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El limite infranqueado
Levinas evoca como mandamiento fundante de toda ética, al que recurren algunos
intelectuales argentinos luego del fracaso de las ilusiones perdidas y del terror del 76,
instaurado en Latinoamérica por el triunfo del neoliberalismo cristiano mundializado. Más
allá de los clásicos que abrieron el espacio de una revolución posible, fracaso cruel que nos
dejó a todos en banda, Marx incluido, uno se pregunta por qué este súbito reverdecer de la
flosofía del judío Levinas sobre fondo de las guerras de exterminio inmisericorde avaladas
por el mundo occidental y cristiano con el apoyo de las iglesias locales. (Pag 27)
Según Rozitchener, Levinas pretende encontrar el fundamento último escondido detrás del
Ser sobre el fondo del cual toda la filosofía se ha desarrollado. Levinas pone en cuestión la
noción del Ser mismo, yendo como dice Rozitchner más allá de la fenomenología de Husserl
y el racionalismo humanista de Heidegger, más allá del marxismo del empirismo o el
sensualismo y más allá de la teología cristiana a la que no contradice y a la que acepta como
compatible con la religión judía. Rozitchner sostiene que Levinas entiende que hay algo en
la noción del ser que todavía no se ha alcanzado a pensar. Se trataría también de explicar la
cultura occidental producida por el cristianismo –política economía valores humanos,
educación, guerras, relaciones humanas en general, amores, odios y la ciencia en su totalidad-
y que esta debe ser pensada desde otro lugar. El sentido de la palabra cultura debe ser re-
fundado. Para ello parte de las experiencias de las guerras del siglo XX, donde la cultura
occidental se encuentra con su contradicción extrema: el extermino de las masas humanas y
el aniquilamiento del planeta y de la mitología cristiana que ha orientado desde su pretensión
de univerzalisación al hombre desde la estructuración de la Iglesia Católica.
Habría para Levinas algo anterior a todo lo que aparece como punto de partida, hay un Decir
antes que los juegos del lenguaje de Wittgenstein, “anterior a los signos verbales… a los
sistemas lingüísticos y a las cosquillas semánticas”, que sería el “prólogo de las lenguas”,
“el decir original o pre-original, el logos del pró-logo” que abriría a “un orden más grave
que el del ser y anterior al ser”. “El vacío que se abre [con la Nada del Ser que pretende
negarlo] se rellena con el sordo y anónimo ruido del ‘il y a’ [originario]”.(Pag 26) Levinas
parte del “il y a” buscando la inserción del espíritu en la carne, Rozitcher se pregunta por
con que llena esa Nada. ¿qué oculta esa Nada que desde el comienzo de la filosofía se
enuncia como un vacío que sin embargo señala el comienzo de la plenitud del Ser desde el
cual comenzamos a pensar todo lo pensable, al mismo tiempo que dejamos el fundamento
del Sercomo impensable en la despreciada Nada? (Pag 27) Rozitcner dice que Levinas
quiere llenar esa Nada con algo que antecede al ser mismo del cual generalmente se parte.
LA RAZA
La Raza expresaba la profundidad con la que había penetrado la diferencia con los otros.
La Raza no era sólo biología era el máximo de encarnación patriarcal en el cuerpo.
Hitler había extremado lo que el cristianismo había organizado desde sus comienzos:
dominar los cuerpos donde la conciencia no alcanzaba para ser cristiano.
La madre judía es el fundamento donde se apoya la prolongación de la identidad y la
pertenencia al pueblo judío. Desde Adan Pasando por Cristo hasta llegar a Hitler se
transforma la carne y la sangre femenina por la masculina. El racismo de Hitler es la
culminación de la persecución cristiana a los judíos. Hitler replicaba la experiencia de los
emperadores romanos que ponía a los cuerpos de los transgresores a ser sacrificados por las
bestias.
Dice Rosictchner que Levianas encuentra en la solución final contra el cuerpo de la madre
judía, el punto de partida para las “potencias primitivas, las fuerzas y los sentimientos
elementales”. La sangre es metáfora de la ligazón que existe entre los cuerpos históricos
ligados entre sí. Dice también que: separa al hitlerianismo del cristianismo convirtiendo el
esto en un enfrentamiento entre el espíritu greco-romano y el paganismo y no entre
cristianismo y judaísmo.
LA MEMORIA HUMANA
La experiencia arcaica del hombre con la madre que lo marca de por vida queda olvidada
por no poder recordarla, el carácter prematuro de su nacimiento hace que estas nunca
alcancen la conciencia. Dice Rozitchner que de este olvido surge la conciencia con la cual
la razón occidental piensa. La experiencia olvidad trata de actualizarse. Quizás lo que se
rememora del pasado sea lo que la conciencia determinó como el primer recuerdo desde el
cual la primera significación se abrió pero que se mantiene inconsciente.
Para Levinas antes de toda experiencia primero debe haber penetrado el Infinito. El
infinito instala su espíritu en el cuerpo para que las “potencias primitivas” se transformen en
“Intuición y decisión originaria”. Para Levinas en el niño no existe ningún conflicto cultural.
El proceso primario con el cual el niño comienza sus relaciones y luego la apertura al mundo,
no aparecen en el origen de la experiencia.
Todo lo negativo se encuentra en el punto de partida del cuerpo pulsional. Entre el cuerpo
natural y el cuerpo tocado por el Infinito se encuentra para Levinas el vínculo histórico con
el cuerpo materno.
Evocación y Olvido
Existe un rostro primordial, fruto de la primera mirada que confirió al otro, como otro
dentro de lo Mismo, siendo lo Mismo una unidad simbiótica. Desde esta unidad se descubre
al rostro del otro.
La Palabra Primordial se expresa como “rostro del otro hombre” esta, evoca siempre ese
rostro primero como fondo de todo rostro percibido. “ Levinas cree haber encontrado el
lugar donde la palabra como Infnito se encarna en la mirada.” El rostro primordial del cual
nunca nos separamos aparece fuera, aunque antes estuvo dentro, es reencontrado como
antítesis y nunca más como inmanente a uno mismo. La palabra que habla ahora, no proviene
de la lengua materna, proviene de un segundo lenguaje que ordenan separarnos de ella para
siempre.
La santidad del otro: mi mirada
Levinas ve en todo rostro la huella del Infinito o la Palabra de Dios. “la vocación de la
santidad es reconocida por todo ser humano como valor y que este reconocimiento define lo
humano: lo humano ha perforado el ser imperturbable” (Pag 60) Aquí hay un surgimiento
del yo al margen de lo social, anterior e independiente a toda determinación histórica, un
reconocimiento del rostro del otro como absoluto, incluso a mi propia experiencia de ser yo
mismo un ser relativo. Es desde el otro que yo me percibo como absoluto, porque veo en el
otro la presencia del Infinito y en ella a la Palabra de Dios. El rostro al que miro y aunque
no me hable, despierta en mí una respuesta. En ese rostro se manifiesta de una orden, que
escucho al mirarlo, un sonido dirigido al otro. Es mi mirada la que descubre en el otro lo que
yo veo y oigo. El rostro sería entonces un lugar de manifestación que va más allá del ser y
de la historia.
El peso del ser
El “peso del ser” organiza la racionalidad y la justicia en la vida de los hombres…la
justicia y el saber; el ejercicio de la justicia exige tribunales e instituciones políticas y –
aunque sea paradojal– una cierta violencia implicada por toda justicia. La violencia está
originalmente justificada como la defensa del otro, del prójimo (ya sea mi pariente o mi
pueblo) pero es violencia para alguien (...) Pocas cosas interesan tanto al hombre como el
otro hombre. En el peso del ser comienza la racionalidad. Noción primera de la significación
a la que se remonta la razón, y que no puede reducirse a otra cosa. Es fenomenológicamente
irreductible: el sentido significa. (Pag 62)
Rozichner comienza explicando esta cita diciendo: ”la razón se olvida de su fundamento”
una paradoja, pues los contrarios convergen y esta convergencia de opuestos debe ser
aceptada como Verdad de la cual partio Levinas.
El “peso del ser” aparece cunado el Espíritu se inserta en la carne y construye desde allí
el “il y a” originarios. En la experiencia del primer rostro se vive “el peso del ser donde
comienza la racionalidad”, con ello también comienza la razón. El “sentido significa” y lo
hace sobre el trasfondo del “peso del ser”. La razón se inicia con la significación que el
rostro del otro revela como primer sentido que pesa en el hombre. El peso del ser se pondera
en dos cabezas: la mía y la del otro, pero en la del otro, aparece la Palabra de Dios. Rozitcher
culmina diciendo que en definitiva Lévinas hace teología y no antropología filosófica.
La abstracción del darse originario
Para Lévinas la primera aparición de sentido debe encontrarse en “las circunstancias
concretas en que un sentido viene a la idea”, se debe aclarar que estas circunstancias no
incluyen el darse originario de la madre ni la pre-maduración del niño que nace a la cultura.
Levinas no se pregunta por la formación de la conciencia desde las experiencias corporales
que las vive y las piensa sino que habla de un proceso espiritual que condiciona, una
experiencia originaria de Dios que presupone al espíritu con el cual pensamos. Levinas
olvida las sensaciones corporales que organizan las primeras significaciones donde todos los
sentidos se hacen presente cuando aparece la voz de la madre.
La Justicia
Para Levinas la violencia es inseparable de la justicia y que la justicia puede ser alcanzada
a partir de la caridad. La caridad “surge como una obligación ilimitada frente al otro, y en
ese sentido acceso a su unicidad como persona, y en este sentido amor: amor desinteresado,
sin concupiscencia” (Pag 66)
Totalidad e infinito
El tiempo congelado: libertad absoluta y crimen absoluto
El espíritu de libertad, para la civilización europea, implica una concepción del espíritu
humano: la libertad absoluta del hombre respecto del mundo y de las posibilidades que
requiere su acción. (…) El hombre se renueva eternamente ante el universo. Hablando en
términos absolutos no tiene historia. (Pag 71)
Rozitchner hace una crítica a lo que él llama cristiano-liberalismo diciendo que la libertad
absoluta es lo opuesto a la idea de libertad humana concreta que sería lo que suele entenderse
como liberarse de. Rozitcher explica también que la libertad es la respuesta a un acto. La
libertad absoluta supone lo In-finito, sin materia, sin tiempo, sin historia. La libertad humana
supone un punto de partida, la finitud de la vida situada en un tiempo y en un espacio
concreto. El cristiano-liveralismo pone como punto de partida la negación de las condiciones
originarias materiales y humanas de todo lo pensable.
Respecto a esto Levinas escribe:
La historia es la limitación más profunda, la limitación fundamental. El tiempo, condición
de la existencia humana, es sobre todo condición de lo irreparable. El hecho consumado,
arrebatado por un presente que huye, escapa definitivamente al dominio del hombre, pero
pesa sobre su destino. (…) Está la tragedia de la inamovilidad de un pasado imborrable que
condena la iniciativa a no ser más que una continuación. La verdadera libertad, el verdadero
comienzo exigiría un verdadero presente que… recomience eternamente esa libertad. (Pag
72)
Rozitchner critica esto diciendo que: Levinas niega las condiciones de tiempo que
consuma y consume la vida, como si pudiéramos deshacernos de los hechos que produce el
mundo material (sus causas y sus efectos) y reiniciar cadenas causales totalmente nuevas.
No comenzaríamos nuestro tiempo con el nacimiento, sino un presente que lo anula y re-
comience eternamente esa libertad ahora independizada de su origen materno, carnal,
temporal e histórico.
Este distanciamiento dice Rotchner es auspiciado por el liberalismo y el cristianismo que
intentan hacer olvidar el irreparable pasado. El cristianismo ve en el crimen de Jesús un
pasado que se actualiza constantemente, un eterno presente que condena de manera absoluta
a los autores. Esto explicaría cómo la herencia cristiana asumida por los alemanes decanta en
el hitlerismo, que develaría lo escondido detrás de la religión cristiana: la muerte y la
destrucción del otro, el hitlerismo sincera lo que el cristianismo y el liberalismo escondían.
El asesinato del fundador de la fe se actualiza constantemente, pero si la intención es diluir
el pasado, la fuente material de la historia, los contrarios deben converger en algo que haga
que el cristianismo, perseguidor histórico del de los judíos, los llevara a perdornarlos. Lo
que aparece es el judeocristinanismo, allí, los remordimientos por el crimen, el
arrepentimiento y el perdón se conjugan con el pecado, la muerte y la resurrección. Ante
esto Rozitchner se pregunta: “¿Podrá el perdón redimir el crimen histórico para comenzar
desde cero, como pretende el cristianismo, sin trazar el derrotero de su huella permanente
donde los crímenes del pasado no se refieren sólo a las personas, ya muertas, que los habían
cometido, sino a las consecuencias que dejaron grabadas en las situaciones históricas al
modificar las relaciones de poder sobre los hombres y las cosas que los habían movido?”
(Pag 74)
La fenomenología y el idealista de la mater-ialidad
Aquí Rozitcher explica que la conciencia fenomenológica no tiene en cuenta que ella debió
construirse a través de su propio proceso subjetivo. Cita una cita de Levinas en la que se lee:
Husserl “le concede a la representación y a la teoría un papel preponderante en la vida,
porque sirve de base a toda la vida consciente; es la forma de intencionalidad que asegura
el fundamento de todas las demás” (Pag 75). Luego dice Rozitchner Husserl introduce el
concepto de proto-impreción que sería el “punto de partida, la marca corporal originaria,
anterior a la conciencia y que la constituiría.” (Pag 75)
Rozitchner trae el comentario de D. Guillot: “La proto-impresión es creación primera
absolutamente inesperada, cuyas determinaciones previas y horizontes ya preparados para
acogerla se diluyen en su originalidad primera. Esta absoluta novedad sacaba a la
conciencia de su mismidad situándola ante lo otro que se presenta como ex-periencia en
sentido fuerte. El tiempo de la Urimpression es el presente creativo del ahora, que no debe
ser entendido como el presente de una situación temporal en la que se diluye entre la carga
del pasado y la urgencia de un futuro. Ahora, en el que aparece por primera vez el ser como
salido de la nada y origen del tiempo y la conciencia. La aparición de un objeto supone una
intención animando una sensación en un proceso de retardo o retroceso, recul, en el que la
conciencia vuelve (no en sentido realista) sobre la sensación. Este hecho, de volver atrás es
el que define a la conciencia [re-fexiva] en un acto intencional como tiempo; sin embargo,
en el caso de la impresión originaria se registró una “simultaneidad”, afirmándose así como
pura de toda idealidad.” (Pag 76)
Rozitchner va a criticar el comentario de Guillot diciendo que esta especulación metafísica
inventa una suposición, producto de la propia teoría, trata de cubrir un vacío e inventa un
fundamento que le sirva de punto de partida en el que no le deba nada a la naturaleza.
El “il y a” de Levinas, es una abstracción para poder explicar el tránsito de la naturaleza a la
cultura sin la mediación materna. Este concepto que se presenta como si fuera una
experiencia simboliza la materialidad vista desde una concepción patriarcal y científica de la
racionalidad europea. Niega la materialidad primaria, el cuerpo materno que lo engendro.
Levinas plantea “un ser como anónimo” pero esto, dice Rozitchner no anula la vivencia de
existir para el naciente ser del cuerpo humano. Si anónimo significa sin nombre, porque no
exista en ese cuerpo la posibilidad de nombrar, ya que aún no habla, es porque el ser que le
da la madre no llega a ser reconocido pues aún no modula la palabra del Padre.
Dice Rozitchner que tanto “el ser como anónimo” y el “il y a” no existen pues toda vida
tiene como horizonte de sentido la madre, sin la cual no puede ser pensada.
Levinas contra la filosofía post-cartesiana
Tanto el fundamento de la filosofía católica, Agustin, como el del psicoanálisis de Lacan
fundan su concepción y sus supuestos, posteriores a la experiencia materna. Parten de la
palabra, la primera experiencia reposa en el vacío sin origen. La falta, el vacío, la nada
originaria en el Evangelio es la Palabra de Dios, origen de todo lo existente.
A la orden
Levinas recupera el mandamiento “no matarás”, de donde surgirá la eticidad humana, en
palabras de Rozitchner, Levinas “… interioriza más profundamente la racionalidad
trascendente del mandamiento divino, no es ya más un imperativo que se le impone a la
conciencia pero que me deja en libertad para obedecerle o rebelarme, sino que le confiere
una imperiosidad donde lo subjetivo coincide más íntimamente con lo objetivo, donde lo
trascendente se confunde casi con lo inmanente absoluto, donde el imperativo de la ley divina
diviniza al rostro del sujeto que miro, y la ley aparece ahora desde el “objeto mismo” como
si Dios nos acechara en su mirada: la prohibición emana de un dios que nos mira desde el
otro a quien miramos.” La orden que el mirar el rostro del otro me impone, será la Ley
encarnada por el cuerpo del Padre que organiza desde su palabra, modelo tomado de la
Eucaristia cristiana, donde por las palabras pronunciadas por el sacerdote en la consagración,
el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo, igual que de la sangre y
carne de la madre transmuto en el “carne de mi carne y huesos de mi huesos” de Adan.
Levinas “absolutiza a la ley y la convierte en indiscutible, en inefable, en absoluta más allá
de toda circunstancia: espiritualiza a la carne y la excluye en ese mismo instante de la
historicidad humana, de la violencia y de la contra-violencia.” (Pag 85)