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Tema 28. Cuidados del recién nacido enfermo. Cuidados del recién nacido de
bajo peso y prematuro. Crisis convulsivas. Insuficiencia respiratoria aguda. Pro-
blemas gastrointestinales agudos. Deshidratación. Valoración integral. Identifi-
cación de problemas más prevalentes del niño y de la familia..................................... 25
Signo 0 1 2
Frecuencia cardíaca Ausente <100 l/m >100 l/m
Respiración Ausente Lenta, irregular Llanto
Tono muscular Flacidez Flexión de los miembros Movimientos activos
Tos, estornudo al paso
Respuesta a estímulos Sin respuesta a sonda Muecas
de sonda
Color piel rosado
Color piel Azul pálido Completamente rosado
Extremidades azuladas
Este test valora el estado general en que se encuentra el bebé para su adaptación a la vida
extrauterina.
Valor del mismo:
el niño no tiene todavía el centro regulador de la temperatura (este centro está a nivel del
Hipotálamo). Para combatir el enfriamiento quema Hidratos de Carbono y grasas, obte-
niendo así las calorías necesarias para mantener una temperatura adecuada.
4. Presión arterial (TA): se necesita un esfignomanómetro especial y de tamaño adecuado;
no es frecuente tomarla y sólo se hará cuando el médico lo indique.
Es misión de las enfermeras enseñar a las madres a dar el pecho: mantener la higiene de los
pezones, limpiándolos y secándolos antes y después de las tetadas. Sentadas, con la espalda rec-
ta, ligeramente inclinadas sobre el bebé, sujetando el pezón entre los dedos índice y medio para
dejar libres los orificios nasales para que pueda respirar, no dar mas de 10 minutos de cada pecho
porque esto no hace sacar mas leche, sino que macera el pezón y cansa a ambos. Recomendar
que después de cada pecho, debe poner al niño en posición vertical e incluso dar suaves pal-
madas en la espalda para facilitar la salida del aire ingerido (flato o eructo), ya que si este queda
dentro merma la capacidad gástrica y además una vez echado en la cuna al salir este aire arrastra
con la leche, al estar el niño horizontal, pudiendo producirse vómitos, atragantamientos o aspi-
raciones peligrosas.
Se puede hacer una división de la lactancia en:
– Natural cuando se da el pecho solo.
– Alternante cuando se da una vez pecho y la siguiente, biberón.
Coincidente cuando tras el pecho se complementa con algo de biberón y esporádica cuando
siempre se da pecho, pero por razones sociales, de trabajo o incluso de salud de vez en cuando y
sin regla fija se ofrece un biberón.
Para saber la cantidad de leche que el bebé toma se efectúa el método de la doble pesada, que
consiste en pesarlo antes de empezar a mamar y volver a hacerlo al terminar, resultando la diferen-
cia entre las dos cantidades los gramos de leche ingeridos.
Como norma general, el niño que pone 200 gr. semanales el primer mes, y posteriormente
sigue aumentando el peso reglamentario respecto a su edad, está bien alimentado, aunque las
madres a veces tienen la sensación de que se queda con hambre o creen que su leche no tiene
alimento suficiente.
El uso del chupete es recomendable siempre que se tenga higiénicamente controlado. Puede
servir para cortar llantos de origen desconocido para nosotros, ayudar al niño a dormir y también
saciar su necesidad de succión que no siempre va pareja con la necesidad de alimentarse. Aun sien-
do conveniente mientras es lactante, va dejando de serlo más tarde, cuando los dientes empiecen
a salir pues puede distorsionarlos, afectando incluso al paladar, por lo que es conveniente que este
uso del chupete no pase a ser un «vicio».
La 1ª semana de vida el niño pierde entre 200 y 300 gramos de peso –pierde más mientras más
peso tuvo al nacer esto es completamente fisiológico y lo recupera seguidamente llegando a dupli-
car su peso del nacimiento a los 3 meses–.
Incrementar la lactancia materna debe ser objetivo principal del Hospital.
– Entre el cuarto y el quinto mes de vida el niño es capaz de seguir un objeto con la vista, en
un movimiento de 180º.
El niño puede sostener un objeto con la mano pero no lo suelta ya que aún no sabe que lo
puede soltar.
– Al sexto mes de vida el niño es capaz de dirigirse a las personas que lo llaman.
– Entre el séptimo y el séptimo mes y medio de vida el niño coge un objeto con su mano, se
resiste a que se lo quitemos, se pasa el objeto de una mano a otra, puede sostener un objeto
con cada mano e incluso golpearlos y la mano del niño experimenta una evolución de garra
a dedos.
– Al noveno mes de vida el niño es capaz de coger un objeto con dos dedos (pinzas) lo cual
indica una coordinación de motor fino (vista-pinzas).
– Al decimosegundo mes de vida mantiene el equilibrio sin ayudarse de las manos y es capaz
de coger un objeto que no tiene frente a él.
– En las hiperfenilalaninemias o fenilcetonurias los niños llevan una dieta especial con ali-
mentos de bajo contenido de fenilalanina. Algunos casos también incluyen tratamiento
farmacológico.
– Los niños con drepanocitosis y fibrosis quística reciben tratamientos preventivos contra las
infecciones, mediante pautas especiales de vacunación y administración de antibióticos.
– Los niños diagnosticados de errores congénitos del metabolismo de aminoácidos, de áci-
dos grasos o de ácidos orgánicos requieren tratamientos individualizados, dietéticos, suple-
mentos nutricionales, aportes vitamínicos bioquímicos y preventivos contra las infecciones.
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28
Cuidados al recién
nacido enfermo
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– Causas obstétricas:
* Partos prematuros: los partos prematuros pueden producir situaciones de riesgo para
el neonato tales como: dificultad respiratoria, asfixia neonatal o infecciones.
* Fiebre materna: según la causa de la fiebre podrá dar lugar a infecciones en el neonato.
* Parto prolongado: Una situación demasiado lenta en el proceso fisiológico del parto
puede dar lugar a traumatismo y asfixia neonatal.
* Parto precipitado: a veces un parto que se produce en un espacio corto de tiempo
puede tener en el neonato consecuencias como traumatismos, hemorragias, asfixia y
mortinatalidad.
* Anomalías en la presentación: una presentación anómala puede producir en el neo-
nato asfixia y traumatismo.
* Líquido amniótico meconial: situación producida por el sufrimiento fetal agudo, que
conlleva en el neonato a cuadros de asfixia, síndrome de aspiración meconial o persis-
tencia de la circulación fetal.
* Prolapso de cordón: lleva al neonato a casos de asfixia e incluso muerte neonatal.
* Cesáreas: causa directa de riesgo para el neonato de síndrome de distrés respiratorio (SDR,
dificultad respiratoria), taquipnea transitoria del recién nacido, hemorragias, traumatismos…
* Anestesia y analgesia: los fármacos utilizados pueden dar lugar a depresión respirato-
ria, hipotensión e hipotermia.
– Causas neonatales inmediatas:
* Prematuridad: SDR, infecciones, alteraciones metabólicas…
* APGAR bajo al primer minuto: SDR, asfixia, retraso en el desarrollo.
* APGAR bajo a los cinco minutos: pérdida de sangre, palidez, Shock, infección…
* Postmadurez: aumento de la mortalidad neonatal.
Los términos de prematuro y pretérmino son sinónimos. En relación a la edad gestacional po-
demos realizar la siguiente clasificación: prematuro límite (entre la 35-37 semana, habitualmente
sin complicaciones), prematuro moderado (entre la 31-35 semanas, mortalidad baja) y prematu-
ro extremo (entre la 24-30 semanas, límite de viabilidad).
Las causas fundamentales más comunes de prematuridad son las que siguen:
– Enfermedades maternas: hepatopatías, endocrinopatías, cardiopatías, hemopatías, nefro-
patías y infecciones graves.
– Afecciones obstétricas y ginecológicas: mioma uterino, endometritis, alteraciones cer-
vicales uterinas, toxemia, hidramnios, traumatismos, estrechez pélvica, desprendimiento
placentario, placenta previa y edad inferior a 20 años o superior a los 40.
– Causas sociales: trabajo físico intenso, drogadicción y tabaquismo, madre soltera, malnu-
trición, traumatismo físico o psíquico y intoxicaciones.
– Causas fetales: cromosomopatías, primogénitos, gemelaridad y malformaciones congénitas.
– Causas yatrogénicas: inducción precoz al parto y cesárea electiva.
– Causas de origen desconocido: se producen en 1/3 de los casos.
1.1.1. Clínica
Con respecto al crecimiento vemos un peso inferior a 2.500 g, talla inferior a 47 cm y un períme-
tro craneal inferior a 34 cm. Las características que destacan dentro de la morfología general son:
– Cráneo y cara: cabeza grande y redondeada, suturas abiertas y fontanela mayor muy am-
plia, huesos del cráneo blandos (craneotabes), cabello corto y poco desarrollado, pabello-
nes auriculares blandos y mal desarrollados.
– Piel: enrojecida al principio y pálida posteriormente, ictericia precoz e intensa, panículo
adiposo casi inexistente, lanugo que cubre casi toda la piel, cianosis distal y edemas.
– Uñas: cortas y blandas.
– Extremidades: escasamente desarrolladas, delgadas y con poca masa muscular y pies con
un único pliegue transversal en la parte anterior.
– Postura: hipotonía general, postura conocida como «gladiador vencido». Normalmente
boca a arriba o supina.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
– Genitales: en los niños, testículos no descendidos en el escroto. En las niñas, los labios ma-
yores no cubren los menores. Mamilas poco desarrolladas, rara vez se encuentran signos de
pubertad precoz y tumefacción mamaria.
La edad de gestación se determina mediante la valoración de determinados signos físicos y ca-
racterísticas neurológicas, que varían de acuerdo con la edad y madurez fetal (test de Dubowitz).
SIGNO PUNTUACIÓN
NEUROLÓGICO 0 1 2 3 4 5
Postura
Ventana
cuadrada
Flexión dorsal
del tobillo
Recuperación
del brazo
Recuperación
de la pierna
Ángulo
poplíteo
Talón a
oreja
Signo de
la bufanda
Retraso de
la cabeza
Suspensión
ventral
Criterios neurológicos para calcular la edad de gestación que deben utilizarse junto con los hallazgos clínicos
(De Dubowitz, L., Dubowitz, V, Gestacional Age of the Newborn. Reading M.A., Adison-Wesley)
1.1.2. Complicaciones
Complicaciones precoces
– Hipotermia: producida por una regulación deficiente de la termorregulación.
– Malnutrición y graves problemas digestivos: tapón meconial, enterocolitis necrotizante, íleo
paralítico…, aparecen por la dificultad en la alimentación.
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– Predisposición a infecciones.
– Alteraciones oculares como la retinopatía del prematuro (fibroplastia retrolental) caracteri-
zada por un desarrollo anormal de los vasos sanguíneos en la retina, comienza durante los
primeros días de vida y puede progresar rápidamente causando ceguera en cuestión de
semanas.
– Trastornos respiratorios como anoxia, apnea, síndrome de la membrana hialina…
– Trastornos metabólicos: como hipoglucemia, hipocalcemia, hipomagnasemia, hiperbilirru-
binemia, hipernatremia, hiperkaliemia, acidosis…
– Trastornos circulatorios con hipotensión y conducto arterioso persistente.
– Alteraciones encefálicas, sobre todo la hemorragia intraventricular.
Complicaciones tardías
– Fribroplasia tales como raquitismo, tetania, anemias, fibroplasias retrolental, sordera por el
uso de antibióticos aminoglucósidos, incluso diuréticos, neumonías, síndrome de aspira-
ción y displasia broncopulmonar.
– El prematuro debe ir con una Historia Clínica lo más completa posible, radiografía de tórax,
analítica simple (glucemia, hematocrito, equilibrio ácido – base) si no es posible se deberá
aportar una muestra de 5-10 ml de sangre materna sin heparina, es decir, coagulada.
1.2.1. Clínica
– La talla y el perímetro craneal suelen ser normales.
– La piel suele ser seca, descamativa, arrugada y resquebrajada. Disminución del tejido sub-
cutáneo que confiere cierto aspecto de malnutrición.
– Ojos abiertos y despierto.
– El cordón umbilical y las uñas suelen estar teñidos de meconio.
– En algunos casos aparece asfixia neonatal, incluso muerte fetal intraparto o neonatal.
– Las complicaciones más frecuentes suelen ser hipoglucemia, policitemia y alteraciones
cardiopulmonares.
1.3.1. Clínica
– Características morfológicas: el recién nacido de bajo peso para su edad gestacional pre-
senta un aspecto magro y consumido, se aprecia una piel descamada, seca y flácida. Al
mismo tiempo se aprecia un panículo adiposo escaso, cara fina y una disminución impor-
tante de la musculatura del tronco y extremidades. El perímetro craneal y la talla suelen ser
normales. El cabello es escaso y suelen tener buen apetito, están alerta y activos. La caída
del cordón umbilical suele ser más precoz que en el recién nacido normal.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
1.3.2. Complicaciones
Las complicaciones más frecuentes son: sufrimiento fetal agudo, hipoglucemia, poliglobulia,
síndrome de aspiración meconial, hipocalcemia, síndrome de persistencia de circulación fetal, hi-
perbilirrubinemia, síndrome de enfriamiento del recién nacido, anemias y hemorragias.
El pronóstico del recién nacido de bajo peso depende fundamentalmente de su causa, con-
siguiendo en la mayoría de los casos un buen desarrollo. Si no han existido grandes anomalías o
complicaciones su nivel de inteligencia es normal.
– Neonatos:
* Encefalopatía hipóxico-isquémica.
* Infección sistémica o del sistema nervioso central.
* Alteraciones hidroelectrolíticas.
* Déficit de piridoxina.
* Errores congénitos del metabolismo.
* Hemorragia cerebral.
* Malformaciones del sistema nervioso central.
.../...
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
– Lactantes y niños:
* Convulsión febril.
* Infección sistémica y del sistema nervioso central.
* Alteraciones hidroelectrolíticas.
* Intoxicaciones.
* Epilepsia.
– Adolescentes:
* Supresión o niveles sanguíneos bajos de anticonvulsivantes.
* Traumatismo craneal.
* Epilepsia.
* Tumor craneal.
* Intoxicaciones (alcohol y drogas).
1.4.1. Clasificación
Existen diferentes tipos de clasificaciones de los cuadros convulsivos. Desde el enfoque de
nuestra actividad nos interesa un punto de vista clínico, donde la observación del cuadro nos de-
termine el establecimiento de un adecuado plan de cuidados.
Otras clasificaciones como la etiológica, son de mayor interés para disciplinas como la medicina y des-
de este punto de vista se habla de convulsiones sintomáticas o idiopáticas, dependiendo de si se conoce
o no el origen, y que estas últimas, según su momento de aparición, pueden ser pre, peri, o postnatales.
Es interesante conocer que existe una clasificación internacional que divide a las convulsiones en:
– Parciales: simples (sin afectación de la conciencia) y complejas (con afectación de la
conciencia).
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
1.4.1.2. Focales
Las características de este tipo de convulsiones dependerán del área del córtex cerebral donde se
originen; pueden ser motoras, visuales, olfativas, auditivas o sensoriales y, o bien podrán delimitarse
y permanecer como tales o generalizarse derivando en convulsiones con dos o más manifestaciones.
Sea cual fuere el método empleado, nuestro objetivo es asegurar una buena ventilación
para evitar que una posible hipoxia pueda producir lesiones cerebrales.
c) Circulación
Es excepcional que una convulsión curse con PCR o con arritmias que puedan poner en
peligro la vida del paciente, pero las mínimas medidas de precaución nos obligan a com-
probar el pulso y monitorizar lo antes posible la frecuencia y ritmo cardiaco.
Necesitaremos igualmente monitorizar la presión arterial para prever situaciones de hipo-
tensión secundarias a la administración de fármacos.
d) Vía venosa
El tratamiento farmacológico de las convulsiones requiere de una vía venosa que nos per-
mita un rápido acceso al torrente circulatorio. Habitualmente se utilizan vías periféricas,
siendo los lugares más frecuentes de punción: flexura del codo, dorso de la mano, dorso
del pie y cuero cabelludo en el lactante. En caso de dificultad se puede optar por la vía in-
traósea que permite la administración de fármacos y líquidos con velocidad similar a la vía
venosa.
PaCO2 30 – 40 34 – 40 35 – 45
CO3H 20 – 26 20 – 24 22 – 26
PaO2 45 – 70 60 – 80 80 – 100
Esteroides
Se usan especialmente en estados de shock de cualquier etiología, reacciones alérgicas, crisis o
estatus asmático, edema de glotis… Los más usados son la hidrocortisona (Actocortina®) y la metil-
prednisolona (Solumoderin®, Urbason®).
Antibióticos
Se emplean en el caso de que existan infecciones respiratorias que puedan desencadenar el
cuadro de IRA. La fiebre, los esputos purulentos o la leucocitosis son datos que nos alertan sobre
una posible infección respiratoria.
Objetivo Intervención
– Aspirar secreciones.
Mantener la permeabi-
– Realizar fisioterapia respiratoria.
lidad de la vía aérea
– Administrar los expectorantes y aerosoles prescritos.
– Cama incorporada (posición Fowler).
– Mantener permeable la vía aérea.
Facilitar el trabajo respi-
– Ropa holgada.
ratorio
– Proporcionar una atmósfera con una humedad alta.
– Propiciar un ambiente tranquilo y un descanso adecuado del niño.
Intervenciones de enfermería
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
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1.6.1.2. Vómitos
Es un síntoma muy frecuente que puede presentarse como síntoma acompañante o como sín-
toma funcional central de una patología concreta. Hay que diferenciar entre:
– Vómito: expulsión de modo brusco de sustancias del contenido del estómago más o menos
modificadas.
– Regurgitación: expulsión del alimento antes de llegar al estómago, por lo que el alimento
está sin modificar.
– Rumiación: retorno del alimento desde el estómago a la boca, después de un esfuerzo vo-
luntario, donde es masticado y deglutido nuevamente. Generalmente es expresión de un
problema psíquico.
– Vómica: expulsión brusca y abundante de pus, sangre o serosidades proveniente de una
cavidad en tórax que se comunica con un bronquio grueso al que drena su contenido.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
Las causas digestivas del vómito pueden ser o no obstructivas. Entre las obstructivas están:
– En neonatos: estenosis o atresias intestinales, malrotación, duplicación intestinal, páncreas
anular, ano imperforado, vólvulo, hernia incarcerada, tapón o íleo meconial.
– En lactantes: estenosis hipertrófica de píloro (vómitos eyectivos no biliosos), invaginación,
malrotación, duplicación intestinal, hernia incarcerada, cuerpos extraños, áscaris, pseudo-
obstrucción intestinal idiopática, divertículo de Meckel.
– En niños mayores: cuerpos extraños, hematoma duodenal, malrotación, duplicación intesti-
nal, divertículo de Meckel hernia incarcerada y adherencias.
Entre las causas no obstructivas que provocan vómitos tenemos:
– En neonatos: mala técnica alimentaria, reflujo gastroesofágico, enterocolitis necrotizante,
intolerancia a las proteínas de la leche de vaca, perforación gastrointestinal, íleo paralítico...
– En lactantes: aerofagia, vómitos posturales, errores dietéticos, gastroenteritis aguda, reflujo
gastroesofágico, peritonitis, enfermedad péptica, hepatitis y pancreatitis.
– En niños mayores: Gastroenteritis aguda, reflujo gastroesofágico, apendicitis, hepatitis, pan-
creatitis, enfermedad péptica...
Existen enfermedades no digestivas que producen igualmente vómitos: infecciones, enfermeda-
des neurológicas como la migraña, la cinetosis o los tumores; la insuficiencia renal, trastornos meta-
bólicos y endocrinos como la cetoacidosis diabética; tóxicos, algunos fármacos, vómitos psicógenos...
Tratamiento y manejo del síntoma
Se aconseja una actitud expectante. En principio no deben utilizarse fármacos antieméticos,
ya que pueden enmascarar el diagnóstico. Es necesario evaluar si con el vómito se han producido
complicaciones como la deshidratación que requieran ser corregidas. Es recomendable que se ins-
taure un periodo de reposo gastrointestinal.
Si el estado general del niño es bueno y al establecer el diagnóstico vemos que el niño no precisa
de ingreso hospitalario, puede intentarse una prueba de tolerancia, con ingestas muy pequeñas de lí-
quidos en espacios de tiempo más o menos largos. Si el niño lo tolera sin vomitar pasará un periodo de
dieta hídrica de duración variable entre 3 y 12 horas. Se les da líquidos azucarados a temperatura neutra,
primero de 5 en 5 mililitros cada 5 minutos, después se pasa a mayores volúmenes de forma progresiva.
Posteriormente se pasará a una dieta blanda durante uno o dos días hasta que poco a poco se vayan
incorporando a la dieta los alimentos normales para la edad del niño. Es evidente que paralelamente
deberá tratarse la enfermedad causal, tratando en lo posible de evitar la medicación vía oral.
Serán criterios de ingreso hospitalario la afectación del estado general, imposibilidad de llevar a
cabo el tratamiento por parte de la familia, la deshidratación importante, el fracaso de la tolerancia
oral, una patología de base que requiera tratamiento quirúrgico o medicación intravenosa y cual-
quier neonato enfermo con vómitos.
1.6.1.3. Diarrea
A) Diarrea aguda
Es el aumento de la frecuencia, disminución de la consistencia o cambio en las características
habituales de las heces. Se considera diarrea aguda a la que tiene duración inferior a quince días. La
diarrea líquida indica mayor afectación del intestino delgado, la presencia de moco o sangre, suele
indicar afectación cólica.
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La causa principal de la diarrea aguda son las infecciones, pueden ser enterales (por virus, bac-
terianas, por protozoos o por hongos), o en relación a otros focos infecciosos. Más del 50% de las
gastroenteritis agudas en niños son virales, sobre todo en invierno; en verano predomina la gas-
troenteritis bacteriana.
Otras veces, algunas causas de diarrea crónica se manifiestan al principio como agudas (intole-
rancia a la leche de vaca, colon irritable, malabsorción...).
En infecciones por rotavirus, la diarrea suele ser acuosa, sin productos patológicos, acompaña-
da de febrícula y dolor abdominal. Son frecuentes también los síntomas respiratorios de vías altas
acompañantes. Puede ser un cuadro prolongado y severo. Se da sobre todo en otoño e invierno y
en niños de 6-24 meses.
Las diarreas bacterianas se presentan frecuentemente con sangre, pero con menos vómitos
que las virales. La fiebre es elevada. La salmonella afecta de forma clara el estado general, y las de-
posiciones son claras sin moco ni sangre. La shigella sin embargo produce generalmente un cuadro
leve, aunque a veces puede producir disentería bacilar, con fiebre alta, dolor intenso abdominal,
sangre, moco y pus en heces e incluso convulsiones o meningismo.
Complicaciones: Deshidratación
Es la complicación más frecuente de la gastroenteritis, por ello debemos prestar especial aten-
ción y no dejar de valorar el estado de hidratación de todo niño con diarrea. Puede hacerse esta va-
loración por pérdida de peso, siendo en niños pequeños leve con pérdida menor al 5%, moderada
del 5-10% y grave si es mayor del 10%; y en niños mayores menos del 3%, entre 3 y 7% moderada
y mayor del 7% respectivamente.
Por la exploración, podemos realizar la siguiente valoración:
En el equilibrio ácido base puede aparecer acidosis por pérdida de bicarbonato, y en estadios
más avanzados puede sobreañadirse cetosis. Hay que valorar si existe fallo prerrenal.
Tratamiento
Hay que valorar la edad del paciente, su estado general, el número de vómitos y depo-
siciones y la cantidad de líquidos ingeridos. La gastroenteritis se autolimita en 7 días, por lo
que nuestra intervención debe centrarse principalmente en la prevención y tratamiento de las
complicaciones. No se recomienda el uso de antieméticos ni antiperistálticos por sus efectos
indeseables.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
Para combatir la deshidratación, el método más simple y eficaz es la rehidratación oral (el principal
tipo de deshidratación que se produce en los niños es el isotónico con pérdidas de agua y electrolitos
en cantidades osmóticamente equivalentes). La pérdida de sodio en las deposiciones diarreicas oscila
entre 70-110 mEq/l, lo mismo ocurre con el potasio, ya que las diarreas provocan su excreción (más
que los vómitos o el sudor). El agregado de glucosa a una solución de sodio, estimula la reabsorción
de sodio y agua por parte del intestino delgado, aun en los casos en que la absorción de sodio está
disminuida debido a las toxinas bacterianas. No se recomienda el empleo de preparaciones caseras
por el difícil control de su osmolaridad y composición iónica. Hay que administrar un volumen de lí-
quido igual al perdido, y después, en una fase de mantenimiento, administrar 5-10 cc/Kg de cualquier
solución de mantenimiento tras cada deposición diarreica. Esta práctica se mantendrá hasta que cese
la diarrea. Cuando existan vómitos incoercibles, se utilizará la sueroterapia intravenosa.
Hay que reintroducir la alimentación en las primeras 24 horas, no es necesario ni llegar a sus-
penderla en la deshidratación leve, aunque suele ser beneficioso un periodo de ayuno inicial de 4-6
horas. La lactancia materna no debe suspenderse, y en niños mayores se aconseja una dieta libre
adaptada a la tolerancia del niño.
El tratamiento antibiótico no está indicado de forma sistemática. Se utiliza en casos graves o
prolongados, los antibióticos a utilizar dependen del agente etiológico: para salmonella, por ejem-
plo, ampicilina iv, cloranfenicol oral o trimetropin-sulfametroxazol oral y para shigella amoxicilina
clavulánico o TMP-SMX.
B) Diarrea crónica
Cuando una diarrea persiste más de dos semanas, se habla de diarrea prolongada; si su dura-
ción es superior a 4 semanas, se llama diarrea crónica.
Etiología
– En menores de seis meses: defectos congénitos de transporte, alteraciones anatómicas,
diarrea grave rebelde, intolerancia a la proteína de la leche de vaca, fibrosis quística y enfer-
medad de Hirschprung.
– De 6 meses a dos años: diarrea crónica inespecífica, síndrome postgastroenteritis, déficit de
sacarasa-isomaltasa, enfermedad celíaca y pseudoobstrucción crónica idiopática.
– En mayores de dos años: déficit racial de lactasa, parasitosis, colon irritable y enfermedad
inflamatoria intestinal.
Tratamiento
Es necesario establecer el diagnóstico para tratar cada patología según su protocolo.
– Procurar un ambiente relajado y confortable. Tratar de disminuir la ansiedad del niño y los
padres, transmitiéndoles seguridad y explicando la provisionalidad de la situación.
– Estar muy atentos a los cambios de localización, frecuencia, irradiaciones e intensidad del
dolor. Estar atentos a las posturas antiálgicas que adopte el niño.
– Procurar agilizar las pruebas diagnósticas para que, una vez diagnosticado, se pueda pres-
cribir la analgesia. Estar atentos a la aparición de otros síntomas que puedan ayudar al
diagnóstico.
– Ante la sospecha de un dolor de origen quirúrgico, podremos agilizar los protocolos que
se requieran en nuestro centro, previos a las intervenciones: analíticas, EKG, canalización de
vía venosa, Rx…
Vómitos
– Anotar las características, frecuencia y cantidad del vómito.
– Suspender en un primer momento todos los alimentos y dar sólo líquidos claros, en peque-
ñas cantidades y con mucha frecuencia: agua azucarada, zumo de manzana diluido… en
dosis de 30 cc cada 30 minutos.
– Explicar a la familia y al niño la necesidad de seguir con las restricciones dietéticas y con la
administración de líquidos. Estar atentos a los signos de deshidratación.
– Anotar todos los líquidos que ingiere el niño y los que pierde por vómitos, diarreas, orina…
a fin de poder realizar un adecuado balance hídrico que nos pueda prevenir de una posible
deshidratación.
– Colocar al niño en posición lateral de seguridad para asegurarnos de que no se produzca
una aspiración bronquial del vómito.
– Una vez superada la fase crítica, establecer una dieta para volver gradualmente a la alimen-
tación habitual.
– En casos graves será necesario la colocación de una SNG para aspirar de forma permanente
el contenido gástrico.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
Diarrea
Las medidas a seguir en caso de diarrea son las mismas que en el caso de los vómitos, pero
acentuando las medidas de higiene y tratando de disminuir la ansiedad sobreañadida que proba-
blemente presentará el niño debido a la vergüenza de sentirse sucio.
Deshidratación
La complicación más frecuente tanto de los vómitos como de las diarreas es la deshidratación.
Los cuidados de enfermería a aplicar en estos casos son los siguientes:
– Control detallado del balance hídrico. Anotando las pérdidas por vómitos, diarreas, orina y
perdidas insensible (sudor y respiración) y la ingesta oral o intravenosa. Los requerimientos
líquidos normales según el peso del niño son los siguientes: (0 –10 kg = 100 ml/kg/día), (11
– 20 kg = 50 ml/kg/día) y (> 20 kg = 20 ml/kg/día).
– Rehidratación oral, con preparados ricos en glucosa administrados en pequeñas cantidades
y con mucha frecuencia.
– Una vez superada la fase crítica, establecer una dieta para volver gradualmente a la alimen-
tación habitual.
– En los casos graves: canalizar vía venosa para reponer líquidos (ringer-lactato, ClNa al 0,9%) y
monitoriza T/A y frecuencia cardiaca, para prevenir posibles signos de shock hipovolémico.
resulta útil. No se puede dejar de lado a la fenilalanina en la dieta, ya que es fundamental para el
desarrollo de tejidos.
Por tanto la dieta en la fenilcetonuria debe: cumplir sus funciones en cuanto a la cobertura de
nutrición que necesita el niño para un buen desarrollo y contener a la fenilalanina a unos niveles
adecuados que no perjudiquen al niño.
Como las proteínas tienen aproximadamente un 5% de fenilalanina, se suelen administrar al-
gunos sustitutos especiales de leche. Los médicos recomiendan que mantengan esta dieta hasta
los 8-10 años de edad, que es cuando la mayor parte del desarrollo encefálico ha tenido lugar.
La ausencia de fenilalanina en niños mayores con fenilcetonuria ha ayudado, además, a mejorar las
relaciones interpersonales del niño y su capacidad del raciocinio.
habrá que considerar: administración de suplementos digeribles de calcio y vitamina D para favore-
cer la absorción del mineral. Si apareciera hipocalcemia, administrar, además, Gluconato de calcio.
la determinación debe realizarse en las primeras 72 horas de vida, pasado este tiempo la glucosa
debe ser superior a 45 mg/dl.
En los recién nacidos normales los niveles de glucosa en el momento del nacimiento corres-
ponden al 60-70 % del nivel materno, en una o dos horas disminuye estabilizándose en un mínimo
de 35-40 mg/dl y aumentando a las 6 horas de vida a 45-50 mg/dl.
Los prematuros presentan un nivel de glucosa en las primeras 24 horas de vida de 40-45 mg/
dl, mediante la alimentación precoz o la administración de glucosa intravenosa podemos alcanzar
cifras de 60-70 mg/dl.
A) Clínica
La hipoglucemia puede ser asintomática, pero los datos más característicos suelen ser: tem-
blores o convulsiones, hipotonía, rechazo al alimento, cianosis, anormalidad en los movimientos
oculares, hipotermia y apnea.
Los cuadros más frecuentes donde la hipoglucemia suele hacer su aparición son:
– Hipoglucemia neonatal transitoria: en recién nacidos de bajo peso.
– Eritroblastosis: debido a un aumento de la insulinemia en la sangre del cordón.
– Necidioblastosis: alteración de los islotes en hijos de madres tratadas con diferentes fárma-
cos como betabloqueantes, clorpropamida o simpaticomiméticos.
– Hiperinsulinismo fetal: aparece en recién nacidos de madres diabéticas, la hiperglucemia
materna originará una disminución de la secreción de insulina por parte del feto, son recién
nacidos macrosómicos, con una severa hipoglucemia y, normalmente, asintomáticos.
Como es obvio, una detallada historia maternal y una correcta exploración del recién nacido
son fundamentales para sospechar la posibilidad de una hipoglucemia y sus causas.
Así mismo profundizar en los antecedentes maternos, familiares o personales de diabetes, dro-
godependencia, incompatibilidad del grupo Rh o preeclampsia pueden alertarnos sobre la posibi-
lidad de aparición de una hipoglucemia en el recién nacido.
Otras causas de hipoglucemia en el recién nacido pueden ser la asfixia y los traumatismos
perinatales.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
B) Cuidados generales
Los cuidados van dirigidos a la identificación de los factores de riesgo y a la confirmación por
medio de determinadas analíticas y una alimentación oral precoz o con SNG si fuera necesario.
Aunque el recién nacido se encuentre asintomático debe ser tratado si presentan cifras inferio-
res a 20-30 mg/dl y los sintomáticos con cifras inferiores a 40 mg/dl. Cada 30 minutos debe hacerse
un control de glucemia para observar las respuestas al tratamiento, las infusiones de glucosa deben
reducirse paulatinamente para evitar hipoglucemias reactivas por hiperinsulinismo.
La hiperglucemia (más de 150 mg/dl de glucosa) suele ser una complicación del tratamiento
con glucosa intravenosa en recién nacidos hipoglucémicos, pudiendo producir alteraciones osmó-
ticas y glucosuria con pérdida de electrolitos y agua, para evitar esta complicación debemos estar
muy pendientes de la velocidad de la infusión venosa de glucosa.
Existen multitud de estudios en relación con el control de la temperatura ambiental, y con la hume-
dad, relacionados con el consumo de oxígeno por parte del recién nacido, confirmándose en la actua-
lidad que cuando el recién nacido es enfriado y no existe hipoxia éste intenta mantener la temperatura
corporal, aumentando el consumo de calorías y oxígeno para producir calor adicional. De todos los recién
nacidos es el prematuro el que se encuentra con problemas más graves para controlar su temperatura.
La temperatura adecuada, o «temperatura neutra» para un recién nacido es aquella en la que
presenta un índice metabólico mínimo y puede mantener una temperatura corporal constante por
medio de la temperatura y el control vasomotor.
En términos generales, para obtener un ambiente con la temperatura neutra la temperatura
ambiental debe ser de 32.5 ºC, con una humedad del 50%, ausencia de corrientes o una tempera-
tura cutáneo–mucosa de 36.5 ºC.
Cuando la temperatura de la piel del recién nacido es de 36.2 ºC aumenta un 6% el consumo de
oxígeno y un 10% a una temperatura de 35.9 ºC.
1.7.2.1. Hipotermia
Se considera que existe hipotermia cuando la temperatura axilar de un recién nacido es de 35 ºC
o inferior. Los termómetros con registros bajos son una pieza fundamental, ya que los termómetros
normales no detectan temperaturas inferiores a 34 ºC.
La hipotermia puede ser un signo de una sepsis precoz o de una patología intracraneal como la
meningoencefalitis o hemorragia cerebral.
En un recién nacido con hipotermia podemos apreciar las siguientes características:
– Letargo, coloración roja brillante (a veces cianosis central o palidez), respiración lenta, su-
perficial e irregular, pudiendo apreciar quejido respiratorio, bradicardia directamente pro-
porcional a la disminución de la temperatura, llanto débil, disminución o ausencia de refle-
jos propios, dificultad para la alimentación oral y distensión abdominal y vómitos.
– Edemas en extremidades y cara, incluso escleremas en mejillas y miembros si la hipotermia
es prolongada.
– Las alteraciones metabólicas más frecuentes en un recién nacido hipotérmico son la acido-
sis metabólica, hipoglucemia, hipercalcemia, aumento del nitrógeno urinario y oliguria.
– La hemorragia intrapulmonar masiva relacionada con una diátesis hemorrágica generaliza-
da son frecuentes encontrarlas en las autopsias de los neonatos hipotérmicos.
Cuidados generales
Consiste en el calentamiento progresivo del recién nacido colocándolo en una incubadora con
una temperatura de aproximadamente 1,5 ºC mayor que la temperatura cutáneo–abdominal que pre-
senta, debemos realizar controles térmicos cada 15 minutos hasta que la temperatura se normalice.
De igual forma debemos administrar oxígeno, una alimentación precoz y controles de la glucemia,
gasometría e ionograma. Si la hipotermia persiste debe descartarse la posibilidad de una sepsis neonatal.
El secado cuidadoso y precoz de todo el cuerpo del recién nacido es fundamental para reducir
la pérdida de calor por evaporación, de igual manera es conveniente no abusar de la manipulación
del recién nacido.
Debido a que el neonato es un ser macrocefálico (su cerebro ocupa el 12% de su peso corporal)
la pérdida de calor por la cabeza es un factor importante, por lo que se aconseja el uso de gorro.
54
CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
1.7.3. Hiperbilirrubinemia
El síndrome de ictericia neonatal, según Bueno y sus colaboradores, es una situación clínica de
etiología múltiple, caracterizada por el tinte ictérico de la piel y mucosas, como consecuencia del
aumento de las tasas séricas de bilirrubina, y cuya principal consecuencia es la posibilidad de lesión
neurológica irreversible en relación con niveles plasmáticos de bilirrubina indirecta alcanzados du-
rante los primeros días de vida extrauterina. El interés de todo esto radica en que la bilirrubina en
exceso es tóxica. Las hiperbilirrubinemias pueden ser fisiológicas y patológicas:
Disminución de la ligandina
Deficiente captación hepática de bi-
Disminución de las proteínas Y y Z
lirrubina del plasma
Deficiencia relativa de la captación hepática.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
1.7.3.3. Tratamiento
El tratamiento general se basa en fototerapia, aunque, en algunos casos, se tratará como si se tra-
tara en una categoría superior, sobre todo si ocurren alguna de las siguientes circunstancias: dificultad
respiratoria, asfixia, hipotermia, acidosis metabólica y peso inferior a 1.500 g.
1.7.4.1. Sarampión
Enfermedad exantemática infectocontagiosa, producida por un mixovirus, perteneciente a la
familia de los Paramixovirus.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
La puerta de entrada habitual es la rinofaríngea, por medio de las gotitas de Pflügge; este
contacto debe ser directo, pero no es necesario que sea íntimo, a veces, basta con estar en la mis-
ma habitación del enfermo. Nunca es un contagio indirecto a través de portadores, juguetes o
instrumentos, ya que el virus es muy inestable y de escasa capacidad para vivir fuera del organismo
humano, pues muere rápidamente por la acción del aire y de la luz.
Período de contagio: es de 4 días antes y 5 días después de la aparición del exantema.
Período de incubación: tras la entrada del virus en el organismo, comienza este período, suele
durar 10 / 11 días y es asintomático.
A) Clínica
Período prodrómico: aparece a continuación del período de incubación, y suele durar 4 días
aproximadamente, presentándose con unos signos muy típicos:
– Fiebre, catarro óculo-nasal, catarro de vías respiratorias altas, conjuntivitis con lagrimeo,
llegando a veces a ser una secreción purulenta provocando fotofobia, rinorrea abundante,
tos seca.
– El aspecto de los ojos entornados con lagrimeo y la secreción mucopurulenta nasal, carac-
terizan este momento la «facies sarampionosa».
– Ante todos estos signos, debemos buscar el signo más típico y patognomónico de esta
enfermedad, enantema o Placas de Koplik, que son unas manchas pequeñas con un centro
blanquecino, como salpicadura de azúcar, que aparecen en la mucosa bucal, sobre todo en
la mucosa de la cara interna de las mejillas, a la altura de los molares. Se debe evitar la con-
fusión con pequeños coágulos de leche. Estas manchas aparecen 2 días antes de aparecer
el exantema y suelen durar 24 / 48 horas.
Período exantemático: este período dura 7 / 8 días, se inicia con un empeoramiento del esta-
do general, la fiebre suele subir 39 / 40 ºC, acentuándose los signos del período prodrómico, apa-
reciendo el exantema, que se inicia en la cara, detrás de los pabellones auriculares, en las alas de la
nariz y alrededor de la boca, esto ocurre en el 1.er día.
Al 2.º día, el exantema se extiende al tronco y al 3º, a las extremidades, respetando las palmas
de las manos y de los pies.
Es un exantema maculopapuloso, que al principio no confluyen unos con otros, pero en los días
siguientes se van haciendo mayores y al aumentar de tamaño se hacen confluyentes.
A partir del 2.º día del exantema, la fiebre va descendiendo y el estado general va mejorando
hasta que desaparecen totalmente todos los signos.
B) Atención y cuidados de enfermería
Dependerá de la valoración y del diagnóstico de enfermería individualizado de cada paciente:
1. Aislamiento. Ante toda sospecha, bien por el exantema o bien por el Koplik, habrá que ais-
lar al paciente para prevenir la transmisión de la enfermedad, y remitirlo para que le hagan
el diagnóstico médico.
2. Tratamiento médico prescrito. Sobre todo será un tratamiento sintomático: fiebre:
se intentará bajar por medios físicos y/o con antitérmicos (paracetamol, ácido mefená-
mico). Tos: si es muy intensa se administrarán antitusígenos y expectorantes. Si existe
bronquitis o laringitis, se administrará humedad ambiental, oxigenación y fisioterapia
respiratoria.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
3. Reposo: mientras dure la fiebre, el mal estado general y el paciente pueda soportarlo, guar-
dará reposo y progresivamente se irá incorporando a su vida normal. Aproximadamente a
los 7 / 8 días de empezar el exantema, el niño podrá volver al colegio.
4. Medidas higiénico-dietéticas. La dieta será la que al niño le apetezca, con preferencia de
líquida o blanda y rica en hidratos de carbono. La habitación tendrá luz tenue (para evitar la
fotofobia), aireándola de vez en cuando, procurando que el niño no esté en corriente de aire.
En cuanto a la higiene de los ojos, es conveniente hacer lavados 2 o 3 veces al día con infusión
de manzanilla o con suero fisiológico y aplicación de colirios o pomadas; en la nariz, limpieza de los
orificios nasales e instilación de gotas nasales o suero fisiológico; además de mantener una correcta
higiene de toda la piel.
1.7.4.2. Rubéola
Es una enfermedad infectocontagiosa benigna, de etiología viral perteneciente a la familia de
los Togavirus. Su importancia estriba en lo peligroso que es cuando la contrae una embarazada,
ya que puede dar lugar a abortos y malformaciones fetales, durante todo el período de embarazo.
La puerta de entrada es la rinofaringe, por medio de las gotitas de Pflügge. El contagio empieza 2 o
3 días antes de aparecer el exantema, siendo su máxima contagiosidad cuando aparece éste, desapare-
ciendo la contagiosidad, paulatinamente, junto con el exantema. Los niños con rubéola congénita pueden
contagiar durante los 12 meses siguientes al nacimiento, encontrándose el virus en nariz, heces y orina.
Período de incubación, suele durar entre 14 y 21 días y normalmente es asintomático.
A) Clínica
Período prodrómico: suele ser muy breve, de 24 a 48 horas, siendo los signos tan leves que a
veces pueden pasar desapercibidos, contribuyendo así a la expansión de la enfermedad: fiebre dis-
creta, catarro ligero y tumefacción de los ganglios retroauriculares, cervical posterior y suboccipital,
que a veces se manifiesta con dolores de cuello y cefaleas.
Período exantemático: suele dura 2 o 3 días y se caracteriza por:
– Fiebre, suele ser ligera, 38 ºC, quizás en el momento de la aparición del exantema puede ser
de 39 ºC.
– Hipertrofia ganglionar retroauricular, cervical y occipital, a veces esta hipertrofia dura hasta
6 semanas después de haber desaparecido el exantema.
– Exantema, es parecido al del sarampión, parece un sarampión atenuado: son menos prominen-
tes y apenas confluyen, excepto en las mejillas. Suele empezar detrás de la oreja, cara y cuero
cabelludo, extendiéndose por todo el cuerpo, con predominio de tronco; a veces se manifiesta
con mayor claridad donde los vestidos ejercen presión sobre el cuerpo. La duración del exante-
ma es de 2 a 3 días y a menudo evoluciona de forma escalonada, es decir, cuando desaparece
en la cara surge en el tronco y, cuando se atenúa en éste, aparece en las extremidades.
B) Intervenciones de enfermería
Dada la benignidad de la enfermedad, los cuidados dependerán de la valoración y diagnóstico
de enfermería:
1. Aislamiento. Tras la primera sospecha hay que aislar al paciente y consultar con el médico.
Se prestará especial atención a las embarazadas.
2. Reposo. Durante el período febril se aconseja reposo en cama.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
1.7.4.4. Escarlatina
Es una enfermedad infecto-contagiosa producida por un estreptococo E-hemolítico tipo A
(produce hemólisis completa), productor de una toxina que va a provocar la escarlatina a aquellos
niños con cierta sensibilidad a aquélla.
Cuando el microorganismo llega a la faringe, si el organismo carece de inmunidad antiestrep-
tocócica, puede anidar en la faringe y producir la toxina eritrogénica, si no tiene inmunidad frente
a esta toxina va producir una reacción entre toxina y anticuerpo a nivel de piel y mucosa que va
a motivar el exantema escarlatinoso típico. Si el organismo tiene inmunidad frente a esta toxina
padecerá una faringitis estreptocócica.
Contagio, suele ser directo, a través de gotitas infectadas del tracto respiratorio alto y también
puede ser indirecto, a través de la leche y otros alimentos contaminados. Período de incubación,
dura de 3 a 8 días, iniciándose posteriormente un breve período prodrómico.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
A) Clínica
Período prodrómico, suele durar 12-24 horas, y sus signos son: fiebre de 40 ºC, amigdalitis
aguda, vómitos, cefalea, pulso rápido y débil, adenitis satélite en la región ángulo-maxilar dura y
ligeramente dolorosa, y aspecto de enfermedad grave.
Período exantemático, el exantema es micropapuloso confluyente, apenas queda piel libre en-
tre una pápula y otra, por su aspecto se ha comparado a la «quemadura de sol con piel de gallina».
La erupción es de color rojo escarlata, lo que le da nombre a la enfermedad, a veces es pruriginoso.
El primer día ocupa la parte inferior del cuello, el tronco y más tarde se extiende hacia las extre-
midades, con predominio en los pliegues, sobre todo en la región inguinal y codo. Otros signos de
interés son la facies y la lengua: en la cara se aprecia un enrojecimiento difuso que respeta el trián-
gulo perinasobucal y, en la lengua, conforme avanza la enfermedad aparece un color rojo intenso
con las papilas prominentes: «lengua aframbuesada».
El exantema dura 3-7 días, a continuación se atenuará, mejorando el estado general, apare-
ciendo el período de descamación, sobre todo en las extremidades y en los dedos, donde la des-
camación es laminar. A veces la escarlatina puede dar lugar complicaciones renales, otitis, artritis.
B) Intervenciones de enfermería
Dependerá de la valoración y diagnóstico de enfermería:
1. Aislamiento. Dependerá de si el tratamiento médico se ha instaurado o no, ya que, el es-
treptococo desaparece de la faringe a los 3-4 días de tratamiento con penicilina. Hay que
prestar gran atención a las secreciones del aparato respiratorio.
2. Reposo. Debe ser en cama durante el período febril y mientras el paciente aguante, del
mismo modo también se previene el contacto con otros niños.
3. Medidas higiénico-dietéticas. Alimentación líquida-blanda, según le apetezca al niño y
rica en hidratos de carbono. Se atenderá a los orificios naturales, sobre todo boca, para pre-
venir la aparición de lesiones necróticas. Aplicación de lociones y polvos antipruriginosos.
4. Administración del tratamiento médico prescrito. Penicilina, antitérmicos.
5. Humedad ambiental. Para las infecciones graves de vías respiratorias.
1.7.4.5. Varicela
Enfermedad exantemática vesiculopapulosa, producida por el virus Varicella-Zoster, pertene-
ciente a la familia de los Herpes virus, que es también el agente causal del herpes zoster, la varicela
es la primoinfección por este virus, mientras que el herpes zoster está originado por una reinfección.
La importancia de la varicela radica: en su alta frecuencia (la padecen casi todos los niños), en
la posible confusión con otras enfermedades exantemáticas, en algunas complicaciones a las que
puede dar lugar (raras), y en que puede ser causa de embriopatías.
Contagio, hoy día está muy discutido, ya que el virus se puede encontrar en las vesículas, sólo
las primeras 24 horas, y en las costras; lo que sí es seguro es que el contagio es de forma directa
por gotitas de Pflügge de los enfermos. El contacto indirecto es raro, ya que el virus tiene escasa
resistencia fuera del organismo.
El período de contagio suele durar 5-6 días desde el período prodrómico hasta después de las
primeras vesículas.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Período de incubación, puede durar de 14 a 16 días, a veces en lactantes puede ser menor (10
días) y, otras veces, puede llegar hasta 21 días, lo que hace perder la noción del contagio.
A) Clínica
Período prodrómico, es muy breve, dura 1-2 días y a veces la sintomatología falta o pasa des-
apercibida, siendo más evidente en niños mayores y adolescentes: fiebre, irritabilidad con sensa-
ción de enfermedad, rash prodrómico muy pruriginoso y no constante, que es signo más típico de
este período, a veces conjuntivitis.
Período exantemático, suele durar 5 días y los síntomas son:
– Fiebre, generalmente discreta (38º-38,5 ºC) y a veces sólo el primer día, por lo que en mu-
chos niños pasa desapercibida.
– Prurito, bastante intenso, provocando rascado, lo que puede traer complicaciones.
– Exantema, que es policíclico, pasando sucesivamente por las fases de mácula, pápula y
vesícula, formándose por último una costra; a veces las lesiones pueden aparecer simul-
táneamente. Las vesículas están rodeadas de un halo eritematoso de variable intensidad.
El exantema aparece en la cara y cuero cabelludo (los niños se quejan al peinarlos), después en el
tórax, donde se intensifica, en la espalda, donde mejor se aprecia la erupción, pudiéndose encontrar
elementos en cualquier fase, dando la imagen típica de «cielo estrellado». En las extremidades están
poco marcadas. Además de aparecer en la piel también aparecen en las mucosas, especialmente en la
boca, pudiendo originar pequeñas úlceras, y en los genitales, originando molestias locales importantes.
Período de declinación, se caracteriza por la formación de costras que se desprenden y dura
7-10 días. Si el niño no se ha rascado, al caer las costras dejarán unas manchas blanquecinas, pero
si se infectan, ya sea por el rascado o por cualquier otra causa, pueden dejar cicatrices profundas.
B) Intervenciones de enfermería
Dependerá de la valoración y diagnóstico de enfermería;
1. Aislamiento.
2. Dieta. Debe ser blanda y rica en hidratos de carbono, evitando los ácidos, ya que puede
haber lesiones bucales.
3. Reposo. En caso de fiebre elevada o postración intensa, y siempre que al niño se le apetezca.
4. Evitar el prurito. Mediante la aplicación de polvos locales.
5. Administración del tratamiento prescrito. Antitérmicos. Evitar el rascado de las lesiones.
* Dolor que ha sido desencadenado por el ejercicio aun sin cambios en su ECG:
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t &TUFOPTJTBØSUJDBHSBWF HSBEJFOUFTVQFSJPSBNN
t )JQFSUFOTJØOQVMNPOBS
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
Hoy rara vez se da la llamada depresión anaclítica o regresiva (Spitz), una fase de protesta, de
retraimiento y de ausencia del mundo. Pero es probable que se dé con algunas variaciones indivi-
duales, como la edad, advirtiendo los siguientes estadios:
– Al principio el niño llora, sacude la cuna, mira continuamente hacia el lugar por donde pue-
de venir la madre.
– Luego se vuelve retraído, triste, inactivo…
– En la última fase muestra indiferencia, un estado vegetativo.
Apenas es observable en las hospitalizaciones actuales, porque la madre se ve sustituida por las
enfermeras, así, cuando ve a la madre, el niño la rechaza, estableciendo una relación más estrecha
con alguna enfermera en concreto. No es que esté adaptado, lo que tiene es una gran dificultad
para adaptarse, a la enfermedad, se podría decir, que se le añade más enfermedad.
Hay una amplia variedad de problemas que acechan al niño y son bien conocidos por los pediatras
y educadores, trastornos que suceden incluso en casos de corta hospitalización, como han demostrado
estudios de Montoya y Medina, vg; depresión, ansiedad, temor a los médicos y a los hospitales.
La hospitalización contiene la posibilidad de efectos emocionales beneficiosos en algunos pa-
cientes infantiles, aunque el hecho de que la experiencia sea traumática es grave. No todas las
hospitalizaciones y enfermedades son necesariamente un trauma.
La hospitalización se pude constituir como una experiencia que permita favorecer de alguna
manera el desarrollo infantil, así como enfocarla hacia la posibilidad de intervenir para prevenir,
disminuir o eliminar los efectos perjudiciales.
Esta doble vertiente del beneficio que contiene la experiencia de hospitalización se puede con-
siderar basándose en estos aspectos:
– Proporciona la oportunidad como experiencia psicosocial de incidir en el desarrollo del ni-
vel general del niño.
– La alteración de su estado de salud permite al niño experimentar por sí mismo la dinámica
de un contexto hospitalario.
– Puede realizar actividades de colaboración y ayuda en las relaciones con otros niños.
– La hospitalización puede ser una experiencia de crecimiento y enriquecimiento personal.
– Es beneficioso en el caso de los niños que no cuentan con el apoyo familiar por diversas causas.
2.2. Adolescencia
La palabra adolescencia proviene del verbo latín adolescere, que significa “crecer” o “crecer hacia
la madurez”. La adolescencia es un período de crecimiento entre la niñez y la edad adulta; la dura-
ción es variable de una persona a otra.
Por otra parte, la pubertad se refiere al período en el que tienen lugar los cambios biológicos
relacionados con la maduración sexual del individuo.
La adolescencia es un período de cambios rápidos (físicos, sexuales e intelectuales), que pone
a prueba su capacidad de adaptación, y de cambios ambientales en la naturaleza de las exigencia
externas que la sociedad impone a sus miembros en desarrollo.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Para Barrera Moncada (1987), el fenómeno de la adolescencia implica tres aspectos principales:
búsqueda de la propia identidad, y la aplicación de medidas hacia la independencia, cambios inte-
lectuales y emocionales e incremento de la sexualidad.
Durante esta etapa (de doce a dieciocho años), el adolescente se enfrenta al conflicto de saber
quién es o está confuso sobre quién debe ser. Diversos autores señalan algunos objetivos que los
adolescentes han de conseguir para lograr un funcionamiento adulto:
1. Separación de los padres y establecimiento de una identidad de sí mismo capaz de accio-
nes independientes.
2. Desarrollo de una madurez sexual que le implique poder establecer una relación basada en
el cuidado.
3. Desarrollo de objetivos vocacionales reales.
4. Desarrollo de una imagen positiva de sí mismo y un código personal de ética y conducta.
Los adolescentes están muy preocupados por su identidad sexual y su imagen corporal, es por ello
que, cuando una enfermedad afecta al funcionamiento corporal o apariencia física, se puede dificultar
el establecimiento de sentimientos de seguridad, de autovalía y la formación de una identidad positiva.
En el caso de los chicos, la enfermedad puede interferir en el desarrollo de su sentido de mas-
culinidad y en la relación con las chicas.
En las chicas la enfermedad puede desencadenar sentimientos de ser diferentes, defectuosas,
carentes de atractivo sexual, etc.
La estancia en el hospital puede activar sentimientos de dependencia a pesar de la necesidad del ado-
lescente de sentirse independiente de los padres, mientras que son dependientes de su grupo de amigos,
necesitando, mediante las visitas, informarse de detalles sobre lo que está ocurriendo en el exterior.
El adolescente es capaz de comprender la enfermedad y su tratamiento. Pero se considera que el
adolescente experimenta diferentes miedos al enfrentarse a una enfermedad o incapacidad crónica:
– Miedo a la pérdida de integridad física. Relacionado con las implicaciones de la enferme-
dad. Por ejemplo, en el caso de cáncer el adolescente se va a preocupar por la apariencia
física causada por el tratamiento (pérdida de cabello, demacración, etc.).
– Miedo a separarse de sus padres. La enfermedad crónica puede interferir en el proceso
de separación de los padres, necesitando continuamente el cuidado de éstos. Pueden apa-
recer conductas agresivas.
– Miedo de pérdida de control. Se
produce cuando se le pide al adoles-
cente la conformidad sin darle opor-
tunidad de tomar decisiones y discu-
tir alternativas.
– Miedo de ser diferentes a sus igua-
les. Los efectos de una enfermedad
crónica o discapacidad pueden au-
mentar la incapacidad del adolescente
e interrumpir el proceso de relación
con los iguales.
– Miedo a la muerte.
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CUIDADOS AL RECIÉN NACIDO ENFERMO [[[[\
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Al hacer la maleta del niño es importante que incluya su juguete o libro preferido para
mantener una continuidad entre el ambiente familiar y el hogar con el nuevo y extraño del
hospital.
– Por lo general hay una sala para jugar y realizar actividades con otros niños, si el niño va a
estar más de una semana se le puede traer alguna tarea escolar.
– Los hospitales donde los niños deben permanecer periodos prolongados de tiempo suelen
tener una escuela o servicio escolar, de tal modo que la maestra se encargará de que avan-
ce, dentro de lo posible, con adaptaciones curriculares. La comunicación de los padres con
el educador permitirá conocer los progresos o dificultades de su hijo en relación con los
aprendizajes escolares.
– El personal médico informará a los padres sobre el diagnóstico, plan de tratamiento y pro-
gresos médicos de su hijo. Las enfermeras y otros profesionales informarán sobre los cui-
dados del niño. Los padres deben comprender que los profesionales se preocupan por el
bienestar de su hijo por lo que deben colaborar con ellos, especialmente con el personal de
enfermería. La comunicación satisfactoria con ellos ayudará a los padres a adquirir control
sobre la situación y a aliviar sus preocupaciones y expresar sus sentimientos.
– Se puede estimular al niño estableciéndole comunicaciones con el mundo exterior me-
diante llamadas telefónicas, cartas de amigos, etc.
2.3.3. Técnicas
Numerosos expertos manifiestan los efectos beneficiosos que se derivan de la utilización de
técnicas para favorecer la adquisición de habilidades de afrontamiento, tanto en el paciente pediá-
trico como en sus familiares. Por ejemplo, previenen las consecuencias negativas procedentes de
test y procedimientos médicos, quirúrgicos, farmacológicos y radiológicos, así como del proceso de
hospitalización en sí mismo o de tratamientos médicos prolongados. También ayudan a afrontar la
inclusión en lugares especialmente amenazantes dentro del entorno hospitalario (procedimientos
en salas de urgencia, unidades de cuidados intensivos) y las experiencias dolorosas procedentes de
la propia enfermedad, heridas, procedimientos médicos, etc.
Se trata de identificar procesos de pensamiento, que no son los más adecuados para que el
paciente pediátrico hospitalizado se adapte de forma satisfactoria ante un determinado suceso,
y planificar experiencias de aprendizaje con el objeto de cambiar los pensamientos, así como los
patrones de conducta y emociones que correlacionan con dichos pensamientos.
71
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
72
29
Cuidados en la infancia
Cada Comunidad Autónoma sigue sus propios criterios en cuanto al número y frecuencia de
visitas, generalmente coinciden con el calendario vacunal de cada Comunidad. El contenido de las
visitas suele ser el mismo.
74
CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
75
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
También:
– Se tomará la tensión arterial al niño usando un manguito especial.
– Valorar la adaptación del niño al ambiente social y familiar.
– Informar a la madre de la necesidad de llevar a cabo una dieta correcta.
La valoración del desarrollo no se puede realizar aislada de todo el proceso, y se debe de te-
ner en cuenta, no sólo que el niño haga cosas sino también la forma en que las realice. Cada niño
es diferente, pero la secuencia es igual para todos; lo que varía de un niño a otro es el grado de
desarrollo.
Es fundamental una valoración cronológica. En la clínica se utilizan parámetros somatométri-
cos y de madurez. Existen grandes variaciones fisiológicas individuales. Es fundamental el uso de
tablas estadísticas.
B) Exploración física
– Somatometría: gráficas de peso y talla.
– Examen de la visión: test de Hirschberg y Cover. Test para diagnóstico de estrabismo
(es importante para descartarlo y que la visión binocular sea paralela), agudeza visual
con optotipos de dibujos.
– Examen de la audición: juguetes sonoros e impedanciometría en niños con alto riesgo
de hipoacusia.
– Examen de la dentición.
– Examen del aparato locomotor: anomalías de pies y rodillas, asimetría de miembros y
desviaciones de la columna.
– Toma de tensión arterial (relacionada con la talla).
– Evaluación del desarrollo psicomotor: test de Denver modificado que valora áreas
como: lenguaje, manipulación (motor fino), postural (motor grueso) y sociabilidad. Este
test es el más utilizado en nuestro medio para niños de 0-6 años. Comunidades autóno-
mas como Euskadi y Cataluña han desarrollado un test que evalúa áreas semejantes al
anterior y que se denomina Tabla de Haizea-Llevant. Para niños mayores de 5-6 años se
utilizan otros test: Batelle Inventori Screen, test de Gessel, etc.
C) Exploraciones complementarias: análisis de orina, bioquímica (descartar ferropenia), deter-
minación del colesterol en casos de riesgo y prueba de la tuberculina.
D) Educación para la salud: accidentes, problemas de conducta, trastornos del sueño, control
de esfínteres (la mayoría ya lo presentan a los 3 años), trastornos del lenguaje (consulta al
logopeda), alimentación (prevención de la obesidad) y higiene bucodental (cepillado dia-
rio, dieta pobre en azúcares, primera visita al dentista a los 2-3 años).
Niños
La pubertad se inicia entre los 9,5 y los 14,5 años. El primer signo es el aumento del volumen
testicular; a continuación se produce un aumento de la longitud del pene y el inicio del vello pubia-
no. El desarrollo completo se produce en 4-6 años.
Las alteraciones que se deben detectar precozmente son: pubertad precoz (puede ser idiopática o
secundaria a procesos tumorales) y pubertad tardía (puede estar motivada por una alteración gona-
dal primaria - síndrome de Turner, disgenesias gonadales o un hipogonadismo hipogonadotrópico
tumoral o idiopático).
Alimentación de 1 a 3 meses
La alimentación será lactancia materna o fórmula de inicio. El volumen de las tomas estará de
acuerdo con el apetito del bebé; en general oscilará entre 100 – 150 cc. El número de tomas será
de 5 o 6.
Alimentación de 3 a 4 meses
La alimentación será lactancia materna o fórmula de inicio. El volumen de las tomas variará de
acuerdo con el apetito del bebé; en general oscilará entre 150 – 180 cc. El número de tomas será
de 4 o 5.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Al final de este mes se introducirá la verdura en forma de puré. La base de los purés y de las fu-
turas sopas son los caldos. Los caldos vegetales son los más apropiados al inicio para el niño por su
delicado sabor. Se elaborará inicialmente el caldo con dos verduras (por ej.: calabacín o zanahoria),
este caldo se añadirá a un puré de patatas que sustituirá a una de las tomas de leche.
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
Cada dos días se introducirá una nueva verdura, en inicio en el caldo y posteriormente forman-
do ya parte del puré junto con la patata.
Pueden utilizarse todas las verduras excepto las de hoja verde (acelgas y espinacas), que se intro-
ducirán más adelante. No se añadirá sal. Sí puede añadirse al puré una cucharadita de aceite de oliva.
Esquema alimenticio al final del sexto mes:
– 1.ª toma: lactancia materna o leche adaptada de continuación espesada con cereales sin
gluten (3 – 4 cucharadas) o papilla de cereales sin gluten.
– 2.ª toma: puré de verduras.
– 3.ª toma: papilla de frutas (puede ser lacteada) y pecho o biberón.
– 4.ª toma: pecho o leche adaptada (puede espesarse con una o dos cucharaditas de cereales
sin gluten).
Esquema orientativo:
– 1.ª toma: lactancia materna o leche adaptada de continuación espesada con cereales con
gluten (3 – 4 cucharadas) o papilla de cereales sin gluten.
– 2.ª toma: puré de verduras con carne cocida o pescado blanco.
– 3.ª toma: papilla de frutas (puede ser lacteada) y pecho o biberón. Puede darse también
yogur natural, galletas o jamón york.
– 4.ª toma: pecho o leche adaptada (puede espesarse con una o dos cucharaditas de cereales
con gluten).
Al final de este mes se puede empezar a dar una cucharadita de yema de huevo pasado por
agua. De no producirse reacciones durante las 48 horas siguientes, podremos darle una cucharadi-
ta en días alternos hasta pasar a una yema entera.
3.2. Higiene
El baño es un momento compartido y relajante, de encuentro entre el niño y sus padres. Es
un tiempo para olvidar cualquier distracción y dedicar al pequeño toda la atención posible, para
garantizar su seguridad en todo el proceso y disfrutarlo.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Antes de bañar al bebé, hay que preparar bien todo el material necesario: la bañera, el jabón
neutro, la toalla, la ropa limpia, los pañales, un champú suave, esponja y peine o cepillo.
Respecto a la hora más conveniente, depende de cada familia, aunque se suele optar por la
noche, como preparación al sueño. Eso sí, antes de la toma, o tiempo después para que el pequeño
no vomite al moverlo. Lo mejor es bañarle sin prisas, relajados, en una bañera adecuada para no
inclinarse demasiado y poder sujetar mejor al pequeño, sin tener que sufrir por nuestra espalda.
Siempre es mejor hacerlo en pareja, aunque solos también es posible y muy fácil.
Hay que evitar las corrientes de aire en la habitación (la temperatura ambiental debe ser de
alrededor de los 22 ºC) y tener en cuenta la temperatura del agua antes de mojar al pequeño. Debe
rondar los 35 grados y los padres pueden orientarse con la cara interior de la muñeca o introdu-
ciendo el codo en el agua.
Para que le agrade el baño se recomienda introducirlo en el agua poco a poco, no de golpe,
hablarle con dulzura y sujetar bien su cuerpo, para que se sienta seguro y relajado. Hay que pasar
un brazo por su espalda, agarrando la axila y dejando que su cabecita descanse en el antebrazo. El
otro queda libre para lavarlo, de arriba hacia abajo, comenzando por el pecho y las extremidades
superiores hasta los pies. Después se sigue por la espalda y se continúa por la cabeza, con cuidado
para que no caiga jabón en los ojos.
Cuando esté enjuagado hay que levantarlo suavemente y cubrirlo con una toalla suave, secán-
dolo bien –sin frotar– y con mimo. Se recomienda no emplear nunca talco y colonias en los prime-
ros meses para evitar posibles alergias, ya que su piel es muy sensible.
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
Es preciso que la ropa infantil reúna las siguientes condiciones: ha de ser fácil de poner y quitar,
no debe llevar botones ni ningún tipo de ajuste complicado, debe ser holgada y cómoda, que per-
mita una adecuada movilidad al niño y su composición debe ser natural, evitando prendas sintéti-
cas que perjudican la piel del niño, irritándole o produciéndole reacciones alérgicas.
La cuna debe ser fija, sin balanceo, pero con ruedas que permitan desplazarla. No debe
contener mucha ropa y la que posea debe de ser ligera. El colchón será duro y se encontrará siem-
pre protegido con una funda impermeable.
4. Salud Bucodental
4.1. La caries dental
La caries dental puede definirse como una enfermedad microbiológica infecciosa cuyo resultado
es la destrucción localizada de los tejidos duros calcificados dentarios (esmalte, dentina, cemento),
causada por la producción ácida de bacterias y manifestada por el progresivo oscurecimiento y re-
blandecimiento de dichos tejidos y su posterior pérdida, dejando una cavidad en el seno del diente.
Esta enfermedad es posiblemente una de las enfermedades crónicas más comunes del mundo.
– Sexo: estudios iniciales parecían indicar que las mujeres tenían un índice de ataque carioso
más alto que los hombres. Una de las explicaciones podría ser que, en las niñas, los dientes
erupcionan antes. Parece que las diferencias, si las hay, son más atribuibles a factores cultu-
rales que inherentes al sexo.
– Dieta: el uso creciente de hidratos de carbono fácilmente fermentables en forma de sacaro-
sa refinada (azúcar blanca) comenzó a mediados del siglo diecinueve. Los datos disponibles
indican que el brote moderno de las caries comenzó con el consumo creciente de sacarosa
durante el último siglo.
– Distribución geográfica: aunque pueden encontrarse caries por todo el mundo, su preva-
lencia regional varía muchísimo. Los países donde se ha establecido una sociedad del tipo
occidental, presentan unos índices CAO mucho más altos que los países que conservan sus
costumbres y modo de vida tradicionales; esto se ha relacionado más con la dieta que con
otro tipo de factores.
Una variable geográfica que ha atraído la atención es el tipo de suelo, debido a la asocia-
ción de determinados oligoelementos con la frecuencia de la caries; así, parece ser que el
selenio, cadmio, cobre y plomo la intensifican mientras que el molibdeno, potasio, magne-
sio, boro y calcio la disminuyen. Es de todos sabido la gran importancia de la presencia de
flúor en el agua y la disminución de la caries (concentración óptima según la OMS 0,7-1.2
partes por millón).
– Variación individual: una o dos personas por millar aparece libre de caries indefinidamen-
te. Parece que puede estar relacionado con factores genéticos. En general, un tercio de la
población produce dos tercios de las lesiones.
4.1.1. Clasificación
En función de su localización se habla de varios tipos de caries:
1. Caries de surcos, fosas y fisuras: es el tipo más frecuente de caries. Tiene un pequeño pun-
to de origen visible en la cara oclusal, mostrando forma de V invertida con una base amplia.
Aparecen en zonas más deprimidas de las superficies dentarias o en grietas del esmalte
(cara oclusal de premolares y molares).
2. Caries de superficies lisas: Vestibular y lingual ((más frecuente en personas con higiene
deficiente o con problemas salivales -ancianos, medicación, etc.-), caries interproximal (se
extiende en superficie antes de profundizar en el diente)
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
Caries de esmalte
El ataque ácido de la caries se produce principalmente en los prismas del esmalte y en las es-
trías dando lugar a la desmineralización del diente.
Al examinar dientes limpios y secos, la primera evidencia de caries es la mancha blanca, área, opa-
ca, visualmente diferente del esmalte vecino, que se aprecia mejor cuando se seca con aire, siendo im-
portante diferenciarla de la mancha blanca no cariosa por hipocalcificación del esmalte (hipoplasia).
Caries dentinaria
La lesión suele tener forma redondeada o alargada y normalmente presenta un mayor tamaño
en su interior en relación con el orificio de entrada, debido a que una vez que la caries invade la
dentina se extiende lateralmente sobrepasando la extensión de la zona de esmalte afectada, lo que
hace que en superficies proximales éste no sea visible.
Caries de cemento
Se localiza fundamentalmente a lo largo de la unión cemento-esmalte y con preferencia en
las superficies proximales y vestibulares. Es más frecuente a partir de los 55-65 años, su aparición
se ve favorecida cuando el cemento se encuentra expuesto al medio ambiente oral, debido a una
retracción gingival.
4.1.3. Prevención
Esta prevención se puede efectuar desde 4 puntos de vista:
1.º Control de placa: eliminación de la placa bacteriana mediante cepillado, seda dental, colu-
torios, profilaxis en gabinete...
2.º Control de dieta: se ha de concienciar al paciente para que disminuya el consumo de ali-
mentos y bebidas ricas en azúcares y fomentar el consumo de otros no cariogénicos (queso,
frutos secos...).
3.º Refuerzo del esmalte dental: mediante el flúor podemos aportar mayor resistencia frente
a la acción de los ácidos, ya que éste tiende a sustituir al calcio de los cristales de esmalte,
dándole una mayor resistencia a la disolución ácida. La concentración óptima de flúor en el
agua potable se establece entre 0,8 a 1,2 ppm.
4.º Protección de zonas más propensas a caries y de peor control: con los selladores de fosas
y fisuras.
Las medidas de prevención pueden clasificarse en tres tipos:
a) Prevención primaria: actúa sobre el periodo prepatogénico, su objetivo es disminuir la
incidencia.
Estos métodos se pueden clasificar en función de su mecanismo de acción: afectando al
medio ambiente oral: fisioterapia oral, higiene oral, protegiendo localmente al diente (fluo-
ración, selladores) y actuando a través de la circulación sanguínea o afectando al medio
orgánico: control de dieta, alimentación.
b) Prevención secundaria: actúa sobre el periodo patogénico precoz, detectando la enfer-
medad antes de la aparición de síntomas, su objetivo es disminuir la prevalencia.
c) Prevención terciaria: el objetivo es el tratamiento y rehabilitación de la enfermedad.
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
4.1.4. Tratamiento
El tratamiento se basa en: eliminación del tejido enfermo, confección anatómica de la cavidad,
protección dentino-pulpar, colocación del material restaurador y acabado.
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
– Los alimentos cariostáticos son aquellos que contribuyen a frenar o impiden la progre-
sión de las caries.
– Los alimentos anticariógenos son los que impiden que la placa dentobacteriana “reco-
nozca” un alimento cariogénico. Por ejemplo el xilitol y algunos quesos (gruyère).
– El término cariogenicidad denota la capacidad que posee una dieta o alimento de ocasio-
nar y estimular la caries. Sin embargo, la cariogenicidad individual de un alimento puede
variar según la forma en la que se consume, la composición de sus nutrientes, así como el
orden en que se ingiere junto con otros alimentos y líquidos.
Cariogénicos
Dulces, azúcar, bebidas azucaradas, miel, uvas Sacarosa
Pan y cereales refinados Glucosa, fructosa, almidón
No cariogénicos
Vegetales cocinados, frutas Almidón crudo
Vegetales crudos, frutas, legumbres, leche Sorbitol, manitol
Carne, huevos, queso, maíz, aceite, pescado, cacahuetes, semillas Xylitol, no hidratos de carbono
coholes que se metabolizan produciendo energía. Presentan auténticos beneficios en relación con
la salud bucodental, respecto a los hidratos de carbono. Por su potencial no cariogénico o mínima-
mente cariogénico. Ejemplos:
– Hexitoles: como el sorbitol y manitol; no son productos cariogénicos, pero tampoco carioestáticos.
– Sorbitol: se utiliza en productos para diabéticos y es la mitad de dulce que la sacarosa. Se
suele usar como no cariogénico, pues genera un leve descenso del pH.
– Pentitol: como el xilitol, no es cariogénico. Es un estimulador salival, bacteriostático y carios-
tático. Su poder edulcorante es similar al de la sacarosa, y se encuentra en plátanos y setas.
– Polyoles: como el lactitol y maltitol.
– Lycasin: es un hidrolizado hidrogenado de almidón.
– Palatinit: es una mezcla de polyoles.
El cepillado de dientes es el primer paso en la higiene bucodental para eliminar la placa y restos
alimentarios de la superficie de los dientes.
Se requiere, como mínimo, un cepillado diario, siendo lo ideal uno inmediatamente después de
cada comida, evitando así la actuación de las bacterias. Se recomendará el cepillado como mínimo
tres veces diarias, haciendo hincapié en la nocturna, explicando el mayor riesgo cariogénico que
existe (menos autoclisis, reposo muscular...).
Los objetivos del cepillado son eliminar los restos de alimentos, interferir en la formación de la
placa dentogingival, y estimular y queratinizar la mucosa de la encía.
Técnicas de cepillado
Es importante saber que aunque hay que conocer las técnicas específicas del cepillado para la
educación sanitaria, el procedimiento más importante que debe dominar el paciente es el de al-
canzar de forma minuciosa todas las áreas de la boca. Ningún método por sí solo es mejor que otro.
Un paciente puede necesitar utilizar principios de varias técnicas para limpiarse adecuadamente.
Guiar al paciente hacia unos métodos que satisfagan las necesidades individuales es más impor-
tante que acentuar una técnica particular.
a) Técnica de Bass/Sulcular, este método se acepta generalmente para eliminar de forma eficaz
la placa del área del surco. Utilizada principalmente por pacientes periodontales.
– Método: Se coloca el cepillo en una posición de 45 grados hacia apical en el surco gingi-
val, sólo la primera hilera se aproximará al surco, mientras que la hilera adyacente tocará
el margen gingival. Cuando el cepillo se presiona ligeramente, las cerdas se adaptan a la
forma del surco. Se realiza una ligera vibración mesiodistal sin desplazar las cerdas del
cepillo. Este movimiento tiene un efecto de succión, de modo que los restos existentes
en el surco gingival o bolsa periodontal ascienden por capilaridad, “pasando” al cepillo.
Las caras oclusales se cepillan con el cabezal paralelo a la superficie oclusal con movi-
miento vibratorio corto anteroposterior.
b) Técnica vertical rotatoria/de barrido/de Stillman modificada, es útil para estimular y limpiar el
área cervical.
– Método: Se colocan las cerdas del cepillo formando un ángulo de 45 grados con la su-
perficie del diente, hacia apical y apoyadas ligeramente en la encía. Luego se realiza un
movimiento vertical de barrido desde gingival hacia la cara oclusal de forma repetida
mediante un giro de mango. En las caras oclusales se colocan las cerdas perpendicula-
res haciendo un movimiento de barrido anteroposterior.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
c) Técnica rotacional/de giro, es un método de limpieza general para eliminar alimentos y placa
primariamente de la corona de los dientes. Este método acentúa poco la limpieza del surco.
– Método: Se coloca el cepillo lo más paralelo posible al diente, contra la encía en direc-
ción apical, imprimiendo una rotación hacia oclusal, pero realizando un movimiento
suave para no dañar la encía.
d) Técnica de Stillman, se busca una mayor queratinización de la mucosa mediante masajeo de la
encía. Puede producir cierto grado de recensión gingival por eso se usa más la técnica modificada.
– Método: Se coloca el cepillo en zona del surco gingival con angulación de 45 grados, se
presiona ligeramente sobre el borde gingival y se efectúa un movimiento rotatorio del
cabezal sin desplazar los filamentos.
e) Técnica de Charters, no es muy eficaz pues no elimina la placa del surco. Su objetivo es más
bien la limpieza de las áreas interproximales.
– Método: El cepillo se coloca con la angulación 45 grados pero en el sentido contrario, ha-
cia oclusal, y se efectúan movimientos rotatorios de vaivén a lo largo de la cara vestibular.
g) Técnica de Smith-Bell.
– Método: Se dirige el cepillo en la misma dirección que llevarían los alimentos durante la
masticación, como si fuese una autoclisis alimentaria, un barrido desde coronal a apical
del diente, con una angulación de 90 grados.
h) Técnica de Fones/Circular, es común en pacientes no enseñados.
– Método: Las cerdas se colocan perpendiculares al eje mayor del diente y se realizan mo-
vimientos giratorios ascendentes y descendentes con la boca cerrada en oclusión.
Limpieza de la lengua
Debe instruirse al paciente para que cepille la lengua. Limpiándola se eliminan depósitos que
pueden causar olores o contribuir a la formación de placa en otras áreas de la boca.
Método: Utilizando mucha agua, la lengua se cepilla colocando el cepillo lo más posteriormen-
te posible y se mueve hacia delante. Deben evitarse las náuseas desplazando la lengua lo menos
posible. Un método alternativo es limpiarla en una posición de reposo normal con la cabeza erecta.
Existen también limpiadores linguales que pueden ser de dos tipos, de acuerdo con su diseño: ras-
padores en forma de “U” y en forma de “T”. Los raspadores en forma de “U” pueden alcanzar con mayor
facilidad la parte posterior del dorso lingual y otorgan un mejor control de la posición de la presión
en esa zona, lo que hace más fácil evitar la náusea. Estos limpiadores pueden ser metálicos o plásticos.
Elementos complementarios. Higiene interdental
Otra parte importante de la higiene dental es la limpieza de los espacios interproximales, donde
se acumula una gran cantidad de placa que no es eliminable mediante cepillado. Se necesita un
material que se adapte fácilmente a través del estrecho contacto de los dientes para limpiar el surco
interproximal y la porción mesial o distal del diente no tocado por el cepillo.
Los instrumentos de eliminación de la placa interpoximal son:
a) Hilo/seda dental: consiste en un hilo fino de fibras de nilón fuertemente retorcidas a lo largo
de su eje. Está indicada en espacios interdentales estrechos, siendo muy eficaz en las zonas
de contacto.
Se han comercializado varios tipos de seda, desde productos finos no encerados hasta se-
das enceradas más resistentes al desgarro, con flúor, mentoladas.
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
b) La cinta interdental está indicada para grandes espacios interdentales, ya que presenta una
amplia superficie plana que se desliza por las superficies arrastrando más fácilmente la pla-
ca bacteriana. Se presenta tanto encerada como sin encerar.
c) Ultra floss: es una seda dental de estructura esponjosa de grosor variable. Está constituida
por una red tejida de hilos de nilón entrelazados, que dan al producto la propiedad única
de cambiar de diámetro cuando se aplica tensión sobre él.
Está formado por segmentos consecutivos compuestos por dos partes: seda y segmento
esponjoso.
Está indicado en los mismos casos que la seda dental. Sus ventajas respecto a la seda con-
vencional son: suave con las encías, facilidad de uso, no se deshilacha, longitud predetermi-
nada y fácil sujeción.
d) Super-floss: es una seda dental modificada. Consta de tres partes bien diferenciadas: guía
rígida, segmento esponjoso y seda sin cera.
Presenta diversas indicaciones, siendo imprescindible en los pónticos de las prótesis fijas y
en ortodoncia.
Método: se cortan 45-50 cm (aproximadamente la medida del brazo), se enrollan dos
vueltas en el dedo corazón de la mano derecha (si se es diestro), y el resto de la seda en
el dedo corazón de la mano izquierda, hasta dejar un espacio de separación entre un
dedo y otro de unos 10 cm, excepto para la limpieza del sector posterior, que dejaremos
un poco más.
Utilizaremos entonces los dedos pulgares e índices para el manejo de la parte útil, que será
de 2 a 3 cm.
Se introducirá la seda en el espacio interproximal con un suave movimiento de vaivén hasta
pasar el punto de contacto, puesto que si lo introducimos a presión, se impacta contra la
encía dañándola. En la arcada inferior lo dirigiremos con los dedos índices presionando
ligeramente hacia mesial o distal del diente. En la arcada superior se realizará con los pul-
gares o con el pulgar por vestibular y con el índice por palatino. Cuando la seda llegue al
borde de la encía, se curvará en forma de “C” contra una de la paredes interproximales de los
dientes y se deslizará suavemente en el surco gingival hasta que se note resistencia, frotar
contra el diente subiendo y bajando desde la base del surco al punto de contacto de tres a
cinco veces, dependiendo de la madurez de la placa. Una vez finalizados estos movimientos
se sube hasta la mitad del diente para poder saltar la papila, moviendo ligeramente la seda,
formando otra vez la “C” sobre la otra superficie interproximal del diente adyacente, realiza-
remos los mismos movimientos.
Al retirar el hilo del espacio interproximal enrollaremos el segmento utilizado en el dedo de
la mano derecha y soltaremos de la mano izquierda y así continuar con el resto de espacios
interproximales.
e) Cepillos interproximales: Estos cepillos están diseñados para pasar a través de los espacios
interproximales cuando hay suficiente separación de los dientes como para que esto su-
ceda. Tienen la capacidad de llegar a zonas más ocultas y de difícil acceso. Se presentan
en gamas de distintos tipos, formas y tamaños para cada caso: con-sin mango, cilíndricos,
cónicos, finos, gruesos, espirales... unidos a un pequeño mango de plástico o metal.
Método: Se aplican de forma inclinada desde apical con movimientos de vaivén, para evitar
una abrasión del diente.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
4.2.4.2. Dentífricos
Los dentífricos contribuyen a la eliminación de la placa mediante sus detergentes y abrasivos; si
contienen flúor reforzarán el esmalte dental y prevendrán la caries. Sus objetivos son: limpiar y pulir
los dientes, mantener el aliento fresco, ser vehículo de agentes terapéuticos y favorecer la salud
oral. En función de su presentación existen cuatro tipos: polvo, pasta, líquido o gel.
Componentes
a) Bases:
– Agentes abrasivos: sólidos que mejoran la limpieza mecánica arrastrándola y puliendo
los dientes.
– Surfactantes: agente antibacteriano con baja tensión superficial.
– Estabilizantes: estabilizan el producto, evitando la separación o precipitación de sus com-
ponentes acuosos y no acuosos durante el proceso de empaquetado y distribución.
– Humectante: sustancia higroscópica que evita el resecamiento absorbiendo el vapor de
agua del medio ambiente y con efecto antimicrobiano.
– Saponíficos: dan sabor, factor determinante.
– Edulcorantes: variedad dulce de soporífero; sacarosas, sacarina, ciclamato.
– Colorantes: agente blanqueador, dióxido de titanio.
– Conservantes: evitan desarrollo de microorganismos, en pequeñas cantidades, benzoa-
tos, diclorofenol, formaldehído....
– Excipientes: agua desionizada o destilada.
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
este campo aportando información y promoviendo la acción educativa. Hay que tener en cuenta,
al menos:
– La prevención de accidentes en el propio domicilio, especialmente importante en los prime-
ros años de vida:
* Traumatismos. Por pequeño o inmóvil que parezca un niño de corta edad, nunca lo
dejaremos solo en un lugar del que pueda caerse, pues en un momento dado puede
presentar un impulso incontrolado, haciendo un movimiento brusco y cayendo al sue-
lo. Por ello siempre le debemos tener sujeto al menos con una mano.
Es bastante corriente la luxación de hombros durante el baño debida a una sujeción
incorrecta del niño.
El suelo del cuarto de baño debe mantenerse siempre seco y sin objetos que obstaculi-
cen el paso que nos puedan hacer caer cuando llevemos al niño en los brazos.
También es aconsejable el uso de dispositivos adaptativos adecuados cuando llevemos
a un niño en coche, que deberán estar correctamente instalados.
* Ahogamientos. Los accidentes más frecuentes tienen lugar por asfixia al aspirar el con-
tenido procedente del estómago tras una regurgitación y por obstrucción de las vías
aéreas, al estar colocado el niño en una posición en la que se obstruyen nariz y boca y
no tiene fuerza suficiente para poder girar la cabeza.
Es aconsejable colocar al niño en una posición que sea segura para el caso en que tenga
una regurgitación (decúbito lateral o decúbito prono).
* Intoxicaciones. Las intoxicaciones suelen producirse principalmente por inspiraciones
de tóxicos: humo, braseros, humo de chimeneas…, por lo que será aconsejable mante-
ner al niño alejado de estas fuentes emanadoras de dichos gases.
Se debe enseñar al niño que todo lo que está a su alcance no es bueno para comer. Para
ello se le dará a probar algo de sabor desagradable.
Los productos tóxicos hay que mantenerlos fuera del alcance de los niños.
* Quemaduras. Las quemaduras en los niños suelen producirse principalmente en el
baño y con las comidas. Por ello será necesario comprobar previamente la temperatura
del baño antes de introducir al niño y probar un poco de la comida antes de dársela.
Los enchufes deben protegerse con dispositivos de seguridad para que el niño no intro-
duzca los dedos.
– La prevención de accidentes de tráfico es importante en:
* La población infantil, sobre todo enfo-
cada a peatones y conductores de bici-
cletas, haciendo hincapié en las normas
habituales para circular por la calle (se-
máforos, carril de bicicletas, señales, etc.).
* Para los adolescentes, poner especial aten-
ción en la conducción de vehículos a motor
como son las motocicletas y ciclomotores. Es
conveniente aconsejar sobre el uso del casco,
la velocidad, normas de seguridad vial, etc.
Son muy importantes las lesiones producidas por accidentes con estos vehículos por las
secuelas que puedan llegar a ocasionar.
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CUIDADOS EN LA INFANCIA [[[[\
d) Los niños con alguna deficiencia, que, a menudo, son objeto de sobreprotección o de
rechazo.
e) Los no deseados. Los crónicamente enfermos o inválidos. Los hiperactivos o de llanto
continuo.
Dichas circunstancias, por sí mismas, no bastan para inducir a malos tratos, pero pueden ser facto-
res desencadenantes. El índice de mayor riesgo, también está influido por el tipo de barrio, y se puede
obtener haciendo una correlación entre: alto índice de población infantil, bajo índice de escolaridad
y elevado índice de retraso escolar, alta tasa de analfabetismo de los padres, baja tasa de técnicos
superiores entre los cabeza de familia, baja tasa de asociacionismo infantil, falta de equipamientos, ni-
ños acogidos en familias, o incluso adoptados, en especial cuando son niños mayores que presentan
comportamientos difíciles, son enuréticos o fracasan en los estudios por retrasos escolares notables y
niños en acogimiento temporal que no van a desembocar en una adopción.
30
que la transición normal experimentada por la mayoría de los adolescentes. También nos recuerda
que gran parte de las teorías sobre la adolescencia están basadas en el estudio de casos atípicos de
adolescentes conflictivos sometidos a tratamiento.
La adolescencia, como cualquier otra etapa de desarrollo, comporta una serie de conflictos y
adaptaciones. Es un error que nuestra sociedad enfatice los problemas de esta edad. Muchos ado-
lescentes viven experiencias satisfactorias y su desarrollo no aparece marcado por un gran número
de problemas. Sin embargo, estas teorías proféticas sensibilizan a adultos y adolescentes frente a
estos problemas magnificándolos. A fuerza de esperar encontrar esos conflictos, podemos termi-
nar creándolos.
físico que tiene lugar en todos los adolescentes y que ocurre unos dos años antes en las chicas que
en los chicos. El “estirón” comprende una serie de procesos. Hay un período de tasa máxima de cre-
cimiento en altura llamado vértice de altura, que tiene lugar hacia los 12 años en las chicas y a los
14 en los chicos, desde el cual se domina el período completo de la pubertad. La duración total de
la pubertad y el momento en el que se produce fluctúa ampliamente.
Faust ha establecido que las niñas que alcanzan antes la madurez presentan menor estatura
y piernas más cortas, tienen también hombros y caderas más estrechos y pesan menos que las
que tardan más en alcanzar la madurez. El período de crecimiento puberal es también más largo
en el primer caso. A pesar de estas diferencias no existe relación entre la maduración temprana
o tardía y la apariencia física adulta. Esta descripción general es aplicable también a los chicos. El
momento de la maduración es importante para la autoevaluación del adolescente, sus habilidades
y concepto de sí mismo. La maduración temprana es una ventaja para los chicos, ya que favorece
sus relaciones con los compañeros al hacerlos más competitivos, atléticos y fuertes. Para las chicas,
sin embargo, la maduración temprana es bastante menos ventajosa. La maduración tardía impone
mayores dificultades para desenvolverse con éxito a los chicos que a las chicas.
Según Zárraga, en la adolescencia y durante la juventud, los chicos y chicas pasan a pertenecer
a una categoría social que implica un conjunto de conductas diferenciadas tanto con respecto a la
categoría social de niño como a la categoría social de adulto. De este modo, las personas que se
encuentran en esta etapa han sobrepasado al niño en la esfera de la maduración física pero no han
alcanzado al adulto desde el punto de vista psicológico y social. Por esta razón, nos encontramos
con individuos capaces de realizar las funciones físicas de la existencia del adulto en la colectividad
y, en contraste, no son competentes psicosocialmente para desempeñarlas en una forma social
determinada.
Desde el punto de vista sociológico, sería el desequilibrio entre la madurez física del sujeto y
su cualificación efectiva como agente social el rasgo más definitorio de la adolescencia-juventud.
El proceso de vuelta al «equilibrio», de convertirse en una persona adulta social y psicológi-
camente competente, supone que el adolescente acometa una serie de tareas evolutivas que, de
acuerdo con Havighurst, son las siguientes:
1. Alcanzar nuevas y más maduras relaciones con los compañeros de edad de ambos sexos.
2. Adquirir un papel social masculino o femenino.
3. Aceptar el propio aspecto físico y utilizar el cuerpo eficientemente.
4. Lograr una independencia emocional con respecto a los padres y otros adultos.
5. Prepararse para el matrimonio y la vida familiar.
6. Prepararse para una carrera económica.
7. Adquirir un conjunto de valores y un sistema ético como guía de la conducta, desarrollar
una ideología.
8. Desear y lograr una conducta socialmente responsable.
El cumplimiento de estos objetivos puede dar lugar a problemas dado que, en general, la so-
ciedad define las metas del adolescente pero no facilita los medios para alcanzarla. Esto se vuelve
especialmente crítico en las sociedades industriales avanzadas, en las que el logro de la indepen-
dencia económica y afectiva de los jóvenes está siendo artificialmente demorado. Sin embargo, no
quisiéramos dejar de señalar que esta «moratoria» puede tener sus aspectos positivos, pues la dila-
tación del período adolescente podría obrar a favor de mayores oportunidades para adaptarse a la
compleja vida adulta posterior. Durante esta etapa, el adolescente dispondría del tiempo suficiente
para conocerse mejor a sí mismo y asimilar los importantes cambios que está experimentando, así
como para conocer a los demás, la sociedad en la que vive, e ir ensayando los diferentes papeles
que después ha de representar adecuadamente: individuo autónomo, pareja sexual, ciudadano
con opciones políticas propias, etc.
Las interacciones sociales más relevantes en la adolescencia son: la familia y el grupo de amigos.
a) Por lo que respecta a las relaciones familiares, el cambio de la infancia a la juventud es
notable, y esto no podría ser de otra manera si se tiene en cuenta que una de las metas
principales del joven es emanciparse de la tutela paterna. En efecto, lo que los padres repre-
sentan para los niños es muy diferente de lo que puede representar cuando éstos crecen y
alcanzan su madurez. En un principio, el niño ve a los padres como personajes sabios y om-
nipotentes, de cuya protección depende y que merecen su obediencia y respeto, aunque
las acciones reales sean de otra naturaleza. En la adolescencia, esta visión cambia, sin duda,
y el padre y la madre son juzgados tanto personalmente como por la función de autoridad
que representan.
113
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
En general, la trama de las relaciones entre padres e hijos gira, en estas edades, sobre la
cuestión de la independencia. El tipo de situaciones que puede crear el deseo de los jóve-
nes de alcanzar su autonomía dependerá tanto de lo que hagan los hijos como de lo que
hagan los padres. Así, pueden existir padres que alienten la toma de responsabilidades por
parte de sus hijos y se sientan orgullosos de haber educado a un ser que comienza a no
necesitarlos, y padres que, por el contrario, exhiban una actitud sobreprotectora, motivada
o bien por el miedo a los problemas que pueda encontrar el hijo, o bien por el temor a que-
darse solos en determinado momento de la vida. En correspondencia, pueden existir hijos
que sean capaces de desarrollar conductas cada vez más responsables e hijos que prefieren
mantener actitudes infantiles para no enfrentarse con las nuevas exigencias.
En último lugar, en relación con las cuestiones familiares, mencionaremos el punto de los
conflictos generacionales. En principio, resultaría lógico pensar que los adolescentes, en la
búsqueda de su propia definición, creen valores diferentes a los de sus mayores y, a veces,
rechacen totalmente los de estos últimos. Sin embargo este abismo generacional parece
que adquiere diferentes dimensiones según el momento histórico.
b) El paulatino debilitamiento de los lazos emocionales que les unen con los padres hace que
cobre una intensa fuerza otro tipo de vínculos y, de este modo podamos afirmar que las
relaciones sociales prototípicas de este período se encarnan en el grupo de amigos.
El niño tiene como horizonte social privilegiado la familia; en el adolescente, la situación
se modifica y su vida social pasa a centrarse en sus amigos o pandilla. En el mundo socio-
afectivo del adolescente prevalece su interés por hacer nuevas amistades, sentirse bien en
su grupo de camaradas y, por supuesto, aprender a relacionarse con individuos del sexo
opuesto.
En la adolescencia no sólo cambia la importancia asignada a las diversas relaciones sociales
sino también el sentido de la amistad y la conformación de los grupos. En general, lo que
los niños esperan de los demás, en concreto, de sus padres, es seguridad. En contraste, los
adolescentes se mostrarán más preocupados por lograr relaciones basadas en la intimidad
y la búsqueda de soluciones comunes a los problemas que encuentran en este período.
La relación con los amigos cumple una función importante de apoyo psicológico. Como
afirma López, para los adolescentes, «el grupo de iguales es en numerosas ocasiones re-
fugio frente a los conflictos familiares y sociales. La dependencia de este grupo suele ser
grande entre los adolescentes y jóvenes, contrastando con su autoconciencia de libertad».
bilidades como hipótesis, luego las contrasta con la realidad y, por último, elabora sus conclusiones
a través de la deducción lógica. Dotado de esos instrumentos de razonamiento, el adolescente se
torna capaz de tomar distancia de la realidad que le rodea y pone en marcha sus capacidades críti-
cas. Por supuesto estos avances presentan en estas edades algunas limitaciones: lo que podríamos
denominar «estirón cognitivo» lleva aparejado la aparición de una nueva forma de egocentrismo.
Este egocentrismo supone que el adolescente llega a creer en la omnipotencia de su pensa-
miento y a confiar en que las revoluciones se hagan realidad con sólo reflexionar sobre su posibili-
dad. Esta perspectiva egocéntrica implica, a su vez, la creación por el adolescente de una audiencia
imaginaria y una fábula personal. La primera supone la obsesión del joven por la imagen que los
demás poseen de él y la suposición de que todo el mundo le observa constantemente. La fábula
personal es la tendencia de algunos adolescentes a considerar sus experiencias como únicas, total-
mente nuevas e incomprensibles por otras personas.
Categoría Edad (años) Peso (kg) Altura (cm) GET (kcal/dia) Proteínas (g)
11-14 45 157 2.500 45
hombres
15-18 66 176 3.000 59
11-14 46 157 2.200 46
mujeres
15-18 55 163 2.200 44
Necesidades de energía y proteínas para la población infantil de los Estados Unidos (RDA)
Estas necesidades energéticas superiores que en cualquier otra fase del crecimiento deben ser dis-
tribuidas de forma equilibrada, teniendo de cuenta que el aporte de determinadas sustancias es funda-
mental en estas épocas por ser necesarias para el desarrollo normal del organismo, fundamentalmente:
– Proteínas: son fundamentales para la síntesis de nuevos tejidos, su aporte debe ser alto.
– Vitaminas: son fundamentales en procesos metabólicos imprescindibles en esta época.
* Vitaminas hidrosolubles: tiamina, niacina, riboflavina, ácido fólico y vit. B12
* Vitaminas liposolubles: vitamina A.
– Minerales: intervienen en los sistemas enzimáticos.
* Calcio: fundamental para el correcto desarrollo del sistema esquelético.
* Hierro: elemental por el incremento del volumen sanguíneo.
* Zinc: ocupa un lugar fundamental en el proceso de maduración sexual.
En la siguiente tabla podemos observar las recomendaciones específicas de estos nutrientes
ofrecidas por el Departamento de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid.
.../...
Vitamina E (mgE) 10 11 10 11
Vitamina C (mg) 60 60 60 60
Tiamina (mg) 1 1.1 0.9 1
Niacina (mgEN) 16 18 15 17
Vitamina B6 (mg) 1.6 2.1 1.6 2.1
Folatos (μg) 100 200 100 200
Vitamina B12 (μg) 2 2 2 2
Calcio (mg) 1.000 1.000 1.000 1.000
Magnesio (mg) 350 400 300 330
Hierro (mg) 12 15 18 18
Cinc (mg) 15 15 15 15
Yodo (μg) 125 135 115 115
Adolescente deportista
Aquellos adolescentes que realicen deporte de forma habitual, sobre todo si es un deporte
de alta competición o que presente un desgaste importante y sea practicado de forma periódica,
necesitan un mayor aporte energético para compensarlo.
Las dietas de estos jóvenes deben incluir un aporte que pueda satisfacer las demandas propias
de la edad y evitar problemas durante el ejercicio. Las necesidades energéticas pueden verse au-
mentadas hasta en 900 Kcal/ día.
En estas dietas deberemos tener en cuenta que:
– El aporte calórico debe ser aumentado de forma equilibrada.
– La hidratación es fundamental para evitar problemas debiendo iniciarse media hora antes
de iniciar el ejercicio, mantenerse durante el mismo y finalizarse una vez acabado.
– Es fundamental el aporte de alimentos ricos en hidratos de carbono.
– Si el ejercicio es de larga duración es recomendable la ingesta de algún tipo de alimento
durante el mismo.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– No se deberá comer durante las 2-3 horas previas al ejercicio y de forma anterior deberán
tomarse alimentos de fácil digestión.
– Tras el ejercicio deberá esperarse 1-2 horas para la nueva ingestión de alimentos y deben
ser igualmente de fácil digestión.
2.2.1.1. Clínica
La anorexia nerviosa se caracteriza por pensamientos alterados relacionados con la comida,
el peso y la figura. Las anoréxicas (la posibilidad de ser o llegar a ser obesas), creen que el éxito y
la aceptación social están en el hecho de hallarse delgadas. Centran su interés en la figura y en el
peso, modificando éste a través de la dieta; consideran que el cuerpo es susceptible de ser cambia-
do a voluntad más allá de los parámetros normales.
A veces esta situación puede deberse a factores educacionales: los padres tienen una excesiva
preocupación por la alimentación, propician las dietas, primero hipercalóricas, después hipocaló-
ricas. Rechazan la posibilidad de que sus hijos puedan llegar a ser obesos. Otras veces las pacien-
tes han desarrollado desde la infancia un rechazo a la alimentación basado en la inapetencia y
molestias digestivas vagas, síntomas poco precisos y nada objetivables, pudiendo desarrollarse el
trastorno de forma larvada, que llega a manifestarse posteriormente con una clínica objetiva tras
una enfermedad orgánica, episodios depresivos, ansiosos u otros acontecimientos vitales. Sin em-
bargo, desafortunadamente son más las muchachas que llegan a ser anoréxicas por una excesiva
receptividad y sumisión a los mensajes de los medios de comunicación, que preconizan un estereo-
tipo femenino muy concreto y, por otra parte, poco asequible para la mayoría de ellas.
Alteraciones cognoscitivas
Creen que el proceso de ganancia de peso es indefinido, que los alimentos se convierten en
grasa por sus características y no por la cantidad o su valor calórico. Manifiestan desde la adoles-
cencia deseos de prevenir, de la forma más radical, las complicaciones de una dieta excesiva como
por ejemplo la hipertensión arterial, hipercolesterolemias, obesidad, etc.
Ante el objetivo único de ser más delgada no establecen unos límites de peso, su peso ideal
siempre está por debajo del conseguido, es una carrera con una meta que cada vez se aleja más.
Al mismo tiempo, sus peculiares pensamientos relativos a la dieta y la figura van asociados a otros
más complejos, de variada pero difícil interpretación; ser delgado indica perfección, autocontrol y
virtud. La adiposidad indica lo contrario, es enfermizo, imperfecto, una pérdida del autocontrol e
incluso una transgresión moral.
Desarrollan una sensibilidad diferente frente a estímulos procedentes del medio interno, no
parecen sentir con la misma intensidad que el resto de las personas la sensación de hambre o
fatiga, tienen una percepción extrema para detectar las menores variaciones en la mecánica diges-
tiva; el llenado y vaciado del estómago, el proceso de digestión, los movimientos intestinales y las
variaciones de peso. Estas auto-observaciones del proceso de la digestión y metabolización son
siempre interpretadas a la luz de las cogniciones erróneas y servirán para reelaborar pensamientos
y conceptos cada vez más alejados de la realidad.
119
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
La paciente puede sentirse mejor si todo se hace de una manera determinada. El proceso de la ali-
mentación puede estar precedido o seguido por maniobras ritualizadas que tranquilizan a la paciente, y
sus objetos siempre colocados de una forma precisa. Hay también otro tipo de conductas más comple-
jas que implican una lucha interna y el grado de libertad de la paciente para resistirse está limitado, son
las compulsiones; muchas pacientes, de forma compulsiva, no pueden resistirse al deseo de hacer ejer-
cicio después de comer y otras verifican repetidamente el peso o el contenido calórico de los alimentos.
Aspectos fisiológicos
Son pocas las anoréxicas que, en las primeras fases del trastorno, no se manifiesten con una
gran actividad y energía en todas sus tareas, son buenas estudiantes y responsables trabajadoras,
nada hace sospechar que más adelante claudicarán físicamente. Si en estas primeras fases se les
hiciera una exploración, sólo se apreciaría una sintomatología poco específica: bradicardia, hipo-
tensión, piel seca e inicios de deshidratación.
Los síntomas y signos clínicos más frecuentes son:
a) Digestivos: bolo esofágico, dispepsia, náuseas, vómitos, espasmos, vaciado gástrico lento
y disminución de lipasa y lactasa.
b) Cardiovasculares: edema periférico, disminución del tamaño del corazón, adelgazamiento
de las paredes ventriculares, derrame pericárdico, opresión precordial, palidez, hipotensión
y bradicardia.
c) Vegetativos: sequedad de boca, sudoración y lipotimias.
d) Urinarios: enuresis y polaquiuria.
e) Neuromusculares: temblor y hormigueos.
f ) Respiratorios: opresión torácica, disnea, sensación de ahogo y cefalea.
g) Metabólicas: hipercolesterolemia, hipercarotinemia, hipoglicemia y aumento de las enzi-
mas hepáticas.
h) Endocrinas: disminución de hormona luteinizante y disminución de estrógenos. Amenorrea.
Hirsutismo.
i) Hematológicas: anemia, leucopenia e hipofunción medular.
2.2.1.2. Diagnóstico
Es un cuadro relativamente fácil de diagnosticar, ya que la sintomatología es explícita y no precisa
pruebas especiales; sin embargo, su inicio es insidioso, asociado a la pretensión de adelgazar (tan
común en nuestra sociedad actual), lo que hace que, cuando se detecta el problema ha pasado bas-
tante tiempo y algunas estructuras familiares, tan necesarias para la recuperación, ya están dañadas.
Cada vez es más frecuente que el diagnóstico proceda de la inquietud despertada en la familia
por los medios de comunicación, más que por la apreciación objetiva de la peculiar forma de ali-
mentarse una paciente. La tolerancia social al bajo peso ha aumentado e incluso la amenorrea de
las anoréxicas no parece despertar, en ocasiones, recelo en las madres.
Existen numerosas clasificaciones sobre los criterios para el diagnóstico de la anorexia nerviosa.
Según la OMS, el diagnóstico de la anorexia debe hacerse de modo que han de estar presentes
todas las alteraciones siguientes:
1. Pérdida significativa de peso (índice de masa corporal de menos de 17,5), ante la ganancia
de peso propia del periodo de crecimiento.
122
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
2. La pérdida de peso está originada por el propio enfermo a través de: evitación del con-
sumo de alimentos que cree que «engordan» y, por uno o más de los siguientes: vómitos
provocados, purgas intestinales, ejercicio excesivo y consumo de fármacos anorexígenos o
diuréticos.
3. Distorsión de la imagen corporal: se caracteriza por la persistencia, con el carácter de idea
sobrevalorada intrusa, de pavor ante la gordura o flaccidez de las formas corporales, de
modo que el enfermo se impone a sí mismo el permanecer por debajo de un límite máximo
de peso corporal.
4. Trastorno endocrino generalizado que afecta al eje hipotálamo hipofisario-gonadal, mani-
festándose en la mujer con amenorrea; no se considera menstruación si se utilizan hormo-
nas sustitutorias, y en el varón como una pérdida de interés y de la potencia sexuales.
También pueden presentarse concentraciones altas de hormona del crecimiento y de corti-
sol, alteraciones del metabolismo periférico de la hormona tiroidea y anomalías en la secre-
ción de insulina.
5. Si el inicio es anterior a la pubertad, se retrasa la secuencia de las manifestaciones de la
pubertad, o incluso ésta se detiene (cesa el crecimiento; en las mujeres no se desarrollan las
mamas y hay amenorrea primaria; en los varones persisten genitales infantiles).
Las dietas bajas en calorías sin que el peso de la paciente lo justifique o aconseje, cuando
la dieta, el peso o la figura sean las primeras preocupaciones de la vida de un adolescente
o cuando el temor y rechazo al sobrepeso sean exagerados, nos obligarán a pensar que
pertenece al grupo de riesgo de la anorexia.
No aceptarse como es, tomar el cuerpo como algo que se puede moldear a voluntad y
pensar en los alimentos únicamente por su papel en relación con la ganancia de peso. Creer
que estos alimentos tienen cualidades o defectos diferentes a los científicamente reconoci-
dos y tener una excesiva sumisión a estereotipos de la moda y una notable credibilidad a los
medios de comunicación, con sus mensajes relacionados con la belleza, el peso y la figura,
son pensamientos y actitudes peligrosas, que deben ser motivo de alarma, y un precoz
control de la situación para evitar la aparición de la enfermedad en toda su sintomatología.
2.2.1.3. Tratamiento
Un programa de tratamiento de anorexia nerviosa tiene como objetivo prioritario la recupera-
ción ponderal; muchos de los pensamientos alterados con respecto a comida, peso o figura están
sustentados por la malnutrición.
La normalización de la dieta y los hábitos alimentarios son un paso fundamental en el proceso
terapéutico. En segundo lugar está resolver los problemas psicológicos, familiares o sociales con-
currentes en la anorexia nerviosa.
El tratamiento de la anorexia nerviosa se puede dividir en tres aspectos fundamentales: trata-
miento dietético y nutricional, tratamiento de las cogniciones alteradas, de la imagen corporal y de
las relaciones personales.
Recuperación ponderal
La rehabilitación nutricional y la normalización dietética corrigen las secuelas físicas y psicoló-
gicas que la malnutrición perpetúa; estas secuelas psicológicas tardan bastante tiempo en norma-
lizarse después de haber conseguido la recuperación ponderal. Este debe ser el objetivo inicial del
123
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
tratamiento de la anorexia nerviosa; llamamos peso normal aquel peso óptimo determinado de
forma individual para cada paciente de acuerdo con las tablas estandarizadas. Es un peso saludable
que permite la recuperación de la función ovárica y detiene el proceso de desmineralización.
La recuperación del equilibrio biológico mejora el estado de ánimo, los trastornos conductua-
les y los pensamientos alterados, relacionados con la comida, el peso, o la silueta.
Se puede considerar que en la mujer la aparición de la menstruación y la inversión del proceso de des-
mineralización ósea son indicativos de que se ha alcanzado un peso normal. La aparición de la menstrua-
ción puede demorarse unos meses después de que a la paciente se la considere dentro del peso normal.
Tratamiento dietético
Es muy variada la opinión de si la realimentación debe partir de unos contenidos calóricos nor-
males o bien reiniciarla a partir de dietas bajas en calorías. Los diferentes autores no se ponen de
acuerdo; sin embargo, aun reconociendo el peligro de una excesiva retención hídrica o el riesgo
de una insuficiencia cardíaca ante una realimentación de valor calórico normal, no ocurre así en la
práctica, sobre todo si la paciente ha sido evaluada previamente.
No ocurre lo mismo con la alimentación nasogástrica y parenteral, con las que se deberá ser ex-
traordinariamente prudente. La alimentación parenteral, que presenta importantes dificultades téc-
nicas, no estará indicada más que en casos muy extremos y no lo será nunca en una hospitalización
en área psiquiátrica. Sin tantos riesgos, la alimentación por sonda nasogástrica puede estar indicada
en ocasiones en que la paciente mantiene una actitud totalmente refractaria a la alimentación. En
estas ocasiones se puede iniciar el tratamiento dietético mediante alimentación por sonda, pero este
método no debe ser nunca el recurso frente a la falta de personal, o como solución excesivamente
médica ante una paciente que esconde la comida, la tira o pone dificultades a la alimentación.
Bien distinto es que en el programa de tratamiento dietético se incluya la alimentación por
sonda como refuerzo negativo frente a unas actitudes puntuales de rechazo de la alimentación;
en esos casos puede estar aconsejada la sonda, pero sólo si se aplica de una manera puntual, en
un programa concertado y nunca dejarla permanentemente, que no sea una comodidad y sí un
recurso terapéutico.
Tratamiento psicológico
El tratamiento psicológico es la piedra angular de un buen programa terapéutico en la ano-
rexia nerviosa. Las intervenciones psicoterápicas son poco efectivas en las fases más graves de la
enfermedad; las pacientes malnutridas y en bajo peso se muestran extremadamente refractarias
a la psicoterapia y difícilmente se observan cambios cognoscitivos hasta que no se ha recupera-
do determinado peso. Es necesario comenzar un programa formal de psicoterapia, especialmente
durante la hospitalización, iniciar tempranamente la ayuda psicológica, y, aunque al principio los
resultados sean escasos, habrá servido para que la paciente no se sienta tan aislada y separada de
su ambiente. También puede servir para facilitar el programa de modificación de la conducta. En
este sentido, la psicoterapia de apoyo, las técnicas de relajación y las sesiones psicoeducativas faci-
litarán el que la paciente no vea el programa conductual como excesivamente coercitivo, dándole
la visión de que únicamente está ingresada para ganar peso.
En la anorexia nerviosa se han utilizado todo tipo de técnicas psicológicas, siendo las de orien-
tación dinámica las más ampliamente usadas en el pasado; actualmente se está de acuerdo en que
la psicoterapia psicoanalítica es ineficaz en los periodos más graves de la enfermedad. Se la puede
considerar útil en el proceso de maduración de la paciente o cuando los trastornos de la persona-
lidad contribuyen al proceso de la enfermedad o interfieren en los programas de modificación de
conducta.
124
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
Los diferentes abordajes psicoterápicos, las cualidades del terapeuta y el momento de iniciación de
la terapia, son aspectos que deben ser considerados cuidadosamente antes de iniciar el tratamiento.
La terapia cognitivo-conductual se ha revelado, en los últimos 10 años, como la más efectiva en
el tratamiento de la anorexia nerviosa.
Para el modelo conductual, la anorexia nerviosa sería un conjunto de conductas reforzadas por
factores ambientales, que gratifican la delgadez, y por estímulos aversivos provocadores de ansie-
dad. La anoréxica no comería para evitar la ansiedad que le provoca pensar en el aumento de peso.
Se está de acuerdo en que, tras la recuperación clínica, persisten cogniciones alteradas en relación
con el peso, la figura o la dieta que, al igual que los factores medioambientales, actuarán como estímulos
aversivos favoreciendo la recaída, por lo que los tratamientos y el seguimiento deben ser a largo plazo.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico en la anorexia nerviosa está indicado como coadyuvante de las
técnicas de modificación de conducta y como tratamiento de la psicopatología asociada, especial-
mente la depresión.
El primer fármaco utilizado fue la clorpromazina, un clásico antipsicótico con acción sobre la
conducta y con capacidad para estimular el apetito y potenciar la ganancia de peso. Con una acción
más específica sobre el apetito se utiliza la ciproheptadina, un antihistamínico orexígeno especial-
mente indicado en la anorexia restrictiva, pero mucho menos en la purgativa.
De más amplia difusión han sido los antidepresivos; tanto la amitriptilina como la clomiprami-
na se han mostrado efectivas, especialmente cuando se ha constatado la existencia de depresión
asociada. Los efectos secundarios de los antidepresivos tricíclicos son los inconvenientes más im-
portantes, excepto la ganancia de peso que conlleva su utilización.
Los modernos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina se han utilizado en el tra-
tamiento de la anorexia, tanto para combatir la depresión asociada como por las similitudes del
trastorno alimentario con el obsesivo-compulsivo.
2.2.2. Bulimia
La bulimia nerviosa es un trastorno caracterizado por una voracidad de comer, acompañada por
una conciencia clara de que este modelo de alimentación es anormal. Esta voracidad en el comer
puede ser planificada. Acaba generalmente por dolor abdominal, sueño o inducción del vómito.
2.2.2.1. Clínica
La bulimia nerviosa se caracteriza esencialmente por la pérdida de control sobre la conducta
alimentaria de la que se derivan los episodios de ingesta voraz, con el consumo de una gran can-
tidad de comida en un corto periodo de tiempo, seguidos por las conductas compensatorias para
evitar el aumento de peso: el ayuno, el vómito autoinducido, el abuso de laxantes, uso de diuréticos
y ejercicio físico exagerado.
Estas pacientes, al igual que las anoréxicas, presentan una gran preocupación por la figura y el
peso, siendo este síntoma nuclear común en ambas entidades.
La vinculación de la bulimia con la depresión, los trastornos de la conducta y la pérdida de con-
trol de los impulsos son aspectos clínicos no desdeñables de esta patología.
Las características esenciales de esta enfermedad son: episodios de ingesta voraz, vómitos au-
toinducidos (abuso de laxantes y/o diuréticos) y preocupación por la figura y el peso.
Los aspectos nucleares del trastorno son: sentimientos de pérdida de control sobre la ingesta,
preocupación por la figura y miedo a engordar y control del peso a través de vómitos autoinduci-
dos, ejercicio, ayunos periódicos y abuso de laxantes o diuréticos.
Los síntomas más característicos de esta patología son los siguientes: sensación de hincha-
zón/plenitud, dolor abdominal, náuseas, dolor de cabeza, cansancio, vómitos provocados, uso de
laxantes, uso de diuréticos, diarreas, trastornos electrolíticos, peso corporal bastante estable y irre-
gularidades menstruales.
Alteraciones conductuales
La paciente bulímica presenta en general una conducta
desordenada, al principio con la alimentación, más adelante
también en otros aspectos de su vida. El patrón de conducta
relativo a la alimentación es desordenado e imprevisible, al
contrario que la anoréxica, cuyo patrón de conducta alimen-
taria es ordenado y previsible.
Los atracones varían de frecuencia en función del estado de
ánimo, y la disponibilidad; los alimentos ingeridos durante la
crisis bulímica no obedecen a preferencias específicas y sí más
a condiciones circunstanciales; las conductas de purga no son
regulares y los temores a ganar peso, o la percepción alterada
de la figura, se supeditan al estado de ánimo u otras circunstan-
cias ambientales.
126
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
Ingesta voraz
Los episodios de ingesta voraz, mayoritariamente llamados «atracones», se refieren a la ingestión
de una gran cantidad de alimentos en un tiempo considerablemente corto. La paciente bulímica re-
fiere que, de forma episódica, y generalmente oculta, come con voracidad gran cantidad de comida;
esta conducta no cede hasta que no acaba con los alimentos o bien su estado físico o psíquico se lo
impiden. Comienzan con pequeños atracones en la comida de casa, o llevándose de forma oculta la
comida a su habitación. Estos ágapes no coinciden con las horas de las comidas, durante las cuales
mantienen generalmente una dieta restrictiva. Suelen presentarlos en momentos en los que no les
ve nadie, a media mañana, media tarde o por la noche. En ocasiones es a continuación de la comidas
cuando la paciente continúa comiendo abundante y desordenadamente. Incluso a veces por la no-
che, cuando todos descansan, suele ser la hora del asalto a la despensa familiar.
Pero esta conducta bulímica también se da fuera de casa. Compra comida y en ocasiones roba
en tiendas y supermercados, lo come por la calle, y lo vomita cuando tiene ocasión. Otras veces el
atracón es la suma y cúmulo de pequeñas ingestas continuadas.
Conductas de purga
Tras las comilonas, las bulímicas son conscientes, más si cabe que el resto del día, que aquella
comida les hará ganar peso. Esta posibilidad es inaceptable, les provoca ansiedad y temor que sol-
ventan rápidamente por el método de eliminar lo ingerido a través del vómito, el abuso de laxan-
tes, los diuréticos o el ejercicio físico excesivo.
La conducta más frecuente es la del vómito, y menos
el uso de diuréticos. Se suelen asociar los vómitos con los
laxantes y/o el ejercicio físico. Sin embargo, para la mayoría
de las bulímicas este método no suele ser una medida muy
efectiva por la propia inconstancia de estas pacientes, que
no mantienen, en general, unas conductas regulares, no
son capaces de dedicar mucho tiempo al ejercicio y aban-
donan rápidamente.
Los laxantes son utilizados de forma anárquica y a gran-
des dosis. En algunos casos la razón inicial de ello, como en las
anoréxicas, está en el estreñimiento; posteriormente se busca
la pérdida ponderal.
Personalidad
Es frecuente, y ha sido repetidamente estudiada, la asociación de la bulimia nerviosa con los tras-
tornos de personalidad. Los perfiles de personalidad se caracterizan por un ascenso en las escalas de:
depresión, desviación psicopática, psicastenia y esquizofrenia, indicando personalidades depresivas
y ansiosas, impulsivas y hostiles, rebeldes y aisladas socialmente. Las pacientes bulímicas tienen más
problemas con el alcohol que las anoréxicas y presentan conductas potencialmente adictivas: tabaco,
alcohol, fármacos y drogas.
Alteraciones cognitivas
La paciente bulímica, al igual que la anoréxica, presenta pensamientos erróneos en relación
con la comida, peso y figura. El rechazo a la posibilidad de ser obesas es una actitud común en
ambas patologías. Algunas pacientes proceden de la anorexia nerviosa al cronificarse el trastorno y
evolucionar hacia la bulimia, pasan de un control estricto de la dieta a un control intermitente, apa-
recen atracones y conductas de purga, los atracones al principio pueden contar con el beneplácito
127
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
de la familia, que por fin las ven comer; más tarde se confirma que los nuevos síntomas son tanto
o más alarmantes que la anorexia nerviosa. Este tipo de pacientes presentan todas y cada una de
las cogniciones erróneas que caracterizan a las anorexias, cogniciones que, por otro lado, no las
previenen de futuros atracones. Sin embargo, cuando están en sobrepeso a causa de las ingestas
excesivas, que las conductas de purga no pueden reducir, el temor a llegar a ser obesas y la percep-
ción de su cuerpo no es freno suficiente para reducir los atracones. La solución la encuentran en
los periodos intermitentes de dieta restrictiva; incluso pueden dejar de comer una dieta normal y
persistir en la anómala de atracones y conductas purgativas.
También, como las anoréxicas, las bulímicas desean estar más delgadas, y también distorsionan
la percepción de su cuerpo, aunque en muchas ocasiones, cuando manifiestan estar por encima del
peso normal, tienen razón pero, al contrario que las anoréxicas, las bulímicas parece que tienen mayor
conciencia de enfermedad y, aunque mantengan los síntomas ocultos por vergüenza y se nieguen
a ser tratadas, en el fondo piensan que sus conductas no pueden ser consideradas como normales.
Tienen conocimientos erróneos en relación con la dietética, reelaboran estos conocimientos
a la luz de sus temores y deseos, pero lo dramático es que, mientras la anoréxica es consecuente
con estos errores dietéticos, la bulímica no lo es, se atraca con aquellos alimentos que más teme y
rechaza; sus pensamientos, alterados con respecto a la fisiología, se contradicen de una forma más
radical e incongruente que en la anorexia.
Psicopatología asociada
Aquellas pacientes que desarrollan un trastorno de la alimentación de tipo bulímico presentan en
la mayoría de los casos una rica psicopatología asociada. La depresión es el trastorno que más se ha
relacionado con la bulimia; sin embargo las pacientes bulímicas puntúan alto en las escalas de ansiedad.
a) Depresión: la psicopatología asociada más documentada en la bulimia nerviosa es la de-
presión. Los estudios psicopatológicos en pacientes bulímicos, los marcadores biológicos y
los estudios familiares ponen de manifiesto la relación entre trastornos afectivos y bulimia
nerviosa. Se discute si esta depresión es primaria, relacionada directamente con la bulimia, in-
cluso si la bulimia es la manifestación de un trastorno afectivo subyacente o si tan sólo se trata
de una depresión secundaria al trastorno de la alimentación y a todo su cortejo sintomático.
b) Ansiedad: podemos considerar que la conducta bulímica cursa en forma de crisis. Estos
episodios agudos de ingesta y vómitos están siempre acompañados de un estado emocio-
nal de tipo ansioso. Antes de la crisis de pérdida de autocontrol y en el preludio del atracón
la paciente bulímica puede notar un sentimiento de excitación, tensión, angustia y un de-
seo irrefrenable por comer; estas pacientes reconocen e insisten en considerar a la ansiedad
como la emoción que acompaña a la conducta de descontrol. En otras ocasiones refieren
que es la ansiedad las que las lleva al atracón.
La ansiedad puede ceder durante el atracón, al tiempo que comienzan los sentimientos de
culpa y minusvaloración, pero sin embargo, acabado este, cuando la paciente se siente llena, con
temor a engordar, se genera una ansiedad insoportable que sólo el vómito puede reducir.
2.2.2.3. Diagnóstico
Según la OMS, para diagnosticar a una paciente de bulímica deberá cumplir los siguientes criterios:
a) Preocupación permanente por la comida, con deseos irresistibles de comer, y la enferma
termina por sucumbir a ellos, presentándose episodios de polifagia durante los cuales con-
sume grandes cantidades de comida en cortos períodos de tiempo.
128
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
b) La enferma intenta contrarrestar el aumento de peso mediante uno o más de los siguientes
métodos: vómitos autoprovocados, abuso de laxantes, períodos de ayuno y consumo de
fármacos tales como los supresores del apetito, extractos tiroideos o diuréticos.
c) La psicopatología consiste en un miedo morboso a engordar, y la enferma se fija de forma
estricta un dintel de peso muy inferior al que tenía antes de la enfermedad, o al de su peso
óptimo o sano. Con frecuencia, pero no siempre, existen antecedentes previos de anorexia
nerviosa con un intervalo entre ambos trastornos de varios meses o años. Este episodio pre-
coz puede manifestarse de una forma florida o, por el contrario, adoptar una forma menor o
larvada, con una moderada pérdida de peso o una fase transitoria de amenorrea.
2.2.2.4. Tratamiento
Lo más acertado es un abordaje terapéutico multidimensional, donde se conjuguen la psicote-
rapia individual y familiar, las medidas dietéticas y la farmacoterapia.
Actualmente las formas de terapia más comúnmente aplicadas son: psicoterapia individual,
grupos de autoayuda, internamiento hospitalario, tratamiento farmacológico y tratamiento grupal.
Los procedimientos más utilizados son: tratamiento psicológico, tratamiento bajo interna-
miento hospitalario, tratamiento farmacológico, Combinación de los tres anteriores.
Lo más aconsejable sería un tratamiento ambulatorio o, en casos difíciles, un tratamiento en
hospital de día. El internamiento hospitalario solamente estaría indicado en los siguientes cuatro
casos o situaciones: si la gravedad del trastorno hace que un tratamiento de tipo ambulatorio re-
sulte insuficiente, dependencia grave de medicamentos, alcohol y/o drogas, dificultades extremas
para romper el círculo vicioso de episodios bulímicos-vómitos y fracaso repetido del tratamiento
ambulatorio.
Psicoterapia
Dentro de las diferentes terapias psicológicas son de destacar el modelo cognitivo y con-
ductual. Dentro de ellos, aparecen los siguientes modelos etiopatológicos o explicativos de esta
enfermedad:
a) Exposición con prevención de respuesta
Consiste en exponer al paciente ante estímulos discriminativos, o elicitadores de la conduc-
ta problema, atracones o vómitos, como pueden ser: alimentos «prohibidos», o altamente
calóricos, ir de compras al supermercado, quedarse sola en casa, observar su propia figura
corporal, etc.; esta es la denominada fase de exposición. A continuación se trata de impedir
que suceda la conducta problema o reacciones usuales como serían los vómitos o episo-
dios bulímicos; esta es la fase de prevención de respuesta.
Esta técnica de modificación de conducta se desarrolla bajo el modelo explicativo de la
reducción de la ansiedad, el vómito adquiere un papel principal, y posee consecuencias
positivas para la paciente, como son la reducción del miedo ante el previsible aumento de
peso. Por tanto, el vómito no será tan sólo entendido como una consecuencia secundaria
que aparece tras el episodio bulímico, sino como un reforzador primario del trastorno.
b) Terapia cognitivo-conductual
Esta terapia considera que la presión social por obtener un ideal de belleza y delgadez, y
los correspondientes pensamientos y cogniciones irracionales respecto a la propia imagen
129
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
2.2.3. Obesidad
En 1985 tuvo lugar la primera conferencia de consenso sobre «Implicaciones de la Obesidad en
la Salud», apoyada por el Instituto Nacional de la Salud (EE UU). A partir de entonces en diferentes
países se desarrollan conferencias de consenso sobre la aplicación, en su propio ámbito, de las
conclusiones de los mismos.
En estas conferencias se hace hincapié en la transcendencia médica de la obesidad desde el punto
de vista de la morbimortalidad cardiovascular. Se destaca, asimismo, la importancia que tiene la distribu-
ción del tejido adiposo, demostrándose, en el momento de valorar el factor de riesgo, que no basta con
considerar solamente la cantidad de grasa del cuerpo sino también la distribución corporal del tejido
adiposo. En este sentido, un predominio de la grasa corporal central se ha relacionado de forma signi-
ficativa con una serie de entidades patológicas entre las que destacan la hipertensión arterial, diabetes
mellitus tipo II, accidentes cerebrales vasculares (AVC), litiasis biliar, cardiopatía isquémica, esteatosis he-
pática, síndrome de las apneas del sueño (SAS) y algunos tipos de cáncer (mama, ovario y endometrio).
Además, la obesidad, independientemente de la distribución de la grasa corporal, puede dar
lugar a repercusiones clínicas ampliamente conocidas, entre las que cabe citar la hernia de hiato,
insuficiencia venosa periférica y gonartrosis con afectación del compartimento femorotibial inter-
no. Además de las mencionadas complicaciones médicas, tiene también notorias implicaciones
sociales, económicas y psicológicas, sobre todo cuando su aparición es precoz. Existe un estudio
sobre «obesidad en adolescentes» donde se examinan en 10.039 adolescentes y adultos jóvenes
la relación entre el sobrepeso y sus características sociales, económicas y de autoestimación siete
años más tarde. Se comparan estos resultados con una muestra de jóvenes con otras enfermeda-
des crónicas (asma, diabetes mellitus, artritis reumatoide, epilepsia, parálisis cerebral, cardiopatías
congénitas, distrofias musculares, etc.). Este trabajo demuestra que la obesidad en la adolescencia
tiene importantes consecuencias psicológicas, sociales y económicas que son incluso mayores que
en las otras enfermedades crónicas. Especialmente en las mujeres se observa menor tiempo de
escolaridad, menores posibilidades de relaciones de pareja, menores ingresos y mayor índice de
pobreza en sus familias, todo ello independientemente de su nivel económico y de sus puntuacio-
nes en las pruebas de aptitudes al inicio del estudio.
Por lo tanto, la obesidad debe valorarse en función de la auténtica importancia que tiene, y no
catalogarse como el resultado de la «glotonería y la falta de fuerza de voluntad», ya que esta forma
de percibirla por parte de la profesión médica, la población en general e incluso los responsables de
la salud pública supone una importante barrera que dificulta el tratamiento. Asimismo, sería aconse-
131
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
jable comenzar a catalogarla como «obesidad esencial», tal y como proponen Ravussin y Swinburn
y otros autores. La obesidad debería considerarse de forma semejante a la hipertensión arterial, que
es percibida como una anomalía importante a la que se dedican grandes esfuerzos científicos y eco-
nómicos. Y, de esta manera, conseguir que se estimule la aplicación de tratamientos más serios, y se
asegure una buena calidad asistencial basada en los conocimientos científicos contrastados y no en
la publicidad engañosa, la mala praxis y terapéuticas de dudosa utilidad o potencialmente peligrosas
para los pacientes con un trasfondo puramente lucrativo.
GRADO IMC
GRADO 0 normopeso 20-24,9
GRADO I sobrepeso 25-29,9
GRADO II obesidad 30-39,9
GRADO III obesidad mórbida > 40
– Cambios fisiológicos: en mujeres en edad menopáusica hay un aumento de peso por falta
de estrógenos.
– Factores socioculturales y económicos: las clases sociales más bajas consumen alimentos
con mayor contenido en glúcidos y grasas por su precio más económico, apareciendo por
ello mayor número de obesos.
– Malos hábitos alimenticios y disminución de la actividad física.
CORAZÓN PULMONES
Dificultad de expansión
Sobrecarga
Fatiga
Palpitaciones
Menor defensa frente
Hipertensión
a infecciones
Riesgo de enfermedad
coronaria y de infarto
Columna vertebral
HÍGADO
Litiasis biliar Alteraciones de
Hiperliplosomía la posición
Degeneración
hepática
Varicosidades
Artrosis
134
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
HOMBRE MUJER
2.2.3.6. Tratamiento
La decisión de iniciar y seguir un tratamiento debe ser por iniciativa del paciente y es conve-
niente negociar y pactar un objetivo alcanzable a largo plazo. Es necesario realizar una valoración
nutricional adecuada y detectar aquellos errores dietéticos para su corrección. Debe evaluarse, de
forma rutinaria, el riesgo cardiovascular global pues se ha demostrado que la reducción de peso
también reduce los factores de riesgo cardiovasculares, pulmonares y cancerígenos asociados a la
obesidad:
1.º Dieta:
Es insustituible en el tratamiento. De 800-1500 kcal/día baja en grasas y consensuada
con el paciente. El rango de reducción calórica es de 500-1000 kcal menos que lo que
se considera apropiado para su dieta normal. Esto conllevaría la pérdida de 500 g-1 kg/
semana. En general, se aconseja lograr una reducción del 10% del peso en 4-6 meses. Las
dietas hipocalóricas < 800 kcal/día no han demostrado mayor efectividad en tratamien-
tos prolongados.
136
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
IMC>30
IMC <25 IMC 25-29.9 OBESIDAD. IMC>30 IMC>40
NORMAL SOBREPESO SOBREPESO OBESIDAD. OBESIDAD.
CON: IMC>27 CON: IMC> 35
HTA, DM, DL HTA, DM, DL CON.
HTA, DM, DL
ACONSEJAR
DIETA
FÁRMACOS FÁRMACOS
Y EJERCICIO
DIETA
EJERCICIO
HÁBITOS DE CIRUGÍA
VIDA
.../...
139
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Centro de Desintoxicación
Rehabilitación
Comunidades Centros
terapéuticas urbanos
Tratamiento:
Reinserción Libre de drogas
libre de drogas Agonistas
o antagonistas Antagonistas
Psicoterapias apoyo
Familiar
La meta final de la educación es el desarrollo integral de la persona. Por eso debemos prestar
especial interés a aquellos síntomas, entre los que se encuentran los problemas con drogas, que
indiquen que dicho desarrollo no se está produciendo correctamente.
Un clima escolar sano es el soporte adecuado para poder llevar a cabo la prevención sobre
drogas. Difícilmente se conseguirá abordar correctamente la prevención del abuso de drogas si la
escuela no cumple los objetivos educativos que se propone y que coinciden con los de la preven-
ción. Existen ciertas características de los Centros Educativos en los que no sólo no favorecen la
prevención sino que con su estilo educativo facilitan la posibilidad del consumo.
Educar es prevenir. En la medida en que la escuela funciona adecuadamente como una insti-
tución educativa ya está actuando preventivamente.
La prevención en el ámbito escolar sirve para:
1. Proporcionar a los alumnos los recursos y habilidades necesarias para enfrentarse de forma
adecuada a las situaciones relacionadas con el consumo de drogas, tanto en el inicio como,
de producirse éste, posteriormente; así favorecemos la toma de decisiones informada, res-
ponsable y saludable con respecto al uso/abuso de drogas.
2. Promocionar la salud formando actitudes positivas hacia su mantenimiento porque los es-
tilos de vida saludables no son compatibles con el abuso de drogas.
3. Fomentar actitudes favorables al no consumo o al abandono de éste. No basta con resaltar
los aspectos negativos del consumo: hay que hacer mayor hincapié en los aspectos positi-
vos de no consumir.
4. Retrasar la edad de inicio en el consumo de drogas: cuanto más tarde se produzca ese con-
tacto, si llega producirse, más recursos tendrá el individuo al ser más maduro, por lo que
cabrá esperar que su relación con las drogas sea menos o nada problemática.
5. Favorecer la capacidad crítica de los alumnos, hay que capacitarlos para enfrentarse de for-
ma madura, autónoma y responsable al consumo de drogas y a resistir la influencia de los
determinantes sociales y ambientales.
6. Educar a los alumnos para la utilización positiva del tiempo de ocio ofreciéndoles alternati-
vas satisfactorias, así tendrán un repertorio variado de actividades diferentes del consumo
de drogas con las que poder ocupar su tiempo libre.
Objetivos de la Prevención
Conseguir que el proceso de toma de decisiones con respecto al consumo de drogas sea responsable
y saludable.
Potenciar valores acordes con la salud.
Promover los cauces de participación en la sociedad y fomentar el espíritu crítico.
Fomentar una cultura de rechazo al uso/abuso de drogas.
Favorecer el desarrollo de la autoestima del alumno.
Proporcionar a los alumnos las habilidades necesarias para mantener relaciones interpersonales adecuadas.
La Educación para la Salud es uno de los temas transversales sobre los que un centro educativo
ha de trabajar proporcionando el marco apropiado para incorporar la prevención del abuso de
drogas, ya que las conductas de consumo de drogas forman parte de una serie de posibles estilos
de vida no saludables.
145
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Educar para la salud supone informar y responsabilizar al individuo para que adquiera los co-
nocimientos, procedimientos, actitudes y hábitos básicos para la defensa y formación de la salud
individual y colectiva.
La Educación para la Salud supone educar a los individuos ayudándoles a configurar estilos
de vida lo más sanos posibles que sean incompatibles con el uso nocivo de drogas. Esto requiere
actuaciones y situaciones de aprendizaje continuadas en el tiempo: no consiste en acciones pun-
tuales, sino que ha de abordarse de una manera globalizada e interdisciplinar. Sería conveniente,
como ya se viene demandando desde diversos ámbitos, la presencia de un enfermero, como ocurre
en otros países, con un amplio campo de actuación en la escuela, uno de ellos sería sin duda la
educación para la salud en el uso de drogas.
No debemos identificar la Educación para la Salud con la prevención del consumo problemá-
tico de drogas. Hacer prevención del consumo problemático de drogas supone, además de traba-
jar hábitos de alimentación, higiene, etc., tratar otros factores tales como autoestima, presión de
grupo, etc.; y en algunas ocasiones, dependiendo de la edad de los alumnos y su relación con las
drogas, requerirá de intervenciones más específicamente centradas en el uso de drogas.
.../...
146
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
.../...
Se establecen relaciones desequilibradas y discrimi- Se trata de manera igualitaria a todos, evitando
natorias contribuyendo a crear un clima de descon- marginaciones y discriminaciones, dentro de
fianza, recelo y hostilidad. un clima de respeto mutuo.
La comunicación entre los distintos miembros
Se enfatiza la relación vertical profesor-alumno. es fluida y bidireccional, con una retroalimen-
tación explícita.
Se emplean metodologías pasivas basadas en la Se promueve la participación del alumnado
mera transmisión de contenidos conceptuales, prio- en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en
rizando la transmisión verbal y académica de cono- el aula y en el centro, priorizando aprendizajes
cimientos. activos y significativos.
Los profesores son accesibles y cercanos a los
Se da preferencia a los programas en vez de al alum-
alumnos y alumnas atendiendo no sólo a las
nado, minimizando la dimensión socio afectiva y
dimensiones intelectuales, sino también a la
emocional.
socioafectiva y la emocional.
Los profesores reconocen, explicitan y res-
Se ignoran las características peculiares del alumnado.
petan los intereses de sus alumnos.
Se procura un clima social empático, promo-
Se favorece la producción de individuos dirigidos y
viendo el desarrollo de aprendizajes significa-
fácilmente manipulables, reduciendo la interacción
tivos y la adquisición o fortalecimiento de acti-
entre los iguales.
tudes de confianza, seguridad y apertura.
Se potencia la coordinación y el trabajo en
Se dan relaciones de enfrentamiento dentro del
equipo por parte del profesorado y los distintos
equipo docente o malas relaciones con la APA o los
miembros de la Comunidad Educativa (profesor,
padres en general.
tutor, padre, psicólogo, personal no docente).
Existe una falta de apertura de la institución educa- Se establecen vínculos positivos entre la es-
tiva a los demás sistemas sociales. cuela, la familia y la comunidad.
Los sanitarios que tratan a los adolescentes deben conocer estas estadísticas, puesto que se
confía en ellos para reducir el número de embarazos en esta etapa de la vida, así como sus conse-
cuencias desfavorables, proporcionando información y asesorando a los jóvenes sobre los méto-
dos anticonceptivos.
A veces, el lenguaje empleado con los jóvenes debe ser coloquial para evitar que ciertos térmi-
nos sean mal interpretados. Por encima de todo, hay que evitar hacer indagaciones y enjuiciar los
hechos. Las adolescentes que consultan por un problema ginecológico suelen valorar la franqueza
y el valor de una historia muy completa, en cambio las que consultan por otras razones suelen
ser más vacilantes al indagar, por lo que se recomienda continuar parte de la entrevista en otro
momento. Es frecuente que una consulta de preocupación por un posible embarazo sea enmasca-
rada con un problema urinario o ginecológico, por lo que siempre hay que estar alerta hacia esta
posibilidad.
Los objetivos a tener en cuenta en la asistencia al adolescente son: conocimiento del creci-
miento y desarrollo de éste, mostrar interés personal por la relación enfermero-paciente, respetar
la confidencialidad de las conversaciones a menos que el problema pueda ser una amenaza para él
u otras personas, honestidad, ser pragmáticos en todos los aspectos de comportamiento y conver-
sación, evitar la actitud moralista y autoritaria, no ser ni muy entrometido ni muy distante.
El primer paso consiste en fraguar una profunda relación enfermero/paciente, necesaria para
fomentar la confianza y la franqueza, debiendo tener en cuenta las inquietudes especiales de los
adolescentes.
Las adolescentes necesitan un ambiente seguro donde puedan hacer preguntas y comentar los
asuntos que ellas consideran íntimos, y darse cuenta de que lo que se busca es conseguir su con-
sentimiento para seguir un tratamiento haciéndoles ver que se va a mantener el secreto profesional
sobre sus visitas.
La exploración física de las adolescentes debe acomodarse a su edad y a su grado de desarrollo,
pues muchas están inseguras acerca de su propio aspecto físico y de la normalidad de su desarrollo, por
lo que comentarios tranquilizadores durante toda la exploración ayudan a crear un clima de simpatía.
La American Medical Association publicó sus Guidelines for Adolescent Preventives Services, don-
de se consignan 24 recomendaciones para los Equipos de Atención Primaria que prestan servicios
a la población adolescente, destacando su comportamiento sexual.
Para poder realizar algún tipo de intervención de carácter preventivo sobre los adolescentes
debemos tener en cuenta una serie de puntos:
– Aprovechar el momento oportuno de la consulta puesto que en ese instante es más eficaz.
– Personalizar los riesgos/beneficios de una opción o cambio de conducta.
– Utilizar la relación sanitario-paciente para defender al paciente.
150
CUIDADOS EN LA ADOLESCENCIA [[[[\
Un aspecto importante del escaso uso del preservativo es la creencia, frecuente en los jóvenes,
de que limita el placer o rompe la espontaneidad de algo que debería ser natural y no programado.
De todas formas, las frecuentes campañas publicitarias institucionales dan lugar a que el porcenta-
je de su uso vaya en aumento.
Deben destacarse detalles específicos de cómo estas infecciones pueden transmitirse, incluyen-
do todos los tipos de coitos: vaginal, oral, anal, tanto entre personas de un mismo sexo como distinto.
Se le debe informar de que una vez contraída la infección por VIH, al no existir actualmente
curación y ser progresiva, morirá.
Igualmente, las jóvenes deben ser aleccionadas sobre la higiene perineal y la importancia de
orinar después del coito, así como el aumentar la ingesta de líquidos. En éstas la disuria también
puede ser el primer síntoma de una ETS.
Los educadores pueden comentar las formas saludables de tener unas románticas relaciones
sin sexo durante la adolescencia, ofreciendo esto la libertad de no preocuparse por posibles emba-
razos y ETS, y de no comprometer con una relación sus futuras posibilidades de desarrollo.
El estilo y contenido de los consejos sanitarios y educación sanitaria deberá adaptarse a los
adolescentes. El asesoramiento debe ser directo y no contener elementos de crítica. Se de-
ben identificar comportamientos de riesgo (conducta sexual y/o consumo de drogas). Todo
adolescente debe poder acceder al diagnóstico y tratamiento confidencial de las ETS. El
tratamiento médico puede iniciarse sin el consentimiento de sus padres. Además, es reco-
mendable que los adolescentes puedan acceder al asesoramiento y pruebas diagnósticas
de las infecciones por el VIH.
– Prostitución: La prevalencia de patógenos genitales es mucho mayor que la detectada en
la población general y constituyen un grupo de riesgo muy importante para la hepatitis B,
C y el VIH.
– Toxicómanos: La elevada prevalencia de infección por VHB, VHC y VIH en este grupo puede
convertirse en fuente de contagio a partir de las relaciones sexuales. Los hábitos sexuales
de la población adicta, el frecuente recurso de la prostitución como fuente de ingreso y el
intercambio de jeringuillas, condicionan una alta incidencia de ETS.
– Hábitos sexuales: La promiscuidad, el número de coitos y el número de parejas sexuales
son factores asociados a ETS. Greenbay considera factores de alto riesgo: primer coito antes
de los 14 años, más de 6 compañeros sexuales en el último año, contactos con múltiples
parejas sexuales o con personas sospechosas de padecer ETS.
– Embarazadas y niños: Las ETS transmitidas por vía transplacentarias o perinatal pueden
tener efectos mortales o graves para el feto. Debe interrogarse a las mujeres embarazadas
y a sus compañeros sexuales sobre dichas enfermedades e informarles sobre la posibilidad
de infección neonatal.
2.4.3.2. Prevención
1. Prevención primaria (educación sexual): Se basa en el cambio de las conductas sexua-
les de riesgo mediante la educación sexual actuando fundamentalmente en adolescentes
antes de que inicien la actividad sexual (14-16 años). Los objetivos de la educación sexual
incluyen: evitar embarazos no deseados, reducir la incidencia de ETS y crear en el adoles-
cente una sexualidad madura basada en la asociación de amor, responsabilidad y actividad
sexual. Se debe impartir conjuntamente por el núcleo familiar y en los colegios por perso-
nal especializado. La consulta de Atención Primaria constituye un lugar de intervención
eficaz especialmente en pacientes de alto riesgo.
2. Prevención mediante la modificación del hábito sexual:
– La abstinencia es la única medida efectiva.
– La monogamia estable es también segura si la pareja no está infectada.
– Evitar múltiples parejas y/o contactos ocasionales.
– Evitar la prostitución o sexo con personas promiscuas.
– Evitar el sexo anal. El epitelio anal es más traumatizable que el epitelio vulvo-vaginal,
lo que favorece el paso de gérmenes a la circulación sanguínea. Esta vía de contagio
favorece las infecciones entéricas (hepatitis A, giardiasis, amebiasis, shigelosis).
– Evitar contactos sexuales con pacientes presuntamente portadoras de ETS (úlceras o
verrugas genitales, eritema o exudados mucosos).
153
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
155
31
Valoración y cuidados
de enfermería
en el anciano
el anciano está condicionado por las decisiones médicas en el terreno político, económi-
co y social. Bastaría recordar el volumen económico que todos los países deben dedicar a
pensiones y el derivado del consumo de medicamentos, o la necesidad de aportar recursos
sanitarios y sociales a los ancianos incapacitados o con problemas de recuperación.
En opinión de Ortega y Gasset (citado por Arquiola), «el concepto de edad no es sustancia
matemática, sino vital humana, un cierto modo de vivir dentro de nuestra vida total, una vida con
su comienzo y su término».
En la actualidad, pese al interés por la parcelación de la vida en edades y la ausencia de datos
precisos, no existe unanimidad para establecer el comienzo de la vejez. En general se acepta que
cada uno envejece a una edad diferente, y que el criterio cronológico no es suficiente para delimitar
la vejez. La edad de 60 años se utiliza como frontera entre la madurez y la vejez en los estudios epi-
demiológicos y sociológicos.
La vejez es para la Real Academia Española sinónimo de edad senil, senectud; es «cualidad de vie-
jo», entendiendo como tal «la persona de mucha edad»; comúnmente «la que cumplió setenta años».
159
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
clinan; su corazón no conoce descanso, su boca se vuelve silenciosa y no habla. Sus facultades
intelectuales disminuyen y le es imposible recordar hoy lo que fue ayer. Todos los huesos le duelen.
Las ocupaciones a las que se dedicaba antes con placer sólo se cumplen con dolor y el sentido del
gusto desaparece. La nariz se tapa y no puede oler nada».
Para Hipócrates y los autores clásicos, la vejez es «una etapa natural del proceso de la vida mis-
ma, un fenómeno puramente natural e irreversible». Para Galeno la vejez «es una etapa de la vida
en la que el hombre posee todas sus funciones, pero ninguna de ellas en su completa magnitud».
El hombre pierde sus fuerzas pero no su salud. «Lo que los hombres llaman comúnmente vejez no
es otra cosa que la constitución seca y fría del cuerpo, resultado de una larga vida».
Hufeland considera a la vejez «una consecuencia natural de la vida y el principio de la muerte».
Boy Teissier afirma que la vejez «es una etapa natural de la evolución del ser vivo, un periodo de
la vida, una fase de la vida en la que las modificaciones que se dan no son una enfermedad, sino
una manera diferente de ser, un estado fisiológico distinto» al igual que sucede en la infancia o en
la edad adulta. Para Novoa Santos la senescencia fisiológica «es una fase obligada del ciclo normal
de la vida». En cambio para Soler Roig «la vejez es ya de por sí una enfermedad».
Weisenberg y Durand-Fardel, en el siglo XIX, ligan la vejez a la
«pérdida de la capacidad reproductora» (tomado de Arquiola). Euler
(citado por Arquiola), en el siglo XX, retomando los planteamientos
de los médicos antiguos, define la vejez «como la consecuencia de
una lucha entre factores ambientales y la resistencia del organismo»,
tendencia que llevaría al desorden, consecuencia de la entropía.
Desde una perspectiva biológica es difícil conceptuar el enveje-
cimiento, aunque mayoritariamente se acepte que es «un proceso
biológico, universal, intrínseco, progresivo, y deletéreo, que puede
ser influido por factores externos».
En líneas generales «envejecer no es enfermar, es una etapa nor-
mal y fisiológica de la vida en cuya normalidad se manifiestan pro-
cesos de carácter crónico» que responden a diversas pluripatologías.
El envejecimiento es un proceso intrínseco, progresivo y eventual-
mente deletéreo.
Feigenbaum dice que «la vejez se presenta de forma gradual durante toda la vida, pero de
manera muy variable de un individuo a otro».
Desde una concepción biologista-funcional la «vejez se inicia cuando los cambios biológicos,
parenquimatosos (atrofia de órganos y tejidos, infiltración grasa, etc.) y glandulares originan des-
órdenes funcionales»; sería, siguiendo a Binet y Bourlier, la «serie de modificaciones morfológicas,
bioquímicas, psicológicas y funcionales que origina el paso del tiempo sobre los seres vivos». En
palabras de Casassas, el envejecimiento es el «estado de los seres vivos que conduce al progresivo
deterioro de los órganos y de sus funciones con el paso de los años»; «proceso en el que los pará-
metros biológicos son normales y uno conserva la posibilidad de relación con el medio en que se
mueve». Weinberg señala que «el proceso de envejecimiento ha comenzado cuando se produce
un empeoramiento en las funciones sensoriales, el rendimiento motor, la memoria y la capacidad
creativa en el individuo». Para Portera «el envejecimiento es un proceso intrínseco de los seres
vivos en el que se produce un deterioro progresivo de las capacidades de adaptación del individuo
al medio ambiente». Para Bermejo y col. el envejecimiento es un proceso «intrínseco», el declive
de ciertas funciones vitales en el que se suman enfermedades y padecimientos crónicos que multi-
plican su efecto deletéreo sobre la salud.
161
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
como proceso psicodinámico se define por «el estado que se muestra, se aprende, se estu-
dia como global, envolviendo la totalidad del sujeto, cuerpo y espíritu confundidos»; es un
estado cambiante en sus aspectos tanto positivos como negativos.
Triangular
años
80
70
60
45
30
15
nº habitantes
2. Ojival. Población madura, en países con desplazamiento hacia las edades medias y no ex-
cesiva proporción de ancianos.
Ojival
años
80
70
60
45
30
15
nº habitantes
Ánfora
años
80
70
60
45
30
15
nº habitantes
164
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Índice de Sundbarg: Toma el grupo de población de 15 a 50 años como el 100% y relaciona con él los
muy jóvenes (de 1 a 15 años) y los mayores (más de 50 años). De esta forma clasifica a la población en: po-
blación progresiva (población joven), población estacionaria y población regresiva (población envejecida).
El índice más usado, por su comodidad, es el porcentaje, es decir, la proporción de personas
de más de 65 años con respecto al total de la población. Atendiendo a este índice los países se
clasifican en: jóvenes (índice menor de 8%), transición (índice entre 8% y 11%) y envejecidos
(índice mayor del 11%).
El coeficiente de renovación o índice de envejecimiento mide la relación entre la población
joven y la anciana, basándose en la fórmula de personas mayores de 65 años y más años dividido
por la población de 0 a 14 años.
La situación demográfica de la ancianidad en España no difiere sustancialmente de otros paí-
ses industrializados; el proceso demográfico español también ha estado afectado por la fuerza del
fenómeno migratorio. Como resultado de todo esto se ha producido un envejecimiento relativo de
la estructura demográfica en todo el territorio nacional, excepto en aquellas regiones con fuertes co-
rrientes inmigratorias y en regiones con elevada natalidad. En cuanto al sexo, el incremento de la an-
cianidad femenina ha sido superior al de la masculina, sobre todo en el estrato de mayores de 75 años.
165
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Modificaciones cardiovasculares:
* Con respecto al corazón: experimenta una disminución de peso y de volumen, se pro-
duce una atrofia de sus fibras musculares, aparece una rigidez de las válvulas cardíacas,
hay un aumento de grasa subepicárdica…
* Con respecto a la arteria aorta: pierde elasticidad, adquiere un mayor perímetro, espesor,
volumen, peso y longitud.
* Con respecto a las arterias: se produce un alargamiento de las mismas, aparece una dila-
tación arterial, su recorrido se hace tortuoso, experimentan una gran rigidez…
* Con respecto a las venas: se produce esclerosis (aumento de tejido conjuntivo), hay una
disminución de fibras elásticas y musculares y aparece una tendencia a la dilatación.
* Con respecto a las modificaciones funcionales cardiovasculares: hay un aumento del gas-
to cardíaco, hay una disminución de la fuerza de contracción, se produce un alarga-
miento de la duración de la sístole y la diástole y del tiempo entre ambas y tiene lugar
una modificación de la tensión arterial.
166
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
– Modificaciones respiratorias:
El pulmón disminuye su volumen de peso y su consistencia y los bronquios manifiestan una
dilatación con adelgazamiento de su pared. Hay una dilatación de las cavidades alveolares,
una disminución del espesor de la pared alveolar y capilares sanguíneos. Las arterias pul-
monares se ven engrosadas y endurecidas.
La caja torácica presenta: alteraciones óseas de cartílagos y de músculos, rigidez de las arti-
culaciones, degeneración de los discos intervertebrales…
Con respecto a las modificaciones funcionales respiratorias: hay un aumento de la frecuen-
cia respiratoria, una disminución de la capacidad vital y pulmonar total, el volumen residual
es mayor y hay una disminución del volumen respiratorio y de la difusión alveolo-capilar.
– Modificaciones digestivas:
* A nivel del esófago, y por alteración de sus fibras musculares, se produce una dilatación
del mismo y una alteración en sus ondas peristálticas, con lo que se enlentece el paso
de los alimentos por el mismo.
* También el estómago sufre un enlentecimiento en sus movimientos y una hipotonía.
Además, la mucosa se hace atrófica disminuyendo la producción de ácido gástrico (tan-
to libre como total), pepsina y otras sustancias necesarias para realizar la digestión.
* El intestino delgado también va a sufrir las consecuencias del envejecimiento por mo-
dificaciones de su capa mucosa, su motilidad y en el flujo sanguíneo. Asimismo, la se-
creción de fermentos pancreáticos disminuye. Por todo ello se va a producir una peor
digestión y absorción de las grasas, y una perturbación en la absorción del hierro, calcio,
vitamina B12 y ácido fólico, pudiendo provocar cuadros de avitaminosis.
t &MJOUFTUJOPHSVFTPTVGSFIJQPUPOÓB
MPRVFEBSÈMVHBSBDJFSUPFTUSF×JNJFOUP-PTFTGÓOUF-
res anales también se vuelven hipotónicos, por lo que el control de los mismos también
va a ser deficiente.
– Modificaciones urinarias:
* El riñón experimenta una pérdida de volumen (25 y 40%), disminuyendo también el
número de glomérulos y nefronas. Pérdida de peso y aumento progresivo de grasa per
e intrarrenal. Hay una disminución del flujo plasmático.
* Se produce también una reducción de filtrado glomerular y de la capacidad de excre-
ción y reabsorción en los túbulos renales. La vejiga se vuelve hipotónica por reducción
de la elasticidad de su tejido. El músculo vesical se fibrosa. En el epitelio vesical se pro-
ducen trastornos que, junto con la disminución de la capacidad contráctil del músculo
detrusor, aumentan el riesgo de infección.
– Modificaciones en el sistema nervioso:
El peso del cerebro se reduce aproximadamente un 11% entre los 45 y los 85 años (peso
normal 1.400 g a los 20 años). Pese a que se pierden hasta 100.000 neuronas diarias, no hay
pruebas de que esta pérdida de peso sea a costa de ellas, pudiendo serlo por la merma de
líquido extracelular.
La corteza cerebral se estrecha, y los ventrículos aumentan de tamaño, y se pierden neu-
ronas en todos los niveles del cerebro, como cerebelo, médula espinal, etc. Las neuronas
sufren degeneración de su estructura así como pérdida de determinadas terminaciones.
167
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
El cerebro utiliza durante toda su vida la misma cantidad de oxígeno, pero en la vejez au-
menta el consumo de determinadas sustancias y es más rico en pigmentos de hierro.
La conducción en los nervios periféricos se enlentece y el «tacto fino» y el «dolor» se
perciben con mayor dificultad. El temblor senil, rápido y fino, tiene también origen en
este proceso. Las denominadas «placas seniles» se observan tanto en cerebros senes-
centes como en cerebros aquejados de demencia presenil. Dichas placas aparecen so-
bre todo a nivel de la corteza cerebral y son sustancias que se acumulan y tienen un ori-
gen oscuro, no se ha demostrado que influyan en la aparición de procesos patológicos
cerebrales.
Con gran frecuencia se aprecia una importante esclerosis de los vasos sanguíneos de la
base cerebral, que son estrechos y frágiles, tortuosos e inelásticos.
Según algunas teorías, pese a la pérdida progresiva de neuronas, no se pierde capacidad
intelectual, dado que esta pérdida es suplida por la proliferación de uniones entre las neu-
ronas. Según esto, el deterioro intelectual de algunos ancianos no se debería a procesos
naturales de envejecimiento sino a procesos exclusivamente patológicos.
Existen dificultades para regular la temperatura a nivel hipotalámico, lo que los hace más
susceptibles a la pérdida de líquidos y a la desnutrición.
Desde el punto de vista psicológico, existen dos tipos de ancianos: los bien adaptados (sa-
ben llevar bien su condición y mantienen, al menos parcialmente, su independencia aun-
que aceptan bien la ayuda) y los mal adaptados (caracterizados bien por ser irritables o
auto– despreciativos).
Tanto en unos como en otros el comportamiento suele ser la prolongación del carácter que
han tenido siempre.
– Modificaciones visuales y auditivas:
* Aparece una disminución de la agudeza visual, de la acomodación y de la visión noc-
turna. Disminuye el campo periférico de visión. Tienen lugar trastornos lagrimales, ca-
taratas, degeneración macular, glaucoma, retinopatía diabética y desprendimiento de
retina.
* Aparece una disminución en la percepción
de las frecuencias altas, en primer lugar, y
después en la percepción absoluta de los
ruidos ambientales, lo cual ocasiona retrai-
miento y aislamiento social. Pérdida conduc-
tiva de la audición por presencia de fluidos
y tapones de cera. Al realizar la valoración se
debe descartar la presencia de cerumen.
Parece que aquellas personas dotadas de más recursos intelectuales, estarían en mejor disposición
para vivir su vejez. Cuantos más sean los recursos humanos propios, mejores serán las condiciones
de vida. El nivel cultural es un recurso humano de primera magnitud.
Es frecuente una disminución de la autoestima del anciano, relacionada sobre todo con el
abandono de la vida laboral activa, disminución de las condiciones socio–económicas, muerte del
otro miembro de la pareja, etc. Es esta una etapa en la que el anciano se siente solo, sin actividad
laboral, poco integrado en la vida social y familiar e incluso inútil.
Esto influye en su estado general de manera negativa. Aparece desinterés por las cosas, pe-
simismo, falta de integración y desadaptación. Los mecanismos de respuesta del anciano ante la
situación de vejez, son diferentes en función de su personalidad, vivencias acumuladas y recursos
personales. Puede desarrollar mecanismos: de separación (alejamiento del mundo que le rodea),
de integración (aceptando el envejecimiento con cierta resignación) y de actividad; el anciano
reacciona ante el sentimiento de inutilidad. Busca alternativas y actividades provechosas para él y
para la sociedad que le ayudan a sentirse útil y potencian su autoestima.
Es difícil medir la salud de los ancianos, ya que estas mediciones se ven afectadas por definiciones
y métodos de valoración, actitudes culturales ante el envejecimiento, prejuicios y la disponibilidad de
los servicios de atención de salud. Los datos más representativos, desde una óptica profesionalizada,
proceden mayoritariamente de estadísticas de mortalidad de utilización de servicios de salud, de diag-
nósticos de salida de centros asistenciales y de informes médicos. No obstante, en los estudios globales
de salud debe tenerse en cuenta la evaluación subjetiva de los sujetos como un indicador básico.
ciones con que dicha afección se presenta en otros grupos de edad, o padecerla con pocas variacio-
nes sustanciales y presentar, por tanto, las mismas necesidades de atención que hubieran podido sur-
gir en una época anterior. Así, no necesariamente requiere una atención especializada, a no ser que se
vea desestabilizada su capacidad de respuesta frente a la hipotética enfermedad. Ello depende, en su
mayor parte, de la conservación y funcionalidad de los órganos efectores y reguladores que permiten
la adaptación del organismo al factor desestabilizador. La pérdida de la capacidad de respuesta frente
a la agresión favorece la permanencia de la enfermedad y la presencia de sus efectos consecuentes, lo
cual hará del anciano, por lo general, una persona susceptible de atención continuada y permanente.
Por tanto puede hablarse de elementos característicos de los procesos patológicos en la vejez como:
2.4.2.1. La pluripatología
La enfermedad suele presentarse en la edad joven y madura de forma única y aislada, y tam-
bién puede ser así en algunos ancianos; no obstante, en la ancianidad lo habitual es que presenten
varias enfermedades conjuntamente, ya que la existencia de una enfermedad predispone o facilita
la presencia de otras, con más prevalencia de enfermedades crónicas que agudas.
El organismo anciano que ya sufre una patología, evidencia una menor capacidad de respuesta
frente a nueva noxa desestabilizadora y favorecedora de enfermedad, ya sea extrínseca o intrínse-
ca, lo que repercute en el organismo ya vulnerable en un sobreesfuerzo tanto físico como psíquico
que merma evidentemente la capacidad de adaptación a este nuevo proceso. Es entonces cuando
aparece una afección secundaria que agudiza o agrava la original.
No se puede generalizar, en el número de enfermedades que aparecen a la vez, sin embargo
parece comprobado que con la edad aumentan el número procesos coincidentes. Hay estudios
que identifican entre 4 y 5 enfermedades de promedio por anciano. Por otra parte, las mejores con-
diciones y actuaciones sociosanitarias unidas al estilo de vida de los últimos años han hecho que
aumente el índice de supervivencia, modificándose en consecuencia la tendencia a la morbilidad.
– Es atípica: como ejemplo pueden citarse la artritis reumatoide, que se manifiesta sólo con
leves dolores y mucha atrofia muscular, o el infarto de miocardio, que puede presentarse en
el anciano de tal modo que lleve a pensar en cuadro abdominal.
– Es banalizada: puesto que los ancianos restan importancia a sus síntomas, que atribuyen
a la vejez. Por otra parte, los describen de forma ambigua, por lo que la valoración de cual-
quier trastorno llega a ser difícil o se tiende a restarle importancia.
– Es silente: tal es el caso de una gran mayoría de infecciones urinarias que no muestran
ninguna sintomatología y cuya presencia sólo se descubre en una exploración rutinaria.
– Anciano frágil. Es una persona, generalmente de edad superior a los 75 años, que sufre
una o varias enfermedades que le producen algún riesgo de incapacidad, o una cierta in-
capacidad leve, que sigue tratamiento farmacológico (uno o varios medicamentos), que
vive en la comunidad, generalmente solo o en compañía de otra persona mayor, que ha
sufrido un cambio reciente de domicilio, o que ha estado hospitalizado en los últimos doce
meses, que precisa atención profesional domiciliaria y cuyos recursos socioeconómicos son
limitados.
– Anciano enfermo. Es la persona mayor que sufre alguna enfermedad (aguda o crónica)
pero no cumple ningún otro requisito de los citados anteriormente.
– Paciente geriátrico. Es el anciano que, además de cumplir todos los requisitos de fragili-
dad, sufre problemas mentales y/o sociales en relación con su estado de salud y que requie-
re institucionalización.
Pues bien, en muchas ocasiones se confunden estas pérdidas fruto del proceso de envejeci-
miento y que se corresponden con un envejecimiento fisiológico con procesos patológicos a los
que se les instaura erróneamente una terapéutica.
b) La presentación atípica de la enfermedad
Algunos autores reflejan que cualquier enfermedad en el mayor puede presentarse de forma
atípica o inespecífica, en ocasiones aparece la confusión mental, las caídas, la incontinencia, etc. En
otras ocasiones aparece una reactivación de los signos y síntomas de enfermedades crónicas que
presentan.
El infarto agudo de miocardio puede presentarse sin dolor, las neumonías sin fiebre y los tu-
mores pueden ser silentes o con fiebres de origen desconocido; los anteriores son algunos de los
ejemplos más frecuentes en el mayor.
En la valoración clínica es necesario realizar una valoración de los diagnósticos previos y de la
historia farmacológica, tanto referida a consumo de fármacos como a alergias, sensibilidades, into-
lerancias e interacciones que haya sufrido. La prudencia en esta valoración es fruto de la confusión
que muchas veces está presente entre los cambios asociados al proceso normal de envejecimiento
y los procesos patológicos, al igual que los cuadros inespecíficos de presentación de la enferme-
dad. Debemos diferenciar siempre el envejecimiento en salud del envejecimiento con patologías.
Si desglosamos los elementos que forman parte de la valoración clínica debemos detenernos
en los siguientes:
– Anamnesis. Los déficit sensoriales, de comprensión, de expresión, cognitivos, etc., dificultan
la entrevista clínica en la persona anciana. Cuando sea necesario se recurrirá a la colabo-
ración de un familiar, especialmente el cuidador principal, que nos trasladará información
sobre síntomas, consumo de fármacos, alimentación, etc. Disponer de los informes clínicos
previos nos facilitará el análisis de los antecedentes que presente el mayor.
– Antecedentes personales. Las enfermedades sufridas a lo largo de la vida, algunas poco fre-
cuentes en la actualidad, las intervenciones quirúrgicas, el consumo de determinados fár-
macos, entre otras, pueden estar detrás de alteraciones constatables en la vejez.
– Historia farmacológica. El consumo de fármacos en el mayor tiene gran importancia por el
elevado riesgo de iatrogenia (3-5 veces más que el adulto), por la presentación de efectos se-
cundarios y por la degradación, hepática o renal, de los principios activos que los componen.
El grupo de fármacos de especial vigilancia por las repercusiones derivadas de su consumo
son: diuréticos, antihipertensivos, digitálicos, antidepresivos, neurolépticos y sedantes.
– Información sobre la enfermedad actual.
– Exploración por aparatos y sistemas. Nos facilita la identificación de problemas y nos alerta
de la polipatología.
– La exploración física La exploración física del mayor es más minuciosa que la del adulto y en
ocasiones está condicionada por la no colaboración del anciano debido a distintas patolo-
gías. Recogeremos información sobre las constantes vitales (temperatura, tensión arterial,
frecuencia cardiaca y respiratoria), el dolor, su aspecto general, el aseo, si es portador de
sondajes, si utiliza algún dispositivo para la incontinencia, etc.
– Las pruebas complementarias. Habitualmente se suele realizar un sistemático de sangre,
bioquímica, ionograma, un sedimento en orina y pruebas de la función tiroidea. También
se realiza un electrocardiograma y en ocasiones una radiografía de tórax y una prueba de
Mantoux.
176
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Índice de Barthel
El índice de Barthel consta de diez ítems que miden la dependencia o independencia y la continencia
de esfínteres. La máxima independencia tiene una puntuación de 100 y la máxima dependencia de 0.
Este índice puede ayudarnos a valorar la evolución del paciente en las actividades de la vida
diaria en conjunto o en parcelas concretas.
Una puntuación mayor de 60 indica una dependencia leve o independencia; entre 40-50 una
dependencia moderada; entre 20 y 40 una dependencia severa y menor de 20 una dependencia total.
Además de valorar el estado funcional y sus variaciones nos permite predecir la mortalidad y
nos ayuda a la elección de ubicación más adecuada al alta hospitalaria.
Comer:
(10)Independiente. Capaz de comer por sí solo y en un tiempo razonable. La comida puede ser
cocinada y servida por otra persona.
(5) Necesita ayuda. Para cortar la carne o el pan, extender la mantequilla, etc., pero es capaz de comer solo.
(0) Dependiente. Necesita ser alimentado por otra persona.
Lavarse (bañarse):
(5) Independiente. Capaz de lavarse entero. Incluye entrar y salir del baño. Puede realizarlo todo
sin estar una persona presente.
(0) Dependiente. Necesita alguna ayuda o supervisión.
Vestirse:
(10)Independiente. Capaz de ponerse y quitarse la ropa sin ayuda.
(5) Necesita ayuda. Realiza solo al menos la mitad de las tareas en un tiempo razonable.
(0) Dependiente.
.../...
178
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
.../...
Arreglarse:
(5) Independiente. Realiza todas las actividades personales sin ninguna ayuda. Los comple-
mentos necesarios pueden ser provistos por otra persona.
(0) Dependiente. Necesita alguna ayuda.
Deposición:
(10)Continente. Ningún episodio de incontinencia.
(5) Accidente ocasional. Menos de una vez por semana o necesita ayuda para enemas y supositorios.
(0) Incontinente.
Micción (Valorar la semana previa):
(10)Continente. Ningún episodio de incontinencia. Capaz de usar cualquier dispositivo por sí solo.
(5) Accidente ocasional. Máximo un episodio de incontinencia en 24 horas. Incluye necesitar
ayuda en la manipulación de sondas y otros dispositivos.
(0) Incontinente.
Usar el retrete:
(10)Independiente. Entra y sale solo y no necesita ningún tipo de ayuda por parte de otra persona.
(5) Necesita ayuda. Capaz de manejarse con pequeña ayuda: es capaz de usar el cuarto de baño.
Puede limpiarse solo.
(0) Dependiente. Incapaz de manejarse sin ayuda mayor.
Traslado al sillón/cama:
(15)Independiente. No precisa ayuda.
(10)Mínima ayuda. Incluye supervisión verbal o pequeña ayuda física.
(5) Gran ayuda. Precisa la ayuda de una persona fuerte o entrenada.
(0) Dependiente. Necesita grúa o alzamiento por dos personas. Incapaz de permanecer sentado.
Deambulación:
(15)Independiente. Puede andar 50 m, o su equivalente en casa, sin ayuda o supervisión de otra
persona. Puede usar ayudas instrumentales (bastón, muleta), excepto andador. Si utiliza pró-
tesis, debe ser capaz de ponérsela y quitársela solo.
(10)Necesita ayuda. Necesita supervisión o una pequeña ayuda física por parte de otra persona.
Precisa utilizar andador.
(5) Independiente (en silla de ruedas) en 50 m. No requiere ayuda o supervisión.
(0) Dependiente.
Subir/bajar escaleras:
(10)Independiente. Capaz de subir y bajar un piso sin la ayuda ni supervisión de otra persona.
(5) Necesita ayuda. Precisa ayuda o supervisión.
(0) Dependiente. Incapaz de salvar escalones
Puntuaciones:
1. Independiente: 100 puntos (95 si permanece en silla de ruedas).
2. Dependiente leve: >60 puntos.
3. Dependiente moderado: 40-55 puntos.
4. Dependiente grave: 20-35 puntos.
Dependiente total: <20 puntos.
179
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
B. Hacer compras:
– Realiza todas las compras necesarias independientemente 1
– Realiza independientemente pequeñas compras 0
– Necesita ir acompañado para hacer cualquier compra 0
– Totalmente incapaz de comprar 0
C. Preparación de la comida:
– Organiza, prepara y sirve las comidas por sí solo adecuadamente 1
– Prepara adecuadamente las comidas si se le proporcionan los ingredientes 0
– Prepara, calienta y sirve las comidas, pero no sigue una dieta adecuada 0
– Necesita que le preparen y sirvan las comidas 0
D. Cuidado de la casa:
– Mantiene la casa solo o con ayuda ocasional (para trabajos pesados) 1
– Realiza tareas ligeras, como lavar los platos o hacer las camas 1
– Realiza tareas ligeras, pero no puede mantener un adecuado nivel de limpieza 1
– Necesita ayuda en todas las labores de la casa 1
– No participa en ninguna labor de la casa 0
E. Lavado de la ropa:
– Lava por sí solo toda su ropa 1
– Lava por sí solo pequeñas prendas 1
– Todo el lavado de ropa debe ser realizado por otro 0
F. Uso de medios de transporte:
– Viaja solo en transporte público o conduce su propio coche 1
– Es capaz de coger un taxi, pero no usa otro medio de transporte 1
– Viaja en transporte público cuando va acompañado por otra persona 1
– Sólo utiliza el taxi o el automóvil con ayuda de otros 0
– No viaja 0
.../...
181
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
.../...
=0
12. SIMETRÍA EN EL PASO
=1
La longitud de los pasos con los pies izquierdo y derecho no es igual
=0
La longitud parece igual
=1
13. FLUIDEZ DEL PASO =0
Paradas entre los pasos =1
Los pasos parecen continuos
14. TRAYECTORIA (Observar el trazado que realiza uno de los pies durante unos tres
metros) =0
Desviación grave de la trayectoria =1
Leve/moderada desviación o usa ayudas para mantener la trayectoria
Sin desviación o ayudas
15. TRONCO =0
Balanceo marcado o usa ayudas =1
No balanceo pero flexiona las rodillas o la espalda o separa los brazos al caminar =2
No se balancea, no flexiona, no usa los brazos, ni otras ayudas
16. POSTURA AL CAMINAR =0
Talones separados =1
Talones casi juntos al caminar =2
PUNTUACIÓN MARCHA __________/12 =0
PUNTUACIÓN TOTAL __________/28 =1
ción, que nos aportarán una ayuda importante, tanto para la detección como para la medición de
forma rápida, sistemática y reproducible, del deterioro en los distintos niveles y que durante los
últimos años su utilización ha ido en aumento aunque de manera heterogénea.
La valoración mental es una parcela importante de la valoración geriátrica integral siendo nece-
sario detenernos en el análisis de tres grandes áreas: la valoración cognitiva, la valoración afectiva
y la valoración perceptiva.
Se adjudica un punto por cada error, considerando patológico un total de 5 o más puntos, y
permitiéndose un error de más en caso de no haber recibido el paciente estudios primarios o un
error de menos si ha recibido estudios superiores.
Test del reloj de Shulman
Se caracteriza por pedir al paciente que marque una hora determinada en la circunferencia de
un reloj dibujado, evalúa las habilidades visoespaciales y visoconstructivas. La presencia de errores
en el dibujo bien por omisión, rotaciones, distorsiones, perseveraciones, errores en la colocación,
sustituciones y adiciones nos indican un deterioro cognitivo. Existen cinco grados de errores y los
resultados suelen correlacionarse con el test de Folstein.
Es de fácil uso y muy práctico en Atención Primaria y Residencias para la detección de deterioro cognitivo.
Hay que pedir al paciente que dibuje un reloj, y que lo haga en las siguientes fases:
1. “Dibuje primero la esfera, redonda y grande”
2. “Ahora coloque dentro de ella los números correspondientes a las horas del reloj, cada uno en su sitio”
3. “Dibuje ahora las manecillas del reloj, marcando las once y diez”
La puntuación se lleva a cabo como sigue:
t4JDPMPDBFMOÞNFSPFOTVTJUJP
USFTQVOUPT
t%PTQVOUPTNÈTTJIBFTDSJUPOÞNFSPTFYBDUBNFOUF
t0USPTEPTQVOUPTTJEJCVKBEPTNBOFDJMMBTFYBDUBNFOUF
t:EPTQVOUPTNÈTTJNBSDBMBIPSBFYBDUB
El resultado se considera normal si el paciente obtiene un mínimo de 7 puntos
Test del reloj de SHULMAN
Test de Blessed
Es un instrumento sencillo y relativamente rápido de administrar (aproximadamente precisa
unos 30 minutos), valora el deterioro cognitivo y nos aporta una evaluación conductual.
Una parte se realiza a través de entrevista al cuidador principal o familiar siendo el objetivo de las
preguntas ver cómo se desenvuelve en lo cotidiano del día a día. La otra parte se trata de una entrevis-
ta al paciente y cuyos ítems evalúan los mismos aspectos que el Mini Examen Cognoscitivo de Lobo.
La subescala de valoración funcional consta de 22 ítems divididos en tres apartados (cambios
en la realización de las actividades de la vida diaria, hábitos y personalidad). La puntuación máxima
es de 28 puntos y el punto de corte está en 9 puntos. De 4 a 14 se interpreta como sospecha de
demencia y puntuaciones por encima de 15 como demencia de moderada a grave.
Cambios en la ejecución de las actividades diarias:
9 Comer:
a.- Limpiamente, con los cubiertos adecuados 0
b.- Desaliñadamente, sólo con la cuchara 1
c.- Sólidos simples (galletas, etc.) 2
d.- Ha de ser alimentado 3
10 Vestir
a.- Se viste sin ayuda 0
b.- Fallos ocasionales (p.ej. en el abotonamiento) 1
c.- Errores y olvidos frecuentes en la secuencia de vestirse 2
d.- Incapaz de vestirse 3
11 Control de esfínteres
a.- Normal 0
b.- Incontinencia urinaria ocasional 1
c.- Incontinencia urinaria frecuente 2
d.- Doble incontinencia
Escala de BLESSED
ORIENTACIÓN: PUNTOS
Dígame el Día.............Mes....................Fecha........................................Estación............................Año............................... 5
Dígame el Hospital (o lugar).............................................................Planta...................Ciudad......................................... 5
Provincia...........................................................................................Nación............................................................................... 3
FIJACIÓN:
Repita estas tres palabras: Euro – Caballo - Manzana................................................................................ 5
(Repetirlas hasta que las aprenda y contar el número de intentos)
CONCENTRACIÓN Y CÁLCULO:
Si tiene 30 euros y me va dando de tres en tres ¿Cuántos le van quedando?................................................. 5
Repita 5, 9, 2 (hasta que los aprenda y contar los intentos).
Ahora hacia atrás........................................................................................................................................................ 3
MEMORIA:
¿Recuerda las tres palabras que le dije antes?....................................................................................................... 3
LENGUAJE Y CONSTRUCCIÓN:
Mostrar un bolígrafo. ¿Qué es esto? Repetirlo con el relo................................................................................... 2
Repita esta frase: En un trigal había 5 perros......................................................................................................... 1
Una manzana y una pera son frutas ¿Verdad?
¿Qué son el rojo y el verde? ¿Qué son un perro y un gato?................................................................................ 3
Coja este papel con la mano derecha, dóblelo por la mitad y póngalo en el suelo....................................... 3
Lea esto y haga lo que dice: Cierre los ojos............................................................................................................ 1
Escriba una frase......................................................................................................................................................... 1
Copie este dibujo........................................................................................................................................................ 1
PUNTUACIÓN
TOTAL
Un punto cada respuesta correcta Nivel educativo..........................................................................................
Nivel de conciencia (marcar):alerta, obnubilado, estupor, coma.
Set-Test de ISAACS
En el Set-Test de Isaacs se le pide al paciente que diga sin parar hasta que se le indique una serie de nom-
bres de: colores, animales, frutas y ciudades. Se han de ir apuntando en una hoja los que dice y los que repite.
La temporización es de un minuto para cada serie. Le haremos cambiar de serie cuando haya dicho
diez elementos de la misma sin repetirse en ninguno a pesar de que no haya pasado el minuto de tiempo.
La puntuación máxima es de 40, un punto por cada respuesta correcta, y marcando el punto
de corte en 25. Valorándose como demencia los casos con puntuación inferior a 15, entre 16 y 24
serían casos dudosos.
SET-TEST DE ISAACS
Pedirle al paciente que diga sin parar hasta que se le indique una serie de nombres de: colores,
animales, frutas y ciudades. Se han de ir apuntando en una hoja los que dice y los que repite.
La temporización es de un minuto para cada serie. Le haremos cambiar de serie cuando haya dicho diez
elementos de la misma sin repetirse en ninguno a pesar de que no haya pasado el minuto de tiempo.
Colores ….......................................……………………………………………………………………....
Animales ….......................................……………………………………………………………………
Frutas ….......................................………………………………………………………………………..
Ciudades …........................................……………………………………………………………………
Total: .……....…
Errores/Repeticiones:………………………
Normalidad: adultos, 29; ancianos 27
Set-test de ISAACS
188
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Con este test se pretende comparar el estado actual del paciente con el que tenía hace 10 años.
Para ello debemos de realizar el test a un informador palmario sobre los cambios experimentados
del estado y evolución del paciente durante el periodo reseñado.
Criterios de Puntuación:
.../...
Recordar gentes y hechos históricos del pasado (la guerra civil, la repú-
21
blica, etc.)
TOTAL:
1 PUNTO
PREGUNTA A REALIZAR
SI RESPONDE:
¿Está básicamente satisfecho con su vida? NO
¿Ha renunciado a muchas de sus actividades y pasatiempos? SÍ
¿Siente que su vida está vacía? SÍ
¿Se encuentra a menudo aburrido? SÍ
¿Se encuentra alegre y optimista, con buen ánimo la mayor parte del tiempo? NO
¿Teme que le vaya a pasar algo malo? SÍ
¿Se siente feliz, contento la mayor parte del tiempo? NO
¿Se siente a menudo desamparado, desvalido, indeciso? SÍ
¿Prefiere quedarse en casa que acaso salir y hacer cosa nuevas? SÍ
¿Le da la impresión de que tiene más trastornos de memoria que los demás? SÍ
¿Cree que es agradable estar vivo? NO
¿Se le hace duro empezar nuevos proyectos? SÍ
¿Se siente lleno de energía? NO
¿Siente que su situación es angustiosa, desesperada? SÍ
¿Cree que la mayoría de la gente se encuentra en mejor situación económica que usted? SÍ
.../...
6 ¿Ha tenido dolores de cabeza o de nuca? SÍ/NO
¿Ha tenido alguno de los siguientes síntomas: temblores, hormigueos,
7 SÍ/NO
mareos, sudores, diarrea? (síntomas vegetativos)
8 ¿Ha estado preocupado por su salud? SÍ/NO
9 ¿Ha tenido alguna dificultad para conciliar el sueño, para quedarse dormido? SÍ/NO
TOTAL RESPUESTAS POSITIVAS ANSIEDAD:
SUBESCALA DE DEPRESIÓN
1 ¿Se ha sentido con poca energía? SÍ/NO
2 ¿Ha perdido Vd. el interés por las cosas? SÍ/NO
3 ¿Ha perdido la confianza en sí mismo? SÍ/NO
4 ¿Se ha sentido Vd. desesperanzado, sin esperanzas? SÍ/NO
(Si hay respuestas afirmativas a cualquiera de las preguntas anteriores, continuar)
5 ¿Ha tenido dificultades para concentrarse? SÍ/NO
6 ¿Ha perdido peso? (a causa de su falta de apetito) SÍ/NO
7 ¿Se ha estado despertando demasiado temprano? SÍ/NO
8 ¿Se ha sentido Vd. enlentecido? SÍ/NO
9 ¿Cree Vd. que ha tenido tendencia a encontrarse peor por las mañanas? SÍ/NO
TOTAL RESPUESTAS POSITIVAS DEPRESIÓN:
CRITERIOS DE VALORACIÓN:
Subescala de ANSIEDAD: 4 o más respuestas afirmativas.
Subescala de DEPRESIÓN: 2 o más respuestas afirmativas.
Escala de ansiedad y depresión de Golberg
Ítems Puntuación
1. Humor deprimido (tris- 0 – Ausente
teza, depresión, desam- 1 - Estas sensaciones se indican sólo al ser preguntados
paro, inutilidad)
2 - Estas sensaciones se relatan oral y espontáneamente
3 - Sensaciones no comunicadas verbalmente, sino por la expresión
facial, postura, voz o tendencia al llanto
4 - El paciente manifiesta estas sensaciones en su comunicación
verbal y no verbal de forma espontánea
.../...
192
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
.../...
.../...
193
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
9. Agitación 0 - Ninguna
1 - “Juega” con sus manos, cabellos, etc.
2 - Se retuerce las manos, se muerde las uñas, los labios, se tira de
los cabellos, etc.
10. Ansiedad psíquica 0 - No hay dificultad
1 - Tensión subjetiva e irritabilidad
2 - Preocupación por pequeñas cosas
3 - Actitud aprensiva aparente en la expresión o en el habla
4 - Terrores expresados sin preguntarle
11. Ansiedad somática: 0 - Ausente
Signos o síntomas somá- 1 - Ligera
ticos concomitantes de la 2 - Moderada
ansiedad, como:
3 - Grave
t(BTUSPJOUFTUJOBMFT CPDB
seca, flatulencia, diarrea, 4 - Incapacitante
eructos, retortijones
t$BSEJPWBTDVMBSFTQBMQJ-
taciones, cefalalgias
t3FTQJSBUPSJPTIJQFSWFO-
tilación, suspiros
t'SFDVFODJBVSJOBSJB
t4VEPSBDJØO
12. Síntomas somáticos 0 - Ninguno
gastrointestinales 1 - Pérdida del apetito, pero come sin necesidad de que lo esti-
mulen. Sensación de pesadez en el abdomen
2 - Dificultad en comer si no se le insiste. Solicita o necesita laxantes
o medicación intestinal o para sus síntomas gastrointestinales
13. Síntomas somáticos 0 - Ninguno
generales 1 -Pesadez en las extremidades, espalda o cabeza. Dorsalgias, cefa-
lalgias, mialgias. Fatigabilidad y pérdida de energía
2 - Cualquiera de los síntomas anteriores se puntúa como 2 si está
muy bien definido
14. Síntomas genitales 0 - Ausentes
como pérdida de la 1 - Débiles
libido y trastornos
2 - Graves
menstruales
3 - Incapacitantes
15. Hipocondría 0 - No la hay
1 - Preocupado de sí mismo (corporalmente)
2 - Preocupado por su salud
3 - Se lamenta constantemente. Solicita ayudas, etc.
4 - Ideas delirantes hipocondríacas
.../...
194
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
.../...
16. Pérdida de peso A.- Según manifestaciones del paciente (primera evaluación)
(completar sólo A o B) 0 - No hay pérdida de peso
1 - Probable pérdida de peso asociada con la enfermedad actual
2 - Pérdida de peso definida según el enfermo
Puntuación total:
0-7 Normal
8-12 Depresión menor
Menos que depresión
13-17
mayor
18-29 Depresión mayor
30-52 Más que depresión mayor
La escala de Zung
La escala de Zung es una escala autoadministrada que consta de 20 frases, la mitad positivas y
la otra mitad negativas, que están relacionadas con la depresión. Al igual que la escala de Hamilton
tienen un gran peso los síntomas somáticos (8 ítems) y los cognitivos (8 ítems) y también refleja el
estado de ánimo (2 ítems) y el estado psicomotor (2 ítems).
La puntuación se realiza en una escala de Likert donde 1 es nunca o raramente y 4 es siempre
o casi todo el tiempo.
Han surgido distintas versiones abreviadas dirigidas al paciente geriátrico con el fin de dar menor
peso a los síntomas somáticos y así poder cuantificar mejor la intensidad-gravedad de la depresión.
Preguntas 1 2 3 4
.../...
Todavía me siento atraído por el sexo opuesto. P P P P
Creo que estoy adelgazando. P P P P
Estoy estreñido. P P P P
Tengo palpitaciones. P P P P
Me canso por cualquier cosa. P P P P
Mi cabeza esta tan despejada como antes. P P P P
Hago las cosas con la misma facilidad que antes. P P P P
Me siento agitado e intranquilo y no puedo estar quieto. P P P P
Tengo esperanza y confianza en el futuro. P P P P
Me siento mas irritable que habitualmente. P P P P
Encuentro fácil tomar decisiones. P P P P
Me creo útil y necesario para la gente. P P P P
Encuentro agradable vivir, mi vida es plena. P P P P
Creo que sería mejor para los demás que me muriera. P P P P
Me gustan las mismas cosas que habitualmente me agradaban. P P P P
Criterios de respuesta:
40 puntos No depresión
41-47 puntos Depresión leve
48-55 puntos Depresión moderada
> 55 puntos Depresión grave
Escala de ZUNG
Los elementos que juegan un papel importante en el ámbito social son: las relaciones sociales
(familia, vecinos, amigos, asociaciones...) donde tendrá importancia tanto la cantidad como la cali-
dad de las mismas, su ausencia está relacionada con una mayor morbi-mortalidad y dependencia.
Las actividades sociales que realiza o que haya podido dejar de realizar por la enfermedad, yendo
desde el trabajo actual hasta los planes de futuro, y pasando por los hobbies u otro tipo de activida-
des. Los recursos sociales de los que dispone, donde incluiremos la vivienda, el dinero, las barreras
arquitectónicas, el entorno y los recursos públicos y privados a los que puede acceder. El soporte
social que constituye el conjunto de ayudas (económicas, afectivas o de apoyo físico) que le son
prestadas al paciente por otras personas o entidades.
Las escalas de valoración social tienen un uso menos frecuente debido a su extensión y com-
plejidad. La escala social de Gijón y la escala OARS son dos muestras de escalas de valoración so-
cial muy utilizadas en el ámbito del mayor. La escala OARS es el instrumento mejor conocido y nos
proporciona información sobre la estructura familiar, los patrones de amistad y de visitas sociales,
y la disponibilidad de cuidador. Los parámetros de evaluación van desde los excelentes recursos
sociales del individuo (6 puntos) hasta las relaciones sociales totalmente deterioradas (0 puntos).
Recursos sociales Las relaciones sociales son muy satisfactorias y amplias; al menos una per-
excelentes sona le cuidaría indefinidamente.
Las relaciones sociales son satisfactorias y adecuadas y al menos una per-
Buenos recursos
sona le cuidaría indefinidamente, o las relaciones sociales son muy satisfac-
sociales
torias y amplias, y sólo se podría obtener ayuda a corto plazo.
Levemente Las relaciones sociales son insatisfactorias, de mala calidad y escasas, pero
incapacitado al menos una persona le cuidaría indefinidamente, o las relaciones sociales
socialmente son satisfactorias y adecuadas, y sólo se podría obtener ayuda a corto plazo.
Las relaciones sociales son insatisfactorias, de mala calidad y escasas y
Moderadamente
sólo se podría obtener ayuda a corto plazo, o las relaciones sociales son
incapacitado
al menos satisfactorias o adecuadas, pero sólo se conseguirá ayuda de
socialmente
vez en cuando.
Gravemente Las relaciones sociales son insatisfactorias, de mala calidad y escasas, y sólo
incapacitado se conseguirá ayuda de vez en cuando, o las relaciones sociales son al menos
socialmente satisfactorias y adecuadas, pero no se conseguirá ayuda de vez en cuando.
Totalmente
Las relaciones sociales son insatisfactorias de mala calidad y escasas, y no se
incapacitado
conseguiría ayuda de vez en cuando.
socialmente
Ítems Puntuación
Situación 0 = vive con hijos
familiar 1 = vive con pareja de similar edad
2 = vive con otros familiares
3 = vive solo, pero tiene hijos
4 = vive solo, carece de hijos o viven alejados
.../...
197
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
Puntuaciones:
5-9 aceptable situación social.
10-14. Existe riesgo social.
Más de 15 problema social.
.../...
Hemos tenido que realizar reajustes en la familia (p. ej. porque ayudar al enfermo ha
roto la rutina; no hay intimidad)
He tenido que realizar cambios en mis planes personales (p. ej. he tenido que renun-
ciar a un empleo o no he podido irme de vacaciones)
Tengo que atender otras necesidades al mismo tiempo (p. ej. de otros miembros de
la familia)
Ha habido trastornos emocionales (p. ej. a causa de asuntos graves)
Algún comportamiento del paciente es especialmente molesto (p. ej. incontinencia
de esfínteres, no recuerda las cosas, acusa a la gente de llevarse cosas)
Es muy desagradable ver que el paciente ha cambiado tanto con respecto a como era
antes (p. ej. su personalidad ha cambiado)
He tenido que realizar reajustes en el trabajo (p. ej. a causa de tener que dedicar más
tiempo al paciente)
Es una carga económica
Me siento completamente abrumado (p. ej. a causa de preocupación por el enfermo,
o preocupación por cómo voy a manejar la situación)
Puntuación total:
Contabilizar las respuestas afirmativas. Cualquiera de ellas puede indicar la necesidad de inter-
venir en ese área. Una puntuación igual o superior a 7 indica un alto grado de estrés.
.../...
199
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
¿Cree que su familiar espera que usted le cuide, como si fuera la única
14
persona con la que puede contar?
¿Cree que no dispone de dinero suficiente para cuidar a su familiar
15
además de sus otros gastos?
16 ¿Siente que será incapaz de cuidar a su familiar por mucho más tiempo?
¿Siente que ha perdido el control sobre su vida desde que la enfermedad
17
de su familiar se manifestó?
18 ¿Desearía poder encargar el cuidado de su familiar a otras personas?
19 ¿Se siente inseguro acerca de lo que debe hacer con su familiar?
20 ¿Siente que debería hacer más de lo que hace por su familiar?
21 ¿Cree que podría cuidar de su familiar mejor de lo que lo hace?
22 En general: ¿se siente muy sobrecargado por tener que cuidar de su familiar?
Puntuación de cada ítem (sumar todos para el resultado):
Frecuencia Puntuación
Nunca 0
Casi nunca 1
A veces 2
Bastantes veces 3
Casi siempre 4
202
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
– Conserva una adecuada respuesta tusígena que le posibilita eliminar al exterior un produc-
to mucoso transparente, no muy abundante y poco espeso, lo que le permite mantener
permeables las vías aéreas.
– Presenta un sistema de transporte e intercambio aéreo adecuado a sus requerimientos or-
gánicos; fruto del cual son una piel, mucosas y faneras, cálidas y de coloración rosada.
– Trata de mantener, dentro de su entorno más cercano, un ambiente limpio y saludable, libre
de contaminación.
Dimensión físico/biológica
Cambios físicos como: modificación de la caja torácica, reducción/modificación de las estructu-
ras anatómicas (pulmón, corazón y vasos), pérdida de elasticidad a todos los niveles, Disminución
de la función respiratoria, modificaciones anatomofisiológicas de otros sistemas orgánicos que tie-
nen relación con los actos de la respiración: musculoesquelético, sanguíneo, digestivo, etc., son
algunos de los cambios que habrá que valorar para determinar en qué medida modifican la satis-
facción de la necesidad de respiración en el anciano.
Una actividad física moderada y sistemática favorecerá cambios significativos respecto a las
modificaciones anteriormente comentadas.
Dimensión social/situacional
– Los hábitos de vida del anciano: tabaco, alimentación, actividad física, higiene y vestido...
– La actividad laboral previa: minería, marinería, construcción, textiles...
– Entorno medio ambiental: clima, altitud, contaminación...
– Las condiciones de su vivienda.
– Efectos adversos de alguna medicación.
Dimensión psicológica
Trastornos emocionales: estados de ansiedad, depresión, estrés, ira... y las manifestaciones ex-
ternas de estos: llanto, gritos... pueden influir negativamente.
Dimensión social/situacional
– Condiciones de la vivienda en cuanto a distribución de los elementos de la cocina. Recursos
económicos que le permita una adecuada adquisición de alimentos o barreras arquitectó-
nicas deben ser valorados en relación con el tipo de anciano.
– Los cambios de residencia –hospitalización, ingreso en centro geriátrico o cambio de domi-
cilio– pueden provocar en el anciano cambios en el ritmo habitual de sus comidas.
– Muchas culturas consideran el acto de la comida un acto social que facilita la comunicación
entre las personas y les hacer experimentar situaciones gratificantes. En el caso de nuestros
ancianos actuales este es un factor importante.
Dimensión psicológica
Dentro de la dimensión psicológica, posiblemente los parámetros más significativos a tener en
cuenta serán aquellos que están relacionados con:
– El valor que tiene para el anciano el acto de la comida.
– Conocimiento sobre los alimentos que le garantizan una dieta equilibrada, sobre una co-
rrecta manipulación y conservación.
– Estado anímico.
Dimensión físico/biológica
Modificaciones anatomofisiológicas de los propios sistemas renal y digestivo:
– Reducción/modificación de las estructuras anatómicas.
– Pérdida de tono muscular a todos los niveles.
209
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Dimensión social/situacional
– Cambios de domicilio, pueden hacer que el anciano altere significativamente su ritmo de
eliminación, a veces condicionado por la falta de intimidad o por la propia desorientación
que le produce un entorno nuevo al que no se ha adaptado.
– Barreras arquitectónicas del entorno.
– Aporte de líquido inadecuado.
– Aporte dietético inadecuado.
– Creencias sanitarias culturales/familiares.
– Efectos adversos de alguna medicación.
Dimensión psicológica
Factores psíquicos:
– Trastornos emocionales.
– Déficits cognitivos.
– Disminución de las capacidades psicomotoras.
210
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Dimensión física
El proceso de envejecimiento normal provoca una serie de cambios importantes relacionados
con el sistema osteoarticular, fundamentalmente. Reducción de la masa ósea, muscular y cambios
en las estructuras articulares son aspectos que no podemos olvidar en este proceso de envejeci-
miento. La dependencia que presenta este sistema (osteoarticular) respecto al sistema neurológico
hay que tenerlo presente a lo largo de toda esta dimensión.
La pérdida de masa ósea se encuentra íntimamente unida a los cambios de actividad física, cam-
bios hormonales, metabólicos y neurológicos propios de la etapa evolutiva en la que se encuentra
el individuo anciano. Esta pérdida (disminución de masa ósea) es la que hace que el riesgo de lesio-
nes (fracturas) en el anciano sea más alta que en otros grupos de población.
A nivel de masa muscular la disminución de fuerza de presión, rigidez y atonía, son algunas de las
evidencias que podemos detectar. En cuanto a las estructuras articulares –superficie articular, elasti-
cidad de los tejidos (cartílago)...–, provocan, junto con los cambios óseos y musculares, una reducción
de la capacidad de movimiento del individuo anciano respecto a otras etapas anteriores de su vida.
Estos cambios potencian que el anciano modifique la forma y el ritmo de deambulación, man-
tiene posturas poco alineadas o anatómicamente incorrectas.
Además de los cambios del sistema osteoarticular, es necesario no olvidar dentro de la dimensión
física los cambios sensoriales que pueden condicionar significativamente la capacidad de respuesta
del anciano a esta necesidad. Disfunciones visuales y auditivas aparecen como limitaciones impor-
tantes en la capacidad de movimiento. No es menos significativa la relación de algunos procesos
patológicos que actúan indirectamente en la satisfacción de esta necesidad. Aun sin incidir directa-
mente sobre las estructuras físicas más directamente implicadas (hueso, músculo, cartílagos).
De la misma forma deben ser valorados los tiempos y formas que el anciano dedica al descanso/reposo.
Dimensión social/situacional
Dentro de la dimensión social y/o situacional podemos destacar el entorno físico donde el an-
ciano desarrolla sus AVD. Las condiciones de la vivienda, como puede ser el pavimento en mal es-
212
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
tado, faltas de puntos de luz o excesivo mobiliario que dificulta la deambulación del anciano y las
barreras arquitectónicas de su entorno más cercano –pisos sin ascensor, aceras deterioradas, falta de
pasos de cebra...–, actúan en la posibilidad de satisfacción de esta necesidad.
Igualmente, el fenómeno de la jubilación –más significativo en los ancianos– y el cambio de acti-
vidad en el mantenimiento del hogar –más usual en las ancianas– por la salida de los hijos del hogar,
modifican y en ocasiones reducen la práctica de movimiento en el colectivo de los ancianos. En
este caso este fenómeno social que se caracteriza por una menor demanda de responsabilidades
hacia la sociedad –trabajo remunerado– o hacia el propio núcleo familiar –cuidado de los hijos–
actúa como falta de motivación para seguir siendo activos.
El cambio sistemático de vivienda que sufren algunos ancianos, en aquellos casos en los que los
hijos se reparten la responsabilidad de los cuidados de sus padres, puede ser también un factor social
que actúe negativamente en la satisfacción de la necesidad de movimiento. El individuo para dar
respuesta a las AVD suele automatizar muchas de las respuestas. Esta capacidad de automatización
está íntimamente unida a la adaptación que tiene respecto al entorno físico y a las posibilidades de
repetición de esas actividades en las mismas condiciones. Es evidente que el cambio sistemático de
vivienda no permite esta adaptación y su consecuente automatización en el anciano. Como efecto re-
bote el anciano puede tender a la inactividad lo cual provoca de forma progresiva un mayor acelera-
miento en los procesos degenerativos que pueden presentar las estructuras en el organismo anciano.
También la satisfacción de la necesidad de ocio aparece dentro de la dimensión social como un
aspecto fundamental que no se puede olvidar respecto a las capacidad de movimiento en el anciano.
Muchas de las actividades de ocio del anciano se corresponden con la actividad física. Dar contenido
a los tiempos de ocios que actúen de forma preventiva en el sistema osteoarticular es importante.
Las condiciones climáticas condicionarán las posibilidades de actividades al aire libre que tan necesaria
son para el buen funcionamiento del sistema osteoarticular como para el área motivacional o emocional.
Dimensión psicológica
La confianza en uno mismo, una autopercepción positiva de la imagen corporal, una buena
capacidad de control o reducción del estrés son aspectos del área psicológica que se garantizan
con una alta satisfacción de la necesidad de movimiento.
Situaciones de ansiedad, soledad, hábito sedentario y desconocimiento de la importancia de la activi-
dad física sobre la calidad de vida, actúan como factores de riesgo importante respecto a la actividad física.
213
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
214
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Dimensión social/situacional
La falta de actividad recreativa asociada a cierto desgaste moderado de energía es un factor
de riesgo en la alteración de la necesidad de sueño. Aquellas personas ancianas que permanecen
mucho tiempo sedentarios, dependientes del televisor y confunden tiempos o periodos de sueño
ligero y vigilia no determinando periodos concretos para el descanso y para la actividad presenta-
rán más dificultades para un ritmo de sueño adecuado.
Características de la vivienda, cambios sistemáticos de la misma, condiciones de los elementos
y áreas de descanso (camas, roperos, ruidos, luz...) son aspectos que facilitan la interrupción del
sueño en el anciano ya que el anciano sólo necesita un pequeño estímulo para salir de la fase de
sueño en la que se encuentra.
Dimensión psicológica
Dentro de la dimensión psicológica posiblemente sea la ansiedad y la depresión las causas que
pueden alterar un buen patrón del sueño en el anciano.
La ansiedad que en un momento determinado puede provocar en el anciano la incapacidad
para adaptarse al entorno o a una nueva situación –pérdida del cónyuge o cambio de vivien-
da–. Se corresponde habitualmente con manifestaciones de insatisfacción respecto al sueño y
el descanso.
Cambios en la rutina diaria del anciano son, igualmente, motivos de alteración del ritmo del sueño.
insatisfacción respecto al descanso, se muestra irritable, fatigado y con poca energía para la realiza-
ción de las actividades de la vida diaria. Manifiesta no conocer las condiciones que debe reunir para
posibilitar un buen descanso –condiciones de la habitación, de cama, ritos...–.
Dimensión social/situacional
Los aspectos a los que aquí se hacen referencia son las condiciones de la vivienda en cuento
a la temperatura, las posibilidades económicas, la climatología, las normas sociales respecto a las
formas de vestir, etc.
Igualmente, la diferenciación entre las formas de vestir que presentan los hombres y las muje-
res dentro de una perspectiva de género.
216
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Dimensión psicológica
Dentro de esta dimensión, los parámetros más significativos que hay que tener en cuenta son
posiblemente los que están relacionados con:
– El valor social que el grupo le da a las formas de vestir.
– El conocimiento que el anciano tiene de sus cambios biofisiológicos y sus necesidades res-
pecto al tipo de ropa más adecuado.
– Y desarrollo de una adecuada autoestima en relación con una buena imagen corporal.
Dimensión física/biológica
Comportamientos del anciano tales como realizar:
– Un aporte calórico adecuado.
– Una correcta eliminación.
– Una actividad física moderada.
– Un sueño y descanso reparadores.
– Una higiene con los medios adecuados.
... contribuyen al mantenimiento de una temperatura corporal correcta.
Dimensión social/situacional
Aspectos tales como:
– El entorno ambiental, cercano y habitual, donde transcurre la vida del anciano.
– El conocer y disponer de medios para combatir el exceso de calor y/o frío: ropa adecuada,
calefacción, refrigeración...
– Actividades recreativas moderadas.
– Las creencias, cultura y aspectos económicos influyen en la elección y el uso de ropas.
Dimensión psicológica
Trastornos emocionales del tipo de la ansiedad o la depresión pueden influenciar incrementan-
do o disminuyendo respectivamente la temperatura corporal.
Dimensión físico/biológica
– La perdida de elasticidad y deshidratación cutáneas la hacen más vulnerable.
– Las uñas se vuelven frágiles y duras.
– La reducción de la movilidad (la actividad física favorece la circulación y al facilitar la elimi-
nación de residuos por la piel, ayuda a mantenerla limpia; se precisa poder ejecutar deter-
minados movimientos específicos para realizar los actos de la higiene).
219
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– La ingesta de líquidos.
– Problemas relacionados con otras necesidades: eliminación, déficits visuales...
Dimensión psicológica
– El estado emocional influye decisivamente en el mantenimiento de la presencia física.
– El estado mental y la posibilidad de llevar a cabo actividades de psicomotricidad fina.
– El pudor.
Dimensión social/situacional
– La cultura, los valores y la educación recibida modula la importancia que se da a la higiene.
– El entorno ambiental donde hayan de realizarse los actos de la higiene: diseño arquitectó-
nico, las instalaciones, las características, la temperatura...
– El poder contar con los útiles necesarios y adecuados para llevarla a cabo (factores econó-
micos o de aislamiento social pueden influir).
Dimensión social/situacional
Condiciones de la vivienda –pavimento, alfombras, puntos de luz, temperatura, grado de
humedad...–, barreras arquitectónicas, recursos económicos para poder adaptar la vivienda son
aspectos que, de no controlarse, aumentan el riesgo de accidentes en el anciano y aumentan la
sensación de inseguridad.
Igualmente los cambios sistemáticos de domicilio u hospitalización pueden actuar como fac-
tores de riesgo.
Dimensión psicológica
Dentro de la dimensión psicológica posiblemente los parámetros más significativos a tener en
cuenta serán aquellos que están relacionados con:
– El valor que tiene para el anciano la seguridad y la necesidad de crear un entorno seguro.
– Capacidad cognitiva.
– Orientación temporo/espacial.
– Estado de alerta.
– Control de las situaciones de estrés.
221
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Dimensión física/biológica
El estado físico y la afectación que el proceso de envejecimiento haya originado en los diferen-
tes sistemas orgánicos: musculoesquelético, neurológico, sensorial, órganos de la fonación, geni-
tourinario... son hechos importantes a considerar en el mantenimiento de la independencia de esta
necesidad.
222
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Dimensión social/situacional
– El entorno y los recursos de que dispone, desde los factores climáticos a las posibilidades y
recursos existentes en su núcleo poblacional.
– El nivel cultural y social, así como las creencias y valores que rigen su comportamiento so-
cial y cultural.
– Los hábitos del grupo familiar y/o social al que pertenezca.
– Las disponibilidades económicas.
– Los cambios frecuentes de residencia.
Dimensión psicológica
– El mantenimiento de un adecuado nivel intelectual en sus diferentes facetas: memoria, jui-
cio, comprensión, creatividad...
– La personalidad previa en los aspectos referentes al intercambio de comunicación: motiva-
ción, habilidad, extro/introversión, capacidad de reacción...
– El estado emocional: estrés, ansiedad, depresión...
– Las experiencias vividas a lo largo de toda su vida.
– Su situación afectiva: pareja, amigos...
– Disfunción sexual.
– Alteración de los patrones de sexualidad.
– Afrontamiento individual inefectivo.
– Alteraciones sensoperceptivas.
– Desatención unilateral.
– Síndrome de deterioro en la interpretación del entorno
– Confusión aguda.
– Confusión crónica.
– Deterioro de la memoria.
Dimensión social/situacional
Posibilitar el encuentro del anciano con otras personas que participan de las mismas creencias
y valores hace que se sienta independiente. A veces, el dar respuesta a esta necesidad puede ser
un problema. La hospitalización o institucionalización en un Centro Geriátrico puede dificultar la
práctica de algunos ritos en cuanto al tipo o a la frecuencia de los mismos.
El cambio de un entorno rural al urbano debe ser valorado. Las costumbres y los valores de la
ciudad pueden suponer para el anciano un bloqueo que le impida una buena adaptación al nuevo
entorno, provocando sensación de desarraigo.
Dimensión psicológica
Poner de manifiesto, a los que le rodean, sus valores y creencias, exteriorizar su sentimiento re-
ligioso, su sentido de trascendencia, son aspectos del área psicológica que nos permiten identificar
el valor que tiene para el anciano esta necesidad.
Desde el punto de vista de capacidad psicológica, un buen estado mental hace que el anciano
pueda manifestar sus valores y, al mismo tiempo, sentirse inmerso en el grupo social con el que
vive, aunque éste no coincida con sus planteamientos. Es decir, es capaz de evolucionar con respec-
to a otros sin tener, por ello, que cambiar sus creencias.
Dimensión física/biológica
La capacidad física y la afectación que el proceso de envejecimiento haya originado en los dife-
rentes sistemas orgánicos: musculoesquelético, neurológico, sensorial... es un factor determinante
para mantener la independencia en este aspecto.
Dimensión social/situacional
– Los valores, la educación y preparación recibidas así como lo cultura del ocio.
– Las disponibilidades económicas.
– Los recursos comunitarios existentes en su núcleo poblacional.
– Los cambios de residencia.
Dimensión psicológica
– El estado emocional.
– Las pérdidas que suelen acompañar al envejecimiento.
– El autoconcepto y la autonomía para la autocrítica.
– El estado mental y la capacidad para realizar actividades que requieran de concentración y
de psicomotricidad fina.
Dimensión social/situacional
El recorrido cultural, nivel de instrucción y aprendizajes instrumentales que el anciano ha ad-
quirido a lo largo de su vida aparece como un antecedente que actuará como facilitador o limitador
de nuevos aprendizajes.
227
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
En la etapa de ancianidad, la convivencia del anciano con otras personas es importante, porque
lo mantiene inmerso en otras formas de vida y, por tanto, en otros conocimientos. El mismo valor
tiene el mantener relaciones sociales con el exterior.
En aquellos grupos de ancianos que están motivados para continuar el aprendizaje desde el sistema
formal, es imprescindible que existan en su contexto estructuras –centros de adultos, aulas universita-
rias para la tercera edad...– que posibiliten esta demanda del anciano. A veces, es el propio anciano el
que quiere ofrecer a la sociedad su conocimiento y al mismo tiempo adquirir nuevas experiencias de
otros grupos de población, para ello es necesario que existan espacios –Universidad, centros escolares,
asociaciones culturales...– que permitan este tipo de intercambios con la población anciana.
Dimensión psicológica
Un entorno estimulante desde el punto de vista intelectual es importante en relación con la ca-
pacidad de aprendizaje del anciano. Aspectos tales como: conversación con otras personas, tratar
temas actuales, relacionar los saberes del anciano con el conocimiento actual..., son prácticas que
facilitan la integración de nuevos conocimientos en el anciano.
Un buen estado anímico actúa como motivador para enfrentarse a nuevos conocimientos. También,
el valor y sentido práctico que el anciano le da a esos nuevos conocimientos deben ser tenidos en cuenta.
de que las personas mejoren su estilo de vida influye tanto en la salud como en la longevidad,
incluso cuando los cambios se hacen tarde en la vida. Además, la promoción de la salud implica
el desarrollo de conductas que mejoran la capacidad de funcionamiento del cuerpo y permiten al
individuo adaptarse a un entorno constante de evolución. La prevención de las enfermedades en-
traña actuaciones encaminadas a reducir o eliminar la exposición a riesgos que pudieran aumentar
las posibilidades de que un grupo contraiga enfermedad o sufra incapacidad o muerte prematura.
Hoy por hoy se presentan unas perspectivas halagüeñas para los ancianos, ya que aquellas perso-
nas que tengan más de 65 años pueden llegar a vivir otros diecisiete y el individuo que alcance los 85
podrá llegar a los noventa. Cuanto más tiempo viva una persona, más posibilidades tendrá de seguir
prolongando su vida. Pero desgraciadamente esa cantidad de tiempo adicional no se ha traducido en
calidad. Si se examina el asunto con más detenimiento se podría advertir que en el caso de las perso-
nas de 65 años sólo 12 de esos años adicionales tienen posibilidades de ser saludables.
Es un hecho probado que la mayoría de enfermedades que afectan a los ancianos obedecen
a su estilo de vida. Las principales causas de incapacidad y muerte en los mayores de 65 años son
las afecciones cardiacas, el cáncer y la apoplejía. Todas estas afecciones se han relacionado fuerte-
mente con el tabaquismo, la dieta pobre, la falta de ejercicio y el estrés. Además, con frecuencia, los
hábitos de vida motivan estas enfermedades o contribuyen a que se manifiesten.
Tradicionalmente, el sistema de asistencia sanitaria ha venido invirtiendo una cantidad despro-
porcionada de tiempo, energía y recursos en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades exis-
tentes. Sin embargo, en los últimos tiempos el sistema sanitario ha dedicado más atención a la pre-
vención de las enfermedades, y, aunque en menor medida, a la prevención destinada a los mayores.
El personal de enfermería ha estado a la cabeza de la reforma de la asistencia sanitaria para pedir
una reestructuración de estos servicios, intentando que así se alcance un mejor equilibrio entre la actual
orientación que existe en la sanidad dirigida hacia la enfermedad y la curación y un nuevo compromiso
encaminado al bienestar y la asistencia. Pero desgraciadamente para muchos enfermeros, los ancianos
no constituyen un sector de población que pueda beneficiarse de la promoción de la salud.
En su conjunto, los enfermeros han reconocido que ya no es válido definir la salud como la
carencia de la enfermedad y han aceptado una orientación más global. El principal objetivo de este
enfoque dirigido a promover la salud y prevenir las enfermedades es identificar los problemas de
salud que pueden mejorarse gracias a estos esfuerzos preventivos. Y los enfermeros gerontológicos
deberán dedicar todo su entusiasmo a perseguir dicho objetivo. El momento es el adecuado y el
ambiente es el propicio.
físico, y si afecta a la salud física que se siga una dieta equilibrada, se practique un programa regular
de ejercicios y exista un descanso adecuado. Tanto para investigadores como para paciente, en
ambos casos la respuesta es afirmativa.
Se podría hablar de dos estilos de conductas sanas. Las conductas dirigidas a la promoción de
la salud son proactivas e intentan realzar un estado de salud sano de partida y expandir el potencial
de salud. Las conductas preventivas o protectoras de la salud se dirigen hacia una enfermedad es-
pecífica y con frecuencia constituyen una respuesta a una amenaza percibida para la salud.
Los principales aspectos preventivos a tener en cuenta son:
Ejercicio
A medida que se envejece, el ejercicio ayuda a mantener y realzar la capacidad funcional. Desde
un punto de vista fisiológico tiene un efecto demostrado en la reducción del deterioro de los sis-
temas respiratorio, cardiovascular y musculoesquelético. Se ha demostrado que entre los factores
que mejoran el buen estado funcional se incluyen la resistencia cardiorrespiratoria, la fuerza y la
resistencia muscular, la agilidad, la flexibilidad y el equilibrio. Las ventajas psicológicas para quienes
practican ejercicio son: reducción del estrés, aumento del sueño, una disposición de ánimo positi-
va, mejora de la propia imagen y mejor funcionamiento cognitivo.
Debe realizarse un reconocimiento detallado de la persona antes de prescribir el ejercicio. Una
evaluación del estado físico debería determinar si el individuo tiene problemas de salud que con-
traindiquen el ejercicio.
Las conductas que se recomienda seguir para promover la salud incluyen la práctica de ejerci-
cios aeróbicos, que son aquellos que utilizan los grandes grupos musculares para realizar ejercicios
como la natación, los paseos rápidos y el ciclismo. La prescripción del ejercicio abarca períodos de
tres días semanales durante un tiempo de veinte a treinta minutos. Este ritmo puede ser demasiado
rápido para algunos ancianos y se recomendará en estos casos un ritmo más moderado.
Nutrición
Si se mantiene una conducta alimenticia adecuada a lo largo de la existencia puede aumen-
tar la esperanza de vida. Las personas de más riesgo son aquellas que viven solas en casas de
vecindad o en zonas rurales, las mujeres, los alcohólicos o aquellos que cuentan con ingresos
escasos.
La buena orientación nutricional debería concentrarse en mantener una cantidad adecuada de
energía seleccionando los alimentos que tengan una alta densidad de nutrientes. Los programas
nutricionales deben tener como objetivo los grupos de población más vulnerables, como mujeres,
personas mayores de 85 años, las que tienen mala salud, las que siguen una dieta y las persona que
carecen de recursos económicos necesarios para su alimentación.
Entre las conductas que están dirigidas a promover la salud se incluye el hecho de asegurarse
de que la cantidad de calorías se adapte a la edad, nivel de actividad y a la disminución del ritmo
metabólico y de la masa muscular.
Entre las conductas encaminadas a proteger la salud está el hecho de mantener, ganar o reducir
peso según lo necesite la persona. Con el incremento del peso aumenta el riesgo de sufrir afeccio-
nes cardiacas y diabetes y se recargan las articulaciones. El fenómeno contrario aumenta el riesgo
de fractura de cadera.
230
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Por otra parte, el uso de fármacos aumenta el riesgo de interacción entre el alimento y la dro-
ga. Los fármacos pueden alterar el apetito así como el gusto y el olfato y provocar de esta manera
efectos gastrointestinales secundarios.
La mala salud bucal tiene un profundo impacto sobre la nutrición, y la ingesta tiene una fuerte
influencia sobre la salud dental. Para masticar bien se requiere una buena dentadura. Las dietas
ricas en carbohidratos pegajosos y fermentables aumentan el riesgo de caries dental.
El sueño
El sueño es un proceso regenerador, un período en que las células crecen y se regeneran. Sin
embargo, poco se sabe sobre los beneficios que reporta aunque sí se conozcan las consecuencias
que provoca la falta de sueño. Su carencia produce más irritabilidad, se intensifica la sensibilidad de
dolor, disminuye el estado de alerta durante el día y aumenta el sopor.
Casi la mitad de los ancianos tienen problemas de sueño. El insomnio suele ser lo más frecuente
y comprende la dificultad para quedarse dormido, para mantener el sueño o bien sucede que la
persona se despierta demasiado temprano.
Las conductas que promueven la salud consisten en mantener hábitos y rutinas regulares.
Favorece el sueño el hecho de que el anciano se acueste y se levante siempre a la misma hora, si la
persona realiza actividades rutinarias antes de dormir, consigue dormir más, así como si se encuen-
tra en un entorno cálido y tranquilo y dispone de una cama confortable.
perspectiva y unos objetivos en la vida más amplios. El trabajo creativo, las creencias religiosas, la
identificación con la naturaleza, cuidar de los demás o dejar un legado en forma de herederos o de
documentos pueden ayudar a trascender los límites físicos. Se deberá animar a los paciente a que
practiquen la meditación, la autorreflexión, la visualización, las prácticas religiosas, etc.
La rememoración se incluye dentro de las conductas que tienen como objetivo proteger la
salud, ya que los recuerdos pueden facilitar el proceso curativo.
La sociedad actual hasta hace poco valoraba al anciano poco y no existían especialidades que
trabajaran y se dedicaran a mejorar su calidad de vida y que se preocuparan por su situación; hoy
día se fomenta, por todos los medios posibles, la calidad de vida de este grupo de edad.
Entre las posibles causas que originan la situación de aislamiento y soledad nos encontramos con:
Las formas de contacto y ayuda más frecuentes, según ciertas investigaciones, muestran los
siguientes aspectos:
– Los padres suelen acompañar a comprar, cuidan de los hijos y dan consejos.
– Los hijos suelen preocuparse por el bienestar físico de sus padres, atendiendo los trabajos
domésticos de sus viviendas y realizándoles gestiones en las calles.
A pesar de lo anterior, sigue existiendo cierto grado de alejamiento entre padres e hijos de
forma manifiesta, sobre todo al llegar a ciertas edades.
La mayoría de las veces la convivencia se produce en casas separadas, pero cuando por alguna
razón deben convivir juntos, como en el caso de enfermedad, economía deficiente, etc., suelen ma-
nifestarse ciertas dificultades, sobre todo en la pérdida de vida privada y libertad para ambas partes.
Algunos de los factores que han afectado a la estructura de la familia y su forma han sido entre
otros: el desarrollo industrial, el abandono del campo, el menor número de hijos, el cambio del pa-
pel de la mujer en la sociedad, las características de las viviendas, la menor influencia religiosa, etc.
Cuando viven ambos cónyuges desean vivir en su domicilio, y las demandas cara a la familia
suelen ser de apoyo afectivo: visitas, vacaciones, acompañamiento a médicos, etc. Si uno de los
cónyuges fallece, a veces el que queda quiere continuar viviendo solo, pero otras se va con su fami-
lia, aunque les preocupe ser una carga para sus hijos. Cada vez está más extendida la denominada
«intimidad a distancia», que permite el apoyo de la familia, existiendo una adecuada interconexión
con ellos pero viviendo solos, cada uno en su hogar.
Muchas de las funciones dentro de la familia que antes eran realizadas por los abuelos, han
comenzado a llevarse a cabo por otras instancias como la escuela, la televisión, etc.
Los ancianos no pueden ser cuidados por los miembros de la familia, ya que ambos trabajan,
y se fomenta el trasiego del anciano de casa en casa de sus hijos o a veces la institucionalización
directa.
Pertenencia al medio rural/medio urbano
Otro de los factores esclarecedores de la concepción que sobre la ancianidad tenemos los su-
jetos y que determina cómo se les cuida, es la idea que tienen los sujetos que viven en el medio
rural y los del medio urbano; son varios los diferentes aspectos que tienen unos y otros a tener en
cuenta:
Los del medio rural:
– Existe más comunicación entre las personas.
– Más contacto con la familia.
– Más relación social.
– Jubilación progresiva.
– Más tiempo libre unido al trabajo.
– Viviendas más adaptadas y grandes.
Los del medio urbano:
– Hay más distancia con la familia.
– Menos comunicación entre las personas.
235
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Entre los cuidados que se deben planificar para mantener al sujeto en el mejor estado posible,
y aliviar en lo posible los déficit psicosociales, hay que tener en cuenta:
a) Mantener una correcta interconexión entre los miembros del equipo terapéutico:
Enfermera/o – Auxiliar de Enfermería – Geriatra – Trabajador Social – Otros profesionales
según necesidades específicas del anciano.
Si por alguna razón el equipo no existiese o no se relacionara correctamente, podríamos
encontrarnos con serios vacíos de asistencia, y podrían llegarse a duplicar los esfuerzos
para al final no conseguir nada.
Se deben saber cuáles son las funciones y tareas de cada cual, pero lo más importante es
intentar que estos profesionales y la familia mantengan siempre una comunicación fluida.
De cualquier forma, en muchos casos, el descubrimiento de ciertos problemas de los an-
cianos es realizado como un hallazgo clínico por cualquier profesional del equipo, pero la
solución del mismo es realizada por alguno de los especialistas en geriatría.
b) Desarrollar una correcta información a los familiares y otras personas de referencia del an-
ciano (= voluntariado), ya que colaboran estrechamente en sus cuidados y en la prevención de
ciertos problemas: actividades de Educación Sanitaria reglada.
Actualmente está demostrado que los denominados cuidadores informales realizan gran
cantidad de los cuidados prestados al anciano en el hogar, por lo que un buen adiestra-
miento por parte del personal especializado en cuidados geriátricos ayuda a que la calidad
de vida y recuperación en muchos ancianos sea más eficaz, permitiendo un número menor
de ingresos en instituciones.
Interesa que estén sensibilizados sobre todos los aspectos psicosociales que conforman la
vida del anciano, entre los que se encuentran los problemas de aislamiento y soledad, no
insistiendo únicamente en los determinantes físicos de este periodo evolutivo de la vida.
c) Fomentar el apoyo emocional al grupo de los ancianos, de manera que se les aporte se-
guridad, aceptación y ánimo, con lo que podrán desarrollar un mejor nivel relacional con el
contexto que les rodea.
De esta forma muchos de los sentimientos negativos que aparecen en ese momento de la vida
pueden ser solventados por ellos mismos si se sienten respaldados, sin sobreprotección innece-
saria, manteniendo su grado natural de autonomía vital.
Vigilar la aparición de sintomatología depresiva y/o ansiosa y fomentar siempre la expre-
sión verbal de ideas y sentimientos.
Enseñarles técnicas de autorrelajación, pues pueden serles de mucha utilidad en ciertas
situaciones estresantes.
d) Potenciar su autoestima, ya que aumenta la valoración que tiene sobre sí mismo, lo que le
permite sentirse capaz de realizar actividades diversas.
Hay que intentar que identifique sus aspectos positivos y los que debe de seguir realizando,
evitar la simple crítica negativa, ayudándole en los posibles déficit que posea, teniendo
siempre en cuenta que al ganar en años también se gana en experiencia y en cierta lenti-
tud, ya que se es mucho más cauteloso.
Es importante que el anciano siga manteniendo un nivel de actividad básico, tanto en
el mantenimiento de sus autocuidados primarios (= alimentación, higiene, vestido, etc.),
como en ciertas actividades que deberán realizar, aunque sean mínimas.
239
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
e) Estimular a que tenga un buen nivel de comunicación con los sujetos que le rodean, para
que de esta forma se pueda obtener información de lo que le está ocurriendo en todo mo-
mento, así como intentar una acertada retroalimentación de los logros que va consiguiendo.
Hay que integrar a los ancianos en círculos activos de la sociedad, para que se sientan llenos
de vida y coexistan con las distintas generaciones.
f ) Desarrollar adecuados cauces de conexión del anciano con los recursos sociosanitarios
del entorno, teniendo en cuenta que muchos no tienen más remedio que vivir solos, siem-
pre es importante explorar qué recursos tiene cerca de su hogar, pues no todos desean vivir
en una institución, ya que tienen su propia residencia.
Existen formas novedosas de acercar al anciano a la institución; deben explorarse formas electró-
nicas actuales, como la telefonía móvil, los buscapersonas, la red internet, la teleasistencia, etc.
Asimismo, son importantes los servicios de ayuda a domicilio, los cuales pueden cubrir cier-
tas actividades que son algo costosas para este grupo de edad (= reparaciones, lavandería,
compras, etc.) y que podría ser cubiertas con este sistema, lo que posibilitaría también que
el anciano permaneciera en su casa el mayor tiempo posible; es un servicio en ocasiones
público y otras creado por empresas.
En el caso de que vivan con algún familiar de referencia y/u otras personas que hagan las
veces, habrá que explicárseles cómo conectar de forma fácil, ante cualquier urgencia.
El Estado debe mantener una estrecha vigilancia de las condiciones en las que se encuen-
tran las residencias privadas y/o públicas, así como otros servicios, debiendo cumplir escru-
pulosamente con las normativas legales vigentes.
Entre los servicios sociales comunitarios que se ofertan con mayor frecuencia para este
grupo de edad se encuentran:
– Servicios educativos, que prestan una labor encomiable para subsanar aquellos déficit
de conocimientos de los ancianos y sus familias.
– Hogares y clubes: de carácter lúdico esencialmente, sirven para intentar ocupar el tiem-
po libre de los ancianos, permitiendo un lugar para la conexión social.
– Centros de día: son servicios sociales especializados, no residenciales, en los cuales se
cubren algunos problemas sociales y ciertos condicionantes funcionales y/o mentales,
realizando una atención preventiva y rehabilitadora en régimen abierto y diurno.
– Servicio de ayuda a domicilio.
– Teleasistencia domiciliaria: permite a las personas que pasan mucho tiempo solas en
sus hogares continuar en esa situación. Se realiza por un sistema de telecomunicación
bidireccional, manos libres, que permite conectar al individuo con un centro, en el que
existe personal especializado en temas asistenciales, los cuales pueden ayudarles en
situaciones de necesidad.
– Adaptaciones de viviendas: intentar mejorar el hogar del anciano para que pueda man-
tenerse en el mismo, evitando cualquier tipo de barrera que le imposibilite realizar sus
autocuidados.
– Residencias: son centros de atención integral de 24 horas, para una estancia completa
del anciano en régimen de internado. Están dirigidas para aquellos que no pueden per-
manecer en su hogar solos por el estado en el que se encuentran. De puertas abiertas
a la comunidad, deben permitir una calidad de vida digna a las personas que viven en
240
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
6.2. Inactividad
La inactividad o inmovilismo afecta al mayor y su entorno condicionando su calidad de vida,
aumentando la morbimortalidad, afectando al entorno familiar, es responsable de un importante
coste económico y social, y con frecuencia el anciano con síndrome de inmovilidad termina ingre-
sado en una institución.
Este síndrome no está considerado como una entidad clínica independiente y todavía es igno-
rada por un importante número de profesionales. Por lo cual está mal definido y se confunde con
otros términos como deterioro funcional o incapacidad.
La inmovilidad se define como la disminución o interrupción de la capacidad para desem-
peñar las actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras o también como la
incapacidad para desplazarse de forma independiente en su espacio vital.
El síndrome de inmovilidad nos habla de un deterioro funcional (pérdida de la capacidad de
movilización) por la presencia de cambios fisiopatológicos condicionados por la inactividad y el
desuso acompañante. Puede ser relativa si la persona anciana presenta cierta capacidad de movili-
dad o absoluta si la restricción es total.
El grado de inmovilidad va a depender del estado previo de la persona anciana, del tiempo que
permaneció inmovilizado, de las causas desencadenantes y de la patología crónica subyacente, por
lo que es prioritario detectar este síndrome tempranamente para prevenirlo o desencadenar las
intervenciones adecuadas para su reversión.
241
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Otra definición que se debe constatar a partir de la “atención domiciliaria a pacientes inmovili-
zados” es el concepto de paciente inmovilizado como las personas que pasan la mayor parte de
su tiempo en la cama (que sólo pueden abandonar con la ayuda de otras personas) y personas con
dificultad importante para desplazarse (que les impide salir de su domicilio, salvo casos excepcio-
nales), independientemente de la causa y que el tiempo previsible de duración de esta dificultad
sea superior a dos meses.
.../...
00047 Riesgo de deterioro de la integridad cutánea
R/c: Inmovilidad física, estar mojado.
Criterios de resultados: 1101 Integridad tisular: piel y membranas mucosas.
Intervenciones: 3540 Prevención UPP.
00062 Riesgo de cansancio del rol de cuidador
R/c: Cuidados numerosos, el cuidador desempeña roles que entran en competencia.
Criterios de resultados: 2210 Posible resistencia al cuidado familiar.
Intervenciones: 7040 Apoyo al cuidador principal. 7140 apoyo a la familia, 5240 asesoramiento.
00085 Deterioro de la movilidad fisca
R/c:
– Intolerancia a la actividad:
* Deterioro cognitivo.
* Mala forma física.
Criterios de resultados: 0208 Movilidad.
Intervenciones: 0840 Cambios de posición, 0846 Cambios de posición silla de ruedas.
00095 Insomnio
R/c: Deterioro del patrón del sueño normal, factores ambientales.
Criterios de resultados: 0004 Sueño.
Intervenciones: 1850 Mejorar el sueño.
00102 Déficit de autocuidado: alimentación
R/c: Deterioro cognitivo, deterioro muscular esquelético.
Criterios de resultados: 0303 Autocuidado: comer.
Intervenciones: 1803 Ayuda con los autocuidados: alimentación.
00108 Déficit de autocuidado: baño/higiene
R/c: Deterioro cognitivo, deterioro muscular esquelético.
Criterios de resultados: 0310 0301 Autocuidado: baño.
Intervenciones: 1801 Ayuda con los autocuidados: baño, higiene.
00109 Déficit de autocuidado: vestido/acicalamiento
R/c: Deterioro cognitivo, deterioro muscular esquelético.
Criterios de resultados: 0302 Autocuidado: vestirse.
Intervenciones: 1802 Ayuda con los autocuidados: vestir/arreglo personal.
00110 Déficit de autocuidado: uso del WC
R/c: Deterioro cognitivo, deterioro muscular esquelético.
Criterios de resultados: 0310 Autocuidado: uso del inodoro.
Intervenciones: 1804 Ayuda con los autocuidados: aseo.
00155 Riesgo de caídas
R/c: Camas altas, dificultades cognitivas e intentar quitarse las contenciones físicas.
Criterios de resultados: 1912 Caídas.
Intervenciones: 6490 Prevención de caídas.
Mala Iluminación
Falta de barandas
Cosas con las
que tropezar
Escalón roto
Alfombrilla
gastada
246
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Las medidas a llevar a cabo para prevenir la aparición de depresión en el anciano son:
– Intentar conseguir un aumento de la autoimagen y autoestima de estas personas. Esto se
puede intentar animándoles a que cuiden al máximo su imagen personal.
– Facilitar la expresión de posibles problemas que pueda tener adoptando un gesto de com-
prensión hacia esos problemas, pero sin ahondar en éstos repetitivamente.
– Evitar la tendencia al aislamiento patológico, ya que puede ser muy costoso para el enfer-
mo establecer relaciones interpersonales posteriores.
– Programar actividades que sean agradables a estas personas para aumentar su motivación.
– En sujetos que viven solos y aislados, debemos insistir en la necesidad de que se relacione
con otras personas.
– Si el anciano vive en un medio hostil o poco comprensivo, debemos aislar a este anciano de
ese ambiente que puede provocarle depresión o intentar un consenso de actividades en el
núcleo familiar.
– Buscar alternativas a las situaciones problemáticas que pueden surgir al anciano:
* La jubilación.
* La soledad.
* El fallecimiento del cónyuge.
* Enfermedad, etc.
Para ello se pueden realizar programas de educación y atención al anciano, ayudas a la familia, etc.
Los programas de salud deben ser individualizados y adaptados a cada anciano y sus
circunstancias.
Necesidades nutritivas
– Energía: Con el descenso del metabolismo basal y de la actividad física existe una disminu-
ción del gasto energético. Esta disminución del metabolismo basal se estima en un 2% por
década, por tanto, los requerimientos calóricos de las personas mayores han de ser deter-
minadas individualmente. La disminución de los requerimientos calóricos puede hacer dis-
minuir la ingesta de nutrientes esenciales, por esto se ha de recomendar reducir la ingesta
de grasas saturadas, hidratos de carbono simples, y aumentar los alimentos nutritivos como
cereales, frutas, verduras y carnes poco grasas.
248
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
Los cuidados bucales incluyen también los cuidados de la dentadura postiza que la mayoría
de los pacientes ancianos poseen. Estos cuidados están referidos también a otros aspectos como:
– Ayuda al paciente a adaptarse a la nueva dentadura, enseñándole a usar carrillos y lengua mien-
tras habla o come e informándole de la necesidad de tomar alimentos blandos y masticar bien.
– Enseñar al paciente a colocarse la dentadura, ejerciendo presión suave a ambos lados de la
cara e informándole de que si está húmeda se adaptará mejor.
– Enseñar al paciente a limpiar la prótesis dental:
* Cepillar la prótesis tras las comidas con un cepillo duro.
* Retirar la dentadura cada noche sumergiéndola en una solución de agua y zumo de limón.
* Guardar la dentadura en un lugar seguro cuando no la use.
– Lavar la cara, el cuello y las orejas con agua y jabón, aclarando y secando posteriormente.
– Cambiar el agua de la palangana y proceder al lavado del cuerpo.
2. El tórax:
– Doblar las sábanas y las mantas en acordeón hasta el pie de la cama.
– Verificar el estado del hule.
– Colocarle la manta de baño, retirándole previamente la ropa del tórax.
– Limpiar primero un hemitórax, es decir mano, brazo, axila y pecho derecho, insistiendo
en la axila y el pliegue mamario inferior. Secar.
– Repetir la misma operación en el otro hemitórax.
– Colocar al paciente de lado y lavar la espalda siguiendo el mismo procedimiento.
3. Extremidades:
– Se retira la ropa que las cubre y se lavan con agua y jabón incluyendo los pies.
– Se recortan las uñas al ras si es necesario.
– Si el paciente tiene protecciones en los talones, los pies se lavarán cada 2 o 3 días apro-
vechando el cambio de dichas protecciones. Se secarán muy bien los espacios interdi-
gitales y se pondrá crema hidratante o aceite de almendras por todo el pie, a no ser que
tenga algún tipo de úlcera, lo que hará que el cuidado de los pies lo realice la enfermera
encargada del paciente.
– Se le cambiará al paciente la ropa de la cama, tanto inferior como superior, como ya
hemos visto anteriormente, poniéndole finalmente un pijama o camisón.
– En el caso de que se tenga que levantar a un sillón se le vestirá más adecuadamente,
protegiendo los pies del frío y poniéndole ropa interior.
– El aseo de la boca se hace después del de todo el cuerpo, sentado en la cama o incorpo-
rado; si se va a levantar a un sillón se realizará ya sentado en él.
– Lo mismo ocurre con el peinado, colocándole una toalla por los hombros, desenredan-
do los cabellos con suavidad. Finalmente se limpia el peine de pelos y residuos.
– Cuando se hayan administrado todos estos cuidados se le debe preguntar si está có-
modo o necesita algo, recogiendo todos los utensilios, desperdicios y ropa utilizada,
dejándolo todo en perfecto orden.
4. El vientre y órganos genitales:
– Se cambia el agua de la palangana y se le coloca el orinal plano.
– No se debe de olvidar el hueco umbilical.
– Dejar al enfermo que actúe él solo si le es posible.
– Si es una mujer se enjabonará todo el periné con cuidado y separando los labios ma-
yores de los menores, procediendo posteriormente con una jarra al aclarado profu-
so con agua tibia, no debe quedar ninguna duda de que haya jabón en los pliegues.
Posteriormente se procede al secado minucioso insistiendo en los mismos pliegues,
pero en ningún momento restregando o produciendo daño.
253
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Si el paciente es varón, se retraerá hacia atrás la piel del prepucio y se limpiará con ex-
tremo cuidado el glande descubierto con una gasa impregnada en agua templada, se
secará con otra gasa limpia y seca, volviendo a recubrir el glande.
– La zona anal se lavará con agua jabonosa, aclarando y secando posteriormente.
254
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ANCIANO [[[[\
El calzado debe ser confortable, a la medida del pie, y estar fabricado con piel para no favorecer
la sudoración excesiva.
El aire libre y el sol son extraordinariamente beneficiosos, sin embargo hay que evitar el sol
excesivo y las corrientes de aire.
Con una higiene cuidadosa y diaria se puede conservar la piel en excelente estado, lo cual ayu-
dará en gran medida a mantener la salud, dada la gran importancia de la piel en el funcionamiento
general del cuerpo.
– Se puede realizar un programa para ayudar al paciente a controlar el patrón intestinal supri-
miendo los enemas o laxantes.
– Informar al paciente de que beber medio vaso de zumo de ciruela antes del almuerzo ayu-
da a controlar el patrón intestinal.
– Informar al paciente de la posición adecuada para defecar (posición sedente).
– Se pueden realizar masajes sobre el abdomen o decir al paciente que se incline hacia delan-
te para incrementar la presión intraabdominal.
– Elaborar una dieta adecuada al paciente.
– Estimular al paciente a ingerir de dos a tres litros de líquidos al día y a tomar frutas y verduras.
A pesar de que la incontinencia urinaria no es un trastorno propio del envejecimiento sí es
una de las situaciones más frecuentes. Por ello explicaremos los cuidados adecuados para mejorar
dicha alteración:
– Descartar que exista cualquier tipo de patología en el paciente.
– Facilitar al paciente el acceso al baño.
– El aseo debe disponer de medidas de seguridad (barandillas, etc.).
– Si el paciente está encamado, asegurarse de que tenga fácil acceso al timbre de llamada.
– Intentar recuperar los hábitos miccionales mediante ejercicios vesicales.
– Informarle de la necesidad de estar bien hidratado. Se debe intentar restringir la ingesta de
líquidos antes de acostarse.
– Valorar la posibilidad de usar pañales, contenedores urinarios, etc.
– Vigilar los signos y síntomas de infección.
8. Abordaje multidisciplinar
La descripción de un servicio asistencial en Geriatría pasa por fundamentar unas bases filo-
sóficas que deben dar contenido al modelo de asistencia que se pretende. La atención dirigida a
personas ancianas debe ser coordinada e interdisciplinaria. La atención debe estar coordinada con
el resto de recursos existentes en la comunidad, incluyendo la propia familia. Este tipo de atención
no es viable ni tiene una función correcta si aparece aislada y concéntrica a la institución; tiene, por
el contrario, que ser centrífuga, traspasando las paredes del centro para relacionarse con el resto de
la comunidad, tanto a nivel de usuarios como de profesionales.
8.1.1. Asistencial
Desarrollando las siguientes actividades:
1. Diagnósticas por medio de la valoración.
– Clínica.
– De las necesidades.
– Social.
– Psicológica.
– Relacional.
2. De tratamiento, estableciendo un plan de atención:
– Terapéutico.
– De cuidados de enfermería.
– De rehabilitación física y psíquica.
– De integración social y ocupacional.
3. Evaluadoras de los resultados asistenciales individualizados.
8.1.2. Administrativa
Mediante la participación en:
1. El control de calidad.
2. La propuesta de los equipamientos.
3. La propuesta de los materiales sanitarios y medicamentos.
8.1.3. Docente
1. Al usuario.
2. A la familia.
3. A la comunidad, básicamente para la prevención y preparación para la vejez.
4. A los profesionales y entre los profesionales.
8.1.4. Investigadora
Que permita al equipo avanzar, mejorar y crear expectativas en el desarrollo de programas en-
caminados a conseguir una mejor calidad de vida.
257
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
258
32
Valoración y cuidados de
enfermería en el enfermo
terminal. Cuidados de
enfermería en los principales
problemas. Dolor: Características
y escalas de medida. Duelo: Tipo
y manifestaciones. Apoyo al
cuidador principal y familia
1. Introducción
2. Bioética en cuidados paliativos
3. Valoración y cuidados de enfermería en el enfermo terminal
4. Cuidados de enfermería en los principales problemas
5. Vía subcutánea
6. Atención a la familia
7. Duelo
32
1. Introducción
Los Cuidados Paliativos (CP) constituyen un campo relativamente nuevo con el que buena par-
te de los profesionales del sistema sanitario no están familiarizados, pese a su enorme importancia.
Callahan nos recuerda en un artículo paradigmático de N Engl J Med, que los principales objetivos
de la medicina actual no son sólo diagnosticar y tratar enfermedades, sino también y en igualdad
de importancia, ayudar a morir en paz. Acompañar y ayudar a morir en paz a los enfermos es la
tarea que nos ocupa en el capítulo de CP.
El movimiento de los Cuidados Paliativos se inició en el Reino Unido durante los años sesenta y
setenta (Hospice) y se expandió al ámbito internacional. En la década de los años sesenta, fue Cecily
Saunders la primera en orientar su trabajo profesional hacia la búsqueda de soluciones específicas
para los requerimientos de los pacientes con enfermedad en situación terminal, revolucionando los
conceptos del tratamiento de estos pacientes, lo que dio origen a la filosofía y principios de lo que
hoy se conoce como Cuidados Paliativos. No solo centró sus estudios en el control del dolor sino
que planteó el concepto de dolor total, incluyendo elementos sociales, emocionales y espirituales.
En cuidados paliativos es clave la atención domiciliaria, que permite una mejor calidad de vida
al paciente en el proceso de morir con dignidad, atendido por su familia y seres queridos en el
ámbito de la comunidad (siempre que se den las condiciones necesarias o sea posible crearlas y el
paciente así lo desee).
Es en el propio domicilio de los pacientes donde se presta la gran mayoría de los cuidados
paliativos. Incluso cuando el paciente fallece en una institución, usualmente ha recibido durante
un largo período cuidados paliativos en domicilio. Esto tiene una importancia crucial para la plani-
ficación de la oferta de servicios de CP.
La atención domiciliaria estará basada en la Atención Primaria (AP), con o sin el apoyo de los
recursos específicos de CP, según la complejidad de cada caso, y la coordinación entre niveles.
Por su carácter universal, la AP puede hacer llegar a todos los ciudadanos, sin discriminación,
unos CP de nivel básico.
263
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
2. La unidad a tratar son el enfermo y su familia, que también requerirá medidas de soporte
emocional e instrucciones, especialmente en la atención domiciliaria.
3. La promoción de la autonomía y dignidad del paciente debe regir todo el plan diagnóstico
y terapéutico.
4. Requiere una actitud terapéutica activa ante lo dinámico y cambiante de la situación, que
incluirá medidas rehabilitadoras (frente al tópico «ya no hay nada que hacer»).
5. El ambiente y la comodidad del paciente adquiere una especial importancia. Procuraremos
que sea de respeto, comunicación y soporte. El lugar ideal es el domicilio mientras sea
posible. Esto requiere adoptar medidas especiales en la familia, en el equipo de Atención
Primaria y en el sistema sanitario de cara a la organización de los cuidados paliativos.
5. Colaboración. El enfermero debe colaborar con el resto del equipo terapéutico (familia,
trabajador social, médico, psicólogo, voluntariado, etc.). Además, como ya antes se ha ex-
plicado, debe crear un clima de confianza enlazando al individuo con el medio (planta, con-
sultas externas o domicilio) y con su familia.
6. Evaluación. La evaluación llevada a cabo será la de los siguientes puntos: resultados del
control del síntoma, del alcance o no del clima de confianza y, de la correcta realización del
Plan. Es conveniente recordar que el principal objetivo de los cuidados será siempre mejo-
rar la calidad de vida, independientemente de quién y de dónde se realicen.
Los cuidados de confort son todos aquellos que cubren el bienestar físico y moral del enfermo.
Como hemos ido viendo a lo largo del tema, los cuidados al paciente terminal se sustentan bajo la
base de su dignidad, su independencia y la participación en su proceso.
267
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Úlcera cancerosa o maligna: son lesiones neoplásicas externas. Nuestro objetivo es, sobre
todo, paliar el dolor y el mal olor (son difíciles de tratar). No están indicados los apósitos
comerciales (parches):
* En las lesiones con mal olor, el tratamiento de elección es el metronidazol. También
pueden ser útiles las gasas de carbón activado al atraer las moléculas responsables del
mal olor.
* Lesiones de laringe y otras zonas de vías respiratorias altas que provoquen halitosis: la
aerosolterapia con metronidazol combate la halitosis. En heridas dolorosas se aplican
gasas impregnadas en lidocaína viscosa al 2%.
* En las úlceras con tendencia al sangrado pueden ser útiles los agentes antifibrinolíticos
tanto por vía oral como local (ácido aminocaproico). Si el tumor sangra en el momento
de la cura, colocar apósitos de alginato cálcico que facilitan la coagulación o gasas em-
papadas con adrenalina al 1/1000 o agua oxigenada de 10 volúmenes al 3%.
– Úlcera por presión: es fundamental la prevención: higiene correcta evitando la humedad
de la piel, hidratación de la piel, sábana bajera limpia y sin arrugas, entremetida para cam-
bios posturales, protección en las zonas de presión, colchón antiescaras, cuando esté in-
dicado, dieta rica en proteínas, cambios posturales cada dos horas (cuando el estado del
paciente se vaya deteriorando y con el objetivo de proporcionar comodidad al paciente, los
cambios posturales se irán espaciando y las curas serán sólo paliativas –evitar el mal olor,
dolor…–).
3.2.3. Alimentación
La anorexia es un síntoma muy frecuente en el paciente en situación terminal. Nuestro primer
objetivo será tranquilizar y disminuir la ansiedad que la falta de apetito provoca en el paciente y,
sobretodo, en la familia.
Consejos útiles: fraccionar la dieta en cinco o seis tomas al día (más veces, menos cantidad), no
presionar o agobiar al paciente con la comida, intentar adaptarse al “gusto” del paciente, presentar
la comida de forma atractiva (la comida entra por los ojos), usar platos grandes con poca comida e
intentar que la comida se produzca en un entorno agradable y familiar para el paciente.
“Lo que quiera, cuando quiera, como quiera y cuanto quiera”.
3.2.4. Deshidratación
La astenia y la debilidad muscular se asocian a una disminución de la ingesta de líquidos, lo que
conduce a una deshidratación lenta y a un descenso del débito urinario. Se instará a la familia que
le facilite la ingesta de agua, caldo, infusiones, etc., para mantenerlo hidratado.
En algunas ocasiones por las dificultades en la ingesta oral por vómitos, el déficit en la deglu-
ción y la alteración de la conciencia, se recomienda la utilización excepcional de la vía subcutánea
o hipodermoclisis.
Cuando se aproxima el final, en los últimos días, no es aconsejable la hidratación. El propio
organismo se prepara para la muerte rechazando alimentos y líquidos, situación que se vive con
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
mucha angustia por parte de los familiares. Ante la deshidratación en la fase agónica, es importante
explicar a la familia:
– Que el darle líquidos puede aumentar el malestar del enfermo. Si la familia insiste, mejor
hidratar por vía subcutánea, que derivar al paciente al hospital.
3.2.5. Estreñimiento
Es un síntoma muy frecuente. La causa más común es el uso de opioides. Es importante conocer
el ritmo intestinal del paciente e instaurar medidas preventivas.
Cuidados:
– La evacuación ha de ser diaria (si éste era el ritmo habitual del paciente). Se tratará de evitar
que el periodo sin defecar sea superior a 3 días.
– Proporcionar una posición y ambiente agradable y relajado a la hora de las comidas. Educar
a la familia en la forma de cocinar y administrar los alimentos.
– Buscar causas como estreñimiento, fecalomas, obstrucción intestinal, medicación o trastor-
nos metabólicos y tomar medidas para solucionarlas.
– Cuando aparezcan náuseas o vómitos poner dieta absoluta, líquida o blanda, según proce-
da. Comenzar la tolerancia de nuevo con infusiones relajantes, caldos, bebidas isotónicas...
– En el momento del vómito, colocar al paciente en decúbito lateral, tranquilizarlo y hacerle
sentir que estamos a su lado. Explicar a la familia.
270
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
3.2.7. Disnea
Cuidados:
atentos a cualquier manifestación del enfermo. Para ello es importante una actitud adecua-
da por parte de los profesionales que extreme una correcta observación y comunicación
con la unidad paciente /familia.
h) Dar instrucciones correctas y completas sobre el tratamiento: detallar muy bien los medi-
camentos que tiene que tomar el enfermo, con qué intervalos, vía de administración, si los
puede tomar con las comidas, medicación pautada y de rescate. También es importante
que el enfermo sepa para qué sirve cada medicamento, aquellos que no se pueden triturar
ni disolver, efectos secundarios...
i) En los síntomas constantes, evitar medicación “a demanda”: algunos síntomas en estos en-
fermos son permanentes. En estos casos los medicamentos habrá que darlos de forma fija,
nunca a demanda para evitar la aparición del síntoma (dolor, vómitos, estreñimiento...).
j) Evaluación constante del tratamiento: es difícil conocer de antemano la dosis de medi-
camento que va a necesitar cada paciente, la respuesta individual y efectos secundarios.
Además los síntomas son multifactoriales y cambiantes, lo que requiere una permanente
actualización del tratamiento.
k) No limitar los tratamientos al uso de fármacos: existen otras medidas como el posible be-
neficio de la aplicación de calor, frío, masajes, dieta, terapia ocupacional, rehabilitación,
relajación...
l) Simplificar en lo posible el tratamiento: está demostrado que a mayor número de to-
mas de medicamentos que el enfermo debe seguir, menor es el grado de cumplimiento.
Intentaremos quitar los que actualmente ya no sean necesarios aunque el enfermo lleve
tomándolos mucho tiempo, razonándole adecuadamente al enfermo esta decisión.
m) Considerar el beneficio/riesgo para el paciente en toda indicación diagnóstica y terapéuti-
ca, para conseguir el mejor control con la menor yatrogenia posible en los plazos óptimos.
Se evitarán técnicas diagnósticas cuyos resultados no vayan a modificar la estrategia del
tratamiento y puedan retrasarla.
A pesar de la dificultad para cuantificar el dolor, es preciso realizarla previo al inicio del trata-
miento. Las valoraciones sucesivas en las diferentes etapas de la enfermedad nos ayudarán a eva-
luar mejor su efectividad. Los métodos de valoración del dolor se dividen en objetivos y subjetivos:
Cuestionarios
Los métodos descritos hasta ahora nos hacen mención sólo de la intensidad, sin valorar aspec-
tos muy importantes (incapacidad, alteración de la afectividad, etc.). Hablaremos principalmente
de dos cuestionarios:
– Cuestionario de McGill: es el más reconocido y usado en las clínicas del dolor. Se emplea
fundamentalmente en el dolor crónico. Consiste en presentar al paciente una serie de pala-
bras agrupadas que describen las dos dimensiones que integran la experiencia dolorosa: la
sensorial y la afectiva, junto con una vertiente evaluativa.
274
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
Encontramos 78 adjetivos de dolor en 20 grupos distintos que reflejan las dimensiones an-
tes mencionadas.
– Cuestionario de Lattinen: es más limitado que el de McGill pero con la ventaja de su fácil
entendimiento y rápida realización. Contempla varios apartados: intensidad del dolor, inca-
pacidad, frecuencia del dolor, cantidad de analgésicos que precisa y distorsión del sueño.
La puntuación máxima es 20 y es de mucha utilidad cuando se valora el tratamiento realiza-
do (ante una igualdad de la intensidad, con mejoría del sueño y disminución de la frecuen-
cia, el paciente mejora).
Aumenta Disminuye
Insomnio Sueño
Miedo Descenso de la ansiedad
Depresión Empatía
Ambiente poco confortable Comprensión
Vejez Aumento de la autoestima
Escasa autoestima Ocio
Factores que modifican el dolor
El primer escalón (AINE) y el segundo (opioides débiles), lo forman medicamentos que tienen
dosis techo, esto es, por encima de las cuales no aumenta la analgesia y sí los efectos secundarios,
por lo que se debe cambiar al siguiente escalón si hemos alcanzado dichas dosis. En el tercer esca-
lón (opioides mayores) no hay techo.
Al subir al segundo escalón se pueden asociar fármacos del primero y coadyuvantes, que tam-
bién se pueden añadir a los de tercer escalón. Está contraindicada la asociación de fármacos del se-
gundo y tercer escalón, que compiten por los mismos receptores de opiáceos, restándose potencia
y aumentando toxicidad.
Atención a los tópicos respecto a la morfina: no tiene techo terapéutico. Si aparece tolerancia
no habrá obstáculo para aumentar las dosis. Difícilmente provocará depresión respiratoria si se usa
para combatir el dolor (que es un estímulo fuertemente antagonista de la depresión respiratoria
por opiáceos). La incidencia de dependencia a opiáceos tras una indicación médica para aliviar un
dolor intenso es insignificante. Se puede suspender la medicación si deja de ser necesaria, redu-
ciéndola gradualmente como haríamos con las benzodiacepinas o los corticoides.
Se citan a continuación en cada escalón los fármacos más usados, dosis habituales, techo, toxi-
cidad y modo de prevenirla o tratarla. Se nombran los fármacos genéricos y nombres comerciales
más utilizados en la práctica clínica.
– Primer escalón: no opioides como AAS, Paracetamol, AINE, (± coadyuvantes).
* Indicados en el dolor leve y moderado. Inhiben la síntesis de prostaglandinas, tienen efec-
to antitérmico, y antiinflamatorio (salvo el paracetamol). Tienen una dosis techo, a partir
de la cual no aumenta el efecto analgésico y sí la toxicidad.
* Toxicidad gastroduodenal, hepática, hematológica y renal. El paracetamol no es gastrole-
sivo. Sí puede producir toxicidad hepática.
4.2.5.1. Morfina
La morfina oral es el opiáceo de primera elección para el dolor oncológico moderado o intenso
según la OMS y la European Association of Palliative Care (EAPC). Indicada en dolor severo que no
cede a AINE y opioides débiles. Actúa uniéndose a los receptores de opiáceos, en varios niveles.
Toxicidad. Generalmente la morfina es bien tolerada si se comienza de forma paulatina a las
dosis recomendadas. Al iniciar un tratamiento analgésico con morfina o en el curso del mismo
pueden esperarse la aparición de efectos secundarios en algunos pacientes. Lo correcto es infor-
mar al paciente sobre la posible aparición de los mismos, prevenir los más frecuentes y tratarlos
cuando se presenten. Estos efectos secundarios dependen de la sensibilidad individual, la dosis, la
vía utilizada, la tolerancia que se haya desarrollado y las interacciones con otros medicamentos. Se
enumeran los más importantes:
Síntomas iniciales: náuseas y vómitos que suceden en 2/3 de los pacientes que toman opioi-
des, de intensidad variable y generalmente fáciles de controlar, somnolencia, confusión e irritabili-
dad, más frecuentes en pacientes mayores de 70 años
De carácter más continuo: el estreñimiento, uno de los efectos secundarios más frecuentes,
xerostomía (sequedad de boca), náuseas y vómitos que es necesario tratar con antieméticos en
muchas ocasiones.
Síntomas ocasionales:
– Hipotensión y sudoración (puede mejorar reduciendo la dosis o añadiendo esteroides al
tratamiento).
– Mioclonías que se pueden producir tras la administración de morfina a dosis elevadas y en trata-
mientos crónicos, especialmente si se asocia con fármacos anticolinérgicos. Se tratan disminuyen-
do la dosis y/o asociando una benzodiacepina con efecto anticonvulsivante o rotando opioides.
– Íleo paralítico y retención urinaria, sobre todo si se asocian anticolinérgicos.
– Prurito por la capacidad de los mórficos de liberar histamina de los tejidos periférico.
– Depresión respiratoria. Potencialmente es el efecto más grave. Constituye uno de los mitos del
uso de la morfina. Es excepcional cuando usamos la morfina para combatir el dolor, que es un
potente antagonista de la depresión respiratoria, así como utilizando la morfina por vía oral.
No se da cuando se dosifica correctamente, y en la administración crónica el riesgo es mínimo.
– La intolerancia a la morfina puede obligar a cambiar de opioide (rotación de opioides).
Pensaremos en ella ante determinadas situaciones: náuseas persistentes con estasis gás-
trico, sedación exagerada pese a pauta adecuada, reacciones disfóricas, psicomiméticas
intensas, estimulación vestibular y liberación de histamina con afectación cutánea o bron-
quial, alodinia e hiperalgesia inducidas por uso crónico de morfina (mediada por receptores
NMDA). En estos casos y otros se precisa rotación de opioides, uso de coadyuvantes, anta-
gonistas NMDA, cambio de vía...
279
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
4.2.5.2. Fentanilo
El fentanilo es un opioide sintético, agonista puro, utilizado en anestesia durante mucho tiem-
po por vía intravenosa. El fentanilo tiene las mismas indicaciones que la morfina como opioide
potente en el tratamiento de dolor crónico que no responda al segundo escalón de la OMS. El
fentanilo-TTS estaría especialmente indicado en: disfagia/odinofagia, escasa compliance con la
medicación oral y en pacientes con problemas en el tránsito gastroduodenal ya que produce me-
nos estreñimiento que la morfina.
El parche de fentanilo no debe usarse en aquellos pacientes que requieren un ajuste rápido
de su analgesia puesto que tarda de 10-15 horas en alcanzar su nivel de analgesia persistiendo su
efecto durante 72 h. El principal inconveniente del fentanilo-TTS además de su mayor precio es su
mala adherencia en pieles sudorosas, febriles y su escasa utilidad en el tratamiento de la disnea al
contrario de la morfina.
4.2.5.3. Oxicodona
Oxicodona es un opioide semisintético derivado de la tebaína, clasificado como un agonista
puro con afinidad al receptor muy en mayor grado al receptor Kappa. Tiene una excelente biodis-
ponibilidad, doble potencia en comparación con la morfina y menos efectos adversos que ésta,
lo que lo hace ser un medicamento de elección ante intolerancia, falta de analgesia o por efectos
adversos ante otros opioides. La oxicodona de liberación controlada (LC) tiene la misma actividad
analgésica comparada con oxicodona de liberación inmediata (LI), pero supone mayor comodidad
para el paciente, por el menor número de dosis al día.
Tiene varias vías de administración con buena analgesia y tolerabilidad: oral, intravenosa, in-
tramuscular, rectal, nasal y subcutánea. Es un opioide que no libera histamina y al presentar una
absorción bifásica (oxicodona LC) el inicio de la analgesia clínica se produce en el plazo de una hora
y la duración del efecto es de 12 h.
La oxicodona no tiene efecto techo y en cuanto a los efectos secundarios debemos decir que
las náuseas, vómitos, las alucinaciones y el prurito se han dado con menos frecuencia administran-
do oxicodona, que con morfina. Puede presentarse sedación similar a la que producen los demás
opioides, pero el estreñimiento es más intenso que con la morfina.
Es importante recordar que los comprimidos de oxicodona LC deben ser administrados única
y exclusivamente por vía oral, los comprimidos deben tragarse enteros y nunca fraccionarse, mas-
ticarse o triturarse, ya que esto puede ocasionar una rápida liberación y absorción de una dosis
potencialmente tóxica de oxicodona.
4.2.5.4. Metadona
Es otro opioide de tercer escalón con un efecto analgésico de 8 h y cuyo principal inconvenien-
te para su uso es que su vida media es superior a 15 h por lo que supone un gran riesgo de toxicidad
por acumulación. Su manejo se reserva a profesionales expertos. Se puede administrar por vía oral
y subcutánea.
Si aparecen a lo largo de la titulación somnolencia, náuseas, vómitos o diaforesis se disminuirá
la dosis diaria 1/3 y se repartirá cada 12 h.
280
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
4.2.6. Rescate
Es la toma de dosis extraordinaria de analgésico de acción rápida en caso de dolor irruptivo
(crisis de dolor agudo que aparece a pesar de la medicación de base).
Podemos realizarla con morfina oral de liberación normal (Sevredol®), dando una dosis aproxi-
mada al 10% de la dosis total diaria de morfina. El efecto debe aparecer antes de 30 minutos y durar
aproximadamente 4 horas. Si continúa el dolor intenso, puede repetirse la dosis, con una frecuencia
de hasta /1-2 h en la morfina oral y 15-30 minutos en la parenteral.
Conviene que anoten cada dosis y hora. Si precisa más de tres dosis de rescate al día, probable-
mente habrá que subir la medicación retard de base. En caso de dolor muy severo, se puede utilizar
rescate con morfina sc. La potencia analgésica es 2:1 respecto a la oral y el inicio de la acción es más
rápido, pudiendo repetirse a los 15 minutos si no cede y después cada 4 h si es preciso.
Recientemente disponemos de Fentanilo oral transmucosa (Actiq®) para rescate en dolor irrup-
tivo en pacientes estabilizados con morfina oral o fentanilo transdérmico. El inicio de su acción es
de cinco minutos y el pico en veinte minutos. Se disuelve en la boca en quince minutos. Si antes
aparece toxicidad, se retira. Si a los 15 minutos de disolverse no cede el dolor, se repite dosis. Así
estableceremos la dosis mínima eficaz de rescate.
lidad a los opioides, considerándose el mecanismo más aceptado como mediador de: la resistencia
a los mórficos en el dolor neuropático, la tolerancia a los mórficos, la hiperalgesia (aumento de la
intensidad dolorosa ante un estímulo nociceptivo) y la alodinia (respuesta dolorosa ante un estí-
mulo normalmente inocuo).
Ketamina: es un anestésico disociativo que tiene propiedades analgésicas a dosis
subanestésicas.
Dextrometorfano: es un derivado sintético opioide sin acción sobre los receptores de opioides.
Metadona: tiene efecto analgésico a través de un mecanismo doble, opioide (isómero L) y no
opioide (D metadona, antagonista NMDA).
Amantadina, memantina, magnesio: han demostrado antagonismo NMDA con resultados
prometedores.
b) Fiebre
La aparición de fiebre es frecuente en los procesos terminales. Es importante realizar una ade-
cuada Historia Clínica y exploración física para investigar sus causas y tratarla específicamente. La
percepción de la temperatura es una sensación que varía mucho con cada individuo y que puede
quedar oculta a veces por otros síntomas acompañantes.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Etiología:
1. Infecciosas: son las causas más frecuentes pudiendo ser tanto bacterianas, como virales,
micóticas o parasitarias.
2. No infecciosas: (sobre todo en pacientes oncológicos): medicamentos (medicación no es-
pecífica, quimioterapia, bioterapia), trombosis venosa profunda, tromboembolismo pul-
monar, insuficiencia suprarrenal, reacciones postransfusionales, metástasis en el Sistema
Nervioso Central, fiebre tumoral….
Las medidas generales buscarán el bienestar del enfermo: refrescarlo si tiene calor, aportar lí-
quidos para evitar deshidratación, airear la habitación, usar compresas tibias en zonas más vascula-
rizadas, y no bajar bruscamente la temperatura.
Fármacos: AAS, acetilsalicilato de lisina, paracetamol, metamizol, ibuprofeno, indometacina,
naproxeno. Corticoides en fiebre tumoral que no cede a AINEs.
c) Deshidratación
La astenia y debilidad muscular propias de la etapa terminal se asocian a una disminución pro-
gresiva de la ingesta de líquidos, lo que conduce a una deshidratación lenta y a un descenso del
débito urinario. Pero esta situación es compensada, en parte, por la desnutrición proteica, se aporta
una menor carga de urea al riñón, y por el metabolismo de las grasas de reserva que aumenta en
cierta proporción la producción de agua libre.
Para algunos, la deshidratación fisiológica de la etapa terminal contribuye a una menor percep-
ción del dolor y otros síntomas, siempre que se mantenga la boca fresca y húmeda. Al no hidratar
artificialmente al enfermo no es necesario en muchas ocasiones mantener vías venosas y prolongar
artificialmente situaciones de agonía e ingresos hospitalarios.
Sin embargo, hay corrientes de opinión que consideran que la utilización de altas dosis de
morfina, neurolépticos, ansiolíticos, antidepresivos y otros fármacos de uso habitual en Cuidados
Paliativos imponen la eliminación de un gran número de metabolitos y que la acumulación de
estos productos asociada a la disminución del débito urinario por deshidratación contribuye a los
trastornos cognitivos, mioclonías, delirio agitado, por lo que al menos se deberían reducir las dosis.
En nuestra experiencia en la situación terminal avanzada la alimentación e hidratación van per-
diendo importancia conforme avanza el proceso de morir. En cuidados paliativos domiciliarios se
procura evitar la sueroterapia en venoclisis. Para aliviar la sensación de sed es preferible extremar
los cuidados de la boca, ofreciendo 1 o 2 ml de agua cada 30 minutos cuando el paciente llega a
un estado agónico.
Si esas medidas no son suficientes para aliviar la sed, o si la deshidratación se debe a una causa tra-
table (ej.: candidiasis esofágica), o en algunas situaciones excepcionales como la obstrucción intestinal,
u otra causa en la que se estime necesaria se puede indicar sueroterapia por vía subcutánea, mediante
hipodermoclisis, que es preferible a la venoclisis y se puede realizar en domicilio. Se utiliza palomita
de 21-23 G, en pectoral o raíz de miembros, preferiblemente administrar de forma intermitente.
d) Prurito generalizado
Se puede considerar el prurito una forma de dolor. Suele presentarse en los siguientes pro-
cesos: secundario a proceso tumoral, ictericia por obstrucción parcial o total de las vías biliares,
procesos infecciosos de la piel (por ejemplo en pacientes con sida), alteración en la hidratación de
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VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
e) Edemas
Las causas más frecuentes son:
Venosos: inmovilidad: alteraciones circulatorias, caquexia (por disminución de proteínas plas-
máticas), insuficiencia cardiaca, trombosis venosa, fármacos, posicional.
Linfáticos: las causas más frecuentes son: presencia de masa tumoral que provoque obstruc-
ción linfática, resección ganglionar regional (ej.: cáncer de mama), sarcoma de Kaposi, fibrosis post-
radioterapia, cirugía e infecciones recurrentes.
Cuidados generales: elevación del miembro afectado 30º, masaje superficial de zona distal a
proximal, vendaje de compresión decreciente (no poner vendaje de crepé sobre un edema linfático
sin proteger primero la piel con venda de algodón).
Tratamiento farmacológico:
Venosos: diuréticos (espironolactona 100-200 mg al día por vía oral).
Linfáticos: los diuréticos no han mostrado ser eficaces. Valorar en casos puntuales el uso de
corticoides. Tratamiento con masajes y cambios posturales.
f) Síndrome de la caquexia
La caquexia se define como un estado de malnutrición severa, no sólo debido a una disminu-
ción de la ingesta sino también a una serie de alteraciones metabólicas y hormonales. Relacionadas
con la caquexia se han descrito alteraciones en el metabolismo de las proteínas, de los hidratos de
carbono, de las grasas y del gasto energético, dando como resultado una pérdida de lípidos y de
proteínas corporales.
El síndrome de la caquexia tumoral lleva implícito un cambio agresivo del aspecto físico y de la
capacidad funcional del enfermo y ello conlleva un intenso sufrimiento para el enfermo y su familia,
con una pérdida del rol del paciente y con mucha frecuencia de su autoestima.
Frecuente en muchos procesos en fases avanzadas (neoplásicos, SIDA...) que se caracteriza por
una serie de síntomas que son: anorexia, náuseas crónicas, astenia, malestar general, pérdida de
peso, atrofia muscular, cambio de la imagen corporal, fallo autónomo, frecuentemente fiebre y do-
lor, deterioro físico importante y sufrimiento psicológico.
Tratamiento:
Medidas generales como:
– Intentar mejorar la comprensión del paciente y la familia sobre la causa del problema.
– Explicar que el forzar la alimentación, no va a tener unas consecuencias positivas sobre el
bienestar del enfermo ni sobre su supervivencia, siendo una causa de sufrimiento añadido.
Se recomiendan las medidas sobre este aspecto aconsejadas en la anorexia (comidas favo-
ritas, a demanda, en pequeñas cantidades...
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Tratar las causas evitables que pueden producir anorexia (micosis, aftas, alteraciones
dentarias...)
– Tratar las náuseas y vómitos, causa importante de desnutrición.
Tratamiento farmacológico. Los síntomas que se suelen tratar mejor y con mejores resultados
son las náuseas crónicas.
g) Hipercalcemia
La hipercalcemia es considerada como la alteración metabólica más común en pacientes con
cáncer terminal. Este aumento de calcio en la sangre se asocia al 10-20% de personas que padecen
esta enfermedad. Los síntomas característicos de esta alteración son:
– Síntomas neurológicos: alteración del estado mental, cefalea, hipotonicidad de los múscu-
los, etc.
– Sistemas cardiovasculares: disrritmias, bloqueo de rama, etc.
– Sistemas renales: poliuria, disminución de la capacidad de concentración urinaria, etc.
El tratamiento de la hipercalcemia se basa en la hidratación, bifosfonatos, calcitonina, mitrami-
cina, etc.
B) Estreñimiento
En la situación terminal lo padecen algo más de la mitad de los enfermos. Etiología:
1. Secundario al cáncer: debido directamente al tumor (obstrucción intestinal debida a tu-
mor de la pared intestinal o compresión extrínseca por tumoración pélvica o abdominal),
lesión de médula espinal lumbosacra, cola de caballo o plexo pélvico e hipercalcemia.
2. Debido a efectos secundarios de la enfermedad: inadecuada ingesta, deshidratación,
debilidad, inactividad, confusión, depresión...
3. Por fármacos:
– Secundario a opioides.
– Fármacos con efectos anticolinérgicos: hioscina (Buscapina®), fenotiacinas, antidepresi-
vos tricíclicos (Tryptizol®).
– Antiparkinsonianos, anticonvulsivantes.
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VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
– Diuréticos, antihipertensivos.
– Antagonistas 5 HT3, antieméticos (Zofrán®, Kytril®).
– Antitumorales como la vincristina.
4. Secundario a causas concurrentes: enfermedades endocrinas (diabetes, hipotiroidismo),
trastornos hidroelectrolíticos (hipocaliemia), enfermedades digestivas (hernias, enferme-
dad diverticular, rectocele, fisura anal o estenosis, prolapso mucoso, hemorroides...), inges-
ta insuficiente de líquidos, habituación a laxantes.
5. En el Sida:
– Secundario al dolor debido a proctitis o lesiones herpéticas perianales. En situación
terminal no se suele emplear fibra para no aumentar contenido fecal en una situación
multifactorial de dificultad de expulsión del mismo.
– Laxantes: se dan desde el principio, pudiendo asociar uno de cada familia.
* Osmóticos: lactulosa jarabe (Duphalac, genérico), lactitol (Oponaf, sobres).
* Lubricantes: parafina solución (Emuliquen simple, Hodernal).
* Estimulantes de peristaltismo. Senósidos: X-Prep, puntual gotas. Polifenoles: bisacó-
lido (Dulco-Laxo cp y supositorios); picosulfato sódico (Evacuol gotas).
– Medidas rectales: supositorios de glicerina (Rovi) o de bisacólido (Dulco Laxo), mi-
croenemas (Micralax), enemas de fosfatos (Enema casen 250 cc).
En caso de impactación fecal se procede a la extracción digital después de haber ablan-
dado el bolo con enemas. Valorar analgesia y sedación previa.
C) Problemas de la boca
La boca es asiento de numerosas patologías que en muchas ocasiones dificultan el tratamiento
del paciente y que condicionan de manera importante su calidad de vida.
Etiología de las alteraciones de la boca: deficiencias nutricionales y de hidratación, higiene oral
inadecuada, procesos infecciosos y lesiones tumorales, consumo de fármacos, compromiso del sis-
tema inmunitario y tratamiento con radioterapia sobre la cavidad oral.
Cuidados generales
Tratamiento farmacológico:
– Si persiste la xerostomía (sequedad de boca) a pesar de los cuidados de la boca, se puede
intentar el uso de pilocarpina tópica.
– Si hay muguet: emplearemos enjuagues con nistatina y si es preciso fluconazol.
– Aftas: sucralfato (Urbal® sobres). Uso tópico a dosis de un sobre cada 8 h. Se puede tragar o
escupir después de mantenerlo en la boca.
D) Disfagia
Etiología más frecuente: secundaria a cáncer de cabeza, cuello o tracto digestivo superior, se-
cundario a alteraciones de la mucosa oral, ansiedad, debilidad, secundaria a tratamiento (cirugía,
radioterapia), secundario a causas concurrentes (esofagitis de reflujo).
287
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
En pacientes con Sida: infecciones (candidiasis esofágica, infecciones herpéticas, CMV…), tu-
mores (Kaposi, linfomas) y úlceras (antirretrovirales, idiopáticas asociadas a VIH).
Tratamiento farmacológico
– En pacientes con sida: la disfagia es debida habitualmente a candidiasis y en general la
respuesta al tratamiento suele ser buena.
– En pacientes oncológicos: además del tratamiento etiológico, siempre que no sea de etio-
logía infecciosa, se recomienda utilizar corticoides (dexametasona).
E) Náuseas y vómitos
Las náuseas crónicas constituyen un síntoma frecuente y molesto en pacientes en situación
terminal. Las causas son múltiples. Cada vez son mayores las evidencias que sugieren que puede
ser un componente del síndrome de caquexia.
Etiología más frecuente:
– Debidas al cáncer: irritación gastrointestinal, obstrucción intestinal, estreñimiento, hepa-
tomegalia, hemorragia, aumento de la presión intracraneal, dolor ansiedad, toxicidad can-
cerosa, bioquímica (hipercalcemia, uremia...).
– Debidas al tratamiento: quimioterapia, radioterapia, terapia con opiáceos, otros trata-
mientos (aines, corticoides...).
– Sida: patología intestinal o pancreaticobiliar por Cryptosporidium u otros patógenos, se-
cundarios a medicamentos y insuficiencia suprarrenal.
– Otras causas concurrentes: gastritis alcohólica, infección, úlcera péptica, uremia…
Tratamiento farmacológico: metoclopramida clorhidrato, haloperidol, clorpromazina, dompe-
ridona, ondansetron, granisetron, corticoides (metilprednisolona, dexametasona), alprazolam o
lorazepam…
G) Obstrucción intestinal
Etiología:
– Debida al cáncer: crecimiento del tumor, linitis plástica y neuropatía retroperitoneal.
– Por la debilidad: fecaloma (impactación fecal).
– Secundarias al tratamiento: postquirúrgicas (adherencias), post radioterapia (fibrosis) y
drogas (opioides, corticoides, antihistamínicos...).
288
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
H) Diarrea
La diarrea es un síntoma frecuente en los enfermos con Sida en situación terminal, general-
mente acompañada de dolor abdominal de larga evolución.
Las causas más frecuentes son: desajuste en la utilización de laxantes, impactación fecal con
sobreflujo (pseudodiarrea), obstrucción intestinal incompleta, postradioterapia, malabsorción, en-
teropatía por VIH, infecciones (criptosporidium, CMG...), fármacos (antibióticos que favorecen la
diarrea por C. difficile)…
Tratamiento farmacológico:
En la diarrea secretora por tumores gastrointestinales (octeotride), loperamida, codeína, dihi-
drocodeína tartrato, morfina, etc.
I) Ascitis
Debe valorarse su tratamiento en los pacientes que presenten sintomatología: disnea y disten-
sión abdominal a tensión sintomática.
Las causas fundamentales son: metástasis hepáticas o peritoneales, afectación linfática subfré-
nica (síndrome de la vena cava inferior), exudado de líquido peritoneal como síndrome paraneoplá-
sico y hepatopatía crónica.
Fármacos: espironolactona y furosemida.
Tratamiento evacuador: cuando se plantea un tratamiento evacuador en el domicilio del pa-
ciente debe realizarse una evacuación desde el punto de vista sintomático, evitando realizar una
evacuación masiva.
A) Disnea
La disnea es una sensación de dificultad para respirar. Al igual que el dolor, es una sensación
subjetiva que implica tanto la percepción de la falta de aire como la reacción del paciente ante
ello. La fisiopatología en pacientes en situación terminal es compleja e implica muchos factores
diferentes, quimiorreceptores periféricos y centrales, centros corticales y receptores pulmonares.
Etiología de la disnea:
– Debidas al cáncer: por obstrucción bronquial, invasión pulmonar, síndrome de obstruc-
ción de la vena cava superior, derrame pleural o pericárdico, linfangitis carcinomatosa, asci-
tis con distensión abdominal, caquexia.
289
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Debidas al sida: infecciones de vías aéreas altas y bajas intercurrentes y sarcoma de Kaposi
pleuropulmonar o laringofaríngeo.
– Secundarias al tratamiento: neumectomía, radioterapia, quimioterapia y anemia.
– Secundarias a causas concurrentes: atelectasia, embolia pulmonar, infecciones de repeti-
ción, EPOC o asma e insuficiencia cardiaca.
El tratamiento sintomático pasa por suministrar aire fresco en la cara, compañía tranquiliza-
dora, posición y adaptación funcional y técnicas de relajación. No es imprescindible la
oxigenoterapia, que precisa demostración de hipoxemia severa y/o demostración de que
mejora el síntoma. Si produce alivio, se puede prescribir oxigenoterapia domiciliaria sin
necesidad de gasometría.
Tratamiento farmacológico
Morfina oral de liberación normal, midazolam subcutáneo (útil en el alivio de la disnea en la fase
avanzada y agónica), otras benzodiacepinas: alprazolam sublingual, diazepam sublingual o rectal,
lorazepan sublingual.
Corticoides: prednisona o dexametasona mejora la disnea asociada a obstrucción aérea, linfan-
gitis carcinomatosa y síndrome de comprensión de cava superior.
B) Tos
Es otro de los síntomas que se presentan con frecuencia en situaciones avanzadas. Si es muy
repetitiva, puede ser realmente molesta para el enfermo y angustiante para la familia.
Etiología más frecuente:
– Debidas al cáncer: por un proceso de irritación traqueal, bronquial, pleural, pericárdico o
diafragmático.
– Secundaria al tratamiento: toxicidad por quimioterapia y fibrosis postradioterapia.
– Factores intercurrentes: infecciones, EPOC, asma, reflujo gastroesofágico, aspiración.
Tratamiento sintomático:
– Tos húmeda o productiva: se debe incrementar la ingesta de líquidos que permita que
las secreciones sean más fluidas y pueda el enfermo expectorar. Administrar antitusígenos
puede provocar retención de secreciones, con las complicaciones que ello conlleva.
– Tos con secreciones sin capacidad de expectorar: hioscina.
– Tos seca: codeína, dihidrocodeína, morfina sulfato, dextrometorfano, cloperastina…
Si está en tratamiento con morfina no se debe usar codeína, siendo útil la cloperastina y el
dextrometorfano, que además es coanalgésico por su efecto antagonista de los receptores NMDA
espinales. Si estaba tomando previamente opioides, debe aumentarse la dosis de estos. Conviene,
como en la tos productiva, humidificar el ambiente, aumentar la ingesta de líquidos, colocar al
paciente en decúbito lateral, hacer fisioterapia respiratoria.
Anestésicos locales nebulizados, como la mepivacaína al 2%, 1 cc en 3 cc de suero fisiológico
en cámara de Hudson cada 6 u 8 horas, o la bupivacaína al 0,25 %, ampollas de 25 mg/10 ml con
dosis máxima de 30 ml/día, son útiles cuando fallan otras medidas, sobre todo en tos debida a
irritación bronquial por lesión tumoral. Producen anestesia en la boca por lo que se evitará que
coincida con la ingesta.
290
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
C) Hemoptisis
Hay que excluir el sangrado nasal u orofaríngeo en enfermos con tendencia a hemorragia. La
sangre roja es más probable que proceda de la nariz o un bronquio. La sangre oscura es más pro-
bable que proceda del pulmón.
Etiología más frecuente:
– Debidas al propio tumor: carcinoma broncogénico y carcinoma epidermoide.
– Infecciones (tuberculosis, aspergilosis invasiva...).
– Patología asociada: bronquitis crónica, bronquiectasias, TBC residual, tromboembolismo
pulmonar y trombopenia.
Hemoptisis leve o moderada: no tratarla en principio como síntoma, sino tratar la causa etiológi-
ca (radioterapia, trastornos coagulación...). Fármacos: Aminocaproico ácido.
Hemoptisis masiva: esta situación hay que preverla y dejar a la familia instrucciones de actua-
ción hasta que llegue el equipo sanitario. Fármacos: midazolam, diazepam…
Extender toallas o sábanas oscuras (verdes, azules) para disminuir la alarma (el rojo de la sangre
resalta menos sobre un paño verde, como vemos en los quirófanos).
D) Hipo
Las causas pueden ser:
– Centrales por estimulación directa del centro del hipo por tumores primarios o metastási-
cos cerebrales
E) Estertores premortem
Descrito por la familia como una olla hirviendo, este ruido es producido por la oscilación de
las secreciones en vías altas (hipofaringe), frecuente en pacientes muy debilitados y encamados,
en los que hay que prevenirlo. A menudo se confunde por los profesionales con el edema agudo
de pulmón.
Indicaciones a la familia: a ellos les angustia más que al propio enfermo. Ladear la cabeza y
elevarla, si es posible en decúbito lateral. Siempre hay una posición en la que se oyen menos (bus-
camos aliviar a la familia). No aspirar secreciones, ya que molesta al enfermo y no beneficia, an-
gustiando más a todos. Es muy importante prevenirlos.
Fármacos: butilbromuro de hioscina, clorhidrato escopolamina…
291
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
B) El insomnio
Causas más frecuentes: mal control de síntomas (dolor,
disnea, náuseas y vómitos), malas condiciones ambientales,
ansiedad (miedo a la noche), toma de corticoides vespertina,
agonistas B2, teofilinas, etc.
Debemos detectar y corregir errores en la higiene del sueño.
El más frecuente es la inversión del ritmo vigilia/sueño, en pacien-
te que duerme varias horas durante el día y poco de noche.
Tratamiento farmacológico: haloperidol, clometiazol, hi-
droxicina, zolpidem, alprazolam, lormetazepam…
292
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
D) Delirium
Definimos el delirium como el estado confusional agudo que resulta de una disfunción cerebral
difusa, según terminología DSM IV. Otras definiciones se prestan a equívocos, como son: agitación,
síndrome confusional agudo, desorientación aguda, etc.
Es un síndrome o síntoma difícil de diagnosticar y tratar, que deteriora enormemente la calidad
de vida del enfermo en los últimos días, y con una alta incidencia en los enfermos en situación ter-
minal. Además dificulta la valoración de otros síntomas, como el dolor.
En varios estudios multicéntricos se muestra como la causa más frecuente de sedación termi-
nal. Sin embargo tres estudios recientes confirman la reversibilidad del delirium en un alto por-
centaje cuando es diagnosticada la causa y tratada adecuadamente. Esto añade una importancia
extraordinaria al tema: sus implicaciones éticas, ya que la sedación terminal en un delirium poten-
cialmente reversible estaría en la frontera con la eutanasia.
Etiopatogenia:
Se considera como una respuesta inespecífica y estereotipada del cerebro ante diferentes agre-
siones. Podrían intervenir en su patogenia diversos factores:
– Disbalance entre dopamina y acetilcolina.
– Hipercortisolismo por estrés o medicación (corticoides, otros),
293
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
E) Crisis de agitación
– La agitación severa del paciente terminal puede ser exclusivamente debida a ansiedad o a
un estado confusional.
– El dolor, la impactación fecal o la retención urinaria, entre otras causas, pueden ser desen-
cadenantes de esta situación.
– El tratamiento de un paciente en estas circunstancias debe ser rápido, para resolver la causa
desencadenante.
Tratamiento farmacológico: haloperidol y midazolam.
F) Convulsiones
Debidas fundamentalmente a: metástasis cerebrales, alteraciones metabólicas y en pacientes
con SIDA a patología infecciosa, tumores...
Es importante prevenir lesiones como mordeduras, roturas musculares, aspiraciones, explican-
do a la familia como evitarlas.
Tratamiento farmacológico: diazepam, fenitoína, corticoides, midazolam, clonazepam y feno-
barbital. Con el diazepam rectal se facilita un recurso que puede emplear la familia mientras llega
el equipo sanitario si se prevé la eventualidad.
Sedación paliativa:
Sedación terminal:
Es un tipo de sedación paliativa que se utiliza en la agonía. Sedación tan profunda como sea
preciso para aliviar un sufrimiento físico o psicológico en un paciente cuya muerte se prevé muy
próxima, con su consentimiento explícito, implícito o delegado. Es una sedación primaria y conti-
nua, y puede ser superficial o profunda. La media de supervivencia tras iniciarla es entre 2 y 3 días.
En nuestra opinión, y en la de autoridades sobre esta materia (Broeckaert, Porta), el término de
“Sedación Terminal” puede ser confuso, ya que puede interpretarse como que es la sedación la que
termina con el paciente y por ello es mejor sustituirla por Sedación Paliativa en la Agonía o más
brevemente sedación en la Agonía, ya que son términos más descriptivos.
Fármacos: El fármaco usado con mayor frecuencia es el Midazolam (Dormicum). Es un fármaco
hidrosoluble, apto para la vía SC, siendo ésta la vía de elección en domicilio y, en general, en CP. En
urgencias, o si ya tiene una vía venosa, es de elección midazolam IV.
La dosis de rescate es la que dejaremos indicada como dosis extra, para administrar en caso de
agitación o reagudización del síntoma refractario que motivó la sedación. Suele ser igual a la dosis
de inducción, y equivalente a la sexta parte de la dosis total diaria del fármaco.
Otros fármacos sedantes: si el síntoma refractario es delirium, o si falla el midazolam, se elige
levomepromazina SC o haloperidol SC, y si este falla se emplean otros fármacos como fenobarbital
SC, IM o IV, o propofol IV.
Niveles de Sedación
I. Agitado, angustiado.
II. Tranquilo, orientado y colaborador
III. Respuesta a estímulos verbales.
IV. Respuesta rápida a estímulos dolorosos/presión glabelar
V. Respuesta perezosa a estímulos dolorosos/presión glabelar
VI. No respuesta.
Escala de Ramsay para valorar los niveles de sedación
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
5. Vía subcutánea
La vía subcutánea para la administración de fármacos en Cuidados paliativos se puede utilizar
de dos maneras:
– Intermitente. Consiste en la colocación de una palomita (calibre 21-23) en tejido celular
subcutáneo, administrando periódicamente los fármacos a través de la misma
– Continua. Es la infusión subcutánea utilizando un dispositivo (infusor) que libera de mane-
ra continuada la medicación, manteniendo niveles en sangre sin picos ni valles.
Los infusores más usados son los de 50 ml a 2 ml/hora (24 horas) y de 60 ml a 0,5 ml/hora (5
días). Se trata de un reservorio elastomérico que se carga con un volumen fijo y se vacía a velocidad
constante y fija, siendo muy usados los de 2 ml/h y los de 0,5 ml/h. No se deben usar por vía sc los
de velocidades superiores a 5 ml/h.
– Material necesario para la infusión continua: infusor (24 horas o 5 días), jeringa de 60 cc
cono Luer Lock, palomita 21-23 o 25 G, jeringa de 10 cc, suero fisiológico, apósitos transpa-
rentes (Op-site), povidona yodada y medicación.
– Procedimiento:
1) Cargar la medicación en una jeringa de 60 cc, completando con suero fisiológico hasta
50 cc (si es un infusor de 24 h) y hasta 60 cc (si el infusor es de 5 días).
2) Conectar la jeringa de 60 cc al infusor. Al presionar firmemente el émbolo de ésta, se
hinchará el reservorio de la bomba de infusión.
3) Purgar la palomita con suero fisiológico.
4) Desinfectar el sitio de punción con povidona yodada e introducir la palomita en el teji-
do celular subcutáneo. Fijar la palomita con apósito transparente.
5) Conectar la alargadera de la palomita al infusor.
– Cuidados:
Los cuidados se dirigirán fundamentalmente a observar si en el sitio de punción se pro-
duce dolor, enrojecimiento, sangrado, salida de medicación o cualquier otro problema. La
palomita se cambiará de lugar cada 7 días, o antes si usamos varios fármacos o aparecen
complicaciones locales.
297
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Administración de fármacos:
* Fármacos de uso habitual por vía subcutánea: cloruro mórfico, metilbromuro de hiosci-
na (Buscapina), escopolamina, midazolam (Dormicum), haloperidol, levomepromacina
(Sinogan), metoclopramida (Primperan), tramadol (Adolonta, Tradonal, Tralgiol), dexa-
metasona (Fortecortin, Decadrán), ketorolaco (Droal, Toradol), escopolamina, ondanse-
tron y granisetron y octeotride.
* Fármacos de uso menos habitual por vía subcutánea:
t "OBMHÏTJDPT EJDMPGFOBDP 7PMUBSÏO
%PMPUSÏO
NFQFSJEJOB %PMBOUJOB
FO SFBMJEBE
es de uso habitual SC, pero se desaconseja en CP porque tiene vida media muy
corta y toxicidad neurológica en su uso repetido y metadona (Metasedín).
t "OUJDPOWVMTJPOBOUFTGFOPCBSCJUBM -VNJOBM
t #FO[PEJBDFQJOBTøVOJUSB[FQBN 3PIJQOPM
* Mezclas de fármacos en infusión continua:
t 1VFEFONF[DMBSTF
¤ Morfina + Midazolan + Buscapina + Haloperidol: mezcla estable de 5 a 7 días
protegiéndola de la luz.
¤ Tramadol + Ketorolaco: mezcla estable de 2 a 5 días. A veces precipita la mez-
clas que llevan ketorolaco. Para evitarlo conviene que la ampolla se caliente a la
temperatura del cuerpo antes de cargar la medicación. Se suele usar el pliegue
del codo, o colocar la ampolla bajo el agua caliente del grifo...
t /PQVFEFONF[DMBSTFEFYBNFUBTPOB
EJDMPGFOBDP
Como norma general no se deben mezclar fármacos si no es necesario. Si la mezcla cambia
de color (revisiones frecuentes), se debe sustituir el infusor.
Ante el riesgo de precipitación en la mezcla, inyectaremos las medicinas no miscibles a tra-
vés de una palomita distinta a la del infusor, y lavaremos la vía con 1 cc de suero fisiológico
tras cada bolo, evitando así que se mezclen en el lugar de punción irritándolo.
Si la mezcla lleva morfina la protegeremos de la luz.
6. Atención a la familia
La familia es un elemento clave en la atención al enfermo en situación terminal, siendo la base
del apoyo emocional y si el enfermo está en el domicilio la principal dadora de cuidados. Por tanto
la unidad paciente/familia es el objetivo fundamental de la asistencia en Cuidados Paliativos.
La valoración sociofamiliar es un proceso que se debe realizar de forma continuada. Las entre-
vistas con la familia son muy importantes para facilitar la comunicación, es conveniente posibilitar
algunas fuera del domicilio sin la presencia del paciente.
Consideraremos los siguientes aspectos:
– Estructura familiar: nos interesara conocer el tamaño, los componentes del núcleo fami-
liar y los elementos de apoyo (amigos, vecinos...). Esto nos será de gran utilidad para la
organización del cuidado en el domicilio.
298
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
– Funcionamiento familiar: hay que considerar el momento del ciclo vital de la familia y la
adaptación al mismo, los roles establecidos, las creencias, expectativas familiares, el grado
de ayuda disponible y el nivel de comunicación intrafamiliar.
– Grado de información: es indispensable saber qué miembros de la familia conocen el
diagnostico real de la enfermedad y que información le ha sido trasmitida al paciente.
– Expectativas familiares ante la enfermedad: se debe preguntar directamente sobre ellas:
¿cómo se han planteado realizar el cuidado?, ¿dónde desean que acontezca la muerte?,
¿qué tipo de cuidados va a realizar cada familiar?, ¿conocen los deseos del enfermo?, esce-
nas temidas o miedos ¿?
Es conveniente conocer si ha habido experiencias previas similares y el impacto que ello ha
supuesto para la familia.
– Identificación de roles: deben identificarse los distintos roles familiares, especialmente el
del cuidador principal, cuidadores secundarios y consejeros, sin olvidar a los miembros más
vulnerables de la familia (sobre todo a los niños) ni a los familiares cercanos que viven fuera.
Es conveniente que exista un portavoz de la familia que reciba y transmita la información
sobre el estado clínico del paciente
– Situación económica y del domicilio: valoraremos si los ingresos económicos son sufi-
cientes para cubrir las necesidades del paciente y del cuidador, así como las condiciones de
habitabilidad del domicilio.
Un buen soporte a la familia en la terminalidad debe cubrir los siguientes objetivos: satisfacer
sus necesidades de información, enseñarles a cuidar y fomentar su participación activa en los cui-
dados, mejorar la comunicación familiar, proporcionarles apoyo emocional y reducir sus temores,
facilitarles la toma de decisiones, enseñarles autocuidados, acompañarles en la agonía y en el duelo
y facilitarles el acceso a los recursos disponibles.
Es necesario identificar al cuidador principal, su edad, parentesco con el paciente, horas que
puede dedicar a los cuidados, nivel de formación, riesgo de claudicación.
La familia y especialmente el cuidador principal precisan apoyo desde un principio para poder
enfrentarse con los numerosos retos que se le presentan en esta nueva situación. Conseguimos de
esta forma un mejor cuidado del paciente y prevenir la claudicación familiar.
La información y las instrucciones a la familia deben ser claras, precisas y no contradictorias.
Incluirán: consejos sobre alimentación e higiene, cuidados directos del paciente, administración de
fármacos, actuaciones antes las crisis “crisis de necesidades” que pueden presentarse, orientaciones
para la comunicación, planificación de los cuidados y consejos sobre autocuidados (orientaciones
para el descanso, tiempo de ocio, saber aceptar ayuda, delegar funciones...).
Claudicación familiar
El impacto emocional que produce la enfermedad terminal de un ser querido, lleva a un alto
grado de estrés a sus familiares más cercanos y a un agotamiento físico y psíquico que puede pro-
vocar una claudicación en los cuidados.
Es muy importante detectar y prevenir estas situaciones que muchas veces ocasionan ingresos
no deseados en el Hospital. Es fundamental conocer que las familias atraviesan por las mismas
fases de adaptación al proceso terminal que el propio paciente.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
7. Duelo
7.1. Entendiendo lo que sucede por dentro: las fases de un duelo
normal
El duelo duele y no hay fórmulas mágicas para evitarlo. La pena por la pérdida de un ser querido
es la otra cara del amor; de hecho, se trata de una expresión del amor. Es el precio pagado en dolor
por el final de una relación valiosa y significativa. Toda persona que ame sentirá este desconsuelo y
cuanto mayor sea el amor, más profundo será el dolor. El dolor por la pérdida de un ser amado es una
experiencia universal, tan antigua como la propia raza humana. En un momento u otro, todos mo-
riremos y, entre tanto, todos experimentaremos este tipo de pena. Estamos, por tanto, ante una re-
acción natural que incluso tiene una dimensión positiva en tanto que expresión póstuma del amor.
¿Qué es un duelo «normal»? ¿En qué momento se convierte en algo anormal, llegando a ser in-
cluso una enfermedad? ¿Cuál es la frontera entre ambos estados? Cuanto más entendamos qué nos
está pasando, más fácil nos resultará recuperarnos. Los especialistas están de acuerdo en que las per-
sonas sumidas en un duelo mejoran mucho cuando logran esta comprensión de su estado interior.
– La pena. Es la respuesta subjetiva del doliente. Incluye los diferentes estados emocionales
que acompañan al duelo. La pena puede alargarse más que el duelo y persistir aun cuando el
afectado vuelva a sus actividades cotidianas. El grado de pena varía mucho según las perso-
nas y las circunstancias de la muerte. Tales diferencias están relacionadas con la personalidad
del doliente, su trasfondo familiar, sus creencias religiosas y, sobre todo, su relación con la
persona fallecida. Debido a este patrón individualizado, es probable que todos los intentos
por delimitar las fronteras de la pena resulten infructuosos. Cada uno de nosotros vive y su-
pera la pérdida de una forma única e intransferible. Por consiguiente, nuestro análisis tendrá
más de descripción –cómo es el duelo normal– que de prescripción –cómo debería ser–.
– El luto. Constituye el conjunto de manifestaciones exteriores mediante las que se expresa la
pena (ropas, señales, costumbres, etc.). Comprende el periodo que va desde el duelo inicial
hasta el momento en que el afligido retoma su vida normal Tiene también una dimensión
social o comunitaria que contribuye a asimilar la pérdida: los rituales funerarios. El funeral
forma parte esencial del duelo. Tanto en su dimensión personal como en la colectiva el luto
difiere según las culturas.
de una a otra persona. Así pues, estas fases tienen un valor orientativo y no nos permiten desglosar
el duelo en compartimentos aislados. Hay avances y retrocesos en un zigzag que finalmente lleva a
la resolución del luto. La tristeza no es lineal, es circular y recurrente.
Además, los síntomas que consideraremos aparecen, por lo general, en oleadas; no están pre-
sentes todo el tiempo. Esto significa que pueden volver cuando la persona menos lo espera, incluso
cuando piensa que lo ha superado. Las fluctuaciones son normales y el doliente no debe conside-
rarlas un empeoramiento o un estancamiento en el proceso de duelo.
La mayoría de investigadores destacan cuatro etapas diferentes: un periodo inicial caracteriza-
do por el aturdimiento y el shock, un tiempo de dolor intenso, dominado por la búsqueda y el de-
seo vehemente de encontrarse con la persona desaparecida, un periodo de soledad y aislamiento
social y la adaptación o resolución.
– Negación: es la reacción más frecuente al ser informado, sobre todo si se ha hecho de forma
brusca o prematura. El sujeto tiende a pensar que ha habido un error y suele ir a buscar una
segunda opinión, aunque en el fondo sospeche que el diagnóstico que ha recibido es acer-
tado. Esta negación es habitual y sólo en algunos pacientes se prolonga durante un largo
periodo, aunque durante el tiempo que les quede de vida, en algunas ocasiones, muchos pa-
cientes vuelvan por momentos a la negación de la enfermedad. Es una resistencia a su propio
fin. Aunque su razón les indique que ciertamente van a morir en breve, su plano emocional
lo niega. Es adecuado hacerle saber al enfermo que tiene derecho a negar la información
recibida hasta que se encuentre preparado para asumirla.
– Ira: cuando ya no se puede mantener la negación, aparecen los sentimientos de ira, rabia,
envidia y resentimiento. Todos sabemos que tenemos que morir, pero vemos la muerte como
algo que le ocurre a los demás. ¿Por qué yo? suele ser una pregunta frecuente. Se produ-
cen explosiones de ira contra todas las personas que están a su alrededor, el personal de
Enfermería son los sanitarios más atacados. Esto no es más que un intento del enfermo de
gritar que aún está vivo, pide atención y alzará la voz. Una respuesta airada ante esta actitud
volverá más hostil al enfermo, una actitud de respeto y comprensión hará que el paciente
vaya poco a poco reduciendo sus protestas.
– Pacto: la mayoría de los enfermos no suelen verbalizar sus pactos. Son promesas que se ha-
cen normalmente a Dios con el deseo de la curación o, por lo menos, la prolongación de la
vida. Se suelen establecer metas a corto plazo (llegar a las Navidades o al verano…) para, una
vez que llega el día, pedir una nueva prórroga. Las promesas pueden relacionarse con una
sensación de culpabilidad oculta.
– Depresión: aparece cuando el paciente comienza a sufrir importantes síntomas o sucesivas
hospitalizaciones. Su ira se sustituye por la sensación de pérdida. Además, comienzan las pre-
ocupaciones por los hechos externos que ocurrirán cuando el paciente falte. El interés por el
tratamiento disminuye así como la comunicación intrafamiliar. Los sentimientos de soledad
y desconfianza se agravan.
– Aceptación: el agonizante entra en la paz. Se despide de su familia y arregla sus asuntos. Sigue
todas las instrucciones del personal sanitario. Se aleja del mundo de los vivos, pensando que
al menos una parte de su vida pertenece ya al pasado. Espera la muerte, a menudo con curio-
sidad. Mira a la muerte de frente. Esto no significa la rendición de la voluntad, es entrar en una
percepción nueva hasta entonces desconocida. No todos los enfermos llegan a este grado
de aceptación, ya que aceptar nuestro propio fin es un proceso doloroso. Predomina en esta
fase la comunicación no verbal y la necesidad de intimidad.
302 .../...
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
.../...
– Depresión preparatoria: se pone fin a la preparación. Aunque el enfermo biológicamente vive
todavía, su percepción de la realidad no puede ser compartida por los vivos. Los dolores cesan,
el enfermo no come apenas y todo lo que le rodea se vuelve vago. Los familiares no saben si es
mejor acompañarlo hasta el momento de la muerte o no, pero el enfermo tiene necesidad de
ayuda, necesita de la terapia del silencio y la disponibilidad de la familia. Su mirada sobre los
seres queridos y sobre sí mismo es muy lúcida. Percibe realidades que jamás compartiremos.
Fases del duelo del propio paciente descritas por la Doctora K. Ross y adaptado por Gómez Sancho
La duración del duelo. Antes de analizar estas etapas, debemos responder a la pregunta
¿cuánto dura un duelo? No existe un consenso sobre el tiempo que se puede considerar normal.
Depende en gran medida de la capacidad para avanzar en lo que antes llamamos la elaboración
del duelo. A pesar de ello, hay un principio universalmente aceptado: la duración e intensidad de la
pena son inversamente proporcionales a la expectativa de la muerte: cuanto más repentina e ines-
perada es la pérdida, más largo e intenso el duelo. Por ejemplo, las esposas con maridos enfermos
que pueden anticipar su muerte con bastante antelación afrontan mucho mejor la pérdida durante
el primer año que aquellas otras cuyos cónyuges mueren súbitamente. Estas últimas sienten mu-
cha más angustia y es probable que entren en un proceso de duelo complicado. Por este motivo se
considera tan importante la llamada prevención del duelo.
En términos generales se considera que la duración media oscila entre uno y dos años y en algunos
casos incluso más. Los estudios actuales tienden a alargar los plazos que hasta hace poco se conside-
raban normales. En las muertes traumáticas o de personas jóvenes se considera aceptable un duelo
bastante más largo, hasta de cuatro años. El caso más excepcional es la muerte de un niño; puede re-
sultar tan devastadora que la pena se prolongue durante largos años. En el duelo la duración es menos
importante que su dirección; no debe preocupar tanto “cuánto dura”, sino “¿hacia dónde voy? ¿Estoy
avanzando en el camino que apunta a la recuperación?” De ahí la necesidad de conocer estas etapas:
dida del ser amado. Como ya adelantamos antes, la intensidad del aturdimiento depende en gran
medida de si la muerte era o no previsible; cuanto más inesperada sea, mayor será el impacto que
produce y más difícil resultará asimilarla. Esto ocurre sobre todo con la muerte de niños y jóvenes, in-
cluso cuando su pérdida se había anticipado, porque nunca se espera que un niño o un joven muera.
Paradójicamente, a veces, en vez del shock emocional aparece una sensación de alivio, en espe-
cial cuando el fallecido había padecido una enfermedad prolongada. Cuidar al ser amado requería
una dosis tan alta de energías físicas y emocionales que su muerte viene a ser como un descanso,
tanto para el moribundo como para sus seres queridos. En estos casos el duelo se había iniciado
mucho antes del óbito, por ejemplo al conocer el diagnóstico o bien durante las interminables
semanas o meses de enfermedad. Es lo que llamamos un duelo anticipado.
Síntomas físicos
La mayoría de las veces estos síntomas son pasajeros y duran unos pocos días o semanas. Pero,
en ocasiones, tienen un efecto permanente sobre la salud del doliente. En los últimos años se ha
investigado mucho sobre el aumento de las enfermedades y del índice de mortalidad entre per-
sonas que han perdido a un ser querido, incluido el caso del divorcio. En ocasiones, una muerte
traumática (por accidente, muerte violenta, suicidio) acelera el fallecimiento del propio doliente.
Esto es especialmente cierto con padres que pierden un hijo. Por supuesto, se requiere una cierta
predisposición personal y el duelo no es el único factor, simplemente actúa como detonante. Está
claro que el duelo ejerce un notable efecto estresante sobre la salud. No obstante, podemos actuar
para prevenir y evitar estas consecuencias perjudiciales, de tal forma que en ningún momento el
doliente debería sentirse como una víctima de un proceso irremediable de deterioro de su salud.
Recordemos que el duelo no es tanto algo que “nos sucede” como “algo que nosotros elaboramos”.
Añoranza profunda
Otra característica de esta etapa es la añoranza. El doliente se ve dominado por un deseo intenso
de buscar a y reunirse con la persona desaparecida. Esta “búsqueda” caracteriza buena parte de la
fase, sobre todo al principio. En esta fase todos los recursos psicológicos del doliente se concentran
en conseguir la reunión, como si pudiera revertir la situación y deshacer la pérdida. De hecho, en oca-
siones los recuerdos del difunto son tan intensos que rayan en la alucinación: «La he visto»; «Escuché
su voz». Algunos investigadores afirman incluso que durante el duelo las alucinaciones son una expe-
riencia normal. En un estudio, 46,7% de las viudas tuvieron alucinaciones posteriores al duelo. En este
fenómeno se incluye la sensación de la presencia del ser querido: «percibo como si estuviera aquí».
Llanto
Ésta es la expresión más natural del proceso de duelo. Suele aparecer desde el principio. Junto con
la pérdida de apetito y el insomnio, constituye la tríada típica del duelo temprano. ¿Por qué lloramos?
¿Qué explicación psicológica tiene el llanto? Cuando todos nuestros intentos de expresar la pena con
palabras nos parecen inadecuados o insuficientes, entonces necesitamos las lágrimas. Es una forma
sencilla de manifestar el dolor de la separación y el deseo de recuperar a la persona desaparecida.
Sin embargo, las lágrimas no son la única válvula de escape emocional durante el duelo. Algunas
personas, por ejemplo las que saben expresar sus emociones con palabras, no necesitarán llorar
tanto como otras. Como dijimos antes, las personas se duelen de forma distinta y no todas mani-
fiestan su pena por medio del llanto. No es correcta la idea popular de que «en realidad nunca pasó
por un duelo, porque no lloró». Por tanto, la “calidad” o normalidad de un duelo no se puede medir
por la cantidad de lágrimas derramadas. Dicho esto, la ausencia total de lágrimas no es una reacción
normal y puede estar ocultando algún problema que, más tarde, produzca un duelo complicado.
Enojo
El enfadarse, incluso hasta el punto de la ira, es también una reacción posible tras la pérdida.
A pesar de todo, es menos frecuente que las anteriores (llanto y síntomas físicos). También aquí
expresa la reiterada frustración del doliente para recuperar a la persona difunta. La sensación de
que la experiencia es injusta o absurda le lleva a protestar. En realidad, la protesta es la válvula de
escape más frecuente del enojo: «¿Por qué me ha sucedido esto?» «¿Dónde está Dios?» «¿Por qué
... por qué?» Estas preguntas, que expresan cierto resentimiento, pueden ir dirigidas a cualquier
persona involucrada en el proceso de la muerte: parientes, amigos, personal sanitario, e, incluso, el
propio fallecido. Su sensación de injusticia les lleva a discutir con aquellas personas supuestamente
responsables del sufrimiento.
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Es importante que el personal sanitario conozca este fenómeno: el enojo y la protesta son ma-
nifestaciones “fisiológicas” de la pena y no deben interpretarse como un ataque o queja personal.
Expresan simplemente la necesidad de vaciado (catarsis) del doliente y reflejan el esfuerzo deses-
perado e inconsciente de restaurar lo que se ha perdido. Poder manifestarlo forma parte esencial
del proceso de curación; por el contrario, reprimir esos sentimientos o querer argumentar sobre
ellos puede complicar el duelo.
Por tanto, ante el enojo, la queja injustificada, la ingratitud y los reproches la actitud más ade-
cuada es la de no responder o discutir, sino la de escuchar. El personal sanitario hará bien en re-
cordar que el enfado o la protesta no va contra ellos, sino contra la situación. Ello evitará tensiones
innecesarias en la relación asistencial.
Sentimientos de culpa
Éste es uno de los problemas más perturbadores de todo el proceso. El doliente teme haber
contribuido a la muerte de la persona querida, lo cual le produce una angustia insoportable. Ya
sea por omisión, «algo que debí haber hecho y no hice» o por comisión, «algo que hice mal», la
culpa le aplasta. Uno de los remordimientos más frecuentes tiene que ver con la falta de expre-
sión de afecto y de cariño. «No le dije cuánto le quería»; «No le demostré lo mucho que la amaba»;
«Debía haber sido más cariñoso»; «¡Ojalá le hubiera expresado más mis sentimientos!». En otras
ocasiones, los lamentos y la culpa tienen que ver con asuntos o decisiones prácticas: no elegir
el mejor médico u hospital; no haber hecho un diagnóstico precoz; no haberle presionado lo
bastante para que se quedara en casa la noche del accidente; no haberle insistido en que dejase
el tabaco, etc.
Es importante comprender el significado de la culpa en el duelo. Por lo general, esa sensación
de responsabilidad por la muerte no está relacionada con ningún hecho real, faltas o errores
concretos. A pesar de lo que el doliente cree, no es la culpa la que provoca el dolor, sino el dolor
lo que causa la culpa. En este sentido sería el equivalente del llanto, el enojo o los síntomas so-
máticos, distintas maneras de expresar el dolor interior. A menudo la manifestación de la culpa
viene a ser una forma inconsciente de asegurarse de que se hizo todo lo posible por el difunto.
Funciona de forma parecida a una auditoría emocional: al expresar mi culpa, estoy buscando
apoyos objetivos (en la opinión de otra persona) para saber si realmente fallé o no fallé. Por
consiguiente, el doliente debe llegar a comprender que su culpa es falsa y que irá disminuyendo
a medida que el duelo se resuelva. Por lo general, el solo hecho de entender lo antedicho ya le
supone un gran alivio.
La culpa se convierte en un factor muy destacado cuando la muerte es resultado de un suici-
dio. En realidad, ésta es una de las pérdidas más traumáticas porque llega de una forma inesperada
y prematura. Por consiguiente, suele originar un duelo muy prolongado. El duelo por el suicidio es
tan específico que exigiría tratamiento aparte. Lo esencial para el personal sanitario es saber que
en muchos casos de suicidio consumado había una enfermedad psiquiátrica de base: depresión
mayor, esquizofrenia y trastornos de personalidad las más frecuentes. Saber esto no alivia el dolor
de los padres o familiares, pero sí puede mitigar los sentimientos de culpa al verse desde la pers-
pectiva de la enfermedad, es decir, como una complicación propia del trastorno psiquiátrico y no
como un “fallo” de su parte.
La culpa se puede experimentar también de otras formas menos comunes. Así tenemos la lla-
mada «culpabilidad del superviviente»: «¿Por qué él y no yo?». Esto les sucede especialmente a los
padres cuando muere algún hijo y en muertes por accidente donde el superviviente estaba junto
al ser querido.
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VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
La indiferencia y la falta de interés invaden la mayor parte de las áreas de su vida: «He perdido
el interés por todo. Nada me motiva». No hay ilusión por el futuro: «No le veo mucho sentido a la
vida. En realidad, no me importaría morir mañana». Las tareas más sencillas de la vida diaria se
convierten en una montaña, sobre todo comenzarlas.
La persona sumida en el duelo, además, parece insensible a la mayoría de estímulos. Desaparece
su capacidad de tomar la iniciativa, de responder emocionalmente, incluso de sentir amor. «Soy in-
capaz de reaccionar, me siento como paralizado».
En esta etapa los síntomas recuerdan una depresión. Incluso hay autores que se refieren a esta
fase con este nombre. Pero la depresión del duelo es distinta del trastorno depresivo propiamente
dicho. La depresión clínica es una enfermedad con unos criterios diagnósticos bien definidos que
van más allá de la tristeza, el deseo de estar solo o la apatía. El duelo normal no es una depresión. La
depresión clínica sólo se presenta en el duelo complicado. De ello se desprende un aspecto prácti-
co importante: los antidepresivos no deberían emplearse rutinariamente en un duelo no complica-
do. No se olvide que el duelo no es una enfermedad, sino un proceso normal y necesario. Por ello,
sólo algunos casos de duelo complicado requerirán el uso de antidepresivos o de tranquilizantes.
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Ansiedad y desesperanza
A diferencia de las primeras etapas, en esta fase la ansiedad no se origina tanto en la separación
de la persona amada (ansiedad de separación), como en la incertidumbre sobre el futuro. Muchas
preguntas concretas se agolpan en la mente del doliente hasta abrumarle: «¿Cómo voy a vivir sin
él/ ella?».”¿Qué será de mi vida?” Estas inquietudes nacen de la inseguridad de un futuro sin el res-
paldo de la persona que era como una columna, sobre todo para el cónyuge viudo o divorciado.
Estos síntomas son especialmente frecuentes en nuestra sociedad cuyo estilo de vida agrava la
soledad de viudos/as ancianos.
Esta ansiedad se agrava por la dificultad para pensar con la misma claridad y rapidez que antes,
cierto grado de desorganización mental, alteraciones de memoria, dificultades de concentración
etc. Todo ello aumenta la sensación de inseguridad: En consecuencia, la conducta también se vuel-
ve desorganizada: «No sé qué hacer, dónde ir, cómo arreglármelas. Me siento perdido». Si bien es-
tos síntomas suelen aparecer con mayor frecuencia durante los primeros meses del duelo, pueden
persistir durante mucho tiempo con diversos grados de intensidad.
Una conducta característica de este periodo consiste en comportarse, vestirse y vivir como lo
haría la persona fallecida. La identificación es un intento inconsciente de perpetuar el recuerdo del
ser querido: «Ya no está con nosotros, pero me agrada hacer todo lo que a él le gustaba», me decía
un adolescente que había perdido a su hermano en accidente. Cierto grado de identificación es
normal. A todos nos gusta honrar la memoria de nuestros seres queridos respetando sus deseos o
gustos, incluso hasta el punto de hacerlos nuestros por lo menos durante un tiempo. El problema
puede surgir en casos extremos cuando el doliente adopta casi por completo la personalidad del
fallecido y anula su propia personalidad. Tal situación requiere ayuda profesional.
Una forma normal de identificación es el deseo de hablar mucho del difunto. El doliente apro-
vecha cualquier ocasión para sacar a colación el tema de su ser querido. En ocasiones, ello provoca
tensión con el resto de los familiares que desean exactamente lo contrario: no hablar ya más de
esta muerte.
Esta fase de soledad reviste un notable peligro: la persona, aun en pleno duelo, puede tomar
decisiones precipitadas como contraer matrimonio, vender su casa y trasladarse a un nuevo en-
torno, etc. Todas estas decisiones buscan de manera inconsciente comenzar «una vida totalmente
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VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
distinta» u «olvidar más rápido». Piensan que encontrar a alguien o algo nuevo contribuirá a aliviar
su pena. Uno debería tener mucho cuidado a la hora de tomar decisiones durante el duelo porque
puede equivocarse mucho.
Concluimos esta etapa. En un duelo normal, tras estos momentos tan duros de soledad y ais-
lamiento, llega un periodo final de adaptación. La capacidad de tolerar esta fase, de redirigir las
energías hacia nuevos objetivos y reorganizarse permite avanzar hacia la adaptación que es la re-
solución final del duelo.
7.2.4. La adaptación
Se han usado distintos términos para describir esta etapa final del proceso de duelo: resolución,
aceptación, restitución, recuperación y otros. Todas estas palabras denotan objetivos distintos y
válidos: la restauración de las fuerzas, el reajuste a los cambios, etc. Estamos ante un período culmi-
nante porque se llega al final del camino: el doliente recupera de forma gradual una sensación de
bienestar, junto con la capacidad de volver a adaptarse a la vida cotidiana. La característica esencial
de esta fase es la capacidad del afligido para reconocer lo que la pérdida significó y, a la vez, volver
al trabajo, experimentar placer y reiniciar las relaciones sociales.
¿Cómo podemos saber que se ha alcanzado este estado de restitución? ¿Existen criterios obje-
tivos? Podemos definir la resolución del duelo como un regreso a los niveles previos de funciona-
miento. Según un especialista, Robert S. Reiss, hay cinco capacidades que evidencian la recupera-
ción de la persona inmersa en el duelo. Al mencionar cada una de ellas, nos referiremos también a
los criterios de fracaso, es decir, las señales de que no se ha llegado a la resolución.
– La capacidad de centrar la energía en la vida cotidiana. Si la recuperación falla en este
punto, el doliente seguirá viendo su vida actual como vacía y carente de sentido.
– El bienestar psicológico demostrado en la ausencia de dolor y de angustia. Los pen-
samientos y los sentimientos ya no le perturban. Los recuerdos ya no están asociados con
un dolor insoportable, o al menos el dolor no paraliza la vida del afligido. Puede pensar en
y hablar de la persona fallecida sin angustia. En este punto la falta de recuperación se ma-
nifiesta con una paradoja: verse liberado del duelo le produce angustia. Se ha identificado
tanto con el ser querido que no puede prescindir de la pena: «Siento que no tengo derecho
a sentirme bien». Se aferra inconscientemente al duelo como una expresión de respeto o
amor por el ser ausente, como veíamos en las reacciones de identificación excesiva.
– La capacidad de anticipar y sentir placer. La persona sumida en el duelo es capaz de sen-
tir de nuevo emociones positivas como la alegría y el placer. Si las situaciones placenteras se
consideran carentes de sentido, no hay aun recuperación. Algunos sufrientes llegan a sentir
culpabilidad o remordimientos: «No puedo disfrutar de esto porque me falta alguien».
– Esperanza de cara al futuro. Se recupera el sentido de futuro. Hasta el momento ha vivido
o bien en el pasado (los recuerdos), o en el presente (el dolor, la angustia). Todos sus pen-
samientos y emociones se concentraban en el ayer o en el hoy. Ahora el futuro le vuelve
a parecer lleno de sentido. Quiere planificar actividades, relaciones, etc., para mañana. La
persona que no se recupera sigue pensando que el futuro está vacío y carente de esperan-
za. Según muchos investigadores las creencias religiosas juegan un papel importante aquí
para facilitar la recuperación.
– La capacidad de funcionar socialmente. El enlutado puede volver a relacionarse adecua-
damente como cónyuge, como padre o madre, o como hermano/a, roles que a menudo se
ven muy afectados por el proceso de duelo. Este retorno gradual a la normalidad le permi-
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Depresión y duelo
A simple vista la depresión y el duelo parecen lo mismo. Hasta hace poco, aun los expertos
equiparaban el duelo a una depresión reactiva pues, tras una pérdida, se experimentan algunos
síntomas propios de la depresión. Por ejemplo, casi el 50% de las personas encuestadas en perío-
do de luto manifestaban, al cabo de un mes de la pérdida, síntomas de depresión, y un 16% los
evidenciaba al cabo de un año. La investigación demuestra la estrecha relación entre la depresión
y el duelo. Sin embargo, hoy día se admite que son dos realidades psicológica y existencialmente
diferentes, aunque puedan producirse al mismo tiempo y sus síntomas se solapen. Por ejemplo, el
insomnio, la falta de apetito, la pérdida de peso, la tristeza y la ausencia de interés por la vida están
presentes tanto en la depresión como en las reacciones de duelo.
La característica distintiva no radica tanto en la naturaleza de los síntomas, que a menudo se
superponen, sino en su duración; en el duelo normal la intensidad debe disminuir con el paso de
las semanas. Este criterio basado en el tiempo es importante porque si los síntomas depresivos
persisten, significa que la pena no se ha resuelto. En general se acepta que la depresión es una
expresión de duelo patológico cuando se prolonga más de doce a dieciocho meses tras la pérdida
del ser querido.
Sabremos que el doliente padece una depresión si presenta las siguientes características:
– Sentimientos y pensamientos crecientes de indignidad e incapacidad: «Como persona ya
no valgo nada. Me siento inútil; me rindo; no puedo más». A ellos se une la desesperanza:
”Ya no tengo ningún futuro”
– Ideas sutiles o manifiestas de autodestrucción: No vale la pena vivir. Estaría mejor muerto.
Quiero morirme».
– Sentimientos de culpabilidad que pueden ser obsesivos y torturantes: «¡Si hubiera estado
allí cuando murió!»; «¡Si hubiera hecho esto o lo otro!». El doliente se siente muy respon-
sable por la muerte del ser querido. Esta culpabilidad intensa agrava el desprecio hacia sí
mismo y la crisis en la autoestima.
– Una hostilidad excesiva, hasta el punto que provoca tensión en sus relaciones. Si va en au-
mento, puede conducir a la agresividad y a alteraciones de la conducta (que no son infre-
cuentes entre los adolescentes varones como veremos después).
– Una retirada social completa y persistente, que incluye la negativa a recibir ayuda o consejo.
No se relaciona apenas con nadie.
– Una expresión emocional extrema, como llanto casi constante.
En algunos casos la depresión en el duelo puede ser tan grave que induzca al suicidio. En estas
situaciones es urgente la atenta supervisión médica.
Alteraciones de la conducta
explosivo intermitente) son ejemplos de esta alteración. A diferencia de la expresión normal de los
sentimientos del duelo convencional, estas conductas constituyen una forma perjudicial de descar-
gar la tensión acumulada. La impulsividad, unida a la irritabilidad, puede perjudicar la relación del
doliente con otras personas.
Asociados a los trastornos del control de impulsos hallamos el consumo de alcohol y drogas. En
ocasiones el duelo desencadena el abuso de sustancias, sobre todo el alcohol, pero también de
fármacos hipnóticos y tranquilizantes. Esta conducta adictiva suele responder a la necesidad de
aliviar el dolor y la soledad. Este patrón no es infrecuente entre mujeres que pasan por un duelo
complicado, en especial cuando se sienten solas.
En los peores casos puede producirse una conducta antisocial. Es más frecuente con adolescen-
tes en situaciones de riesgo: entornos familiares disfuncionales, retraimiento social, timidez patoló-
gica que dificulta la expresión emocional, incapacidad para hacer amigos o para conservarlos, etc.
Todas estas alteraciones de conducta pueden ser expresión de un duelo complicado, en espe-
cial si aparecen o se agravan en el transcurso de la pena.
Trastornos de ansiedad
Casi la mitad de los dolientes sufre algún tipo de trastorno de ansiedad. Destaca por su frecuen-
cia la ansiedad generalizada. La persona se encuentra dominada por una sensación de aprensión
y temor constante, unida a la idea, en ocasiones obsesiva, de que pronto sucederá algo malo: un
accidente, una enfermedad. Aparecen miedos irracionales, incluyendo fobias. Una complicación
no infrecuente son los ataques de pánico. Son crisis súbitas de ansiedad aguda, muchas veces sin
causa, que se viven como un pánico intenso (de ahí el nombre), con sudoración, diseña y deseos
de huir a un lugar seguro. Son frecuentes también las somatizaciones ansiosas (disnea, vértigos,
extrasístoles etc.).
Atención especial merece el trastorno por estrés post traumático, un trastorno de ansiedad par-
ticularmente asociado con muertes traumáticas e inesperadas. La muerte en casos como el suici-
dio, los homicidios, los accidentes y también las catástrofes colectivas (p. e. atentados terroristas,
accidentes de avión, desastres naturales, etc.), provoca reacciones en los familiares o en los super-
vivientes que son distintas a un duelo normal. En este trastorno el superviviente revive el aconte-
cimiento de manera repetida con imágenes y pensamientos que vienen a su mente como flashes
indeseados: «Me viene a la mente como un vídeo de la tragedia que no puedo parar». Sufren pesa-
dillas e hipervigilancia, una actitud como de estar en guardia permanentemente. Todo ello causa
fatiga y dificultad para pensar con claridad.
Con todo, el síntoma más molesto de este trastorno son esos recuerdos que invaden la mente
como un intruso indeseado y que suelen requerir tratamiento especializado.
C) El duelo crónico
Algunos autores lo llaman duelo no resuelto porque puede durar años, en ocasiones toda
una vida. Aquí el proceso permanece sin cambios; los síntomas son siempre los mismos, sin
progreso alguno a través de las diversas fases. La persona se rinde a la pena, ya no lucha y nunca
concluye el duelo. Muchos años después de la pérdida se comporta como si la muerte fuera
reciente; el llanto y los síntomas agudos están presentes con intensidad. La persona atrapada en
ese estado parece bloqueada, incapaz de dar un paso más. La repetición monótona de algunos
síntomas, en especial los sentimientos de culpa y los reproches dirigidos contra uno mismo,
puede conducir, una vez más, a una depresión. Otros síntomas típicos son el aislamiento perma-
nente –el doliente crónico rompe toda relación y prefiere vivir solo– y una intensa tristeza que
generalmente lleva a la amargura y a la pérdida del sentido de la vida. Éstas son las característi-
cas principales de este proceso.
La manera cómo la muerte afecta a un niño constituye la semilla del duelo patológico en el
adulto. La experiencia temprana de la muerte –en especial la pérdida del padre o de la madre–
marca su personalidad a la manera como quedan indelebles las huellas sobre el cemento fresco. En
lenguaje psicológico hablamos de una sensibilización: la pérdida temprana les hace más vulne-
rables al dolor de futuras separaciones. La pérdida posterior, siendo ya adulto, viene a reabrir una
herida muy dolorosa que no había cicatrizado adecuadamente; no están preparados para tolerar la
angustia de una experiencia que tanto les recuerda aquel trauma temprano. Como si de una aler-
gia se tratara –de ahí el nombre de sensibilización– surge una reacción de duelo inesperadamente
intensa. Esta pérdida posterior no necesariamente ha de ser la muerte, sino también el divorcio u
otras experiencias vividas como un abandono.
El duelo crónico es frecuente en padres que han perdido a un hijo. La pena crónica también
supone un alto precio a los demás miembros de la familia, sobre todo los hijos, porque el padre o
madre no pueden relacionarse adecuadamente con ellos.
Consideremos ahora algunas razones inconscientes que explican el duelo crónico. Siempre hay
una motivación oculta para que el sufriente siga prolongando su pena. En ocasiones es una forma
de negar la muerte del ser querido. El acabar el duelo y volver a la vida normal lo vive como una
ofensa a la honra y al recuerdo de la persona desaparecida. Así la pena crónica se convierte en un
intento inconsciente de mantenerla viva, convirtiéndola en un memorial permanente. Podemos
resumir esta idea en las siguientes frases: «No tengo derecho a sentirme bien. Si no estoy afligido,
quiere decir que no le amaba lo suficiente». De esta manera, la pena se convierte en una forma
distorsionada de perpetuar el amor por el ser ausente.
Otras personas hallan en el duelo crónico una forma de encubrir un intenso sentimiento de
culpabilidad. En ocasiones este sentimiento está relacionado con hostilidad inconsciente hacia el
difunto. La culpa va asociada a una historia de conflictos no resueltos y de problemas entre la per-
sona fallecida y el doliente. Por último, hay quien emplea el dolor como una forma auto impuesta
de martirio por medio de la cual, inconscientemente, obtiene algún beneficio psicológico como la
atención o el afecto de otros.
Antes de seguir, una recomendación para los familiares y amigos del doliente. Cuidado con
poner la etiqueta de “duelo crónico” simplemente porque nos parece “que va muy despacio”
y deseamos que avance con mayor rapidez. En ocasiones, este tipo de comentario refleja la
dificultad propia para superar la pena. El diagnóstico de “duelo crónico” sólo debe darlo un
especialista.
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La personalidad
La personalidad influye mucho en la evolución del duelo. Existe una relación clara entre ambos:
una personalidad sana conducirá a la resolución de la pena de la forma y en los plazos que hemos
descrito como normales. Por el contrario, los problemas de personalidad son un factor de riesgo.
Hay dos situaciones que afectarán negativamente la evolución y la naturaleza del duelo:
– Relaciones muy dependientes. La dependencia excesiva es el problema que explica la mayo-
ría de casos de pena crónica. En este sentido el duelo prolongado, más que una evidencia
de amor, suele ser el resultado de una dependencia paralizante.
– Relaciones ambivalentes. La ambivalencia consiste en la presencia de sentimientos positivos
y negativos a la vez. Coexisten el amor y el odio hacia el ser querido, el afecto y el rechazo,
el deseo de estar cerca y de alejarse.
En resumen, la calidad de una relación determina en gran medida la normalidad del duelo.
De alguna forma los problemas previos entre el doliente y el ser querido se prolongan después
del óbito y se manifiestan en forma de trastorno emocional. Hermanos que no se han hablado
durante años, padres e hijos que tuvieron relaciones frías, distantes, que no se han visto en lustros;
conflictos familiares que siguen pendientes de resolución, o simplemente un amor que no se ha
demostrado abiertamente, todas estas circunstancias complican el proceso de duelo.
Antes de abordar estas preguntas, debemos clarificar un punto de índole práctica: ¿quién pue-
de ayudar al que está de luto? ¿Hay personas más adecuadas que otras? La investigación ha de-
mostrado que la primera fuente de consuelo proviene de la familia y de los amigos más íntimos,
sobre todo durante los primeros días. La presencia del cónyuge, una hija o hijo, el padre o la madre,
así como de los amigos cercanos es esencial y se convierte en la fuente más importante de consue-
lo. De igual manera, la ausencia de estas personas significativas se recuerda durante mucho tiempo
en términos negativos. La frase «no estuviste allí el día que lo enterramos» es un amargo reproche
que cuesta olvidar. Por tanto, la reunión de toda la familia es una prioridad, incluso para aquellos
miembros que no se llevaban muy bien con la persona fallecida.
En segundo lugar, son de gran ayuda aquellos que ya pasaron por una experiencia similar de
duelo; por ejemplo, una joven viuda puede hallar un gran alivio compartiendo su pena con otra
viuda joven; se entenderán bien porque experimentan sentimientos y problemas parecidos, existe
entre ellas una simpatía mutua y espontánea. Ello es especialmente aplicable a los padres que han
perdido a un hijo y a aquellos cuyos seres queridos murieron en circunstancias traumáticas. En este
sentido, los llamados “grupos de apoyo” –pequeñas células de 7-8 personas que se reúnen regu-
larmente para compartir sus experiencias de duelo– pueden resultar muy útiles.
En tercer lugar, el respaldo social, por ejemplo de comunidades religiosas, también ha demos-
trado ser muy valioso.
Hay un principio básico que es aceptado universalmente: la mayoría de personas en luto no
necesitan consejería profesional porque el duelo normal no suele requerir ayuda especializada. De
manera que el consuelo importa más que la consejería; el cariño de los seres queridos va antes que
la pericia del profesional. Exceptuando los casos de pena patológica, no es necesario un tratamien-
to por especialistas.
Las necesidades de la persona que ha perdido a un ser querido.
Hemos seleccionado las necesidades que consideramos esenciales para la resolución del duelo.
Cada una de estas necesidades básicas se corresponde, a grandes rasgos, con las diversas etapas
del duelo normal. Recordar esta correlación ayudará a tener las actitudes adecuadas en cada mo-
mento del duelo, evitando así errores innecesarios.
– Necesidad de apoyo – Etapa de aturdimiento.
– Necesidad de expresión emocional – Etapa de duelo agudo.
– Necesidad de comprensión – Etapa de soledad y aislamiento.
– Necesidad de reorganización – Etapa de adaptación.
Cada una de estas necesidades puede estar también presente, en cierto grado, durante las
otras fases. Ya vimos que en el duelo no hay nada que tenga lugar en compartimentos cerrados y
muchos de sus fenómenos son a menudo recurrentes.
7.4.1. Apoyo
La necesidad de apoyo perdura a lo largo de todo el proceso de duelo, pero alcanza su punto
culminante en los primeros días y semanas; es entonces cuando se experimenta con mayor intensi-
dad. ¿Cómo podemos expresar este respaldo? Con fines prácticos agruparemos nuestras sugeren-
cias en tres recomendaciones. Algunas de ellas no se aplican directamente al personal sanitario, es
importante que éste las conozca para orientar de forma adecuada al familiar en duelo.
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Está presente: acompaña. Estar junto a la persona afligida por el luto es el primer paso –y el
más elemental– en el proceso de ayuda. La compañía es la forma más natural de expresar simpatía.
La soledad empeora claramente el curso del duelo.
El hecho de estar ahí, la presencia, es una forma poderosa de comunicar amor. La necesidad
principal de la persona afligida por el duelo no es palabras, sino calor, el calor emocional que se
desprende de la compañía. Ello es así porque en el duelo el amor se expresa mejor con el lenguaje
de los gestos y de las actitudes: un brazo cariñoso por encima del hombro, un prolongado apretón
de manos, un abrazo cálido hablan más claro y más alto que el discurso más elocuente. Llegan
directamente al corazón. La comunicación no verbal es un instrumento clave para mostrarle al en-
lutado cómo le amamos y cómo nos duele su situación.
La estrecha relación entre estar presente y consolar viene ilustrada por el origen etimológico de
la palabra «asistir»: procede de un vocablo latino (adsum) cuya traducción literal es “estar junto a” y
de ahí pasó a significar ofrecer ayuda, cuidar.
No hables mucho. Como ya apuntábamos antes, en el duelo, como en muchas otras situacio-
nes de sufrimiento, no somos llamados a “sermonear”, sino a mostrar simpatía. La persona afligida
no necesita la elocuencia de un buen discurso, sino el calor de una mano tendida con amor.
No te sientas incómodo por los periodos de silencio, aunque sean largos. Recuerda que, en el
sufrimiento, “las palabras son de plata, pero el silencio es de oro”. Los momentos de silencio son
fructíferos porque contienen un gran potencial terapéutico. El escritor ruso Chejov, quien pasó por
épocas de mucho sufrimiento a causa de una enfermedad, dijo: «Cuando la felicidad y la desdi-
cha son extremas, sólo pueden expresarse adecuadamente mediante el silencio». Es en la quietud
cuando podemos escuchar nuestras voces interiores, reflexionar sobre pensamientos nuevos y cla-
rificar sentimientos.
No presiones
Éste es exactamente el error opuesto a los anteriores No podemos forzar a nadie a llorar o
a mostrar enojo. La expresión de las emociones sigue una norma que se debe respetar en todo
momento: es espontánea y voluntaria. No tenemos derecho a invadir la «estancia» más privada del
sufriente forzando una catarsis que en este caso no será beneficiosa, sino más bien destructiva. Las
lágrimas espontáneas son balsámicas, pero las lágrimas forzadas son irritantes. Este error nace de
la idea equivocada de que, sin lágrimas, no hay duelo auténtico. Si bien es cierto que la ausencia
total de lágrimas (u otros sentimientos) puede indicar un duelo inhibido, no podemos equiparar la
eficacia del proceso de duelo con el derramamiento de lágrimas o la explosión de ira. Hay duelos
bien resueltos con pocas lágrimas y duelos patológicos con mucho llanto.
319
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
La empatía
Saber escuchar
El escuchar empático es una herramienta poderosa para manifestar al doliente nuestro inte-
rés más genuino. Implica no sólo nuestros oídos, sino también nuestros ojos, todo nuestro ser.
Mientras escuchamos estamos transmitiendo mensajes que llegan directamente al corazón. Estos
mensajes pueden ser positivos y alentadores: amor, cercanía, identificación; pero también pueden
ser negativos: desinterés, indiferencia, rutina. La persona que sufre percibe todo esto según nuestra
forma de escuchar. De hecho, puede haber diálogo genuino entre dos personas aunque sólo una
hable; el interlocutor está respondiendo no con palabras, sino con actitudes.
La facultad de escuchar es el ingrediente que convierte la comunicación humana en algo sin-
gular. Por esta razón es vital fomentarla durante el duelo, tiempo en el que las relaciones humanas
adquieren una importancia decisiva. Recordemos que la soledad no deseada es como el veneno
que bloquea el curso normal de la pena.
320
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
7.4.4. La reorganización
Esta cuarta necesidad correlaciona con la última fase del duelo: la adaptación. Es un tiempo
cuando el enlutado vuelve a ser capaz de invertir su energía emocional (o al menos parte de ella)
en la vida cotidiana, con todos sus deberes, exigencias y preocupaciones.
¿Cómo podemos ayudar en esta etapa? Las siguientes sugerencias van destinadas a conseguir
la adaptación que es el último paso del camino. Estamos hablando ya del final; esto quiere decir
que la mayoría de estas sugerencias no pueden aplicarse en las primeras etapas del duelo. No ol-
videmos que siempre debemos actuar según el punto donde se encuentra el enlutado, no donde
nosotros pensamos que debería estar.
– Anima al afligido a retomar las actividades cotidianas de la vida. Para ello resulta útil propo-
nerle tareas prácticas y objetivos sencillos. Ayúdale a tomar decisiones.
– Cuestiona la idea del doliente de que la vida está vacía y carece de sentido. Ayúdale a con-
trolar sus pensamientos negativos.
– Anímale a buscar y participar en actividades que le proporcionen emociones positivas:
gozo, alegría, placer. No debe sentirse culpable por estar contento.
La dependencia emocional
El contacto asistencial puede crear una situación en la que el afligido dependa emocionalmen-
te de su ayudador. Esto suele pasar cuando el doliente ya era antes una persona dependiente, sobre
todo si esa dependencia se centraba en la persona desaparecida. Si éste es el caso, el ayudador
debería aumentar un poco la distancia emocional. Esto puede hacerse de varias maneras, pero
me gustaría mencionar una de ellas: no digas “sí” a todas las peticiones del doliente, sobre todo en
lo tocante al tiempo que te exija. Descubrirás que estás ante una persona anormalmente depen-
diente si, a pesar de toda tu entrega, nunca parece tener bastante, siempre te pide más y más. Esta
insaciabilidad es una característica clave para identificar una situación de dependencia excesiva y
constituye un riesgo en la relación de ayuda.
Duelo
Complejo proceso normal que incluye respuestas y conductas emocionales, físicas, espirituales, so-
ciales e intelectuales mediante las que las personas, familias y comunidades incorporan en su vida
diaria una pérdida real, anticipada o percibida.
Factores relacionados:
– Pérdida potencial percibida de alguien significativo.
– Pérdida potencial percibida de bienestar físico-psicosocial.
– Pérdida potencial percibida de las posesiones personales.
– Muerte de una persona significativa.
– Pérdida potencial de objeto significativo.
.../... 321
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
Características:
– Alteración del nivel de actividad.
– Alteraciones de la función inmunitaria.
– Culpabilidad.
– Alteración de los patrones del sueño.
– Alteración de los patrones de las pesadillas.
– Desorganización.
– Dolor.
– Conducta de pánico.
– Sufrimiento.
– Distrés psicológico.
Duelo complicado
Trastorno que ocurre tras la muerte de una persona significativa en el que la experiencia de sufrimiento
que acompaña al luto no sigue las expectativas habituales y se manifiesta en un deterioro funcional.
Factores relacionados:
– Pérdida potencial percibida de alguien significativo.
– Muerte de una persona significativa.
– Inestabilidad emocional.
– Muerte súbita de una persona significativa.
Características:
– Autoculpabilización.
– Depresión.
– Fatiga.
– Evitación del duelo.
– Bajos niveles de intimidad.
– Sufrimiento emocional persistente.
– Añoranza de la persona fallecida.
– Sufrimiento por la separación.
– Expresiones verbales de ansiedad.
– Expresiones verbales de ofuscación.
– Expresiones verbales de la persona de sentirse vacía.
– Verbaliza sentimientos de cólera.
– Verbaliza sentimientos de incredulidad.
– Verbaliza sentimientos de desconfianza.
– Añoranza.
Riesgo de Duelo complicado
Riesgo de aparición de un trastorno que ocurre tras la muerte de una persona significativa en el que la
experiencia de sufrimiento que acompaña al luto no sigue las expectativas habituales y se manifiesta
en un deterioro funcional.
Factores de riesgo:
– Muerte de una persona significativa.
– Inestabilidad emocional.
– Falta de apoyo social.
Diagnósticos NANDA relacionados con el duelo
322
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ENFERMO TERMINAL [[[[\
325
33
Valoración y cuidados de enfermería
a personas con problemas de
salud mental: Alzheimer. Otras
alteraciones psíquicas: cuadros de
angustia/ansiedad, hipocondría y
depresión. Prevención y control ante
el riesgo del suicidio. Valoración de la
situación familiar y social. El apoyo al
cuidador principal y familia
enfatiza la conveniencia del trabajo en equipo, y propugna un cambio del modelo biomédico a un
modelo biopsicosocial. Todas estas tendencias, definidas en la Conferencia de Alma-Ata, son apli-
cables en materia de Salud Mental dado el elevado número de casuística que se está observando
actualmente.
El objetivo al aplicar estos cambios de políticas en materia de Salud, no debe ser otro que el de
conseguir brindar a una determinada población la asistencia que ésta demande.
Por tanto, los recursos asistenciales en Salud Mental van a depender de si están ubicados en la
atención primaria o bien dependen de la atención especializada:
– Atención primaria: centros de salud mental donde se acogen unidades de salud mental
para adultos y las unidades de salud mental infanto-juveniles (niños y adolescentes). La vía
de entrada al sistema es a través del Centro de Salud de su zona.
– Atención especializada: a través del hospital de día (adultos o infanto-juvenil), centro de
media y larga estancia, unidades de agudos de hospital general (corta estancia).
– Otros recursos son: comunidades terapéuticas, pisos tutelados, unidades de rehabilitación
de área, etc.
330
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
2. Dificultad para el mantenimiento del hogar. Se llega a una incapacidad para mantener
de forma independiente la promoción y la mejora de la seguridad del entorno, relacio-
nada con la disminución de la capacidad de juicio y memoria, y la dificultad de asumir
responsabilidades.
Se debe lograr que el paciente permanezca seguro en el entorno, para ello realizará las
siguientes intervenciones:
a) Cuidar el entorno del paciente previniendo la posibilidad de accidentes, evitando el
acceso a objetos peligrosos (cerrar con llave cuchillos, habitaciones y puertas de salida,
evitar que cocine y manipule gas y estufa cuando esté solo).
b) Permanecer con él si valoramos que no es capaz de ejercer control del entorno.
c) Administrar al paciente la medicación para evitar que lo haga incorrectamente debido
a fallos de memoria.
d) Intentar que siempre que salga a la calle vaya identificado (carnet, medalla o brazalete
de identificación) para evitar que se pierda.
e) Darle recursos simples para que pueda solventar situaciones inesperadas y aumentar su
competencia (número de teléfono, dirección de casa, del trabajo o de vecinos).
f ) Realizar un plan de actividades que ayude al mantenimiento de la casa para el paciente
y los miembros de la familia.
3. Déficit de autocuidado: alimentación, baño e higiene y vestido.
El paciente con este trastorno experimenta una insuficiente habilidad para efectuar o com-
pletar por sí mismo las actividades para alimentarse, baño e higiene y para el vestirse, rela-
cionado con la falta de interés por los acontecimientos y hacia sí mismo.
Enfermería tendrá como objetivo lograr el máximo nivel de independencia en actividades
de autocuidado. Para ello, realizará las siguientes intervenciones:
a) Valorará la capacidad del enfermo par realizar las actividades cotidianas para su auto-
cuidado.
b) Dará instrucciones verbales respecto a sus actividades de autocuidado y fomentará la
realización de ellas ayudándole únicamente en lo que precise.
c) Establecerá un plan de actividades rutinarias de manera que disminuya su confusión.
d) Fomentará la toma de decisiones respecto a las actividades cotidianas, para aumentar
su responsabilidad y sentido de competencia.
4. Alteración de la nutrición. La persona experimenta un insuficiente aporte de alimentos
para cubrir las necesidades metabólicas relacionado con la falta de interés.
Las intervenciones de enfermería para lograr obtener un estado nutricional correcto serán:
a) Planificar una dieta rica en fibras y adaptada a las necesidades nutricionales del paciente.
b) Dar dietas blandas si tiene problemas de dentición.
c) Mantener horarios regulares de comidas.
d) Darle utensilios adecuados para facilitarle la coordinación.
e) Fomentar las comidas en grupo a fin de favorecer su motivación y cubrir aspectos edu-
cacionales y sociales.
f ) Evitar la deshidratación facilitando la ingesta de líquidos.
333
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
334
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
8. Alteración de los procesos familiares. Los pacientes con esta patología provocan alteracio-
nes de la vida familiar.
La labor de enfermería irá encaminada a lograr un entorno familiar estructurado:
a) Explicar a la familia la razón de las conductas del paciente para facilitar que puedan
hacerle frente de forma más adecuada.
b) Informar a la familia acerca de la evolución de la enfermedad y los problemas derivados,
aportando el tipo de ayuda que precisen.
c) Animar a la familia a verbalizar sus sentimientos negativos respecto a los problemas de-
rivados de la enfermedad del paciente y orientarle en cuanto a la necesidad de periodos
de diversión, para descansar del cuidado del paciente.
d) Ofrecer una continuidad de cuidados al paciente.
e) Informarles sobre recursos sociales y comunitarios para hacer frente a la enfermedad
del paciente.
9. Trastorno de la movilidad física. En este tipo de proceso la persona experimenta limitacio-
nes de su habilidad para los movimientos físicos independientes, relacionado con rigidez,
torpeza y deterioro del equilibrio.
Las intervenciones de enfermería dirigidas a conseguir un nivel de movilización adecua-
do en función de sus posibilidades serán:
a) Fomentar que realice regularmente ejercicio para disminuir la tensión y favorecer el
sueño.
b) Reforzar positivamente durante la realización de actividades.
c) Estimularle para que pasee.
d) Asesorar acerca de la participación en actividades de rehabilitación.
2.4. Tratamiento
La eficacia de los tratamientos médicos dirigidos a las causas de base de la enfermedad
de Alzheimer son experimentales y están inconclusos. Otros tratamientos son paliativos. Los
intensificadores de la memoria como la Vasopresina o los vasodilatadores como la Papaverina
se han probado, pero su eficacia no se ha demostrado de forma concluyente. Los psicoesti-
mulantes pueden aumentar la iniciativa, el humor y la locomoción, pero no causan cambios
en el funcionamiento intelectual. Los antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos se usan para
tratamiento sintomático.
335
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
336
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
A) Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un período de 2 semanas, que repre-
sentan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser (1) estado de ánimo
depresivo o (2) pérdida de interés o de la capacidad de placer.
Nota:
no debe incluir los síntomas que son claramente debidos a enfermedad médica o las ideas deli-
rantes o alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo.
(1) Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día según lo indica el propio sujeto (p. ej., se
siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (p. ej., llanto). Nota: en los niños y ado-
lescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
(2) Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las activi-
dades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan los demás).
(3) Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (un cambio de más del 5%
corporal en 1 mes) o pérdida o aumento del apetito casi cada día. Nota: en los niños hay que
valorar el fracaso para lograr los aumentos de peso esperables.
(4) Insomnio o hipersomnia casi cada día.
(5) Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día.
(6) Sentimientos de inutilidad y de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes)
casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo).
(7) Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea
una atribución subjetiva o una observación ajena).
(8) Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente
sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.
337
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
La interacción con otras personas también se altera en los trastornos afectivos. En el principio
del episodio depresivo, muchas personas evitan actividades sociales que no sean altamente esti-
mulantes. Cuando la depresión se hace más profunda, la tendencia es a retirarse de casi todas las
interacciones sociales.
Un cambio en las necesidades de afiliación se da también en los trastornos afectivos. Las per-
sonas incapaces de amar y cuidarse se creen a sí mismas inherentemente incapaces de ser amadas.
Puesto que tienen dificultad en definirse como individuos, necesitan la presencia de otros para
mantener su autovalía. Dependiendo de la profundidad de la depresión, normalmente, las perso-
nas autosuficientes también experimentan un aumento en la dependencia. En la depresión grave
la necesidad de depender de otros se hace incesante y excesiva.
no provocarían lágrimas. En la depresión grave, suele haber ausencia de llanto, aunque puede ha-
ber deseo de llorar, esto no ocurre porque la persona no tiene energía suficiente.
Los intentos de suicidio son practicados con frecuencia por los individuos que sufren de-
presiones graves, hecho que permite la pronta identificación de la enfermedad e igualmente la
importancia del internamiento hospitalario. Estos intentos se hacen en serio, y si no son adver-
tidos pueden lograr su objetivo. El periodo donde el suicidio alcanza su mayor frecuencia no es,
según podría suponerse, el momento donde la depresión se hace más profunda, sino más bien
cuando el paciente ha comenzado a recuperarse. La explicación más plausible de este fenóme-
no es que, cuando el sujeto se encuentra en el punto más bajo de su depresión, sufre también
retardo motor y no puede, por lo tanto, realizar eficazmente un acto de suicidio; sin embargo,
más tarde, cuando todavía se encuentra en un estado espiritual que le inclina a destruirse a sí
mismo, el paciente puede contar con mayor energía. Este punto indudablemente tiene impor-
tantes consecuencias para la enfermera, porque significa que las precauciones de seguridad no
deben cesar cuando comienza la recuperación.
Acompañando al estado depresivo, hay una pérdida de vínculos emocionales. Empieza con
un descenso del afecto por los miembros de la familia y amigos, junto con una insatisfacción de
estas relaciones. En una depresión moderada las personas, a menudo, se tornan indiferentes con
respecto a los otros. Cuando se intensifica la depresión, hay un desvinculación grave de la familia y
un repudio de todas las relaciones significativas.
339
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
El sexo es igualmente un factor a considerar, pues hay un índice mucho más alto de depresión
en mujeres que en hombres. La condición civil de la mujer es punto importante a tener en cuenta;
la maternidad sin pareja, ya sea por divorcio, soltería o viudedad es una fuente de estrés. Estas
mujeres deben luchar con preocupaciones financieras, problemas generacionales, soledad y falta
de una relación adulta de apoyo. Algunas mujeres sienten mucha presión de la sociedad para de-
sarrollar papeles de «superesposas» y «supermadres». Gran parte de su tiempo y energía se dirige a
satisfacer las necesidades de su familia y comunidad. Cuando esto se hace excluyendo sus propias
necesidades y deseos serán más susceptibles a un episodio de depresión.
Otro factor que puede contribuir a la depresión es la aparición de sucesos vitales significati-
vos. Algunos sucesos implican la expansión del sistema familiar, a través de matrimonio, nacimien-
tos, adopciones, etc. Otros sucesos implican reducción del sistema familiar, por hijos que se van,
separaciones matrimoniales, muertes, etc. Algunos sucesos implican amenazas como problemas
profesionales, dificultades económicas, problemas legales o enfermedades. Otros actúan emocio-
nalmente, como vacaciones, cambios de residencia o riñas con la familia o amigos.
Estudios realizados han demostrado la repercusión de estos sucesos vitales sobre el desarrollo
de procesos depresivos.
Un número de factores influyen en el grado de estrés que acompaña a los hechos significativos
de la vida. La presencia de apoyo social puede disminuir el impacto que un suceso puede tener
sobre una persona.
341
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
También podemos apoyarnos en Test validados como la escala de Hamilton para la depresión:
.../...
7. Trabajo y actividades
0 No hay dificultad.
1 Ideas y sentimientos de incapacidad, fatiga o debilidad (trabajos, pasatiempos).
2 Pérdida de interés en su actividad (disminución de la atención, indecisión y vacilación).
3 Disminución del tiempo actual dedicado a actividades o disminución de la productividad.
Dejó de trabajar por la presente enfermedad. Solo se compromete en las pequeñas tareas, o no
4
puede realizar estas sin ayuda.
8. Inhibición psicomotora (lentitud de pensamiento y palabra, facultad de concentración dismi-
nuida, disminución de la actividad motora)
0 Palabra y pensamiento normales.
1 Ligero retraso en el habla.
2 Evidente retraso en el habla.
3 Dificultad para expresarse.
4 Incapacidad para expresarse.
9. Agitación psicomotora
0 Ninguna.
1 Juega con sus dedos.
2 Juega con sus manos, cabello, etc.
3 No puede quedarse quieto ni permanecer sentado.
4 Retuerce las manos, se muerde las uñas, se tira de los cabellos, se muerde los labios.
10. Ansiedad psíquica
0 No hay dificultad.
1 Tensión subjetiva e irritabilidad.
2 Preocupación por pequeñas cosas.
3 Actitud aprensiva en la expresión o en el habla.
4 Expresa sus temores sin que le pregunten.
11. Ansiedad somática (signos físicos concomitantes de ansiedad tales como gastrointestinales:
sequedad de boca, diarrea, eructos, etc. Cardiovasculares: palpitaciones, cefaleas. Respira-
torios: hiperventilación, suspiros. Frecuencia de micción incrementada. Transpiración)
0 0 = Ausente.
1 1 = Ligera.
2 2 = Moderada.
3 3 = Severa.
4 4 = Incapacitante.
.../... 343
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
12. Síntomas somáticos gastrointestinales
0 = Ninguno.
1 = Pérdida del apetito pero come sin necesidad de que lo estimulen. Sensación de pesadez
en el abdomen.
2 = Dificultad en comer si no se le insiste. Solicita laxantes o medicación intestinal para sus
síntomas gastrointestinales.
13. Síntomas somáticos generales
0 = Ninguno.
1 = Pesadez en las extremidades, espalda o cabeza. Dorsalgias. Cefaleas, algias musculares.
2 = Pérdida de energía y fatigabilidad. Cualquier síntoma bien definido se clasifica en 2.
14. Síntomas genitales (tales como: disminución de la libido y trastornos menstruales)
0 = Ausente.
1 = Débil.
2 = Grave.
15. Hipocondría
0 Ausente.
1 Preocupado de sí mismo (corporalmente).
2 Preocupado por su salud.
3 Se lamenta constantemente, solicita ayuda.
16. Pérdida de peso
0 Pérdida de peso inferior a 500 g en una semana.
1 Pérdida de más de 500 g en una semana.
2 Pérdida de más de 1 kg en una semana.
17. Perspicacia (conciencia de enfermedad)
0 Se da cuenta que está deprimido y enfermo.
Se da cuenta de su enfermedad pero atribuye la causa a la mala alimentación, clima, exceso de
1
trabajo, virus, necesidad de descanso, etc.
3 No se da cuenta que está enfermo.
Puntuación total
Puntuación Gravedad del cuadro
0-7 estado normal
8-12 depresión menor
13-17 menos que depresión mayor
18-29 depresión mayor
30-52 más que depresión mayor
345
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
4. Aislamiento social, que la persona siente o percibe como impuesto por los demás y como
un estado negativo o amenazante, relacionado con la disminución de relaciones habitua-
les. Mediante las intervenciones de enfermería procuraremos que el paciente tenga unas re-
laciones sociales adecuadas:
– Nos informaremos sobre las relaciones anteriores o personas significativas, intentando
que tome interés por recuperar dichas relaciones.
– Impedir la soledad y el aislamiento, fomentando actividades relacionales, excursiones,
clubes sociales, deportes u otros.
– Estimular las relaciones con otras personas, y si se halla retraído, acompañarle y pre-
sentarle.
5. Déficit de autocuidados en cuanto a alimentación, baño e higiene, y vestido y acicala-
miento. La persona experimenta una insuficiente habilidad para efectuar o completar por
sí misma las actividades para alimentarse, para asearse, y para vestirse, relacionado con la
inhibición psicomotriz y la pérdida de significado de las actividades habituales.
El equipo de enfermería realizará las siguientes intervenciones, con el fin de conseguir que
el enfermo efectúe las actividades cotidianas y mantenga su autocuidado:
– Determinar las necesidades calóricas del paciente e identificar las preferencias dietéti-
cas, proporcionando una dieta adecuada a las características individuales. Controlar las
dietas que interactúen con IMAO.
– Programar una pauta horaria de comidas, evitando que el paciente coma entre horas, y
procurando que la dieta sea equilibrada, de presentación agradable y apetitosa.
– Controlar los posibles signos de deshidratación y proporcionar líquidos abundantes.
– Ayudar a la higiene personal y estimularle para que realice las actividades de su auto-
cuidado de forma gradual. Cuidar el aspecto físico, peinado, afeitado y maquillaje para
que mejore su autoimagen.
– Proporcionarle e instruirle sobre la ropa adecuada a la temporada, a la edad, y al momen-
to social, y ayudarle a vestirse correctamente cuando tenga dificultades de movilidad.
– Comprobar directamente la ingesta de la medicación prescrita, y prevenir sus efectos
secundarios.
6. Potencial de violencia: autolesiones y lesiones a otros. Se demuestran conductas física-
mente peligrosas para sí mismo y para los demás, relacionados con los sentimientos de
inutilidad o abandono. En esta situación el objetivo de enfermería será que el enfermo con-
trole su conducta y comparta sus sentimientos. Las intervenciones serán:
– Prevenir autoagresiones y retirar de su alcance los objetos susceptibles de producir le-
siones.
– Aplicar el tratamiento prescrito. Informarse sobre el tratamiento que toma y desde
cuándo, recordando que al comienzo de la terapéutica con antidepresivos aumenta el
riesgo autolítico. Preguntar indirectamente sobre ideas autolíticas, y cuáles son las mo-
tivaciones que le conducen a este hecho.
– Proporcionar intimidad para la conversación, para favorecer así la expresión de senti-
mientos.
346
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
3.1.4. Tratamiento
Parece indiscutible que los tratamientos biológicos demuestran mayor eficacia terapéutica en
los trastornos del estado de ánimo que cualquier tipo de psicoterapia. Pero también es cierto, como
así se ha demostrado, que cualquier tratamiento conjunto, es decir, que combine terapias farmaco-
lógicas con algún tipo de psicoterapia, potencia los resultados terapéuticos. Después de considerar
esta realidad, pasaremos a conocer las distintas terapéuticas que se utilizan:
– Psicoterapia
Se recomienda psicoterapia de apoyo, orientada a favorecer la recuperación social y emo-
cional del sujeto, así como conseguir una mejor colaboración y aceptación del tratamiento
farmacológico.
– Farmacoterapia
Los antidepresivos tricíclicos (ADT) son los utilizados con mayor profusión. Entre sus efectos
se puede señalar la modificación del estado de ánimo, la disminución de la astenia y la
mejoría de los trastornos del sueño. Como efectos secundarios cabe citar manifestaciones
cardiovasculares (hipotensión ortostática), temblor, sequedad de boca, sudoración excesi-
va, visión borrosa, estreñimiento, disuria, somnolencia y retención de orina. Hay que tener
presente que sus efectos, tomándolos a dosis terapéuticas, aparecen aproximadamente a
las dos semanas de comenzar el tratamiento.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) se han utilizado principalmente de manera
secundaria, cuando los antidepresivos tricíclicos no dan resultado. Poseen efecto desinhi-
bidor, aumentan la energía y disminuyen también los efectos de la ansiedad y las somatiza-
348
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
ciones. Se utilizan con cierta cautela, porque, además de los efectos secundarios propios, in-
teractúan con ciertos fármacos que liberan aminas y con la tiramina, sustancia presente en
gran número de alimentos, desencadenando un cuadro tóxico que compromete la vida del
sujeto. Producen efecto terapéutico unas tres semanas después de iniciado el tratamiento.
Las sales de litio se han utilizado de manera preventiva, como profilaxis de las recidivas ma-
níacas, ya que su efecto es regulador, más que corrector del humor. Presentan importantes
efectos secundarios: náuseas y vómitos, temblor de manos, poliuria y polidipsia, y diarreas.
Requiere cierto cuidado en su manejo, dado que pueden producir intoxicaciones agudas,
que presentan somnolencia, vértigos, disartria, hipertonía muscular, hiperreflexia, ataxia y
crisis hipertensivas, hasta llegar finalmente al estado estuporoso y coma.
– Terapia física
La terapia electroconvulsiva (TEC) es un tipo de tratamiento que ha estado sometido a una
enorme controversia. Desde sus inicios en 1938, ha atravesado por épocas y vicisitudes di-
versas. Fue utilizado, de manera empírica y quizás con excesiva profusión, para todo tipo de
enfermedades, lo que colaboró a su desacreditación. En la actualidad resulta indiscutible
su eficacia terapéutica en la depresión y principalmente en los casos cuya sintomatología
es más aguda. La técnica ha sido perfeccionada considerablemente y se puede decir que
como efecto secundario encontraremos únicamente cierto grado de amnesia recuperable.
349
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Tratamiento
Puede realizarse con terapia conductual (prevención de la
respuesta de huida-evitación, hiperventilación controlada, etc.).
El tratamiento farmacológico puede aplicarse siguiendo la
siguiente pauta: en el ataque (benzodiazepinas de vida media
corta: alprazolam) y de base (antidepresivos tricíclicos: imipra-
mina, clorimipramina o bien ISRS como la paroxetina).
Los síntomas que producen son: ansiedad y, en ocasiones, síncopes vasovagales, como ocu-
rre en caso de hematofobia (fobia a la sangre).
Ejemplos de fobias simples: espacios cerrados (claustrofobia), alturas (acrofobia), agua (hi-
drofobia), arañas (aracnofobia), truenos (asterofobia), oscuridad (nictofobia), muerte (ne-
crofobia), temor morboso a lo pequeño (microfobia), multitud (oclofobia), volar (aerofobia),
soledad (eremofobia).
Acrofobia
Tratamiento
351
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Tratamiento
El tratamiento de elección son los fármacos antidepresivos de acción serotoninérgica, prefe-
rentemente a dosis mayores de lo habitual, en especial el tricíclico clorimipramina. Otros fármacos
indicados son los ISRS como fluoxetina, paroxetina, fluvoxamina o sertralina.
La psicoterapia conductual se basa fundamentalmente en la aceptación, la exposición (al ob-
jeto temido) y la prevención de la respuesta (rituales), comenzando por lo más sencillo. En algunos
enfermos resistentes a tratamiento farmacológico y psicoterapéutico, se ha propuesto el trata-
miento quirúrgico, con cirugía estereotáctica.
3.2.4. Angustia-ansiedad
Son dos términos sin clara diferenciación. Ambos representan distintas manifestaciones de
algo común, que se ha puesto en relación con los dos patrones de respuesta instintiva en el mundo
animal ante una situación de peligro: 1.º La reacción de sobresalto (el animal responde con una
tempestad de movimientos y todo tipo de respuestas motoras) y 2.º La reacción de sobrecogimien-
to (donde la respuesta es de inmovilidad total, como haciéndose el muerto...).
En la ansiedad hay más sobresalto. El sujeto ansioso se muestra inquieto, moviéndose de un
lado a otro y experimentando vivencias en un plano más íntimo, más psíquico. En la angustia pre-
domina el sobrecogimiento, con la tendencia a la parálisis o inmovilidad tanto tiempo cuanto dure
la crisis y en un plano menos íntimo, más físico.
Estos dos términos se utilizan como sinónimos porque sólo existe un vocablo en inglés que
define a los dos: «anxiety».
En la nomenclatura internacional estas enfermedades se denominan «trastornos de ansiedad»,
reservándose el término de «trastorno de angustia» (o «trastorno de pánico») a las caracterizadas
por la presencia de crisis.
La ansiedad se puede definir, desde una perspectiva psicobiológica, como «un estado de alerta
respecto a una amenaza a la integridad física o psicológica, con objeto de posibilitar un gasto su-
plementario de energía».
352
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
Es importante señalar la diferencia que existe entre una situación de miedo y una respuesta
ansiosa. En el caso del miedo existe un objeto real que se configura como amenazante y que justi-
fica la puesta en marcha por parte del organismo de mecanismos que permitan defenderse de esta
agresión (taquicardia, sudoración, temblor y todo un sistema de alerta). En el caso de la ansiedad
no existe un peligro real que permita entender este gasto. La valoración de amenaza que realiza el
individuo depende de cogniciones que le hacen catalogar la situación como peligrosa.
Si bien entendemos que es necesario cierto grado de ansiedad para enfrentarnos de forma
adecuada a los acontecimientos diarios, la ansiedad se considera patológica cuando interfiere en
esta capacidad adaptativa e impide llevar adelante las tareas cotidianas, produce sentimientos de
inseguridad y de devaluación personal, y dificulta el proceso de relación y de adaptación al medio.
Los niveles de ansiedad que experimenta una persona pueden ir desde la mera intranquilidad
hasta los estados de pánico, no existiendo dentro de este continuo una clara línea divisoria que nos
diga dónde comienza lo que catalogaríamos de normal y dónde lo patológico. La sintomatología
que aparece puede ser la misma, aunque las estrategias que pone en marcha el individuo para
enfrentarse a la situación son distintas. En este tipo de trastornos el curso suele ser lineal y progre-
sivamente incapacitante al ir fallando los mecanismos adaptativos.
La patología ansiosa va a dar lugar a diversos trastornos que se agrupan bajo el mismo título,
porque la ansiedad representa el número central de desarrollo. Tomando como referencia el DSM-
IV, tendremos en cuenta la siguiente subdivisión:
– Crisis de angustia (panic attack).
– Agorafobia:
* F41.0 Trastorno de angustia sin agorafobia.
* F40.01 Trastorno de angustia con agorafobia.
* F40.00 Agorafobia sin historia de trastorno de angustia.
– F40.02 Fobia específica.
– F40.1 Fobia social.
– F42.8 Trastorno obsesivo-compulsivo.
– F43.1 Trastorno por estrés postraumático.
– F43.0 Trastorno por estrés agudo.
– F41.1 Trastorno de ansiedad generalizada.
– F06.4 Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica.
– Trastorno de ansiedad inducido por sustancias.
354
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
6. Impotencia, el enfermo percibe una pérdida de control sobre una situación cotidiana o
acontecimiento inmediato, relacionado con un estilo de vida de desvalimiento, comporta-
miento perfeccionista para protegerse de sentimientos de inferioridad, y utilización de la
intelectualización y negación emocional para aumentar su control.
Las funciones de enfermería irán encaminadas a obtener mayor control sobre su estilo de vida,
disminuir su comportamiento perfeccionista y la frecuencia de intelectualizaciones, a través de:
– No forzarle a situaciones que no puede sostener.
– No enfocar la atención hacia el comportamiento temido, sino dirigirlo hacia otras acti-
vidades. Explorar métodos alternativos para hacer frente a sus necesidades.
– Ayudar al paciente a identificar factores que contribuyen a aumentar la impotencia.
7. Trastorno de la autoestima, en estos enfermos se producen sentimientos negativos sobre
sí mismos o las propias capacidades que pueden ser directa o indirectamente expresadas,
relacionadas con sentimientos de desvalimiento y desvalorización. Las funciones de enfer-
mería dirigidas a aumentar la autoestima serán:
– Ayudarle a relacionar la disminución de su autoestima con sentimientos de ansiedad.
– Ayudarle a identificar las experiencias que aumentan estos sentimientos. Realzar las
cualidades y valores personales que tiene el paciente respetando sus capacidades per-
sonales y sus limitaciones y reforzar sus conductas satisfactorias.
8. Alteración del patrón del sueño. Las funciones de enfermería irán encaminadas a lo-
grar un patrón de sueño adecuado, tanto en número de horas como mantener el ritmo
sueño-vigilia:
– Proporcionar un ambiente relajado y tranquilo evitando excesos de ruidos y luces.
– Enseñar al paciente a relajarse antes de irse a dormir mediante distintas técnicas de
apoyo (baño caliente, vasito de leche caliente).
9. Actitudes violentas: autolesiones, Lesiones a otros. Las funciones de Enfermería irán dirigi-
das a que el enfermo sea capaz de controlar su conducta:
– Ayudarle a identificar sentimientos de ansiedad, buscando con él la forma de expresión
apropiada de estos sentimientos, de manera que no resulten hirientes.
– Ayudarle a canalizar la tensión de forma constructiva (deporte).
– Valorar factores indicativos de aumento de la tensión (tono de voz, gestos, aumento de
la actividad motora) y valorar la causa de este aumento de tensión.
– Ayudarle a buscar salida inmediata para disminuirle la tensión. Permanecer con el pa-
ciente hasta que recupere el control.
Otro tipo de abordaje terapéutico a tener en cuenta es la psicoterapia de apoyo en todos los
trastornos de ansiedad y las terapias grupales basadas en el aprendizaje interpersonal, comple-
mentarias al tratamiento farmacológico. Las técnicas cognitivos-conductuales más utilizadas son
la detención de pensamiento, la implosión, la desensibilización sistemática, la exposición in vivo, el
modelamiento y la prevención de respuesta.
357
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
3.3.2. Tipos
La Asociación Psiquiátrica Americana realiza, desde 1952, una de las clasificaciones con ma-
yor aceptación internacional, es el denominado DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders). En la cuarta y última versión de esta clasificación (DSM-IV), se contemplan cinco tipos de
esquizofrenia, dependiendo del síntoma predominante en cada caso: catatónica, desorganizada,
paranoide, indiferenciada y residual.
La OMS, en su clasificación de diagnósticos médicos (International Classification of Diseases), en
su décima revisión, también habla de varios tipos: hebefrénica, catatónica, paranoide, indiferencia-
da, simple, residual, esquizofrenia sin especificación, etc.
– Esquizofrenia catatónica. El síntoma más marcado es la alteración de la psicomotricidad
que puede tomar cualquiera de las siguientes formas: catalepsia, inmovilidad, flexibilidad
cérea, hiperactividad motora sin relación con estímulos externos, mutismo, ecolalia (el pa-
ciente repite de forma automática lo que acaba de oír), ecopraxia. Es un cuadro que reviste
gravedad pero afortunadamente poco frecuente.
– Esquizofrenia desorganizada. Es la de inicio más precoz y suele coincidir con el paso a la
adolescencia. Se denomina también E. Hebefrénica y se caracteriza por lenguaje y compor-
tamiento desorganizado y extraño, afectividad inapropiada o aplanada y deterioro intelec-
tual. En este tipo de esquizofrenia no suelen existir alucinaciones o delirios sistematizados.
Cuando aparecen, son sobre temas aislados sin conexión entre uno y otro.
– Esquizofrenia paranoide. Suele ser de aparición tardía. Se caracteriza por la presencia de
delirios o alucinaciones. Son muy frecuentes los delirios de grandeza, las alucinaciones per-
secutorias y auditivas, las celotipias.
– Esquizofrenia indiferenciada. Se caracteriza por síntomas que no encajan en ninguno de
los tipos anteriores. Se observa un progresivo empobrecimiento social y personal junto a la
desaparición gradual de ambición e iniciativa que dificulta la vida de relación del individuo.
– Esquizofrenia residual. Los síntomas persisten de forma atenuada tras un episodio de es-
quizofrenia. Se le suele denominar esquizofrenia crónica y cursa con retraimiento social,
comportamientos excéntricos, falta de afectividad.
358
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
3.3..4. Etiología
No se ha encontrado, hasta la fecha, un único responsable de la aparición de esquizofrenia. Se
apunta a una causa multifactorial que incluiría aspectos de diferentes tipos: genéticos, fisiológicos,
socioculturales, las relaciones familiares e interpersonales y psicoanalíticos:
– Aspectos genéticos. Parece demostrada una predisposición genética para la esquizo-
frenia. Los riesgos de padecer esquizofrenia en un niño con un padre afectado se sitúan
entre un 8 y un 18%. Si ambos padres fuesen esquizofrénicos el riesgo aumentaría de un
15 a un 50%.
– Aspectos fisiológicos. Ciertos sistemas dopaminérgicos son hiperactivos en enfermos
esquizofrénicos, apareciendo significativamente modificados los niveles de dopamina en
determinadas sinapsis neuronales. Es lo que se denomina teoría de la dopamina. Hay cons-
tancia de la presencia de anomalías en la estructura cerebral, específicamente en el lóbulo
frontal, en gran parte de los individuos afectados.
Agentes virales parece que pudiesen afectar a la aparición de la enfermedad, dándose el
hecho de que el 80% de los afectados de esquizofrenia nacen en la época invernal, cuando
son más frecuentes las infecciones virales. La correlación existente entre altos índices de
infecciones virales (difteria, gripe...) y altos índices de aparición de esquizofrenia podría ex-
plicarse por esta hipótesis.
– Aspectos socioculturales. La teoría que relaciona los niveles de pobreza con la aparición
de la enfermedad, surgió en la década de los años 30-40. Se apoya en la evidencia de un nú-
mero significativamente mayor de casos de esquizofrenia en las clases sociales más pobres
y depauperadas y en los inmigrantes. Una de las teorías que trata de explicar esta evidencia
359
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
3.3.5. Tratamiento
El tratamiento de la esquizofrenia ha ido evolucionando en la medida en que se ha ido conociendo
más profundamente la enfermedad. Desde la época en que los enfermos eran encerrados de por vida,
hasta el momento actual, en que el eje central de cualquiera de las terapias pasa por no aislar al enfermo
y devolverlo lo antes posible a su medio, ha existido todo un cambio de mentalidad. Probablemente el
punto de inflexión se produce en los años cincuenta, con la introducción de los fármacos neurolépticos,
que permiten el tratamiento ambulatorio del enfermo, dejando desde entonces de estar recomendado
el ingreso hospitalario del paciente, excepto en los momentos álgidos de los brotes agudos.
No existe, en la actualidad, ningún tratamiento que cure la esquizofrenia, pero determinadas
intervenciones, tanto farmacológicas como psicosociales, pueden a la par que suavizar la sintoma-
tología, conseguir un alto grado de autonomía y adaptación del enfermo a su medio social.
El tratamiento puede dividirse en tres grandes bloques: farmacología, terapia electroconvulsiva
e intervenciones psicosociales:
– Tratamiento farmacológico:
Los fármacos de elección son los neurolépticos (fenotiacidas, butiferonas y tioxantenos),
por su propiedad de bloquear la neurotransmisión dopaminérgica a nivel de los receptores.
Cualquiera de los mencionados puede, en similar medida, producir un efecto antipsicótico,
reduciendo las alucinaciones y delirios y disminuyendo el nivel de agitación o ansiedad que
pueda padecer el enfermo. Son el tratamiento de elección en los brotes agudos de la enfer-
medad aunque en ocasiones también se emplean en procesos crónicos de difícil control.
360
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
Hay que ser cuidadoso en la administración de estos medicamentos por los efectos adver-
sos que presentan: depresión SNC, bradipnea, arritmias, hipotermia, sensación de laxitud,
depresión, impotencia, somnolencia, efectos extrapiramidales (distonías, acatisias)... que
nos obligarán, especialmente si es la primera vez que se le administran, a someter al pa-
ciente a una estrecha vigilancia.
– Terapia electroconvulsiva:
A pesar de la leyenda negra en torno a este tipo de terapia, se ha demostrado su eficacia,
especialmente en pacientes que no responden a los neurolépticos y en la forma catatónica
de la esquizofrenia. En la actualidad, cuando se emplea la terapia electroconvulsiva, se ad-
ministran previamente sedantes y relajantes musculares con lo que deja de ser traumático
para el paciente.
– Intervenciones psicosociales:
En este tipo de intervenciones se incluyen las terapias individuales, familiares o de grupo y
los denominados recursos comunitarios:
* Psicoterapias. Siguen siendo muy discutidas, especialmente en el caso de las terapias
individuales, pero es indudable su eficacia en combinación con la farmacoterapia. Son
muchos los factores a tener en cuenta y los enfoques con que podría planificarse una
terapia de grupo, pero en general se podría afirmar que, si conseguimos un grupo co-
hesionado, la interacción entre los miembros del grupo es beneficiosa para todos ellos.
La terapia familiar puede ayudar a todos los miembros de la misma a romper con deter-
minadas creencias y actitudes que pudieran influir en futuras recaídas del individuo.
* Recursos comunitarios. En este apartado se incluyen todos aquellos recursos de que dispon-
ga la comunidad y que puedan ayudar al individuo a reintegrarse socialmente en las mejo-
ras condiciones. Centros de día, pisos tutelados, terapia ocupacional, visitas domiciliarias...
361
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
El examen físico se realizará sistema a sistema, como en la valoración de cualquier otro enfer-
mo, pero prestando especial atención a los posibles efectos secundarios que puedan presentar los
neurolépticos que con toda probabilidad se le estén administrando: frecuencia cardiaca y respira-
toria, nivel de conciencia, tamaño pupilar, presión arterial...
En la fase aguda de la esquizofrenia el paciente es totalmente dependiente por lo que enfer-
mería será la encargada de facilitar los cuidados necesarios para satisfacer las necesidades básicas
de estos pacientes.
Una vez superada la fase aguda es habitual ordenar los datos obtenidos siguiendo la pauta
marcada por el «Modelo de las Necesidades Básicas» de Virginia Henderson:
– Respiración. Prestaremos especial atención a las posibles infecciones respiratorias que
el propio estilo de vida del enfermo pueda acarrearle. La administración de neurolépticos
puede provocar depresión del SNC y una probable bradipnea que habrá que valorar.
– Alimentarse e hidratarse adecuadamente. Las necesidades de alimentación e hidrata-
ción están frecuentemente alteradas. Podemos encontrarnos con pacientes que han perdi-
do peso o que sufren diversos trastornos nutricionales.
– Eliminar por todas las vías corporales. La administración de neurolépticos pueden pro-
vocar como efecto adverso la disminución de la salivación y el estreñimiento, que puede
complicarse si el enfermo presenta la forma catatónica de la enfermedad.
– Moverse y mantener posturas adecuadas. Pueden aparecer alteraciones de la psicomo-
tricidad debidas a la propia patología o a los efectos adversos de los fármacos. Es frecuente
observar inhibición o estupor psicomotriz, ecopraxia, manierismos, temblores...
– Dormir y descansar. El enfermo esquizofrénico tiende a dormir pocas horas y a despertarse va-
rias veces durante la noche, aunque el efecto de los fármacos pueda producir el efecto contrario.
– Escoger ropa adecuada; vestirse y desvestirse. Prestaremos atención a la presencia de
vestimenta extravagante o notoriamente desinhibida, siempre dentro del contexto cultural
del paciente.
– Mantener la temperatura corporal dentro de los límites normales, adecuando la ropa y
modificando el ambiente. Entre los efectos indeseables de los neurolépticos se cita la hipo-
termia y muy ocasionalmente la hipertermia.
– Mantener la higiene corporal y la integridad de la piel. La desconexión del medio social,
lleva con mucha frecuencia a los enfermos a presentar un aspecto externo descuidado, ol-
vidando su higiene personal.
– Evitar los peligros ambientales y lesionar a otras personas. En la fase aguda y en el
posterior desarrollo crónico la desconexión de la realidad que caracteriza a la enfermedad
puede generar situaciones que pongan en peligro la integridad del sujeto, bien por falta de
conciencia del potencial peligro que les rodea (automóviles, electricidad, fuego, alturas...) o
bien porque la propia inseguridad que les genera su patología los pueda llevar a comporta-
mientos autodestructivos.
El trastorno en la percepción del medio que le rodea puede provocar en el individuo res-
puestas agresivas hacia los demás, al sentirse amenazado.
– Comunicarse con los demás expresando emociones, necesidades, opiniones o temo-
res. La alteración del proceso de pensamiento junto a la distorsión en la percepción del
mundo que les rodea, convierten a estos pacientes en unos incomunicados con su medio.
362
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
En ocasiones hablan mucho pero sin llegar a transmitir lo que realmente les ocurre y poder
percibir con claridad a su interlocutor. En otras ocasiones, por el contrario, desarrollan com-
portamientos autistas que dificultan de igual manera la comunicación.
– Vivir de acuerdo con sus propios valores y creencias. En el sistema de ideación propio
de la esquizofrenia, es difícil encajar a ninguna de las creencias religiosas tradicionales.
Habitualmente ocurre que utilizan contenidos de una u otra religión, para elaborar sus
propios delirios, llegando a considerar que son «Jesucristo», «Satán» o que estamos a las
puertas del Apocalipsis.
– Ocuparse en algo de tal forma que su labor tenga un sentido de realización personal.
El desarrollo de actividades remuneradas se ve seriamente alterado, especialmente en los
brotes agudos de la enfermedad.
– Participar en actividades recreativas. Con las actividades lúdicas pasa exactamente igual
que con el trabajo remunerado.
– Aprender, descubrir o satisfacer la curiosidad que conduce a un desarrollo normal y a
la utilización de recursos disponibles. Al margen de los periodos en que se reagudice la
enfermedad, el paciente podrá aprender nuevos comportamientos, actitudes y habilidades
que le ayuden a integrarse satisfactoriamente. Este es uno de los objetivos principales de
las psicoterapias en cualquiera de sus formas.
3.3.6.2. Diagnósticos
Los principales diagnósticos de enfermería que podrían aplicarse en un cuadro de esquizofre-
nia son:
Estos posibles diagnósticos se precisarán más dependiendo del tipo de esquizofrenia y del
cuadro concreto que se presente. Queda, además, toda una batería de probables diagnósticos
achacables más a los efectos adversos del tratamiento farmacológico que a la enfermedad en sí
misma.
363
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
3.3.6.3. Planificación
La esquizofrenia es una enfermedad que tiende a cronificarse y raramente se cura. La plani-
ficación que realicemos debe tener esto en cuenta y, a pesar de depender en cada caso de los
diagnósticos de enfermería, tendrá siempre como objetivo devolver al individuo a su medio en las
mejores condiciones.
A diferencia de otras patologías, cuando planificamos los cuidados que debemos administrar
a los individuos afectados de esquizofrenia, debemos pensar no tanto en la desaparición de los
síntomas, de los que por otra parte quedan secuelas en la mayoría de los casos, cuanto en que la
sintomatología se atenúe lo suficiente como para que el enfermo pueda llevar una vida armoniosa,
consigo mismo y con el medio que le rodea.
3.3.6.4. Ejecución
Dada la importancia de no desconectar al individuo de su entorno para evitar la desadaptación,
la ejecución de nuestro plan de cuidados se llevará a cabo sólo de forma esporádica en el ámbito
hospitalario.
Pasado el momento del brote agudo, el enfermo debería abandonar el centro hospitalario para
volver a su medio y es allí donde el profesional de enfermería desarrollará los cuidados previstos.
Domicilio familiar, centros de día, pisos tutelados, comunidades terapéuticas... son los lugares idó-
neos para desarrollar nuestro plan.
364
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
Las personas que tienen estos trastornos sufren realmente, no deben ser considerados como
enfermos fingidores o manipuladores. Los enfermeros pueden prestar gran ayuda a largo plazo
a este tipo de personas, y esta ayuda es la intervención más importante en prevención de ana-
líticas y pruebas innecesarias, abusos de medicaciones e intervenciones quirúrgicas. Cuando
estas personas se sienten desatendidas, van de servicio en servicio, lo que da como resultado la
duplicación de pruebas e intervenciones médicas. Los enfermeros, con una buena formación,
pueden evitar esto.
365
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Algunos enfermos manifiestan «la bella indiferencia», que es una despreocupación relativa por
los síntomas físicos. Estas personas manifiestan una aparición súbita de síntomas, como parálisis
o ceguera, sin llegar a verbalizar sus problemas. Esta reacción normalmente ocurre en personas
que quieren pasar inadvertidas. Otros, lo expresan verbalmente de forma continua, lo que es una
reacción más típica en personas que necesitan mucha atención.
366
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
A través de la relación asistencial, el usuario podría formular necesidades, ampliar los contactos
sociales, manejar el conflicto más directamente y disminuir las obsesiones sobre funciones corpo-
rales. Mantener al usuario dentro de un sistema de cuidado de salud y así proporcionar continuidad
de cuidado, es una reacción de éxito de las intervenciones de enfermería.
1. Enfrentamiento individual ineficaz por incapacidad de manejar el conflicto. Enfermería
procurará que el sujeto maneje el conflicto directamente y reducir así los síntomas físicos:
– Ayudar al usuario a identificar sentimientos de resentimiento e ira. Utilización de técni-
cas alternativas de resolución de conflictos, para ayudarle a llevar a cabo nuevos com-
portamientos.
– Proporcionar formación positiva y ayudar así al usuario a disminuir el uso de síntomas
físicos para evitar el conflicto. Ayudar al paciente a que identifique personalmente los
obstáculos para la adaptación. Afirmar las conductas madurativas.
2. Aislamiento social relacionado con una conducta introvertida y de negación:
– Proporcionar actividades de esparcimiento (terapias ocupacionales, musicales, artísti-
cas y ejercicio).
– Ayudar al sujeto a identificar los grupos que pueden ser de apoyo (por ej., grupos de
autoapoyo, grupos de voluntarios, etc.). Aumentar y ampliar los contactos sociales.
3. Enfrentamiento familiar ineficaz, a causa de la lucha por el poder y el control:
– Enfermería debe ayudar a la familia a identificar cómo influye la enfermedad en el siste-
ma familiar, para prevenir que la persona sea identificada como «el miembro enfermo
de la familia».
– Comentar formas en que puede distribuirse el poder sin usar síntomas físicos. Facilitar
la comunicación y el intercambio de impresiones entre los miembros de la familia y el
personal para alcanzar acuerdos homogéneos y apoyos mutuos.
367
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
4.1. Clasificaciones
1.ª clasificación:
2.ª clasificación:
– Suicidio consumado: cuando la consecuencia de los actos realizados es la propia muerte del su-
jeto. Es difícil de diagnosticar y diferenciar de accidentes, imprudencias y conductas temerarias.
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VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
– Intento de suicidio, tentativa o parasuicidio: consta de todos los actos hechos por el sujeto
contra él mismo sin llegar a consumar el suicidio. No siempre se incluye el deseo de llegar a
la muerte.
– Amenaza de suicidio: conducta chantajista como forma o vehículo de cambio del medio sin
tener como fin normalmente la muerte.
– Ideación suicida: va desde los pensamientos acerca de la utilidad o valor de la vida a la rea-
lización del acto suicida o amenaza.
– Estado civil. Las tasas más altas se dan en hombres separados seguidos de solteros, siendo
poco relevante en matrimonios con hijos.
– Religión. Existe una mayor aceptación del suicidio en sujetos con menor práctica religiosa.
– Condiciones socioeconómicas. Hay un aumento en estados de nivel económico alto.
– Ocupación. El trabajo da mayor estabilidad, siendo mayor el riesgo de suicidio en
desempleados.
– Antecedentes familiares. Existe una proporción 8 a 1 de mayor riesgo en sujetos con an-
tecedentes en la familia de suicidio o intento de suicidio. Aunque existen dudas sobre la
existencia un parámetro neurobiológico que diferencie a los suicidas de los demás sujetos.
– Antecedentes personales. El riesgo de autolisis es 20 veces mayor en pacientes con algún
trastorno psiquiátrico, en los que se incrementa el riesgo de suicidio. Algunos de estos tras-
tornos son: afectivos, abuso de alcohol y sustancias psicoactivas, esquizofrenia, trastornos
de la personalidad, enfermedad crónica y estados límites (borderline).
– Falta de apoyo social. Pérdidas recientes, vivir solo, vivir en países extranjeros, pérdida del
estado socio económico, desadaptación psicosexual y encarcelamiento.
371
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Las habilidades: ayudar a aprovechar las habilidades de la persona; planificar algunas activi-
dades puede elevar el sentido de la dignidad y la autoestima de la persona, dándole un propósito y
un significado a su vida. Una persona que ha sido ama de casa, jardinero, comerciante o ejecutivo,
puede sentirse mejor si practica las habilidades relacionadas con estas tareas. Recuerde, sin embar-
go, que como la dependencia es progresiva, las habilidades y lo que le gusta y no le gusta pueden
cambiar con el tiempo. El cuidador deberá observar y ser flexible en la planificación de actividades.
La comunicación: para favorecer la comunicación debe asegurarse de que la persona vea y
oiga bien (los lentes pueden no ser los adecuados o el audífono puede que no funcione bien),
hablar claro, despacio, cara a cara y mirando a los ojos.
La convivencia: el día a día con una persona con enfermedad mental y su cuidado puede resul-
tar muy difícil por momentos. Existen diferentes maneras de manejar la situación. Aquí se expon-
drán algunos consejos que resultaron útiles a otros cuidadores:
– Establecer rutinas, el mantenimiento de las cosas normales puede disminuir la toma cons-
tante de decisiones y traer orden y estructura a la vida diaria, que de otra forma resultaría
un tanto confusa. Una rutina puede, además, representar seguridad para la persona con
demencia. A pesar de que una rutina puede ser útil, es importante mantener las cosas lo
más normales posible.
– Tratar de la misma manera que se hacía antes de la enfermedad (en la medida que lo permi-
ta la situación cambiante). Ello evitará suspicacias en la persona añosa.
– Mantener la independencia. Es necesario que la persona conserve su independencia el ma-
yor tiempo posible.
– Ayudar a mantener la autoestima disminuirá la carga que debe soportar el cuidador.
– Mantener la dignidad de la persona; hay que recordar que la persona anciana a la que se cui-
da es todavía un individuo con sentimientos. Lo que se diga y haga puede causar molestias
en el geronte.
– Evitar discusiones. Discutir la condición de la persona delante de ella puede originar un con-
flicto y causar estrés innecesariamente (en el cuidador y en el anciano).
– Evitar llamarle la atención por algún fracaso y mantener siempre la calma. El enojo empeora
la situación. Hay que recordar que es la enfermedad la que lo produce, por lo que no hay
que echarle la culpa al enfermo.
– Manejo en las actividades de la vida diaria. Está basado en experiencias de otros cuidadores.
Algunas de ellas pueden resultar difíciles de llevar a la práctica:
* El baño y la higiene personal. La persona con deterioro cognoscitivo puede olvidarse
de las tareas de aseo, considerarlo innecesario o haberse olvidado de cómo hacerlo. En
esta situación es importante respetar la dignidad de la persona al ofrecerle ayuda.
Sugerencias:
t .BOUFOHBMBSVUJOBBOUFSJPSEFMMBWBEPEFMBQFSTPOBFOUPEPMPRVFTFBQPTJCMF
Trate de que el baño sea un momento de placer y relajamiento.
t 6OB EVDIB QVFEF TFS NÈT TFODJMMB RVF VO CB×P EF JONFSTJØO
QFSP TJ OP FTUBCB
acostumbrada a la ducha puede resultarle molesto.
t 4JNQMJöRVFMBUBSFBMPNÈTQPTJCMF
372
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
t 4JTFSFTJTUFBMCB×P
QSVFCFNÈTUBSEFDVBOEPFTUÏEFCVFOIVNPS1FSNJUBRVFMB
persona se maneje sola lo más posible. Si la persona se siente incómoda, puede ser
útil no desnudarla totalmente. Hágalo por partes.
t 5FOHBFONFOUFMBTFHVSJEBE"MHPöSNFQBSBBHBSSBSTF
BMGPNCSBTBOUJEFTMJ[BOUFT
una silla extra.
t 4JFMCB×PFTNPUJWPEFDPOøJDUP
MBWBSMBEFQJFQVFEFEBSCVFOSFTVMUBEP
EFNVFT-
tre cariño a través de abrazos si esto le es cómodo a la persona.
t 1SFTUFBUFODJØOBMMFOHVBKFDPSQPSBMEFMFOGFSNP-BTQFSTPOBTRVFUJFOFOFMIBCMB
deteriorada se pueden comunicar a través de formas no verbales. Sea consciente
de su propio lenguaje corporal. Averigüe qué combinación de palabras, señales y
gestos incentivantes se necesitan para comunicarse efectivamente con la persona.
t "TFHÞSFTFEFUFOFSMBBUFODJØOEFMBQFSTPOBBOUFTEFIBCMBSMF6TFiBZVEBoNFNP-
ria”. En las primeras etapas del deterioro cognoscitivo, la “ayuda – memoria” puede
servir a la persona para recordar y ayudarle a prevenir la confusión. Por ejemplo:
exhiba fotos grandes, claras y con los nombres de familiares para que la persona
los reconozca; ponga etiquetas en las puertas de las habitaciones con palabras y
colores brillantes... Estas ayudas resultarán menos útiles en etapas posteriores.
* La cocina. Una persona con trastorno mental grave, en las últimas etapas, puede perder la
habilidad para cocinar. Si la persona vive sola esto acarrea grandes problemas y es un riesgo.
La falta de coordinación física puede ocasionar cortes y quemaduras. Sugerencias: evaluar
en qué medida la persona puede preparar su propia comida, disfrute de la cocina como una
actividad compartida, tenga instalaciones de seguridad, retire utensilios afilados y provea
servicio de comidas y trate de ver que el anciano coma suficiente alimento nutritivo.
* El comer. A menudo la persona se olvida si ya comió o cómo usar los cubiertos. En al-
gunos casos de trastorno mental grave tendrá que ser alimentado. Aparecerán algunos
problemas físicos tales como el no poder masticar bien o tragar.
Sugerencias:
t 5FOESÈRVFSFDPSEBSBMBQFSTPOBDØNPDPNFS4FSWJSDPNJEBRVFQVFEBDPNFSTF
con la mano.
t $PSUBSMBDPNJEBFOQFRVF×PTUSP[PT&OMBTÞMUJNBTFUBQBT
QBSBQSFWFOJSFMBUSB-
gantamiento puede licuar o hacer puré la comida.
t 3FDVÏSEFMFRVFEFCFDPNFSEFTQBDJP4FBDPOTDJFOUFEFRVFQVFEBOPEJTUJOHVJS
entre frío o caliente y puede quemarse la boca con líquidos o alimentos calientes.
t 4JSWBVOBQPSDJØOEFDPNJEBQPSWF[4JFOFTUBUBSFBTJFNQSFUJFOFQSPCMFNBT
DPO-
siga a otra persona para que lo haga.
* Uso del inodoro e incontinencia. La persona enferma puede perder la noción de cuándo
ir al baño, dónde se encuentra el inodoro o cómo usarlo (típico en los estados confusio-
nales y las demencias).
Sugerencias:
t $SFFVOIPSBSJPNFUØEJDPQBSBFMCB×P1POHBVODBSUFMFOMBQVFSUBEFMCB×PDPO
letras grandes y brillantes.
t %FKFMBQVFSUBEFMCB×PBCJFSUBQBSBGBDJMJUBSFODPOUSBSMP
373
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
t "TFHÞSFTFEFRVFMBSPQBTFBGÈDJMEFTBDBS
t %JTNJOVZBMBJOHFTUBEFMÓRVJEPTBOUFTEFBDPTUBSTF
t 5FOFSVOTFSWJDJPDFSDBEFMBDBNBQVFEFTFSÞUJM
* El comportamiento repetitivo. La persona con demencia se puede olvidar de lo que dijo
de un momento para otro, repitiendo la pregunta y las acciones una y otra vez.
Sugerencias:
t %JTUSBJHBBMBQFSTPOBFOGFSNBDPOBMHPEJTUJOUPQBSBWFS
PÓSPIBDFS&TDSJCBMBSFT-
puesta a las preguntas más frecuentes.
t "CSÈDFMBZEFNVÏTUSFMFDBSJ×PTJFTBQSPQJBEPQBSBMBQFSTPOB
* El apego. La persona con enfermedad mental puede ser muy dependiente y seguirle a
todos lados. Esto puede ser frustrante, difícil de manejar y quitarle su privacidad. Actúa
de esta manera porque se siente insegura y teme que, cuando usted se vaya, no regrese.
Sugerencias:
t 1SPDVSFRVFTFFOUSFUFOHBDPOBMHPNJFOUSBTVTUFETBMF
t 1VFEFSFRVFSJSMPTTFSWJDJPTEFVOTFHVOEPDVJEBEPSQBSBQPEFSUFOFSBMHPEFMJCFSUBE
* La pérdida de objetos y acusación de robo. La persona con demencia puede olvidar
dónde ha puesto los objetos. En algunos casos puede acusar al cuidador y a otras per-
sonas de sustraer los objetos perdidos. Estos comportamientos son causados por inse-
guridad combinada con la pérdida de control y de la memoria.
Sugerencias:
t "WFSJHàFTJMBQFSTPOBUJFOFVOFTDPOEJUFGBWPSJUP%ÏMBSB[ØOBMBQFSTPOBEFRVFFM
objeto está perdido y ayúdele a buscarlo.
t 3FWJTFMPTSFDJQJFOUFTEFSFTJEVPTBOUFTEFWBDJBSMPT5FOHBSFQVFTUPTEFMBTDPTBT
importantes (por ejemplo las llaves).
* El alcohol y el cigarrillo. No hay problema si la persona bebe alcohol moderadamente,
siempre que no haya contraindicaciones con la medicación. Los cigarrillos son algo más
peligrosos porque existe la posibilidad de incendio y, además, perjudica la salud.
Sugerencias:
t $POUSPMBSBMBQFSTPOBDVBOEPGVNBPUSBUBSEFRVFEFKFEFGVNBSDPOVOBPSEFOEFM
médico. Consulte con el médico sobre el alcohol y los medicamentos.
* Dificultades al dormir. Estas personas pueden estar inquieta durante la noche y molestar
a la familia; éste puede ser uno de los problemas más agotadores que tenga un cuidador.
Sugerencias:
t 5SBUF EF RVF FM FOGFSNP OP EVFSNB EVSBOUF FM EÓB 2VF IBHB MBSHBT DBNJOBUBT Z
aumente la actividad física durante el día.
t "TFHÞSFTFEFRVFTFFODVFOUSFMPNÈTDØNPEPQPTJCMFFOMBDBNB
* El comportamiento sexual inapropiado. La persona con enfermedades mentales puede
presentar un comportamiento sexual inadecuado, pero no es común. Puede desnudar-
se en público, acariciar sus genitales o tocar a otra persona de forma inadecuada.
374
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA A PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL [[[[\
Sugerencias:
t 5SBUFEFOPSFBDDJPOBSFYBHFSBEBNFOUF
SFDVFSEFRVFFTFGFDUPEFMBFOGFSNFEBE
Trate de distraer a la persona con otra actividad.
t 4JMBQFSTPOBTFEFTOVEB
BNBCMFNFOUFOPBQSVFCFFTUFDPNQPSUBNJFOUPZUSBUFEF
distraerla.
* La vagancia. Esto puede ser un problema preocupante que le toque manejar. La per-
sona enferma puede vagar por la casa o salir y vagar por el barrio. Puede perderse. La
seguridad es lo más importante cuando la persona está sola en la calle.
Sugerencias:
t "TFHÞSFTFEFRVFMMFWFDPOTJHPBMHVOBJEFOUJöDBDJØO
t $FSDJØSFTFEFRVFTVDBTBTFBTFHVSBZRVFVOBQFSTPOBFTUÏFOFMMBZOPQVFEBTBMJS
sin su conocimiento.
t $VBOEP MB QFSTPOB BQBSFDF
FWJUF EFNPTUSBS FM FOPKP
IBCMF QBVTBEBNFOUF
DPO
mucho cariño. Conteste a las acusaciones suavemente, no a la defensiva.
* Las ilusiones falsas y alucinaciones. Hay patologías mentales que hace que la persona
experimente falsas ilusiones y alucinaciones. Por ejemplo, la persona puede pensar que
está bajo amenaza por parte del cuidador. Para la persona esta falsa idea es muy real,
causa temor y puede dar como resultado comportamientos angustiosos. Una alucina-
ción consiste en que la persona ve u oye cosas que no existen: personas al pie de la
cama o gente hablando en la habitación.
Sugerencias:
t /PEJTDVUBDPOMBQFSTPOBTPCSFMBWFSBDJEBEEFMPRVFIBWJTUPVPÓEP$VBOEPMB
persona está asustada trate de calmarla tomándola de la mano y hablándole sua-
vemente.
t %JTUSBJHBBMBQFSTPOBNPTUSÈOEPMFBMHPSFBMFOMBIBCJUBDJØO$POTVMUFBMNÏEJDP
sobre la medicación que está tomando, eso puede contribuir al problema.
* Las relaciones sexuales. Las enfermedades mentales generalmente no afecta a las rela-
ciones sexuales, pero la actitud de la persona puede alterarse. Abrazarla cariñosamente
puede ser mutuamente satisfactorio y le dará la pauta de si la persona quiere o es capaz
de intimar más. Es de sabios ser paciente. La persona puede no responder como antes o
puede aparentar falta de interés. Para algunas parejas, la intimidad sexual sigue siendo
una parte satisfactoria de su relación. Puede pasar lo contrario. La persona puede de-
mandar sexo excesivamente o comportarse de tal manera que usted se sienta incómo-
do. Puede sentirse culpable al desear o necesitar dormir de forma separada.
* La depresión y la ansiedad. La persona puede experimentar depresión, sentirse triste e
infeliz y puede hablar, actuar y pensar lentamente. Esto puede afectar la rutina diaria y
el interés por la comida.
Sugerencias:
t $POTVMUFDPOTVNÏEJDP
QPTJCMFNFOUFQPESÈBZVEBSMFPSFNJUJSMFBVOUFSBQFVUB
psicólogo o psiquiatra.
t %FMFNÈTBQPZPZDBSJ×P/PFTQFSFRVFTBMHBEFMBEFQSFTJØOFOTFHVJEB
375
34
Urgencias y
emergencias: concepto
La atención primaria del Soporte Vital Avanzado Traumatológico (SVAT) se dirige principalmen-
te a la «HORA DE ORO», durante la cual, una rápida valoración y resucitación pueden ser funda-
mentales para la reducción de las muertes y secuelas funcionales en el mencionado segundo pico.
La asistencia al paciente politraumatizado durante las primeras horas exige unos conocimien-
tos teórico-prácticos específicos que, si establecen un modo estándar de actuación, facilitan la en-
señanza y difusión de los mismos, al tiempo que mejoran la calidad de la asistencia.
379
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
380
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Si no existe respuesta debemos escuchar los ruidos respiratorios y abrir la boca para observar
la vía aérea superior, si esta se encuentra obstruida limpiaremos la boca de cuerpos extraños si los
hubiere y elevaremos la barbilla traccionando al mismo tiempo del maxilar inferior para dejar expe-
dita la vía aérea, con especial cuidado ante la posibilidad de lesión de la columna cervical.
El movimiento cervical excesivo en esta situación puede convertir una fractura sin daño neuro-
lógico en una fractura-luxación con lesión neurológica. Por tanto, se debe evitar hiperextender o hi-
perflexionar la cabeza y el cuello del paciente para establecer o mantener una vía aérea permeable.
Esto implica fijación e inmovilización del cuello en posición neutra, debiendo continuar así hasta
que en un centro útil, tras control radiológico, se descarte la lesión.
Los signos que inducen la sospecha de obstrucción de la vía aérea son: movimientos respiratorios
mínimos o ausentes, alteraciones de la coloración de la piel (rubefacción, cianosis), trabajo respira-
torio aumentado, respiración ruidosa o con tiraje, dificultad para respirar con bolsa o mascarilla e
intubación traqueal dificultosa.
Si la impermeabilidad de la vía aérea se mantuviera colocaremos una cánula oro/nasofaríngea
o procederemos a la intubación oro/nasotraqueal según lo requiera la situación clínica.
Ventilación
La hipoxia es una de las causas más importante de muerte temprana en el politraumatizado,
por lo que en esta fase interesa asegurar una correcta oxigenación y ventilación del paciente, que
puede verse comprometida por una urgencia vital habitualmente asociada al traumatismo torácico
cerrado, como el neumotórax a tensión.
Descubriremos el tórax del paciente para visualizar los movimientos respiratorios en ambos
hemitórax, comprobando la integridad de la pared torácica, así como la profundidad y frecuencia
de la respiración para valorar el trabajo respiratorio. Del mismo modo hay que comprobar la es-
pontaneidad de la respiración, de no existir será preciso valorar la necesidad del empleo de bolsa
autoinflable (ambú) o de ventilador mecánico.
Circulación
Podemos obtener una estimación adecuada del estado del sistema cardiovascular, simplemente
observando la perfusión periférica y oxigenación a través de una serie de signos de perfusión tisular:
– Color y temperatura de la piel: la palidez y frialdad de la misma son sinónimos de hipoperfusión.
– Pulso: fijándonos en su amplitud, frecuencia y regularidad. Un pulso débil y rápido es sinó-
nimo de hipovolemia.
– Relleno capilar: un método rápido y fácil para valorar la perfusión periférica es la prueba del blan-
queamiento capilar efectuado en la eminencia hipotenar, el pulgar o el lecho ungueal del primer
dedo; en pacientes normovolémicos el color retorna a la normalidad antes de dos segundos.
– Tensión arterial: el tiempo no permite la medida de la presión arterial en esta valoración,
de modo que podemos encontrar algunas equivalencias que nos orienten. En los primeros
compases la tensión arterial, debido a los medios de compensación del organismo, puede
estar normal aunque exista una gran hemorragia.
Cuello
La exploración visual del cuello comprenderá no sólo la observación de la piel, sino que re-
quiere una evaluación cuidadosa, particularmente en aquellos casos en los que el traumatismo se
haya producido por encima de la clavícula y hay que tener muy presente que la ausencia de déficit
neurológico no excluye lesión cervical.
Las situaciones que hacen sospechar lesión cervical son: pacientes con lesión supraclavicular
evidente, pacientes implicados en traumatismos de alta velocidad, accidentes de motocicleta, pre-
cipitaciones y ahogados.
Inspeccionaremos el cuello fijándonos en la posición de la tráquea, que debe estar en posición
medial. Si estuviera desviada, en un paciente con traumatismo torácico puede indicar la existencia
de neumotórax a tensión. Habitualmente en un politraumatizado las venas del cuello no se ven
por hipovolemia, si se visualizaran es obligado pensar, por orden de frecuencia, en neumotórax a
tensión o taponamiento cardiaco.
Valoraremos la presencia o no de laceraciones y/o hematomas, así como la presencia de pulso
carotídeo. La existencia de enfisema subcutáneo a nivel cervical nos debe hacer pensar en neu-
motórax o en rotura traqueal. Exploraremos la nuca buscando zonas de crepitación o de dolor,
palpando las apófisis espinosas de las vértebras cervicales, muy accesibles a este nivel en busca de
posibles fracturas.
En cualquier caso, siempre sospecharemos que existe lesión mientras no se demuestre lo con-
trario e inmovilizaremos el cuello con collarín cervical y/o inmovilizador cervical tetracameral (Dama
de Elche).
Tórax
Visualizaremos tanto la parte anterior como la posterior del tórax para valorar signos de trau-
matismos (contusiones, heridas, abrasiones...), controlando al mismo tiempo los movimientos torá-
cicos respiratorios, su simetría, si existen zonas de movilidad anormal (segmentos de volet costal...).
Palparemos la caja torácica tocando costillas, clavícula, omóplato y esternón.
La auscultación de ambos hemitórax y corazón nos ayudará a valorar y reevaluar la presencia de
hemoneumotórax, inestabilidad torácica, contusión pulmonar y/o taponamiento cardiaco.
383
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Trauma costal
Abdomen
El abdomen del paciente politraumatizado puede constituir un terreno poco expresivo, por lo
que es fundamental una inspección del mismo con una vigilancia estrecha, buscando distensión
o su participación en los movimientos respiratorios. Hemos de buscar heridas, hematomas o lesio-
nes “en banda” por cinturón de seguridad, que nos pongan sobre la pista de alguna posible lesión
interna.
Auscultaremos el abdomen para objetivar la presencia o no de ruidos intestinales, completan-
do el estudio mediante la cuidadosa palpación abdominal, en la que cualquier signo positivo (resis-
tencia, vientre en tabla...) es de alarma, pero su ausencia no excluye nunca la ausencia de lesiones
internas. La implantación de una SNG es útil, pues vacía el estómago para que no exista posibilidad
de aspiración y nos pone alerta sobre lesiones en el bulbo duodenal.
Pelvis
Investigaremos la región pelviana en busca de alteraciones de la piel, deformidades y signos
de distensión. La exploración se realiza mediante aplicación cuidadosa de presión lateral y medial
sobre ambas crestas ilíacas. Cuando la compresión del cinturón pelviano sea dolorosa nos inducirá
sospecha de fractura, considerando inmediatamente al paciente como crítico, pues estas lesiones
pueden ocasionar en ocasiones shocks muy severos.
Examinaremos la región perineal y el tracto rectal para valorar la presencia de sangre, desgarros
o hematomas, tono del esfínter, integridad de la pared del recto y posición de la próstata. La sonda
vesical tipo Foley siempre es útil para valorar la diuresis, pero no deberá colocarse si hay hematoma
escrotal, indicios de desvío de la próstata o sangre en el meato urinario.
Extremidades
Debemos inspeccionar todas las extremidades buscando heridas, abrasiones, hematomas, ex-
plorando cada hueso y articulación, intentando identificar deformidades, movilidad, crepitación,
dolor o impotencia funcional. Ante cualquier sospecha de fractura inmovilizaremos el miembro.
Valoraremos y controlaremos la existencia de pulsos periféricos para descartar lesiones más
severas. Procederemos a curar las heridas conjuntamente con la inmovilidad de las fracturas y apli-
caremos terapia antitetánica.
Tras concluir el examen físico y para evitar la hipotermia en el politraumatizado lo cubriremos
con sábanas isotérmicas y valoraremos la necesidad de calentar las soluciones que se le adminis-
tren por vía endovenosa.
384
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Examen neurológico
Reevaluaremos el nivel de conciencia y la respuesta de las pupilas, así como la simetría de las
mismas. Posteriormente se investigará la respuesta a estímulos verbales y por último exploraremos
la sensibilidad y motilidad. Al finalizar el examen neurológico, el paciente ha de tener una puntua-
ción asignada en la Escala de Glasgow para el Coma.
2.1.3.1. Valoración
Los principios que rigen la asistencia y valoración de un sujeto que ha sufrido un traumatismo
craneoencefálico (TCE) son la rapidez y la organización; por consiguiente, en nuestra aproximación
al lesionado es preciso conocer el tipo de traumatismo y el mecanismo lesional, preguntando a los
acompañantes y observando las circunstancias del evento.
385
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
A) Valoración respiratoria
Nuestro primer objetivo es optimizar esta función con la apertura de la vía aérea y la ventilación
si fuera necesario. El trauma craneal puede producir patrones respiratorios anormales.
El control de la permeabilidad de la vía aérea se efectuará evitando hiperextender la cabeza y
manteniendo la alineación del eje cabeza-cuello-tronco. La intubación orotraqueal debe practicar-
se en todo sujeto con TCE con una puntuación inferior a 9 puntos en la Escala de Glasgow para el
coma y en todo aquel que presente signos o sospecha de hipoventilación o hipoxemia. En los casos
dudosos, el riesgo/beneficio se inclina por su realización de la intubación, ya que siempre estamos
a tiempo de extubar a un paciente si se demuestra que no era necesaria y le habremos evitado una
lesión secundaria al cerebro si, por el contrario, estaba indicada.
B) Valoración circulatoria
El aumento de la tensión arterial puede reflejar una
paralela elevación de la PIC, en tanto que la hipotensión
rara vez es secundaria al trauma cerebral excepto en su
fase final, pero constituye una causa de lesión secundaria
en los TCE debido al fallo del sistema de autorregulación
del flujo cerebral. La elevación de la PIC produce bradi-
cardia. La taquicardia es un signo grave en un neurotrau-
matizado. El cambio de bradicardia a taquicardia con PIC
elevada anuncia un acontecimiento preterminal.
C) Valoración neurológica
La alteración de la conciencia es el dato fundamental y se produce en los TCE por presión en el siste-
ma reticular activador del tallo y/o en las cortezas cerebrales. La vía final común de las lesiones craneales
es el aumento de la PIC, produciendo coma, cambios en los signos vitales y, finalmente, muerte cerebral
por flujo sanguíneo cerebral insuficiente debido a una inadecuada presión de perfusión cerebral.
La Escala de Glasgow para el Coma sirve como examen útil, pero es sólo una guía grosera para
medir los cambios del nivel del coma:
Se evalúan tres parámetros: apertura de ojos, respuesta verbal y respuesta motora, obteniendo
como resultado una puntuación numérica que oscila desde el 15 que indicaría el estado de alerta,
hasta el 3 que supondría una situación de coma profundo.
El examen neurológico inicial debe incluir además de la valoración del nivel de conciencia se-
gún la Escala de Glasgow para el Coma (GCS), la inspección del tamaño y reactividad pupilar a la luz
y a la acomodación, así como la simetría y de los reflejos oculofaciales.
Clasificación pupilar
Isocóricas Iguales
Según la relación entre ellas Anisocóricas Desiguales
Disocóricas Forma Irregular
Para que cualquier protocolo de actuación ante un traumatismo craneoencefálico pueda ser
efectivo, se recomienda que las evaluaciones neurológicas se realicen a intervalos máximos de diez
minutos, siendo necesario poner énfasis en la importancia de las exploraciones repetidas compa-
radas con la inicial, al igual que es necesario conocer cuáles pueden ser los mecanismos de muerte
precoz en el traumatismo craneoencefálico para poder corregirlos a tiempo: fallo respiratorio (hi-
poxemia), aumento PIC (efecto masa, hematoma, edema cerebral vasogénico), enclavamiento y
compresión del tronco.
Los signos de enclavamiento son: midriasis arreactiva bilateral y deterioro de la conciencia.
La actitud terapéutica inicial pretende, fundamentalmente, mantener una PIC dentro de los
límites normales, asegurando al mismo tiempo una correcta presión de perfusión cerebral:
1. Mantenimiento de la vía aérea permeable, para conseguir una correcta ventilación, corri-
giendo cualquier situación que, al implicar hipoventilación, pueda precipitar una elevación
peligrosa de la PIC. Se conseguirá una oxigenación adecuada con una mascarilla con FiO2
al 50%. Será precisa la intubación orotraqueal cuando: obstrucción de vía aérea alta, nivel
de conciencia con GCS < 8/15, precisión inmediata de cirugía, tensión arterial sistólica < 80
mm Hg o PO2 < 70 mm Hg.
2. Conseguir una hemodinámica adecuada, controlando signos vitales y canalizando al me-
nos dos vías periféricas de grueso calibre (G14-G16) para permitir un adecuado aporte de
fluidos.
La discusión coloides/cristaloides es estéril; aunque el aporte de coloides podría tener ven-
tajas por no aumentar la PIC y mejorar la microcirculación, lo importante es que la reposi-
ción de volumen sea rápida y se evite la infusión de agua libre en forma de Dextrosa al 5%
por el riesgo de edema cerebral por hiperosmolaridad plasmática y por su falta de poder
expansor. Paralelamente es preciso un control inmediato de los focos hemorrágicos.
3. Instalación del paciente en una camilla con la cabeza elevada 40.º para facilitar el drenaje
venoso y evitar así el aumento del edema cerebral, evitando rotaciones del cuello.
4. Hiperventilar al paciente es una medida muy efectiva de forma inmediata, como ocurre
también con el mantenimiento de la normotermia.
5. Aplicar medidas de inmovilización cervical. Los movimientos del paciente se harán siempre
en bloque para evitar lesiones secundarias producidas por la manipulación. Esto es una
premisa general tanto en ámbito prehospitalario como hospitalario practicándolo desde el
traspaso de la camilla a la cama como a la hora de hacerles pruebas radiodiagnósticas (TAC,
escáner, resonancia...), higiene, etc.
6. Analgesia y sedación: midazolan 0,2-0,3 mg/kg por vía intravenosa.
7. Si existen signos de hipertensión intracraneal (cefaleas, bradicardia, papilodema, dilatación
pupilar) se administrará manitol 20% 0,5-1 g/kg en 30 minutos. Si presenta convulsiones:
difenilhidantoína 15-18 mg/kg.
8. Reevaluaciones frecuentes, evitando errores de interpretación y traslado a un Centro Útil.
Los errores que debemos evitar a la hora de hacer la valoración y la asistencia a una persona
aquejada de un TCE son: atribuir incorrectamente el bajo nivel de conciencia a etanol o fármacos,
no valorar cuidadosamente la lucidez tras un TCE, retirar collarín cervical sin control radiológico,
no dar el tratamiento de sostén respiratorio adecuado y no reconocer el deterioro neurológico
progresivo con exámenes frecuentes.
La importancia de las lesiones en esta región radica, como veremos, en las consecuencias y
secuelas que se deriven de ellas. La lesión medular derivada del traumatismo sobre la columna
es la causante de un síndrome invalidante; en general, el daño medular produce casi siempre una
afección permanente de la sensibilidad y/o motricidad infralesional.
Una norma general que aplicaremos como axioma en la asistencia prehospitalaria es que todo
politraumatizado presenta una lesión de la columna cervical.
2.1.4.1. Valoración
Los traumatismos de suficiente intensidad como para afectar a las vértebras y lesionar la mé-
dula espinal en el interior del canal medular pueden lesionar esta estructura nerviosa directa o
indirectamente. El traumatismo medular es más grave cuanto más altere la estabilidad raquídea.
Consideramos que una columna es inestable cuando se cumplan al menos dos de las tres condi-
ciones que proponen Whietesides y Shah: pérdida de la integridad del cuerpo vertebral, pérdida
de la integridad de los ligamentos o arco posterior y pérdida de la alineación de la columna por
angulación o traslocación.
La gravedad del traumatismo medular es variable, pudiendo aparecer el fenómeno de conmo-
ción o compresión medular por un fragmento óseo o discal que provoca la aparición de un edema
traumático, contusión por fractura o sección parcial/total de la médula tras una fractura-luxación o
luxación intervertebral. Todas las lesiones graves provocan algún tipo de secuelas.
La afectación medular también puede ser debida a una isquemia o a una interrupción momen-
tánea o definitiva de la vascularización arterial de la médula, resultando la aparición de un edema
isquémico, cuya extensión dependerá del territorio irrigado.
Los signos y síntomas iniciales que produce una lesión medular son: signos motores (debili-
dad o parálisis de las extremidades y músculos del tronco), signos sensitivos (alteración o ausencia
de sensibilidad en tronco y extremidades), signos externos (abrasiones, laceraciones o deformida-
des) y dolor (sensibilidad dolorosa a la palpación).
Una vez reconocida la existencia de una lesión medular es necesario colocar a la víctima en una
posición adecuada, no manteniendo la columna vertebral en flexión o en rotación, sino procurando
una perfecta alineación de la misma: la columna se estabilizará por medio de una ligera tracción axial
ejercida sobre el cráneo. Colocado el paciente en posición segura, con la columna alineada y protegido
el cuello con un collarín cervical es preciso hacer una valoración del sistema nervioso y su afectación.
La valoración motora comprende las contracciones musculares voluntarias y la respuesta in-
voluntaria a los estímulos dolorosos, el tono o resistencia muscular a los movimientos pasivos, la
valoración de la sensibilidad dolorosa, incluida la exploración del haz espinotalámico, los reflejos
tendinosos, abdominales, cremastéricos y la presencia o no del signo de Babinski.
389
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Los signos más característicos que sugieren lesión cervical son: arreflexia flácida, respira-
ción diafragmática, capacidad para flexión de brazos, pero no para extensión, mímica facial con res-
puesta al dolor aplicado por encima de la clavícula, pero no por debajo, hipotensión, sin evidencia
de shock, con piel caliente y priapismo.
La sección medular es la lesión más grave de la médula espinal, con una irreversibilidad casi
segura y se caracteriza por la ausencia de la función motora y sensitiva por debajo del nivel de la
lesión. En el caso de una lesión cervical alta nos encontraremos con una parálisis flácida completa,
fallo respiratorio, arreflexia completa, anestesia desde la mandíbula y fallo de esfínteres. Precisa de
intubación orotraqueal y ventilación mecánica para la supervivencia.
A nivel cervical bajo (C5, C6), que es el nivel más frecuente de la lesión medular, nos encontra-
mos con tetraplejia, pérdida de función motora hasta el cíngulo del hombro, persistencia parcial de
la función del deltoides, pectoral y bíceps; no hay respiración intercostal, siendo esta llamativamen-
te abdominal; arreflexia completa; se puede encontrar el reflejo bicipital, anestesia infraclavicular,
fallo de esfínteres y priapismo.
Si la lesión se localiza a nivel dorsal podemos encontrar paraplejia, arreflexia de extremidades infe-
riores con la desaparición del reflejo plantar y cremastérico. En la lesión dorsal baja se pueden mante-
ner reflejos abdominales superiores, la anestesia dependerá del nivel lesional, existe también fallo de
esfínteres y priapismo. A nivel lumbar (cola de caballo) podemos encontrar paraplejia flácida parcial,
presencia de reflejos abdominales y cremastéricos, con ausencia de reflejo plantar y anestesia perineal.
Cuello: 2%
Cabe destacar que las edades extremas, infancia y vejez, empeoran el pronóstico. Los pacientes ma-
yores de 60 años parecen tener claramente el peor pronóstico. La fórmula de Baux, que establece el
porcentaje de mortalidad del quemado en relación con la edad y la superficie quemada, es la siguiente:
% Mortalidad = % Superficie quemada + Edad de paciente.
393
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
3.3. Gravedad
La gravedad de la quemadura se condiciona por la combinación de su extensión, profundidad,
localización, lesiones asociadas, edad del sujeto, patología previa, repercusión sistémica y mecanis-
mo de producción:
– Extensión: se consideran graves las quemaduras con extensión mayor del 25% en adul-
tos y del 20% en niños y ancianos. La extensión es el mayor condicionante de pronósti-
co vital.
– Profundidad: la gravedad es mayor cuanto mayor es la profundidad de la lesión. La pro-
fundidad condiciona, sobre todo, el pronóstico local, aunque también puede modificar el
pronóstico vital.
– Localización: las quemaduras que afectan cráneo, cara, cuello, axila, manos, pies, genitales y
pliegues de flexoextensión son de peor pronóstico.
394
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Los objetivos del tratamiento tópico de las quemaduras van a ser: combatir la infección, fa-
vorecer la epitelización y calmar el dolor.
Las sustancias pueden aplicarse directamente o impregnando gasas o compresas quirúrgi-
cas estériles. Sólo la primera capa llevará antiséptico y, por fuera, se colocarán varias capas
más con el fin de absorber el exudado producido por la quemadura. Para sujetar el apósito,
se utilizará un vendaje o una malla, que se adapta mejor. No utilizar nunca vendas de al-
godón, que endurecen el exudado por dificultar la transpiración y pueden deshilacharse
dejando fibras en el lecho de la quemadura.
Una alternativa a los fármacos tópicos es la utilización de algunos apósitos sintéticos, sus-
titutos cutáneos, que se adhieren al lecho de la quemadura cuando ésta no es de espesor
total, y que evitan su desecación y, por tanto, profundización. Su empleo también requiere
la utilización de un apósito absorbente. Nunca se deben prescribir antibióticos en la fase
inicial de la quemadura.
– No aplicar ningún tipo de medicación tópica que dificulte ver la profundidad de la
quemadura. Nunca utilizar mercurocromo, betadine, ni violeta de genciana. Desde el pun-
to de vista tópico, hacer limpieza con suero a chorro y envolver las zonas quemadas en
paños estériles.
Escarotomía:
* Si la quemadura compromete la circulación de la extremidad, está indicada una incisión
en la escara quemada, desde piel no quemada a piel no quemada, hasta producir la
separación espontánea de los bordes de la incisión y se vea, al fondo, la misma grasa
subcutánea, o incluso aponeurosis muscular.
* La escarotomía bien indicada y bien hecha no tiene que sangrar. Si así ocurriese es que
la quemadura no tiene espesor total y, por lo tanto, no era imprescindible. En algunas
ocasiones habrá que combinar con fasciotomías para descomprimir los compartimen-
tos más profundos.
* Calmar el dolor. Es un aspecto muy importante y fundamental en el paciente que-
mado, pues de no hacerlo puede contribuir a la instauración de shock. De entrada se
utilizan opiáceos, por su potente acción analgésica y, preferiblemente, por vía venosa.
* Fluidoterapia. Si la superficie corporal quemada (SCQ), es superior al 20% en un adulto,
o superior al 10% en niños y ancianos, antes del traslado al centro especializado, deberá
instaurarse la administración por vía intravenosa de soluciones electrolíticas o coloides.
La reposición de la volemia, que tiene una especial importancia en el tratamiento del pa-
ciente quemado, tiene que cumplir dos objetivos fundamentales: restituir el volumen san-
guíneo y minimizar la formación del edema.
Distintas guías y fórmulas han sido diseñadas para corregir la hipovolemia, todas ellas ba-
sadas en dos parámetros, peso y SCQ. La fórmula de Parkland, se utiliza para saber la can-
tidad y la velocidad de la infusión, teniendo presente:
* Hora cero a hora 24 postquemadura, ringer lactato 4 ml/kg/1% SCQ (50% durante las
primeras 8 horas y 50% durante las restantes 16 horas).
* Hora 25 a 48 postquemadura, plasma: 0,3-0,5 ml/kg/1% SCQ durante las primeras 8 horas.
Continuaremos con glucosado 5% hasta reponer pérdidas insensibles, evaporación desde
la quemadura y diuresis.
397
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
3.5. Secuelas
Las más pequeñas consisten en: cicatrices discrómicas (hiper o hipopigmentada), cicatrices frá-
giles, cicatrices sensibles al frío y al calor y cicatrices pruriginosas. Un grado más intenso sería las
cicatrices hipertróficas y los queloides.
Además del menoscabo estético, se añade la tendencia retráctil de las cicatrices, que pueden
producir deformidad y rigidez articular con déficit funcionales.
La disminución severa de la perfusión hística en todo el organismo provoca una situación clíni-
ca y hemodinámica que se conoce como shock.
4.2. Etapas
Independientemente de la etiología que lleve al enfermo al
estado de shock, éste se desarrolla con una serie de etapas fisio-
patológicas siempre similares, que tienen su correspondencia en
la clínica que presenta el paciente:
– Hay una primera etapa inicial o de compensación don-
de disminuye el gasto cardíaco y se comienza a alterar la
perfusión tisular. El organismo pone en marcha los meca-
nismos de compensación intermediados por el sistema
nervioso simpático, propiciando respuestas químicas,
neuronales y hormonales.
– Una segunda etapa intermedia, denominada progresiva,
donde los mecanismos compensatorios empiezan a fallar
no pudiendo mantener el gasto cardíaco suficiente.
– Una tercera etapa denominada refractaria, donde los mecanismos fisiopatológicos se
vuelven irreversibles y que acaba con la muerte del paciente por la incapacidad del sistema
circulatorio de mantener el requerimiento de oxígeno de las células.
mucosas (cianosis, sudoración fría, eritemas en el shock anafiláctico), nivel de conciencia (alte-
raciones del nivel de conciencia, desde la agitación y la somnolencia hasta el coma), taquicardia
(pueden aparecer arritmias con pulso irregular) y taquipnea.
El tratamiento del shock persigue conservar y mantener la perfusión tisular. Como medidas
generales, se tendrá en cuenta: permeabilidad de la vía aérea, ventilación adecuada con aporte
de oxígeno, colocar al paciente en posición de Trendelenburg (siempre que no exista contraindi-
cación, para facilitar el riego sanguíneo de los órganos vitales, excepto en el shock cardiogénico,
ya que podemos provocar una sobrecarga circulatoria), administración de vasoconstrictores y lí-
quidos hasta mantener presiones arteriales con sistólicas por encima de 90 mmHg y diuresis de
35 ml/h y corrección de la acidosis metabólica que, especialmente en las etapas tardías, puede ser
muy severa.
Posición de Trendelenburg: el enfermo se coloca como en decúbito supino pero, a diferencia de
aquella posición, el plano del cuerpo está inclinado 45º respecto al plano del suelo. La cabeza del
paciente está mucho más baja que los pies.
En esta postura hay que colocar a los pacientes con shock hipovolémico, desmayos, lipotimias
para intentar restablecer y salvaguardar el riego sanguíneo cerebral.
Otros autores recomiendan para el shock hipovolémico la denominada Trendelenburg modi-
ficada, extremidades inferiores elevadas 20º, rodillas en extensión, tronco horizontal y elevación
ligera de la cabeza.
4.4.1. Etiología
Prácticamente cualquier sustancia puede sensibilizar al organismo, produciendo en un poste-
rior contacto una reacción de hipersensibilidad inmediata (anafilaxis). Es importante que el indi-
viduo conozca sus alergias y esté informado de las consecuencias que podrían tener posteriores
contactos con el alérgeno. La adecuada información al paciente y la permanente identificación de
sus alergias (con tarjetas, colgantes, información a familiares y amigos…), son probablemente las
mejores medidas de profilaxis.
401
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Alimentos Leche, huevos, pescados y marisco, chocolate, fresas, frutos secos (nueces, caca-
y colorantes huete), tomates, colorantes alimentarios (tartrazina).
Antibióticos (penicilina, cefalosporina, eritromicina, tetraciclina), AINE (salicilatos, in-
dometacinas), analgésicos narcóticos (morfina, codeína, meprobamato), anestésicos
Fármacos (cocaína, tiopental, lidocaína), medios de contraste (todos los yodados, bromosulfta-
leína, ácido iopanoico), otros (diuréticos de la tiazida, gammaglobulinas, vacuna del
tétanos, hormona adenocorticotropa, insulina, hierro im, yoduros).
Hemoderivados Concentrado de hematíes, plaquetas.
Venenos biológicos Abejas, avispas, tábanos, arañas, serpientes, medusas, hormigas.
Agentes ambientales Luz solar, pólenes, hongos u esporas, pelo de animales
Sustancias que pueden comportarse como alérgenos
4.4.2. Clínica
La sintomatología del shock anafiláctico depende de la vía de entrada, la cantidad y la veloci-
dad de absorción del alérgeno y de la predisposición del paciente.
En general, las reacciones más graves suelen ocurrir a los pocos minutos de entrar en contacto
con la sustancia a la que se está sensibilizado. Probablemente el cuadro debutará de forma brusca
con opresión centrotorácica, sensación de muerte inminente y signos cutáneos, a los que inmedia-
tamente siguen las alteraciones respiratorias.
4.4.3. Tratamiento
Como en cualquier emergencia vital, lo primero es asegurar el ABC (vía aérea permeable,
ventilación, circulación). Una vez completado el ABC y con la seguridad de que el enfermo
tiene pulso y está ventilando de forma espontánea, pasaremos a las medidas generales, que
consisten en:
– Retirar al enfermo de la sustancia reactiva. En el caso de que esta sea algún hemoderivado,
medicación o contraste que le estemos aplicando en ese momento, suspender de inmedia-
to su administración.
– Colocación del paciente en posición de Trendelenburg, con piernas elevadas, para facilitar
el riego sanguíneo de los órganos vitales.
– Canalización de vía venosa periférica. Preferiblemente de grueso calibre, pues a través de
ella perfundiremos todos los líquidos para reponer la volemia.
402
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
5. Intoxicaciones agudas
Se define intoxicación como el conjunto de signos y síntomas producidos por la acción de un
tóxico introducido en el organismo humano de forma accidental o voluntaria. De forma genérica
se habla de tóxico como aquellas sustancias que, independiente de su origen, al entrar en el orga-
nismo humano producen una reacción química que resulta perjudicial para éste.
5.1. Diagnóstico
El diagnóstico de una intoxicación se basa en la historia del paciente, incidiendo especialmen-
te en todo lo referente a la ingesta del tóxico, la exploración física y la realización de las pruebas
complementarias.
Anamnesis
Es el primer paso en la elaboración de un diagnóstico definitivo. Es de mucha importancia reca-
bar la máxima información posible acerca de la intoxicación y del propio paciente.
Nuestra fuente de información prioritaria será el propio enfermo que, probablemente, en la
mayoría de los casos, estará consciente, o en su defecto algún familiar o conocido que estuviese
cerca de él en el momento de la ingesta. Intentaremos conseguir la siguiente información: nom-
bre del producto ingerido, cantidad de producto ingerido, vía de administración por la que se ha
producido la ingesta, posibles mezclas, tiempo transcurrido desde la administración del producto,
sintomatología previa a la llegada del enfermo y antecedentes patológicos previos del individuo.
Exploración física
Nos ayudará a establecer una primera valoración de la gravedad de la intoxicación ante la que
nos encontramos. En general, se realiza posterior a la anamnesis, pero en multitud de ocasiones, y
aun de forma somera, tendremos que realizarla antes, pues existe la posibilidad de tener que esta-
blecer medidas de soporte vital de forma inmediata.
Podemos seguir la siguiente sistemática:
– Valoración de constantes vitales: pulso, tensión arterial, frecuencia respiratoria, temperatura.
– Valoración cardiorrespiratoria: comprobación de la frecuencia y ritmo cardiaco a la búsque-
da de posibles bradicardias, taquicardias o cualquier arritmia que pueda desestabilizar la
403
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
situación hemodinámica del paciente. Perfusión periférica: color y temperatura de las ex-
tremidades. Edemas. La valoración respiratoria incluirá auscultación pulmonar por posibles
síntomas de edema pulmonar o de hipoventilación de algún campo y tener en cuenta la
presencia de manifestaciones como tos, expectoraciones, disnea, cianosis…
– Valoración neurológica: comprobando el tamaño y reactividad pupilar, nivel de conciencia,
orientación temporo-espacial, fuerza de contracción muscular, respuesta motora al dolor.
– Valoración digestiva: color y apariencia de la boca buscando restos del tóxico o posibles
ulceraciones, vómitos: cantidad y aspecto, náuseas, ruidos intestinales, distensión y ruidos
abdominales, deposiciones.
– Valoración de piel y mucosas: color, temperatura, integridad. Podremos encontrar posibles sig-
nos de punciones venosas, ulceración de mucosas que indique la ingestión de algún cáustico,
alteraciones de la perfusión. En numerosas ocasiones las intoxicaciones se producen por vía
percutánea, por lo que la separación del paciente de las ropas posiblemente contaminadas es
una práctica habitual.
Exploraciones complementarias
De forma rutinaria se cursarán peticiones de:
– Electrocardiograma. Radiografía simple de tórax.
– Bioquímica, incluyendo: glucosa, urea, sodio, potasio, amilasa, calcio, proteínas totales,
CPK, AST, ALT, creatinina y bilirrubina. Hemograma completo. Estudio de la coagulación.
Gasometría arterial.
– Parte Judicial. La ley nos obliga a realizar un parte al juzgado de guardia ante cualquier caso
de intoxicación, ya sea esta voluntaria o accidental.
– Estudio toxicológico. La recogida de muestras de sangre, orina y aspirado gástrico para
toxicología es práctica rutinaria, aunque habitualmente no se esperen los resultados para
comenzar con la administración del tratamiento.
Tras la primera batería de resultados, podremos precisar más el tipo de intoxicación ante la que
nos encontramos, seleccionando de entre la multitud de pruebas complementarias que ofrezca
nuestro centro, aquellas específicas para diagnosticar la potencial letalidad del cuadro.
5.2. Tratamiento
El tratamiento lo podemos ordenar secuencialmente en los siguientes cuatro apartados: eva-
luación de las funciones vitales, disminución de la absorción del tóxico, tratamiento farmacológico
y aumento de la eliminación del tóxico.
En ocasiones conviene realizar, una vez concluida la aspiración, un lavado gástrico, intro-
duciendo entre 200 y 300 cc de suero fisiológico tantas veces como sea necesario hasta
comprobar que el líquido de retorno es completamente claro.
b) Administración de catárticos
Retienen agua y aumentan el peristaltismo intestinal, contrarrestando el efecto astringente
que provocan algunos adsorbentes (carbón activado). Los más empleados son el sulfato sódico
(Evacuol®), sulfato de magnesio (Agua de carabaña®), manitol, lactulosa y sorbitol.
Se usan junto a los adsorbentes y hay que utilizarlos con precaución en pacientes con insufi-
ciencia renal, cardiaca o con graves trastornos electrolíticos.
c) Administración de adsorbentes
Básicamente se emplea el carbón activado. Ocasionalmente se pueden utilizar otros más específicos
como la tierra de Fuller en las intoxicaciones por paraquat o el azul de Prusia en las intoxicaciones de talio.
El carbón activado se administra normalmente a través de la sonda nasogástrica (o bucogástri-
ca) y en ocasiones por vía oral. Tiene como característica su capacidad de adsorber la mayoría de los
restos tóxicos a excepción de los cáusticos, derivados del petróleo, ácido ascórbico, hierro, cianuro,
litio, malatión, etanol, metanol y etilenglicol. Se administran 50 g diluidos en 200 o 300 cc de agua
en dosis única, pudiendo repetir la dosis cada 3 horas durante las primeras 24 ante determinados
tóxicos de una larga vida media, que enlentezcan el peristaltismo intestinal, en intoxicaciones ma-
sivas, preparados tipo retard o sustancias con importante recirculación enterohepática.
Los principales riesgos que presenta la administración de carbón activado tienen que ver con
la posibilidad de producir vómitos, con el consiguiente peligro de provocar una broncoaspiración,
y los estreñimientos.
La ingesta se produce normalmente por vía oral (centramina®, «éxtasis»), aunque en ocasiones
pueda emplearse la vía intravenosa («speed») o inhalándolo por vía intranasal («ice»).
Las manifestaciones clínicas de la intoxicación por anfetaminas, son las propias de la acción
simpaticomimética y estimulante del SNC: confusión, verborrea, rubor facial, irritabilidad, intran-
quilidad, midriasis, temblores, hipertensión arterial, diaforesis, arritmias, taquicardia, taquipnea...
En los procesos graves, puede aparecer delirio, agresividad, convulsiones y fibrilación ventricular.
El tratamiento es sintomático: si la vía de intoxicación es oral, se procederá a realizar un lavado
gástrico y administrar carbón activado, si aparece crisis convulsiva administrar diacepán (Valium®)
y administración de antiarrítmicos en función del tipo de arritmia que aparezca.
Cocaína
Al igual que la anfetamina es un psicoestimulante, aunque con menor vida media en el orga-
nismo. Tiene un uso muy limitado en clínica como anestésico local, en forma de colirio en oftalmo-
logía. Se comercializa ilegalmente como clorhidrato de cocaína con diferentes grados de pureza, y
normalmente se administra por vía intranasal o intravenosa.
La clínica de su intoxicación, aun con mayor gravedad, es similar al caso de las anfetaminas y se deri-
va de su efecto simpaticomimético: midriasis, taquicardia, diaforesis, agitación, hipertermia, temblor, pá-
nico, edema pulmonar, ángor e incluso IAM, arritmias graves, convulsiones y parada cardiorrespiratoria.
Opiáceos
Los opiáceos (heroína, morfina y derivados) producen depresión del centro respiratorio pu-
diendo dar origen a la asfixia del individuo. Este tipo de intoxicaciones se produce normalmente en
pacientes con antecedentes de drogodependencia, y la vía de administración es mayoritariamente
la intravenosa y en ocasiones la intranasal o pulmonar.
A pesar de que los heroinómanos desarrollan una gran tolerancia, pudiendo llegar a adminis-
trarse cantidades de heroína que serían letales para un principiante, la sobredosis puede presentar-
se por problemas inherentes al mismo mundo clandestino en que se mueven. Mayor pureza de la
droga administrada, errores en el cálculo, reincidencia tras un periodo de deshabituación, mezcla
con otros fármacos que potencien su acción, adulteraciones de todo tipo… son algunos de los
motivos más usuales que pueden llevar al paciente hasta el servicio de urgencias.
La triada clínica característica es: miosis puntiforme, hipoventilación y coma. Pudiendo pre-
sentarse complicaciones como edema agudo de pulmón no cardiogénico, arritmias, aspiraciones
broncopulmonares, cianosis, hipotermia, hipotensión...
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Salicilatos
Son un conjunto de fármacos (ácido acetilsalicílico, diflunisal, acetilsalicilato de lisina…) con
propiedades antitérmicas, analgésicas y antiinflamatorias, que, a diferencia de otros AINE, aumen-
tan el consumo de glucosa y estimulan el centro respiratorio. El ácido acetilsalicílico es además muy
utilizado por sus excelentes cualidades como antiagregante plaquetario.
Del mismo modo que el paracetamol, su uso está cada vez más extendido, aumentando consi-
derablemente las posibilidades de intoxicación. Aunque se han descrito intoxicaciones por absorción
cutánea de salicilatos, la práctica totalidad de ellas se produce por la ingestión oral del fármaco.
La dosis tóxica de la aspirina es de alrededor de 150 miligramos por kilogramo, así la dosis me-
dia letal en adultos está entre 20 g y 30 g y la dosis tóxica en niños es de 0,15 g/kg.
La clínica tras la intoxicación debuta con náuseas, vómitos, dolor epigástrico, cefaleas, acúfe-
nos, diaforesis, visión borrosa, enrojecimiento facial, taquicardia y taquipnea, que dará origen a
una alcalosis respiratoria por hiperventilación y, más tardíamente, acidosis metabólica. En los casos
más graves son frecuentes las alteraciones del SNC, agitación, delirio, confusión y, sólo en casos
extremos, coma.
Las complicaciones más importantes son la deshidratación, que podría desembocar en una in-
suficiencia renal, la encefalopatía hipoglucémica, debido al alto consumo de glucosa inducido por
el fármaco, el edema agudo de pulmón no cardiogénico y las hemorragias digestivas altas.
El tratamiento consiste en: lavado gástrico y administración de carbón activado, que puede ser
eficaz incluso pasadas 12-24 horas de la ingesta, dado que en ocasiones los salicilatos precipitan
con el pH ácido del estómago, permaneciendo en él como conglomerados durante muchas horas,
administración de líquidos, administración de glucosa hipertónica, diuresis forzada alcalina y he-
modiálisis en los casos graves. Administrar purgante salinos.
AINE
El resto de los AINE producen, en general, menos toxicidad que los salicilatos y el paracetamol.
Podemos destacar:
– Pirazolonas. Quizás el grupo más usado sea las fenilbutazonas, con potente acción analgésica y an-
tiinflamatoria pero con mucha toxicidad gástrica. Su uso prolongado puede producir lesión renal.
– Indoles. Las más conocidas y usadas son las indometacinas, que presentan como efecto
secundario cefaleas, vértigos, dermatitis y problemas gastrointestinales. Provocan la reten-
ción de agua y sodio con el consiguiente aumento de la tensión arterial.
– Derivados fenilpropiónicos. Naproxén, ibuprofén, fenoprofén y ketoprofén. A pesar de su mejor
tolerancia gastroduodenal, pueden, como el resto de los AINE, provocar lesión de la mucosa.
– Derivados fenilacéticos. Diclofenaco.
– Oxicames. Tonoxicam y piroxicam, con mayor vida media que el resto, lo que los sitúa entre
los más tóxicos.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
En general producen intoxicaciones de poca gravedad, con una sintomatología que va desde
las náuseas, vómitos, hipotensión, acúfenos y somnolencia hasta las hemorragias digestivas, y el
fallo renal agudo.
El tratamiento en la intoxicación de cualquiera de ellos es sintomático. En todos los casos se
procederá al lavado gástrico y administración de carbón activado.
entre 2 y 4 horas (midazolan, tiazolan, alprazolan), de acción intermedia entre 5 y 10 horas (funi-
tracepan, oxacepan y nitracepan) y de acción prolongada que actúan durante más de 12 horas
(cloracepato, diacepan, clordiacepóxido).
Su aplicación clínica es permanente y entre los innumerables preparados farmacológicos
que contienen benzodiacepinas, podemos mencionar, a modo de ejemplo: Tranxilium®, Valium®,
Orfidal®, Nansius®, Noctamid®, Idalprem®…
La intoxicación se caracteriza por alteración del nivel de conciencia y depresión del SNC, que
puede verse potenciada por la utilización conjunta con barbitúrico, alcohol u otros antidepresivos.
Se manifiesta con somnolencia, disartria, apatía, diplopía, trastornos del movimiento, nistagmo,
hipotensión y en ocasiones coma.
El tratamiento consiste en las medidas generales para evitar la absorción del fármaco (lavado
gástrico y carbón activado) y la administración intravenosa del antagonista específico de las benzo-
diacepinas que es el flumazenil (Anexate®). El resto del tratamiento es sintomático.
Barbitúricos
Al igual que las benzodiacepinas, son fármacos hipnótico sedantes (fenobarbital, tiopental, pen-
tobarbital…). Están cayendo rápidamente en desuso debido a la fuerte depresión respiratoria que
producen y a los problemas de dependencia que generan. La clínica de su intoxicación es muy similar
a la de las benzodiacepinas, siendo el mayor peligro la depresión que producen del centro respirato-
rio. Son frecuentes la hipotermia y complicaciones como el edema de pulmón no cardiogénico.
El tratamiento es sintomático y basado en las medidas generales que eviten su absorción, no
existiendo tratamiento específico. En los casos graves está indicada la diuresis forzada alcalina o la
hemodiálisis.
Litio
Es un mineral empleado en el tratamiento de las psicosis maníaco-depresivas. La intoxicación se
suele producir por la proximidad entre los niveles terapéuticos (0,7-1,3 mEq/L) y los niveles de toxici-
dad (por encima de 1,5 mEq/L). La clínica de la intoxicación se manifiesta por: náuseas, vómitos, dia-
rrea, ataxia, disartria, depresión del nivel de conciencia que en ocasiones lleva al coma, convulsiones,
poliuria, que puede inducir una hipopotasemia que detectaremos en el EKG e hiponatremia.
El tratamiento consiste en el vaciado gástrico, no siendo efectivo en este caso el carbón activa-
do. Reposición de líquidos y electrolitos y, en casos graves, hemodiálisis.
Hidrato de cloral
Es un hipnótico sedante con acción similar a las benzodiacepinas y los barbitúricos. Su intoxica-
ción cursa con náuseas, vómitos y disminución progresiva del nivel de conciencia que puede des-
embocar en coma y depresión del centro respiratorio. La complicación más grave son las arritmias
que habrá que tratar dependiendo del tipo.
No existe antagonista específico, el tratamiento es por tanto sintomático, comenzando por las
medidas generales que eviten su absorción y recurriendo en casos graves a la hemodiálisis.
Neurolépticos
Se emplean en el tratamiento de las psicosis. Son conocidos como tranquilizantes mayores y
provocan en el paciente una fuerte sedación, tranquilidad psicomotora e indiferencia afectiva y
al medio que les rodea. Los grupos de neurolépticos más usados son: fenotiacidas, butiferonas,
.../...
tioxantenos, dibenzoxacepinas y benzamidas.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Las manifestaciones clínicas tras la intoxicación se caracterizan por: sopor que raramente evo-
luciona hasta el coma, pérdida de reflejos, hipotermia, hipotensión, trastornos motores. La compli-
cación más grave son las arritmias.
El tratamiento es sintomático, con lavado gástrico y carbón activado, debiendo prestar especial
atención a las arritmias. La diuresis forzada y la hemodiálisis son en este caso ineficaces.
Tras la intoxicación, producida por ingestión o inhalación, aparece un cuadro de vértigos, eu-
foria, ataxia, alucinaciones, que continuará con somnolencia, convulsiones y coma. Especialmente
los hidrocarburos halogenados, entre los que destaca el tetracloruro de carbono, tienen capacidad
nefrotóxica, hepatotóxica y cardiotóxica pudiendo inducir arritmias de gravedad.
El tratamiento es sintomático cuidando las medidas de soporte vital. En el caso del tetraclo-
ruro de carbono puede emplearse N-acetilcisteína (Fluimucil®), para prevenir las complicaciones
hepatorrenales.
Etilenglicol
El etilenglicol se emplea en pinturas, betunes, detergentes, disolventes y anticongelante de
los automóviles. Las intoxicaciones, que normalmente se producen por ingestión del producto,
pueden llegar a ser muy graves.
La clínica evoluciona en tres etapas: a las pocas horas de la ingestión aparecen náuseas, vómi-
tos, ataxia, disartria, nistagmo, crisis convulsivas y disminución del nivel de conciencia, aproxima-
damente a las 24 horas se evidencian síntomas cardiorrespiratorios y en la última etapa aparece
acidosis metabólica, insuficiencia renal, hiperpotasemia (importante la monitorización cardíaca
por el riesgo de aparición de arritmias potencialmente letales).
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URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Carbamatos
Son insecticidas que, al igual que los organofosforados, inhiben la acetilcolinesterasa, pero, a
diferencia de ellos, tienen una acción más corta y menos tóxica.
El cuadro clínico que produce la intoxicación es muy similar al descrito en el caso de los insecti-
cidas organofosforados, pero de menor intensidad y duración.
El tratamiento, en cuanto a medidas generales, es también muy similar, con la particularidad de
que en el tratamiento específico no se emplean las oximas.
Paraquat
Es un herbicida de uso extendido que se emplea en agricultura en la destrucción de las plantas
perjudiciales. La práctica totalidad de las intoxicaciones se producen por la ingesta de cualquiera
de los muchos herbicidas comercializados que contienen este producto. El paraquat es un álcali y
a sus propiedades tóxicas hay que añadir su capacidad corrosiva, que suele generar lesiones cáus-
ticas en la mucosa de la boca, el esófago y el estómago.
La intoxicación produce una clínica que comienza por náuseas, vómitos y diarreas, junto con
fuerte irritación en la mucosa bucal, evidenciándose en algunos casos pequeñas ulceraciones in-
cluso hasta la mucosa esofágica y gástrica. La evolución, que puede durar varios días, puede com-
plicarse con shock hipovolémico y cardiogénico, edema de pulmón y necrosis hepática y tubular.
Siendo el desenlace fatal en gran número de casos.
En el tratamiento, al igual que con los insecticidas, hay que comenzar por tratar de disminuir
al máximo la absorción del producto, teniendo presente su carácter corrosivo. Emplearemos las
siguientes medidas: retirar la ropa contaminada y lavar la piel, lavado de mucosas con irrigaciones
abundantes, lavado gástrico (a pesar de ser una sustancia cáustica), administración de tierra de
Fuller o en su defecto carbón activado y administración de purgante o enema de limpieza.
416
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Cáusticos
Es una de las intoxicaciones más frecuentes, dada la variedad de productos cáusticos de uso
habitual en el hogar. Entre los cáusticos de composición ácida podemos destacar: clorhídrico, sul-
fúrico, nítrico… presentes en quitagrasas, limpiadores WC, agua fuerte, desincrustadores. Entre los
cáusticos de composición alcalina encontramos: hipoclorito sódico, hidróxido sódico, potásico y
amónico… presentes en lejías, amoniacos, blanqueadores de ropa, detergentes, sosa.
Es frecuente que se produzca de forma accidental en niños y de forma voluntaria en los inten-
tos de autólisis, siendo en estos casos más grave al ser mayor la cantidad de cáustico ingerido. La
ingestión de cáusticos causa lesiones en la cavidad oral y el tracto digestivo alto, que comienzan
con dolor urente en región orofaríngea, área retroesternal y epigastrio. La clínica inicial se completa
con náuseas, vómitos, odinofagia, disfagia, sialorrea, y fonación dolorosa.
En los casos graves podemos encontrar: hematemesis, disnea, confusión, shock hipovolé-
mico y parada cardiorrespiratoria. Las principales complicaciones que pueden producirse son:
perforación (que requiere de inmediata intervención quirúrgica), mediastinitis, edema agudo de
pulmón, broncoespasmos, insuficiencia renal aguda, hemorragia digestiva, neumotórax, distrés
respiratorio…
En cuanto a los tratamientos: están contraindicados los neutralizantes, adsorbentes, la coloca-
ción de SNG y la inducción del vómito, en los primeros minutos de la ingesta puede administrarse
leche, agua albuminosa o simplemente agua fría en pequeñas cantidades. El tratamiento es sinto-
mático, debiendo recurrir con frecuencia a soporte respiratorio e intervención quirúrgica.
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URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Pegamentos y colas
La práctica totalidad de los pegamentos y colas son compuestos hidrocarbonados. Actúan
como depresores del SNC, produciendo sintomatología digestiva o respiratoria, dependiendo de la
vía de administración. El tratamiento es sintomático.
Aguarrás
El aguarrás, la esencia de trementina y otros disolventes similares tienen una toxicidad relativa-
mente moderada. La intoxicación cursa con una clínica de náuseas, vómitos, irritación de mucosas,
tos, disnea. Si la ingesta ha sido grande, puede aparecer un cuadro de afectación del SNC (similar al
etilismo), neumonitis, edema pulmonar, convulsiones.
En el tratamiento es importante recordar que está contraindicado el lavado gástrico y la admi-
nistración de carbón activado. El tratamiento es básicamente sintomático.
Metanol
El alcohol metílico (metanol) forma parte de numerosos compuestos como limpiacristales, al-
cohol de quemar, algunos alcoholes de consumo fabricados de forma fraudulenta, pinturas, disol-
ventes y barnices…
Es una intoxicación grave (dosis letal 50 ml) que cursa con un cuadro de afectación SNC (pare-
cida a la del etanol), náuseas, vómitos, cefaleas, sudoración, pupilas midriáticas arreactivas, afecta-
ciones visuales desde visión borrosa hasta ceguera, convulsiones. La complicación más grave es la
acidosis metabólica producida por uno de sus metabolitos, el ácido fórmico.
El tratamiento: se basa en la administración de etanol, con mayor afinidad por el alcohol des-
hidrogenasa que el metanol, con lo que conseguiremos retardar el metabolismo de este último,
forzando su eliminación, hemodiálisis (realizada de forma precoz), corrección de la acidosis meta-
bólica y el resto del tratamiento es sintomático.
Toxina botulínica
Es una de las cinco toxinas del Clostridium botulinum que puede ser ingerida por el hombre a
través de alimentos en conservas y embutidos contaminados, dando lugar a una intoxicación de
gravedad. La toxina botulínica inhibe la liberación de acetilcolina, anulando el estímulo colinérgico.
La muerte en los intoxicados sobreviene por parálisis de la musculatura respiratoria.
La sintomatología es digestiva, náuseas, vómitos, dolor abdominal. Siendo características las
afectaciones visuales, diplopía, estrabismo, pupilas midriáticas arreactivas y la afectación de los
pares craneales IX (glosofaríngeo), X (vago) y XII (hipogloso).
El tratamiento específico consiste en la administración de suero antibotulínico (suero antibo-
tulínico A+B+R®).
En los casos más leves será suficiente con lavar la picadura, extrayendo el aguijón y, en todo
caso, tratar la inflamación y el dolor. En los casos de reacciones anafilácticas, habrá que aplicar las
pautas terapéuticas precisas para estos casos que tienen como eje la aplicación de adrenalina
(Adrenalia Llorente®) y corticoides (Urbasón®, Solumoderín®).
– Masaje cardíaco externo (MCE): son las compresiones torácicas realizadas por un reani-
mador o mediante dispositivos mecánicos durante la RCP para intentar restablecer la circu-
lación espontánea.
– RCP por espectadores o primeros intervinientes: cuando la RCP se inicia por personas
que no forman parte del sistema sanitario de emergencias. En general, será la persona que
presenció el paro. En algunas ocasiones, pueden ser personal sanitario, pero que no forman
parte del sistema sanitario de emergencia.
– Personal de emergencias: son individuos que responden a una emergencia sanitaria, de
manera oficial, formando parte de un sistema de respuesta organizado. Según esta defini-
ción, médicos, enfermeras o técnicos que presencian un paro cardíaco en un lugar público
e inician RCP, pero que no han respondido al suceso como parte de un sistema organizado
de respuesta, no son personal de emergencia.
– Ritmo desfibrilable o no: se refiere al ritmo inicial monitorizado; que cuando requiere cho-
que eléctrico se subdivide en fibrilación ventricular (FV) o taquicardia ventricular sin pulso
(TVSP); y cuando no lo requiere se subdivide en asistolia y disociación electromecánica.
– Desfibriladores externos automáticos o semiautomáticos (DEA / DESA):este término, gené-
rico, se refiere a desfibriladores que analizan el ritmo en el electrocardiograma de superficie del
paciente, para detectar fibrilación ventricular o taquicardia ventricular rápida. Los automáticos
(poco frecuentes) producen la descarga al detectar la alteración, mientras que los DESA avisan
de la alteración pero requieren de la intervención del operador para efectuar su descarga.
– Recuperación de la circulación espontánea (RECE): recuperación de la circulación espon-
tánea, comprobada por la existencia de respiración, tos o movimientos. Para el personal
sanitario la RECE puede incluir la palpación de un pulso central espontáneo, usualmente
carotídeo en niños mayores y braquial o femoral en niños pequeños o lactantes, o la toma
de la presión arterial.
– RECE mantenida: cuando no se requiere MCE durante 20 min consecutivos, persistiendo
los signos de circulación.
– Recuperación de la ventilación espontánea (REVE): consiste en la reaparición de la respi-
ración espontánea en un niño previamente apneico. La respiración agónica no es una REVE.
– Fármacos: se refiere a la administración de cualquier medicación durante la RCP, indepen-
dientemente de la vía de elección (intravenosa, intraósea, intratraqueal).
– Finalización del suceso: una resucitación finaliza cuando se determina la muerte, o se res-
tablece la circulación espontánea de manera sostenida más de 20 min consecutivos.
La unificación de la terminología mediante el estilo Utstein, supuso un incuestionable avance al
propiciar que todos los profesionales “hablasen el mismo idioma”. Esto ha contribuido enormemente en
la protocolización de las recomendaciones, facilitando los estudios comparativos y los análisis porme-
norizados de las intervenciones. Desde el punto de vista de la práctica diaria, el avance ha sido también
muy notable al permitir una comunicación precisa, entre los diferentes grupos de profesionales.
La RCP básica
La iniciación de medidas de RCP debe comenzar lo antes posible. La probabilidad de que una
víctima sobreviva tras una PCR está en relación directa con la precocidad con la que comiencen
las maniobras de RCP, una intervención inmediata podría doblar o triplicar la supervivencia de las
paradas cardio-respiratorias por fibrilación ventricular.
La RCP básica sustituye de forma precaria las funciones vitales por lo que, si se realiza adecua-
damente, nos permite ganar algunos minutos hasta que lleguen los equipos de emergencia con
personal y material especializados. Incluso realizando las maniobras sólo con compresiones toráci-
cas, conseguiríamos mejores resultados que esperando sin hacer nada.
425
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Hay que tener presente que el cerebro humano comienza a deteriorarse aproximadamente
a partir de los 4 minutos de no recibir oxígeno, por lo que únicamente la precocidad de las ma-
niobras, nos podrá asegurar que el individuo recupere sus funciones cerebrales satisfactoriamente.
Peter Safar, uno de los pioneros en la enseñanza de RCP, dice al respecto que “la enseñanza de
algo de RCP a todas las personas, probablemente salve más vidas, que la perfección obtenida por unos
pocos”.
La desfibrilación precoz
Las causas más frecuentes de PCR son la fibrilación ventricular (FV) y la taquicardia ventri-
cular sin pulso (TVSP), alteraciones, ambas, que tienen una buena respuesta a la desfibrilación
precoz, por lo que se prioriza su aplicación, por delante de la administración de fármacos.
El buen pronóstico de la desfibrilación precoz decrece, según el tiempo que se tarde en des-
fibrilar. Cada minuto de retraso en la desfibrilación, reduce la probabilidad de supervivencia en
un 10%-12% y a los diez minutos estas posibilidades llegan a cero. Se estima que hasta un 30 por
ciento de las muertes por infarto podrían evitarse si el enfermo fuese tratado con un desfibrilador
durante los primeros minutos, cruciales para la supervivencia.
Es tan clara la evidencia, que en muchos Estados se ha regulado la instalación de desfibriladores
externos automáticos (DEA) en lugares públicos (aeropuertos, campos deportivos...), y se está for-
mando a personal no sanitario (bomberos, policías, profesores, azafatas...) para que puedan hacer
uso de estos dispositivos.
Son actuaciones sencillas que la población general debería conocer, siendo especialmente
importante el adiestramiento del personal de los servicios públicos, de aquellos que trabajen en
lugares donde se produzcan grandes concentraciones humanas y del personal sanitario, para que
puedan intervenir, aun sin contar con equipos o material específico alguno.
Ante una supuesta situación de PCR, lo primero será identificar la situación. Antes que pedir
ayuda o realizar ninguna actividad, tenemos que saber qué está pasando.
La estrategia para que cualquier ciudadano pueda identificar y valorar a una víctima con una
aparente PCR es muy simple y consiste en observar, de una manera secuencial, únicamente dos
aspectos clínicos: consciencia y respiración. Según la valoración que realicemos de cada uno de
estos aspectos, corresponderá realizar una u otra intervención.
Valorar la consciencia
Lo primero que debemos hacer para valorar una posible
parada cardiorrespiratoria (PCR) es comprobar el estado de
consciencia del individuo.
Examinar a la víctima estimulándola auditiva y sensi-
tivamente. Se debe mover al paciente suavemente por los
hombros, gritándole en voz alta: oiga, ¿qué le pasa? En caso de
sospecha de traumatismo cervical evitaremos mover el cuello.
Maniobra
Frente - Mentón
Tráquea
Esófago
Tráquea
Obstrucción
427
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Responde
COMPROBACIÓN (Contesta o se mueve)
DE LA CONSCIENCIA (Consciente) t%FKBSDPNPFTUÈ
Oiga ¿qué le pasa? t1FEJSBZVEB
No responde t&WBMVBSQFSJØEJDBNFOUF
(Inconsciente)
COMPROBACIÓN
DE LA RESPIRACIÓN
Valorar la ventilación
Si nos encontramos con un individuo inconsciente, debemos comprobar de forma inmediata la
respiración, para lo que será imprescindible abrir previamente la vía aérea.
428
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Para valorar la ventilación del paciente, se debe colocar a la víctima en decúbito supino y rea-
lizar la apertura de la vía aérea (maniobra frente-mentón), acercando a continuación la mejilla a la
boca-nariz de la víctima, para de esta forma oír y sentir la respiración del paciente, así como ver los
movimientos ventilatorios de la caja torácica.
VER, OÍR y SENTIR durante 5 a 10 segundos (máximo de 10 segundos), es la manera de com-
probar si el paciente está respirando con normalidad.
Intervenciones si el paciente respira
Si el paciente está inconsciente pero respira normalmente, lo colocaremos en la denominada
posición “lateral de seguridad” y buscaremos ayuda.
Si se trata de un traumatismo, como norma y por precaución, no movilizaremos al paciente, a
menos que sea absolutamente necesario para el mantenimiento de sus funciones vitales.
La posición lateral de seguridad
La posición lateral de seguridad (PLS) o posición de recuperación, se emplea para prevenir la
obstrucción de la vía aérea por la caída de la lengua hacia la faringe, o la aspiración de contenido
gástrico por el árbol traqueobronquial, en el caso de que se produzca un vómito.
La posición debe ser estable, cercana a una posición lateral real con la cabeza en declive y sin
presión en el pecho que perjudique la respiración.
Para colocar al paciente en PLS, lo haremos rodar hacia el reanimador siguiendo los siguientes pasos:
429
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
− Traccionar del brazo del paciente más alejado a nosotros, cruzándolo sobre su tórax y colo-
cando la palma de la mano sobre el hombro contrario (foto 3).
− Levantar la pierna del paciente más alejada a nuestra posición, dejándola con la rodilla le-
vantada y el pie apoyado en el suelo (foto 4).
− Con una mano en la rodilla levantada y la otra en el hombro del mismo lado, tirar con fuerza
para girar a la víctima sobre su costado (foto 4).
− Colocar la pierna que ha quedado encima, de forma que la cadera y la rodilla estén dobla-
das en ángulo recto (foto 5).
430
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
− Inclinar la cabeza asegurándose de que la vía aérea permanezca abierta (foto 6).
− Ajustar la mano bajo la mejilla para mantener la cabeza inclinada (foto 6).
− Retirar cualquier objeto que pueda molestar al paciente.
Una vez el paciente se encuentra en PLS, se debe pedir ayuda si aún no se ha hecho y regresar
a su lado, para comprobar periódicamente que mantiene sus funciones vitales.
Intervenciones si el paciente no respira
Si la víctima está inconsciente y carece de ventilación espontánea, pediremos ayuda (para
llamar a los servicios de emergencia y buscar un DEA) e iniciaremos las maniobras de RCP (30 com-
presiones torácicas y 2 ventilaciónes).
En los primeros segundos tras una parada cardiaca, podría ocurrir que el paciente presente
alguna respiración, ocasional o bien “boqueadas”, lentas y ruidosas. Es lo que se conoce como
respiración agónica o gasping. Ponga atención en no confundir esto con la respiración nor-
mal. En todo caso, si tiene dudas acerca de si hay o no respiración normal, actúe como si no la
hubiese.
COMPROBACIÓN DE LA RESPIRACIÓN
t"CSJSWÓBBÏSFB NBOJPCSBGSFOUFNFOUØO
Respira
t3FUJSBSPCKFUPTFYUSB×PT t1POFSFOQPTJDJØOMBUFSBMEFTFHVSJEBE
t#VTDBSBZVEB
t7FS
PÓSZTFOUJS
No respira
t1FEJSBZVEB
t$PNFO[BSNBOJPCSBTEF3$1
(Dependiendo del caso se hará antes una cosa u otra)
431
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Oiga, Responde
¿Qué le (Contesta
pasa?
COMPROBAR o se mueve) – Dejar como está
(Consciente)
LA CONCIENCIA – Pedir ayuda
– Evaluar
periódicamente
No responde
(Inconsciente)
En traumatismos
– Pedir ayuda cervicales, abrir la vía aérea,
– Abrir la vía aérea mediante la maniobra
Maniobra Frente-Mentón de tracción mandibular
Ver Respira
COMPROBAR Oír
Sentir
LA RESPIRACIÓN
Ver, oír y sentir
(No emplear más
de 10 segundos) – Poner en posición
lateral de seguridad
NO Respira – Buscar ayuda
432
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Con estas maniobras pretendemos mantener un mínimo de oxigenación y circulación, que evi-
te el daño irreparable que puede provocar en el cerebro la falta de oxígeno.
Realizaremos 30 compresiones torácicas, seguidas de 2 insuflaciones.
Los reanimadores no entrenados, pueden realizar la reanimación cardiopulmonar sólo con
compresiones torácicas, guiada por los operadores de los teléfonos de emergencia.
Para evitar el excesivo cansancio del reanimador será importante la altura desde la que realice-
mos el masaje, siendo en ocasiones conveniente ayudarnos de un taburete o similar.
El objetivo debería ser, comprimir hasta una profundidad de al menos 5 cm (pero no más de
6 cm) y a una frecuencia de al menos 100 compresiones/min (pero no más de 120 compresiones/
min), permitiendo el retroceso completo del tórax, y reduciendo al máximo las interrupciones de
las compresiones torácicas.
Se seguirá la secuencia de 30 compresiones / 2 ventilaciones, independientemente del nú-
mero de reanimadores.
Se desaconseja buscar el punto de compresión mediante el método de “seguir el borde de
las costillas”, por emplear demasiado tiempo. Las manos se colocan directamente en el centro
del pecho.
ADULTOS
30 compresiones torácicas
/ 2 ventilaciones
434
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Con el masaje cardiaco externo se consigue un suficiente soporte circulatorio, tanto por la pre-
sión ejercida directamente sobre el corazón (Bomba Cardíaca), como por la realizada sobre el tórax
(Bomba Torácica). A modo de esponja, durante las compresiones se expulsa sangre del corazón y
los pulmones hacia los diferentes órganos, que volverá en el momento de la descompresión.
Respiración boca-boca
Tras realizar las 30 compresiones torácicas, daremos dos ventilaciones de rescate.
Despejaremos la vía aérea mediante la maniobra frente-mentón y comprobaremos que no hay nin-
gún cuerpo extraño que pueda obstruir la vía aérea (alimentos, prótesis dentales...). Si hay algún objeto
extraño que veamos, lo retiramos con nuestros dedos, pero no es oportuno realizar barrido digital a ciegas.
Con la vía aérea despejada, taponaremos los orificios nasales, con los dedos pulgar e índice
de la mano colocada en la frente, mientras sellamos con nuestra boca la de la víctima, e insufla-
mos aire.
Haremos una inspiración normal (no profunda) y durante
aproximadamente 1 segundo insuflaremos aire, comprobando
cómo se eleva el tórax. Debe ser aire suficiente para hacer que el
pecho de la víctima se eleve, pero evitando respiraciones rápidas
o enérgicas.
Al retirarnos para que el accidentado pueda espirar, comprobare-
mos con nuestra mirada el movimiento de descenso de la caja torácica.
El tiempo total empleado en dar las dos respiraciones no debie-
ra exceder de 5 segundos.
En caso necesario se puede insuflar el aire a través de la nariz o del estoma de traqueotomía,
tapando siempre el orificio por el que no se insufla.
Debe evitarse insuflar muy rápidamente o con mucha cantidad de aire, para evitar que se des-
víe hacia la cavidad gástrica, lo que por una parte no tendría ninguna utilidad, y por otra, facilitaría
la aparición de vómitos, aumentando el riesgo de broncoaspiración.
El aire ambiente tiene una concentración de oxígeno de aproximadamente el 21%, mientras
que el aire que expiramos no sobrepasa el 16%, pero aun así, esta concentración es suficiente para
conseguir una cantidad de oxígeno en la sangre del paciente, que evite dañar las células cerebrales,
en espera de la llegada de los equipos de emergencia.
Los reanimadores no entrenados, pueden optar por realizar la reanimación cardiopulmonar
sin respiración boca a boca, realizando sólo compresiones torácicas. Al comprimir/descomprimir el
tórax, además del soporte circulatorio, se consigue un mínimo soporte ventilatorio.
Las maniobras de reanimación deben continuar con la misma cadencia, hasta que el enfermo se
recupere, llegue ayuda con equipo especializado o se produzca el agotamiento de los reanimadores.
Algoritmo de actuación en adultos, en los casos de asfixia por obstrucción de vía aérea,
por un cuerpo extraño
EVALUAR LA OBSTRUCCIÓN
¿Oiga qué le pasa ?
Contesta
Habla, tose, respira NO Contesta
CONSCIENTE INCONSCIENTE
– 5 Palmadas interescapulares – Maniobras RCP b
– 5 compresiones abdominales
– Reevaluar
Se colocará el torniquete (vendas, cuerda, etc.) próximo a la parte amputada presionando hasta
detener la hemorragia pero sin apretar en exceso. Si hubiese que apretar mucho, tendremos que aflojar
cada 10 segundos (durante al menos 2 o 3 minutos) para asegurar la correcta perfusión al miembro.
Si la amputación fuese incompleta, inmovilizaremos las partes con una férula en la posición
más anatómica y menos dolorosa posible y lo trasladaremos al hospital, evitando realizar explora-
ciones de ningún tipo hasta llegar allí.
En cualquier caso no facilite líquidos ni alimentos al enfermo y acuda de inmediato a un hospital.
Cánulas de Guedel
Dependiendo del fabricante, existen diversos modelos, pero todos están construidos en PVC
semirrígido (o material similar) y poseen un refuerzo al principio de la misma, para evitar que, una
vez colocada, se obstruya al morderla el enfermo.
Tienen un tamaño que oscila entre 5 y 12 centímetros y que se identifica por una numeración
y, en algunos modelos, también por un color diferente.
Dependiendo del paciente al que se destine, se seleccionará la longitud adecuada, que debe
ser igual a la distancia que existe entre la comisura de los labios y el lóbulo del pabellón auricular.
Lo correcto, antes de colocarla, es medir la cánula adecuada a cada paciente.
La cánula de Guedel se coloca introduciéndola en la boca del afectado, con la concavidad hacia
el paladar para, una vez metida hasta aproximadamente la mitad, rotarla 180º, mientras se termina
de introducir hasta la faringe.
Una vez colocada, la parte más dura de la cánula debe quedar entre los dientes del paciente, de
esta manera, evitaremos posibles obstrucciones si la mordiese.
Desfibrilador manual
Numerosos estudios demuestran que el uso precoz de desfibriladores externos puede aumen-
tar considerablemente la supervivencia de los individuos que sufren una PCR. En varios países
entre los que se encuentra España (Real Decreto 365/2009, de 20 de marzo.BOE 80, Jueves 2 de
abril de 2009), ya está legislada la colocación y utilización de Desfibriladores Externos Automáticos
(DEA), en los lugares de pública concurrencia. La mayor parte de las comunidades autónomas, con
439
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
las competencias sanitarias transferidas, han regulado el uso de desfibriladores externos automa-
tizados fuera del ámbito sanitario. (Andalucía, Decreto 22/2012, de 14 de febrero; Aragón, Decreto
229/2006, de 21 noviembre; Asturias, Decreto 24/2006, de 15 marzo; Baleares, Decreto 2/2005, de
14 enero; Canarias, Decreto 225/2005, de 13 diciembre; Cataluña, Decreto 355/2002, de 24 diciem-
bre; Galicia, Decreto 99/2005, de 21 abril; Navarra, Decreto Foral 105/2002, de 20 mayo; País Vasco,
Decreto 8/2007, de 23 enero…).
Los denominados DEA son desfibriladores externos automáticos o semiautomáticos (ambos
se conocen con el mismo nombre), que incorporan un sistema de análisis del ritmo. Cuando un
dispositivo automático detecta un ritmo que requiere choque, se carga y suministra el choque,
mientras que el semiautomático, aconseja al reanimador cuándo suministrar el choque y éste, una
vez tomadas las debidas precauciones (al igual que con el desfibrilador manual, no se debe tocar
al paciente en el momento de la descarga), será el que realice la acción última (oprimir el botón de
descarga) para administrarlo.
Los DEA no disponen de las palas que tienen los desfibriladores manuales y se conectan al
paciente mediante dos electrodos adhesivos de gran tamaño, que sirven al mismo tiempo para
registrar la señal del ECG analizando el ritmo cardíaco, y para transmitir la energía de la descarga,
en el caso de que fuese necesaria.
Estos dispositivos, han demostrado ser sumamente precisos y se-
guros para el paciente y para el reanimador, tanto si son usados por
personas legas como por personal sanitario. Están indicados en niños
mayores de 1 año.
Se puede considerar efectuar compresiones torácicas antes de la
desfibrilación cuando la llegada del SEM a la escena sea después de 4-5
minutos de la llamada. DEA
− Realice las maniobras de RCP (30 compresiones torácicas-2 ventilaciones) durante 5 ciclos
(aproximadamente 2 minutos).
− Repita el análisis o el choque como se indique.
− Si en algún momento apareciera una condición de“choque no indicado”pase al siguiente apartado.
Tenga presente que cuanto más se demore en realizar la desfibrilación, menor es la probabili-
dad de éxito.
Si no dispone de un DEA, comience con las maniobras de RCP hasta disponer de uno de estos
dispositivos o hasta la llegada de los equipos especializados.
441
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
El de los adultos, suele tener un volumen aproximado de 1.600 ml, siendo menor en el pediátri-
co, al objeto de evitar barotraumas.
Pueden emplearse con mascarilla o directamente sobre el tubo endotraqueal (u otro de los
dispositivos para aislar la vía aérea).
Poseen una toma de oxígeno y como accesorio se suele acompañar de un reservorio con el que
se pueden alcanzar concentraciones de oxígeno cercanas al 100%.
Hay que prestar especial atención a la limpieza y correcta colocación de la válvula. Un error en
esa comprobación, puede anular la funcionalidad del dispositivo.
A pesar de su aparente sencillez, es un dispositivo difícil de usar correctamente. Es nece-
sario sellar la mascarilla sobre la cara y presionar el balón al mismo tiempo, lo que exige cierto
entrenamiento.
El reanimador se coloca por detrás de la cabeza del paciente, la extiende hacia atrás, coloca
una cánula orofaríngea (Guedel) y aplica la máscara sobre el rostro con la mano izquierda colo-
cando los 2-3 últimos dedos sobre la mandíbula y los demás sobre la mascarilla. Se exprime la
bolsa con la mano derecha y se observa el tórax para comprobar cómo tiene lugar la ventilación
pulmonar.
442
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Si hay dos reanimadores, uno puede realizar las 30 compresiones y el otro las 2 insuflaciones
mediante el resucitador manual.
trucciones agudas, neumonías, depresión respiratoria...) seguido del fallo circulatorio por sepsis o
hemorragias. La PCR también puede afectar a niños sanos por los accidentes (sobre todo domésti-
cos) o por muerte súbita.
Cuando el pronóstico se compara con el del adulto, suele ser peor, debido a que en la mayoría
de los casos el niño lleva en hipoxemia un periodo prolongado de tiempo, antes de producirse la
PCR, con la consecuente lesión de diversos órganos, en tanto que en el adulto la PCR se suele pro-
ducir de forma brusca sin hipoxia previa.
En los niños, es preferible modificar la secuencia de RCP que se emplea en el adulto. Por
un lado, una vez diagnosticada la situación de PCR se realizaran 5 ventilaciones de rescate y un
minuto de masaje cardiaco, antes de buscar ayuda. Por otro lado, la relación más correcta entre
compresiones y ventilaciones es de 15 compresiones y 2 ventilaciones, aunque los reanimadores
legos, podrían utilizar la misma relación que en el adulto (30:2).
Si el niño no respira hay que pedir ayuda e iniciar la ventilación manteniendo abierta la vía aé-
rea. Si es un lactante, la boca del reanimador se debe aplicar abarcando la boca y la nariz del niño.
Si se trata de un niño mayor de un año se puede utilizar la técnica boca a boca de forma similar a
como se hace en los adultos. La técnica dependerá no tanto de la edad, como del tamaño del niño.
6.1.2.5. Circulación
Una vez abierta la vía aérea y realizadas las 5 insuflaciones, el reanimador debe comprobar si el
niño permanece arreactivo o si aparecen signos de que hay circulación, para valorar la necesidad
de iniciar las compresiones cardiacas.
Hay que buscar durante un máximo de 10 segundos signos de vida: movimientos, tos… incluso
si se está cualificado, se puede comprobar el pulso (el femoral en todos los caos, o el braquial en los
lactantes o en los niños mayores de un año el carotideo).
Si el niño continúa arreactivo y sin signos de circulación, tras las 5 insuflaciones comenzare-
mos con las compresiones cardiacas con una cadencia de 15 compresiones y 2 ventilaciones.
El área de compresión en la RCP pediátrica se localiza en la mitad inferior del esternón, un dedo
por encima del apéndice xifoides.
La técnica de compresión dependerá de la edad
del niño o, especialmente de su corpulencia. En los
lactantes comprimiremos con la punta de los dedos
medio y anular o con la técnica “del abrazo” (rodean-
do el tórax con las dos manos y con ambos pulgares
sobre el esternón). En los niños más mayores o corpu-
lentos, se puede emplear el talón de una sola mano.
Las compresiones se realizan siguiendo un eje
perpendicular y con la fuerza suficiente para compri-
mir el tórax al menos un tercio de su diámetro.
445
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
En los niños, al igual que en los adultos, las compresiones deben durar el 50% del ciclo, permi-
tiendo en la segunda parte de éste, la relajación del tórax. La frecuencia de las compresiones debe
ser de al menos 100 por minuto (sin pasar de 120).
– Pedir ayuda
– Abri r la vía aérea Respira P. Lateral Seguridad
COMPROBACIÓN DE LA Reevaluar
RESPIRACIÓN
NO Respira
5 Ventilaciones de rescate
No reacciona
No signos de circulación
MANIOBRAS RCP b
15 compresiones / 2 ventilaciones
Este procedimiento se seguirá repitiendo una y otra vez, hasta que el niño pierda la consciencia.
En este momento, actuaremos como ya hemos descrito para los casos de inconsciencia y ausencia
de respiración, intentaremos ventilar 5 veces y, si no hay respuesta, comenzaremos con el masaje
cardiaco. Continuaremos repitiendo las maniobras de RCP b hasta la desobstrucción de la vía aérea.
Si se visualiza el cuerpo extraño, se debe intentar su extracción manual con el dedo índice en
forma de gancho, pero no realizar un barrido digital a ciegas, ya que el cuerpo extraño puede ser
empujado involuntariamente hacia la vía aérea agravando aún más la obstrucción.
Desde ese momento, en la práctica totalidad de los países del mundo se consensuaron las si-
guientes definiciones:
Parada cardiaca. Cese de la actividad mecánica cardíaca, confirmada por la ausencia de pulso
detectable, inconsciencia y apnea (o respiración agónica, entrecortada).
Parada cardíaca presenciada: cuando la PC es vista, oída, o se produce en una persona
monitorizada.
Parada cardíaca no presenciada: no hay certeza del momento de inicio.
Parada respiratoria (PR): ausencia de la respiración (apnea) con presencia de actividad cardíaca.
Etiología de la parada cardíaca: una parada se considerará de origen cardíaco excepto en
caso de traumatismo, ahogamiento, asfixia, sobredosis, exanguinación o cualquier otra causa no
cardíaca determinada por el reanimador.
RCP: es un término muy amplio que significa el acto de intentar lograr la restauración de circu-
lación espontánea. La RCP es un acto: puede ser básica o avanzada.
Reanimación Cardiopulmonar básica (RCP-B): es el intento de restaurar circulación eficaz
usando compresiones torácicas externas e insuflación de los pulmones con aire espirado. Los reani-
madores pueden facilitar la ventilación a través de dispositivos para la vía aérea y protectores facia-
les apropiados para su uso por inexpertos. Esta definición excluye la bolsa con válvula-mascarilla,
técnicas invasivas de mantenimiento de vía aérea, como la intubación y cualquier otro dispositivo
para la vía aérea que sobrepase la faringe.
448
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
RCP por espectadores o primeros intervinientes: cuando la RCP se inicia por personas que
no forman parte del sistema sanitario de emergencias. En general, será la persona que presenció el
paro. En algunas ocasiones, pueden ser personal sanitario, pero que no forman parte del sistema
sanitario de emergencia.
Personal de emergencias: son individuos que responden a una emergencia sanitaria, de manera
oficial, formando parte de un sistema de respuesta organizado. Según esta definición, médicos, enfer-
meras o técnicos que presencian un paro cardíaco en un lugar público e inician RCP, pero que no han res-
pondido al suceso como parte de un sistema organizado de respuesta, no son personal de emergencia.
Ritmo desfibrilable o no: se refiere al ritmo inicial monitorizado que, cuando requiere choque
eléctrico, se subdivide en fibrilación ventricular (FV) o taquicardia ventricular sin pulso (TVSP); y
cuando no lo requiere se subdivide en asistolia y disociación electromecánica.
449
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
¿No responde?
No respira o sólo boqueadas ocasionales
Llame al Equipo
de Resucitación
RCP 30: 2
Conecte el monitor desfibrilador
Minimice las interruciones
Evalúe
el ritmo
Desfibrilador No desfibrilable
(FV/TV sin pulso) (AESP/Asistolia)
Recuperación de la
1 Descarga circulación espontánea
Independientemente del ritmo con el que debute la PCR, hay una serie de medidas que tendre-
mos que realizar en todos los casos:
A. Asegurar la vía aérea
La intubación traqueal es el sistema óptimo para conseguir y mantener una vía aérea per-
meable y segura. Ningún intento de intubación debería interrumpir las compresiones to-
rácicas durante más de 10 segundos. Tras la intubación, se debe confirmar la posición del
tubo y se debe asegurar adecuadamente. Si el personal no conoce bien la técnica, la alter-
nativa será: el combitubo, la mascarilla laríngea o el tubo laríngeo.
Una vez que la vía aérea está aislada, daremos las compresiones torácicas de forma continua.
B. Vía de administración de drogas
La vía de elección es una vena periférica, por ser la más rápida, fácil y segura. Se administra
la medicación seguida de un bolo de 20 cc de líquido.
Si no fuese posible el acceso venoso, se recomienda utilizar la vía intraósea (tanto en niños
como en adultos), por ser igualmente rápida y fiable.
No se recomienda la administración de fármacos a través del tubo endotraqueal, ante la
imposibilidad de controlar las concentraciones plasmáticas que se alcanzan.
No se recomienda la canalización de una vía central durante las maniobras de RCP por
las posibles complicaciones que pueda generar y porque necesitaríamos detener las
maniobras.
C. Localizar la causa que ha provocado la PCR
Las causas potencialmente reversibles son ocho. La regla mnemotécnica empleada habitual-
mente es “las cuatro H y las cuatro T”: Hipoxia, Hipovolemia, Hipotermia, Hipocalcemia (Hipo
e Hiperpotasemia), Neumotórax a tensión, Taponamiento cardíaco, Tromboembolismo y
Sobredosis de tóxicos.
La única medida que puede en ambas arritmias preceder al tratamiento eléctrico es la puño-
percusión precordial (golpe precordial), que se aplicará en las PCR presenciadas y en las que el
enfermo esté monitorizado, siempre que su aplicación no retrase el tratamiento eléctrico. La admi-
nistración de un golpe precordial no debe demorar la petición de ayuda ni el acceso a un desfibri-
lador, dado que su tasa de éxito es muy baja y solo es probable que funcione inmediatamente tras
el comienzo de la arritmia.
Una vez confirmada la parada cardiaca, (pedir ayuda e intentar conseguir un desfibrilador),
hay que empezar de inmediato con las maniobras de RCP (30 compresiones / 2 ventilaciones). Se
intentará no detener las compresiones torácicas, ni siquiera para conectar las palas (parches) del
desfibrilador.
Si se confirma FV/ TVSP, cargar el desfibrilador (continuar las compresiones torácicas hasta el
momento de la descarga) y con las debidas medidas de seguridad dar un descarga (360 J en mo-
nofásico o 150-200 J en bifásico).
Tras la descarga, sin valorar el ritmo ni palpar el pulso, reanudar las maniobras de RCP (30:2),
durante 2 minutos.
Pasado este tiempo, volver a valorar el ritmo y si continúa la FV/TVSP dar una segunda descarga
(a partir de la 2.ª descarga utilizaremos siempre 360 J en desfibriladores monofásicos o 150-360 J
en desfibriladores bifásicos).
Continuar 2 minutos las maniobras de RCP (sin valorar el ritmo ni palpar el pulso).
453
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Si persiste FV/TV, dar una tercera descarga (A 360 J en monofásico o 150-360 J en bifásico).
Continuar 2 minutos las maniobras de RCP (sin valorar el ritmo ni palpar el pulso). Administrar
adrenalina 1 mg y amiodarona 300 mg.
Continuar los ciclos, desfibrilando cuando sea necesario y administrando 1 miligramo de adre-
nalina cada 3-5 minutos (uno de cada dos ciclos del algoritmo).
En los casos confirmados de asistolia o AESP nos abstendremos de aplicar las descargas eléc-
tricas y pasaremos directamente a las maniobras de RCP, aislando la vía aérea, realizando masaje
cardiaco externo y canalizando una vía venosa para administrar la medicación.
La adrenalina se administra en dosis de 1 mg cada 3-5 minutos. No se recomienda el uso rutina-
rio de atropina en la asistolia ni en la AESP.
Puede considerarse la colocación de un marcapasos externo ante la presencia de ondas “p” que
no conducen o de bradicardias extremas.
En los casos en que nos encontremos ante una AESP, deberemos tener en cuenta que la activi-
dad eléctrica cardiaca persiste aun en ausencia de actividad mecánica, por lo que la supervivencia
dependerá de la rapidez con la que podamos diagnosticar la causa desencadenante, lo que se
convertirá en nuestra máxima prioridad.
455
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
– Cargar (en pocos segundos el aparato emite una señal acústica avisándonos de que está listo).
– Accionar el sistema de registro en papel del aparato, al objeto de que quede registrado
todo lo que hacemos.
– Poner en contacto firmemente las palas con el tórax del paciente, una de ellas se sitúa bajo
la clavícula derecha del enfermo y la otra en la línea media axilar izquierda.
– Avisar en voz alta a todos los presentes de que se va a proceder a realizar la descarga. Solo
en este momento, y durante unos segundos, detendremos las compresiones torácicas.
– Descargar.
– Reanudar las compresiones durante 2 minutos, sin reevaluar el ritmo ni palpar el pulso.
– Hacer una pausa breve para valorar el ritmo.
6.2.2.2. Cardioversión
Consiste en la administración de un choque eléctrico sincronizado, teniendo lugar la descarga
de 20 a 30 mseg después del pico de la onda R. Se utiliza para revertir algunos tipos de taquicardias
auriculares o ventriculares (fibrilación auricular, flutter auricular, taquicardia paroxística supraven-
tricular…) en pacientes inestables o con signos adversos.
La sincronización es una de las formas en las que puede trabajar el desfibrilador, para lo que ne-
cesitaremos, una vez que seleccionemos esa opción, que existan complejos QRS de cierto voltaje,
pues de lo contrario no serán captados por el aparato y no se producirá la descarga.
La fibrilación auricular, la taquicardia ventricular, pueden tratarse con una descarga inicial en un
desfibrilador bifásico de 120 – 150 julios, que podrían aumentarse escalonadamente.
El flutter auricular y la taquicardia paroxística supraventricular (TPSV), suelen necesitar menor
cantidad de energía, por lo que se recomienda comenzar con 100 J en onda monofásica y de 70-
120 J en onda bifásica e ir escalonadamente aumentando la energía.
Técnica
Se precisa sedación previa hasta alcanzar la dosis de sueño y administración de oxígeno a alta
concentración.
457
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Tras conectar los electrodos del monitor se selecciona la derivación, de manera que se obtengan
complejos QRS altos de voltaje, al menos dos veces superior al de cualquier componente del EKG.
Tras seleccionar la energía necesaria y colocar el mando del desfibrilador en “sincronización”, se
instalan las palas en el tórax del paciente según la técnica antes expuesta.
Constatando que la señal luminosa de sincronización coincide con la máxima deflexión del QRS
en todos los complejos y nunca en otro lugar, se carga el desfibrilador y, avisando y comprobando
que nadie está en contacto, se pulsan los interruptores de descarga hasta que ésta se produzca.
Comprobar el ritmo en el monitor y la eficacia del pulso con la palpación del latido carotídeo.
459
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
¿No responde?
No respira o sólo boqueadas ocasionales
Llame al Equipo
de Resucitación
Si está solo, primero
1 min de RCP
RCP (5 respiraciones iniciales,
después 15:2)
Conecte el monitor/desfibrilador
Minimice las interrupciones
Evalúe
el ritmo
Desfibrilador No desfibrilable
(FV/TV sin pulso) (AESP/Asistolia)
1 Descarga Recuperación de la
a 4 J/kg circulación espontánea
Si no existe respuesta debemos escuchar los ruidos respiratorios y abrir la boca para observar
la vía aérea superior; si esta se encuentra obstruida limpiaremos la boca de cuerpos extraños si los
hubiere y elevaremos la barbilla traccionando al mismo tiempo del maxilar inferior para dejar expe-
dita la vía aérea, con especial cuidado ante la posibilidad de lesión de la columna cervical.
El movimiento cervical excesivo en esta situación puede convertir una fractura sin daño neuro-
lógico en una fractura-luxación con lesión neurológica. Por tanto, se debe evitar hiperextender o hi-
perflexionar la cabeza y el cuello del paciente para establecer o mantener una vía aérea permeable.
Esto implica fijación e inmovilización del cuello en posición neutra, debiendo continuar así hasta
que, en un centro útil, tras control radiológico, se descarte la lesión.
6.3.1. Ventilación
La hipoxia es una de las causas más importante de muerte temprana en el politraumatizado,
por lo que en esta fase interesa asegurar una correcta oxigenación y ventilación del paciente, que
puede verse comprometida por una urgencia vital habitualmente asociada al traumatismo torácico
cerrado, como el neumotórax a tensión.
Desvestiremos el tórax del paciente para visualizar los movimientos respiratorios en ambos
hemitórax, comprobando la integridad de la pared torácica, así como la profundidad y frecuencia
de la respiración para valorar el trabajo respiratorio.
Del mismo modo hay que comprobar la espontaneidad de la respiración, de no existir será
preciso valorar la necesidad del empleo de bolsa autoinflable (ambú) o de ventilador mecánico.
6.3.2. Circulación
El control rápido de la pérdida de sangre es uno de los objetivos más importante en la asisten-
cia al paciente politraumatizado.
Podemos obtener una estimación adecuada del estado del sistema cardiovascular, simplemen-
te observando la perfusión periférica y oxigenación a través de una serie de signos de:
1. Perfusión
2. Color de la piel
3. Temperatura cutánea
Es uno de los parámetros que resultan más indicativos para identificar un cuadro de shock. La
piel está fresca al comienzo del shock, haciéndose posteriormente fría y sudorosa; una piel fría in-
dica una perfusión disminuida, con independencia de la causa; una piel húmeda se asocia a shock
y disminución de la perfusión.
462
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
4. Llenado capilar
Es otro de los signos tempranos y fiables que indican estado de shock, así como permite eva-
luar la eficacia del tratamiento instaurado. Se observa en las uñas de las manos, comprimiéndolas;
si existe un tiempo de llenado largo (superior a 2 segundos), indica un estado de hipoperfusión
capilar fuertemente indicativo de shock.
5. Tensión arterial
Su alteración constituye uno de los signos tardíos, pero de mayor trascendencia en el cuadro
de shock, es por ello que no puede ser tomado como un parámetro que permita la identificación
precoz del cuadro. No es hasta que se ha perdido un 30-40% del volumen circulante cuando se al-
tera la tensión arterial. Una tensión arterial sistólica por debajo de 90 mm Hg sería signo de shock.
Podemos, igualmente, tener una estimación aproximada de la presión arterial palpando el pulso en
diferentes lugares estratégicos, de manera que la existencia de pulso en uno u otro nos ofrecerá un
valor aproximado de presión arterial.
6.4.2. Ventilación
Tan pronto como podamos deberemos retirar el tubo endotraqueal y sustituirlo por oxígeno en
mascarilla, evitando las numerosas complicaciones que se pueden derivar de su uso prolongado.
Si no pudiésemos retirarlo, nos aseguraremos de que tras las maniobras de RCP no se ha movi-
do y sigue estando correctamente colocado.
Colocaremos una sonda nasogástrica para extraer del estómago el posible aire que en las ma-
niobras de ventilación hayamos podido introducir, evitando la compresión del diafragma que difi-
cultaría la ventilación. Además, de esta manera se previene la posible aparición de vómitos.
Pautar el control de los gases arteriales que nos alerten de una posible hipoxemia e hipocapnia.
6.4.3. Circulación
Si al estabilizar la situación nos encontramos con que el músculo cardiaco ha hecho un IAM,
deberemos plantearnos la posibilidad de realizar una angioplastia primaria para conseguir la re-
percusión de la zona afectada.
Probablemente será necesaria la administración de potasio para corregir la hipokaliemia que
puede facilitar la aparición de arritmias ventriculares.
6.4.4. Temperatura
Tras la PCR es habitual que suceda un periodo de hipertermia, pero esta situación puede dificul-
tar la recuperación neurológica. En los pacientes adultos, tras recuperar la circulación espontánea,
se recomienda inducir una ligera hipotermia terapéutica (32 – 34 ºC), durante las siguientes 12 a
24 horas.
464
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
2. Completo, ninguna víctima debe ser evacuada antes de ser clasificada, con las excepcio-
nes de oscuridad, condiciones meteorológicas adversas o existencia de un riesgo potencial
importante.
El reconocimiento debe realizarse levantando apósitos y vendajes y, a ser posible, desnu-
dando a los heridos.
3. Preciso y seguro, pues todo error inicial puede ser fatal para una urgencia grave, ya que
no siempre es posible rectificar. Ante la duda de en qué categoría incluir un paciente, es
conveniente hacerlo siempre en la categoría superior.
4. Sentido anterógrado, una vez abandonado un determinado escalón sanitario, el evacua-
do debe alcanzar el destino que se le fijó.
Para llevar a cabo estas reglas se hace necesario, pues, que la persona responsable del triage
sea un facultativo con una amplia experiencia en emergencias médicas y con un gran sentido clíni-
co, aparte de poseer una formación multidisciplinaria y cualidades personales que abarquen desde
las dotes de mando a la serenidad, la capacidad de organización y hasta la imaginación.
CLASIFICACIÓN BIPOLAR
En el lugar del rescate En el punto de reunión
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 1 Modelo 2
* Vivos * Muertos * Muy graves * Leves
* Sin opciones de sobrevivir * Graves
CLASIFICACIÓN TRIPOLAR
Método A Método B
Opción 1 Muy graves Muertos
Opción 2 Graves Graves
Opción 3 Leves Leves
CLASIFICACIÓN TETRAPOLAR
Tiempo Prioridad
Categoría Etiqueta Urgencia Gravedad
asistencial (OTAN)
Primera Roja Extrema Inmediato Extrema P-1
Segunda Amarilla Diferida Hasta 6 h Grave P-2
No Menos grave P-3
Tercera Verde Hasta 24 h
urgente Leve P-4
Gris o No No
Cuarta Fallecido
negra asistencia asistencia
468
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
Todos los diferentes tipos de clasificaciones están basados en la noción de plazo terapéutico y
amparados en los siguientes principios:
– La salvación de la vida tiene preferencia sobre la de un miembro y la conservación de la
función sobre la corrección del defecto anatómico.
– Las principales amenazas para la vida están constituidas por la asfixia, la hemorragia y el
shock.
– La clasificación debe conseguir identificar, ante todo, aquellos pacientes críticos que ne-
cesitaban reanimación inmediata y separarlos además de aquellos que no deberán recibir
asignación alguna de prioridad, bien por ser leves y no precisar otra cosa que autocuidados,
bien porque sufran lesiones obviamente mortales.
Los criterios para incluir las víctimas en los diferentes grupos de prioridad no serán rígidos,
pues se debe contar con el número de víctimas a evacuar, la naturaleza de las lesiones, el número,
calidad y rendimiento de los medios existentes de evacuación, así como el personal sanitario que
interviene y, por último, las distancias, en tiempos, de los hospitales de referencia.
En el Área de asistencia inmediata a la catástrofe se debe realizar un triage simple y un trata-
miento inmediato que comprende el control de la vía aérea y circulación, la prevención del shock
y las inmovilizaciones adecuadas (BASIC, del ingles Bleeding, Airway control, Shock prevention y
Appropiate inmobilization).
Representan a los lesionados que necesitan cuidados mínimos previos a la evacuación ante
el riesgo de sufrir un trastorno que los eleve de categoría y que una vez trasladados la siguiente
asistencia puede demorarse en seis horas.
Los cuadros más singulares son: paciente en coma, traumatismos craneoencefálicos con focali-
dad, politraumatizados, heridas abiertas abdominales, dificultad respiratoria, toda lesión que haya
exigido la colocación de un torniquete.
469
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Engloba a víctimas que permiten una acción terapéutica diferida en plazos superiores a 6 horas
sin riesgo de muerte para el individuo aunque puedan quedar con secuelas funcionales.
Los cuadros más significativos son: heridas musculares, polifracturados, contusiones torácicas,
fracturas de huesos largos.
Aquí se incluyen también todo el complejo de lesionados menores que pueden ser atendidos
incluso después de 24 horas en puestos asistenciales muy retrasados (fracturas de huesos cortos,
luxaciones, heridas menores, cuadros psicológicos y patología médica en pacientes previamente
enfermos).
Se consideran así a víctimas que deben ser atendidas por criterios de funcionalidad lesional o
psicológica, que no deben distraer recursos del área de catástrofe hasta que no se hayan asegurado
otros niveles asistenciales o por personal no empeñado en otras actividades.
Genéricamente se repiten las lesiones señaladas en la anterior categoría.
En ellas no se debe efectuar ningún esfuerzo terapéutico y son denominadas, igualmente, ur-
gencias sobrepasadas.
EQUIVALENCIAS
CATEGORÍA PRIMERA SEGUNDA TERCERA CUARTA
ETIQUETA ROJA AMARILLA VERDE NEGRA
NO NO
URGENCIA EXTREMA URGENTE
URGENTE ASISTENCIA
PRIORIDAD P-1 P-2 P-3 P-4 -
MENOS
GRAVEDAD EXTREMA MUY GRAVE LEVE -
GRAVE
.../...
470
URGENCIAS Y EMERGENCIAS: CONCEPTO [[[[\
.../...
– PCR – Coma – Heridas – Fallecidos
presenciada – TCE con musculares
– Asfixia focalidad – Contusiones
– Hemorragia interna – Heridas torácicas
– Herida en tórax abdomen – Fract. huesos
– Shock hipovolémico – Dificultad largos
– Politraumatizado respiratoria – Fract. huesos
PATOLOGÍAS – Necesidad cortos
– Quemados + 20%
torniquetes – Luxaciones
– Heridas
menores
– Cuadros
psicológicos
– Patologías
previas
Igualmente puede incluirse una quinta categoría, la Etiqueta Azul, donde incluiríamos aquellos
pacientes con urgencias sobrepasadas, esto es, lesiones que son incompatibles con la vida, como
pérdida de masa encefálica, destrucciones multiorgánicas...
471
35
Valoración y cuidados de
enfermería en pacientes con
procesos infectocontagiosos:
hepatitis, tuberculosis, SIDA.
Procedimientos y técnicas
de enfermería. Medidas de
prevención y control
1. Introducción
2. VIH/Sida
35
3. Hepatitis víricas
4. Tuberculosis
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
1. Introducción
El concepto de enfermedad infectocontagiosa ha venido a ser sustituido en los últimos años
por el de enfermedad transmisible, bajo cuyo término se incluirían tanto las enfermedades infec-
ciosas como las parasitarias pues, si bien las enfermedades infecciosas suponen la existencia de un
agente causal que desencadena una respuesta orgánica, hay procesos transmisibles que no son
infecciosos, como la sarna o la pediculosis; pero también hay agentes transmisibles que no causan
enfermedades en el sujeto receptor, como es el caso de la transmisión del estreptococo beta hemo-
lítico, que no desencadena necesariamente una fiebre reumática.
Las enfermedades transmisibles representan aún un importante riesgo a nivel mundial, incluso
en los países desarrollados. La progresiva disminución de la mortalidad a causa de enfermedades
transmisibles en los países del primer mundo, ha hecho pensar que éstas estaban prácticamente
en vías de ser erradicadas; de hecho, el uso de los antibióticos y la puesta en marcha de medidas
sanitarias eficaces, han hecho que las tasas de mortalidad globales de los países industrializados
hayan experimentado un gran descenso durante la primera mitad del siglo XX.
Sin embargo, es cierto que son aún las enfermedades transmisibles las que producen el mayor
número de casos diarios en todos los continentes y numerosas muertes; de hecho, la aparición de
la epidemia del virus de la inmunodeficiencia humana, ha producido un drástico cambio en esta
tendencia, constituyendo actualmente la primera causa de muerte en la población joven en la ma-
yoría de los países industrializados. Otros casos, como la aparición de la gripe A producida por el
virus H1N1, ha dejado en evidencia la posibilidad de aparición de pandemias en el mundo.
2. VIH/Sida
Fue en el año 1981 cuando empiezan a describirse casos de esta nueva enfermedad. El VIH
es el agente causante del Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida descrito en 1982), aislado
por primera vez en el 1983 en el Instituto Pasteur de París por el grupo de Montagnier en un
474
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
paciente con linfadenopatía persistente generalizada con prácticas de riesgo que denominaron
virus asociado a linfadenopatía (LAV); al año siguiente el grupo de Gallo describe otro retrovirus
que denominaron virus linfotrópico humano de células T (HTLV-III o VIH). La infección supone el
mayor problema de salud de los países en desarrollo y desde hace unos años existen importantes
esfuerzos de investigación para limitar la pandemia. Actualmente no disponemos de soluciones
definitivas a tan grave enfermedad, pero sí se han realizado importantes avances (desde el año
1981, cuando empiezan a describirse casos de esta nueva enfermedad) en el descubrimiento de la
biología del virus, su fisiopatología (responsable de las manifestaciones clínicas) y en la eficacia del
tratamiento, reduciendo la replicación vírica y mejorando la supervivencia junto con la calidad de
vida de los pacientes afectados por el virus de la inmunodeficiencia humana.
el virión se desprende de su envoltura lipídica, y copia sus cadenas de ARN en el citoplasma celular
gracias a la participación de la enzima transcriptasa inversa, integrándose en el núcleo tras trans-
cripción a ADN mediante la participación de otra enzima denominada integrasa, permaneciendo
en el núcleo como provirus. En algunas ocasiones el provirus no se expresa y permanece latente en
la célula y, en otras, al expresarse establece la vía genética habitual para la replicación de ARN viral
y codificando proteínas virales tanto estructurales como reguladoras para posteriormente ensam-
blarse y formar nuevos viriones. Para el desarrollo de esta fase necesita de la participación de otra
enzima viral, proteasa, que ajustará las cadenas proteicas y moléculas de ARN en la producción de
nuevos viriones. Cuando la célula se activa estos viriones se liberan por gemación adquiriendo en
este último paso la envoltura lipídica a partir de la membrana de la propia célula.
cidad del sistema inmunológico de aclarar virus e ir reponiendo linfocitos CD4. Existe un
deterioro de las respuestas celular y humoral frente al VIH, con descensos en los Acs frente a
la P24 y otras proteínas estructurales y reguladoras, disminución de la actividad citotóxica y
del número de linfocitos CD8. Todo este panorama refleja la destrucción masiva del sistema
inmune por la alta replicación viral.
Entre los mecanismos de destrucción inmunológica se encuentran aquellos que lo hacen de una
forma directa (causa más importante de destrucción), efecto citopático, y los mecanismos de for-
ma indirecta como la apoptosis (muerte celular programada), destrucción mediante mecanismos
inmunes y autoinmunes (fenómeno del mirón inocente), inducción de anergia, y el desequilibrio
entre distintas subpoblaciones de linfocitos CD4 (Th1-Th2), ambas dicotómicas en su actividad.
de que una donación infectada no sea detectada, por encontrarse en el periodo ventana. Con igual
nivel de contagio los hemofílicos, ante la necesidad de factores de coagulación, ocuparon en el
inicio de la infección un importante grupo de pacientes en todo el mundo que llegaron a infectar-
se, hasta que se sintetizó la técnica de calentamiento en su proceso de elaboración, de forma que
actualmente no se producen nuevas infecciones por este mecanismo.
Otra de las vías de contagio es la exposición a sangre con-
taminada a través del material de inyección o instrumental
quirúrgico, tanto por compartir jeringuillas, como realización
de maniobras accidentales con pacientes infectados por el VIH.
En el medio sanitario son las extracciones o bien la venopun-
ción las que imprimen un mayor riesgo y fundamentalmente
las maniobras de reencapuchar agujas tras su utilización donde
se presenta un mayor índice de accidentes sanitarios. El riesgo
sanitario vendrá establecido por la situación clínica en que se
encuentre el caso índice, fundamentalmente de su carga viral
y del instrumento que se utilice. Se estima el riesgo por un pin-
chazo o corte instrumental en 0,3% a 0,5%, mucho más bajo
que para el de la hepatitis B que supone el 30%.
La forma más prevalente de transmisión de la infección es la utilización compartida de jeringui-
llas por los UDIs, que representan el 65% de casos de Sida en España. El tiempo de su toxicomanía
y la frecuencia de las inyecciones son los principales factores asociados al riesgo de infección de
esta población.
Medidas preventivas
Medidas preventivas
Medidas preventivas
estrategias preventivas que disminuyan los casos de la infección por el VIH. La OMS, con el motivo
de facilitar la monitorización de la epidemia, ha definido tres patrones de transmisión distintos.
– Patrón I. Probablemente se introdujo el VIH en la década de los setenta, fundamentalmen-
te por varones homosexuales y por usuarios de drogas por vía intravenosa (UDIs). La pre-
valencia de la infección en la población general es baja, con una relación varón/mujer de
6 a 10/1. Los países que se encuentran con este patrón son Europa Occidental, América,
Australia y Oceanía.
– Patrón II. Principal vía de transmisión es la heterosexual con índice varón/mujer cercano
a uno. La propagación de la infección en la población general es más elevada que en los
demás patrones, llegando en algunas zonas a representar casi el 50%. La propagación del
virus corresponde a la década de los setenta. Los países que se encuentran en éste patrón
son África Subsahariana y el Caribe.
– Patrón III. Las vías de transmisión que predominan es el contacto sexual con personas pro-
venientes de otras zonas, y en algunos países como Tailandia por compartir material de
inyección. Estas formas han progresado en sus comportamientos de riesgo hacia la trans-
misión por relaciones heterosexuales como principal fuente de infección. Se estima que fue
en la década de los ochenta cuando se produjo la propagación. Corresponden a este patrón
países del Sudeste Asiático y África mediterránea.
Western Blot
inconvenientes se encuentran los casos definidos como indeterminados, que son aquellos en que
no se puede determinar de forma exhaustiva que la muestra es positiva, lo que puede correspon-
der a varias situaciones: como que tengan anticuerpos con reacción cruzada a alguna proteína del
VIH. En esta situación conviene repetir el WB al mes y observar la evolución, además de realizar PCR
o bien otra prueba de confirmación. Si la PCR es negativa y no hay progresión del WB se descarta
la infección, pero si la PCR es positiva y existe progresión del WB se confirma el diagnóstico. Existen
diferentes criterios de interpretación por los organismos sanitarios, que se exponen a continuación.
Diferentes criterios de interpretación del Western Blot para el diagnóstico del VIH
La positividad del Western Blot es considerada como prueba definitiva de infección por el VIH.
Otras técnicas de confirmación:
– Inmunofluorescencia indirecta (IFI): detecta anticuerpos globales reaccionando células vivas
con el suero.
– Enzimoinmunoanálisis lineal (LIA): contiene varias proteínas recombinantes o péptidos sin-
téticos en un soporte.
– Radioinmunoprecipitación (RIPA): detecta glucoproteínas de envoltura de alto peso molecular.
Causas de Western Blot indeterminado para el VIH:
– Infección por el VIH-2.
– Seroconversión para el VIH-1.
– Pacientes en estadios muy avanzados de la enfermedad.
– Niños nacidos de madres seropositivas.
– Sujetos africanos infectados.
– Reactividad inespecífica.
482
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
lleva a comprender que el sistema defensivo selecciona el tipo de reactivaciones infecciosas depen-
diendo de su nivel inmunológico. Las infecciones oportunistas suelen ser la causa más frecuente de
fallecimientos de los pacientes con Sida, representando un 80% de todos los fallecimientos.
484
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
Clínica: cuando los niveles de CD4 < 180-140 se produce alteración tóxica intestinal, presentan-
do diarrea crónica grave, con fiebre y mal absorción; si los CD4 < 50 pueden ser afectados la vía biliar,
colecistitis alitiásica, colangitis esclerosante, pancreatitis, afectación pulmonar y senos paranasales.
Tratamiento: paromomicina, azitromicina, clindamicina, octeotride, extractos dializables de
leucocitos bovinos.
2.8.7. Mycrosporidium
Clínica: diarrea crónica en paciente con cifras de CD4 < 100, presencia en ocasiones de colangi-
tis, colecistitis, queratoconjuntivitis, hepatitis, miositis, afectación del aparato respiratorio, sinusitis,
y a veces de forma diseminada.
Tratamiento: albendazol, atovaquona, metronidazol, fumagalina. El tratamiento de manteni-
miento debe ser prolongado.
El proceso parece deberse a la afectación del SNC por el virus de la inmunodeficiencia humana,
sobre todo a nivel de áreas subcorticales cerebrales. En el 90% de los pacientes que fallecieron con
Sida se observaron desmielinización, acumulación de células mononucleares, nódulos en la micro-
glía y células multinucleadas en la sustancia gris y blanca subcortical.
El cuadro se inicia con alteraciones en el comportamiento, intelecto y control motor (inestabi-
lidad para la marcha), presenta una especie de depresión, dificultad para la concentración, pérdida
progresiva de funciones complejas, hipertonía, incontinencia rectal y/o vesical. Lo característico
es el desarrollo progresivo de un cuadro de demencia. No hay cambios significativos en el nivel de
consciencia a diferencia de las demencias tóxico-metabólicas.
En el tratamiento de los pacientes VIH con antirretrovirales, actualmente hay estudios de
mejoría y de disminución de casos utilizando la zidovudina por su capacidad de pasar la barrera
hematoencefálica, pero la estavudina (D4T) también puede atravesar la membrana reduciendo y
mejorando el cuadro clínico de demencia.
Clínica: puede presentarse asintomático o bien tener una evolución rápida. Las manifestacio-
nes cutáneas son las más frecuentes, representadas por máculas y nódulos en la mitad superior del
cuerpo, acompañándose de afectación de la mucosa oral, puede haber compromiso ganglionar.
487
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
La afectación gastrointestinal aparece en el 40% de los casos, ya sea localizada en la mucosa del
estómago o duodeno con riesgo de hemorragias digestivas, o bien con infiltración de la vía biliar
con el consiguiente cuadro de colestasis biliar.
Quizás en el momento de comenzar el tratamiento es cuando se plantean más dudas. Dado que
el objetivo del tratamiento es reducir la viremia plasmática a niveles indetectables por las técnicas ac-
tuales y preservar todo lo posible el nivel inmunológico del paciente, lo teórico e ideal sería comenzar
el tratamiento en el momento de diagnosticar la infección, independientemente de los niveles basales
de viremia plasmática y cifras de linfocitos TCD4. Sin embargo, esta actitud, claramente beneficiosa en
los pacientes con cifras de linfocitos TCD4 menores de 350/mm3 y viremia plasmática, medida por PCR
(reacción en cadena de la polimerasa) superior a 20.000 cop/ml, en los pacientes con cifras de linfocitos
TCD4 mayores de 350/mm3 y carga viral baja, el beneficio clínico a largo plazo está por demostrar. Por
ello, deberá realizarse la indicación de tratamiento de acuerdo con el paciente, valorando los efectos
secundarios de la medicación a emplear y la adherencia a largo plazo. En los pacientes con diagnóstico
previo de Sida o signos clínicos menores indicativos de progresión (por ej. candidiasis oral de repeti-
ción), se debe comenzar el tratamiento, independientemente de la cifra de CD4 o la carga viral..
En general en pacientes con CD4 entre 200 a 350/mm3, se debe recomendar el inicio del TAR
si los linfocitos CD4 son inferiores al 14%. O diferir si las cifras de CD4 se mantienen alrededor de
350 y la carga viral se encuentra en valores bajos, inferior a 20.000 copias.
Desde la aparición del primer fármaco específico para
la infección VIH en 1987, se han producido grandes avances
tanto en la patogenia de la enfermedad como en la disponi-
bilidad de fármacos. Varios grandes grupos de fármacos son
los empleados en el tratamiento de la infección VIH, distin-
guiéndose entre ellos por el mecanismo de acción, potencia
antirretroviral, efectos secundarios, dosificación y posibili-
dad de interacciones medicamentosas. Las recomendacio-
nes actuales para el tratamiento de la infección VIH se basan
principalmente en tres grandes pilares de información:
1. Ensayos clínicos controlados y de distribución aleatoria, con variables de medida robustas:
mortalidad, progresión clínica.
2. Estudios que analizan variables intermedias: carga viral, recuento de linfocitos TCD4.
3. Opinión de expertos, a falta de estudios que, como los anteriores, confirmen una evidencia.
La base del tratamiento antirretroviral es la combinación de fármacos, con objeto de conseguir
una supresión prolongada de la replicación viral, a ser posible a niveles indetectables por las técnicas
disponibles, que impida el desarrollo de resistencias; lo ideal es comenzar siempre con triple terapia
489
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
En la siguiente tabla se indican las combinaciones de fármacos actualmente más usados y reco-
mendados en las guías de práctica clínica.
Régimen Comentarios†
TDF/FTC/EFV Pauta de elección si no existen otros condicionantes.
Evitar en mujeres que planean quedarse embarazadas y en pacientes con alteraciones neu-
ropsiquiátricas no estabilizadas.
Usar con precaución en pacientes que realicen tareas peligrosas si presentan síntomas de
somnolencia, mareos y/o trastornos de la concentración.
Es preciso realizar previamente un estudio de resistencias que descarte mutaciones de resis-
tencia a EFV.
Usar con precaución en pacientes con factores de insuficiencia renal. Contraindicado si IFG <
30 ml/min.
TDF/FTC+DRV/r Usar con precaución en pacientes con factores de insuficiencia renal. Contraindicado si IFG <
30 ml/min.
TDF/FTC+ATV/r Evitar si se utilizan Inhibidores de la bomba de protones.
Usar con precaución en pacientes con factores de insuficiencia renal. Contraindicado si IFG <
30 ml/min.
TDF/FTC+RAL* El coste de esta pauta es muy superior al de las otras pautas preferentes.
Usar con precaución en pacientes con factores de insuficiencia renal. Contraindicado si IFG
<30 ml/min.
TDF/FTC+NVP* No iniciar en mujeres con CD4 > 250 células/μL ni en varones con CD4 > 400 células/μL.
Es preciso realizar previamente un estudio de resistencias que descarte mutaciones de resis-
tencia a NVP.
Usar con precaución en pacientes con factores de insuficiencia renal. Contraindicado si IFG <
30 ml/min.
TDF/FTC+LPV/r* Usar con precaución en pacientes con hiperlipidemia y/o riesgo cardiovascular elevado.
Usar con precaución en pacientes con factores de insuficiencia renal. Contraindicado si IFG
<30 ml/min.
ABC/3TC+ATV/r* Evitar si se utilizan Inhibidores de la bomba de protones.
Es preciso realizar previamente determinación de HLA–B5701. No utilizar si HLA–B5701 positivo.
Comparado con TDF/FTC+ATV/r, mayor riesgo de fracaso virológico en pacientes con CV
>100.000 copias/mL.
ABC/3TC+LPV/r* Es preciso realizar previamente determinación de HLA‐B5701. No utilizar si HLA‐B5701 positivo.
Usar con precaución en pacientes con hiperlipidemia y/o riesgo cardiovascular elevado.
ABC/3TC+EFV* Evitar en mujeres que planean quedarse embarazadas y en pacientes con alteraciones neu-
ropsiquiátricas no estabilizadas.
Usar con precaución en pacientes que realicen tareas peligrosas si presentan síntomas de
somnolencia, mareos y/o trastornos de la concentración.
Es preciso realizar previamente un estudio de resistencias que descarte mutaciones de resis-
tencia a EFV.
Es preciso realizar previamente determinación de HLA‐B5701. No utilizar si HLA‐B5701 positivo.
Comparado con TDF/FTC/EFV mayor riesgo de fracaso virológico en pacientes con CV >
100.000 copias/mL
† Se recomienda el uso de preparados que combinen fármacos a dosis fijas. No existe en la actualidad sufi-
ciente información que permita considerar como equivalentes terapéuticos a FTC y 3TC, por lo que el uso
de uno u otro fármaco en los regímenes seleccionados depende fundamentalmente de la experiencia
disponible en su uso con los otros fármacos de la combinación.
* Estas pautas no han sido respaldadas como preferentes por la totalidad del panel.
Actualmente las principales medidas para el comienzo y seguimiento del tratamiento antirre-
troviral son la carga viral estudio de resistencias y el recuento de linfocitos TCD4. Ambas dan una
información aceptable sobre el estado virológico (carga vírica) e inmunológico (recuento de linfoci-
tos TCD4), y analizadas conjuntamente permiten establecer el riesgo de progresión de la infección
a Sida. Además, las cifras de CD4 indican el riesgo de padecer eventos oportunistas y señala el mo-
mento de inicio de la profilaxis de estas infecciones. Deben realizarse en dos ocasiones previas al
comienzo del tratamiento, para asegurar la exactitud de los resultados. En primer lugar, a las cuatro
semanas de iniciado el tratamiento, para comprobar si existe respuesta virológica y como medida
indirecta de la adherencia, cada 3-4 meses (aunque la tasa de linfocitos TCD4 puede realizarse en
determinaciones más espaciadas en el tiempo, a ser posible se realizarán de forma conjunta para
facilitar el seguimiento de los pacientes). Los cambios en la carga viral quedan definidos como un
descenso o recuperación de al menos 0,5 log con respecto al basal. Un cambio significativo en el
recuento de linfocitos TCD4 es una disminución superior al 30% en número absoluto, o del 3%
cuando se valora en porcentaje. A veces se puede producir discordancia entre ambos controles con
aumento de la carga viral e incremento de las cifras de linfocitos TCD4; aunque el significado clínico
está por definir, se acepta que puede predecir el fracaso del tratamiento empleado, por lo que se
debe valorar un cambio de tratamiento.
491
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Promoción de la salud
Es la actuación sanitaria más rentable en la detección y modificación de comportamientos de
riesgo para evitar la infección. La investigación de los hábitos tóxicos, sexuales y la educación sani-
taria en la consulta diaria pueden modificar el estado de opinión de la población para que adopten
conductas más saludables.
Diagnóstico precoz
Es un cometido importante del sistema sanitario, ya que contribuye a la prevención de los con-
tactos del paciente y aconsejando medidas para evitar la transmisión.
– Estudio de contactos: contribuye a dos de los objetivos de la estrategia mundial contra
el Sida, la prevención de la transmisión por el VIH y la reducción de la morbimortalidad al
permitir el diagnóstico precoz.
– Asistencia integral: el equipo multidisciplinar se pueden plantear los siguientes cometi-
dos:
* Historia Clínica de pacientes y exploración objetiva, enfocar comportamientos de ries-
go.
* Analítica elemental y serología VIH. Evaluación psicosocial y estudio de contactos del
paciente.
* Seguimiento del paciente asintomático con apoyo a los afectados y familiares.
* Pautas de nutrición e higiene para los pacientes VIH.
* Estudio comunitario de infecciones añadidas y coincidentes de los pacientes como las
enfermedades de transmisión sexual, la hepatitis, tuberculosis, etc.
* Participar y desarrollar programas de vigilancia epidemiológica de la infección por el
VIH.
* Derivar al paciente a la Unidad de atención de pacientes VIH para completar estudio y
seguimiento coordinado del paciente infectado.
* Programas de atención al paciente en estadios avanzados y terminales en coordinación
con las Unidades de Hospitalización Domiciliaria ubicadas en los hospitales y Unidades
de VIH mejorando la coordinación entre niveles y estableciendo continuidad en la aten-
ción de pacientes y familiares.
* Monitorización y cumplimiento de los tratamientos de los pacientes así como de la qui-
mioprofilaxis de las infecciones oportunistas..
* Desarrollo, coordinación, participación, motivación y protocolización de los distintos
niveles sanitarios.
Es importante llevar una dieta que cubra las necesidades para mantener el peso y evitar la mal-
nutrición, tomando niveles adecuados de nutrientes y aconsejando complementos vitamínicos,
dependiendo de su estado clínico. En determinadas situaciones de estrés o presentación de infec-
ciones habrá que completar su dieta habitual con suplementos que eviten la pérdida de la masa
magra y proteica con el objetivo de mantener el peso corporal. Entre las premisas a tener en cuenta
en la alimentación es comprobar la tolerancia oral, conocer alimentos no tolerados y alergias a los
mismos, realizar higiene de los mismos antes del consumo, en definitiva, abordar individualmente
las situaciones que se presentan en los pacientes que conducen a evitar la pérdida de peso. El con-
sejo general sería mantener una dieta equilibrada de cocina y, en situaciones especiales, comple-
tarla con suplementos y vitaminas que eviten la desnutrición. Ante situaciones extremas, como es
el caso del síndrome de Wasting, se necesitarán tratamientos complementarios con estimulantes
del apetito; actualmente en nuestro país se utiliza uno de los pocos aconsejados y que ha demos-
trado su eficacia, y es el acetato de megestrol a dosis entre 400 a 800 mg día.
Plan de Cuidados Estándar VIH. Pacientes afectados por VIH y las diversas patologías aso-
ciadas que son las que causan con más frecuencia los ingresos hospitalarios.
Factores
Diagnóstico NOC NIC
relacionados o riesgo
Conducta de cumpli- Enseñanza: individual
miento Establecimiento de objetivos
Incumplimiento del R/c: duración y complejidad Conducta de obe- comunes
tratamiento del tratamiento diencia Facilitar la autorresponsabi-
Conducta terapéutica: lidad
enfermedad Educación sanitaria
Patrón I.
Percepción/ Manejo inefectivo Enseñanza: proceso de enfer-
R/c: complejidad del ré- Conocimiento del ré-
Control de la Salud del régimen tera- gimen terapéutico gimen terapéutico
medad
péutico Asesoramiento
Factor riesgo: procedi-
Riesgo de infección Control del riesgo Identificación de riesgos
mientos invasivos
Factor riesgo: factores quí- Identificación de riesgos
Riesgo de Lesión Control del riesgo
micos (tóxicos, drogas) Asesoramiento
Desequilibrio Nutri- R/c: alteraciones del meta- Estado nutricional Manejo de la nutrición
cional: por defecto bolismo Peso: masa corporal Asesoramiento nutricional
Terapia de deglución
Deterioro de la R/c: cavidad orofaríngea
Estado de deglución Vigilancia
deglución irritada por micosis
Manejo de la medicación
Vigilancia de la piel
Riesgo de deterioro
Factor riesgo: alteración de Control del riesgo Manejo de las presiones
Patrón II. de la integridad
su estado nutricional Detección del riesgo Cuidados de las ulceras por
Nutricional/ cutánea
presión
metabólico
Administración de medicación:
Higiene bucal tópica
Deterioro de la mu- R/c: infección, inmunosu-
Integridad tisular: piel y Cuidados de las heridas
cosa oral presión
membranas mucosas Mantenimiento de la salud
bucal
Monitorización de signos
R/c: enfermedad, infec-
Hipertermia Termorregulación vitales
ciones oportunistas
Regulación de la temperatura
494 .../...
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
.../...
3. Hepatitis víricas
La hepatitis vírica supone una amenaza para la salud mucho mayor de lo que en principio po-
dríamos pensar, es más fácil de contraer que el VIH y más frecuente; los expertos calculan que
millones de personas en todo el mundo están infectados sin saberlo.
La hepatitis es una inflamación hepática aguda o crónica, que puede deberse a un virus, a una
reacción química o farmacológica o al abuso del alcohol. También puede ser secundaria a otros
procesos patológicos, como la infección por el virus de Epstein-Barr o por el citomegalovirus.
Nosotros nos centraremos exclusivamente en las hepatitis víricas. Los científicos siguen esfor-
zándose por saber más sobre esta enfermedad, que puede deberse por lo menos a uno de entre
seis virus: A, B, C, D, E y G.
Propiedades A B C D E
Familia Picornaviridae Hepadnaviridae Flaviviridae Satélites Sin clasificar
Género Hepatovirus Orthohepadnavirus Hepacivirus Deltavirus
Tamaño virión nn 28 42 40-60 36 36
Tipo de genoma RNA+ DNA RNA+ RNA-c RNA+
Transmisión Fecal-oral Parenteral Parenteral Parenteral Fecal-oral
Prevalencia Elevada Elevada Moderada Baja-regional Regional
Curso fulminante Raro Raro Raro Común Gestación
Estado crónico No Frecuente Muy frecuente Muy frecuente No
Cáncer de hígado No Sí Sí Sí No
Interferón Interferón
Terapia No Interferón No
Lamivudina Ribavirina.
Virus HbsAg
Vacuna HbsAg recombinante No No
inactivado recombinante
Hepatitis A
La hepatitis A representa un problema epidemiológico de primera importancia, tiene una dis-
tribución universal y en España es responsable del 50% del total de las hepatitis víricas agudas. Se
da un alto porcentaje en niños y adolescentes, generalmente de forma subclínica, aunque cada vez
más se están detectando hepatitis A en adultos.
El mecanismo de transmisión es fecal-oral, de manera que la infección está facilitada por malos
hábitos higiénicos, siendo los casos esporádicos transmitidos de persona a persona y los casos epi-
démicos a través de vehículos transmisores como agua o alimentos contaminados. El virus penetra
por vía oral eliminándose por las heces de los pacientes infectados durante los últimos días del
periodo de incubación hasta los primeros días después de la aparición ictericia.
La hepatitis A nunca progresa a cronicidad y deja inmunidad permanente en los pacientes. Suele
curar, desde el punto de vista clínico y bioquímico, en uno o dos meses desde el inicio de los síntomas.
496
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
Para la profilaxis de la Hepatitis A existe una vacuna (Cepa HM 175) que se producen a partir de
virus inactivados, inducen a una respuesta inmune específica en el 100% de los casos vacunados.
Se aplican dos dosis separadas por 6 a 12 meses.
Hepatitis B
El virus de la hepatitis B (VHB) pertenece a la familia de los Hepadnavirus, con un tamaño de 42
nm de diámetro. El virión maduro (partícula Dane) consta de una envoltura lipoproteica en donde
se halla el HBsAg (antígeno de superficie o Australia) y de una nucleocápside donde se encuentra
el HBcAg (antígeno Core), un ADN circular, un ADN polimerasa y la transcriptasa inversa. El HBcAg
no pasa al plasma, pero cuando tiene lugar su transcripción en el hepatocito sufre una degradación
en el sistema reticuloendotelial de éste, y por autolisis se desprende el HBeAg que sí es soluble y se
libera al plasma, siendo éste un marcador de replicación viral.
Epidemiología y transmisión
La hepatitis B está ampliamente distribuida a nivel mundial, siendo un importante problema de
salud pública. En España es la causante del 20% de las hepatitis agudas, con una endemicidad media
baja. Su reservorio lo constituyen los enfermos con hepatitis B activa y los portadores crónicos en
fase de replicación viral, encontrándose el virus en estos pacientes en sangre, saliva, esperma y flujo
vaginal, sin que se hayan detectado en orina ni heces. Se reconocen cuatro vías de transmisión:
– Vía parenteral: es la vía más frecuente de transmisión. Se da cuando sangre o derivados
contaminados penetran a través de la piel o entran en contacto con mucosas.
– Vía sexual: se consideran de riesgo compañeros sexuales de portadores, homosexuales,
prostitutas y promiscuos. El virus se encuentra en concentraciones bajas en semen y san-
grado menstrual, por lo que parece necesario un factor complementario, como una exposi-
ción repetida, heridas en piel o mucosa o la existencia de enfermedades venéreas previas.
– Vía vertical: la transmisión puede ser en útero, connatal o postnatal, siendo la más frecuente
la connatal, tanto en partos vías vaginal como por cesárea, especialmente si la madre pade-
ce la infección en el último trimestre.
– Vía horizontal: los familiares de persona portadoras VHBsAg + tienen un riesgo relativo de infec-
ción 5 ó 6 veces superior a la población general. El virus resiste bien los agentes externos y pue-
de permanecer largos periodos de tiempo activo. La transmisión suele ser a través de utensilios
contaminados con sangre como cuchillas de afeitar, cepillo dental, pinzas de depilación, etc.
– Transmisión desconocida: un tercio de los portadores crónicos no llegan a saber nunca el
mecanismo de contagio, no identificándose en ellos ningún factor de riesgo.
Hepatitis C
El VHC fue denominado anteriormente virus NANB de transmisión parenteral. Similar a los Fla-
vivirus, consta de ARN simple y mide entre 30 y 60 nm de diámetro. En España la variedad más
frecuente es la 1b con peor pronóstico de evolución y respuesta a interferón.
Epidemiología y transmisión
El virus de la hepatitis C tiene una distribución universal, presentando una frecuente evolución
a la cronicidad y a la cirrosis, y una estrecha relación con el hepatocarcinoma.
497
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Hepatitis D
El virus Delta pertenece a la familia Satellite. Tiene un ARN de cadena simple y un HDAg, con
un tamaño total aproximado de 35-37 nm de diámetro. Se encuentra recubierto por HBsAg, y se
considera un virus «defectivo» que requiere del virus B para su reproducción.
Epidemiología y transmisión
El VHD tiene una distribución universal. Los mecanismos de transmisión y los colectivos de
riesgo son los mismos que para el VHB.
En España la vía de transmisión más frecuente es la parenteral, siendo los ADVP el colectivo
que presenta mayores tasas de infección. El reservorio y la principal fuente de infección la constitu-
yen los portadores crónicos HBsAg positivo.
La transmisión perinatal es mínima y sólo ocurre en madres en fase replicativa con HBeAg.
Se observa que las malas condiciones higiénicas incrementan la transmisión del virus, de mane-
ra que en los países de bajo nivel socioeconómico aumenta la frecuencia de contagios.
En la actualidad presenta una tendencia descendente, probablemente ocasionada por el ma-
yor control de los factores de riesgo (ADVP, detección en bancos de sangre).
Hepatitis E
Conocido como el virus NANB transmitido por vía entérica (fecal-oral). Pertenece a la familia de
los Calicivirus. Posee un RNA de cadena simple y un HEAg con un tamaño total que oscila entre 32
y 34 nm de diámetro.
Epidemiología de transmisión
El VHE es endémico en el norte de África y en algunas zonas de Asia, y se da de forma esporádi-
ca en viajeros que acuden a estos lugares. Presenta baja infecciosidad.
Se transmite por vía fecal-oral y a través de aguas contaminadas con heces de pacientes infec-
tados (en algunos casos por las heces de animales). Aumenta la incidencia en lugares de nivel social
bajo con malos hábitos higiénicos, sobre todo en los meses de otoño e invierno, después de lluvias
abundantes, en zonas donde no existen sistemas adecuados de depuración.
498
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
Hepatitis G
Desde 1995 se ha identificado un nuevo virus hepatotropo denominado virus de la hepatitis G
(VHG) o HGBV-C46. Posee una secuencia de ARN que lo relaciona con virus de la familia Flavivirus
(VHC). Han aparecido casos de coinfección con VHB y con mayor frecuencia en portadores de virus C.
Se transmite por sangre y derivados, siendo la vía de contagio más usual la parenteral (ADVP). Se han
descrito casos de portador con transaminasas normales y otros de hepatitis subagudas fulminantes.
Factores
Diagnóstico NOC NIC
relacionados o riesgo
Manejo inefectivo Enseñanza: proceso de
R/c: complejidad del Conocimiento del enfermedad
del régimen
régimen terapéutico régimen terapéutico
Patrón I. terapéutico Asesoramiento
Percepción/
Control de la Factor riesgo:
Riesgo de infección Control del riesgo Identificación de riesgos
Salud procedimientos invasivos
Factor riesgo: perfil
Riesgo de lesión Control del riesgo Identificación de riesgos
sanguíneo anormal
Desequilibrio Estado nutricional Manejo de la nutrición
nutricional: por R/c: pérdida del apetito
defecto Apetito Asesoramiento nutricional
Riesgo de
Factor riesgo: infección Estado de salud Interpretación de datos del
deterioro de la
vírica personal laboratorio
función hepática
Patrón II.
Nutricional/ Riesgo de Monitorización de signos
metabólico desequilibrio de Factor riesgo: infección vitales
Termorregulación
la temperatura vírica Regulación de la
corporal temperatura
.../... 501
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
4. Tuberculosis
La tuberculosis (en adelante TBC) es una enfermedad infecciosa crónica que se constituye hoy
día como uno de los principales problemas de salud pública mundial.
Está causada por Mycobacterium tuberculosis, bacilo ácido-alcohol resistente, aerobio estricto,
de multiplicación lenta y que puede permanecer en estado latente durante años ya que la inmu-
nidad celular que genera no impide su multiplicación y diseminación; y con menor frecuencia por
Mycobacterium Bovis, Africanum y otros.
La primoinfección tuberculosa es el resultado del primer contacto con el M. Tuberculosis que,
debido a su vía de acceso, afecta sobre todo al pulmón; es lo que se denomina tuberculosis pul-
monar primaria.
502
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
4.1. Etiopatogenia
M. tuberculosis tiene como principal reservorio la persona infectada y como principal forma
de contagio la vía aérea. Es vehiculizado a través de pequeñas partículas de 1 a 5 μm de diámetro
que, emitidas durante la tos, el estornudo o al hablar, alcanzan los alveolos sufriendo una repli-
cación bacteriana lenta y posterior diseminación mediante los vasos linfáticos hasta los ganglios
linfáticos regionales, a través de los cuales, por vía hematógena y de forma silente, pueden exten-
derse al resto de los órganos.
Son el hacinamiento y la ausencia de renovación del aire respirado lo que más contribuye a la
propagación de la enfermedad. La posibilidad de contagio es más elevada entre las personas que
han tenido un contacto íntimo y sostenido. Sin embargo, la posibilidad de adquirir la enfermedad
a partir de un contacto esporádico es baja.
4.2. Clínica
En su forma de presentación primaria o primoinfección tuberculosa, suele pasar inadvertida,
con mínima expresividad clínica siendo a menudo un hallazgo radiológico casual o bien una posi-
tivación de la PT. Cuando produce síntomas el más común es la tos. Presenta, por lo general, una
evolución favorable hacia la curación salvo en algunos casos que deriva en la forma posprimaria.
En la otra forma de presentación, TBC de reacti-
vación o posprimaria, la clínica viene constituida por
síntomas generales que debido a su inespecificidad
y carácter insidioso pueden pasar desapercibidos.
Son la astenia, anorexia, febrícula vespertina y su-
dación nocturna. En niños se puede manifestar, ade-
más, como un cuadro febril sin otra focalidad.
Vamos a describir algunas características clí-
nicas de la infección atendiendo a su localización
específica:
– Tuberculosis pulmonar. La sintomatología
respiratoria que acontece con mayor fre-
cuencia son la tos, seca o productiva, el dolor
torácico, los esputos hemoptoicos y en oca-
siones la hemoptisis franca.
504
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
4.3. Diagnóstico
4.3.1. Diagnóstico de Infección tuberculosa
Se basa en la positividad de la prueba PT, cuyo significado es el de manifestar un estado de
hipersensibilidad del organismo a ciertas proteínas del Mycobacterium, que si bien en la mayoría
de las veces se adquiere tras un contacto con dicho germen hay otras ocasiones en las que esta
positividad es debida a la vacunación con BCG.
Para una correcta realización de la prueba de la tuberculina es preciso inyectar por vía intradérmi-
ca y en la cara anterior del antebrazo (técnica de Mantoux) dosis bioequivalentes a 2 U de PPD RT 23 o
5 U de PPD CT-68 (ambas equivalentes a 5 UT de PPD-S), la cantidad a administrar es de 0,1 ml, proce-
diéndose a la lectura de la misma transcurridas 72 horas. Mediremos, para ello, el diámetro transversal
al eje longitudinal del brazo en milímetros de la zona de induración y despreciando el área de eritema.
505
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
1. Seropositivos al VIH.
2. Conductas de riesgo para VIH y que rechazan hacerse un test para detección del VIH.
3. Contactos próximos de personas con TB pulmonar o laríngea.
4. Evidencia radiológica de TB antigua curada.
1. Factores de riesgo para TBC diferente a ser portador de anticuerpos para el VIH, tal como
diabetes mellitus, silicosis, tratamiento esteroideo prolongado u otro tratamiento inmuno-
supresor, cáncer de cabeza o cuello, neoplasia hematológica, gastrectomía o bypass intes-
tinal, síndrome de malabsorción intestinal, o bajo peso (un 10% o menos del peso ideal).
2. Historia de utilización de drogas (ej. alcohol, cocaína) o ADVP seronegativos para el VIH.
3. Personas que viven en residencias de ancianos, hospitales, prisiones, correccionales o cen-
tros para la deshabituación de toxicómanos.
4. Personal sanitario.
5. Niños menores de 5 años.
Induración mayor a 15 mm
lóbulos superiores, segmentos apical y posterior y en el apical del lóbulo inferior y que consis-
ten en infiltrados nodulares de diversas dimensiones con distribución lobar o segmentaria.
– La TBC miliar se va a caracterizar desde un punto de vista radiológico por la presencia de
múltiples nodulillos de diferente tamaño dispersos por ambos campos pulmonares.
4.4. Profilaxis
La profilaxis de la TBC se basa en: diagnóstico precoz y tratamiento adecuado de los casos de
enfermedad tuberculosa, estudio y seguimiento de todos los contactos íntimos de pacientes baci-
líferos positivos e identificación precoz de los pacientes de alto riesgo de enfermedad tuberculosa
e instauración de quimioprofilaxis.
4.4.1. Quimioprofilaxis
Entendemos por quimioprofilaxis (en adelante QP) la administración de fármacos antitubercu-
losos con el fin de prevenir el desarrollo de la enfermedad. Puede tratarse de una QP primaria, la
que se realiza en pacientes que han tenido contacto con M. tuberculosis y han dado negativo a la
PT. Su duración es de dos meses, al cabo de los cuales se repite la PT. Si es negativa se suspende la
medicación, mientras que si es positiva, se continúa la QP tras descartar enfermedad tuberculosa.
Se lleva a cabo con isoniazida, la rifampicina es la alternativa cuando no se pueda usar la anterior.
Y por otra parte, hay QP secundaria, para definir la que se realiza en contactos que tienen una
PT positiva y por tanto su finalidad es prevenir el desarrollo de enfermedad activa.
Los fármacos de segunda línea más característicos son: capreomicina, amikacina, etionamida,
ofloxacina, ciprofloxacina, etc.
4.5. Tratamiento
– Pauta de seis meses: es actualmente considerada la de primera elección. Se van a adminis-
trar durante la fase inicial es decir en los dos primeros meses, R-H-Z. En los siguientes cuatro
se continuará con R-H.
– Pauta de nueve meses: hoy solo se recomienda en los casos en los que no se pueda usar
la Z. Se haría de la siguiente manera: R-H y E o S en la fase inicial o dos primeros meses. R-H
en la fase de consolidación o seis siguientes meses.
– Pautas intermitentes: se usan en los pacientes que precisen de un seguimiento muy es-
trecho de la cumplimentación del tratamiento. Se basa en el hecho de que la dosis única de
fármacos antituberculosos consigue picos séricos elevados y activos que a su vez pueden
frenar el crecimiento bacilar durante largos periodos de tiempo, lo que posibilita alargar la
frecuencia de administración.
– Pauta en los niños: se recomienda igual tratamiento que en el adulto en su pauta de seis
meses y ajustando la dosis al peso. No se puede dar S.
– Pauta en el embarazo y lactancia: la pauta más utilizada ha sido la de nueve meses con
R-H-E. Sin embargo, no parece existir inconveniente en usar la pauta de seis meses R-H-Z
habida cuenta de la no toxicidad de la Z usada a dosis habituales.
Factores
Diagnóstico relacionados o NOC NIC
riesgo
Conducta de Enseñanza: individual
cumplimiento Establecimiento de objetivos
Incumplimiento R/c: duración del
Conducta de obediencia comunes
del tratamiento tratamiento
Conducta terapéutica: Facilitar la autorresponsabilidad
enfermedad Educación sanitaria
Control: enfermedades
Manejo
Patrón I. transmisibles
inefectivo R/c: Déficit de Conocimiento del
Percepción/ Asesoramiento
del régimen conocimientos régimen terapéutico
Control de la Enseñanza: proceso de la
terapéutico
Salud enfermedad
Factor riesgo:
Riesgo de Protección contra las infecciones
defensas primarias Control del riesgo
infección Identificación de riesgos
inadecuadas
Factor riesgo:
Riesgo de lesión disfunción inmune/ Control del riesgo Identificación del riesgo
autoinmune
Riesgo de
desequilibrio de Factor riesgo:
Termorregulación Monitorización de signos vitales
Patrón II. la temperatura enfermedad
Nutricional/ corporal
Metabólico Desequilibrio
Apetito Monitorización nutricional
nutricional por R/c: inapetencia
Estado nutricional Manejo del peso
defecto
510 .../...
VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES CON PROCESOS INFECTOCONTAGIOSOS [[[[\
.../...
Patrón III.
(Sin alteraciones)
Eliminación
Déficit de Autocuidados:
R/c: barreras
autocuidado: actividades de la vida Ayuda al autocuidado
ambientales
alimentación diaria
Déficit de Autocuidados:
R/c: barreras
autocuidado: actividades de la vida Ayuda al autocuidado
ambientales
baño/higiene diaria
Déficit de Autocuidados:
R/c: barreras
autocuidado: uso actividades de la vida Ayuda al autocuidado
ambientales
Patrón IV: del WC diaria
Actividad/ Déficit de
ejercicio Autocuidados:
autocuidado: R/c: barreras
actividades de la vida Ayuda al autocuidado
vestido/ ambientales
diaria
acicalamiento
R/c: malestar físico, Descanso
Fatiga Manejo ambiental: confort
enfermedad Nivel de comodidad
Estado respiratorio: Manejo de las vías aéreas
Patrón
ventilación Interpretación de datos de
respiratorio R/c: Dolor y tos
Perfusión tisular: laboratorio
ineficaz
pulmonar Administración de medicación
Patrón V. R/c: Tratamientos
Deprivación de Descanso
Reposo/ durante las horas Mejorar el sueño
sueño Sueño
Sueño de sueño
Patrón VI.
Nivel de dolor Manejo de la medicación
Cognitivo/ Dolor agudo R/c: Tos persistente
Control del dolor Manejo del dolor
Perceptivo
R/c: el estado de Disminución de la ansiedad
Ansiedad Nivel de ansiedad
Patrón VII: Au- salud Potenciación de la seguridad
topercepción/ Enseñanza: proceso de
autoconcepto R/c: Hospitalización
Temor Nivel del miedo enfermedad
y procedimientos
Potenciación de la seguridad
R/c: Obligatoriedad
de permanecer
Aislamiento Apoyo emocional
en aislamiento Soporte social
social Aumentar los sistemas de apoyo
durante el ingreso
Patrón VIII. hospitalario
Función/ Apoyo familiar durante
Relación R/c: Cambio en el el tratamiento Fomentar implicación familiar
Interrupción
estado de salud de Afrontamiento de los Mantenimiento de los procesos
de los procesos
un miembro de la problemas de la familia familiares
familiares
familia Funcionamiento de la Asesoramiento
familia
Patrón IX. R/c: miedo a
Patrón sexual
Sexualidad/ transmisión de la Funcionamiento sexual Asesoramiento
inefectivo
Reproducción enfermedad
Patrón X. Factor riesgo:
Riesgo de Afrontamiento de
Afronta- percepción del
síndrome problemas Aumentar el afrontamiento
miento/Tole- acontecimiento
postraumático Nivel de miedo
rancia al Estrés (enfermedad)
Patrón XI. Va-
(Sin alteración)
lores/Creencias
511
36 Clasificación general de los medicamentos.
Absorción y eliminación de los fármacos.
Toxicidad y efectos colaterales.
Farmacovigilancia. Condiciones de
conservación de los medicamentos.
Farmacología en urgencias. Administración
de medicamentos. Precauciones previas a
la administración de un fármaco. Vías de
administración: Definición y tipos. Puntos
de elección, técnicas y problemas más
frecuentes. Cálculo de dosis
6. Farmacología en urgencias
7. Administración de medicamentos
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
d) Cuarto nivel: se nombra mediante una letra e indica el subgrupo químico terapéutico. Por
ejemplo el J01CA es un antibacteriano de uso sistémico, del subgrupo de las penicilinas con
espectro ampliado.
e) Quinto nivel: se identifica a través de un número de dos cifras y hace alusión al principio
activo o asociación farmacológica. Por ejemplo el D01AC08 sería el antifúngico de uso tópi-
co ketoconazol.
Veamos los grupos terapéuticos según la clasificación ATC vigente:
A. Sistema Digestivo y metabolismo.
A01 Preparaciones estomatológicas
A02 Agentes para el tratamiento de alteraciones causadas por ácidos.
A03 Agentes contra enfermedades funcionales del estómago e intestino.
A04 Antieméticos y antinauseosos.
A05 Terapia biliar y hepática.
A06 Laxantes.
A07 Antidiarreicos, agentes antiinflamatorios y antiinfecciosos intestinales.
A08 Preparados contra la obesidad, excluidos productos dietéticos.
A09 Digestivos, incluidos enzimas.
A10 Drogas usadas en diabetes.
A11 Vitaminas.
A12 Suplementos minerales.
A13 Tónicos.
A14 Agentes anabólicos para uso sistémico.
A15 Estimulantes del apetito.
A16 Otros productos para el tracto ali-
mentario y metabolismo
B. Sangre y órganos hematopoyéticos.
B01 Agentes antitrombóticos.
B02 Antihemorrágicos.
B03 Preparados antianémicos.
B05 Sustitutos del plasma y soluciones
para perfusión.
B06 Otros agentes hematológicos.
C. Sistema Cardiovascular
C01 Terapia cardíaca.
C02 Antihipertensivos.
C03 Diuréticos.
C04 Vasodilatadores periféricos.
516
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
C05 Vasoprotectores.
C07 Agentes beta-bloqueantes.
C08 Bloqueantes de canales de calcio.
C09 Agentes que actúan sobre el sistema renina-angiotensina.
C10 Agentes que reducen los lípidos séricos.
D. Medicamentos Dermatológicos.
D01 Antifúngicos para uso dermatológico.
D02 Emolientes y protectores.
D03 Preparados para el tratamiento de heridas y úlceras.
D04 Antipruriginosos, incluyendo antihistamínicos, anestésicos, etc.
D05 Antipsoriásicos.
D06 Antibióticos y quimioterápicos para uso dermatológico.
D07 Preparados dermatológicos con corticoesteroides.
D08 Antisépticos y desinfectantes.
D09 Apósitos con medicamentos.
D10 Preparados antiacné.
D11 Otros preparados dermatológicos.
G. Aparato genitourinario y hormonas sexuales.
G01 Antiinfecciosos y antisépticos ginecológicos.
G02 Otros productos ginecológicos.
G03 Hormonas sexuales y moduladores del sistema genital.
G04 Productos de uso urológico.
H. Preparados Hormonales sistémicos.
H01 Hormonas hipofisarias e hipotalámicas y sus análogos.
H02 Corticosteroides para uso sistémico.
H03 Terapia tiroidea.
H04 Hormonas pancreáticas.
H05 Homeostasis del calcio.
J. Antiinfecciosos de uso sistémico.
J01 Antibacterianos para uso sistémico.
J02 Antimicóticos para uso sistémico.
J04 Drogas antimicobacterias.
J05 Antivirales de uso sistémico.
J06 Sueros inmunes e inmunoglobulinas.
J07 Vacunas.
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\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
518
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
V. Varios.
V01 Alérgenos.
V03 Todo el resto de los productos terapéuticos.
V04 Agentes diagnósticos.
V06 Nutrientes generales.
V07 Todo el resto de los productos no terapéuticos.
V08 Medios de contraste.
V09 Productos radiofarmacéuticos para diagnóstico.
V10 Productos radiofarmacéuticos terapéuticos.
– Categoría C: los estudios realizados en animales, han mostrado efectos adversos en el feto
(teratogénicos, embriocidas u otros) y no existen estudios controlados en mujeres o no
existen estudios disponibles ni en mujeres ni en animales. Sólo deben administrarse si el
beneficio potencial justifica el riesgo para el feto.
– Categoría D: existe una clara evidencia de teratogenicidad, pero el beneficio de su uso puede ser
aceptable a pesar del riesgo (por ejemplo, si el fármaco es necesario en una situación límite o para
una enfermedad grave en la que fármacos más seguros son inefectivos o no pueden usarse).
519
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
520
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
b) Mecanismos de acción específicos: son aquellos en los que el fármaco se une a un recep-
tor para desencadenar un efecto en el organismo. Los receptores son moléculas especia-
lizadas, de naturaleza proteica que pueden encontrarse asociados a membranas celulares,
en el citoplasma o en el núcleo de la célula.
El estímulo o bloqueo de estos receptores por parte del fármaco va a producir una respuesta o la
ausencia de esta dependiendo del tipo de acción.
Cabe resaltar que los principios activos no van a producir efectos nuevos sino que aumen-
tan o disminuyen los que se dan normalmente en el organismo.
Los receptores van a tener dos propiedades fundamentales:
– La afinidad: es la capacidad que tiene el receptor para unirse al principio activo aunque
esté en concentraciones muy bajas.
– La especificidad: es la capacidad que posee el receptor para diferenciar una molécula
de otra aunque sean muy parecidas.
Los fármacos agonistas dopaminérgicos como el ropinirol, utilizados en la enfermedad de Parkinson,
tienen un mecanismo de acción específico, ya que se unen al receptor dopaminérgico para estimularlo
y producir una respuesta similar a la que se obtendría con la unión de la dopamina al receptor.
2.1.2. Farmacocinética
La Farmacocinética es la ciencia que estudia la evolución del fármaco en el organismo a través
de las etapas del LADME (Liberación, absorción, distribución, metabolismo, excreción), es decir, los
procesos que sufre desde que se administra hasta que se excreta, además la farmacocinética es
capaz de cuantificar estos procesos.
La información proporcionada por la farmacocinética en clínica permite predecir los niveles
que el fármaco va a alcanzar en el organismo a partir de una determinada forma farmacéutica y
establecer regímenes de dosificación apropiados y acordes a las características de cada paciente.
521
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Por otro lado, la Farmacocinética es indispensable para predecir la biodisponibilidad y por ello,
desempeña un papel fundamental en los estudios biofarmacéuticos.
2.2.2. Absorción
2.2.2.1. Introducción
La absorción describe la velocidad a la cual un fármaco abandona el sitio de administración
y la medida en que lo hace. Es el proceso por el cual un medicamento es trasladado del sitio de
administración a la sangre. Comprende la penetración de los fármacos en el organismo a partir
del sitio inicial de administración, los mecanismos de transporte, las características de cada vía
de administración, los factores que condicionan la absorción por cada vía y las circunstancias que
pueden alterar esta absorción.
Sin embargo, el clínico está más interesado en un parámetro designado biodisponibilidad.
Este término indica el grado en que un fármaco alcanza su sitio de acción o un líquido bioló-
gico desde el cual tiene acceso a su sitio de acción. La biodisponibilidad de un fármaco indica
la cantidad y la forma en que llega a la circulación sistémica y, por tanto, está disponible para
acceder a los tejidos y producir un efecto. Depende no sólo de la absorción sino también de la
523
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
A) Solubilidad
La solubilidad de un medicamento puede ser influida por la forma de presentación. Con mu-
cho una cantidad importante de medicamentos se administra por vía bucal. Casi todos los fárma-
cos ingeribles están en forma de tabletas o cápsulas. Las tabletas pueden tener recubrimiento.
Las píldoras o grageas suelen ser más pequeñas que las tabletas y son ovoides o redondas con
una cubierta.
Antes de que cualquier sustancia pueda atravesar la membrana, debe estar en solución. Los
fármacos empleados por vía enteral están ya disueltos, al igual que algunos que se dan por vía
bucal. La dilución de las cápsulas, tabletas o píldoras depende de diversos factores que influyen:
– Dureza del recubrimiento exterior.
– Rapidez con que se desintegra la tableta o cápsula. Cuanto menor sea la partícula, con ma-
yor facilidad se disolverá.
– La rapidez de disolución. Algunos fármacos se disuelven con mayor facilidad que otros. El pH
del medio en que están puede cambiar el ritmo de disolución, y acelerarlo o enlentecerlo.
– Los excipientes o medio de unión empleados, la estabilidad química y las formaciones de
complejos.
Las moléculas de tamaño similar a las proteínas penetran con mucha más lentitud y su
velocidad de movimiento es en gran medida dependiente de las diferencias de presión
entre las terminaciones arteriales y venosas del capilar.
Así deducimos que la velocidad a la que un fármaco abandona el torrente circulatorio de-
penderá de su solubilidad en lípidos, su peso molecular y su estado físico de agregación. Si
está unido a macromoléculas entonces su velocidad de paso la determinará el de la proteí-
na u otra molécula a la que esté unida.
Todos los capilares, excepto aquellos del cerebro, permiten el paso de los fármacos con
relativa facilidad en comparación con las membranas celulares, por lo que todos los
fármacos de pequeño tamaño molecular tienen fácil acceso al líquido intersticial.
microvellosidades
microtúbulos
lisosoma primario
glucógeno
mitocondria
gránulo de cromatina membrana
plasmática
retículo endoplásmico
rugoso
jugo nuclear
envoltura nuclear
nucleolo
b) Membranas celulares
Las membranas celulares son de importancia para la farmacología por dos razones prin-
cipales.
– Primera: muchos fármacos deben sus efectos farmacológicos a una acción primaria
en la superficie externa de la membrana.
– Segunda: los fármacos que actúan dentro de las células tienen obviamente que
pasar primero a través de la membrana celular. La membrana constituye la barrera
definitiva del paso de solutos a través de cualquier estructura biológica.
La membrana celular contiene una capa biomolecular de fosfolípidos, orientada de ma-
nera perpendicular al plano de la membrana, con los grupos polares dirigidos hacia
ambas superficies y las cadenas largas de hidrocarburos extendiéndose hacia dentro
de la membrana. Las superficies externa e interna tienen una estructura bastante rígida,
con un movimiento molecular restringido, tal como se debía esperar de la interacción
de grupos polares ordenados apretadamente. Por el contrario, el interior de la mem-
525
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
brana es bastante líquido con un alto grado de movimiento molecular de las cadenas
hidrofóbicas vagamente ordenadas.
Las proteínas de la membrana son las responsables de la mayoría de las funciones de la
misma. Se encuentran dispersas irregularmente en mosaico, pudiendo ocupar todo o
parte del grosor de la membrana, haciendo protunción hacia dentro o hacia fuera de la
misma. Al igual que los lípidos la mayoría son anfipáticas; tienen una región hidrófoba
que interactúa con las colas hidrófobas de los lípidos en el interior de la bicapa, y las re-
giones hidrófilas que están expuestas al agua en uno o en ambos lados de la membrana.
Las membranas de diferentes células varían considerablemente en su estructura y fun-
ción. Por ejemplo, las células del hígado y del páncreas, debido a que producen proteí-
nas que se utilizan en otros sitios del organismo, requieren de un mecanismo para secre-
tar macromoléculas. Para ello hacen uso de la exocitosis que explicaremos más adelante.
2. Mecanismo de transporte de fármacos para atravesar la membrana
a) Difusión pasiva
Podemos definir la difusión pasiva como el movimiento dirigido de un soluto a través de
una barrera biológica desde la fase de mayor concentración a la fase de menor concentra-
ción, proceso que no requiere un gasto directo de energía por parte del sistema biológico.
La mayoría de los fármacos tienen un tamaño pequeño-mediano que permite su paso a
través de la membrana por el sistema de la difusión pasiva. Es este el sistema más utili-
zado, haciéndolo a favor del gradiente electroquímico. La velocidad de difusión, según
la ley de Fick, depende del gradiente de concentración, del tamaño y la naturaleza de la
molécula y de su liposolubilidad expresada en términos de distribución lípido/agua.
En resumen, la difusión pasiva puede definirse como un proceso de transporte en el
cual la fuerza responsable del movimiento a través de la membrana es el gradiente de
concentración del soluto, y la velocidad de difusión es proporcional a este gradiente y
depende de la liposolubilidad, grado de ionización y tamaño molecular del soluto.
b) Transporte especializado
El paso de muchas sustancias al interior de las células y a través de las membranas corpora-
les no puede explicarse simplemente en términos de difusión o filtración. Por ejemplo, cier-
tos compuestos se absorben contra un gradiente de concentración; puede observarse gran
selectividad para determinados compuestos del mismo tamaño molecular; es posible que
se produzca inhibición competitiva entre sustancias transportadas por el mismo mecanis-
mo, y, en algunos casos, inhibidores metabólicos pueden bloquear el proceso de transporte.
Para explicar estos fenómenos se ha postulado la existencia de transportadores específicos.
– Difusión facilitada
Se trata de un proceso de transporte en el cual la fuerza responsable del movimiento
a través de la membrana celular es el gradiente de concentración del soluto, y en el
que la velocidad de difusión depende de la capacidad de fijación del mismo a su
hipotético portador y está limitada por la disponibilidad del portador. Como ocurre
en la difusión pasiva, no necesita más energía que la necesaria para mantener la in-
tegridad de la célula y la membrana. Pero en la difusión facilitada la membrana ya no
es una barrera inerte como en la difusión pasiva, puesto que participa activamente
facilitando portador para la transferencia de soluto.
Un ejemplo de ella es la captación de glucosa por la célula.
526
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
– Transporte activo
Se puede definir como un proceso que requiere energía de origen celular para trasla-
dar soluto a través de una barrera biológica en dirección contraria al gradiente de con-
centración, y en el que la velocidad de transporte depende de la capacidad de fijación
del soluto a su hipotético portador y está limitada por la disponibilidad de portador.
– Pinocitosis
Es la ingesta de líquido por una célula. El mecanismo comprende la depresión de
una parte microscópica de la membrana celular, invaginación local y separación
subsiguiente hacia el interior de la célula de este pequeño saco o vesícula que con-
tiene el soluto.
Poros
Se trata de transporte a favor de las hendiduras intercelulares por mecanismos de
filtración. Se observa principalmente en los capilares sanguíneos. Las moléculas de
fármacos circulan con las de agua en las que va disuelto y a través de las hendiduras
pasa por filtración al espacio intersticial. Este mecanismo de transporte coexiste con
los demás mecanismos en la pared celular.
3. Características del fármaco para cruzar las membranas
La capacidad de un fármaco para cruzar las membranas depende de sus propiedades químicas
y físicas:
– Baja ionización.
– Coeficiente de partición lípido/agua relativamente grande en la forma no ionizada.
– Pequeño radio molecular de las partículas disueltas.
La concentración del producto en la sangre necesaria para lograr la acción farmacológica de-
seada recibe el nombre de concentración mínima eficaz. Siempre que la concentración en la sangre
sea mayor que la concentración mínima eficaz, el fármaco ejercerá su acción deseada.
La duración de la concentración mínima eficaz se relaciona con el nivel sanguíneo a largo plazo
o la cantidad de fármaco en los líquidos circulantes. En algunos casos es esencial ,una vez que se
comienza la administración del producto, continuarla a intervalos lo suficientemente frecuentes
como para conservar dicho nivel en todo momento. Esto hace que adquiera enorme importancia
la hora de administración. Una variación de 30 minutos puede disminuir notablemente el efecto
del fármaco.
A medida que tiene lugar la absorción, la cantidad total de fármaco disponible en la zona de
absorción disminuye y el gradiente de concentración se hace cada vez más pequeño. Como la velo-
cidad de difusión siempre es proporcional al gradiente producido por la cantidad de fármaco que
aún deba absorberse, el ritmo de absorción también disminuye.
Aunque la absorción constante es una excepción mas que una regla para la mayoría de los
fármacos, la velocidad de penetración en el torrente circulatorio se puede independizar de la can-
tidad de fármaco disponible para la absorción. La forma más común de hacer que la absorción de
un fármaco tenga lugar a un ritmo casi constante es utilizar presentaciones especiales, por ejemplo,
comprimidos hormonales para implantación subcutánea.
527
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
2. Vía de administración
Son también un factor importante en la absorción del fármaco las características locales de la
zona de absorción, especialmente la superficie de absorción y la circulación por la misma.
a) Superficie de absorción
En términos generales, la absorción será tanto más rápida cuanto mayor y más prolongado sea
el contacto con el área de absorción. Así son más rápidamente absorbidos en las superficies de
áreas extensas como el epitelio alveolar.
b) Circulación
Un mayor flujo sanguíneo estimulado por calor local o por masaje aumenta la velocidad de
absorción del fármaco.
2.2.3. Distribución
La distribución comprende los procesos de transporte del fármaco dentro del compartimento
sanguíneo y su posterior penetración en los tejidos, diluido en el agua intersticial y células.
2.2.3.1. Transporte
En la sangre las moléculas pueden ir:
– Disueltas en el plasma.
– Incorporadas a las células, particularmente a los hematíes en donde algunos fármacos pe-
netran y se acumulan.
– Fijadas a las proteínas plasmáticas.
La interacción con proteínas plásticas es muy frecuente, si bien es variable según los fármacos.
Con mucho, es la albúmina la proteína que tiene mayor capacidad de fijación. La fijación proteica
prolonga la vida media del fármaco en el organismo, dado que la fracción fijada no se filtra por los
glomérulos renales y no está expuesta a los procesos de biotransformación hasta ser liberada.
La capacidad de fijación no es ilimitada. Cuando tal capacidad se ha saturado, se produce un
brusco aumento de la toxicidad al continuar la administración de algunos fármacos.
En los tejidos los fármacos están disueltos en el tejido intersticial y en el líquido intracelular y se
fijan a las proteínas titulares.
Una especial mención se merece el paso de los fármacos a áreas especiales, tales como el sis-
tema nervioso central (SNC), para lo cual tiene que atravesar lo que llamamos la barrera hemato-
encefálica, y el paso de los fármacos a la circulación fetal, para lo que tiene que atravesar la barrera
placentaria.
1. Barrera Hematoencefálica
La distribución de fármacos en el SNC a partir del torrente circulatorio es muy peculiar ya que la
entrada de sustancias al líquido cefalorraquídeo y al espacio extracelular es restringido. Las células
del endotelio de los capilares cerebrales difieren de los presentes en la mayoría de los tejidos por la
ausencia de poros intercelulares y vesículas pinocitóticas.
2. Barrera Placentaria
La posible transferencia de los fármacos a través de la placenta es muy importante ya que pue-
de causar anomalías congénitas. Si se administra inmediatamente antes del parto también puede
ejercer aspectos adversos en el neonato. Los fármacos atraviesan la placenta principalmente por
difusión simple. Los agentes no ionizados, liposolubles, pasan con facilidad desde la circulación
materna a la fetal.
2.2.4. Metabolismo
La biotransfomación o metabolismo, es el proceso mediante el cual ciertas reacciones químicas
llevadas a cabo por el organismo convierten un fármaco en un compuesto distinto al administrado
originariamente. El organismo modifica químicamente la mayoría de los fármacos mediante una
reacción no sintética, un proceso de conjugación, o una combinación de ambos. Las reacciones in-
volucradas en el proceso de metabolización son múltiples, pero, generalmente, hay una o dos vías
de metabolización que prevalecen sobre las demás. Los fármacos son metabolizados por sistemas
enzimáticos ya existentes que metabolizan compuestos endógenos.
529
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
El ritmo de biotransformación de los fármacos sólo cambia según la concentración del sustrato,
ya que en condiciones normales la concentración de la enzima suele ser constante. Existen, sin
embargo, varios factores que pueden modificar la actividad de la enzima y por tanto aumentar o
disminuir la cantidad de enzima disponible para biotransformar al fármaco. Tanto la duración como
la intensidad de la acción de un fármaco están determinadas en gran parte por la velocidad a que
transcurre su biotransformación.
2.2.5. Eliminación
La concentración de fármaco activo en el organismo disminuye como consecuencia de la acti-
vidad de los procesos de eliminación, que comprende los de excreción o expulsión y los de meta-
bolización o biotransformación.
Ambos, íntimamente relacionados, tratan de restar actividad farmacológica y reducir la dura-
ción de la acción. La excreción estudia las vías de expulsión de un fármaco y de sus metabolitos
activos e inactivos desde el organismo al exterior, así como los mecanismos presentes en cada
órgano por el que el fármaco es expulsado.
Los fármacos se expulsan, por orden decreciente de importancia, por las siguientes vías: urina-
ria, biliar-entérica, sudor, saliva, leche, epitelios descamados.
Muchos fármacos se
eliminan por orina
531
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Es posible medir con gran exactitud la concentración de un fármaco que se aplica a un sistema
y la magnitud de la respuesta biológica subsiguiente; en cambio, la concentración del complejo
integrado por el fármaco y un supuesto receptor no se puede medir con los métodos que conoce-
mos en la actualidad. Por consiguiente la cantidad de fármaco que ha producido la respuesta sólo
puede analizarse indirectamente, evaluando el efecto producido por la combinación.
2.3.3. Potencia
La curva logarítmica dosis-efecto nos da sólo un valor aproximado de la afinidad de los fárma-
cos, pero, en cambio, suministra una medida exacta de otra cualidad propia de los fármacos: su
potencia. La potencia se determina por medio de la dosis necesaria para producir un efecto con-
creto de una intensidad dada; igual que la afinidad, la potencia varía en razón inversa de la dosis
requerida para producir el efecto. Como hemos visto, la intensidad del efecto farmacológico está
determinada por la capacidad intrínseca de un fármaco de combinarse con su receptor y por la
concentración de fármaco en el punto de acción. Por consiguiente la potencia incorpora los as-
pectos conceptuales de las interacciones fármaco-receptor; queda bajo la influencia de la afinidad
del fármaco por su receptor y de factores que regulan la cantidad de fármaco que llega hasta el
receptor, o sea la absorción, distribución, biotransformación y excreción.
La potencia indica la dosis necesaria para producir un determinado efecto en relación con un
patrón de referencia dado.
Es importante recalcar que la potencia de un fármaco no indica su utilidad, eficacia o peligro-
sidad. Supongamos varios agentes que muestren acciones similares: el menos potente de ellos no
es necesariamente menos eficaz que el más potente, con tal de que ambos sean dosificados de
forma apropiada.
se ha encontrado expuesto desde el momento de su concepción. Puesto que los principios gene-
rales de la farmacología están formulado para el individuo «medio», hipotético, necesitamos de un
método que nos permita evaluar la relación dosis-respuesta media que sea representativa de un
grupo de valores individuales. Necesitamos, además, conocer el grado de variabilidad con respecto
a este valor medio, de forma que podamos tener una idea amplia de las relaciones existentes entre
dosis y efecto en todos los individuos.
La relación cuántica dosis-respuesta suministra este tipo de información.
Muchos efectos farmacológicos, sin embargo, no pueden medirse a lo largo de una escala con-
tinua, son efectos que aparecen o no aparecen. Por ejemplo, si determinásemos la relación entre
la dosis de un barbitúrico y su tendencia a inducir el sueño, sólo pueden medir el efecto como una
respuesta del tipo todo o nada, o el individuo se durmió al recibir una dosis determinada, o no se
durmió. La respuesta del tipo todo o nada se denomina respuesta cuántica.
La curva cuántica de dosis-efecto adopta forma de campana, como la distribución normal
cuando se representa la frecuencia de aparición de dosis umbrales en función de las dosis realmen-
te necesarias para producir la respuesta cuántica dada.
534
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
* Idiosincrasia: respuesta atípica a una droga, utilizada en dosis apropiada, que ocurre
cuando el medicamento se administra por primera vez a un paciente. Está muy relacio-
nada con deficiencias enzimáticas o anomalías de origen genético.
* Reacción pseudoalérgica o anafilactoide: es una reacción similar a la anafiláctica, con li-
beración de histamina y otros mediadores, pero por mecanismos no inmunológicos.
No es necesario que haya una inmunización previa, así que puede manifestarse en el
primer contacto con el fármaco.
* Efecto colateral: reacción que depende del mecanismo de acción del medicamento, apa-
rece casi siempre cuando es administrado y la intensidad es dependiente de la dosis.
– Reacciones tipo C: las reacciones tipo C (continuous: continua), están relacionadas con el
tratamiento prolongado con un fármaco. Generalmente cursan como reacciones de depen-
dencia o de taquifilaxia y son previsibles.
Los tratamientos prolongados pueden además producir depósitos de los fármacos en dife-
rentes tejidos, como las tetraciclinas en el hueso.
– Reacciones tipo D: las reacciones tipo D (delayed: retardado), no hay que confundirlas con
lo que se conoce como reacción tardía. Pueden empezar a desarrollarse al inicio del trata-
miento, pero sólo se ponen de manifiesto a largo plazo.
Los ejemplos más representativos son la teratogénesis y carcinogénesis. No tienen por
qué ser debidas a una exposición prolongada o continua, como en el caso anterior, sino que
lo que ocurre es que aparecen tarde, incluso aunque la exposición haya sido corta o se haya
producido mucho tiempo antes.
– Reacciones tipo E: las reacciones tipo E (end-use) son las que se producen cuando cesa un
tratamiento, el conocido “efecto rebote”, es decir, el síntoma por el que se había iniciado el
tratamiento, al suspenderlo, aparece de forma más acentuada.
Un ejemplo de efecto rebote es la obstrucción nasal que se desencadena al suspender el
tratamiento con vasoconstrictores tópicos o el espasmo coronario tras suspender la admi-
nistración de nitratos.
535
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
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CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
537
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
b) Interacciones farmacodinámicas
Tienen lugar en los receptores. Modifican tanto la unión del fármaco-receptor, como los
efectos de estos. Así, la afinidad de dos fármacos por los mismos receptores, provoca una
modificación de la respuesta de uno de ellos.
Las interacciones farmacodinámicas pueden provocar acciones aditivas, sinérgicas, de poten-
ciación, de antagonismo y de doble acción.
– Acción aditiva. Tiene lugar al administrar dos fármacos con afinidad por los mismos recepto-
res. El efecto resultante es la suma de cada fármaco por separado. No se sobrepasa el efecto
máximo de ninguno de ellos por separado.
– Acción sinérgica. Ocurre cuando uno de los fármacos administrados es capaz de aumentar la
respuesta del otro. La suma de las respuestas es superior a la respuesta individual. Ejemplo:
la acción simultánea del trimetoprim-sulfametoxazol superior a la acción de cada uno de
ellos por separado.
– Acción de potenciación. Se produce al administrar dos fármacos con acción farmacológica dife-
rente, y uno de ellos potencia la acción del otro.
– Acción antagónica. Ocurre cuando uno de los fármacos administrados disminuye o anula la
respuesta del otro administrado conjuntamente.
– Doble acción. Tiene lugar con los fármacos que pueden actuar como sinérgicos o antagóni-
cos, dependiendo de la dosis. En general, los de doble acción son sinérgicos a bajas dosis y
antagónicos competitivos a dosis altas.
– Para disminuir la exposición del lactante al fármaco: se deben utilizar los fármacos de
vida media de eliminación lo más corta posible, de los que se tenga mayor experiencia y los
que se excreten sin metabolizar.
* En el caso de que se tengan que utilizar fármacos de vida media larga, que se adminis-
tran una vez al día, administrarlos antes del sueño largo del niño.
* Se deben evitar las combinaciones de fármacos, en la medida de lo posible.
Especialmente las asociaciones de antihistamínicos, analgésicos y simpaticomiméticos.
* Utilizar como vía de administración de elección la vía tópica. Administrar el fármaco
inmediatamente después o justo antes de dar el pecho siendo la primera opción la más
recomendada.
La mayoría de los fármacos que atraviesan la placenta lo hacen por difusión pasiva, según
un gradiente de concentración.
Desde el compartimento fetal son excretados al líquido amniótico, desde donde son elimi-
nados muy lentamente por la madre y por el propio feto.
– Metabolismo: la placenta tiene capacidad metabólica que no afecta a los fármacos. En
cambio el feto es capaz de metabolizar fármacos desde las 7-8 semanas de gestación.
540
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
542
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
543
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Entre los medicamentos que deben ser vigilados más estrictamente debido a la reduc-
ción de su aclaramiento hepático se encuentran:
t #FO[PEJB[FQJOBT EJB[FQBO
DMPSPEJB[FQØYJEP
BMSQB[PMBN
t 2VJOJEJOB
t 1SPQSBOPMPM
t -JEPDBÓOB
t /PSUSJQUJMJOB
"NJUSJQUJMJOB
t $BSCBNB[FQJOB
t 5FPöMJOB
t 5PMCVUBNJEB
* Farmacodinamia: mayor tendencia a hipotermia producida por alcohol, neurolépticos y
antidepresivos tricíclicos, entre otros. De igual forma la hipotensión postural, inducida por
antihipertensivos, neurolépticos, benzodiazepinas y agentes antiparkinsonianos.
Fármacos con acción sobre el sistema nervioso central tales como sedantes y tranquilizan-
tes, pueden entorpecer el control postural y favorecer la ocurrencia de caídas.
– Reacciones Adversas a Fármacos: conviene recordar al menos dos tipos de reacciones
adversas:
* Tipo A: por acentuación de una reacción farmacológica conocida, por lo tanto prede-
cible y relacionada con la dosis. Por ejemplo: intoxicación digitálica, excesiva sedación
por el uso de hipnóticos.
* Tipo B: idiosincrásicas, es decir, no predecibles, sin relación con la dosis y por mecanis-
mos en general oscuros. Son mucho menos frecuentes que las reacciones tipo A. Entre
ellas: alergias, polineuropatías, anemia aplásica.
Unos ejemplos de Reacciones Adversas a Fármacos en ancianos son la incontinencia urina-
ria, la depresión, la intranquilidad, la confusión, los síntomas extrapiramidales, la constipa-
ción y las caídas.
4. Farmacovigilancia
La OMS define la farmacovigilancia como «la notificación, el registro y la evaluación sistemática
de las reacciones adversas a medicamentos».
La farmacovigilancia surge como una necesidad derivada del hecho de que los ensayos clínicos
previos a la comercialización de un medicamento no informan sobre los efectos adversos poco fre-
cuentes o que aparecen a largo plazo, ni de los que pueden aparecer como resultado de la aplica-
ción de la terapia en condiciones que no son las ideales dentro de un ensayo clínico (interacciones
con medicamentos o alimentos, uso en niños, ancianos o pacientes con pluripatología, dosificacio-
nes o administraciones inadecuadas, etc.). Para tener una idea de la magnitud del problema po-
demos estimar, según diversos estudios, que entre un 3 y un 5% de las admisiones en los servicios
de urgencia hospitalarios son en realidad consecuencia de reacciones adversas a medicamentos.
545
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
que permitan evaluar en cada momento los riesgos atribuibles al medicamento, la confi-
dencialidad de las informaciones relativas a la identidad de las personas que hayan presen-
tado o notificado las reacciones adversas, y el uso de criterios uniformes en la evaluación de
las notificaciones y en la generación de señales de alerta.
547
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Para su correcta conservación y dispensación de los medicamentos los envases poseen los si-
guientes símbolos:
Psicotropos incluidos en las listas II, III y IV del anexo I del Convenio sobre sus-
tancias psicotrópicas de 21 de febrero de 1971.
Estupefacientes.
DH Diagnóstico Hospitalario.
Diagnóstico Hospitalario.
– No se debe abrir ningún envase de medicamentos sin antes comprobar que no existe otro
igual en uso.
De forma genérica los medicamentos deben almacenarse y conservarse según los requisitos
descritos en cada envase para cada uno de ellos, aunque podemos aplicar a todos las siguientes
normas:
a) Normas y protocolos de unidades de trabajo, centros, hospitales…
b) Cada medicamento en su envase.
c) Protegidos de luz solar directa, fuentes de calor, humedades…
d) En caso de envases múltiples, conservar siempre la identificación, dosis y fecha de caduci-
dad de los elementos individuales.
e) Ordenados al menos por orden alfabético, aunque conviene también colocarlos por vías de
administración y fechas de caducidad.
f ) Muy importante cumplir con exactitud los requisitos especiales de conservación cuando
estos existan (guardar en nevera).
g) Los medicamentos no deben estar al alcance del público, pacientes ni personal no
autorizado.
5.2. Caducidades
Actualmente, y siguiendo indicaciones de la OMS, se considera que todos los medicamentos
tienen vigencia una máxima de 5 años desde su fecha de fabricación, teniendo sólo la obligación
de llevar el símbolo en el envase aquellos cuyo fecha de caducidad sea inferior a 5 años.
También llevan impreso el lote con una letra que indica el año de fabricación.
– Lote M: id. 1998 – id. 2003.
– Lote N: id. 1999 – id. 2004.
– Lote P: id. 2000 – id. 2005.
Se sigue el orden alfabético anualmente, exceptuando las letras, Ch, F, LL, Ñ, O, Q, RR, V, W e Y.
Respecto a la caducidad debemos tener en cuenta:
a) Es un parámetro guía para el almacenamiento y consumo del medicamento, de tal forma
que debe consumirse primero el que antes caduque, debiendo estar además más a mano
que el que caduca después.
b) La fecha de caducidad suele expresarse en meses-año, no aparece el día nunca, por tanto el
medicamento es válido hasta el último día del mes que figura como fecha de caducidad.
c) NO USAR NUNCA un medicamento cuyo envase, aspecto y características estén deteriora-
dos y/o alterados.
549
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
La mayoría de ellos vienen preparados desde la industria farmacéutica protegidos de la luz con
una ampolla o frasco de color topacio, pero debe tenerse presente a la hora de su administración,
especialmente si se quiere realizar diluidos en frasco de fluidoterapia.
6. Farmacología en urgencias
6.1. Farmacos
Aparato cardiovascular
Aparato respiratorio
Aparato digestivo
551
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Terapia hormonal
Aparato locomotor
Sangre y hemoterapia
– Antiagregantes plaquetarios: ácido acetilsalicílico.
– Anticoagulantes: heparinas de bajo peso molecular.
– Hemostáticos: Vitamina k1.
7. Administración de medicamentos
7.1. Administración de los medicamentos: consideraciones generales
El fármaco es una sustancia química que actúa sobre determinados sistemas anatómicos del or-
ganismo, modificando su comportamiento. Si el efecto del fármaco es favorable para el organismo, la
sustancia se denomina medicamento. Si al contrario, el efecto es desfavorable, se le denomina tóxico.
Un fármaco puede poseer tres nombres:
1. Marca registrada: es el nombre comercial, el nombre con el que se vende (aspirina).
2. Nombre químico: denominación química del nombre del fármaco (ácido acetilsalicílico).
3. Nombre genérico: recoge la acción del producto químico en concreto (analgésico).
Además, los fármacos pueden ser de tres tipos: semisólidos (pomadas, cremas...), sólidos (pol-
vos, pastillas, cápsulas...) y líquidos (jarabes, aerosoles...).
553
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
554
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
Diferentes
presentaciones
de fármacos
555
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
556 .../...
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
.../...
l) «Producto sanitario»: cualquier instrumento, dispositivo, equipo, material u otro artículo, utilizado
solo o en combinación, incluidos los programas informáticos que intervengan en su buen funcio-
namiento, destinado por el fabricante a ser utilizado en seres humanos con fines de:
1.º Diagnóstico, prevención, control, tratamiento o alivio de una enfermedad.
2.º Diagnóstico, control, tratamiento, alivio o compensación de una lesión o de una deficiencia.
3.º Investigación, sustitución o modificación de la anatomía o de un proceso fisiológico.
4.º Regulación de la concepción.
Y que no ejerza la acción principal que se desee obtener en el interior o en la superficie del
cuerpo humano por medios farmacológicos, inmunológicos ni metabólicos, pero a cuya
función puedan contribuir tales medios.
m) «Producto de higiene personal»: sustancias o preparados que, sin tener la consideración
legal de medicamentos, productos sanitarios, cosméticos o biocidas, están destinados a ser
aplicados sobre la piel, dientes o mucosas del cuerpo humano con finalidad de higiene o de
estética, o para neutralizar o eliminar ectoparásitos.
n) «Producto cosmético»: toda sustancia o preparado destinado a ser puesto en contacto con
las diversas partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas,
labios y órganos genitales externos) o con los dientes y las mucosas bucales, con el fin exclusi-
vo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, y/o corregir los olores corpora-
les, y/o protegerlos o mantenerlos en buen estado.
– Administrar el fármaco por la vía correcta: algunos pacientes cometen el error de partir
o masticar tabletas con protección entérica (esta protección permite que se libere el fár-
maco a nivel intestinal). De igual modo aplastar una tableta o cápsula de acción retardada
permite que se absorba a la vez una elevada cantidad de fármaco. La vía parenteral exige
prestar una mayor vigilancia. Los medicamentos parenterales actúan tan rápido que un
error puede resultar muy nocivo, incluso letal.
– Administrar el fármaco a la hora correcta: las concentraciones terapéuticas en sangre de
muchos medicamentos dependen de la constancia y regularidad de los tiempos de admi-
nistración. Una forma de evitar errores asociados con las horas de administración es consul-
tar el manual de protocolos farmacológicos del hospital.
Otros apartados que debemos constatar antes de administrar un fármaco son:
– Educar al paciente sobre el fármaco que se le va a administrar: aproveche cada oportunidad
que tenga para educar al paciente y a su familia sobre la medicación prescrita. Resalte la
necesidad de una administración constante y oportuna, y asegúrese de que ellos compren-
dan la importancia que tiene tomar la medicación durante todo el tiempo que dure el tra-
tamiento. Dé al paciente instrucciones escritas.
– Obtener una historia farmacológica completa del paciente: conocer todos los fármacos que
está tomando su paciente puede ayudarle a garantizar su seguridad.
Pregunte si lo está tratando más de un médico, incluidos el dentista y el psiquiatra. No olvi-
de comprobar si el paciente está tomando fármacos sin receta. Tenga en cuenta la ingesta
de alcohol y si fuma o no.
– Averiguar si el paciente tiene alguna alergia medicamentosa: debe distinguir también entre
reacciones adversas y alérgicas. Una reacción adversa es un efecto farmacológico no desea-
do. El efecto puede ser incontrolable, problemático o peligroso. Una reacción alérgica es
una respuesta física desfavorable ante un efecto químico, no farmacológico.
– Ser consciente de posibles interacciones farmacológicas o de fármaco/alimento: no podemos enu-
merar aquí todas las posibles interacciones medicamentosas o entre fármacos y alimentos, pue-
den producirse muchas. La cuestión es que usted debe ser consciente del peligro y valorar el
riesgo que corre su paciente, realizando una detallada historia y controlándole estrechamente.
– Anotar cada medicamento que se administra.
Conducta de una persona o cuidador que no coincide con un plan terapéutico o de promoción de la salud acor-
dado entre la persona y un profesional del cuidado de la salud. Cuando se ha acordado un plan, ya sea terapéu-
tico o de promoción de la salud, la persona o el cuidador pueden respetarlo total o parcialmente o no cumplirlo
en absoluto, lo que puede conducir a resultados clínicos efectivos, parcialmente efectivos o inefectivos
Factores relacionados:
– Plan de cuidados de salud: duración, personas significativas, intensidad, complejidad.
Factores individuales:
– Habilidades personales y de desarrollo.
– Conocimientos y habilidades relevantes para el régimen propuesto.
– Fuerzas motivacionales.
Sistema de salud:
– Continuidad y seguimiento regular del proveedor de los cuidados.
558 .../...
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
.../...
– Satisfacción con los cuidados.
– Acceso a los cuidados y conveniencia de éstos.
– Flexibilidad económica del plan.
Redes de soporte:
– Implicación de los miembros en el plan de salud.
– Valoración social del plan.
Características:
– No asistencia a las visitas concertadas.
– Falta de progresos.
– Evidencia de exacerbación de los síntomas.
– Evidencia de desarrollo de complicaciones.
.../...
– Déficit de conocimientos
– Falta de confianza en el régimen y/o en el personal de cuidados de la salud
– Percepción subjetiva de gravedad
– Percepción de susceptibilidad
– Percepción de barreras
– Percepción de beneficios
– Impotencia
– Déficit de soporte social
Características:
– Elecciones de la vida diaria ineficaces para cumplir los objetivos de un tratamiento o programa de prevención.
– Aceleración (esperada o inesperada) de los síntomas de la enfermedad
– Verbalización del deseo de manejar el tratamiento de la enfermedad y la prevención de las secuelas
– Verbalización de la dificultad con la regulación/integración de uno o más de los regímenes prescritos para
el tratamiento de la enfermedad y sus efectos o la prevención de complicaciones
– Verbalización de no haber realizado las acciones necesarias para incluir el régimen de tratamiento en la rutina diaria
– Verbalización de no haber emprendido las acciones para reducir los factores de riesgo de progresión de
la enfermedad y de sus secuelas.
Patrón de regulación e interacción en los procesos familiares de un programa para el tratamiento de la enfer-
medad y sus secuelas que resulta insatisfactorio para alcanzar los objetivos de salud
Factores relacionados:
– Complejidad del régimen terapéutico
– Conflicto de decisiones
– Complejidad del sistema de cuidados de la salud
– Conflicto familiar
Características:
– Actividades familiares inapropiadas para alcanzar los objetivos de un programa de prevención o trata-
miento
– Falta de atención a la enfermedad y sus secuelas
– Expresión verbal del deseo de manejar el tratamiento de la enfermedad y la prevención de secuelas
– Falta de atención a la enfermedad y sus secuelas
– Aceleración de los síntomas de enfermedad de un miembro de la familia
– Expresiones verbales de que la familia no emprenderá acciones para reducir los factores de riesgo para la
progresión de la enfermedad y sus secuelas.
7.3.1.1. Precauciones
– La administración de fármacos por vía oral es siempre una prescripción médica escrita.
– Asegurarse de la correcta comprensión de la orden y aclarar dudas si las hubiera.
– Comprobar el medicamento (fecha de caducidad
y características organolépticas), la dosis y la vía de
administración.
– Identificar al paciente por su nombre para evitar
confusiones.
– Valorar si el paciente presenta alguna de las situa-
ciones que provoca la contraindicación de la vía oral
(inconsciencia, dificultar para la deglución, vómitos,
aspiración gástrica, etc.).
– Conocer las alergias medicamentosas que pueda te-
ner el paciente.
– Asegurarse de que el paciente toma la medicación.
– Registrar la administración y verificar la hora de admi-
nistración anterior.
Carro de unidosis
7.3.1.2. Material
Los materiales necesarios son: medicamento prescrito (comprimido, gragea, cápsula, jarabe,
solución, suspensión), carro unidosis, vaso de agua, zumo o leche, hoja de tratamiento médico y
hoja de control de administración de medicamentos.
561
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
565
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Las complicaciones que pueden surgir al utilizar esta vía de administración son dolor, irritación, ta-
quicardias, hemorragias y fisuras. También pueden aparecer hemorroides e infecciones. La administra-
ción de fármacos por vía rectal puede producir una reacción vagal por estimulación del nervio vago del
sistema nervioso pudiendo provocar alteraciones del ritmo cardiaco (contraindicado en cardiópatas).
Nalgas
dos plenamente a estas edades. Dado que existe el riesgo de traumatismo del nervio ciático y de
las arterias glúteas superior e inferior, es necesario que el sitio se localice anatómicamente de modo
que la aguja no se inserte en el sitio equivocado.
¿Cómo delimitar la zona dorsoglútea para una IM?
– El sitio recomendado es el cuadrante superior externo del área glútea (unos 5 u 8 cm por
debajo de la cresta ilíaca) y puede localizarse trazando una línea desde la espina ilíaca pos-
tero-superior hasta el trocánter mayor del fémur. Cualquier inyección aplicada por fuera y
por encima de esta línea se encontrará a cierta distancia del nervio ciático.
– El paciente deberá ser colocado boca abajo con los pies en rotación interna y en flexión
plantar cuando se localice el sitio por palpación. Esta posición asegura la relajación del mús-
culo mientras se aplica la inyección. No se debe usar la posición de pie o sentado porque
es imposible la relajación del músculo y hay peligro de que una brusca contracción pudiera
llegar a romper la aguja.
– Dividir la nalga en 4 cuadrantes imaginarios. La línea vertical se extiende desde la creta
ilíaca hasta el pliegue medio, hasta la parte lateral de la nalga. Localizar la parte superior
externa del cuadrante superior externo. Es importante palpar la cresta ilíaca para que la
zona está lo suficientemente alta. Los cálculos visuales sólo pueden dar como resultado una
inyección que sea demasiado baja y lesión del paciente.
– El lugar ventroglúteo, recomendado por Hochstetter en 1954, es considerada un área muy
segura para las inyecciones en los niños, y se usa cada vez más en los adultos (admite hasta
4 ml). Se encuentra situada en el músculo glúteo medio, que está sobre el glúteo menor.
Las ventajas de la zona ventroglútea son: los músculos glúteos mediano y menor son más grue-
sos que el mayor, no hay nervios principales ni vasos en esta zona (tiene menos grasa), el paciente
puede encontrarse en cualquier posición al aplicar la inyección y es más factible que el área no se
contamine con materiales fecales y orina.
Hombro y brazo
El sitio del deltoides es más fácil de descubrir y más aceptado por los pacientes. Es el área me-
nos aconsejable debido a que el músculo no es tan grande como los glúteos y el nervio radial se
encuentra cerca del sitio de la inyección. Para localizar el sitio de la inyección se traza un rectángulo
sobre la cara lateral superior del brazo, por arriba y terminando en el punto opuesto de la axila
por debajo. Haciendo un triángulo dentro de estos límites, encontramos el músculo deltoides, a
unos 5 cm por debajo de la apófisis acromial. Este sitio puede utilizarse para pequeñas dosis, que
no excedan de 1-2 ml, de medicamentos no irritantes (muy utilizado en vacunas) y cuando no se
dispone de otros sitios.
El tríceps también se puede utilizar como zona de inyección, se pone en la cabeza lateral del
músculo tríceps en la parte lateral del brazo superior. La zona de inyección está a medio camino
entre la apófisis olecraneana del cúbito. Este sitio no se utiliza frecuentemente a menos que estén
contrariadas otras zonas.
Pueden utilizarse las posiciones de sentado o tumbado para inyecciones en el deltoides y
tríceps.
– Músculos del hombro: deltoides, supraespinoso, redondo mayor, redondo menor y subescapular.
– Músculos del brazo: coracobraquial, braquial anterior, bíceps y tríceps.
567
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
Muslo
El lugar del vasto externo también se utiliza en todo los pacientes (admite hasta 4 ml), se loca-
liza sobre la cara lateral del muslo a una cuarta por debajo del trocánter mayor y a una cuarta por
arriba de la rodilla.
No hay vasos o nervios profundos importantes en el área ya que el nervio cutáneo femoral
lateral es superficial. La absorción es más lenta en esta zona que en las ya descritas y, por lo tanto,
no se debe utilizar con mucha frecuencia para inyecciones. El área más fácilmente accesible con el
paciente en posición prono o supino y que se localiza es el que se debe utilizar.
Con niños pequeños se debe pellizcar el muslo antes de la inyección.
¿Cómo saber si el muslo se encuentra sano o normal?
Para responder a esta pregunta es necesario que el muslo cumpla las siguientes características:
se ablanda cuando se relaja y se endurece cuando se tensa, el muslo relajado no tiene masas palpa-
bles endurecidas y la palpación firme no es incómoda para el paciente.
Las ventajas de esta zona son:
– Apropiada para volúmenes moderados, vehículos oleosos y algunas sustancias irritantes y
suspensiones acuosas.
– Se puede administrar la medicación a un paciente poco colaborador, inconsciente o in-
capaz de deglutir. Evita la pérdida de efecto farmacológico por vómitos o por la actividad
gástrica.
– Se consigue un efecto rápido en disolución acuosa. Lenta y sostenida en disoluciones acuo-
sas o suspendida en otros vehículos de depósitos. A menudo se administra la penicilina de
esta forma.
El área del recto femoral está situada en la cara anterior del muslo y es un lugar muy utilizado
para la autoinyección ya que es de fácil acceso.
– Músculos de la pelvis: glúteo mayor, glúteo mediano, glúteo menor, obturadores y cua-
drado crural.
– Músculos del muslo: cuádriceps crural (recto anterior, vasto interno, vasto externo y cru-
ral), aductores, semimembranosos, semitendinoso y bíceps crural.
– Posibilidad de lesionar los vasos sanguíneos, provocando una hemorragia. Descartada du-
rante la medicación anticoagulante.
– Puede intervenir en la interpretación de ciertas pruebas diagnósticas.
– Posibilidad de lesionar los nervios y causar un dolor innecesario y poder llegar a la parálisis.
– La velocidad de absorción después de una intramuscular es mayor en los músculos deltoi-
des y vasto externo que en el glúteo mayor.
– La velocidad de absorción en el glúteo mayor es menor en las mujeres. Esto se ha atribuido
a la distribución diferente de la grasa subcutánea en el hombre y en la mujer pues la grasa
tiene una irrigación relativamente pobre. Lo mismo ocurre a los pacientes muy obesos.
568
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
2. Preparación
.3. Actuación
569
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
1. Indicaciones y contraindicaciones
Indicaciones
– Tratar con brevedad procesos de alta gravedad, como el shock.
– Alcanzar y mantener niveles adecuados del fármaco en cuestión, en el torrente circula-
torio del paciente. Administrar medicamentos cuya administración por otras vías está
contraindicada.
– Administrar grandes dosis de un medicamento.
– El tratamiento de un paciente que no puede recibir medicación por otra vía, como por ejemplo
un inconsciente, o un paciente aquejado de úlcera gástrica. Reponer líquidos y nutrientes.
– Para evitar lesiones de fármacos potencialmente peligrosos en capas subcutáneas e
intramusculares.
– Retrasar la desactivación del fármaco en el hígado.
Contraindicaciones
– En casos en los que el medicamento esté comercializado en forma oral y el paciente pueda
tomarlo.
– Cuando existan problemas en la coagulación sanguínea.
Una vez que tenemos la orden médica para la administración de un medicamento por vía in-
travenosa debemos proceder a la elección del punto donde vamos a actuar. Como norma general,
las zonas idóneas de punción y su orden de preferencia son: porción inferior del antebrazo y de la
mano, brazo y fosa antecubital (esta última es de elección para las extracciones sanguíneas tanto
de adultos como de niños y lactantes).
570
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
Se debe evitar la perfusión venosa en las piernas ya que en esta zona el riesgo de tromboflebitis
y de embolismos es mucho mayor.
A la hora de elegir la zona de punción venosa hemos de tener en cuenta la existencia de una
serie de factores que van a condicionar esa decisión y que son:
– Duración del tratamiento: en tratamientos cortos, se utiliza la mano o brazo izquierdo, si el
paciente es diestro, y al contrario, en caso de que no lo sea. En tratamientos más largos, se de-
ben alternar ambos brazos, evitando las zonas situadas sobre las articulaciones. Por último, en
terapias intravenosas de larga duración, se debe aprovechar al máximo los recursos venosos en
miembros superiores, empezando por las venas de las manos para continuar hacia el brazo.
– Tipo de solución intravenosa prescrita: en soluciones muy ácidas, alcalinas o hipertóni-
cas se deben utilizar venas de mayor calibre, con esto favorecemos la dilución. Del mismo
modo, las perfusiones rápidas requieren venas grandes.
– Tamaño de la aguja o catéter que vamos a utilizar: es evidente que la vena que elijamos ha
de tener capacidad suficiente como para tolerar el catéter o aguja que vayamos a introducir.
Los catéteres de mayor calibre se utilizan en la administración de soluciones muy viscosas.
Catéter intravenoso
Cualquiera que sea el método de administración intravenosa que vayamos a utilizar se debe
realizar una punción venosa, cuyo procedimiento vamos a explicar a continuación:
Se debe comenzar siempre por la preparación del material que vamos a utilizar, y si vamos a
administrar algún medicamento, siempre tendremos en cuenta la regla de los cinco correctos: fár-
maco correcto, enfermo correcto, dosis correcta, horario correcto y vía correcta. Al mismo tiempo,
es conveniente de que nos informemos sobre cualquier posible alergia.
Material
Torunda con alcohol, ligadura, solución desinfectante para la piel, pomada antimicrobiana, ga-
sas estériles, cinta adhesiva y aguja y catéter que vayamos a utilizar.
Una vez hechas las comprobaciones y recogido el material, con las manos lavadas, le explica-
mos al paciente el procedimiento que vamos a realizar.
Teniendo en cuenta todo lo que hemos visto anteriormente, seleccionaremos la vena donde
vamos a pinchar y colocaremos la ligadura (torniquete), después desinfectamos con povidona yo-
dada la zona elegida, desde el centro a la periferia, en un radio de unos 5 cm.
Se debe inmovilizar la zona dilatada, sujetándola y tirando de la piel hacia abajo. Una vez hecho
esto, se quita el capuchón de la aguja y se orienta en la dirección del flujo sanguíneo, sosteniéndola
con una inclinación aproximada de unos 45.º sobre la piel, debiéndose mantener el bisel hacia arriba.
Una vez que hemos llegado a este punto, debemos decir que hay dos formas de realizar la pun-
ción, una por el llamado método indirecto y otra por el método directo.
Método indirecto
Se procede agarrando firmemente la aguja, y se perfora la piel por debajo del punto donde
se piensa que está la vena, aproximadamente, 1,5 cm por debajo de donde queremos perforar la
pared venosa. En el momento de punción, si le decimos al paciente que inspire profundamente, le
restaremos molestias. Se reduce el ángulo de inserción, hasta que esté paralelo a la piel, después se
dirige hacia la vena escogida. En un principio, se debe notar poca resistencia, y esta debe aumentar
en intensidad, cuando vayamos a atravesar la pared del vaso. Debemos observar el flujo de sangre
para asegurarnos una correcta implantación. Después se canaliza la aguja o catéter en la vía, actuan-
do con una ligera presión hacia arriba con el fin de evitar que perforemos la pared inferior del vaso.
Método directo
Consiste en pinchar directamente sobre la vena que hemos elegido, con un movimiento rápi-
do. Pero esto exige una gran destreza y no se recomienda su uso hasta tener bastante más práctica.
Mediante este sistema es más difícil canalizar una vía, es más aconsejable para la extracción de sangre.
Después de que se ha realizado la punción, aplicamos pomada antimicrobiana en la zona y
colocamos una gasa estéril fijándola con cinta adhesiva, asegurando bien el catéter. Seguidamente,
se curva el sistema y también se asegura, teniendo especial cuidado de que no exista riesgo de que
se acode, con lo que obstruiría el paso de la solución a administrar.
Como último paso se debe etiquetar, poniendo en una cinta adhesiva la fecha y hora de pun-
ción, tipo y calibre de catéter y las iniciales del enfermero/a.
Después de recoger el material y dejar al paciente en posición adecuada debemos anotar el
procedimiento y observaciones en el libro de registro de enfermería.
572
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
Cálculo de dosis
El sistema métrico está organizado en unidades de 10: es un sistema decimal. Las unidades
básicas pueden ser multiplicadas o divididas por 10 para tomar unidades secundarias.
Los múltiplos se calculan moviendo el punto decimal hacia la derecha, y las divisiones movien-
do el punto decimal hacia la izquierda. Solamente las medidas de volumen (litro) y de peso (gramo)
se usan en la administración de medicación.
100 66 33 16 11 8 6 5 4 3 – – – – – – – – – –
250 166 83 42 24 17 16 14 13 11 10 9 – – – – – – – –
.../... 573
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
.../...
2000 – 667 333 222 167 133 111 95 83 74 67 61 56 48 42 37 33 28 14
3000 – – 500 333 250 200 167 142 125 111 100 91 83 71 63 56 50 42 27
4000 – – 666 444 333 267 222 190 167 148 133 121 111 95 83 74 67 56 28
5000 – – 833 555 417 333 278 238 208 185 167 152 139 119 104 93 83 69 35
ml × 20
gpm =
tiempo (min)
574
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
c) Cálculo para cámara de microgotero: el equivalente que se usa para calcular la administra-
ción por microgotero es 60 microgotas por 1 mililitro. Para calcular esta cifra se multiplica el
número de microgotas en un mililitro por el número de mililitros por hora.
1 cc = 20 gotas = 60 microgotas y 1 gota = 3 microgotas
Punción intraósea
Objetivo: introducir una aguja o trocar en médula ósea para administrar fluidos y medicación de ur-
gencia cuando no podemos realizar un acceso venoso.
Material:
– Equipo estéril.
– Jeringas de 10 y 20 cc.
– Lidocaína al 1% u otro anestésico local.
– Trocar de punción intraósea 16 G.-18 G.
– Aguja de punción lumbar 16 G.-22 G.
– Aguja convencional IV.
– Solución salina fisiológica heparinizada al 1% (1 mg/100 cc)
– Pinzas de Kocher.
– Sistema de perfusión.
Procedimiento:
– Verificar la situación de urgencia/emergencia para poner en práctica este procedimiento, compro-
bando la imposibilidad de canalizar rápidamente cualquier vía venosa.
– Colocar la pierna elegida sobre un plano duro.
– Realizar una abducción leve con rotación externa y ligera flexión de la pierna.
– Limpiar la zona con solución antiséptica.
– Puntos de inserción:
a) Meseta tibial proximal:
* Palpar la tuberosidad tibial con el dedo índice tomando la cara interna de la tibia con el pulgar.
* A mitad de la línea imaginaria formada con estos dos puntos de referencia y uno o dos centí-
metros por debajo es el punto óptimo de punción.
* Introducir la aguja o el trocar perpendicular al hueso con el bisel dirigido hacia fuera del
espacio articular en la zona más central de la meseta tibial antes localizada.
* Esta localización es ideal para RN, lactantes y niños menores de 5 años.
b) Tibia distal:
* Palpar el maléolo interno, introducir la aguja o el trocar en la unión de esta con la caña de la
tibia dirigiendo el bisel hacia la zona proximal y perpendicular al hueso.
* Aplicar movimientos rotatorios al trocar hasta que haya una disminución de la resistencia, lo
cual indica que la corteza del hueso ha sido puncionada.
* Normalmente un centímetro es suficiente para que la penetración sea adecuada.
* Retirar el mandril del trocar o aguja.
* Conectar la jeringa y aspirar sangre o médula ósea. Si no refluye, pero la aguja está colocada
firmemente, lo que indica que ha penetrado en corteza, inyectar solución salina fisiológica
(SSF) 2 ó 3 cc mientras se palpa la extremidad para detectar extravasación.
* Conectar sistema de infusión por gravedad o mejor en bomba.
* Fijar pinza de Kocher al trocar y éste a su vez a la piel con esparadrapo según dibujo.
576
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
Cuidados:
– No pinchar nunca en huesos fracturados o que tengan agujeros por intentos infructuosos. Tampoco
a través de tejidos blandos infectados.
– Facilitar el retorno venoso elevando el miembro punzado.
– Retirar esta vía cuanto antes, máximo 24 horas. Tras la retirada del trocar hacer hemostasia compre-
siva durante unos minutos.
– En caso de obstrucción de la vía, realizar lavados con SSF al 1%.
– Mantener inmovilizado el miembro puncionado.
– No se deben infundir fluidos de elevada osmolaridad.
1º 2º
7.4.1.2. Prevención
Las medidas preventivas que se deben adoptar ante la flebitis son:
– Seleccionar venas de grueso calibre para la administración de fármacos irritantes, si las so-
luciones intravenosas a administrar conllevan un riesgo elevado de flebitis se optará por
utilizar venas centrales (yugular, subclavia, Drum, etc.).
– Utilizar catéteres adecuados al tamaño de la vena y a la viscosidad de la solución. Para evitar
el movimiento del catéter dentro de la vena, se pueden utilizar férulas de inmovilización, así
como fijar adecuadamente el dispositivo.
– Cambiar periódicamente el lugar de perfusión, no conviene administrar soluciones en la
misma vena durante un tiempo prolongado. Si se prevén tratamientos largos se planificará
la rotación de los puntos de perfusión o bien se emplearán vías centrales.
– Comprobar la compatibilidad del fármaco para ser administrado de forma intravenosa. En
muchas ocasiones estos fármacos necesitan de grandes diluciones para su utilización.
Los problemas que suelen aparecer con mayor frecuencia son la presencia de obstrucción con
interrupción del flujo, inflamación o infección en el punto de punción, por lo que resulta de espe-
cial importancia la higiene y el cambio de apósito de dicha zona para poder observar tales signos.
Técnica
Previo lavado de manos sujetaremos el catéter para que no se mueva y se produzca infiltración,
y despegaremos de forma suave el adhesivo y el apósito.
Después se observará detenidamente el punto de punción en busca de signos de infección tales como
edema, dolor, calor o enrojecimiento. En caso de que estos signos estuvieran presentes tomaremos una
gasa estéril y haremos presión en el punto de punción al mismo tiempo que retiraremos el catéter.
Es necesario mantener la presión en la zona hasta que ceda la hemorragia y después se colocará
un apósito.
Si no se observan signos de infección, sujetaremos el catéter con cuidado y limpiaremos la zona
circundante con una gasa estéril empapada en povidona yodada, impidiendo la penetración de
gérmenes en la zona limpia.
Para finalizar taparemos la zona con gasa estéril sujetándola con una cinta adhesiva.
Técnica
Previo lavado de manos sujetaremos el catéter para que no se mueva y despegaremos de forma
suave el adhesivo y el apósito.
Después observaremos detenidamente el apósito que hemos retirado por si hubiera secrecio-
nes con evidencia de infección y lo guardaremos para proceder a un cultivo. También es necesario
vigilar la existencia de signos de infección en la zona de punción del catéter.
Previa colocación de guantes estériles limpiaremos la zona circundante al catéter con alcohol,
realizando movimientos rotatorios hacia fuera para no contaminar la zona limpia.
A continuación, se limpiará la zona con povidona yodada y, una vez que la zona se ha secado,
se volverá a aplicar povidona yodada en el punto de punción.
La cinta adhesiva que fija el catéter sólo se cambiará si está sucia si no, no es necesario.
Finalmente se colocará un apósito de gasas estériles en la zona que se fijará a la piel mediante
un apósito oclusivo transparente.
580
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS MEDICAMENTOS [[[[\
Procedimiento
1. Lavado de manos tipo quirúrgico. Explicar al paciente la técnica a realizar.
2. Elegir la vía a canalizar, preferentemente la basílica derecha porque confluye en la vena cava
superior; la cefálica implica problemas a nivel de la vena axilar, que se podrán solventar
rotando la cabeza en dirección al brazo que se está canalizando, o poniendo este brazo en
ángulo recto con el cuerpo.
3. Establecer el campo estéril. Poner el compresor. Proceder a canalizar la vía comprobando la
salida de sangre al tambor del catéter.
4. Retirar el compresor y avanzar el catéter hasta que se encuentre en la aurícula derecha (10 o 15 cm).
5. Abrir el tambor, deslizar la cánula dentro de su adaptador y cerrar los protectores de la agu-
ja con el anillo de seguridad.
6. Retirar el fiador y conectar este extremo del catéter a una llave de tres pasos y ésta, a su vez,
al equipo de infusión.
7. Fijar la vía provisionalmente hasta que se confirme su correcta situación mediante una pla-
ca de Rx de tórax.
8. Sería conveniente monitorizar al paciente mientras se canaliza la vía, para detectar cual-
quier tipo de extrasistolia provocada por la progresión del catéter al ventrículo.
9. Tras la confirmación de su correcta colocación, se procede a curar de forma estéril y cubrir
con un apósito estéril.
10. Registrar el procedimiento en la Historia Clínica del enfermo, así como las incidencias.
Procedimiento
1. Lavado de manos tipo quirúrgico. Explicar al paciente la técnica a realizar.
2. Establecer el campo estéril después de determinar qué vía se va a canalizar.
3. Colaborar con el médico en la realización de la técnica, vigilando la monitorización cardiaca
por si aparecen extrasístoles ventriculares.
581
\[[[[ ENFERMERAS/OS DEL SERVICIO MADRILEÑO DE SALUD (SERMAS)
4. Canalizada la vía se conectarán los diferentes extremos de las luces del catéter a otros tan-
tos equipos de infusión, o bien se heparinizan las luces que no se van a utilizar.
5. Se fijará el catéter con puntos de sutura y se coloca el apósito estéril previa limpieza y desin-
fección de la zona. Se realizará Rx de tórax de control, para confirmar la correcta colocación
del catéter.
6. Registrar el procedimiento en la Historia Clínica del paciente, así como las incidencias.
Procedimiento
1. Lavado de manos tipo quirúrgico. Explicar al paciente la técnica a realizar.
2. Seleccionar la arteria a cateterizar: radial, cubital o femoral. Preparar el campo estéril.
3. Colaborar con el médico en la realización de la técnica.
4. Canalizada la arteria se conecta el catéter a una llave de tres pasos y de ésta al transductor.
Sujetar la vía con puntos de sutura, cura aséptica y proceder a colocar un apósito estéril.
5. Seleccionar el canal en el monitor para el registro simultáneo de la presión arterial.
6. Registro en la Historia Clínica del procedimiento y las incidencias.
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