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Durante la etapa de la emancipación, Huánuco fue una de las primeras

ciudades en impulsar la independencia del Perú, a comienzos del siglo XIX.


Inclusive figura como 15 de diciembre de 1820, la primera jura de
independencia, tras una serie de levantamientos en Huamalíes, Huallanca y
Ambo

Descubierto el Perú, en 1524, Francisco Pizarro financió y planeó la conquista


y colonización de las Nuevas Tierras de Castilla de Oro. En efecto, con fines de
ganar el Imperio del Tahuantinsuyo, armó, en Panamá, una expedición militar,
llegando sus barcos y sus hombres a Tumbes, en 1532. Sometida aquella
región, en su segundo viaje, Pizarro y los suyos emprendieron marcha al
interior del país, remontando los Andes hacia Cajamarca, donde apresaron a
Atahualpa, éste mando emisarios por todo el Imperio para que recogiesen el
oro y plata que debería abonar para su rescate. Junto con ellos Pizarro envió al
sur una expedición al mando de su hermano Hernando, para explorar el
desconocido territorio. El capitán español siguió la ruta y por el camino de
Cajamarca a Huamachuco, llegando a Pachacámac por el camino incaico de la
costa. Al enterarse que Challcuchimac se hallaba en Jauja, paso a esta ciudad
incaica, regresando de ella a Cajamarca por Wanuko o Huánuco Viejo.
. Hernando Pizarro y su comitiva, en marzo de 1533, fueron los primeros
cristianos que pisaron suelo huanuqueño. Miguel de Estete unos de los
expedicionarios expresa su admiración por la urbe incaica y describe la meseta
en que está ubicada. Preso Huáscar, era conducido a Cajamarca. Pero
habiendo recibido Challcuchimac orden secreta de Atahualpa, quien temía que
Pizarro lo proclamara Inca en su lugar, lo mandó matar en Andamarca, cerca
de Jauja arrojándose sus restos al río Guambo o Mantaro. De esta muerte
Pizarro culpó directamente a Atahualpa, lo cuál condenó al Inca cautivo, siendo
ahorcado en la mañana del sábado 26 de julio de 1533. Al mes y días de esta
ejecución, Pizarro marchó con sus tropas al Cusco, pasando por Huánuco Viejo
a mediados del mes de septiembre de 1533 Después de la toma de la capital
del Imperio Inca por los españoles y la dominación de su territorio desde
Tumbes al Callao, sobrevino la rebelión de Manco Inca, hermano de Atahualpa,
1535. El levantamiento fue respaldado por los jefes indios en toda la extensión
ocupada por los invasores. Illathupac, joven Capitán descendiente de Túpac
Yupanqui, natural de Huánuco Viejo (Wanuko), que se hallaba sublevado desde
que Pizarro quemara a Challcuchimac en Jauja, 1534, luego que vence a
Manco II los españoles se disputaron el territorio y comenzó la lucha armada
entre Almagro y Pizarro por los límites de sus gobernaciones La Nueva Castilla
y la Nueva Toledo.

Derrotado Almagro en la batalla de Las Salinas, el 26 de abril de 1538 y


ejecutado en el Cusco. Hernando Pizarro para calmar a sus tropas mandó que
éstas ingresaran a regiones desconocidas. Al Capitán Alonso de Mercadillo, le
encomendó poblar y descubrir a los Guancachupachos, por cuyos linderos se
encontraba Illathupac. A mediados de 1538, Mercadillo salió del Cusco con
rumbo a Jauja, estando ya en Jauja Mercadillo envió a Lope de Martín a Lima
para que buscara refuerzos y partir así a la región de los guancachupachos, y
se internaron hacia el oriente en las Pampas de Junín, siguiendo luego el curso
alto y bajo del río Huallaga, había pasado por el Pongo de Aguirre, sobre el río
Huallaga y llegado a la provincia de los Maynas, en la zona baja del río
Marañón. Aunque vencido su pariente Manco, que se refugió en las montañas
de Viticos, Illathupac se mantuvo en armas. Se proclamó Inca, teniendo como
centro de sus operaciones Huánuco Viejo, controlando desde Bombón al Sur y
Huaylas al Norte, se enfrentó a Alonso de Alvarado que iba a la conquista de
Chachapoyas. Pizarro para terminar con la sublevación de Illathupac mandó a
Gómez de Alvarado "El Viejo". La rebelión de Illathupac, más que el reparto de
nuevas encomiendas, fue el principal motivante de la fundación de la ciudad de
León de Huánuco. Como se verá más adelante en 1542, el capitán Puelles fue
enviado a Huánuco por Vaca de Castro para someter a Illathupac, el jefe indio
huanuqueño permaneció guerreando hasta agosto de 1542, en que fuera
apresado por Juan de Vargas Cieza, con la muerte de Illathupac se pudo
pacificar esta región y poblarse la ciudad de León de Huanuco de los
Caballeros.

ÉPOCA DE LA EMANCIPACIÓN

La dominación, el abuso y la explotación del régimen español a los indígenas


huanuqueños hicieron que surgiera en los indios la idea de exterminar a los
opresores españoles. Las gestas emancipadoras de Huánuco forman parte de
los movimientos sociales libertarios en el siglo XVIII en contra de los
corregidores, doctrineros, visitadores y oficiales reales. A estas rebeliones se
sumaron criollos, mestizos y vecinos poco dispuestos a seguir tolerando
abusos, olvidos, injusticias y explotación. En 1732, hubo insurgencia de los
indios de Baños y Jesús negándose a pagar los excesivos tributos, más tarde
en los años de 1764 y 1774, se hizo pública la protesta contra el Corregidor
don Andrés Fonegra y el cura de Baños don Andrés Garro, quienes
extorsionaban a los indios y mestizos del Corregimiento.

En 1777 una sublevación de trágica consecuencia en el pueblo de Espíritu


Santo de Llata contra el Corregimiento de Huamalíes por los abusos de los
corregidores don Francisco Salas y Villela y don Ignacio de Santiago y Ulloa
respectivamente. A fines de julio de 1777, estalló la revuelta; en ocasión de la
visita a Llata del Teniente de Corregidor Coronel don Domingo de la Cajiga y el
Jefe de las Milicias Capitán don Josef de la Cajiga, cuñado y sobrino del
Corregidor, para el cobro a los naturales de los tributos, y otros renglones de
sus negocios. En efecto el pueblo, formado por indios y mestizos, se amotinó
en su deseo de terminar con la opresión española y sus malos funcionarios. Al
enterarse los vecinos de Llata de la llegada de los Cajiga y su comitiva
rodearon la casa donde se habían alojado y los atacaron con armas
contundentes y blancas, sus cadáveres fueron arrastrados por las calles,
destruyendo los patrones o papeles de cobranzas e incendiando su residencia
y enseres. La insurrección se extendió a los pueblos de Miraflores, Puños,
Punchao y Singa. Organizándose grupos armados, acopiándose armas y
pólvora para la resistencia y para atacar a las tropas del Corregidor Santiago y
Ulloa, que estaba en Quivilla (sede del Corregimiento). Al enterarse en Lima de
los trágicos sucesos y que la rebelión se extendía por otros pueblos del
Corregimiento; alarmado el Virrey, para sofocarla, preparó una expedición
armada a la que debían aunarse refuerzos de Tarma. La sublevación duró
hasta el mes de septiembre de aquel año, en que las tropas realistas al mando
del Corregidor interino don Juan Echevarría ingresaría a Llata. Los indios
huanuqueños prosiguieron su lucha contra las autoridades españolas,
preparando así el ambiente propicio para la histórica Revolución de Huánuco
de 1812, que fue obra también de los indios y mestizos de Huamalíes,
cansados de soportar la tiranía española.
El sábado 22 de febrero de 1812, los indios de Panao, Pillao, Acomayo, Santa
María del Valle, Malconga, Pachabamba, Pomacucho y Churubamba en son de
guerra marcharon hacia Huánuco, el domingo 23 a mediodía los sublevados a
cuya cabeza venía José Contreras, como su jefe penetraron a la ciudad
apoderándose del Cuartel y de las armas que allí guardaban. El 26 de febrero
se convocó a Cabildo para constituir una Junta que gobernase la ciudad;
reunión que tuvo lugar en la casa de los Berrospi, se nombró como
Subdelegado a Don Domingo Berrospi, comandante de Infantería al Capitán
don Antonio Tafur. Se designó también como General en Jefe a don Domingo
Berrospi y como a su Teniente General a don Juan José Crespo y Castillo, por
las malas acciones de Berrospi fue declarado traidor. Con acuerdo de los
principales dirigentes se proclamó y aclamó a Juan José Crespo y Castillo
como General Jefe Político y Militar de la Revolución. Al asumir el mando,
juró .derramar su sangre por la ciudad y por los indios. Organizó el mando de
las tropas para proseguir la campaña y propagación de la revolución; y fue él
quien dictó disposiciones precisas para ir a Ambo, tomando definitivamente la
ciudad el 5 de Marzo, la insurrección se extendió a Huácar, Cayna,
Pallanchacra, Chacayán, Tapuc y Yanahunaca, cuyos agitadores fueron los
mestizos y los alcaldes de dichos pueblos La caída de Ambo se celebró en
Huánuco con fiestas y júbilo.
Apenas se supo del pronunciamiento de Huánuco, los patriotas de Huamalíes
se declararon por dicha causa, solicitando órdenes a sus dirigentes. Los
sucesos de Huánuco se comunicaron al Intendente de Tarma don José
Gonzáles de Prada quien los hizo saber al Virrey de Lima. Abascal mandó que
Gonzáles de Prada, saliese en campaña y realizase cuanto fuera necesario al
pronto restablecimiento del orden, autorizándole para los gastos a realizarse.
Recomendándole que la expedición constase de 600 hombres, éste acatando
las instrucciones salió a enfrentarse a los patriotas. De la capital de la
Intendencia la Villa de Tarma, se dirigió a Cerro de Pasco y de esta localidad
por la quebrada de Huariaca marchó al pueblo de Ambo donde estaban ya
aguardando los patriotas huanuqueños, destacaron también: Manuel Beraún,
Antonio Flores, Gregorio Espinoza, Fray Durand Martel. Crespo y Castillo
decretó movilización general para enfrentar a los españoles y salieron a
campaña hasta mujeres y muchachos, con dirección a Ambo; antes de que las
tropas del Rey llegasen a dicho lugar. El ejército insurgente, de 3 a 4 mil
hombres, poco más o menos formado, en su mayoría por indios chupaychus y
panatahuas en cuyas filas se contaban hasta ancianos, mujeres y niños
armados de hondas, palos, lanzas unos 100 fusiles y dos cañones de Maguey.
Los mestizos huanuqueños fueron los que manejaban los fusiles y cañones. El
sábado 16 de marzo, González de Prada arribó a Ambo con 500 hombres y 4
cañones, en Ambo recibió varias comunicaciones de la Junta de Huánuco,
entre las que se expresaba que si pasaba a aquella ciudad, 5000 hombres
resistirían su marcha.

En las primeras horas del miércoles 18 los patriotas se acercaron a


inmediaciones del puente tratando de defender, pero los realistas pasaron el
puente e hicieron retirar a los patriotas los cuales se dispersaron y otros
huyeron a refugiarse. González de Prada avanzó con sus tropas ingresando el
21 de marzo a la ciudad de Huánuco y despachó comisiones para capturar a
los caudillos fugitivos, después de semanas de búsqueda en los primeros días
de abril don José Crespo y Castillo fue apresado y conducido a Huánuco, fue
procesado junto con otros connotados huanuqueños, se le condenó a ser
fusilado por la Audiencia de Lima. En cumplimiento de dicha sentencia en la
Plaza Mayor de la ciudad de Huánuco en la mañana del día 14 de septiembre
de 1812 fueron fusilados Juan José Crespo y Castillo y don José Rodríguez y
ahorcado Norberto Haro, las últimas palabras de Crespo y Castillo fueron:
Muero yo, pero mil se levantarán para ahorcar a los tiranos. ¡Viva la libertad!
Con un ideal de independencia y libertad, donde participaron clérigos, criollos y
mestizos, cholos e indígenas de Huánuco, Panao, Huamalíes, Conchucos,
Huaylas y Cajatambo.

La ciudad de Huánuco se pronunció por la independencia el 9 de diciembre de


1820. El acto solemne se realizó, apenas llegaron las noticias sobre el avance
del ejército libertador en la sierra central, en particular el triunfo del coronel
Álvarez de Arenales en Pasco, ocurrido el 6 de diciembre, que forzó a los
realistas a retirarse hacia el sur y dejó toda la región libre del dominio realista.
Toda la provincia se adhirió a este pronunciamiento. La ciudad nombró dos
delegados, Ignacio Prado y José de Abarca, como portadores de este acuerdo
ante el coronel Arenales, poniendo todos los recursos del lugar a disposición
del ejército emancipador. En reciprocidad, Arenales envió dos emisarios,
Nicolás Herrera y Pablo Cherres, encargados de formalizar el vínculo político
entre la provincia de Huánuco y las demás provincias emancipadas. El primer
paso fue la jura solemne de la independencia en la plaza mayor el 15 de
diciembre. Fue designado como alcalde mayor Eduardo Lúcar y Torre y, como
comandante de armas de la provincia, José Figueroa. En el aspecto militar, la
provincia quedó bajo la autoridad del coronel Francisco de Paula Otero
encargado de coordinar la contribución a la campaña emancipadora de las
provincias de la sierra central. Durante 1821, Huánuco contribuyó con varios
centenares de voluntarios al ejército patriota, incluyendo un batallón de
guerrillas, al mando de Jacinto del Risco, encargado de patrullar el “paso de los
Andes” en la franja occidentales de las provincias. En 1822 se formó el batallón
“Huánuco”, formado y aprovisionado por huanuqueño, que sostuvo diversas
escaramuzas con el ejército realista entre 1822 y 1823, manteniendo a raya
cualquier intento de avance territorial del enemigo. Lamentablemente, el
batallón experimentó un caso de infiltración de agentes realistas, que derivó en
un intento de motín prontamente debelado. Los implicados fueron juzgados en
forma sumaria y fusilados el 16 de abril de 1823.
Otra página dolorosa fue la severa derrota militar sufrida poco después en el
Callejón de Macón, en la ruta hacia Tarma, por falta de pericia del sargento
mayor Pedro Barrón, que permitió una emboscada de los realistas. El batallón
fue reorganizado, labor en la que destacaron los oficiales huanuqueños
Joaquín Debausa y Jacinto del Risco. El batallón “Huánuco” tuvo encuentros
victoriosos defendiendo la región en la zona de Ambo y Huamalíes, y tuvo el
mérito de cerrar filas, apoyando la causa defendida por el coronel Otero,
cuando Francisco de Vidal, en representación de José de la Riva Agüero,
exigió dar la batalla en defensa de dicho dictador en contra del Congreso y de
Simón Bolívar. Entre los días 11 de enero y de 6 de febrero de 1824, el general
Antonio José de Sucre estuvo en la ciudad de Huánuco, formalizando la
incorporación de dicho batallón a la División Peruana del ejército libertador y
disponiendo diversas medidas administrativas y logísticas. En junio de 1824, el
batallón “Huánuco” marchó a Huaraz, para sumarse a la División
correspondiente. Las guerrillas locales fueron incorporadas a una red de
destacamentos que debían cubrir coordinadamente toda la franja cordillerana
entre Huánuco y Yauli, bajo un comando central ejercido por el general Miller,
quien estuvo en Huánuco el 13 de junio para poner en marcha estas
disposiciones. El 9 de julio llegó a Huánuco el propio Bolívar, acompañado de
sus principales comandantes, entre ellos los generales Andrés de Santa Cruz y
Agustín Gamarra, y su ministro plenipotenciario Faustino Sánchez Carrión, y
recibió amplios honores. Fue su anfitrión don Pedro Antonio de Echegoyen, en
cuya solar, según se contaba en esos días, la bella dama huanuqueña
Manuelita Ruiz, requerida de amores por su excelencia, escapó con gran
dificultad descolgándose por una ventana, burlando al afanado seductor. La
estadía del Libertador en Huánuco fue la antesala de la gran movilización de
tropas, reunidas pocos días después en Rancas (Pasco), que enfrentó al
ejército virreinal en Junín.

Además de los próceres Juan José Crespo y Castillo y Gabriel Aguilar, que
murieron heroicamente por la causa emancipadora, han sido también patriotas
notables los coroneles Domingo y Juan Antonio Valdizán, combatientes de las
campañas de Junín y Ayacucho. Fue ilustre patricio y fundador del poder
legislativo Manuel Antonio Valdizán (hermano de los coronales mencionados),
fervoroso patriota desde sus días de estudiante carolino en Lima, quien llegó a
ser diputado por su provincia en el primer Congreso Constituyente (1823).
Estuvo entre los legisladores que no aceptaron las ambiciones dictatoriales del
presidente José de la Riva Agüero (agosto de 1823) y respaldó la política
bolivariana (1824-1925). Fue nuevamente representante de Huánuco en el
Congreso de 1826, en las legislaturas de 1829-1831, y en la Convención
Nacional de 1833-1834. Valdizán también impulsó la navegación fluvial en la
zona oriental del departamento y condujo personalmente en 1834 una
expedición que recorrió el Pachitea estudiando las condiciones de la
navegabilidad del Mayro o Sarayacu. También ha sido destacado parlamentario
huanuqueño de los primeros días de la República Gregorio Cartagena, jurista y
teólogo que fue el primer director del Colegio de Ciencias de Huánuco, luego
secretario del Congreso en 1828 y diputado en 1832 y 1839, destacando por su
férrea posición progamarrista. En las décadas siguientes Huánuco siguió
siendo pródiga en aportar caudillos parlamentarios. Tenemos entre los más
notables al coronel Mariano Ignacio Prado, constituyente (periodo 1855-1857) y
luego presidente de la Cámara de Diputados (periodo 1873-1876) antes de
erigirse en presidente de la República; a Luciano Benjamín Cisneros (elegido al
Congreso en 1858, 1873 y 1876), cuya hidalga defensa de la ley obligó a
renunciar, en 1873, al ministro de Gobierno de Manuel Pardo, Francisco Rosas,
implicado en el encubrimiento del asesinato en una cárcel de Huánuco de dos
militares insurgentes: Mariano Herencia Zevallos y Domingo Gamio; también
son importantes el coronel Federico Ríos (elegido de 1868 y 1970), José
Manuel Elguero (elegido en 1867) y Pedro Caballero (elegido en 1867) y Pedro
Cabalelro (elegido en 1879).

En Chile se organizó la escuadra libertadora de Don José de San Martín. Para


esto contó con el respaldo de OHiggins y el financiamiento de la burguesía
comercial chilena. Este sector estaba muy interesado en introducir sus
mercancías –especialmente el trigo- libre de aduanas en el Callao, como lo
había prometido el Libertador argentino.

La escuadra fue organizada inicialmente por el chileno Blanco Encalada, pero


poco después se contrató al almirante escocés Tomás Alexander Lord
Cochrane. En enero de 1819, Cochrane hizo un primera incursión en aguas
peruanas, llegando a bloquear y bombardear el Callao. También pasó por
Huacho, Huaura, Supe (cuyo cabildo declaró su independencia), Huarmey y
Paita. En estos puntos sus comisionados distribuyeron propaganda patriota y
cartas a importantes personalidades criollas para que se adhieran a la causa
emancipadora.

Cumplida su misión Cochrane regresó a Valparaíso en junio, pero se embarcó


en una segunda expedición en setiembre del mismo año. En esta ocasión
también bloqueó el Callao y llegó a tomar el puerto de Pisco. Después de
amedrentar al enemigo y de recoger a muchos voluntarios peruanos, el marino
escocés regresó a Chile donde llegó a tomar la fortaleza realista de Valdivia
(febrero de 1820). En esta importante acción se distinguió el joven
chancayano Francisco Vidal, llamado “primer soldado del Perú”.
El Ejército Libertador desembarcó por la bahía de Paracas el 8 de setiembre
de 1820. Inmediatamente las tropas se movilizaron hacia Pisco donde
asentaron su cuartel general. San Martín recibió la propuesta del virrey
Joaquín de Pezuela para negociar una solución pacífica. Los representantes de
ambos jefes se reunieron en la histórica Conferencia de Miraflores. La
propuesta sanmartiniana fue proclamar la independencia del Perú para
implantar una monarquía constitucional; mientras que la propuesta del Virrey
fue el retiro de las fuerzas invasoras y el acatamiento de la Constitución de
Cádiz que había vuelto a tener vigencia en España.

Al romperse las conversaciones San Martín envió una expedición a la sierra


central con 2000 hombres y abundantes armas y municiones. El jefe era José
Álvarez de Arenales y sus misión formar partidas guerrilleras en Huamanga,
Huancavelica y Tarma para bloquear y cercar la ciudad de Lima. Mientras
tanto El Libertador creo en Pisco la primera bandera nacional, la roja y
blanca, inspirada en los flamencos andinos o pariguanas.

Al poco tiempo San Martín y sus tropas se embarcaron rumbo al norte de Lima
para instalar su nuevo cuartel general en Huaura. Es aquí que el líder patriota
promulga un reglamento provisional creando los primeros departamentos del
Perú : Lima, Trujillo, Tarma y Huaylas.

Venturosas noticias llegaron a San Martín entre diciembre de 1820 y enero de


1821. El ejército de Arenales derrotó al realista O¨Reilly en la batalla de
Cerro de Pasco, el almirante Cochrané capturó el buque realista Esmeralda, el
batallón Numancia desertó y se unió a los patriotas, el intendente Torre Tagle
y el cabildo de Trujillo proclamaron la independencia del norte del país y la
desmoralización cundía en el bando realista.

LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

¿Cómo Alcanzar la Verdadera Libertad?

El 8 de setiembre de 1820 aconteció el desembarco, en la bahía de Paracas, de la


Expedición Libertadora al mando de don José de San Martín. Él estableció su
cuartel general en Pisco y contaba con la entusiasta colaboración de los patriotas
del lugar. Esto sucedió durante el gobierno del Virrey Joaquín de la Pezuela,
Marqués de Viluma.

Lo Primero Es Reconocer Que No Somos Libres

La llegada de la Corriente Libertadora del Sur al Perú fue para lograr su independencia
por ser el centro del poder realista en América del Sur y así asegurar la
independencia de los demás países. El Virrey, en cumplimiento con los dictámenes
de España, propició la conferencia de Miraflores donde se reunieron los
representantes de San Martin y Pezuela. La posición patriota era el reconocimiento
de la Independencia, mientras que la posición realista era el sometimiento al Rey y
a la Constitución Liberal de 1812 por ser posiciones antagónicas la conferencia
resultó un fracaso. Después, el 5 de octubre, San Martín ordenó realizar la campaña
a la sierra central al español Álvarez de Arenales para que insurreccionara esa
región y estableciera un cerco sobre Lima, con la ayuda de los montoneros que eran
campesinos alzados en armas. San Martín decidió trasladarse a Huaura el 26 de
octubre. Posteriormente recibió las noticias de la captura del mejor barco realista La
Esmeralda, la deserción del batallón realista Numancia al bando patriota, la victoria
de Cerro de Pasco, obtenida por el general Arenales sobre las fuerzas realistas del
brigadier O' Really, la independencia de la intendencia de Trujillo, de Guayaquil y
del partido de Jaén. Según Francisco Quiroz, San Martín confiaba en que los
criollos o españoles nacidos en América se pronunciarían de consenso por la
separación y, por ende, el problema se resolvería prontamente. Estos
acontecimientos favorables a los patriotas y las vacilaciones del virrey con respecto
a las fuerzas insurgentes, llevaron a que el bando realista cuestione su desempeño
ocasionando el motín de Aznapuquio o el golpe de estado contra Pezuela y luego se
eligió a José de la Serna como virrey.

Para Ser Libre, El Cambio debe Comenzar En La Mente


Por mandato de la monarquía constitucional de España, se realizó la conferencia de
Punchauca. En esta oportunidad se reunieron, personalmente, San Martín y La
Serna. San Martin pidió el reconocimiento de la Independencia del Perú y la Serna
el sometimiento al Rey de España. Además, San Martín le propuso establecer en el
Perú una monarquía constitucional bajo la autoridad de un príncipe europeo. Los
realistas no aceptaron porque contaban con el apoyo de la mayoría de los criollos y
confiaban en que la población indígena no haría un levantamiento general; y
menos, bajo el mando del ejército sanmartiniano. Después de la conferencia de
Punchauca, el Virrey José de la Serna decidió con todo su ejército irse al Cusco, el
6 de Julio, en razón de que Lima era una ciudad insegura quedándose la
aristocracia. Fue en esas circunstancias que San Martín decidió ingresar a Lima el
10 de julio. Quiroz señala que San Martin fue recibido en Lima en medio del jubiló
popular y recelos de la aristocracia colonial, obligada a asumir una postura
libertaria porque entre Lima y el ejército de la Serna se encontraban los montoneros
dispuestos a entrar en acción. Rehusarse era el equivalente a estar de acuerdo con
su propio arresto, confiscación o exilio.

Para Ser Libre, Los Gestos Son Importantes Pero No Suficientes

Se firmó el acta de la Independencia, elaborado por Manuel Pérez Tudela, el 15 de julio


en el cabildo de Lima que era presidido por el alcalde don Isidro de Cortázar y
Abarca. La proclamación de la Independencia se realizó el 28 de julio con estas
palabras: "El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad
general de los pueblos y por la justicia que Dios defiende. ¡Viva la Patria! ¡Viva la
Libertad! ¡Viva la Independencia!.

Sin embargo la independencia real del Perú se lograría recién el 11 de diciembre de


1824 con la capitulación de Ayacucho entre los generales Sucre y Canterac. Fue
cuando el ejército realista aceptó deponer las armas y abandonar el territorio.

La Verdadera Libertad Es Concedida Más Que Obtenida Por Nosotros Mismos

Heraclio Bonilla sostiene que la Independencia del Perú no significó, en manera alguna,
la quiebra del ordenamiento económico y social de carácter colonial que continuó
vigente hasta el ocaso del siglo XIX probablemente porque fue conseguida por los
ejércitos aliados de fuera. Es decir, una independencia concedida más que obtenida.
Tuvo que pasar muchos años en nuestra Historia para obtener la independencia
política; sin embargo, hay otra independencia que no poseemos. Esta es la
independencia espiritual porque aún estamos bajo el dominio del pecado que es la
desobediencia a la voluntad de Dios para con mi vida. La Biblia dice al respecto:

"Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí
queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres."
Juan 8: 34-36

La Independencia espiritual consiste en tener libertad para hacer la voluntad de Dios y


esta es la de recibir a Jesucristo como el Señor y Salvador de nuestras vidas
obteniendo la potestad de ser hechos hijos de Dios.

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