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Control de lectura 1

Liz Giurfa

Según Ebbinghaus, quien fue el primero en investigar la memoria de una forma empírica, los conceptos
o ideas de nuestra memoria se caracterizan por formar vínculos y asociaciones entre sí. De esta manera,
si uno no podía recordar la palabra que deseaba evocar en su memoria, el sujeto recordaría otra que
estuviera asociada a esta (Best, 2002). Asimismo, identificó 3 factores, los cuales repercuten en que se
pueda aprender una lista de elementos con mayor eficacia y rapidez. Estos son los siguientes: el
significado de los elementos, el grado de similitud entre ellos y el lapso de tiempo entre los ensayos de
estudio (Shunk, 2012). En ese sentido, el hecho de que hubiera palabras que eran desconocidas para los
participantes en el experimento número 2, generó mayores dificultades para recordarlas, para algunas
de las alumnas, a diferencia de las palabras que sí tenían un sentido y una representación mental
específica; el que las palabras tengan un significado para los participantes es muy importante, ya que
permite contrastar esta información nueva con la que uno posee en la memoria a largo plazo. Además,
de que se requiere de una menor cantidad de repaso, lo cual brinda a la memoria de trabajo el ahorro de
tiempo y espacio para el procesamiento. No obstante, esto no significa que sea un requisito para poder
recordar distintos elementos, pero sí contribuye al aprendizaje. Por otro lado, por más que las palabras
de la lista eran posibles productos de mercado, todas las que se nos asignaron fueron bien distintas entre
sí, lo cual generaba que fueran más sencillas de aprender. Finalmente, el lapso de tiempo entre cada
ensayo estaba dictaminado por el cambio de turno entre cada jugador y por la frase de “María se fue al
mercado y compró…”, la cual de la misma manera funcionaba como un distractor. Así, cuando uno
realiza una actividad de distracción y le dedica más tiempo a esta, las posibilidades de recordar una
palabra o suceso decae; además, si esta no se ha aprendido bien, se pierde con bastante rapidez (Shunk,
2012). Por lo tanto, durante el juego, a medida que aumentaba la dificultad (se incrementa la lista de
productos) y que cada ensayo aumentaba su duración, se dificulta la tarea de memorizar los elementos,
ya que la frase desviaba la atención e impedía poder repasar la información.

En relación a lo anterior, según Best (2002) y Shunk (2012), la memoria de trabajo se caracteriza por
tener una capacidad y duración limitada. Esto se puede apreciar en el experimento realizado, ya que no
se llegó a sobrepasar el recuerdo de 6 a 7 elementos, en cada uno. Según los autores, esto se debe a que
solo se puede retener una pequeña cantidad de información, de 7 más o menos 2 elementos. No obstante,
este monto se puede incrementar si la información se agrupa para otorgarle un sentido o significado,
como fue lo que hicieron 2 personas durante el experimento, cuando recordaron algunos productos, ellas
lo relacionaban con alguna experiencia significativa que habían vivido. Cabe resaltar, que las que
hicieron esa relación no fueron las que no pudieron recordar los productos. Asimismo, también se
observa que estos recuerdos que se relacionan con lugares o sucesos particulares forman parte de la
memoria episódica, puesto que son de carácter personal y biográfico (Best, 2002). Por ejemplo, comer
en determinada circunstancia cierta fruta junto a su madre, como mencionaba una de las chicas. A
diferencia de la memoria semántica, la cual está encargada de procesar la información general y
conceptos disponibles en el entorno, los cuales no están asociados a un ambiente específico (Shunk,
2012). Por ejemplo: poder evocar el sonido de cómo se pronuncia la palabra o recordar cómo es que se
escribe. Por otro lado, la memoria de trabajo (MT), la memoria de la conciencia inmediata, está
encargada del mantenimiento y de la recuperación. Así, apenas ingresa la información del entorno, esta
se encarga de repasar la información (repetirla varias veces, el cual fue uno de los métodos empleados
para poder recordar las palabras de la lista) y relacionarla con los conceptos o ideas que ha recuperado
de la memoria a largo plazo (MLP), ya que si no se repasa o elabora (codificar la información), ni
transfiere, este decae; asimismo, la calidad del repaso efectuado es el que dictamina cuánto puede durar
un recuerdo, no la cantidad (Best, 2002).

Otra particularidad de la memoria es la codificación, la cual se caracteriza por tener una organización,
elaboración y una estructura de esquemas. De esta manera, según Shunk (2012), la memoria posee un
orden, el cual responde a la necesidad de que la información sea más sencilla para aprender y por
recordarla en un futuro; así, inclusive, aunque no se hayan brindado jerarquías de cómo organizar la
información, cada persona la ordena, según sus criterios. Por este motivo, durante el experimento, para
una de las integrantes, fue muy importante decir primero la palabra con la cual no se hallaba
familiarizaba (anona) y luego mencionó el resto de los elementos a medida que los iba recordando, lo
cual no era acorde a cómo es que se habían dispuesto los elementos, ya que de este modo se le hacía
más sencillo. Si bien esto hizo que perdiéramos, da cuenta de la forma en que uno recuerda y organiza
sus conceptos. La elaboración “es el proceso de expandir la nueva información añadiéndola o
vinculándola con lo que ya se sabe” (2012, p. 188). Ahora bien, esto permite la codificación de las
palabras nuevas, debido a que permite relacionarlos con otros conocimientos. Por ejemplo, nos permite
recordar las palabras de la lista de ambos experimentos, porque ya las hemos utilizado antes, así como
conocemos varios de los elementos mencionados (a excepción de unos pocos que fueron desconocidos
por algunos integrantes) e incluso podemos saber características específicas de estos, como su
funcionalidad, su color, dónde lo venden, su origen, etc. De esta manera, cuando recordamos estas
palabras, se pueden realizar distintas elaboraciones y conexiones, lo que permite una mejor recuperación.
Finalmente, los esquemas son las estructuras que permiten la organización de “grandes cantidades de
información en un sistema significativo” (2012, p.189). De esta manera, estos esquemas generan la
comprensión de la información, según nuestros conocimientos previos; es decir, procesa la información
en base a nuestra experiencia previa y acorde a ella, la estructura. Así, acomodamos la información, de
acuerdo a nuestros esquemas mentales, de una forma que nos haga mayor sentido y que sea más sencillo
de manejar y entender. Por lo tanto, la representación mental de cada elemento de la lista si bien era el
mismo producto, por ejemplo “pimienta” o “fruta”, no era cualitativamente la misma, ya que unos
podrían imaginar a la pimienta en un condimentero o distintas frutas bajo esta categoría. Asimismo,
cada vez que evoquemos esta actividad, se irá acomodando a nuestros propios esquemas y la forma en
que procesamos la información.

Por otro lado, para Best (2002) y Shunk (2012), el componente de primacía y componente de recencia,
los elementos que se encuentran al inicio y al final, respectivamente, poseen mayores oportunidades de
ser aprendidos más velozmente; en cambio, aquellos que se encuentran en el medio necesitan más
elaboraciones. Esto se debe a que cuando uno empieza a adquirir nuevo conocimiento, la MT se
encuentra vacía, motivo por el cual es más fácil ejecutar el repaso de cada elemento que ingresa; sin
embargo, a medida que aquella se comienza a llenar, las posibilidades de repaso disminuyen el poder
recordarlos en un futuro; así, la información más reciente se encuentra en la MT, y la primera que se
aprendió podría haberse trasladado a la MLP (Best, 2002). Esto se puede notar durante el experimento,
ya que los participantes no presentaron problema alguno en poder recordar los elementos que se hallaban
al inicio, ni al final. Sin embargo, recuperar las palabras que se encontraban al medio generó mayores
dificultades. Inclusive, mientras repasaba en mi mente, en el turno de la última persona que dijo los 7
elementos, no podía recordar algunos que se hallaban en el medio, a pesar de que uno de ellos era el que
me había tocado a mí. Además, para el segundo experimento había palabras que eran más largas y más
complicadas, como ajonjolí, cocona, anona, malta, beterraga, etc. Se empezó la ronda con la palabra
beterraga, la cual era seguida de ajonjolí, para luego continuar con otras más cortas. Según Best (2002),
el nombrar primero las palabras más largas, dificulta que posteriormente se puedan recordar las más
cortas. De esta manera, se puede entender que para algunos miembros del grupo haya sido más
complicado poder recordar las palabras más cortas. No obstante, otros compañeros recalcaron que les
pareció más sencillo recordar estas palabras más largas. Esto podría deberse a que las elaboraciones
ejecutadas fueron más eficaces, o porque hubo un código muy profundo o un procesamiento semántico.
Ambos aumentan las probabilidades de la recuperación. También, podría explicarse que facilitó la
recuperación el hecho de cuando se mencionaron algunas de estas palabras más largas, se volvieron a
repetir unas 2 o 3 veces, ya que algunos integrantes tuvieron problemas en familiarizarse rápidamente
con ellas. Asimismo, este olvido también podría entenderse como un problema de recuperación, debido
a que los códigos de recuperación no son los adecuados o porque hay una interferencia ante ese recuerdo.
Según la teoría de la interferencia, uno nunca olvida las asociaciones que ha aprendido, sino que no se
puede recuperar la información; o sea, no es una falta de memoria, sino la incapacidad de esta acceder
esta información (Shunk, 2012).

Finalmente, la teoría del recálculo, agrega un componente importante al estudio de la memoria, el cual
es el contexto. Para Barlett, “nuestra memoria cambia de continuo… y nuestros conocimientos, metas,
motivaciones y razonamiento llegan a ser cruciales para determinar el contenido de cualquier recuerdo”
(Best, 2002, p. 132). Por este motivo, estamos permanentemente recalculando nuestras memorias, en
función a las variables contextuales, tanto de carácter interno (los procesos cognitivos que utilizamos
para aprender), como externo (el lugar donde se aprendió, la luz, la temperatura, entre otros objetos
asociados a este ambiente). Por lo tanto, si el ambiente en el que se recupera la información posee estos
estímulos, “el sistema de recálculo volverá al mismo estado en el que se encontraba cuando el
aprendizaje tuvo lugar” (Best, 2002, p. 157). Así, según esta teoría, en el experimento realizado, se
estaría recuperando la información en el mismo ambiente y ante los mismos estímulos a los cuales se
estuvo expuestos, cuando se aprendieron las palabras de la lista, lo cual podría haber permitido que
varios de los integrantes recuperaran la información con mayor facilidad. Estos estímulos serían estar
en el mismo salón, estar sentados en los mismos sitios, utilizar siempre el mismo orden, relacionar las
palabras con la persona a la cual se le habían asignado, etc.

En síntesis, se puede apreciar que no existe una sola teoría, la cual pueda explicar de mejor manera los
distintos procesos que uno utiliza para poder recordar las diferentes palabras, sino que para algunos
casos pueden verse desde distintas perspectivas o en otros, alguna de las dos puede explicar de mejor
forma los distintos fenómenos que sucedieron durante el juego de María fue al mercado. Pero, esto no
significa que sean excluyentes. Además, cabe recalcar que el proceso de memorización y de
recuperación no es una fotografía o una mirada fiel de la realidad, sino que esta puede ser modificada,
debido al contexto o al proceso de codificación. Es decir, se reconstruye.

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