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Diez «secretos» de El Prado

La pieza más antigua de la colección


El Museo del Prado fue inaugurado el 19
de noviembre de 1819, bajo el reinado de
Fernando VII, como Museo Real de
Pinturas y recibió finalmente el nombre del
Prado porque fue levantado en el
llamado «Prado de los Jerónimos»,
ocupando terrenos próximos al Monasterio
de San Jerónimo El Real. En la
actualidad reúne casi 8.000 pinturas,
más de 6.500 dibujos, unos 3.000
grabados y casi 2.800 piezas de artes
decorativas, en las que destaca también un conjunto de monedas y medallas.

Si hay una coincidencia general es que El Prado puede presumir de su colección de


maestros de la pintura que le da un carácter plenamente internacional. Sin embargo, es
evidente que la pinacoteca madrileña cuenta con una de las mejores colecciones existentes
de pintura española, gracias en parte a que desde sus comienzos los fondos artísticos
tuvieron su origen en las colecciones reales.

Por estos motivos no resulta arriesgado asegurar que no hay ningún museo o colección
particular en el mundo que le supere en número de obras de algunos de los grandes genios
de la historia de la pintura como Goya (133 pinturas), Velázquez (48 pinturas), El Greco (36
pinturas y 2 esculturas) o Ribera (51 pinturas). El Prado puede enorgullecerse también de
un gran número de obras de extraordinario valor que no son de autores españoles. Algunos
claros ejemplos son Rubens (casi 100 obras), Luca Giordano (más de 70 pinturas), Tiziano
(40 pinturas) o El Bosco (6 obras y algunas atribuidas).

La pieza más antigua de la colección


Como curiosidad cabe apuntar que la pieza más antigua de la colección es una cabeza,
hecha en diorita, del rey sumerio Urningirsu de Lagash (2124- 2119 a.C), que actualmente
se encuentra en depósito en el Museo Arqueológico Nacional y que cualquier persona
puede solicitar una copia de los cuadros del museo. Para ello es necesario pedir una
autorización en la Oficina de Copias, y entregar una carta de presentación. Los copistas
deben abonar un pequeño canon por cada obra que soliciten.

Picasso, director del Museo del Prado


Por un decreto firmado por el entonces
presidente de la República Española,
Manuel Azaña, con fecha del 19 de
septiembre de 1936, Pablo Ruiz
Picasso fue director del Museo del
Prado. El artista malagueño aceptó el
nombramiento, aunque nunca tomó
posesión efectiva del cargo, a pesar de
las numerosas sugerencias y presiones
que recibió de algunas personalidades de
la época. De esta manera permaneció en
ese cargo hasta el final de la Guerra Civil, sin llegar a ejercer... Se dice que como gestor le
gustaba bromear sobre el asunto y lo cierto es que nunca fue destituido oficialmente.
El genio malagueño sí actuó en algunas ocasiones en calidad de director del Prado. Lo hizo
como embajador de la cultura española fuera de nuestro país, apoyando exposiciones de
artistas exiliados en París,y también con motivo del llamamiento al Congreso de Artistas
Americanos en defensa de las actividades del gobierno de la República. En el año de su
nombramiento participó en la decoración del Pabellón Español de la Exposición Internacional
de París para el que pintó el “Guernica”.

La Dama de Elche pertenece al museo


La más afamada pieza del arte ibérico, la
Dama de Elche es propiedad del Museo
del Prado, aunque se exhibe en el Museo
Arqueológico Nacional en condición de
depósito. La historia de esta singular obra
arranca cuando Manuel Campello, un niño
ilicitano de 14 años, realizaba trabajos
agrícolas en la Alcudia (Campo de Elche)
el 4 de agosto de 1897 y se encontró una
piedra que al ser extraída del lugar
escondía el busto de la Dama. Siete días
después, llegó a la ciudad el hispanista y
arqueólogo francés Pierre Paris para asistir a las representaciones del «Misteri», la fiesta más
tradicional de la ciudad ilicitana,y al entusiasmarse con la pieza acordó su compra por 4.000
francos, unas 5.200 pesetas de la época.

La Dama regresó a España el 8 de Febrero de 1941 junto con otras obras artísticas españolas
para instalarse en El Prado después de unas duras negociaciones con el gobierno galo. En
1965 tuvo un fugaz paso por Elche durante 14 días con motivo de una exposición de cultura
ibérica siendo trasladada después al Museo Arqueológico Nacional donde permanece en la
actualidad. Finalmente, en 2006, con motivo de la inauguración del MAHE (Museo
Arqueológico e Histórico de Elche), estuvo casi 6 meses de nuevo en su ciudad de origen,
donde la Dama de Elche fue valorada en 15 millones de euros por una compañía de seguros.

El tesoro menos conocido: Artes decorativas

Aunque son los cuadros, dibujos,


estampas y esculturas lo más valorado del
museo, la pinacoteca ha incorporado
durante su historia otras obras muy
importantes entre las que destaca
el Tesoro del Delfín, llamado así por
haber pertenecido al Gran Delfín Luis, hijo
del rey de Francia Luis XIV. La colección
está compuesta por más de 120 piezas de
los siglos XVI y XVII, vasos en su mayor
parte destinados a manjares líquidos y
sólidos, con bellas piedras ornamentales
(ágatas, jaspes, jade, turquesa...)

Medallas de diferentes escuelas europeas, cerámicas, porcelanas, abanicos,


bordados, tapices flamencos (s. XV - s. XVII), armas y una importante colección de mobiliario,
entre la que sobresale un grupo de mesas y consolas de Piedras Duras (s. XVIII) y otro de
arcas de boda (s. XV y XVI) completan «la otra oferta artística» del Prado.
Robos en la pinacoteca
Aunque en 1897 se sustrajo un
boceto de Murillo -«Santa Ana
enseñando a la Virgen»-, el robo
más importante en la historia del
museo se produjo en 1918 cuando
desaparecieron varias piezas
del Tesoro del Delfín que resultaron
muy dañadas. El suceso tuvo lugar
el 20 de septiembre de 1918 cuando
se descubrió la desaparición de
dieciocho piezas de este singular tesoro.
El 12 de octubre resultó detenido Rafael Coba, funcionario del museo desde
principios de 1917 hasta abril de 1918, como principal sospechoso del robo de las
alhajas, y tres días después se reveló que uno de los objetos robados había sido
empeñado en el Monte de Piedad tres meses antes por 150 pesetas. Finalmente
fueron detenidos otros presuntos implicados en el robo, Darío Fernández, Félix
Velloso y Alejandro Varela, celadores del museo, y se acusó de complicidad al
platero perista Isidro Agruña, sospechoso de adquirir parte de los objetos robados.
Otro episodio en el capítulo de robos en el museo - afortunadamente no han sido
muchos a lo largo de su historia- se vivió en 1961 cuando un ladrón intentó entrar
en el recinto por el tejado. El individuo cayó al vacío y falleció, pero se
comprobó que llevaba preparado en uno de sus bolsillos un papel en el que
imponía las condiciones para la recuperación de los cuadros.

Una evacuación histórica


El traslado de obras del Museo del
Prado en 1936 fue uno de los
episodios más relevantes de la
historia del museo. Consistió en la
evacuación de una remesa de obras
artísticas, a cargo de la Junta de
Defensa del Tesoro Artístico,
durante la defensa de Madrid en
plena Guerra Civil. Se inició en
noviembre de 1936 (las bombas
alcanzaron el museo el día 16) y tuvo varios destinos: Valencia, Cataluña y
finalmente en la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza).

El convoy desplazó 361 obras del Museo del Prado a las que se añadieron
piezas del Museo de Arte Moderno, el Palacio Nacional, la Academia de San
Fernando o el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, y otras de colecciones
particulares como «La condesa de Chinchón» (Goya) que pertenecía entonces a
los duques de Sueca. Todo el patrimonio artístico desplazado fue devuelto a
Madrid en septiembre de 1939 y las obras del Prado regresaron a sus salas.
Apertura y otras funciones
Aunque el museo mantiene sus puertas
abiertas todo el año, de lunes a
domingo, excepto tres días (1 de enero,
1 de mayo y 25 de diciembre) desde
enero de 2012, no fue siempre así.
Durante los primeros años el museo sólo
abría un par de días o tres a la semana
y cerraba siempre que llovía en la
capital, sobre todo para evitar la suciedad
y las aglomeraciones.

Durante un tiempo algunas salas del museo, como las de escultura, no estuvieron debidamente
pavimentadas y el polvo y la suciedad eran eliminados regando el suelo con agua.
Posteriormente se instaló tarima de madera en casi todas las salas del museo, aunque
fue cambiada por mármol en los años treinta del siglo XX para aumentar la seguridad del
recinto.

El Prado ha desempeñado también otras funciones a lo largo de la historia. Fue Cámara del
Estamento de Próceres (precedente del actual Senado) entre 1834 y 1877; Museo de
Reproducciones Artísticas (1877-1960); Sala de exposiciones temporales de la Dirección
General de Bellas Artes (1960-1971) y Exposición del «Guernica» de Picasso, entre 1981 y
1992.

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