Вы находитесь на странице: 1из 15

¿EL ABORTO ES UN ASESINATO?

Nos recordaba la Santa Madre Teresa de Calcuta en uno de sus tantos


discursos que “…el aborto es la amenaza más grande a la paz del mundo,
porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a
manos de su propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su
propio hijo, ¿cómo podremos decirles a otros que no se maten? ¿Cómo
persuadir a una mujer de que no se practique un aborto?1” El aborto es el
peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio
hijo, ¿qué me impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún
impedimento.

Esta concepción sobre el aborto como un mal que afecta al hombre y


destruye la humanidad nace de una visión de la vida entendida como un valor
primordial, originario, como un don, una concepción que vale la pena tratar
de profundizar para entender por qué el aborto es un crimen que clama al
cielo y que provoca un daño irremediable a la sociedad.

Desde hace muchos años, la sociedad fue profundizando en el


concepto de “dignidad de la persona humana”, en parte porque le tocó vivir
aberrantes historias sobre abusos que nos haría caer en la cuenta que
poseemos una fuerza enorme para hacer el mayor de los bienes como para
realizar el peor de los males. Ejemplo de ello lo podemos encontrar durante
la Segunda Guerra Mundial, en aquella época algunos médicos alemanes
realizaron experimentos dolorosos, y a menudo, mortales, en miles de
prisioneros de los campos de concentración sin su consentimiento.

Experimentos éstos, dirigidos a la facilitación de la supervivencia del


personal militar en altitudes elevadas, utilizando para ello cámaras de baja
presión, para determinar la altitud máxima desde la cual la tripulación de un

1
Discurso de la Madre Teresa de Calcuta, en el Desayuno de Oración Nacional de 1994,
Washington, D.C., 3 de febrero de 1994.
1
avión dañado podría lanzarse en paracaídas con seguridad, sometiendo a
dichas cámaras a los prisioneros de los campos de concentración. Los
científicos, además, utilizaban a los prisioneros para encontrar un
tratamiento efectivo contra la hipotermia sometiendo a los mismos a altas
temperaturas. También fueron probados varios métodos de potabilización
del agua de mar todo ello poniendo en riesgo la vida de cientos de personas.
Se efectuaron experimentos dirigidos al desarrollo y comprobación de
productos farmacéuticos y de métodos de tratamiento para las lesiones y
enfermedades a las que el personal militar alemán y el personal de ocupación
estaban expuestos en los países que invadían. Probaron compuestos de
inmunización y sueros en hombres y mujeres para la prevención y
tratamiento de enfermedades contagiosas; entre ellas, la malaria, el tifus, la
tuberculosis, la fiebre tifoidea, la fiebre amarilla y la hepatitis infecciosa. En
Natzweiler y Sachsenhausen se sometió a los prisioneros al fosgeno y al gas
mostaza para poder probar los posibles antídotos.

También no podemos olvidar de mencionar que para progresar en los


principios raciales e ideológicos de la visión nazi, Josef Mengele en
Auschwitz llevó a cabo experimentos aberrantes con gemelos para
determinar cómo las diversas "razas" soportaban las diferentes enfermedades
contagiosas. Otros experimentos que pretendían ampliar los objetivos
raciales de los nazis, consistían en la esterilización llevada a cabo
principalmente en Auschwitz y Ravensbrueck. Allí, los científicos probaron
varios métodos en su esfuerzo por desarrollar un procedimiento eficiente y
barato para la esterilización total de los judíos, romaníes y de otros grupos
considerados racial o genéticamente indeseables por los nazis.

Pero eso no es todo, en el año 1969 salen a la luz otros experimentos


realizados en los Estados Unidos. En el “Jewish Chronic Hospital” de
Brooklin, se procedía a inyectar células tumorales vivas a pacientes ancianos.

2
También entre los años 1965 y 1971 en el “Willowbrook State Hospital” de
Nueva York, se buscaba conocer más sobre la hepatitis viral y para ello se
recurrió a aplicar el virus a niños discapacitados que allí estaban
hospitalizados».2 Y no olvidemos el caso más famoso y resonado en la
prensa; en 1972 se revelan las investigaciones hechas en el valle de
Tuskegee. Allí se efectuó un estudio clínico realizado con afroamericanos
pobres y analfabetos que participaron en el mismo con el fin de obtener una
descripción de la historia natural de la sífilis. Los individuos reclutados en el
estudio no dieron su consentimiento informado y no fueron notificados de su
diagnóstico. En vez de eso, se les dijo que tenían “La Sangre Mala” y que se
les ofrecía un tratamiento gratuito para su mal como así también una comida
caliente por día y 50 dólares en caso de muerte para solventar los gastos del
funeral. En lugar de tratar a los sujetos con la penicilina, ya presente desde
el año 1947, como tratamiento estándar para esta enfermedad y cancelar el
estudio, los científicos de Tuskegee se negaron a usar dicho medicamento o
a proporcionar información sobre el mismo con el objetivo de continuar el
estudio acerca de cómo la enfermedad progresaba y mataba al paciente. El
estudio continúo hasta que una filtración en la prensa condujo a su
cancelación.

Muchos de estos equipos de investigación mencionados justificaban


su acción bajo el rótulo de “bien humanitario”, “bien de la especie”, “de la
raza” o de la “sociedad” ,pero han dejado más bien al descubierto la
importancia y necesidad de regular la metodología empleada en las
investigaciones con seres humanos y lo débil que es el límite entre lo
permitido y lo prohibido, como así también, la imperiosa necesidad de

2
SGRECCIA Elio, Manual de Bioética I, Fundamentos y ética biomédica, Biblioteca de Autores
Cristianos, Madrid 2009, 7-8, orig.: Manuale di Bioetica I: Fondamenti ed ética biomédica, Milán
20074, traducción de Pablo Cervera Barranco y AA.VV.

3
afianzar más aun nuestra concepción sobre el valor de la vida humana, un
valor que, hoy de nuevo, es puesto a prueba cuando son varias las voces que
se alzan a favor del aborto argumentando, que dicho procedimiento es “un
derecho de la madre”, “un bien para la sociedad” o “una necesidad para
regular la superpoblación mundial”, ideas sostenidas desde una visión
errónea acerca de la dignidad humana.

Para muchos de estos “promotores” del aborto o de la eutanasia, la


dignidad humana es un atributo, que de manera circunstancial podemos o no
poseer, es decir, la podemos perder o sufrir situaciones en las cuales pasamos
a ser considerados indignos.

La vida humana es un fenómeno extremadamente complejo y por ello


su vida tiene un gran valor, y no puede ser vista como mero objeto de uso.
No podemos frente a la realidad de lo humano caer en un reduccionismo
como al que muchas veces de manera lamentable estamos acostumbrados.
Todas las ciencias nos enseñan mucho sobre el hombre pero desde una
perspectiva parcial, limitándose a lo que le compete por su método, pero no
pueden ayudarnos a comprender al hombre en su totalidad; de allí que una
seria reflexión filosófica y antropológica de lo humano se hace necesaria y
más aún cuando en debates como el del “sí al aborto” brillan por su ausencia.

La persona humana entendida como: “ser subsistente de naturaleza


racional” nos permite extraer sus características propias: la substancialidad,
la individualidad y la racionalidad. Es decir, que posee un ser “por sí” que le
da independencia e incomunicabilidad. Un ser que además es unidad (unidad
de ser concreta y esencial de actos) de los actos espirituales o de los actos
intencionales superiores, un individuo de carácter espiritual que posee, a
diferencia de las demás especies, la capacidad de trascender constantemente
a sí mismo, sin caer en una individualidad psicofísica o inmerso en la
realidad impersonal propia de las cosas.

4
La substancialidad en el concepto de persona nos recuerda que cada
persona humana es una unidad de cuerpo y alma espiritual, que no es mera
suma de ambos principios constitutivos. Además es individualidad, es decir,
un ser completo en sí y que posee la racionalidad como la capacidad de
interrogarse sobre el ser de las cosas, de trascender como decíamos
anteriormente.

Es en esa substancialidad en la que radica la dignidad; toda persona


por su misma esencia es digna y es imposible que otro ser humano pueda
actuar sobre la misma alterándola. Nadie puede otorgar, quitar o modificar
la dignidad de cada uno de nosotros ya que ella es un bien inherente,
indivisible e intransferible de la persona.

Todo ser humano es persona, poseemos una biografía, que a pesar de


ser única y exclusiva en cada uno de nosotros y por ello valiosa, es una
realidad propia de todos, que todos compartimos, niños, ancianos, enfermos
mentales y hombres en su fase embrionaria. De allí que no se puede
transformar a la persona humana en mera cosa, en instrumento para lograr el
“bien de la humanidad o de un grupo social determinado”. En este sentido,
las prácticas abortivas son un claro ejemplo de cosificación de lo humano,
ya que nos hacen ver a la vida naciente como algo factible de ser desechado
en aras de un “derecho a decidir” de la madre (como si esa vida humana que
se está gestando fuera parte del organismo humano que la sostiene, como si
fuera un riñón más o un apéndice), o por el bien de la sociedad, de la
economía etc.

Una tendencia a cosificar que es una actitud común en nuestra


sociedad contemporánea, que muchos llaman narcisista por centrarse
demasiado en la autorrealización personal en detrimento de los demás, sobre
todo de los indefensos y que lleva a convertir los vínculos personales que se
deben dar entre nosotros en algo instrumental y beneficioso para el “yo”, sin

5
reconocer en el “otro” un semejante, un “tú” al que debo darle el valor que
tiene como ser singular, único e irrepetible.

La persona, no debemos olvidar, es relación, un ser en relación, por


lo cual está abierta a la naturaleza, a los otros y a Dios, ordenado siempre
hacia otros seres distintos de sí que lo influyen y a los que a su vez influye.
Todo hombre es un ser para otro, proyectado y referido al mundo que lo
rodea. De aquí nace la importancia de la relación de un niño con su madre,
que se funda en la necesidad del niño de la asistencia y cuidado de su madre,
de su padre, a fin de recibir aquello que necesita para ir completándose
progresivamente. Esta relación y todas las que son propias de una persona
suponen encuentro, comunicación, donación, participación y comunión.
Relaciones que implican además la transformación de la persona.

Pero existe una pregunta que a la par de una “sana y seria” reflexión
debemos hacernos sin dejarnos influenciar por ideologías enfermizas e
impuestas de manera totalitaria, para poder así tener una visión más acabada
y correcta del aborto: ¿desde cuándo comienza a existir una persona humana
que es digna de respeto y cuidado?

Una pregunta que al formularla resulta muy simple, pero que en la


actualidad, donde se vive una especie de cosificación del individuo humano,
puede resultar muy espinosa.

Para muchos especialistas que siguiendo los datos que hoy nos otorga
la embriología y la genética sostienen, como lo hizo el Profesor Jérôme
Lejeune3, que una vida humana comienza desde el momento mismo de la
concepción, la constitución genética del niño está ya en ese momento
completamente individualizada por una enorme cantidad de cualidades
únicas.

3
Médico genetista francés. Descubrió, entre otras cosas, que el síndrome de Down se
debe a la presencia de un cromosoma de más.
6
Desde el momento de la concepción nos encontramos frente a una
serie de fases que se van dando de manera continua siguiendo un orden:

Primero tenemos la “fecundación”, dada por la unión del ovulo y el


espermatozoide. La fecundación es el comienzo del desarrollo de un nuevo
organismo y el inicio de una serie de eventos coordinados y de interacciones
celulares que permite que se de ese encuentro entre el espermatozoide y el
ovocito4 para formar una nueva célula activada: el cigoto o embrión
unicelular, y que pasa a ser un nuevo organismo de la especie humana, esto
último debemos subrayarlo, de la especie humana. Se suceden dentro de esta
etapa una serie de sucesos extraordinarios, tenemos la reacción acrosomial,
la fusión de los gametos o singamia, la formación de los pronúcleos
masculinos y femeninos.

Aquí se produce la determinación del sexo del nuevo individuo y


todo su perfil genético, el cigoto será de sexo masculino si el espermatozoide
fecundante es portador del cromosoma sexual Y, y será femenino si es
portador de un cromosoma sexual X. Al unirse a un óvulo X determinándose
XY u XX respectivamente.

Luego de las 15 horas de la fecundación, los dos pronúcleos


(masculino y femenino) se encuentran y la capa que los recubre se rompe, se
mezclan los cromosomas maternos y paternos y el embrión sufre su primera
división celular. Se forman así dos células cada una de ellas con una copia
del genoma, es decir del conjunto de ADN y que conforma el patrimonio

4
Célula germinal femenina que está en proceso de convertirse en un óvulo maduro. Para ello, será
necesario que realice un complejo proceso de división celular llamado meiosis con la finalidad de reducir
su dotación cromosómica a la mitad. Su función es la formación de un zigoto al fusionar su núcleo con el
del gameto masculino (espermatozoide), fenómeno llamado fecundación.La mujer nace con una dotación
ya establecida de ovocitos que progresivamente van desapareciendo por un fenómeno que se llama
atresia, de forma que al llegar a la pubertad quedan aproximadamente unos 300.000 ovocitos en los
ovarios. En cada ciclo menstrual se desarrollará un ovocito hasta la ovulación y unos 1.000 se perderán.
De esta forma, a los 35 años quedan aproximadadamente el 10% de los ovocitos. Cuantos menos ovocitos
quedan peor es su calidad.Es frecuente que en casos de edad materna avanzada ya se haya agotado la
reserva de óvulos capaces de dar lugar a un niño sano.Para realizar un estudio cromosómico de los
ovocitos se requiere realizar una biopsia de corpúsculo polar con su posterior análisis.

7
hereditario que ha de ser trasferido a la descendencia. El ADN es una
molécula que en sí contiene toda la suma de la información genética que se
distribuye en los cromosomas, 23 pares en la especie humana. Cuando se
hallan los 23 cromosomas transportados por el espermatozoide y los 23
trasportados por el óvulo ya tenemos las características del nuevo ser, se
define un nuevo ser humano porque su constitución personal y humana se
hallan ya completamente formuladas.

Luego de la fecundación sigue la segmentación, una vez constituido


el cigoto, durante un período aproximado de cinco días, en el embrión se
producen una serie de divisiones celulares reguladas por un gran número de
genes, a lo que llamamos segmentación. Las divisiones están acompañadas
por el crecimiento celular y subdividen al cigoto en tantas células hijas más
pequeñas llamadas blastómeros, Dando como resultado la “mórula”. En el
estadio de 8-16 células, la mórula padece el proceso de compactación, las
células se estrechan entre sí y forman una esfera compacta, con cambios
metabólicos y estructurales.

Al cuarto día la mórula se transforma en blastocito que presenta una


cavidad grande llamada blastocele y la masa celular interna que aparece
como un conjunto compacto de células. El embrión es transportado desde la
trompa al útero, protegido por membrana pelúcida, siete días después de la
fecundación el blastocito se implanta en la mucosa uterina.

La implantación es el momento en el que el blastocito alcanza al


útero entre el tercero y cuarto día de desarrollo, al quinto día sale de la zona
pelúcida y se adhiere libremente a la mucosa uterina, normalmente en la
parte superior de la pared posterior del útero para comenzar el proceso de
implantación.

8
La mucosa uterina, llamada endometrio, se hace receptiva de estas
hormonas en un período de tiempo limitado llamado ventana de
implantación.

Durante la segunda semana de desarrollo, el embrión comienza a


introducirse en el endometrio materno modificado. En el transcurso de este
proceso, se generan las cavidades dorsales y ventrales del embrión.

Durante la tercera semana en la superficie dorsal del embrión se


observan la línea primitiva, que no es más que la expresión del movimiento
de las células epiblásticas en el contexto del proceso de gastrulación. El
ectodermo comienza a evolucionar hacia el tejido nervioso. El cierre del tubo
neural es un evento fundamental en el desarrollo del sistema nervioso central.

En el segundo mes, el aspecto del embrión se modifica mucho a causa


del gran volumen de la cabeza y de la formación de extremidades, cara, oído,
nariz y ojos. Aparecen cuatro surcos radiales que separarán los futuros dedos,
aparecen abultamientos que rodean a la primera hendidura faríngea y que
formarán el pabellón auricular.

Se incrementa la región cefálica y del relieve hepa-tocardíaco y se


produce la disminución del tamaño de la cola. Es en este momento cuando
la mujer detecta que tiene un atraso en la menstruación.

Durante el tercer mes, el feto crece rápidamente hasta casi duplicar


su talla. La cabeza es aun relativamente grande, representando un tercio de
la longitud total. La frente es alta y prominente, y los ojos dejan de estar a
los laterales para ubicarse en la región medial de la cara. La cola desaparece
por completo. En la primera mitad de este mes aparecen los esbozos del pelo,
las vibrisas, en la región de las cejas, labio superior y sobre las manos.

Hasta el final del cuarto mes, el feto sentado tiene una altura de 10
cm aproximadamente. La cara es relativamente ancha y los ojos se

9
encuentran aún muy separados. Algunos pelos verdaderos se pueden apreciar
en la región frontal inferior, pero las vibrisas de las manos han desaparecido.

Al final del quinto mes, el feto tiene una longitud total de


aproximadamente 22 cm. La región infraumbilical del abdomen se hace
manifiesta como resultado de la variación del sitio de la unión del cordón
umbilical. Las extremidades inferiores han aumentado su longitud pero son
más cortas que las superiores. Durante el quinto mes, los movimientos fetales
son advertidos por la madre por primera vez. El pelo fino se encuentra ahora
sobre la mayor parte de la superficie corporal y, a medida que se activan las
glándulas sebáceas, aparece el unto sebáceo sobre la superficie cutánea.

Terminado el sexto mes de gestación, la cara tiene apariencia más


infantil, el pelo fino es más oscuro, y las cejas y pestañas están bien definidas.
La piel está muy arrugada en este momento, posiblemente debido a que crece
con mayor rapidez que el tejido conectivo subyacente.

En el séptimo mes, el feto ya ha superado el kilogramo de peso, las


arrugas de la piel han comenzado a desaparecer debido a la formación del
tejido celular subcutáneo y los ojos han arribado a su situación definitiva.

Durante el período comprendido entre el séptimo y octavo mes, el


sistema nervioso se encuentra apto para regular las funciones respiratorias y
la temperatura del feto.

En el transcurso del noveno mes, el cabello es más largo y grueso, el


ombligo se ha desplazado a su posición definitiva en el centro del abdomen
y los movimientos fetales son vigorosos.

Teniendo en cuenta este proceso continuo, podemos decir que el


aborto es la expulsión del feto (ser humano) que no puede vivir fuera del
vientre materno. Es medicamente definido como el fin del embarazo
espontáneamente o por inducción, con antelación a la viabilidad fetal.

10
¿Qué tipos de aborto podemos encontrar?:

a-Aborto espontáneo: se produce por causas naturales, sin


intervención especial humana.

B-Aborto inducido o provocado: deseado por la gestante y


promovido por el profesional, se puede clasificar en:

1. Terapéutico: cuando el embarazo pone en peligro la vida de la


madre y se elige interrumpir el mismo para salvar a la madre.

2. Eugenésico: cuando se prevé que el ser concebido presenta alguna


anomalía congénita o malformación grave.

3. Psicosocial: cuando se considera que el embarazo puede provocar


graves problemas psíquicos, humanos o sociales tanto a la madre como a la
familia.

4. Ético (término médico): cuando es el resultado delictivo contra la


madre, violación o incesto.

5. Directo: una acción que tenga como efecto único e inmediato la


expulsión de un feto vivo pero no vital. Puede ser realizado por distintas
técnicas: quirúrgicas (aspiración o succión, embriotomía, histerotomía,
envenenamiento, inducción a contracciones, nacimiento parcial) o
farmacológicas (DIU, píldora del día después, píldora de 2 días y 5 días
después, píldora abortiva RU-486, portaglandina, vacuna abortiva).

6. Indirecto: consiste en la extirpación de un útero canceroso durante


el embarazo y la eliminación de un feto ectópico que es un peligro grave para
la madre5.

5
ARQUIDIÓCESIS DE SANTA FE DE LA VERA CRUZ, PASTORAL FAMILIAR, La Vida
Humana en sus Inicios, El problema del aborto y sus desafíos, ed. Paulinas, Buenos Aires
2013.20-41.
11
Queda en claro entonces que el aborto es interrumpir un proceso de
desarrollo vital de carácter orgánico cuyas estructuras y funciones
evolucionan hacia mayores niveles de complejidad con el pasar del tiempo.
Si una vida es la que se gesta en el vientre de una mujer, esa vida será
humana, ya que se gesta en el vientre de un ser humano y es producto de la
unión de gametos humanos y no animales o vegetales, no se da un salto
cualitativo, de no ser humano a ser humano, sino se da un proceso de
gestación que se inicia con la fecundación del óvulo por el espermatozoide
y se despliega en el tiempo, primero dentro y luego fuera del seno materno
hasta la muerte natural.

Comprendemos entonces que todo aborto inducido o provocado es


un grito que clama a la humanidad y al cielo. Un grito que nos revela que
dicho procedimiento es una expresión de una sociedad que muchas veces
privilegia el yo por sobre el tú, que desprecia a la vida como valor
fundamental y fundante de todos nosotros y de todos los demás valores.
Vivimos en una sociedad que equivocadamente ha subrayado en demasía el
valor de la libertad, olvidando que para que dicho valor exista y tenga sentido
de ser, debe existir primero la vida y el derecho de vivir para todos.

El aborto es un tema espinoso, de eso no hay dudas, un tema en el


cual muchas posiciones e intereses se encuentran de frente y entran en una
lucha que pareciera no tener fin; sin embargo, no debemos perder de vista en
cualquier debate, en cualquier encuentro que se diera en torno a este tema,
sea en casa, con amigos, en la escuela, en la parroquia, en los medios de
comunicación, en nuestras cámaras de representantes, en nuestros juzgados
y defensorías de menores, que frente al sí o al no al aborto no estamos sólo
frente a la disyuntiva de si despenalizamos o legalizamos esta práctica, que
ciertamente está presente en nuestra sociedad de “manera clandestina”, como
un derecho de la mujer sobre su cuerpo, sino que estamos frente a una vida

12
humana que debe ser respetada y cuidada. Sin olvidar que nuestros cuerpos,
y en este caso el de la mujer, no son frutos de nuestras manos y por lo tanto,
objeto del cual disponer arbitrariamente olvidando además, que mis derechos
terminan dónde empieza los del otro. Las muertes provocadas por abortos
clandestinos, no se solucionan con un reconocimiento legal del mismo, sí
con una educación propicia sobre lo que es ser madre, el valor de la
maternidad, el valor de la sexualidad y del acto sexual, que muchas veces se
los presenta de manera distorsionada.

Debemos además recordar que el ser humano en gestación dentro del


vientre materno no fue concebido solo por la mujer sin la actuación del padre
de ese niño, del cual nos llama la atención que casi ningún grupo pro-aborto
hable y el cual aparece a nuestro entender como el “gran ausente”, sobre el
cual no recae ninguna responsabilidad frente a esa vida en gestación; lo cual
nos induce a creer que bajo el rotulo “aborto, derecho de la mujer” se esconde
un machismo solapado y que tanto mal ha hecho y seguirá haciendo a
nuestras sociedades ya que sigue generando una mentalidad de
despreocupación por parte del hombre respecto a su rol en la procreación. Si
en el pasado su despreocupación se traducía en hijos nacidos fuera del
matrimonio o extra matrimoniales que eran considerados “bastardos”, por
ende, sin protección o reconocimiento legal y discriminados por una
sociedad que valoraba mucho el “buen apellido”, hoy se traduce en la pérdida
del derecho fundamental de vivir, ya que como antaño en muchos casos el
hombre o se hace el desentendido o simplemente se limita a ofrecer algún
dinero para que la mujer se practique un aborto dejando caer el peso de esa
elección sobre sus espaldas.

Ciertamente a la par de lo mencionado anteriormente se dan


situaciones lamentables y aberrantes, como son las violaciones y que
impulsan a que muchos consideren que sea factible un aborto bajo estas

13
circunstancias, pero muchas veces se olvidan que esa vida humana que se
está gestando no eligió el modo en que se originó su concepción, y que los
23 cromosomas que aportó el violador deban ser motivo de su condena a
muerte. La vida humana debe ser donada con amor, de ello no hay dudas,
pero también muchas veces es fruto de violencia. Se entiende muy bien el
rechazo psicológico por parte de la mujer de llevar adelante una maternidad
fruto de una violación y el miedo por encontrarse de pronto ante una
situación de madre-joven no como consecuencia de un acto de amor sino por
violencia carnal. Pero el niño, si bien concebido bajo tal situación y del cual
es inocente, también pide que su vida sea respetada como la de cualquier
creatura inocente. Una madre que ha sufrido una violencia sexual no debe
llevar adelante otro acto de violencia contra la vida de su hijo, no se debe
agregar violencia a la violencia, sino que esa mujer debe ser ayudada a buscar
caminos que le ayuden a vencer el mal contra ella cometido con el bien de
llevar adelante esa gestación lo cual exigirá por parte de todos nosotros un
adecuado acompañamiento terapéutico, social y familiar, sin obligarla a
tener ese niño consigo una vez que él haya nacido, ya que es lícito en estos
casos dar al niño nacido en adopción a una familia que pueda hacerse cargo
de su cuidado y educación6.

Frente a lo espinoso de este tema sin duda el tomarnos un tiempo y


reflexionar seriamente sobre esto nos ayudará a tomar conciencia de que lo
que está en juego es mucho más complejo y vital que un sí o un no, está en
juego la vida humana y la vida no solo del niño por nacer sino la vida de cada
uno de nosotros que ya hemos transitado esa fase primera de nuestra
existencia y que como nos recordaba la Madre Teresa de Calcuta al principio
de este artículo, sí una madre es capaz de matar, si le damos ese atributo, que

6
FAGGIONI Maurizio Pietro, La Vita Nelle Nostre Mani, Manuale di Bioetica teologica, ed.
Camilliane, Torino 20123.
14
impedimento existe para que entonces no nos matemos entre nosotros.
¡Defendamos la vida, vale la pena y hay mucho en juego para vos y para mí!

Pbro. Lic. Luis Alonso Freiberger

Bibliografía

ARQUIDIÓCESIS DE SANTA FE DE LA VERA CRUZ, PASTORAL


FAMILIAR, La Vida Humana en sus Inicios, El problema del aborto y sus
desafíos, ed. Paulinas, Buenos Aires 2013.
FRANÇA-TARRAGÓ Omar, Bioética en el principio de la vida,
Perspectiva Personalista, ed. Paulinas, Buenos Aires 2008.

FAGGIONI Maurizio Pietro, La Vita Nelle Nostre Mani, Manuale di


Bioetica teologica, ed. Camilliane, Torino 20123.
FERNÁNDEZ Aurelio, “Aborto”, en Diccionario de Teología Moral,
ed. Monte Carmelo, Burgos 2007.
FERNÁNDEZ Aurelio, “Persona”, en Diccionario de Teología Moral,
ed. Monte Carmelo, Burgos 2007.
FERRATER Mora José, “Persona”, en Diccionario de Filosofía
Abreviado, ed. Sudamérica, Buenos Aires 201013.
SCHOCKENHOFF Eberhard, Ética de la Vida, ed. Herder, Barcelona
2012, orig.: Ethik des Lebens. Grundlagen und neue Herausforderungen,
Friburgo de Brisgovia 2009, traducción de Roberto H. Bernet.
SGRECCIA Elio, Manual de Bioética I, Fundamentos y ética
biomédica, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 2009, 7-8, orig.:
Manuale di Bioetica I: Fondamenti ed ética biomédica, Milán 20074,
traducción de Pablo Cervera Barranco y AA.VV.

15

Вам также может понравиться