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En la Misa celebrada en la Casa Santa Marta este viernes 15 de

junio, el Papa Francisco alzó la voz contra la prostitución y la


explotación de las mujeres, contra la filosofía del descarte que
las considera personas de segunda clase y las pisotea por ser
mujeres.

En su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre las palabras de


Cristo en el Evangelio del día: “Todo el que mira a una mujer
deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”, y
“todo el que repudia a su mujer la hace ser adúltera”.

Con estas palabras, explicó el Papa, “Jesús cambió la historia,


porque hasta aquel momento, la mujer era de segunda clase,
era como una esclava y no tenía plena libertad”.

“La doctrina de Jesús sobre la mujer cambia la historia”,


aseguró. “Una cosa es la visión de la mujer antes de Jesús, y
otra después de Jesús. Jesús dignifica a la mujer y la sitúa al
mismo nivel que el hombre, porque toma aquella primera
palabra del Creador cuando dice que los dos son ‘imagen y
semejanza de Dios’, los dos; no primero el hombre y luego, un
poco más abajo, la mujer. No: los dos. Y el hombre sin la mujer
a su lado –ya sea como madre, como hermana, como esposa,
como compañera de trabajo, como amiga–, ese hombre no está
hecho a imagen y semejanza de Dios”.

El Pontífice denunció la generalización de la mujer como objeto


que se ha instalado en la sociedad y en la cultura actual: “En los
programas televisivos, en las revistas, en los diarios se muestra
a la mujer como objeto de deseo, de uso, como en un
supermercado”. “Se presenta a la mujer como objeto de esa
filosofía de usar y tirar, como material de descarte”.

En este sentido, advirtió que esa filosofía “es un pecado contra


Dios Creador, porque al rechazar a la mujer, no podemos ser
imagen y semejanza de Dios. Se está produciendo un ataque
contra la mujer, un terrible ataque. ¿Cuántas veces las mujeres,
para tener un puesto de trabajo, deben venderse como objetos
de usar y tirar? ¿Cuántas veces? Aquí, en Roma. No hace falta
irse muy lejos”.
El Papa se preguntó qué veríamos si hiciéramos una
“peregrinación nocturna” por determinados lugares de la ciudad
donde “tantas mujeres, tantas migrantes y no migrantes son
explotadas como si fuera un mercado”. Y la gente “se limpia la
conciencia llamándolas ‘prostitutas’. Frente a nuestra libertad,
ellas son esclavas de este pensamiento del descarte”.

“Todo eso sucede aquí, en Roma, sucede en cada ciudad”,


lamentó. “Mujeres anónimas, mujeres sin mirada porque la
vergüenza cubre la mirada, mujeres que no saben reír y muchas
de ellas no conocen la alegría de ser madres”.

“También en la vida cotidiana, sin necesidad de ir a esos


lugares, encontramos este pensamiento maligno de rechazar a
la mujer, de considerarla de segunda clase. Debemos
reflexionar mejor. Y haciendo esto, o diciendo aquello, entrando
en ese pensamiento, despreciamos la imagen de Dios que ha
hecho al hombre y a la mujer juntos a su imagen y semejanza”.

Por último, el Papa pidió una oración “por las mujeres


descartadas, por las mujeres usadas, por las jóvenes que tienen
que vender su propia dignidad para tener un puesto de trabajo”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Mateo 5:27-32

27 «Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio.

28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola,


ya cometió adulterio con ella en su corazón.

29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y


arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus
miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la
gehenna.

30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y


arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus
miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.
31 «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta
de divorcio.

32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el


caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con
una repudiada, comete adulterio.

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