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1 INTRODUCCIÓN
José Ortega y Gasset (1883-1955), filósofo y ensayista español. Famoso por su crítica
humanista de la civilización contemporánea, fue uno de los pensadores más significativos e
influyentes del siglo XX.
2 VIDA Y OBRA
A comienzos de la década de 1920 sus escritos adoptaron una óptica menos subjetivista y
estuvieron más orientados a analizar los comportamientos sociales de las “masas”, que para
él conformaban la base de la sociedad característica de la edad contemporánea. Se iniciaba
así la denominada “etapa perspectivista” de su pensamiento, en la cual se enmarcaron obras
tales como España invertebrada (1921), El tema de nuestro tiempo (1923) y su título más
destacado y de mayor trascendencia, La rebelión de las masas (1930). En este último ensayo
criticaba la influencia destructiva de la mentalidad general y, por lo tanto, del individuo
mediocre (al que definió como “hombre-masa”), que de no ser dirigido por una minoría
intelectual y moralmente superior alentaría el ascenso del autoritarismo. Hacia finales de la
década de 1920 comenzó la llamada “etapa raciovitalista” de su filosofía, en la que abordó
una nueva profundización que reflejan, entre otras obras, Kant (1724-1924): Reflexiones de
centenario (1929), En torno a Galileo (1933), Ideas y creencias (1940) e Historia como
sistema (1941).
Ortega y Gasset publicó también numerosos comentarios y artículos en periódicos a los que
se sintió muy ligado: El Imparcial (creado en 1867 por su abuelo, Eduardo Gasset y Artime) y
El Sol. Fue, asimismo, fundador de las revistas España (publicada desde 1915 hasta 1924) y
Revista de Occidente (de carácter mensual; su primer título apareció en julio de 1923 y el
último en junio de 1936), que sirvieron para difundir las tendencias filosóficas y culturales del
primer cuarto del siglo XX, principalmente las de procedencia alemana y las obras de
españoles (como los hermanos Manuel y Antonio Machado, o jóvenes poetas que formarían la
generación del 27). Sus comentarios en periódicos y revistas fueron recopilados en El
Espectador (8 vols., 1916-1934).
Opuesto a la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1923-1930), sus artículos,
conferencias y ensayos (de carácter filosófico, pero también político) contribuyeron al notable
renacimiento intelectual que conoció España durante las primeras décadas del siglo XX. Las
consecuencias políticas de toda esta situación llegaron en 1931, con la caída del rey Alfonso
XIII, de la propia institución monárquica y la proclamación de la II República. Ortega intervino
en estos hechos de la historia española de manera propiciatoria. Creó un grupo político,
Agrupación al Servicio de la República, en el que también militaron Gregorio Marañón y
Ramón Pérez de Ayala (con los cuales firmó el denominado Manifiesto de los Intelectuales,
favorable al advenimiento del régimen republicano) y por cuyas listas fue elegido diputado a
las Cortes Constituyentes en 1931. Descontento con la orientación de la Constitución
emanada de aquéllas en diciembre de ese mismo año, abandonó su escaño.
Tras el estallido de la Guerra Civil en 1936, Ortega abandonó España. Residió en Francia,
Países Bajos, Argentina y Portugal, y no regresó a su país hasta 1945. Durante la última etapa
de su vida fundó el Instituto de Humanidades (1948) en Madrid y escribió sus afamados
estudios sobre pintores españoles, en especial Papeles sobre Velázquez y Goya (1950) y
Velázquez (1955). José Ortega y Gasset falleció el 18 de octubre de 1955 en Madrid. Tras su
muerte vieron la luz, con carácter póstumo, algunos destacados trabajos como Meditaciones
sobre Europa (1957), El hombre y la gente (1957) y Qué es filosofía (1958). En 1978 se
constituyó la Fundación Ortega y Gasset para la difusión de su pensamiento y de su obra.
3 PENSAMIENTO
Desde finales de la década de 1920 desarrolló un concepto de razón que se encuentra unida
a una nueva consideración de la vida: el “raciovitalismo”. Esta combinación supuso una de
las más notables aportaciones de su pensamiento y se convirtió en uno de los rasgos
esenciales de éste. Para Ortega, la vida es la verdadera realidad radical, de la que surge
cualquier problema que pueda ser relevante y cualquier sistema filosófico posible. Para cada
ser humano, la vida toma una forma concreta y determinada, que se construye a sí misma de
acuerdo a diferentes circunstancias (o perspectivas que la vida toma para cada uno). De
hecho, la vida es una realidad radical y última; más aún: ella tiene en sí misma su propia
finalidad, y no hay realidad alguna que pueda trascenderla. Por ello, la vida de cada ser
humano es, para él, su propia finalidad y debe entregarse a su elucidación si desea salvarse
a sí mismo.