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Javier Balsa: Las tres Lógica de la construcción de la hegemonía.

1- Una Hegemonía construida como “alianza de clases”.


Hegemonía en la que la clase dominante logra articular sus propios intereses con intereses
parciales de fracciones de las clases subalternas de modo de integrarlas en su propuesta
hegemónica. Su base es estrictamente material, y, en este sentido, se asemeja a la idea leninista
de hegemonía como “alianza de clases”. La aceptación de la dominación y la dirección está guiada
por la lógica del cálculo de costos y beneficios. Solo se acepta la dirección política en su sentido
más restringido. Es decir las clases o fracciones dominadas mantienen su “independencia”
(relativa) en el plano ideológico y en su identidad de clase, y aceptan la dominación y la dirección
solo en términos tácticos, por las ventajas materiales que les representan. Estas ventajas están
limitadas por los intereses medulares de la clase dominante que no son “negociables”.
Este tipo de articulación hegemónica es típico de las alianzas inter-oligárquicas. Las fracciones
dominadas de las clases dominantes tienen capacidades intelectuales propias como para no ser
fácilmente hegemonizadas y solo aceptan la hegemonía a cambio de ventajas materiales
concretas.
2-Una hegemonía construida como “dirección intelectual y moral”.
Es la hegemonía propiamente dicha.
En primer lugar la dirección intelectual: La ideología como complejo de ideas, como doctrina.
En segundo lugar la dirección moral: En tanto conjunto más amplio de valores, prácticas y
representaciones sociales ampliamente compartidos dentro de una cultura.
En la medida en que los valores son compartidos socialmente pasan a tener existencia objetiva al
ser universalmente intersubjetivos. “La lucha por la hegemonía implica una acción que derivada
para efectivización de un resultado objetivo en el plano social, presupone la construcción de un
universo intersubjetivo de creencia y valores”.
No todos los elementos de una cultura serán parte de una ideología, sino solo los que encierran
una operación de legitimación de una relación de dominación. El reconocimiento de una
funcionalidad para con la dominación es el elemento que permite discriminar, dentro de todos los
elementos culturales, a aquellos propios de la ideología en el sentido más ampliado y de este
modo criticar la dicotomía” ideología vs cultura”. La ideología es siempre funcional respecto de
alguna relación de dominación social de un modo no transparente: la lógica misma de
legitimación de la relación de dominación debe permanecer oculta para ser efectiva.
Estos dos planos “ideológico y moral” permiten abrir otros modos de construcción de este tipo de
hegemonía. Se podrían pensar dos instancias:
Socialización primaria y la secundaria: la secundaria es la que induce al individuo a sectores
parciales de su sociedad, la primaria es la que lo convierte en un miembro de esa sociedad.
La construcción de la hegemonía en el plano intelectual se inscribe en los procesos de
socialización secundaria, porque es inestable y permanentemente sujeta a la crítica. Estas
internalizaciones subjetivas están menos arraigadas a la conciencia y resulta por ende más
susceptible al desplazamiento aunque no por que no estén establecidas en la vida cotidiana.
En cambio la hegemonía moral tiene sus fundamentos en la construcción del mundo social que se
desarrolla durante la infancia, a partir de inclusión automática en los distintos grupos que nos
imponen su concepción del mundo. Pues en la socialización primaria las definiciones que los otros
significantes hacen de la situación del individuo le son presentadas a este como realidad objetiva.
La internalización se produce la identificación. El poder en la sociedad incluye el poder de
determinar procesos decisivos de socialización y, por lo tanto, el poder de producir la realidad.
Este periodo es clave para la construcción de distintos tipos de hegemonías, pues una hegemonía
bien efectiva es lo que logra que la visión del grupo dominante se internalice como lo natural en
tanto parte constitutiva de la cultura. Las cuestiones así internalizadas son aquellas más difíciles de
disputar por una contra-hegemonía. Ej. : Naturalización de la existencia de ricos y pobres, de las
obligaciones de la mujer en los cuidados del hogar.
El inicio de la elaboración crítica es la conciencia de lo que es realmente, o sea un conocerte a tu
mismo como producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora que ha dejado en ti mismo
una infinidad de huellas recibidas sin beneficios de inventario. Hay que hacer inicialmente ese
inventario. (Gramsci)

2.1 Los planos en la construcción de la “hegemonía intelectual y moral”


La hegemonía intelectual se construye esencialmente a través de la batalla de las ideas. Los
contendientes de esta batalla son los intelectuales (sujetos especializados en la producción de las
ideas) como dice Gramsci son imprescindibles para lograr la autoconciencia crítica. En todo
proceso histórico y político las masas humanas no se distinguen (identidad) y no se vuelven
independientes “por sí mismas” sin organizarse, y no hay organización sin intelectuales
(organizadores, dirigentes, osea sin el aspecto teórico del nexo teoría practica). En este contexto
un estrato de personas “especializadas” en la elaboración conceptual y filosófica se encarga de
esta labor.
En esta batalla por las ideas también incide el nivel de ardor con que dichos intelectuales entran
en el combate. La combinación de estos dos componentes (nivel intelectual y ardor) tiende a
definir la disputa, junto con la cuestión de la cantidad de intelectuales orgánicos con que cuenta
cada sector. Cabe aclarar que la batalla de las ideas no se libra solo en el plano de las ideas si no
que su resultado está también determinado por el control de los aparatos de producción
ideológica, es decir en un plano institucional.
La lucha por las ideas, es decir en campo intelectual, no resuelve sin embargo la disputa
hegemónica, el intelectual, según Gramsci debe también lanzarse a la vida practica. La filosofía
como concepción del mundo y la actividad filosófica no debe ser concebida solamente como
elaboración individual de conceptos, sino además, como lucha cultural, para transformar la
mentalidad cultural y difundir las innovaciones filosóficas que demostraran ser históricamente
verdaderas en la medida que se vuelvan concretamente, osea históricamente universales. “toda
relación de hegemonía es necesariamente una relación pedagógica”.
Para lograr una efectiva hegemonía social involucra no solo el campo de lo académico y los
aparatos de producción de ideología, sino en los aparatos difusores de ideología.
2.2 Los aparatos y la lucha ideológica.
Cuando hablamos de aparatos ideológicos hay que hacer una diferencia entre aparatos religiosos,
escolares, familiares, jurídicos, políticos, sindical, de información culturales. Los agentes que se
encuentran dentro de estos aparatos son “mediadores”. En la disputa por el sentido común y la
construcción de una hegemonía moral no alcanza con lograr un fuerte control sobre los aparatos
productores y difusores de ideología sino que también es necesario el predominio ideológico
sobre otros mediadores encargados de los procesos de sociabilización primaria, esencialmente, los
padres y también los maestros.
La construcción de la hegemonía sería lograr la pertenencia en el sentido común.
Para Nun la lucha político- ideológica debe reconocer la especificidad del campo del sentido
común y traducirse para poder combatir en este terreno. La política no es la imposición de un
campo sobre otro, sino su articulación. La habilidad de traducción es clave. Hablar los dos
lenguajes y vincularlos. Ej.: La implantación de la ideología neoliberal. Lo que el neoliberalismo
logro realizar con gran maestría fue hablar el “lenguaje del hombre de la calle” apelar a “Doña
Rosa” con ejemplos y metáforas simples y cercanas al sentido común. El neoliberalismo se
constituyo desde la práctica más que desde la ciencia. Sin embargo fue hacía ella para buscar
justificaciones (que encontró en los economistas) y construyo “verdades” para difundir en el
sentido común.

2.3 Las operaciones para la construcción de la hegemonía intelectual y moral.


La universalización y la (re)construcción una visión del mundo
Portantiero: “Acción hegemónica seria aquella constelación de practicas políticas y culturales
desplegadas por una clase fundamental, a través de la cual logra articular bajo su dirección a otros
grupos sociales mediante la construcción de una voluntad colectiva que sacrificándolos
parcialmente traduce sus intereses corporativos en universales”
La operación de universalización tiene dos procedimientos.
En primer lugar se realiza una operación de despolitización de la cuestión de los intereses.
En segundo lugar esta operación tendrá en algún tipo de apelación nacionalista. También se erigen
fronteras sociales internas: los intereses de los marginales pueden y deben quedar fuera de los
intereses “generales”, que, por lo tanto no son generales, ni siquiera en un sentido construido. Los
intereses generales son doblemente particulares, pues son los intereses específicos de unas clases
particulares y a la vez buscan englobar solo una parte de la totalidad de la sociedad. Entonces el
propio proceso de presentación de lo particular como universal implica una descripción
/construcción de un colectivos. Sería interesante analizar de qué manera, la construcción
enunciativa de diferentes tipos de colectivo incidirá sobre las características de las configuraciones
hegemónicas.
Una hegemonía se construye sobre una misión del mundo e implica su reconstrucción.
Esta reconstrucción de la visión del mundo implica en tanto operación hegemónica, una
interpelación especifica a los sujetos en relación con la situación de la dominación. Hay tres modos
de interpelación ideológica, para Therborn las ideologías someten y cualifican los sujetos
diciéndoles, haciéndoles reconocer y relacionándolos con:
a- Lo que existe y lo que no existe: quienes somos, que es el mundo y como son la
naturaleza, la sociedad, los hombres y las mujeres. Adquirimos de esta forma un sentido
de identidad y nos hacemos conscientes de los que es verdadero y cierto, con ello la
visibilidad del mundo queda estructurada mediante la distribución de claros, sombras y
oscuridades.
b- Lo que es bueno correcto, justo, hermoso, atractivo, agradable y todos sus contrarios. De
esta forma se estructuran y normalizan nuestros deseos. “Los Medios de comunicación
producen valores; prejuicios; definiciones sobre lo bello o lo siniestro. Autorizan o
estigmatizan sujetos. Producen verdades, sentido común, legitimidades e ilegitimidades
que constituyen modos del vivir juntos.” Florencia Saintout.
c- Lo que es posible e imposible. Con ello se moldean nuestro sentido de la mutabilidad de
nuestro ser en el mundo y las consecuencias del cambio, y se configuran nuestras
esperanzas.
La redefinición de los sujetos
La reelaboración de la visión del social supone una construcción del sujeto dominante y de los
sujetos dominados. En este sentido, la ideología los “interpela”. Y esta es una operación que
siempre es de re interpelación de los sujetos; “no hay individuos pre-ideológicos, sino que hay
sujetos libres sujetados.” La ideología construye una visión del grupo, a través de un proceso, por
lo cual el termino identificación probablemente sería más satisfactorio que el termino más estricto
de identidad. Y esta toma de conciencia se produce dentro de una lucha de hegemonías políticas.

Internalización de las demandas


Para Laclau la hegemonía se construye a través de la absorción diferencial de las demandas. Según
Therborn, las demandas antes de ser internalizadas pasan por tres procesos:
1- Negación
2- Desvalorización (en el sentido de un cambio de valencia)
3- Utopización (En su sentido negativo de irrealizables)

Lo que queda de estas demandas es parcialmente considerado e incluido dentro de la formación


hegemónica. Es el núcleo de una revolución pasiva, es un elemento de una hegemonía intelectual
y moral. Se toman las demandas y se las recupera en forma parcial y desde arriba, lo cual genera
consenso sin dar poder político. Es por eso que en la disputa hegemónica son cuestiones centrales:
el control del discurso público, de los aparatos ideológicos y de la instancia de auto reorganización
de los grupos, pero también de acceso (relativamente) autónomo a espacios estatales desde
donde podría avanzarse en la concreción de las demandas.

2.4 los tipos de aceptación de la dominación

La hegemonía será plena en la medida en que logre que los sujetos de las clases subalternas
piensen que son incapaces de alterar la situación en la que viven.

Los sujetos dominados creen que la realidad es tal cual como la describe la ideología dominante.
De este modo, no se ve la dominación... Los dominadores son concebidos como una casta aparte,
poseedora de cualidades superiores que son cualificaciones necesarias para dominar y solo los
dominadores poseen, derivadas de la descendencia y la educación.

En el caso en que los dominados si crean en su capacidad de gobierno, la dominación se articula


en base a una valoración positiva de la situación, se sienten representados por los dominados.

2.5 De los aparatos ideológicos a las mentes.

Para conocer el nivel de internalización de la ideología no alcanza con detectar el control sobre los
aparatos y el monopolio del discurso público. Se deben analizar que las operaciones discursivas
son realizadas desde esos lugares e indagar la manera en que son internalizadas en las mentes.
Existen dos tipos de modelos en la dinámica de procesamiento de información: Cuando un
discurso es escuchado el receptor analiza si las expresiones se ajustan a sus creencias personales o
sociales. Si eso pasa, entonces la opinión puede ser provisoriamente adoptada y asociada con el
acontecimiento en el modelo de acontecimiento (que describe la realidad y se archiva en la
memoria episódica) Si, en cambio, la evaluación es negativa, la opinión puede simplemente
atribuirse al hablante/escribiente y almacenarse en el modelo de contexto. El control sobre el
discurso público y los aparatos ideológicos operan buscando transformar los modelos de contexto
que poseen los receptores. Resulta más importante que el contenido del discurso. Legitimación
no tanto de los discursos sino de los enunciadores.

Existen dos niveles discursivos en la disputa ideológica.

a- El contenido especifico de los discursos y que justamente se podría analizar estudiando los
enunciados: El rango de estabilidad /flujo en los discursos. El foco se coloca en el rango de
los modos y las formas en los cuales los discursos son reproducidos en los textos,
transformados para producir un discurso hibrido o resistido por parte de discursos
opositores. Pues, en la medida en que consiguen ser naturalizados es aceptado como
sentido común.
b- Las operaciones que se especializan en modificar los modelos de contextos que los
receptores ponen en juego en el momento de la interacción discursiva. Estas operaciones
trabajan sobre los tópicos sobre Nosotros, al tiempo que suprimiendo la información
positiva sobre Ellos; distorsionan la coherencia discursiva a favor del objetivo ideológico
buscado, emplean determinado esquemas narrativos y estilos, y trabajan con la retorica.

3-Una hegemonía construida como la transformación de los modos de vida de las clases
dominadas.
Toda hegemonía tiene bases vivenciales en las que anclarse. Esta tercera lógica en la construcción
de hegemonía, es aquella que se basa en determinadas formas de vida. La dinámica social puede
transformar las condiciones de vida, tienen claros efectos sobre los modos de pensar. Y luego
existe la posibilidad de que estos cambios en los modos de pensar tengan un sentido favorable a la
hegemonía de la clase dominante.
La hegemonía nace de la fábrica y para ejercerse solo tiene necesidad de una mínima cantidad de
intermediarios profesionales de la política y de la ideología.
Para las nuevas generaciones, estas transformaciones en los modos de vida, al estar incluidas en
los procesos de socialización primaria, tienen efectos muy sólidos en la construcción de una visión
del mundo. Estas prácticas pre-ideológicas debido a la edad en que ocurren y por no transmitirse
como una visión posible, sino como una descripción sobre como es el mundo e incluso más allá,
como una simple “vivencia”. Entonces, la hegemonía también se construye sobre prácticas
individuales que, al estar constreñidas por las condiciones estructurales de la dominación social,
tienen un efecto reproductor de la hegemonía en tanto limitador de los horizontes de vivencias
posibles.

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