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ISSN: 1538-6279
centro-journal@hunter.cuny.edu
The City University of New York
Estados Unidos
CENTRO Journal
7
Volume xiv Number 1
spring 2002
Masculinidad
hegemónica,
sexualidad
y transgresión
Rafael L. Ramírez y Víctor I. García Toro
ABSTRACT
Masculinidad y poder
En la literatura feminista y en los estudios de género se destaca el tema del pode
como elemento constitutivo de la identidad masculina (Connell 1995; 1997; Kau
1997; Kaufman y Pineda 1991; Kimmel 1997; Scott 1996). Al respecto dice Kaufm
(1997:13): “El deseo de poder y control forma la parte fundamental de nuestra no
de masculinidad y también la esencia misma del proyecto de convertirse en hom
La aseveración anterior puede dar la impresión de que todos los hombres son
poderosos o tratan de serlo, por lo cual es necesario matizarla ante el hecho de q
hay hombres que no tienen poder. Existen hombres subordinados a otros homb
incluso a mujeres que se evalúan a sí mismos como seres desprovistos de poder. E
situación responde a que el poder de la masculinidad se construye y se expresa e
forma desigual en las relaciones homosociales y se articula con las desigualdades
existentes en las sociedades. Los hombres pobres y desposeídos son y siempre fu
víctimas de otros hombres (Mohammed 1996:16). Entender cómo se obtiene y s
ejerce el poder de los hombres requiere insertar el análisis del mismo en el conte
de las relaciones estructurales y en los diversos escenarios en que se expresa el p
También es necesario entender la vinculación del poder con el sistema de clases
sociales, las desigualdades, el racismo, la violencia y otros dispositivos de opresió
exclusión económica y social.
El poder se entiende, tradicionalmente, como la capacidad para dominar, cens
reprimir, controlar o subordinar los actos, deseos y los espacios del otro, de aque
no lo tiene. Desde esa óptica, el poder exige obediencia y presupone la capacida
para sancionar a quienes lo resisten o no acatan las exigencias y mandato de quie
lo tienen y lo ejercen. Se entiende que el poder de algunos radica en la falta de po
de otros. Como consecuencia, el poder se hereda, se adquiere, se ejerce, se conse
se pierde o se comparte. Gran parte de estas formulaciones sobre el poder se
expresaron en el contexto del Estado y parten de la clásica definición de Weber
(1960:180): “Por poder entendemos la posibilidad de que un hombre o un grupo
hombres lleve a cabo su propia voluntad en una acción comunitaria o incluso en
contra de la resistencia de otros que participan de la acción”2. El concepto de po
que se utiliza en este artículo proviene de Foucault (1977); se puede llamar poder
estructural, poder que confirma el campo social de acción, posibilita ciertos
comportamientos e imposibilita otros (Wolf 1990:587.) Foucault sostiene que el
poder no es un privilegio de un grupo dominante que se ejerce sobre los domina
Para él, el poder no es unitario, no es exclusivo de una persona o grupo. Por el
contrario, el poder es inmanente, el mismo surge de las relaciones humanas
estructuradas basándose en principios de desigualdad. Para Foucault las relacion
poder surgen de “las divisiones, desigualdades y desequilibrios” en las relaciones
sociales. Dice, asimismo, que el poder es omnipresente, que él mismo se ejerce “
distintos puntos en las relaciones”. Es por ello que “el poder está en todas partes
reproduce en la vida cotidiana. Entiende a su vez que los dominados también son
entes activos en la producción y reproducción de las relaciones de poder. Por últ
este filósofo considera que donde hay poder también existe la resistencia, rebeld
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que surge de las relaciones mismas y que se expresa en una multiplicidad de form
En resumen, para Foucault el poder tiene cuatro elementos principales: 1) la
multiplicidad de las relaciones de fuerza; 2) los juegos que transforman, refuerza
invierten esas relaciones; 3) los apoyos que éstas encuentran unas en otras y 4) la
estrategias que se usan para hacerlas efectivas. Quiere decir que el poder estruct
consta de cuatro elementos principales que son: las relaciones de fuerza, los proc
los apoyos y las estrategias.
Esta concepción de poder se aplica al presente estudio de la construcción de l
masculinidad en Puerto Rico. De esta forma surgen las siguientes preguntas: ¿En
fuerzas se fundamenta el poder de los hombres? ¿Cuáles son sus juegos de poder
¿Qué estrategias ellos usan para hacer efectivas las fuerzas de poder? ¿Cuáles son
escenarios en que los hombres ejercen el poder? ¿Cómo se articula el poder con
identidades y las sexualidades masculinas? Por último, ¿cómo los hombres en Pu
Rico ofrecen resistencia al poder de la masculinidad hegemónica?
Según se planteó anteriormente, el poder de la masculinidad se entronca en el
contexto de las relaciones sociales en que éste se expresa (Lewis 1994). Las
diferencias de clase, las desigualdades económicas y políticas, el racismo y la
etnicidad ubican a los hombres y a las relaciones homosociales en un sistema
jerárquico. Existen, por lo tanto, distintos niveles de diferenciación y de relativa
igualdad entre los hombres mismos, dependiendo de su ubicación en esa jerarqu
de los distintos escenarios en los cuales transcurren sus vidas cotidianas. De acue
con Kimmel (1997), la masculinidad es un conjunto de significados cambiantes q
construyen por medio de la relación consigo mismo, con los otros y con el mund
El acceso diferencial de los hombres al poder y al control conlleva reconocer la
existencia de una multiplicidad de masculinidades. La masculinidad no es un conj
de normas inmutables, estáticas, invariables y fijas, las cuales dictan y obligan a to
los hombres puertorriqueños a pensar, sentir y actuar de formas determinadas. La
masculinidad no es unitaria. En Puerto Rico coexisten una multiplicidad de
masculinidades que emergen y se transmutan, en las cuales se borran y se rehacen
constantemente las fronteras de las representaciones de la sexualidad y del género
La visión de la masculinidad como construcción estática, unitaria y homogén
proviene del modelo de masculinidad hegemónica que, de acuerdo con Mosse
(1996), es un estereotipo convertido en norma por la naciente burguesía europe
partir de fines del siglo dieciocho. Los atributos principales de esa masculinidad
hegemónica son, de acuerdo con este autor, la destreza física, una postura espec
apariencia, moderación, ejercicio del control, servicio y dedicación a una causa
superior, valor moral y agresión. El honor, el valor y la voluntad son los tres gran
atributos de la masculinidad hegemónica occidental cuya construcción se refue
en la comparación con los otros, con aquellos que no poseen o no se le reconoc
los atributos deseados.
Los planteamientos acerca de la masculinidad hegemónica (Connell 1995;
Donaldson 1993; Vale de Almeida 1996) parten del concepto gramsciano de
hegemonía. La hegemonía es la supremacía social, el dominio en la organización
Estado y de la sociedad civil de un grupo que reclama e impone su predominio e
relaciones sociales y en la vida cultural. El grupo hegemónico se conserva en el p
manteniendo la dirección ideológica de la sociedad. La hegemonía requiere una
articulación entre el ideal cultural y el poder institucional, es fenómeno colectivo
encarnan los individuos. Al aplicar el concepto de hegemonía a los estudios de la
masculinidades, Connell (1997:39) define la masculinidad hegemónica como:
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que en otras sociedades del Caribe y la América Latina, los homosexuales, los
afeminados y los hombres considerados delicados o débiles4 son tratados como
subordinados. Independientemente de su riqueza, relieve o alta posición en la
jerarquía social, estos hombres usualmente no reciben la deferencia y el respeto
reciben otros hombres.
“Los poderosos son gente que son libres, la gente que son libres
mentalmente, yo soy uno de ellos, yo soy una persona libre y no
necesito, este, esconderme. No tengo nada. No tengo nada, soy un
hombre que tengo la verdad, ando con la verdad, no tengo que decir
una mentira.”
“Tal vez no soy la persona cien por ciento así seguro, pero tengo, qué
sé yo, un grado de seguridad y autoestima. Eso me da poder. Tengo
poder de convencimiento, tengo poder de convocatoria, con la gente,
con amistades.”
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Hegemonía y subordinación
La masculinidad subordinada que hemos identificado en Puerto Rico es la
identidad homoerótica. El homoerotismo es la atracción erótica y las práctica
sexuales entre personas del mismo género. Para Boswell (1980:44) éste consist
“todos los fenómenos sexuales entre personas del mismo género, ya sean resul
de una preferencia consciente, de un deseo subliminal o de exigencias
circunstanciales”. En su famoso estudio sobre homosexualidad en la antigua
Grecia, Dover (1978:1) la define como: “Preferir buscar el placer sensorial por e
contacto corporal con personas del propio sexo en lugar del contacto con el ot
sexo”. Para Ruse (1988:1) un homosexual es alguien que siente atracción erótic
miembros de su propio sexo y añade: “Por atracción erótica entiendo (como
mínimo) fantasear sobre encuentros sexuales, uno muy bien podría sentirse at
por alguien sin que la atracción sea erótica”. Pronger (1990) indica la importan
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Sexualidad y transgresión
En Puerto Rico el mundo del homoerotismo se conoce como el ambiente (Ramíre
1999). El mismo es tan heterogéneo, diferenciado y complejo como el mundo de
heterosexualidad, del cual no está totalmente segregado. Uno y otro se entrecruza
constantemente en el ámbito de las relaciones familiares, los centros de trabajo,
escuelas y universidades, centros comerciales, lugares de ocio, calles y plazas, parq
playas y vecindarios. En Puerto Rico no existen los vecindarios gay en un sentido
estricto como se encuentran en otras ciudades del mundo, pero hay áreas donde s
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El homoerotismo oportunista
En Puerto Rico un hombre puede tener relaciones homoeróticas sin menoscabo de
identidad masculina si se comporta como activo. El salvaguardar la identidad de hom
requiere no asumir posturas femeninas y establecer limitaciones al contacto físico. E
activo puede penetrar al otro, al pasivo, de forma oral o anal pero no permite ser
penetrado. Tampoco besa al otro en la boca ni le toca el pene. El predominio de la n
cultural ideal no impide que puedan ocurrir transgresiones en los encuentros sexuale
homoeróticos siempre y cuando se mantenga la dicotomía entre activo y pasivo adem
del silencio, “que nadie se entere” y “no se lo digas a nadie”. Los encuentros sexuales
entre activos y pasivos se distinguen por una variedad de manifestaciones de juegos d
poder en los cuales se ubican ambos sujetos. Lo expuesto anteriormente no significa
todos los hombres puertorriqueños están disponibles para encuentros homoerótico
calidad de activos. Intervienen en esta actividad sexual las diferencias de clase, la eda
accesibilidad a relaciones sexuales con mujeres. El no tener mujeres disponibles para
satisfacer sus necesidades sexuales puede llevar a ciertos hombres a actuar como act
en relaciones con otros hombres, como ocurre en las prisiones. Este tipo de
homoerotismo puede darse también por razones económicas, en una transacción en
cual los pasivos pagan por los servicios sexuales de los activos. El entrar en relaciones
homoeróticas como activos no significa que esos hombres tienen una identidad
homoerótica. La práctica del homoerotismo es independiente de la identidad sexua
Identidad es la representación del conjunto de experiencias que dan sentido a
concepto que el ser humano tiene de sí mismo. La identidad, como señala Fuller
“desempeña un rol estructurador que no sólo da coherencia a la existencia, sino q
establece un puente entre la experiencia individual y la vida social” (1997:17). La
identidad es una compleja articulación de variables entre las cuales se destacan
nacionalidad, etnicidad, color, clase, género y sexualidad. Al estudiar la identidad
como dice Gutman (1996:17), se debe enfocar en lo que el sujeto tiene que decir
hacer para que se le reconozca la representación que reclama. La identidad sexua
la percepción que tiene la persona de su sexualidad y de su pertenencia a determ
categoría sexual. La sexualidad es una construcción cultural e histórica que parte
un sustrato biológico, de las energías y capacidades del cuerpo humano. La sexua
se expresa en guiones, en un conjunto de normas e ideas que dictan las formas de
pensar y actuar que reglamentan sus expresiones (Simon y Gagnon 1984). En tod
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El homoerotismo homófobo
La homofobia es el conjunto de creencias, prácticas y normas que expresan mied
irracional y odio hacia las personas que prefieren las relaciones sexuales y amoro
con seres de su propio género. El estímulo del rechazo a esta preferencia sexual e
causa de injurias, discriminación y violencia hacia las personas homoeróticas. Se
fundamenta en la ignorancia para promover el temor y el desprecio hacia
homosexuales y lesbianas. La misma tiene cuatro manifestaciones principales: la
homofobia criminal, que se expresa en los llamados crímenes de odio, en los cua
personas con preferencia sexual hacia su propio género son asesinadas con extre
crueldad y violencia; la homofobia institucional en sus dos vertientes, la que
criminaliza las prácticas sexuales entre personas del mismo género y la de las
prácticas discriminatorias, indiferencia y negligencia hacia los derechos y reclam
homosexuales y lesbianas; la homofobia cultural o conjunto de creencias, actitud
comportamientos; y, por último, la homofobia interna. Esta última es la homofo
que incorporan a su psique y sus comportamientos aquellos hombres y mujeres q
no aceptan su preferencia sexual y amorosa hacia personas de su propio género.
respecto a ella dice Schifter (1997:10): “es el odio contra el gay que éste mismo ha
aprendido por vivir en una sociedad hostil”.
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El homoerotismo transgresor
El homoerotismo transgresor impugna y reta el poder de la masculinidad hegem
y subvierte su discurso moralizador. Es contra-hegemónico y contestatario porqu
altera las bases en que se fundamenta la heteronormatividad. La búsqueda del pl
en el mundo del homoerotismo subvierte lo masculino heterosexual (Donaldson
1993:648) al proclamar el placer de penetrar o ser penetrado y el disfrute de los
cuerpos masculinos en una sexualidad cuya prohibición exacerba el deseo. El
homoerotismo transgresor trasciende las prácticas sexuales. Es una toma de
conciencia, un conjunto de creencias, símbolos, vivencias y una mentalidad que
celebra y afirma una identidad contra-hegemónica. Significa el rechazo y la
transformación simbólica de los estigmas de la homosexualidad. El reclamo de
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Conclusión
En una sociedad como la puertorriqueña, en la cual las identidades masculinas
homoeróticas están subordinadas, devaluadas y estigmatizadas y la sexualidad
homoerótica está criminalizada, la vida para estos hombres es dura (Lancaster 1
No es posible para todos ellos, especialmente para los que tienen relaciones tan
con hombres como con mujeres, manifestar abiertamente sus identidades y sus
preferencias sexuales. Por ello, el encubrimiento de la identidad sexual, la discr
y el clandestinaje11, se convierten en estrategias para resistir el poder de la
masculinidad opresora y llevar vidas imbuidas en el homoerotismo. Tanto los
anteriores como aquellos que públicamente manifiestan su identidad homoerót
luchan abiertamente contra la discriminación y la opresión, contribuyen a mina
poder de la masculinidad hegemónica.
Aunque en Puerto Rico el homoerotismo es una masculinidad subordinada, su
reafirmación como identidad contestataria de la masculinidad hegemónica se pla
en cada reclamo de igualdad y paridad que hacen los sujetos homoeróticos, tanto
la intimidad como en la esfera pública. La práctica de una sexualidad libre de jue
de poder, el disfrute de los cuerpos masculinos, proclamar el placer de penetrar y
ser penetrado, el cultivo de la afectividad y la ternura entre los hombres, el recha
de la competencia y la promoción de la lealtad, la solidaridad y el compañerismo
todas ellas aportaciones del homoerotismo transgresor para transformar a los
hombres y las relaciones de género. El descubrimiento erótico que aporta el sexo
entre hombres se expresa en una coyuntura de cambio social que requiere nuevo
espacios y otras respuestas a la diversidad y fluidez de las identidades y sexualida
masculinas. Una sexualidad de liberación y una liberación de la sexualidad son re
impugnaciones al dominio masculino.
i
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NOTES
1 Una version preliminar de este artículo aparece como working paper en Ramírez,
García-Toro y Cunningham (Forthcoming). El marco conceptual elaborado por Ram
García Toro se incorporó a un proyecto de investigación sobre Identidades y Sexuali
Masculinas en Puerto Rico. La investigación se hizo con el auspicio del Centro de
Investigación y Educación de VIH/SIDA, el Fondo Institucional para la Investigació
(FIPI) del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y además recibió
fondos RCMI-NIH # 2612 RR 03641-11. En el presente artículo aparecen datos que
incluyen en el artículo anterior y se amplia el análisis del poder de la masculinidad
hegemónica y el discurso moralizador de la misma. Los autores agradecen los comen
al texto hechos por Ineke Cunningham y la revisión de Luis Solano Castillo, así com
colaboración de Idelisa Paz y Myriam I. Vélez Galván en el diseño del diagrama de la
masculinidades.
2 Traducción de Rafael L. Ramírez, al igual que todas las citas de libros y artículos
aparecen en inglés en la bibliografía.
3 Un ejemplo de complicidad es cuando hombres marginados que no disfrutan de
poder político apoyan a hombres hegemónicos que obstruyen el acceso de las mujere
posiciones de poder y privilegio.
4 En Puerto Rico los llaman mongos.
5 Los siguientes dichos populares representan ambas corrientes: "patá de yegua no
mata caballo" y "solterón maduro, maricón seguro".
6 El proyecto se inició con entrevistas a un grupo de hombres heterosexuales de c
trabajadora, un grupo de hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y otro de
hombres presos por crímenes violentos. Los últimos dos grupos los componen homb
estigmatizados por su identidad sexual o por estar confinados en una institución
carcelaria. Al mismo tiempo, ambos son más vulnerables que otros hombres a la viol
y a las infecciones de transmisión sexual.
7 En las sociedades hispanas se conocen 106 términos para designarlos (Murray y
Dynes 1995: 180-192).
8 Con excepción de las tres iglesias gay establecidas en el área metropolitana de S
Juan y algunas de las iglesias protestantes históricas.
9 En la huelga de los empleados de Telefónica de Puerto Rico, motivada por la ven
la compañía a una empresa privada, se cantó, entre otros, el siguiente estribillo contr
gobernador Pedro Roselló. (Piquete frente a Celulares Telefónica, Hato Rey, 9 de jul
1998, 12:30 de la tarde).
Solista Roselló es testarudo.
Coro Hay que darle por el culo.
10 Comunicación por correo electrónico con Joe Decker, 1 de agosto de 2001.
11 En sus estudios de la homosexualidad en hombres mexicanos de las clases
trabajadoras, Carrier (1995:189) concluye que el encubrimiento y el clandestinaje son
estrategias principales que usan estos hombres. Sus grandes temores son que sus
familiares, amigos y vecinos los vean en compañía de hombres afeminados o frecuen
lugares de reunión de homosexuales.
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