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Estructuras urbanas
Plaza de Armas
Plaza de la Constitución, en la Ciudad de México.
Denominada Plaza Mayor o Plaza de Armas, consistía en un espacio polvoriento y
abierto donde se desarrollaba la vida urbana y se manifestaban las actividades
sociales, oficiales y religiosas. En sus laterales se situaban los edificios
administrativos u oficiales y la Catedral o iglesia de la villa.
Catedral
Sin duda el edificio más fastuoso y más importante en la ciudad colonial. La catedral
o iglesia era el primer edificio en construirse y el más alto y grande de la villa. Se
situaba o en la Plaza Mayor o de Armas o en otra plaza aparte dependiendo de la
ciudad y su orografía.
Se construyeron catedrales de varios estilos arquitectónicos: gótico, barroco,
renacentista y neoclasicista entre otros. Al principio llegaban los constructores
desde la península, pero una vez extendidos y enseñados los estilos por América,
éstos se desarrollaron con variedades locales.
Actualmente, gran variedad de catedrales construidas durante la época colonial en
América son Patrimonio de la Humanidad dentro de los centros históricos y un gran
reclamo turístico de las ciudades hispanoamericanas. Un ejemplo son las catedrales
de la Ciudad de México, San Juan, La Habana, Santo Domingo, Lima o Cartagena
de Indias, incluidas dentro de los centros históricos y conjuntos monumentales.
Cabildo
Los cabildos, órganos municipales originales del medioevo español y trasplantados
a América por los conquistadores, fueron una de las instituciones más importantes
del sistema colonial español, sobre todo en los primeros años de la conquista de
América. Constituyeron un eficaz mecanismo de representación de las elites locales
frente a la burocracia real.
Fortificación
Para defender la extensa red de ciudades coloniales, la Corona Española se planteó
la necesidad de su fortificación; ya fuese mediante un sistema para toda la ciudad
o solo para ciudadelas. La protección de estos complejos urbanos se planteó
principalmente como un sistema defensivo de los puertos comerciales y el litoral. La
fortificación de las plazas hispanoamericanas responde a varios motivos: por una
parte, la defensa frente a los ataques de los indígenas americanos y, mayormente,
por la incidencia de otras potencias europeas que, movidas por su oposición al
monopolio del comercio americano de España con sus colonias, llevaron a cabo
diversas actividades ilícitas, como el contrabando, la piratería y las actuaciones de
los bucaneros. Esto fue promovido en los siglos XVI y XVII por parte de ingleses,
franceses y holandeses que, posteriormente, se convertirían en corsarios, apoyados
por las correspondientes patentes de corso, las cuales fueron otorgadas
principalmente por la Corona inglesa.
Funciones
En aquella época la vida en las ciudades europeas era bastante poco saludable, por
varias razones: por un lado, no había sistema de desagües y las aguas servidas
eran tiradas a la calle por las ventanas, provocando un permanente barrial con
malos olores y posibilidades de contagio de enfermedades por las aguas
estancadas.
Por otro lado, la falta de planificación urbana hacía que las calles fueran estrechas,
con falta de luz y aire, y dificultosas de transitar. Como el rey no quería repetir los
mismos errores en las nuevas ciudades americanas, tomó como modelo para su
diseño el viejo campamento romano, con forma de cuadrícula, donde las futuras
manzanas tendrían formas de cuadrados y las calles serían rectas y más anchas.
Esto permitiría una mejor circulación de los vientos y un mejor aprovechamiento del
sol.
En este sentido, más allá de sus funciones, todas las ciudades fundadas en América
por los españoles se parecían y muchas conservan, al menos en el centro, su
antiguo formato de cuadrícula.
Estructuras urbanas
Entre las dos mitades del eje norte/sur se encontraba la plaza, la cual contiene a
menudo estelas que semejan el Árbol del Mundo, axis mundi y un campo para el
Juego de Pelota, que servía como cruce entre los dos mundos.
La Plaza
En el corazón de las ciudades mesoamericanas se ubicaban grandes plazas
rodeadas por los edificios de mayor importancia como la Acrópolis Real, enormes
templos-pirámide y ocasionalmente campos para el Juego de Pelota.
Las pirámides principales
Artículo principal: Basamentos piramidales de Mesoamérica
A menudo los templos más importantes se asentaban en la cúspide de las
pirámides, presuntamente, más cerca de los cielos. Mientras descubrimientos
recientes apuntan al uso de las pirámides como monumentos fúnebres, los templos
mismos raramente contienen entierros. Ubicados en lo alto de las pirámides, a unos
sesenta metros de altura como en El Mirador, los templos eran estructuras
impresionantes y bellamente decoradas, estaban por lo común techados con
material más perecedero que la roca. Muchos de estos templos pudieron servir
como una forma de propaganda.
Materiales de Construcción
Un aspecto sorprendente de las grandes estructuras mesoamericanas es la
carencia de tecnología avanzada que hubiera hecho posible su construcción. Sin
herramientas de metal, sin poleas y hasta quizás sin la rueda, esta arquitectura
requería mano de obra en abundancia. Sin embargo, fuera de este enorme
requerimiento, los materiales parecen haber estado al alcance. Ellos utilizaron
principalmente la caliza, la cual era lo suficientemente blanda para ser extraída con
herramientas de piedra, para ser endurecida después de su colocación. Además del
uso estructural que le daban a la caliza, la mayoría de la mezcla que utilizaban
estaba hecha de caliza triturada, quemada y mezclada con otros elementos,
imitando así las propiedades del cemento, era muy utilizada para acabados de
estuco y como argamasa. Sin embargo, mejoras posteriores en la técnica de
extracción redujeron la demanda del estuco a base de caliza, pero permaneció
como elemento crucial de pilares y dinteles. En el caso de las habitaciones comunes
eran el adobe, la madera y el bálago los elementos principales, no obstante se han
descubierto indicios de lo que pudieron ser casas-habitación construidas con caliza.
Funciones
El sistema social que emergió durante el siglo XVIII mantuvo un elevado nivel de
estabilidad, el que aseguró su supervivencia por más de dos siglos. Sin embargo,
en este período, las relaciones sociales estaban marcadas por la precariedad, que
se hizo visible en el alto número de vagabundos y otras personas que escapaban a
las normas dictaminadas por la Iglesia y la elite dominante. La dicotomía entre el
discurso oficial y la realidad social se hacía más patente en el ámbito de las
relaciones familiares. El matrimonio y la familia conservaron altos niveles de
informalidad, especialmente en los sectores más modestos, traduciéndose en un
elevado porcentaje de hijos ilegítimos en relación al total de los nacimientos.
La ciudad colonial española fue el organismo administrativo básico de los virreinatos
españoles en América.
Las ciudades se construían y se organizaban según el modelo castellano. Se
trazaban las calles conforme a un trazado perpendicular y en el centro se situaba la
Plaza de Armas, donde se encontraban las autoridades locales y religiosas. Las
ciudades se pueden dividir en varias categorías: centros de administración, puertos
internacionales, puertos regionales, centros mineros, centros indígenas, centros
agrícolas, presidios, centros militares de frontera o centros religiosos (misiones).