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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Ética Profesional y Formación


Universitaria

Participante:
José Carlos Hurtado Añez
Cátedra: Ética y Cultura Universitaria;

San Joaquín de Turmero, Abril de 2018


Perspectiva educacional superior del siglo XXI
La educación es el proceso mediante el cual consiste en formar, instruir
y desarrollar las capacidades cognitivas y físicas de la persona para que
pueda integrarse a la sociedad que lo rodea, considerado en si un derecho
fundamental obligatorio para el ser humano. El proceso de la educación en
las escuelas, liceos y universidades se transfiere a los niños, adolescentes y
adultos, con el objetivo de preparar las mentes de los estudiantes para que
puedan resolver los diferentes problemas que se le presenten, desarrollar su
creatividad, ayudar en el crecimiento intelectual y en la formación de
ciudadanos capaces de aportar cambios positivos hacia la sociedad, “la
educación no es solamente aprender a conocer, aprender a hacer o aprender
a ser, sino que es también aprender a vivir juntos, a construir la sociedad del
futuro, esa debe ser la gran meta”. (Delors, 1996)
La perspectiva de la educación superior universitaria en el siglo actual,
conlleva a reflexionar aquellos aspectos como la masificación, calidad, la
igualdad de condiciones y la pertinencia del estudio universitario, ya que la
universidad se encarga de generar el potencial humano en diferentes ramas
del saber que se necesitan para transformar y desarrollar la sociedad, de allí
se desprende una gran demanda de matriculación como importancia
primordial en la toma de estos estudios.
El aumento activo y constante de la matriculación de los estudios
superiores, ha implicado una masificación de las aulas universitarias, que
conllevaría a un desafío en la administración de este sistema y la calidad de
la enseñanza. La masificación y la calidad son dos pilares de suma
importancia, por lo tanto es necesario buscar métodos o nuevas vías para
que la masificación no implique una pérdida en la calidad y que las
universidades tengan bien definidas sus políticas tanto interior como exterior.
El gran reto de la universidad de nuestros días es cómo hacer compatible
esta dimensión social de servicio público abierto a toda la sociedad con las
exigencias de calidad e incluso de excelencia que son propias de una
institución dedicada al desarrollo y la transmisión de la ciencia, la
tecnología y la cultura superior…El problema, en todo caso, no será iniciar
la modernización de la universidad, sino mantener en el futuro una tensión
permanente por la mejora de la calidad. (Quintanilla, 1996)
La búsqueda de la calidad de los profesores en los sistemas de
educación superior, está relacionada en la forma de como dan respuesta a
las necesidades de la sociedad y su entorno, en la medida de lograr
promover un potencial humano, considerado en si el principal eje central
educativo.
La calidad de la formación impartida a los profesores y la de la enseñanza
dispensada en los establecimientos de enseñanza superior tienen cada
vez más importancia en una época en la que el volumen de conocimientos
e informaciones crece exponencialmente y se confía en las instituciones
de enseñanza superior para atender las necesidades de educación de un
público cada día más numeroso y variado. (Delors, 1996)
Los principales retos del profesorado están en revisar las políticas de
cada universidad con relación a la selección de docentes con respecto a su
formación y evaluación para una estrategia fundamental de promover una
enseñanza de calidad, al mismo tiempo de establecer estructuras,
mecanismos y programas adecuados de formación del personal docente que
les permitan no sólo la actualización y mejora de sus competencias
pedagógicas, también la necesidad de plantear la renovación de los planes
de estudio desde un enfoque curricular, que contribuya en la creación de
ciudadanos firmes con la habilidad de moverse en diferentes culturas
relacionadas con la enseñanza superior.
La igualdad de condiciones de acceso a los estudios sin importar la
discriminación de género, ya se han realizado procesos para mejorar el
acceso de las mujeres a la enseñanza superior, consolidando en si en
nuevas disciplinas y la participación de la mujer, además de promover el
acceso de la educación superior en grupos específicos de personas con
discapacidad, pueblos indígenas y de aquellas sociedades desfavorecidas.
Se debe facilitar activamente el acceso a la educación superior, así como
para llevar a cabo estudios en ese nivel a los miembros de algunos grupos
específicos, como los pueblos indígenas, las minorías culturales y
lingüísticas, de grupos desfavorecidos, de pueblos que viven en situación
de ocupación y personas que sufren discapacidades, puesto que esos
grupos, tanto colectiva como individualmente, pueden poseer experiencias
y talentos que podrían ser muy valiosos para el desarrollo de las
sociedades y las naciones. (Rodríguez, 2002)
La pertinencia de la educación superior está vinculada a la sociedad,
dado que tiene como propósito que conocimientos difundir, con qué objetivo,
como modificar la realidad a partir de la formación, entre otros y hace
referencia a la oferta, tanto de un sistema como de cada institución, a las
necesidades y las expectativas de demandas de la sociedad. Esto es
referente a las ofertas académicas, las necesidades reales y se hace
necesario el logro coherente entre el pregrado, posgrado y la investigación
en apoyo hacia los intereses.
La pertinencia de la educación superior se considera primordial en función
de su cometido y de su importancia para la sociedad; de sus funciones
con respecto a la enseñanza, la investigación y los servicios conexos. Este
criterio también es importante en su relación con el mundo del trabajo en
sentido amplio. (Rubio, 1996)
Las ofertas académicas están basadas en un perfil extenso, que dan
una formación general definida a partir del conocimiento, interés y voluntad
de la persona, además el currículo debe ser flexible capaz de resolver los
problemas, conocer los nuevos avances de la ciencia y la tecnología
de donde se desarrolle la creatividad y promueva la motivación necesaria
para avanzar en la vida.
En una sociedad, la enseñanza superior es a la vez uno de los motores
del desarrollo económico y uno de los polos de la educación a lo largo de
la vida. Es, a un tiempo, depositaria y creadora de conocimientos.
Además, es el principal instrumento de transmisión de la experiencia,
cultural y científica, acumulada por la humanidad…Son ellas las que
forman a los dirigentes intelectuales y políticos, a los jefes de empresa del
futuro y a buena parte del cuerpo docente. (Delors, 1996)
Los estudiantes cuando ingresan a la educación superior, están en la
necesidad de encontrar un equilibro entre la educación y la formación
profesional, puesto que no solo está relacionado con el contenido de sus
estudios, sino de también con la calidad de sus profesores y la capacidad de
los sistema con respecto a la vinculación de la cultura y los valores en el
proceso de su aprendizaje. La comunidad estudiantil son conscientes de la
importancia del saber, donde se han planteado que las políticas de la
educación en el mundo, en la creación de ofertas tanto teorías como
prácticas, “los actuales cambios de la sociedad global y el reto de la
pertinencia reabren la vieja cuestión sobre si la Universidad debería preparar
a los alumnos para el trabajo o para la vida”. (Wharton, 1996)
El conocimiento se ha convertido en un factor fundamental para el
desarrollo de la humanidad, por lo tanto es necesaria la renovación de la
política educativa de las universidades, llevándolos a un apartado no solo a
lo científico, también a lo cultural y las posibilidades de la
internacionalización. A partir de estas perspectivas o retos que se presentan
para la educación superior, además la realización de estos hechos es un
afán para los estudiantes en compartir los conocimientos, recursos, valores y
promueven una sólida cooperación en los miembros de la comunidad de la
educación superior.
Ética profesional en la formación universitaria
La ética es el estudio de la moral y el comportamiento humano, puesto
que aplica el conjunto de normas establecidas por el hombre para marcar
pautas con respecto a su actuación y la reflexión moral de aquellos principios
y criterios de cómo debemos comportarnos y hacia dónde dirigir nuestras
acciones. La ética explica, desde modelos de generalidad o universalidad, la
experiencia moral humana y la guía de nuestro comportamiento en la forma
de actuar en determinadas oportunidades, como lo saber lo que es bueno o
malo o si alguien es respetable,” la ética o la moral deben de entenderse no
solo como la realización de unas cuantas acciones buenas, sino como la
formación de un alma sensible”. (Camps, 1983)
La ética profesional es aquella que comprende los principios morales
éticos de actuar dentro de un campo profesional, dado que ayuda a regular
las actividades de una profesión y la disciplina aplicada a la realidad que se
está viviendo, encima que se caracteriza de enseñar la honradez, la
mentalidad de pensar de forma justa y la lealtad hacia una virtud honorable o
defensa de una entidad. Esta actividad incluye bienes propios, metas,
valores y hábitos que se desarrollan en cada espacio profesional, ya que se
rige por una serie de códigos, deberes u obligaciones de la profesión para
tener criterios propios y capacidad de elección con respecto al uso de
instrumentos en asuntos públicos.
Como una compleja estructura de atributos necesarios para el desempeño
en situaciones diversas, donde se combinan conocimientos (tácitos y
explícitos), habilidades, actitudes y valores, con tareas que se tienen que
desempeñar en determinadas situaciones (...) las competencias (...)
constituyen una categoría específica de características individuales que
tienen lazos estrechos con los valores y con los conocimientos adquiridos.
(Jover, 2005)
En los aspectos éticos y morales del ámbito universitario, hay que tomar
en cuenta de lo que el sujeto aprende, ya que en la era que estamos, están
presente nuevas tecnologías de comunicación e información, nuevos retos
que son consecuentes por la convivencia de nuevas culturas, religiones y
costumbres, por lo tanto se necesitan ciudadanos con rasgos éticos.
La universidad desde sus orígenes, ha sido la encargada de formar
profesionales en distintas ramas del saber y debería también en la formación
de ciudadanos responsables, y comprometidos éticamente con la realidad
social que les rodea. Por lo cual es importante que se integre en cada curso
una ración de valores éticos, que el docente deba transmitirle a los
estudiantes de manera eficiente y eficaz, dado que la formación universitaria
deba proporcionar al estudiante el conjunto de conocimientos necesarios
para su futuro ejercicio profesional.
La formación universitaria contribuye a la educación para la ciudadanía
preparando profesionales competentes que poseen el sentido ético de la
profesión y que, en consecuencia, actúan con ética profesional, ya que el
ejercicio profesional va a constituir la principal aportación ciudadana de
estos profesionales. (Cobo Suero, 2003)
En esta perspectiva, la formación de los estudiantes universitarios
éticamente responsable, se dirigen a una educación orientada al amor y a la
sabiduría, donde fundamentalmente se rigen por los pilares de aprender a
conocer, a hacer, a ser y a convivir. La universidad además de proporcionar
una formación profesional y técnicas hacia las diversas carreras que da,
hace enseñar al estudiante a convivir ante la sociedad y al mismo, dado que
consigo pueda generar acciones para prever las consecuencias que se
presenten.
El ser humano, por su naturaleza social, necesita abrirse y relacionarse
con el ambiente que le circunda, y en especial con las otras personas.
Esta relación empieza en la coexistencia necesaria para vivir, porque
coexistir es estar juntos y, por tanto, condición previa para alcanzar la
convivencia humana. (García, 1998)
Convivir no es solo vivir o habitar uno con otros, sino de relacionarse
mutuamente con los demás donde se tiende a desarrollar el entendimiento y
la entrega colectiva de sus esfuerzos. Los estudiantes universitarios mejoran
sus valores de convivencia cuando empiezan voluntariamente a darle
prioridad a las necesidades de la comunidad o a las personas que les
soliciten ayuda de sus servicios, a través de proyectos y actividades sociales
que puedan mejorar su calidad de vida.
La ética profesional en la formación estudiantil universitaria, tiende a
forjar los siguientes puntos:
 Conducir democráticamente en la formación ética de los estudiantes, a
partir de los deberes y derechos en el estudio de su trabajo curricular
productivo.
 Aplicación de proyectos de aprendizajes para incentivar el interés y la
participación de los estudiantes, por medio de la transferencia de
conocimientos y actitudes creativas.
 Presentar capacidades cognitivas, comunicativas, afectivas y técnicas
que puedan corregir aquellas debilidades o deficiencias en el
desarrollo de los proyectos sociales.
 Fortalecer los valores y actitudes ético-cívicas como la tolerancia,
solidaridad, justicias, convivencia y participativa.
 Hacer la práctica del liderazgo ciudadano y la satisfacción por las
conductas formales y no formales asumidas.
La formación ética universitaria comprende al desarrollo moral de los
estudiantes de una manera pensada, determinada, decidida y planificada,
donde el compromiso ético es una competencia personal. Los profesionales
deben ser expertos competentes de acuerdo a su especialidad y a la vez
siendo personas moralmente maduras, unidas y su satisfacción personal con
respecto a su desempeño laboral y el cumplimiento de sus objetivos
propuestos.
El aprendizaje universitario no debería ser la formación de un médico,
arquitecto o maestro cualquiera, son la formación de un médico, arquitecto
o maestro con altura moral. El uso de la medicina, la arquitectura o el
magisterio sin moralidad puede ser desastroso para la comunidad y
penoso para aquellos que de tal modo ejerzan su profesión (...). El
aprendizaje que nos permite ejercer una profesión debería ir acompañado
del aprendizaje ético que nos permite ejercer la ciudadanía (Esteban y
Buxarrais, 2004)
Las universidades o instituciones de la educación superior, deben
contribuir en la formación de futuros profesionales de forma no solo técnica,
sino también en la adquisición de una visión y valores éticos, que puedan
guiar su práctica en sus profesiones y las acciones que hagan reflejen
aquellos valores como la responsabilidad, solidaridad, servicio, entre otros,
“la preparación de los profesionales debería reconsiderar su diseño desde la
perspectiva de una combinación de la enseñanza de la ciencia aplicada con
la formación en el arte de la reflexión en la acción”. (Shön, 1992)
Los saberes profesionales son recursos culturales para dar un buen
desarrollo a los empleos de cada profesión, puesto que los valores culturales
adquiridos, nos servirían para actuar ante las futuras problemáticas que
afectarían la vida civil de la sociedad. La actitud profesional a través de los
principios de la ética profesional son los valores, convicciones, actitudes y
deberes que constituyen una buena profesionalidad; La formación
universitaria en el apartado ético, conlleva a aplicar capacidades teóricas y
técnicas, para su desarrollo en el campo disciplinario de la profesión en
relación con la comunidad, "un profesional ético es aquél que hace el bien en
su profesión. No hay nada más moralizador que cada cual haga bien lo que
tiene que hacer". (Hortal, 2000)
¿Que se debería enseñar y aprender en la universidad del siglo
XXI?
En el siglo XXI que estamos, es evidente la necesidad de aprender,
puesto que la sociedad estudiantil demanda la adquisición de nuevos
conocimientos y competencias, y claro este siglo no solo está caracterizado
por ello, sino que se introducen nuevas experiencias educativas, tanto de las
existentes como las innovadoras y hacen la transformación de la oferta
académica. El aprendizaje de este siglo, está caracterizado por cuatros
condiciones que gestiona el sistema educativo de ahora:
 Prioridad hacia los estudiantes
La educación de este siglo es capaz de hacerse cargo de nuevos retos
como: la diversidad en las aulas universitarias, el acceso a aquellas personas
que sufren de discapacidad y el desarrollo de una nueva construcción del
conocimiento y productividad.
 Difusión de experiencias en el aprendizaje
A través de los nuevos maestros, son capaces de proponerles nuevas
experiencias de aprendizaje hacia sus estudiantes, haciéndolos más
eficientes en descubrir, crear y compartir conocimientos entre docentes y
estudiantes, de forma que sea un sistema participativo y flexible.
 Disponibilidad a todo momento
El aprendizaje en este siglo, está disponible a todo momento y lugar
debido a las nuevas tecnologías que abren nuevas oportunidades hacia los
espacios educativos. Los medios de comunicación, los dispositivos móviles,
la conectividad y las redes sociales han logrado abrir puertas hacia un
aprendizaje continuo.
 Sistema educativo organizado y dirigido
Todos los organismos escolares como los ministerios, organizaciones e
instituciones, se centraran en llevar a cabo un buen entorno de aprendizaje a
la comunidad estudiantil.
El nuevo modelo de la educación tiende a modificar el modo de difundir
el aprendizaje, a través de la tecnología donde se podrá estudiar de forma
permanente y cuenta propia en cualquier lugar y tiempo. La sociedad de hoy
exige que el profesional sea capaz de adaptarse a los cambios constantes
del ambiente de donde se encuentre, y dar aplicación de aquellos
conocimientos adquiridos e información para dar progreso a la sociedad.
La adquisición del aprendizaje ya no es concebido con solo estar
aislado en la escuela y después aplicar el conocimiento aprendido al campo
laboral, sino que el aprendizaje es un proceso permanente que se obtiene a
partir de la interacción con las demás personas y con la sociedad que nos
rodea. En este sentido, el aprendizaje a lo largo de nuestra vida se considera
como un conocimiento voluntario y motivado, ya sea tanto personal como
profesional, que activa la participación social e ir a un desarrollo de la
competitividad.
Los temas que se hablan de la formación universitaria, conllevan a los
distintos niveles de la ética en la vida universitaria. Entre estos están:
 Curricular: Conforma aquellos contenidos de enseñanza y
aprendizajes propios que deben ser explicados, vinculados con los
académicos y científicos, donde la ética profesional es incorporado
ampliamente en el cargo de la moral del ejercicio profesional.
Apostamos por la incorporación en los diferentes currículos
académicos de una serie de contenidos de naturaleza moral y
ética junto al resto de contenidos de carácter más científico y
académico, de manera que la formación de nuestros estudiantes
responda no sólo a objetivos de la realidad profesional sino
también de la realidad ciudadana. (Esteban, 2004)
 Institucional: Indagar los valores y principios morales que se
encuentren presentes en el transcurso de la vida académica,
conformada por las ideales de la experiencia de vida cotidiana. La
universidad a ser promotora de la cultural con respecto al aprendizaje
ético profesional, hacen requerimiento del ejercicio ciudadano dentro
de la institución para el compromiso cívico de la sociedad.
La universidad en el siglo XXI, tiende a enseñar a aprender en la
comunidad estudiantil por medio de estos cuatros pilares:
 Aprender a conocer: La universidad al ser la principal promovedora de
conocimientos, a través de sus docentes con respecto a una materia
determinada, también favorecen a transmitir otras habilidades como el
sentido crítico de los estudiantes, la transmisión de conocimientos de
varias fuentes de procedencia, plantear retos, proponer problemas en
relación al conocimiento adquirido y que den respuesta de su solución,
y entre otras con el objetivo de que el estudiante pueda valorar el
estudio de manera autónoma.
 Aprender a hacer: Las universidades no solo da conocimientos
teóricos a los estudiantes, también implica llevarlos a cabo a la
práctica de forma técnica o con una mejor compresión. Esto se trata
de transmitir habilidades para que el egresado de la profesión pueda
enfrentar con éxito los complejos problemas que se le presenten en el
campo laboral, además de adquirir la capacidad de innovación y
creatividad a lo largo de la vida profesional de la persona.
 Aprender a ser: La formación universitaria a partir del transcurso de la
vida en el campus de estudios, implica un crecimiento personal y
desarrollo humano a la comunidad estudiantil, a través de la
transmisión de valores éticos como el sentido crítico y la
responsabilidad en la profesión. Las tareas que fomenta la universidad
en a ser, entre ellas están el potenciar los valores en diferentes ramas
del saber y reconocimiento e compresión para que puedan juzgarlos,
donde la formación integral de la persona contribuye a extenderse en
el transcurso de su vida.
Más que nunca, la educación parece que tiene el papel esencial
de conferir a todos los seres humanos la libertad de pensamiento,
de criterio, de sentimiento y de imaginación que necesitan para
desarrollar sus talentos y controlar tanto como sea posible su
destino. ( Delors, 1996)
 Aprender a vivir juntos: La educación universitaria fomenta al
estudiante a una actitud compresiva hacia sus compañeros y a las
demás entidades que sean importantes en el transcurso de su vida
como profesional y personal, desarrollar los conocimientos, actitudes y
habilidades necesarias al estudiante, para llegar a una mejor
convivencia en el campo laboral y ser flexible al cambio.
Las enseñanzas que implica la universidad en el siglo XXI, ha sido
sujeta de cambios en los hábitos, actitudes y los valores proporcionados por
los miembros de la comunidad, debido a la entrada de las nuevas
tecnologías, posibilitan a enseñar a los estudiantes a:
 Saber navegar entre la cantidad infinita de fuentes de información.
 Criticar o analizar la calidad de la fuente de donde se sacó la
información.
 Aplicar la información encontrada hacia los problemas cotidianos y el
entorno del campo laboral.
 Aprovechar y utilizar adecuadamente el tiempo para aprender de
manera continua.
El docente o profesor universitario es uno de los principales elementos
que conforma la universidad, puesto que es aquello que entra más en
contacto con el estudiante. Entre sus funciones de docencias conforman a
enseñar a sus alumnos como:
 Enseñar a los estudiantes a buscar información y darles significado.
 Dar pistas en la forma de la búsqueda de nueva informaciones y
evaluar críticamente lo encontrado.
 Potencial el aprendizaje del estudiante y de su capacidad de resolver
problemas, tanto conscientemente como estratégica.
 Concebir al estudiante a que tienda ser más responsable en su
proceso de aprendizaje.
 Hacer reflexionar al estudiante, con respecto a su manera propia de
aprender.
 Enseñar a actuar de manera científica, proponiéndolo en si a que
elabore su propia hipótesis dada la situación que se le presente.
La educación superior del siglo XXI, debería preparar a la comunidad
estudiantil a abordar temas como la resolución de problemas presentes
dentro de una sociedad, y buscarles en si soluciones para mejorar su calidad
de vida. Los estudiantes al adquirir aquellos conocimientos, habilidades,
valores y aptitudes por medio de la universidad, cuentan con las
oportunidades de desarrollar ideas, mejorar su capacidad de análisis y
volverse creativo e críticos, a través de las perspectivas desde el punto de
vista de la sociedad y así reforzar su autonomía como profesionales.

¿Qué aprendizaje ético y de formación en valores tiene sentido en la


universidad de hoy en día?
Los estudios sobre valores y profesión que ofrece la universidad de hoy
en día, son aquellas que implican un desarrollo ético en el campo laboral,
entre las que se encuentran:
 Los que se interesan en la valoración de la profesión frente a los
demás aspectos de la vida.
 Los que buscan medir el peso de los valores que intervienen en el
ejercicio o la adquisición de la profesión.
 Los que asocian valores a la ética de las profesiones.
 Los grados de importancia con respecto a la cultura, ocio y la familia.
La ética profesional en cada profesión acude a buenos principios de
servicio y funciones sociales, que conforman ampliamente los valores como
el proyecto personal de vida, solidaridad, voluntariado y responsabilidad
moral y cívica. Estos valores se rigen por:
 Compresión: La interpretación y el juicio moral en frente de cada
situación que se determina por la tolerancia y la paciencia de la
persona en torno a los conceptos éticos y cívicos claves.
 Motivación: Aquellos valores y emociones, que llegan a impulsar al
individuo de manera firme su conducta hasta llegar al logro de sus
objetivos planteados por el interés de la persona.
 Competencias: Conformado por la comunicación, colaboración,
compromiso y el liderazgo para mostrar la capacidad, la habilidad y la
destreza en el ámbito profesional de la labor en cumplir los objetivos.
La moral al ser el conjunto de normas, creencias y valores aceptados
de una sociedad, para decir lo que está bien o mal, dado que conforma su
desarrollo en cultivar la educación ha:
 Sensibilidad: Capacidad interpretativa de la moral dada la situación,
puesto que se centra en las acciones que son valorativas y en cómo
afecta a uno mismo. Entre estas acciones que lo conforman son las de
identificar opciones, prevenir las consecuencias, preocupación hacia
los demás, y entre otros.
 Juicio: Juzgar las acciones que son moralmente correctas o
incorrectas, que hacen uso de los procesos y objetivos en promover el
juicio moral, comprender los problemas, planificar las decisiones
correctas y ponerlas en práctica.
 Motivación Moral: Consiste en la priorización de los valores en relación
con otros motivos personales, dado que los individuos suelen tener
preocupaciones a la hora del ejercicio profesional, en el que actúan de
forma interesada a respetar a los otros, ayudar, cooperar, actuar
responsablemente, y entre otros que hagan insistir en a su motivación.
 Carácter: Capacidad de sobreponerse a las situaciones para, a pesar
de condicionantes personales o situacionales, persistir en la elección
de decisiones moralmente justificables. Esto hace referir a la
resolución de conflictos y problemas, tomar la iniciativa e identificar las
necesidades que hacen falta y actuar en ello.
Un desarrollo completo debe tener la habilidad de pensar
claramente y de un modo apropiado, en toda su complejidad,
acerca de las dimensiones morales y cívicas; el universitario debe
poseer el compromiso moral y el sentido de responsabilidad
personal para actuar, que puede incluir tener emociones morales
semejantes como empatía y preocupación por los otros; valores
morales y cívicos, intereses y hábitos, y conocimiento y
experiencia en ámbitos relevantes de la vida. (Colby, 2003)
Tanto la reflexión como la investigación, poseen la necesidad de una
formación ético profesional en los estudios universitarios, dado que el
conocimiento que generan la reflexión y la investigación acerca de los
valores éticos relacionados con la empleabilidad, permitirá deducir
competencias, criterios y procedimientos que deben tenerse en cuenta en las
acciones docentes dirigidas a los alumnos. La comunidad estudiantil actual,
se ha asociado con el saber técnico y la actuación práctica, pero también
deberán desarrollar los valores éticos y personales para la satisfacción de las
demandas sociales de la era.

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