Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
A medida que se modifican las fronteras de la ciencia, la industria y la política, nos vemos
expuestos a impresiones explosivas de los medios masivos de comunicación y es que vivimos a
1.000 por hora, y aun los negocios y la vida social se van complicando hasta llegar a situaciones
insólitas. La sociedad de 24 y sus minuciosos detalles presentan mayores retos y dificultades día a
día y es tan fuerte y terrible la presión que esto ejerce en nuestra mente, que la vida se asemeja a
continuo de explosiones.
Las naciones de técnica más avanzada, los hombres de ideales elevados y de gran capacidad
mental y afectiva, lo van sintiendo en su organismo… millones de personas que necesitan cada
noche píldoras para dormir; nerviosos o neuróticos con o sin etiqueta oficial, millones de dólares
gastados en psicótropos, estimulantes o calmantes y las cifras no se detiene.
Y es que en nuestro pensar ya no hay calma, las ideas no suceden ordenada y gradualmente, no
percibimos el mundo, sus colores y formas o los sonidos con nitidez, paz, alegría y/o tranquilidad.
Tenemos la mente ocupada con ambiciosos proyectos, con tristezas y preocupaciones. Hemos
cambiado la ecuanimidad por un tumulto de imágenes o ideas que se agolpan entre si dentro de
nosotros y no pueden ni grabarse ni asentarse en la mente, de aquí la confusión, la nerviosidad, el
cansancio cerebral, la inquietud, el insomnio, ... En una vida impulsada por la voluntad de deseos y
decisiones, la voluntad pierde las riendas para gobernar su mundo psíquico.
La existencia es hoy agitada y bulliciosa, divertida tal vez, pero triste, vacía, desaprovechada,
atormentada, anárquica, es casi subsistencia, no se sabe descansar, ni trabajar, ni querer, ni
dominar los sentimientos y el instinto sexual. No sabemos ser íntimamente felices, a lo sumo
hemos aprendido a encubrir la tristeza y vacío con un montón de cosas.
1. En el grado más bajo está la del animal que se reduce a saciar sus instintos corporales.
2. Luego viene la del hombre, que tiene alma: percibe, posee y aumenta la belleza, la verdad
y la bondad. Densidad de existencia estética, intelectiva, afectiva y creadora, que puede
crecer en altura, profundidad y extensión.
3. El hombre, elevado por la Gracia a una existencia sobrenatural, con posibilidades de
realización y de gozo, en cierto modo, divino, entendida sólo por la fe, y en momentos de
fervor.
4. Dios, densidad de existencia infinita al conocer, amar, realizar y gozar.
Los acontecimientos apenas la afectan. El alma feliz descubre en la base o esencia de cada ser y de
cada acontecer lo que les da unidad y valor.
La felicidad íntima, tranquila y profunda del hombre, basada en la satisfacción perfecta de sus
tendencias más nobles. Insinuamos sus tres mecanismos psíquicos o factores anímicos: el del
pensar, o darse cuenta, el del querer y el del sentir y, exponemos su complemento fisiológico, en la
expresión externa, la sonrisa.
La felicidad es noble y altruista, se oculta cuando la buscamos con egoísmo. Huye de la agitación y
del desorden. Se da en lo más íntimo del ser racional. Consiste en esa conciencia íntima de
satisfacción plena, que absorbe todo nuestro pensar y desear.
1ª FORMULA DE FELICIDAD
Sentimiento de satisfacción.
En el vivir está la dicha, y cuanto más noble y activa sea esta vida, mayor será la felicidad. La vida
presente es el tesoro poseído, y la vida futura, el tesoro esperado que necesitamos para hacernos
felices… Tenemos que vivir la belleza y obtendremos felicidad estética, vivir la verdad para mayor
satisfacción intelectiva, la bondad activa y la bondad pasiva volcándose sobre nosotros plenitud
efectiva y las los que tienen fe… Se debe de vivir, activar y aumentar la vida de la Gracia, que
diviniza y da la capacidad de realizaciones y de felicidad más que humanas.
Aquí queremos ayudar a los muchísimos de buena voluntad que, a pesar de caminar por el
sendero verdadero, no son tan felices como debieran serlo, por no entender ni manejar
convenientemente los mecanismos psíquicos que les darían unidad y plenitud de vida en el
presente momento.
Conocer, pues, estas cuatro facultades o mecanismos psíquicos, para poderlos controlar y
aumentar así nuestra dicha