Comisión de Estudios de Postgrado Maestría en Filosofía Epistemología General II Semestre 2018-I Profesor: Miguel Albujas Estudiante: Naudy Contreras C.I. 19.711.529
Reseña: Al Qaeda y lo que significa ser moderno
Toda la sociedad moderna parece estar cimentada en un mito: la
uniformidad de la condición de ser modernos como una idea deslastrada de la barbarie y el cataclismo. En sí, la modernidad entraña una idea de seguridad y abolición de los episodios aberrantes del pasado del hombre. Este ideario viene a ser una especie de consenso donde los hombres resuelven sus diferencias desde la diplomacia y la razón. En términos generales esto es verdad, pero la sola idea de la modernidad está habitada por la creencia de que existe una sola y única manera de ser modernos y que ésta lleva necesariamente implícita la benignidad, es decir, que la concepción de ésta tal cual la creemos es un mito y dista mucho de nuestra historia. En realidad la modernidad es un fenómeno más diverso que uniforme, que tiene en su base a la razón como una herramienta para iluminar la historia humana.
En su libro Al Qaeda y lo que significa ser moderno, John Gray (2004)
desvanece el mito de la seguridad moderna cimentado en su sistema económico, haciendo alusión a la destrucción de uno de los que fueran los símbolos más grandes de occidente: las torres gemelas de New York. Grey despierta nuestra atención a lo que mediáticamente se evaluó como un ataque a occidente, más bien conceptualizándolo como una expresión propia y exclusiva de la modernidad. Según Gray la dimensión, el alcance y los motivos que llevaron a Al Queda a elaborar el ataque contra las torres gemelas no tienen más que una connotación propia en la actualidad. Para el autor “la creencia de que es posible precipitar el advenimiento de un nuevo mundo mediante espectaculares actos de destrucción no se encuentra por ninguna parte en tiempos medievales” (p. 14). Es tan moderno el terrorismo como la simbología reunida en los rascacielos y centros de poder del mundo.
En el mismo orden tanto el advenimiento de un nuevo mundo y de un
nuevo hombre son ideas modernas. Estas creencias tienen su asidero fundamentalmente en la ilustración por la razón, y su desarrollo y aplicación se han manifestado de diversas maneras y por supuesto con distintos resultados. Desde luego los resultados más óptimos se han emparentado con la noción de un mundo moderno mientras que los actos más escandalosos se califican como una negación del ideal y se reservan a una parcela oscura que nada tiene que ver con occidente y su modernidad sino más bien con una época olvidada y forzosamente abolida.
El positivismo aparece en el siglo XIX pregonando una visión ideal de
hombre y de mundo donde la ciencia tiene todo el peso de un Dios en su misión de salvar al hombre y replantear la condición humana; es decir, que la manera única, uniforme e ideal que hemos heredado como visión de lo que significa ser modernos tiene sus comienzos con la ideología positivista. Paradójicamente, las ideas positivistas tuvieron un profundo influjo en la filosofía de Marx, y a su vez alentaron el proyecto soviético de una economía centralizada. Después de sus connotadas repercusiones, el proyecto soviético fue execrado y se abrió paso la idea de un libre mercado con base en el modelo estadounidense, como una clara y depurada forma de la modernidad.
Tanto el modelo de libre mercado, el comunismo y las aspiraciones
islámicas de sentar los cimientos de un mundo nuevo a través de actos de terror, comparten la noción fundamental del positivismo como un credo del amanecer del mundo, un antes y un después en la historia humana donde el mundo será mejor. Para los islámicos radicales puede existir un mundo sin poder y sin conflicto, pues todo el malestar propagado en el mundo tiene origen en occidente y su incredulidad, lo que convierte a este conglomerado en sus enemigos. Sin embargo, ese nuevo mundo no es sólo una idea de radicalistas islámicos sino que las han compartido comunistas y liberales.
Concebimos necesariamente que cualquier extremismo o radicalismo es
un ataque en sí a la modernidad, pero lo contrario es que debajo de los actos más violentos cometidos por los soviéticos, nazis e islamistas aparece la convicción de ejecutar el ideal positivista de una nueva humanidad. Todo el horror que significó el sistema soviético fue el proceso de un decidido esfuerzo de convertir a Rusia en una nación poderosa y sólida al estilo occidental, lo que contrasta ampliamente con la creencia de que la unión soviética y sus males era un episodio más de la Rusia barbárica y anticuada; nada más lejos de la realidad según indica Gray, pues considera que el terror ruso fue una puesta en marcha tanto de las tradiciones rusas despóticas como de un ideal fantástico de la época moderna. Las ideas sobre cómo reorientar la actividad agrícola y encaminarla hacia una industrialización fueron traídas desde los Estados Unidos como una manera de hacer de Rusia una nación próspera. Los campesinos desaparecerían y el poder y maravillas de la ciencia y la industrialización estarían al alcance de todos.
En el nazismo, las ideas religiosas, paganas y el odio fueron combustible
para la idea una raza suprema más avanzada y por ende superior. El nazismo aparece con un odio tremendo a todo lo que sea moderno, pero su mismo propósito de alcanzar una raza superior mediante el conocimiento científico no sólo tiene la misma fe en la ciencia que el positivismo, sino que rosa como una reinvención de la idea ilustrada del nuevo hombre en lo que se podría denominar su reedición. La modernidad parece ser más un movimiento de extremos políticos y económicos donde la sociedad sufre los embates del cambio. Lejos de estar en un margen de seguridad, la modernidad es la confluencia de todos los intentos del hombre por replantearse, sean estos acertados o catastróficos. Gray dirige sus esfuerzos a desmantelar los mitos que históricamente están asociados con la idea de modernidad y a visualizar la época actual con sus ambigüedades, peligros y desafíos, sin descartar los hechos más desafortunados que dejaron huella en nuestra historia reciente como propios de esta época.
Referencia:
Gray, J. (2004). Al Qaeda y lo que significa ser moderno. Ediciones Paidós