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STENCIL Enrique Ježik

En el trabajo de Enrique Ježik la máquina (y casi podría decir, la tecnología, en un


sentido que incluye desde el cincel hasta la computadora) aparece tres veces: primero
como una herramienta que corta, perfora y forma la materia. Segundo, como un agente
de destrucción. Su obra hace énfasis en el hecho de que toda creación es también la
destrucción de un estado anterior. Así lo que Ježik recupera del gesto arquetípico del
escultor (desbastar la piedra para liberar las formas presas en ella) es la demolición o la
herida que deja tras de sí un vacío o una cicatriz. Por último, y sobre todo si seguimos
pensando en términos de escultura clásica, es decir de estatuaria, la máquina sustituye a
la figura humana no como una metáfora, sino como una metonimia. Es decir, se nombra
al todo – al hombre representado – por una de sus partes: el arma o la excavadora son
extensiones del brazo.

Es evidente que la obra de Ježik habla de la violencia. No obstante, habría que pensar en
cómo habla de ella, o más bien en cómo el cincel que hiende la piedra y el muro que
divide el espacio, se vuelven parte de una gramática de la violencia, donde el mensaje
específico (la causa particular de esta violencia y sus alegatos) desaparece para ser
sustituido por un gesto de destrucción que deja tras de sí una inscripción permanente
pero ininteligible.

Y es que si bien en su obra las causas de la violencia representada varían, así como
varían los pretextos de las víctimas y los victimarios, ésta siempre se resuelve en una
acción que define un espacio al inscribir una marca sobre él. Ya sea que se trate de las
vallas de contención que separan a un ellos de un nosotros, de las máquinas que pelean
para ganar espacio, de una multitud que se enfrenta a otra como un público-reprimido a
un actor-represor, o de una caminata por una urbe violentada; la inscripción que resulta
del gesto violento siempre funda o defiende un cierto orden de las cosas como
normatividad, pero también como una definición de un territorio. Lo que resulta de esta
violencia es un habla (Ejercicio de percusión, 2006) o una escritura (S O S, 2002).
Literalmente, el resultado de esta violencia creadora (el gesto escultórico) es una
inscripción que define un territorio, que marca quién pertenece a determinado orden y
quién es ajeno a él. Independientemente de los particulares, la obra señala que lo que
inscribe la definición de un orden territorial o grupal como origen es siempre un gesto
violento.

Práctica, la obra que aquí se presenta, consiste de una serie de siluetas a las que el autor
les ha disparado. Si bien la referencia a una práctica de tiro es la más inmediata, estas
formas no corresponden del todo a las que se usan con ese fin. Por una parte, están
hechas a escala humana, o mejor dicho, tienen el tamaño del cuerpo del artista y por ello
remiten a ciertos ejercicios minimalistas, al igual que su serie de tiroteos a casas/cajas
de madera cúbicas. Pero por otra parte también presentan el cuerpo de aquel que ha sido
borrado o excluido. Estos cuerpos anónimos sólo se individualizan porque presentan,
evidentemente, las marcas de la violencia que los excluyó. Las balas han dejado una
leyenda inscrita en su cuerpo. Aquellos que la portan han dejado de ser personas y se
han vuelto cadáveres, figuras anónimas que ya sin nombres ni rasgos están excluidas de
todo orden social. En esta pieza, donde lo que se presenta y se hace visible es una
ausencia, Ježik también hace una referencia al Siluetazo, una acción pública que se llevó
a cabo en Buenos Aires en septiembre de 1983, durante los últimos momentos de la
dictadura militar. Dicha acción fue coordinada por Rodolfo Aguerreberry, Guillermo
Kexel y Julio Flores (quien fue maestro de Ježik en Buenos Aires) y consistió en
emplazar en la vía pública un gran número de siluetas a escala humana trazadas sobre
papel que representaban a los desaparecidos por el régimen. Empecé estas líneas
hablando de cómo se modificaba la lectura de una obra cuando ésta se hacía en relación
al conjunto de soluciones que un individuo da a las preocupaciones que lo hacen ser tal.
Al preguntarle al autor acerca de cómo había sido para él crecer durante la dictadura
militar, me habló de su toma de conciencia, de cómo la violencia de la represión había
pasado de ser una atmósfera, un secreto intuido, a una lenta y dolorosa revelación. Me
contó también que en su infancia había llegado a leer pintas amenazantes y peligrosas
en los muros cuyo significado sólo había entendido cabalmente años después.
MATERIALES PARA EL TALLER:

Plantilla
 Papel base (para el dibujo)
Dibujo hecho por el visitante

 Mica transparente

 Marcador

 Cutre

 Spray (aerosol) / pulverizador

 Cinta adhesiva

TEMATICA DEL STENCIL

Medios u objetos generadores de violencia:

Armas
Maquinaria
Objetos construcción/destrucción
Objetos cotidianos (que pueden generar violencia)

Objetivos/ Rastreo/ Vigilancia

Objetivos: todas aquellas localidades que se pueden observar, con el objetivo de


vigilar o con el objetivo de reconocer el terreno para un posible ataque posterior.

Rastreo: Los medios utilizados poder rastrear o localizar puntos específicos u


objetivos, ya sean radares, miras telescópicas, etc.

Vigilancia: Todos aquellos objetos que se pueden utilizar para vigilar, como las
cámaras de vigilancia, cámaras de visión nocturna, micrófonos, etc.

Ejemplos:

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