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D O C U M E N T O

Conferencia magistral
al recibir el doctorado Honoris Causa
de la Universidad Autónoma Metropolitana
PABLO LATAPÍ SARRE*

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PERFILES
EDUCATIVOS
Conferencia magistral al recibir el doctorado Honoris Causa... Pablo Latapí Sarre (2007), vol. XXIX, núm. 115, pp. 113-122

Doctor José Lema Labadie, rector nes. Como ha señalado el rector Adrián
general; de Garay en la generosa presentación que
rectores de las unidades de ha hecho de mi persona, me correspondió
Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa iniciar un proceso que ha madurado al
y Xochimilco; dar carta de ciudadanía a las investigacio-
distinguidos miembros del colegio nes sobre la educación, entendiendo ésta
académico; como el punto de encuentro de numero-
profesores, investigadores y estudiantes sas disciplinas.
de esta universidad; En este proceso me han acompañado
distinguidos invitados; muchos investigadores (a quienes no men-
amigos: ciono por sus nombres para no incurrir
en omisiones), por lo que considero justo
En el lenguaje sugerente y evocador de hacer extensiva la distinción que hoy reci-
los símbolos, la Universidad Autónoma bo a todos ellos, muchos de los cuales
Metropolitana emite hoy un mensaje, a están aquí presentes. Sin sus contribucio-
través de la distinción máxima que puede nes, el proceso de construir la investiga-
otorgar: mensaje que expresa su reconoci- ción educativa como hoy la conocemos en
miento a mi trayectoria académica y a la México no se hubiera dado.
investigación educativa del país que de Una referencia especial debo hacer a
alguna manera hoy represento ante uste- los investigadores de la educación que
des; mensaje que expresa también su trabajan en las cuatro unidades de esta
voluntad de hacer manifiesta la afinidad Universidad: son muchos efectivamente
de sus valores institucionales con aque- —y muy apreciados en nuestro gremio—
llos que han inspirado mi obra. Recibo y los miembros de la UAM que se dedican a
agradezco, profundamente emocionado, esclarecer los problemas de la educación
esta honrosa distinción. del país; para todos ellos este doctorado
Entiendo este doctorado como un constituye también un merecido recono-
reconocimiento a un esfuerzo colectivo, cimiento y un signo de la voluntad de
mío y de otros muchos colegas, a lo largo esta casa de estudios de fortalecer la inves-
de cuarenta años, por abrir un nuevo tigación educativa y de intensificar su
campo de investigación, el de la investi- presencia institucional en la formulación
gación educativa en México; formar a sus de las políticas educativas nacionales.
investigadores y consolidar sus institucio- Quiero también agradecer a mi insti-
tución, el CESU —ahora Instituto de In-
vestigaciones sobre la Universidad y la
* Pablo Latapí Sarre (ciudad de México, 1927) es doctor
en Ciencias de la Educación por la Universidad de Ham-
Educación— de la Universidad Nacional
burgo. En 1963 fundó el Centro de Estudios Educativos, Autónoma de México, los muy valiosos
A.C., institución pionera de la investigación educativa apoyos que me ha brindado en el desarro-
en México; fundó también la Revista Latinoamericana de
Estudios Educativos. Durante más de treinta y seis años
llo de mis actividades académicas; aprecio
ha realizado una intensa labor de investigación, formación especialmente el clima de libertad acadé-
de investigadores y publicación sobre cuestiones educati- mica, confianza y compañerismo que en
vas. Es investigador nacional emérito del Sistema Nacional él prevalece.
de Investigadores y trabaja actualmente en el Instituto de
Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, en la Y como los logros de la vida académi-
Universidad Nacional Autónoma de México. ca son inseparables de las coordenadas

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más amplias en que nos realizamos los bases sólidas, y se les propone la “sociedad
seres humanos, deseo hacer, en esta im- del conocimiento” como el paradigma
portante ocasión, un cariñoso reconoci- obligado del futuro: si el conocimiento
miento a mi esposa María Matilde: es —y lo será cada vez más— el eje ver-
durante treinta años ella me ha acompa- tebrador de las economías globalizadas,
ñado cotidianamente en todos mis pasos, corresponde a los sistemas educativos y
y —lo que es más— construimos juntos sobre todo a las universidades generar,
nuestras certezas y nuestras respuestas, proveer y distribuir ese conocimiento in-
desde la fe que compartimos, a las pre- dispensable. Ustedes —funcionarios, pro-
guntas últimas de la vida humana. Por fesores y estudiantes— conocen mejor
todo esto, María Matilde, este doctorado que yo lo que implican estos retos y su-
es también tuyo. fren todos los días en carne propia sus
Se me ha pedido pronunciar una consecuencias.
conferencia magistral en esta solemne Mi mensaje hoy consistirá en plantear
ocasión, que sea un mensaje a esta comu- cuatro preocupaciones críticas ante algu-
nidad universitaria —sus autoridades, nos equívocos que están provocando estos
profesores, investigadores, estudiantes y retos, preocupaciones que surgen de mi
trabajadores—. Lo considero un gran pri- manera personal de entender lo que es la
vilegio y me propongo compartir con educación y lo que es la universidad, de
ustedes algunas reflexiones sobre los ries- una “filosofía educativa” (si queremos lla-
gos que enfrentan hoy las universidades marla así) que he construido a lo largo de
mexicanas. Son preocupaciones persona- mi vida.
les, críticas, que pueden entenderse como
advertencias o señales de alerta. No todos Primera preocupación: el objetivo
estarán de acuerdo con ellas, desde luego de la “excelencia”
—la universidad es una institución hecha
para la disidencia—; ruego respetuosa- Hoy se proclama como obligatorio para
mente a quienes no las compartan consi- las universidades el ideal de la “excelen-
derarlas al menos como proposiciones cia”: la institución debe ser excelente, los
que merecen discutirse. programas de formación y los profesores
Las universidades del país viven hoy también, y los estudiantes deben aspirar a
transiciones difíciles. Las presiones de- ser excelentes y a demostrarlo.
mográficas y sociales, las exigencias po- Permítanme decirles que considero
líticas, las angustias presupuestales, los este ideal de la excelencia una aberra-
cambios culturales y educativos y, sobre ción. “Excelente” es el superlativo de “bue-
todo, los retos de la economía nacional no”; excelente es el que excellit, el que
e internacional, las abruman y las en- sobresale como único sobre todos los de-
frentan a decisiones nada fáciles. Se les más; en la práctica, el perfecto. En el
exige calidad, se las obliga a modernizar- ámbito educativo, hablar de excelencia
se, a ser eficientes, a preparar los cuadros sería legítimo si significara un proceso
que requiere el mercado, a desarrollar una gradual de mejoramiento, pero es atroz
cultura empresarial, a innovar en sus mé- si significa perfección. Educar siempre
todos pedagógicos y en sus procesos de ha significado crecimiento, desarrollo de
gestión, a evaluarse y acreditarse sobre capacidades, maduración, y una buena

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educación debe dejar una disposición no./ Si pudiera volver a vivir comenza-
permanente a seguirse superando; pero ría a andar descalzo a principios de la
ninguna filosofía educativa había tenido primavera/ y seguiría así hasta concluir
antes la ilusoria pretensión de proponerse el otoño [...]”
hacer hombres perfectos. La antinomia de ser mejor sin por ello
Yo creo que la excelencia no es virtud; separarnos de los otros, de ser fuertes sin
prefiero, con el poeta, pensar que “no por ello usar el poder para oprimir, de ser
importa llegar primero, sino llegar todos, seguros sin por ello ser arrogantes, seguirá
y a tiempo”. El propósito de ser excelente siendo un reto educativo difícil, siempre
conlleva la trampa de una secreta arro- irresuelto, como tantos otros retos pro-
gancia. Mejores sí podemos y debemos pios de nuestra condición humana que
ser; perfectos, no. Lo que una pedagogía nos obligan a caminar por desfiladeros
sana debe procurar es incitarnos a desa- donde nos acechan precipicios por ambos
rrollar nuestros talentos, preocupándonos lados. No demos, por tanto, medallas de
por que sirvan a los demás. Querer ser excelencia a nadie; esas medallas ocultan
perfecto desemboca en el narcisismo y el muchas veces un corazón perverso.
egoísmo. Si somos mejores que otros —y Formemos a nuestros estudiantes en la
todos lo somos en algún aspecto— debe- realidad. Invitémoslos a desarrollar su
mos hacernos perdonar nuestra superiori- autoestima y a ser mejores y a madurar,
dad, lo que lograremos si compartimos pero asumiendo siempre su riesgosa con-
con los demás nuestra propia vulnerabi- dición humana, y a estrechar lazos soli-
lidad y ponemos nuestras capacidades a darios con todos, sobre todo con los más
su servicio. débiles.
Sobre este tema escribí alguna vez: “La
perfección no es humana. Somos esen- Segunda preocupación: la definición
cialmente vulnerables; nuestra contingen- de calidad de la educación
cia acompaña todos nuestros pasos y
debiéramos sentirnos siempre prescindi- Lo anterior nos lleva directamente al
bles. Somos ida y regreso entre anhelo y tema más vasto de la calidad. Las univer-
desilusión, mezcla de mal y bien, ensayo sidades de todo el mundo, también las
muchas veces fallido. Vivimos unos cuan- nuestras, están hoy presionadas por la exi-
tos instantes espléndidos para regresar a la gencia de calidad; el problema es que, al
comprobación reiterada de que el Bien parecer, nadie cuenta con una definición
absoluto nos queda grande. Por esto es de calidad plenamente convincente. Se
buena la historia y son buenos los clási- han identificado factores que indiscu-
cos: nos acercan a la maravilla de nuestra tiblemente influyen en lograr una me-
imperfección consustancial”. jor educación, tanto en la infraestructura
A sus ochenta y cinco años Jorge Luis como en los programas y en los métodos
Borges escribió: “Si pudiera vivir nueva- de enseñanza, y se aplican medidas para
mente mi vida/ en la próxima trataría reforzar estos factores. En contraparte, se
de cometer más errores./ No intenta- conocen las malas prácticas que impi-
ría ser tan perfecto/ me relajaría más, den la calidad. Algunos identifican ésta
sería más tonto de lo que he sido.../ Si con los resultados que obtienen los estu-
pudiera volver a vivir viajaría más livia- diantes en sus exámenes y juegan con las

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estadísticas, e incluso se complacen en somos “seres-en-el-límite”, a veces triun-


establecer ordenamientos engañosos de fadores y a veces perdedores.
instituciones o programas. El hecho es Seguramente la baja calidad educativa
que carecemos de una definición clara de tiene que ver con una multiplicidad de
la calidad que perseguimos y que debe- factores, y estoy de acuerdo en que, para
mos demostrar, y el debate sigue abierto efectos de macroplaneación, se la defina,
y probablemente lo siga así. como suele hacerse, por la concurrencia
A mí me preocupa, primero, que se de los cuatro criterios tradicionales del
confunda la calidad con el aprendizaje de desarrollo de un sistema educativo: efica-
conocimientos, lo que simplifica el pro- cia, eficiencia, relevancia y equidad.
blema falsamente pues la educación no Esto dicho y aceptado, quiero sugerir
es sólo conocimiento. Me preocupa tam- una concepción de la calidad a la que
bién que se establezcan comparaciones de regreso siempre que reflexiono sobre el
escuelas o instituciones que ignoran las tema: hablando como educador, creo que
diferencias entre contextos o las circuns- la calidad arranca en el plano de lo micro,
tancias de los estudiantes, a veces abis- en la interacción personal y cotidiana del
malmente distintas. Y me preocupa sobre maestro con el alumno y en la actitud
todo que la calidad educativa se confun- que éste desarrolle ante el aprendizaje.
da con el “éxito” en el mundo laboral, Muchas veces me he preguntado: ¿qué
definido éste por referencia a los valores fue lo que hubo en mi educación que yo
del sistema. considero que la hizo, al menos en ciertos
Es una perversión inculcar a los estu- momentos, buena o muy buena? ¿Qué
diantes una filosofía del éxito en función hicieron mis educadores —mis padres,
de la cual deben aspirar al puesto más maestros, hermanos mayores y compañe-
alto, al mejor salario y a la posesión de ros de clase— para que esa educación
más cosas; es una equivocación pedagógi- fuese buena? Si tuviera que resumir en
ca llevarlos a la competencia despiadada una frase mi respuesta, diría que mis edu-
con sus compañeros porque deben ser cadores me aportaron calidad cuando
“triunfadores”. Para que haya triunfa- lograron transmitirme estándares que me
dores —me pregunto—, ¿no debe haber invitaban a superarme. Progresivamente,
perdedores pisoteados por el ganador? de muchas maneras, en diversas áreas de
¿No somos todos necesariamente y mu- mi desarrollo humano —en los conoci-
chas veces perdedores, que, al lado de mientos, en las habilidades, en la forma-
otros perdedores, debemos compartir con ción de mis valores—, mis educadores,
ellos nuestras comunes limitaciones? Crí- además, me incitaron a compararme con
ticas semejantes habría que hacer al con- esos estándares, a comprender que había
cepto de “líder” que pregonan los idearios algo más arriba, que yo podía dar más, es
de algunas universidades, basado en la decir, me ayudaron a formarme un hábi-
autocomplacencia, el egoísmo y un pro- to razonable de autoexigencia.
fundo menosprecio de los demás. Una Muchos años después vine a saber que
educación de calidad, en cambio, será la ésta era precisamente la definición de
que nos estimule a ser mejores pero tam- calidad que daba Ortega y Gasset: la
bién nos haga comprender que todos capacidad de exigirnos más. Una educa-
estamos necesitados de los demás, que ción de calidad es, por tanto, para mí, la

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que forma un hábito razonable de autoe- petencia, sino desde perspectivas existen-
xigencia. Y digo “razonable” para no caer ciales más profundas; queremos transmi-
en un perfeccionismo enfermizo o en un tir a los jóvenes experiencias personales en
narcisismo destructivo. La búsqueda de virtud de las cuales adquirimos nuestra
ser mejor debe ser razonable, moderada propia visión de lo que es una vida de ca-
por la solidaridad con los demás, el espí- lidad, y nos esforzamos por que el estu-
ritu de cooperación y el sentido común. diante llegue a ser él mismo, un poco
Tendríamos así una definición formal mejor cada día, inculcándole un hábito
de la calidad educativa; “formal” porque razonable de autoexigencia que lo acom-
los estándares de mejoramiento pueden pañe siempre.
aplicarse a asuntos diversos, y las diferen- Al fin de cuentas los educadores sólo
tes visiones del mundo y apreciaciones transmitimos lo que somos, lo que hemos
valorales darán contenidos distintos a esta vivido: algo de sabiduría y algunas virtu-
definición formal. des venerables que no pasan de moda; un
Creo, por tanto, que buscar una edu- poco de compasión y solidaridad; respe-
cación de calidad no es inventar cosas to, veracidad, sensibilidad a lo bello, leal-
extravagantes (como llenar las aulas de tad a la justicia, capacidad de indignación
equipos electrónicos o multiplicar tele- y a veces de perdón, y algunos estímulos
conferencias con premios Nóbel), sino para que nuestros alumnos descubran su
saber regresar a lo esencial. Veamos un libertad posible y la construyan.
ejemplo: un cuaderno de composición de Es poco; pero si los jóvenes y las jóve-
Español, corregido con lápiz rojo, en el nes recogen estas enseñanzas y si además
que el profesor explica el por qué de cada se toman a sí mismos con sentido del
corrección, está transmitiendo “estánda- humor, podrán cumplir decorosamente
res de superación” y llevando al estu- con el cometido de convertirse en hom-
diante a comprender que hay mejores bres y mujeres cultivados, que estén a la
maneras de utilizar el lenguaje, que él altura de hacerse cargo de sí mismos y de
puede escribir mejor, y lo motiva para los demás.
exigirse más.
Esta concepción de la calidad educati- Tercera preocupación: el conocimiento
va descansa en dos supuestos: que para del que se trata en la “sociedad del
poder transmitir calidad es necesario re- conocimiento”
conocerla, y que para poder reconocerla
es necesario tenerla. No hay en esto cír- Se propone hoy a las instituciones de
culos viciosos ni tautologías, sino el reco- enseñanza superior, como dije al princi-
nocimiento de que la educación es en pio, asumir el paradigma de la “sociedad
esencia un proceso de interacción entre del conocimiento” para normar sus trans-
personas, y de que la calidad depende formaciones: ante la globalización ine-
decisivamente de la del educador. luctable, ellas deben esmerarse —dice el
Los educadores abordamos el proble- discurso ortodoxo— en proveer el cono-
ma de la calidad no desde teorías em- cimiento que requieren los países para su
presariales de la “calidad total” ni desde desarrollo. Pero no se especifica, por lo
la preocupación por mejorar nuestra “ofer- general, cuál es ese conocimiento; más
ta” comercial para triunfar en la com- bien se da por entendido que se trata

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sobre todo del conocimiento necesario mientos de las empresas? Nadie lo duda,
para conquistar los mercados, o sea el con tal de definir sus condiciones. Pero al
conocimiento práctico, aplicado, el vin- enfrentar estas demandas, no hay que
culado a la economía, el que produce olvidar que la universidad es algo más: no
innovaciones rentables y asegura el éxito es un apéndice de la empresa, sino una
en la competencia. institución responsable de generar, prote-
Permítaseme también cuestionar esta ger y difundir todos los tipos de conoci-
gloriosa bandera de la “sociedad del cono- miento que requiere el país, incluso los
cimiento” que se hace ondear como ideal aparentemente improductivos.
obligatorio de toda institución de edu- Y quiero decir algo más en relación
cación superior, no porque no sea un con este tema: la universidad actual de-
ideal válido sino porque es incompleto y bería ser un baluarte contra el devasta-
equívoco. El conocimiento que requieren dor proceso de comercialización total al
las sociedades no es sólo el vinculado a la que está llevando la entronización del
economía, sino otros muchos tipos de mercado.
conocimiento. Las universidades no exis- En esta etapa extrema del capitalismo,
ten sólo para crear y promover el conoci- la globalización está llevando a la mer-
miento económicamente útil, sino todas cantilización del mundo. Hoy se conside-
las formas de conocer que requiere una ran mercancías muchos bienes primarios
sociedad. Por esto sostenemos que ellas que condicionan la existencia; se vende el
son el hogar legítimo de la filosofía y agua que nos es indispensable y viene del
las humanidades, de la historia, del tea- cielo, se la industrializa, exporta y anun-
tro, la poesía y la música; defendemos cia; pronto seguirán el aire y el sol. La
también el profundo sentido humano de salud hace mucho que se comercia en un
las ciencias naturales, y afirmamos el va- mercado altamente tecnificado. Hoy se
lor de lo inútil y de lo gratuito como venden los conocimientos tradicionales,
parte de la misión de la universidad. Por patentados por laboratorios transnaciona-
esto también creemos en lo valioso de la les que se los apropian sin dar crédito a su
convivencia de los diferentes en las co- origen, y se habla con todo rigor de “in-
munidades universitarias, tan propia de dustrias culturales”, reduciendo obras del
nuestras universidades públicas. Por tan- espíritu y de la creatividad humana a la
to, decimos “sí” a la sociedad del conoci- categoría de simples mercancías.
miento que incluya la universalidad de La dimensión mercantil se extiende ya
los saberes humanos, y advertimos contra a todos los dominios de la vida; todos los
la trampa de convertir a las universidades días surgen nuevas mercancías sutiles, in-
en fábricas de inventos prácticos; aquellas geniosas, muchas imaginarias y casi todas
son creaciones del homo sapiens, no las prescindibles; ya no son cosas ni servicios;
reduzcamos a talleres del homo faber. son commodities, satisfactores de capri-
¿Hay que vincularse con las demandas chos, inventos de la publicidad, imáge-
de la economía? Por supuesto. ¿Hay que nes virtuales que halagan la vanidad o
formar profesionistas competitivos ante explotan los miedos o los remordimien-
los retos de la globalización? Totalmente tos. Todo se vale para vender porque toda
de acuerdo. ¿Hay que desarrollar investi- venta hace avanzar al capital, aunque sea
gación aplicada, vinculada a los requeri- a costa del sentido común y de nuestra

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dignidad, y los hombres vamos cayen- Cuarta preocupación: romper la prisión


do, sin darnos cuenta, en redes invisibles del conocimiento racional
de dependencia que disminuyen nuestra
libertad. Se dice que las universidades son los tem-
La cultura de la mercancía va modi- plos de la razón. Es verdad, porque en
ficando nuestros valores, la conciencia ellas se enseña a pensar y se hace ciencia,
de lo que somos y aun la memoria de lo se discuten epistemologías y se destruyen
que fuimos, así como los límites de lo que prejuicios irracionales. Sus profesiones y
definimos como posible y deseable. He- sus investigaciones descansan en el cono-
mos perdido aquel antiguo sentido de lo cimiento —en el conocimiento racio-
trágico que nos había legado Grecia, con nal—, y el respeto a las reglas de éste es lo
sus mitos, dioses y pasiones. Y ya no sa- que les da su legitimidad.
bemos disfrutar de las puestas de sol por- Me pregunto si no hay, también aquí,
que son, todavía, gratuitas. un equívoco o una contradicción con la
Al homo mercantilis no le interesan las pretensión de la universidad de educar,
preguntas de la Esfinge; no ahonda sus porque la educación va más allá del cono-
enigmas ni se tortura con sus perpleji- cimiento racional. La educación, para mí,
dades; ya no entiende que su plenitud ni empieza ni termina en los territorios
humana requiere, a veces, apostar por una de la razón. Abraza otras formas de desa-
incertidumbre o saltar al ámbito de la rrollo de nuestro espíritu; las que hoy
generosidad, ámbito que por definición empiezan a vislumbrar las teorías de las
está fuera del mercado y es condenado inteligencias múltiples y de la inteligencia
por él. emocional.
Ante esta era de la mercancía total, Lo mejor de la educación que yo re-
ante este intento mundial de convertir- cibí —y creo haber recibido una edu-
nos a todos en mercaderes, la universidad, cación intelectualmente exigente— fue
creo, tiene una misión: no dejarse llevar precisamente lo no-racional, la apertura
acríticamente por el juego de las compli- a dimensiones humanas que considero
cidades del mercado —en las carreras que esenciales: el mundo simbólico y artís-
abre, en las investigaciones que emprende tico, el ámbito de lo dionisíaco, el orden
o en los servicios que presta— sino aler- de la ética que fundamenta la dignidad de
tar contra los abusos de este proceso: las nuestra especie, y el de las virtudes huma-
rapacidades que están acabando con la nas fundamentales, sobre todo el respeto
naturaleza y con el planeta y amenazan a los demás y a la vida. Me horroriza una
la maravilla de la vida, las perversiones educación que excluya la compasión, que
psicológicas de la publicidad, el poder renuncie a la búsqueda de significados o
incontrolado de la TV, y —lo que está en que cierre las puertas a las posibilidades
el fondo de todo esto— el afán de lucro de la trascendencia.
por arriba de todo. La universidad debe Releo con frecuencia este verso de
promover el rescate de nuestra humani- Octavio Paz:
dad disminuida.
Debatamos, por tanto, estas cuestiones Soy hombre. Duro poco
al definir las responsabilidades de la uni- y es enorme la noche.
versidad contemporánea. Pero miro hacia arriba:

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Las estrellas escriben. Entendida así, la ciencia se hace eco de


Sin entender comprendo: esta sentencia de un rabino jasídico que
también soy escritura, refiere Martín Buber: “Oíd, oíd, oíd: el
y en este mismo instante mundo está lleno de grandes misterios
Alguien me deletrea. y de luces formidables que el hombre
intenta ocultar con su mano diminuta”.
Las universidades que nacieron antes Sobre esto escribí alguna vez: “Saber que
de la Ilustración y el racionalismo y so- no se sabe conlleva perplejidades que re-
brevivirán cuando las influencias de esas basan el plano de la razón y conducen
épocas den lugar a otras, deberían mante- a otras dimensiones de la conciencia: el
nerse abiertas a otras formas de conoci- verdadero científico se sorprende de que,
miento y a los misterios del hombre siendo el hombre parte de la naturaleza,
inexplicado (el “sin entender compren- pueda pensar la totalidad de esa natura-
do”, que decía Octavio Paz). Sería lamen- leza; de que estando destinado a morir,
table que se entendiesen las “sociedades pueda imaginarse trascender, y de que
del conocimiento” como confinadas al estando sumido en el mal, pueda aspi-
conocimiento de la sola razón y olvidasen rar a una reconciliación definitiva. El
en su labor educativa los ámbitos poco asombro es una apertura de nuestro espí-
explorados pero esenciales del desarrollo ritu hacia formas no-racionales de co-
humano que rebasan lo racional. nocimiento, un puente salvador entre
Esto nos lleva también a considerar la pequeña verdad científica y verda-
críticamente el concepto de ciencia que des quizá absolutas a las que hoy sólo
prevalece en la universidad contempo- aspiramos”.
ránea, concepto exitoso por los avances Las universidades deberían profundizar
vertiginosos de las ciencias y de sus apli- en la naturaleza del conocimiento cien-
caciones tecnológicas, pero peligroso si se tífico y sus limitaciones: al conocimien-
absolutiza como el único conocimiento to científico que busca explicaciones hay
válido. que añadir el “conocimiento cultural” que
Debe hacerse ciencia siguiendo sus busca significados. El primero es —podrí-
reglas y métodos, pero sin olvidar que amos decir— “computacional”, asume
la verdad científica, siempre provisoria, que la actividad fundamental de nuestra
no rebasa la validez de sus métodos. Es mente es procurar información, y que ésta
importante tomar conciencia de lo que es finita, unívoca, codificable, precisa y
sabemos pero también de lo que no sa- sujeta a comprobación. El segundo, el cul-
bemos, y pedir a las filosofías de la cien- tural, acepta que nuestra mente no exis-
cia que nos precisen el alcance y el tiría si no fuese por la cultura, y que por
significado de ésta, a partir de la dia- tanto lo que conocemos está dado por re-
léctica entre lo que sabemos y lo que laciones de significado, las cuales depen-
ignoramos. Es mala la ciencia que des- den de los símbolos creados por cada
truye el asombro, esa actitud presente comunidad cultural, empezando por el
en los grandes científicos que suelen ser lenguaje. Por esto la mente humana tiene
modestos, alejados de la autosuficiencia, una naturaleza diferente de la de la com-
habituados a dudar y a admirar, callar y putadora más perfecta; puede descubrir
contemplar. y descifrar significados diferentes de un

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mismo hecho. Su función distintiva es “sociedad del conocimiento” que con-


comprender, más allá de la función del temple sólo el conocimiento útil a la eco-
conocimiento científico qué es explicar. nomía y subordine la universidad a la
Un autor, Jerome Bruner (The culture empresa, y cuarto, lo que llamé “la pri-
of education, Harvard University Press, sión del conocimiento racional”, prisión
1996), señala perspicazmente que la con- que hay que romper para abrir la educa-
cepción del conocimiento que está en la ción a otras dimensiones del ser humano,
base de la ciencia moderna ha resultado incluyendo una revisión del sentido del
en un empobrecimiento de la educación, hacer científico.
y quizá está propiciando que nuestra es- Al expresar estas preocupaciones he
pecie se desarrolle en una sola dirección, mezclado valoraciones personales que
cercenando posibilidades de su dotación provienen, como dije al principio, de una
genética y espiritual. filosofía de la educación que fui constru-
Anotemos estas inquietudes, estas yendo —sin querer y queriendo— a lo
sospechas en nuestra agenda de reflexio- largo de muchos años y en la que creo.
nes sobre nuestro quehacer como uni- No pretendo que todos ustedes estén de
versitarios. acuerdo con cuanto he dicho; sólo he
intentado ofrecer algo de mi experiencia
CONCLUSIÓN personal para agradecer de alguna mane-
ra la distinción que hoy me otorga gene-
He compartido con ustedes cuatro preo- rosamente esta universidad.
cupaciones personales que atañen hoy a Los educadores proclamamos que no
nuestras universidades y que, a mi juicio, ha llegado el fin de la historia; que ésta
ameritan discutirse: primero, el ideal de siempre está reiniciándose, que sí hay
la “excelencia” que considero perverso; otras alternativas y que nos toca crearlas.
segundo, los equívocos de la calidad edu- Por esto continuaremos corriendo tras
cativa, sugiriendo que enfaticemos la cali- nuestras utopías y experimentando los
dad en la interacción maestro-alumno y riesgos de nuestra precaria libertad, que
la centremos en formar hábitos de autoe- son formas de decir que seguimos tenien-
xigencia; tercero, el error de sostener una do esperanza.

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