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8.0.0- ALGODÓN

De acuerdo a evidencias arqueológicas encontradas en


Mohenjo Daro (valle del Indo) y en las costas del Perú, el
uso de la fibra de algodón con fines textiles se remonta a
por lo menos 4000 años antes del presente, pero su
origen puede ser aún más remoto. Desde hace unos 500
años el cultivo del algodón se ha extendido a regiones
templadas de América, Eurasia y Africa y es el mayor
cultivo mundial no alimentario. El negocio del algodón
genera solo en USA unos 50 billones de dólares anuales
(1995), lo que es más de lo generado por cualquier otro
cultivo. La fibra de algodón es actualmente
aproximadamente el 38 % del consumo total de fibras
textiles (naturales más químicas). Por todo esto el
algodón ha sido y sigue siendo “la reina de las fibras”.
El algodón contiene 88-96 % de celulosa, el valor más
alto conocido del mundo vegetal.

Figura 2.85- Recolección manual de algodón

8.1.0 – La fibra
Cada semilla de algodón está recubierta por unas 1200 a 1500 fibras. Las fibras tienen forma de
cinta helicoidal achatada (Fig. 2.86), con largos que van de 15 a 40 mm y un diámetro aparente
entre 12 y 18µ, según el origen y variedad de la planta1. En un corte seccional de la fibra se
puede distinguir: 1) una capa primaria, con una estructura de celulosa filamentosa con giros de
70º con respecto al eje longitudinal, algunos a la derecha y otros a la izquierda; 2) capas
internas secundarias con giro helicoidal de 20-30º que cambia de dirección a lo largo del eje de
la fibra (cada capa tiene aproximadamente 40 fibrillas de celulosa); 3) un canal central o
“lumen” (Fig.2.87).

Figura 2.86

Figura 2.87

1Las variedades de algodón más conocidas son el Gossypium hirsutum, variedad americana que representa el 80%
de la producción mundial, el Gossypium barbadense, también americana, con el 10% del mercado mundial, el
Gossypium arboreum y el Gossypium hebaceum, variedades asiáticas y africanas, con el 10% restante del mercado
mundial
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Las fibrillas son entidades discretas que agrupan partículas elipsoidales de aproximadamente
1,5 x 1,1 µm. Estas partículas contienen las cadenas moleculares de celulosa con un peso
molecular de aproximadamente 500.000 o más, estando cada cadena constituida por unas 3000
unidades de glucosa. Las cadenas se agrupan en paquetes de unas 60 unidades. Esos
paquetes tienen zonas cristalinas en los que las cadenas están más próximas y paralelas,
unidas entre sí por enlaces hidrógeno. El algodón, y en general todas las fibras naturales
celulósicas, son fibras de alta cristalinidad. La celulosa (1,4-β-D-glucano) puede representarse
de tres maneras:

Figura 2.88

Conteniendo tantos grupos –OH, la celulosa debería ser hidrosoluble. Sin embargo no lo es
porque los enlaces hidrógenos intermoleculares forman una red tan intrincada que las moléculas
de agua no pueden penetrar y formar uniones hidrógeno competitivas con las internas ya
existentes en la celulosa (Figura 2.89). De todas maneras la cantidad de agua que las fibras
celulósicas son capaces de absorber es muy grande (ver Tabla 2.37)

Figura 2.89
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TABLA 2.37 - AGUA ABSORBIDA %

T ºC HR % ALGODÓN ALGODÓN MERCERIZADO VISCOSA


20 100 22 (*) 50(*) 45 (*)
20 65 7-11 11-17 11-13
(*) Estos valores se corresponden con los valores calculados para el “volumen interno” de la fibra. El “volumen
interno” está formado por los espacios capilares y poros de la fibra. Durante la tintura este volumen es ocupado por
una “solución interna” o “fase interna” que forma parte de la “capa límite hidrodinámica” (ver Capítulo VIII, Sección
2.0.0, “Química Física de la Tintura).

La celulosa puede considerarse como no iónica pues no contiene grupos ionizables en medio
neutro y puede representarse, en forma general como Cel-OH. Sin embargo, cuando se
sumerge una fibra celulósica en agua, en su superficie aparece una carga eléctrica
negativa (ver en el Capitulo VIII, Sección 2.1.6, “Potencial eléctrico de membrana” y “Efecto
Donnan”).
8.2.0- Procesos húmedos (ver Capitulo 7, Sección 2.2.0 y siguientes)
A veces, en las fibras de algodón están presentes azúcares (“honeydew”) producidos por
algunos insectos (áfidos) que parasitan la planta. Como no es económico lavar el algodón antes
de hilarlo, estos azúcares generan problemas serios en hilandería pues las fibras se adhieren a
las partes móviles de las máquinas y, por tanto, en general, estos algodones reciben un menor
precio en el mercado
En la pared primaria de la fibra de algodón normalmente se encuentran proteínas, ceras y
pectinas que actúan como lubricantes facilitando las operaciones de hilatura. Estas sustancias
deben luego ser eliminadas, por medio de descrude y/o lavado, antes de proceder al teñido de
telas e hilados. El algodón tiene también normalmente sustancias colorantes y los algodones
blancos son más apreciados que los que poseen un tinte amarillento. En general, los hilados y
telas provenientes de algodones amarillentos deben ser sometidos a blanqueos químicos
oxidantes, lo que aumenta el costo final del artículo textil. Después del blanqueo químico, es
conveniente realizar controles de fluidez y del grado de polimerización de la celulosa para
evaluar posibles daños a la fibra ocasionados por procesos que, a veces, pueden ser muy
agresivos. Después de un blanqueo oxidativo en medio alcalino, algunos de los grupos
hidroxilos de la celulosa se transforman en carboxilos (Cel-COOH). Por tanto una evaluación de
la cantidad presente de esos grupos carboxilos nos puede dar una idea del grado de ataque
sufrido por la celulosa. En las celulosas regeneradas como la viscosa, también se encuentran
grupos carboxílicos.
El calcio y el magnesio, también pueden estar presentes en la fibra en cantidades variables,
formando compuestos con los aminoácidos, las proteínas y las pectinas que son luego difíciles
de remover durante los lavados. Altas concentraciones de estos elementos afectan también el
pH del blanqueo oxidativo produciendo resultados irregulares. Por tanto, en el blanqueo de
algodón con, p.ej. peróxido de hidrógeno, debe controlarse la presencia y concentración de
calcio y magnesio tanto en la fibra como en el agua utilizada.
El hierro, el cobre y el manganeso - que también se encuentran en cantidades variables,
dependiendo de la composición del suelo de cultivo. - catalizan la despolimerización de la
celulosa y producen blanqueos desparejos, coloraciones no deseadas y ataque excesivo. En
general, el algodón tiene menos de 10 ppm de hierro pero, a veces, puede llegar a tener hasta
300 ppm, cuando ha sido cultivado en tierras muy ricas en hierro (p.ej. el algodón brasilero
cultivado en tierras rojas), o cuando ha sufrido mucha fricción con las piezas metálicas de las
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máquinas de “desmotado”. Con estas altas concentraciones de hierro, un blanqueo oxidativo


del algodón produce óxidos de hierro rojos que colorean la fibra y, entonces es mejor hacer un
blanqueo reductor (debe tenerse en cuenta que, algunas veces, la tonalidad rojiza del algodón
es debida a otras causas distintas al contenido de hierro).Por otra parte, si una tela de algodón
está contaminada con pequeñas partículas de hierro metálico, como p.ej. clips, tachuelas,
clavos, restos de esponjas de hierro, etc., estas partículas catalizan tan intensamente el proceso
de blanqueo químico que el algodón es atacado y en la tela, alrededor de la partícula de hierro,
se forma un agujero.
8.3.0- Mercerizado
Con un tratamiento alcalino intenso con soda cáustica o amoníaco conocido como mercerizado
(ver en el Capítulo 6), la fibra se hincha y pasa de la forma achatada a tener forma cilíndrica. El
algodón mercerizado tiene más brillo, absorbe más agua y se tiñe más intensamente.

Figura 2.90

8.4.0- Madurez
El espesor de la pared de la fibra de algodón depende de su grado de madurez. El espesor de la
pared va aumentando a medida que la fibra madura. Se puede definir un índice θ como la
relación entre el área seccional de la pared sobre el área seccional total de la fibra. Valores muy
bajos para θ son característicos de algodones llamados inmaduros y/o “muertos“. Las fibras
inmaduras o “muertas” generan una serie de inconvenientes durante el proceso de hilatura,
como p.ej. rotura de fibras y una mayor tendencia a formar “neps” o bolitas o puntos gruesos en
el hilado. Los algodones “muertos” presentan, además, una menor afinidad por los colorantes lo
que puede resultar en tinturas de aspecto irregular. No es de extrañar entonces que, a la hora de
comercializar el algodón, además del largo de la fibra y de su resistencia a la tracción, la
madurez sea una de las características más importantes a tener en cuenta.
La medición de la finura del algodón en aparatos del tipo “air flow” (ver Sección 2.1.0 y
siguientes) no es sencilla, pues los resultados se ven afectados por el grado de madurez de la
muestra. Por esta razón los resultados se expresan en unidades arbitrarias “micronaire”
nombre derivado de la marca de un equipo de medición de la empresa inglesa Sheffield
Corporation. El índice micronaire es, entonces, función tanto de la finura como de la madurez
de la fibra. Buena madurez y fibras gruesas significan altos índices micronaire. Valores de 3
corresponden a algodones muy finos, entre 3 y 5 a algodones de finura media e, índices
superiores a 5 a algodones gruesos. La calidad final de un hilado o tela de algodón dependen en
gran proporción del valor del índice micronaire. Cuando el valor es muy alto no es posible
obtener hilados delgados de buena calidad. El ábaco de la Figura 2.91 muestra la relación entre
micronaire, finura, tasa de madurez y diámetro aparente de la fibra. La sección transversal de
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la fibra es considerada como circular, lo que hace que los valores del diámetro de fibra en el
ábaco sean aproximados. Las curvas para el nivel de micronaire son empíricas y por lo tanto
contienen error experimental. La finura es expresada en densidad lineal o militex (µg/m).

Figura 2.91

El rango práctico de finura, p.ej., para el algodón U.S. Upland es de alrededor de 125 - 225
militex. El micronaire es expresado en unidades micronaire adimensionales. El rango práctico
de micronaire, p.ej., para el algodón U.S. Upland es de 2.0 - 6.0. La tasa de madurez (M) se
define) como: M = [(N – D) / 200] + 0,7 donde N es la cantidad de fibras normales y D la cantidad
de fibras muertas presentes en la muestra analizada.
8.5.0- Resistencia mecánica
El algodón y el lino se diferencian del resto de las fibras en que su resistencia mecánica
aumenta en el estado húmedo (Figura 2.92). Esto se atribuye a un enderezamiento y
paralelizado de las estructuras filamentosas helicoidales en sus capas secundarias por la
presencia de agua, lo que resulta en un aumento de su resistencia mecánica.

Figura 2.92
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TABLA 2.38

RESUMEN DE ALGUNAS CARACTERÍSTICAS IMPORTANTES DEL ALGODÓN

Se arruga fácilmente y tiene relativamente poca resistencia a la abrasión.


Carece de lustre o brillo a menos que se mercerice (la variedad “Sea Island” es una excepción)
Es buen conductor del calor.
Por esta razón, en general las prendas son frescas. La densidad del tejido también influye en el confort.
Los artículos de algodón absorben rápidamente mucha agua pero la retienen y se secan con dificultad.
Se ensucia fácilmente debido a la superficie rugosa de la fibra y los hilados.
Las prendas algodón encogen luego del lavado, especialmente si se lavan en medio alcalino.
Su resistencia mecánica disminuye cuando se le somete a tratamientos de blanqueo agresivos.
Es bastante resistente a los álcalis pero es atacado por los ácidos
Es inflamable; pero por debajo de 200 ºC puede plancharse sin problemas.
Es atacado por los hongos y no debe almacenarse húmedo. No es atacado por la polilla
Amarillea y pierde resistencia cuando se expone prolongadamente a la luz solar o a radiación UV
Se tiñe con una gran variedad de colorantes: directos, tina, sulfuro, reactivos y diazotables

Figura 2.93- Recolección mecanizada de Algodón


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BIBLIOGRAFÍA
1- “La Guerra Secreta por el Algodón”, Anton Zischka, Ed. Claridad, Bs.As., 1940
2- “The Physical Properties of Cotton”, A.N.Gulati. Asian Publishing House, New Delhi, 1950
3- “Chemistry and Chemical Technology of Cotton”, Ed. by Kyle Ward,Jr. Interscience Publ. Inc.
N.Y, 1955
4- “Cotton”, H.B.Brown, J.O.Ware, McGraw-Hill Book Co.,Inc., 1958
5- “Dyeing and Chemical Technology of Textile Fibres”, E.R. Trotman, Ch. Griffin & Co. Ltd,
London, 1975
6- “Handbook of Textile Fibres”, J.Gordon Cook, Marrow Technical Library, Durham, England,
1984.
7- “The Theory of Coloration of Textiles”, ed. by Alan Johnson, Society of Dyers and Colourists,
UK, 1989
8- “Cotton Testing”, Ed. by J.A. Smirfitt, The Textile Institute, Textile Progress, Vol 27, Nº1
9- “Cotton, King of Fibers”, Jon Thompson, National Geographic, Vol 185,Nº6, June 1994
10- “The International Cotton Trade”, Julian Roche, Woodhead Publ. Ltd., England, 1994
11- “El imperio del algodón: Una historia global”. Sven Beckert (2017)

MUSEOS
1- “Museo del Algodón”, El Cairo, Egipto

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