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Cuando pienso en tecnología educativa, automáticamente aparece esta imagen en mi mente.

Probablemente, por mi experiencia personal con la utilización de las computadoras del


laboratorio cuando ejercía la docencia en nivel primario. Siguiendo las ideas presentadas en el
texto de Litwin, la tecnología educativa es considerada algo más que una herramienta,
constituye un entorno en el que se dan distintas posibilidades de utilización y tiene diversas
funciones como motivar, mostrar, reorganizar información e ilustrar.

De los tres enfoques que menciona en torno a las funciones de la tecnología, me parece
interesante destacar el tercero, que concuerda con un paradigma más constructivista, en el
que los estudiantes son considerados como sujetos de conocimiento. En él se tienen en cuenta
sus intereses y necesidades, y la tecnología funciona como un puente que ofrece diversas
alternativas. Además, favorece el trabajo colaborativo.

Esta imagen representa el concepto de educación a distancia. La tecnología educativa hace


posible que muchos y muchas estudiantes puedan acceder a estudios en forma remota. Esta
modalidad, en palabras de Litwin, “se vio influida desde su creación por usos diversos de la
tecnología, al suprimirse como forma organizativa para los estudios la presencia de los
alumnos en las aulas”.

Creo que es un gran avance que pueda existir esta alternativa gracias a la tecnología, ya que en
muchos casos facilita el acceso a la educación a personas que, por ejemplo, deben trabajar una
jornada completa, atender necesidades familiares, o por lejanía no pueden acceder a
determinado conocimiento. El uso de la tecnología variará de acuerdo al tipo de proyectos y
del tratamiento de los contenidos, de acuerdo al soporte que se utilice.

Me gustaría agregar que, más allá de la educación a distancia formal e informal, me resultó
muy atractivo y pertinente lo planteado en el texto de Carr, en cuanto a cómo aprendemos, y
asimilamos contenidos prácticamente en forma constante con la voracidad que provoca estar
online 24/7 desde nuestros teléfonos móviles y otros dispositivos que nos acompañan en
nuestra vida cotidiana.

La tecnología nos permite un acceso inmediato a una enorme fuente de información y esto
desencadena una transformación que va más allá de los cambios en hábitos y rutinas
evidentemente provocados por la tecnología. Este autor hace un planteo muy interesante
sobre cómo se está transformando nuestro proceso lineal de pensamiento, que al parecer
pierde en capacidad de atención pero comienza a funcionar de una forma menos lineal en la
que se prepara para gestionar distntitas fuentes información a la vez, detectando lo más
importante en cada una de ellas.

Otro concepto que aflora cuando hablamos de tecnología educativa es la brecha digital.
Retomando los dichos de Litwin, no podemos dejar de considerar que muchos grupos de la
sociedad tienen sus necesidades básicas insatisfechas, y existen comunidades rurales en las
que no poseen acceso a internet, en muchos casos ni siquiera a electricidad o telefonía. La
implementación de tecnologías educativas se ve como algo completamente utópico para estas
comunidades.

Además, aún teniendo acceso, es costoso mantener atualizados los equipos, y muchas veces
esto excede las posibilidades del estado. Existen también problemas en infraestructura edilicia
que deben ser tenidos en cuenta.

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