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DIONISIACO
Concepción del mundo típica del mundo griego, anterior a la aparición de
la filosofía. Representa el “espíritu de la tierra” o valores características de la
vida, y hace referencia a Dionisos, dios de la vida vegetal y del vino. Nietzsche
hace una interpretación de éste como opuesto a Apolo, dios de la belleza y de las
formas externas.
Apolo expresaba una forma de estar en el mundo: la individuación, el
equilibrio, la medida y la forma, la racionalidad. Para la interpretación
tradicional toda la cultura griega era apolínea y el pueblo griego el primero en
representar una visión luminosa, bella y racional de la realidad. Pero Nietzsche
reivindica el mundo griego anterior, y contrapone a lo apolíneo lo dionisíaco,
representado por el dios Dionisos, el cual considera que representa una
dimensión fundamental de la existencia: la vida en sus aspectos oscuros,
instintivos, irracionales, biológicos, que quedó relegada en la cultura occidental.
Puede considerarse que lo usa como una metáfora de lo que más tarde llamaría
“voluntad de poder”. Esta dimensión no fue ocultada en el mundo griego, se
armonizaban ambas, considerando incluso que lo dionisíaco era la auténtica
realidad. Sin embargo, a partir de Sócrates y sobre todo con el advenimiento del
cristianismo, se instaura un desprecio por el mundo de lo corporal y la fe en la
razón y en la otra vida.
NIHILISMO
Proviene de la palabra latina “nihil”, que significa “nada”. Se define, de
modo general, como la actitud filosófica y vital que niega todo valor a la
existencia o que la hace girar alrededor de algo inexistente.
En Nietzsche tiene varios ámbitos:
Por un lado puede entenderse como decadencia vital: cualquier cultura que
crea en una realidad absoluta, es nihilista, pues pone todas sus esperanzas en
algo que es pura nada. Es el caso de la cultura occidental, que desprecia la única
realidad existente, la del mundo que se ofrece por los sentidos.
En otro sentido es también nihilismo (activo) la actitud filosófica que
intenta demostrar que los valores dominantes son una invención. Nietzsche
propone la destrucción completa de todos los valores vigentes, y su sustitución
por otros diametralmente opuestos, en lo que se conoce como transmutación de
valores. Lo representa con la figura del león, por su agresividad, su capacidad
destructiva.
Como consecuencia de la muerte de Dios, aparece un nihilismo pasivo, por
la toma de conciencia del carácter infundado de la creencia en lo sobrenatural.
¿Qué sentido tiene entonces la vida, que hasta ahora había descansado en el
convencimiento de la existencia de Dios y sus promesas? Este no creer en nada
produce desesperación, y rebeldía ante la vida.
TRANSMUTACIÓN DE VALORES
El cristianismo hace que prospere una moral que para Nietzsche va en
contra de los valores de la vida. Por eso es denominada “contranatural”, porque
propugna valores de débiles. Seres que imaginan un mundo a su medida, e
instauran valores como la voluntad de igualdad, el resentimiento contra la vida
superior, el altruismo, el temor de Dios. Todo esto en contraposición con los
valores aristocráticos que defiende Nietzsche (nobleza, voluntad de jerarquía, de
excelencia, amante de la diferencia....), valores de acuerdo a la verdadera
naturaleza del hombre, cuya característica fundamental es el amor a la vida.
Ante esta situación, Nietzsche propone un cambio, una transmutación de
los viejos valores decadentes (propios de esclavos), en otros nuevos, más propios
de señores, del nuevo ser en el que se transformará el ser inacabado que es el
hombre: el superhombre, ya completo, acabado de hacer y que crea sus propios
valores, los valores que exaltan la vida, no los que la ahogan.