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セ i
La Biblioteca Pedagógica de la Secretaría de Educación
Pública apoya la superaci ón de los maestros para el
mejor cumplimiento de su responsabilidad de educar.
Con este propósito ofrece U[\}, vasto panorama de cómo
ha sido concebida la educación en diferentes épocas y
latí rudes, de los debates de hoy y de sus perspectivas .
HILDA VARE LA BARRAZA
CULTURA
Y RESISTENCIA CULTU .RAL:
UNA LECTURA pOLíTICA
セ __
...
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EDICIONES
'\
Coordinación
g eneral : Manuel Pérn : Rocha
Portada . Repr odu cci ón fotogr áfi ca de la
escultura de Oiga Rarn íre z de Aguilar
Coordinacion
general. Manuel P érez Rocha
Identidad cultural,
cultura y liberación nacional
lq papel de la 'Cultura en la lucha por la independen-
cia, Amilcar Cabral 17 o ' • o • • o o • ••• o •• • o ••
loaresistencia cultural
Resistencia y lucha, Amilcar Cabral o • • • , • •• 83
La resistencia cultural, Amilcar Cabral o •• o • • o • • 84
La realidad cultural, Amilcar Cabral o • o • • • • • • • • 94
Cultura e ideologia
La invasión cultural, Paulo Freire o o • • •• • o •• o • •• o ' 103
Racismo y cultura, Frant z Fanon . . . . . . . . . . . . . . .. 121
Conclusión , Frant z Fanon o • • • • 136
Alienación cultural ,
cultura popular y desarrollo
La cultura colonial y 'la perpetuación del subdesarro-
llo , Babakar Sine. o • o •• 143 o • o • •• • •••• • • • o • o • o ••
セオ・N セ a un e a ís como " incultos" de hecho los estamos
9
"culta" y difícilmente pensaríamos que hay europeos
incultos. Pero la realidad es otra. La cultura de los campe-
sinos pobres de Francia, por ejemplo, es muy diferente de
aquella que generalmente conocemos como cultura fran-
cesa. La burguesía francesa no reconoce como cultura la
que tienen estos campesinos pobres .
Las tesis tradicionales que sostienen la posibilidad del
monopolio de la cultura en manos de una clase o de un
país , parten de una falsedad, al despreciar la capacidad
que todos los hombres tienen, independientemente de su
riqueza o del color de la piel, para crear cultura. Según
estas tesis, la cultura tiene un carácter universal, 00 es
un fenómeno histórico y designa a la producción artística
e intelectual, en sentido estricto, que emana de ciertas
clases sociales y que es reconocida por la clase política y
económicamente dominante como cultura. La cultura
popular es reducida a lo folklórico, en .la acepc iQññegativa
del término, o sea reducida a elementos pintorescos o
exóticos, diversión de los turistas.
De esto surge una imagen falseada de ャッセ pueblos, la que
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nuevas formas de expresión y empezaron a manifestarse en
toda su magnitud.
imagen f:alse¡d a sirve ahora de pretextll para j us-
tificar la perpe:m ación ,d e la ・クーセ ョ L ・ー su fase neo-
セiHI{ッョゥ。ャ N Sus cimientos fueron construidos en los albores
occidenta les en esta situación.
• La resistencia africana a la invasión colonial partió del
rechazo de esa imagen falseada . Para los africanos la
pregunta de qué es cultura adquirió una importancia vital,
profundizando en el análisis científico de la cultura, para
reafirmar Fa personalidad histórica y cultura del africano
como ser humano en oposición a los juicios colonialistas.
Hoy en día, la cultura es un tema polftico, vivo, aún
lacerante .
En este contexto se puede comprender la trascendencia
de la cultura para los pueblos africanos. No es una idea
abstracta, que sirva para la recreación de una minoría¡ J1.
estudio de. La cultura es una ex ige.ncia rnjsma de IO.5..- Dmce-
;; s de !ibe
Esto exp lica el por qué en esta antología han sido'
incluidos textos de africanos, cuyos análisis son amplia-
mente reconocidos por su carácter científico. En, este
plano sobresale la figura de A,ou1car Cab ral, Nヲ c_ ョ セ 、 ッ
12
en
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res
ida.
nal
lo-
na nació en 1924 e n Guinea Bissau . la más pobre de las
LJl colonias portuguesas en Africa . Ingeniero agrónomo
¡es bri llante , guerr illero y poeta , fue el fundador del ()AICC
(Part ido Afr icano par a la 1nd cpend en cia de Guinea-
lel B,íssau y Ca bo Verde) en 1959 . El PAlGC surgió como un
la movimiento de liberación en contra del colonialismo
U. portugués }'. ante la intransigenci a de éste , tu vo que
ra to m ar las armas para conquistar su ind ependencia .
10 En pocos año s la guerra de lib eraci ón alcanzó una
ts. di m ens ió n insospechada . El PAIGC, poco a poco, fue
n liberando del yugo colonial al paí s, creando zonas libe -
radas . Portugal contó con la ayu da militar de la OTAN
la (O rgan izació n del Tratado del Atlántico Norte) , pero fue
ta
e
, incapaz de deten er el avanc e de la gu errilla . Fue una
guerra larga y do lorosa, pero tambi én fue un proceso po-
pu lar sin precedentes .
En un in re nro d esespe rado por detener el proce so de
o libe ració n. las fuerz as colonialistas asesinaron a Ca bra! el
t- 20 de e nero d e 1973. En septiem bre de ese año, el PAIGC
e declar ab a u n ila ter alme n te su indep end enci a y se consti-
) tuía en Estado sob erano .
セ
Entre las obras de Cabral se enc ue ntra n numerosos
13
fue a trabajar a Argelia, entonces colonia frances a habitada
por pueblos de cultura musulmana.
Las características de la dominación colonial en Argelia
aceleraron el proceso de toma de conciencia de Fanon,
quien militó en las filas del movimiento de liberación el
Frente de Liberación Nacional que encabezó la lucha
armada de independencia ( 19541962), una larga y cruenta
guerra en la que murieron más de un millón de argelinos y
que marcó a todo el continente africano. Fanon mu rió en
1961 , a los 36 años de edad, antes de que Argelia obtuviera
la independencia. Es innegable la influencia enorme de
Fanon en el pensamiento político de Ios revolucionarios
africanos.
Fanon escribió numerosos trabajos , desde obras de psi-
quiatría hasta obras de teatro y cuatro importantes libros
sobre temas pol íticos, siendo el más conocido L os conde-
nados de la tierra. .
Babakar Sine es un profesor universitario senegal és, que
ha realizado estudios de derecho, sociología y pc lítica. Sus
trabajos científicos están enfocados principalmente al estu-
dio del subdesarrollo. Es autor de varios libros v uno de los
intelectuales africanos más renombrados . Actu'almente tra-
baja en Dakar, Senegal.
Paulo Freire , el ÚNico de los autores incluido' en esta
antología que no tiene la piel negra, es un educador-políti-
co brasileño , Nació en 1921 y ha dedicado su vida a la
búsqueda de nuevas alternativas educat ivas en favor de
una sociedad más justa . Una de sus tesis más conocida, "la
cultura del silencio", tuvo una influencia decisiva en el
pensamiento de Armlcar Cabra!. Freir é, en sus años de
exilio a raíz del golpe de Estado en Brasil, tuvo la opor-
tun idad de trabajar en varios países africanos, incluido
Cu jnea- Bissau , A su vez, Freire quedó profundamente
influido PQr el pensamiento de Cabra}. Actualmente tra-
baja en Sao Paulo, Brasil. Su libro más conocido es Pedago-
gía del oprimido.
14
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IDENTIDAD CULTURAL,
os CULTURA y LIBERACION NACIONAL
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15
El papel de Ia cultura
en la lucha por la independencia *
AMIl.CAR CARRAL
Introducción
La lucha de los pueblos por su liberación nacional e
independencia" contra la dominación imperialista, se ha
convertido en una fuerza inmensa de progreso para la
humanidad y constituye, sin duda alguna, uno de los
rasgos esenciales de la historia de nuestro tiempo .
Un análisis objetivo del imperialismo, como hecho o
[anomcno histórico "natural" y hasta "necesario" en el
marco del tipo de evolución económico -política de una
part e im port ant e de la humanidad, revela que la domina -
..:IÓn impq ialísta, co n t od o su cone jo de mjseri¡ . .
v dcstrun: ión d,; los |ャ 。 エ ッ イ ・ ウNィ オュ
.ri rn cncs..... 。 ョ ッ セ r ·
file hecha por Dulce A1mada . de los Servicios de Información del PAIGC y fue
l'"h 'li,ado en Amílcar Cabral, l. 'arme de 101tb e orie , París , Maspero . Este texto
hit' tomado de la revista Arre, Socie dad, t deologia , núm . l . junio-julio de
1 '17 7. Traducción de Heannc Kihalchieh. (Nota del ediror .)
17
·lJ,. .!:1inmensa
m,¡Ís_qu e IIDa realida d nega tiJ,¡
q OlJ. de capital el! una media docena, de ea:íses
!L\..Ulllu,a
セ・ャ
hem isfe rio Nom, com o resultado de la pirau ría...dcl
saqu eo de los b ienes de atriOS pneb10s y de la. ・セ N・A[ッ GエゥAY^ ョ
é senfTenada del tra ba:i:o de dich os pueblos , noe n! en-
dra más que el monopo lio en las colon ias , la repartición del
mundo v la dominac i ón imo eri ..
En los pa íses ricos , el cap ita l imperia lista, siempre en
busca de plusva lía, acrecentó la capacidad inven riva del
hombre, operó una profunda transformación de los medios
de producción, gracias a los procesos acelerados de Ia cien-
cia. La técnica y la tecnología acentuaron la soc ialización
del tra bajo y permitieron el ascenso de grandes capas de
población.
En los
zenerat, el oroce so his
セ ッ ュ ゥ ョ 。 、 セ [ cuando no pro cc dJO a W ehmmaclon...!JldJc íJ.lO
18
usa do minación imperialista, su afirmación o su negacion,
セ ・ウ 」 G セ ゥ ァゥ (y exige todavía) el cono cimiento más O menos
!;!?tl, econ ómica, social y cultural), en el seno de la cual este
セ ョ ᆳ l' ollo cimiento se. rransfo rrna 'e xpresándose necesariamente
!le! ' u términos de comparación con el sujeto dominador y
co n su propia realidad histórica . Tal conocimi ento es
en tin a im periosa necesidad para la práctica de la dominación
del Imperialista, que resulta de la confrontación, en general
lios violent a ; de dos identidades distintas en su contenido
en - histór ico y antag ónicas en sus funciones. La búsqueda de
i ón lal con ocimien to contribuyó a un enriquecimiento general
de .I't' las cie ncias humanas y sociales, a pesar de su carácter
(In ilat eral, subj eti vo y muy frecuentemente injusto.
-SO 1,:11 realidad , jamás el hombre se interesó tanto en el
.Io s «o noc im ien t o de otros hombres y otras sociedades que
_o q l e l curso de est e siglo de dominación imperialista . Una
de l'ILnti dad sin pre cedent e de informaci -ón, de hip ótesis y
uc- dI' te or ías relaci onadas con los pueblos o grupos humanos
o
) o «un etides a la dominación imp erialista, han sido incor-
jo, poradas especialmente a los dominios de la 「ェセ エ AQ イゥ。N セ la
CIO etnologja, La et nografía, la セ ァ ■ 。 y la cultura . Los
19'
ueblos en contra de la dominación imperialista.
Parte 1
El hecho de que los movimientos de independencia
generalmente estén marcados, desde su fase inicial, por
un desarrollo de las manifestaciones de carácter cultural,
hace que se admita que dichos movimientos están prece -
didos por un "renacimiento cultu ral" del pueblo domi-
nado . Inclusive se va más lejos al admitir que la cultu ra es
un método de movilización de grupo y hasta un arma en la
lucha por la independencia.
Con base en la experiencia de nuestra propia lucha y, si
se nos permite decir de toda Africa, estimamos que ésta es
una concepci6n demasiado limitada , si no errónea, del
papel primordial de la cultura en el desarrollo del movi-
miento de liberación. Deriva, pensarnos, de una generali-
zación incorrecta de un fenómeno real pero restring ido que
se sitúa en un nivel determinado de la estructura vertical de
Was sociedades colonizadas, en el nivel de las élites o diás-
poras' coloniales . Esta ignora o descuida . un dato esencial
del problem a: <i...carátctel."indes tructible de ャ。 {・ウェセ ゥ。
las ma'5a.Spo.pulares fren te a la dom inación
20
Con ciertas excepciones. el tiempo de la colonizacion no
luc suficiente para permitir, por lo menos en África, una
destrucción o depreciación significativa de los elementos
icra
esenciales de la cultura y de las tradiciones del pueblo
colon izado . La experiencia colonial de la dominación im -
¡;>or
ral, perialista en Africa revela que (con excepción del genoci-
ic e-
dio, la segregación racial y el apartbeidi? aparentemente
mi- la única solución positiva que ha encontrado el poder colo-
l es
mal para negar la resistencia cultural del pueblo colonizado
HN セ la "asirnilaciónt' .? Pero el fracaso total de la política de
11a
" SI
pru eba evidente de la falsedad de dicha teoría, al igual que
les clr la capacidad de resistencia de los pueblos dominados .
del Por otra parte, aun en las colonias donde la aplastante
ovt- ma yoría del pueblo sigue siendo autóctona, el área de
ali- orupacion colonial, y particularmente de ocupacióncultu-
f ui, se reduce a zonas costeras y a algunas áreas restringidas
lue
de .Id interior. La influencia de la cultura del poder colonial
iás- \ casi nula más allá de los límites de la capital y otros
cíal centros urbanos. Se resiente significativamente en la ver-
11.1al de la pirámide social colonial -la que creó el propio
ia
Ión
I 」 セャ」ュゥ 。 hウュッ M y se ejerce especialmente en lo que se puede
ió n
,.... por una parte, del carácter necesariamente oscurantista
su
dc' la dominación imperialista que desprecia y reprime la
en-
I ult ur a del pueblo dominado, y que no tiene ningún inte-
un
c<r
ra.
: Ap lJrlht·jd : véase la. nor a de] trabajo de ClIlbral " La cultura nacional y
l' hcl'l c:ión" en esta anrologia . (Nora del ediror .)
ista
\ .. Asim ila,.:ión" : véase lanora deí trabajo de Cabral "L.a realidad culru-
... ¡" ¡' j I ッ エ セ lIDI"Ologia. (NOt;l de ] editor.)
21
_ ...·L- ャゥセN
r és en promover la a.c u ltl!!.a.c ión4 de tas masas populares,
fuente de mano de ob ra para los trabajos forzados y objeto
principal de la exp lotación, por otro lado , la eficacia de
la resistencia cultural de esas mismas masas, sometidas a la
dominac ión política y a la explotación económica les
permite encontrar en su propia cultura el Único reducto
para preservar su identidad . Esta defensa del patrimonio
cultural se ve reforzada, cuando la sociedad autóctona
tiene una estructura vertical, por el interés del poder colo-
nial en proteger y fomentar la influencia cultural de las
clases dominantes, sus aliadas .
Lo anterior implica que, no solamente para las masas
populares del país dominado, sino también para las clases
dominantes autóctonas (jefes tradicionales, familias nobles,
autoridades religiosas) , no hay, en general, destrucción o
depreciación significativa de la cultura y de las tradiciones.
Reprimida, perseguida, humillada, traicionada por un
cierto número de categorías sociales comprometidas con
e] extranjero , refugiada en los pueblecitos, en los bosques y
en el espíritu de las víc tim as de la dominación, la cultura
sobrevive a todas las tempestades, para recuperar, gracias a
las luchas de liberación, toda su facultad de florecirniento.
rHe aquí por qué el pro blema de una "vuelta al origen" o
de un "renacimiento cultural"5 no lo plantean ni sabrían
(Cómo plan.tearlo las masas populares; ya que ellas mismas
son el origen de la cultura y, al mismo tiempo, la única
entidad verdaderamente capaz de preservar y de crear la
cultura, de hacerla historia.
22
es, " ¡lrA un a apreciación correcta del verdadero papel de la
lto
ll l h ur ll e n el d esarrollo del movimiento liberador, se debe,
lU ir lo menos en el caso de Afri ca, diferenciar entre la.
de
la ílilnri bn de las masas populares que preservan su cultura,
les \' h. tk las ca tegor ías soc iales más o menos asimilada s, des-
Ilhll / ,a llas y culturalment e alienadas .f Las élites coloniales
to
11Il l\, (o n.:l<;. for jadas por e ] proceso de coloni zación , son
io
na l' "rt¡ lll0r:lli de un cierto número de elemento s culturales
iGイ エ ャ ャG ャ ッセ de la sociedad au tó ctona , viven material y espir i-
lo-
las 11oll m e nte la cult ura del extranjero coloniali sta, con el cual
li '>iI OlIl de ide n tificarse progres ivament e , en el comporta -
II lrn l o ..oc ial y en la apreciación misma de los valo res
sas
t lllt ur,Ih;, indíg enas.
ses
¡\, tr avcs, p or lo m enos, d e dos o tres generaciones colo-
es,
II Il 11hl " "1' fo rm a una capa social constitu ida por funciona-
,o
iャ ャ セ tlr (,..lad o y empleados de las difer entes ramas 'd e la
es,
sto " A"¡'·n .,o ') 1l 」ャ セj ュ イ[キ ャ BZ v éase la nota 12 del trabajo de Fanon "Sobre la
su
I ..,.. .. n N. d.) !lIl ' · e" esta an to log ía , (Nota del edi to r. }
23
nalizada" . Esta "marginalidad" constituye tanto in locus 7
como en el seno de diásporas implantadas en la metrópoli
colonial ista, el drama sociocultural de las élites coloniales
o de 'a pequeña burguesía, vivido más o menos intensa-
mente según las circunstancias y el nivel de aculturaci ón,
pero siempre en el plano individual y no colectivo.
Es en el marco de este drama cotidiano, que tiene como
tel ón de fondo la confrontación generalmente violenta
entre las masas populares y la clase colonial dominante,
que surge y se desarrolla en la pequeña burguesía indígena
un sentimiento de amargura o complejo de frustración
y paralelamente, una necesidad urgente de la cual poco a
poco toma conciencia, de impugnar su marginalidad y
forjarse una identidad . Por lo tanto, se vuelca hacia el otro
polo del conflicto sociocultural en el seno del cual vive -el
de las masas populares nativas-o De esta manera el "retor-
no al origen", que parece más imperioso, en tanto que el
aislamiento de la pequeña burguesía (o de las élites nativas)
es grande y que su sentimiento o complejo de frustración
se agudiza, como es el caso para las diásporas africanas
implantadas en las metrópolis colonialistas o racistas . Por
lo tanto, no es casual que teorías o "movimientos" tales
como el panafncanismo y negritud': (dos expresiones
pertinentes, fundadas principalmente en el postulado de
24
. 7
I
10 "1\" , ollltltlllt."claram ent e influ ida por una realidad nueva :
tal (ItHlllí" ta. de la independencia política para la gran
\ 111 1,1 tlt' los pueblos africanos .
te ,
na \ .1"1 1'1 "retorno al or igen" no es, ni puede ser , en sí
ón " ' CIto l/JI 1l"W de lucha en contra de la dominación ex-
la 1I11'l.t (lflJunialista y racista) , ni tampoco significa nece-
, en
11' , 1 " « · ' O fl HJ 31 orig en " no es otra cosa que una solución
mis-
ada (' Ir ,1 jI obten er ventajas temporales. o sea una forma
:ari-
ed.) LB i G セ H ᄋ n inconsciente de oportunismo político.
25
te o real, no se produce en forma simultánea y uniforme en
el seno de la pequeña burguesía autóctona. Es un proceso
lento, discontinuo y desigual, cuyo desarrollo depende del
grado de aculruración de cada individuo, de sus condicio-
nes materiales de existencia, de su formación ideológica y
de su propia historia en tanto ser social. Esta desigualdad
está en la base de la escisión de la pequeña burguesía indí-
gena en tres grupos, frente al movimiento de liberación:
a) una minoría que, aun deseando el fin de la dominación
extranjera, se aferra a la clase colonial dominante y se
opone abiertamente a ese movimiento, para defender su
seguridad social, b) una mayoría de elementos titubeantes
e indecisos; e) una minoría cuyos elementos participan en
la creación y la direcc ión de! movimiento .
Pero este último grupo, que juega un papel decisivo en
el desarrollo del movimiento de pre -independencia, no
llega verdaderamente a identificarse con las masas popula-
res (con su cultura y sus aspiraciones) más que a través de
su lucha. El grado de esta identificación depende de fa
forma o formas de la lucha, del contenido ideológico del
movimiento y del nivel de conciencia moral y política de
cada individuo.
Parte ll
La identificaci ón de una parte de la pequeña burguesía
autóctona con las masas populares presupone una condi-
ción esencial: que , contra la accion obstructora de la
dominacion imperialista, las masas populares preserven su
identidad, diferente y distinta de la de 'la potencia colonial.
Por lo tanto, parece interesante determinar en qué casos
esta preservación es posible; por qué, cuándo y a qué
niveles de la sociedad dominada se plantea el problema de
la pérdida o .ausenc ia de identidad y por consecuencia se
hace necesario afirmar o reafirmar, en el marco del movi-
miento de la pro-independencia, una identidad diferente y
distinta de la del poder colonial.
La. identidad de un. individuo o grupo , humano dado es
26
;0 1111 .1 h iose ciol ógica iQ.dep en diente de .!!. voluntad
11\101
so ll! 11" 1I\11 ividIJO o grupo , e ero adquiere significación
el l.. Itl L iセ , unn d o se e xpr e sa e n rdac ió ñC'on otr osind ivi-
O- Bw セ 11 "' 1' 1pn1>hu manos . La lDatl!ol1eza d ja]¿kDca de 4
ad , (" o .ll"cir , un in div iduo o grupo humano sól o
11' lllt'tll ,dad, si es igual a ciertos individuos (o gru-
fí·
n: dll ('r c llt c: .1,' otros . La defini ción de una jd e nti dad ,
ón ¡ILI.d <l ro lccr iva, es por ló ta n t o, al mismo tí eillP o, !A
se IbHit'll \ la negaci ón d e cie rt o ñ úrñ er o de cara c ter ís-
su .Id uicu :l lo s ind ividuos o col ecti vidades , en fun-
tes • B セ ャイ、 エG ャ[I、s históricas (biológ ica s y sociológi cas)
" .," ''' ' " W III! \[1 o re str icti va , las c aracterística s biológicas
¡.-ᄀ i 、 ーセ ャ G L .1\ dd ser en cuestión .
. la l ¡iI III Cf,(1 q (el patr imonio gené ti co) es la base material
r su i ヲ G セ ャ ャ ll ... d ,k P ILf ;, la ex iste ncia y la conti nuidad evolu tiva
1 de mlu lu I lI,¡f, nol;l ciÚn o la comp ara ción entr e indi viduos
;l se 10' , セ G エ L G i p u | En efe cto , para llegar él u na definición inte -
OVL- ,t.. l.. (l" 'lItid :lt;!, es ind ispe nsable carac teri zar el ele-
te y l ' h l"" 'I'.l tl l , pero esto no imp lica una identificación
27
similar en el "plano biológico .
Este hecho revela, por un lado, la supremacía de la vida
social sobre la vida individual , pu es la sociedad (humana ,
por ejemplo), es una fo rma superior de la vida y sugie-
re, por otra parte, la necesidad de no confundir , en !]a
apreciación de la identidad , la identidad original en la cual
el elemento biológico es el principal determinante y la
identidad actual, cuyo determinante principal es el, ele-
mento sociológico . Obviament e, la identidad que hay que
tomar en cuenta en un momento dado de la evolución de
un ser (individual o colectivo) es la identidad actual, ya
que toda apreciación hecha únicamente sobre la base de
su identidad originar ia e incompleta, parcial y falseada,
pues descuida o ignora la influencia decisiva de la realidad
social sobre el contenido y la forma de la identidad.
En la formación y desarrollo de la identidad individual
O colectiva, la realidad social es un agente objetivo, resul-
tado de los factores económicos, pol íticos, sociales y
culturales que caracterizan la evolución o histor ia de la
sociedad en cuestión . Si se considera que, entre estos
factores el económico es el fundamental, se puede afirmar
que la identidad es, de algún modo , la expresión de una
realidad económica. Esta, cualquiera que sea el medio
geográfico y la vía de desarrollo de la sociedad, está defi-
ida por el セNA 、 A ャ セウ fuerzas productivas (relación entre
28
| オャ イ セ 1;1estructura social del pueblo dominado,
ida 'plll l •• ( lIm l<!t:rar <.:1taso del colonialismo clásico irnpug-
na, B エャ セ d movimiento de prc-independencia . Aquí,
lt l' lll' r ,t llll (; sea el grado de desarrollo histórico de la
セ・ᆳ
I la 1.1I\ dllin il1a.Ja, la estructura social puede sufrir las
I, h l t h'" (·oll v.:cucn cias : a) destrucción total, acompañada
ual
, la Ill ll Utb l.:íl'm inmediata o progresiva de la pob lación '
tI IITlIlpla;t () por una población extraña; b) dcstruc-
de-
que "" 1/"" , '1111 el arraigo de una población extraña más o
IIU iャ ャ」 G イuセ。[ c) e onseruacion aparente, condícíonada
de
e la l it .. . 1 01. '01 Iuc n es cieno que los grupos ét nic os han lograd o
111' ( ,11 lun l'rvar su identidad, se constata que los gru-
stos
ェセ "t ." 1('\I, lt '111cS son aquellos que han tenido los cho-
mar
ntr e
rión .11 11' ッB セ 」ャB| ャ。イ que el comportamiento de la potencia
sión
tr la I" ''' B 0 [1 " セ N L ゥ ウN es el caso de los mandjaqucs, pcpels , oincas, batanees
ruar' 11\1
" '111
lId aut o r. )
I ¡ .. .. ' .10:I.. セ paradincas y de otras minorías del interior . セ n ッ エ 。 del
im -
29
dad. Por lo demás, está obligada a defender a las clases
dirigentes de Ios grupos que (como, por ejemplo, i セ 。 etnia
o la nación peule, en nuestro país) le han dado un apoyo
en la conquista colonial, política que favorece la preserva-
ción de la identidad de esos grupos .
Como ya dijimos, en lo qu e a' la cultura concierne, en
general no hay modificaciones importantes y en la vertica -
lidad de la pirámide, o de las pirámides sociales indígenas
(grupos o sociedades donde hay un estado), cada clase o
capa guarda su identidad, integrada a la del grupo pe to
distinta de las otras categorías sociales. Por el contrario, en !
los centros urbanos, así como en algunas z onas del interio r
del país donde la influencia cultural del poder colonial e:
'Sensible, el problema de identidad es más complejo. Mien
tras la base y la cúspide de la pirámide social (es decir, L
mayor ía de las masas populares trabajadoras constituid :
pOI individuos de diferentes grupos étn icos y la el
extranjera dominante) preservan sus identidades, la zo n
central de esta pirámide (la pequeña burguesía autóctona) ,
culturalmente desarraigada, alienada o más o menos asirni
lada, se debate en un conflicto socio-c ultural en busca de
su identidad . Hay que notar además que, aunque unidos
por una nueva identida d! que le confiere el poder colonial .
la c1!ase dominante extranjera no logra liberarse de las con
tradicciones de su propia sociedad que simpleme nte tras
lada al país colonizado.
Cuando, por iniciativa de una minoría de la pequeñ a
burguesí a autóctona, aliada a las masas populares indíge-
nas, se desencadena el movimiento de pre-independencia,
esas masas no tienen ninguna necesidad de afirmar o rea-
firmar su iden tidad , que nunca confundieron ni podrían
confundir con la del poder colonial. Esta necesidad no,
es sentida más que por la pequeña burguesía autócton
que se ve forzada a tomar una posic ión en el conflicto qu
opone a las masas populares con el poder colonial. Si
embargo, la reafirrnaci ón de una identidad distinta de la d
la potencia colonial no es general en el seno de la pequeñ
burguesía. No es más 'que d h ec ho deuna minoría, mie
30
lases orra minoría afirma, muchas veces de manera
etn ia pllO\i l , la identidad de la clase extranjera dominante
lOYO ''''' lIria silenciosa se debate en la indecisión.
erva k ili;" , aun cuando haya una reafirmación de una
ィ Giャ G |ャ i セ Qャ Q distinta a D a de la potencia colon ial y por lo
e, en 11.. ICkntica a la de las masas populares, no se manifiesta
.rica- I ャji セ ャi Q modo en todos los niveles . Una parte de l;a
H
sólo de identidad, sino de dignidad.
En el curso del proceso de dominación colonialista, I
masas populares cualesquiera que sean las características d
la estructura social del grupo al cual pertenecen, no deja
de resistir a la potencia colonial. En una primera fase la d
la conquista, cínicamente llamada "pacificación" resiste
con las armas en 16.mano a la ocupación extranjera. En un
segunda fase la de la edad de oro del colonialisrno rriu
fante oponen a la dominación extranjera una resisten ci
pasiva, casi silenciosa pero jaloneada por numerosas reb
liones en general individuales, raramente colectivas, e
panicular respecto del trabajo y de los impuestos y au
en los contactos sociales con los representantes extranjer
o autóctonos del poder colonial. En una tercera fase 1
de la lucha de liberación : son las masas populares las qu
suministran la principal fuerza que utiliza la resistenci
política o armada para impugnar y liquidar a la domin a:
ción extranj.era. Tal resistencia, prolongada y multiform e
sólo es posible porque al preservar su cultura e identida
las masas populares guardan intacto el sentimiento de s
dignidad individual y colectiva, a: pesar de las vejaciones
las humillaciones y las sevicias" de las que a menudo so
objeto.
La afirmación o reafirmación por la pequeña burguesí
autóctona de una identidad distinta de la de la potenci
colonial, no contribuye por lo tanto, no podría contribuir
a la resti tución de un sentimiento de digni dad en esta sol
categoría social. En este mismo plano conviene observ
que el sentimiento de dignidad de la pequeña burguesí
depende del comportamiento objetivo, moral y social d
cada individuo, del grado de subjetividad de su actitu
frente a los dos polos del conflicto colonial entre los cual
está obligada a vivir el drama cotidiano de la colonizació
Este drama es tanto más profundo cuanto que la pequeñ
burguesía está obligada, por el cumplimiento de sus fu
32
• H . !f" l l " . cousta n tcm en tc, a la vez, con la clase
. 11lW llll ll lf t ' y las mas as populares . De tal manera
f lil l 1".1, 1, el d emento pcqu e ñoburgu és es objeto
lfl!f1e .Id n unnjcro) d e hum illacion es frecuentes si
Aャ Q BゥャZT ャQ {Aセ セ .11°1'o tro, va tomando conciencia , tanto de
tI L. IU' (I'II'1l 11 bur gues ía ind íge na , categoría social
l, L. I 1I101ltr.:1I .:ió n m isma, do nd e apar ecen las prime-
H!uu !i\ ,., , <lI1x 1>tuentcs encam inad as a mo vilizar y
エ[ᄀャセゥ ャ ■AG '.1" Ill.l\ll " pop ular es par a la lucha con tra I'a poten-
ill,(l
lul ア ャ |H セ L .1 lJ';lve s
die tod a sue rte de vicisitu des, y cua -
Il l l' Il'tI d<' 1:1 pr e-in de pen den cia o de liberación exige
I k.".1 1111,1 dan d istinci ón entre セ
,
t 。 y m q,n if.esta-
· d ,..........セ
33
lu char contra la dominación extranjera. Cualesquiera se
las características ideológicas o idealistas de su expresión,
cultura es un elemento esencial del proceso histórico . Es
ella donde reside la capacidad de elaborar o fecundar el
mentos que aseguren la continuidad de la historia y de t
minen, al mismo tiempo, las posibilidades de progreso
regresión de la sociedad . Se comprende así que siendo
dominación imperial ista la negación del proceso históri
de la sociedad dominada, sea necesariamente la negación
su proceso cultural. Por eso porque una sociedad que
libera verdaderamente del yugo extranjero, vuelve a rorru
los cam inos ascendentes de su propia cultura, la cual
alimenta de la realidad viviente del medio y niega , tanto l
influ encias nocivas como toda clase d'e sometimientos :
culturas extranjeras (la lucha de liberación es, ante tod
un acto de cultura) .
La lucha de liberación es un hecho esencialmen í
político. Por consiguiente, sólo los métodos politic e
(comprendido el empleo de la violencia para liquidar I
violencia, siempre armada, de la dominación imperialist i
pueden utilizarse en el curso de su desarrollo . La culturo
por lo tanto, no es ni puede ser un arma o método e
movilización de grupo contra la dominación extranjer ,
Es mucho más que eso . En efecto, está en elconocirnient
concreto de la realidad local. En particular la realidad cy
tural, en la que se funden la elección, la estructuración y I
desarrollo de los métodos más adecuados para la lucha . D
ahí la necesidad, para el movimiento de liberación, (
acordar una importancia primordial, no solamente a l¡
características generales de la cultura de la sociedad den!
minada, sino también a las de cada eategoría social. Pue
aunque tenga un carácter de masa, la cultura no es unifo
me, no se desarrolla igualmente en todos los sectore
horizontales o verticales, de la sociedad .
La actitud y el comportamiento de cada categoría I
cada individuo, frente a la lucha y su desarrollo son, 」ゥ セ
34
! II II I \ I\' (" afirmar que es la diferencia de niveles de cultura
1" Ifl lt ' explica los diferentes comportamientos de los
.11\IIII1t1s de una misma categoría social frente al movi-
1''''11tic liberación. Por tanto es en este plano donde la
flel r !1 alcanza toda su significación para cada individuo;
fIlI" ('llsiÓn e integración en su medio social, identifica-
IU セ オ ョ los problemas fundamentales y las aspiraciones
35
los valores positivos y poder esperar la confluencia de e
valores en el sentido de la lucha y en el marco de u
nueva dimensión (la dimensión nacional). Hay que ha,
notar , sin embargo, que no es más que en el transcurso
la lucha que la complejidad y la importancia de Ilos probl
mas culturales aparecen en toda su amplitud , lo queob li
frecuentemente a adaptaciones sucesivas de estrategia
t ácticas, a realidades que sólo la lucha puede revelar. De
misma manera, sólo la lucha revela cómo y hasta dón
la cultura es para las masas populares una fuente inagota
de valentía, de energía física y psíquica, pero también
obstáculos y dificultades, de convicciones equivoca
de desviaciones en el cumplimiento del deber y de limi
ciones del ritmo y de la eficacia de la lucha.
Todo esto implica una confrontación permanente, tan
entre los diferentes elementos de la cultura como en
éstos y las exigencias de la lucha . Una acción recíproca
desarrolla así entre la cultura y la lucha. La cultura, fun
mento y fuente de inspiración de la lucha, comienza a
influida por ésta y tal influencia se refleja de manera m
o menos evidente en la evolución del comportamien
de las categorías sociales y de los individuos así como
el desarrollo de la lucha misma . Tanto los dirigentes
movimiento de liberación, la mayoría originarios de 1
centros urbanos (pequeña burguesía y trabajadores asa!
riados), como las masas populares (cuya aplastante m
yoría está constituida por campesinos) mejoran su nivl
cultural: adquieren un mayor conocimiento de las re
dades de su país, se liberan de comp lejos y prejuicios
clase, superan los límites de su universo, destruyen 1
'barreras étnicas, consolidan su conciencia política , se in
gran más estrechamente a su país y al mundo, etcétera.
Cualquiera que sea su forma, la lucha, se sabe , exige
movilización de una mayoría importante de la poblaci é
unidad política. y moral de las distintas categorías soc
les, la liquidación progresiva de los vestigios de la men
lidad .tribal ' y feudal, el rechazo de las reglas y de I
tab úes sociales y religiosos incompatibles con el carác
36
'.11MrtliA/ Y nacional del movimiento liberador y opera aún
"lU chas otras modificaciones profundas en la vida de la
PlIr.l:u,:iÚn . Este se ¡n ace más real, en cuanto que la dinárni-
セN i de la lucha exige además la práctica de la democracia,
Ir tic la población para la organización de su vida, la
lf'lll,(·¡¡iz.ación, la creación de escuelas y servicios sanitarios,
l .l 1ormaci ón de cuadros salidos de los medios campesinos
u uveros. y muchas otras realizaciones que implican una
'liladera marcha forzada de la sociedad por el camino del
I'lo.\reso cultural. Esto demuestra que Ia 'lu cha de libera-
IWI 110 es sólo un hech -o cultural, sino también un factor
CIJU ¡;¡r a .
(·.n el seno de la sociedad indígena, la acción del movi -
lll c'n ro de libera ción eh el plano cultural trae consigo la
i c G Ai セ ゥVョ de una lenta pero sólida unidad cultural, de natu -
" l,ll' f\ cul't ur-a1 qu e surge a lo largo de la lucha entre los diferentes sectores
ャ |エャ ヲ セ イ」 ョ エ」 ウ clases sociales) de la sociedad colonizada, (Nota del editor.)
37
la lucha, puede definir su trayectoria y límites y asegut
su continuidad .
Entr e los representant es de la potencia colonial com
entre la opinión metropolitana, la lucha de liberación c
primero un sen timiento general de asombro, sorpresa
incredulid ad. Una vez superado este sentimiento que es
fru [O de prejuicios o de la deformación sistemática qu
caracteriza la información colonialista , las rcaccion
varían según los intereses y las opiniones políticas y 1
grados de cr istalización de tina rncnralidad colonialista
racista de las diferent es categorías sociales y aun de 1
individuos. Los progresos de la lucha y Jos sacrificios im
puestos p,or la necesidad de ejercer u na represión coloni
lista, policiaca O militar, provocan, en la opinión metr
pol itana, una esci sión que se traduce por tomas de pos ició
diferente , si no divergente, y por la emergencia de nuev
contrad icciones políticas y soc iales. 15
;\ partir del momento en que la lu cha se impone com
un hecho irreversible , y por grandes que sean ros medios
utilizados para estrangularla, se opera un cambio cualita-
tivo en la opinión metropolitana que, en su mayoría acepta
progresivamente la posibilidad, si no la fatalidad, de la
independencia de la colonia. Un cambio tal traduce el
reconocimiento, consc iente o no, del hecho de que el pue-
blo colonizado en lucha tiene una identidad y una cultura
prop ias. Yeso a pesar del hecho de que una minoría activa,
aferr ada a sus intereses y a sus prejuicios, sigue, durante
38
111111 d conflicto, rehusando el derecho de ese pueblo a la
11 セ '''Iva del con flic to, es imp l ícitament e rec onoc id a o
I I'l:lJ a has ta por la pot encia colonia l, cuando , p ara
' 1" 1.'1':1.1' la lucha de sus obj etivos , apl ica u na po lítica dern a-
'fi L:I. de " pr omoció n econó mica y social ", de "d esarrollo
u lruru!" , recurri en do a nue vas forma s de dom inación. En
:a q to, si el nCQ-colon ialism o es an te todo la conti l1Uad .ófi
I 1.. 1.1 d,o miWiCión cco n 6mica ím perialist"a_ 「。ェ セ セ SA
Im - I l." H [ セ L es ta mb ién el recon ocim iento tá cit o po r la
fila- ャ ヲャゥ セ Gョ」 ゥ。 co lonial del hecho d'e que el puebl o al que dorni-
t ro- Il ,! " explota tiene su propia ident idad, la cual exige una
.i ón frr{'l.:c ión pol ítica propia para la satisfa cci ón de una nec e-
evas V.llt cultu ral.
Mm hay que notar que, aceptando la ex istencia de una
m10 IIklll:idad y de una cultur a del pueblo col oni zado y por lo
íios 1.11I10 su derecho inali enable a la autodeterminación y a
ita- 1.1indep ende ncia, fa opinión m etropolitana (o por Jo me-
pta H" '¡ una p arte important e de dicha opin i ón) hace un
la IUlIgrts o significati vo de orden cultu ral y se libera de
el l l n d em en to negat ivo de su cultur a ; el prejuicio de la
ue- ャ エG セ ュ 。 、 。 L de 'la nación colonizadora sobre Fa nación
ura IIlonizad a. Este prog reso puede tener consecu encias irn-
va, purl.:,m,tes, aun trascendent ales , sobre la evoluc ión polít ica
He lit' la. potencia imperia lista o co lonial, como prueban algu-
ヲ ャ cャ セ Q hechos d e la historia reciente o actual. 16
1セ セ ,"01.0nias po rtuguesas en Afriea . Este trabajo fue escri ro por Arn íI car Cabra!
" 197 2, per o parece que con esto estaba prediciendo la caída de la dictadura
,' '' rt ur< esa : en abri l de 1974 un golpe de E stado dio p aso a un nu evo regímen
B Nセ Qi P s repres ivo y que tuvo que acep ta r que el fin del colonialismo había
39
varios grupos humanos de uno o varios continentes, as
como una situación más o menos semejante en relació '"
con la dominación colonial y racista, llevaron a formulaf
teorías y a crear "movimientos" fundados en la hipótesi,
de la existencia de culturas raciales o continentales, Lá
importancia del papel de la cultura en el movimiento d""
liberación generalmente reconocida o presentida, con,
tribuyó a dar a esta hipótesis una cierta audiencia, Sii!1
pretender minimizar la importancia que tales teorías"
"movimientos" hubieran tenido o tienen corno tentativas';
logradas o no, de la búsqueda de una identidad y com
medio de impugnación de la dominación extranjera, s
puede afirmar que un análisis objetivo de la realidad 」オャセ
rural conduce a negar la existencia de culturas raciales <t
continentales. Primeramente porque la cultura, como la)
historia, es un fenómeno en expansión e (ntimamente
ligado a la realidad económica y social de! medio, al nivel
de las fuerzas productivas y al modo de producción de la,
sociedad que la creó, Segundo, porque e! desarrollo de,
la cultura prosigue de manera desigual, sea en un conti'
nente, en una "raza", e incluso en una sociedad. En efecto.]
las coordenadas de la cultura, como las de todo fenómeno.
en desarrollo, varían en el espacio y en el tiempo, ya sea
que éstos Sean materiales (físicos) o humanos (biológicos'
y sociológicos), He aquí por qué la cultura creación dé'
la sociedad y síntesis de los equilibrios y de las soluciones
que engendra para resolver los conflictos que la caracteri-
zan en cada fase de la historia- es una realidad social inde;
pendiente de la voluntad de los hombres, del color de su
piel, de la forma de sus ojos O de los límites geográficos,
La apreciación correcta del papel de la cultura en e
movimiento de liberación exige que se consideren global-
mente y en sus relaciones internas los factores que
definen; que evitemos toda confusión entre lo que es
la expresión de una realidad histórica, material y 10 que
parece ser una creación del espíritu, desprendida de esta
realidad; que no se establezca una conexión absurda entre
las creaciones artísticas, valederas o no, y las pretendidas
40
OKructerísricaspsíquicas y somáticas de una "raza"; en fin,
(lile evitemos todo análisis no científico o acientífico de!
fenÓmeno cultural.
Para que la cultura desempeñe el pape! que le correspon'"]
(le en el movimiento de liberación, éste debe establecer con
precisión los objetivos por alcanzar en la vía de reconquista
ilel derecho del pueblo a! que representa y dirige a tener su
propia historia y disponer libremente de sus fuerzas pro-
ductivas, con miras al desarrollo ulterior de una cultura
másrica, popular, nacional, científica y universal. Lo アオセ
pnra el movimiento de liberación importa no es probar la
08pccificidad o no especificidad de la cultura del pueblo,
81noproceder al análisis crítico de esta cultura en función
de las exigencias de la lucha y del progreso y de situarla,
sln complejo de superioridad o inferioridad, en la civiliza-
ción universal, como una parcela del patrimonio común de
In humanidad, en la perspectiva de una integración armo-
niosa en e! mundo actual,
La lucha de liberación, que es la expresión más compleja
del vigor cultura! de! pueblo, de su identidad y de su .dig-
nldad, enriquece la cultura y le abre nuevas perspectivas de
\Icsarrollo. Las manifestaciones culturales adquieren un
contenido nuevo y encuentran nuevas formas de expresión.
Hevuelven así un instrumento poderoso de información y
de formación política, no solamente en la lucha por la
Independencia sino aun en la gran batalla por e! progreso.
AMfLCAR CABRAL
4]
monia realizada en homenaje a nuestro compañero .
lucha y digno hijo de .Africa, el recordado Dr. Eduarc
Mondlane, antiguo presidente dé! FRELlMO, cobardem .
asesinado por los colonialistas portugueses y sus aliad4
el3 de febrero de 1969, en DaresSalaaru'" [... 1 セ
Otros oradores tuvieron oportunidad de trazar su 「セ
grafía y de hacer los elogios bien merecidos. del Dr. Edu:í!
do Mondlane. Queremos simplemente reafirmar nues
admiración por la figura de UD africano patriota y de ti1
eminente hombre de cultura como él. Queremos igualme ,
te decir que el gran mérito.de Eduardo Mondlane no fu
solamente su decisión de 'luchar¡ror la liberación de
pueblo. Su principal mérito fue el de haber sabido in_,
gr:use a la realidad de su país, identificarse con su pucblI
x.,voiverseculm _ャc、Aセョエ・ la lucha que dmmó <:<>n cOral!
en su juventud por una fundación estadounidense, beqadl
de una universidad de Estados Unidos, doctor de la 'Ul)"f
vcrsidad Northwestern, alto funcionario de las n。」ゥッイᄀセ
Unidas, profesor de la Universidad de Siraeusa, president
del Frente de Liberación de Mozambique (PRELlMcj1
murió como combatiente por la libertad de su ーオ・「ャッNセᄀ
La vida de Eduardo Mondlane es en verdad rica eli
experiencias. Si se Úmsidera el breve periodo 、オイ。ョエ・Lセ
de 1970. (Nota del anecr.) Texto tomado del libro de Amílcar Caheal, L'a.,.,nl
lb!la thiorie, París, Ma$pero, 1915, Traducción de Unda Vate.!a Barraza.. .;
17 Eduardo Mood1ane fue el fundador del movimiento de ャゥ「・イ。」VョMZ⦅セs
42
prllcticamente, todas las categorías de la sociedad africana
colonial: del campesinado a la "pequeña burguesía" asimi-
lada, y en el plano cultural, del universo aldeano a una
cultura universal, abierta hacia el mundo, con sus proble-
mas, sus contradicciones y perspectivas de evolución.
Lo importante es que, después de esa larga trayectoria,
I\duardo Mondlane fue capaz de llevar a cabo. el regreso a
la aldea, en su personalidad de un combatiente por la libe-
ración y por el progreso de su pueblo, enriquecido por las
experiencias agitadas del mundo moderno. Dio así un
ejemplo profundo: enfrentando todas las dificultades,
huyendo de las tentaciones, librándose de los compromisos
de la alienación cultural (y por lo tanto política) supo
reencontrar sus propias raíces, identificarse con su pueblo
y dedicarse a la causa de su liberación nacional y social.
Por eso los imperialistas no lo perdonaron.
Así, en vez de limitarnos a los problemas más o menos
importantes de la lucha común contra los colonialistas
portugueses, centraremos nuestra Conferencia en un pro-
blema esencial: las relaciones de dependencia y de reci-
procidad entre la lucha de liberación nacional y la cultura.
Si logramos convencer a los combatientes de la libera-
ción africana y a todos aquellos que se interesan en la
e libertad y en el progreso de los pueblos africanos, de
1, la importancia decisiva de este problema en el proceso
de la lucha, habremos rendido un homenaje significativo a
1 Eduardo Mondlane.
1
Un dilema cruel paro el colonialismo:
¿liquidar O asimilar?
Cuando Goebbels, el cerebro de la propaganda nazi, oía
hablar de cultura, sacaba. su pistola. Esto muestra quc los
nazis --quienes fueron y siguen siendo la expresión más
trágica del imperialismo y de su sed de dominación- aún
en el supuesto caso de que todos fueran dementes, como
Hitler, tenían una noción clara del valor de la cultura
como factor de resistencia a la dominación extranjera.
43
'."
r muy La fácil
h}s!,,>rianos enseña que, en セ■[ᄀャゥ 」ゥイオョウエ。セB
para el extranjero el Imponer su dominacié
sobre e1pueblo. Pero la historia nos enseña igualmen
que, sean cuales sean los. aspectos materiales de esta doni
nación, sólo puede mantenerse mediante'; la イ・ーウゥセL
permanente y organizada de la vida cultural del pueb
afectado: Una implantación definitiva sólo puede asegura¡.
se mediante la liquidación física de una parte significan'
L de la población dominada. . .' .,:
En efecto, tomar las armas para dominar, a un pueblo ・セ
ante todo, tomar las armas para destruir o al menos ne
tralizar o paralizar su vida cultural. Porque siempre q
exista una parte de ese pueblo que pueda tener una vi .
cultural, la dominación extranjera no podrá estar segu(
de su perpetuación. En un momento dado, dependiendo di
los factores internos o externos que determinan la evolé
ción de una sociedad concreta, la resistencia cultura!.(i4
destructible) podrá impugnar ampliamente a la dominacíói
extranjera. ,
El ideal, para la dominación extranjera, imperialisraj
no, se ubicaría ante esta altemativarIiquidar prácticamenf
a toda la población del país dominado, eliminando de ・Qᄀセ
forma todas las posibilidades de una resistencia 」オャエイ。A[セ
bien lograr imponerse sin perjudicar a la cultura del ーオ・「ャセ
d0",linado, o sea, armonizar la 、ッュセョ。」ゥ ・」ッョァュゥ。[ᄀセL
do. La segunda hipó tesis, hasta el momento, no ha sャNセ
su desarrollo., . ZLNセ
44
111hecho, no son sino formulaciones burdas del racismo y
le traducen, cnla práctica, en el sometimiento a un estado
de sitio permanente
pata las poblaciones autóctonas, ci-
mentado en una dictadura (o "democracia") racista.
Es, por ejemplo, el caso de la pretendida teoría de la
tI,imi/ación18 progresiva de las poblaciones nativas, que
le manifiesta como una tentativa de negación más o menos
violenta de la cultura del pueblo en cuestión. El amargo
fracuso de esta "teoría", puesta en práctica por algunas
potencias coloniales, entre ellas Portugal, es la prueba más
.vldente de su inviabilidad además de su carácter inhu-
rnune. Esta "teoría" absurda alcanza su grado más elevado
gn el caso portugués, en el que Salazar'? afirma que Africa
/1// existe. .
Es igualmente el caso de la pretendida teoría del apart-
litid l O creada, aplicada y desarrollada por una minoría
'leísta sobre la base de la dominación económica y política
dll pueblo de África austral, dominación que comporta
\Ina serie de crímenes de lesa-humanidad. La práctica del
",t¡¡rtINíd se traduce en una explotación desenfrenada de
la fuerza de trabajo de las masas africanas, las cuales se
sneucnrran acorraladas y reprimidas en el campo de con-
45
centracion más cínico y más
haya conocido jamás."
y, el becbo económico (y político) en el comporramieq
de las sociedades humanas. En efecto, la cultura es,';i
cada momento de la vida de una sociedad (abierta o ced
da), la resultante más o menos concientizada de las 。セ
vidades económicas y políticas, es la expresión másj
menos dinámica del tipo de. relaciones prevalecientes]
el seno de .una sociedad.por un lado, entre elhomb
(considerado individualmente o en forma colectiva) ケセ
naturaleza, y, por. otro, entre los individuos, los gruposJ
individuos, las capas o las clases sociales. . ,•.;
ro El valor de la cultura en tanto qae elemento 、・NZゥセ
, ,resistencia a la dominación extranjera reside en el hec}r
de que la cultura esla manifestación vigorosa, en el p1iHi
ideológico o idealista, de la realidad material e histór*
L.de la sociedad dominada o por dominar. "h'
> Fruto de la historia de un pueblo, Iacultura deterniil
y.>
46
· セiャゥョ。」 extranjera que la han precedido (dominación
trlbul,aristocrático-militar, feudal y capitalista del periodo
11'In libre competencia).
QᄀN|ャセ。イAi[■ セエゥ\[NAlrᅵᄀ^OL セNqャiAjlTᄎ t:iPQJ-tcdQllli·
Q!l.clónゥイョー・。ャセエL es la ョ・ャゥQAqオN、セlーイᄀ[Z「■エᄎT
セ •. p'llrblo 、HIュゥ{ャ。ァAセイョNエ・ la オウャjGN。ゥセAL⦅カッ・ョエ\
セL "I!crta.d<lc:! proceso de 、・ウセイッャ <!<:.!asヲGANセBゥQZイッTャァエ■ᆳ
セL ,UN, ó.iim.b¡en, enl.!.!JJUill'.ledaddada, eLmvel de desarr.9"
セ[N ll.o、・セj|e_AsNZHIオョyゥャ l:: el régimen de オエゥセQZ。」ョ
looíalde ・セャs .• ヲオNLZセBャ .. (régimen de.proJ?¡,e.d ...セ 、セエ・イュゥョiャN
セl modo agP'!:0cl".t¿[,HpJ: eセエᆰ ..ºI:'¡!liºl), セlAャᄎᆰ⦅ァ←
.Jtndo el nivel de las fuerzas productivas la fj¡.!;rza.motriz
ᄀNイ、ャ・。ケp」ヲAョセエZ←Qサ£ ィゥセッイ■。N . -
47
ffJ
Ji
L.!'larde cultura. . "'C'
. La cultura, cualesquiera que sean las características id"
lógicas o idealistas de sus. manifestaciones, es por lo taní
un elemento esencial de la historia de un pueblo. La CU!l
ra es, tal vez, la resultante de esa historia como la flor é,i'
resultante de una planta. Como la historia, n pru::qu ,
histoti a la cnlum nene eoOJo bass:..material el nivel de 'Ji'
fuerza:wprodlJctí"asy ..←ャNLュッ、Mq⦅ァセ prodJlcción.. La Nセオャ .,
liunde sus raíces en el humus de la realidad. material
medio. en el que se desarrolla y refleja la naturaleza ッイセ
nica de la sociedad, pudiendo estar más o menos influel
ciada por factores exteriores. . ,
í. 'Si la historia permite conocer la naturaleza y la ext<ii
sión de Jos desequilibrios y dc los conflictos (economice
políticos y sociales) que caracterizan la evolución de u
sociedad, Ia .cultura permite conocer cuáles han sido 'li
síntesis dinámicas, elaboradas y fijadas por la conciene
social, para la solución de esos conflictos, en cada eral
de la evolución de esa misma sociedad, en busca 、・セェ
L.supervivencia y de su progreso. A
J Como sucede con la flor en una planta, es en la culnn
en donde resideIa capacidad (o la responsabilidad) de.l
elaboración y .de la fecundación del ..gérmen que 。ウ・ァオセ
la continuidad de la historia asegurando, al mismo tiefll
po.i las perspectivas de evolución y de. pr<:>gresode di¿!j¡
sociedad: Se comprende así que, siendo la dominaciól
imperialista la negación del proceso histórico propiodí
pueblo dominado, la dominación sea necesariamenre,
negación de su proceso cultural. Aún más, se compren'
porque la práctica de la dominación imperialista, c
de cualquier otra dominación extranjera, exige, como f:
tor de seguridad la. opresión culturaly la tentativa"
liquidación, directa o indirecta, de los aspectos esencials
Wle la cultura del pueblo dominado.
El estudio de la historia de las luchas de liberacié
muestra que en general éstas son precedidas por unen
cimiento de las manifestaciones culturales, las 」オ。ャ・ウセ
48
COncretizan progresivamente mediante el intento, exitoso
O no, de la afirmación de la personalidad cultural del
pueblo dominado corno un ano de negación de la cultura
del opresor. Cualesquiera que sean las condiciones de
Hometimiento de un pueblo bajo la dominación extranjera
y la influencia de los factores económicos, políticos y
sociales que esa dominación conlleva en la práctica, es en
bセャ」イ。 en el fenómeno cultural que se sitúa el germen de
ャGセッョ」ᄀオゥウエ セ "se-afiecho,."'S!!fP3ºº_}2QIkdqminadón
dQlas ヲャセイLZ。ウ ーイッセオ」Zエ■カ。ウャゥョN Hay, por 」ojQウゥャZANェセ
エセ 1 li 「・イᆰM」ゥッセアNャᄀHB。⦅オョ、L ...y•.ウセャュ・ョエe|」ZPL⦅。
イNセBャ。ウ productivas nacionáf¿ir-estan エッ。ャAZセiN\「・、ウ
4e todo エゥーセZG、・Mッイᅵᄀ」ェク。Nャᅪ La liberación de
IIHIILエゥ・ョセNjZqAQャッ|[ォᆰliL qeエN・セゥᄎョ
to セGオャエイ。NM .-
49
El carácter de clase <tela cultura
, Se puede considerar al movimiento de liberación corn
la expresión política organizada dé la cultura del puebf
en lucha. Así, la dirección de ese movimiento debéten¡,)'
una noción clara del valor de la cultura en el cuadro 、・セB
lucha' y conocer profundamente la cultura ·de su' pueb1.¡f
independientemente del nivel de desarrollo económico
el que Seencuentre. "
En estos días, frecuentemente se afirma que cada ーオ・「ャセL
tiene su, cultura, Los tiempos han cambiado, ウオー・イ。ョ、セ
aquella época en la que en un intento por perpetuar '..
dominación de los pueblos, la cultura eraconsider}
como el patrimonio de pueblos o de naciones privilegiada
y en donde, por ignorancia o por mala ゥョエ・」LNセ
confundía a la cultura COn la tecnicidad, incluso :l,'r
cultura con el color de la piel o con 'la forma dé los pjOj
El movimiento de liberación, representante y defensor):ll
la cultura del pueblo, debe estar consciente del hilfil
de que, independientemente de cuáles sean las 」H[ュ、ゥIセ
materiales de la sociedad que' representa, esa sociedad"l
portadora y creadora de cultura. El movimiento de Ir
ración debe "además comprender el carácter de ュ。ウセN
carácter popular de la cultura, que no es ni deberá
el patrimonio de une> o de varios de los sectores de
sociedad.
El análisis profundo de la estructura social, que
movimiento de liberación debe ser capaz de hace
función de los imperativos de la lucha, y las caracté
ricas culturales de cada categoría tienen una.impe '
primordial. Ahora bien, aunque la cultura tiene un e
ter de masa, no se desarrolla en forma uniforme, '
desarrolla en forma igual en todos los sectores de la
dad. La actitud que adopta cada categoría social
lucha está dictada por sus intereses económicos,'
también está profundamente influenciada por su cÜI
Incluso ,se puede .admitir que son las diferencias de ni'
de cultura las que explican los diferentes comporn
, tos de los individuos de u na misma categoría se>cj,'
50
nómica ante el movimiento de liberación. Es en éste que la
cultura alcanza toda su significación para cada individuo,
comprensión e integración en su medio, identificación con
los problemas fundamentales y con las aspiraciones de
la sociedad, aceptación de la posibilidad de cambio en el
sentido del progreso.
En las condiciones específicas de nuestro país yen
general de Africa la distribución horizontal y vertical de
los "nivelesde cultura presenta una cierta complejidad. En
efecto, de los pueblos a las ciudades, de un grupo étnico a
otro, del campesino a! obrero o al intelectual indígena
más o menos asimilado, de una clase social a otra y aún,
como lo hemos dicho, de un individuo a otro individuo
que pertenecen a una misma categoría social, hay variacio-
nes significativas en cuanto al nivel cuantitativo y cualita-
tivo de la cultura" Tomar en consideración estos hechos es
una cuestión de importancia primordial para el movimien-
to de liberación.
Si en las sociedades con estructura horizontal, como la
sociedad balante, 2J por ejemplo, la distribución de los
niveles de la cultura es más o menos uniforme, las variacio-
nes están únicamente ligadas a las características individua-
les y a los grupos de edad?' en cambio en las sociedades
con estructura vertical, como los fula,23 por ejemplo, hay
importantes variaciones, de la cúspide a la base de la socie-
dad. Esto muestra, una vez más, la unión interna entre el
fenómeno cultural y el fenómeno económico y explica
también las diferencias de comportamiento global o secto-
51
rial de esos dos grupos étnicos ante el movimiento
liberación. "
Es verdad que la multiplicidad de las categorías ウッ」ゥ。Nエセ
y étnicas crea una cierta complejidad en cuanto a Lセ
determinación del papel de la cultura en el movimíenf
de liberación. Pero es indispensable no perder de vista I
importancia decisiva del carácter de clase de la culturi
en eldesarrollo de la lucha de liberación, aun en el caso セゥ
el que está categoría (clase social) sea o parezca ser a(¡¡
embrionaria.t" , _ ,. '., Bセ
r La experiencia de la dominación colonial muestra アセG
en' el intento de perpetuar la explotación, el coloniZaq!
no solamente crea todo un sistema de represión de la カᄀセ
cultural del pueblo colonizado, sino queincluso ウオ」■エ。セ
desarrolla la alienación cultural de una parte dc la ーッャゥセ
If
ción, ya sea mediante la pretendida asimilación de
indígenas o mediante la creación de un abismo ウッcセ
enrre las élires autóctonas y las masas ーopᅪャ。エ・ウNセG
¡-
Como resultado de este proceso de desunión o de al¿'
tuacion profunda 'de las' divisiones en el seno de la so'
dad, puede suceder que una parte considerable 'di
población, principalmente la "pequeñaburguesía" urb
orural, asimile la mentalidad del colonizador, ←ッョウゥ、セエ
dose como cultural mente superior al pueblo al que p ,
nece y con esto ignore o desprecie los valores cul
populares. Esta situación, característica de la mayorí
los intelectuales colonizados, se cristaliza a medida
que aumentan los privilegios' sociales del grupo asitiíit
o, alienado, teniendo implicaciones directas en el comp
f tamiento de los individuos de ese grupo ante el moví' .
por el lup,r que ocupan _en el proceso ーイセ・エゥカッMLョ surge de un 41
loS medios para produdr (la. tierra. las fábricas. cャセNI El autot'"sc,refid:i
en Africa las clases sociates están aún en proceso de gestación. HNセェG
editor.) .
S2
tu de liberación. Por lo tanto, es indispensable que se I
opere una reconversión de las mentalidades para lograr su
verdadera integración en el movimiento de liberación. Tal
reconversión que en nuestro caso sería una reafncaniza-
セゥョM puede registrarse antes de la lucha, pero ésta sólo
será completa a 10 largo del proceso de lucha, gracias a!
contacto diario con las masas populares y mediante 1'0
comunión de sacrificios que exige la lucha. .
Sin embargo, es necesario tomar en consideración el
hecho de que, ante la perspectiva de la independencia
polúica, la ambición y el oportunismo, fenómenos que
en genera! son sufridos por el movimiento de liberación,
pueden conducir a la lucha entre individuos que no se han
reconvertido. Estos, con base en su nivel de instrucción,
de sus conocimientos científicos o técnicos v sin menos-
cabo de SUs prejuicios culturales de clase, pueden llegar
II ocupar los puestos más altos en el movimiento de li-
beración. En el plano de la cultura, como en aquel de
III política, la vigilancia es indispensable. Porque en las
condiciones concretas y tan complejas del fenómeno del
movimiento de liberación, no todo 10 que brilla es neceo
saríamenr« oro: los dirigentes políticos -aún los más
célcbres- pueden ser alienados culturales.
El carácter de clase de la cultura es aún más sensible en
el comportamiento de las categorías sociales privilegiadas
en el sector rural, principalmente en lo que concierne a
grupos étnicos que disponen de una estructura social
vertical, en la que, sin embargo, las influencias de la
llNimilacióno de la alienación cultural son nulas o prácri-
camente nulas. Es, por ejemplo, el caso de la clase dirigente
lula, Bajo la dominación colonial, la autoridad política de
I'NtlIclase (jefes tradicionales, familias nobles, dirigentes
religiosos) es simplemente nominal y las masas populares
tNtán conscientes del hecho de que la verdadera autoridad
reside y actúa en los administradores coloniales, en los por-
tugueses. Sin embargo, la clase dirigente fula preserva, en
lo esencial, su autoridad cultural ante las masas populares
del grupo étnico, con importantes implicaciones políticas.
53
Consciente de esta realidad, el colonialismo que repri
o inhibe desde la base a las manifestaciones cultural"
significativas de las masas populares, apoya y ーイッエ」セ
desde la cumbre, el prestigio y la influencia culruraldef
clase dirigente. El colonialismo instala a los jefes qj
gozan de SU confianza y que son más o menos aceptaql
por las poblaciones, les concede numerosos privilegios rr¡
teriales, incluida la educación de sus hijos mayores; cZセェ
jefaturas" en los lugares en los que no existen, establí
y desarrolla relaciones de cordialidad Con los dirigeri¡
religiosos, construye mezquitas, organiza viajes 。GセN
Meca,'" etc. Y. sobre todo, el colonialismo asegura, Jtl'
セ
intermedio de los órganos represivos de la adminístracf
colonial, los privilegios económicos ysociales de la 」ャセ
dirigente en relación con las masas populares. Sin em!'!
go, todo esto no hace imposible el hecho de que ・ョエイセ^
clases dirigentes haya' individuos o grupos de indivi4l,
que ·se unenal movimiento de ャゥ「・イ。」ョLオアウエセ
poco frecuente 'comparado con el caso de la "peq¡{"
burguesía" asimilada.
Numerosos jefes tradicionales y religiosos se ゥョエLN」イセ
a la .Iucha desde sus inicios o durante el transcursoull!
, ..サ[セ
destacaba .la figura del jefe étnico, con pedee poHttcoreligioso. que'
del apoyo popular y que, sobre todo. tenía 'una posición pe ーイ・ウエゥセ
interior del grupo .émicc. Eran estructuras más wrUcales,. con .dW
importantes enne los ':integnuncs 'del ァイオーッセ por ejemplo, entre caf
editor.) .
26
En la religiÓn iSlámica es una norma realizar una peregrínaci aGセ
menes una vez en la Vida a. la ciudad santa de La Meca. (Nota
54
LBゥャイセGッ dando una contribución entusiasta a la causa de
,«llheración. Pero también en estos casos la vigilancia es
iャhセー・ョウ。「Z preservando muy enraizados los prejuicios
l'Il1tUrlIksde clase, los individuos de esta categoría social
|GセiQL en general, en el movimiento de liberación el único me-
dio vúlido para, sirviéndose de los sacrificios de las masas
populares, lograr eliminar la opresión colonial en beneficio
l/lIo de su propia clase, para restablecer de esta forma su
dominación política y cultural completa sobre el pueblo.
En el cuadro general de la impugnación de la adrninis-
tr"d/m colonial imperialista yen las condiciones concretas
" las cuales nos hemos referido, se revela que entre los
.lIl1dos más fieles del opresor se encuentran algunos altos
rUllcionarios e intelectuales de profesiones liberales, asirni-
[ados, y un número importante de representantes de la
clasedirigente de los sectores rurales. Si este hecho da una
medida de la influencia (negativa o positiva) de la cultura y
de los prejuicios culturales en cuanto al problema de la
"\,ción política frente al movimiento de liberación, tamo
h セQ demuestra los límites de esta influencia y la suprema-
55
debe, en el nivel cultural, apoyar su acción en la cャiエセ
popular, cualquiera quc sea la diversidad de los niveles '4
la cultura a! interior de! país. La jrnpugnación 」オャエセ
de 1« dominación colonia! que es la fase primaria 4!
movimiento de liberacióne s610 puede ser enfoc;J;j'
de manera eficaz con base en la cultura de las masas liÍ
bajadoras del medio rural y de las "Ciudades, incluida NZセ
ésta la "pequeña burguesía" nacionalista ·{revoluciona·"
reafricanizada o dispuesta para su reconversión cultu\
Independientemente del grado de complejidad del p£セ
rama cultural <le la base popular, e! movimiento de Iib¡:1.
ción debe ser capaz de distinguir en su seno lo esencialf
lo secundario, lo positivo de lo negativo, lo progresj
de lo reaccionario, para poder caracterizar la línea .¡
triz .de .La.idefinición progresiva de una cultura naci
Para que la cultura pueda jugar e! pape! imporrant
le corresponde en .el marco del desarrollo del movimi
de liberación, este último debe saber preservar los v
culturales positivos de cada grupo social debídam
definido, de cada categoría y realizar la confluen
estos valores en e! sentido de la lucha, dándole una
dimensión, Ia dimensión nacional. Confrontada a:
necesidad, la lucha de liberación es, ante todo, tan
lucha para la preservación y la supervivencia de los v
culturales del pueblo corno una lucha en pro de la
nización y eldesarrollo de esos' valores en el cuadi
cional. . .
La unidad política y moral del movimiento de
ción y de! pueblo que él representa y dirige imp]
realización de la unidad cultural de las categorías セ
56
dos los objetivos comunes, todo esto con el fin de buscar
la libertad y el progreso.
La toma de conciencia de estos objetivos, por parte de
las más amplias capas de la población, toma de conciencia
que se refleja en su determinación ante todas las dificul-
tades y ante todos los sacrificios, es una gran victoria
política y moral. Así, esta toma de conciencia también es
una realización cultural decisiva para e! desarrollo ulterior
y e! éxito de! movimiento de liberación.
57
actualmente muy caro, con tres guerras' coloiúales 2 'lé'%
error de subestimar la realidad cultural africana. li
La resistencia política JI armada de los pueblos 、・[セ <.+<:1
colonias portuguesas, como la de otros pueblos o regio¡¡¡
de África, ha sido aplastada porla superioridad エ←」ョゥ。ZGセ
conquistador imperialista, con la complicidad o la trai9Ji1
de' algunas clases dirigentes indígenas. Las élites ヲゥ・ャセ
la historia' ya la cultura del pueblo han sido 、・ウエイオゥセ
Poblaciones enteras han sido masacradas. El reinado \1
colonialismo se instalo con todos los crímenes y la e
ración que le caracterizan. Pero la resistencia cUltural;5':
pueblo africano no fue destruida. Reprimida, persegi.l,i
traicionada por algunas categorías sociales comprometí
con el colonialismo, la cultura africana sobrevivió
las tempestades, refugiada en las aldeas, en las selvas
el espfrirude laS generaciones víctimas del colonial
Como la semilla que espera durante mucho tiem
condiciones propicias' para la germinación, para pré
la continuidad de la especie y asegurar su évoluc .
cultura de los pueblos africanos retoma actualmen
expansión, a 10 largo de todo el continente, en las Ji
de liberación nacional. Cualesquiera que sean las d
que asumen esas luchas, sus éxitos o sus frac as
amplitud de su desarrollo, ellas marean el inicio
nueva fase de la historia del continente y son,'tí
su forma como en su contenido, el hecho culturi
importante de la vida de los pueblos africanos. F
prueba del vigor cultural, la lucha de liberación
pueblos de Africa abre' nuevas perspectivas al de
, de la cultura, 'al servicio del progreso.
I(' liberación nacional a las que se refiere el autor. (Nota del ediror.),;}
58
Riquezas culturales de Africa "
W, Ya pasó la época en la que er.a preciso investigar para
セᄀ・ョ」ッエイ。 los argumentos necesarios para probar larnadu-
hez cultural de los pueblos africanos. La irracionalidad de
¡11lS "teorías" racistas de un Gobineau o de un Lévy-Bruhl;¡ll
rilo interesan ni convencen a nadie, a no sera los racistas.
tPesea la dominación colonial (y tal vez debido a esta do-
f minación) África ha sabido imponer el respeto para sus
valores culturales. África se ha manifestado incluso como
t,uno de los continentes más ricos en valores culturales. De
Gセc£イエ。ァッ o Guizeh a Zimbabwe, de Meroé a Benín y a Ifé,
¡,;enlas creencias como en e! equilibrio dinámico de las
!,Ostructuras.ecoaómicas, políticas y sociales que el hombre,
'Africanoha sabido crear ..
¡ Si bien es cierto que actualmente el valor universal.de la
セ・|ャエオイ。 africana es un hecho innegable, es necesario no
59
yen no solamente las plantas y los animales sino tari:lbist!
hombre. Se puede afirmar, siguiendo lo dicho por jャセ
Davidsorr'" y por otros historiadores de las sociedade
de las culturas africanas, que las realizaciones del gel,
africano, en los niveles económico, político, Nウッ、セイ
cultural ante el carácter inhospitalario del medio ambiej
son una epopeya comparable con los ejemplos ィゥウエイセG
más importantes que expresan la grandeza del hombre.¡;¡,
,.'c:;;f
y un elemento estimulante para aquellos que Iuchanj]
la liberación y el progreso de los pueblos africanos. l:\!
es importante no perder de vista que ninguna N」オHセ
constituye un todo perfecto y acabado. La cultura,li!lI.
la historia, es necesariamente un fenómeno en cxpam "
r en desarrollo. Más importante aún, es necesario tornt
cuenta el hecho de que la característica fundamen
una cultura es su unión íntima, de dependencia y dé
procídad, con la realidad económica y social del ID
con el nivel de las fuerzas productivas y el modo di
l..ducción de la sociedad que la ha creado.
r La cultura, froto de la historia, refleja, en cada m
to, la realidad material y espiritual de la socieda
hombreindividuo y del hombreser social, ante los c.
tos que lo oponen a la naturaleza y. a los imperati
L)a vida en común. De esto se deriva el hecho de que'
cultura comporta elementos esenciales y secunde
fuerzas y debilidades, virtudes y defectos, aspectos p'
vos y aspectos negativos, factores de progreso y fac;
de estancamiento o de regresión. De eso Sederiva j,
60
mente <}l!ela cultura creación de la sociedad y síntesis
de Iosequilihrios y de las soluciones ql!e esa sociedad
engendra para resolver los conflictos ql!e la caracterizan
en cada fase de la historia es una realidad social indepen-
diente de la voluntad de los hombres, del color de la piel
o de la forma dc los ojos. .
En un análisis profundo de la realidad cultural, no se
puede .pretender que existen culturas continentales o cul-
turas raciales. y esto debido a que, como la historia, la
cultura se desarrolla en .un proceso desigual, a nivel de
un continente, de una "raza" o incluso de una sociedad.
Las coordenadas de la cultura, como aquellas de cualquier
Otro fenómeno en desarrollo, varían en el espacio y en
el tiempo, ya sea que. esas coordenadas sean materiales
¡,:(físicas) o humanas (biológicas o sociales). El hecho de
, reconocer la existencia de rasgos. comunes y específicos
en las culturas de los pueblos africanos, independiente-
mente del color de la piel, no implica que necesariamente
exista una sola y única cultura en todo el continente. De
In misma forma ql!e, desde el punto de vista económico
y político, se constata la existencia dé muchas Africas,
hay también muchas culturas africanas.
. Sin duda, la subestimación de los valores culturales de
fiJospueblos africanos, apoyada en sentimientos racistas y
l.con la intención de perpetuar su explotación por el extran-
iセj・イッL ha hecho mucho daño a Africa.Pero ante la necesidad
61
Así, lo importante no estriba en perder el エゥ・ューッ[セ
discusiones más o menos' bizantinas acerca de la ",sper;:¡¡
ciclad o la no especificidad de los valores culturales '
canos, sino en considerar esos valores como una conqu,Íl!.,
de una parte de la humanidad en pro del' patrinrÓ!'l!l
común de la humanidad, conquista realizada en una Bセ
varias fases de su evolución. lo importante es ーイッ」、・ゥGセ
análisis crítico .dclas culturas africanas ante el movimierr
de liberación y ante las exigencias del progreso, ante ・セL
nueva etapa de la historia dc Africa" E's necesario e51;1\'
conscientes del valor que tiene la cultura africana.en1¡
contexto de la civilización universal, comparando ・セ
valor con el de otras culturas, pero no con el fin de afin#'l¡'
su superioridad o su inferioridad, sino para determinar, \f!
el cuadro general de la lucha por el progreso, cuál es '¡
contribución que ha dado y debe dar y cuáles son H
aportes que puede o debe recibir. ¡
El movimiento de liberación debe, como lo herr¡i"
dicho, cimentar su acción en el conocimiento ーイッヲオョセャE
de Iacultura del pueblo y saber apreciar, en su justo val<;ii
los elementos de esta cultura, al igual que los. 、ゥカ・イセ
niveles que la cultura alcanza en cada categoría social.'
movimiento de liberación debe igualmente ser capaz
discernir, en el interior del conjunto de los valores cul
rales del pueblo, lo esencial de lo sccundario,'!o posi '
y lo negativo; lo progresivo y lo reaccionario, las fuérz
las .debilidades, Todo esto debe hacerse en funciónde
exigencias de la lucha y con el fin de poder centrar
acción sobre lo esencial sin olvidar lo secundario, suscití
el desarrollo de los elementos positivos Y progresistas'
combatir,' con flexibilidad pero con rigor, los element
negativos y reaccionarios; en fin, para que el movimieni
de liberación pueda utilizar en forma eficaz las fuerzas
eliminar las debilidades o transformar éstas en fuerzas.
62
.",,"cultura nacional, '. . .
"f(mdición del desarrollo de la lucha
Zセ Mientras más se adquiere conciencia del.hecho de que el
63
pretender aplicar, sin considerar la realidad local
especial la realidad cultural) tanto los esquemas
sido desarrollados para otros pueblos a lo largo de
de liberación, como las soluciones que ellos encon
para los problemas álos cuales se enfrentaron. '.>¡"
Se puede..decir que, alinicio de lalucha, sin ゥューセ
cuál hayasido el grado de su preparación, tanto la \Qャセ
ción dé! movimiento de liberación como las masasrtí'
untes y populares no tienen una conciencia ciará 、・ャセ
que tiene la ·influencia de los valores culturales el!'
desarrollo 'de la lucha cuáles son las posibilidades'9
crea, .qué límites impone y, principalmente, cómo :9'3;\
qué medida la cultura es, para el pueblo, una fuente ᄀセ
gotable de coraje,' de medios materiales y morales;;:l
energía física y psíquica, que le permite aceptar sacrifiCl:1
y aún de realizar "milagros"; pero, igualmente, en algÜi'II
aspectos, en qué medida la cultura es una fuente 、・ッセ
táculos y de dificultades, de concepciones erróneas £cャスセ
de la realidad, de desviaciones en el éumplimientó¡¡¡
deber y de limitaciones en el ritmo y en la eficacia dl1il
lucha ante las exigencias políticas, técnicas y cゥ・ョエ■ヲセG
セオmーュ . .
64
bren desde sus .orígcnes la riqueza de sus valores culturales
(filosóficos, políticos, artísticos, sociales y morales), ad-
'. quieren una conciencia más clara de las realidades econó-
micas del país, de los problemas, de los sufrimientos y de
las aspiraciones de las masas.populares. Constatan, no sin
un cierto .asombro, la riqueza del espfritu, la capacidad de
la argumentación y la exposición clara de sus ideas, la
facilidad para comprender y asimilar los conceptos por
parte de..las poblaciones que hasta ayer estaban olvidadas
e incluso despreciadas y consideradas por el colonizador
, y por algunos nacionales como seres incapaces. Los diri-
gentes enriquecen así su cultura, se cultivan y se liberan
de los complejos, reforzando su capacidad de servir al
movimiento, al servicio del pueblo.
Por su parte, las masas trabajadoras y, en particular, los
campesinos, por lo general iletrados y que jamás han
sobrepasado los límites de su aldea o de SU región, pier-
den, mediante el contacto con otras categorías sociales,
los complejos que los limitan en sus relaciones con otros
grupos étnicos y con otros grupos sociales; comprenden
su condición en tanto que elementos determinantes de
la lucha; rompen las cadenas que los atan al universo
pueblerino para integrarse progresivamente en el contexto
del país. y en el contexto del mundo; adquieren una
infinidad de conocimientos nuevos, útiles para .su activi-
dad inmediata y fu rura en el marco de la lucha y refuerzan
la conciencia polftica, asimilando los principios de la
revolución nacional y social postulados para la lucha. Se
vuelven más aptos para desempeñar el papel decisivo
como principal fuerza del movimiento de liberación.
Como se sabe, la lucha armada de liberación exige la
movilización. y organización significativa de la población,
la unidad política y moral de las diversas categorías socia-
les, e1 uso eficaz de armas modernas y de otros medios
de guerra, la liquidación progresiva de los restos de la
mentalidad tribal, el rechazo de las reglas y de los tabúes
sociales y religiosos contrarios al desarrollo de. la lucha
(gerontocracia, nepotismo, inferioridad social de la mujer,
65
ritos y prácticas incompatibles con el carácter racional y.
nacional de la lucha, etc.) y opera muchas otras modífica'
ciones profundas en la vida de las poblaciones. La lucha,
armada de liberación implica, por lo tanto, una verdadera'
marcha forzada hacia la rota del progreso cultural.
Si tomamos en cuenta aquellos hechos inherentes a una
lucha armada de liberación, la práctica de la democracia, ¡
•
de la crítica y de la autocrrtica, la creciente responsabilij
dad de las poblaciones en cuanto a la gestión de su vida¡! 1
la alfabetización, la creación de las escuelas y de la asís] 1HU'
tencia sanitaria, la formación de cuadros procedentes de', dOI
los sectores rurales y obreros al igual que otras realizai nm
ciones veremos que la lucha armada de liberación no es] tlt'
solamente un hecho cultural sino también un factor de HUr
cultura. Esto es, sin lugar a dudas, para el pueblo, la ,k'
primera compensaci ón a sus esfuerzos y sacrificios, que; ri Jt¡
son el precio de la guerra. ,Ir!
Ante esta perspectiva, corresponde al movimiento de, N
liberación definir claramente los objetivos de la resistencia! lid<
cultural, parte integrante y determinante de la lucha. LII
I't1t l
,h' 1
Los objetivos de la resistencia cultural I
De todo lo que hemos dicho anteriormente, se puede ,Id
concluir que, en el marco de la conquista de la indepen- h"l
dencia nacional y en la perspectiva de la construcción del " iGセエ
66
las conquistas de la humanidad en los campos del
arte, de la ciencia, de la literatura, etc., de una cultura
universal con el fin de lograr una perfecta integración
en el mundo actual y ante las perspectivas de su evo-
lución.
• Elevación incesante y generalizada de los sentimientos
de humanismo, de solidaridad, de respeto y de devo-
ción desinteresada ante la persona humana.
La realización de estos objetivos es en efecto posible,
puesto que la lucha armada de liberación, en las condi-
ciones. concretas de la vida de los pueblos africanos,
confrontados ante el desafío imperialista, es un acto
de fecundación de la historia, es la expresión mayor de
nuestra cultura y de nuestra africanídad. La lucha armada
de liberación debe traducirse.ven el momento de la victo-
ria, en un salto hacia adelante significativo de la cultura
del pueblo que se libera.
Si éste no es el caso, entonces los esfuerzos y lossacri-
ficios hechos a lo largo de la lucha habrán sido en vano.
La lucha habrá perdido sus objetivos y el pueblo habrá
perdido una oportunidad de progreso en el marco general
de la histeria, .
Al celebrar, por medio de esta ceremonia, la memoria
del doctor Eduardo Mondlane, rendirnos homenaje al
hombre político, al combatiente de la libertad y, en
particular; al hombre de cultura. Cultura, no solamente
aquella adquirida a lo largo de su vida personal y en los •
salones de clase de la universidad, sino principalmente en
el seno de su pueblo, en el marco de la lucha de liberación
de su pueblo.
Se puede decir que Eduardo Mondlane fue salvajemente
asesinado debido a que él fue capaz de identificarse con la
cultura de su pueblo, con las aspiraciones más profundas,
a pesar de todas las tentativas o las tentaciones de la alie-
nación de su personalidad de africano y de mozambique-
ño .•Porque se forjó una cultura nueva en la lucha, él murió
como combatiente. Evidentemente, es muy fácil acusar a
los colonialistas portugueses y a los agentes del irnperialis-
61
mo del abominable crimen cometido en contra de la
persona de Eduardo Mondlane, en contra del pueblo de
Mozambique y cn contra de África. Fueron ellos los que
cobardemente lo asesinaron. Sin embargo, es necesario
que todos los hombres de cultura, todos aquellos comba-
tientes por la libertad, todos los espíritus apasionados por
la paz y por el progreso -vtodos los enemigos del colonia-
lismo y del racismo- tengan el coraje de tomar sobre sus o'
espaldas la parte de responsabilidad que les corresponde"
en esta muerte trágica. xᄀlアャQ・Lセ」ッョゥ。ウュ portugués
yJQIiagentes imperialistas pudieron liquidar impunemente
a un hombre como el doctor Eduardo Mondlane es debí- o'
que hay algo podrido que aún causa estragos en el
4<>......a.
ウセョッ de la humanidad: la dominación imperialista, fu..
FRANTZ FANON
68
la realidad nacional, las relaciones jurídicas nuevas intro-
ducidas por la potencia ocupante, el rechazo a la periferia,
por la sociedad colonial, de los indígenas y sus costumbres,
las expropiaciones, el sometimiento sisremárieo de hom-
bres y mujeres hacen posible esa obliteraciórrV cultural.
Hace tres años demostróe que el dinamismo es sustitui-
do muy pronto, en la situación colonial, por una sustan-
tificación de las actitudes. El área cultural es delimitada
entonces por muros, por postes indicadores. Son otros
tantos mecanismos de defensa del. tipo más elemental,
asimilables por más de un motivo a! simple instinto de
conservación. El interés de este periodo es que el opresor
llegue a no contentarse ya con la inexistencia objetiva de
la nación y de la cultura oprimida. Sc hacen todos los
esfuerzos para llevar al colonizado a confesar abiertamente
la inferioridad de su cultura transformada en conductas
instintivas, a reconocer la irrealidad dc su nación y; en
última instancia, el carácter desorganizado y no elaborado
de su propia estructura biológica.
Frente a esta situaciónv.la reacción del colonizado no
es unitaria. Mientras que las masas mantienen intactas las
tradiciones más heterogéneas respecto de la situación
colonial, mientras que el estilo artesanal se solidifica en
un formalismo cada vez más estereotipado, el intelectual
se lanza frenéticamente a una adquisición furiosa de la
cultura del ocupante, cuidándose de caracterizar peyora-
tivamente su cultura nacional, o se limita a la enumeración
circunstanciada, metódica, pasional y rápidamente esréril
de esta cultura;
El carácter común de esas dos tentativas es que desem-
bocan una y otra en contradicciones insoportables. Tráns-
fuga o sustancialista, el colonizado es ineficaz porque
precisamente el análisis de la situación colonial no es
realizado rigurosamente. La situación colonial paraliza, casi
totalmente, la cultura nacional. No hay, no podría haber
69
cultura nacional; vida cultural nacional, inventos culnn
les o transformaciones culturales nacionales' en el ro,,!,!?!
de una dominación colonial. Aquf y allá surgen a. カ・セ
intentos audaces de reimpulsar el dinamismo 」オャエイ。LAセ
reorientar los temas, las formas; las tonalidades. El ゥョエ・セN
inmediato, palpable, evidente de esos sobresaltos es ョャゥAセ
Pero, llevando sus consecuencias hasta el límite ・クエイョセ
se advierte que se prepara una despacificación de la \Zッセ
ciencia nacional, una impugnación de la opresión, uil,l
apertura .. la lucha de liberación. '.•
La cultura nacional es, bajo el dominio colonial, u
cultura impugnada, cuya destrucción es perseguida d:
manera sistemática. Muy pronto es una cultura condena "
a la clandestinidad. Esta noción de, clandestinidad el
percibida de inmediato en las reacciones del ocupante; qt4
interpreta la complacencia en las tradiciones como ul͡
fidelidad al espíritu nacional, como una negación a ウッュセ
terse. Esta .persistencia deformas culturales condenada
por la sociedad colonial es ya una manifestación nacionafi!
Pero esta manifestación obedece a las leyes de la ゥョ・イ」セ
No hay ofensiva, no hay nueva definición de las relaci<iii
nes. Hay crispamiento en un núcleo cada vez más ・ウエイ」ィセ
cada vez más inerte, cada vez más vacío.. . 1m'
,Al cabo de uno o dos siglos de explotaclón.se ーイッ、オ」セ
un '.verdadero ・ューッ「イ」セゥョエ del .!?anorama cultur,
70
proscripción de toda especialidad de organización contri-
buyen a engendrar conductas agresivas en el colonizado.
Pero esas conductas son de carácter reflejo, mal diferen-
ciadas, anárquicas, ineficaces. La explotación colonial, la
miseria, el hambre endémica empujan cada vez más al
colonizado a la lucha abierta y organizada. Progresiva-
mente. y de manera imperceptible la necesidad de un
enfrentamiento decisivo se hace urgente y es experimen-
tada por la gran mayoría. del pueblo. Las tensiones, inexis-
tentes antes, se multiplican. Los acontecimientos interna-
cionales, el desplome en grandes pedazos de los imperios
coloniales, las contradicciones inherentes al sistema colo-
nialista sostienen y fortalecen la combatividad, promueven
y dan fuerza a la conciencia nacional.
Esas nuevas tensiones, presentes en todas las etapas de
la realidad colonial, repercuten en el plano cultural. En
literatura, por ejemplo, hay relativa superproducción. De
réplica menor del dominador que era, la producción
autóctona se diferencia y se convierte en voluntad particu-
larizante.P Esencialmente consumidora durante la etapa
de opresión, la inre//igentzÚl34 se vuelve productora. Esta
literatura se limita primero voluntariamente al "género ,
poético y trágico. Después se abordarán las novelas, los!
cuentos y los ensayos. Parece existir una especie de orga-
nización interna, una ley de la expresión que quiere .que
las manifestaciones poéticas escaseen a medida que se
precisan los objetivos y los métodos de la lucha de libe-
ración. Los temas se renuevan fundamentalmente, En
realidad, cada vez se encuentran menos esas recrimina-
ciones amargas y desesperadas, esas violencias abiertas y
sonoras que, en definitiva, tranquilizan al ocupante. Los
colonialistas, en el periodo anterior, alentaron esos ínten-
71
tos, les facilitaron la existencia. Las denuncias aceradas,' e
efectivamente por eloeupante a una operación de catal,
sis, セU Facilitar esas operaciones es, en cierto ウ・ョエゥ、セ
evitar la dramatización, aligerar la atmósfera.;¡í
Pero esta situación no puede ser SIDo transitoria. 'J;!
efecto, el progreso de la conciencia nacional en el puebli
modifica y precisa las manifestaciones literarias del ゥョセ
lectual colonizado. La cohesión persistente del puebll
constituye para el intelectual una invitación a ir más 。jセ
del grito. El lamento da paso a la acusación y a la llainadi¡!
En el periodo siguiente aparece la consigna. La cristaliZa¡
ción de la conciencia nacional va a transformar, los ァ←ョイセ
y los temas literarios y, al mismo tiempo, a crear un ョオ・カセN
público. Mientras que al principio el intelectual 」ッャョゥコ。、セ
producía exclusivamente para el opresor, sea para h: . '
gario o para denunciarlo a través de categorías, étnicas
subjetívistas, progresivamente adopta el hábito de 、ゥイァウセ
a su pueblo, Gセ
Sólo a partir de ese momento puede hablarse de ャゥエ・セ
raníra nacional. Hay, en el plano de facreación literaria:l1j
reformulación y clarificación delos temas típicamentij¡¡
nacionalistas. Es la literatura de combate propiamente di,¡!
chao en el sentido de que convoca a todo un pueblo a Ia:j
lucha por la existencia nacional. Literatura. de com 「。エ・ᄀセ
roo. por el contrario eran válvulas deescape para el descoeteoeo, por ejt'ttlpl0,
los insult.06:al colonialism. las:caricaturas,agresivasqueridiculizabanal eetc-
oialista.,eecétere, (Nota del edhcr.)
36 En Afriea. tradíelonatmeeee, t. literatura se hace en forrña oral, no
72
peyas, los cantos populares antes transcritos y fijados
empiezan a transformarse. Los cuentistas que recitaban
episodios inertes los animan e introducen modificaciones
cada vez más fundamentales. Hay intento de actualizar
los conflictos, de modernizar las formas de lucha evoca-
das, los nombres de los héroes, el tipo de las armas. El
método alusivo se hace cada vez más frecuente. A la
fórmula; "Hace mucho tiempo" la sustituye otra más
ambigua; "Lo que vamos a contar pasó en alguna parte,
pero habría podido pasar aquí hoy o manaña". El ejemplo
de Argelia es significativo a este respecto. A· partir de
1952-1953 los narradores de cuentos, estereotipados y
fatigosos para los oyentes, transformaron totalmente sus
métodos de exposición y el contenido de sus relatos. El
público, antes escaso, se vuelve compacto. La epopeya,
con sus categorías de tipificación, reaparece. Es un autén-
tico espectáculo que recupera valor cultural. El colonia-
lismo no se equivocó cuando, desde 1955, procedió al
arresto sistemático de estos narradores.
El contacto del pueblo-con la nueva gesta suscita un
nuevo ritmo respiratorio, tensiones musculares olvidadas
y desarrolla la imaginación. Cada vez .que el narrador
expone frente a su público un episodio nuevo, asistimos
a una verdadera invocación. Se le revela al pú blico la
existencia de un nuevo tipo de hombre. El presente no
está ya cerrado sobre sí mismo sino acuartelado. El narra-
dor libera su imaginación, innova, hace obra creadora.
Sucede inclusive que figuras mal preparadas para esta
trasmutación, bandidos de despoblado o vagabundos más
o menos asociales, sean recogidas y reformadas. Hay que
seguir paso a paso en un país colonizado el surgimiento
de la imaginación, de la creación en las canciones y los
relatos épicos populares. El cuentista responde por aproxi-
escrita. Incluye no sólo a la poesía, Jos cuentos, eec., sino también es una
forma de transmitir la historia popular de una generaelón a otra, Este es
uno de Jos rasgos culturales más scbresalíenres en ese continente. (Nota del
editor.)
13
maciones sucesivas a la expectación de! pueblo y march
ap¡m;:ntemente solitario, pero en realidad apoyado por -es
ayuda, en busca de modelos nuevos, .de modelos naciO¡
nales. La comedia y la farsa desaparecen o pierden Nセ
atractivo. En CUanto a la dramatización, no se sitúa yaelj1
el plano de la conciencia en crisis del intelectual. p・イ、ゥエセQ
do sus caracteres de desesperación y de rebeldía, se . '
convertido en la suerte común. del pueblo, en parte
una acción en preparación o ya en curso.' "
Ene! plano artesanal, las formas sedimentadas y comq
tensas de estupor, progresivamente se relajan. El trabar
en madera; por ejemplo, que reeditaba por millares ciern
. caras o ciertas posiciones, se diferencia. La máscara 'ine
presiva o trastornada .se anima y los brazos tienden
alejarse de! cuerpo, a esbozar la acción. La composiciól\.
de dos; tres, cinco personajes aparece. Las escuelas エイ。、ゥセャ
cionaíes Son invitadas a la creacióncon el surgimiento ・セ
avalancha de aficionados' o :disidentes. Este vigor ョオ・カセ
en ese sector de la vida cultural pasa con frecuencia ゥョ。、セ
vertido, Sinembargo, su contribución ala lucha nacional]
es capital. Al animar c8J;asy cuerpos, al tomar como エ・ュセ
, de creación un grupo atornillado sobre un mismo pedesrsf
el artista invita al movimiento organizado. Bセ
Si sé estudian las repercusiones del despertar de ャ。セ
conciencia nacional en el campo de la cerámica o del
la alfarería, pueden señalarse las mismas observadones:i!
Lascreaciones abandonan su formalismo, Cántaros, vasijas;)
bandejas varían, primero de manera imperceptible y des"
pués .en forma bru tal. Los' colores, antes restringidos, en)
número y que, obedecían a leyes armónicas. tradicionales:
se multiplican y sufren el contragolpe del impulso revo-
lucionario. Algunos ocres, algunos azules, prohibidos ál.!
parecer desde siempre dentro de Un área cultural dada, sé'
imponen sin escándalo. Igualmente la no figuración del
semblante humano característica según los sociólogos de
regiones perfectamente delimitadas, Se convierte de pronto
en algo absolutamente relativo. El especialista metropoli-
tano, el etnólogo, perciben pronto esas mutaciones. En
74
general, todas esas mutaciones son condenadas en nom bre
de un estilo artístico codificado, de. una vida cultural
desarrollada dentro de la situación colonial. Los especia-
listas colonialistas no reconocen esa nueva forma y apoyan
las tradiciones de la sociedad autóctona.P" Son los colo-
nialistas los que se convierten en defensores del estilo
autóctono. Recordamos perfectamente, y el ejemplo
reviste cierta importancia porque no se trata totalmente
de una realidad colonial, las reacciones de los especialistas
blancos del jazz cuando, después de la segunda Guerra
Mundial, cristalizaron de manera estable nuevos estilos
como el be-bop, Es que el jazz no debe ser sino la nostalgia
quebrada y desesperada de un viejo negro atrapado entre
cinco whiskies, su propia maldición y el odio racista de
los blancos. Cuando el negro se comprende a sí mismo y
concibe el mundo de una manera distinta; hace nacer la
esperanza e impone un retroceso al universo racista, es
claro que su trompeta tiende a destaparse y su voz a perder
la ronquera. Los nuevos estilos en materia de jazz no
surgen sólo de la competencia económica. Hay que ver
en ellos, sin duda, una de las consecuencias 'de la derrota,
inevitable aunque lenta, del mundo sureño de los Estados
Unidos. y no 'resulta utópico suponer que en unos cin-
cuenta años la categoría jazz-grito hipada, de un pobre
negro maldito, será defendida sólo por los blancos fieles
a la imagen estereotipada de un tipo de relaciones, de
una forma de la negritud.I"
la cultura au't.Úctona. pero ante las nuevas formas srtisticas más combativas,
decide apoyar las formas tradicionales precis:unente por ser menos combativas
ante el colonialísrno. (Nota del editer.)
38 "Negrítud"¡ término surgido hacia 1932, entre los escritores negros de
las colonias francesas. Esta ideología no-erítica pretende demostrar el valor
cultural e histórico de Jos pueblos africanos (o de descendientes de esclavos
africanos por ejemplo en el Caribe o en Bsrados Unidos) únicamente con base
en la raza y el eclcr de la piel, haciendo una mistificación. idealizando el
problema negro. (Nota del editor.)
75
Podríamos igualmente buscar y encontrar, en el plano
de la danza, del canto melódico, de los ritos, de las cere-
monias tradicionales el mismo impulso, advertir las mismas
mutaciones, la misma impaciencia. Mucho antes de la fase
política o armada de la lucha nacional, un lector atento,
puede sentir, pues, y ver cómo se manifiesta el nuevo vigor,
la lucha próxima. Formas de expresión desacostumbradas,
temas inéditos y dotados de una fuerza no ya de invoca-
ción sino de agrupación, de convocación "con un fin".
Todo concutre para despertar la sensibilidad del coloni-
zado, para hacer inactuales, inaceptables, las actitudes
contemplativas o de fracaso. Al renovar las intenciones y
la dinámica de la artesanía, de la danza y de la música,
de la literatura y la epopeya oral, el colonizado reestruc-
tura su percepción, El mundo pierde su carácter maldito ..
Se dan las condiciones para la inevitable confrontación,
hセュッウ セゥウエ、ッ a la aparición del. ュッカゥャセᅪ・ョエ en las セ
manifestaciones culturales. Hemos visro como ese mo-:
vimiento, esas nuevas formas estaban ligadas a la madura-
ción de la conciencia nacional. Pero ese movimiento tiende.
cada vez más a objetivarse, a institucionalizarse. De ahí la
necesidad de una existencia nacional cueste lo que cueste.
Uno de los errores, difícilmente sostenible por lo demás,
es intentar inventos culturales, tratar de revalorizar la
cultura autóctona dentro del marco del dominio colonial.
Por eso llegamos a una tesis aparentemente paradójica: en
un país colonizado, el nacionalismo más elemental, el más
brutal, el más indiferenciado es la forma más ferviente y
más eficaz de defensa de la cultura nacional. La cultura
\Zセゥュ・イ ャオァ。イLセー・ウゥョ de una ョ。」ゥセNiQlcZヲ・
76
cia de la cultura es. por tanto, la liberación nacional. el
renacimiento del Estado.
La nación no es sólo condición de la cultura, de su
efervescencia, de su continua renovación, de su profun-
dización. Es también una exigencia. Es, en primer lugar,
el combate por la existencia nacional lo セI・カ。ョエ el
ºloqueo de la cultura, 19 que le セ de la
las PIl<:!!!!1>
creación. Más tarde la nación asegurará a la cultura las
condiciones. el marco de expresión. La nación reúne para
la cultura los distintos elementos indispensables. los
únicos que pueden conferirle credibilidad, validez, dina-
mismo, creatividad. Es igualmente su carácter nacional lo
que hará a la cultura permeable a las demás culturas y
le permitirá influir, penetrar a otras culturas. Lo que no
existe no puede actuar sobre la realidad, ni siquiera influir
en esa realidad. Es necesario primero que el restableci-
miento de la nación dé vida, en el sentido más.biológico
del término, a la cultura nacional.
Hemos seguido, pues, el quebrantamiento cada vez
más esencial de los viejos sedimentos culturales y hemos
percibido, en vísperas del combate decisivo por la libera-
ción nacional, la renovación de la expresión, el arranque
de la imaginación.
Queda por plantear una cuestión fundamental. ¿Cuáles
son las relaciones que existen entre la lucha, el conflicto
-político o armado- y la cultura? ¿Se suspende la cultura
durante el conflicto? ¿Es la lucha nacional una manifesta-
ción cultural? ¿Hay que afirmar, por último, que el com-
bate liberador, aunque fecundo a posteriori para la cultura,
es en sí mismo una negación de la cultura? ¿Es o no la
lucha de liberación un fenómeno cultural?
Creemos que la lucha organizada y consciente em-
prendida por un pueblo colonizado para restablecer la
soberanía de la nación constituye la manifestación más
plenamente cultural que existe. No es únicamente el
triunfo de la lucha lo que da validez y vigor a la cultura,
no hay amodorramiento de la cultura durante el combate.
La lucha misma, en su desarrollo, en su proceso interno
77
desarrolla las diferentes direcciones de la cultura y esboza,
arras nuevas. La lucha de liberación no restituye a la ':
cultura nacional su valor y sus antiguos contornos. Esta
lucha, que tiende a una redistribución fundamental de
las relaciones entre los hombres, no puede dejar intactas
ni las formas .ni los contenidos culturales de ese pueblo.
Después de la lucha no sólo desaparece el colonialismo,
sino que también desaparece el colonizado,
Esta nueva humanidad, para sí y para los otros, no
puede dejar de definir un nuevo humanismo. En los
objetivos y los métodos de la lucha se prefigura ese nuevo
humanismo. Una lucha que moviliza todas las capas del
pueblo, que expresa las intenciones y las impaciencias
del pueblo, que no teme apoyarse casi exclusivamente en
ese pueblo, es necesariamente victoriosa. El valor de ese .
tipo de lucha es que realiza el máximo de condiciones
para el desarrollo y la creación culturales, Después de la
liberación nacional, obtenida en esas condiciones, no exis-
te esa indecisión cultural tan dolorosa que se encuentra
en ciertos países recién independizados. Es que la nación en .
su forma de advenimiento .al mundo, en sus modalidades
de existencia influye fundamentalmente en la cultura. Una
nación surgida de la acción concertada del pueblo, que'
encarna las aspiraciones reales del pueblo, que modifica
al Estado no puede existir sino en medio de excepcionales
formas de fecundidad cultural.
Los colonizados que se inquietan por la cultura de su
país y quieren darle dimensión universal no deben confiar,
pues, únicamente, en el principio de la independencia
inevitable y sin arraigo, en la conciencia del pueblo para
realizar esta tarea. La liberación nacional Como objetivo
es una cosa, los métodos y el contenido popular de la
lucha son otra. Nos parece que el futuro de la cultura,
la riqueza .de una cultura nacional se dan igualmente en
función de los valores que han rodeado a la lucha libera-
dora.
y ha llegado el momento de denunciar el fariseísmo de
algunos. La reivindicación nacional, se dice aquí y allá, es
78
una fase que la humanidad ha superado.P? Ha llegado la
hora de los grandes conjuntos y los anticuados del nacio-
nalismo deben corregir, en consecuencia, sus errores.
Creemos, por el contrario, que el error, cargado de conse-
cuencias, consistiría en querer salvar la etapa nacional. Si
la cultura es la manifestación de la conciencia nacional,
no vacilaría en afirmar, en el caso que nos ocupa, que la
conciencia nacional es la forma más elaborada de la cul-
tura.
La conciencia de sí no es cerrazón a la comunicación.
La reflexión filosófica nos enseña, al contrario, que es
su garantía. La conciencia nacional, que no es el nacio-
nalismo, es la única que nos da dimensión internacional.
Este problema de la conciencia nacional, de la cultura
nacional, adquiere en 'Africa dimensiones singulares. El
surgimiento de la conciencia nacional en Africa sostiene
con la conciencia africana relaciones de estricta contem-
poraneidad. La responsabilidad del africano frente a su
cultura nacional es también responsabilidad frente a
la cultura negro-africana. Esta responsabilidad conjunta
no se debe a un principio metafísico, sino que es la con-
ciencia de una ley trivial que postula que toda nación
independiente, en Africa donde el colonialismo sigue
aferrado, sea una nación sitiada, frágil, en peligro per-
manente.
Si el hombre es su obra, afirmaremos que lo más urgente
actualmente para el intelectual africano es la construcción
de su nación. Si esa construcción es verdadera, es decir, si
que hacían una rewindkación nacional eran las colonias que Europa.tal;a en
Asia y en Africa y así, al afirmarque la reivindicaciónnacional era una.et:tpa
superada, quería Europaperpetuarel colonialismo. (Nota del editor,)
79
traduce la voluntad manifiesta del pueblo, si revela, en su
impaciencia, a los pueblos africanos, entonces la construc-
ción nacional va acompañada necesariamente del descu-
brimiento y la promoción de valores universales. Lejos de
alejarse, pucs, de otras naciones, es la liberación nacional
la que hace presente a la nación en el escenario de la
historia. Es en el corazón de la conciencia nacional donde
se eleva y se aviva la conciencia internacional. y ese doble
nacimiento no es, en definitiva, sino el núcleo de toda
cultura.
80
\
Resistencia y lucha *
AMILCAR CABRAL
¿Qué es la lucha? La lucha es una condición normal de
todos los seres vivientes. Todo el mundo lucha, todos.
En nuestro caso concreto, es necesario ubicar la lucha
así: los colonialistas portugueses ocuparon nuestro país
y en tanto que extranjeros ejercieron una fuerza sobre
nuestra sociedad, sobre nuestro pueblo. Fuerza que ha
hecho que nuestro destino sea remitido entre sus manos,
que nuestra historia se haya detenido, para permanecer
unida a la historia de Portugal, como si fuésemos el vagón
de su tren. Y,crearon una serie' de condiciones en nuestro
país: económicas, sociales, culturales. Para hacer eso,
tuvieron que vencer una fuerza. Durante casi cincuenta
años llevaron a cabo una guerra colonial contra nuestro
pueblo.' Contra los mandjaks, los pepeles, los fula, contra
83
los mandingues, Z contra casi todas las etnias de nuestro
país. Siempre hubo una resistencia a esta fuerza. Si la: "hn
fuerza colonial actuó de una cierta forma, siempre hubo. la セ
nnj
una fuerza contraria 'que nos es propia. Esta fuerza contra-
Ncr
ría tomó muchas veces otras formas, la resistencia pasiva,
las mentiras, el levantar el sombrero y decir "sí señor", él I
ron
utilizar todas las astucias posibles e imaginables para
mi,
engañar a los portugueses. Puesto que, no pudiendo con
enfrentarlos cara a cara, debíamos engañarlos, pero todo 1i
esto conlleva un despilfarro de energías: miseria, sufri- m\u
miento, muerte, enfermedad, malestar, además de todas
Pan
las otras consecuencias de carácter social, tales como el
la 1
retraso en relación con otros pueblos. He aquí lo que aho-
dldi
ra es nuestra lucha: surgió como una creación de nuestro
pan
Parrido.? como una fuerza nueva que se opone a la fuerza
tenl
colonialista. El problema es de saber, en la práctica, si que
esta fuerza u nida de nuestro pue blo puede vencer a la
eua
fuerza colonialista. De esto se trata; ésa es nuestra lucha.
de
Par
por
Gui
cul
La resistencia cultural" nue
cul
AMtLCAR CABRAL
sab
qw
!
Debemos recordar que no basta con producir, con tener la za
o ,
en
grupos étnicO$ que se oponían a la implantación del colonialismo. En el aso
de gオᄀョ・。セbゥウN esta:guerra fue especialmente violenta y larga, pero ñnalmen- del
te los grupos étnicos focales fueron vencidos por los portugueses. {N. del ed.) qu
2 Nombres de algunos grupos étnicos de gオᄀョ・。セャゥsuN (Noca del edieor.)
3 El partido: d PAICe (Partido Africano para la Independencia de Gui-
Of!aBiS$lW y <Abo Verde), el movimiento de liberación que encabez.ó!. lucha
independentista en esos OOSpaíses africanos en centra del colonialismo portu-
gués. Amilcar Cabra! fue el fundador del PAlee. (Nota del edltor.) la l
0.1
• Extracto del trabajo de A.C, titulado Resistencia Ctdtural, Bissau, sin
feche, inédito. Traducción de RUda Vareta Barrasa.
n.,
84
"barriga llena", con hacer una buena política y con hacer
la guerra. Si un hombre, una mujer, un ser humano hace
todo eso pero sin avanzar como ser inteligente, como el
ser más importante que existe en la naturaleza, sin que
él sienta que cada día aumentan en su cabeza tanto los
conocimientos de su medio como los del mundo en gene-
ral, todo aquello que hace -producir, hacer política,
combatir- no tiene ningún sentido.
En nuestra situación concreta" es necesario prestar
mucha atención a nuestra resistencia cultural. Nuestro
Partido, s desde el comienzo, ha prestado gran cuidado a
la resistencia cultural y en ese sentido ha adoptado me-
didas importantes. Incluso ya habíamos aconsejado que
para avanzar en nuestra lucha deberíamos hacer una resis-
tencia cultural, Además, debemos decir concretamente
que la propia creación de nuestro Partido, a partir del
cual se ha planificado y se ha avanzado en nuestra lucha
de liberación nacional, es un factor de cultura. Nuestro
Partido es una prueba clara de la resistencia cultural,
porque queremos ser nosotros mismos, africanos de
Guinea-Bissau y Cabo Verde y no portugueses. Nuestra
cultura no es una cultura de los portugueses, sin embargo
nuestra cultura tiene actualmente alguna influencia de la
cultura portuguesa. Así, nuestros com batientes, ·respon-
sables o militantes conscientes, deben saber con claridad
que nuestra lucha es también resistencia cultural. .
Debemos trabajar mucho para liquidar de nuestra cabe-
za a la cultura colonial. Y queramos o no, en la ciudad
o en el"campo, el colonialismo metió en nuestras cabezas,
en nuestras mentes, muchas cosas. Nuestro trabajo abara
debe ser el sacar aquello que no es positivo y dejar aquello
que es bueno. Porque el colonialismo no tiene sólo cosas
ss
negativas. Debemos ser capaces por lo tanto de combatir 1
una cultura colonial y dejar en nuestra mente lo positivo :1 cul
que tiene en tanto que cultura humana, científica, que cm
afortunadamente los portugueses trajeron a nuestra tierra
y también entró en nuestra mente, en nuestra cabeza. nu
Concretamente, por ejemplo: yo soy africano y podría SOl
86
Hay mucha gente que piensa que para que Afric:ll'Illna
culturalmente tienen que hacerse siempre aquellas misl1l.
cosas que ya se hacían hace 500 o hace mil años.
Sí, efectivamente, Africa tiene su propia cultura. ésa es
nuestra opinión concreta. Algunos aspectos de esa cultura
son eternos. nunca acaban, pueden transformarse a lo largo
del camino, pero nunca se acabarán. Por ejemplo. nuestros
tipos de bailes, el ritmo propio de Africa. Pero que nadie
piense que el tambor es sólo de África, que nadie piense
que ciertas maneras de vestir son sólo de África, las faldas
de paja, las hojas de palmeta, etc., que nadie piense que
comer con la mano es exclusivo de Africa, Todos los pue-
blos del mundo han pasado por eso y aún hay 'muchos
pueblos que están más atrasados que nosotros, por ejemplo
en Brasil,en Indonesia, en la Polinesia, en Asia.
. Mucha gente piensa que para defender la cultura de
África, para resistir culturalmente, tenemos que defender
también las cosas negativas de nuestra cultura. No.muestra
opinión no es ésa. Pensamos que la cultura también es el
producto del nivel económico en que un pueblo se encuen-
tra. Pensamos que el comer con la mano y hasta cantar
ciertas canciones populares y hasta las formas de bailar
dependen de la vida que el pueblo lleva, de la forma en
que produce las riquezas materiales, en que produce las
cosas para el pueblo. .
Por eso es que las canciones populares de los balantas 6
-son diferentes de las canciones de los mandingas," por
ejemplo. Las canciones de los balantas, analizadas en
profundidad, son canciones del hombre de la planicie.
Cuando comparamos las canciones populares balantascon
las de Europa vemos que son parecidas, que son canciones •
lentas, en coro: Hay ciertos tipos de vida económica y
ciertos medios geográficos que producen ciertos tipos de
canciones similares. Las personas que viven en la montaña
87
tienen ciertos tipos de canciones, las personas que viven,)
siempre junto al ganado tienen su tipo de bailes, quienes'] L
viven en la floresta, sin ganado, tienen otro tipo de bailes.f II
y esto sucede ya sea en Africa, en Asia o en América, el
Dependiendo de nuestra economía, de nuestro desarro- e
llo económico, así es nuestro tipo de relaciones con la p
naturaleza. Quien cree que una vaca. es un dios, cuando q
baila pone a la vaca allá en lo alto. En la danza la vaca es ti
presentada como un dios. Pero quien piensa que en la P
floresta hay un dios escondido, su danza tiene que ser jjj
diferencia según el país en que se encuentren, pero ウッョ[セ n
parecidas. Claro que si comparamos nuestras danzas' y
con los bailes de las ciudades europeas vemos que no son e
nada parecidas: éstos son bailes ultramodernos, pero si:, n
los comparamos con el folklore, o sea, con las artes y las ' e
costumbres de otros pueblos de Europa oriental o de
Asia encontramos algunas danzas muy parecidas con e
las nuestras. r
Por lo tanto, nuestro punto de vista es que en nuestra e
cultura debemos de hacer resistencia para conservar aque' e
110que de hecho es útil y constructivo, pero con la seguri- f
dad de que, a medida en que avanzamos, nuestra ropa, (
nuestra manera de comer, nuestra forma de bailar, de
cantar, todo tiene que cambiar poco a poco, sobre todo
en nuestra mente, en nuestra cabeza, en el sentido en que
nos relacionamos con la naturaleza y basta en las rela-
ciones entre nosotros mismos.
Por ejemplo: nosotros, africanos, estamos en una si-
tuación tal que precisamos tener una seguridad mínima
porque aún no dominamos nuestra naturaleza, Por ello
necesitamos de aquello que se llama seguridad orgánica.
88
Nセ⦅MB
La seguridad orgánica es mayor en cuanto mayor sea el'
número de personas que están cerca de nosotros." Si
estuviese solo en la selva, tendría miedo, pero si estuviese
con varias personas sería mejor, tendría menos miedo.
Pero esa seguridad orgánica tiene una contradicción: el
que no se confía ni siquiera en aquellos que están a nues-
tras espaldas. Hay tanta necesidad de seguridad que siem-
pre se necesita de alguien junto a nosotros, y como la
seguridad no está garantizada, la necesidad que tenemos
de ésta es tan grande que se comienza por desconfiar de
aquéllos que están con nosotros. Eso sucede también en
nuestro medio, aun con una persona en ,la que teníamos
confianza. Ayer confiábamos en ella, pero cuando viene
y nos da la mano desconfiamos de esa mano.
Hay muchos camaradas que están aquí, sentados, que
tienen miedo, pero tenemos la certeza de que mañana en
nuestra tierra los hijos dc nuestro pueblo de Guinea-Bissau
y Cabo Verde no tendrán miedo de los fetiches ni de los
espíritus, Que nadie piense que esas cosas existen entre
nosotros porque somos africanos. Estas ideas son el reflejo
de un estado de desarrollo económico, nada más.
Tenemos que entender bien esto, para poder llevar a
cabo nuestra resistencia cultural. Debemos limpiar de
nuestra tierra toda la influencia nociva de 'la cultura '
colonial. y el primer acto de cultura que debemos hacer
en nuestra tierra es el siguiente. la unidad de nuestro
pueblo, 'la necesidad de luchar y desarrollar en cada uno
de nosotros una idea nueva que es el patriotismo, el amor
por nuestra tierra. Esa es la primera parte de la cultura que
debemos acrecentar y dar a nuestro pueblo. Debemos
mostrar el valor que tiene el resistirnos ante el enemigo,
8 Bn. Afñca las eeedícícaes naturales suden ser hostiles para la supervi-
vencia humana, por el clima, el aíeo grado de humedad ambiental en aJgunas
regiones, [os animales salvajes: y, sobre todo, por los insectos. cuyas picaduras
pueden ser mortales, y las plagas en peral. En las selvas o en los desiertos
africanos nadie se aventura a ir solo, porque es peligroso; de ahíla necesidad
de la seguridad orgánica: el セ en grupo proporciona la idea de seguridad.
89
ante el extranjero en nuestra tierra. juntarem os nuestn l'
11 1,
fuerzas para no permitir que nuestro pueblo, los hij
de nuestra tierra, sean pisoteados, humillados por gen
, ,,4
extraña. Resistir culturalrnente es entender que nosotr Jljlll
.'tt'r
en nuestra tierra, tenemos derechos iguales a los de cu
("N, t
quier otra persona en su propia tierra. Si conseguim
11 ,
hacer esto, y vamos a hacerlo dentro de poco, será u
gran avance de nuestra cultura. sirv
¡¡ !J
Además, debemos elevar en el espíritu de cada comba
tiente el valor del heroísmo, ser capaces de tener coraje rd.
para cumplir rigurosamente las metas del Partido. Eso es 1'\1
cultura. Cuando un hombre es capaz de hacer eso, es un ,11tI
hombre culto de hecho. Y en la medida en quc un grupo t:or
de hombres, como éstos que están aquí, ante un hecho prc
dado son capaces de unirse todos. como si fuesen un l
ョッセ
solo hombre, ellos son hombres culros. Ustedes ven, por
lo tanto, CÓmO es que ante una situación cultural un cul
pueblo es capaz de unirse, a pesar de que era un pueblo no
tan dividido COmO era el nuestro antes de la lucha de nin
liberación. tan
Por eso decimos que cuando somos capaces de unirnos fm
para resistir a nuestro enemigo estarnos aumentando me
nuestra culnrra; Eso es también una prueba de cultura. y en.
ESl
tenemos Rue ser capaces, como Partido, como organiza-
ción política, de levantar cada día más el espíritu de
[lal
nuestra gente, con esta idea concreta: sólo es hijo de nues-
tro pueblo aquél que es patriota. Esto es la cultura de mi
nuestra tierra hoy en día. Lo fundamental en nuestra be
set
cultura hoy no es enseñar a leer y escribir, eso es necesario
también, ya hablamos de eso. Lo fundamental en nuestra ca
cultura por el momento no es hacer el 20. grado de edu-
cación primaria, es entender bien lo que nuestro Partido de
CH
quiere, qué es lo que nosotros queremos y qué es lo que
estamos buscando, qué es lo que estamos haciendo y en
qué consiste nuestra lucha, por dónde vamos. Eso es lo
importante. Ser capaz de dar su vida. Quien hoyes capaz
de dar su vida por la patria sin pedir nada, ése es ahora un
en
hombre culto en nuestra tierra.
90
Frente a nuestra lucha podemos comparar, por ejemplo,
a los diferentes grupos étnicos de GuineaBissau para ver
euál de éstos es el más culto o el menos culto. A veces
aparecen como m,enos cultos aquellos que saben más de
ciertas.cosas. Y cualquier mané o n'bana? de la selva, que
es cumplido en su trabajo, es más culto que un alvarenga ro
ti otro cualquiera muy instruido que haya continuado
sirviendo a los portugueses. Porque el primero corresponde
a la relación del hombre con la sociedad y del hombre en
relación con la naturaleza, que sirve a los intereses del
pueblo, para conquistar en un futuro un nivel de vida mi.
alto. セウ la culona: entender de hecho la situación
91
puedan lograr una buena patria. Se necesita gente que
escriba. Toda persona que sepa leer y escribir debe enseñar e
a los que no saben. r
Nuestra cultura es nueva, dentro o fuera de la escuela r
tenemos que ponerla al servicio de nuestra resistencia. e
Nuestra cultura debe desarrollarse a nivel nacional. Pero '1 r
sin despreciar, sin considerar como inferiores a las culturas r
de otros pueblos, y con inteligencia para aprovechar de l
la cultura de otros pueblos todo lo que sea bueno para s
nosotros, todo lo que pueda ser adaptado a nuestras condi- I
ciones de vida. Nuestra cultura debe ser desarrollada sobre セ
una base científica, o sea que no podernos creer en cosas e
imaginarias. Tenemos que sacar de nuestra cultura todo'
aquello que sea anticientffico, peto aún no podernos e
hacerlo ahora mismo, sino en un futuro cercano. Si hoy} l'
trabajamos bien tendremos la certeza de que dentro del' r
poco eso será posible. d
),
Nuestra cultura tiene que ser popular, o sea una cultura
de masas, en la que toda la gente tenga derecho a ella.
Además, se deben respetar los valores culturales de nuestro" e
pueblo, que merezcan ser respetados. Nuestra cultura DO 1
puede ser para una élite, para un grupo de personas que; セ
セL
saben mucho. No, todos los hijos de nuestra tierra e¡¡j
Guinea-Bissau y Cabo Verde tienen que tener derecho; s
de avanzar culturalmenre, de participar en nuestros actos] d
culturales, de manifestar y de crear cultura. '1" I
Debemos tener clara en nuestra mente la situación! 11
diferente que existe entre la ciudad y el campo. Debem
tomar en cuenta que mientras que en nuestras ciudades
l'
desarrollan día a día las costumbres extranjeras, un
buenas, otras malas, aunque nuestra tendencia en gene] l' ,
es hacia la adopción de las malas --alcoholismo, prosti I
ción, vandalismo, asaltos, ladrones de cierto tipo, embu I
I
teros-e, en la selva la vida es más pura, aunque no quie
decir esto que no haya gente que robe. Pero hay una gra
diferencia entre un ladrón en Bissau11 y un ladrón balan セ
92
Debemos saber comparar nuestras selvas con nuestra
ciudad para evitar que todas las impurezas de las ciudades
penetren en la selva y para llevarnos a las ciudades las
purezas que pueden existir en nuestro campo. Repito que
eso no quiere decir que en la selva no haya cosas malas. No
podemos partir del principio de que la selva es pura, que
no tiene nada malo y que la ciudad es mala. No, tanto en
la ciudad como en la selva hay cosas malas y cosas buenas,
sólo que, comparativamente, la ciudad es menos pura que
la selva. Es necesario trabajar muy duro para hacer pro-
gresar al campo, cada día más, tanto en el plano cultural
como en los otros planos.
Tenemos que desarrollar en nuestro pueblo entero,
desde hoy, esta conciencia: 」セMNjAャ ser humano ・セエ£
!.w;iendo un. エイLAiᆰェqセNャ[「・ h-,!cerlo.bien, ー・イヲ」エLAョセN_
más ráQ.ido posible y deEJ9tIÍla.J!lássimpl!,. J?ebem<J.S
desarrol1ar en nuestr,,--meme, en la mente de nuestra gente,
la idel' d.Dª-l1!'rfe1'.9.ón. Mセ
Debemos tener la noción del tiempo en nuestra cultura,
en nuestras acciones. No fuimos nosotros los que inventa-
mas el reloj, pero debemos tener la noción del tiempo.
Nosotros, en general, contrariamente a nuestro pueblo que
sabe bien, muy bien, lo que es el tiempo, sabe que si no
siembra en determinada época le irá mal, que tantos días
después de las l1uvias tiene que sembrar, antes no, noso-
tras no sabemos lo qué es el tiempo. Tenemos que trabajar
mucho para aprovechar el tiempo.
Así, la perfección, el aprovechar bien el tiempo y el
tener un sentido práctico de nuestras realizaciones, la
capacidad de l1evar a cabo hasta el fin cada obra, cada cosa
que tenemos que hacer es muy importante, es fundamental
para nuestra cultura. Esos son nuevos elementos para
nuestra cultura. Debemos trabajar mucho para construir
una vida nueva.
Es necesario acabar con toda la indiferencia de nuestra
gente en materia de cultura, con constancia en nuestras
decisiones, con la determinación de hacer las cosas. Ya
conseguimos iniciar el combate contra eso. Debemos evitar
93
la idea de que las cosas quc son extranjeras son necesaria- los
mente buenas y que debemos aceptarlas de inmediato. 0, me:
por el contrario, porque son extranjeras no valen nada y Gui
las vamos a rechazar. Eso no es cultura, es una manía, es 1
un complejo, ya sea de inferioridad o de estupidez. Ante per
las cosas que vienen del extranjero debemos saber aceptar en
aquello que es aceptable y rechazar lo que no nos sirve. isla
Debemos ser capaces de hacer una crítica. En nuestra un
lucha ha sido una parte de nuestra acción la. aplicación pOi
constante del principio de asimilación crítica, o sea, el qu.
aprovechar en forma crítica lo realizado por otros y que rev
puede servir para nuestra patria, diferenciándolo de aquello Ca
que no puede sernos útil, Acumular la experiencia y crear. gtl
Estos son algunos aspectos de nuestra resistencia en el añ
plano cultural, de los cuales quena hablar a nuestros ca- tal
maradas, let
de
a
hi
La realidad cultural" ea
pI
AMtLCAR CARRAL re
セGi dI
a<
Si bien es cierto que en las islas del Cabo Verdc.P desde d.
el punto de vista cultural, las condiciones son ligeramente f¡
mejores que en Guinea, debido a las condiciones de desa- d
rrollo de la población y a que la cuestión indígena o no-
indígena f3 jamás se planteó y por ello, en principio, todos e
e
94
los niños podían ir a la escuela (escuela oficial), no es
menos cierro también que hay menos escuelas que en
Guinea..
Deben saber que en las islas del Cabo Verde hubo más
personas que aprendieron a leer ya escribir que en Guinea
en el periodo colonial. Pero la tasa de analfabetas en las
islas del Cabo Verde, contrariamente a 10 que puede decir
un caboverdiano que pretenda que todo lo sabe, es de 85
por ciento. Los portugueses estaban orgullosos de decir
que allá no había analfabetas. Es una mentira: el censo
revela que el 85 por ciento son analfabetas. En Santa
Catarina, por ejemplo, aquellos que habían cursado el 20.
grado de educación primaria, hacía unos cuatro o cinco
años atrás, leían, pero no sabían lo que leían. Estos son
también analfabetas, pero analfabetas que conocen las
letras, Muchas personas en el mundo son así y a veces salen
.:kla Universidad. iQué ilusos!
eセ Guinea, el 99 por ciento de la población no podía ir
95
hecho de que los colonialistas dejaron estudiar a ャッセ
caboverdianos en la medida en la que ellos tenían necesis
dad de usarlos como agentes del colonialismo, como sfi
hizo con los indios. Los británicos utilizaron a los indios
para llevar a cabo su colonización en Africa, los franceses'
recurrieron a los dahomenses, los portugueses a los caboe
verdianos, instruyendo a un cierto número de ellos. M Pero!
en una época determinada, los portugueses cerraron las
escuelas primarias y la secundaria, Vieira Machado, u'Í.
"ministro de ultramar" 15 las quería transformar en ・ウオセ
las para pescadores y carpinteros. Lo que habían hechot
en materia escolar les parecía suficiente, ya sólo habrfá
escuelas para pescadores o carpinteros. La población nqi
aceptó esto, protestó y la escuela secundaria tuvo que"
ser abierta de nuevo.
Veámos cuál es la realidad de nuestra situación cultu
\ セョ las islas del Cabo Verde: es el trasplante de la realidad.".!,
1S Durante muchos eaos, Portugal afirmó que no tenía colonias, sino qUe 'j'
los territorios que había invadido en Africa eran "provincias portuguesas dc;;:
Ultramar", queriendo ocultar con este nombre la situación real. (Nota del
editcr.)
16 Praia y Sao Vicente son las dos ciudades más impormntes en las ゥ、。ウGセ
96
Todo allá es como en toda África, es una interpretación de
la realidad y de la vida.
En Cabo Verde hay numerosos grupos étnicos que han
fusionado sus diferentes culturas, pero hasta los años de
1940 había ciertos grupos que habían conservado sus
características propias.
En Guinea, la cultura de nuestro pueblo es el producto
de numerosas culturas de Afcica, cada grupo étnico tiene;
su propia cultura pero todos tienen bases culturales comu-
nes, al igual que son similares su interpretación del mundo
y el tipo de relaciones con la sociedad.
Pero reflexionemos acerca de nuestra cultura: nuestra
cultura está dictada por nuestra condición económica, por
nuestra situación de subdesarrollo económico. Debemos
amar a nuestra cultura africana, de hecho la amarnos mu-
cho, nuestros bailes, nuestros cantos, nuestras esculturas,
nuestras embarcaciones, nuestros tejidos, todo eso es
magnífico, pero si nosotros sólo contamos con nuestros
tejidos para vestir a todo nuestro pueblo, nos estamos ha-
ciendo ilusiones. Debemos ser realistas. Nuestro país es
muy bello, pero si luchamos para no cambiar las cosas
estamos en un error.
Muchos piensan que ser africano essaber sentarse en el
suelo y comer con los dedos. En efecto, eso es africano,
pero todos los pueblos del mundo se han sentado en el
suelo y han comido con los dedos. Muchos piensan que
sólo los africanos comen con los dedos. También los árabes
de Africa del norte que, antes de ser africanos, antes de
venir .a Africa (venían de Oriente) comían con los dedos,
sentados en el suelo. Debemos respetar aquello que tiene
valor, aquello que será útil para el futuro de nuestro país,
para el progreso de nuestro pueblo .
. Debemos tener el coraje de decirlo: la cultura de África,
aquello que es verdaderamente africano y que nosotros
debemos por lo tanto conservar para ser africanos, presen-
ta un aspecto negativo: su debilidad ante la naturaleza.
Todos los pueblos del mundo han conocido esta debilidad,
debemos superarla. Hay pueblos en el mundo que aun ni
97
siquiera intentan superar su debilidad: su vida consisteen
trepar por los árboles, comer, dormir y nada más. ¡SUS
creencias son numerosas! Nosotros no podemos creer que
ser africanos es pensar que el relámpago es el signo de la
cólera de Dios o que el hombre no podrá jamas dominar
las aguas bravas de un río. Aquél que dirige una lucha
como la nuestra, que tiene la responsabilidad de una
lucha como la nuestra, debe comprender poco a poco cuál
es nuestra realidad concreta.
Nuestra lucha está basada en nuestra cultura, porque
la cultura es el fruto de la historia y nuestra lucha es una
fuerza. Pero nuestra cultura está llena de debilidades ante
la naturaleza. Es necesario saber esto. Hay, por ejemplo,
algunas de nuestras danzas que muestran las relaciones
entre el hombre y la selva: en ellas podemos ver personas
vestidas COnpaja, simulando grandes pájaros con un gran
pico y otras personas corriendo, atemorizadas. Podernos
ejecutar esas danzas, pero no podemos quedamos en eso.
Podemos conservar todas esas cosas en nuestra memoria
para desarrollar nuestro arre, nuestra cultura. Pero como
ya hemos sobrepasado esas creencias, sabemos que en la
selva, en el campo, nosotros mandarnos, nosotros los
hombres y no un animal o un espíritu. 'Esto es muy im-
portante, ésta es la realidad cultural de nuestro ー。セウN
99
sea no prohibiendo aquello que no perjudica a nuestra
lucha, ya sea creando en la mente de nuestros camaradas
t
nuevas ideas, una nueva forma de ver la realidad. Ya sea
aprovechando de la mejor forma posible a todos aquellos
que tienen un poco de instrucción para dirigir la lucha o
para enviarlos a estudiar, para poder tener cuadros para el
futuro. Todo esto puede parecer muy simple, pero es muy
difícil, muy complejo el poder llegar a una solución como
ésta.
;'Z
lOOr,
La invasión cultural"
PAlJl.O FREIRE
invasores en el 」ッョエ・クオャAZ|ij⦅NQPゥェケᆰᄀqセューᆳ
?Jenaoa セウjᅮ su. visiéuLdrl..mwJ.d.Q, eIJJ!Lmedida misma
103
modalidades de acción antidialógica, los invasores
sus sujetos. autores y actores del proceso; los invadidos. si,
objetos. Los invasores aceptan su' opción (o al mcuosesj
es lo que de ellos se espera). Los invasores actúan; [iセN
invadidos tienen la ilusión de que actúan, en la Bエョ。」ゥセL
de los invasores. . ,\,j
La invasión cultural tiene así una doble fase. Por -ti!¡.
lado, es en sí dominante, y por el otro es.táctica de donii·"
nación. .
En verdad.. toda dominación implica una invasión アセN
se manifiesta no sólo físicamente, en forma visible. ウゥョッGセ
veces disfrazada y en la cual el i!lXasor セ⦅ーNB
.si fueSe el 。ュセ・ ayuda. Eñel fondo, la invasión ・セ
Nオ]MセGᆰA、BbjゥZ⦅Hn
U!!!.) -
104
En la invasión cultural, es importante que los invadidos
vean su realidad con la óptica de los invasores y no con la
suya propia. Cuanto más mimerizados estén los invadidos,
mayor será la estabilidad de los invasores. uョZャN」ッ、■セ
básica para c!.éxit() de lainvasión ctill!u:aLmdica en que.los
íñvadídos';' 」MG[カ・ョコセAIᄋN <le[ᄀョヲ・セゥッイ、。N intrí;;;.!:.!:;.. Así,
」HIュッGョィ£ケM。アセ・ no. tenga'su' 」ッBオエイセゥ[G・■。 medida
que los invadidos se van reconociendo como "inferiores"
irán reconociendo necesariamente la "superioridad" de los
invasores. Los valores de éstos pasan a ser la pauta de
los invadidos. Cuanto más se acentúa la invasión, alienando
el ser de la cultura de los invadidos, mayor es el deseo de
éstos por parecerse a aquéllos: andar como aquéllos, vestir
asu manera, hablar a su modo.
El yo social de los invadidos que, como todo yo social,
se constituye en las relaciones socioculturales que se dan
en la estructura, es tan. dual como el ser de la cultura
invadida.
Esta dualidad es la que explica a los invadidos y domi-
nadas, en cierto momento de su experiencia existencial,
como un yo casi adherido al' tú opresor.
Al reconocerse críticamente en contradicción con aquél
es necesario que el yo oprimido rompa esta casi :'adhe·
rencia" al tú opresor, "separándose" de él para objetivar-
lo. Z Al hacerlo, "ad-mira" la estructura en la que viene
siendo oprimido, como una realidad deshurnanizante.
Este cambio cualitativo en la percepción del mundo, que
no se realiza fuera de la praxis, jamás puede ser estimulado
por los opresores, como un objetivo de su teoría de la
acción.
Por el contrario, es el mantenimiento del statu quo lo
que les interesa, en la medida en que el cambio de la per-
cepción del mundo, que implica la inserción crítica en la
realidad, los amenaza. De ahí que la invasión cultural apa-
rece como una característica de la acción antidialógica ..
2 "Objetívee". tomar distancia de las ideas que se tienen. (N. del edítce.)
105
Existe, sin embargo, un aspecto que nos parece impor-
tante subrayar en el análisis que estamos haciendo de la
acción antidialógica. Es quc ésta, en la medida cn que es
una modalidad de la acción cultural de carácter domina-
dor, siendo por lo tanto dominación en sí, es por otro
lado instrumento de ésta. Así, además de su aspecto
deliberado, volitivo, programado, tiene también otro
aspecto que [a caracteriza como producto de la realidad
opresora.
En efecto, en la medida en que Una estructura social se
denota como estructura rígida, de carácter dominador, las
instituciones formadoras que en ella se constituyen esta-
rán, necesariamente, marcadas por su clima, trasladando
sus mitos y orientando su acción en el estilo propio de la
estructura, Los hogares y las escuelas, primarias, medias y
universitarias, que no existen en cl aire, sino en el tiempo
y en e] espacio, no pueden escapar a las influencias de las
condiciones estructurales objetivas. Funcionan, en gran
medida, en las estructuras dominadoras, como agencias
formadoras de futuros "invasores". Las relaciones padres-
hijos, en [os hogares, reflejan de modo general las condí-
cienes objetivo-culturales de la totalidad de que participan.
y si éstas son condiciones au toritarias, rígidas, dominado-
ras, penetran en los hogares que incrementan el clima de
opresión.?
Mientras más se desarrollen estas relaciones de carácter
autoritario entre padres e hijos, tanto más introyectan,
106
los hijos, la autoridad paterna.
Discutiendo el problema de la necrofilia y Ce la bio-
filia, analiza Fromrn, con la claridad que lo caracteriza,
las condiciones objetivas que generan la una y la otra, sea
esto en los hogares, en las relaciones padres-hijos, tanto en
el clima desamoras o y opresor como en aquel amoroso y
libre, o en el contexto socio-cultural. Niños deformados
en un ambiente de desamor, opresivo, frustrados en su
potencialidad, como diría FrQmm, si no consiguen ende-
rezarse en la juventud en el sentido de la auténtica rebe-
lión, O se acomodan a una dimisión total de su querer,
enajenados a la autoridad y a los mitos utilizados por la
autoridad para "formarlos", o podrán llegar a asumir
formas de acción destructiva.
Esta influencia del hogar y la familia se prolonga en la
experiencia de la escuela. En ella, los educandos descubren
temprano que, como en el hogar, para conquistar ciertas
satisfacciones deben adaptarse a los preceptos que se
establecen en forma vertical. !..!!.!!-O
、・⦅セエッウ ーイ・セjHIAlZN⦅i
de ョッセiANウ[エ
107
Se ven a sí mismos como los promotores del pueblo. L"'j,
programas de su acción, como lo indicaría cualquier buéí
teórico de la acción opresora, entrañan sus finalidades, s
convicciones, sus anhelos.
No se debe escuchar al pueblo para nada, pues és
"incapaz e inculto, necesita ser educado poi ellos p
salir de la indolencia provocada por el subdesarrollo".
Para ellos, la "incultura del pueblo" es tal que les ー。イ・cセャ
un "absurdo" hablar de la necesidad de respetar la Bv■ウゥャセ
del mundo que esté teniendo. La visión del mundo ャセ
tienen sólo los profesionales..., ,'"if
De la misma manera. les parece absurdo que sea ゥョ、s[セ
pensable escuchar al pueblo a fin de organizar el conrenídC/;
programático de la acción educativa. Para ellos. "la ignoiii
rancia absoluta" del pueblo no le permite otra cosa' sino
recibir sus enseñanzas.
Por otra parte, cuando los invadidos. en cierto momento"
de su experiencia existencial, empiezan de una forma オZセ
otra a rechazar la invasión a la que en otro momento se,}
podrían haber adaptado, los invasores, a fin de justificar j'
SU fracaso. hablan de la "inferioridad" de los invadídos.i]
refiriéndose a ellos como "enfermos", "mal agradecidos"'4
y llamándolos a veces también "mestizos". 'JI
Los bien intencionados. vale decir, aquellos que utilizan '
la "invasión" no ya como ideología, sino a causa de las
deformaciones a que hicimos referencia en páginas anterio-
res, terminan por descubrir. en sus experiencias. que cier-
tos fracasos de su acción no se deben a una inferioridad
ontológica" de los hombres simples del pueblo, sino a la
violencia de su acto invasor. De modo general. éste es un
momento difícil por el que atraviesan muchos de los que'
hacen tal descubrimiento.
Á pesar de que sienten la necesidad de renunciar a la
acción invasora, tienen en tal forma introyectados los
, LセN .. '-
S Hlnferioridad ontológicll H• SC1'Í3.una inferioridad intrínseca e esos eeses,
inferioridadpcopiade ciertaspersonas.(Nota del erlitor.)
108
parrones セャ。Njゥッュョ」 que esta renuncia pasaa se1\ul!.
especie de muero: paulatina. .'... ;!¡",..セB
Renun<:iar al acto invasor si nifica, ・ョ」ゥイエャカヲセG。■
su e;;¡¡I¡¡ D 1 n De see . omin" PI
. por uD lado."pm!! dominadores, Bor orr2· .|^ウjG[「ᄀセ
Significa renunciar a AqセjNlャQᅪュウ de アオ・ウAセ|ャLエ■NBZゥiG
la acdbn.ÍJOOWIDl.. y dar existencia a una ;acción d¡¡¡li.lc.j
Significa, por esto mismo, dejar de estar sobre Q BH、←ᅪャセGT
セᄋ・ZAャGSNョゥエ」_ウLェ^イ。 estar con ellos, 」ュッcQャZ、セ
neros •. " J;:;"
E,'''miedo a la libertad" se instaura enml1ces' ・ェNᄀゥ[セャッウ
Durante el desarrollo de este proceso traumático, 'su
tendencia natural es la de racionalizar el miedora. través
de una serie de mecanismos de evasión. •
Este "miedo a la libertad", en técnicos que.nlsiqulera
alcanzaron a descubrir el carácter de acción invasora, es
aún mayor cuando se les habla del sentido deshumanizante
de esta acción. .
Frecuentemente, en los cursos de capacitación, sobre
todo en el momento de descodificacíón'' de, situaciones
concretas realizadas por los'participantes, llega un momen-
to en que preguntan irritados al coordinador de la discu-
sión, "¿A dónde nos quiere llevar usted finalmente?" La
verdad es que el coordinador no los desea conducir, sino
que desea inducir una acción. Ocurre, simplemente, que al
problematizarles 7 una situación concreta, ellos empiezan
a percibir que al profundizar en el análisis de esta situación
tendrán necesariamente que afirmar o descubrir sus mitos.
Descubrir sus mitos y renunciara ello es, en el momen-
6· "t'Lodificaeiónn: en el método de 。ャヲ「・エゥセョ de PauIo Peeire, ésté
109
ro, un acto "violento" realizado por los sujetos en contra.'
de sí mismos. Afirmarlos, por el contrario, es rebelarse. La
única salida, como mecanismo de defensa también, radica
en transferir al coordinador lo propio de su práctica nor-
mal: conducir. conquistar, invadir, como manifestaciones
de la teoría antidialógica de la acción.
Esta misma evasión se verificav.aunque en menorescala,
entre los hombres del pueblo, en la medida en que la
situación concreta de opresión los aplasta y la "asisten-
cialización"" los domestica.
Una de las educaaorli'Sde1 "Futl Circle", institución de
Nueva York, que realiza un trabajo educativo deefectivo
valor, nos relató el siguiente caso: "Al problematizar una
situación codificada a uno de los grupos <telas áreas pobres
de Nueva York sobre una situación concreta que mostraba,
en la esquina de una calle -la misma .en que se hada la
reunión una gran cantidad de basura, dijo inmediatamen-
te uno de los participantes: Veo una calle de Africa o de
América Latina. ¿Y por qué no de Nueva York>, pre-
guntó la educadora. Porque., afirmó, somos los Estados
Unidos, y aquí no puede existir esto, n
Indudablemente, este hombre y algunos de sus 'compa-
ñeros, concordantes con él con su indiscutible "juego de
conciencia", escapaban a una realidad que los ofendía .Y
cuyo reconocimiento incluso los amenazaba.
Al participar, aunque l'recañamente, de una cultura del
éxito' y del ascenso personales, reconocerse en una sitúa-
ción objetiva desfavorable, para una. conciencia enajenada,
equivalía a frenar la propia posibilidad de éxito.
Sea 'en éste, sea en el caso de los profesionales, la fuerza
determinante de la cultura en que se desarrollan los mitos
introyectados por los hombres es perfectamente visible.
I
セ de ayudar a sectores pobres pero como si se trarase de hacerles et favor; es una
I. falsa ayuda porque no busca que se solucionen 105problemas. sine sólo dar
paliativos. Por ejemplo, eompaeándclo con una enfermedad. sería el dar una.
¡
J F aspirina sin tratar de buscar la causa de la enfermedad y- solucionada. (Nota
,) del edteor.)
110
En ambos casos, ésta es la manifestación de la cultura de
la clase dominante que obstaculiza la afirmación de los
hombres como seres de decisión.
En el fondo, ni los profesionales a que hicimos rcferen-
cia, ni los participantes de la discusión citada en un barrio
de Nueva York están hablando y actuando por sí mismos,
como actores del proceso histórico, Ni los unos ni los
otros son teóricos. o ideólogos de la dominación. Al con-
trario, son un producto de ella que como tal se transforma
a la vez en su causa, principal.
Este es uno de los problemas serios que debe enfrentar
la revolución en, el momento de su acceso al poder. AI[セp
en la cual, セ、ッ de su liderazgo un máximo de sabida-
111
ser realizada en el proceso anterior del acceso al poder. im
La "revolución cultural" asume a la sociedad en recons-
trucción en su totalidad, en los múltiples quehaceres de los "r
hombres, como campo de su acción formadora. cr'
La reconstrucción de la sociedad, que no puede hacerse br
en forma mecanicisra, tiene su instrumento fundamen- ci:
tal en la cultura, y culturalrnente se rehace a través de la fe
revolución.
Tal como la entendemos, la "revolución cultural" es el el
esfuerzo máximo de concientización que es posible desa- te
rrollar a través del poder revolucionario, buscando llegar n
a todos, sin importar las tareas específicas que éste tenga
que cumplir. se
Por esta razón, este esfuerzo no puede limitarse a una d
mera formación tecnicista de los técnicos, ni cientificista s:
de los científicos necesarios a la nueva sociedad. Esta no n
puede distinguirse cualitativamente de la otra de manera g
repentina, como piensan los mecanicistas en su ingenuidad,
a menos que ocurra en forma radicalmente global. e
No es posible que la sociedad revolucionaria atribuya e
a la tecnología las mismas finalidades que le eran atribuidas
por la sociedad anterior. Consecuentemente, varía también
la formación que de los hombres se haga.
En este sentido, la formación técnico-científica no es
antagónica con la formación humanista de los hombres,
desde el momento en que la ciencia y la tecnología, en la
sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la libe-
ración permanente, de la humanización del hombre.
Desde este punto de vista, la formación de los hombres,
por darse en el tiempo y en el espacio, exige para cualquier
quehacer: por un lado, la comprensión de la cultura como
supraestructura capaz de mantener en la infraestructura,
en, proceso de transformación revolucionaria, "superviven-
cias" del pasado." y por otro, el quehacer mismo, como
112
¡
instrumento detransformación de la cultura ..
En la medida en :que la concientización en y por la
"revolución cultural", se va profundizando, en 1;1.praxis
creadora de la sociedad nueva; los hombres varrdescu-
briendo las razones .deJa permanencia de las "supervíven-
cías" míticas, que en el fondo no son sino las .realidades
forjadas en la vieja sociedad. .
Así podrán, entonces.. liberarse más rápidamente .de
estos espectros, que son siempre un serio problema pata
toda revolución en la medida en que obstaculizan la cons- .
trucción de la nueva sociedad .. '
Por medio de estas "supervivencias", la sociedad opre-
sora continúa "Invadiendo", invadiendo ahora a la-socie-
dad revolucionaria, Lo paradójico de esta "invasión" es,
sin embargo, que no la realiza la viejaélite dominadora
reorganizada para tal efecto, sino que la hacen los hombres
que tomaron parte en la revolución .
. "Alojando" al opresor, se resisten, eomo si fueran el
opresor mismo, de las medidas básicas que debe tomar
el poder revolucionario.'
Como seres duales, aceptan también, aunque en función
de las supervivencias, el poder que se burocratiza, repri-
miéndolos violentamente.
Este poder 'burocrático y violentamente represivo puede
a su vez ser explicado a través de lo que Alchusser " deno-
mina "reactivación de los elementos antiguos", favorecidos
ahora por circunstancias especiales, en la nueva sociedad.
Por estas razones, defendemos el proceso revolucionario
como una acción cultural dialógica que se prolonga en una
"revolución cultural", conjuntamente con el acceso al
poder. Asimismo, defendemos en ambas el esfuerzo serio
y profundo de concientización!' para que finalmente la
113
. del
revolución cultural, al desarrollar la práctica de la ccnfron-
t
!
aU1
ración permanente entre el liderazgo y el pueblo, consolide
la participación verdaderamente crítica de éste en el poder, en
De este modo, en la medida en que ambos liderazgo Y,,,,,
1 eO:
pueblo se van volviendo críticos, la revolución ゥュー、・Bセ ¡ do
con mayor facilidad el correr riesgos de buroeratizaciónj] ¡
de
que implican nuevas formas de opresión y de
sión", qu<;sólo son nuevas imágenes de la dominación.·--
La invasión cultural, que sirve a la conquista y' rnartteni- I
! m'
m
pI
miento de la opresión, implica siempre la visión focal de
la realidad, la percepción de ésta como algo estático,
SU
superposición de una visión del mundo sobre otra. Implica
m
la "superioridad" del invasor, la "inferioridad't.del.invadí,
do, la imposición de criterios, la posesión del invadido, eli d,
miedo de perderlo.
Aún más, la invasión cultural implica que el punto de
se
el
decisión de la acción de los invadidos esté fuera de ellos,
pi
en los dominadores invasores. Y, en tanto la decisión no
radique en quien debe decidir, sino que esté fuera de él, el s'
e.
primero sólo tiene la ilusión de que decide.
S
'por esta razón no. puede existir el desarrollo socioeco-
d
nQ!!lÍco en ninguna sociedad dual, refleja, invadida.
Por el contrario, para que exista desarrollo es necesario
s
que se verifique un movimiento de búsqueda, de acclOil
r
creadora, que tenga su punto de decisión en el ser ュゥウイ。Zセ
114
ゥセ 1
M.
desarrollan. Como seres históricos, como "seres para sí",
autobiográficos, su transformación, quc es desarrollo, se da
en un .tíernpo que es suyo y nunca se da al margen de él.
Esta es la razón por la cual, sometidos a condiciones
concretas de opresión en las que se enajenan, transforma-
dos en "seres para otros" del falso "ser para sí" de quien
dependen, los hombres tampoco se desarrollan auténtica-
mente. Al prohibírseles el acto de decisión, que se encuen-
tra en el ser dominador, éstos sólo se limitan a seguir sus
prescripciones.
Los oprimidos sólo e!!!Eiez:J!...'!._\k.s'l'n.oltªrse
..9'_ll.IId.o,al
supmr lacontratIícción en que se encuentran, se transfor-
ュ。■Q・セゥオイウZGN -.- - ..",
115
I
I
que, estadísticamente mecanicistas, no alcanzan siqUe]
a expresar la verdad. Evitar, asimismo, los que se cell1\
únicamente en el estudio de la renta bruta: Nos pareee'j
el criterio básico, primordial, radica en saber si la ウッ」ᄀセ
es o no un "ser para sí", vale decir, libre. Si no lo es, セ
criterios indicarán sólo su modernización mas no su dJ:i
rrollo, ..;
La contradicción principal de las sociedades duale$'i:
realmente, la de sus relaciones de dependencia qu""
establecen con la sociedad metropolitana. En tanto;'
superen ésta contradicción, no son "seres para sí"
no serlo, no se desarrollan.
Superada la contradicción, lo que antes era mera セB
formación asistencializadora principalmente en beneñc,
de la metrópoli se vuelve verdadero desarrollo, en beru!ll
cio del "ser para sí ". L. I[セ
Unirparala liberación
Si en la teoría de la acción antidialógica se ゥューッャLセ
necesariamente, el que los dominadores provoquen ;1
división de los oprimidos con el fin de mantener ュセ
fácilmente la セーイ・ウゥL en la teoría セェ。ャ」 de la acciólll
praxis liberadora. ..,,'
Mientras la primera cuenta con los instrumentos del pd',J
der, los segundos se encuentran bajo la fuerza de ・ウエセ
poder.
La primera se organiza a sí misma libremente y,
116
cuando tenga divisiones accidentales y momentáneas, se
unifica rápidamente" frente a cualquier amenaza a sus
intereses fundamentales. La segunda, que no existe .sin
.las masas populares, en la medida en que es una contra-
dicción antagónica de la primera, tiene, en esta condición,
el primer óbice a su propia organización.
Sería· una inconsecuencia de la élite dominadora si
consintiera en la organización del liderazgo revoluciona-
rio.. vale decir, en la organización de las masas oprimidas,
pues aquélla no existe sin la unión de éstas entre sí.
y de éstas con el liderazgo .
. Mientras que, para la élite dominadora, su unidad inter-
na implica la división de las masas populares pata el lide-
razgo revolucionario;' su unidad sólo existe en la unidad
de las masas entre sí y con él. La primera existe en la
medida en que existe su antagonismo con las masas; la se-
gunda, en razón de su comunión con ellas que, por esto
mismo, deben estar unidas y no divididas.
. La situación concreta de opresión, al dualizar el yo del
oprimido, al hacerlo ambiguo, emocionalmente inestable,
temeroso de la libertad, facilita la acción divisora del
dominador en la misma proporción en que dificulta la
acción unificadora indispensable para la práctica libera-
dora.
Aún más, la situación objetiva de dominación es, en sí
misma, una situación divisora. Empieza por separar el yo
oprimido en la medida en que, manteniendo una posición
. de "adherencia" a la realidad que se le presenta. como algo
omnipotente, aplastador, lo aliena en entidades extrañas,
explicadoras de este poder.
Parte de su yo se encuentra en la realidad a la que se
haya "adherido", parte afuera, en la o las entidades extra-
ñas, a las cuales responsabiliza por la fuerza de la realidad
objetiva y frente a la cual no le es posible hacer nada. De
ahí que sea éste igualmente un yo dividido entre un pasado
y un presente iguales y un futuro sin esperanzas que, en el
fondo, no existe. Un yo que no se reconoce siendo, y por
esto no puede tener, en 10 que todavía ve, el futuro que
117
debe construir en unión con otros. ;1';;1 e:
En la medida en que sea capaz de romper con la "adhe. ")1 d
rencia", objetivando la realidad de la cual emerge, se va
unificando como yo, como sujeto frente al objeto. En este;,•. ,·•. ;..• a
momento, en que rompe también la falsa unidad de su sers セ[N e
1·.......
dividido, se individualiza verdaderamente. \ ti p
De este modo, si para dividir es necesario mantener el ¡' ,; e
yo dominado "adherido" a la realidad opresora, mitificán·.!}; d
dola, para el esfuerzo de unión el primer paso lo constituye
la desmitificación de la realidad.
Si a fin de mantener divididos a los oprimidos se hace
indispensable una ideología de la opresión, para lograr su
unión es imprescindible una forma de acción cultural a
través de la cual conozcan el por qué y el cómo de su
"adherencia" a la realidad que les da un conocimiento
falso de sí mismos y de ella, Es necesario, por lo tanto,
desideologizar. L..l
El objetivo de la acción dialógica radica en proporcionar
a los oprimidos el reconocimiento del por qué y del cómo
de su "adherencia", para que ejerzan un acto de adhesión
a la praxis verdadera de transformación de una realidad
injusta.
El significar, la unión de los oprimidos, la relación soli-
daria entre sí, sin importar cuáles sean Jos niveles reales en
que éstos se encuentren como tales, implica, indiscutible-
mente, una conciencia de clase.
La "adherencia" a la realidad en que se encuentran Jos
oprimidos, sobre todo aquellos quc constituyen las grandes
masas campesinas de América Latina, exige que la concien-
cia de la clase oprimida pase, si no antes, por lo menos
concomitantemente, por la conciencia del hombre opri-
mido. L . .1
Estamos convencidos de que es indispensable que estos
hombres, adheridos de tal forma a la naturaleza y a la
figura del opresor, se perciban como hombres a quienes se
les ha prohibido estar siendo.
La "cultura del silencio", que se genera en la estructura
opresora, y bajo cuya fuerza condicionante realizan su
118
experiencia de "objetos", necesariamente los constituye
de esta forma.
Descubrirse, por lo tanto, a través de una modalidad de
acción cultural, dialógica, problernatiaadora de sí mismos
en su enfrentamiento con el mundo, significa, en un
primer momento, que se descubran como Pedro, Antonio
o Josefa, con todo el profundo significado que tiene este
descubrimiento.
Descubrimiento que implica una percepción distinta del
significado de los signos. Mundo, hombre, cultura, árboles,
trabajo, animal, van asumiendo un significado verdadero
que antes no tenian.
Se reconocen ahora como seres transformadores de la
realidad, algo que para ellos era misterioso, y transforma-
dores-de esa realidad a través de su trabajo creador.
Descubren que, como hombres, no pueden continuar
siendo "objetos" poseídos, y de la toma de conciencia de
sí mismos como hombres oprimidos derivan a la concien-
cia de clase oprimida.
A fin de que los oprimidos se unan entre sí, es necesario
que corten el cordón umbilical de carácter mágico o míti-
co, a través del cual se encuentran ligados al mundo de la
opresión.
La unión entre ellos no puede tener la misma naturaleza
que sus relaciones con ese mundo.
Por eso la unión de los oprimidos es realmente indis-
pensable al proceso revolucionario y ésta le exige al pro-
ceso que sea, desde su comienzo, lo que debe ser: acción
cultural. li
Acción cultural cuya práctica, para conseguir la unidad
de los oprimidos, va a depender de la experiencia histórica
y existencial que ellos están teniendo, en esta o aquella
estructura.
En tanto los campesinos se encuentran en una realidad
119
"cerrada", cuyo centro de decisiones opresoras es "singu-
lar" y compacto, los oprimidos urbanos se encuentran en
un contexto que está "abriéndose" y en el cual el centro
de mando opresor se hace plural y complejo.
En el primero, los dominados se encuentran bajo la.
decisión de la figura dominadora que encarna, en su L
persona, el sistema opresor en sí; en el segundo caso, se d.
encuentran sometidos a una epsecie de "impersonalidad U
opresora". el
En ambos casos existe una cierta "invisibilidad" del n
poder opresor. En el primero, dada su proximidad a los
oprimidos; en el segundo, dada su difusividad.P h
Las formas de acción cultural, en situaciones distin- ti
tas como éstas, tienen el mismo objetivo: aclarar a los
oprimidos la situación concreta en que se encuentran, que
media entre ellos y los opresores, sean aquéllas visibles
o no.
ii '"
d
1 o
Sólo estas formas de acción que se oponen, por un lado, [
a los discursos verbalistas" inoperantes y, por otro, al ¡ ti
acrivismo rnecanicista, pueden oponerse también a la ¡
, d
acción divisora de las élites dominadoras y dirigir su aten-
ción en dirección a la unidad de los oprimidos. ¡ h
le
, g
D
e
d
u
g
e
l.
FRANTZ FANON
'" Exuuto del capitulO "Racismo y cultura" del libro de Frantr; Fanan,
PtJr la retloluciÓftafriC4llIJ.,(tmdu«ión de Dememe Aguilera Malta). Méxk:o.
Fondode Culwt"aEconómica. 197$, la. ,reimpresión..
15 u()esI:u.lturadón h : intento paraJiquidar, o al menos negar,la eulmra
autbctona. (Nota del editor.) -
121
determinante. El racismo no es un todo sino el elemento
más visible, más cotidiano para decirlo de una vez, en
ciertos momentos, más grosero de una estructura dada.
Estudiar los rendimientos del racismo y de la cultura es
plantearse la cuestión de su acción recíproca. Si la cultura
es el conjunto de comportamientos motores y mentales
nacido del encuentro del hombre con la naturaleza y
sus semejantes, se debe decir que el racismo es verdadera-
mente un elemento cultural. Hay pues culturas con ra-
cismo y culturas sin racismo.
Sin embargo, este elemento cultural preciso no está
enquistado. El racismo no ha podido esclerosarse. Le
sido preciso renovarse, matizarse, cambiar de fisonomía.
Le ha sido preciso experimentar la suerte del conjunto
cultural que lo informaba.
El racismo vulgar, primitivo, simplista, pretendía encon-
trar en lo biológico, ya que las Escrituras" se habían
revelado insuficientes, la base material de la doctrina.
Sería fastidioso recordar los esfuerzos emprendidos entono
ces: forma comparada del cráneo, cantidad y configuración
de los surcos del encéfalo, características de las capas
celulares de la corteza, dimensiones de las vértebras, aspec-
to microscópico de la epidermis, etc."
El primitivismo intelectual y emocional aparecía como
una consecuencia banal, un reconocimiento de existencia.
Tales afirmaciones, brutales y masivas, ceden lugar a
una argumentación más elegante. Aquí y allá, sin embargo,
salen a la luz algunos resurgimientos. Así, la "labilidad
emocional del negro", "la integración subcortical del ára-
be", "ta culpabilidad casi genérica del judío" son ideas
que se encuentran en algunos escritores contemporáneos.
122
La monografía de J. Carothers, por ejemplo, auspiciada
por la O.M.S.,'· se sitúa a partir de "argumentos cientí-
ficos" de una loboromía fisiológica del negro de Africa.
Estas posiciones sectarias tienden, en todo caso, a desa-
parecer. Este racismo que se quiere racional, individual,
determinado, ¡genQtípico)!..JeDQtí¡:ÜcQ., 19 se transforma en
racismo cultural. El objeto-del racismo deja de ser el
hombre particular y sí una cierta manera de existir. En
el extremo, se habla de mensaje, de estilo cultural. Los
"valores occidentales" reasumen singularmente la ya
célebre llamada a la lucha de la "cruz contra la media
luna",
Cierto que la ecuación rnorfológica-? no ha desapare-
cido totalmente, pero los hechos de los últimos treinta
años han sacudido las convicciones más encasquilladas,
trastornado el tablero de juego, reestructurado un gran
número de relaciones. El recuerdo del nazismo, la común
miseria de hombres diferentes, la servidumbre común de
grupos sociales importantes, la aparición de "colonias
europeas", es decir, la institución de un régimen colonial
en pleno territorio de Europa, la adquisición de conciencia
de los trabajadores de los países colonizadores y racistas, la
evolución de las técnicas, todo esto ha modificado pro-
fundamente el aspecto del problema.
Es necesario buscar, al nivel de la cultura, las consecuen-
cias de ese racismo.
El racismo, lo hemos visto, no es más que un elemento
de un conjunto más vasto: el de la opresión sistemati-
zada de un pueblo. ¿Cómo se comporta un pueblo que
oprime? Aquí volvemos a encontrar algunas constantes.
en cuanto SI.tu,forma
de los seres humanos. Se refiere a las tesis que pretendían
eXplicar el racismo por aspectos 6siol6tjcos. Véase nota 17. (Nota del editor.)
123
,r..
las modalidades de existencia. La lengua, ・ャNカウエゥ、ッLセ
técnicas son desvalorizadas. ¿Cómo .lIevan cuenta de til'
constante? Los psicólogos que tienen tendencia a explicª,l
lo todo por movimientos del alma, pretenden encontrs
este comportamiento al nivel de los contactos entre p'"
ticulares. crítica de un sombrero original, de una man
de hablar, de caminar ...
Parecidas tentativas ignoran voluntariamente el carácté
incomparable de la situación colonial. En realidad, J..
naciones que emprenden una guerra colonial no se preé
cupan de confrontar culturas. 1:!.Jl!!erraes オョ⦅QAYャZP」ゥセ
セイ」jFョエ・ウRLNy toda セQAー・」エゥカ。 debe ser relacill,
.!lada con este \[イゥAセュIBャ ウ・ヲvi、ゥ■ョィイセNュ .NLャ⦅セjAᅪiッョZG
セLA⦅NGーェョ 。オエセッAjNャBGウ⦅ュ・イUケ
セL\[
.. Por esto se deben modificar sus sistemas de referencia
La expropiación, el despojo, la razia, el asesinato 」ッャゥセ
objetivo se duplican en un saqueo de los esquemas cul'"
rales o, por lo menos, son condicionadas a este saqueo. n,
panorama cultural es desgajado, los valores burlados:
borrados, vaciados.
Las líneas de fuerza se desploman, no ordenan ュ£ウセ
Frente a una nueva unión, impuesta, no propuesta sin9j
afirmada, pesan con todo su peso los cañones y los ウ。「ャ、セᄀ
trario, de la observación histórica resulta que el fin セusェ[ᄀ
colonial, puesta en la picota de la opresión. A la vez ーイ・ゥセ
124
!
.1
tantemente al "indígena" es el colmo de la mala fe. Como
si le fuera posible a un hombre evolucionar en otra forma
que en el marco de una cultura que lo reconozca y que él
decide asumir.
Asistimos a la aparición de organismos arcaicos, inertes,
que funcionan bajo la vigilancia del opresor y calcados
caricaturescamente de instituciones otrora fecundas ...
Estos organismos traducen aparentemente el .respeto de
la tradición, de las especificaciones culturales, de la perso-
nalidad del pueblo oprimido. Este seudorrespeto se iden-
tifica de hecho con el menosprecio más consecuente, con
el sadismo más elaborado. La característica de una cultura
es ser abierta, recorrida por líneas de fuerza espontáneas,
generosas, fecundas. La instalación de "horn bres seguros"
encargados de ejecutar ciertas proezas es una mistificación
que no engaña a nadie. Así, los djemaas de los kabilas 21
nom brados por la au toridad francesa no son reconocidos
por los au tóctonos. Son duplicados por otro djemaa elegi-
do democráticamente. y naturalmente el segundo dicta, en
gran parte, la conducta de los primeros.
La constante afirmación de "respetar la cultura de las
poblaciones autóctonas" no significa, pues, considerar
los valores aportados por la cultura, encarnados por los
hombres, Bien pronto se advierte en este propósito una
voluntad de objetivar, de encasillar, de aprisionar, de
enquistar. Frases tales como "yo los conozco", "ellos son
así ", traducen esta objetivación máxima alcanzada. Así,
tam bién conozco los gestos, los pensamientos que definen
1 a sus hom bres,
1 El exotismo" es una de las formas de esta simplifica-
)
125
ción. Por consiguiente, no puede existir uinguna confi
tación cultural. Por una parte hay una cultura a la lJ.1
le reconocen cualidades de. dinamismo, de expansié
profundidad. Una cultura en movimiento, en pe
renovación .. Frente a ella se encuentran' carscterfs
curiosidades, cosas, jamás una estructura.
Así, en una primera fase, el ocupante instala su do
afirma masivamente su superioridad. .EI grup'
suíeto militar セュォ。L % demul
セョ !In ーMNYャゥ、ュ・dセjZ[r
llIé.tndll.
ExpIQt;¡ci.ón,tortllras, ...Cl¡!.ias,.....taeismi>, liqWd\lc'
c9lectivas, セイ・ウゥョ raggnJl!, セャサ。ョ en dife
nive!sILpanL.haceJ;..de!...3 11l:ÓCron9, ャゥエセL
entre las manOOde ャ。AQセゥキ jャLqAー[セ .
.Este hombre obíeto, sin medíps AZ⦅ゥRエセ
geser, NセウMAャオ・|ᄀュQエ。」HI •.・eNォ⦅AQLセゥョエュᄎjZヲs|キ。
El deseo de vivir, de continuar, se hace más y más..
eiso, más y más fantasmal. En este estado de cosas ap
el famoso complejo de culpabilidad.
Sin embargo, progresivamente, la evolut<:Wa d!t'''
técnicas de producción, la industrialización, por otra p
limitada de los países sojuzgados, la existencia más y'
necesaria de colaboradores, 23 imponen al ocupante
nueva actitud. La complejidad de los medios; de pt.
ción, la evolución de las.relaciones económicas que
ñan, de buen o mal grado, la de las ideologías, de
bran el sistema. El racismo vulgar en su fOl"l'llablof.
corresponde al periodo de explotación brutal de
brazos y las piernas del hombre. La perfección de los!
dios de producción provoca fatalmente el camuftaje
técnicas de explotación del hombre y, por consíguient.
las formas del racismo.
, ).
de un secrar de la sociedad:donrinilllda.
con la 'iCOl'l1plicidad E.n.el:'c
colonialismo &ancéS'en Africal se denominaba CQIl1I), "eolaOOr:3dOJCs'(
sector de la sociedad dominadacómplice:de los Ol::Up... tes, ('Nou'del·C!( "
126
Desde luego, no es en la persistencia de una evolución
de los espíritus donde el racismo pierde su virulencia.
Ninguna revolución interior explica esta obligación del
racismo de matizarse, de evolucionar. En todas partes los
hombres se liberan atropellando el letargo al que la opre-
sión y el racismo los habían condenado. .
En pleno corazón de las "naciones civilizadoras" los
trabajadores descubren, finalmente, que la explotación del
hombre, base de un sistema, presenta diversos aspectos. En
este estadio el racismo no osa salir sin afeites. Se impugna.
El racista, en un número más y más grande de circunstan-
cias, se ocntra.El, que pretendía "sentirlas", "adivinarlas",
se encuentra enfrentado, observado, juzgado. El proyecto
del racista es entonces un proyecto frecuentado por la
mala conciencia. La salvación no le puede venir más que
de una unión pasional como la que se encuentra en ciertas
psicosis.
Elracismo nunca es un elemento agregado, descubierto
al azar de una investigación en el seno de los elementos
culturales de un grupo. La constelación social, el conjun-
to cultural, son profundamente transformados por la
existencia del racismo. .
Se dice comúnmente que el racismo es una llaga de la
humanidad. Pero es necesario no satisfacerse con tal frase.
Es necesario buscar incansablemente las repercusiones del
racismo en todos los niveles de la sociabilidad. La impor-
tancia del problema racista en la literatura norteamericana
contemporánea es significativa. El negro en el cine, el
negro y el folklore, el judío y las historias para niños,
el judío en la taberna, son temas inagotables.
El racismo, para retoñar en Norteamérica, atormenta y
vicia la cultura norteamericana. y esta gangrena dialéctica
es exacerbada por la toma de conciencia y la voluntad de
lucha de millones de negros y de jirdí os amenazados por
el racismo.
Esta fase pasional, irracional, sin justificación, presenta
para su examen un aspecto espantoso. La circulación
de grupos, la liberación, en ciertas partes del mundo, de
127
hombres anteriormente inferiorizados, vuelven más y ,
precario, el equilibrio. En forma bastante inesperada.f
grupo racista denuncia la aparición de un racismo ・ャセ
los hombres oprimidos. El "prirnitivismo inrelectualvd
periodo de explotación deja lugar al "fanatismo medie:,
verdaderamente prehistórico" del periodo de liberaet@.
En un momento determinado se pudo creer en ャ。セ
paricion del racismo. Esta impresión eufórica, irreal,::'!]
simplemente consecuencia de la evolución de las fort1ti
de explotación. Los psicólogos hablan entonces 、・GセL
prejuicio vuelto inconsciente. La verdad es que el rigot"g/
sistema vuelve superflua la afirmación cotidiana de' y¡
superioridad. La necesidad de hacer un llamado a ァイ£、セ
diversos de adhesión, a la. colaboración del autócto¡j:.
cambia las relaciones en un sentido menos brutal, m:;
matizado, más "cultivado't.'Por otra parte, no es raro セQ
aparecer en ese estadio una ideología "democrática.S
humana". La empresa comercial de servidumbre, de 、セL
trucción cultural cede el paso, progresivamerite, a u""
mistificación verbal.
El interés de esta evolución está en que el racismo"
tomado como tema de meditación, a veces aun conJj
técnica publicitaria. .
Así es como el blues , "lamento de esclavos ョ・ァイッウBLセ
presentado a la admiración de los opresores. Es un ーッᄀ[Zセ
de opresión estilizada que retoma al explotador y'#li
racista. Sin opresión y sin racismo no hay blues, El ヲゥセ
128
u.
\l!!3 civilizaciÓn, no pueden ser racistas inconscientemente.
Lo afirmamos una vez más: el racismo no es un descu-
brimiento accidental, No es un elemento oculto, disimu-
lado. No exige esfuerzos sobrehumanos para evidenciarlo.
KLracism05alta_a-llU'ista porgue está.-precisamente,_,<;.n
unconjunoo caracrerísricccel de la explotación 、・Gゥvセョᆳ
zada de \!ILgnI-PP-dt; bombres_por_otm_qU.c:,J1J0ll:gadp-ª-,!n
N・セエ。、ゥッ de.xíesarrollc.itécnicn.snperior. Q..el>ido_aesto Ja
Debe ser abandonado el hábito de considerar al racismo
Como una disposición del espíritu, como una tara psico-
lógica.
Pero el hombre arrinconado por este racismo, el grupo
social sometido, explotado, desustancializado, ¿cómo se
comportan? ¿Cuáles son sus mecanismos de defensa?
¿Qué actitudes descubrimos aquí?
En una primera fase se ha visto al ocupante legitimar
su dominación con argumentos científicos y a la "raza
inferior" negarse como raza. Ya que ninguna otra solución
le es permitida, el grupo social racializado" ensaya imitar
al opresor y a través de ello desracializarse. La "raza infe-
rior" se niega como raza diferente. Comparte con la "raza
superior" las convicciones, doctrinas y otros considerandos
lCO que le conciernen.
al Al asistir a la liquidación de sus sistemas de referencia
fin" en el derrumbe de sus esquemas culturales, no le queda al
autóctono más que reconocer con el ocupante que "Dios
: es, no está de su lado". El opresor, por el carácter global y
tremendo de su autoridad, llega a imponer al autóctono
LUn nuevas maneras de ver, singularmente un juicio peyorativo
da-j en cuanto a sus formas originales de existir.
Este acontecimiento llamado comúnmente enajenación
[ue ; es, desde luego, muy importante. Se le encuentra en los
nes j
tas,
rlo, 24 "Racializado". calificado en forma despectiva según aspectos raciales.
rís, (Nota del edltor.)
129
n
El lm!l!Q infJ;.,riorizªºº.!:I.l.lJlliL admitLdQ,siendo ゥュャA。」セ
AZNセ la ヲセ。 \AN・ャセ。_GHIiQXュゥエTjオウ」、s|uZᆰc⦅a^
directamente __ de セウ[ᄀN」ュイ■エゥ。 raciales y culturales, '
Culpabilidad e inferioridad son las consecuencias ha",
tuales de esta dialéctica. El oprimido intenta, ・ョエッ」セQ
escapar, por una parte, proclamando su adhesión total'/;
incondicional a los nuevos modelos culturales¡ por 01"
parte, pronunciando una condenación irreversible de.,.
estilo cultural propio. セ
Sin embargo, la necesidad del opresor, en un momenf
dado, de disimular las formas de explotación, no entra'
su desaparición. Las relaciones económicas más elaboradas
menos groseras, exigen un revestimiento cotidiano, pero 1;
enajenación a este nivel sigue siendo espantosa.
Habiendo juzgado, condenado, abandonado sus form
culturales, su lengua, su alimentación, sus costum
sexuales, su manera de sentarse, de descansar, de reír, .'
divertirse, el oprimido, eon la energía y la tenacidad df
náufrago, se arroja sobre la cultura impuesta. .,
Al desarrollar sus conocimientos técnicos con el 」ッョエセ
130
contra el racismo.
Películas cinematográficas sobre el racismo, pocmas
sobre el racismo, mensajes sobre el racismo ...
Las condenaciones espectaculares e inútiles del racismo.
La realidad es que un país colonial es un país racista. Si
en Inglaterra, en Bélgica 'o en Francia, a despecho de los
principios democráticos afirmados por estas naciones; hay
aún racistas, son estos racistas los que, contra el conjunto
del país, tienen razón.
lセ」。ュ・ョエ no es ーッウゥ「ャセN セeAuNイ a la servi<iumbre a
12L OCrn
bres ..sinゥョヲsGNqエAセャッ .I!!!!" ...P2J'..Jll!!t e . 'LEI ra-
cism" !lO ・siョ£ウ⦅アャセ
la explicación ・ュァ\[ZゥANQilセヲLケ。
ャAセ⦅ェᄀエ・[ョ。L 、uAセ ゥャQヲ・イHIセLMョN
El racista, pues, es normal en una cultúra con racismo,
La adecuación de las relaciones económicas v de la ideo-
logía que comportan son perfectas. Es verdad que la idea
que nos formamos del ィッセオョ」。 depende totalmente
131
precisas y complicadas algunas veces su ウオー・イゥッ、セ
intelecrual consiguió la atención de un gran número!'!l
racistas lo llevaron a calificar el mundo racista de pasiq
nal. Se apercibe de que la atmósfera racista impregna エッ、セ
los elementos de la vida social. El sentimiento de una ゥョェオセ /:1
ticia agobiante es entonces muy vivo. Olvidandoel イ。」ゥウュLセ
consecuencia se encarniza con el racismocausa.P sセ
emprenden campañas de desintoxicación. Se hace tÍ!
llamado al sentido de lo humano, al amor, al respeto de lO¡
valores supremos .. GセAェ
De hecho, el racismo obedece a una lógica sin falla. uセ
país que vive saca su sustancia de la explotación de ーオ・「ャセ}
diferentes, inferioriza a esos pueblos. El racismo aplicads
a estos pueblos es normal. Bセ
El racismo no es, pues, una constante del espíriru h"
mano. ,"
Es, nosotros lo hemos visto, una disposición inscrita eí'
un sistema determinado. y el racismo judío no es 、ゥヲ・イョエセ
del racismo negro. Una sociedad es racista, o no lo es. nセN
existen grados de racismo. No es necesario decir que tal'
país es racista pero que en él no se realizan linchamíentos
ni existen campos de exterminio. La' verdad es que todill
esto y algo más existe en el horizonte. Estas カゥイオ。ャ、Gセ
des, estas fuerzas latentes circulan dinámicas, valuadas eri,\
la vida de las relaciones psicoafectivas, económicas... .
Al descubrir la inu tilidad de su enajenación, la profundif
zación de su despojo, el inferiorizado, después de esta ヲ。ウセAQ
132
'",'
Pero detrás, de 'este análisis simplificante hay en el
inferiorizado la intuición de una verdad espontáneamente
aparecida. Esta historia psicológica desemboca en la Histo-
ria y en la Verdad.
Al encontrar un estilo antes desvalorizado, el inferiori-
zado asiste a una cultura de la cultura. Tal caricatura de
la existencia cultural significaría, si fuera necesario, que la
cultura se viva, pero que no se fraccione. No se puede
estudiar una parte y pretender. que se conoce el todo.
Mientras tanto, el oprimido se extasía con cada, redes>
cubrimiento. El maravillarse es permanente. Antaño
emigrado de su cultura, el autóctono la explora hoy con
arrebato. Se trata, pues, de esponsales continuos. El
antiguo ínferiorizado está en estado de gracia.
Pero no se' sufre impunemente una dominación. La
cultura del pueblo sometido está esclerosada, agonizante.
No le circula ninguna vida. Más precisamente, la única vida
existente está disimulada. La población que normalmente
asume aquí y allá algunos trO'L.OS de vida que mantienen
significativas dinámicas en las instituciones, es una pobla-
ción anónima. En el régimen colonial, son los tradiciona-
listas. " .
El antiguo emigrado, por la súbita ambigüedad de su
comportamiento, introduce el escándalo. Al anonimato
del tradicionalista opone un exhibicionismo vehemente y
agresivo.
Estado de gracia y agresividad son dos constantes que
volvemos a encontrar en este estadio. La agresividad era
el mecanismo pasional que permitía escapar a la morde-
dura de la paradoja.
Puesto que el antiguo emigrado posee técnicas precisas
y su nivel de acción se sitúa en el marco de relaciones ya
complejas, estos encuentros revisten un aspecto irracional.
Existe un foso, una separación entre el desarrollo intelec-
tual, la apropiación técnica, las modalidades de pensa-
miento y de lógica, altamente diferenciados, y una base
emocional "simple, pura", etcétera ...
Reencontrando la tradición, la que vive como mecanis-
133
mo de defensa, eomo símbolo de pureza, como salvación,
el deculturado deja la impresión de que la mediación se
venga sustancializándose. Este reflujo de posiciones arcai .
cas sin relación con el desarrollo técnico es paradójico.
Las insti tuciones valorizadas de este modo no correspon-
den a los métodos elaborados de acción ya adquiridos.
La cultura eneasquillada, vegetativa, a partir de la
dominación extranjera, es revalorizada. No es nuevamente
pensada, tomada otra vez, hecha dinámica en su interior.
Es gritada. y esta revalorización súbita, no estructurada,
verbal, recobra actitudes paradójicas.
En ese momento se hace mención del carácter incorre-
gible del inferiorizado. Los médieos árabes duermen en
tierra, escupen sin importarles dónde, etcétera ... ji
134
inmensidad del pasado es condición y fuente deja libertad.
El fin lógico de esta voluntad de lucha es la liberación
total del territorio nacional. Con el propósito de realizar
esta liberación, el inferiorizado pone en juego todos sus
recursos, todas sus adquisiciones, las viejas y las nuevas, las
suyas y las del ocupante.
La lucha es total de golpe, absoluta. Pero, entonces, casi
no se ve aparecer el racismo.
En el momento de imponer su dominación, para justi-
ficar la esclavitud, el opresor había apelado a argumenta-
ciones científicas. Aquí no hay nada semejante.
Un pueblo que emprende una lucha de liberación, rara
vez legitima el racismo. Ni en el curso de periodos agudos
de lucha armada de insurrección, se asiste a la toma en
masa de justificaciones biológicas.
La lucha del inferiorízado se sitúa en un nivel induda-
blemente más humano. Las perspectivas son radicalmente
nuevas. Es la oposición clásica, desde ese momento, de
las luchas de conquista y de liberación.
En el curso de la lucha, la nación dominadora trata de
renovar argumentos racistas, pero la elaboración del racis-
mo se hace más y más ineficaz. Se habla de fanatismo, de
actitudes prirnitvas ante la muerte, pero una vez más el
mecanismo ya socavado no responde. Los antiguos inmó-
viles, las debilidades constitucionales, los miedosos, los
inferiorizados de siempre se apuntalan y se levantan eri-
zados.
El ocupante no comprende.
El fin del racismo comienza con una repentina incom-
prensión.
La cultura espasmódica y rígida del ocupante, liberada,
se abre al fin a la cultura del pueblo vuelto realmente
fraterno. Las dos culturas pueden confrontarse," enrique-
cerse.
En conclusión, la universalidad reside en esta decisión
de darse cuenta del relativismo recíproco de las culturas
diferentes una vez que se ha excluido irreversiblemente el
estatuto colonial.
135
Conclusión"
F'RANTZ fANON
136
Esa Europa que nunca ha dejado de hablar del hombre,
que nunca ha dejado de proclamar que sólo le preocupaba
el hombre, ahora sabernos con qué sufrimientos ha pagado
la humanidad cada una de las victorias de su espíritu.
Compañeros, el juego europeo ha terminado definitiva-
mente, hay que encontrar otra cosa. Podernos hacer cual-
quier cosa ahora a condición de no imitar a Europa, a
condición de no dejarnos obsesionar por el deseo de al;
canzar a Europa.
Europa ha adquirido tal velocidad, loca y desordenada,
que escapa ahora a todo conductor; a toda razón y va con
un vértigo terrible hacia un abismo del que vale más
alejarse lo más pronto posible.
Es verdad, sin embargo, que necesitarnos un modelo,
esquemas, ejemplos. Para muchos de nosotros, el modelo
europeo es el más exalrantc. Pero en las páginas anteriores
hemos visto los chascos a que nos conducía esta imitación.
Las realizaciones europeas, la técnica europea, el estilo
europeo, deben dejar de tentarnos y de desequilibrarnos.
Cuando busco al hombre en la técnica y el estilo euro-
peos, veo una sucesión de negaciones del hombre, una
. avalancha de asesinatos.
La condición humana, los proyectos del hom bre, la
colaboración entre los hombres en tareas que acrecienten
la totalidad del hombre son problemas nuevos que exigen
verdaderos inventos.
Decidamos no imitar a Europa y orientemos nuestros
músculos y nuestros cerebros en una dirección nueva.
Tratemos de inventar al hombre total que Europa ha sido
incapaz de hacer triunfar .
. Hace dos siglos, una antigua colonia europea decidió
imitar a Europa. Lo logró hasta tal punto quc los Estados
Unidos de América se han convertido en un monstruo
donde las taras, las enfermedades y la inhumanidad de
Europa han alcanzado terribles dimensiones.
Compañeros: ¿No tenemos otra cosa que hacer sino
crear una tercera Europa? Occidente ha querido ser una
aventura del Espíritu. Y en nombre del Espíritu, del
セ -セ
//
/' .
,
espíritu europeo por supuesto, Europa ha justificado sus
crímenes y ha legitimado la esclavitud en la que mantiene
a las cuatro quin tas partes de la humanidad.
, Sí, el espíritu europeo ha tenido singulares fundamen-
tos. Toda la reflexión europea se ha desarrollado en sitios
¡i cada vez más desérticos, cada vez más escarpados. Así se
adquirió la costumbre de encontrar allí cada vez menos al
hombre.
Un diálogo permanente consigo mismo, un narcisismo,
cada vez más obsceno, no han dejado de preparar el terre-
no a un cuasidelirio, donde el trabajo cerebral se convierte'
en un sufrimiento, donde las realidades no son ya las del
hombre vivo, que trabaja, y. se fabrica a sí mismo, sino
palabras, diversos conjuntos de palabras, las tensiones
surgidas de los significados contenidos en las palabras. Ha
habido' europeos, sin embargo, que han invitado a los
trabajadores europeos a romper ese narcisismo y a romper
con ese irrealismo.
En general, los trabajadores europeos no han respondido
a esas llamadas. Porque los trabajadores también se han
creído partícipes en la aventura prodigiosa del Espíritu
europeo.
Todos los elementos de una solución de los grandes
problemas de la humanidad han existido, en distintos
momentos, en el pensamiento de Europa. Pero los actos
de los hombres europeos no han respondido a la misión
que les correspondía y que consistía en pesar violenta-
mente sobre esos elementos, en modificar su aspecto, su
ser, en cambiarlos, en llevar, finalmente, el problema del
'hombre a un nivel incomparablemente superior.
Ahora asistimos, a un estancamiento de Europa. Huya-
mos; compañeros;. de ese movimiento inmóvil en que la
dialéctica se ha transformado poco a poco en lógica del
equilibrio. Hay que reforrnular el problema del hombre.
Hay que refonnular el problema de la realidad cerebral, de
la masa cerebral detoda la. humanidad 'cuyas conexiones
hay que multiplicar, cuyas redes hay que diversificar y
cuyos mensajes hay que rehumanizar .
•
138
.",."
Hermanos, tenemos demasiado trabajo para divertimos
con los juegos de retaguardia. Europa ha hecho lo que
tenía que hacer y, en suma, lo ha hecho bien; dejemos
de acusarla, pero digárnosle firmemente que no debe seguir
haciendo tanto ruido. Ya no tenemos que temerla, deje-
mos, pues, de envidiarla.
El Tercer Mundo está ahora frente a Europa como una
masa colosal cuyo proyecto debe ser tratar de resolver los
problemas a los cuales esa Europa no ha sabido aportar
soluciones.
Pero entonces no hay que hablar de rendimientos, de
intensificación, de ritmo. No, no se trata de volver a la
Naturaleza. Se, trata concretamente de no llevar a los
hombres por direcCiones. que, ャッウイANQ■ゥセZ、・ .no.imponer,
。ャSセイ・qゥZヲエュッウN アAャ・QᅪーゥN、。ュjエセ lo n:'enoscaban y \Qセ ...
pei.turb'!ll: Con el pretexto de alcanzar a Europa no liay
que forzar al hombre, que arrancarlo de sí mismo, de su
intimidad, no hay que quebrarlo, no hay que matarlo.
No, no queremos alcanzar a nadie. Pero queremos mar-
char constantemente, de noche y de día, 'en 」HIイョーセ del
hombre, de todos los hombres. Se trata de no alargar la
caravana porque entonces cada fila apenas percibe a la que
.s la precede y los hombres que no se reconocen ya, se
's encuentran cada vez menos, se hablan cada vez menos.
s Se trata, para el Tecer Mundo, de reiniciar una historia
n i del hombre que tome en cuenta al mismo tiempo las tesis,
r . algunas veces prodigiosas, sostenidas por Europa, pero
1 también los crímenes de Europa, el más odioso de los
'1 cuales habrá sido, en el seno del hombre, el descuartiza-
miento patológico de sus funciones y la desintegración de
- I su unidad; dentro del marco de una colectividad la ruptura,
a la estratificación, las tensiones sangrientas alimentadas
I por las clases; en la inmensa escala de la humanidad, por
último, los odios raciales, la esclavitud, la explotación y,
e '!' sobre todo, el genocidio no sangriento que representa la
exclusión de mil quinientos millones de hombres. No
rindamos, pues, compañeros, un' tributo a Europa creando
estados, instituciones y sociedades inspirados en ella.
139
セ
La humanidad espera algo más de nosotros que esa
imitación caricaturesca y en general obscena.
Si queremos transformar a Afriea en una nueva Europa,
a América en una nueva Europa, confiemos entonces a los
europeos los destinos de nuestros países. Sabrán hacerlo
mejor que los mejor dotados de nosotros.
Pero si queremos que la humanidad avance con audacia,
si queremos elevarla a un nivel distinto del que le ha
impuesto Europa, entonces hay que inventar; hay que
descubrir.
Si queremos responder a la esperanza de nuestros pue-
blos, no hay que fijarse sólo en Europa.
Además, si queremos responder a la esperanza en los
europeos, no hay que reflejar una imagen, aun ideal, de
su sociedad y de su pensamiento, por los que sienten
de cuando en cuando una inmensa náusea.
Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad,
compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pen-
samiento nuevo, tratar de crear Un hombre nuevo.
'L:
セN
,
140
<'
セL
La cultura colonial
y la perpetuación del subdesarrollo"
BABAKAR SINE
143
--
los destinos sociales de los individuos. Es cierto, est
destinos sociales se establecen, a partir de las posición
adquiridas antiguamente y que siguen funcionando e:
la lógica del sistema colonial; pero el acceso a la cultu
colonial sirve también como regulador de las dinámica
internas de las clases sociales. Es mediante la cultu
colonial que las nuevas clases dirigentes, por ejemplo l
burguesías burocráticas, son modeladas y formadas, y,
actitud fundamental se enfoca a la defensa del ordeíi,!
colonial. En esta óptica, la cultura colonial ejerce オョセ
función esencialmente "subdesarrollante"." Gセ
En los países periféricos y dominados, la cultura eol,*,'
nía! se convierte en la matriz en la que se forman lao{
"élites nacionales", especialmente el personal politicé
y tecnoburocrático. La cultura colonial, siendo por lIÍ)
propia naturaleza una cultura de repetición, proporciona
e impone los modelos dominantes de los países domina,lj
dos: modelos de consumo, culturales, ideológicos, ・」セG
nómicos, etc. Contribuye así al subdesarrollo ァ・ョイ。ャゥコ、セ
del país dominado" al participar en la reproducción 、・セ
subdesarrollo cultural, ' ゥZセ
El papel económico nefasto de la cultura colonial radj
vez es estudiado.! A partir de la cultura colonial, las ョ・」セ
sidades y las costumbres de consumo de los países sul#.1,
desarrollados son provocadas, modeladas y mantenidas;;:1
Esto, debido a que la cultura colonial proporciona IOS¡i
modelos de consumo. La lógica colonial del subdesárrollo'[
en cualquier pata, es un factor que favorece el subdeMrroUo. (Nota del ・、ゥエッイNIGセ
144
>s es ordenada por el mercado: principalmente en cuanto a
la salida para los productos manufacturados quc provienen
de las metrópolis capitalistas. La cultura colonial, mode-
lando en todos sus aspectos los gustos y las necesidades
is..•..
I.".. '.. en los países dominados, sirve a esta lógica, que reposa en
·ai. '. una relación de mercado. En otras palabras, está al servicio
IS'; '. de la rentabilidad comercial que rige al sistema de inte-
U'" gración del mercado capitalista mundial y se traduce en
n,' ; , un cierto número de hechos: destruye las costumbres de
consumo de los países dominados y remodela su sensi-
bilidad económica. crea artificialmente las necesidades,
incluso las más superficiales, para responder a las exigen-
cias del mercado mundial. La venta de los productos
manufacturados (hechos en los países desarrollados), tan
necesaria para la supervivencia del capitalismo central, se
realiza mediante un acto de desviación y de violación
cultural, lo que caracteriza a los hechos producidos por
la cultura colonial. El falso lujo, los gastos por prestigio,
los artículos artificiales que deterioran el ahorro del país
dominado, que contribuyen a agravar el déficit de las
balanzas comerciales, no son simplemente tatas irracio-
nales. Son subproductos económicos de la cultura y son
subproductos culturales de la dominación económica. En
las metrópolis capitalistas conocemos ahora el papel
económico que el capitalismo hace jugar a los modelos
culturales y a los medios culturales convertidos en medios
publicitarios (en los medios masivos de comunicación)
para servir a las exigencias del consumo. s La cultura colo-
145
nial cumple la misma función pero en el sentido de retor-
zamiento del subdesarrollo. Es en este aspecto que ejerce
la función superestructural del subdesarrollo." Así, la
cultura colonial modela culturalrncnte, con el fin de inte-
grar económicamente a los países subdesarrollados en el
mercado mundial. Esta función superestructura! del sub-
desarrollo que ejerce la cultura colonial debe ser analizada
en forma más profunda.
Al proporcionar los parrones culturales que modelan
la sensibilidad económica y el estilo de consumo de los
países subdesarrollados, la cultura colonial impone sobre
todo un modo de vida extranjero. La adopción de este
modo de vida es generalmente más fuerte en los sectores
y clases sociales más propicios a los valores de la cultura
colonial. Este hecho influye en forma importante en el
proceso de formación y en la naturaleza de las clases
sociales dirigentes de la gran mayoría de los países sub-
desarrollados. Las burguesías burocráticas, compradoras,
parasitarias' aspiran a vivir según el modo de vida de las
146
.
burguesías centrales. pero a veces lo hacen en forma cari-
caturesca. Estas burguesías carecen totalmente de la
preocupad/m por el ahorro. Esta forma de vida cuesta muy
caro a los países subdesarrollados y además, el otro lado de
la medalla, es menos cómico: el despilfarro de los presu-
puestos, la carga de los presupuestos para el funcionamien-
to en detrimento de las inversiones, el desvío de los fondos
públicos, la especulación y -la corrupción, hechos que dan
al panorama social un aspecto caricaturesco y miserable.
Esta alienación cultural del modo de vida "a la occi-
dental" desvía a las "élites" dirigentes de todo sentido de
interés general o nacional. Se profundiza además el abismo
que las separa del pueblo, el cual, en el otro extremo,
sumido en la miseria. percibe de forma má.. aguda la
injusticia social imperante.
Estos hechos subrayan la acción particular que la cul-
tura colonial ejerce en las diversas conciencias. en los
comportamientos y en las representaciones que provoca en
relación con la estrate ..gia de la dominación económica del
imperialismo. En este plano, es un fenómeno importante
la forma en que funcionan los comportamientos psico-
culturales de los grupos sociales colonizados en relación
con el sistema de dominación económica.é La investiga-
vestirse como él, etc, Este tipo de élite no es cOn5cienre de que en 1'fttidad
recibe sólo las migajas que le deja el país dominlUítt, que aunque su posM;ión
es mejor que la de. resto de la sociedad doruinada, dla misma esrá sometids
a esa dominación. En élite desarrolla mecanismcs psicológicos para no ver
サセ no quiere ver} su situación de dDminación y para hacu esa ヲセ
idefitlficacibn con los intereses y valores del país dominante. (Nora del edilOr.)
GZセ
i ,
147
[; '1Ij
1
r económica."
La cultura colonial reprime a la cultura popular de las
masas, las cuales son reducidas muchas vecesa la pasividad
1;
1: y les impone su hegemonía 10 en el nivel ideológico, social
e institucioual. Ahogando a la cultura popular, bloquea la
t..
r.
lidad de adquirirlos medios para la toma de conciencia
(falta de alfabetización, carencia de enseñanza, de edu-
cación política, etcétera).
v"
ji Es importante precisar que toda iniciativa de desarrollo
lG
¡'; en los países subdesarrollados es imposible si no reposa en
,'>
';.,
j' intervención, 'la que resulta directamente de sus condicio-
nes polltica« y culturales. Liberadas política y cultural-
mente, conscientes de su propia fuerza, las masas populares
...
8';
;1:(,.
pueden intervenir entonces como factor decisivo en el
,v" proceso'de desarrollo. .
¡in El desarrollo no es simplemente un proceso económico,
148
;'.:
I
Itl';
durante la cual las masas entran en movimiento y rompen
con las relaciones sociales coloniales y con el sistema de
la cultura colonial.. Estas acciones están íntimamente liga-
das entre sí, son parte de un mismo proceso, el proceso
revolucionario. En este contexto, la revolución cultural
se interpone como un compuesto esencial del proceso de
desarrollo. no solamente provoca el rompimiento de las
superestructuras ideológicas y culturales que bloquean,
que proceden de la herencia tradicional y aquellas que
proceden de la cultura colonial, sino también desarrolla
en forma creadora la capacidad de intervención cultural
y polí rica dc las masas. La revolución cultural no puede
ignorar a la cultura nacional y popular, por el contrario,
encuentra su fundamento en csa cultura nacional y po-
pular, pero no se queda ahí, puesto que desarrolla su
capacidad creadora.
Pero la dimensión fundamental de la revolución cultural
no es exclusivamente "cultural ", no se trata de inventar
una nueva cultura, se busca liberar los recursos adorme-
cidos en el seno de las masas populares, para que sean
capaces de perseguir y controlar su propio desarrollo. Al
romper con los marcos culturales coloniales, la revolución
cultural abre nuevos espacios a la acción de las masas y
amplía los horizontes históricos. En esta perspectiva se
sitúan las revoluciones culturales en China, Viet Nam,
Cuba, Cuinea-Bissau. ti
Es importante señalar la agudización de la. función sub-
desarrollante de la cultura, reforzada por la acción masiva
de nuevas tecnologías de comunicación (prensa, radio,
televisión, cine). Como aparatos de producción colonial,
éstos escapan al control de los países dominados y juegan
149
un doble papel:
a) reproducir los modos culturales dominantes y ex-
travertidos" que alimentan el mimetismo colonial
de las burguesías dependientes, despreciando los
universos culturales populares,
b) imponer los modelos de consumo al servicio de la
lógica del subdesarrollo. Así, toda estrategia de
desarrollo cultural pasa primero por el análisis
crítico de los medios de comunicación por Jos cuales
se transmite la cultura colonial.
F.n este aspecto, se trata sobre todo de precisar los
límites de la confrontación dramática que se opera ante
nuestros ojos entre las potentes tecnologías que utilizan
los medios de comunicación y la cultura africana.
¿Cómo se comporta la cultura africana ante la prueba
conflictiva a la cual se encuentra confrontada, sabiendo
que la intervención de estos aparatos tecnológicos de
comunicación no es culturalmente inocente y menos aún
neutra?
1S0
La cultura popular.
.x- base de un auténtico desarrollo*
¡al
RABAKAR SINE
os
la
de Nos oponemos a las ideologías del "refreso a las fuentes",
sis de la "autenticidad" de la negritud, I etc. Este .tipo de
es comportamiento es sintomático de una reacción ideológica
en contra de la cultura aculturada.P con la pretensión de
os salir de su alienación IS asumiendo una cultura tradicional
te artificialmente concebida, debido a que ésta está conge-
m lada, encerrada en esquemas mentales; con esto se enmas-
cara la realidad profunda de las transformaciones sufridas
ÍJa
por la cultura tradicional y que es vivida por el sector
lo popular.
le En nuestra opinión, la cultura popular real y actual no
ID
se reduce de ninguna forma a la cultura tradicional folklo-
rizada."
8arraza..
i3 Estas tdeologías. que el 1Utor define corno "nacicealismes culturales
... scrvicle del impetialismo" 'Supuestamente buscan el reencuentro del hombre
africano con !>'U cultura tradicional. pero de hecho son formas de cmnascarar la
realidad y de manipular al pueblo. Véanse las notas del trabajo de Fanon
"Sobre la cúh:ura nacicaal " y de Cabra! "El papel de la cultura en ャ。jオ」セ por
151
El siguiente comentario de Lenin traduce nuestro pen-
samiento:
152
n·
En último análisis, el problema de la tradición." tal y
como lo enfoca una cierta Sociología del Desarrollo, está
10 mal planteado. Lo que realmente es decisivo para el desa-
as rrollo es más bien la articulación fundamental entre
la cultura popular y liberación política y económica, tal. Y
como Am íkar Cabrallo afirmaba."
lo
:le
ra
f1;a
'al
ea J
el
o-
a-
ra
10
iD
;a.
:al
la
ln
'al
or
セウN
o-
o, 18 Hay una corriente MXíológica que sostiene que el principal obstáculo
セZ para el desarrollo en los países dependientes C!I\ la supervivencia de las エイ。、ゥセ
;a. cienes populares. por lo que sería necesario el total abandono de tales práe-
ricas si esos paises quieren salir del subdesarrollo. Babakar Sine se opone So
esta corriente y considera que eJ desarroUo no puede depender de un solo
aspecto y ademú las tradiciones populares pueden ser positivas para el dese-
ercüo. Para el autor. el problema del subdesarrollo no reside en la sepervl-
vencia cultural de tradiciones muy 3lltiguas. sino en una relación de depen-
dencia que a nivd. internacienel une a los países subdesarrollados con les
.9, países desarrollados del mundo e:apitalista. (Nota del editor.I
19 véanse los trabajos de Mnl1ear CabraJ reproducidos en esta antología.
(Nota del editor.I
153