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Tlacatzin Stivalet
La pregunta obvia es: ¿seremos capaces los seres humanos de darnos cuenta de esta
tendencia suicida a tiempo para evitar que el genoma humano desaparezca del planeta
Tierra? No solamente tiene cada uno de nosotros, los 6,500 millones de seres humanos, que
darse cuenta de que sí vivimos inmersos en un proceso nihilista colectivo, sino que cada uno
por sí mismo tiene que trabajar para revertir nuestra actual tendencia a la «autoextinción»
inminente del ser humano.
Lo más difícil del asunto es que, al no ser conscientes de este enorme peligro de muerte, no
poseemos un lenguaje adecuado para resolver dicho problema. En nuestros dos millones y
medio de años los humanos nunca habíamos enfrentado un peligro de tal dimensión. En el
pensamiento europeo no existe manera alguna de hacer un diagnóstico real, no se puede ir
más allá del dichoso juicio final que pregonan quienes se asumen como religiosos,
especialmente los que se autodenominan cristianos.
Por esto mismo es preciso acudir a nuestro pensar tolteca. Los teotihuacanos fueron los
primeros en plantear el «modelo cósmico» del ser humano, que es péntico: somos fuerza
ética, somos fuerza colectiva, somos fuerza vocacional, somos fuerza nupciálica y somos
fuerza cósmica. Este «modelo cósmico» permitió a los mexihtin 'mexis' construir una
esplendente ciudad: Tenochtitlan- mexihco 'entre tuna de piedra, lugar de los mexis'. Nos
urge, aquí y ahora, descubrir cómo lo hicieron.
Los mexicanos del presente constatamos con dolor que nuestra patria carece de fuerza ética,
los muchos delitos impunes lo prueban, carece de fuerza política, las noticias de cada día lo
hacen evidente, carece de fuerza económica, la pobreza y la dependencia del extranjero nos
lo dicen, ¡a gritos!, carece de fuerza familiar, los asesinatos de mujeres y los niños de la calle
nos lo hacen evidente, y carece de fuerza educativa, la OCDE nos lo demuestra de tanto en
tanto.
Resulta muy triste constatar que en esta situación de debilidad poco podemos hacer para
frenar la inminente extinción del género humano. A lo largo de 500 años nos hemos dejado
imponer una cultura ajena, la de los europeos, que es la misma que originó la «amenaza
capitalista» para los seres humanos. Al hablar una lengua europea, el castellano, nos hemos
hecho cómplices involuntarios de los «empresarios voraces» que están destruyendo lo vivo en
nuestro planeta.
Al hablar en español, cada uno es como un pez en una pecera, prisionero, confinado a un
espacio muy limitado, individual, aislado del cardumen. Por el contrario, al hablar nahua nos
hermanamos con nuestros congéneres: nos hacemos cardumen. Es por esto que los toltecas
tuvieron fuerza colectiva para construir ciudades esplendentes como Teotihuacán y
Tenochtitlán, otro tanto hicieron los mayas con Chichén Itza y los zapotecas con Montealbán.
La «fuerza» existe en nuestro pensar autóctono.
Desde hace ya buenos años, cada vez más investigadores dan voces de alarma sobre el
creciente daño a nuestra ecología planetaria. Hace poco se reunieron en París más de 500
científicos de todo el mundo, concluyeron que los actuales cambios climáticos se deben a la
irresponsabilidad humana en lo referente a descargas industriales y automovilísticas de gases
de invernadero. Resulta innecesario decir que los irresponsables son los empresarios voraces
que sólo buscan el incremento de sus ganancias.
Para esclarecer un poco esta afirmación, cabe aquí tener presente que tanto el petróleo
cuanto el etanol, al quemarse, generan CO2, bióxido de carbono, que es el principal gas de
invernadero. Los empresarios voraces han impedido el utilizar al hidrógeno como combustible
en los automóviles, por más que la tecnología está disponible desde hace al menos ¡treinta
años! Para generar el hidrógeno combustible, basta una toma de agua de la llave y un
pequeño catalizador.
Alguien tiene que decirle a cada empresario voraz que está mal, que lo que hace no es sano,
que no está asumiendo su responsabilidad adulta, que no está asumiéndose como protector
de los seres humanos todos, como corresponde a un adulto verdadero. Es bien cierto que en
el pensar popular, en la opinión pública llamada de izquierda, se les ha cosificado, se les
llama capitalismo y se les ataca una y otra vez, olvidando que son seres humanos que sufren
de gran soledad.
Cada empresario voraces como aquel personaje de la saga La guerra de las galaxias cuyo
nombre es Darth Vader, comprometido con el emperador que combatía a su propio hijo Luc
Skywalker 'Lucas caminante del cielo', quien a su vez poseía la fuerza, se entiende como
fuerza de la vida, mientras que el emperador lo era del lado oscuro, se entiende que esto
equivale a la muerte. Esta historia es ficción, mera fantasía tonta, lo que nos pasa sí es real,
aunque los empresarios voraces no lo vean.
Viviendo como viven preocupados por incrementar sus ganancias, los defensores del capital
no tienen interés alguno en proteger nuestro «ecosistema planetario». Afirman que hacerlo
significa gastos que bajarían sus ganancias financieras. Esto es locura, simple y
sencillamente. Olvidan que la vida es una interacción armonizante de la tierra, la lluvia, el aire
y el sol. Para que el ser humano persista, para que podamos per vivir, tenemos
necesariamente que mantener dicha interacción armonizante.
El problema es que los «empresarios voraces» sistemáticamente ignoran todo aquello que
pueda bajar sus ganancias o aumentar sus costos, que es lo mismo. A los humanos todos nos
urge que despierten a la realidad, que pelen la onda del peligro que corremos todos: ¡ellos
incluidos! Este momento histórico nos enfrenta a la disyuntiva de lo vivo: evolucionamos o
nos extinguimos. No tenemos otra alternativa. Tenemos que ayudar a que ellos vean el peligro
de extinción que corremos todos.
Así como en el caso de los combustibles existe una tecnología no contaminante, la del
hidrógeno, nuestro reto actual es investigar para descubrir «tecnologías armonizantes». En el
presente, en ningún país del mundo existe un organismo que vigile tecnológicamente a
nuestras economías. Los organismos de investigación actuales ya han sido corrompidos por
los empresarios voracespara hacerse de la vista gorda ante tecnologías dañinas al medio
ambiente.
Para que fuese efectivo un tal organismo tendría que ser «ciudadano», es decir, autónomo,
independiente de cualquier dependencia gubernamental del presente. Debería estar a cargo
de verdaderos «luchadores sociales», con amplia y reconocida trayectoria a favor de las
causas de la «evolución», de la mejora de las condiciones de vida de todos los seres
humanos. Este «organismo ciudadano» debe abrir el paso a una economía armonizante, que
nos lleve a la «opulencia colectiva».
Lo primero que tiene que hacer este «consejo económico armonizante» es cambiar la base de
medición de nuestra economía. Hasta el presente, por la prepotencia de los empresarios
voraces, la medición se ha hecho con base en dinero, en el presente lo frecuente es la
moneda oficial de los United States of América 'Estados Unidos de América'.
Esta moneda perdió la convertibilidad en oro desde el año europeo 1970, por presión del
general Charles de Gaulle, y cada día pierde valor.
Esta confusión del valor de las monedas favorece a los empresarios voracesquienes
manipulan con las diferencias de valor entre monedas para incrementar sus ganancias,
produciendo mercancías en los países con moneda débil, con las llamadas maquiladoras.
Desgraciadamente, nuestro país está en este triste caso. Por esto mismo, el «consejo
económico armonizante» tiene que partir de una base universal: el tiempo en horas que se
emplea para producir una mercancía particular.
Lo primero que ocurrirá con este cambio es empezar a prepararnos para la inminente
desaparición de la «tiranía capitalista». Después de la reunión de científicos en París, que
confirmó la sospecha de que los humanos estamos amenazando la vida en el planeta Tierra,
la «tiranía capitalista» está condenada a desaparecer.
Considerando la voracidad de muchos de los empresarios del presente, resulta obvio que no
pueden participar los actuales empresarios en un «consejo económico armonizante» como el
que hace falta para evitar nuestra extinción como género humano.
Necesariamente, dicho organismo tiene que propiciar tanto el bienestar de cada ciudadano
cuanto la permanencia del género Homo 'hombre' sobre el planeta Tierra. Estamos en el
umbral de una nueva etapa de evolución.
Es ya momento de que los ciudadanos todos seamos audaces. Si bien es urgente que
promovamos y apoyemos la institucionalización de un «consejo económico armonizante», de
nada serviría dicho organismo si nosotros no maduramos internamente, si no descubrimos
aquellas áreas internas en las que aún no somos adultos y las trabajamos hasta cada uno
hacerse «adulto excelso» y, lo más importante, ayudamos a otros a trabajar internamente
hasta hacerse cada uno «adulto excelso».
El presente capitalis periculum 'peligro de muerte' que compartimos los humanos todos, nos
tiene que ayudar a descubrir que únicamente reconociendo nuestra pertenencia colectiva, y
actuando en consecuencia, es que los humanos podremos encontrar un camino hacia la
pervivencia de nuestro género. En el presente, la falta de ética en nuestro diario vivir nos
impide asumir colectivamente el sentimiento de pertenencia colectiva que nos impulsa a
proteger a los demás.
En el pensar tolteca, esto significa que no hemos madurado nuestro Tezcatl ipoca 'espejo su
esplender, espejo su emanar', que es nuestro «arquetipo ético», ni tampoco nuestro
Quetzalcohuatl 'gemelo precioso, gemelo potente', nuestro «arquetipo genómico». Ambos
«arquetipos» están en nuestro genoma, en el núcleo de cada una de nuestras 100 billones de
células, esperando madurar, lo cual sólo puede ocurrir si nos proponemos que sí ocurra: es un
acto soberano de nuestra voluntad.
Lo primero que hace falta es denunciar las mentiras que los emisarios de la muerte venidos
de Roma con el falso nombre de hermanos, esto significa la palabra fraile. Esta palabra,
[FRAILE], es de origen occitano, fraire 'hermano', a su vez proveniente del sustantivo latino
frater, fratris 'hermano'. Al estar imbuidos de pensar católico apostólico romano, que se
sustenta en la «cosmopercepción» indoeuropea, los frailes prostituyeron nuestra
«cosmopercepción autóctona».
El caso de Huitzilopochtli 'seguidor del camino del colibrí' es notable en cuanto a perversión
de significado. Los demás pueblos europeos heredan las mentiras propaladas en castellano
por los frailes. Así, en inglés se le llama the sanguinary aztec god of war 'el sanguinario dios
azteca de la guerra', lo cual encajaba de maravilla con su pensar indoeuropeo, en particular
con el dios Marte de los romanos. Lo primero que hay que decir es que Huitzilopochtli
'seguidor del camino del colibrí' no es un dios.
Los dioses fueron un invento, salido de la imaginación de los egipcios, quienes les dieron el
nombre copto de neter 'dios'. Este «invento imaginario» fue heredado por los pueblos
indoeuropeos y traído a nuestra patria por los emisarios de la muerte provenientes de Roma:
los frailes. Para los mexicanos del presente resulta ya urgente entender el significado tolteca
de nuestro «arquetipo vocacional», como parte de nuestra identidad adulta, a fin de asumir
plenamente nuestra «voluntad logradora».
Para empezar, cabe decir que aún en el presente es difícil comprender la «cosmopercepción»
de los toltecas. Lo mejor es partir de lo plasmado en la piedra de tres metros y medio de
diámetro y cerca de 25 toneladas de peso que los tenochcas nombraron Huei Cuauhxiccalli
iixiptla 'gran jícara del águila su representante', que nos identifica a cada ser humano como
'centro del universo en el inicio del tiempo'. Para descubrir cada uno de nosotros esta
identidad hay que pensar científicamente.
Para empezar, cabe reconocer como Huei Cuauhxiccalli 'gran jícara del águila' al «universo
increado». A esta gran totalidad de lo eternamente existente los toltecas la llamaron Ometeotl
'pupila doble, fuerza armonizante dual', misma que se manifiesta en el Omeyocan 'lugar dual,
tiempo dual'. La 'pupila doble' es la de cada ser humano, la 'fuerza armonizante dual' es la
integrada por Ometecuihtli 'protector dual' y por Omezihuatl 'paridora dual', que unidos
generan todos los fenómenos del universo.
Estas fuerzas cósmicas universales también reciben otros nombres, que son Tonacatecuihtli
'protector de abundancia' y Tonacazihuatl 'paridora de abundancia'. Esta «dualidad cósmica»
se manifiesta de cuatro formas simultáneamente que fueron llamados hijos en los escritos de
los frailes, el primero Tlatlauhqui Tezcatlipoca 'enrojecido del espejo su emanar', el segundo
Yayauhqui Tezcatlipoca 'obscuro del espejo su emanar', el tercero Quetzalcohuatl y el cuarto
Omiteotl 'difunto óseo'.
Según las crónicas de los frailes, a este cuarto hijo de la pareja divina, los mexihtin 'mexis' le
dieron el nombre de Huitzilopochtli, según ellos por ser zurdo, que los frailes usan en el
sentido peyorativo de 'siniestro'. Los cronistas invasores le llaman Tetzauhteotl 'pupila
portentosa', que ellos entienden como dios horrible, que espanta, que ellos entienden como
sobrenombre, como apodo, del difunto Huitzilopochtli 'seguidor del camino del colibrí'.
Existe además un personaje histórico llamado Huitzilopochtli 'seguidor del camino del colibrí'
que vivió en Aztlan 'entre garza', según Cecilio Robelo contracción de Aztatlan 'entre garzas',
un lugar que habría estado en la orilla de la cuenca del altiplano de Anáhuac durante 1014
años, del año 50 después de Cristo al año 1064 después de Cristo, cuando los aztecah 'de
entre garza' emprenden un viaje, a lo largo de 260 años, antes de establecerse en
Tenochtitlan-mexihco 'entre tuna de piedra, lugar de los mexis.
Antes de salir de Aztlan 'entre garza', los aztecah 'de entre garza' invocaron al difunto
Huitzilopochtli 'seguidor del camino del colibrí', quien hacía 107 años que había vivido, y le
pidieron ayuda para salir de Aztlan 'entre garza', pues temían que de seguir allí perecerían.
Algo muy parecido a lo que nos ocurre. Lo malo es que nosotros todavía no tenemos opción
de abandonar el planeta Tierra les ofreció guiarlos hasta un lugar donde no les faltaría nada
de lo que tenían en Aztlan 'entre garza'.
Esto pudo ser hecho porque ya previamente habían asumido su «conciencia ética» y, al salir
juntos a jugársela; con todos los demás, habían madurado su «pertenencia colectiva», es
decir, ya cada uno se había hecho Quetzalcohuatl 'gemelo precioso, gemelo potente'. Por esto
cada uno fundió su «huella anal» con su «marca grupicia», para generar su «arquetipo
vocacional», para hacerse cada uno Huitzilopochtli 'seguidor del camino del colibrí', para ser
feliz, ser exitoso.
El camino exitoso de los mexihtin 'mexis', ya convertidos en tenochcas, nos tiene que hacer
ver que cada uno de quienes se encuentran a sí mismos tiene asegurado el camino para ser
feliz, para vivir en abundancia, para construir un país con potencia vocacional de cada uno,
económicamente fuerte, con opulencia colectiva, algo nunca visto en los Estados Unidos
Mexicanos, pero que es parte de nuestra historia patria, la historia anterior a la invasión de los
europeos de hace 500 años.
Fin de la exposición......