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LA LEGÍTIMA DEFENSA SEGÚN LA ONU: FUNDAMENTO PARA INICIAR

GUERRAS E INVASIONES.

Como lo señala Betancur Restrepo (2015)1, la paz y la seguridad internacional son los propósitos
principales de las Naciones Unidas, por lo cual, se busca la prohibición de la fuerza armada, ya que
los conflictos deben ser resueltos de forma pacífica. Y es a partir de esta premisa, que surge la
importancia de los mecanismos alternativos de solución pacífica de conflictos, como la mediación.

En este sentido, la Carta de las Naciones Unidas en su artículo 33, indica que las partes en una
controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante entre otros
mecanismos, la mediación. Por lo tanto, Carrascal (2011)2 señala que, en la esfera internacional,
la mediación es un medio diplomático de arreglo de controversias. A diferencia de los medios
jurisdiccionales, los actores que recurren a ella conservan su libertad de acción y de decisión en
cuanto a la solución final del conflicto. Además, la solución al mismo se plasma en un acuerdo
internacional obligatorio y ésta no tiene que basarse necesariamente en el Derecho Internacional,
sino que puede tener en cuenta total o parcialmente elementos de oportunidad política.

No obstante, y a pesar que la mediación se constituye como el medio más eficaz para poner fin a
una controversia internacional, últimamente se ha dejado a un lado, elevando a la acción de la
legítima defensa como única alternativa para solucionar dichas controversias. Esta legítima
defensa, según el artículo 21 de la Resolución AG/56/83 de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, la legitima defensa es una circunstancia que excluye la ilicitud respecto a la
responsabilidad internacional de los Estados por hechos internacionalmente ilícitos. Así, la ilicitud
del hecho de un Estado queda excluida si ese hecho constituye una medida lícita de legítima defensa
tomada de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.

De igual manera, el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, consagra que ninguna
disposición dentro de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual

1
Betancur Restrepo, L. (2013). La mediación internacional en la primera mitad del siglo XX: una mirada desde el
derecho internacional. Revista Pensamiento Jurídico, 36, 205 – 241. Recuperado de
https://revistas.unal.edu.co/index.php/peju/article/view/40323/pdf_502
2
Carrascal Gutiérrez, A. (2011). La mediación internacional en el sistema de Naciones Unidas y en la Unión Europea:
evolución y retos de futuro. Revista de mediación, 4(8), 28 – 33. Recuperado de https://revistademediacion.com/wp-
content/uploads/2013/10/Revista-Mediacion-8-03.pdf
o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que
el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad
internacionales. Las medidas tomadas por los Miembros en ejercicio del derecho de legítima
defensa serán comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad, y no afectarán en manera
alguna la autoridad y responsabilidad del Consejo conforme a la presente Carta para ejercer en
cualquier momento la acción que estime necesaria con el fin de mantener o restablecer la paz y la
seguridad internacionales.

Por tal razón, la legítima defensa internacional es una excepción a los principios de paz y seguridad
internacional, y la prohibición del uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales. Así, de
acuerdo Dallanegra Pedraza (2009)3, comprende simples medidas de defensa, que constituye un
derecho natural de todo Estado soberano, frente a la respuesta a un acto ilícito del enemigo, que el
Derecho Internacional permite una reacción violenta e inmediata contra agresiones antijurídicas
actuales o inminentes, y sólo se la considera legítima si hubo ataque armado, y busca repeler un
ataque actual o futuro. La legítima defensa internacional ha sido usada por diversos Estados y
Organizaciones para acudir e iniciar guerras. Como ha sido el caso de la OTAN, encabezadas por
Estados Unidos, que, con la invocación de la legítima defensa de un país miembro de dicha
organización, intervinieron en el conflicto yugoslavo, llevando a cabo diversos ataques armados
contra la infraestructura de ese país, con la excusa de eliminar las fuerzas enemigas.

De esta forma, la Resolución de la Asamblea de la ONU que reglamenta y permite la legítima


defensa, debe ser reformada por una en que se haga énfasis a la mediación como primer medio para
solucionar las presuntas controversias. Si sigue dando ese poder a la legítima defensa, cualquier
país, ante una situación de hostilidad, por mínima que sea, puede iniciar una guerra o invasión, a
fin de “defenderse”. Si se quiere mantener la paz y la seguridad internacional, es inconcebible que
se les den a las potencias militares un marco jurídico para que lleven a cabo sus ataques, sin antes
haber intentado mediar dicha controversia. Nada justifica un ataque de otro país, pero tampoco se
pueden justificar invasiones y guerras, como las del medio oriente, bajo la legitima defensa que
tienen algunos países, principalmente Estados Unidos y los países europeos.

3
Dallanegra Pedraza, L. (2009). El Derecho Internacional y los límites a la violencia. Revista Reflexión Política,
11(21), 6 – 28. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/110/11011851002.pdf

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