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TALLERES DE PROMOCION CULTURAL DE LA SALUD

A los talleres de Promoción Cultural de la Salud acuden pacientes en atención en hospital y


familiares de los mismos. La actividad es complementaria de las psicoterapias en tanto posee
por objetivo licuar las identidades signadas por el hospitalismo surgidas de los tratamientos.

Estos talleres, que ya poseen más de medio año de funcionamiento, fueron establecidos con el
fin de favorecer la desvinculación de la persona del medio hospitalario acompañándola en el
proceso de crear nuevas identidades reconocibles en su medio vincular (familia, comunidad de
pertenencia). La desvinculación subjetiva de la institución probablemente permita, además,
disminuir o evitar las recidivas y las internaciones recurrentes.

Descripción de los Dispositivos

Se trata de talleres donde participan tanto los pacientes de los diversos sectores del hospital
como los vínculos que estos convocan, además de miembros de la comunidad barrial que
acceden a ellos convocados por el club y que por lo tanto (uno presume) nada tienen que ver
con la atención en instituciones mentales. Las actividades que allí se desempeñan son
inicialmente de “biodanza”, una técnica basada en la expresión corporal y la interacción física
entre los participantes que permite con anterioridad a la palabra, utilizar las sensaciones físicas
como medio de reconocimiento mutuo. Sobre la base de las vivencias gestadas en una “clase”
donde el “facilitador” (coordinador) dicta las consignas y regula las interacciones, se realizan
posteriormente “devoluciones” individuales en el grupo que sólo contemplan la expresión
verbal de las vivencias personales, mas no cualquier tipo de interpretación o señalamiento
dado que la técnica los prohíbe. Se considera que este último tipo de procedimientos
corresponden al campo de la psicoterapia.

Por lo que respecta a los pacientes, la actividad sólo permite la inclusión de aquellos que se
encuentran estabilizados en sus cuadros.

La conformación de confianzas entre los miembros del grupo permite al cabo de unos meses la
promoción del conjunto a la actividad de teatro que también funciona en el club, donde pasan
a integrar los diversos talleres allí existentes (actuación, indumentaria, escenografía, comida
entrañable, etc.). Cabe aclarar que el grupo de teatro es una actividad creada a estos expresos
fines y regulada por personal de salud mental.

Cronología del Desarrollo de los Dispositivos

El motivo de haberlos creado fue la primera agresión que un trabajador de nuestro hospital
recibiera por parte de un paciente internado, lo cual ocurrió en 2010. Producto de los
cuestionamientos que unos pocos profesionales nos hicimos con respecto a nuestras prácticas
habituales luego de una serie de indagaciones preliminares en relación al hecho, llegamos a la
conclusión que debíamos introducir modificaciones en las mismas, aparte de convenir con los

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otros profesionales en el consensuado requerimiento de una mayor seguridad para nuestras
personas.

Los talleres fueron organizados en el horario de visita los días domingo a los efectos de incluir
en ellos tanto a los pacientes internados en los diversos pabellones del hospital como a sus
vínculos. En horario de 14:15 a 17 hrs. se han desempeñado ininterrumpidamente desde
entonces actividades diversas que se fueron perfeccionando a partir de las lecturas que nos
permitió hacer ese nuevo cristal con que comenzamos a mirar la realidad. En primer lugar
aprendimos a trabajar con las capacidades remanentes y potencialidades actuales de los
pacientes, en vez de poner de relieve su patología mental como lo hacen suficientemente los
otros dispositivos institucionales. Posteriormente optamos por introducirnos en el terreno de
la prevención secundaria remitiendo a los vínculos disfuncionales de los pacientes (diagnóstico
precoz) a tratamiento oportuno. En este campo fueron escasos nuestros avances porque
debido a desempeñarnos en una institución asistencial, muchos de estos casos habían sido ya
detectados por otros terapeutas que se nos anticipaban por haber abordado más
tempranamente al paciente y a su medio vincular.

No obstante, a partir de la experiencia relatada entendimos que no sólo los pacientes sino
muchos de sus vínculos interpretaban las palabras de modos diversos y no necesariamente
como el interlocutor esperaba, sobre todo en la medida en que poseían propensión a
relacionarse con los otros en función del intercambio de sensaciones y no de vínculos
significativos, según se observaba en los talleres.

En particular a partir del momento en que se produjo este último descubrimiento optamos por
privilegiar los talleres donde el vehículo de interacción fueran las sensaciones antes que las
palabras. Así creamos un espacio de “comida entrañable”, un “taller de los colores” (a cargo de
un paciente ambulatorio) y finalmente llevamos a cabo una obra de teatro con participación
de 22 pacientes y 108 invitados. A partir de una familiar de un paciente y un amigo de la
misma que presenciaron la obra y entendieron la metodología utilizada, se crearon los talleres
de biodanza que durante dos años funcionaron como única actividad de Promoción de la
Salud.

Tempranamente percibimos la contradicción en que nos encontrábamos al restringir nuestra


labor al espacio hospitalario. Técnicamente hablando el objetivo de promoción consistía en la
rehabilitación subjetiva de los pacientes a su trama vincular. Me explico. Nuestro trabajo no
consistía en la reincorporación de los pacientes al medio social o laboral, lo cual pertenecía al
campo del trabajo social, ni tampoco en el desarrollo de las habilidades sociales en mayor
medida que lo suficiente para interactuar con otros, más allá de lo cual actuaban las terapistas
ocupacionales, sino en el desarrollo de las capacidades subjetivas necesarias para vivir
integradamente en el marco de una trama intersubjetiva capaz de brindar contención y
posibilidades de desarrollo personal. Debíamos subsanar tanto los problemas presentados por
el paciente como los presentados por una trama vincular que se había mostrado notoriamente
insuficiente. La autocrítica surgió en el punto donde la institución misma no se encontraba
integrada a la comunidad. ¿Qué podíamos esperar de los pacientes y sus vínculos si la propia
institución no podía salir de sí misma?

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Ahí comenzó la etapa negra de nuestro periplo. Se nos hizo de noche cuando empezamos a
buscar un espacio extra-hospitalario donde reproducir la experiencia hospitalaria. Nadie nos
cedía un espacio ni aun pagando. En todos los casos la discusión se cerraba cuando nuestros
interlocutores se enteraban que trabajábamos con pacientes del hospital psiquiátrico. A veces
en forma explícita y otras no, se negaban a recibirnos por ese preciso hecho. Pasaron dos años
hasta que gracias a la Comisión de Cultura del hospital pudimos conseguir un espacio en un
club de la zona. Allí comenzamos por establecer talleres de biodanza conducidos por los
mismos facilitadores que trabajaban en el hospital.

Una primera observación nos permitió avanzar en la transformación del nuevo dispositivo.
Además de los pacientes externados -los internados no asistían allí por razones obvias-
participaban de él miembros de la comunidad que nada tenían que ver con el hospital. Esto
significaba que en la relación con ellos los significantes procedentes de la psicopatología
utilizados en el contexto hospitalario no servían. Los pacientes debían entonces replantear sus
identidades y transformarlas en otras nuevas aptas para relacionarse con las demás personas
fuera del contexto hospitalario. A esto le llamamos licuamiento de identidades hospitalarias.
Los talleres del club procedían entonces al licuamiento de las identidades creadas en ese
ámbito en el transcurso de los tratamientos. La persona dejaba de ser paciente y se convertía
en alguien identificable como miembro pleno de una comunidad de pertenencia ajena al
hospital.

Mientras tanto los talleres del hospital pasaron de la mano de los facilitadores de biodanza a la
de otros interesados que se hicieron cargo de ellos, situación que nos lleva hasta la actualidad.

Recientemente Promoción Cultural de la Salud ha fundado en el club y conjuntamente con la


Comisión de Cultura del Hospital, el grupo de teatro comunitario donde además de la
población hospitalaria podrán participar los vecinos que deseen hacerlo. Esta iniciativa ya
anticipa nuestra incursión en el campo de la prevención primaria. A esta actividad serán
promovidos en forma conjunta los participantes de los nuevos grupos de biodanza que se
formen en el futuro.

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