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TEORIA Y SISTEMAS DE LA PSICOLOGIA

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TEORIA Y SISTEMAS DE LA PSICOLOGIA


MATERIAL DE LECTURA

SESION N° 14
PROCESOS PSICOLOGICOS INTEGRADOS: LA
PERSONALIDAD

DOCENTE: LUCY AQUINO FABIAN


ALUMNO: ……………………………………………………

HORARIO/TURNO: ……………………………...

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PROCESOS PSICOLÓGICOS INTEGRADOS

LA PERSONALIDAD
1. Conceptualizaciones
La personalidad es un constructo psicológico, con el que nos referimos a un conjunto
dinámico de características de una persona. Pero nunca al conjunto de características
físicas o genéticas que determinan a un individuo, es su organización interior la que nos
hace actuar de manera diferente ante una o varias circunstancias.
La personalidad está formada por una serie de características que utilizamos para
describirnos y que se encuentran integradas mediante lo que llamamos el yo o "sí mismo"
formando una unidad coherente.
Entre estas características se encuentra lo que en psicología se denominan rasgos (como
agresividad, sumisión, sociabilidad, sensibilidad...); conjuntos de rasgos (como
extroversión o introversión), y otros aspectos que las personas utilizan para describirse,
como sus deseos, motivaciones, emociones, sentimientos y mecanismos para afrontar la
vida.
La personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón de
sentimientos y pensamientos ligados al comportamiento, es decir, los pensamientos,
sentimientos, actitudes y hábitos y la conducta de cada individuo, que persiste a lo largo
del tiempo frente a distintas situaciones distinguiendo a un individuo de cualquier otro
haciéndolo diferente a los demás. La personalidad persiste en el comportamiento de las
personas congruentes a través del tiempo, aun en distintas situaciones o momentos,
otorgando algo único a cada individuo que lo caracteriza como independiente y diferente.
Ambos aspectos de la personalidad, distinción y persistencia, tienen una fuerte
vinculación con la construcción de la identidad, a la cual modela con características
denominadas rasgos o conjuntos de rasgos que, junto con otros aspectos del
comportamiento, se integran en una unidad coherente que finalmente describe a la
persona. Ese comportamiento tiene una tendencia a repetirse a través del tiempo de una
forma determinada, sin que quiera decir que esa persona se comporte de modo igual en
todos los casos. Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos
comportamos e interpretamos la realidad, mostrando una tendencia de ese
comportamiento a través del tiempo, que nos permite afrontar la vida y mostrarnos el
modo en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Nos permite
reaccionar ante ese mundo de acuerdo al modo de percepción, retro-alimentando con esa
conducta en nuestra propia personalidad.
Cada persona al nacer ya tiene su propia personalidad con ciertas características propias,
que con el paso del tiempo más el factor ambiental y las circunstancias es como se
definirá esa persona. La personalidad será fundamental para el desarrollo de las demás
habilidades del individuo y para la integración con grupos sociales
Según Gordon Allport la personalidad es "la organización dinámica de los sistemas
psicofísicos que determina una forma de pensar y de actuar, única en cada sujeto en
su proceso de adaptación al medio".
Desmembrando esa afirmación encontramos que:

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 La organización representa el orden en que se halla estructurada las partes de la
personalidad de cada sujeto.
 Lo dinámico se refiere a que cada persona se encuentra en un constante
intercambio con el medio que sólo se interrumpe con la muerte.
 Los sistemas psicofísicos hacen referencia a las actividades que provienen del
principio inmaterial (fenómeno psíquico) y el principio material(fenómeno físico).
 La forma de pensar hace referencia a la vertiente interna de la personalidad.
 La forma de actuar hace referencia a la vertiente externa de la personalidad que
se manifiesta en la conducta de la persona.
 Y es única en cada sujeto por la naturaleza caótica en el que el cerebro organiza
las sinapsis.
1.1. Definiciones aditivas e integradoras
Las definiciones aditivas serían aquellas definiciones de la personalidad que la ven como
la suma de un conjunto de características. Las integradoras darían un paso más, al
enfatizar el carácter organizado y estructurado de esta adición. Las definiciones de los
años 1930 y 1940 iban en este sentido. Henry Murray sería un autor que dio una
definición aditiva y [Hans Eysenck], quien apostó por la vertiente integradora.
En concreto, Hans Eysenck propuso un modelo de la personalidad estructurado en tres
dimensiones (extraversión, neuroticismo y psicoticismo). Por las iníciales de estas tres
dimensiones se le ha llamado el modelo PEN. Este modelo tiene una fundamentación
psicométrica (análisis factorial).
El concepto de personalidad integradora se aplica a aquella persona en la que
predomina el estar viviendo en proceso de integrar progresivamente su diversidad de
manifestaciones humanas, con las respectivas polaridades dialécticas que éstas
conllevan.Y esta integración es tanto en la manifestación individualizadora de la persona
(siendo sí misma) como en la vinculadora (formando vínculos afectivos con los demás),
así como tanto a un nivel personal (es decir, físico, emocional e intelectual) como
transpersonal (es decir, espiritual, este ámbito que actualmente estudia la psicología
transpersonal), en favor de su crecimiento individual y también participando así en el
devenir evolutivo.

2. Teorías de la personalidad (modelos)

El estudio científico de la personalidad, siguiendo a los psicólogos norteamericanos


Carver & Scheier (1997), comprende dos grandes temas: el funcionamiento intrapersonal
(intrapsíquico o simplemente psiquismo) y las diferencias individuales. El funcionamiento
intrapersonal hace referencia a la organización psíquica -interna, privada y no observable
directamente- que cada persona construye en forma única durante el transcurso de su
vida; este campo abarca los grupos de teorías psicoanáliticas (Sigmund Freud, Melanie
Klein) y fenomenológicas (Carl Rogers). Las diferencias individuales son el conjunto de
características o rasgos que diferencian a una persona de las demás; a esta aproximación
le corresponden las teorías de los rasgos (Hans Jurgen Eysenck, Raymond Cattell) y las
conductuales (John Watson, B. F. Skinner, Albert Bandura). Conceptualmente es posible

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contraponer el constructo "individualidad", propuesto por autores como Alberto Merani
(1979), al de diferencias individuales.
2.1. Un modelo de factores primarios
R. B. Cattell propuso un modelo estructural a partir del análisis léxico del idioma inglés.
Recogió más de 4000 vocablos relativos a disposiciones estables de la conducta (en su
mayoría formaba pares de antónimos).
Una vez recogidos, los agrupó en 160 grupos, añadiendo 11 más correspondientes a
términos derivados de la literatura psicológica previa. A partir de ellos, Cattell llegó a 16
rasgos fuente, con los que elaboró el cuestionario 16 PF.
El modelo ha sido criticado por contener demasiados factores, así como por el alto
número de neologismos (sizotimia, trectia...)
2.2. Un modelo de tipos
Hans Eysenck propuso un modelo de la personalidad estructurado en tres dimensiones
(extraversión, neuroticismo y psicoticismo). Por las iníciales de estas tres dimensiones se
le ha llamado el modelo PEN. Este modelo tiene una fundamentación psicométrica
(análisis factorial).
2.3. Modelo de los Cinco Grandes
Actualmente, y debido a una larga investigación y acumulación de conocimientos durante
años, se acepta como modelo más cercano al constructo de Personalidad el Modelo de
los Cinco Grandes, en el cual se considera que los factores que subyacen a la
personalidad son la Extraversión, Neuroticismo, Amabilidad, Apertura a la Experiencia y la
Responsabilidad.

3. La personalidad a través del tiempo. Estabilidad y cambio

En buena parte, la personalidad está determinada por los genes, que nos proporcionan
una gran variedad de predisposiciones. Pero el ambiente y las experiencias de la vida
(padres, sociedad, amistades, cultura, etc.) se ocupan de moldear todas esas
posibilidades en una dirección u otra. Por tanto, aunque podamos cambiar nuestra forma
de ser, lo hacemos en base a esas características de personalidad con las que hemos
venido al mundo.

Generalmente, existe una tendencia a comportarse a través del tiempo de una forma
determinada, pero esto no quiere decir que una persona se comporte de ese modo en
todos los casos. Por ejemplo, si decimos que una persona es introvertida, significa que lo
es la mayor parte del tiempo, pero no en todas las ocasiones. Los estados de ánimo
influyen también en el comportamiento, de modo que una persona puede variar en función
de sus cambios de humor. Sin embargo, y como veremos más adelante, esta variabilidad
es un indicio de buena salud psicológica (siempre que no sea extrema), ya que indica la
existencia de una personalidad flexible, capaz de adaptarse a distintas situaciones.

4. La personalidad sana
La personalidad psicológicamente sana y equilibrada tiene las siguientes características:

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Es flexible. Se trata de personas que saben reaccionar ante las situaciones y ante los
demás de diversas formas. Es decir, poseen un repertorio amplio de conductas y utilizan
una u otra para adaptarse a las exigencias de la vida, en vez de comportarse de un modo
rígido e inflexible.
 Lleva una vida más variada, realizando diversas actividades, en vez de centrar su vida
alrededor de un mismo tema.
 Es capaz de tolerar las situaciones de presión y enfrentarse a ellas y no se viene abajo
ante las dificultades y contratiempos.
 Su forma de verse a sí misma, al mundo y a los demás se ajusta bastante a la
realidad.

5. Nuestro concepto de nosotros mismos

Un aspecto muy importante de nuestra personalidad es la forma en que nos vemos a


nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Dos personas diferentes pueden interpretar
la realidad de forma distinta. Al observar un bosque a lo lejos ambas coincidirán en que
allí hay árboles y montañas, pero mientras una de ellas puede ver un lugar lleno de
peligro, la otra puede estar viendo un paraíso en el que le gustaría perderse durante
varios días.

Las personas reaccionan al mundo de acuerdo a su modo de percibirlo. La personalidad


determina ese modo de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos, pero, al mismo
tiempo, la manera de vernos a nosotros mismos influye en nuestra personalidad. Por
ejemplo, si varias personas le dicen a un niño que es muy inteligente, es muy probable
que piense de sí mismo que lo es, mientras que si le dicen lo contrario llegará a
considerarse una persona poco inteligente. Esto es debido a que es difícil comprobar si
somos o no inteligentes (mientras que es bastante fácil comprobar, por ejemplo, la fuerza
física). Por este motivo, muchas veces recurrimos a los demás para definirnos,
basándonos en la opinión que otros tienen de nosotros. En otras ocasiones nos
describimos tomando a los demás como punto de referencia. Si alguien nos dice "soy un
dormilón", lo que nos está diciendo es que duerme más horas que la mayoría de las
personas.

La percepción de nosotros mismos y de los demás suele estar relacionada. Por ejemplo, a
veces atribuimos a los demás rasgos de personalidad que nos pertenecen a nosotros,
porque de ese modo nos resultan más fáciles de entender y porque en ocasiones los
conocimientos que tenemos para explicar las causas de nuestra conducta son los únicos
de los que disponemos. Es decir, si yo hago tal cosa, lo haría por el motivo X; por tanto,
esta persona lo ha hecho por el mismo motivo (por supuesto, esto no tiene por qué ser
cierto). Por eso, cuando alguien cambia su autoconcepto cambia también el modo que
tiene de ver a las demás personas.

6. Cuando autoconcepto y realidad no coinciden

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Es normal que haya cierta distorsión entre autoconcepto y realidad. Algunas personas se
ven como más o menos capaces de lo que son. Pero cuando este desajuste es muy
grande se produce una psicopatología.

Supongamos que una persona se considera a sí misma como alguien capaz de mantener
la calma en situaciones tensas. Si se declara un incendio y se bloquea, siendo incapaz de
reaccionar adecuadamente y poniéndose excesivamente nerviosa, habrá una
incongruencia bastante grande entre su autoconcepto y la realidad, debido a que su
comportamiento no ha estado de acuerdo con dicho autoconcepto. Cuando se produce
este tipo de incongruencia (llamada disonancia), resulta intolerable y tratamos de
eliminarla inmediatamente. Esto se consigue de dos formas: 1) cambiando el
autoconcepto para ajustarlo a la realidad, o 2) distorsionando la realidad para adaptarla al
autoconcepto. En este segundo caso podría producirse un trastorno psicológico.

Por tanto, para evitar que se den estas disonancias, tratamos de comportarnos siempre
de acuerdo con nuestro autoconcepto. De este modo, si pensamos algo de nosotros
mismo, nos comportamos de acuerdo con eso, tanto si es positivo como si es negativo.
Por ejemplo, si alguien se considera agresivo, se sentirá incómodo al comportarse de
forma cariñosa, porque crea una incongruencia con su autoconcepto. Esto puede hacer
difícil el
7. Psicopatología y trastornos de personalidad

Como hemos visto, las personas que se resisten a ajustar su autoconcepto a la realidad
tienen mayores probabilidades de padecer algún tipo de psicopatología. Una forma de ser
demasiado rígida e inflexible está menos dispuesta a hacer dichos ajustes. De este modo,
vemos cómo la personalidad ejerce una gran influencia en la existencia de problemas
emocionales. De hecho, la mayoría de las personas con trastornos psicológicos tienen
dificultades cuyo origen está, al menos en parte, en ciertas características de su
personalidad. La forma que tenemos de vernos a nosotros mismos, al mundo y a los
demás puede estar produciéndonos problemas y sufrimiento.

Las personas deprimidas, por ejemplo, se ven como individuos sin valor a los que nadie
quiere; interpretan comportamientos neutros como rechazo, desprecio, etc. Suelen dar
gran énfasis a los acontecimientos negativos y casi excluyen los positivos.

Los trastornos de personalidad son exageraciones de formas de ser normales. La


persona altruista, por ejemplo, puede convertirse en mártir y derrotista si su entrega a los
demás se hace demasiado exagerada. Las personas muy seguras de sí mismas, con gran
confianza y autoestima alta pueden acabar siendo unos narcisistas si estos rasgos se
exageran hasta desvincularse de la realidad. La persona vigilante y suspicaz a quien no
se le escapa detalle alguno y a quien nadie logra engañar, puede transformarse en un
paranoico, etc.

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LAS ACTITUDES
1. Definiciones
Floyd Allport: “Una actitud es una disposición mental y neurológica, que se organiza a
partir de la experiencia que ejerce una influencia directriz o dinámica sobre las reacciones
del individuo respecto de todos los objetos y a todas las situaciones que les
corresponden”.
R.Jeffress: "La actitud es nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la
vida".
W.I. Thomas y F. Znaniecki: “Es la tendencia del individuo a reaccionar, ya sea positiva o
negativamente, a cierto valor social”
Solomon Asch: “Las actitudes son disposiciones duraderas formadas por la experiencia
anterior”.
Edwin Hollander: “Las actitudes son creencias y sentimientos acerca de un objeto o
conjunto de objetos del ambiente social; son aprendidas; tienden a persistir, aunque están
sujetas a los efectos de la experiencia; y son estados directivos del campo psicológico
que influyen sobre la acción”.

2. Componentes de la actitud

Rodríguez , distingue tres componentes de las actitudes:


 Componente cognoscitivo: para que exista una actitud, es necesario que exista
también una representación cognoscitiva del objeto. Está formada por las
percepciones y creencias hacia un objeto, así como por la información que
tenemos sobre un objeto. En este caso se habla de modelos actitudinales de
expectativa por valor, sobre todo en referencia a los estudios de Fishbein y Ajzen.
Los objetos no conocidos o sobre los que no se posee información no pueden
generar actitudes. La representación cognoscitiva puede ser vaga o errónea, en el
primer caso el afecto relacionado con el objeto tenderá a ser poco intenso; cuando
sea errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto.
 Componente afectivo: es el sentimiento en favor o en contra de un objeto social.
Es el componente más característico de las actitudes. Aquí radica la diferencia
principal con las creencias y las opiniones - que se caracterizan por su
componente cognoscitivo -.
 Componente conductual: es la tendencia a reaccionar hacia los objetos de una
determinada manera. Es el componente activo de la actitud. Sobre este
componente y la relación entre actitud-conducta, y las variables que están
interviniendo, girará nuestra investigación.
Para explicar la relación entre actitud y conducta, Fishbein y Ajzen, (19802 han
desarrollado una teoría general del comportamiento, que integra un grupo de variables
que se encuentran relacionadas con la toma de decisiones a nivel conductual, ha sido
llamada Teoría de la acción razonada.
La psicología social distingue un estudio de la estructura intra- aptitudinal de la actitud,
para identificar la estructura interna, de un estudio de la estructura inter-aptitudinal, para
buscar diferencias y similitudes entre mapas donde confluyen más actitudes.

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3. Las funciones de las actitudes
En los procesos cognitivos, emotivos, conductuales y sociales, son múltiples. La principal
función resulta ser la cognoscitiva. Las actitudes están en la base de los procesos
cognitivos-emotivos prepuestos al conocimiento y a la orientación en el ambiente. Las
actitudes pueden tener funciones instrumentales, expresivas, de adaptación social (como
en los estudios de Sherif sobre la actitud en relación al ingroup, el propio grupo de
referencia y el outgroup, el grupo externo), ego defensivo (un ejemplo clásico es el estudio
sobre la personalidad autoritaria de Adorno en los años 50).
Este concepto resulta central en toda la psicología social porque tiene una aplicación en
muchos campos distintos:
 Frente a objetos o conductas especificas con finalidad predictiva de la conducta,
en los estudios de mercado.
 Grupos o minorías étnicas, mediante el estudio de los prejuicios y de los
estereotipos.
 Fines y objetivos abstractos, donde este tipo de actitud está definido como valor
personal.
 La actitud en relación a sí mismo, definida como autoestima.

Bibliografía
Baron R. y D. Byrne “Psicología Social” de R. Barón y D. Byrne – Editorial Prentice
Conn Denis, Psicología, México ,2008
Feldman, Robert S.(2005). Psicología Con Aplicaciones De Habla Hispana. México: McGraw-Hill
interamericana, ISBN 970-10-5348-6
Hothersall, D. (2007). Historia De La Psicología. Madrid: McGraw-Hill
K. Young, J.C. Flügel y otros “Psicología de las Actitudes” Editorial Paidós SA
Morris, Charles (2005) Psicología, México Pearson Educación
Morris, Charles G., Maisto, Albert. (2005). Psicología. México.: Editorial Pearson Educacion
Myers, David G. Psicología .Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana.
Oller Vallejo, J. (2004). La personalidad integradora: El doble logro de ser sí mismo y
vincularse. Barcelona: Edicions CEDEL.
Rodríguez, José Miguel (2007). Aspectos básicos de psicología general. España: Abecedario
Editorial.

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