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“SAN PEDRO”
FACULTAD DE CIENCIAS DE
LA SALUD
DOCENTE:
ALUMNOS:
FECHA:
Crisis porque el análisis de los sueños se encuentra cuestionado desde muy diversos
ámbitos, incluido el propio psicoanálisis, a múltiples niveles, entre otros: el papel relativo
asignado a paciente y terapeuta, en el que el terapeuta es el experto desvelador del
significado del sueño, al que el paciente es ajeno; o la focalización en el contenido latente del
mismo, donde elementos simbólicos representarían los deseos censurados del paciente no
accesibles a la conciencia o el sueño como realización de deseos.
Renovación, porque como acabamos de mencionar, a partir de la segunda mitad del siglo
pasado, se van a producir dentro del psicoanálisis variaciones de la teoría y la técnica
freudiana sobre los sueños, que van a ir desde meras matizaciones o añadidos a verdaderos
replanteamientos de muchos de los conceptos fundamentales de su teoría (el papel de lo
intersubjetivo; la multiplicidad de sistemas motivacionales vs dualidad pulsional ; o las
múltiples modalidades de procesamiento inconsciente vs "el inconsciente" como algo
singular y homogéneo, por citar sólo algunos de ellos), que introducen aspectos como la co-
construcción de significado, la mayor atención al contenido manifiesto y un nuevo
cuestionamiento de la participación del paciente en el análisis del sueño dentro del proceso
terapéutico.
Pero también es este un momento de expansión. Por un lado, en cuanto al interés dentro del
propio psicoanálisis, tras caer en un cierto segundo plano tras la irrupción de la psicología
del yo y el peso dado a la transferencia como elemento de análisis del inconsciente, se
empieza a detectar un interés en los últimos años (Kantrowitz, 2001a) que va más allá de un
mero centenarismo, tras cumplirse un siglo tras la publicación de La interpretación de los
sueños. Además, en diferentes ramas de la psicología, como la psicología humanística y
gestáltica, el análisis fenomenológico y, muy especialmente, la psicología cognitiva, se está
replanteando la utilización terapéutica de los sueños, después de que estos se consideraran
material desechable durante varias décadas, llegando en algún caso, fundamentalmente los
denominados constructivistas¸ a proponer su uso para descubrir las motivaciones
inconscientes de los pacientes, retomando implícitamente el valor que Freud le dio (Barret,
2002; Hill, 2002; Gonçalves y Barbosa, 2002).
Por otra parte, hemos querido tomar muy en cuenta los estudios realizados desde la
neurobiología, cuyos avances más recientes, si bien desde posiciones bastante discrepantes
(algunas muy críticas con los postulados freudianos), dan soporte a muchas de las
características formales con que se ha descrito desde el psicoanálisis el funcionamiento de
los sueños (Hobson & Pace-Schott, 2002; Solms, 2000). Los conocimientos que vamos
incorporando desde los dos lados nos están llevando a una mejor y más global comprensión
de un fenómeno tan complejo como es el sueño. Una vez más tenemos que insistir en la
importancia que tiene, para ambas disciplinas, el diálogo entre psicoanálisis y neurociencias.
En este primer trabajo, pretendemos proporcionar una base bibliográfica (dada la amplitud
del tema no puede ser exhaustiva) que permita a los lectores conocer los principales aportes
de los diversos abordajes considerados. Además de la revisión bibliográfica de los aportes
psicoanalíticos, hemos querido dar relevancia a los aportes provenientes de la neurociencia y
la teoría cognitiva, siendo la revisión de otros enfoques mucho más somera y orientada a la
técnica.
El sueño es una actividad que puede ser considerada como la función psico-biológica más importante
de la vida del ser humano, ya que ocupa casi el 30% del tiempo cotidiano. Son un campo de estudio
muy complicado que lleva estudiándose desde hace más de 50 años y ha provocado fascinación,
controversias y especulaciones durante muchos años.
El sueño no puede analizarse directamente, sino a través del soñador; por este motivo, es difícil
realizar un análisis correcto, ya que el soñador a cada minuto que pasa, olvida más y más detalles de
lo que ha soñado.
Durante años, se ha discutido mucho sobre el significado de los sueños debido a que los recuerdos
de gente, lugares, actividades que hacemos o de las emociones que sentimos, se reflejan en éstos,
pero de una forma tan fragmentaria que no podemos predecir cómo aparecerán y su significado.
Los sueños son fenómenos naturales que han sido estudiados por investigadores de varias disciplinas
como la fisiología, la psicología y la antropología.
En las sociedades primitivas eran incapaces de distinguir entre la realidad y el mundo de los sueños.
En la época griega y romana, los intérpretes de sueños acompañaban a líderes militares en la batalla
ya que los sueños eran entendidos como los mensajes de los dioses. Los sueños tenían calidad de
proféticos y se buscaba en ellos señales de advertencia y consejo.
A finales del siglo XVIII, los sueños dejaron de tener importancia y de dar significado ya que se
entendían como un producto de la ansiedad o de una simple indigestión.
Más tarde, en el siglo XIX, Sigmund Freud revolucionó el estudio de los sueños e hizo revivir la
importancia de éstos, su significado y la necesidad de interpretación.
En la actualidad, las ciencias cognitivas y la moderna neurociencia niegan que el modelo de Freud
tenga validez empírica y, en particular, Allan Hobson y Rober McCarley, a partir de las evidencias
fisiológicas a disposición de la investigación, han propuesto una teoría racional que destaca que los
sueños corresponden a procesos cerebrales y que su contenido es transparente.
Así, históricamente, se ha pasado del análisis mágico, independiente del soñador, hasta formas de
análisis basadas en teorías científicas acerca del funcionamiento cerebral de cada soñador.
Es posible que la gente crea en los significados ocultos de los sueños y dé importancia a estas historias
porque surgen de asociaciones al azar y nuestro cerebro tiene una tendencia a sobrevalorar la
información irrelevante y casual. A pesar de la evidencia científica y de que la estadística dice que es
normal que existan ciertas casualidades cada cierto tiempo, nuestro cerebro, muchas veces; se resiste
a creerlo.
El psicólogo vienés Sigmund Freud fue el padre del psicoanálisis y según él, los sueños eran la vía
regia a los secretos del inconsciente. Según Freud, las defensas del ego, se relajan mientras dormimos
y los impulsos que están normalmente reprimidos vuelven a la consciencia a través de los sueños.
El método que utiliza Freud para investigar los sueños, se basa en las asociaciones de ideas. Freud
distingue entre dos tipos de contenidos en los sueños:
Contenido manifiesto: es la historia o sucesos tal como el soñante los vive. Es un material
elaborado a partir de las experiencias cotidianas y los deseos reprimidos mediante los
distintos procesos de elaboración onírica. El contenido manifiesto no se encuentra en el
nivel del significado, sino del símbolo.
Contenido latente: Es el significado verdadero del sueño, el psicoanalista se esfuerza por
interpretar el contenido manifiesto del sueño que el paciente le relata, para revelar el
contenido latente, su significado.
Freud estima que es con el estudio del contenido latente cuando el psicoanalista puede descubrir los
estímulos que provocan el sueño, la procedencia del material anímico, el eventual sentido de lo soñado
y las razones de su olvido.
Según Freud, todos los sueños representan la realización de un deseo por parte del soñador, incluso
las pesadillas; por lo tanto, todos los sueños son interpretables y se les puede encontrar un sentido.
La interpretación de los sueños es para Freud desvelar su sentido (Freud, 1900, p.118) y para él
siempre constituyó el primer y gran descubrimiento psicoanalítico. Fue su orgullo intelectual, el aporte
del que más explícitamente se vanaglorió a lo largo de toda su vida. Al final del capítulo VII de La
interpretación de los sueños, (capítulo que, como ya sabemos, es esencialmente teórico y que
podemos considerar como fundante del psicoanálisis) define la interpretación onírica como la "vía
regia" de acceso al mundo inconsciente (Freud, 1900, p. 597), y siempre pensó en ella como un medio
poderoso para contactar con todos los afectos e ideas que permanecían fuera de la conciencia. En el
periodo entre 1895-1900, dedica su esfuerzo a penetrar en el mundo del síntoma neurótico, a intentar
desvelar su sentido. Es en este contexto teórico-clínico (al que se añade, de modo significativo, el
largo y duro proceso de su autoanálisis, en el que los sueños ocupan un lugar principal), donde se le
empieza a hacer evidente su valor como medio de acceso al sentido de lo oculto en el inconsciente.
El gran aporte freudiano, en su trabajo con los sueños como fenómeno en sí mismo, fue penetrar en
el terreno del desvelamiento del sentido, estableciendo que la aparente falta de lógica del sueño no
era tal, sino que se ponían en juego diferentes leyes según que el aparato psíquico trabajase en estado
de vigilia o en el momento del dormir. Sin embargo, nos parece que el factor fundamental que sirve
para promover en Freud semejante entusiasmo (no olvidemos al respecto la fantasía, compartida con
su amigo Fliess en una carta que le envía en junio de 1900, sobre la supuesta placa conmemorativa
que se pondría a propósito del "desvelamiento del sentido del sueño"), es que, gracias al
descubrimiento del sentido del sueño, el psicoanálisis abandona el mundo exclusivo del síntoma
patológico y se inscribe en el mundo de la normalidad, lo que viene a significar que el psicoanálisis se
transforma en un método de comprensión del psiquismo de cualquier sujeto y no sólo del
funcionamiento del psiquismo patológico. Al centrarse en el análisis de sus propios sueños y tras sus
primeras experiencias en el tratamiento de los fenómenos neuróticos, especialmente histéricos, llega
al convencimiento de las particulares leyes que rigen el funcionamiento inconsciente, bien diferentes
a aquellas que rigen en los fenómenos conscientes. Podemos decir que, prácticamente al unísono,
Freud va desarrollando los mecanismos de formación de síntomas y los que subyacen en los sueños.
Se produce una práctica igualación de los sueños con los síntomas neuróticos en lo que respecta a la
función, a los mecanismos o a su consideración como fenómenos de transacción (Freud, 1900, p.
570). Con todo ello, va a concluir que las leyes del funcionamiento mental inconsciente se rigen por lo
que denominará el proceso primario y que va a caracterizar tanto al funcionamiento del sueño como
del aparato psíquico en general.
En su momento, Freud tiene el enorme coraje científico de otorgar un valor psicológico a un fenómeno
que, hasta ese momento era considerado por las concepciones teóricas dominantes de la época como
algo meramente biológico, sin implicaciones psicológicas. Es Freud quien rompe esta línea de
pensamiento mediante la elaboración de conceptos enormemente novedosos y arriesgados -el
escasísimo eco que La interpretación de los sueños tuvo durante muchos años así parece atestiguarlo.
Conceptos como contenido manifiesto vs. contenido latente (Freud, 1900, p.154), la desaparición del
principio de no contradicción o de la lógica temporal (Freud, 1900, p.528) que rige en la vigilia, la
inversión o transformación de un elemento en su contrario (Freud, 1900, p.332) o los fenómenos
intervinientes en el denominado trabajo del sueño [la condensación, el desplazamiento, la
representación por medio de imágenes sensoriales o la elaboración secundaria principalmente (Freud,
1900, p.285 y ss)], resultan suficiente ejemplo de ello. Estas y otras conceptualizaciones bien
conocidas, conforman el armazón teórico con el que explica el modo en el que el sueño se presenta
al soñante despierto y le permiten establecer las reglas técnicas de desvelamiento de su sentido, este
es el proceso de interpretación de los sueños, descrito como un proceso inverso, opuesto, al trabajo
del sueño, por el que se pasaría de lo manifiesto a lo latente. Estas ideas no van a cambiar
prácticamente a lo largo de la obra freudiana en el tiempo. Así por ejemplo, cuando en 1933 publica,
dentro de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, su Revisión de la doctrina de los
sueños (Freud, 1933), no hace sino resumir lo expresado anteriormente, sin añadir conceptos nuevos
y mostrándose satisfecho con lo dicho.
Para estudiar la fisiología del sueño, el electroencefalograma es una herramienta tecnológica muy
importante. El EEG es la representación gráfica y digital de las oscilaciones que muestra la actividad
eléctrica del cerebro, al ser registrada mediante electrodos colocados encima de la piel en distintas
regiones de la cabeza.
Durante el sueño ocurren cambios característicos de la actividad eléctrica cerebral que son la base
para dividir el sueño en varias fases:
Sueño NO MOR: Aparece a medida que se apagan los sistemas mantenedores de la vigilia
y se activan los generadores del sueño. Está compuesto por cuatro fases; los tres primeros
estadios se caracterizan por el registro de ondas Theta y el cuarto, el más profundo,
presenta ondas delta.
Sueño MOR: A pesar de que en este momento el tono muscular es nulo (con excepción de
los músculos respiratorios y los esfínteres vesical y anal) y la responsabilidad al exterior es
mínima, existe una gran actividad oculomotora, así como una gran actividad cortical,
variaciones de la presión arterial y erecciones. Durante esta fase se producen la mayoría de
las ensoñaciones y las personas que despiertan durante esta fase suelen recordar
vívidamente el contenido de las ensoñaciones.
La neurociencia explica que en la fase inicial, la
mayor parte de nuestros sueños repasan nuestras actividades cotidianas y aquellas preocupaciones
que ocupan nuestra mente. En la fase REM, nuestro cerebro muestra gran actividad y se producen
sueños a menudo ilógicos y cargados de emociones.
Estas teorías consideran que lo que sucede es una sinfonía de neurotransmisores en los cuales los
aumentos de acetilcolina estimulan los centros emocionales mientras que las caídas de serotonina y
noradrenalina apagan las áreas cerebrales que gobiernan la razón, la memoria y la atención. Es decir,
los centros que controlan las emociones están acelerados mientras que los que controlan el
pensamiento lógico están frenados. En estas circunstancias, nuestro cerebro genera una historia, a
partir de información al azar y se construyen los sueños.
Bibliografía
http://jralonso.es/.
Jose Ramón Alonso. ”El mito de la interpretación de los sueños”.
http://new.medigraphic.com/
Paul Carrilo Mora, Jimena Tamírez-Peris, Katia Magaña- Vázquez. “Sleep Neurobiology and
its importance: Anthology for the university student”.
http://www.redalyc.org/
Munévar, Maria Claudia; Pérez, Andrés Manuel; Guzmán, Eugenia “Los sueños: Su estudio
científico desde una perspectiva Interdisciplinaria”. 1995: Revista latinoamericana de
psicología.