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UTOPÍA

¿Cómo tendría que ser una sociedad ideal en la que todas las personas pudieran ser libres y
felices?

UTOPÍAS CLÁSICAS

Platón plantea una sociedad jerarquizada, en la que gobiernen los filósofos gobernantes. La
utopía platónica ha sido estudiada y comentada ampliamente a lo largo de la historia. También
ha sido criticada y considerada como una sociedad más cercana a la distopía que a la utopía.
De esta opinión fue el filósofo austríaco Karl Popper (1902-1994). Para Popper si la sociedad
platónica se convirtiera en realidad estaría más cerca de un régimen totalitario que de una
sociedad verdaderamente justa. La libertad individual no existiría, o en todo caso sería
reprimida. Cualquier asomo de crítica o disidencia sería exterminado, al representar un peligro
para los intereses colectivos.
La época en la que las utopías se convierten en un tema recurrente es aquella en la que vive
Tomás Moro: el Renacimiento. Probablemente porque se trata de la época en la que el ser
humano adquiere conciencia de su propio valor y protagonismo, y deja de pensar el mundo
como algo ya terminado y estático —pensamiento que era común en la Edad Media— y
empieza a pensarlo como algo dinámico que puede ser transformado.

Fragmento de la conclusión de la obra “Utopía de Tomás Moro”

“0s he descrito con la mayor sinceridad el modo de ser de su República a la que considero no
sólo la mejor, sino la única digna de llevar tal nombre. Porque en otros sitios los que hablan de
la República lo que buscan es su interés personal. Pero en Utopía, como no hay intereses
particulares, se toma como interés propio el patrimonio público; con lo cual el provecho es
para todos.

En otras repúblicas todo el mundo sabe que si uno no se preocupa de sí se moriría de hambre,
aunque el Estado sea floreciente. Eso le lleva a pensar y obrar de forma que se interese por sus
cosas y descuide las cosas del Estado, es decir, de los otros ciudadanos. En Utopía, como todo
es de todos, nunca faltará nada a nadie mientras todos estén preocupados de que los graneros
del Estado estén llenos. Todo se distribuye con equidad, no hay pobres ni mendigos y aunque
nadie posee nada todos sin embargo son ricos. ¿Puede haber alegría mayor ni mayor riqueza
que vivir felices sin preocupaciones ni cuidados? Nadie tiene que angustiarse por su sustento,
ni aguantar las lamentaciones y cuitas de la mujer, ni afligirse por la pobreza del hijo o la dote
de la hija. Afrontan con optimismo y miran felices el porvenir seguro de su mujer, de sus hijos,
nietos, bisnietos, tataranietos y de la más dilatada descendencia. Ventajas que alcanzan por
igual a quienes antes trabajaron y ahora están en el retito y la impotencia como a los que
trabajan actualmente.”

En el siglo XIX y XX las utopías están generalmente relacionadas con el desarrollo de la ciencia
y la tecnología. Éstas adquieren un gran protagonismo y aparecen como una herramienta
esencial para conseguir la felicidad humana. Pero también encontramos en ellas advertencias
acerca del peligro que una excesiva tecnificación e industrialización pueden entrañar —algo
que será más explícito en las distopías)—Observamos una tendencia hacia formas de vida
sencillas y espirituales, en algunos casos buscando una síntesis entre la cultura científica de
occidente y la espiritual de oriente. Dos ejemplos son: Walden Dos, de B. F. Skinner y La Isla,
de Aldous Huxley.

https://www.youtube.com/watch?v=MtvKNnT2BIQ

Skinner imagina una comunidad ideal, Walden Dos, en la que


la ciencia conductista ejerce de omnipotente organizador
social. Gracias a una educación minuciosamente establecida
los individuos aprenden a comportarse sin maldad ni
egoísmos, a convivir haciendo compatible la felicidad
individual y el interés colectivo. La natalidad está
científicamente controlada y el trabajo ocupa una pequeña
parte del día, pudiendo disfrutar todo el mundo de un tiempo
Imagen 7. Autor: S. Rabbit.
ocioso feliz y sin preocupaciones.
Licencia Creative Commons
3.0. En La Isla de Huxley —que recibe el nombre de Pala— la vida
también transcurre tranquila y feliz. La ciencia ha hecho
posible mitigar el sufrimiento y controlar la natalidad, así como asegurar una alimentación
completa y saludable para todo el mundo. Pero los habitantes de la isla de Pala rechazan la
industrialización, pues ésta conlleva una vida entregada al trabajo y al consumo. Prefieren una
vida sencilla desde el punto de vista material que haga posible una rica vida espiritual.
La espiritualidad es de clara inspiración budista, y los habitantes de la isla no dudan en utilizar
drogas (siempre científicamente controladas) para experimentar la iluminación y potenciar su
vida interior.
DISTOPÍAS CONTEMPORÁNEAS
El siguiente vídeo nos muestra una escena de la película Fahrenheit 451 de François Truffaut,
basada en la novela de Ray Bradbury:

https://www.youtube.com/watch?v=w0PwQOr53SA

Bradbury imagina en su novela, publicada en 1953, una sociedad que ha declarado la guerra a
los libros, considerándolos responsables de la infelicidad humana.
Los libros fomentan el individualismo y generan en las personas expectativas e ilusiones
irreales, por lo que deben ser quemados. Los bomberos son, paradójicamene, los responsables
de destruirlos. Uno de ellos, Montag, se da cuenta del valor positivo de los libros, por lo que es
perseguido y debe huir, refugiándose en el bosque junto con otros disidentes. En este caso, el
final de la historia deja un pequeño lugar a la esperanza.

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