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ENSEÑANZA PROGRAMADA

La enseñanza programada constituye la más reciente tentativa de individualizar

la enseñanza, a fin de permitir que cada alumno trabaje según su propio ritmo y

posibilidades. Su sistematización se debe a B. F. Skinner, de la Universidad de

Havard.

Su aplicación es apropiada para los estudios de índole intelectual y sus resultados

vienen siendo alentadores: casi un 50% más que los resultados obtenidos por

medio de la enseñanza colectiva.

La instrucción programada se puede efectuar con el auxilio de máquinas,

apostillas o libros.

Las máquinas usadas pueden ser de dos tipos: las lineales y las reparadoras. Las

máquinas de tipo "lineal", a una solicitud del alumno, presentan la materia en

pequeñas dosis, tan pequeñas que las respuestas a las mismas son,

prácticamente, siempre ciertas.

Las máquinas de tipo "separador", más perfeccionadas, permiten la corrección

cuando el alumno yerra. En caso de error, la máquina suministra enseñanza

suplementaria. Una vez comprendida la parte en que hubo error, la máquina

prosigue presentando la materia en la línea principal de] estudio.

Las apostillas o libros presentan la materia en pequeñas porciones y, de

inmediato, proponen cuestiones de ejercicio y verificación, con respuestas anexas

que el alumno va computando, a medida que va resolviéndolas, controlando, así,

en forma continua sus propios estudios.


La enseñanza programada permite a cada alumno trabajar dentro de su propio

ritmo, a la vez que el profesor puede asistir individualmente a todos sus alumnos si

lo considera necesario.

La materia presentada en máquinas, apostillas o libros es estructurado en

pequeños ítems, simples y fácilmente asimilables, que están, sin embargo, unidos

lógicamente y dispuestos en orden de dificultad creciente. El alumno, a medida

que estudia, va procediendo a un trabajo de inmediata autocorrección, lo que

elimina la posibilidad de aumentar el déficit en el aprendizaje.

En la instrucción programada, la motivación es bien eficiente, ya que es provocada

por el propio éxito en los estudios.

No cabe duda de que la enseñanza programada es un verdadero contraveneno de

las clases colectivas, especialmente las de tipo expositivo, confusas, incompletas

y -cosa no extraña- también ilógicas.

El presente método atenúa el problema de las clases heterogéneas, de la

disparidad en la capacidad de aprender de los alumnos. Ella no se presta para un

trabajo de socialización, pero nada impide que sea complementado con prácticas

sociales y socializantes, que reúnan a los alumnos en actividades de integración y

cooperación.

Es necesario destacar que la instrucción programada comenzó a ser aplicada en

los Estados Unidos de América en el curso primario, pasando luego a los cursos

medio y superior.

La enseñanza programada permite al alumno trabajar solo. Presenta la materia en

secuencias lógicas y bien estructuradas, basándose en pequeñas dosis, en orden

de dificultad y complejidad crecientes. Lleva a verificar el aprendizaje luego de


cada secuencia, permitiendo la rectificación inmediata en caso de error, y no

dando oportunidad de que se engrosen las deficiencias o lagunas de aprendizaje.

El programa de una disciplina, construido con arreglo a la enseñanza programada,

debe ser elaborado en su totalidad sobre la base de una secuencia clara, explícita

y lógicamente estructurado, con secuencias de introducción de enseñanza, de

ejercicios y de cuestiones de verificación del aprendizaje.

Se puede decir, a modo de conclusiones, que la instrucción programada:

a) Es eficiente para el aprendizaje instructivo;

b) Es eficiente para el aprendizaje de las partes fundamentales y básicas de

una disciplina;

c) Es eficiente para el aprendizaje de técnicas y realización de experiencias

dirigidas;

d) No se presta para el estudio en profundidad de cuestiones que reclaman

reflexión y temas de carácter ideológico, como tampoco es adecuada para

un trabajo de educación y de socialización.

Inspirados en la instrucción programada, están comenzando a surgir técnicas de

enseñanza basadas en "preguntas y respuestas", reviviendo así, de una manera

actualizada, una de las más antiguas y perniciosas formas de enseñanza.

Principios de la enseñanza programada.

Ocho son los principios en que se asienta la enseñanza programada, a saber:

1.Principio de pequeñas dosis. El alumno aprende mejor cuando el aprendizaje se

cumple gradualmente: un poco cada vez.


2. Principio de la respuesta activa. El alumno aprende mejor si tiene que

responder a cuestiones relativas a lo que esta estudiando.

3. Principio de evaluación inmediata. El alumno aprende mejor cuando puede

verificar, inmediatamente, la exactitud de su trabajo.

4. Principio de la velocidad propia. El estudiante aprende mejor cuando puede

estudiar según su propio ritmo, lento o rápido, conforme a sus posibilidades y a su

voluntad de trabajar.

5. Principio de registro de resultados. El aprendizaje se hace más eficiente si el

estudiante va conociendo sus progresos y sus errores. En cuanto a estos últimos,

una vez identificados, él puede efectuar revisiones para eliminarlos.

6.Principio de los indicios o insinuaciones. Cuanto menos yerra el alumno, mejor;

de a la conveniencia de ofrecer indicios, sugestiones e insinuaciones que

conduzcan a respuestas acertadas.

7.Principio de la redundancia. El aprendi74e se realiza y se fina mejor cuando el

asunto desconocido es asociado con uno conocido o, asimismo, si se dan

repeticiones; de ahí la preocupación de asociar lo nuevo a lo viejo y de repetir todo

constantemente.

8.Principio del éxito. El alumno, al advertir que está progresando, esto es, que está

obteniendo éxito en sus estudios, se interesa más por los mismos y se siente

motivado para proseguir estudiando.

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