Discontinuidad en los equipos tecnológicos

Seguro que todos en algún momento hemos tenido la experiencia de comprar un artículo
tecnológico y nos encontramos con la sorpresa de que, al poco tiempo de adquirir el
artículo este presenta fallas en su funcionamiento o simplemente se vuelve obsoleta por
completo. Este fenómeno es experimentado a diario por millones de personas en todo el
mundo.

Se denomina obsolescencia programada a la determinación o programación del fin de

la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de
antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho
producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible (Arroyo,
2015).

Entre los ejemplos más fehacientes que evidencian la presencia de la discontinuidad de los
equipos tecnológicos en el día a día se encuentra la programación de la vida útil de los
dispositivos mencionados anteriormente.

Aunque la discontinuidad de los equipos tecnológicos se ha manejado con considerable

discreción desde su divulgación, según conocedores del tema sus orígenes se remontan
hacia aproximadamente un siglo, como lo expresa, cabe destacar que “la discontinuidad de
dichos equipos existe desde hace muchos años atrás.

Algunos autores fundamentan su apoyo a este fenómeno basados en que el mismo supone
un empujón a la economía y al desarrollo de los mercados y de las empresas, de la misma
manera, a la creación y mantenimiento de millones de empleos alrededor del mundo. Ya
que permite un flujo de compras constante y a la vez, exige un mayor nivel de
competitividad a las compañías, obligándolas a mantener un desarrollo progresivo de
innovaciones en nuevas tecnologías y mejoras de procesos.

No obstante, el fenómeno de la discontinuidad de equipos tecnológicos es sin lugar a dudas

un ferviente enemigo del medio ambiente, debido a la utilización incesante de los recursos
que la naturaleza nos provee para producir en exageradas cantidades, asimismo el manejo
incorrecto de los desechos que generan los productos luego de que terminan su corta vida
de uso.

También la disconformidad de las personas al comprar productos que al final no satisfacen

las expectativas que se tenían de los mismos, produce un ambiente estresante que trae
consigo consecuencias negativas, si se quiere, a la tranquilidad emocional y psicológica de
los individuos.