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Las estrellas:
Las estrellas más grandes que se conocen son las supergigantes, con
diámetros unas 400 veces mayores que el del Sol, en tanto que las estrellas
conocidas como "enanas blancas" pueden tener diámetros de sólo una
centésima del Sol. Sin embargo, las estrellas gigantes suelen ser difusas y
pueden tener una masa apenas unas 40 veces mayor que la del Sol, mientras
que las enanas blancas son muy densas a pesar de su pequeño tamaño.
Cuanto más grande es una estrella más corta es su vida. Las estrellas que
son entre 20 y 50 veces más grandes que nuestro Sol viven solamente varios
miles de años. Mueren pronto porque consumen mucha energía.
Formación estelar
el sol, esa enorme bola de fuego incandescente, que tiene 109 veces el
diámetro de la tierra, que pesa 333.000 veces más que ésta y que dentro de ella
puede caber nuestro planeta 1.300.000 veces, es la estrella más cercana a
nosotros.
Lo que vemos brillar es la bola de aire ionizado que los rodea. Los bólidos
pueden ser espectaculares por su brillo, que puede hacer que se vean incluso de
día. Algunos pueden fragmentarse durante su trayectoria, presentar destellos o
pequeñas explosiones, o hacer ruido. Con frecuencia dejan una estela persistente
durante unos momentos (es el rastro de aire ionizado que dejan atrás), o una
estela de humo. A veces pueden brillar lo suficiente como para verse detrás de las
nubes, y entonces veremos éstas iluminarse al trasluz unos instantes.
Una de las teorías afirma que el astrónomo Claudio Ptolomeo creía que
cuando se caía una estrella fugaz, el reino de los cielos se abría para los mortales.
Éstos, por tanto, aprovechaban para lanzar sus deseos con las estrellas fugaces
con el fin que sus plegarias fueran escuchadas. Además, el deseo debía pedirse
antes de que la estrella desapareciese, ya que si no, el sueño no se cumpliría.