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Zonas de Bocio endémico en el Perú

A comienzos del siglo XX

Los desórdenes por deficiencia de yodo fue reconocido como un problema de salud pública en la
mayoría de países de América, mientras que en Perú la deficiencia natural de yodo se presentó en
la sierra peruana.

En 1966

El Instituto de Investigaciones de la Altura de la Universidad Peruana Cayetano Heredia realizó


estudios para determinar la deficiencia de yodo, los cuales confirmaron la persistencia y la severidad
del bocio y del cretinismo.

Posteriormente, se demostró el beneficio del uso del aceite yodado para tratamiento y la validez
del yodo urinario como el indicador más importante para diagnóstico y monitoreo.

En 1971

La producción de sal yodada se realizó por la Empresa estatal de la sal (EMSAL), pero en cantidad
insuficiente para cubrir la necesidad poblacional y su distribución fue principalmente en la costa.

En 1983

El Dr. Pretell fue el gestor, fundador y director por 10 años del programa nacional para la eliminación
de esta deficiencia, gracias al cual el Perú es el primer país en logar su erradicación de manera
sostenida, éxito reconocido por los organismos internacionales.

Los resultados de estas investigaciones sirvieron de base para que el Ministerio de Salud, en 1983,
creara la “Oficina de Bocio Endémico” (D.S. 047-83- SA), posteriormente denominado “Programa
Nacional de Control del Bocio y Cretinismo Endémicos”, (PRONABCE) en 1987, y más tarde
“Programa Nacional de Erradicación de los Desórdenes por Deficiencia de Iodo”.

El programa de intervención para disminuir los desórdenes de deficiencia de yodo que se llevó a
cabo en Perú consistió en lo siguiente:

 Comunicación, que se realizó mediante conferencias, mensajes televisivos y radiales tanto en


español como en quechua, también se preparó material educativo para realizar acciones de
promoción de la salud y se organizó diversos eventos científicos impartidos en las escuelas de
medicina y otras profesiones de salud.

 Mercadeo social, a partir de 1993 hasta 1999, el cual involucró a todos los públicos relacionados a
la producción, comercialización y consumo.

 Cobertura de la población en alto riesgo (mujeres en edad fértil y niños menores de 15 años)
mediante la administración de aceite yodado.

En 1986
El MINSA realizó una evaluación basal que mostró que 87% de los pueblos de la sierra y de la Selva
presentaban bocio endémico. La prevalencia promedio de bocio en escolares fue del orden del 36%
(normal< 5%) y la mediana del yodo urinario estuvo en 74 ug/L (normal >100ug/L) .

A principio de los 90

Las manifestaciones clínicas atribuibles a la deficiencia de yodo se presentaban principalmente en


los niños y adultos que residían en las zonas rurales del Perú.

Entre Noviembre y Diciembre de 1995

Se observó cambios positivos en la disponibilidad del yodo en sierra y selva y se alcanzó una
mediana de yoduria normal de 139 ug/l .

En 1997

En el marco de la vigilancia, se encontró que el consumo de sal adecuadamente yodada (>15 ppm)
fue 76%, también se observó que el mayor consumo de sal yodada se efectúo en la sierra norte
(91%) y selva (89%) y el menor consumo en la sierra centro (77%) y sierra sur (65%).

A partir del 2006,

El Centro Nacional de Alimentación y Nutrición-INS asumió la Vigilancia Nutricional de Yodo como


parte del Monitoreo Nacional de Indicadores Nutricionales, por lo que se desarrolló la “Encuesta de
consumo de sal yodada y yoduria en escolares”, en coordinación con la Dirección Regional de Salud
y el apoyo técnico - económico de UNICEF. En dicha evaluación el consumo de sal yodada >= 7 ppm,
fue de 96.5% en la población de escolares a nivel nacional, también se encontró que el consumo de
sal con yodo en la zona rural fue 95.1% y en la zona urbana fue 98.9%.

La mediana de concentración urinaria de yodo en los escolares fue de 259 ug/L.

En el 2009

Miranda M y col, realizaron un estudio para determinar el estado nutricional de yodo . Se encontró
que la mediana de la yoduria en Perú fue 262.4 ug/L, la mayor mediana de yoduria se encontró en
la sierra urbana (mediana=308.7 ug/L) y la menor mediana en el resto de la costa (mediana= 216.1
ug/L).

A nivel de las escuelas, se encontró que 22% presentaron medianas de yoduría en nivel óptimo,
excepto 2 que presentaron valores menores a 100ug, 32.8% presentaron medianas en el rango más
que adecuado y 43% de las medianas estuvieron por encima de 300ug /L, considerado como
excesivo.

Se confirma que la deficiencia de yodo no es un problema de salud pública, según los resultados
encontrados. Hasta la actualidad no se ha vuelto a realizar estudios a nivel nacional sobre el nivel
de consumo de yodo, pero su seguimiento del acceso a sal yodada se ha realizado a través de los
servicios de salud como una actividad regular en el primer nivel de atención.

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