A finales de la década de los sesenta y comienzos de los setenta, el medio ambiente se
convierte en el foco de atención para organismos y entes gubernamentales internacionales por su importancia para la supervivencia de la vida en la Tierra (Zabala, 2008). El primer pronunciamiento de alerta sobre los problemas socio-ambientales que ponían en peligro el futuro de la humanidad, fue dado por el Club de Roma en 1968. Allí se plantearon aspectos a ser considerados para evitar efectos irreversibles a nivel mundial, como: explosión demográfica, macro contaminación, uso incontrolado de energía, desequilibrio económico entre países, crisis de valores y crisis política. Frente a estos hechos proponen como alternativa, generar conciencia en la opinión pública, establecer patrones de una nueva ética social y orientar las conductas de los seres humanos. Sin embargo, la expresión Educación Ambiental fue utilizada por primera vez en Estocolmo en el año de 1972 durante la realización de la Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente. De ahí en adelante se da inicio a un proceso constante y paulatino de discusiones y consideraciones políticas en relación a la implementación de acciones educativas tendientes al conocimiento, concientización, restauración y preservación del medio ambiente, tanto a nivel mundial, regional como local (Zabala, 2008). Años más tarde distintas cumbres mundiales sobre medio ambiente fueron realizadas, resaltando para América latina la cumbre de Rio del año 1992, iniciando unos planteamientos sobre una educación ambiental global e integral; como respuesta a esos planteamientos se empiezan a desarrollar congresos Iberoamericanos sobre educación ambiental; celebrándose congresos en México, Venezuela, Cuba, entre otros países.
Para Colombia ha sido fundamental el proceso de formulación, implementación y
sistematización de la Política Nacional de Educación Ambiental. Enfatizando, por supuesto, en el reconocimiento de las dinámicas propias de sus problemáticas ambientales y en la comprensión de que para la solución de las mismas (o al menos, para aproximarse a la posibilidad de contribuir en buena medida a ella), se hace indispensable la apertura y consolidación de un espacio de reflexión y acción permanentes, para avanzar hacia un nuevo Ethos y una nueva cultura. El proceso de construcción de esta política comienza entonces con una etapa de exploración que buscaba detectar los diversos enfoques, concepciones y visiones de la educación ambiental (1992-1994); seguido de una etapa de profundización (1994-1995), que buscaba establecer los requerimientos conceptuales, contextuales y estratégicos, para superar los obstáculos que en materia de educación ambiental se venían identificando; para terminar (1995 hasta hoy) se estableció una etapa de proyección formulación, difusión e implementación de los primeros lineamientos formales de Educación ambiental en Colombia (Carrasco, 2014).
Referencias Carrasco, M. T. (2014). LA EDUCACION AMBIENTAL EN COLOMBIA.
Zabala, I. (2008). Historia de la Educación Ambiental desde su discusión y análisis.
Revista de investigacion Instituto pedagogico de Caracas.