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1. La amplificación.

2. El uso de homonimia.
3. "Tomar la afirmación que ha sido formulada en modo relativo ... como si lo
hubiera sido en general."4
4. Mediante prosilogismos;
5. Premisas falsas.
6. Petición de principio.
7. Proceder "preguntando al adversario para poder deducir de sus respuestas
la verdad de nuestra afirmación."5
8. "Provocar la irritación del adversario y hacerle montar en cólera". 6
9. "No establecer las preguntas en el orden requerido por la conclusión a la que
se desea llegar con ellas, sino desordenadamente; el adversario no sabrá a
dónde queremos ir."7
10. "Si se advierte que el adversario niega intencionadamente aquellas
preguntas cuyas respuestas afirmativas podrían ser utilizadas en benefício
de nuestra tesis, hay que preguntarle lo contrario de lo que debemos
haciendo como si esto fuese lo requerido para defenderla".6
11. "Si hacemos una inducción y el adversario admite como válidos los casos
particulares mediante los que se prueba, no debemos preguntarle si también
admitirá la verdad general que puede concluirse de aquéllos, sino que
debemos introducirla a continuación como si se tratase de algo ya
establecido y admitido anteriormente".8
12. "Si la conversación versa sobre un concepto general que carece de nombre
propio y tiene que designarse trópicamente mediante una similitud,
enseguida hemos de elegir nosotros el símil, de manera tal que sea lo más
ventajoso posible para nuestra afirmación."8
13. "Para lograr que el adversario admita una tesis debemos presentarle su
opuesta y darle a elegir una de las dos".7
14. Estratagema que, entre otras cosas (?), "pertenece a la fallacia non causae
ut causae [engaño producido al tomar lo no fundamentado por el
fundamento]."7
15. "Si hemos expuesto una tesis paradójica, pero nos encontramos en
dificultades para demostrarla, presentamos al adversario otra tesis correcta,
aunque no del todo evidente, para que la acepte o la refute como si de ello
quisiéramos obtener la prueba; si sospechando alguna treta la rechaza,
entonces lo reducimos ad absurdum [al absurdo], y triunfamos; pero si la
acepta, habremos dicho entretanto algo razonable, y ya veremos cómo sigue
adelante el asunto."9
16. argumenta ad hominem o ex concessis.9
17. "Si el adversario nos amenaza con una refutación, a menudo podremos
salvarnos mediante una sutil diferencia en la que antes no habíamos
reparado, si es que el asunto se presta a alguna que otra ambigüedad o
permite su remisión a un doble caso."9
18. Mutatio controversiae, "cambio del tema de la discusión".10
19. "Si el adversario nos solicita explícitamente alegar algo en contra de algún
punto concreto de su afirmación pero no tenemos nada adecuado, tomamos
el asunto de manera general y argumentamos así en su contra." 10
20. "Cuando hayamos obtenido del adversario la concesión de una premisa que
requeríamos, tenemos que deducir la conclusión deseada no con más
preguntas, sino concluyéndola inmediatamente nosotros mismos". 10
21. "Si observamos que el adversario utiliza un argumento meramente aparente
o sofístico podemos anularlo sencillamente atacando su capciosidad y
apariencia".11
22. "Si el adversario nos conmina a que admitamos algo de lo que
inmediatamente se seguirá el problema que se debate en la discusión, nos
negamos aduciendo que se trata de una petitio principii, pues tanto él como
el auditorio confundirán con facilidad una tesis, que en apariencia se parece
al problema."11
23. "La contradicción y la discordancia motivan la exageración de la tesis."11
24. "Uso abusivo de la deducción."12
25. Apagoge mediante una "instancia"; exemplum in contrarium.12
26. Retorsio argumenti.
27. "Si inesperadamente el adversario se muestra irritado ante un argumento,
debe utilizarse tal argumento con insistencia".13
28. Argumento ad auditores: "se arguye una observación inválida, cuya invalidez
sólo reconoce el experto."13
29. Hacer diversión: "comenzar "repentinamente a hablar de otra cosa
totalmente distinta como si tuviese que ver con el asunto en cuestión y
constituyese un nuevo argumento en contra del adversario."14
30. "El argumentum ad verecundiam [argumento al respeto]. En vez de razones
se usan autoridades elegidas a la medida de los conocimientos del
adversario."15
31. Declararse "fina e irónicamente incompetente".16
32. Subsumir una afirmación del adversario "bajo una categoría aborrecible con
la que pueda tener alguna semejanzacon la que se relaciona sin más". 17
Ejemplos: reductio ad Hitlerum; el rótulo del determinismo geográfico.
33. Responder: "'Esto será verdad en la teoría, pero en la práctica es falso'". 17
34. Evadirse "respondiendo con otra pregunta o con una respuesta esquiva o con
algo que carece de relación alguna con el asunto en discusión".17
35. "En vez de influir en el intelecto con razones, se influye en la voluntad por
medio de motivos".18
36. "Desconcertar y aturdir al adversario con absurda y excesiva locuacidad.
Esto tiene que ver con que frecuentemente creen los hombres, al escuchar
palabras huecas, que se trata de graves pensamientos", frase
del Fausto de Goethe.19 Ejemplo: Crítica de Alan Sokal contra filósofos
llamados posmodernos.
37. "Cuando el adversario, llevando de hecho razón, ha tenido la mala suerte de
elegir para su defensa una prueba inadecuada que podemos invalidar
fácilmente, damos con eso todo el asunto por refutado." 20
38. "Cuando se advierte que el adversario es superior y se tienen las de perder,
se procede ofensiva, grosera y ultrajantemente".21

ESTRATAGEMAS MENORES
- Provocar la cólera del adversario, pues, en su furor no será capaz de juzgar
correctamente y percibir su propia ventaja. Se irrita su cólera haciéndolo sin
disimulo, algo injusto, vejándolo y, en general, tratándolo con insolencia.
- Un golpe descarado es cuando, después de que el adversario ha respondido a
muchas preguntas sin favorecer la conclusión que teníamos en mente, se declara y
proclama triunfalmente como demostrada la conclusión que se pretendía, aunque
de hecho no se siga de sus respuestas.
- Si el adversario solicita expresamente que presentemos alguna objeción contra un
punto concreto de su tesis, pero no encontramos nada apropiado, hay que enfocar
el aspecto general del tema y así atacarlo. Por ejemplo, si hay que decir por qué
una determinada hipótesis científica no es creíble, hablaremos de la incertidumbre
general del saber humano ilustrándolo con todo tipo de ejemplos.
- Si observamos que el adversario hace uso de un argumento tan sólo aparente o
sofístico, podemos anularlo sacando a la luz su carácter capcioso e ilusorio. Pero
es mejor abatirlo con otro argumento sofístico y aparente. En realidad no se trata de
la verdad, sino de la victoria.
-Podemos provocar al adversario contradiciéndolo e inducirlo así a exagerar más
allá de lo justo una afirmación que, en sí y en cierto contexto, puede ser verdadera
y, una vez refutada esa exageración, es como si hubiéramos refutado también su
tesis primitiva.
-Un golpe brillante es la retorsio argumenti: cuando el argumento, que el adversario
quiere utilizar a su favor, puede con más razón ser utilizado en su contra. Por
ejemplo, dice: "Es un niño, hay que dejarle hacer lo que quiera". Retorsio:
"Precisamente porque es un niño, hay que corregirlo a fin de que no perservere en
sus malos hábitos".
- Si el adversario, de forma imprevista, se enfurece ante un argumento, hay que
insistir con ardor en ese mismo argumento: no sólo porque es ventajoso hacer que
se encolerice, sino porque se puede suponer que hemos tocado el flanco débil de
su razonamiento y se le puede acosar en ese punto más de lo que antes
pensábamos.
- Cuando una persona culta disputa ante un auditorio inculto se formula un ad
auditores, es decir, se avanza una objeción no válida, pero cuya inconsistencia sólo
un experto puede captar. Y si bien el adversario es un experto, no lo son los oyentes.
A los ojos de estos queda derrotado, tanto más si nuestra objeción logra que su
afirmación aparezca, de alguna manera, bajo una luz ridícula. La gente es fácil a la
risa tonta, y los que ríen están de parte del que habla. Para demostrar que la
objeción es nula, deberá el adversario entrar en una larga discusión y remontarse a
los principios de la ciencia o a cualquier otro recurso. pero no es fácil encontrar un
auditorio interesado en esto.
- Si se advierte que uno será derrotado, se recurre a una diversión, es decir, se
comienza de pronto con algo totalmente distinto como si fuera pertinente a la
cuestión y constituyera un argumento contra el adversario.
- Es bueno aturdir al adversario con un raudal de palabras sin sentido como dice
Goethe en Fausto: "Con frecuencia creen los hombres, cuando escuchan sólo
vacías palabras, que se trata de serios pensamientos".
- Si el adversario tiene de hecho razón y ha escogido para defenderse,
afortunadamente para nosotros, una prueba inadecuada, nos resultará fácil refutar
esa prueba y daremos esto como una refutación de la tesis misma.
- Cuando se advierte que el adversario es superior y que acabará no dándonos la
razón, se adoptará un tono ofensivo, insultante, áspero.

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