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LIDERAZGO ÉTICO

Muchas de las personas no tienen claro la importancia y aplicación de la ética en la

vida cotidiana ya sea como individuo, profesional o en las mismas organizaciones, siendo esto

un factor clave para ponerse a pensar sobre el ¿qué pasa con la ética? ¿se está cultivado?

¿cómo se la cultiva? ¿qué factores atentan contra la ética? y si ¿un líder ético crea cultura

empresarial ética? Pues bien, al hablar de ética lo primero a imaginar es comportamiento,

desempeño habitual de las personas que se relaciona directamente con la vida y las

aspiraciones de otros, donde el actuar de forma auténtica, moral y aceptable permitirá crear

cambios y tomar decisiones de manera justa y transparente.

Para Bolívar en 2005, la ética se define como una reflexión crítica acerca de la

experiencia moral humana y prescribe los modos de comportamiento justificables, donde se

proponen principios y valores que orienten a las personas a proceder de forma justa y en base

a un valor moral bien definido. Es necesario mencionar al valor moral como el reflejo de

principios, normas, representaciones y sentimientos morales, que orientan la actitud y

conducta del hombre hacia el progreso moral, a la elevación del humanismo y el

perfeccionamiento humano.

La ética profesional dentro de las organizaciones permite delimitar comportamientos

acordes con la responsabilidad asignada, pues, al ser una actividad social se deberá

proporcionar un servicio específico e indispensable que garantice la supervivencia de la

sociedad en sí, promoviendo las buenas prácticas profesionales y previniendo el perjuicio que

el ejercicio profesional negligente o equivocado pudiera ocasionar.

El cómo cultivar la ética podría ser algo difícil de responder, pues, todos diríamos que

la ética proviene desde el hogar donde se aprenden costumbres y comportamientos que

definen a una persona como tal, mas, sin embargo, la ética puede ser aprendida a lo largo del
tiempo, donde a través de acciones o toma de decisiones se sepa hacer las cosas correctamente

en base a principios y valores. También se puede cultivar la ética dejando de lado la

incompetencia, la mediocridad o incapacidad de afrontar problemas; por el contrario, se debe

inculcar principios en toda la organización que a través de la práctica se conviertan en un

estilo de vida, donde el ejemplo de directivos jugará un papel fundamental en el decidir si se

hace las cosas bien o se hace las cosas mal.

La formación académica sobre ética contribuye a un mejor desempeño profesional,

pues, a través de herramientas académicas se puede sensibilizar al profesional hacia la

dimensión ética de su trabajo, generar un sentido de conciencia y manifestar el papel social

que juega por cada acción a realizar. Es importante practicar la ética porque permite medir las

decisiones entre el bien y el mal, evita realizar cosas incorrectas, permite mostrar la rectitud

de las personas a través de un comportamiento íntegro y moral.

En ciertas ocasiones la ética se ve afectada por factores económicos, sociales,

culturales y morales, que pueden ser representados por decisiones injustas, interferencia en el

trabajo, colaboración y reconocimiento impropio, falta de honradez, consumismo e

individualidad, donde se olvida de los demás y se busca un beneficio propio a través de

acciones inadecuadas e inmorales; con esto, se puede ver la necesidad de tomar conciencia y

aplicar valores y principios diariamente, cambiando ciertos hábitos inadecuados que no

garantizan el bienestar social y enmarcándonos en principios y valores distintivos de los

demás, donde se promueva la justicia y el bien común.

El liderazgo ético exige valor, la capacidad para hacer lo correcto asumiendo el riesgo

del rechazo y la pérdida. El valor es difícil de presentarse en una organización que se centra

en llevarse bien con el fin de obtener aprobación, promociones y aumentos. Es difícil decir no

cuando la mayoría dice sí, ir en contra del estado de las cosas y ofrecer nuevas alternativas al
grupo. Por tanto, el valor requiere asumir la responsabilidad de los errores, más que tratar de

encubrirlos o de culpar a los demás.

La ética no debe ser considerada una moda administrativa, sino que debe practicarse

en la organización hasta llegar a convertirla en un estilo de vida. Al respecto, Ortiz en el año

1997 expresa “Más que una moda, la ética es en la actividad empresarial, una necesidad y una

exigencia que se hace más apremiante conforme crece la complejidad del tejido social”.

La actuación del líder influye directamente en la formación de la cultura empresarial.

Actuando de forma ética en todo momento y con todos los miembros de la organización

logrará forjar una cultura dominada por la confianza, el sentido de la responsabilidad y el

respeto hacia los demás. Una cultura en la que se premie el trabajo y la innovación, y en la

que no se admitan comportamientos inmorales. Al comprometerse a ejercer un liderazgo

ético, el líder asume la responsabilidad de formar racional y emocionalmente a sus

trabajadores. Esto es fundamental para ganarse la confianza y colaboración de los mismos,

que se verán identificados con los valores y objetivos de la organización y tratarán de seguir

el ejemplo del líder para desarrollar actitudes positivas ante el trabajo y la empresa.

El líder es una persona que debe fomentar una cultura organizacional enraizada en la

ética, ya que moldea la imagen corporativa, establece el rol social de la empresa e influye en

las decisiones que se toman en la misma; los empleados y colaboradores lo tomarán como

referencia y motivación para realizar acciones éticas o no éticas, convirtiéndolo en eje

importante para la creación de una cultura empresarial enfocada en valores, principios y

costumbres que permitan conseguir el bien común.

Finalmente, cabe mencionar que en las organizaciones se necesitan líderes éticos y

comprometidos con el logro de los objetivos y metas de una organización, que sean

transparentes y se enfoquen no solo en cumplir logros personales, sino también logros de los
grupos de interés. El ejemplo es el enfoque principal para poder guiar y motivar a todo el

equipo empresarial a cultivar la ética en cada actividad emprendida.

Actuando de forma ética se logrará una autoridad moral, que es lo que identifica al

auténtico líder y le hace un referente o un modelo de conducta a seguir por todos los

miembros de la organización. Si se desea reforzar una cultura empresarial ética, se debe

demostrar desde el ejemplo de cada colaborador, puesto que su conducta afectará la

reputación de la empresa. La responsabilidad es compartida, es tarea de todos y se debe vivir

dentro y fuera de la misma.

Al existir la ética en las organizaciones se contribuye a construir una mejor sociedad,

ya que se encuentra constituida por las normas y principios éticos que se usan para atender

una serie de problemas dentro del contexto personal y empresarial. La ética en la empresa

busca entregar a sus colaboradores una nueva cultura organizacional, ratificar el compromiso

de los mismos y orientarlos hacia valores como: integridad, liderazgo, honestidad y respeto.

Bibliografía

o Cardona Labarga, J. M. (2010). Liderazgo personal: Logre resultados y supere las

crisis. Diaz de Santos.

o Lussier, R. N., & Achua, C. F. (2011). Liderazgo : Teoría, aplicación y desarrollo de

habilidades. Cengage Learning.

o Martínez Herrera, H. (2010). Liderazgo responsable. Ecoe Ediciones.

o Rojas López, M. D. (2011). Ética organizacional -Estrategia para el éxito. Bogotá-

Colombia.

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