAD EN 1-A P A R E J A 20
El desafio que supone la enfermedad ha dt: ponerse en el contex- 1.2.3. Manteniiiliento de Iu equidad
to del momento del ciclo evolutivo por el que está pasando la pareja S
(Coyne y Fiske, 1992). L;I enfermedad puede amenazar seriamente la Cuando uno de los nliembros de la pareja enferma se produce un
consecución d e las tarea:i normativas del momento evolutivo, o hacer desequilibrio dramático en el balance de recompensas y costos. El es-
2 04 ~ < N P E R M E D A TY) F A M I L I A
poso sano todavía puede recibir algunas recoii1pen:ias a travtjs d e sus ejeniplo), o esforzarse d e ilianera deliberada en apoyarle emo-
actividades normales? i iiientras que la pérdida d e fuerzas del enferino cionalmente.
le hace que dependa cle las recompensas del sano. Así, para el enfer- 'Tienen la tendencia a iclealizarse iilutuamente. Aiiibos tienen la
ino la relación marital S(: hace más y más importante, y para el sano, creencia d e que el ot1.o sufre más d e lo que realmente está su-
inás costosa (Cutrona, 1996). Quien recibe 105 cuidados puede sentir- frierido. Los investigadores entienden que la idealización se
se una carga, y por ello culpable, jr con inietlo a clue lo abandonen. i~iantieneatribuyendo las características positivas del cónyuge a
Quien tiene pocas reccjinpensas puede sentirse agi-esivo, resentido y rasgos estables, mientras que 1:is negativas se achacan a facto-
iiienos comprometido con la relaciiin. A pes;i - d e todo, las relaciones res situacionales.
inatrimoniales suelen soOrevivir, estimándose que entre el 40 y el 60%
inejoran como conseciic:ncia d e la ei1fermed:ld (Frude, 1991). Igual- Las estrategias listadas más arriba solamente pueden mantenerse
mente se ha establecitio que el mejor predictor d e la ruptura matri- si la pareja es capaz d e inociificar la foi-iiia e n que entienden sus rela-
iilonial después d e la ;111arición d e una enfer:nedad es la calidad del ciones:
iiiatrimonio antes d e la enferniedad (Burman Margolin, 1992; Cutro-
na, 19961, lo cual quiz:i significlue clue la enfermedad actúa conio un Han d e entender la relación marital d e form:~coinunitaria, y no
catalizador d e probleinas ya existentes. Si la calidad d e la relación ha e n terrninos d e intercambio d e beneficios que, a su vez, han d e
sido mala, una vez ap:trece la enfermedad, los cuidados se prodigan ser recoriipensados (economía de nze~czido).En una relación
d e forma ainbivalente í:IIoskins, 1995). corrlunitaria. el esposo que recibe n o se siente obligado a re-
Al parecer, las parejas emplean una serie tle estrategias para resol- tornar el beneficio conseguido.
ver y restaurar la e~~ui~l~idp.sicológica cuestioriada por la enfermedad, Han d e eiitender la relación e n términos d e interdependencia.
permitiéndoles mantener y profundizar su relación (Ciitrona, 1996): De aciierdo con la teoría d e 13 interdependencia, las personas
se benefician n o sólo por los bienes y servicios que reciben d e
Extienden el período por el cual se computa la equidad. Por los otros, sino tliinbién porque la relación les permite desarro-
ejemplo, pasan a tener rnás importancia los beneficios que obtu- llar y mostrar ciertos :itributos personales o disfrutar d e caracte-
vieron del esposo antes de que enfermara. La conclusión es clue rísticas deseadas en el otro cónyiige; por ejemplo, ainor, com-
los beneficios obtenidos compensan los costes del presente. preiisión, coinpromiso, etc. (Cutrona, 1996).
Keajustan los criterios iiiediante los cuales juzgan al enfermo.
Tienen e n cuenta los lírnites d e las capacidades del enferriio, y Desde un punto d e vista clínico son varias las 5reas en las que la
basándose en esa nueva estimación juzgan lo que hace. (((Ape- relación pierde su equilibrio; Rolland (2000) cita 13s siguientes:
sar d e lo que tiene se sigue preocupando por mi promoción
profesional, como si n o tuviera bastante con sus problemas..) Miproblema versus nue.stroproblema: si la enfermedad se ve como
Juzgan las contribuciones del sano por lo que el enfermo haría el problema d e uno solo, entonces el enferino adquiere cierto poder
si estuviera e n su lugar. (6% que haría lo misnio por mí si yo sobre la relación. El funcionamiento óptimo de la pareja depende d e
fuera la enferma.]]) que sean capaces d e poner e n tela cte juicio semejante presupuesto.
El miembro enfermo d e la pareja increliienta, o cainl,ia, su con- Si la enfermedad es asuiiiida por anibos, entonces ainbos tienen el
tribución para coiilpensar los beneficios que está recibiendo y poder sobre los problenlas psicosociales que genera.
que él/ella n o puede ya ofrecer. Y así puede convertirse e n el Establecimiento d e líwlites: el riesgo más importante para la pareja
consejero/a d e s u cónyuge (en cuestiones d e negocios, por es que sus relaciones se vean cotnpletamente invadidas por la enfer-
306 ~ : N F E R M E D A Dv FAMILIA EI. IMPACTO DE LA E N F E R M E D A D E \ L A P A R E J A 207
niedad. Resulta fundamc:rital que la pareja defi:ia líniites, espacios li- creencias generadas a raíz d e la enfernieclad. los proyectos y hábitos
bres d e la enfermedad: poder hablar d e cosas zliferentes cie la enfer- cotidianos personales y de pareja, la in~imidadd e la relacimii, etc.
medad; tener alguna habitación e n la casa -el dormitorio d e la pare- La actitud del profesional será la de coinl3render lo clifícil que re-
ja por ejemplo-, sin nach que recuerde el prot~leina,etc. sulta retomar lo significativc:) d e una relación ciiando la el-ikrmedad
Una tarea clave duratite la fase de. crisis es t.1 duelo por la pérdida está presente, sobre todo si es seria. Si a esto ánadiinos la necesidad de
d e la normalidad. Parte cle esta tarea tiene que ver con el reconoci- que la parej;i aprenda d e lo que está pasando y c~r~zc-a, es ciecir, que
miento d e que sus relaciones ya n o serán nunca las inisinas. La situa- le sirva para algo, por momentos estamos pidiendo algo lieroico. Aun-
ci6n puede llegar a dett:riorarse seriamente si convivir con la enfer- que el lieroísnio es una experiencia bastriiite ni5s coinún d e lo que sue-
niedad adquiere un sigiiificado por completo negativo que excluye le pensarse entre las faiiiilias y las parejas de los gravenlence enfermos,
algún tipo d e crecimientl3. Por otra parte, las coridiciones crónicas tie- probablemente cometereinos un error como profesionales si nuestra
nen una insidiosa tendencia a afectar profundamente incluso los víncu- actitud refleia la creencia d e que si la pareja tiene dificu1t;ides para
los más sólidos. El mayor cle los peligros es que la relación llegue a equilibrar su relación? o no aprenden, o 120 crecen. es que lo están ha-
estaf dictada por la enferrnedad. El riesgo es extremo e n las enferme- ciendo mal, o peor aún, es que tienen problemas o están desarrollan-
dades progresivas, e n las que la demanda creciente d e cuidados n o do trastornos inentales. Cuando una enfermedad seria aparece, lo nor-
sólo drena los recursos fisicos y einocionales, sino que también iin- mal es tener probleiiias, y ello no es indicativo de trastorno alguno.
pone un modelo d e relación enfermera/pacienie que deja poco lugar La creencia, muy occidental, d e tratar d e aprovechar las experien-
a una relación hoinbre/iilujer. El mismo inodelo d e relacicín se gene- cias negativ:is como oportunidades d e ci.eciiiiieiito, lrersión probable-
ra también e n las situaciones d e crisis e n donde las necesidades d e mente laica d e la exaltación cristiana del sufriiiiiento, tiene también
cuidados son extremas; silperado el momento álgido, a veces resulta sus límites. Del sufrimiento puede aprenderse, pero alcanzado un li-
difícil recuperar la relacii>n d e pareja, sobre toclo si continúan las ne- mite es degradante; por supuesto, con10 profesionales no podemos
cesidades d e cuidados. El profesional ayuda eri estas situaciones con adoptar la actitud ante nuestros pacientes d e exigencia d e ese creci-
fórmulas tan siinples como linlitando el tiempo que la pareja dedica a miento y aprendizaje. Los er;fe~rnosnofullarz si ?LO a;l>r.encleno no cre-
hablar d e la enfermedac. o declarando zonas cle la casa como ldibres cen conlo consecz~e~zcia de tener u n a enferrnedad. Su experiencia fun-
d e la enfermedad)>.Ayudii, igualmente, informando sobre los efectos damental es la d e frustración. Coino profesionales no podeinos caer
psicosociales d e la enfeiiiiedad; por ejeniplo, iiiformando que la fase en la ingenuidad (probableiiiente ofensiva) d e llevar al extremo la
crítica ha sido superada, permitiendo con ello L,na distribución d e pa- búsquecla d e lo positivo de la enfe~medad.En una experiencia d e gm-
peles más equilibrada y ~icilitandoel retomar la relación d e pareja. po, uno d e los pacientes lo expresó d e forma contundente: dirigién-
Otra técnica para poner límites a la enfermedad, o , e n fórmula ya dose a otro más jovcn, le preguntó cuánto tiempo había pasado e n el
repetida, poner a la enjivmedad en su lugar (González, Steinglass y hospital; el joven respondici: (<Dosmeses]),a lo que replicó: pues dos
Reiss, 1987 y 19891, es la externalización, mediante la cual se objeti- meses que has perdido d e tu vid:i)).
va la enfermedad e n algo. por ejemplo e n un niño caprichoso y cruel, Triangulación: el conflicto entre una pareja puede ser fácilmente
o e n una voz interna que susurra órdenes, etc. Una vez objetivada olvidado cuando aparece, coino tercero, una eriferriiedad con su ur-
pasa a analizarse la racionalidad d e los 1edictado:idel niño]],o d e la voz gencia cle atención y cuiclado. Cuando gracias a la enfermedad se ol-
interna. Se consigue, d e esta forma, unir a la pareja contra la enfer- vida, o se pone entre paréntesis, un conflicto, puede llegar a suceder
medad, y ganar control sobre ella. El profesional ha d e estar alerta que se tema la mejoría por-que 1-eactualizr~rael conflicto. Si así fiiera,
para no pasar d e la e ~ t e ~ n a l i z a c i óanla negación. Con esta técnica el paciente puede temer informar d e su mejoría, u ocultarla, o no es-
pueden analizarse temas c:omo la distribución d e roles y funciones, las forzarse e n mejorar.
E L IMPACTO DlJ LA ENFEItMEUAD EJN LA P A R E J A 209
Dz;ferenciasen el ritmo de ~r~laptación a la enfermedad: otra fuen- A veces sucede que el cónyuge sano y el enfermo piensan de for-
te de desequilibrio es la diferencia entre los ritsnos de adaptación. El ma diferente con respecto a la enfermedad. Por ejemplo, en el cáncer
profesional ha de distinguir los conf-lictosprovocados por 1:i negación de mama, así como en otros tipos de cáncer, el esposo puede consi-
de los conflictos debidos a diferencias en el ritmo. Pueden interpre- derar que su inujer ya está curada. inientras ésta, inejor informada,
tarse como conflictos de este tipo los que surgen a raíz de la diferen- sabe que todavía puede recaer. Así, mientras el esposo lisnita la en-
cia dt. criterios en torno al ritrno de reasunción de roles y funciones fermedad, su iilujer sigue sintiendo que la enfermedad todavía iiimde
después de una crisis de salucl. su vida. Dada la situación. al esposo le será difícil comprender ciertas
- - - manifestaciones de su mujer. Hay que explicarle al enferino que esas
La enfermedad desequilibra el statu quo de la pareja. Miora uno de ellos respuestas negativas son la forina que tiene el esposo sano de mane-
recibirá más atención y cuidados, que serán diiciles de retribuir. Recuperar jar su propio estrés.
lo significativo de la relación pasa por cambios en la manera de entenderla Un ejemplo eri el que el espc)so sano juega un papel estresante,
(de forma comunitaria e interdependiente);valorar lo que se recibió antes de constatado en la liráctica clínica, es el de la sobreprotección. La so-
la enfermedad (lo ya obtenido compensa los costes del presente), y ser capaz breprotección implica una estimación incorrecta en virtud de la cual
de desarrollar nuevas formas de relacionarse significativaspara ambos (apoyo
se entiende que el paciente tiene menos capacidades de las que real-
emocional, consejero, mayor comunicación, etc.), que compensen las re-
nuncias (mantener relaciones sexuales frecuentes, viajar, etc.). mente tiene, lo cual origina ayudas innecesarias, un elogio excesivo
por lo que hace e intentos de restringir sus actividades (Cutrona,
1996). Lo cierto es que la tendencia a suplir a alguien cuando está en-
fermo o discapacitado es algo coi-ilpletainente natural; el probleina se
1.2.4.El e.~pososano como.fuc.nte de e.~trés presenta cuando la independencia del paciente se ve ainenaz.ada, o
cuando la sobrepiotección se ofrece en el contexto de un alto clima
Las parejas pueden exaceroar los problemas o reducir la motiva- emocional (Anderson, Reiss y Hogarty, 1989), es decir, con críticas,
ción del paciente para recuperarse o retomar sus fiinciones. Un ter- hostilidad, sol~reimplicacióny gritos. En estos casos, la sobreprotec-
cio de pacientes con artriti's reuinatoide (Cutrona, 1996) se queja de ción mina los sentimientos de competencia y control. Puede incluso
que sus cónyuges y amigos liacen cosas que no les ayudan, como minar los intentos de recuperación: se ha comprobado que los enfer-
comentarios pesimistas o niinimizadores. Según la investigación, mos a los que se sobreprotege muestran más discapacidad que los no
aquellos que están sometidos a estos comentarios desarrollan iiienos sobreprotegidos. En los trabajos realizados con pacientes aquejados
conductas adaptativas,y están menos ajustados emc)cionalmente que de embolia cerebral (Cutrona, 1996), se ha encontrado que la sobre-
quienes recibían menos crítii¿;is; algo muy similar ocurre en las mu- protección se relaciona con depresión del paciente. La correlación se
jeres con cáncer de mama (Wortman y Conway, 1985). Cutrona cita mantiene incluso aislando la variable gravedad de la embolia.
un par de razones por las ciiales los cónyuges y los allegados se La autoirnageil del paciente también se resiente. Los estudios
comportan de forma negativa. Algunas enfermedades serias produ- muestran que cierta ayuda se asocia positivamente con sensación de
cen respuestas de aversión y miedo, especialmente si se carece de control; traspasado ese umbral, y cuando el apoyo es excesivo, el pa-
una experiencia previa con ellas. Muchas pt:rsona:i tienen la creen- ciente tiene sensación de pérdida de control, lo cual hace que su au-
cia de que han de mantener una fachada d e optiinismo como res- toimagen se deteriore.
puesta a la enfermedad, mientras que no verl~almeritetransmiten an- l
El tema del límite del control que ejerce el cónyuge sano es algo
siedad, lo cual llega a confi.indir al paciente, que percibe esa falta muy disputado en estas parejas. Las quejas porque se les trata como
de sinceridad. si fueran inválidos son ubicuas. Pero lo cierto es que se trata de un
210 t:PJPERMEDAD i' FAMILIA E L IMP.?CTO DE L A E N F E R M E D A D J N LA P A R E J A 21 1
tema difícil, que a veccts adquiere ribetes nici-ales: el esposo sano probleiiias serios; y así, a veces la conducta d e atención, solicitud y
piiede sentirse vulnerable (quedará solo si su crinyuge enfermo mue- preocupación puede prolongar el sufrimiento e interferir en la reha-
re), y abruiiiadora~iieiite1-esponsable por el control d e dietas. ejerci- bilitacicín. Cuando el dolor es crónico, pasa a tener cierto papel e n la
cios. tratamientos, rnedic:ación, etc. Ekta resporisabilidad termina por dinámica d e la relación, eri realidad como cualquier otro problema
chocar con la autononiíu ji dignidad del pacienie, así como por gene- crónico y con independencia d e la voluntad y del grado d e bondad o
rar en el miembro sano cin agobio cc)nsiclerable. maldad d e las personas. Muchos d e los problenias crónicos se con-
1.0s estudios sobre por qué se prc~cluceeste patr6n han encontra- trolan por contigencias externas, d e las que el esposo sano es una d e
do que la variable que predice d e forma más significativa la sobre- las más importantes, Si responde a las expresiones d e dolor con aten-
protección es la d e actiti-ic-les negativzis del cuid;rdor liacia el enfermo ción, simpatía y comprensión, y el paciente n o es capaz d e reclaniar
(Cutrona, 1996). Las actii~clesson iiiás abiertamente negativas cuando esa atención d e forma alternativa, entonces muy probableniente la
el enfermo sufre d e prol~leinasintelectuales y cuando el cuidador ca- frecuencia d e sus dolores aumentará. También puede reforzarse ne-
rece d e apoyo social: ac~icllosque no d i s p o n í a d e re1;lcionec y que gativamente: tendrá dolor si con elio elude tareas desagradables. Con
tenían tareas d e cuidado muy pesadas, eran los más proclives a en- el paso del tiempo, el paciente presenta el siguiente cuadro: depen-
gancharse en conductas cle intrusión y sobreprl:)tección. En pacientes dencia d e la medicación analgésica, evitación d e actividades que le
acluejados d e infarto d e miocardio, la so1)repro.ección se procluce to- supongan r-iiolestias y esfuerzo, y atención y comprensión d e su cón-
mando e n cuenta tres variables: grado de carga del cuidaclor, falta d e yuge cada vez que expresa dolor. A la larga, la conducta d e atención
inforinación médica y baja autoeficacia d e los pacientes. termina por convertirse e n un estímulo discriminativo que provoca la
Tomados e n conjunto, los datos parecen SL gerir lo siguiente (Cu- respuesta d e dolor. Los estudios concluyen que la frecuencia con que
trona, 1996): la sobrepro~ecciónpodría entenderse como una forma el esposo s m o responde al dolor es una variable altamente predicto-
indirecta d e expresar resentimiento (al fin y al cabo, cl paciente no ra de su severidad, d e su duración y del grado e n que afecta a las ac-
tiene la culpa d e estar enfeqnio)! en situaciones e n las que su expre- tividades d e la vida diaria; por eso los resultados del tratamiento del
sión abierta parezca inaceptable. En ausencia d e una adecuada red dolor son mejores cuando ambos esposos están e n desacuerdo e n
social, la única forma eii qcie se permiten expresar sus fiustraciones cuanto a su gravedad (Cutrona, 1996).
(descartada la directa) p ~ i e d eser una forma p;rsivo-agresiva, contro-
lando las actividades del enfermo. La sobreprotección tainbikn es el
resultado d e un esfuerzo desesperado por mantener vivo al paciente, 1.2.5. Los roles de paciente jl cle cuidadorprivzario
aunque el precio sea erosionar su autoestima y deteriorar la relación.
Un hallazgo sorprendente es que la sobreprotec~iónno parece relacio- Una vez que uno d e ellos queda incapacitado por una enfermedad
narse con la cualidad matriinonial previa a la enfermedad, d e suerte se necesita renegociar prof~indamenteel nuevo equilibrio. Una buena
que incluso e n matrimonios con una buena relxción previa, el esposo forma d e intervenir preventivamente es ofrecer a la pareja, en el co-
sano puede desarrollar el patrón d e intrusismo J . restricción. Esta trans- mienzo d e la enfermedad, un programa psicoeducativo sobre los de-
formación es más fácil que ocurra si carece d e :,nformación apropiada safíos psicosociales que implica. En realidad muchos d e los desequili-
sobre su papel e n la recuperación. También cuando el paciente duda brios que se producen una vez la enfermedad está e n curso se deben
d e sus propias posibilidacies d e recuperar su s:ilud. a la forma e n que la pareja responde a la pregunta qDe quién es el
Bajo cierras circunstüncias, la solicitud del esposo puede conver- problenia31. En este sentido resulta importante que se valoren tanto
tirse e n un impedimento para la recuperación. La investigación sobre el sufrimiento físico y las liinitaciones del enfermo como la carga que
el dolor crónico muestra cómo conductas inocentes pueden provocar tiene que soportar el cuidador (Rolland, 1997).
212 E b F E R M E D A D Y FAMILIA E L IMPACTO D E 1-A ENFERMIiDAD E N 1.A P A R E J A 213
Obviamente, la deperitlencia y los cuidados variarán con las ca- bilidad tle continuidad, con una cierta calidad d e relacióii, depende
racterísticas d e la enfermc-dad (Rollanl~l,2000). 1:n las eiifermedades de una tliscusión abierta y franca e n la que se legitimen las iiecesida-
progresivas resulta inuy d:ficil poner un límite a los cuidado:;. La pers- des d e los dos. No ol~stante,alcanzar un equilibrio resulta inuy difícil,
pectiva es que e n los coi-nienzos puede haber cierto equilibrio, algo la pareja (y los profesionales) tiene que scr consciente d e que e n es-
que desaparece cuando la enfermedad avanza. Las enfermedades in- tas situaciones son más normales las tensiones e , incluso, las crisis.
termitentes facilitan los 1ír:iites de cuidados: solainente se dan cuando El tipo d e discapacidad que produce la enfermedad predice qué
el enfermo recae. En aquellas d e prognosis incierta, la planificación aspectos de la relación se verán más afectados. Probableinente la pa-
del futuro resulta más difícil. reja necesitará d e la ayuda tle un profesional para dirimir qué aspec-
En las fases d e crisis y d e inicio d e la recuperacióri, los desequili- tos del cuidado d e la enfermedad puede asumir el enfermo, cuáles el
brios d e la relación aumentan. Ello es funcional e n la mt:dida e n que esposo sano y cuáles los profesionales. La inforinación les permite de-
permite replantearse los ac,uerdos a los que, d e forma inlplícita o ex- finir límiles adecuados.
plícita, habían llegado. Di-11-antela fase crónica, J. cuando se ven obli- A d e n ~ i sd e las características d e la eiifermedad, resultan relevan-
gaclos a enfrentar que los cuidados van a ser d e l:-irga duración, los cli- tes otras relacionadas con el rol mismo d e cuidador: jcóino se siente
riicos tendrán que animar una discusión franca .I abierta sobre cómo el esposo sano con respecto a su rol d e cuidador?; jexisten aspectos
rnanejar las demandas en-ic)cionalesy prácticas d e la enfermedad pro- de ese cuidado que le resultan pai-ticularmente repugnantes o intimi-
tegiendo, al mismo tiempo, la relación y el espacio individual. Si los datorios? Las variables d e género desempeñan tainbiCn su papel: si el
profesionales guardan silencio, se corre el riesgo d e que la pareja lo cuidador es la esposa, suele sentir que tendrá que llevar la carga sola.
entienda como una invitación a seguir funciona.ido d e la misma ma- Histórica y socialmente se lc ha adjudicado ese papel y si se dedica
nera e n que venían haciéndolo. de forma muy absorbente a él, 'olras áreas d e la relación o/y d e su
Dependiendo del tipo d e enfermedad, las parejas crean patrones vida pueden resentirse. La pareja necesita discutir todos estos aspec-
d e funcionamiento sesgado e n torno a divesos ejes: sano/enfermo, tos para definir d e la forma m i s correcta posible la parte d e cuidado
capaz/incapaz, aislado/relacionado, dependiente/indepen(iiente, do- de la enfermedad que debe asumir cada uno. Aspectos conlo lealta-
lor/ausencia d e dolor, elc. El esposo sano frec,uentemente esconde des, adscripciones culturales d e roles, herencias fail~iliares,creencias,
sus necesidades y metas personales para no ofeiider al enfermo. Si lo problemas d e pareja previos a la enfermedad, etc., pueden complicar
hace durante mucho tiempo resultan inevitable:, el resentimiento por aún más la cliscusión.
cl sacrificio realizado y la (culpa por tener sentiinientos tan negativos. Cuando la necesidad d e cuidados se prolonga mucho, deberán te-
Por otro lado, los enfermc)~envidian las posibilidades d e sus parejas ner un cuidado muy particular e n cultivar otros aspectos d e su rela-
y sufren por las limitaciones que les imponen sus dolencias (las mu- ción y n o limitarse al modelo paciente/cuidador. Si quedan fijados en
jeres parecen aceptar mejor, por razones d e e(iucación, esas limita- ese patrón terminan por alimentarse círculos viciosos del tipo resenti-
ciones); al mismo tiempo se sienten culpables por privar a sus pare- miento-culpa-silencio-resentimiento, e n moinentos e n que ambos ne-
jas d e una vida normal. A veces los enfermos reaccionan a estos cesitan apoyarse eficazmente.
sentimientos d e forma provocadora, echando d e su lado a su cónyu- La discusión sobre los límites e n las posibilidades d e cuidado es
ge, como e n el caso d e <:onsuelo y Luis. Normalizar esta dinámica es especialmente dolorosa, pero su ausencia es una recomendación se-
la forma d e comenzar a tratar estos problemas. Después liay que re- gura para el desastre (Rolland, 2000). La situación puede alcanzar un
conocer las desigualdades. e n la relación producto d e la enfermedad extremo paroxístico cuando el enfermo está e n fase aguda o con una
y finalmente hay que ayudarles a encontrar fórmulas que permitan incapacidad grave. En este contexto, cualquier petición del cónyuge
compatibilizar la autonoinía con el cuidado (Rolland, 2000). La posi- sano con respecto a sus necesidades puede sonar vergonzante. De
EL IMPACTO DE LA ENFERMEDAD EN LA PAREJA
En este contexto d e deniandas (le la enferinedad, d e su ;ivance y normalizar. Los profesionales tienen clue tener e n cuent:i que el deseo
d e los tratamientos, el ( S ~ i teon el ~ijusteno se puecle iiiedir, por des- sexual d e la persona deficiente continúa ii-itacto. Desafoi.tunadamen-
gracia, por la recuperación d e la salud, sino por una visión inás rea- te, el cambio e n la intin-iitlad d e la relación suele influir eri la pérdida
lista, por ser capaz d e ii-iantener la capacidad c.le respuesta, d e partici- de deseo sexual e n el esposo sano.
pación e n lo que el m ~ i n e r i t o1-ecluiei-e(Rolland, 1997). Ello permite
definir la f~lncionalidaci(o la disf~lncionalidadjcorno el encaje d e las
demandas psicosociales d e la enfermeciad coi1 las nilnerabiliclades y 1.3.3. Intrusión de los clirlicos en las vc~luciouzesde pat-eja
los recursos d e la parea.
Con harta frecuencia, una enfermedad crónica necesita d e la in-
clusión d e un profesional. iidei-ilás d e los probleinas d e encaje d e los
1.3.2. Deficit cognitiuos dijerencias sistemas d e creencias o valores citados e n el epígrafe correspondien-
te (por ejemplo, la parejzi puede ver desafiada su creencia d e que son
Las enfermedades clue implican un déficit cognitivo son las más autosuficientes por la necesidad d e la presencia d e un profesional),
difíciles d e asimilar por las parejas. Se pierden intiinicPad y funciones existen otros problemas que pueden llegar a ser potencialmente se-
I
parentales que e n otras enfermedades pueden preservarse. La pérdi- rios. Por ejen~plo.las rutinas médicas que el c<ínyuge sano puede asu-
1
da d e intiinidacl resulta muy penosa, viéndosc necesitados d e definir t
mil- (administración d e inyecciones d e insulina, curas, etc.); a veces el
1
una nueva relación, inuy diferente, limitada j i desequilibrada. En es- i problema no es exactamente qué rutinas puede asumir sino la dispo-
i
tos casos, el duelo comienza con la progresiva desaparición d e la per- t sición hacia esas rutinas, que, aunque sencillas! pueden ser fuente d e
1
sonalidad del enfermo (muerte psicológica; Rolland, 2000). 1 una gran incomodidad.
Los déficit moderaclos son, paradójicamente, los rnás difíciles d e 1 Igualmente puede llegar a ser muy incómodo para el profesional
asumir por su inherente ambigüedad. La persona con r:l tlsficit es, mii-
chas veces, dolorosamente consciente cle sus limitaciones. Incluso los
déficit leves, que pasan inadvertidos para otras personas, n o lo son
1, y el cónyuge sano, el desarrollo d e una relación significativa entre la
persona enferma y el faculrativo e n el contexto d e una relación d e pa-
reja declinante (Rolland, 2000).
para la pareja, que experimenta al enfermo como alguien muy dife-
rente d e quien conociti. Coino sucede con los síntomas invisibles,
como el dolor, el mieml>ro sano puede llegar a ex.nsperarse; mientras, Si tiene que ayudar a una pareja con un miembro enfermo
el enfermo oscila entre negar la discapaciclad y afirmar que no puede
hacer nada, sumiendo e n la impotencia a sii pareja. Por su parte, el No asuiiia clue la enferniedad es incoiiipatil)le c.on VI aiiioi., la capacidad
de intimar y d e intercambiar cosas signiSicati\.as con otra person:k.
esposo sano oscila entre la lucha por preservar cierta intimidad y ren- Recuerde lo que en el pasado el cónyuge enferiiio dio a1 sano.
dirse ante la evidencia d e tener que redefinii. definitivamente la rela- Aycide al cónyuge sano a definir criterios rea1ist;is sol)i-e lo que p ~ i e d eexi-
ción e n términos d e cuidado. Al profesional le resul~ir5íitil enfatizar gir y para juzgar la conclucta clel afectado.
las áreas d e relación no afectadas y el desarrollo d e actividades no Haga recapacitar al conyuge sano sot)rc qué cree que haría su pareja si
orientadas cognitivameiite. él/ella fuera el/la afectadoka.
Ayude a la pareja, pero sobre todo al i~iiembroafectado, a &,finir nuevas
Cuando la enfermedad avanza al punto d e definir la relación e n
formas d e intercailihio que sean valoradas por los dos.
términos d e cuidador/cuiclado, suele producirse una sensación d e ali- Ayude a ainbos a reconocer lo que el uno está liaciendo por el otro.
vio, ya que desaparece la ambigüedad, aunqiie el esposo sano puede Recuerde que nopuede ~~~~~~~~~~e 10 que no si antes d e sobrevenir la
experimentar sensaciones d e culpa y vergüenza, lo que se le debe enferinedad la relación era buena; es posible qiie con ciertos reajustes
ENFERMEDAD Y FAMILIA EL IMPACTO D E LA ENFERMEDAD E N LA PAREJA 219
pueda serlo también aliora. Pero si iio lo era, es probable qiie ahora pue- Apéndice: la investigación sobre los efectos de la enfermedad
da hacer muy poco. La enfermedad suele funci:)narcomo un catalizador en la pareja
de lo bueno o lo que liaya.
Quizá la revisión más completa se deba, por el momento, a Bur-
man y Margolin (l992), que ofrecen un complejo moclelo de inte-
Resumen racción entre variables maritales (estatus marital, cualidad marital,
interacción marital), estrés y apoyo social, mediadores interpersona-
En este capítulo se analizan los temas que desde el punto de les, variables intraindividuales (edad, sexo, cultura y raza), procesos
vista clínico se han venido tratando eri el apoyo psicológico a psicológicos (cogniciones, afectos, conductas de salud), estrategias
parejas en las que uno de sus miembros esti enfermo. Se rela- de afrontamiento, consecuencias fisiológicas y estatus de salud. Los
cionaron las siguientes áreas: intimidad emocional, equilibrio resultados podrían sintetizarse en los epígrafes que siguen:
en la relación y variables de la enfermedad misma. Todas estas
variables se ven inoduladas, a su vez, por el momento evoluti-
vo de la pareja .y el estadio de la enfernedad.
Resulta importa,?ie entender, finalmenie, que aunque la enfer-
medad tiene una capacidad importante de perturbar la relación, La evidencia sugiere que las variables maritales afectan a los pro-
el efecto neto no tiene por qué ser necesariamente patológico; blemas de salud. Siendo más probable que el efecto sea indirecto.
al contrario, parece que, en un alto porcentaje, las parejas es-
trechan relaciones como consecuencia de la enfermedad.
1.1. Estutus marital
Lecturas recomendadas El estatus marital parece proteger contra la mortalidad con inde-
pendencia del tipo de enfermedad. También existe cierta evidencia
El libro de John Rolland Familias, enfermedad y discapacidad que relaciona el estatus marital y la morbilidad, aunque tal relación es
(Barcelona, Gedisa, 2000) incluye un capít~ilosobre los problemas menor que la que existe respecto de la mortalidad. La conclusión se-
más frecuentes en las parejas en las que uno tie ellos ha contraído una ría que el estatus marital no reduce el riesgo de enfermar pero sí las
enfermedad, que ha servido como uno de los hilos conductores de probabilidades de morir.
este capítulo. La evidencia sugiere que el matrimonio no necesariamente prote-
El texto de C. E. Cutrona Social sz~pportilz couples (Londres, Sage, ge contra la enfermedad, pero el no estar casado implica un mayor
1996) tiene una importante sección en la que se analiza cómo la en- riesgo. Hay varias razones para ello. Según el modelo de efecto direc-
fermedad introduce desequilibrios en la relación de pareja y cómo to del apoyo social (AS), quienes no están casados no reciben los men-
pueden compensarse; información que desde el punto de vista clíni- sajes de bienestar y de valoración que suelen acompañar una relación
co resulta muy relevante. marital estable. Además, pueden tener más dificultades de acceso a
una red social que les anime a buscar ayuda y tratamiento médico en
caso de necesidad. El matrimonio aparece así como una forma de con-
trol social. Hay también que tener en cuenta que el estatus social de
los no casados suele ser más bajo, lo cual se asocia a un estrés más alto.
220 E h F E I I M E D A D í. FAMILIA
1.2. C'ualidad marital apoyo son niultifacéticas v que para deterinii1:ir si uiia relación lo es
de apoyo es importailte eva1u:ir las caracierísticas del individ~io,de la
La evidencia disponilie con respecto a las i.elaciones entre cuali- relación y de la situación. Y así, aunque una relación estresante pue-
'dad marital y salud no e?,i2n importailte. Sólo un estudio prospectivo de no ol'secer apoyo. resulta concebible que aunque un ctjnyige ten-
ha encontrado relación entre un aspecto (amor y apoyo de la esposa) ga una excelente relzición de pareja no sea capaz de dar el apoyo ne-
y salud, pero los resu1t:iclos pueden deberse a raLones espurias. No es cesario en ciertas situaciones. Por ejemplo, la sobresolicitud puede
que no haya relación, es que no exisíen datos. reforzar conductas iiiapropiaclas en los pacientes con dolor crónico.
No todos los n~atrin~onios ofrecen apoyo. Ilxiste cierta evidencia Se habla d e tres modelos de relación entre el AS y el estrés: de
13eque los efectos de la:; relaciones rnaritales negativas exceden con efecto directo, de amortiguación y el modelo de tensión social. Exis-
mucho los posibles efectcs positivos de estar casado. Y así, los datos ten razones para creer que los tres explican en cierta medida las rela-
muestran que en las parejas con una relación marital positiva, la po- ciones entre el matrimonio y la salud. La investigación ha n~ostrado
.iibilidad de contraer un;i depresión es tres veces menor que en las que ciertas variables estructurales, como el estatus matrimonial, se re-
personas solteras, separatias o divorciadas. Sin eriibargo, cuando las re- lacionan con el apoyo positivo descrito por el efecto directo del AS, y
laciones son negativas existe una probabilidad veinticifico veces ina- que las variables funcionales (corno la cualidad marital) se asocian
yor de deprimirse. A pesar de que el estudio que comentamos lo sea con los efectos descritos en el modelo de an1ortiguación. El modelo
de problemas psicológico:; y no físicos, puede tomarse como indicati- de tensión social tan1bién se relaciona con la cualidad iriarital.
.VO de cómo la cualidad il2arjtal afecta a la salud. El nlodelo de eficto directo predice una mejor salud para los casa-
Aunque no existe evitlenci-n que demuestre que los matrimonios dos, con independencia de la cualidad de la relación. Ciertamente, los
infelices causen prob1ema.i de salud, sí existe de que producen estrés datos sobre el estatus inarital apoyan la tesis. Sin einbargo, los datos
tanto en las mujeres como en los hombres. La literatura txmbien mues- sugieren que ello se debe más bien a la pobre salud de los no casados.
tra que las personas en iriatrimonios infelices da11una respuesta inmu- De moclo que lo importante no es el tipo de apoyo que uno recibe
nológica más deprimida que las de matririlonios más felices, y que las cuando está casado. sino más bien su carencia cuando no lo está. Lo
primeras tienen una mayor activación fisiológica. Teóricamente, el in- que tiene iinportantes consecuencias para los profesionales, pues se
cremento de la activaciói? fisiológica, como respuesta a interacciones enfatiza el riesgo de quienes no están casados, sobre todo si no dis-
maritales conflictivas, puede deprimir el funcionamiento inmunológi- ponen de red social.
co, disminuyendo, por lo tanto, la resistencia a las enferniedacles, o in- El nlodelo de amortig~iz~ación predice una salud mejor entre quie-
crementando la posibilidad de desarrollar enfermedades a las que se nes están felizinente casados: los resultados se basan en autoinformes
esté genéticamente predisl~uesto.En todo caso, una activación fisioló- y no existen muchos estudios al respecto.
gica prolongada puede terminar en una enfermedad por sí misma. En contraste con los hallazgos anteriores, el modelo de tensión so-
El matrimonio puede ser fuente de estrés o de apoyo. Sin embar- cial predice pobres resultados en salud cuando la cualidad marital es
go, pudiera ser que cualqi~ierrelación marital, con independencia de baja. Los datos no sugieren que el matrimonio es positivo para la sa-
su cualidad, implique alguna forma de apoyo. La cualidad marital lud con independencia de su cualidad. Los datos sugieren que cons-
puede entenderse como un continuo, en el que el umbral que separa tituye un factor de riesgo para la salud no estar casado; y que en las
el apoyo del estrés puede cambiar como consecuencia de la presen- relaciories inaritales estresantes puede darse una peor salud medida
cia de una enfermedad. El apoyo no sólo se refiere al emocional, alu- por autoinforme, pero también con inedidas objetivas. Asiinismo, los
de, igualmente, a conduc:tas de salud como conseguir un diagnóstico datos indican la conveniencia de incluir al esposo sano en los trata-
precoz o seguir un tratamiento. Se ha afirmado que las relaciones de mientos de enfermedades.
222 ENFERMEDAD Y FAMILIA E L IMPACTO DE LA E N F E R M E D A D E N LA P A R E J A 223
2. EFECTOS
DE LA SALUD E1N EL MATRIhiIONIO dad, la investigación todavía no ha coinpsol~adoesta liipótesis. Hay
falta cle datos, pero con los que se tierie, parece que la forma en que
Los efectos se predican tanto e n el enfermo conlo e n quien cuida la pareja se lleve depende más del ~iivelprevio d e cualidad marital
d e él/ella. El modelo esi.ablece que el impacto d e la enfermedad so- que d e la discapacidad que genere la enfermedad.
bre la pareja es directo ci indirecto. Otros autores lian sena1:ido que las inconsistencias halladas e n los
Ciertamente, el estado d e la salud afecta los procesos psicológi- efectos d e la enfermedad sobre la saliid se deben mas a diferencias e n
cos. Una enfermedad puede cambiar la percepción y los sentimientos variables relacionadas con las enfermedacles. con los individuos
relacionados con el rol marital, e n especial si afecta significativamen- (sexo, edad, etc.) y con la familia (momento clel ciclo evolutivo, pre-
te el funcionamiento (por ejemplo, sexual o d e trabajo). sencia d e hijos, etc.).
Los procesos psicolOgicos pueden 1noder:ir los resultados d e sa- Existe una serie d e variables que parecen rnecliar e n la forma e n
lud mediante la activación d e procesos fisiológ,icos. Las consecuencias que 1:is parejas afrontan la enfermedad, por ejemplo, el sexo del pa-
fisiológicas pueden tarnbién afectar los procesos psicológicos, bien ciente o del esposo sano (tradicionalmente se ha educado a las muje-
directamente, bien a través d e las habilidades d e afrontamiento. Des- res e n el papel d e cuidadoras). No obstante, hay poca evidencia d e
d e luego, los problemas de salud afectan tanto al apoyo (suele aumen- que las mujeres tengan una satisfacción marital iilenor cuando son
tar) como al estrés (est:ai. casado con alguien con problemas d e salud cuidadoras que cuando son pacientes.
aumenta el estrés). Como se ha dicho antes, las variables sociales d e contexto (em-
pleo, número d e hijos, etc.) determinan las estrategias d e afronta-
miento d e las parejas. Por ejemplo, las parejas con hijos tienen que
2.1. Ejkctos sobre el estai'us marital hacer un esfuerzo mayor si han d e afrontar una enfermedad.
Es importante reconocer que los problemas d e salud n o necesa-
No existen datos einpíricos que relacionen la salud con el estatus
riamente concluyen e n un mal funcionamiento d e la pareja y que es
marital. Las personas con problemas d e salucl tienden a casarse me-
fundamental discriminar entre las variables que llevan a tener éxito en
nos, pero n o hay datos que demuestren que el estatus marital cambia
la adaptación y aquellas otras que n o lo logran.
como consecuencia d e la aparición d e una enfermedad.
La cualidad d e la relación queda afectada por los problemas d e sa- La gran mayoría d e la investigación sobre efectos psicosociales d e
lud, aunque n o parece haber patrones específicos o consistentes d e la enfermedad se ha hecho e n el área del cancer. Por lo tanto, las con-
afectación. Tomados los datos e n su conjunto, la cualidad marital pa- clusiones que ofrecemos a continuación deben aplicarse con cautela
rece ser menor e n los esposos que e n los pacientes, particularmente a otras enfermedades. Haddad y otros (1996) y Baider y otros (1995)
cuando la enfermedad es crónica y n o amenaza la vida. La investiga- han ofrecido sendos resumenes sobre los defectos metodológicos d e
ción muestra que e n estos casos el bienestar d e los cuidadores está e n la investigación:
riesgo. Lo cual sugiere que la intervención debe dirigirse tanto a los
pacientes como a sus cuidadores. La mayoría d e los trabajos se han realizado e n Estados Uni-
Aunque teóricamente parece que el ajuste premórbido es el mejor dos; se hace necesaria su replicación e n otros contextos cul-
predictor posmorbilidad y del ajuste a las condiciones d e la enferme- turales.
2 24 ~h F E R M E D A D Y FAMILIA
ellos tienen que hacerlo como parte de su perfil cle actividades profe- está en expansion; algo que a nuestro país llegará antes o después. En
sionales dentro de l,r institución, de otra rnanera, inás tarde o más el cuadro 19 hemos recogido, a título de información, pero también
temprano, bien la presión asistencial, bien los normas de la institución de justificación, las variables de la terapia cle giupo que se han reve-
les impiden seguir participando En ellos. Sobre todo en hospitales, lado conlo más útiles. Al final del capítulo, y el1 el apéndice 2 se pre-
nos encontramos ~ori:~treñidos por una d o b ~ etenaza: por iin lado, no senta un cuadro más extenso y matizado de aquellos fac~oresque la
está bien definido quién tiene que hacerse cargo de los programas investigación ha encontrado más eficaces.
psicosociales (si es que se contenipla su mera existencia), y por otro, En lo clue se refiere a los gnipos comunitarios, Politser y Pattison
todo lo que no sea asistencia y soluc~ónde problemas inmediatos se (1979) han identificado sus posibilidades de uso en salud mental resu-
tiende a contemplar como un .lujo)>. miéndolas en las siguientes: ayudas al desarrollo normativo de las per-
A la hora de presentar las distintas iniciativas haremos una refe- sonas; funciones de mantenimiento de la salud y funciones terapéuti-
rencia extensa a las inás importantes de cacia contesto y tan sólo alu- cas de la salud mental. En el esquema de los autores, el profesional de
diremos, en aras a la ' ~ e v e d a da, las restantes. salud mental combinaría la terapia (individual y de grupo) llevada a
cabo en sil institución con remitir al paciente a grupos comunitarios
persiguiendo alguno (o varios) de los tres objetivos mencionados. En
1. Intervenciones psicosociales una situación ideal se perseguiría que la labor de recuperación del pa-
ciente fuera realizada en el seno de los grupos comunitarios; el profe-
El profesional que trata de utilizar las iniervenciones psicosociales
se encuentra, posiblemente, con dos grandes opciones: servirse de
grupos terapéuticos o bien, de grupos corill.initarios. Arilbos se distin- 19. Los diez ítem c o n más alta puntuación d e eficacia e n los giupos
CUADRO
guen en términos de liderazgo, contexto y objetivos. Los gnipos tera- terapéuticos (Yaloin, 1086).
péuticos son liderados por un profesional, su contexto es el de una
institución de la red asistencia1 y sus objetwos tienen que ver con la 1. Alivio emocional y expresión d e sentimientos del pasado (AE).
promoción de la salud (física y mental). Los gnipos com~initariosno 2. Creencia e n el método terapéiitico (NE).
3. Compartir el mundo d e los otros y que los otros compartan el mío (RI).
suelen estar liderado:, por profesionales, su contexto son grupos de
4. Ver las cosas d e forma diferente, con una nueva liiz (AC).
autoayuda, caritativos o de recreo, y sus ol~jetivosvienen determina- 5. Expresar sentimientos verbal y corporalmente (AE).
dos por los fines para los que fueron creados. Lo cual no significa que 6. Dejar salir sentii-ilientos almacenados (AE).
no puedan jugar un papel en salud. Lo juegan, y por momentos de 7. ,,Soltar presión,' (AE).
manera sustancial. 8. Aliviar tensiones emocionales que han estado encerradas por largo tiem-
Existen pocas dudas sobre la eficacia de los giupos terapéuticos po dentro d e mí (AE).
(véase por ejemplo el trabajo clásico de Yalom [19861, o Sadock y Ka- 9. Expresar el dolor d e acontecin~ientostraumáticos sucedidos e n el pasa-
plan [19961 de los que damos noticia en el apéndice 2 al final de este d o CAE).
10. Reconocer algo que ya sabía desde hacía tiempo (1).
capítulo). El probletna con los gnipos terapéuticos no es su eficacia,
sino la resistencia que ofrecen los pacientes a la hora de utilizarlos, re- AE: abreacción emocional.
sistencia sólo comparable a la de abandonarlos cuando la experiencia NE: factores no específicos
terminó. En cualquier caso, y por presiones de la gestión económica RI: rekiciones interpersonales
de los servicios de salud mental (la atención en grupo resulta más ba- AC: aprendizaje conductual.
1: insight.
rata, y se atienden más pacientes), el campo de las terapias de grupo
sional se reservaría funciones cle segtri?iziento dr:l coritacto del pacien- lo cual iinplica que el terapeuta se con-
se una c-strategin ii.z(i~~cti~:~i.
te con el gnipo comunitario y de a.seso~wrnie~lt<-) ocasional en los pro- vierte en facilitador de la di:icusión de iin tópico pi-opuesio libremen-
11leinas que pudieran slii-sir en ese contacto y en la p1:~nificac:ióndel te por el gnipo. Aquí lo iinpo~-t:inteno es el contenido, sino cóillo se
futuro. El procediniiento :eguiría los :]ipuientes lusos: 1) evalilación de da el i>~.ocesomismo d e la discusión>sobre el que el ter:ipeuta hace
las nccesidücles del pacieiite; 2 ) cui1lpliinentacic;n de esm 11ect:sidades sus señ;ilamien~os;poi. consiguiente se cliniten los entrenan~ientosen
mecliante una combinacitiil de terapia (i~dividiial,de g ~ ~ i p<le o , pare- habilidades, y rara vez se clan conferenci;is inforiuati~~aso consejos. El
ja. familiar o de redes, st:p;íin los problemas) realizad:] en la insi.itución, terapeuta ayuda :i los pacientes a mantenerse irlisci~tiendoel tópico
n15s la re~ilisióna un grupo comunitario. La tendencia a largo plazo se- que hayan elegido, J. en tanto lo hagan así, gu;lrda silencio. lJor su-
r% a descansar más en el grupo que en la instirución asistencial; 3) el puesto, las estrategias no son inutuanientc excluyentes. de forma ine-
profesioi~alhace un seguiiniento del contacto c,on el grupo comunita- vitable :;e solapan, aunque sí pueden ser prevaleiites.
rio, asesora ocasiona1mc:rite ~7 ayuda a p1anific:ir. En el apéndice 2, al
final del este capitulo, el ector interesado encontrara m5s información
relacionada con las ideas de Politser y Pattison.
Resulta útil presentar un cuadro de las poxibilidades de interven-
ción psicosocial que tierie, por i i i i lado, un \.alar he~irístico,y, por La prevalencia de un:i i i otra estrategia condiciona las inetas del
otro, funciona como un inarco dentro del cual organizar los distintos grupo, que pasarían a ser las sigiiientes: eclzlcatiri~so informativas, d e
procedimieritos que se r(:cogerán en este capítulo. Son v:lrios los pa- entrenamiento e?z habi1ida~le.sde ufiontanziel?to, y- de crpoj.,o ewzocio-
rámetros para decidir 11:)s tipos d e intervenciones psicosociales más nal. Coiilo puede suponerse, tainpoco las metas son excliiyentes (Spi-
apropiados para un mo:nento específico de la enferiiledad, un objeti- ra, 1997).
vo o Lin contextc/. Los grupos educatiuos eniplean estrategias fiiiidanientalmente de-
ductivas, y en menor proporción intcractivas. Iiiipar~eninformación
sobre enfermedades, trataiiiieiitos, estilos de vida saludables: medidas
rehabilitadoias y preventivas, etc.; en ocasiones también entrenan en
habilidades siinples (relajación, exploración de niainas, controles de
Los grupos pueden seguir tres estrategias I~rísicas:deductivas, in- insulina. etc.). resultar^ especialmente útiles para prevenir enfermeda-
tc?*actiuase indzlctiuas (!$pira, 1997). Cuando el terapeuta sigue una des, ayidaildo a controlar ciertas conductas como el f~imar,o para
estrategia dedzlctiua opei-a coi110 <(educadord e salud);que, fundamen- promover dietas baj:is en calorías, o el ejercicio físico, etc. La pobla-
talmente, informa, adaptaildo esa información 211 contexto vital del pa- ción con la que trabajan son personas en riesgo <le desarrollar enfer-
ciente, a sus valores y niotivaciones; de forma que le sea iiiás fácil asi- medades y pacientes recientelnen~ediagnosticaclos. Suelen tener una
milarla. Cuando sigue iina estrategi:~iizte?+actiua,lo qile enfatiza son vida corta (en torno a cuatro entrevistas), utilizan el f t ~ r n ~ ide
t o confe-
ciei-tos patrones de inter~iccióndel paciente, como por ejemplo, la co- rencia-coloquio, y estin lejos de lo que tradicioi1:ilinente se entiende
municación o sus fórmiilas d e afrontamiento de la enfermedad. En cs- por .grupos terapéuticos>>. Las entrevistas suelen tenerse despues de
tos casos. la experiencia gr~ipalse organiza en torno a un conjunto de haber recibido el diagnóstico, o se programan en días especiales en los
llabilidades que se quieren ensenar, estructur:indose la entrevista en que aprenden ciertas habilidades o se imparte ciei-ta inforniación.
tres ino~iientos:presentación (conferencia breve) de la habilidad, los En los grupos d e ent?*e??a~niento eiz habili~ladesse einplean estra-
pacientes practica11 la 11:ibilidad y discusión general del grupo sobre tegias interactivas, y en inenor grado, deductivas e inductivas. Es uno
cGmo aplicar lo aprendido a sus contextos. F~I-ialnlente, puede seguir- de los tipos d e grupo m i s iitilizados para enfermos físicos; en ellos se
Enseñar a los participantes estrategias de relajacióii física y psicológica.
enseñan habilidades para mejorar la vida diaria de los pacientes y que Ofrecerles ejercicios condiictuales rneclk~ntelos cuales puedan desarrollar
cubren un amplio rango de temas: coinunic;ición, iclentificación y condcict:is inás saludables.
afrontamiento de estresores, conductas (le saliid, relajiición. técnicas Ayudar :i los participantes a reconocer y modificar actitudes, pcnsamien-
encaminadas al manejo clel dolor, de las náuseas relacionadas con la tos y creenci~isrelacionadas con el tipo A de personalidad.
quimioterapia, cambio clc: las conductas relacionadas con el tipo A de Reclucir la insegciridad y promover forinas más saludables de mantener la
autoestima.
personalidad, etc. La duración de estos gnipos t:iinbikn es corta. de seis
a diez entrevistas de una hora (u hora y media). F o m ~ t t odr grupo
Las técnicas utilizada:; por los terapeutas e i los gnipos de habili- Gnipo pequeño de diez a doce p:irticip;intes. Sesiones scinanalcs de hora
dades suelen ser de do:; tipos. Las cognitivo-conductuales se centran y media a dos horas de duración.
en la adquisición de cc)riductas a través de su práctica en el grupo,
con la esperanza de que al generalizar la respuesta al hogar puedan Técnicas utilizadas
Desarrollo de una mayor concieiicia de las coiiduct:is relacionadas con el
producirse cambios em(:cionales: cognitivos 1. fisiológicos. El grupo
tipo A de personalidad (cómo han supriiiiido sentiiiiientos como el can-
discute cómo aplicar la.., 'ial~ilidadesen su vida diaria y los problemas sancio, la inseguridad, la soledad, y como agresivaniente se orientan a
que esperan encontrar al hacerlo. El segundo tipo de técnicas son las conseguir inás estatus prolesiocal y ganancias económicas).
de reestructuración cognitiva, especialmente indicadas para aquellos Entrenamiento en relajacion.
que presentan rasgos de personalidad perjudiciales para su salud. Es- Tareas diarias (coiner más despacio, cesar la coiid~ictade control, verbali-
tos grupos exploran las creencias y actitude:; que hacen difícil re- zar el afecto hacia la pareja y los hijos, andar inás despacio, etc.).
Reducir las urgencias cotidianas.
conocer y cambiar los estilos de afrontamiento de la enfermedad. Su Reducir la hostilidad.
duración es sensiblemente mayor, de doce a veinticuatro meses, e in- Auiiiento de la autoestiina (increinentando la sensación de control y del
cluso más si el objetivo que se persigue es cambiar conductas tipo A. valor positivo de uno mismo).
El contenido combina ejercicios estructurado,5 con discusiones pro-
longadas que analizan y desafían creencias arraigadas. Debido al alto
grado de confrontación del procedimiento, se necesita una relación
Los grupos d e upo-yosocial y emocio.iza1están especialmente indi-
sólida entre grupo y terapeuta (Spira, 1997).
cados para pacientes con enfermedades avanzadas o para quienes
tienen dificultades de adaptación a enfermedades que amenazan su
-
vida. Las estrategias utilizadas son básicamente inductivas, aunque
Resulta dificil que los griipos sean exclusivamente de entrenamiento en ha- también, y en menor grado, interactivas. La duración del grupo es ma-
bilidades; normalniente se anade en los primeros momentos de la experien- yor (de tres meses a un ano). Dado que la mayor duración permite
cia alguna información, aunque el núcleo de la expcxiencia se dedique al en-
vínculos más sólidos, en estas experiencias puede discutirse práctica-
trenamiento. Thoresen y Hracke (1997) ofrecen un t y e n ejemplo de este tipo
de programas dedicado a reducir probleii-ias coron:irios tratando de modifi-
mente cualquier preocupación relacionada con la enfermedad, desde
car las conductas de individuos con un tipo A de personalidad. situaciones cotidianas hasta los problemas existenciales corno el sen-
tido de la vida y del morir, los cambios de prioridades, de autoima-
Objetivos gen, etc. Los pacientes discuten activamente, mientras que el terapeu-
Incrementar la concienc:ia de los particip;intes de las conductas típicas de ta se coloca en una posición d e reserva, los mantiene centrados en un
la personalidad tipo A, de lo arraigado que estári y de sus consecuencias.
tema y facilita la interacción. Busca, igualmente. promover el apoyo
Desarrollar una mayor conciencia de las manifc:staciones personales del
tipo A de conductas. emocional y el que expresen de forma auténtica y específica lo que
234 E N F E R M E D A I ) Y FAMILIA
piensan y sienten. A veces analiza el contexto en el que se mueven Explour lo cluc somos. ;ihc>r:i que la crisis iu6clic.a lia cuestioilaclo los prc-
los pacientes como una inanera de ayudarlos a entenciei. su conducta siipliestos q ~ i cteni:iiuos sol)i-e nosotros inisinos y nuestro snancio.
hacia la enferinedad y su iriodo de afrontarla. Determinar ;iqu<-110q ~ i cda a I;i vida cle los cnkinios 1115s ~ . a l o rsentido
, y
pi.op6sito en el inoincnto presente !. e n el fliiliro.
Finalmente, por incxiientos el objetivo dcl grupo se liace rn5s cla- Coinpromiso siiiccro coi1 las acciones.
ramente existencia1 (Spira. 1997) o explo?*ato?-io(13ciiioff y Vinogra-
dov, 1996) quc de apc-,yo.Lo que se eiifatiza en estas experiencias es F0~/i'lUtO
de gI11pO
aprovechar la oportunitl~lclque hririda 121 crisis de la enfei-~iicdadpara El grupo se coinpoiic cle diez :i tlocr. pacientes, coii iin coinproiniso d e
que los pacientes expc?!.imenten la iinpoi-tancia de una expresión au- asisterici:~por seis nieses o un allo, a i-azón d e LIII:I entrevista semanal.
téntica, del compromiio con activiciacics significativas y ccjri un vivir Se utiliza cotcrapeiira
Se anima el coniacto de los inicgrantcs clcl grupo í'lic.i-a d e 121ssesiones (a
lo iilás prof~indainentc.posible cada moinent:) de la vida; en definiti-
tliferenci;~d e los grupos tradicionalcs d e p;iciciiies c.011 prol~lcinas' a n o -
va se trata de toiilar la enferlnedatl co111o u r a oportiinidad de creci- cionales').
miento. Se asuiile quc los pacientes sufren riiás cuarido se aferran a
autoimágenes y actitutl(:s incompatibles con la enferniedad. Dice Spi- Co?iteniclot@ico de lus e12tre11istu.s
ra (1997) que los terapeutas adoptan dos posturas: una hel-~nenéz~tica, Relaciones con los profesionales d e la iiledicin;~,ainigos, compañeros d e
que trata de entender 1;1 autoimagen y el sigriificado de la actitud del trabajo, kiiniliarcs y oiros rnieinl~rosclel grupo.
Problemas iuédicos.
paciente desde su coiitexto y sus experiencias pasadas, y otra ~ ~ I Z O - (;ambios d e función o cie rol cri las relaciones.
~nenológica,mediante la cual se ayuda a los 1,acientes a suspender su Afroniamicnto del tratainiento y d e los caml~iospsicoSisiol6gicos.
inanera habitual de entenderse para consid(:rar la niejor nianera de Reevaluaci6n d e las prioridades vit;ilcs y reconsider:ici6n del significado,
emplear su tiempo, daclos los condicionantes de la enfermedad. En el \.alar y propósilo cle 1:i vitla.
cuadro 20 (vease pág. 236); reproducimos las diferencias entre los gru- Cainbios d e la alitoiinagen.
E1 inorir y la miiertc, los olros q ~ i ccpiedan.
pos de apoyo y los existenciales segúri Benioff y Vinogradov (1936).
Vivir el presente lo inejor y 1wAs completaliientv ~posihle.
Téc7zica.s
Aunque prol~al~leinentc cm sil origen los grupos clti pacientes tr:nkin una fun- Idenguaje personalizado (se habla en primeni persona).
ción informativa, cle apoyo y d e exploración exis,eilcial, hoy in~icliod e ese I,a coinunicación se dirige a un alguien identificable.
car5cter existencia1 se 112 perdido. Quizá n o sólo en el Arca d e intei~rcnción Ilxpresión de cinociones.
psicosocial en la enfkrii-iedad. sino lainbitSn en la psicotc~ipiaen general. Se esiiinula la interacción entre los inieinl~rosdel grupo (dar y recibir
Spira (1997) es d e los pcjcos autores que trallajan con intcrvcncioncs grupa- apoyo).
les existenciales; ofreceiiios a continuaci6n a1gurc.s características tle su pro- Afrontainiento en términos d e asuncicín d e lzn responsal)ilitlad personal.
cediiniento. Centrarse en el aquí y el ahora.
Idainforiliación n o es inipartida por el '.expcrlo.', los problemas n o son re-
Objetivos sueltos por el experto, sino que se extrae dcl grupo ). son res~ieltospor él;
Reconocimiento y acc:ptación del sufriiniento que causa la enfcrinedad. el grupo es el "experlo'.
A1c:inzar un estaclo clc cierto eqiiilil~riotanto con uno niisino coino den- 12acrisis constituye un;i oportunidad de crecimicilto.
tro del grupo.
Explorar y expresar con autenticicknd las preo(~upaciones,sin miedo a lo
apropiado o n o que puedan parecer socialinerite.
Inleractuar abierta, lionesta y sigilificativainentc. con los otros, ofreciendo
y recibiendo apoyo.
236 E N F E R M E D A D Y FAMILIA
CUADRO20. Grup<:.s cle apoyo uersus grupo:, existenciales. otro, la ayuda y el asesoramiento de los profesionales d e salud mental
para la creación d e grupos u asociaciones d e autoayuda qiie presten
Grupos de apoyo se~viciosa largo plazo a la población de enfermos y sus fiiinilias); fi-
nalmente, en términos d e grupos deprofesio~zales,que conjiintamente
con los pacientes (y sus familias), o encuadrados en grupos de gestión,
Se centran e n los efectos d e la :<ecentran en las experiencias toinan decisiones sobre pi-obleinas de los paciei~tes(y familias), o so-
enfermedad. afectivas d e los pacientes. bre sus propios prol,lernas profesionales (tomas de decisiones, trabajo
Refuerzan y apoyan las d fensas
1- !Se confront2.n e interpretan en equipo, evitar el síndrome de profesional quemado). Dentro d e
d e los pacientes. las defensas. este apartado se incluye, igualmente, el asesoran~ieiltoa otros profe-
Potencian el afrontamieiito Iie centran en las experiencias
sionales que no pertenecen al Ainbito de la salud mental (médicos,
d e la enfermedad. afectivas y facilitan la catarsis.
Evitan desacuerdos dentro del Facilitan la (liscusirjn cle tenias profesores, clérigos, etc.) sobre los problemas psicosociales que impli-
grupo. existenciale: y permiten ca su trabajo; lo que hemos llamado <programasd e cons~ilta>>.
el desacuercio.
Los pacientes definen el tono Los terapeut~isintervienen con
, emocional del grupo. comentarios y dirigen el grupo Los prograinüs de gnipo para profesionales puede11 dividirse eil dos grandes
categorías: aquellos que tienen una función d e toilia d e decisiones (por
hacia temas que los pacientes
pueden q~iei-erevitar. ejemplo, los programas d e consulta y colaboración ;i los que ya hemos he-
cho referencia) y los que se preocupan por su bienestar psicosociül. Ambos
sirven para evitar los f e n ó n ~ e ~ idoes agotamiento y desesperanza que tan alto
coste tienen desde el punto d e ~ ~ i s personal
td y asistencial. De este segundo
tipo presentamos un progranla para enfermeras.
c) Tipos de experiencia de gn{po
Objetizios
En un trabajo antiguo pero esclarecedor e n lo que se refiere a los Identificación d e situaciones d e estrés.
tipos de recursos grupales, Mansell Pattison (1970), después d e una Ideniificación de las habilidades relacionaclas con el control del estrés
encuesta sobre cómo las clínicas comunitarias íarnbz~latorios,en nues- Identificación del sistema d e apoyo social y d e los recursos personales
tro lenguaje administrativo) utilizan los gnipos, concluye que lo hacen para aliviar l:!. siiiiaciones d e estrés.
Protocolos personalizados d e emergencia y crisis.
de varias formas: en términos individuales (orientadas a cambiar algún
aspecto del paciente), serían los grupos clásicos informativos, d e en- Fonnato de entrevista
trenamiento en habilidades, de apoyo y existenciales a los que nos he- Unas diez sesiones d e unas dos horas d e duración cada una.
inos referidos en el apartado anterior; en términos de familia .y red so- Grupos d e unas ireinte enfermeras.
cial, en los cuales se asume qiie el problema del individuo también lo
es para su familia y red social, lo que implica su incorporación. como Procedimiento
Identificación y puesta e n escena de las situaciones d e estrés
afectados y como recursos, e n el proceso terapéutico: e n términos de Discusión e n grupos en busca d e alternativas.
orientación a la sociedad, donde se entiende qiie el grupo social de- Dentro: identificación d e las habilidades.
sempeña un papel en la enfermedad (como estresor de la naturaleza Dentro: escenificación d e las habilidades.
que sea), pero también se le considera el lugar del recurso (la actua- Dentro y fuera:' identificación de los recursos personales.
ción terapéutica e n este riivel implicaría, por iin lado, el diseño de
campañas de prevención primaria [educación para la salud1 y por el 1. Dentro, en la experiencia de grupo; fuera, en el lugar de trabajo.
238 1:NI:EltMEDAC' Y FAMILIA TÉC.NICAS Y PROGRAMAS L>Li IN~I.EKVEN(:IÓN
1
- -
ciirsos personales y socialcs.
1,istado persona1iz;ldo c e h:ll>iliclades y recursos clisponil~l~is c:n el ~~holso'~: Ciiazdro 2 la. 1'ui.ic~
hlcs dc l ~ i i1zte1-i
s 1eiic:ioires p.sico.sot:icilc~s
- Protocolo d e en1er;:c:ilcia o crisis.
- I>rotocolod e n~ant~?iiiniic:nlo. Estrul~gius (;01zti>11ido R<J/
-
.Mc~tas 1
/>ii>iiiiiirii /i>/?/iiri<ii,
pi.q/~sio)ln/ 1
4
Deductivas 1nforlii;ición Etlucatlor E t l ~ i c i t i v : ~ ~I Esti.iict~ir;itia Ilecien
En el cuadro 21 h e ~ n o srecogido d e forma i.esurriid:-i el mcirco den- di:ignosti-
cactos
tro del cual se realizan 1:is intervenciones psic(~)sociales en los contex-
tos d e salud (física y niental) y grupos <le autoayuda. Interactivas Patrón tlc thtrenadoi. Enti.c:na- Ilccien
listi.~ict~i~itia
afrontanlien- iniento en tliagnost-
-
- -- - tO
-
GI~IOS
2. Entérese cle los grupos comunitarios cluc. existe.1 en su pol~lación(dipu- Tipo de grupo Ol?jc>tiuo~
tciciones y :iy~intarnie110s son buenos cc,ntros c!e inform:ición), tanto d e I
grupos recreativos con-o cle a~itoayuda. Cainl~iosd e c¿iracterísticas
Individuos (grupo sin histori21
Basándose en los criterios dados hasla el nloiriento y los del apéndice 2 personalcs.
conjunta previa).
(vease final del capít~ilo).y en las necesitlacles cle sus ~ ~ a c i e n l que
e s haya
podido evaluar, analice cuáiltos sacarían proveclio d e su l~anicipaciónen
Familia J. red social ,i\,iitla a l:i kiiilili:~.
q ~ i égrupos coiiiunitarios.
La fainilia conio rccurso par:i
3. Si lo desea y fuera facti1)lc. reiilit;~alg~inosde eslos ~~:icieiitcs 21 experien-
el cainhio.
ci;is d e grupo terapéiitico o coiiliiilitario i o a lo:, tlos).
Observe si SLI agend..~tlc tral~ajoclisrnin~iye,si tiene rnenos entrevistas
indivicl~iales(de pal-c,j;i o cle familia) con ellos o , eventiialinente, cesan Orientación social. I;sti.~ict~iración y orginiZición
tle tener entrevist;is. del g r ~ i p osocial.
Deje pasar Linos incses j; coinpare cóino evoliiciorai-on pcrson;ilrnente Ed~icaciónsocial (educación
(sintomatologia psicológica), fainiliarincnte y cm las relaciones sociales, para la salutl).
aq~iellosque acept;iron el/los tratüriliento(s), con los que rehusaron o
n o p~idieronincorpo~irse. Ti.ill)ajo en equipo
(torna clc decisiones).
Consulta a otros profesionales.
240 ItNFEKMEDAD ' I FAMILIA
Primem consulta: :,i se sospeclia que el problema piiede ser 2. Se lia toiii;ido esta f6rni~il:iclc la antig~iaenfei-iiicra jefe clci Scivicio clc Heiiia-
grave, se le pregunt.1 al paciente qiie acude a la consulta con tología clel Ilospital Clínico Universitai.io d e S;ilaiiz:inca, Xiiic1i:i tle IAc6n.La creemos
adec~iadiiporq~ie,en SLI ~~asq~icclacl, infoi.iii:i cie q ~ i calgo sc:rio e i t i pasaiiclo y a la
quién(es) desea recibir la inforinación diag,nóstica. Si se alarma, vez enfatiza las posil>iliclaclcsd e control, facilitand» que el paciente ~)ued:iscg~iirpre-
se le dice que éste t.s el procedimiento h ibitual cjue se utiliza guntanclo, si se siente con fiier-zas px:i ello. En este hospital sc k i n erisapclo iii~ichas
en el servicio. Fina rrienle s e le informa dc los procedimientos de las experiencias q ~ i caquí rela~:iiiios.
prefieren que :;ea un familiar (u otra persona, el rnédico incluso) decirles que (da culpa no es del enfermo, sino d e la enferme-
quien esté al corriente d e 1.a información y tome las decisiones. dad)).Muchas personas confunden los síntomas con el carácter
Elementos sob,rc)los que hav que irfol.mar o con 1;i voluntad del enfermo. Hay que explicarles que si el
enfermo exhibe condiictas atípicas es conlo consecuencia d e la
- Información rnédica: se informa sobre el diagnóstico y el pro- enfermedad, no por irritarles o porque no les quiera.
nóstico d e la cii~fermedadcon palabras simples, evitando tecni- Finalmente, en este apartado hay que mencionar la necesi-
cismos. Se inhrma sobre las reperc.isiones d e la enfermedad dad d e proteger el futuro econóinico del niño enfermo, y de la
en la vida del paciente y de su familia al menos en el futuro familia, si fuera el caso.
cercano. Apollo social al enferrio y a su.familia: en este apartado se in-
El pronóstico se da en términos d e posibilidades. Si fuera forma sobre los recursos comunitarios existente~,públicos o pri-
incierto, hay qiie reconocerlo y explicar por qué lo es. vados, profesionales o d e voluntariado social. Se les recomien-
Se inform:t sobre el tratamiento (medicación, rehabilitación, da que se enrolen en una asociación de autoayuda, especialmente
etc.); sobre su> efectos primarios y síxundarios, y sobre las do- si el problema fuera a devenir en crónico.
sis d e mantenimiento y d e crisis; sobre su eficacia, y sobre Se les ofrece un(os) folleto(s1 d e información sobre la en-
cómo el paciente y la familia pueden colaborar con él. fermedad y sobre los recursos sociales. Finalmente, se les remi-
Si hay que hacer más pruebas cliagnósticas, se les explica te al grupo de información (protocolo grupal), explicándoles en
por qué y qué es lo que se pretende, especialmente si son in- qué consiste la experiencia. No se les invita, simplemente se les
vasivas, ameriazantes o dolorosas. remite; cuando u11 médico hace una recomendación no es una
- Información sobre las repercusiones psicosociales d e la enfer- i.i-,z/itacióna hacer algo.
medad: si fuera el caso, se ofrecen recomendaciones sobre el Si el enfermo está muy afectado (bien por la enfermedad o
estilo d e vida que se debería intentar llevar: dieta, ejercicio físi- por el estado d e shock que le provoca la información), es muy
co, etc., con un knfasis especial en los programas d e rehabili- probable que no tenga mucha capacidad de asimilar lo que se
tación a realizar e n casa, por las razones que se expusieron e n le está diciendo, por eso resulta conveniente invitarle a tener
el capítulo 3. una consulta más, en la que se repasará la información sumi-
nistrada y se le aclararán dudas. Recuerde que el tiempo emplea-
El otro gran capítulo es el d e córno el cuidado del enfermo do erz este momento es tiempo garzado, en la medida en que se
va a interferir con su vida privada, tie pareja y familiar, algo a evitarán consultas posteriores y se afianzará la observancia del
lo que ya nos hemos referido en terminos d e [[ponera la en- tratamiento. En ningún caso se le remite al giupo sin un cono-
fermedad en sil lugar>),o de compatibilizar la atención a la enfer- cimiento preciso d e qué está pasando.
medad con los proyectos y los hábitos personales, d e pareja y Estrategias a obsewur elz la irformación sobre el diagnóstico:
familiares. Normalmente no aconsejamos trazar un cuadro que en este iliomento probablemente haya que perseguir varios ob-
abarque todo el ciclo evolutivo, basta con discutir y hablar so- jetivos, que podrían sintetizarse en: informar, enfatizar las posi-
bre las consecuencias en el momento presente y, en todo caso, bilidades d e control e infundir esperanza.
en el siguiente tramo evolutivo.
Hay que normalizar las respuestas típicas d e la familia a los
síntomas d e la enfermedad, así como ayudailes a distinguir en-
tre la ((vozd e la enfermedad y la d e la persona)>;la estrategia es
246 L NI'ERMEDAD J. F A M I L I A
GRUPO GENERAL
1 Grupo interno 1
ción, experiencia y clirna emocional). El sistema d e inódulos permite Se aplica este procedimiento a la población de fainilias reciente-
insistir e n unos temas i r i s que en otros, dependiendo de la enferme- mente diagnosticadas con una enfermedad que iinpliquc una carga
4
dad y de los recursos. ]>osejemplo, cu:Lndo el enfermo sea uno de los impoitante en el futuro o bien una amenaza a la I ida.
padres, sería muy aconsejable anadir una sesión, dentro del módulo
psicosocial, sobre la relación marital que incluyera tenias como la in-
timidad emocional y sexual, los miedos, la comunicación, el desequi- El prograina (a los autores les gusta llamarlo c r ~ ~ s'<Lultikui-sB,
o) para nifios (de
5 a 1 2 años) y adolescent?~asmáticos d e Schlippc otros (2001) es un buen
librio de la relación, etc. ejemplo cle corno utilizar cliFerentes forinatos de gnipo y cle técnicas. Consti-
La discusión sobre los contenidos de los módulos y los dos ejem- tuye también un excelente ejemplo sobre cómo adccuar el 1engu:ijc terapéu-
plos de formatos de entrevista ilustran la forir~aen que entendemos los tico a la edad de la población con la que sc trabaja.
programaspsicoeduc~~tii~c~s. Hoy sabemos que limitarnos a informar i-e-
252 ENFERMEDAD Y FAMILI.4
Objetivos
Ampliar el conocimif?ritoque el paciente tiene :;obre :,u enSerinedad y tra- Entrevistas familiares. S<: enLrevista a las familias de forma individual so-
bre concluctas concretas y sobre su fun<:ioriamientode conjunto, buscan-
tamiento.
Sensibilizarle hacia loi fac~oressusceptibles de ~)roducirleun ataque, y en- do inás :sus recursos que poner de manifiesto sus problemas. LA entrevis-
señarle cómo evitarlo:;. ta se oriyaniza en torno a una serie de temas: Tiempo (~~jcuáilio tiempo
Aumentar su competencia y habilid~dp;ira el uso de los iiledican~entos,el declican a la enfermedad?)');espacio (tcjcuántoespacio ocupa la enferme-
dacl?.,);energía (,jcólno recargan .'baterí.~s"?~.);
emociones (micóilio afecta la
autochequeo, el con:rol y manejo de la enfermedad, y la asertividad en si-
tuaciones sociales qiic le afecten. enferrnedüd a sus relaciones familiares?9>):poder (',jcóino se reparte el po-
Mejorar su calidad de vida. der en 1:i familia, y cómo ha resultado afectado por la presencia de la en-
fer~lledad?>~);significado (<,jquées lo que piensan que causa la enferme-
Formatos de grupo y co~~tenidos dacl?,3). Hay Lemas en los que se hace u n hincapié especial debido a su
Grupos de padres. Se utiliza el formato de grupo de discusión multifami- importancia cn el asina, conlo la ansiedad y el miedo a las recaídas, que
liar para ayudarles a expresar e intercambiar eniociones y preoc~ipaciones dan lugar al entrenamiento en habilidades específicas.
(vida escolar, tiempo libre, elección de carreras. etc.). Se valora, igualmen-
te, mucho la interacci6n informal y espontánea que se produce en las ac-
tividades sociales del programa, corno comidas. excursiones, paseos, pau-
sas en las experiencias de grupo, etc. 1.1.2. Programas de conszllta y colabomción
Grupos de niños (de 5 a 12 años). Se utilizan con varios objetivos: a) in-
formación sobre el asma, síntomas y tratamiento. La manera de dar la
información se adeci.1~a la edad. Por ejemplo, con niños pequeños se em-
Objetivos:
plea un tubo de tela de diámetro amplio (los pulmones), que los niños (en
el papel del aire) tienen que atravesar, encontrándose con obstáculos Asesorar a los profesionales de la medicina sobre los problemas
(otros niños jugando e1 papel del asma y que retuercen el tubo; o bolsas psicosociales que tienen con sus pacientes.
de plástico que sirnlx~lizanflemas) que han de vencer con sus recursos Asesorar sobre la mejora, o puesta en marcha, de programas de
(guantes de boxeo que simbolizan los medicairientos). Resulta útil que los atención psicosocial.
padres asistan a estas sesiones. b) Entrenamiento en habilidades relacio-
nadas con el afrontamiento personal del asma (por ejemplo, comproba-
ción de su funcionamiento pulmonar); social (pedir a alguien que no Estrategias: informar sobre cómo resolver aspectos psicosociales
fume delante d e ellos, comunicar a sus compañeros de juegos o de la es- del ejercicio de la medicina.
cuela su enfermedad); y familiar (por ejemplo, convencer a sus padres de
que pueden ir de excursión). La técnica utilizada es el role-pluying que Población objetivo: personal sanitario cuya labor implique una
suele grabarse en video y discutirse mas tarde. c) La expresión de preo-
componente psicosocial importante.
cupaciones y emocioiles; en estos casos se ayi.idan de una mascota, lufti
(una marioneta), descarada y parlanchina, pero en el fondo cobardica,
que juega a expresar dudas, sentimientos e ideas confusas que los niños En el capítulo 1 estudiábamos qué se entiende por consulta, aquí
suelen tener. Naturalrilente, ello posibilita nuevos juegos y réplicas. baste decir que en estos programas un profesional de salud mental se
Grupos de adolescentes. Cuando los enfermos son adolescentes, se acude desplaza a un hospital o centro de salud para ayudar a otros profesio-
a otro formato de entrevista, que hemos llamado grupo-dentro-de-grupo, nales en temas concretos que necesariamente tienen que ver con la
para discutir, junto con los padres, las irnplicaciones d e la enfermedad en
sus vidas. En un primer momento los adolescentes ocupan el grupo inter-
promoción de la salud mental de sus pacientes. La nómina de temas
no y hablan durante media hora, sin que los padres (quienes ocupan el no es infinita y, por lo común, pueden encuadrarse en las siguientes
círculo externo) puedan intervenir. En la media hora posterior, los padres áreas: problemas con algunos enfermos; problemas de los propios
replican a lo que han oído y, a su vez, cuentan lo que supone la enfer- profesionales; desarrollo o mejora de programas de atención psicoso-
medad para ellos. cial a enfermos; y problemas que pudieran tener los profesionales en-
254 E N F E R M E D A D Y FAMI!,IA
tre ellos a la hora [It, llevar a cabo 1.111 prcigram:1. I'or ejeinplo, en el quiridos. se apruebe )I se apoye. Una vez en inarcha. y constatado su
caso d e Blanca, el n-aestro del taller ocupacjt>nalllama a la madre para buen funcionamiento, el consultor desaparece. Por lo general la con-
hacerle notar que los niños acuclen i~iadec~i:idainente vestidos, lo cual sult:~es una labor d e corto alcance temporal, suele durar unas pocas
provoca las burlas clc sus compaiieros. El niaestro constata que la ma- entrevistas cuando se centra en los clientes y en los profesionales, y
dre s e muestra e v a s i v ~y que los hijos contiriúan asistiendo al taller mal algo más cuanclo se trata cle desarrol1:ir programas.
vestidos. Lógicamente, dentro d e las compc-tencias tlt. un maestro de Pero a veces la consulta resulta insuficiente cuando los problemas
taller no tiene por qué estar la cle cc>rivenct,ra madres resistentes para de salucl tiei~enuna coriiponente psicosocial seria que interfiere con
que vistan adecuadaiilente a sus llijos. De or.tlinar-io,si se siguen varios la atención médica. Es Lo que pasa, por ejeinplo, en las unidades d e
fallos, el maestro puede optar por- hal)lar coi1 el trabajaclor social o con oncología, doncle los aspectos einocionales frecuenteinente compli-
el psicólogo d e su cciritro para que le asesor: sobre (:ón~oactuar o para can la labor d e Los fac~iltlitivos.Es tambien lo que sucede e n el área
que sean ellos quier1c.s se hagan cargo del problema. El trabajador so- d e la atcznción a las personas discapacit;idas. que, a veces, se ve se-
cial o el psicólogo eslarían desernpeiiando entonces el papel d e con- riamente interferida por sus fiimilias. En estos c:lsos la solución pasa
sultor del maestro d e taller. Puede suceder que no tengan tiempo que por incorporar a un profesional c o l ~ ~ b o r n que d o ~se enc:[rga d e los as-
cledicar a este tipo cita consultas, o que juzg:uen quc no entran clentro pectos d e salud mental (del paciente oncol6gico o d e las familias d e
d e su cometido, o que las orientacioiles que ofrecen generan relacio- las personas discapacit:lclas), permitiendo a los profesionales centrar-
nes clifíciles con quienes las piden, precisamente porque están e n la se en la atención a los enfermos. Los programas d e colaboración se
misina institución. Cl;1ro está, todo ello nc) elimina el problema, sino conteniplan a largo plazo, pues el profesion:il colaborador n o sólo tie-
que más bien lo perpetua. Para evitar toda:; estas reticencias es mejor ne como función resolver problemas concretos, sino también la d e
que el consultor provenga d e fuera tle la iilstituciói-i; su función sería asesorar a los profesionales e n sus contactos con los enferinos, sus fa-
la d e detectar estos problemas y resolverlos, si tiene los conocimien- milias y redes sociales.
tos; o bien, proponer a la dirección (le1 ceritro que arbitre los medios En ambos p r o g r a ~ l ~ ldse, consultoría y d e colaboración, los profe-
necesarios d e entreriamiento, si es que tales carencias estan generali- sionales suelen provenir d e otra instituciói~con la que se suscribe un
zadas. contrato específico.
El consultor es tainbien la persona a la que se puede iecurrir cuan- La n o existencia del consultor n o elimina su necesidad. Lo que
clo un profesional qiie cleberia saber cómo inanejar una situación no suele suceder es que los profesionales qut: necesitan asesoramiento
puede hacerlo, porque o no sabe (carece cle las l~al~iliclades profesio- en materia d e salud mental, o bien acuden a otros profesionales (sin
nales pertinentes) o tiene problemas personales que le inipiden la caer en la cuenta d e que n o tienen por qué entender los problemas
plena utilización d e c'us recursos profesionales. En el caso d e Luisa, que les plantean; así, el psicólogo escolar no tiene por qué ser un ex-
por ejemplo, el profesional que la atendía no sabía tratar los proble- perto e n salud mentall ni el psicólogo que trabaja e n un centro d e
inas d e violencia en 1;r familia. educación especial tiene qiie ser un experto e n familias), o bien tra-
Finalmente, se requiere al consultor para diseñar programas nue- tan d e resolver los problemas por sí mismos. Si el profesional al que
vos o mejorar los existentes. Por ejeniplo, e n el apartado anterior nos acuden no les resuelve el problema, es posible que deterioren la rela-
referíamos a los programas psicoediicativos para familias con un diag- ción con él. Si intentan resolverlo por si mismos y n o lo consiguen, se
nóstico reciente. El cons~iltorsería la person:) encargada d e elaborar el quemaii. Por supuesto, e n los dos casos los problenias d e los clientes
programa y d e ayudar a su puesta e n inarcba, lo que iinplicaría desde quedan desatendidos, y si los clientes presionan para que los profe-
entrenar a quienes vari a trabajar en él. hasta cómo presentarlo ante los sionales los resuelvan y éstos n o s a l ~ e nla , posibiliclad d e que se de-
superiores (jefes d e servicio, etc.), para que, sin amenazar derechos ad- teriore la relación con ellos es muy grancle.
256 ENFERMEDAD Y I:AMILIII
resolver. Las característic:~~ de estas situaciones suelen ser las inismas: que c)n el segundo. el prohle~nuse plantea cl~~lzlnlc~rzt~~entt-e Ici,fanzilia
(que rehusa autorizar el trasludo) y lospr~fesio~zales que qlliere~zz m i -
se intentó toda una serie de soluciones clue fracasaron. lo cual impli-
tirlo a otro centro.
ca un alto coste para el personal inkiico y, posiblemente, aún más
para el paciente y su f>ii~iili:i.El coste y lo crítico de 121 situación de- Una vez haya ubicado el probleina segU11lo define el profesional,
ben liaber llegado al pLirito de parecer lógico intentar algo diferente, evalúe clué sucede el1 los otros su11sistem;is.
pero que ofrezca cierta:; garantias: el personal inédico, el paciente y
su familia deben tener 1:i iiiotivación d e la ci-sis. Ejemplos de estas Y as< por ejenlplo, se tmttj riel saber qué conocimiento te!.zíaelpa-
situaciones podrían ser un paciente con cánc.er renal entra en fase ciente sohe s21 estado y c z ~ ú~lnú~zinze
;~ era k4 posición de los profesio-
terininal, mientras que los familiares mantienen serias discrepancias nales con respecto a i~g¿wt~zar o I Z O . Con elpazie~zte~.enzitidoa cuida-
entre ellos y con los protksionales sobre si coinunicarle o no lo inmi- dos paliativos, se ti-ató de s.al~erqlsépaprl ,jr~gahala j¿/nzilia e.xtcnsa en
nente d e su muerte. En cii segundo caso, el S t ivicio de Oncología se la situación.
plantea remitir a un paciente en fase terrninal ) con tratamiento palia-
d) Utilice el cuadro 5 (\,&se pág. 8.1) para identificar dónde se en-
tivo a un hospital proviricial, doncle recibir2 el iiiismo tratamiento, con
cuadran los problemas que le define el profesional, y. asin~isn~o, tra-
lo que deja su cama libi-1: para otro paciente con mejor pronóstico y
te de indagar el estado del paciente y su familia siguiendo las cuatro
31 que se pueda ayudar iilás. Hemos de insistir en que no es el carác-
categorías de problen~asque se explican en el capítulo 3 (prol~lemas
ter delicado de la situ:ic,i(in lo que, en principio, reconiienda la inter-
estructurales, d e proceso, einc)cionales y cognitivos, y de variables
vención en redes. Esta:.; situaciones se dan cc>n frecuencia en cual-
psicosociales de la enferinedacl). El efecto de est:i indagación será el
quier hospital y con mayor o menor fortuna se resuelven. Es el hecho
de ampliar el punto de vista sobre el problema. \uininistrando cierta
de que procedimientos liabituales fallen y se genere un enfrentanlien-
información sobre por qué. se ha llegado a un estancamiento.
to entre familiares y profesionales que no pueda resolverse lo que jus-
tifica la inteivención eii I-edes.Se trata, l ~ ~ e(le
s ,una inteivención en Paciente de ccincer rerzal: queda claro que los hijos y la madre tie-
crisis, aunque es recomenclable que el proceclii~iientose convierta en nen razones disti~ztaspara gl~at*r(ar sile~zcio:p?-obablemente la madre,
habitual para situacion~ssiiilpleii~entedelicad:'~. como pareja del etafenno en,fuse tennilzal. tiene z11zosderechos dzferen-
b) Tiene, igualmentt:, sentido indagar qué tipo de consulta está tes (y segl~mrnenteprqe~*ttntesI de los que tieize~zlos hijos. como el de
planteando el profesion:il. Lo cierto es que stilo caben dos tipos, el querer despedirse de su mal-ido, algo qrre los hijos tieraen que respetur.
problema lo es por lo c.c)inplicadode la situación del paciente, o por Queda claro también qllt)hay cierta discrepancia de criterios entrepro-
ciertas carencias del profesional. Para ambas situaciones se aplicará el fesionales: los nef7-6logos17u ~ i c ahablaron d i ~ ~ c t u n ztcJ
e ncola el enjermo
mismo procedimiento d c redes; si es un problema del profesional, a sobre la gravedad de su dolencia, inientras que el equipo de cuidados
paliativos tenía 01ros criterios;pero rezlelar la enferl~ledadtavi hién itz-
lo mejor habría que recoinenciar alguna medida coinplementaria a la
plicaba zdn conflicto de competencias sobre el paciente que contravei~ía
intervención en redes, coirio cursos d e reciclale, por ejemplo. reglas no escritas de la (hiblia~, de la institisc-iói~,segzín la cual los pa-
c) Utilice el esquein..i cle la figura 2 (véase pág. 80), el triángulo cientes oI>ertenecelz.alprufesion.al que les ha atendido durantr el trans-
con los tres subsistenxi:.; iinplicados en una sit~iaciónrnédica, para si- cuiso de su enjennedad.
260 E N P E K M E D Z I D Y FAMIL A Y PROGRAMAS DE I N ' ~ I < R V E N C I ~ N
TI~CNICAS
Paciente L ~ Pcci~idadospaliativos:la esposa del enfermo ha nzunteni- 1.1.3.2. Intervención: la sesión d e red
do con él una ~-el,z<;ión dzf lcil durante todo d mat?-i.lnovlio;además, 720
recibe ayuda al,o;r.!zade .sufizwl~iliaextens~l(ni de la su-ya, ni la de SI,/ A la sesión acude el enferino (si su estado lo periiiite), su familia
marido). Teme q ~ i c -los
, mgdicos !epi~lan qz~t.lo lleve a w~ol-ira casa. Ella nuclear, extensa y amigos (si existiei-:i el suficiente compromiso), los
no tiene inconile.il ;etzte alguno en cuidarl,r: lo ha hecho con gran sa-
profesionales medico(s), enfermeras, y otro personal que se juzgue
ct-ij?cioy compet~t~cia durante toda la enfi:rmedad. p e ainhos ~ ~ (el en-
relevante, como rehabilitadores, servicios sociales del centro, psiquia-
fermo y ella) han coni~enidoyzle no pueden admitir estaprop,puc?stapor..
que ella tendría que dejar c./ trabajo paizz cuidarlo, y con 50 anos tras, psicólogos, atención al paciente, etc. El criterio d e inclusión es
tendrá escasas posibi1idade.s de zlolr~era lctomarlo una vez muem el triple: participación directa en el tratamiento del enfermo, capacidad
marido, lo que dudo szzscirc.~l~rístanciczs si~!t~ijZca~-ía la indigencia. de dar información y capacidad d e ayudar.
La secuencia d e la entrevista sigue los siguientes momentos:
En un seguntio niomcnto. y cuando ha ~cluedadoclaro qué pasa y
la necesidad d e la intc:nrención e n redes, S<: explica al profesional el Definición d e las condiciones d e trnhajo: la sesión la abre el
procedimiento. Se einpieza por los ol~jetivos,las razones por las que médico a cargo del paciente informando sobre su estado, las ra-
se convoca a tantas personas (lo que suele resultar intimidante para zones específicas d e la convocatoria (que justifican la sesión) y
quienes están habituados a trabajar d e forrria individual), las fases d e sobre cómo se va a proceder. Si no se conocen entre ellos, se
la sesión d e red, así como la conveniencia d e que sea el médico quien procede a las presentaciones, e n las que todos identifican su re-
dirija la entrevista; le explicamos que nosotros estaremos e n la entre- lación con el paciente y su familia. Esta p:irte n o dura más allá
vista y que ayudarel-nos tanto como podan~os,pero que es recomen- d e cinco a diez minutos.
dable que la iniciativa la lleve él/ella. De toda esta información sobre Intercambio d e puntos d e vista sobre lo cliie está pasando: una
el procedimiento se le da un resumen por escrito. Suelen sorprender- vez que el profesional ha definido la situación, se da la oportu-
se d e que se les pida liderar la entrevista, pero n o recordamos caso al- nidad a la familia y los allegados d e que, a su vez, la definan.
guno e n que hayar. rehusado, quizá porque hemos trabajado con No suele liaber muchas discrepancias en los l~eclios,sobre todo
médicos con ~nucliaexperiencia. Resulta estratégicamente recomen- si la situación es inuy crítica, sí puede haberla sobre las medi-
dable que sea él/ella quien dirija la sesión d e red, entre otras razones das a tomar, aunque éste no sea tanto el momento d e aportar
porque ha venido siendo el interlocutor habitual del pziciente (y su fa- soluciones como d e ofrecer puntos d e vista sobre elclos) pro-
milia) y quien conserva la autoridad sobre ellos. blema(~).Algunos resultan muy esclarecedores para profesio-
En nuestra experiencia, n o siempre el rriédico puede llevar toda la nales y familiares. y ayudan a la negociación d e alternativas en
entrevista. Suelen necesitar miicha ayuda cuando se reproduce el la fase posterior.
conflicto con la familia que motivó la petici6n d e ayuda, lo que es ine-
vitable que suceda. Se alcanza entonces una situación d e impasse es- Paciente de cuidados paliativos: los médicos explicarofz qué tipo de
téril; es el, momento para que el experto e n salud inental intervenga. tratamiento paliativo estaban utilizando, 2'las posibilidades de conti-
Superado este momento, hacen bien su trat~ajocon poca intervención nuar aplicándolo en el otro centro. Por su parte, la mujer del enfbrmo
nuestra. En cualquier caso, y aunque teng~tmosque participar inten- explicó sus nulas posibilidades de subsistir tras la muerte. de su marido
samente, es importante que el médico sepa que se respeta su rol ins- si era obligada a dejar su t ~ bajo
a para cz~idarloen casa.
titucional y frente a la familia. Además, ello le mantiene activo, lo que
favorece el que aprenda mejor cómo solucionar problemas similares Resultan frecuentes los cruces d e acusaciones, las actitudes defen-
e n el futuro, que es uno d e los objetivos d e la entrevista. sivas y las peticiones d e ayuda porque les resulta difícil solucionar
262 E N F E R M E D A D Y FAMILI i
este inzpusse, y es aquí donde el experto en s,ilud nieiitai tierie que ac- zarlo, entre oti-as razones porque eil niuchos ~)robleinasinédicos la fa-
tuar, reconvirtiéndola', en inforina(.ión milia se reserva la últinia palabra so111reque hacer: es, por lo tanto, un
movimieiito realista. A (.ontinu:ici<íti. y de foriii:l clara y directa, el
Por ejemplo, el1 u n caso en e/ que z ~ n amadre se ernpeñnha en pasar coordinador det:illa su p1:in de acción en tkrniinos de coinproiiiisos
díiz y noclge Q l a p t ~ c ?de
~ ala UCT en 10 que cstaba i?rLyrc>.<aclu
su hija en concretos c invitii a los demás profesion:iles. 1:i familia extensa y el
coma uegetativo,,for-cejea?zdocon todo elpe~sonalnzPdicopara yile se le resto de la red (en este orden) a que detallen sus propios coinpromi-
permitiera verla a todas horas, h/,~bo que tr~z~:lzlcirsz~ (vz tt;~-n~inos
~1ctit2l~I sos. Eventualmente se discuten los comproinisos o se negocian.
de < ( ~ Lnecesidad
L qzle tiene toda rnadre de s q u i r dando algo sig~~~ficati-
uo a su hija, a pes,:~.!~de las cir.ctznstarzcias;~ l otra,
r foima no podria per-
0 Si la famili21 acepta el plan, se tlefiile o~i5les su papel y el de
donárselo en el filrut-q cuando la muchacha e~~enluulme~zte 177r.rem~,.
sus allegados.
Mucho de lo que 1i;lcemos en este inomeilto tiene que ver con esta Si sólo lo aceptan parcialmente y tienen su propia propuesta. se
labor de tmductor, en los dos sentidos: de 1:)s plintos de vista de los renegocian los roles y papeles de todos.
profesionales de la sanid a la fainilia, y de la Fainilia hacia los profesio- Si rechazan el plan y no presentan alternativas, o lo que pro-
nales. El éxito de la intervención depende d e la reconversión del en- ponen parece insensato a los ojos de los profesiollales, se de-
frentamiento y del conflicto,en infi~rinaciónsobre puiitos de vista y so- clara el desacuerdo de todos J. así se cierra 1;i experiencia. Si el
bre las necesidades de unos y otros que penriita la roiila de decisiones. plan fuera diferente del preconizado por los ~?rofesionales,pero
no insensato, sugerimos que estos últimos dec1:iren su apoyo,
renunciando al propuesto por ellos.
1.1.3.3. Negociación y tema de decisiones Si hubiera necesidad de más tieiiipo pasa las negociaciones, po-
dría arbitrarse una segunda sesión; liaccr niás cIe clos suele re-
Llegados al iliomerito de la toma de deci:;iones, a veces resulva po- sultar imposible por problemas cle agenda ); de cultura asisten-
sible iniciarlo haciendo la declaración explícita de que estamos allí cial de los profesionales de la inedicina (est;iii habituados a qiie
para apoyar lo que la :amilia decida, aunque ello vaya contra el crite- sus tratamientos surtan efecto en poco tieriipo).
rio de los profesionales. Ello da mucha seguridad a la f;iinilia (que, no
lo olvidemos, no deja de vivir la experienci;i como un encuentro -V
a veces como una ccnfrontación- con uria poderosa coalición de 1.1.3.4. Seguimieiitos
profesionales), reduce su actitud defensiva y las acusaciones, instau-
rancio u n cliilia de respeto y colaboración. El cumpliiniento de los acuerdos. tanto de los profesionales como
de la familia, se revisa telefónicamente por parte del coordinador o
Pacietlte de cc./t1cer.renal: la mgdico abrió la entrez/ista afirmando por alguien delegado (inuchas veces los seivicios sociales) de forma
que estábamos allí tlo sólo para escuchar 10 que la,film,ilia quería decir, escrupulosa y frecuente. El objetivo de la sesicin de red es la movili-
sino para apoyar lo que decidiera, y todo lo quepedia (sabedora de an- zación y coordinación de recursos en problemas críticos; la índole de
temano del criterio de la,familia) era qzre escucharan los argzllnentos los problemas es tal que la familia no puede salir con la impresión, y
de losprofesionalc~s,sin la sensación de que se les iba a imponer algo
mucho menos sufrir la experiencia, de que los profesionales los aban-
que no desearan
donaron cuando inás los necesitaban y que la sesión de red fue para
Este tipo de movimiento de apertura no sieriipre resulta posible, resolver un problerna de los profesionales y no de ellos. Incluso cuan-
pero cuando se den las condiciones oportiinas recomendamos utili- do se hubiera resuelto, se continuarán los scguiinientos durante un
264 ENFERMEDAD i' F A M I I . I A
l .i .4.O t ~ o tipos
s de i'l:!te~-l.!enció~~
en contextos ho.spitulnrios Navarro Góngora, 1998). :Se suelen utilizar grupos de apoyo, así como
atención individualizada y prograinas de empxejamiento, en los que
1.1.4.1. Grupo de cuicladores de pacientes i rasplantados de médula alguien de una familia que ha pasado por la experiencia :isiste a quie-
nes se enfrentan con la misma situación critica por pri1iiei';i vez.
Objetivos: ofrecer inforrnacióri y apoyo .,acial a los cuidadores de En una de estas experiencias de grupo (Mori;ino Béjar. De León
los enfermos trasplantados. Ovejero, Santos Prieto y Navarro Góngora, 1098) se reúne a familia-
res-ciiidaclores d e pacientes trasplantaelos de iiiCclula. I'ara estos cui-
Estrategias: reun~one\seiranales de grupo e n las que los vetera- dadores se trata de una sitiiación muy crítica, de gran impacto y difí-
nos funcionan como fuente principal d e información y apoyo. cil de manejar por muchas razones. l'riinero, los pacientes llegan a la
unidad en buenas condiciones físicas, pero con una prognosis de vida
Población ohjetix c,: cuidadores d e enfermos trasplantados de mé- limitada, siendo el trasplante un intento de l~rolongarla.l'aradójica-
dula. mente, el tratamiento los pone muy enfermos, teniendo que aprender
que ese agravamiento supone que el trasplante tiene 6xito; claro está,
De forma crecien.tc los hospitales se est;in convirtiendo en campo un agravamiento excesivo puede acabar con su \,ida, igiial que una
de priiebas donde lo5 grupos de autoayutla ensayan progranlas de falta de reacción (indicativa de que el trasplante fracasó). Se trata d e
atención psicosocial. desplazando su campo de actuación al lugar en un momento de esperanza no exento d e riesgos. Segundo, porque al
el que están los e n f ~ r i n o sy sus familiares, en lugar d e esperar a que quedarse el paciente sin defensas, tiene que estar durante un cierto
acudan a la sede. A5.í amplían su radio de intervención, del posdiag- tiempo, de dos a cuatro semanas, en un ambiente estéril, para lo cual
nóstico y la etapa crC)nica, a las situ:iciones agudas y a las recaídas. se utilizan boxes de aislamiento. Se trata de aii~bientesmuy artificiales
Tradicionalniente, un(>cle los coiiietidos de: los servicios de salud ha en los que cuidador y paciente permanecen juntos y aislados de todo
sido el de remitir a las familias recientemente diagnosticadas a las aso- contacto y sometidos a ineclidas extremas de higiene. Tercero, debido
ciaciones de autoayuda. La fórmula es nluy simple: basea una infor- a la gravedad del enfermo, su cuidador debe periixinecer todo el tiem-
mación verbal aconipanada de un folleto. a iniciativa d e las asocia- po con él/ella. Cuarto, el contacto con el mundo externo se ha coin-
ciones parece pasar por complementar lo que hace el facultativo, plicado e n muchos hospitales al haber adoptado sistemas telefónicos
c1;indo ellas mismas inforinación sobre sus objetivos y prestaciones en operados por ordenadores que exigen conocer procedimientos no ha-
el propio hospital. Aclicionalinente vienen creando programas de apo- bituales de comunicación. nacla difíciles para quienes están habituados
yo a familiares y enfermos e n los momentc)s de recaídas. Obviamen- a la cultura inforniática, pero muy complicados para quienes no lo es-
te, toclo ello facilita t i \ contacto con la asoci:ición una vez se da el alta tán. Todo ello unido produce intensos sentimientos de incertidumbre,
hospitalaria al pacie11i.e. cuando no de miedo, en un contexto altamente tecnológico dificil de
Los hospitales esl~ecialmentesensibilizados con la atención psico- entender y manejar; la sensación de falta de control es aguda.
social se esfuerzan por ofrecer prograinas de atención a familias en cir- Para estos familiares (los enfermos, lógicamente, n o pueden aten-
cunstancias especiales generalmente relacionadas con momentos críti- der las sesiones) se ha desarrollaclo un programa muy sencillo de
cos de ciertas enferniedades. La niayoría de estos programas se realiza apoyo. El formato es el de iin grupo abierto (cuyos participantes cam-
en colaboración con 1a.s asociaciones de autoayuda. Las ideas puestas en bian con el tiempo) y continuo (sin límite teinporal), y con conteni-
marcha son sencillas .y eficaces, ya que se trata tle intervenciones que dos estructurados, una vez se compro116 la reiteración de los temas, y
se hacen en moinenios cle crisis, y los primt:ros datos sobre su utilidad entre los que se incluyen: historia d e la enfermedad (a pesar d e que
son esperanzadores (Víoriano Béjar, ] l e Leiin Ovejero, Santos Prieto y a estas alturas ya la contaron muchas veces. siguen teniendo la nece-
268 ENFERME.DAD Y FAMILIA
sidad de hacerlo uria vez más); inforn-iacif~nsobre la condición médi- conocimiento de la enfermedad y de la experiencia d e tener
cáncer.
ca del enfermo (porque piensan que la qu's se da con el paciente pre-
sente no es veraz) p sobre los cuidados a observar una vez salga de Reducir el miedo y la ansiedad.
la unidad; cómo vi\.en y se organizan; preocupaciones económicas Animarlos a desarrollar estrategias de afi-ontainiento para ma-
derivadas d e los gastos por desplazamieni:~(muclios vienen de otras nejar la enfermedad.
ciudades); críticas :i1 sistema sanitario (sobre todo porque no les res- Reconocer la capacidad de los participantes para ajustarse a
tituyen todo el dinero que gastan por desplazainientos, aunque en la una situación que les ha cainbiado la vida (Grahn y Magnusson,
evaluación que se hace d e la experiencia se muestran agradecidos por 1995).
las atenciones recibidas por parte del personal del hospital); senti-
Estrategias:
mientos d e culpa; iriforinación sobre el filncionainiento y las pautas
d e higiene a observar en los ho:xes de ais1;imiento (incluido el funcio-
namiento de los telkfonos operados por ~:lrdenador);apoyo emocio- Informativas + experiencias.
nal (expresión de elnociones y apoyo mutuo); y solución d e proble- Expresión d e emociones mediante el lenguaje artístico.
mas (normalmente cosas simples relacionadas coi1 1;i convivencia en
el hospital, tomar 1111 café juntos, pequeños favores, casas de acogida Población objetivo: pacientes recientemente diagnosticados de can-
para personas desplazadas, etc.). El grupo funciona a razón de una cer y sus familiares.
entrevista semanal d e una hora de duración dirigida por una d e las
enfermeras del Seivicio d e Oncología; conviene que sea una enfer- El programa se estructura en torno a ocho contenidos que se des-
mera jefe porque ello garantiza que las qiiejas se resuelvan más fácil- pliegan en ocho entrevistas de dos horas de duración cada una; los
mente. El problema. es que la participación de la enfermera puede contenidos son los siguientes:
chocar con el régimen interno del servicio: si administrativamente no
1. El cuerpo humano y el cáncer.
le reconocen lo que: hace como parte d e su cometido profesional. A
2. Diagnóstico y tratamiento del cáncer.
esto aludíamos al comienzo de este capítulo cuando afirmábamos que
los programas psicosociales en hospitales pueden camt~iarla filosofía 3. Dieta y nutrición. Probleinas de salud y efectos secundarios del
asistencia1 d e un servicio, y que no son inocentes, y ello a pesar d e su tratamiento.
modestia. Una forma de evitar estos problemas es la de que las aso- 4. Ilablar sobre el cáncer.
ciaciones asuman el programa en una relación d e colaboración con el 5. Cambio y ajuste al cambio. Relajación y conciencia corporal.
hospital. 6. Cambio y ajuste al cambio. Relajación, cuerpo y mente. El pa-
pel d e la familia y d e los otros significativos.
7. Apoyo y recursos e n la comunidad. Expresión d e sentimientos
1.1.4.2. Programas d e grupo para pacientes afectados a través de la creación artística.
d e cáncer y sus familiares 8. Medicina alternativa y cuidados complementarios. Estado d e la
investigación. Conclusiones .Aprendiendo a vivir con cáncer))
(Grahn y Magnusson, 1995).
Objetivos:
Promover la comprensión d e los pacientes sobre su situación A las entrevistas acuden pacientes acompañados de sus familiares.
de que son personas diagnosticada:<d e cáncer e incrementar su La fórmula de trabajo es la d e dividir el grupo en varios subgrupos
(véase figura 3, pág. 1641, en el serio de los c,iiales se discuten los tó- CUADRO 22. Ejcnlplo (Le organización (le la entrevista e n el prograina
picos mencionados n1;i:; arriba. d e -Aprendiendo a vivir con cáncer)>(Gralin y Magilussoii. 1995).
Cada entrevista se organiza eri torno a :;eis variables: objetivos,
contenido, participacicíi~,profesor, tiempo para cada actividad y ma- DIETA Y A U T R I C I ~ ~PROBLEhLAS
'. DI- SA1,Ul) 1-EFFC'1'C)S
SECUNDARIOS DEL TlZATAl/III:TTO
teriales a utilizar. El ci.i;ldro 22 explica cómo se procede, tomándose
la tercera entrevista corno ejeinplo. Objctizios:
El listado de objetivos y material por sesi,5n, que ofreceinos en el Incrcmeritar los conociinieiltos sobrc:
cuadro 23 (véanse pági. 272-273) acercará un poco más al lector al Dieta, nutrición y I~alanceeiiergético.
desarrollo de las entrevistas. Probleiiias físicos 17 eiec:tos secundarios d c los tratriinieiltos clel cinces,
Control d e los síntoriias.
El procedimiento (:oinbina muchas de la:; ideas que heinos veni-
do desgranando hasta e1 momento: las discu:;iones eil grupos reduci- Contenido
dos más una puesta ti: coinún; la necesidacl de experiencia cuando
Introducción, Profesor.
se imparte información médica (ven tejido afectado o células cance-
recapitulación
rosas al microscopio, visitan laboratorios, utilizan cuerpos de látex y preguntas.
para hacerse una idea (le cómo afccta el cáncer los órganos internos, Dieta y nutricióri. Dietistü.
etc.); utilizan abundai~i.ematerial escrito solxe temm muy diversos
Cuidado bucodental Grupo.
como puede comprobarse en el cuadro 23. 1;inalmente. entendiendo y!o alopecia.
que pueden necesitar :ilguna consulta sobre temas inuy particulares
que resulten difíciles cle exponer en gnipo, el prograina ha creado un Demostraciones
y PAUSA.
buzón en el cual pueden depositarse preguntas que son respondidas
en privado (Grahn y hIagnusson, 1995). Llarnamos también la aten- Discusiones e n Grupos 1 y 2
ción sobre lo que el prograina supone, o irnplica: médicos y enfer- grupo: <'Misproble-
meras lo imparten cofnopaae de S I L ~ometid~~profesionul, lo cual, ob- mas d e salud...^^.
viamente, requiere una reasignación de funciones que termina por Resumen, eval~iación Todos Dirrcror curso. 5
afectar al organigrama (.le1servicio en el que :se lleva 3 cabo y a la dis- y avisos.
tribución de funciones. con los consiguientes cambios de jerarquía.
Ambos son, por momentos, los dos problemas más serios con los que Material:
Folletos sobre:
nos encontramos a la llora de implantar de forma perinanente estas Dieta y nutrición.
experiencias en contextos médicos. Dolor y control del dolor.
El efecto de las intervenciones psicoeduc.ativas, que tienen como Aspectos básicos: Náuseas, boca seca, cambios eii el gusto
denominador común transmitir información jr un cierto grado de libe- Fichas sobre efectos secundarios.
ración de emociones, parece ser muy positivo. En un trabajo, hoy ya Tema: c<Elpropósito de la vida ...>,.
un clásico, Fawzy y otros (1990) muestran cómo una sencilla inter- Producir material sobre dietas, vitaminas, analgésicos, s~iplemeiitosalimen-
vención psicoeducativa en gnipo en el morriento del diagnóstico, si- ticios.
inilar a la de Grahn y Magnusson (1993, es capaz de reducir el nivel
de sufrimiento psicológico y de aumentar las estrategias activas de
afrontamiento de la enfermedad, así como los siguientes cambios en
272 ENFERMEDA11 Y FAMILIA
-
CUADRO 23. Objetivos y materiales u~ilizadose n las o c h o entrevistas del Follvtos sobre: Relajación
Quinta Los paciciites identifican
programa nAprendiend3 a vivir c o n canct.r>>(Grahn y Magnusson, 1995). y conciencia corporal.
sus recorsos y debilidades.
1 BnTreuista 1 Objetiuos 1 Material 1 Ayudar a los pacientes a
que foriil~ileninetas realis-
Material d e ti-abajo: ~<Defi-
nición d e ineLasb1.
Primera El cue -po humano y sus r'olletos sobrt.: I:a célula, los tas y consigan un ajuste Avisos.
S~inciorics. (irganos. los tejidos y el óptimo c n relación con: Otros: encoiilrar una habi-
Tejido: y cél~ilas ,:áncer. rutinas; alteraciones del es- tación apropiada para los
El cáiicer. La célula al microscopio. quema corporal, la fatiga, ejercicios d e relajación.
El cuerpo humano. los c:iiribios einocionales.
\/Iicroscopio y muestras d e Increinentar y subrayar:
.iangre. las estrategias d e afi-onta-
-
Segunda Increrentar los conoci- Folletos sobre: Iliagnóstico miento, la relajación y la
rnientcs sobre q u é es e1 ~ v ;tratainientos. Q~iimiotem-
conciencia corporal.
cáncer y cómo se di;ignos- pia. Radioterapia. Radiogra- Sexta Contiil~iarcon la identifi- Folletos sobre: Relajación,
l Tercera
tica.
Increinentar conocimientos
!.?as. Diapositivas d e radio-
grafías para el diagnóstico.
Folletos sobre: Dieta y nu-
cación d e recursos y del~i-
lidades.
Continuar ayudándoles pa-
pensamientos y sentimien-
tos.
Material: Definición d e me-
ra definir inetas realistas y tas.
sobre: dieta, nutrición y ba- .rición. Dolor y control del
el ajuste óptimo. Avisos.
lance energético. Proble- dolor.
Sul~rayare incrementar los Otros: cintas d e música y
mas fís cos y efectos securi- 4spectos básicos: Las náu-
conocimientos sobre es- visualización.
clarios de los tratamientos. seas, la boca seca, cambios
Controi d e los síntomas. r n el gusto. trategias d e afrontamiento,
Fichas sobre efectos secun- relajación y conciencia
*arios. corpoml.
'Tema: -El propósito d e la Séptima Informar acerca d e los re- Folletos: c<Cu;indolas pala-
vida9,. cursos comunitarios sohre I~rasno sirven>'."El trabaja-
f>roducirmaterial sobre die- la enfermedad y la rehabi- dor social puede ayudarte
Las, vitaminas, analgésicos, litación. e n ...B..
.iupleinentos alimenticios, Servicios telefónicos, aso- Recuerda: '=Nadieconoce .....
pelucas, etc. ciaciones, grupos d e apo- Misceláneas: información
yo, etc. sobre el hospital, sobre los
Cuarta Resaltai e incrementar los Folletos sobre: Reacciones a
conociinientos sobre: reac- Estimular su participación recursos d e la comunidad,
las crisis. Relaciones. El sexo
ciones a las crisis, mecanis- emocional a través d e la sobre asociaciones d e pa-
y el vivir juntos. Iiecomenda-
expresión artística. cientes.
nlos clc defensa, estrategias ciones sobre qué leer. Mate- ---
d e afrontainiento, coinuni- rial d e trabajo: 'caras',. Libros Octava Discutir la medicina alter- Folletos: Cuidados comple-
cación verbal y no verbal, d e la bihliotcca. Anuncios. nativa y los cuidados com- rnentarios.
la coni~inicación pacieii- plementarios. Material d e trabajo: propa-
te/faniilia y otros significa- Inforrmar sobre las investi- ganda sobre tratainientos
tivos. Idasactitudes positiv;is gaciones e n curso. alternativos.
como iriecanisinos d e afroii- Utilidad del programa. 1iccucrd;i: <$Quiero darte,>.
tamienio. Bibliografía.
Repetir lo que quedó con-
fuso.
Prevencicín del cáncer
el f~lncionamientodel sistema inmunolí~gico:incrementos significati- 24. Tipos de intervención e n contextos hospitalarios, metas
CIIADRC)
vos d e linfocitos graniilares (CD57 con Leu-7); d e células asesinas y estrategias.
(NK); indicios d e increrilentos en la acti\.idad c:itotóxicli d e las células
NK; y pequeñas reducc5ones en el poi-c,entajt, d e las células CD4 T. Intervención 1 Objetii'os 1 Estrategias
Las medidas del cambic:~:lfectivo cor!-e1acionab:ln mas c.on cainbios en Protocolos d e Inforrna r sobre el di:ignós- 1nfi)rniación + experiencia.
el sistema inmunológico que las medida:; d e afr-ontarniento. Todos es- inforniación tico, pronóstico y t ~ i t ~ i - Inforinación + elevación
tos cambios no se evidci.iciaron 11asra seis seirianas desp~iésd e la in- miento. clel clima eniocional del
teivención y se mantenían seis meses inás tarde. El estudio se realizó Inforiwar sobre las conse- ><SL1po.
cuencias psicosociales d e 1 Iiilizición cle ti.cnic:is d e
con pacientes afectado:; d e inelanoma nlalignc:) con buen pronóstico, la enft:rinedad. ::rupc..
a los que se sometió durante seis semanas y a razón d e una entrevis- Airear scntiniientos. Inforioar e11 el iilomento
ta de hora y inedia por semana, a una experieiicia cle grupo e n la que Increiiiento dcl apoyo so- clel diagnóstico.
se trataron los siguientes temas: educación soh're la salud, hat~ilidades cial.
d e solución d e probleinas relacionados con la salud, afrontamiento Generar un guión d e con-
trol, esperanza y realismo.
del estrés y apoyo psic(11ógico. -- - -
1.2. INTERVENCIONES
I~SICOSOCIALESE N I\SOCIA(::IONES producen en los enfernios y sus f~milias.El profesional de una aso-
DE AUTOAYUDA ciación tenderá a no dar el mensaje de que 1i:iy dos enfermedades: la
física que aqueja a uno de sus ~niembrosy la inental; clc esta forma
Objetivos: apoyar a los enfermos y sus fariiiliares diirante el trans- evita estigmatizar a la fariiilia, a la vez que mantiene a sus miembros
curso de la enfermecad desde cl punto d e vista de 121 inlormación activos en la solución de los problemas.
(médica y d e recurso:; disponibles), emociorial (psicosocial), y mate- Por todo ello, el contexto d e una asociación de autoayuda resulta
rial (dinero. vivienda. coiiiida, etc.. por tiempo liinitado). el más adecuado para la intervención en los problemas asociados a la
enfermedad. Además, suelen ofrecer una seric d e servicios que son
Estrategias: psicosociales e n iin sentido amplio. El problema es que, al menos en
nuestro país, debido a una falta crónica de recursos les resulta difícil
Contacto y pre:stación de servicios de apoyo psicosociales en disponer d e profesionales. Tampoco suelen tener una idea clara y
hospitales. global del tipo de servicios a prestar a sus asociados, algo que ad-
Prestación d e apoyo d e seivicios (eventualmente d e carácter quieren con el tiempo y que se relaciona cada vez más con la de-
profesional espe~cializadoen la enferrr.edad) y psicosociales en manda local y d e la adininistración. En este sentido se observa que las
la fase crónica dl- la enfermedacl. asociaciones están haciendo un tránsito sutil d e ser grupos de apoyo
(Eventualmente, la asociación cle autoayuda constituye la red a organizaciones que prestan unos servicios que son costeados tanto
social más importante de que dispone la persona enferma y su por los socios conio por la administración. L;I administración, por su
familia). parte, tiende a abaratar costes y planificar los seivicios en función de
su política asistencial, política que no siempre coincide con las nece-
Población objetivo: enI.errnos y sus farniliare:;. sidades d e las asociaciones (White y Mercier, 1991 y 199111). En toda
esta compleja realidad, los expertos d e salud mental también pode-
Conio puede observarse en el cuadro 5 (véase pág. 83), las inter- mos desempeñar un papel de asesores, en el que deberiios resistir la
venciones posibles en las asociaciones de autoayuda y en los contex- tentación d e ocupar papeles protagonistas.
tos de salud mental coinciden, por lo que para evitar repeticiones va-
mos a presentarlos conjuntamente. Los criterios de remisión no son los
mismos, claro está, coino tampoco la forma de intervenir es la misma. 1.2.1. Intenlerzció~zfamiliar. El nod de lo de Te?-apiuFnmiliar&lédica
En las asociaciones d e autoayuda, el profesional de salud mental co-
noce los problemas que la enfermedacl produce en los pacientes y en Objetivos: revisar el fiincionamiento de la familia ante la enfermedad.
sus familias; los conoce tanto porque es test:igo de ello todos los días
como por los estudios que puede haber realizado al respecto. Tiende Estrategias: fomentar una iniagen d e recursos, de control de la en-
a ver esos problemas coino secundarios a 1;i enfermedad, como una fermedad y d e esperanza.
reacción; sólo en rara:; ocasiones entenderi que se ha desarrollado
una psicopatología en sí misma e intlepenctiente de la enfermedad. Población objetivo: familias con un miembro enfermo en las que
Por el contrario, e n contextos d e salud mental los problemas tienden aparece algUn tipo d e problema eniocional (la mayoría de las veces li-
a ser considerados colno expresión de una psicopatología, no como gado al impacto d e la propia enfermedad, o en el que ésta termina
reactivos, y además el profesional rara vez tjene una formación espe- por jugar un papel importante).
cífica en el tipo d e prol~lemaspsicosociales que las enfermedades
278 ~{NFEKMEDAU
' I FAMILIA
Generalmente, las fl.rnilias acuden a consuita c ~ i a n d ose sienten Los objt?tivosd e una inteiveilción d e este tipo son la solución d e la
en una situación d e crisis, que inuchas veces se relaciona con un cam- queja que presente la familia. sea ésta la violencia, seiltirse perseguida
bio en ka evolución d e la enkrinedatli o con momentos d e transición (como en el caso de Luisa), o la imposibilidad d e 1le~:ara cabo sus pro-
e n el ciclo evolutivo d e los miembros d e la fai-iiilia; i.ar:i vez tenemos yectos vitales, la falta d e ayuda, la negligencia eil el cuidado d e la per-
que enfrentarnos a una :i-isis psiquiátrica. sona enferrna (como en el caso d e Blanca), o ciialquier otra. Son tam-
Sin perjuicio d e uti1i;car el procedimiento de redes profesionales y bién objetivos la expresión d e sentimientos, la revisión del apoyo
familiares descrito anteriormente, i-ec:omendail-ios eri prinlera instan- social del que disponen y, en general, la revisión d e lo adecuado de
cia seguir el procediiniento reflejado e n el cuadro 25, que recoge lo las estrategias d e afrontamiento d e la enfermedad, con independencia
que la literatura denomin;i .Terapia F;imiliar aplicada a problemas mé- de que la familia las defina formalmente como problemas.
dicos'), o, quizá más pretenciosamente. <<Ter>.pia Familiar Mkdica)>, La estrategia fundamental pasa por prepar;irlos para el siguiente
(McDaniel, Hepworth y l)oherty, 19921. momento evolutivo d e la familia, del enfermo o d e la enfermedad. Por
lo demás, t:n el cuadro 4 (véase pág. 59) se citan las d e uso más co-
mún y que cabe entender también coino procedimientos técnicos:
25. Procedimienic: de inteivención para fa~niliascon un miembro
CUADRO
nomalización d e los sentiinientos, sobre todo los relacionados con la
enfermedad (se presentan como frecuentes e n quienes pasan por sus
mismas circunstancias>));expresión de senti?izie?ztos;revisión, y a veces,
1. Definición de las cont-iiciones de trabajo y del 3rocedimicnto a seguir.
creación d e sistemas d e respiro para el cuidador primario; poner la en-
2. Creación de la relació~i.
3. Evaluación del probleiila. femedad en su lugnq incremento del co?zt~ol d e la enfermedad. Como
Historia de la enfemiedad del paciente y de otras enfermedades del puede comprobarse, las estrategias p ~ i e d e nentenderse como objetivos
paciente y de la fairiilia. y reglas, derivándose d e ellas cierras técnicas. Conviene señalar que
Definición del problema(s) segiin la persona afecta (yio su familia). cuando se utilizan como objetivos y reglas, señalan e informan d e todo
Ubicación del probleina(s): en servicios médicos, en la kln~iliay red so-
lo que el profesional hace durante la entrevista, porque expresan lo
cial, en el paciente (+ase figura 3. pág. 164).
4. 11
: contrato.
que son temas y problemas básicos e n la dinámica que genera la en-
5. Solución de problemas: fermedad en la familia, tal como la hemos descrito e n el capitulo 3.
5a) Problemas preseni.es: Algunas d e estas estrategias n o se relacionan con lo que la familia
problemas presc:ntados por el paciente o/'y su familia, presenta como problemas. Sugerimos que, no olistante, se revisen, y
problemas evaliiados por el terapeuta. se aiiadan a la nómina d e probleinas a resolver, si resultara necesario.
íb) Temas adicionales q~icconviene revisar:
Como hemos visto, todos estos temas tienen un alto poder d e gene-
expresión de sentiinientos y de miedos,
sistemas de respiro, rar conflicto.
negociación de 1ü compatibilidad entre 1'1s prioridades vitales de En cuanto al procedimiento, resulta útil para describirlo presentar
todos y el cuidado de la persona cnfermx, la secuencia e n que aparecen los distintos procesos o momentos te-
poner la enferuicdad en sil liigar, rapéuticos (véase cuadro 25). En primer lugar está la definición d e las
control de la enfermedad, condiciones d e trabajo y la creación d e la relación, que es algo que se
normalización.
cumpliinenta, fundamentalmente, e n la primera entrevista.
conectar la farn'lia con los sistem;ts de apoyo soci:il,
mantenimiento de la esperanza. En segundo lugar se evalúa el problema siguiendo el esquema d e
6. Posil,ilidad de contactos fiituros. la figura 3 (véase pág. 164) y utilizando los elementos d e evaluación
I\
descritos e n el capítulo 3 (véase también cuadro 5, pág. 83). Como allí
280 E N F E R M E D A D Y PAMILIP,
,'-ÉCNICAS Y P R O G R A M A S DE I N ~ ' E R V I ~ N C I Ó N 28 1
dijimos, normalmente 12. farililia trat: un prob1t:rna que se ubica e n uno manente; se expresa c ~ CI-ítzcas-y
z maltrato a los niños (~lltaexpresión de
o más subsis~emas(vértices del triángulo); hay que darles el tiempo emociones). No ef~c-uentra en la )-el~icióncon sz~shzjos discapacitados
que demanden para erzplicarlo. Después se procede a completar el razón a k u n a de satisfucción (no pel-cibc qzw tenga posibilidades de
cuadro evaluando que ocurre en los restantt:s vértices y en las rela- afrontar la dzscapacidad de sus hqos cofl algún co~ztrol).
ciones entre los distintcs subsistemas. E1 hilo conductor sería los pro-
blemas citados en el <:iiadro 5 (véase pág. 8.31, aunque la familia no Los problemas que la familia p1:intea como objetivos terapéuticos
los plantee como tales, son, no obstante, de un interés especial por su más aquellos que evalúa el profesional y e n los que la familia acuer-
capacidad d e producir malestar y, eventualinc:nte, por su re1;tción con da son los que. finalmente, se verán tratados, y los que constituyen
la queja primaria. Al nienos los siguientes temas tendrían que eva- por ello el contrato. Dicl-io contrato puede ser verbal o recogerse por
luarse: la información que recibieron sobre la enfermedad: probleinas escrito.
relacionados con el cuitlador primario (maneo d e la carga que lleva); En un tercer moinento se pasa a la fase de solución d e los pro-
el tema de la compatil-didad ([(ponerla enferriledad en su lugar)));pre- blemas (interqención). Conviene que haya cambio desde la primera
sencia d e una alta expresión de erriociones; prob1em;is en la relación entrevista, aunque lógicamente esa primera entrevista se consume
con los servicios profesionales; el tema del control d e la enfermedad; mucho e n tareas de evaluación y d e creación d e la relación. El cain-
y el sistema de creencias familiares. bio en este moinento convielle que sea modesto: eso lo hace más fá-
cil de conseguir; e n entrevistas posteriores habrá tiempo para intentar
Blanca cambios más profundos.
Cuando Blancu acude a la entrezlista no plantea como problema la Cuando una familia está sujeta a una enfermedad, la posibilidad
acusación de negligencia de la trabajadora social, lo cual, por otro de solucionar totalmente los proble~nases liinitada. Se les puede ayu-
lado, era de espeml-. Plantea que está deprimida. I3z su caso no hace dar, por ejemplo, a llevar a cabo sus proyectos persoilales, pero, d e
jafta que actiuame~~te conzplc?temos1 ~ injbnn,aci6n
i con lc)qilepasa en ordinario, siempre habrá un cierto grado d e renuncia. Otros proble-
los otros uértices del triángulo. De forma espontánea la desgrana: está mas, como la violencia por ejemplo, pueden resolverse. Pero ha de
deprimida porque los dos zinicos hijos que tiene son discapacitados, asumirse que en las condiciones médicas las crisis periódicas son más
ambos son pequenos y, debido a su cliscapacidad. poco autónomos, lo frecuentes, de modo que la ayuda, y la solución, pasa por que toleren
que supone una carga de trabajo dc.sbordunte. Su marido no ayuda, mayores niveles de estrés.
parece pensar que íos bajos son responsa bili~ladde la madre; además En la solución d e los problemas seguimos varios principios que se
bebe. No tiene especiales quejas con re.ypecto al cewtro de día al que concretan en las técnicas relacionadas en el cuadro 4 (véase pág. 59).
acuden los bajos, y ello a pesar de haber sido llatnada por la tmbajado-
Obviamente, no todas las técnicas se aplican en todos los casos, pero
ra social. Lo que 6.sta le ha dicho no lo percibe como u n problema, o si
algunas son d e muy ainpiio uso. En cualquier caso, prácticamente en
lo percibe, lo considem como algo menor ( 1 1 0 tiene problemas especia-
les con los seruicios asistencia les^. Al cont~wrio,considera que recibe
todas las ocasiones l-iacemos una mención a los problemas recogidos
ayuda del centro porque tenerlos allídurante el dia aliuia s z ~carga. Lo en este epígrafe del cuadro 5 (véase pág. 83), comprobamos su esta-
importante p a m ella es la carga de trabajo que suponen los hijosy las do y aplicamos las medidas correctoras pertinentes. La idea subya-
renuncias que ello conlleua: ciertos proyectos per~onale~s se han euapo- cente es que aunque el problema o queja de la familia no tenga que
mdo. No parece considerar mantenerlos al nzenos parcialmente (no es ver con ninguno d e los ítem del cuadro, pueden, no obstante, ser su
capaz de compatibilizar sus pro-yectos con 1c. cuidado de la discapaci- consecuencia, o bien estar influidos (o influyendo) en mayor o menor
dad); o los hace todos o no merece la pena. fautración e expresa en grado. Finalmente, todas las familias son tratadas con una mezcla d e
f
continuas riñas cofl el marido, lo cual agrLiua su f q a , que ya esper- técnicas centradas e n sus probleinas y técnicas que se dirigen a otros
282 E N F E R M E D A D Y FAMILIA
objetivos secundarios p121.oigualmente importantes. ],a uzormalización tenderles es limitada, sobre todo si la enfermedad es seria: si así fue-
es un buen ejemplo de l o que decimos. Habid:i cuenta de que las cri- ra, resulta muy dificil ideiltificarse con ellos, probablemente tan sólo
sis son más frecuentes z i las familiz~scrónicas. la mayoría de las ve- aquellas personas en sus mismas circunstancias pueden hacerlo. El
ces la afirmación de q~t el problema es norr;,~al,dadas sus circuns- profesional puede (y debe) ofrecer su comprensión pero siendo cons-
tancias, resulta cierta. ciente (y eventualmente haci6níloselo ver así a la familia), de que sus
posibilidades de comprensión son limitadas. N o ser coiiscientes de
estas limitaciones (que, lo repetimos, son tanto más reales cuanto más
seria es la enfermedad) falsea la situación. La familia es consciente de
La violencia de ll,z!isacon su madrrly del3adre hacia la hijapersi- la limitación del profesional y toma el que pretenda entenderles como
guen u n objetivo, y,oor lo tanto suponen una manipulación. Dado su una mentira piadosa (a no ser que sepan que ha pasado por su mis-
de-fzcitde lenguaje zerhal, la violencza es el lc~nguajeque Luisa utiliza ma experiencia). Finalmente, a veces la expresión de sentimientos es
cuando quiere conseguir algo. La del padre puede entenderse como el paso previo a que la familia esté en mejor disposición de afrontar y
una forma de controlar una condtlcta indeseable de la hija. Es en este
resolver ciertos problemas.
sentido en el que se ,<normalizan;naturalmente, 161 normalización se
acompaña de una petición de responsabilidadpor la conducla agresi-
Blanca
va y de su sustitución por una pauta alternativa, puesto que de no ha-
cerlo asípueden entn,zdcjr que se les inuita a qz~econtinúen.
Blanca exhibe u n únimo mu-y bajo: habla lentamente, hacegrandes
pausas, da la impresión de que está ukprinzida, de que tenze ser juzgada
La expresión d e los seatimientos que les prcduce la situación tiene por elprofsio?zal,de que se siente culpable. Afi~wznque era una persona
un carácter paliativo. No les va a resolver el problema, pero, proba- a la que legustaba estudiar, leer, escuchar músicu. Ahoru no tiene áni-
blemente, lo va a hacer inás llevadero, al menos por un tiempo. A ve- mopara hacer nada de esto; ni ánimo, ni tiempo, dice. Se casópor amor;
ces sentirse entendidos supone en si mismo u11alivio. Algunos senti- su marido bebía antes de casalse,pero sólo ocasionalmente y en situa-
mientos son rápidamente expresados, otros necesitan de la ayuda del ciones sociales; ahora bebe más, sobre todo no la ayuda. Ella no tiene
JJ
profesional, finalmente. otros son nombrados por el profesional y la culpa de quesus l?zjoshayan nacido discapacitados. Ahora no sólo no
asumidos por la familia. La expresión de sentimientos no es un valor seplantea (en singulal; no en plural) tener mcis hijos, sino que siente que
en sí. El profesional j u , ~ ~probablemente,
a, con dos parámetros: la el marido le echa la culpa de la discapacidad de los hijos, .como si me di-
ocasión, si la familia quit:re expresar los sentimientos, es el momento jera que ?zoptiedoparirhzios nonnales, que no so-y una mujer como las
para facilitárselo. Y el objetivo, en problemas crónicos se acepta la demás, que le hefallado conzo nzujer.. Se acabó la relación con el mari-
abreacción por la abreacción misma; se considera que su pura des- do, se acabó la historia de amor, se acabó el apovo que el amorpodía
darle para enfrentar la situación. Adenzás, aliade, am como se supone que
carga resulta terapeutica. La utilidad de la abreacción se incrementa si
yo soy la culpable, -yo tengo que encurgamne de lodo, no nze ayuda ni
el terapeuta es capaz dc. dar el mensaje de clue entiende los senti- para bañar a los críos: nunca está con ellos; elz vez de estar en casa, se
mientos. La forma de transmitirlo resulta baskinte simple, basta con va con sus amigotes a beber, cualquier día mc abc~lzdonaJ,.
escuchar, ayudarles a c:cpresarlos y unzpliurl~eslos sentimientos (el En todo este discurso, elprqfesiolzal se limita u mirarla, a asentir, a
profesional se anticipa y expresa cosas que no se atreven a decir; por escuchar. a decir ocasionalnzentc .la entiendo.. Cha vez ha terminado
ejemplo, puede afirmar: [En mi experiencia, ciiando uno pasa por lo añade: .Despziés de oírle contar lo sola y lo desesperada que se siente,
que ustedes están pasarido, muchas veces se desea que se acabe me extraña que no telzga ideas de a17and01zar todo y largarsel~. A lo que
cuanto antes-). Esto es lo que donominarnos enzpatizar con la familia. Blanca responde bajando la mirada y llorando: *Lopienso todos los
A este respecto hay que tsener en cuenta que nuestra cafiacidad de en- días! doctor, todos los dias..
E N F E R M E D A D Y FAMILIA
Luisa
bién con que la enferniedad se ha heclio en algún grado inconzpati-
ble con la vida personal, fxmiliar y <le pareja. ,\'o scponc la enfem7ze-
La madre de L~ci.snes poco exprc~.siva,halda poco, parece que tiene
dad ciz szi lugar.
usrrmido que lo n c ~ t ~ i )esa lque tengaiz problcnias. Corl ~ n ~ l c ht~zlbajo
o
delprqf2sional va ~!c.sgmnandos i r reacción tante le1 c c ~ ~ ~ d ude c t Luisa.
a
Blanca
#Sube rrsted -dice--, ella om m i k s una ni17n r11ziy hueiza: ahora, no
sabemos mLljl bien ,9or (1~~6, .se ha dado en M ~ iimcilajt>".
P Acl~iade mala Blanca siente qz~e.lite~*c~lmente, su cida l)c~rsona/ JJd e p a ~ j a
ha de-
,fe, es terca, hace la:;(cosaspare1 nzolestarme y j~orqz,lesnbc. qzlcl-)~o jZsica- sapcirecido. Aunque el ~ ~ ~ o b l e sea
n z a17~u.j)
otro (el a ba~zdo~zo de sus hi-
mente no puedo co,z ella..' La nzadre exprt7.su:;11 soryresa su confusión, jos), optamos por e.111101zrrcon ella hasta qi~cípzi rzto estú destruida su
s t i creencia de qzLe I.~ri.saobra cle mala fe, szl contrari(~dadpor el hecho uida per.sona1. Primero la dejamos e:rpresar sus etuociollcs, despugs la
de que, a pesar de q:re lo ha dado todo por s7i hija.se ve61 tan poco re- interrogamos sobre s ~ i saficiones /~>er~onales. ,j~znlrnerztc/e planteamos
compensada; e.st~2I ~ c ~ tperoa , resignada. En csepaisczje desolado por la qué tier~~po del día, de la senialza, tieneparcLpelisqquir algz~nade ellas.
julta de c)spemnza, elp~~ofesio~ztrl sugiere calirbios que la ay~ylldena con- Sólo en e)ztrer~istasposte~-iore.s
entrari:os nl temci de la negli~qencia,e11 el
trolar la sitriucicin. ,compre~zdiendo sz~.cprobk~maspan~ llevar a cabo las convencimie/zto de que si I Z O pzrede cuidar cle s i misnzu, aunque por
nzedidas. pero insufiírnclo esperanra. sentido del deber trale de cuidar de sus hijos. 110 lo harú ~fzcazlnente.
biera en ese momt.,zto izadie en Iu casa (lo que sucedí~iel1 la mayoría ción en que se encuentra la familia genera esperanza. Así, cuando
de las vecesj, la rnadre debía dmaparecer drlmntc u i tienlpo,~ sin recri- Blanca ciienta su historia de abandono y el profesional nombra lo que
minaciones y, a .sc~ri>o.siblqsin ~!ecirpalabrn.iVo t3rala n~ejorde laspo- ella no puede decir ('.en su caso he visto a mucliü gente que tiene ga-
sibilidades. pero c/udu S I L incapacidad pan:l contencrjlsicamente a la
nas cle abandonarlo todo^^), se abre un paréntesis de esperanza que
hija, era lo únicc.1 ,vlausible. Debía desaparecer cucintas veces fueran
pasa por ser, al fin, comprendida, pero que posibilita nuevas formas
necesariaspor un zntewalo de al menos d i t z mintltos. Si lajamilia es-
taba presente, se ~ ! t i l i z ~ ila
n acontenciónjE;ica:sin rlinguna alharaca, de afrontar el problema v, quizá finalmente, cle poder retomar su vida
Luisa sería confi~zadaen su hcibitc~cióntlllrarrte diez minutos, o el personal.
tiempo preciso paiz! que se calnza7.a. A veces la esperanza se genera de forma bien explícita, como
Con Blanca e1,~rogramaresultó mas complejo. El caso de Blanca cuando la madre de Luis;i descubre que hay forinas de manejar la vio-
es escc.ncialmente un caso de compatibiliz~~ción, de ponel, la enjkrme- lencia, la terquedad y los síntorilas ~(psiquiátricos>~
de su hija. Mantener
dad en su lugar, ,q:Ae. no obstante, presenta ciertos perfiles de control. la esperanza sirve para m:intener la calidad de la atención al enfermo
Seguramente si 16: rnadre aprendiera cómc~controlar la cond~lctade y al cuidador familiar. En este sentido, la información sirve para ge-
sus hijos, tendría l , ~ á tiempo
s para ella. Ohuiamenre tan2biSn podría nerar esperanza. A veces es la información sobre nuevos tratamientos,
bengiciarse de airtrar sus se~ztimie?ztos,de conocer cuciles son los pro- nuevos programas de rehabilitación, nuevas medicaciones.
blernas mas frecz!t.?~tescon hijos discapac-itados (ii;fornzación) y de Además de las fórmiilas citadas, puede utilizarse también la histo-
cómo puede mangarlos. El no disponer de información la lleva a de- ria de logros de la familia. Presentamos los retos que han resuelto
sesperarse.
como evidencia de unos recursos que justifican la esperanza frente al
problema actual. La estrategia consiste en buscar recursos que no
Conectar a las fnf~ziliascon los wcz,~rso.~ sociales, singularmente
puedan negar, eil los ciiales basar la esperanza. Lógicamente si esos
con las asociaciones de autoayuda, es una i~iedidade prevención. La
logros tienen que ver con otrrrs enfermedades resulta más eficaz. En
razón, ya expuesta anteriormente, es que dado que el prohlema es de
realidad, la historia de la familia con las enfermedades se utiliza de
larga data, de alto esti.&,s,
y que las crisis son más freciientcs, necesita-
una manera doble: justifica aquello que están haciendo 11x11 en el pre-
rán de una ayuda a largo plazo. Esté o no relacionaclo con el proble-
sente, si es que se biiscan los antecedentes de errores de afronta-
ma por el que consul~an,hablarles d e la posibilidad de entrar en una
miento; o justifica la posibilidad de esperanza. si es que buscamos
de estas asociaciones cubre este objetivo de prevención. Recuérdese
motivos de optimismo, y la historia de la familia presenta episodios de
que a partir del prim,er año, una vez que se dispone de la informa-
logros. En cualqiiier caso, es una muy mala estrategia presentar la es-
ción. lo que desempefia un papel preventiv'o es el clisponer de rela-
peranza sin justificarla, de modo que la entrevista se utiliza como un
ciones sociales. En enft-rinedades cortas, agudas y peligrosas, los gru-
medio para acumular evidencia de la historia de logros.
pos de autoayuda son prácticamente los úriicos capaces de ofrecer
Pero lo que genera la mayor de las esperanzas es comprobar que
alguna ayuda en términos de comprensión, :\poyo y consuelo.
el problema (y sobre todo la enferiixdad) va resolviéndose. Por su-
- 1; . puesto, las recaídas tienen un gran poder disuasorio, por eso coiivie-
jl
Conectar a la familia con los recursos sociales :!. ne avisarles de que el progreso suele ser lento (cuanto más l e n t ~más
L.
dad cumple un objetivo de prevención. , j
8;
segz,tro), y con alternativas de avances y retrocesos. Con esto no se
l;? evita la desesperanza, pero al menos se atenúa.
!:
Mantener la espemnza es una estrategia que se compone a veces
de movimientos implícitos. Por ejemplo, el mero coniprender la posi-
E N F E R M E D A D Y izAMILI,?
Luisa y Blanca
mal que implique Liri precio, ése n o es t.1 problema; el problema 1. Presesión: 1-evisión del contenido d e la entrevista, d e las car:i<:-
consiste e n que una vez adaptados entiendan que el precio que pa- terísticas d c las familias e n términos cle identidad familiar y d e
gan es el c~normaldadas las circunstancias)),cuando e n realidad es ex- estilos d e afrontamiento d e la enfermedad.
cesivo. Quienes entienden así las cosas n o ven la necesidad d e que 2. Sesión propiamente dicha con las siguientes partes: impresio-
se les ayude, aun c~ia.nclolos que están al lado, incluidos los profe- nes sobre la última entrevista (15'); uno d e los coordinadores
sionales, opinen lo contario. En resumen, estas familias n o buscan resume los puntos d e vista (5'); discusión del tópico que co-
ayuda aun cuando la necesiten, aunque n o sea más que para evitar rresponda e n el grupo interno (25'); respuesta del gi-upo exter-
que una carga, q u e S(: hace excesiva, les provoclue problemas a lar- no (25'); discusión general entre el grupo interno y el externo;
go plazo (prevención secundaria). El resultado es que la etapa más resumen d e las discusiones por uno d e los coordinadores y avi-
prolongada y d e m;i!ror sacrificio d c la enfermedad, la crónica, es sos para la siguiente entrevista (15').
también aquella e n la cual la intervención psicosocial resulta más di-
t
fícil d e realizar.
A pesar d e ello se han descrito modelo:; d e intervención muy so- 1 La experiencia se organiza e n torno a tres núcleos d e temas que
los autores denominan <componentes));el primero es el componente
fisticado~cuya eficacia todavía estit bajo e:studio, aunque las impre-
siones clínicas y lo:; estudios preliniinare:; son buenos (González,
1 educativo, que se despliega e n las tres primeras entrevistas, y cuyo
objetivo es educar (informar) a las familias sobre el estrés generado
130' la condición crónic:;l. El formato es el de gnipo-denlro-cie-grupo, tinuación se exploi.an el signific~adoy la importancia d e e.;a prioridad
y la función d e los cc)c)rdinadores es identificar per:ionas con roles (20'); S) el grupo externo responde centrándose e n el significado y en
análogos e n las distinta5 fainilias. I'ara faci1it;lr la cornpi-ensión y or- las soluciones alternatiws (en este ortlen; 20'); 4 ) disctisión general
ganizar la información se utiliza la inetcífora d e la ide~~tidud~furniliar, sobre soluciones alternati~ras(15'); 5 ) LIIIO tle los dírectortl:; resume lo
definida coino aquella:; característic,as cle las que se sienten especial- que se ha discutido (5').
mente orgullosos y que aluden a ciertos ritualvs, hábitos y prioridades Las entrevistas 4", j"y 6" se ajustan al forinalo ciescrito. En las dos
de todos. últimas se permite al grupo iilterno responder a las obst:i-~acionesdel
La composición del grupo iilterno rota. En la primera entrevista sa- grupo externo.
len los enfermos. Lógi(::imente, si la enfermeclad inipidiera su partici- Las dos sesiones finales se dedican al componente ufkctiuo. Las me--
pación o hiciera in1posil)le su coinunicación eli.ctiva, habría que elegir tas son examinar el impacto d e la enferilledad irónica eil la vida emo-
otros iniembros de la .'amilia, por ejeinplo, 10s cuidaclores primarios. cional familiar y evaluar qué otras alternatis-as J e respuesta emocional
En la segunda eligen cualquier otro inieinbi-o, distinlo del enfermo, podrían tener.
para salir. La tercera se cledica a una conferencia a cargo (le uno de los El formato d e entrevista varía. En la séptima: iin grupo d e miein-
coordinadores sobre necesidad d e inantener la enfermedad en su bros de distintas familias tliscutcn sus estilos emocionales J. si influyen
lugar)).Los tópicos sobre los que diserta son: a) la necesidad de en- o son influidos por la enfermeclad crónica. Ei-i la octasra se organiza
contrar un lugar e n la f;iinilia para la enferined: ~ dbl
; identidael familiar: una discusión d e todo el grupo sobre las relaciones entre enfermedad
cada familia responde d e forma diferente a 121 enfermedad; c) rutinas, y experiencia emocional de la familia, haciendo hincapié eil la eva-
planes y prioridades fai-liliares. Esta enuevist:~es la propiamente psi- luación d e las distintas alternativas para n~anejarlos sentiinientos. A
coeducativa. Nótese que: sólo se introdiice la información después de continuación se procede a elaborar el final d e la experiencia. se les
haber generado cierta evidencia, de modo que: los conlenidos teóricos pide su impresión general, aquellos aspeccos específicos que tuncio-
resultan fácilmente idei11.ificadosa partii d e lo que las fainilias han ve- naron bien y que expresen sus seiltin~ientosy pens~imicntosa propó-
nido contando e n las cc)s primeras rntrevistas. sito de la finalización. Se habla del <<estiloeiliocional familiar^^: como
El componente d e piohlernus~farniliu~es ocupa las tres entrevistas metáfora organizadora cle las discusiories.
siguientes. La ineta es posibilitar que cada fainilia revise sus estrate- Los grupos se componen de seis u ocho familias, mínimo cuatro.
gias d e afrontamiento de la enferinedacl. El formato tle entrevista es, De ser posible, los pacientes acuden a todas las entrevistas; las fami-
de nuevo, el d e gnipo-dentro-de-grupo. En esle caso c-1 gnipo interno lias que pudiendo llevar a sus enfermos se niegiien, son excluidas.
lo componen todos los iniemhros d e una misroa fainilia. Se discute un No se deben niezclar pacientes físicos cróiiicos con pacierites con
hábito, plan o prioridad familiar afectado por la enfermedad, tratando trastornos mentales. Es mejor clue los grupos sean heterogéncos e n
d e discernir el signific;itlo d e ese hábito, plari o prioridad para ellos, las enfermedades pero homogéneos en su gravedad. N o resulta acon-
y d e encontrar formas alternativas que perrnitxn coinpaginarlos con la sejable incluir pacientes e n fase terminal porque sus prol~lemasson
enfermedad. muy específicos.
La metáfora que ahc)ra organiza la cliscusi(ín es la d e [[mantenerla La actitud del profesional clebe estar exenta d e juicios críticos, d e
enfermedad en su lugar,).pero tainbién se utilizan otras coino d e n t i - culpabilizaciones y d e protección. I l e l ~ emostrar interés y respeto. Su
ficar los recursos familiares)),o (~presei-varlas prioridad es^^. La sesión se estrategia es facilitar que las fainilias se expresen, posibilitando con
estructura e n cinco etapas: 1) cada fainilia ({escribe cuáles son sus ello las oportunidades d e aprendizaje mutuo. r\io debe perclerse d e
prioridades, planes o h5bitos (15'); 2) una d e ellas sale voluntaria para vista que no se trata d e un giupo teral?éutico, sino que el grupo es el
explicar sus problemas para mantener una d e esas prioridades, a con- espacio en el que unos aprenden d e otros: los fainiliares son los ex-
204 ~ I ~ F E R M E D AYDFAMILIA TÉCNICAS Y P R O G R A M A S 111: I N T E R V E N C I ~ N 295
pertoh son ellos los que Iian ziprendido a convivir y a sobrevivir a cir- tegias íle afirontatniento). lo que para los aulores significa 10s planes y
cunslancias muy difíciles. Los profesionales deben observar una pro- prioridades familiares y el cli~iiaemocional; lodo ello configura la
funda actitud de respeto hacia la forii~zicle afrcritar la enfermedad de identidad familiar. I:n segundo lugar, su programa se dirige a .familias
las familias y hacia sus c:onociiiiientos (S~.einglass,1998). normal es^^ (el programa excltiye a los *pacientes psiquiátricos>>). Dadas
El programa se asieiita en varios pre:;upue:;tos: el estrés provoca- unas condiciones de moi-malidad)),el papel del <<experto') es cuanto
do por la enfermedad debe expresarse; las fóriilulas de afrontamien- menos delicado. Si asume la condición de tal corre el riesgo de em-
to fainiliar deben revisarse; y el exanien del est 1-6sy de las estrategias peñarse en enseñar cómo se hacen bien las cosas)>.El programa rnul-
de afrontamiento debe Iizicerse en un anibientc, no culpahilizante. tifamiliar asume que los expertos son las familias, y aconseja al profe-
No es objetivo el q ~ i tlos
. expertos ofrezca.1 soluciones a las difi- sional que utilice sus conocimientos para facilitar el intercambio del
cultades que provoca la infermed;id ni enseñas técnicas de solución grupo, hacienclo una mención explícita a que eviten críticas y a ser
de problemas que les e l ii e coiiieter errores f u t ~ros; estos objetivos ca- respetuosos con las fórmulas de afrontamiento que las familias han
san rnal con una filosofía qlie asume que los expertos son las familias desarrollado. Lo importante es ayudarles a que aprendan unos de
mismas. Claro está, no :;c. excluye el al?rcndizaje, para ello el progra- otros. Indudablemente, en este énfasis y en esta práctica los autores
ma crea un espacio en (:l que discutir acritudes. sentimientos y patro- adoptan una postura bastante inusual: la inmensa mayoría de los pro-
nes de afrontamiento tro~npartiendoperspectivas y estrategias con gramas psicoeducativos se dedican a er~se-ñul- %; las f.~iniliascómo de-
otras familias, siendo el c3ntraste y la coiripara(iór.i l o que posibilita el ben afrontar la enfermedad, con el mensaje implícito de que lo están
aprendizaje. Hay quienes dicen no haber apreridido mucho, o que no haciendo mal, o al menos. de que su experiencia y sus recursos pue-
son conscientes de ese aprendizaje, pero aprecian haber tenido u11es- den (y deben) mejorarse. Los profesionales deberíamos reflexionar
pacio en el que expres;ai- sus inquietudes y oír la experiencia de los seriamente sobre la propuesta de González, Steinglass y Keiss.
demás, y hay quienes ag,radecen simplemente el estar acompañados Tercero, el programa tiene coino objetivo exclusivo las repercu-
de gente con sus misnios probleinas (González, Steiiiglass y Reiss, siones psicosociales de la enfermedad, se asume que en la fase cróni-
1787, 1787; Navarro Góngora y Beyebach, 1775). ca las familias ya están suficientemente inforinadas sobre los aspectos
médicos. Cuarto, su aplicación a otros momencos c!e la eriferrnedad y
Dependiendo de la enfermedad,la fase crónica puede abarcar un a otras poblaciones de enfermos probablemente requiera otros plan-
muy largo de tiempo. Destle el punto de vista del especialista en sal teamientos y otros contenidos, aunque pensamos que no estaría de
tal, el tema probablemente más importante es el de las estrategias de a más tener en cuenta sus dos preniisas básicas: el respeto hacia la po-
miento. Si las estrategias son inadecuadas, dado el largiúsimo tiempo sición de la familia como expertos en sus prol~lemasy la de identifi-
cual van a estar en vigor, la posibilidad de que generen problemas ( o sim
mente vicios) psicológicos, familiares, de pareja y de relación con la pers car cuáles son los temas más importantes alrededor de los que ha de
enferma y con los servicios, es muy alta. Por eso tiene sentida organiz organizarse la experiencia.
periencias que revisen lo adecuado de estas estrategias. La que se l u desc Quinto, como liemos mencionado, un progranla coi110 éste re-
utiliza la comparación entre familias como fórmula de trabajo. .quiere habilidades profesionales sofisticadas, de hecho fue desarrolla-
do en el contexto de una iiivestigación y por profesionales relaciona-
dos con la universidad. I'robablernente resulta difícil que un grupo de
Permítasenos unas cJantas observaciones sobre el programa de autoayuda disponga de los profesionales con los conocin~ientossufi-
González, Steinglass y l<eiss. cientes para llevarlo a cabo; se trata de un problema fundamental-
En primer lugar, parece que su visión es cjue el problema básico mente económico, pero, quizás, igualmente de mentalidad: las familias
de la enfermedad en fase crónica es el de cómo vivir con ella (estra- con enfermos crónicos reciben pocas prestaciones porque tampoco
296 EUt:l:RhtEDAI) Y FAMILIA
demandan iiiiiclio (se h2.n adaptaclo), ni con la inisiria iirgencia que las 14 autor viene ensayando tina vci-bióri clel mismo iiicicielo psicoe-
que están en una fase apuda. Seguinios con la mentalidad d e que aten- duc:ltivo para parejas. E1 ol~jetivoex. d e nuevo. ayud>ii.les a revisar
der prob1em:is crónico:; cletrac recursos que estaríari mejor enipleados cómo la enkrmedad cle uno c.le ellos ( o cle algtiien ~xóxinio,hijo o
en situaciones agudas. padre) e.itá influvendo en su relacibn. En el cuaclro 26 liemos recogi-
Steinglass (19981 1-a trazado el desarrollc~clel prograiria que he- do algunos cle los porinenores del j)rograina
mos presentado. Partici d e 1:is experiencias c s Anderson (1989) con Varias son 1:is virtualitlades cle los iiic~<ielosI~sicoeclucativosapli-
el modelo psicoeduc:itivo para el tratamiemo d e escluizofrénicos cados a la enferiiledad. De acuerdo con Anclerson (1(>89),que traba-
(vkise también una rc?17isitin inás actualizad^ e n McFarlane y Cun- ja con poblaciones clc esquizofi-énicos, mejoran la obseiv:incia de los
ningham, 1996). Aparc:riteniente, del modelo tomaron 1;i idea del se- tratainieiitos por parte cle !os pacientes J - cle sus familias; mejoran el
mifzariode sz~peruivei.~ci~t. una experiencia clli grupo con las familias funcionamieiito social d e los pacientes (más d e un 5O?h d e ellos fue
d e los esquizofi-énico:, en la que se les explica durante ocho horas capaz d e reintegrarse a stis trabajos) y d e slis kiiiii1i:is (reduce el es-
quk es y cónio se trata a esquizofreiiia. Resulta interesante compro- tigina, el aislaniiento sockil e incren~enta(-1 iiúiiiero d e estrategias d e
bar que e n el procediriiiento d e Ancler:;on, el seminario se aplica en afrontamiento utilizadas); tienen cierro impacto sobre la sintomatolo-
la fase aguda, con el esquizofrénico ingresaclo e imposibilitado d e gía; rediicen d e forma consiclesable la tasa de recaídas y la estancia
participar por su dese:luilibrio. Pero toniaroii tambien, y así lo dice hospitalaria.
explícitamente el autor. lo que son los presupuestos: una atmósfera Por su parte, Steinglxss (19981, que trahaja con poblaciones d e pa-
grupa1 no culpabilizailte y no patologizante. La evolución del mo- cientes con distintas dolencias físicas, encontró que era difícil su re-
clelo ha atravesado t r e iilornentos bien diferenciados: priinero, las clutamiento, Liunque después les costaba al~andonarla experiencia;
experiencias con e n f e s i ~ ~ ocon
s fallo renal agudo, que tuvieron como una mejo1.a e n el fuiicioilaniiento de los nliembros sanos e n áreas
objetivo examinar e n detalle las relaciones esitre la dinámica familiar como la vida faniiliar: el trabajo y las relaciones sociales en general; y
y el curso d e la enfeririedad. Con estos pacientes se ensayaron en- una mayor satisfacción con la calidad d e vida familiar y actitudes más
trevistas de dinámica abierta, e n la que los asistentes proponían los positivas hacia los profesionales d e la salud. En general, se documen-
contenidos. taba un mejor ecluilibrio entre las demandas cle 111 enfermedad y d e la
El segundo momeiiio se corresponde coi1 el modelo clue hemos vida familiar e n los mieinhros sanos. aunque e n los enfermos los re-
presentado e implicó clos cainbios: los contenidos d e las entrevistas se sultados eran mucho más inodestos. Las conclusiones del autor son
estructuraron, y se divcrsificaron las enfermedades; con ello se pre- que el programa es capaz d e crear una coinuniclad entre las familias
tendía que las familias dejaran d e centrarse e n sus ~~b:itallitas))con los particip;intes. ello les nornializa la experiencia d e la enfermedad, les
inédicos. El tercer y últirno momento ha vuelto a centrarse en una sola descubre sus recursos cientro de una atiuósfei-a gnipal no culpabili-
enfermedad, el cáncer (le adolescentes, y ha reclucido las entrevistas zante (en este sentido, el utilizar un 1engu:lie nietafórico parece de-
a una sola d e varias hc~ras(coino hace Anderson) por problemas de sempeñar un papel importante); se aseguran visiones múltiples por-
desplazamiento d e las familias y por las presiones d e las compañías que la experiencia se hace con v;ii-ias fariiilias, teniéndose buen
d e seguros para reduc-ii. costos. Desde el puilto d e vista técnico hay cuidado e n que quienes juegan roles difcresites con respecto a la en-
alguna otra innovación interesante, corno la (le que se ha acentuado fermedad participen, porclue el progranxt recoge una multiplicidad d e
la utilización d e técnicas n~etafóricas(las farililias hacen representa- temas sobre los que discutir y porquc, finalmente, se trahaja con dis-
ciones pictóricas que clefinen cómo se veían :mes y cónio creen que tintas enfermedades.
van a estar e n el futuro) en un intento d e facilitar el diálogo sobre el
impacto que tiene la enfermedad en sus vida:;.
I I'lFERMEDAD I' FAMILIA
tan niodesta se demuesir;~por el hecho de quc: el cuic!ador no suele acompañ;mte tiene también la función de ayudar a los familiares a mo-
olvidar a quien pacientcti-[lentepasó por la hahitación para ofrecerlo. verse en una ciudad extraña.
Cuando los hospitalizack)~son niños muy enkrmos, las madres no Los programas de emparejamicwto tienen una índole niuy dife-
permiten que se las invitt: a separse de sus hijos. Si est:ín menos gra- rente. Se trata de que una familia veteraria sirva de guía a otra que
ves pueden admitir est:i - u n par de horas fuera. No conviene :ser muy haya recibido recientemente un diagnóstico serio. I:n general ese eiII-
insistentes, se trata de zilwyarlas, si se 1;)s fuei.za dt:m:isiado pueden parejamiento suele darse de enfermo a enfermo (los ii~áspopulares),
romper la relación, perditmclo la posil~ilidadde iina f~ientede recursos. pero nada impide que taml->iénse haga de cuidadora a cuicl:idora, o
El otro aspecto importante es quién lia de ->restar1;i ayud:i. Nues- de pareja de padres a pareja de padres. Los nuevos reciben un tipo de
tra recomendación es qLi: sean voluntarios de una asociación, volun- información personal que un profesional ciifícilmente puede dar, aun-
tarios sociales en definitiva. Enrolar 21 fainiliare:; en programas de ayu- que disponga de ella también les introducen eiI cóiiio solventar pro-
da a largo plazo es una nianera cierta de que deteriore11 las relaciones blemas corno las relaciones con los servicios médicos. de rehabilita-
con sus parientes, a no ser que haya un compromiso 111uy consolida- ción, sociales, etc. Les exponen las pruebas clínicas a que someterán
do. Los familiares sueler responder bien en s tuaciones agudas o de al enfertiio. E,n suma, empiezan a hacerles a la idea de lo que supone
crisis; a largo plazo (cuaiido la enfermedad se cronifica) tienden a de- ser padres (esposos, hijos) de alguien enfermo, a los sentiinientos que
sentenderse, lo cual es muy mal recibido por quienes siguen necesi- ello genera. Resulta it-iipoitante la selección de quiénes se van a em-
tando ayuda y entienderi que sus familiares tirnen una cierta obliga- parejar, conviene que haya cierta homogeneidad en variables de es-
ción moral de seguir proporcionándosela. En este contexto, la ruptura tatus social que perinitan la identificaciói~y la enseñanza (Caplan,
tle relaciones puede ser traumática por lo relevante de los vínculos, 1994).
con el añzidido de que en crisis futuras resu1t:irá inuy difícil solicitar- La tendencia a la superespecialización ha creado la necesidad de
la, lo que ahonda aún inás el desencuentro. Una forma de prevenir que los enfermos y sus familias se trasladen de ~ ~ r o v i i ~buscando
cia tra-
todo ello es utilizar el voluntariado social. tamientos sofisticados, sin que el sistema asistenci:il se haga totalmen-
te cargo de la subsistencia de estas familias. Las :isociaciones han em-
pezado a ayudarles, creando casas de acogida en las que pueden vivir
Aunque el tiempo de contacto sea muy breve, mantenga programas de mientras el enfermo permanezca hospitalizado. Nada impide que esa
respiro que se l i t e n al ofrecimiento de ayuda ((Hola, jnecesita algo?;jno?, ayuda f~~ncional lo sea también einocion;il nlediante programas inuy
pues hasta mañana))).Reserve a los familiares para situaciones muy críticas, sencillos que llevan a cabo los voluntarios que estrin 3 cargo de las ca-
no los embarque en programas de respiro a largo plazo, a no ser que haya mu-
sas de acogida. Programas que contempla11 la cre;ición de pequeños ri-
cha confianza y compromiso (a no ser que puedan en un momento dado
rehusar ayudarle, sin que ello suponga una ruptura). Para programas de res- tuales que promueven las relaciones entre los huéspedes. tales corno
piro de larga duración, utilice el voluntariado social. hacer las comidas juntos, ver la televisión en algún inoniento, tertulias ...
Aunque también pueden intentarse procediinientos inás aii-ibiciosos,
como los de emparejamiento de parejas, o de ayuda personalizada a
Muy similares a los programas de respiro son los de acomnpaña- familias cuando el problema lo requiera. I,o 1113s sencillo es promover
miento, en los que alguien simplemente aconipaña y ayuda por unas el mayor contacto posible entre quienes conviven en la casa de acogi-
horas a quien hace el papel de cuidador familiar de la persona enfer- da, que funciona corno una fórmula inespecífica de prevención.
ma. El programa va un poco más allá de la :~yudadomiciliaria, en el Dentro del ámbito hospitalario resulta muy útil y humano crear
sentido de incluir la f~inciónde acompañar (apoyo ei~iocional).En recursos de apoyo, sobre todo si el problema es grave y se prevé una
el caso de familias dc::plazadas con un mil:iiIbro liospitalizado, el duración de la estancia media-larga. A veces basta con que la asocia-
304 I : N I : I I R M E D AY
D FAMILIA
ciGn cree ~11i:i especie de tc)~.lc~/in hospitalaria, cuyo f~incionarnientoes 5. Dada la naturaleza cle los ol,jcti\ios plietlc I-iecesit:ii.dos psofesioiiales, Lino
en toclo parec.ido :i1 g r ~ p ocle tertulia dr: la as:)ciación (el café de los con conociinientos inC.dicos ! ~ i i i ; i enferine~rd e 1;i p1;int;i qiie coiiozca la
evolución d e los pacientes), in:ís ;ilguien c,oii coiic~ciiiiicii~c)~ sol~i.ccóino
tiiernes u 1u.s cirrco), exl:eric.ncia cliie puede ser coorc1in:ida por un vo-
conducir una experiencia tle grlipo qlic. :icieiii;s. sepa solire el impacto
Iiintai-io sin un entrenaiiiieiito especial e n diniimica d e giupos y que de la cnferined;itl cr<inica eii las fiiiiiilias. 1Iacl:i la rt.ite~ic.i(in
clc 1eiii;is. las
tiene, sdeiiiás. la vent:li;i :~ii:ididacle clar a conocer la asociación en el enfermeras p~ictlen~isuinir,(.on algún cnircn;iinieiiLo. cslc seg~inclopapel.
hospital, convirtiénclost. en un medio d t reclu-ar niienibros y futuros 6. Dada la cort:i perii~;iiienci:i (le los f:iiiiiliai.cs en 121 cxl~crienci:~ dr grupo
vo1uiit:irios. No ol,stant(<. 121 tertulia, y en general los servicios que se (de 4 a j sesiones c~i:incloI:i est:ii~c~i:l clcl p:i~.ienLeea cor~:i),la ciináii~ica
prestan e n el liospit:il, sc justificati e11 sí mismos, y no dehe esperarse del gi-upo es libre. h o ol)st;iiite, los tein:is se repiten ciilrc. los ineiiciona-
dos eii el punto 1. No s~ieleser ~iecesarioaniii~2.1-les 21 que p r e g ~ ~ n l e lno,
clue F:iiiiiliares y enfernios se eiirolen eii la asociación como conse-
hacen esponláneainente: l o clue in5s les pst.ociip:i es I;i coiidiciói~tle sus
cuencia del seivicio qcit: reciben; no es tina h i e n a táctica encarar los respectivos enfermos.
programas con iin 5niiiio prose1i~ist;i.Cxbe tii iibién org:inizar expe-
riencias d e iiiayor exigcticia profesion:il, conlo los gi-upos de apoyo a
c ~ i ~ i d o r eEl
s . procecliii1jento para cuidxclores d e eiifermos trasplan-
tados d e iriédula, descri~ocn el apartado sobie inteivenciones en el Para niños hospitalizaclos cuya estancia se prevea larga 0.que por
iiieclio hospitalario: es uii hiien cieiiiplo al resFecto. Abajo se detallan lo tanto pierdan escolaridad), y que estén aq~icjaclosd e dolores per-
los aspectos a incluir er: un proceclimiento d e este tipo. sistentes, pueden ensayarse programas del tipo c3lCltrale z ( 1 1 cuento.
Como su nombre indica, se trata d e narrarles c~it.17tos.SLIolIietivo es
- múltiple: distraerles, mantenerlos en contacto (le algiiiia iiianer:i con
Si necesita crear un g~.upode apoyo en un medio hospitalario el sistema educativo, ayudarles a dar algún significado a su enferme-
dad y, si lo necesitaran, como foi-lila d e control dt:l dolor. Los dos pri-
1. (:entrese en los sig~iie1itc.sol>je~ivos:infoiiii>icióii inédica sobre la evolu- meros objetivos n o precisan de ningún tipo de cuento especial, vale
c,ión del paciente. inSosiii:icicín sohrr proccdiinieri os del hospilal (Iiorarios
cualquiera. Pero para los dos últiiiios se precisan cuentos especiales
cle visil;is. p:iutas d e coi id~ict:ia oI>sei-~.;ii., c~iánd(,avis;ir a las enfermeras,
c,óino pedir una entre\,i\t:i con los niéclicos, etc.). apoyo eniocional (airear , recogidos en la literatura especializada y creados cspecialiiiente para
vinociones, enipatía ). solcic~icíiitle pi.oblcin;ts conc.retos, siempre que sean dar un sentido a la eiiferineclad o para. inecliatice tecnicas de autosu-
;icc.csil>lesdesclc el 1io:;l)i~:il.1.e s e ~ clificil
í s:ilir tl(: estos ol~jetivos;de for- gestión, reducir la experiencia d e doloi..
in;i cspontánea, los kiiiiili:ires suelen [>l:intearlos,
2. 1)efin:i 121 experienci:~(cii tCrininos clc p/vlocolo, (:a tlecir, coiiio algo que
c n t u clcntro d e la atcnc:i:ín riorniati1,;i tle 1:i p1an~:i.De no 1i:icerlo así corre
el r i c ~ g otle que lo intcrprclcii coiiio algo sec~intl:irioa lo que puetlen ne- Ejercicio 14
garse. Ol~viaincnte,si los Eiiiiiliares no quieren asistir n o se les ol~ligará, Sueñe un poco, sólo si previ:iiiierite lia son:iclo cl~iizáse ;iriiine a llcvario a
pci-o enlércse tic por ti~ií.no ;isisten, iiecc.sitai.á c,sa inl<)rin:ición para co- cabo. Asuiniericlo que es pi-ol~al~lc q ~ i cel lectoi- teng:i ~ L f~inción
I profesional
i-i-cgii-cvcnlu;iles iilülciiicnclidos, sti foriiia tle ti-al~ajcii..el contenido de la muy ligic1:i al tr:it;iiniento clirccto con 1:is personas cnlcriiias. sólo ocasio-
rxperiencia, cóiiio ~~\~eiitlcrla~~, ccc. nalmente coii sus fiinii1i;is. se le invita 21 reílesionar sobre '1~16;ic~ividacles
3. ll~isclucun:i l i o ~ que
i Ics sea c6inotl;i a los f;iiniliares, si es qlie usted no preventivas pueclc almrdar coii ellas.
iienc prol~leiiiasp:i~.;i :isistis. Si iio es ;isi, ientlrá (pie li;il>ei-1iii:i i-icgocia-
cicín entre s ~ i sneccsid:itlcs y las d e los f>iriiiliares t o la iiistit~icióiien 121 que trah;ija.
En el á n ~ l ~ icle
4. 1.~1frecuencia puede ser tlc Lina entrevista catla sciiiana (si la est;inci:i ine- En las asociaciones cle [>crson;isenSerin;is con 1:is cuales Liene contacto.
tlia clc los pacienles es corl;i. d e Lin;i a cuairo se~n:iiias)y de una vez cada En los centros inéclicos cle tlontle le vienen, o con los cl~ictiene co~itücto.
clos seiiian;is (si la est:iiicia es inás larga). Dados sus conoci~nientosy su rol profesion;il, tlecida q ~ i éaclivicl:id/es le
306 E N F E R M E D A D Y FAMILIA
TÉCNICAS Y PROGRAMAS DI3 INTERVENCIÓN 307
sería/n más rentable/s llevar a cabo. I'iense que actividades con 1:is fami- 27. Perfil d e intervención del profesional d e salud inental
CUADRO
lias podrían tener una rr:pcrcusión directa en su ejercicio profc:sional, bien con faiiiilias con iilienihros enferiiios.
-7
porque lo mejora, bien porque recluce la demarida asistenci:il que se ve
obligado a atender. Corno experto en wlzld mci7tul
I1iense qué actividade:; ierían parte ce su funció.1 proft:sional, cuales po- Inlervención e n crisis.
dría llevar a cabo en tC.rminos d e asesoraniiento (consulta), y cuáles en Consulta d e apoyo psicol6gico.
térininos d e colaborac.iiin.
Prograiras d e rehabiliiacióii (psicosocial).
Piense en una divisiór, J e sil tiempo segiin las ;ic:tividades que ha decidi-
d o que podría llevar a cabo.
Prog?'arn~ud~'~ o n s z ~ lyt u~ ~ i l a h o ~ u ~ i ó ~ l
I'iense a quién tendría que presentar s ~proyecto.
i El cuadro 1 (vé2ise pág.
Protocolos d e inforiración.
28) facilita una serie tle principios en los que basar su presentación.
Consulta d e salud meiiial a otros profcsionales.
Creaci(ín y/o refinainiento d e programas d e atención 2 probleiiias psico-
sc~ciaiese n otras instituciones.
2 . El papel profesional de los psicólogos sociales de la salud Entrenamiento e n las habilidades profesionales ligadas a los prograinas.
Asesoran~ientopara asegurar la pervivencia d e iin pi-ogi-aira dentro d e
una institución.
Seguramente a travé:; de los epígrafes anteriores y de las conclu-
Asesoramiento para prograiras d e sensibilización c n los probleiiias psico-
siones que haya extraiclo del ejercicio 14, a estas alturas, terminando sociales d e la enferiiiedad.
ya este manual, le quecle clara la propuesta del autor en lo que se re-
fiere a las funciones del psicólogo de la salucl en la atención a fami- Anitnaciojn p.sicosocia1
lias con miemlr>rosenfe~.mos.Como decíamos en la introducción, la Asesoría para la creación y el <lesarrollo d e asociaciones d e a~itoayuda.
idea que ha presidido i:oclo el texto es la de que atencler a y trabajar Creación d e prograinas d e atención psicosocial en las asociaciones.
con las familias no sólo las ayuda a resolver los problemas concretos Entrenamiento cn las liabilidades profesionales ligadas a los pi-ograinas.
que pudieran tener, sino que es una de las mejores fornias de incre-
inentar su calidad de \ida y la de sus enferrrios. Estamos, pues, ha-
blando de prevención. !;e ha propuesto que esta función preventiva damos a expresar los se~ztimientosque les pl.ouoca la situación. En
se desarrolle dentro de un marco psicosocial que abarca los ámbitos ocasiones, una vez los han aireado, resulta factible pasar a una es-
hospitalarios, de salud inental y de asociaciories de autoayuda (o de trategia de solución deproblemas de aquello que, no siendo médico,
seivicios específicos de atenciór, a personas enfermas). Las interven- es susceptible de resolverse; asumiendo que cuando la enfermedad
ciones propuestas para familias en todos estos ámbitos han incluido precipite una nueva crisis, el equilibrio logrado se resentirá. El cua-
los perfiles o funciones ]r>rofesionalesque siguen. dro 27 refiere algunos ejemplos de inteivenciones que hemos ido
exponiendo y que matizan el papel tradicional de agente de cambio
La función de experto en salud mental. Es la más tradicional. En del profesional de salud inental, y así, en las i11te1-uencio~zcs
en cmsis
ella, el profesional ayuda a la familia a resolver total o parcialmente ese papel se realiza en cooperación con otros profesionales, funda-
el problema que le presentan. Teniendo en cuenta que enfrentamos mentalmente médicos y enfermeras, pero no en solitario, pues por
las repercusiones psico:iociales de una enfe:.medad, muchas veces momentos se incluyen trabajadores sociales, rehabilitadores, psicó-
los problemas no pueclen resolverse y todo lo que podemos ofrecer logos, etc. Aquí es la red social (profesionales inás familiares y alle-
es escucharles, entenderles (hasta cloncle poclemos) y acompañarles gados) la que finalmente se hace operativa en relación con el pro-
el trecho de su vida que tienen a bien recorrel. con nosotros. Les ayu- blema. En el apoyopsicológico, la familia y la persona enferma junto
308 E N F E R M E D A D Y FAMILIA T ~ C N I C A SY PROGRAMAS DE INSERVENCIÓN 309
con el profesional tratan de poner coherencia, orden y sentido al Si el objetivo de la consultoría son los profesionales, el de la ani-
drama de la enfermedad, y cuando todo ello ya no es posible, en- maciónpsicosocial es el voluntariado social. Se entiende por anima-
tonces escuchamos y acvnpañamos. ciónpsicoso~iallas actividades encaminadas a ayudar a la comunidad
Frente a las dos primeras funcioi~esque tienen que ver con las si- a organizarse para dar respuesta a las necesidades, en iii~estrocaso,
tuaciones agudas, los ,D)-ogramasde rebabilit,ízción se han diseñado de enfermos y familias; lo que constituye la expresión más acabada de
para la fase crónica, la qiie i r i s renuncia y sacrificio concii:a. En el pro- la filosofía de trasladar la iniciativa de la solución de los problemas
grama que hemos propuEsto (rehabilitaciónpsicosocial de enjemzosfi- a la comunidad (intervención psicosocial). En el m a r c o occidental, la
sicos crónicos), el profí-sional facilita la revisibn de las estrategias de respuesta de la comunidad viene siendo la constituciión de gixpos o
afrontamiento mediante !a estructuración del contenido de las entrevis- asociaciones de autoayida, y lo mismo que en la coiisultoría de pro-
tas y, quizá mucho, por ,3l tipo de formato de la sesión (grupo-dentro- fesionales, no solo colaborainos en su creación, también luchamos
de-grupo) que utiliza. Los expertos son los miembros de las familias, el por su permanencia. Son muy variadas las formas de actuación del
profesional apoya, noriraliza y da nombre a las experiencias por las profesional de salud mental; en un nivel elemental puede ayudárseles
que pasan, y así, primero identifica y después ratifica cuáles son los fe- facilitándoles contactos que les permitan acceder a locales en los que
nómenos esperables dada la situación. IC'o es akuien que resuelue;.faci- realizar sus actividades, fórmulas administrativas de organización y es-
lita la cow@araciónentr,?lasfamilias, y nom~rlizasus eq~eri~ncias en tatutos, o fórmulas de reclutamiento de voluntarios, etc. En lo que se
la kedida en que las ~a7;~ciona como lo esperable en la enjermedad. refiere a actividades, puede ayudárseles en la planificación de los pro-
Los interlocutores del consultor no son los pacientes y sus fami- gramas, sobre todo los de atención psicosocial que constituyen nues-
lias, son los profesionales, las instituciones J . los vericuetos por los tra especialidad. Conviene recordar que estos programas no son los
que han de pasar los programas de atención psicosocial que desarro- únicos, ni, muchas veces, los más importantes. Con iiiucha frecuencia
lla hasta que son operativos. Su función tiene que ver probablemente las asociaciones tienen un fuerte matiz reivindicativo de nuevos trata-
más con enseñar, informar y entrenar a profesionales que no son de mientos médicos, de nuevos aparatos, de mejor atención a sus enfer-
salud mental, que con el tratamiento de afec~ados.La realidad en la mos, etc.; dado este carácter, los programas psicosociales suelen ocu-
que se mueve es la de la:; instituciones, con 105 problemas (o las opor- par un modesto segundo plano. Igualmente, hay que tener en cuenta
tunidades) que plantean sus formas de organización, sus objetivos que los programas son aplicados, en muchos casos, por voluntarios
(por momentcs muy diferentes de los de salud mental). Dentro de la sociales, que pueden o no ser profesionales. Ello fuerza una realidad
institución asesora a profesionales y crea programas de atención psi- nueva y compleja que afecta a la estabilidad de los programas, a la
cosocial, a los que ayuda a sobrevivir en un iiiedio que se ha podido manera de entrenar al voluntariado, que. al menos en nuestro país,
sensibilizar con este tipo de problemas, pero que no los contempla acepta mal que la ayuda a los enfermos y a sus familias se entienda
como objetivos primarios. Todo ello le exige conocimientos sobre pro- en términos de programaspsicosociales. Si la realidad básica del vo-
gramas de salud mental aplicables en contextos médicos, conocimien- luntariado es el altruisnio, lo inevitable del entrenamiento en los dis-
tos sobre la compleja organización de las instituciones médicas, su tintos programas fuerza a una pseudoprofesionalidad en la cual lo im-
cultura asistencial, métodos de entrenamiento y métodos de asesora- portante ya no es tanto ayudar como ayudar bien, y ese bien se
miento a profesionales de la medicina en los problemas psicosociales entiende cada vez más en términos profesionales por alguna extraña
que tienen con sus paci~~ntes. Toda una nueva área muy alejada del razón.
conocimiento que come psicologos solemos tener. Aquí no se trata Pensamos que en todo este coinplejo (y por momentos asombro-
tanto de curar o aliviar 21 personas enfermas y a sus familias, como de samente refrescante) mundo de las asociaciones, el profesional pue-
asesorar a otros profesionales. de, y quizá debe, actuar tratando de preservar lo que de iniciativa so-
tia1 tiene el grupo comurii:ario, sin asiirnir protagonisinos; adaptando en los tres frentes mencionados, finalinente iiilo d e los secioses cle la
10s programas y la forma (le entrenar a1 hecho tle que se trata de vo- salud mental menos atendidos pero inás necesitados y e: probable
luntarios y aceptando qu? es bueno que inanteiigan su condición de que con más expectativas de desarrollo. El autor confía en haber sa-
tales, por más que ello 11;~:;a precaria la continuiclad d e los programas bid0 mostrar tanto la compleja casuística de estos prob1eni;is como
;i de las propias asociacioiies. algo de la riqueza de propuestas para alil-iarlos.
Un problema importarite es el de las relaciones entre las asocia-
ciones y la administración. y lo sensibles que son las jx-imeras, por su
dependencia de las subvc:riciones, a los cambios de política asistencia1
( l e l a segunda. La casuística cle problemas entre ambas es compleja, y
:;unlamente importante pa -a la supervivencia de los grupos comunita- Se asume qur: las iilteiveilciones con personas enferinas son
.-ios. I'or desgracia se traia d e un conocimiento muy especializado siempre, e n mayor o menor grado, p.sico.sociales. Y ello porque
(:véase, por ejemplo, Whitc: y Mercier, 1771 y 19'2lb) y que choca con afectan a la familia. L; su red social y a los profesionales de la
o que parece ser la tendencia natural d e muchas asociaciones. En medicina que tratan al enfermo.
fescncia,resulta importante aconsejarles que priinero pongan en mar- * Se organizó la presentación de los procediinientos siguiendo
(:ha ac~uelloque dependa c:xclusivamente de sus recursos, JT que man- tres ámbitos de actuación: los coiitextos de salud (hospitales),
.engan otra parte d e lo:; programas con subvenciones, estudiando salud mental y gnipos o asociaciones de :~uto;iyutla.
muy bien su dimensión. :Si los prograinas subvencionados son mu- i En contextos d e salud se presentaron procetlimientos para dar
h o s , dependerán para sii existencia del dinero d e la aclministración, el diagnóstico, la intervención que resulta in5s iinportante e n
se haran inuy vulnerables a los cainbios d e política social y correrán términos preventivos. I'rocediniientos cle consulta que ayudan
31 riesgo de desaparecer. a los profesionales a dar respuestas sensibles a los problemas
Los dos últimos roles son los más innovadoi.es, pero quizá lo que de sus pacientes y que, igualiilente, siiven para desarrollar y
finalmente resulte más iririovador es la necesidad d e que el profesio- - hacer sobrevivir programas psicosociales. Se ofreció informa-
nal d e salud mental tenga que cumplimentar los tres roles al mismo ción detallada d e iin procedimiento de 1-edes sociales para in-
tianpo: el tradicional d e ,experto en salud mental, el cle consultor y el tervenir en situaciones críticas. Se coinpletó el panorama con
de animador social. El hecho de que los tres ped-'iles se relacionen con un par de ejeinplos más: una experiencia d e grupo para cuida-
conocimientos muy dive:rsos y altamente especializados, lejos de una dores de pacientes trasplantaclos de medula y un programa
aproximación basada en 1:i iinprovisaci0n y la intuición, y d e que ade- para pacientes afectados de cáncer y para sus fainilkis.
más se trate d e conocimientos a los que se presLa poca atención en la El grueso de las actuaciones psicosociales se reserv;l para las
carrera, y difíciles de con:,eguir fuera (hay muy pocos cursos d e pos- asociacioiles d e autoayuda, as~imiendoque son el ámbito que
grado sobre el tema), puecle parecer disuasorio. Pero lo cierto es que mejor entiende las necesidades de los enfermos y s ~ i familias
s y
si los problemas d e los que hemos venido hablando son importantes, que menos estigma genera e n sus intervc:nciones. Se presentó
y el autor así lo cree, resulta necesario sensibilizar a los profesiona- un modelo aplicable a un rango muy amplio tle problemas
les y generar un cuerpo de doctrina y d e conocimientos que permita como es el de la Terapia Fan~iliarMédica; un segundo modelo
el avance del campo y su traducción en planes de estudio y d e entre- de grupos de familias para la fase crónica de la enfermedad; y
namiento. Modestamente:. este manual fue escrito con la intención de finalmente, se hizo referencia a experiencias con grupos no-na-
suministrar ideas, desde una perspectiva psicosocial, :il profesional turales (aquellos que se conocen en el iilomento de la expe-
coinprometido en esta ái-c~ad e atención a los enfermos y sus familias riencia) y a programas d e ayuda psicosocial.
312 E N F E R M E D A D Y' FAiMILIA TÉCNICAS Y PROGRAMAS DE I N S E R V E N C I ~ ) N
El capítulo se cierra con una reflexión sobre el papel del ex- Paso 1. El comietzzo Una entrevista en la que se van a dai noticias
perto en salud mental tal como se dibuja en los programas y ac- muy serias ha d e realizarse cara a cara con el paciente; a menos que
tuaciones propue:~tos.Se concluye que disempeña tres roles: el sea inevitable, no debe utilizarse el teléfono. Han de cuidarse también
tradicional d e experto en salud mental, el de consultor de otros los aspectos d e contexto: el paciente debe tener un lugar donde sen-
profesionales y el (le aycida a la comunidad para que se orga- tarse y estar cómodo, por ejemplo. Tenga la conversacióii en un lugar
nice con el objetivo d e mejorar la calidat! d e vi& de los enfer- privado (o cree u n ambiente cle privacidad esté donde esté), en el que
mos y sus familia:, (animador social). no vaya a ser internlmpido por ningún tipo de llamada. N o hable en
los pasillos corriendo de un lugar a otro; si no puede evitar tener que
desplazarse, al menos hable parado, apoyándose en la pared, dé la
Lecturas recomendadas impresión d e que está dedicando tiempo al paciente.
Si el paciente está con alguien, entérese de quién es d e forma cor-
De nuevo el libro d e John Rolland Familias, enjel-rnedady disca- tés. Si ni el enfermo ni el acompañante dan muestras d e querer mar-
pacidud (Barcelona, Gedjsa, 2000) es un clásico en lo que se refiere a charse, pregunte al enfermo si quiere que la otra persona esté pre-
la exposición detallada ,y profunda de la aplicación de la Terapia Fa- sente en la conversación. Hay que darle la oportunidad de recibir la
miliar a los problemas nicklicos. información d e forma privada.
El artículo de Peter Steinglass discusión m~iltifamiliaren enfermos Observe las normas d e cortesía, asegúrese de que conoce su no111-
crónicos~~, Cuadernos de Terapia Familiar (no 44-45), ofrece no sólo la bre, de que se sitúa a una distancia adecuada. Pregúntele si desea
descripción d e un procedinliento para enfermos crónicos sino que, mantener una conversación en ese mornento. Si no es absolutamente
además, en el recorrido que hace de cómo ha evolucionado, propor- necesario, no la mantenga con el enfermo muy sedado, o con sinto-
ciona una información valiosa d e cómo un procedimiento para un pro- matología muy activa (dolores, náuseas, etc.). Procediendo d e esta
blema (la enfermedad cr6nica) ha de ir transforinándose a tenor de la forma está transmitiendo el mensaje de que tiene en cuenta cómo se
respuesta de las familias y de la presión d e los sistemas asistenciales. siente y de que la conversación lo es en los dos sentidos.
Paso 2. Avedgüc) lo qlle elpaciente sabe. El objetivo es establecer
lo que el paciente ya sabe sobre el impacto que la enfermedad va a
Apéndice 1: La comunic:ación de un diagnóstico serio según tener en su futuro, y no tanto si conoce el nombre exacto d e su do-
Buckman y Gómez Sancho lencia. Si el paciente da muestras de negación (dice que no se le dijo
nada, no siendo cierto), hay que evitar la confrontación; si confronta
El trabajo más clásico e n este campo es el cle Buckman (1992). Se de forma prematura (y es prematuro hacerlo en estos primeros mo-
trata d e un texto muy m:li:izado y arnplio, que aúna el sentido común, mentos de la entrevista), el enfermo no va a verle como alguien que
la sensibilidad y el respei:o por el derecho a conocer la información. quiere ayudarle. En ocasiones, todo lo que el enferrno hace es con-
Se ha escrito desde el convencimiento d e que hay que informar. En trastar lo que ya sabe con la versión que le van a dar.
nuestro contexto cultural, Gómez Sancho (1996) defiende una posi- Resulta útil ir tomando nota d e ciertas características del paciente:
ción sirnilar, y ofrece un buen resurnen de la:<posiciones d e Ruck- su estado emocional, su nivel de educación, su forma de decir las co-
man, completadas con otras lecturas y s ~ exterisa
i e importante expe- sas, porque todo ello habrá de tenerse en cuenta para presentarle la
riencia. Sobre ambos textos construiremos este apéndice. información de una forina u otra. A la hora d e evaluar todos estos as-
Buckman (1992) ha descrito un protocolo c.le seis pasos que pre- pectos hay que fijarse tanto e n lo verbal (qué dice) como en lo no ver-
sentamos a continuación conservando el lenguaje directo del autor. bal (cómo lo dice: retorciéndose las manos, sollozando, impávido, etc.).
314 E N P E R M I : D A D Y FAMILIA
b) No utilice un lenguaje técnico-médico. chado los del paciente. Son seis las etapas para conseguir e:itos obje-
C) Compniebe frecuentemente que le entienden y clarifique si se tivos :
le requiere para ello.
d) Asegúrese de que ambos están. entendiendo las mismas cosas. a) Demuestre que entiende sus problemas.
e) Repita las partes triás importatites de la información varias ve- b) Indique que es capaz de distinguir entre lo que puede y lo que
ces. No es culpa (1131paciente :.io poder retener 1;i información, no puede resolverse.
es lo que suele suceder cuando uno entra en crisis por tener c) Explique su plan o estrategia.
que enfrentar una enferinedacl seria. d) Prepárese para lo peor y mantenga. al mismo tiempo: la espe-
f) lJse diagramas y iriaterial escrito. ranza en lo mejor.
g) Sea cuidadoso cori el tono con el que habla al paciente. Evite e) Identifique las estrategias de afrontamiento del enferino y re-
tratarle como si liiera deficiente o con un falso tono de pie- fuércelas.
dad. Trate de de:;(-ubrir las preguntas que no se atreve a for- Q Identifique otros recursos.
mularle (algún paciente tiene más mieio a la falta de movili-
dad que a la evolilción del tumor alojado en su médula), así El final de la entrevista se dedica a hacer un resumen y a suscribir
como a los miedo:i que pudiera tener. Si el enfermo o el pro- un acuerdo sobre lo que hacer en el futuro. El resumen es de lo que
fesional necesitaran más tiempo cle discusión, resulta aconse- el profesional y el enfermo han dicho de las dos agendas, sin omitir
jable tener una segunda entrevista; el tiempo que se emplea las incertidumbres de la situación. lJna vez se hizo el resumen se le
en este momento es un tiempo que después se gana en cola- pregunta si existe/n otra/s pregunta/s que quiera formular. Finalmen-
boración del paciente y porque se evitan aclaraciones poste- te se le especifica el acuerdo sobre el futuro.
riores.
Paso 5. Respuesta a los sentimierztos del paciente. Básicamente se Apéndice 2. Utilidad de las experiencias de los grupos
responde a los sentimie,itos del paciente dejándole expresarse, iden- terapéuticos y de los grupos comunitarios
tificándolos y validándolos. El paciente se siente entendido cuando
el profesional es capaz cle transmitirle que comprende y acepta sus
sentimientos. El profesiolla1 tiene, por lo tanto, que hacer algo, y no
sólo escuchar, para que t.1 paciente se sienta entendido. Por lo gene- La investigación realizada sobre las variables que hacen eficaces los
ral, basta con muy poco: con escuchar, poner nombre a los senti- grupos terapéuticos ha sido profusa (a modo de ejemplo, Stiles, Mc-
mientos y explicarlos: 11Y.iveo se siente triste.. tiene la sensación de Daniel y otros, 1979; Bloch y Reibstein, 1980: Coche, 1981; Bednar y
que quizá no podrá realizar ciertos proyectos que ha venido acari- Kaul, 1981; Brower 1986; Kaul y Bednar, 1986), quizá los trabajos más
ciando..... elaborados correspondan a Yalom (1986) y Sadock y Kaplan (1996).
Paso 6. Planzficación y ejecución de los planes. Dependiendo de Del primero presentamos un cuadro de las categorías terapéuticas
lo serio de la informacióri que ha recibido, a estas alturas de la entre- (algo que podemos traducir en la terminología que venimos utilizando
vista el enfermo puede encontrarse abrumado, aturdido y desorgani- en este texto como ((estrategiasterapéuticas>>) más útiles, y los ítem ha-
zado. Además de entender y validar sus emociones, hay que ofrecer- llados más y menos útiles. El procedimiento utilizado por Yalom fue el
le planes de futuro con respecto a su enfermedad. Por lo general no de pasar un cuestionario a los pacientes al final de cada sesión de gru-
pueden ofrecerse planes de acción, si previanlente no se han escu- po; los resultados se resumen en la tabla que sigue a continuación.
Pertenecei- a un grupo Los iliic.iiihros del grupo
que lile acepta y coili- nle aconsejan qiic ine
L
prende. compoite de otra forma.
l
l . Aprendizaje personai Ser capaz de decir lo q~il: Aprender clcitr reacciono
(sal~erchino ine perci- me preocupa. a n ~ eotras pcxsonas co- 10. Revaliclación cle la fa- El grupo me ofrece la Tratar de ser coino al-
t ~ e nlos dcinás). nio lo hice en otros perío- milia. oportunidad de aprcntler guien e11 el grupo (lile
dos de nli vicla. ;Laproximarme a los otros. está mejor que yo.
2. Catarsis 11. Orientación Sentirme con más con- Admirar a ini terapeuta y
tiinicntos. desconocido e inacepta- Fianza en los gi-cipos y comportarnle coino él.
con otras personas.
3. Cohesión Vei que oLros pueden rc- Expresar sentimientos po- 12. Identificación. Coinprobar que esLoy Aprender que como ine
velLircosas einharazosas sitivoi y,'o negativos ha- tan bien como los otros. siento y coniporto hoy
y I~eneficiarse de ello; cia el directo!.. se relaciona con ini iil-
ay~idarmea Iiacer yo 1:) 1 Fancia y clesarrollo.
mismo.
Ayudar a los otros a ser lieconoccr que, no im-
4. Comprensión de uno Coinprender cliie tengo Encoi~trar;i alguien en el iinportantes en sus vidas. portii cuán cerca esté de
inisino. la re.spoilsal)ilidad últini~i grupo con el qiie identi- otra persona, debo cil-
so1,rc mi vicla, sin iinpo,.- ficarmc. frentar solo la vida.
tar el apoyo o los coiihc,-
1 jas que piiec1;i recibir. Poner las necesidades de
los otros antes que las
Poner las necesidades de
los otros antes que las
5. hprendiraje personal 1
Otros mieink>n)sine mías. inía s.
'
(aprender de los de- i tan honestainen~e
inás). piensan de mí. del gscipo.
-
El catálogo de variables terapkuticas de los grupos ha sido recogi-
h. Factorcs existenciales. Expresar scntiinientos po- Aprender quc alg~inasve- do por Sadock (1996); se ofrece a continuación la lista ordenada de
sitivos y neg:iti\os hacm ces conf~indoa las per- mayor a menor utilidad.
otro mieinbro del gi-cipo. sonas dicienclo cosas que
no pienso.
Abreacción Proceso por el cual uii material reprimido vuelve a la
Aprender cóino eni'rentar- El grupo me dice lo que conciencia. La persoiia no sólo recuerda, sino que
iiie :i los demás. tengo que hacer. revive la experiencia.
Aceptación Sentimiento de ser aceptado por los otros miembros
8. Infundir esperanza. Estar en el grcipo era CO- Los miembros del grupo
del grupo.
1110 estas en Lina gran f l - me sugieren o aconsejan
inilia, sólo que más co1-11- qcié hacer. Altruismo Anteponer la necesidad del otro a la propia; apren-
prensiva. der a ser íitil ;i los deinás.
-
3 20 E K F E R M E D A D Y I'AMILIA TÉCWICAS Y PROGRAMAS 13E INTER\IENCIÓN
-- - - --
Catarsis Expresión d e ideas. pensam cntos y emociones, en
oc~i:iinncsreprii~i-idos,que alivian al paciente.
- - --- Un trabajo antiguo, pero orientador, sobre las funciories terapéu-
C,2hesión Sciiiinienlo d e que el grupo ~rabajaunido Iiacia un
objttivo coinún. ticas de los grupos com~initariosde Politser y Yattison (197'9) puede
-- - servir para ilustrar este punto. Los auLores realizaron una investiga-
V~lidacicínpor consenso C(:,nfirmación d e la realidad ~)ropiacon la clc los res-
Larites miembros del gnipo. ción sobre la forma en que los gnipos se venían utilizando e n los
-- -- centros comunitarios d e sa!ud. Producto d e este trabajo son, por un
C:)ntagio La emoción d e iiiio d e los m,enibros suscita otra pa-
rec:icla en los restantes miem1)ros del grupo.
lado, la identificación d e los objetivos terapéuticos que pueden cu-
- - brirse con ellos, y por otro, una serie d e recon~endacionesde cómo
E.<periencia familiar El gnipo recrea las relacione: con Lis familias d e ori-
utilizarlos. Mencionan tres objetivos: ayuda al desarrollo normativo
correctora gen d e los participantes, lo c i a l permiie sil análisis y
co rreccihn. de los sujetos, mantenimiento d e la salud y recuperación de la salud
-- mental.
Einpatía Capacidad d e los miembros (:Le1 gnipo para ponerse
e n e1 l~igarpsicológico d e lo:, demás.
- --
Iclentificación 1nc:orporación d e las car:icterísticas d e otnis personas 2.1. A-yuda al desarrollo ~zomutivo
del grupo.
- - --
Imitación Eni~ilaciónd e la condiicta c.le otros mieinl~rosdel
Hay tres formas en que los grupos comunitarios ayudan a superar
srtipo.
los problemas del cambio evolutivo:
Irnight Conipsensión d e la dinámica y d e los síntomas pro-
pios.
- - a) Informando. Tener información sobre lo nuevo es una d e las
Esperanza Reconocimiento d e la capacitlad propia para resolver variables cruciales a la hora de conseguir la adaptación. Ocu-
pro1)lernas. rre en pacientes que reciben un diagnóstico, pero ocurre,
-
Interacción Intercainbio libre y abierto (le ideas y sentimientos igualmente, en el joven que ingresa en la universidad o en la
entre los miembros del grupo. pareja que acaba de tener su primer hijo.
--
In terpretación El tci-apeuta define el significado d e las resistencias, b) Apoyando. Se habla de apoyo einocional y material. Los estu-
las defensas y los símbolos del paciente. dios indican que quien lo tiene tiende a percibir un nlisn~o
- - -
Aprendizaje LO:< pacientes adquieren conocimiento sobre nuevas acontecimiento como siendo menos estresante, en compara-
áreas. ción con quienes no disponen d e él.
Prueba de realidad Cap:icidad para evaluar objetivamente el mundo y a c) Sancionando iin estatus. En el curso d e la vida se han de en-
Lino mismo. frentar pérdidas d e estatus. Una transición exitosa depende de
Transferencia Proyección sobre el terapeut:i y sobre los rriiembros la oportunidad de encontrar fuentes al~ernativasd e estatus.
del grupo d e sentimientos y tleseos.
--
Ventilar Expresión d e senti~nit:ntos,ideas o acontecimientos
ante el grupo.
2.2. Mantenimiento de la salud
-
Universalidad Conciencia d e que no es uno el único que tiene pro-
Lo que se hace d e varias formas:
bltnias.
322 E N F B R M E D A I ) Y FAMILIA
a) Apoyando las creenc.ias. La \alidación (:le la forma de entender e) Facilitando las defcnsas soci:ilcs. Cuando resulta iniposible en-
el inundo es cc:~risiclei-adacomo uno tie los ingredientes más frentar los probleinas, una manera de reducir el tstrés es dis-
iinportantes par:l rnantener el equilibrio mental; los giupos so- torsionar su percepción para hacerlo más llevaderc~.
ciales juegan es1a f~inción. f) I~istitucioiializandolas deferisas. Los códigos de conducta de
11) Manteniendo el :;entido de pertenenci:i. La sensación de estar los grupos sociales cuinplen este papel.
conectaclo con el grupo social. de peitenecer al grupo, juega
un papel obvio en el equilibrio mental De igual forina, la per- Los profesionales pueden utilizar todas estas posibilidades deri-
tenencia transmite la sensación de participar, de tener alguna vando los pacientes a los grupos coinunitarios apropiados. El terapeu-
influencia, en lo que está ocurriendo. ta debe saber si sus necesidades lo son de desarrollo, niantenimiento
c) Facilitando la integración social. Los giupos sociales fomentan o recuperación de la salud mental, para derivarlos al grupo que mejor
la integración creando una atmósfera personal e íntima. Aque- las solvente. El contacto con el grupo funciona coino sustituto, o com-
llos pacientes que lian perdido su red social son los que más plemento, de un tratanliento formal. Ademas de iina evzlluación de ne-
se benefician dt:l contacto con estos giripos. cesidades, el profesional deberá verificar hasta que punto el cliente
posee las habilidades sc)ciales necesarias para desenvolverse en el gru-
po; si las características del grupo se aclecuan a las necesidades del
2.3. Recz~pemciónde 161 S L L I L L mental
~ cliente, para lo cual deberá tener un conocirniento de la manera de
funcionar del grupo, su estructura organizativa, características de quie-
Algunos grupos solijales cumplen una furición muy directa en lo nes lo componen, actividades, etc.; finalmente, el profesional deberá
que se refiere a la rec~iperaciónde la salud mental, algo que realizan realizar seguimientos periódicos de cómo s u cliente va resolviendo
de varias formas: dentro del grupo los problen~asque motivaron la consulta.
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