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En el año 1973 Freudenberg usa el concepto “burnout” (siendo “quemado” la traducción de

este término al español) para categorizar y comprender los cambios que él observaba
profesionales cuyos servicios iban dirigidos a otras personas. Entre los cambios observados
los más resaltantes fueron una evidente disminución de su idealismo y simpatía por sus
clientes. De esta observación freudenberg se valió para definir al burnout como un conjunto
de factores médicos, biológicos y psicosociales que convergen en la actividad laboral
debido a una demanda excesiva de energía.

De esta manera, puede decirse que el Burnout, o síndrome de desgaste laboral; es un tipo
específico de estrés laboral padecida por aquellas personas que , en búsqueda de
adaptarse a las exigencias de su ambiente de trabajo, mantienen un estado de tensión y
sobre exigencia sostenido con el tiempo que origina síntomas que van desde malestar físico
y emocional, hasta un deterioro de las relaciones interpersonales. Por esta razón es más
común encontrar casos de burnout en profesionales cuyo trabajo tiene como centro la
ayuda o servicios a otras personas, como médicos, enfermeros, profesores… etc. Sin
embargo esto no es limitante, y cualquier persona que posea un puesto laboral muy
exigente puede padecer esta condición.

Factores de riesgo ¿quienes pueden quemarse?

Se puede considerar al burnout como un estado que puede derivarse de muchos factores
clave que pueden determinar la adquisición del “síndrome de quemado” por una persona,
como la personalidad, la edad y la experiencia, características que el la psicología son
denominadas diferencias individuales, que pueden ser definidos por los factores propios de
un individuo que lo hacen más o menos propenso a padecer de una condición física o
psicológica. Sin embargo pueden encontrarse factores generales en el origen de este
estado que deben tenerse en cuenta para su prevención. Estos son:

 Factores laborales: déficit en las infraestructuras relacionadas al área de trabajo


tanto físicas (lugar de trabajo) como organizacionales, este último punto incluye
clima laboral, relaciones entre los empleados, la no especificación de las
responsabilidades del cargo y la presión ejercida por los supervisores sobre el
trabajador.
 Factores sociales: Los requerimientos sociales respecto a cumplir un rol
determinado por el cargo ocupado y una dinámica familiar conflictiva e inestable
pueden ser factores de riesgo que predisponga al sujeto a sufrir del síndrome de
quemado.
 Factores ambientales: eventos extraordinarios que puedan suponer un deterioro en
el ánimo de la persona, tales como divorcios, muertes de familiares, desastres
naturales o crisis económicas.
Además de estos factores, autores como Tnomaé y otros (2006) añaden inadecuada
formación profesional, entendiéndose por este término la falta de conocimiento práctico con
respecto a la tarea a realizar, además del desconocimiento de la dinámica de la empresa y
otras demandas de la actividad a realizar; como relevantes para la aparición del burn out
en el trabajador.

¿Cuales son sus síntomas?


El burnout se caracteriza por una aparición paulatina que se divide en 3 componentes que
pueden presentarse a lo largo de la vida de la persona varias veces, y puede ser en el
mismo o en otro trabajo, estos componentes son:

 Agotamiento emocional: Pérdida progresiva de energía o cansancio relacionado a


la incapacidad de cambiar las circunstancias estresantes de su entorno laboral
 Despersonalización: Debido al fracaso expresado en el punto anterior, no existe una
implicación personal positiva en la actividad realizada caracterizada por la
indiferencia ante las metas y objetivos planteados para el cargo. Este punto es
considerado por Tnomaé y otros (2006) como el “corazón del Burnout” y es visto
como una defensa ante los sentimientos de impotencia y desesperanza personal.
 Abandono de la realización personal: Cuando el trabajo pierde el valor anterior para
el sujeto, la pérdida de la realización personal es el abandono de las propias metas
y de la tendencia a la realización del trabajador como individuo.

Existen muchos signos y síntomas derivados de este trastorno, sin embargo, varios autores
han postulado listados para categorizar y simplificar la observación de los síntomas, como
la división en síntomas emocionales, cognitivos, conductuales y sociales propuesta por
moreno y otros (1997) sin embargo, por ser una categorización más didactica, se usará en
este artículo la propuesta por Tnomaé y otros (2006), la cual contempla los signos y
síntomas del burnout en dimensiones físicas, psicológicas y laborales.

- Signos y síntomas físicos: cefaleas sensoriales, fatiga, agotamiento, insomnio, trastornos


gastrointestinales, dolores generalizados, malestares indefinidos.
- Signos y síntomas psíquicos: falta de entusiasmo e interés, dificultad para concentrarse,
permanente estado de alerta, actitud deflexiva (inflexible), irritabilidad, impaciencia,
depresión, negativismo, frustración, desesperanza, desasosiego.
- Síntomas laborales: no reportar interés a los objetivos laborales no comparten ni delegan
trabajo, ausentismo laboral.

El burnout a su vez posee 4 niveles de evolución, siendo el primero el nivel leve, en donde
son comunes las quejas y el cansancio; el nivel moderado caracterizado por una actitud
cínica frente a las actividades y negativismo, el nivel grave marcado por el enlentecimiento
en las actividades y el ausentismo. Y el nivel extremo, donde se presenta un aislamiento
marcado y cuadros psicológicos crónicos.

¿Cómo prevenirlo?

Al ser el Burnout un problema en la actualidad para las dinámicas interpersonales de las


empresas, y para la vida cotidiana del trabajador, es una necesidad primaria tomar medidas
desde la prevención, para disminuir la prevalencia de esta condición en el ámbito laboral y
garantizar una experiencia provechosa en el clima laboral. Por esta razón, Cairo (2002)
propone los siguientes puntos para lograr la prevención del burnout:

1- Proceso personal de adaptación de expectativa a la realidad cotidiana.


2- Formación en las emociones.
3- Equilibrio de áreas vitales: familia, amigos, aficiones, descansos y trabajo
. 4- Fomento de buena atmósfera de equipo: espacios comunes, objetivos comunes.
5- Limitar a un máximo la agenda asistencial.
6- Tiempo adecuado por pacientes: 10 min. de media como mínimo.
7- Minimizar la burocracia con mejora en la disponibilidad de recursos materiales de
capacitación y mejorando la remuneración.
8- Formación continuada reglada dentro de la jornada laboral.
9- Coordinación con los colegas que ejercen la misma especialidad, espacios comunes,
objetos compartidos.
10- Diálogo efectivo con las gerencias.

De los 10 puntos antes expuestos se puede extraer que es necesario para lograr la
prevención del síndrome de quemado, un seguimiento y apoyo en el área emocional e
interpersonal del paciente con sus compañeros de trabajo y familia, además de una buena
comunicación con los supervisores o gerentes. Por tanto se puede concluir que el gestar
un buen clima organizacional, trabajando los conflictos e interacciones, es la mejor forma
de prevenir el burnout

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