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El autor, luego de precisar los elementos del tipo penal de apropiación ilícita, establece
sus diferencias con respecto a los delitos de hurto y estafa. Asimismo, partiendo de
que el bien jurídico tutelado en aquel delito es el derecho a la propiedad, examina si es
posible admitir la tutela del derecho al crédito (y, en tal sentido, si la calidad de sujeto
pasivo puede recaer en el titular de este derecho), especialmente cuando existe de por
medio una función de cobro de sumas de dinero, ámbito en el cual propone atender a
la relación especial de confianza que es quebrantada por el recaudador, quien incurrirá
en el delito cuando al momento de recibir lícitamente el bien conozca que es ajeno y
que su posesión está limitada al título por el que fue otorgado.
MARCO NORMATIVO:
I. PRELIMINARES
La sentencia casatoria estableció como síntesis del hecho, fundamento jurídico 2, que
se imputa a la agente del delito, en su condición de empleada de la empresa
agraviada, haberse apropiado indebidamente del dinero que cobró a los clientes de la
misma, entregándoles a estos últimos comprobantes de pago en señal de acuse de
recibo del dinero por los productos vendidos a crédito, pero que aquellas sumas
dinerarias no fueron entregados a las arcas de la empresa.
a) Sujeto activo.- El agente del delito solo puede recaer en determinadas personas,
portadoras de un deber especial, es decir, autor del hecho no puede ser cualquier
persona, pese a que el tipo penal establezca un genérico “el que”, dado que el
establecimiento de determinadas circunstancias esenciales en él (título lícito para el
ingreso en posesión del bien mueble y obligación de devolver, entregar o hacer un
uso determinado del bien recibido), harán devenir el delito en uno especial, de manera
que quien carezca de dichas características esenciales (v. gr. no tener obligación
alguna respecto al bien recibido) no podrá ser considerado como autor del hecho
delictivo.
b) Sujeto pasivo.- La víctima del delito puede ser cualquier persona, natural o jurídica,
la única condición para encuadrarse como tal en el tipo objetivo es que ostente la
condición de propietario sobre el objeto del delito (bien mueble), de manera que a raíz
de la conducta delictiva verá mermada sus facultades inherentes a dicho derecho real;
se reconoce que en caso de bienes fungibles podrá también ser sujeto pasivo del
hecho aquel titular de los derechos del crédito que emergen de cualquiera de los títulos
a que se refiere el precepto.
c) Conducta típica.- El tipo penal establece que la conducta esencial que debe
desarrollar el agente para configurar el ilícito penal lo constituye el verbo (rector)
apropiar, conducta –ilícita o indebida– por el cual el agente se apodera, adueña o
adjudica en su favor un bien mueble que no le pertenece legalmente, colocándolo
dentro de su patrimonio, pese a saber que le pertenece a otro y que por título lícito lo
tenía confiado por un tiempo determinado, lo cual se evidencia (exterioriza) cuando el
agente comienza a realizar actos de disposición del bien como si fuera el propietario y
se resiste a devolverlo o entregarlo ante el requerimiento del sujeto pasivo, privando a
este último del poder efectivo de disponer materialmente del bien(7).
El tipo penal también establece como conditio sine qua non que el agente haya
recibido el bien mediante título que produzca la obligación de entregar, devolver
o hacer un uso determinado, esto es, mediante título legítimo (depósito, comisión,
administración u otro semejante) instituido por parte del sujeto pasivo, de manera que
el delito se configura cuando el agente, abusando de la confianza otorgada por título
legítimo o aprovechando que tiene el bien temporalmente, hace actos de disposición
como si fuera el propietario, transmutando el título lícito en uno ilícito.
Finalmente, el provecho, propio o de tercero, constituye otro elemento objetivo del tipo
penal, entendido como la ventaja de índole económica buscada por el agente al
desarrollar su conducta ilícita; no implica que él obtenga efectivamente un provecho
económico, sino que haya tenido el propósito de conseguirlo, es decir, para la
configuración de este supuesto basta que la ventaja sea potencial y esté en
perspectiva del ilícito cometido.
Mención especial merece el objeto material del delito, el cual según el tipo penal
será un bien mueble, dinero o un valor que pueda ser cuantificado económicamente,
en líneas generales, un bien susceptible de ser trasladado de un lugar a otro; cabe
mencionar que el legislador ha efectuado una precisión redundante al introducir el
dinero o valor como objetos sobre el cual recae el delito, pues ambos conceptos están
incluidos dentro del concepto genérico de bien mueble.
La concepción de este objeto material del delito está íntimamente ligado al bien
jurídico protegido por el delito de apropiación ilícita: el patrimonio, connotado en el
derecho de propiedad(9), previsto en el artículo 923 del Código Civil, el cual lo define
como el poder jurídico que permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien, de
manera que con la apropiación ilícita se afecta las tres primeras facultades de este
derecho, con especial incidencia en la capacidad de disposición; no existe consenso
en admitir que este delito proteja el derecho de posesión y el derecho de crédito.
En ese contexto, no queda duda que la postura de la Corte Suprema, en el caso sub
examine, y en el sentido que no hay posibilidad de aplicar el delito de hurto, es
correcta, en la medida que no se aprecia de modo alguno que el ingreso en posesión
del bien objeto del delito se haya efectuado por una conducta medial, es decir, no ha
existido sustracción de bien alguno de la esfera de custodia del agraviado.
Bajo esa premisa, es indistinto, por cuanto el tipo penal no prevé dicha situación, que
el sujeto pasivo del delito sea quien entregue el bien o sea el destinatario de este;
contrariamente, lo crucial será determinar que al momento en que el agente reciba el
bien lícitamente conozca que este es ajeno y que su posesión está ligada
precisamente al título por el que le fue otorgado por su titular, pese a lo cual, de
manera posterior, decide apropiarse del bien.
NOTAS:
(*) Abogado con estudios concluidos de Maestría con mención en Ciencias Penales en
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fiscal Adjunto Provincial Penal Titular
del Distrito Judicial de Ayacucho.
(1) Sentencia casatoria emitida por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de
Justicia, de fecha 4 de octubre de 2012, publicada en el Boletín de Jurisprudencia del
diario oficial El Peruano el 1 de abril de 2013, pp. 6901-6902.
(2) VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte general. Grijley, Lima,
2006, p. 298.
(3) Véase por todos VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Ob. cit., p. 295 y ss.
(5) Véase, entre otros, SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. 4ª
edición, Iustitia, Lima, 2010, pp. 211-230; PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl.
Derecho Penal. Parte especial. Delitos contra el patrimonio. Rodhas, Lima, 2009, pp.
165-183; REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Derecho Penal. Parte especial. 2ª edición.
Volumen I, Ediciones Legales, Lima, 2012, pp. 265-303; PIZARRO GUERRERO,
Miguel. Delito de apropiación ilícita. Cuestiones sustantivas y procesales. Jurista
Editores, Lima, 2006, pássim; BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Alberto y GARCÍA
CANTIZANO, María del Carmen. Manual de Derecho Penal. Parte especial. 4ª edición,
San Marcos, Lima, 1998, pp. 327-339.
(11) Vid. SIMONS VALLEJO, Rafael. “Sobre el contenido del injusto de los delitos de
apropiación indebida (reflexiones a propósito de los artículos 252 y siguientes del
Código Penal español)”. En: Revista Penal. Nº 15, 2005. Disponible en:
<http://www.uhu.es/revistapenal/index.php/penal/article/viewArticle/239>, p. 150
(consultado el 20 de mayo de 2013). También BACIGALUPO ZAPATER, Enrique. “La
apropiación indebida de cosas muebles”. En: Comentarios al Código Penal. Cándido
Conde-Pumpido Tourón (Director), Tomo 3, Bosch, Barcelona, 2007, p. 2017, quien
precisa que ambos delitos (refiriéndose a la apropiación ilícita y al hurto) se cometen
mediante apropiación de una cosa mueble y son dos especies de un mismo género,
aun cuando también hace referencia a la diferencia que ostenta el primero con el delito
de estafa.
(12) Vid. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., pp. 171-173.
(14) Vid. SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 291; PEÑA CABRERA FREYRE,
Alonso Raúl. Ob. cit., p. 173.
(16) Vid. nota al pie N° 4. También SCHÜNEMANN, Bernd. ¡El Derecho Penal es la
última ratio para la protección de bienes jurídicos! Sobre los límites inviolables del
Derecho Penal en un Estado liberal de Derecho. Traducción de Ángela de la Torre
Benítez. Serie Cuadernos de conferencias y artículos, N° 38. Centro de Investigación
en Filosofía y Derecho de la Universidad Externado de Colombia, Bogotá, pássim.
(18) Así, SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 291, quien incluso se opone a esta
posibilidad; y PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., p. 173, aun cuando
este último autor no hace mención expresa al derecho de crédito.
(19) Así, PIZARRO GUERRERO, Miguel. Ob. cit., p. 99; BRAMONT-ARIAS TORRES,
Luis Alberto y GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen. Ob. cit., pp. 328-329.
(21) Un criterio similar para diferenciar ambos delitos, con cierto rechazo a considerar
el derecho de crédito como objeto de protección del delito, véase en HURTADO POZO,
José. Ob. cit., p. 225.