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Después de la última erupción que formó la caldera, hace 23 000 años, se formaron muchos
pequeños cráteres con actividad eruptiva dentro y alrededor de la caldera, entre ellos el
Pacaya. El Pacaya es el volcán más grande de la era poscaldera de Amatitlán, y ha sido uno
de los volcanes más activos de Centroamérica en los últimos 500 años. Hubo por lo menos
23 erupciones desde la colonización española de América.1
Hace 1100 años, hubo un colapso mayor del edificio del volcán, causando un enorme
derrumbe de tierra. Depósitos del derrumbe se desplazaron hasta aproximadamente 25 km
del volcán sobre la llanura costera del Pacífico. El derrumbe dejó un gran cráter, dentro del
cual el presente cono activo ha ido creciendo. Por la presencia de una cámara magmática a
poca profundidad debajo del Pacaya, existe la posibilidad de que se formen distorsiones en
el cono que pueden causar inestabilidad en el edificio volcánico. Por lo tanto, existe el
riesgo de que ocurran derrumbes en el futuro que pueden afectar las áreas pobladas en las
inmediaciones del volcán.1 El volcán de Pacaya ha tenido fuertes erupciones tal como la
que ocurrió en el año 1565. Esta erupción fue una de las más grandes del Pacaya; ya que
estuvo acompañada de fuertes terremotos; además tuvo flujos piroclásticos que arrasaron
con todo a su alrededor. Los daños a la naturaleza fueron muy impresionantes al igual que a
los habitantes les debió de haber costado mucho poder salir de esta calamidad.
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, en su obra Recordación Florida de 1690, describió varias
erupciones que hizo el volcán en los siglos XVI y XVII.3 En el tomo I, libro 9, capítulo 9 indica que
«continuadabamente por todos los días del año, arrojaba por el uno de sus elevados pináculos
cantidad de temerosas llamas».34 En 1565 hizo una erupción que afectó seriamente a la ciudad de
Santiago de los Caballeros de Guatemala y sus contornos, e hizo que los pobladores se
encomendaran a San Sebastián para auxiliarse de los embates de la naturaleza;5 otra ocurrió el 18
de febrero de 1651 en la que expulsó gran cantidad de ceniza y provocó movimientos sísmicos.4
Las últimas erupciones reportadas por Fuentes y Guzmán fueron: la de 1665 que «durante tres
días arroyó inmensa cantidad de arena y produjo temblores durante cuarenta días consecutivos y
que con pavorosos retumbos y