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LECTURA 4

UNIDAD 3
SEMANA 4

CS.H.5.4.23. Identificar las tres grandes revoluciones socialistas del siglo XX (Rusia, China
y Cuba) y establecer sus características específicas. LIBRO 2 PAG. 157-158

EL SISTEMA COMUNISTA EN EUROPA

El modelo socialista de desarrollo, liderado por la Unión Soviética, se extendió por buena
parte de los países de Europa oriental. El objetivo inicial de su modelo económico fue
movilizar todos los recursos humanos y materiales para iniciar un rápido desarrollo
industrial. Los Estados planificaban sus economías mediante programas periódicos
elaborados y controlados por una burocracia centralizada. El plan fijaba qué había que
producir, cómo, cuándo y dónde, así como los precios de los productos y los intercambios
externos.

Se puso énfasis en la industria de los bienes de producción, la creación de infraestructuras


y la explotación de recursos naturales. Sin embargo, las inversiones para la modernización
de la agricultura fueron siempre escasas y se descuidó la industria de consumo. Los años
cincuenta y sesenta coincidieron con un período de gran crecimiento de la producción
industrial en los países socialistas.

Sin embargo, a finales de la década de los sesenta se desaceleró el crecimiento y


empezaron a manifestarse las contradicciones del modelo soviético, que provocaron
diversos problemas: el desabastecimiento de la población y la rigidez de la burocracia, que
dificultaba que se pudiera adecuar la producción a la demanda. Esto último generaba un
gran descontrol de los costes de producción, con el consiguiente despilfarro de materias
primas y fuentes de energía.
EL COMUNISMO CHINO

China desarrolló una variante propia del sistema socialista para luchar contra el hambre y
la pobreza. Este modelo produjo un gran crecimiento agrario e industrial durante los años
cincuenta y sesenta, acompañado por un importante aumento demográfico.

Su implantación pasó por tres etapas consecutivas:

• La democracia popular (1949-1957). El nuevo régimen chino se construyó como un


Estado socialista que seguía el modelo soviético, pues utilizaba una economía planificada
que priorizaba el desarrollo de la industria pesada y dejaba en segundo término a la
agricultura.

• El gran salto adelante (1958-1965). Ante el fracaso del modelo soviético, Mao Zedong
propuso un modelo propio basado en un gran esfuerzo de la población, que pretendía
situar a China al nivel de las potencias occidentales y que puso el énfasis en los sectores
agrícola e industrial.

• La revolución cultural (1966-1976). Mao Zedong, con el apoyo de los jóvenes guardias
rojos, lanzó una propuesta que pretendió renovar el impulso revolucionario y que decantó
en la violenta depuración de numerosos dirigentes.
EL COMUNISMO EN CUBA

En 1952, Cuba estaba bajo la dictadura de Fulgencio Batista, apoyado por el gobierno de
EE. UU. En 1956, Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara lideraron una revolución que
acabó con la dictadura.

Tras su aproximación a la órbita soviética, Cuba se convirtió en uno de los escenarios de la


Guerra Fría. La Revolución cubana inspiró numerosos movimientos revolucionarios que
surgieron, a partir de entonces, en toda América Latina.
CS.H.5.4.24. Argumentar el protagonismo de América Latina en el contexto de la Guerra
Fría y su actitud frente a los EE.UU. y la URSS atendiendo sus condiciones geopolíticas.
LIBRO 2. PAG 162.

LA INFLUENCIA DE LA GUERRA FRÍA EN AMÉRICA

Latina Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las tensiones entre Estados Unidos y la URSS
empezaron a acrecentarse. El presidente estadounidense de aquel entonces, Harry
Truman, formuló las siguientes estrategias ofensivas:

• Inició todo un proceso de lobby político con los países latinoamericanos para tratar, por
todos los medios, de eliminar cualquier tipo de relación e influencia socialista. Los países
que rechazaron la posición estadounidense fueron México, Argentina y Uruguay.

• Planteó la injerencia estadounidense en los gobiernos latinoamericanos para que


excluyeran a los partidos de tendencia comunista o socialista.

• Consolidó el apoyo a sus países aliados a través de alianzas estratégicas para resguardar
los intereses estadounidenses y evitar intervenciones de la URSS en cualquier Estado
latinoamericano. Esto le daba a los EE.UU. un mayor control sobre los países que firmaban
estos acuerdos.

Si bien los planes hegemónicos de los EE.UU. eran inminentes en los países
latinoamericanos, surgió un evento que cambiaría el esquema de poder previsto por los
EE.UU: la Revolución cubana de 1959, que fue apoyada económicamente por la URSS. La
isla desestabilizó las pretensiones de poder de los EE.UU. Sin embargo, este país, para de
alguna manera mitigar la rebeldía del gobierno de Fidel Castro, inició un bloqueo
económico a la isla que todavía está en pie.

Con el objeto de que ningún otro gobierno latinoamericano adopte la posición


revolucionaria de Cuba, el gobierno estadounidense inició y creó la Alianza para el
Progreso, a través de la cual se facilitó a los países latinoamericanos miembros una
dotación económica para el desarrollo y mejora de las actividades en los campos de
educación, tecnología, agricultura y vivienda.

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