Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
1. GLOBALIZACIÓN
1
bienes básicos porque la corrupción pertenece al sistema de supervivencia; donde el
42% de la población vive en la pobreza absoluta; con el 45% de los distritos
amenazados por las armas y los talibanes en cuyos distritos ni se abrieron las urnas. Por
otro lado para que unas elecciones sean creíbles deben contar con algún tipo de registro
oficial pero en Afganistán no hay censo. El registro electoral se realiza mediante la
inscripción voluntaria de las personas que pueden y desean votar. Los hombres
presentan sus carnets pero las mujeres no siempre pueden pues no está bien visto que
salgan solas de sus hogares. Normalmente debe ser el marido o pariente masculino
quien declare el número de mujeres mayores de edad a su cargo. Dato que nadie discute
ni comprueba. Pero se dice que casi ningún pastún, la etnia mayoritaria, aceptaría
declarar el número de mujeres a su cargo por considerarlo una grave intromisión en su
intimidad. Por todo esto algunos analistas han llamado a estas elecciones “ficción
democrática”, “elecciones simbólicas o pedagógicas” pues el cambio que permitiría una
mentalidad verdaderamente democrática llevaría generaciones y generaciones, como
siglos llevó, efectivamente, en el mundo occidental, pasar de las monarquías absolutas
que surgen en los siglos XV y XVI hasta las modernas democracias del siglo XX.
Lo cierto es que la globalización ha dado lugar a un desarrollo planetario sin
barreras, donde todo está próximo, accesible, y comunicado. Consecuentemente las
interdependencias y solidaridades se han acrecentado y las políticas nacionales han
perdido importancia frente a las internacionales lo cual ha producido un alejamiento de
los ciudadanos respecto a las principales instituciones que toman decisiones en su
nombre. Las ideas de democracia y ciudadanía se han visto lógicamente afectadas por el
fenómeno de la globalización que ha traído una serie de riesgos y de oportunidades que
caracterizan nuestro tiempo. Suele decirse que como consumidores es fabulosa pero
como ciudadanos nos anestesia.
2
medida:
3
democráticos, sobre la base de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, es un objetivo política y moralmente irrenunciable. Tales valores y
derechos no serían exclusivos de una cultura determinada, sino que
representarían un patrimonio común de la humanidad y, por tanto, un criterio
universal de legitimación del poder político.
Desde un punto de vista económico, la economía de libre mercado
favorecería el intercambio comercial y cultural entre los pueblos, lo que
históricamente puede jugar un papel esencial en la resolución pacífica de los
conflictos.
A su vez entre los detractores de la globalización circulan dos posiciones que para
distinguirse utilizan términos diferentes: los partidarios de la antiglobalización y los
partidarios de altermundialización,
4
movimientos se incluyen grupos con objetivos que difieren notablemente:
grupos anarquistas, organizaciones radicales de extrema izquierda y de extrema
derecha y diversos fundamentalismos de origen religioso. Unos defienden
políticas revolucionarias contra el sistema capitalista, otros pretenden la
preservación de determinados modos de vida contra las influencias culturales
externas desde posiciones nacionalistas, indigenistas o fundamentalistas.
5
2. TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO
6
personal pero en las que ponemos nuestro tiempo y recursos y forman, por
tanto, parte de nuestra vida.
De entre los medios que han propiciado esta situación, no cabe duda de que Internet
ha jugado un importante papel. Inicialmente concebido como un sistema para uso
militar, la extensión social de "la red" ha revolucionado el modo de entender las
relaciones humanas. Y no sólo entre sus usuarios. El hecho de "tener o no tener"
Internet (sólo el 0,4% de la población en África tiene acceso), de manejarse en la red o
desconocerla, incluso el hecho de aparecer o no en ella (a través de los "buscadores",
por ejemplo), es un claro signo de reconocimiento social. En este sentido, la tecnología
determina la imagen que tenemos de nosotros mismos, de los demás seres humanos y
de la realidad, y en consecuencia del modo como nos desenvolvemos en ella.
Gran parte de lo que antes se vivía directamente, o simplemente no se vivía en
absoluto por razones de espacio-tiempo, podemos vivirlo ahora a través de la
televisión o de Internet en tiempo real. Por eso nuestra sociedad ha sido llamada la
sociedad del espectáculo, la sociedad de la imagen comprendida como mero aparecer,
porque sólo es real lo que aparece en los medios de comunicación de masas.
Entre ellos, la televisión sigue ocupando un lugar privilegiado. En lo que respecta a
la transmisión de información, los formatos televisivos son pequeños receptáculos
temporales en los que se introduce una cantidad ingente de imágenes. Con frecuencia
se pasa de una noticia de "interés general" sobre las víctimas de una catástrofe natural,
por ejemplo, al último desfile de moda o al acontecimiento deportivo de la semana. La
información resulta cada vez más indistinguible del entretenimiento y de la mera
distracción. Esta acumulación indiscriminada de imágenes e "informaciones" aliena al
espectador que cuanto más contempla, menos ve, ya que cada vez resulta más difícil
establecer una conexión entre "estímulo" y "acción", es decir entre la información que
recibimos y lo que hacemos con ella; una separación que políticamente resulta muy
relevante.
Podríamos decir que a los estímulos recibidos hay que darles salida en forma de
reacción o acción. Ahora bien, la cantidad de estímulos e informaciones que recibimos
se ha ampliado tanto que sobrepasa de forma terrible nuestras posibilidades acción, por
eso mismo se ha desligado por completo de la misma. Ya no somos capaces de traducir
la cantidad ingente de información recibida en acción. Esta situación no va a cambiar
dada la lógica implacable del mercado de los medios que luchan denodadamente por la
7
atención del público. Y éste, acostumbrado a sensaciones cada vez más fuertes y ávido
de ellas, pide una dosis renovada y cada vez más elevada de estímulos.
Esta separación entre estímulo y acción afecta a la idea misma de democracia
porque afecta a nuestra actividad como ciudadanos supuestamente comprometidos con
la gestión política de nuestra comunidad local, nacional o global. Vemos y oímos pero
no actuamos.
b) Un uso político negativo de los medios de comunicación. Ello sucede cuando los
medios de comunicación se ponen al servicio de determinados intereses o poderes con
la intención de condicionar la voluntad de los ciudadanos. La información se
transforma entonces en manipulación y propaganda.
El pensador norteamericano Noam Chomsky (1928) describe muy gráficamente
8
este uso de los medios de comunicación en las sociedades democráticas cuando afirma
que la propaganda es a la democracia lo que la violencia al estado totalitario. Chomsky
explica que en una sociedad verdaderamente democrática deben darse dos condiciones.
Primera, que los ciudadanos tengan a su alcance los recursos para participar de manera
significativa en la gestión de sus asuntos. Segunda, que los medios de información
sean libres e imparciales. Pero podemos encontrar una idea alternativa de democracia,
la llamada democracia formal. En ella, aunque formal y legalmente lo parezca, en
realidad no se permite que los ciudadanos se hagan cargo de sus propios asuntos, para
ello los medios de información deben estar fuerte y rígidamente controlados. En lo que
conocemos como estado totalitario, el control de los ciudadanos resulta fácil. Es
cuestión simplemente de utilizar la violencia contra los individuos. Si se apartan del
camino trazado, se les golpea sin piedad. Pero, claro, si la sociedad ha acabado siendo
más libre y democrática, ya no se puede actuar así, por tanto hay que utilizar otra
estrategia: las técnicas de propaganda.
En este tipo de democracia, que es la que predomina según Chomsky, encontramos
un uso restringido de la información y un modelo elitista y burocratizado de la política.
El presupuesto de este modelo se basa en la creencia de que los intereses comunes no
pueden estar en manos de los ciudadanos y solo una clase especializada de hombres y
mujeres responsables lo bastante inteligentes, puede comprenderlos y resolver los
problemas que de ellos se derivan, son las élites económico-políticas.
No cabe duda, en cualquier caso, de que los medios de comunicación desempeñan
una función muy importante, y a veces decisiva, en el desarrollo de las complejas
sociedades actuales. Fijémonos en que a menudo se apela a una opinión pública que es
indiscernible de la opinión publicada en los medios.
Con todo, el hecho de que distintos medios de comunicación transmitan de muy
diversa manera una misma "noticia" puede entenderse como una demostración del
pluralismo que caracteriza a las sociedades democráticas. Si las sociedades
democráticas se basan en el reconocimiento del pluralismo político, será también
propio de ellas un pluralismo mediático que permita al ciudadano cotejar distintas
versiones de un mismo hecho.
Por otro lado también habría que distinguir dicho pluralismo, consustancial a la
democracia, de un relativismo extremo que invalidaría todo esfuerzo crítico por
alcanzar una versión "fiable" de los hechos.
9
4. GLOBALIZACIÓN Y ESTADO
10
En el plano ideológico, podemos destacar dos concepciones sobre el papel que
debería jugar el Estado en el nuevo orden mundial: la concepción neoliberal y la
concepción socialdemócrata.
11
conciliadas en una unidad de orden superior. De ahí el diagnóstico de un choque de
civilizaciones, que hace evidentemente inviable la idea de una ciudadanía global.
Una civilización es la máxima entidad cultural. Ciudades, regiones, grupos étnicos,
nacionalidades, grupos religiosos, son también entidades culturales pero el nivel de
heterogeneidad cultural que pueden alcanzar es menor que el de una civilización. La
cultura de una ciudad del sur de España puede ser distinta de la de una ciudad del norte
de España, pero ambas tendrán en común una cultura española que las distingue de las
ciudades alemanas. Las comunidades europeas compartirán, a su vez, rasgos culturales
que las diferencien de las comunidades árabes o chinas. Pero árabes, chinos y
occidentales no son ya, sin embargo, parte de ninguna entidad cultural más amplia.
Constituyen civilizaciones. Una civilización es, pues, la más elevada agrupación
cultural de gentes y el más amplio nivel de identidad cultural que poseen los pueblos.
Una civilización se define por elementos objetivos comunes, como son el lenguaje, la
historia, la religión, las costumbres y las instituciones, y también, a su vez, por la
autoidentificación subjetiva de un pueblo.
Samuel P. Huntington afirmó que las luchas más importantes se librarían entre las
distintas civilizaciones que definen culturalmente a los seres humanos, entre las que se
cuentan, afirma, la occidental, la confuciana, la japonesa, la islámica, la hindú, la
eslavo-ortodoxa, la latinoamericana y, posiblemente, la africana.
La tesis de Huntington ha sido objeto de agrias controversias. Su idea de un "choque
de civilizaciones" fue formulada con un tono casi profético y ha dado lugar a una fuerte
controversia política. Por ejemplo se ha utilizado para criticar o, por el contrario,
justificar, las políticas intervencionistas de los Estados occidentales en aras de la
defensa de un orden internacional basado en los valores democráticos, el derecho que se
arroga occidente de tutelar los procesos políticos mundiales en aras de la evitación de
conflictos, sin tratar o tratando, según los casos, de imponer su modelo cultural más allá
de sus fronteras.
En sentido contrario a la visión de Huntington, quienes defienden la posibilidad de
un encuentro entre culturas, una alianza de civilizaciones, consideran que los seres
humanos son capaces de trascender los límites establecidos por sus propias culturas. El
respeto a los Derechos Humanos y la defensa de los valores democráticos constituye el
horizonte transcultural al que apelan los partidarios de una ciudadanía global.
También los defensores del choque de civilizaciones y los críticos de la idea de
ciudadanía global respetan los Derechos Humanos y los principios y valores
12
democráticos en que se inspiran pero defienden que tales derechos sólo tienen sentido
en el interior de la civilización que los ha producido. Sin embargo, para los partidarios
de la alianza de civilizaciones, esta defensa "relativa" es contraria a la idea misma de los
Derechos Humanos, que fueron promulgados universalmente y sin restricción.
13