Participante: José Carlos Hurtado Añez Cátedra: Ética y Cultura Universitaria;
San Joaquín de Turmero, Abril de 2018
Perspectiva educacional superior del siglo XXI La educación es el proceso mediante el cual consiste en formar, instruir y desarrollar las capacidades cognitivas y físicas de la persona para que pueda integrarse a la sociedad que lo rodea, considerado en si un derecho fundamental obligatorio para el ser humano. El proceso de la educación en las escuelas, liceos y universidades se transfiere a los niños, adolescentes y adultos, con el objetivo de preparar las mentes de los estudiantes para que puedan resolver los diferentes problemas que se le presenten, desarrollar su creatividad, ayudar en el crecimiento intelectual y en la formación de ciudadanos capaces de aportar cambios positivos hacia la sociedad, “la educación no es solamente aprender a conocer, aprender a hacer o aprender a ser, sino que es también aprender a vivir juntos, a construir la sociedad del futuro, esa debe ser la gran meta”. (Delors, 1996) La perspectiva de la educación superior universitaria en el siglo actual, conlleva a reflexionar aquellos aspectos como la masificación, calidad, la igualdad de condiciones y la pertinencia del estudio universitario, ya que la universidad se encarga de generar el potencial humano en diferentes ramas del saber que se necesitan para transformar y desarrollar la sociedad, de allí se desprende una gran demanda de matriculación como importancia primordial en la toma de estos estudios. El aumento activo y constante de la matriculación de los estudios superiores, ha implicado una masificación de las aulas universitarias, que conllevaría a un desafío en la administración de este sistema y la calidad de la enseñanza. La masificación y la calidad son dos pilares de suma importancia, por lo tanto es necesario buscar métodos o nuevas vías para que la masificación no implique una pérdida en la calidad y que las universidades tengan bien definidas sus políticas tanto interior como exterior. El gran reto de la universidad de nuestros días es cómo hacer compatible esta dimensión social de servicio público abierto a toda la sociedad con las exigencias de calidad e incluso de excelencia que son propias de una institución dedicada al desarrollo y la transmisión de la ciencia, la tecnología y la cultura superior…El problema, en todo caso, no será iniciar la modernización de la universidad, sino mantener en el futuro una tensión permanente por la mejora de la calidad. (Quintanilla, 1996) La búsqueda de la calidad de los profesores en los sistemas de educación superior, está relacionada en la forma de como dan respuesta a las necesidades de la sociedad y su entorno, en la medida de lograr promover un potencial humano, considerado en si el principal eje central educativo. La calidad de la formación impartida a los profesores y la de la enseñanza dispensada en los establecimientos de enseñanza superior tienen cada vez más importancia en una época en la que el volumen de conocimientos e informaciones crece exponencialmente y se confía en las instituciones de enseñanza superior para atender las necesidades de educación de un público cada día más numeroso y variado. (Delors, 1996) Los principales retos del profesorado están en revisar las políticas de cada universidad con relación a la selección de docentes con respecto a su formación y evaluación para una estrategia fundamental de promover una enseñanza de calidad, al mismo tiempo de establecer estructuras, mecanismos y programas adecuados de formación del personal docente que les permitan no sólo la actualización y mejora de sus competencias pedagógicas, también la necesidad de plantear la renovación de los planes de estudio desde un enfoque curricular, que contribuya en la creación de ciudadanos firmes con la habilidad de moverse en diferentes culturas relacionadas con la enseñanza superior. La igualdad de condiciones de acceso a los estudios sin importar la discriminación de género, ya se han realizado procesos para mejorar el acceso de las mujeres a la enseñanza superior, consolidando en si en nuevas disciplinas y la participación de la mujer, además de promover el acceso de la educación superior en grupos específicos de personas con discapacidad, pueblos indígenas y de aquellas sociedades desfavorecidas. Se debe facilitar activamente el acceso a la educación superior, así como para llevar a cabo estudios en ese nivel a los miembros de algunos grupos específicos, como los pueblos indígenas, las minorías culturales y lingüísticas, de grupos desfavorecidos, de pueblos que viven en situación de ocupación y personas que sufren discapacidades, puesto que esos grupos, tanto colectiva como individualmente, pueden poseer experiencias y talentos que podrían ser muy valiosos para el desarrollo de las sociedades y las naciones. (Rodríguez, 2002) La pertinencia de la educación superior está vinculada a la sociedad, dado que tiene como propósito que conocimientos difundir, con qué objetivo, como modificar la realidad a partir de la formación, entre otros y hace referencia a la oferta, tanto de un sistema como de cada institución, a las necesidades y las expectativas de demandas de la sociedad. Esto es referente a las ofertas académicas, las necesidades reales y se hace necesario el logro coherente entre el pregrado, posgrado y la investigación en apoyo hacia los intereses. La pertinencia de la educación superior se considera primordial en función de su cometido y de su importancia para la sociedad; de sus funciones con respecto a la enseñanza, la investigación y los servicios conexos. Este criterio también es importante en su relación con el mundo del trabajo en sentido amplio. (Rubio, 1996) Las ofertas académicas están basadas en un perfil extenso, que dan una formación general definida a partir del conocimiento, interés y voluntad de la persona, además el currículo debe ser flexible capaz de resolver los problemas, conocer los nuevos avances de la ciencia y la tecnología de donde se desarrolle la creatividad y promueva la motivación necesaria para avanzar en la vida. En una sociedad, la enseñanza superior es a la vez uno de los motores del desarrollo económico y uno de los polos de la educación a lo largo de la vida. Es, a un tiempo, depositaria y creadora de conocimientos. Además, es el principal instrumento de transmisión de la experiencia, cultural y científica, acumulada por la humanidad…Son ellas las que forman a los dirigentes intelectuales y políticos, a los jefes de empresa del futuro y a buena parte del cuerpo docente. (Delors, 1996) Los estudiantes cuando ingresan a la educación superior, están en la necesidad de encontrar un equilibro entre la educación y la formación profesional, puesto que no solo está relacionado con el contenido de sus estudios, sino de también con la calidad de sus profesores y la capacidad de los sistema con respecto a la vinculación de la cultura y los valores en el proceso de su aprendizaje. La comunidad estudiantil son conscientes de la importancia del saber, donde se han planteado que las políticas de la educación en el mundo, en la creación de ofertas tanto teorías como prácticas, “los actuales cambios de la sociedad global y el reto de la pertinencia reabren la vieja cuestión sobre si la Universidad debería preparar a los alumnos para el trabajo o para la vida”. (Wharton, 1996) El conocimiento se ha convertido en un factor fundamental para el desarrollo de la humanidad, por lo tanto es necesaria la renovación de la política educativa de las universidades, llevándolos a un apartado no solo a lo científico, también a lo cultural y las posibilidades de la internacionalización. A partir de estas perspectivas o retos que se presentan para la educación superior, además la realización de estos hechos es un afán para los estudiantes en compartir los conocimientos, recursos, valores y promueven una sólida cooperación en los miembros de la comunidad de la educación superior. Ética profesional en la formación universitaria La ética es el estudio de la moral y el comportamiento humano, puesto que aplica el conjunto de normas establecidas por el hombre para marcar pautas con respecto a su actuación y la reflexión moral de aquellos principios y criterios de cómo debemos comportarnos y hacia dónde dirigir nuestras acciones. La ética explica, desde modelos de generalidad o universalidad, la experiencia moral humana y la guía de nuestro comportamiento en la forma de actuar en determinadas oportunidades, como lo saber lo que es bueno o malo o si alguien es respetable,” la ética o la moral deben de entenderse no solo como la realización de unas cuantas acciones buenas, sino como la formación de un alma sensible”. (Camps, 1983) La ética profesional es aquella que comprende los principios morales éticos de actuar dentro de un campo profesional, dado que ayuda a regular las actividades de una profesión y la disciplina aplicada a la realidad que se está viviendo, encima que se caracteriza de enseñar la honradez, la mentalidad de pensar de forma justa y la lealtad hacia una virtud honorable o defensa de una entidad. Esta actividad incluye bienes propios, metas, valores y hábitos que se desarrollan en cada espacio profesional, ya que se rige por una serie de códigos, deberes u obligaciones de la profesión para tener criterios propios y capacidad de elección con respecto al uso de instrumentos en asuntos públicos. Como una compleja estructura de atributos necesarios para el desempeño en situaciones diversas, donde se combinan conocimientos (tácitos y explícitos), habilidades, actitudes y valores, con tareas que se tienen que desempeñar en determinadas situaciones (...) las competencias (...) constituyen una categoría específica de características individuales que tienen lazos estrechos con los valores y con los conocimientos adquiridos. (Jover, 2005) En los aspectos éticos y morales del ámbito universitario, hay que tomar en cuenta de lo que el sujeto aprende, ya que en la era que estamos, están presente nuevas tecnologías de comunicación e información, nuevos retos que son consecuentes por la convivencia de nuevas culturas, religiones y costumbres, por lo tanto se necesitan ciudadanos con rasgos éticos. La universidad desde sus orígenes, ha sido la encargada de formar profesionales en distintas ramas del saber y debería también en la formación de ciudadanos responsables, y comprometidos éticamente con la realidad social que les rodea. Por lo cual es importante que se integre en cada curso una ración de valores éticos, que el docente deba transmitirle a los estudiantes de manera eficiente y eficaz, dado que la formación universitaria deba proporcionar al estudiante el conjunto de conocimientos necesarios para su futuro ejercicio profesional. La formación universitaria contribuye a la educación para la ciudadanía preparando profesionales competentes que poseen el sentido ético de la profesión y que, en consecuencia, actúan con ética profesional, ya que el ejercicio profesional va a constituir la principal aportación ciudadana de estos profesionales. (Cobo Suero, 2003) En esta perspectiva, la formación de los estudiantes universitarios éticamente responsable, se dirigen a una educación orientada al amor y a la sabiduría, donde fundamentalmente se rigen por los pilares de aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir. La universidad además de proporcionar una formación profesional y técnicas hacia las diversas carreras que da, hace enseñar al estudiante a convivir ante la sociedad y al mismo, dado que consigo pueda generar acciones para prever las consecuencias que se presenten. El ser humano, por su naturaleza social, necesita abrirse y relacionarse con el ambiente que le circunda, y en especial con las otras personas. Esta relación empieza en la coexistencia necesaria para vivir, porque coexistir es estar juntos y, por tanto, condición previa para alcanzar la convivencia humana. (García, 1998) Convivir no es solo vivir o habitar uno con otros, sino de relacionarse mutuamente con los demás donde se tiende a desarrollar el entendimiento y la entrega colectiva de sus esfuerzos. Los estudiantes universitarios mejoran sus valores de convivencia cuando empiezan voluntariamente a darle prioridad a las necesidades de la comunidad o a las personas que les soliciten ayuda de sus servicios, a través de proyectos y actividades sociales que puedan mejorar su calidad de vida. La ética profesional en la formación estudiantil universitaria, tiende a forjar los siguientes puntos: Conducir democráticamente en la formación ética de los estudiantes, a partir de los deberes y derechos en el estudio de su trabajo curricular productivo. Aplicación de proyectos de aprendizajes para incentivar el interés y la participación de los estudiantes, por medio de la transferencia de conocimientos y actitudes creativas. Presentar capacidades cognitivas, comunicativas, afectivas y técnicas que puedan corregir aquellas debilidades o deficiencias en el desarrollo de los proyectos sociales. Fortalecer los valores y actitudes ético-cívicas como la tolerancia, solidaridad, justicias, convivencia y participativa. Hacer la práctica del liderazgo ciudadano y la satisfacción por las conductas formales y no formales asumidas. La formación ética universitaria comprende al desarrollo moral de los estudiantes de una manera pensada, determinada, decidida y planificada, donde el compromiso ético es una competencia personal. Los profesionales deben ser expertos competentes de acuerdo a su especialidad y a la vez siendo personas moralmente maduras, unidas y su satisfacción personal con respecto a su desempeño laboral y el cumplimiento de sus objetivos propuestos. El aprendizaje universitario no debería ser la formación de un médico, arquitecto o maestro cualquiera, son la formación de un médico, arquitecto o maestro con altura moral. El uso de la medicina, la arquitectura o el magisterio sin moralidad puede ser desastroso para la comunidad y penoso para aquellos que de tal modo ejerzan su profesión (...). El aprendizaje que nos permite ejercer una profesión debería ir acompañado del aprendizaje ético que nos permite ejercer la ciudadanía (Esteban y Buxarrais, 2004) Las universidades o instituciones de la educación superior, deben contribuir en la formación de futuros profesionales de forma no solo técnica, sino también en la adquisición de una visión y valores éticos, que puedan guiar su práctica en sus profesiones y las acciones que hagan reflejen aquellos valores como la responsabilidad, solidaridad, servicio, entre otros, “la preparación de los profesionales debería reconsiderar su diseño desde la perspectiva de una combinación de la enseñanza de la ciencia aplicada con la formación en el arte de la reflexión en la acción”. (Shön, 1992) Los saberes profesionales son recursos culturales para dar un buen desarrollo a los empleos de cada profesión, puesto que los valores culturales adquiridos, nos servirían para actuar ante las futuras problemáticas que afectarían la vida civil de la sociedad. La actitud profesional a través de los principios de la ética profesional son los valores, convicciones, actitudes y deberes que constituyen una buena profesionalidad; La formación universitaria en el apartado ético, conlleva a aplicar capacidades teóricas y técnicas, para su desarrollo en el campo disciplinario de la profesión en relación con la comunidad, "un profesional ético es aquél que hace el bien en su profesión. No hay nada más moralizador que cada cual haga bien lo que tiene que hacer". (Hortal, 2000) ¿Que se debería enseñar y aprender en la universidad del siglo XXI? En el siglo XXI que estamos, es evidente la necesidad de aprender, puesto que la sociedad estudiantil demanda la adquisición de nuevos conocimientos y competencias, y claro este siglo no solo está caracterizado por ello, sino que se introducen nuevas experiencias educativas, tanto de las existentes como las innovadoras y hacen la transformación de la oferta académica. El aprendizaje de este siglo, está caracterizado por cuatros condiciones que gestiona el sistema educativo de ahora: Prioridad hacia los estudiantes La educación de este siglo es capaz de hacerse cargo de nuevos retos como: la diversidad en las aulas universitarias, el acceso a aquellas personas que sufren de discapacidad y el desarrollo de una nueva construcción del conocimiento y productividad. Difusión de experiencias en el aprendizaje A través de los nuevos maestros, son capaces de proponerles nuevas experiencias de aprendizaje hacia sus estudiantes, haciéndolos más eficientes en descubrir, crear y compartir conocimientos entre docentes y estudiantes, de forma que sea un sistema participativo y flexible. Disponibilidad a todo momento El aprendizaje en este siglo, está disponible a todo momento y lugar debido a las nuevas tecnologías que abren nuevas oportunidades hacia los espacios educativos. Los medios de comunicación, los dispositivos móviles, la conectividad y las redes sociales han logrado abrir puertas hacia un aprendizaje continuo. Sistema educativo organizado y dirigido Todos los organismos escolares como los ministerios, organizaciones e instituciones, se centraran en llevar a cabo un buen entorno de aprendizaje a la comunidad estudiantil. El nuevo modelo de la educación tiende a modificar el modo de difundir el aprendizaje, a través de la tecnología donde se podrá estudiar de forma permanente y cuenta propia en cualquier lugar y tiempo. La sociedad de hoy exige que el profesional sea capaz de adaptarse a los cambios constantes del ambiente de donde se encuentre, y dar aplicación de aquellos conocimientos adquiridos e información para dar progreso a la sociedad. La adquisición del aprendizaje ya no es concebido con solo estar aislado en la escuela y después aplicar el conocimiento aprendido al campo laboral, sino que el aprendizaje es un proceso permanente que se obtiene a partir de la interacción con las demás personas y con la sociedad que nos rodea. En este sentido, el aprendizaje a lo largo de nuestra vida se considera como un conocimiento voluntario y motivado, ya sea tanto personal como profesional, que activa la participación social e ir a un desarrollo de la competitividad. Los temas que se hablan de la formación universitaria, conllevan a los distintos niveles de la ética en la vida universitaria. Entre estos están: Curricular: Conforma aquellos contenidos de enseñanza y aprendizajes propios que deben ser explicados, vinculados con los académicos y científicos, donde la ética profesional es incorporado ampliamente en el cargo de la moral del ejercicio profesional. Apostamos por la incorporación en los diferentes currículos académicos de una serie de contenidos de naturaleza moral y ética junto al resto de contenidos de carácter más científico y académico, de manera que la formación de nuestros estudiantes responda no sólo a objetivos de la realidad profesional sino también de la realidad ciudadana. (Esteban, 2004) Institucional: Indagar los valores y principios morales que se encuentren presentes en el transcurso de la vida académica, conformada por las ideales de la experiencia de vida cotidiana. La universidad a ser promotora de la cultural con respecto al aprendizaje ético profesional, hacen requerimiento del ejercicio ciudadano dentro de la institución para el compromiso cívico de la sociedad. La universidad en el siglo XXI, tiende a enseñar a aprender en la comunidad estudiantil por medio de estos cuatros pilares: Aprender a conocer: La universidad al ser la principal promovedora de conocimientos, a través de sus docentes con respecto a una materia determinada, también favorecen a transmitir otras habilidades como el sentido crítico de los estudiantes, la transmisión de conocimientos de varias fuentes de procedencia, plantear retos, proponer problemas en relación al conocimiento adquirido y que den respuesta de su solución, y entre otras con el objetivo de que el estudiante pueda valorar el estudio de manera autónoma. Aprender a hacer: Las universidades no solo da conocimientos teóricos a los estudiantes, también implica llevarlos a cabo a la práctica de forma técnica o con una mejor compresión. Esto se trata de transmitir habilidades para que el egresado de la profesión pueda enfrentar con éxito los complejos problemas que se le presenten en el campo laboral, además de adquirir la capacidad de innovación y creatividad a lo largo de la vida profesional de la persona. Aprender a ser: La formación universitaria a partir del transcurso de la vida en el campus de estudios, implica un crecimiento personal y desarrollo humano a la comunidad estudiantil, a través de la transmisión de valores éticos como el sentido crítico y la responsabilidad en la profesión. Las tareas que fomenta la universidad en a ser, entre ellas están el potenciar los valores en diferentes ramas del saber y reconocimiento e compresión para que puedan juzgarlos, donde la formación integral de la persona contribuye a extenderse en el transcurso de su vida. Más que nunca, la educación parece que tiene el papel esencial de conferir a todos los seres humanos la libertad de pensamiento, de criterio, de sentimiento y de imaginación que necesitan para desarrollar sus talentos y controlar tanto como sea posible su destino. ( Delors, 1996) Aprender a vivir juntos: La educación universitaria fomenta al estudiante a una actitud compresiva hacia sus compañeros y a las demás entidades que sean importantes en el transcurso de su vida como profesional y personal, desarrollar los conocimientos, actitudes y habilidades necesarias al estudiante, para llegar a una mejor convivencia en el campo laboral y ser flexible al cambio. Las enseñanzas que implica la universidad en el siglo XXI, ha sido sujeta de cambios en los hábitos, actitudes y los valores proporcionados por los miembros de la comunidad, debido a la entrada de las nuevas tecnologías, posibilitan a enseñar a los estudiantes a: Saber navegar entre la cantidad infinita de fuentes de información. Criticar o analizar la calidad de la fuente de donde se sacó la información. Aplicar la información encontrada hacia los problemas cotidianos y el entorno del campo laboral. Aprovechar y utilizar adecuadamente el tiempo para aprender de manera continua. El docente o profesor universitario es uno de los principales elementos que conforma la universidad, puesto que es aquello que entra más en contacto con el estudiante. Entre sus funciones de docencias conforman a enseñar a sus alumnos como: Enseñar a los estudiantes a buscar información y darles significado. Dar pistas en la forma de la búsqueda de nueva informaciones y evaluar críticamente lo encontrado. Potencial el aprendizaje del estudiante y de su capacidad de resolver problemas, tanto conscientemente como estratégica. Concebir al estudiante a que tienda ser más responsable en su proceso de aprendizaje. Hacer reflexionar al estudiante, con respecto a su manera propia de aprender. Enseñar a actuar de manera científica, proponiéndolo en si a que elabore su propia hipótesis dada la situación que se le presente. La educación superior del siglo XXI, debería preparar a la comunidad estudiantil a abordar temas como la resolución de problemas presentes dentro de una sociedad, y buscarles en si soluciones para mejorar su calidad de vida. Los estudiantes al adquirir aquellos conocimientos, habilidades, valores y aptitudes por medio de la universidad, cuentan con las oportunidades de desarrollar ideas, mejorar su capacidad de análisis y volverse creativo e críticos, a través de las perspectivas desde el punto de vista de la sociedad y así reforzar su autonomía como profesionales.
¿Qué aprendizaje ético y de formación en valores tiene sentido en la
universidad de hoy en día? Los estudios sobre valores y profesión que ofrece la universidad de hoy en día, son aquellas que implican un desarrollo ético en el campo laboral, entre las que se encuentran: Los que se interesan en la valoración de la profesión frente a los demás aspectos de la vida. Los que buscan medir el peso de los valores que intervienen en el ejercicio o la adquisición de la profesión. Los que asocian valores a la ética de las profesiones. Los grados de importancia con respecto a la cultura, ocio y la familia. La ética profesional en cada profesión acude a buenos principios de servicio y funciones sociales, que conforman ampliamente los valores como el proyecto personal de vida, solidaridad, voluntariado y responsabilidad moral y cívica. Estos valores se rigen por: Compresión: La interpretación y el juicio moral en frente de cada situación que se determina por la tolerancia y la paciencia de la persona en torno a los conceptos éticos y cívicos claves. Motivación: Aquellos valores y emociones, que llegan a impulsar al individuo de manera firme su conducta hasta llegar al logro de sus objetivos planteados por el interés de la persona. Competencias: Conformado por la comunicación, colaboración, compromiso y el liderazgo para mostrar la capacidad, la habilidad y la destreza en el ámbito profesional de la labor en cumplir los objetivos. La moral al ser el conjunto de normas, creencias y valores aceptados de una sociedad, para decir lo que está bien o mal, dado que conforma su desarrollo en cultivar la educación ha: Sensibilidad: Capacidad interpretativa de la moral dada la situación, puesto que se centra en las acciones que son valorativas y en cómo afecta a uno mismo. Entre estas acciones que lo conforman son las de identificar opciones, prevenir las consecuencias, preocupación hacia los demás, y entre otros. Juicio: Juzgar las acciones que son moralmente correctas o incorrectas, que hacen uso de los procesos y objetivos en promover el juicio moral, comprender los problemas, planificar las decisiones correctas y ponerlas en práctica. Motivación Moral: Consiste en la priorización de los valores en relación con otros motivos personales, dado que los individuos suelen tener preocupaciones a la hora del ejercicio profesional, en el que actúan de forma interesada a respetar a los otros, ayudar, cooperar, actuar responsablemente, y entre otros que hagan insistir en a su motivación. Carácter: Capacidad de sobreponerse a las situaciones para, a pesar de condicionantes personales o situacionales, persistir en la elección de decisiones moralmente justificables. Esto hace referir a la resolución de conflictos y problemas, tomar la iniciativa e identificar las necesidades que hacen falta y actuar en ello. Un desarrollo completo debe tener la habilidad de pensar claramente y de un modo apropiado, en toda su complejidad, acerca de las dimensiones morales y cívicas; el universitario debe poseer el compromiso moral y el sentido de responsabilidad personal para actuar, que puede incluir tener emociones morales semejantes como empatía y preocupación por los otros; valores morales y cívicos, intereses y hábitos, y conocimiento y experiencia en ámbitos relevantes de la vida. (Colby, 2003) Tanto la reflexión como la investigación, poseen la necesidad de una formación ético profesional en los estudios universitarios, dado que el conocimiento que generan la reflexión y la investigación acerca de los valores éticos relacionados con la empleabilidad, permitirá deducir competencias, criterios y procedimientos que deben tenerse en cuenta en las acciones docentes dirigidas a los alumnos. La comunidad estudiantil actual, se ha asociado con el saber técnico y la actuación práctica, pero también deberán desarrollar los valores éticos y personales para la satisfacción de las demandas sociales de la era.